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Tema 9

Psicología de la Personalidad

Personalidad y
comportamiento
delictivo. Relevancia
criminológica de los
trastornos de
personalidad
Índice
Esquema 3

Ideas clave 4
9.1. Introducción y objetivos 4
9.2. DSM y CIE como base de los criterios 5
9.3. Trastornos de personalidad grupo A.
Características y relación con la criminalidad 11
9.4. Trastornos de personalidad grupo B.
Características y relación con la criminalidad 12
9.5. Rasgos de personalidad y conducta antisocial 14
9.6. Personalidad y agresores en el ámbito de la
violencia de género 16
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9.7. Factores de personalidad y delitos violentos 20


9.8. Referencias bibliográficas 22

A fondo 24

Actividades 27

Test 29
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► Leve
CIE-11 (OMS) ► Moderado
MANUALES DE ► Severo
CLASIFICACIÓN
DIAGNÓSTICA DSM-V (APA)

► Delitos violentos y en solitario


► Paranoide
GRUPO A ► Esquizoide
► Esquizotípico

► Los más relacionados con la conducta criminal en general


► Antisocial
RELEVANCIA DSMV GRUPO B ► Límite
► Histriónico
CRIMINOLÓGICA ► Narcisista
DE LOS TRASTORNOS
DE PERSONALIDAD ► Poco relacionados con el delito como agresores
► Evitación
GRUPO C
► Dependiente
► Obsesivo-compulsivo

Violencia instrumental
AGRESOR EN
VIOLENCIA DE Violencia impulsiva
GÉNERO
Posible dependencia emocional

PERSONALIDAD Y
Millon
DELITOS VIOLENTOS

Tema 9. Esquema
Psicología de la Personalidad
Esquema

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Ideas clave

9.1. Introducción y objetivos

En este tema abordaremos uno de los tópicos fundamentales en el ámbito de la


psicología criminal, como es el de la posible relación entre los trastornos de la
personalidad y el comportamiento delictivo, incluido el violento. Numerosos estudios
se preguntan si existe un perfil del delincuente en función de su personalidad.

Nos centraremos en la descripción de cada uno de los trastornos de personalidad


tomando como referencia los criterios diagnósticos desarrollados por las dos grandes
clasificaciones de la psicología clínica y la psiquiatría que suponen el Diagnostic and
Statistical Manual of Mental Disorders (DSM) en su versión V y la Clasificación
Internacional de Enfermedades, en su versión 11, de próxima entrada en vigor.

Continuaremos abordando la problemática establecida entre la posible relación de


rasgos de personalidad y determinadas tipologías delictivas. En concreto, nos
centraremos en dos de ellas, la violencia de género y la delincuencia violenta. Aunque
ya señalamos anteriormente que el factor personalidad no puede considerarse único
en cuanto a la generación de comportamientos criminales, por cuanto estos son la
confluencia de numerosos aspectos y causas, el interés de la comunidad científica
por establecer tipologías de agresores para su identificación temprana y el
establecimiento de pautas de tratamiento, en su caso, no deja de crecer.

Posteriormente, analizaremos las relaciones halladas entre determinados trastornos


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de personalidad y el comportamiento violento, así como las repercusiones que tales


hallazgos suponen para el contexto jurídico-penal en el que tienen que ser aplicadas.

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Tema 9. Ideas clave
Con el estudio de este tema aprenderás a:

 Conocer los criterios más importantes que definen los diferentes trastornos de
personalidad.
 Identificar qué trastornos de personalidad muestran una mayor relación con el
comportamiento delictivo.
 Reconocer los criterios del trastorno antisocial de la personalidad y su relación con
el comportamiento violento
 Analizar la posible existencia de algunos rasgos de personalidad relacionados con
una mayor probabilidad de ejercer maltrato hacia la mujer en la relación de pareja.

9.2. DSM y CIE como base de los criterios

Tanto el DSM como el CIE consideran la personalidad en tanto que un conjunto de rasgos
a partir de los cuales los individuos se relacionan analizan y experimentan lo que ocurre
a su alrededor y mediante los que se adaptan a las diferentes situaciones vitales.
Siguiendo esta línea, los trastornos de personalidad serían conglomerados de rasgos que
se han vuelto tan rígidos que dificultan esas posibilidades de adaptación,
comprometiendo su desempeño y generando un malestar psicológico significativo. Estos
patrones desadaptativos, tanto de comportamiento como de pensamiento, se inician en
una fase temprana de la edad adulta y se prolongan durante largos periodos de tiempo.

Los trastornos de personalidad conllevan tal rigidez en el modo de interpretar


el entorno y actuar que dificultan la adaptación de quien los padece.
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Tema 9. Ideas clave
La personalidad, así como sus trastornos, deben ser considerados como un constructo
dimensional. Los rasgos los poseen todas las personas en mayor o menor medida, solo
que, en los trastornos, esos rasgos se acentúan hasta llegar a ser disfuncionales. En
cualquier caso, ambas clasificaciones diagnósticas conservan la distribución dimensional,
a pesar de que entre los expertos no hay consenso sobre qué dimensiones deben
considerarse.

La CIE es el Manual de Clasificación Internacional de Enfermedades de la


Organización Mundial de la Salud. La 11ª edición entra en vigor en su
totalidad en enero de 2021.

El DSM es el Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales,


publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA). Actualmente en
su 5ª edición.

Como podemos observar, una diferencia fundamental es que la CIE tiene en cuenta todas
las enfermedades y el DSM únicamente las alteraciones mentales.

Continuando con el tema que nos ocupa, el DSM V considera que las características
principales de los trastornos de personalidad serían: un patrón de comportamiento y
experimentación interna, mediante pensamientos, sentimientos y sensaciones, de
carácter duradero y que incluye problemas en la afectividad (tipo, intensidad,
variabilidad y pertinencia de las emociones), en la cognición (el modo en el que el sujeto
se interpreta a sí mismo y a su ambiente), en el control de los impulsos y en sus relaciones
interpersonales.

Este patrón es rígido y se aplica a todas las esferas personales del individuo, lo que
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provoca discapacidad o malestar.

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Tema 9. Ideas clave
DIAGNÓSTICO DE LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD DSM V

Verificar la duración de los síntomas.

Verificar si los síntomas afectan a varias áreas de la vida del paciente.

Comprobar que cumple con los elementos de cada diagnóstico específico.

En caso de que el paciente tenga menos de 18 años, los síntomas deben haber estado
presentes en los últimos 12 meses.

Se ha descartar cualquier otra enfermedad mental más grave.

El paciente debe tener afectadas dos o más de las áreas cognitiva, afectiva, interpersonal o
impulsividad.

Buscar solapamientos con otros trastornos de personalidad.

Deben registrarse todos los diagnósticos mentales de personalidad y también de otros tipos.

Sin embargo, según la CIE 11:

DIAGNÓSTICO DE LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD CIE 11

Debe darse una alteración profunda de cómo el sujeto experimenta y piensa sobre sí y el
mundo, manifiesta en patrones desadaptativos de la cognición, la emoción, y la conducta.

Estos patrones deben ser inflexibles y asociarse con problemas significativos en su esfera
psicosocial.

Las dificultades se expresan en una amplia variedad de situaciones personales y sociales.

Es estable en el tiempo y de larga duración, manifestándose en la niñez y evidenciándose


durante la adolescencia.

Pueden darse inicios tardíos, durante la edad adulta, siempre que no haya evidencias de un
comienzo anterior a los 25 años.

En cuanto a la clasificación de los diferentes trastornos, el DSM V y el CIE 11 difieren


totalmente en su planteamiento. Mientras que el DSM mantiene la clasificación por
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categorías, algo que sigue creando bastante controversia entre los especialistas, el CIE
11 se centra en la gravedad de la problemática de los síntomas. En la práctica implica el
continuismo por parte de la clasificación del DSM, centrada en los trastornos mentales,
y la innovación por parte del CIE, que no se centra únicamente en este tipo de trastornos.

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Tema 9. Ideas clave
La clasificación diagnóstica de los trastornos de personalidad establecida por el DSM V
es la siguiente:

 Trastornos de la personalidad del grupo A: se refiere a personas retraídas, frías,


suspicaces o irracionales y que engloba los siguientes tipos.

• Paranoide: caracterizado por su suspicacia y facilidad para sentirse ofendido.


Desconfían de los demás e imaginan significados ocultos en cualquier afirmación.

• Esquizoide: caracterizado por su nulo interés en las relaciones sociales, por tener
un rango emocional muy reducido y parecer indiferentes a las críticas o elogios.
Son personas que evitan las relaciones sociales, incluidas las sexuales.

• Esquizotípico: caracterizado por presentar unas relaciones interpersonales


sumamente complicadas. Son considerados peculiares o extraños, carecen de
amigos cercanos y se sienten incómodos en situaciones sociales. Pueden presentar
lenguaje excéntrico, afecto inapropiado y suspicacia.

 Trastornos de la personalidad del grupo B: se refiere a personas que tienden a ser


melodramáticas, susceptibles y buscadoras de atención, o bien de ánimo lábil y con
frecuencia superficiales. Suelen presentar importantes conflictos interpersonales.
Incluye los siguientes tipos:

• Antisocial: caracterizado por comportamiento irresponsable y a menudo delictivo.


Comienza a manifestarse en la niñez o adolescencia temprana a través de
absentismo escolar, crueldad, peleas, robos. Según se entra en la edad adulta, los
comportamientos delictivos pueden volverse más complejos al mismo tiempo que
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aumenta la falta de responsabilidad, el comportamiento impulsivo y la falta de


remordimiento.

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Tema 9. Ideas clave
• Limítrofe: caracterizado fundamentalmente por la impulsividad, el afecto
inestable, con frecuencia de ira intensa e inapropiada. Les cuesta mantener
relaciones interpersonales estables.

• Histriónico: caracterizado por ser personas extremadamente susceptibles y


desesperadas por obtener la atención de los demás para reafirmar de modo
constante su atractivo. Suelen ser muy egocéntricos y seductores por medios
sexuales.

• Narcisista: caracterizado por sentirse importantes y mostrar intranquilidad debida


a la envidia, con fantasías de éxito y rumiación de sus problemas. Suelen ser
prepotentes y faltos de compasión para aprovecharse de otros. Son muy sensibles
a las críticas y necesitan de constante atención y admiración.

 Trastornos de la personalidad del grupo C: se refiere a personas que tienden a


mostrarse ansiosas y tensas, con marcada necesidad de control. Incluye los siguientes
tipos:

• Evitación: caracterizado por ser personas tímidas que se sienten heridas con
facilidad por las críticas, por lo que dudan si entablar relaciones. Sienten vergüenza
por expresar sus emociones o hacer afirmaciones que parezcan tontas. Suelen
carecer de amigos y exagerar los riesgos de realizar actividades que se salgan de
sus rutinas.

• Dependiente: caracterizado por la necesidad de recibir la aprobación de los


demás, por la dificultad para tomar decisiones o iniciar proyectos o por mostrarse
en desacuerdo con otros. Temen el abandono y su reacción cuando terminan una
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relación suele ser exagerada. Sensibles a las críticas, son capaces de realizar
acciones que les desagradan con tal de ganar el favor de los demás.

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Tema 9. Ideas clave
• Obsesivo-compulsivo: caracterizado por el perfeccionismo y la rigidez. Suelen ser
adictos al trabajo, indecisos, muy escrupulosos y preocupados por los detalles. Son
insistentes a la hora de que los demás realicen las cosas a su manera. Les cuesta
mostrar afecto, carecen de generosidad.

Es preciso considerar otras causas de trastornos del carácter de larga evolución que
pueden llevar a un inadecuado diagnóstico de trastornos de la personalidad, como
pudieran ser las siguientes situaciones:

 Cambio de la personalidad debido a otro trastorno médico. Hay enfermedades de tipo


médico que afectan a la personalidad de forma negativa.

 Otros trastornos mentales pueden distorsionar el modo en que una persona se


comporta y se relaciona con los demás, como la esquizofrenia, los trastornos de
ansiedad o algunos trastornos cognitivos.

 Otro trastorno de la personalidad no especificado, diagnóstico reservado para


aquellos casos que no satisfacen los criterios de alguno de los tipos citados
anteriormente o que aún no cuenten con reconocimiento consensuado por la
comunidad científica.

Por lo que respecta a la clasificación propuesta por el CIE 11 encontramos los siguientes
tipos, centrados, como hemos visto, más en la gravedad de los síntomas que en
categorías:

 Trastorno de personalidad leve: caracterizado por la alteración de algunas facetas de


la personalidad, pero no todas, y pueden no manifestarse en algunos contextos. Hay
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problemas también en las relaciones sociales, pero otras se mantienen, al igual que
algunos roles. Puede asociarse a malestar subjetivo y deterioro en algunas áreas, pero
de modo leve.

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Tema 9. Ideas clave
 Trastorno de personalidad moderado: caracterizado por que las alteraciones afectan
a múltiples áreas de funcionamiento de la personalidad. Están afectadas la mayoría
de las relaciones interpersonales a la vez que se compromete el desempeño de la
mayor parte de los roles. Las relaciones suelen caracterizarse por el conflicto, la
evitación o la dependencia. En este nivel puede apreciarse daño contra sí mismo y
contra otros, aunque puede mantenerse el funcionamiento en algunas áreas.

 Trastorno de la personalidad severo: caracterizado por la presencia de alteraciones


graves en el funcionamiento del yo, en la mayor parte de las relaciones
interpersonales y áreas de funcionamiento, con un deterioro importante en todas o
casi todas las áreas del individuo.

9.3. Trastornos de personalidad grupo A.


Características y relación con la criminalidad

Como hemos visto, las personas que sufren los trastornos englobados en el grupo a
se caracterizan generalmente por la desconfianza y la suspicacia hacia los demás.
Pueden padecer miedos extremos e infundados debidos a esa suspicacia, lo que los
lleva a crearse un mundo propio que les proporciona seguridad. Pueden
desenvolverse con relativa adaptación a la sociedad siempre que mantengan un
escaso nivel de interacción social.

Desconfianza Miedo al entorno


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GRUPO A

Poca interacción social Necesidad de seguridad

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Tema 9. Ideas clave
Sin embargo, los casos más graves pueden cursar con trastornos psicóticos, ideas
delirantes, creencias extrañas y desconexiones de la realidad. Serán, precisamente,
esas ideas delirantes o las creencias extrañas las que puedan desembocar en
comportamientos delictivos, fundamentalmente, en los diagnosticados como
esquizoides y paranoides. Sus delitos sueles ser escasos, pero de gran violencia y su
comisión generalmente es en solitario.

Las acciones de los diagnosticados como esquizoides suelen ser imprevisibles, sin que
haya desencadenantes reales previos, ya que son desencadenadas por sus fantasías.

En los trastornos del grupo A el mayor riesgo de criminalidad se produce


cuando el caso es grave y cursa con ideas delirantes.

Los paranoides, por otro lado, cometen sus agresiones debido a su distorsión
desconfiada de los actos de los demás, atribuyéndoles motivaciones de modo
infundado incluso de situaciones cotidianas. Debido a esa distorsión cognitiva, no
siempre actúan de un modo impulsivo, sino que planifican su reacción, que suele ser
desencadenada por un evento estresante, real o imaginario, que les provoca
sentimientos de humillación o celos ante los que actúan. Autojustifican, por lo tanto,
sus actos, por lo que no presentan remordimientos ni arrepentimiento.

9.4. Trastornos de personalidad grupo B.


Características y relación con la criminalidad

Los trastornos de este grupo se caracterizan por un deterioro claro en el manejo de las
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emociones, lo que les provoca dificultad para controlar su comportamiento, que suele
ser impulsivo. Estos individuos suelen ser descritos por los demás como caprichosos,
impulsivos, manipuladores y egoístas.

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Tema 9. Ideas clave
Emociones Impulsividad

GRUPO B

Manipulación de los demás Egoísmo

En su expresión más grave, pueden manifestar conductas suicidas y abuso de sustancias


psicotrópicas y alcohol, que pueden llegar a requerir atención sanitario-hospitalaria, así
como un mayor riesgo de desarrollar trastornos de la conducta alimentaria.

Sin duda alguna, el trastorno de personalidad más relacionado con la criminalidad es el


trastorno antisocial de la personalidad (TAP). El factor más claramente implicado en su
conducta desadaptativa es la impulsividad. Además, su comportamiento suele ser
irresponsable y una importante insensibilidad hacia las consecuencias de sus actos en los
demás. Emplea a menudo esa impulsividad como un mecanismo de defensa ante una
imagen de sí mismo autónoma y egoísta, además de presentar una baja tolerancia a la
frustración.

Sus delitos más frecuentes son:

 Delitos contra las personas: lesiones, homicidios, riñas, violación, abuso sexual.
 Delitos contra la propiedad: hurtos, robos y daños.
 Otros delitos como incendio, atentado y resistencia a la autoridad y desacato.

El inicio de la conducta criminal suele ser precoz, con frecuencia en grupo y sueles ir
agravándose según el individuo se desarrolla. Muestran un patrón generalizado de
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desprecio de las normas y de los derechos de los demás, reforzado por su baja capacidad
de empatía.

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Tema 9. Ideas clave
El trastorno de la personalidad limítrofe (TLP) también tiene una gran relación con la
conducta delictiva, aunque no suelen ser tan graves como los del trastorno antisocial. Sin
embargo, también presenta una gran variabilidad. Los delitos más frecuentes en esta
categoría son los robos, hurtos, actos violentos, conductas de riesgo, agresiones
sexuales, amenazas y autolesiones, teniendo muy en cuenta que el elemento más
característico en todos ellos también es la impulsividad.

El Trastorno Antisocial de la Personalidad (TAP) y el Trastorno Límite (TLP) son


los más estudiados en relación con la criminalidad.

A esta impulsividad hay que añadir su gran labilidad emocional, su tendencia a la


manipulación de los demás y sus necesidades de afecto y atención, lo que provoca en
numerosas ocasiones rechazo en los demás que, a su vez, deviene en comportamientos
violentos como mecanismo de defensa. En determinados momentos, puede llegar a
comportarse de un modo iracundo.

9.5. Rasgos de personalidad y conducta antisocial

Numerosos estudios científicos muestran que los trastornos de personalidad


representan un riesgo significativo para la realización de conductas violentas. Es
habitual encontrar el análisis de la relación de los trastornos de personalidad y la
violencia en función de cuatro dimensiones:

 Impulsividad.
 Falta de regulación emocional.
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 Narcisismo y amenazas al yo.


 Estilo de personalidad.

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Tema 9. Ideas clave
Las dos primeras dimensiones, impulsividad y falta de regulación emocional están
implicadas en los trastornos de personalidad que se relaciona con violencia, mientras
que el narcisismo y amenazas al yo y el estilo de personalidad, además de a la
violencia, se asocian también a los trastornos mentales.

La impulsividad y la falta de regulación emocional son las características de


algunos trastornos de personalidad más relacionadas con la violencia.

El rasgo común hallado entre estos trastornos y la violencia es la ira, que es activada
como expresión idiosincrásica de cada uno de ellos, además de destacarse que los
rasgos de personalidad que igualmente se relaciona con la violencia son la
impulsividad, la regulación deficiente de los afectos, el narcisismo y el paranoidismo.
Si unimos el consumo de drogas psicotrópicas y alcohol, cada uno de esos rasgos se
exacerba.

Los trastornos de personalidad tienen una gran relevancia tanto clínica como jurídico-
penal por cuanto se relacionan con las valoraciones sobre imputabilidad de los
autores de hechos delictivos. Además, sus síntomas funcionan como buenos
predictores en las valoraciones de riesgo de comisión de hechos delictivos, en la
respuesta al tratamiento y en el modo en el que estos individuos se desenvolverán
en el medio carcelario y hospitalario.

Con respecto a la imputabilidad, el Tribunal Supremo sostienen una doctrina


respecto a los trastornos de la personalidad en el sentido de que, debido a su
complejidad, ha de analizarse caso a caso. Se cataloga como inimputables a las
personas que no pueden responder penalmente por sus conductas delictivas. La
persona que padece un trastorno mental puede verse en este supuesto; sin embargo,
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no toda persona que comete un hecho anormal va a ser considerada «anormal»


desde un punto de vista médico o psicológico.

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Tema 9. Ideas clave
Los rasgos de personalidad en sí mismos, como la impulsividad, la baja tolerancia a la
frustración, el egocentrismo, etc. no afectan a la condición de imputable. La eximente
incompleta es excepcional, según doctrina del Tribunal Supremo, y se aplica en casos
excepcionales como problemas asociados a toxicomanías u otros trastornos
mentales, entre los que no son considerados los trastornos de la personalidad.

En cualquier caso, es muy importante señalar que en la ejecución de conductas


violentas o criminales intervienen muchos factores individuales, sociales,
situacionales, y de interacción con los demás, por lo que no se puede atribuir un
comportamiento de este tipo solo al diagnóstico de un trastorno de la personalidad
en concreto. Es decir, ningún trastorno de la personalidad explica por sí mismo la
conducta criminal.

Por otro lado, ha de considerarse la posibilidad de trastornos mixtos de la


personalidad, ya que muchos de sus síntomas pueden solaparse de una categoría
diagnóstica a otra y también que no todos los tipos de violencia son iguales. En este
sentido la violencia más instrumental es propia de los antisociales; la impulsiva de los
limítrofes y la psicótica de los esquizoides. Sin embargo, los límites entre unas y otras
no siempre están bien delimitados.

9.6. Personalidad y agresores en el ámbito de la


violencia de género

De todos es conocido que la violencia de género representa un problema social de


enorme gravedad y complejidad. Resulta muy difícil cuantificar su incidencia debido a
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que en la mayoría de los casos se produce en el ámbito privado, en el seno de la familia,


en la privacidad de los domicilios. A pesar de la gran cantidad de recursos que se dedican
prevenirla y a paliar sus consecuencias, no se consigue detener, ni tan siquiera reducir el

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Tema 9. Ideas clave
número y la severidad de los casos de violencia contra las mujeres por el mero hecho de
serlo.

La violencia de género como fenómeno continúa presentando una muy


elevada cifra negra.

Son varias las clasificaciones por tipologías de este tipo de agresores. Cada una de ellas
hace énfasis en determinados factores y, por lo tanto, emplean diferentes instrumentos
de medida.

Criterios para clasificar los tipos de agresores en violencia de género:

 Según el tipo de violencia ejercida:


• Instrumental.
• Impulsiva.
 Según la gravedad de la conducta violenta.
 Según el ámbito donde se lleva a cabo la conducta violenta.
 Según la frecuencia.
 Según las formas de violencia:
• Física.
• Emocional, etc.

La mayoría de ellas son clasificaciones centradas únicamente en el agresor, como si esta


fuera una variable indistinta del contexto en el que se da. Es por ello por lo que otros
autores, como Echeburúa, (2009) se centran en el factor nivel de riesgo de
comportamiento violento, para lo cual no solo tienen en cuenta variables relativas al
agresor, sino también de la situación y, lo que es muy importante, de la víctima.
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Tema 9. Ideas clave
Por ejemplo, Echeburúa, Fernández Montalbo y colaboradores, en 2008, distinguen tres
niveles de riesgo de violencia: bajo, moderado y alto. Para establecerlos tienen en
consideración tres aspectos:

 El tipo de violencia, es decir, si se amenaza a la víctima y si se emplean para ello armas


u otros objetos peligrosos.
 El perfil del agresor, es decir, si se auto justifica, si abusa del alcohol u otras drogas,
etc.
 La percepción de la víctima, es decir, si considera que su vida ha corrido verdadero
peligro.

Ahondando en esta línea, estos últimos autores mencionados llegan a establecer, a partir
de una muestra de algo más de mil casos denunciados, una serie de dimensiones acerca
de la violencia grave, como son:

 En cuanto al perfil del agresor, detectar que estos suelen ser celosos y posesivos y se
sienten humillados si se produce la ruptura de la relación, que quebrantan las órdenes
de alejamiento y realizan conductas de acoso, con abuso de alcohol y drogas y que
presentan un historial previo de violencia.
 Variables socioeconómicas en las que encontramos una representación elevada de
población extranjera inmigrante, problemas económicos y falta de apoyo social.
 En cuanto a la víctima, que percibe un claro peligro contra su vida, mostrando una
personalidad dependiente, ya sea por circunstancias de edad o económicas, con
consumo de alcohol y sentimientos de soledad.

También es muy importante diferenciar si los maltratadores son agresivos únicamente


en el ámbito familiar o lo son de un modo general, porque las características personales
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en uno u otro caso pueden diferir. Por ejemplo, estos últimos pueden presentar un claro
perfil antisocial, con un marcado historial de antecedentes por agresión, consumo de
alcohol y drogas, cogniciones inapropiadas hacia las mujeres o mínima capacidad de
empatía. Sin embargo, como veremos, las numerosas investigaciones ponen de
manifiesto una gran heterogeneidad de los perfiles propuestos.

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Tema 9. Ideas clave
Otras tipologías, de nuevo centradas en el agresor, tratan de identificar variables
psicopatológicas y de personalidad, empleando fundamentalmente instrumentos de
medida como el Inventario Clínico Multiaxial de Millon (MCMI, por sus siglas en inglés)
en sus diversas variedades, o el Inventario Multifásico de personalidad de Minnesota
(MMPI, por sus siglas en inglés) y otros instrumentos similares.

De entre todas las categorías establecidas, destacan dos grandes tipologías:

 Los que emplean una violencia instrumental:


• Con rasgos de personalidad antisocial y/o narcisista.

 Los que actúan de un modo impulsivo:


• Pueden presentar alguna psicopatología.
• Presentan miedo al rechazo de la pareja.

En una investigación llevada a cabo con una muestra de 76 hombres que cumplían
condena en prisión por delitos de violencia contra la mujer y que no sufrían ningún
trastorno mental grave. Les aplicaron con el inventario MCMI-II y la entrevista Escala de
Psicopatía (PCL-R) elaborada por Hare en 1991.

En cuanto a los trastornos de personalidad, encontraron una elevada tasa de incidencia,


mayor que entre la población general, fundamentalmente los tipos dependiente,
compulsivo y paranoide. Por lo que respecta a la psicopatía, ninguno rebasó el punto de
corte establecido en una puntuación de 30, según el instrumento empleado; sin
embargo, casi un 15 % presentó tendencias psicopáticas, resultados similares a otros
estudios.
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Estos datos no permiten establecer una relación clara entre trastornos de


personalidad, psicopatía y violencia de género.

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Tema 9. Ideas clave
Otro elemento considerado en relación con los agresores es su manejo de la ira,
resultando tener un bajo control de esta, pudiéndose establecer una relación directa
entre la incapacidad para controlarla y la gravedad de las agresiones. No obstante, al
igual que otras muchas variables, debe ser investigado comparándolo con el manejo que
de ella hacen los que no son maltratadores.

Reiteramos a este respecto que las conductas agresivas se producen siempre en


contextos y en función de las interacciones entre las personas implicadas, por lo que
resulta complicado establecer relaciones causales.

Siguiendo esta línea, es preciso dar respuesta no solo a las distintas clasificaciones de
agresores que pueden establecerse, algo que vemos que no es fácil debido a la gran
cantidad de factores que intervienen, sino también si estas tipologías son estables en el
tiempo, si hay susceptibilidades mayores o menores al cambio, si hay mejores o peores
pronósticos en cuanto al tratamiento, etc. En concreto, si hablamos de tratamiento, la
elaboración de tipologías no es una cuestión menor, ya que aquel debe ser establecido
en función de este. Si hay algo en lo que existe consenso entre la comunidad científica
del ámbito de la psicología es que el tratamiento debe ser específico para cada individuo,
de tal manera que aborde los aspectos idiosincrásicos si se desea que sea efectivo.

9.7. Factores de personalidad y delitos violentos

Cuando hablamos de personalidad y de violencia, es muy importante asumir que no


hay personalidades violentas, del mismo modo que no hay personalidades no
violentas. En cualquier caso, hablaremos de comportamientos violentos. De igual
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manera, habría que definir adecuadamente qué entendemos por violencia. La


violencia es un fenómeno multicausal y, aunque la personalidad puede ser un factor
que facilite determinados tipos de comportamiento, entre ellos el violento, no se
pueden establecer relaciones unívocas y causales acudiendo a este concepto.

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Tema 9. Ideas clave
Aun así, existe cierto consenso en considerar ciertos rasgos como los potencialmente
más violentos dentro de las teorías de la personalidad. Están extraídos de la teoría de
personalidad de Millon, en 1998, citados por Fernández Mezquita (2000). Serían los
siguientes:

 Antisocial: como aquel que exhibe un comportamiento interpersonal


irresponsable, impulsivo, que utiliza esta impulsividad como mecanismo de
defensa cuando considera su autoimagen agredida y con un estado ánimo
insensible.

 Sádico: caracterizado por una autoimagen combativa, que emplea como


mecanismo de defensa el aislamiento, con un estado de ánimo hostil, áspero en
sus relaciones interpersonales y con precipitación en sus actos.

 Negativista: aquel que actúa principalmente por resentimiento, no coopera en sus


relaciones personales, presenta una autoimagen descontenta, tiene un estado de
ánimo irritable y presenta como mecanismo de defensa el desplazamiento.

 Límite: que se caracteriza por un comportamiento irregular, paradójico en sus


relaciones interpersonales, con un estado de ánimo lábil, cambiante y cuya imagen
es insegura.

 Paranoide: como aquel cuyo comportamiento es defensivo, a la vez que es


provocativo en sus relaciones con los demás, emplea como mecanismo de defensa
la proyección, tiene una autoimagen inviolable y su estado de ánimo es irascible.
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Tema 9. Ideas clave
Estilos de personalidad (Millon, 1998)

Baja tolerancia a la frustración, incapacidad para posponer gratificaciones,


mínima planificación, aburrimiento, baja responsabilidad, búsqueda constante de
Antisocial
sensaciones, arrogancia. Puede verse implicado en delitos de una gran
variabilidad tipológica.

Comportamiento conflictivo, frío e insensible, competitivo y con propensión a


humillar, dogmáticos y con una alta imagen de sí mismos, rígidos en sus
Sádico argumentaciones a pesar de la evidencia en contra, suspicaces, baja tolerancia a
la frustración, muestran explosiones emocionales inesperadas. Puede cometer
delitos de gran crueldad.

Propenso a criticar, rígido en sus argumentos, individualista y competitivo, actúa


Negativista
por resentimiento, fácilmente irritable.

Necesitan el afecto de los demás, pero se comportan de modo contradictorio.


Límite Ante la creencia en el posible abandono, reaccionan con ira, incapaces de soportar
la soledad. Suele cometer delitos dentro del ámbito doméstico.

Extremadamente rencorosos, desconfiados y problemáticos con los recién


Paranoide conocidos, creencia acerca de la injusticia de los logros de los demás. Puede
cometer delitos violentos contra personas de su entorno.

Eso sí, una vez establecidos estos estilos, es necesario indicar que hacer una
diferenciación categórica entre ellos es imposible. Los rasgos de personalidad se dan
en un continuo y uno u otros se dan en diferente medida, a menudo se solapan y,
aunque son bastante estables, no podemos decir que sean inamovibles.

9.8. Referencias bibliográficas

American Psychiatric Association. (2013). Manual Diagnóstico y Estadístico de los


Trastornos Mentales. Whasington, DC.

Blázquez Alonso, M., Moreno Manso, J., y García-Baamonde Sánchez, M. (2010).


© Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)

Revisión teórica del maltrato psicológico en la violencia conyugal. Psicysalud, 20(34), 65-
75.

Psicología de la Personalidad
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Tema 9. Ideas clave
Echeburúa, E., Sarasua, B., Zubizarreta, I., y de Corral, P. (2009). Evaluación de la eficacia
de un tratamiento cognitivo-conductual para hombres violentos contra la pareja en un
marco comunitario: Una experiencia de 10 años (1997-2007). International Journal of
Clinical and Health Psychology, 9(2), 199-217.

Esbec, E. y Echeburúa, E. (2010). Violencia y trastornos de la personalidad: implicaciones


clínicas y forenses. Actas Españolas de psiquiatría, 38(5), 249-261.

Fernández-Montalvo, J., y Echeburúa, E. (2008). Personality disorders and


psychopathy in men convicted for severe intimate partner violence. Psicothema,
20(2), 193–198. https://doi.org/10.1177/0306624X04269005

Organización Mundial de la Salud (en preparación para 2022). Clasificación


Internacional de Enfermedades, 11ª edición. OMS.
© Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)

Psicología de la Personalidad
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Tema 9. Ideas clave
A fondo
Trastorno antisocial desde la teoría Gestalt

Cruz, B., Montiel, D. y Aldana, G. (2014). Análisis de las conductas consideradas como
parte del trastorno de personalidad antisocial: una Mirada desde la teoría Gestalt.
Revista Digital Universitaria, 15(1). Recuperado de
http://www.revista.unam.mx/vol.15/num1/art03/art03.pdf

Este texto analiza en el trastorno de la personalidad antisocial desde una mirada


basada en la teoría Gestalt. El objetivo del artículo es realizar un análisis de las
conductas presentes en este tipo de trastornos tomando como referencia la teoría
gestáltica y la persona identificada como paciente.

Modelo Big Five y delito

Sánchez-Teruel, D. y Robles-Bello, M. A. (2013). El modelo Big Five de personalidad y


conducta delictiva. International Journal of Psychollogical Research, 6(1), 102-109.
Recuperado de http://www.scielo.org.co/pdf/ijpr/v6n1/v6n1a12.pdf

Este documento se centra en analizar el comportamiento delictivo desde una de las


teorías explicativas de la personalidad más actuales: el modelo Big Five o de los cinco
grandes.
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Psicología de la Personalidad
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Tema 9. A fondo
Dependencia emocional en agresores de violencia de género en la pareja

López, A. y Moral, M. V. (2020). Dependencia emocional en agresores de pareja


asistentes a un programa de intervención de penas y medidas alternativas: estudio
piloto. International Journal of Psychology and Psychological Therapy, 20(1), 75-88.
Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7288619

Artículo de publicación muy reciente en el que se plantea una cuestión novedosa en


cuanto a la presencia de dependencia emocional, no solo como factor de riesgo o
consecuencia de la victimización en la mujer, sino también como posible factor de
riesgo para llevar a cabo el maltrato.

Cisne negro

Aronofsky, D. (Director). (2010). Cisne negro [Película]. EE. UU.

En esta película podremos ver cómo una persona puede llegar a


desarrollar un trastorno delirante que facilita llevar a cabo
diferentes comportamientos delictivos que tienen como base las
ideas delirantes.

Accede al tráiler a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=Y6j6LwAIfo4
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Psicología de la Personalidad
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Tema 9. A fondo
Copycat

Amiel, J. (Director). (1995). Copycat [Película]. EE. UU.: Warner Bross.

En este caso nos encontramos con una investigadora que presenta


trastorno agorafóbico que interfiere en la investigación criminal.

Accede al tráiler a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=7RaBcFSABEM&list=PLpitALLJqY-
Dy2c7ZOl2XibSmpNQeUwjL&index=22
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Psicología de la Personalidad
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Tema 9. A fondo
Actividades

Actividad: Delitos violentos y personalidad

Objetivo de la actividad

Esta actividad te ayudará a reflexionar acerca de la relación entre la comisión de


algunos delitos y el abuso de sustancias, entendiendo, además, cómo el consumo
puede estar relacionado con algunos rasgos de personalidad.

Descripción de la actividad y pautas de elaboración

Para llevar a cabo esta actividad deberás leer dos artículos cuya referencia tienes a
continuación:

Castillo, E., Gómez, E. J., Mata-Martín, J. L., Ramírez, I. y López, F. (2016). Perfil diferencial
de trastornos de personalidad en el consumo de drogas y maltrato. Acción psicológica,
13(1), 31-40.

Esbec, E. y Echeburúa, E. (2016). Abuso de drogas y delincuencia: consideraciones para


una valoración forense integral. Adicciones, 28(1), 48-56.

Una vez leídos, deberás llevar a cabo un análisis de la relevancia de los datos
aportados tanto en la investigación criminal como en la prevención de la criminalidad.
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Para el análisis deberás relacionar ambos artículos. Puedes basarte, si lo deseas en


un caso práctico para argumentar tu análisis.

Psicología de la Personalidad
27
Tema 9. Actividades
Criterios de evaluación

Se valorará especialmente:
 Estructurar el trabajo de un modo adecuado.
 La capacidad de síntesis.
 La coherencia de los argumentos a la hora de tener en cuenta los datos.
 La correcta expresión semántica y sintáctica.
 La correcta mención de las fuentes bibliográficas empleadas.

Extensión máxima: entre 3 y 4 páginas; fuente Calibri 12; interlineado 1,5.

Rúbrica

Puntuación
Peso
Descripción máxima
%
(puntos)
Criterio 1 Argumenta la relación entre consumo de sustancias y delito 2,5 25
Criterio 2 Argumentar la relación entre rasgos de personalidad y
2,5 25
consumo de sustancias
Criterio 3 Resumir brevemente ambos artículos 2 20
Criterio 4 Utilizar algún caso práctico como ejemplo 2 20
Criterio 5 Estructurar el trabajo de forma adecuada. 1 10
10 100 %
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Psicología de la Personalidad
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Tema 9. Actividades
Test
1. El manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales es:
A. El llevado a cabo por la OMS.
B. La CIE.
C. El DSM.
D. No existe un manual que tenga en cuenta únicamente los trastornos
mentales.

2. En relación con la dimensionalidad de la personalidad:


A. Únicamente es dimensional la personalidad considerada «normal».
B. Es un constructo dimensional, tanto en sí misma como los trastornos.
C. No es dimensional en ningún caso.
D. Es dimensional dependiendo del trastorno.

3. En un trastorno de personalidad:
A. El patrón de comportamiento es rígido.
B. El patrón de comportamiento es flexible.
C. El patrón de comportamiento se adapta a la situación.
D. No existe un patrón de comportamiento determinado.

4. La posibilidad de que un trastorno de personalidad sea de inicio tardío (después


de los 25 años) se recoge como criterio:
A. En el DSM-V.
B. En la CIE-1.
C. En el DSM-I.
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D. En la CIE-11.

Psicología de la Personalidad
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Tema 9. Test
5. El trastorno esquizotípico de la personalidad pertenece al grupo:
A. Grupo A.
B. Grupo B.
C. Grupo C.
D. Ninguno de ellos.

6. El trastorno de personalidad que se caracteriza por envidia, fantasías de éxito y


rumiación es:
A. El trastorno antisocial.
B. El trastorno por evitación.
C. El trastorno narcisista.
D. El trastorno esquizoide.

7. En relación con los trastornos de personalidad del grupo A:


A. El riesgo de criminalidad se produce siempre.
B. El riesgo de criminalidad siempre es bajo.
C. No presentan ningún riesgo de criminalidad.
D. El riesgo de criminalidad se produce cuando existen ideas delirantes.

8. Los trastornos de personalidad más estudiados en relación con la criminalidad son:


A. El trastorno límite y el trastorno antisocial.
B. El trastorno límite y el narcisista.
C. El antisocial y el trastorno por evitación.
D. Todas son correctas.

9. Echeburúa y Fernández Montalvo (2008) se basan para establecer el nivel de


riesgo en el agresor de violencia de género en:
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A. El tipo de violencia.
B. El perfil del agresor.
C. La percepción de la víctima.
D. Todas son correctas.

Psicología de la Personalidad
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Tema 9. Test
10. Según Millon (1998) las personas con rasgos límite suelen cometer delitos:
A. Muy crueles.
B. De una gran variabilidad.
C. En el ámbito doméstico.
D. Muy violentos.
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Psicología de la Personalidad
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Tema 9. Test

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