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Enrique Polanco, los colores de una realidad urbana fervorosa: un

análisis de su contribución al arte del Perú contemporáneo.

El arte contemporáneo en el Perú se presenta como un diálogo apasionante entre tradiciones


profundamente arraigadas e innovaciones audaces. Sus temas van más allá de la estética; se convierte en
un vehículo para explorar las cuestiones fundamentales que enfrenta la sociedad actual. La globalización,
la inmigración, la protección del medio ambiente y la memoria histórica se convierten en lienzos para que
los artistas proyecten reflexiones y críticas. Por ejemplo, la obra de Enrique Polanco utiliza sus pinturas
para abordar los problemas de la sociedad peruana y expresar así, el estado de ánimo del país desde su
perspectiva. Por ello, en este artículo nos centraremos en sus cualidades como persona, pintor destacado y
en cómo su lenguaje plástico ha contribuido significativamente al desarrollo del país.

Carlos Enrique Polanco Carvajal nace en Lima en 1953. Es reconocido como uno de los principales
exponentes del expresionismo en el Perú. Sus estudios escolares los realiza en el colegio Champagnat.
Ingresó en 1975 a la prestigiosa Escuela Nacional de Bellas Artes, la cual se situaba en Barrios Altos, en
el centro de la capital. Para él, significó todo un descubrimiento haber estado en dicha escuela, pues hasta
entonces su visión de Lima había sido como la de muchos, una visión limitada a unos cuantos distritos de
la ciudad. Es aquí donde nace su interés por ese mundo desconocido que poco a poco iba empezando a
comprender a través del contacto directo con sus personajes, con el infinito recorrido de sus calles y la
quietud con la que se establecía para pintar las primeras acuarelas. A través de sus estudios, estuvo
expuesto a toda la emoción de una ciudad loca, hermosa y desafiante. Le interesaba retratar personajes de
las afueras de la ciudad, olvidados por la élite o las clases altas. Sus pinturas reflejan sus sentimientos y
opiniones sobre la ciudad. Hoy, hablar de Lima ya no se refiere sólo al centro, hablamos de zonas
periféricas o llamados también conos, donde viven inmigrantes de segunda y tercera generación que
llegaron a la capital y construyeron sus hogares en los cerros. Mientras estudiaba en la Academia
Nacional de Bellas Artes, sus obras reflejaron el dolor y las imágenes de la vida nocturna urbana peruana.
En ellas, se puede ver una fuerte conciencia social y preocupaciones históricas. Según Polanco, el caos
social de la arquitectura limeña se refleja en su arte. Lima es la gran escenografía donde transcurren sus
pinturas, es el telón de fondo donde ubica a sus personajes y construye escenas. Polanco ha pintado sus
calles, sus edificios, sus cines, sus bares, sus cerros y sus barrios. El color de Polanco, tan característico
en él, le ha agregado valor y vida a escenarios tristes, grises e inertes de la ciudad. Esta vitalidad en la
pintura de Polanco contrasta con la opacidad y la grisura de los lugares que lo inspiraron. Para él, el
expresionismo es un lenguaje, una forma de vivir y sentir la vida. Los amigos de Polanco decían que tenía
una personalidad franca y rebelde, la cual se refleja también en sus obras. Una de las mayores influencias
del artista fue conocer a Víctor Humareda. Polanco lo conoce en 1975 en la Escuela de Bellas Artes y
establece una cercana relación de amistad que duraría hasta la muerte de tan importante artista peruano.
Humareda, terminó trasladándole toda la experiencia que tenía a lo largo de su carrera, por lo que se
podría decir que el pintor limeño llegó a ser su aprendiz. Ambos tenían mucho en común y es que gracias
a las visitas continuas al pintor Humareda, Polanco tuvo la predilección de retratar lugares de la ciudad
representativos de lo colonial, lo limeño. Sin embargo, este último ya se encontraba en un nuevo
escenario, una Lima distinta y viviendo una transformación urbana provocada por el fenómeno migratorio
de la época. Desde el principio, su expresionismo distorsionó cuerpos, paisajes y perspectivas para
representar un mundo irracional, y amplificó lo absurdo de ese mundo con estallidos de color. Políticos y
prostitutas, el poder y la marginalidad constituían, junto a ciertos elementos nocturnos, las principales
fuentes de las que se nutría una pintura que evidenciaba el talento de su autor. Fue en su viaje a China
gracias a una beca que su estilo en el arte plástico tuvo una evolución, ya que pudo combinar lo peruano
con lo propio de dicho país asiático. Cuando regresó, los colores empezaron a vibrar, la luz inundó gran
parte del cuadro y el expresionismo anterior pasó a un realismo sin precedentes en la plástica peruana.
Polanco ha ido creando el universo de su madurez artística, una visión muy amplia del submundo urbano
que él recrea, dando cabida al sueño o nostalgia a medida que su pintura, simultáneamente, ha ido
despojándose de la furia y adquiriendo una vital energía gracias a la reflexión que demanda las imágenes
con las cuales el logra perturbar. Su viaje a China le sirvió como descubrimiento de una cultura
totalmente desconocida y nueva para él. Se vio fascinado e influenciado por las expresiones artísticas y
culturas de ese país. La temática china privilegiaba los paisajes naturales, montañas y cielos, que, si bien
eran ausentes y contrastantes al trabajo de Polanco, constituyeron el aprendizaje de lo clásico y lo
tradicional de la cultura oriental. Sin embargo, uno de los atributos a los cuales Polanco le prestó un
particular interés fue el silencio y sus significados. El silencio, como denominador de su experiencia en el
país asiático, iba en contraste con la ciudad de donde procedía, la cual era una Lima ruidosa y caótica. De
tener unas pinturas expresionistas rabiosas, altamente efusivas, como un grito inquietante, Polanco capta
esa calma oriental, pero sin perder nunca la vitalidad, el color y mucho menos la temática inicial urbana.

En síntesis, Enrique Polanco es un artista que intenta transmitir sus pensamientos y sentimientos sobre
nuestro país de una forma muy clara, especialmente a través de los colores. Los cuales son muy
característicos de su obra. Él intenta transmitir la realidad de nuestro país a través de su arte. Gracias a
todas sus experiencias y pasión por el arte plástico, ha podido llevar el expresionismo a un siguiente nivel,
impulsando dicha realidad del Perú que muchas veces es silenciada, hacia una especie de identidad
nacional artística con estigma social frente al mundo entero. Personalmente, opinamos que Polanco es
imprescindible de estudiar en cuanto a arte mundial se refiere. Nos ha regalado una gran imagen ante los
ojos de muchos críticos internacionales y ha elevado los estándares de nuestra cultura.

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