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Los

límites
en el
control
de
adecua
Título: ción del
capital
social
al
objeto
propue
sto

Autor: Prono, Javier R.


Publicado en: LLLitoral 2007 (marzo), 157
Fallo Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Santa
comentado: Fe, sala II (CCivyComSantaFe)(SalaII) ~ 2006/04/27 ~
Bocca S.A.

I. 1. Síntesis de los hechos. Una sociedad anónima pretendió inscribir su


estatuto y el Juez a cargo del Registro Público de Comercio le exigió la
adecuación del capital al objeto propuesto, por lo que aquélla interpuso los
recursos de revocatoria y apelación, llegando de esta manera el expediente a
la Sala 2° de la Cámara Civil y Comercial de Santa Fe, para el análisis.

2. La noción de capital es eminentemente jurídica, aunque también


económico-contable. El concepto económico tiene menor relevancia en el
derecho societario.

El punto de partida de la discusión es, quizás, el viejo precedente "Veca


Constructora SRL" (LA LEY, 1980-D, 463) cuya doctrina fue que toda
sociedad comercial debía adecuar el capital social al objeto emprendido,
citado en doctrina y también en algún caso judicial, originando una tendencia
continuada por algunos antecedentes como "Ceretti c. Ditto SA" y "Gaitán,
Barugel & Asociados SRL" (LA LEY, IV, 4, 30/12/03). Por otra parte hubo
algún fallo aislado, que sostuvo la postura contraria, caso de la Cámara de
Apel. C.C. 2° N. de Santiago del Estero (ED, 22/10/2003) que expresó: "El
control de exactitud y legalidad formal llevado a cabo por el Registro Público
de Comercio sólo puede versar sobre el contenido del documento sometido a
inscripción, sin que pueda entrar aquel a considerar otras cuestiones que
pueden ser llamadas de fondo o intrínsecas, relativas a las relaciones
jurídicas entre las partes".

Lo interesante es que no existen muchos antecedentes y no hay una doctrina


judicial con una clara línea sobre el tema.

II. Como bien lo señala la Cámara en el fallo que comentamos, son dos los
puntos que se plantean en el análisis de la cuestión: a) hasta dónde llegan

1
las facultades del juzgador o "registrador mercantil" y b) si la exigencia de
adecuación del capital social al objeto tiene sustento legal.

Ambos están íntimamente vinculados.

Respecto de lo primero el art. 6° de la ley 19.550 (Adla, XXXII-B, 1760) dice


que "el juez debe comprobar el cumplimiento de todos los requisitos legales y
fiscales. En su caso dispondrá la toma de razón". Por lo que en principio se
trata de un control de legalidad que ejerce sobre el acto jurídico, es decir sus
atribuciones son de un control de legalidad formal. Pero ¿puede el juzgador
adentrarse en un análisis sustancial del contenido del contrato constitutivo?
¿Tiene atribuciones legales para ello?

La Inspección General de Justicia, con jurisdicción en Capital Federal,


incursiona en este camino. Ha dictado la R.G. 9/2004, modificatoria del art.
18 de la R.G. 6/80 que prescribía que las actividades descriptas en el objeto
social debían guardar razonable relación con el capital, agregando la
atribución de dicho organismo de exigir una suma superior a la fijada en el
acto constitutivo si se advierte que en virtud de la pluralidad de actividades el
capital resulta manifiestamente inadecuado. Esto demuestra que el
organismo tiene mayores atribuciones, que van más allá de un mero control
de legalidad formal.

Se puede decir entonces que es éste el camino que se está insinuando en


respuesta a la primera formulación. Pero, ¿hasta dónde llegan las facultades
del "registrador mercantil", juez u organismo de control? Este
cuestionamiento carece de respuesta actualmente en nuestro derecho
societario. Podremos decir aquí que el juzgador —utilizando un razonable
ejercicio de las atribuciones que tiene—, deberá valorar con prudencia, si el
capital se adecua en el caso concreto al objeto social propuesto por la
sociedad. Obviamente esta valoración es difícil de realizar pues existen
numerosos factores que inciden en dicha relación, no hay criterios objetivos y
tampoco el juez puede adentrarse en el estudio de razones meramente
económicas o contables, que escapan a su conocimiento. Pues es casi
imposible encontrar la "fórmula efectiva" para obtener una relación de
equivalencia entre ambos conceptos cuando la sociedad se constituye; al juez
se le presentan serias dificultades para establecer cuál es el capital adecuado
para el cumplimiento del objeto.

Respondemos a la segunda cuestión sosteniendo que debería existir


inicialmente una adecuación entre capital y objeto, pero la pregunta es:
¿cuánto? ¿Qué capital se requiere para realizar este emprendimiento? Esto
último presenta más dificultades, pues más allá de estar contestes en que la
vinculación es necesaria, tiene sustento legal (art. 11, incisos 3 y 4 LSC) es
difícil encontrar el punto justo, el equilibrio.

Por otra parte un gran sector de la doctrina juzga inviable la pretensión de


imponer una regla que encare genéricamente la relación que debe haber
entre el capital con las actividades a cumplir —el objeto—, sin ingresar en

2
una perturbable discrecionalidad del juez, siendo imposible así determinar ab
initio un capital social adecuado para la consecución del objeto propuesto
("Algunas consideraciones sobre el objeto social y la Resolución General
9/2004 de la I.G.J.", de Martín E. Paolantonio, Suplemento de Sociedades
Comerciales, Rev. Jurídica La Ley, diciembre 2004, p. 109).

Opinamos que las atribuciones del juez en este control de legalidad sustancial
deberían limitarse a las situaciones en que la distorsión o inadecuación entre
el capital y el objeto social sea manifiesta.

III. En el caso concreto de esta sociedad anónima, el estatuto que pretendió


inscribir tenía un objeto social excesivamente amplio, que no necesitamos
transcribir. Recordamos que la Ley de Sociedades Comerciales (19.550 —
Adla, XXXII-B, 1760—) prescribe en su art. 11 que el acto constitutivo de
toda sociedad debe tener un objeto "preciso y determinado"; en la especie
era manifiesto que su objeto no satisfacía el requisito legal, lo que quizás y
por lo obvio tomó más sencilla —de lo que podría ser en una situación no tan
evidente— la resolución de la cuestión por la Cámara.

Iván Di Chiazza dice con acierto que "el nudo gordiano se trenza, no
precisamente en los casos extremos, sino, en los casos intermedios, aquellos
en los que la respuesta no es blanco o negro sino gris e incluso se presenta
con una gran variedad de matices".

El juez deberá rechazar un contrato constitutivo de sociedad cuando el capital


sea "manifiestamente inadecuado" en relación al objeto.

Molina Sandoval ("Régimen societario - P. General", t. I, p. 135) nos da un


ejemplo sencillo: "si una sociedad con un capital de doce mil pesos tiene por
objeto la construcción de una plataforma espacial, dicho capital se presenta a
todas luces insuficiente para la actividad económica que procura emprender";
lo que coincide con la causal de anulabilidad del contrato social derivada de
un capital insuficiente a priori para afrontar el cumplimiento del objeto social,
en la que se puede calificara la sociedad como de objeto imposible.

Pero debemos preguntamos qué sucedería en una situación intermedia, en el


caso en donde el capital aportado por los socios no sea excesivamente
insuficiente para el emprendimiento propuesto: ¿qué resolvería el Tribunal?
¿Adoptaría el mismo criterio? Como decíamos esto es difícil de contestar y no
arribaremos a una decisión definitiva en este trabajo.

Los mismos jueces, en el precedente concreto analizado (1), se preocupan en


resaltar las "dificultades" para establecer cuál es el capital adecuado para
cumplir el objeto propuesto por la sociedad... dificultades que quizás no han
afrontado en este caso concreto pues el tema se resolvió con más sencillez
considerando que esta sociedad Bocca SA disponía de un capital irrisorio
frente a la magnitud de su objeto.

Esta circunstancia permitirá también la aplicación de la doctrina de la

3
arbitrariedad.

IV. Por último no podemos dejar de advertir el riesgo que surge de algún
concepto vertido en el fallo, que refiere a una cita de Ricardo Nissen, quien
sostiene "si el capital social es la contrapartida de la limitación de la
responsabilidad del socio, limitación que es considerada un privilegio que
excepciona el principio de derecho común de unidad del patrimonio, dicho
privilegio exige que los socios aporten fondos suficientes para su cometido
pues sin un capital social adecuado el excepcional beneficio de la
responsabilidad limitada carece de fundamento".

Opinamos —junto a Tomás Araya— que las intromisiones que el juez puede
realizar haciendo uso de sus atribuciones legales —en situaciones como la
presente deben ejercerse— deben evitar que se "caiga en una aplicación
desmedida de esta facultad por la autoridad de control" ("Valuaciones de los
créditos que se capitalizan. Finalidad principal del capital social", en LA LEY,
diario del 22/5/2005, p. 3).

Como conclusión expresamos que el tema goza de gran actualidad y es


realmente conflictivo pues no existen pautas precisas para poder definirlo con
claridad; como no hay una tendencia definida en los tribunales del país el
fallo analizado interesa pues ilumina sobre las posibles respuestas a los
interrogantes que se han señalado.

Especial para La Ley. Derechos reservados (ley 11.723)

(1) Confirmando lo resuelto por el juez.

4
Ver Voces :

Cámara
de
Apelacion
es en lo
Civil y
Tribunal: Comercial
de Santa
Fe, sala
II(CCivyC
omSantaF
e)(SalaII)

Fecha: 27/04/2006
Partes: Bocca S.A.
Publicado LLLitoral 2006 (diciembre), 1452 - LLLitoral 2007 (marzo),
en: 157, con nota de Javier R. Prono

HECHOS:

El juez a cargo del Registro Público de Comercio denegó la inscripción de una


sociedad anónima por considerar que el capital social —$15.000— era
inadecuado respecto a su amplio objeto social. La Cámara confirmó el
pronunciamiento recurrido.

SUMARIOS:

1. El Registro Público de Comercio se encuentra facultado para exigir la


adecuación del capital social al objeto de la sociedad cuya inscripción
se pretende pues, conforme a lo establecido en el art. 34 del Código
de Comercio y los arts. 6° y 167 de la ley 19.550 (Adla, XXXII-B,
1760), el procedimiento de inscripción de sociedades comprende un
control de legalidad sobre el contrato presentado.

2. Cuando el capital social aparece como manifiestamente inadecuado


para cumplir el objeto de la sociedad, el juez tiene facultades para
denegar la inscripción solicitada.

TEXTO COMPLETO:

2ª Instancia.— Santa Fe, abril 27 de 2006.

Considerando: I. Que recibido en el Registro Público de Comercio el


expediente tramitado ante la Inspección General de Personas Jurídicas —N°
41745/03— para la inscripción del estatuto y la designación de autoridades
de la sociedad "Bocca S.A.", la secretaria de dicho Registro, entre otros
requerimientos, exige se adecue el capital social establecido —quince mil

5
pesos ($15.000) representado con ciento cincuenta acciones (150) de un
valor nominal de pesos cien ($100) cada una, según artículo cuarto del
contrato constitutivo (fs. 2)— conforme el objeto a desarrollar (fs. 10).
Contra dicho decreto el Presidente del Directorio de la sociedad interpone
recurso de reposición con apelación en subsidio con fundamento en que el
capital social expresado respeta y supera el mínimo legal de $12.000 que
establece el dec. 1937/91 del Ministerio de Justicia de la Nación a los efectos
del capital mínimo exigido por el art. 186, ley 19.550. Argumenta que la
norma no estipula que el monto del capital social debe ser adecuado a la
naturaleza del objeto social, de modo que la sociedad, al menos inicialmente,
puede emprender la actividad empresarial con recursos económicos
suficientes que garantizan, tanto una explotación normal como la
subsistencia de la empresa, aclarando que lo dicho no implica que la sociedad
constituida no cuente con el capital necesario para la integridad de su objeto,
ni que no esté en condiciones económicas para ello, y que el respeto del
capital mínimo tampoco implica que se hubieren estipulado montos mínimos
de capital. Sostiene que en modo alguno puede afirmarse que la sociedad se
encuentra en estado de disolución desde su inicio por imposibilidad de lograr
su objeto y que es la propia ley la que aprecia la suficiencia del capital para el
cumplimiento del objeto social mediante recaudo que se ha respetado. En
otros párrafos expresa que la sociedad puede prever múltiples actividades en
un objeto amplio sin que ello implique que sean ejercitadas desde su inicio y
que la verdadera solvencia de la sociedad surgirá de una adecuada relación
contable entre el patrimonio, el patrimonio neto y el capital.

Mediante Auto de fecha 24/3/2004 el juez a cargo del Registro Público de


Comercio rechazó el recurso de reposición (fs. 16/18). Para así decidir el a
quo, luego de puntualizar que de los términos del escrito que hemos
relacionado surge la admisión tácita que la sociedad constituida no tiene el
capital necesario para la integridad de su objeto y que en tal caso la
sugerencia es que se restrinja el objeto a la actividad inicial que tendrá la
empresa, consideró que el debate que propone el recurrente no es nuevo
citando y transcribiendo —parcialmente (en puntos II y III)— el fallo
publicado en LA LEY, 1980-D, 464 (Veca Constructora S.R.L.), y señalando
que dicha jurisprudencia ha sido continuamente aplicada por el Registro a su
cargo. También consideró que doctrinariamente se distinguen diversas
funciones del capital —de garantía, administrativa y de productividad—; que
dado que el capital social tiene como misión básica servir de fondo para la
obtención de beneficios, mediante una determinada actividad, gran parte de
la doctrina afirma que debe necesariamente existir una relación proporcional
mínima entre el objeto que la sociedad se propone desarrollar y los recursos
aportados por los socios para ello; y que la limitación de responsabilidad de
los socios y accionistas debe tener como contrapartida necesaria el aporte de
recursos suficientes para que la sociedad pueda cumplir satisfactoriamente su
objeto. Por último se extiende sobre la infracapitalización y sus consecuencias
(disolución de la sociedad, responsabilidad de los administradores, e
inoponibilidad del recurso técnico de la personalidad jurídica).

Al expresar sus agravios en esta sede la recurrente afirma que le agravia la


fundamentación del fallo, que se basa en el precedente publicado en LA LEY,

6
1980-D, 464, sin advertir que el mismo data del año 1980, es decir de una
época en que no se había previsto legalmente el capital social mínimo que
corresponde al año 1991, por dec. 1937, razón por la cual desde que se
decidió tarifar el capital éste es el que prevalece sobre cualquier análisis
como el contenido en la resolución glosada por el a quo. Argumenta que si el
orden jurídico así lo hizo fue para evitar el caos y la anarquía hasta entonces
existente. Le agravia que el a quo interprete que de sus expresiones surja
evidente la admisión tácita de que la sociedad no tiene el capital necesario
para la integridad de su objeto y también que se afirme que la sociedad se
encuentra en estado de disolución desde su inicio por imposibilidad de lograr
su objeto porque, en el caso, dicho objeto guarda relación de proporción con
el capital y porque el respeto del capital mínimo no implica que se hubieren
estipulado montos exiguos de capital. Sostiene que los actos que componen
el objeto social son perfectamente posibles con el capital social de $15.000 y
que las expresiones del fallo son meras afirmaciones dogmáticas sin apoyo en
la clara letra de la ley. Afirma que la ley no deja librado el mínimo del capital
social al criterio del juez sino que lo tasa en forma expresa; que no cabe que
el juez oficie de legislador pues su misión es aplicar la ley, no crearla ni
interpretarla anómalamente; y que el control que le compete a la Inspección
General de Personas Jurídicas y al Registro Público de Comercio es un control
de legalidad por lo tanto sólo debe verificar si el contrato a inscribir se
adecua al tipo societario descripto, amén de que el Registro carece de la
información técnica que le autorice a elaborar una tarifa del capital social
acorde con cada objeto societario. Expresa que el fallo apelado conllevaría a
depender en el punto del criterio o arbitrariedad de cada encargado de
Registro y en otros párrafos reitera los argumentos expuestos al interponer el
recurso de reposición. Por último afirma que la adecuación del capital social
con el objeto a desarrollar no surge de la norma vigente y que el objeto
múltiple es de la esencia de las sociedades por acciones. Pide se revoque el
decreto en la parte impugnada.

II. Que como lo puntualizara el a quo al desestimar el recurso de revocatoria,


el debate sobre las facultades del organismo de control registral en cuanto a
la determinación del capital social no es nuevo, a lo que agregamos, que ha
sido actualizado por la reciente reforma introducida por la Resolución General
IGJ 9/04 (B. O. 7/6/2004; Adla, 2004-C-3072) que modificó el art. 18 de la
Resolución General I.G.P.J. 6/80 que prescribía que las actividades descriptas
en el objeto social guarden razonable relación con el capital social, ratificando
el mismo concepto y agregando que la IGJ podrá exigir una suma superior a
la fijada en el acto constitutivo, aun en la constitución de sociedades por
acciones con la cifra mínima prevista en el art. 186 primer párrafo ley 19.550
(en adelante LS), si se advierte que en virtud de la pluralidad de actividades
el capital resulta manifiestamente inadecuado. Cabe señalar que esta última
circunstancia ya se había planteado con anterioridad en la Resolución
1416/2003 dictada en el expediente de inscripción de "Gaitán, Barujel y
asociados S.R.L." (publicado en Revista de las Sociedades y Concursos N°
25/26, p. 147 y sigtes.) y que ello ha provocado un renovado y arduo debate
doctrinario (véase vg. Cracogna, Dante "La relación capital-objeto social en la
dinámica societaria" en Suplemento Especial LA LEY "Sociedades ante la
I.G.J.", abril de 2005, p. 127 y sigtes.; Grigioni, M.G. "Consideraciones

7
acerca del control registral de la infracapitaliación originaria" y Petrantonio-
Haidempergher "Control registral de la insuficiencia de capital social", ambos
artículos publicados en Suplemento Especial LA LEY, Sociedades Comerciales,
diciembre de 2004, ps. 71 y 111, respectivamente, entre otros).

Que en la especie, en lo esencial, dos son las cuestiones que se plantean: por
un lado el alcance de las facultades del "registrador mercantil",
concretamente en palabras de Butty decidir si "el Registro Público de
Comercio es un mero buzón cuyo encargado virtualmente carece de
facultades" o si, por el contrario, el encargado del mismo está investido de
facultades de contralor de legalidad sustancial ("Acerca del control estatal
sobre la sociedades comerciales" en "Sociedades ante la I.G.J." arriba citada,
p. 172), y por el otro si la exigencia de adecuación del capital social al objeto
social tiene sustento legal.

En relación a la primera cuestión, esta Sala considera, con fundamento en los


arts. 34 Código de Comercio y arts. 6° y 167, LS, que el procedimiento de
inscripción de sociedades no impide verificar si el contrato presentado se
ajusta en la forma y en el fondo a los recaudos legales, realizando un control
de legalidad (conforme Perrota, S. "Las facultades judiciales en el trámite
inscripcional de los contratos de sociedad" en JA, 1959-III-301; Butty, en el
artículo ya citado y en RDCO, 1981-347; Favier Dubois, E. (h.) "El control
judicial sobre la registración de las sociedades comerciales" en ED, 84-875,
entre otros), bien que aclarando que ello implica que el encargado del
Registro Público de Comercio puede y debe analizar si el acto que se
pretende inscribir se ajusta a las normas legales más allá de las formas
documentales exteriores, y que el control de "legalidad sustancial" no llega al
extremo de que pueda incursionarse en la validez y alcance de las relaciones
contractuales entre las partes, esto es cuando se trata de cuestiones
societarias vinculadas al derecho común (ver De Iriondo, L. U. en ED, 48-
761), como lo resolviera la sala I de esta Cámara en "María Luisa Berraz de
Mántaras Galisteo S.A. s/designación de autoridades" al decir que el control
de legalidad del contenido del documento implica la verificación de que las
cláusulas del mismo se ajustan a la ley, sea respetando normas de carácter
operativo, o que no se cumplimenten recaudos legales expresos, o sus
requisitos esenciales tipificantes, pues debe versar sobre el contenido del
documento fundándose en lo que resulte de él, sin que pueda pronunciarse
sobre la validez de los actos societarios (Resolución 197, F° 342, T. 41).

Que en la especie, de conformidad con el artículo tercero del contrato social,


según modificación obrante a fs. 6, la sociedad "Bocca S.A." tendrá por
objeto, las siguientes actividades: "I. Comerciales: a) La comercialización,
acopio y transporte de cereales, oleaginosas, semillas y frutos; b) La
explotación de servicios agropecuarios de fumigación, aspersión y
pulverización terrestre o aérea de cultivos, rociado, espolvoreo, siembra y
trabajos aéreos en general, control de plagas, sanidad e higiene ambiental en
jurisdicción municipal, provincial, interjurisdiccional o internacional; c) La
intermediación entre la oferta y la demanda o corretaje de granos y frutos;
d) La explotación de playas de estacionamiento y lavaderos de vehículos; e)

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Compra, venta, acopio, transporte, distribución, mandato, importación,
exportación, consignación, representaciones, comisiones, intermediaciones y
prestación de servicios relacionados con los bienes que produzca,
industrialice y comercialice; II. Agropecuarias: a) La explotación agrícola,
ganadera y forestal, interviniendo en todos los procesos de producción y
comercialización; b) La explotación de establecimientos avícolas, apícolas,
tambos y granjas; c) La explotación de actividades relacionadas a la
floricultura, fruticultura, horticultura olivicultura y vitivinicultura; d) La
explotación y/o administración de bosques, montes, semilleros y viveros,
forestación y reforestación de tierras; III. Industriales: a) Instalación y
explotación de aserraderos; b) Transformación y aprovechamiento de la
madera y de los frutos provenientes de la explotación agrícola, olivícola y
vitivinícola, en todos sus aspectos y procesos; c) Elaboración,
fraccionamiento e industrialización de aceites y grasas de origen vegetal o
animal, y sus derivados, bebidas alcohólicas y no alcohólicas, y de todo tipo
de productos y frutos alimenticios; IV) Administración de bienes: a)
Administración de bienes propios o de terceros, sean de personas físicas o
jurídicas, y se trate de bienes muebles e inmuebles, urbanos o rurales,
derechos, acciones, títulos valores, valores u obligaciones de entidades
públicas o privadas. Para lograr el cumplimiento del objeto indicado la
sociedad podrá comprar, vender, distribuir, importar, exportar, producir,
financiar y realizar operaciones afines y complementarias de cualquier clase,
ya sea en ejercicio de mandatos o como comisionista en operaciones de
compra y venta de los bienes antes, mencionados, pudiendo realizar sus
operaciones tanto en el territorio nacional como en el extranjero. A esos
fines, la sociedad tiene plena capacidad jurídica para adquirir derechos,
contraer obligaciones y ejercer todos los actos que no sean prohibidos por las
leyes o éste contrato". Que en cuanto al capital social, el artículo cuarto se
refiere al mismo habiendo los socios pactado expresamente que "el capital de
la sociedad se fija en la suma de pesos quince ($15.000) representado por
ciento cincuenta (150) acciones de un valor nominal de pesos cien ($100)
cada una. El capital podrá ser aumentado por decisión de la Asamblea
Ordinaria de accionistas hasta alcanzar el quíntuplo de su monto conforme
con el art. 188 de la ley 19.550 y sus modificaciones, y sin límites, por
acuerdo de la Asamblea Extraordinaria de accionistas" (fs. 2). Asimismo del
contrato y su modificación surge que los socios han integrado un 25% de ese
capital, obligándose a integrar el 75% restante en el plazo de un año
(capítulo sexto "Suscripción e integración de capital", a fs. 6 vta. y 7).

Que el juez a cargo del Registro Público de Comercio concluyó en la


imposibilidad de cumplimiento del amplio y variado objeto social de la
sociedad con el capital asignado por los fundadores, y tal función, conforme a
lo considerado precedentemente, es propia del control de legalidad por
expresa previsión de las normas citadas (34 Código de Comercio y art. 6°,
LS), pues siendo innegable que el capital social tiene relación con el objeto
social así como que dicho objeto debe ser "realizable", si el capital social
aparece como manifiestamente desproporcionado en relación a la actividad a
desarrollar, o sea si es evidentemente insuficiente o inadecuado para cumplir
su objeto, el juez tiene facultades para así determinarlo y denegar la
inscripción (ver entre otros Cracogna, en op. cit. p. 131 y sigtes.; Bonilla, L.

9
A. "Infracapitalización societaria", p. 129 y sigtes. en Libro III de Ponencias
del 8vo. Congreso de Derecho Societario, Rosario, 2001 y en el mismo Libro,
Nissen, R. "Infracapitalización de sociedades comerciales...", p. 549 y
sigtes.).

Para así concluir esta Tribunal ad quem cree oportuno recordar que la
relación entre el objeto de la sociedad y el capital social asignado a la misma
se encuentra plasmado en el ordenamiento societario vigente en el art. 94,
inc. 4°, LS que incluye entre las causales de disolución de la sociedad la
imposibilidad de lograr el objeto para el cual se constituyó, así como que el
capital social (art. 11, inc. 4°, LS) tiene reconocida diversas funciones —de
productividad (función de contenido típicamente económico), de
determinación de la posición del socio en la sociedad, y de garantía— siendo
esta última la más importante porque, como dice Nissen, si bien la sociedad
podrá hacer literalmente lo que quiera con su patrimonio, ello no sucede con
el capital pues los terceros sólo se encontrarán amparados por los principios
concernientes al capital social, en especial el de servir de cifra de retención
("Gaitán, Barujel y Asociados S.R.L."). Que a ello debe agregarse que si el
capital social es la contrapartida de la limitación de la responsabilidad del
socio, limitación que es considerado un privilegio que excepciona el principio
de derecho común de unidad del patrimonio, dicho privilegio exige que los
socios aporten fondos suficientes para su cometido pues sin un capital social
adecuado el excepcional beneficio de la "responsabilidad limitada" carece de
fundamento (nuevamente Nissen en op. cit.; Bonilla, en op. cit. advirtiendo
incluso sobre la responsabilidad estatal por permitir el "nacimiento" de
sociedades en las cuales el capital social asignado es manifiestamente
desproporcionado con el objeto propuesto; Cracogna, op. cit.).

Esta sala no desconoce las dificultades para establecer cuál es el capital


adecuado para el cumplimiento del objeto social, y los distintos criterios que
se postulan para ello, tema sobre el cual se extienden Prono y Gómez
Bausela en su ponencia presentada en el 8vo. Congreso Argentino de
Derecho Societario - "Capital social. Necesidad de vincular el capital con el
objeto de la sociedad" (Libro III, p. 557 y sigtes.), pero tratándose de una
sociedad evidentemente infracapitalizada respecto de la cual se justifica
claramente la restricción funcional inicial, aquella dificultad no debe ser
obstáculo para requerir una adecuación si existen pautas a las cuales es
dable recurrir para no incurrir en manifiesta arbitrariedad, vg. el "piso" de
$100.000 para las sociedades anónimas que propugna el anteproyecto de
reformas a la Ley de Sociedades Comerciales elaborado por la Comisión
integrada originariamente por los doctores Anaya, Bergel, Etcheverry y
Otaegui (ver Araya, Miguel "Reformas al Capital Social" en p. 29 y sigtes. del
Suplemento especial "Análisis critico del anteproyecto de reformas de la ley
de sociedades comerciales", JA, 22/9/2004, Ed. Lexis Nexis).

Por ello, la sala segunda de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de


la Circunscripción Judicial Numero Uno, resuelve: Desestimar el recurso de
apelación, confirmando el pronunciamiento recurrido. Regístrese, notifíquese
y bajen. — Cristina de Césaris de Dos Santos Freire. — Enrique Müller. —

10
Armando L. Drago (en abstención).

Abstención del doctor Drago:

Habiendo tomado conocimiento de estos autos y existiendo votos totalmente


concordantes de dos jueces, de conformidad con el art. 26 de la ley 10.160 y
la jurisprudencia de la Corte Suprema Justicia de Santa Fe, me abstengo de
emitir opinión. — Armando L. Drago.

© La Ley S.A. 2007

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