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En el año 1820, en la ciudad de Lima, Perú, vivía un joven poeta llamado Arsenio.

El era un
hombre de gran sensibilidad y talento, pero también era un hombre atormentado, por la
muerte repentina de sus padres a una corta edad. Desde muy joven, había comenzado a
fumar cigarrillos, y su adicción al tabaco se había convertido en una sombra que lo
perseguía.

Rafael era un hombre de buen corazón, pero su adicción al tabaco le hacía ser irritable y
violento. A menudo, sus amigos y familiares lo recriminaban por su adicción, Arsenio no
podía dejar de fumar. El tabaco era su única forma de escapar de la realidad, dejar el circuito
infinito de sobre pensamientos y de sus propios demonios interiores.

Un día, Arsenio paseaba por Campo de marte, era habitual encontrarlo leyendo novelas de
Gustavo Adolfo Bécquer mientras se acababa su primera cajetilla de cigarrillos del día,
cuando sin avisar llego una mujer muy hermosa, con la piel trigueña y ojos color marrón más
intensos que el color del café, quien le pregunto por el libro que leía, ya que se veía
fascinada por esa lectura, Arsenio sorprendido por aquella mujer tan extrovertida, se
enamoró de ella a primera vista. Alejandra también se enamoró de Arsenio, pero por las
pláticas que tuvieron se dio entero por su adicción al tabaco, lo cual a ella le preocupaba.

Después de meses de Arsenio y Alejandra comenzaron una relación amorosa, Arsenio


siempre fue un hombre muy caballeroso, cariñoso y respetuoso, y amaba con locura a
Alejandra, sin embargo, Arsenio no cumplió una promesa que hizo a Alejandra de no volver a
fumar, su adicción era demasiado fuerte. Alejandra, decepcionada, terminó la relación con
él.

Arsenio quedó devastado por la pérdida de Alejandra. Se sumió en una profunda depresión,
y su adicción al tabaco se intensificó aún más. Comenzó a fumar más y más, y su salud se
deterioró rápidamente.

Un día, Arsenio se sintió tan mal que tuvo que ir al hospital. Allí después de algunos estudios
los médicos le diagnosticaron una enfermedad pulmonar grave, él ya tenía una fecha en la
cual su vida tendría un fin, sabía que no le quedaba mucho tiempo de vida.

En los últimos días de su vida, Arsenio se dedicó a escribir un poema sobre su amor por
Alejandra. El poema era un canto a la belleza, admiración, el amor que sentía hacia su amada
y la fragilidad de la vida, e hizo una última petición a su único y mas secano amigo Rafael,
que pidió que en el día de su muerte, le entregase el poema a su amada Alejandra.

A las pocas semanas Arsenio murió, fue encontrado en el asiento de su Ferrari 365 gts, por
sus vecinos. Sus amigos y familiares se reunieron para despedirlo, Alejandra también asistió
al funeral de su ahora difunto amado. ella estaba devastada por la pérdida. En el funeral,
Rafael se acercó a Alejandra para darle el poema, que de inmediato, al enterarse que fue
escrito por Arsenio, no tardo en leerlo, rompió en llanto, y fue ahí donde se dio cuenta de
que nunca había dejado de amar a Arsenio.

Después del funeral, Alejandra se quedó con el poema que su amado había escrito para ella.
Ella lo leyó muchas veces, y cada vez que lo leía, se sentía más cerca de Arsenio.
Alejandra vivió el resto de su vida con el recuerdo de Arsenio en su corazón. Ella nunca se
olvidó de su amor, y siempre guardó el poema que él le había escrito.

El poema de Arsenio se convirtió en una obra maestra de la literatura peruana. Es un poema


sobre el amor, la pérdida y la belleza de la vida. El poema es un recordatorio de que la vida
es frágil y que debemos aprovechar cada momento.

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