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violencia contra la mujer LITERATURA/KLT

Introducción
La violencia es un acto intencionado que causa o puede causar daño físico o psicológico a otros
seres. Desde el principio de la historia de la humanidad hasta nuestros días, el término violencia
ha sido considerado en diversas formaciones económicas y sociales. Como tal, es un fenómeno
histórico en el que influyen muchos factores políticos, económicos, jurídicos, psicológicos y
culturales, con consecuencias irreparables para las personas que lo sufren, la familia y la propia
sociedad.

Muchos autores creen que la violencia se debe a la influencia de la sociedad en los jóvenes, ya
que aprenden observando a la sociedad, ya sea en la televisión, en la escuela o en casa. Pero
también hay autores que sostienen que, según las investigaciones, las personas siempre se han
comportado de forma violenta con otras criaturas para protegerse. Por supuesto, el estudio de
estas formas de violencia desde diferentes campos del conocimiento dificulta no sólo su estudio
en conjunto, sino también la adopción de una definición clara y unificada. Por otra parte, esta
multiplicidad de enfoques de la violencia desde distintos campos disciplinarios permite tanto
examinar la violencia en toda su complejidad como identificar con mayor precisión sus causas, la
forma de representarla y las dinámicas o funciones adoptadas en los distintos estudios sobre la
violencia. Este ensayo intenta identificar claramente esta tensión entre diferentes autores y
perspectivas sobre si las personas nacen violentas o se vuelven violentas.

Desarrollo

¿El hombre nace o se hace violento?

Michel Viviorka ha elegido. La definición de violencia proviene de la definición de sujeto,


[donde] el sujeto es la capacidad del individuo de actuar creativamente, de crear su propio ser. El
sujeto es también el reconocimiento del individuo por parte de otros que también son sujetos. Del
mismo modo, la capacidad de relacionarse con otros [en este caso] la violencia no es más que la
incapacidad del sujeto para ser actor [es esta subjetividad privada o disminuida].

Según Vidal (2008), se define como "una invasión de la integridad personal" y se realiza
"generalmente en el uso de la fuerza o la amenaza de la fuerza, pero también en una secuencia
que provoca la indefensión de los demás", por lo que, según este autor, busca reivindicar la
"dominación".

La violencia es un comportamiento omnipresente en la sociedad. Sus efectos se dejan sentir no


sólo en situaciones de conflicto, sino también en la resolución de problemas cotidianos a veces
muy sencillos, y afecta a todos, independientemente del sexo, la edad o la raza.

Sin embargo, Freud (1932) lo describió así.


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"El hombre no es una criatura gentil y amable, capaz de defenderse cuando es atacado, pero es
razonable atribuir a sus impulsos una considerable agresividad. El prójimo es, pues, no sólo un
auxiliar y un posible objeto sexual, sino una tentación para satisfacer la agresión que hay en él,
para explotar su fuerza de trabajo sin compensación, para utilizarlo sexualmente sin su
consentimiento, para privarlo de sus bienes, para humillarlo, para infligirle dolor, para
martirizarlo, para matarlo."

Freud demostró que los vínculos sociales se basan en que los hombres se atacan entre sí. cultura,
a través de formaciones psicológicas reactivas como los vínculos de identidad y amor, o en
imposiciones culturales como el precepto de amar al prójimo como a uno mismo, en un intento de
controlar la expresión agresiva de los impulsos".

Según el Dr. Paulino Castells (2003), "un niño propenso a la conducta violenta elige programas
más violentos, reproduciendo en su imaginación fantasías perversas formadas por lo que ve. En
otras palabras, lo que ve le muestra cómo dar rienda suelta a sus tendencias violentas: la
televisión enseña así a los niños más violentos a usar la violencia". Lo que este autor trata de
decirnos es que el niño tiene tendencia a comportarse de forma agresiva porque ve programas
violentos en la televisión. En otras palabras, es la sociedad la que nos influye desde una edad
temprana.

En su libro The Developmental Origins of Aggression (2005), Richard E. Tremblay y Daniel S.


Nagin sostienen que los niños nacen con una tendencia definida a imitar e integrar el
comportamiento agresivo en lugar de aprender el comportamiento pacífico. Nagin sostiene que
los niños nacen con una tendencia definida a imitar e integrar el comportamiento agresivo en
lugar de aprender el comportamiento pacífico. Si esto es cierto, son los factores externos los que
influyen en el aprendizaje del comportamiento violento, no la conciencia del niño. Sin embargo,
el filósofo del siglo XVIII Thomas Hobbes, en su Leviatán (1651), afirmó que "el hombre es un
lobo para el hombre", refiriéndose al estado natural del hombre en constante lucha con sus
semejantes.

En este sentido, la frase se convierte en una metáfora del animal salvaje que hay en el hombre,
capaz de cometer grandes atrocidades y actos de barbarie contra miembros de su propia especie.
Algunos de estos actos son hacer la guerra, destruir un grupo social, cometer agresiones,
asesinatos y secuestros, esclavizar a otros seres humanos, el tráfico ilegal de personas, etc.

Es importante tener en cuenta que una persona puede comportarse de forma destructiva y egoísta,
especialmente cuando actúa en su propio interés, como un ascenso en el trabajo.

Según Eron (1983), afirma que "la agresión suele ser un comportamiento aprendido a una edad
muy temprana, y puede aprenderse lo suficientemente bien como para generalizarlo a diferentes
situaciones".

Estos autores1 sostienen que este comportamiento es aprendido y que la sociedad influye en él
porque empezamos a aprenderlo a una edad temprana. Sin embargo, otros autores subrayan que
la agresión es un instinto y que, como tal, resulta necesaria para la supervivencia y el desarrollo
del ser humano en general.
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Estudios como el de Lorenz (1966) y su contribución a la ética en su libro Sobre la agresión


subrayan que la agresión es un instinto, que en el entorno natural es necesario para proteger la
vida y la especie. Sin embargo, la agresión desempeña un papel fundamental en el
comportamiento cotidiano como "fuerza motriz y motivadora".

En su libro, Lorenz escribe: "No está claro si debe considerarse una paradoja o un fenómeno
universal el hecho de que entre las relaciones personales más íntimas que unen a las personas
haya mucha agresión" (p. 54). (p. 54), y continúa añadiendo: "Es muy posible que todo lo que
tiene que ver con la ambición, el deseo de escalar o de ser elevado, y muchas otras actividades
necesarias, desaparecerían de la vida humana si se suprimiera el deseo de agresión. " (p. 313).

Según Winnicott, la agresividad es una fuerza importante, un potencial que los niños traen
consigo al nacer y que puede expresarse si el entorno es propicio para que se apoye
adecuadamente. Si no lo es, el niño reacciona con sumisión, dificultad para defenderse o con
destructividad y antisocialidad.

En la práctica pediátrica, Winnicott (1981 [1941]) hizo observaciones sobre las actitudes de los
bebés de cinco a trece meses hacia el lenguaje de bajo nivel en su mesa. Llegó a la conclusión de
que la reticencia a coger objetos indicaba el grado en que la madre permitía al bebé ser codicioso,
es decir, el grado en que era capaz de aceptar o rechazar los impulsos agresivos del bebé. Esta
agresión primaria es conocida por el autor con varios nombres: "codicia", "amor o apetito
primario", "amor oral", y en todos los casos se refiere a un concepto relacionado con la
movilidad, la actividad y no con la intención de hacer daño.

Un bebé de pocas semanas de edad muerde el pecho con furia, pero sin intención de hacer daño;
este comportamiento puede ser interpretado por la madre como una agresión, y según cómo
reaccione, ahí está el destino de la agresión. Cuando el entorno reprime esta agresividad
primitiva, puede provocar graves problemas en el desarrollo del sujeto.

Winnicott sostiene que el primer conflicto serio al que se enfrenta el bebé es la elección entre la
experiencia de expresar la propia movilidad o agresión primitiva o la necesidad de utilizarla en
respuesta a la ansiedad, el shock o el ataque del entorno, en la medida en que el bebé carece de un
sentido de propiedad de esa experiencia. Winnicott llama a este último tipo de ataque agresión
reactiva para distinguirlo de la agresión primaria no intencionada.

Conclusión
Como muestra la práctica pediátrica de Winnicott, un niño de pocas semanas se acuesta
violentamente en el pecho pero sin intención de hacer daño, así que al nacer uno se vuelve
violento pero no con mala intención, aunque la sociedad influye en el mal comportamiento y uno
nace violento pero no crece siendo violento porque es la sociedad la que corrompe y hace la
violencia con intención de hacer daño.
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