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Abonos orgánicos vs Abonos químicos

¿Qué es mejor el abono orgánico o el abono químico?

Aunque en muchas ocasiones se crean situaciones de confrontación entre unos tipos y


otros lo cierto es que la utilización de abonos químicos, abonos orgánicos o la aplicación
combinada de ambos dependerá de las necesidades de la planta, las características
específicas del suelo o sustrato, la extensión y tipo de producción del cultivo, y el punto
de desarrollo (antes de la siembra, durante el desarrollo, etc.).

Diferencias y ventajas de abonos orgánicos y abonos químicos

Los abonos orgánicos son subproductos de origen animal y vegetal: estiércol


(excrementos de vacas, cerdos, pollos, etc., procedentes de explotaciones
ganaderas); compostaje de materia orgánica de diversa procedencia: restos vegetales
postcosecha, restos de materia orgánica de consumo humano; lodos (procedentes de
plantas depuradoras); turba; minerales; etc. Aunque los abonos orgánicos contienen
una combinación importante de nutrientes, su contenido o, más bien, su concentración
en micronutrientes y macronutrientes suele ser baja y variable, por lo que hay que
aportarlos en altas concentraciones para cubrir las necesidades de fertilización del suelo.
Pero, por otro lado, los abonos orgánicos aportan grandes beneficios y mejoras a la
calidad y condiciones del suelo ya que:

• Mejoran la estructura y propiedades del suelo.


• Tiene un efecto regulador en la temperatura del suelo y evita la evaporación
excesiva ayudando a mantener la humedad del suelo.
• Favorece el desarrollo de microbiota beneficiosa para el cultivo.
• Crea unas condiciones adecuadas para el uso de fertilizantes químicos de
composición específica en nutrientes.

Por su parte, los abonos químicos o fertilizantes químicos, tienen un origen sintético y
se producen por la industria agroquímica a partir de sustancias naturales o mediante
síntesis química. Los fertilizantes químicos tienen algunas claras ventajas:

• Tienen una composición química definida, por lo que se pueden aplicar de forma
más precisa según las necesidades.
• Pueden aplicarse de forma más sencilla y en momentos específicos del desarrollo
del cultivo.
• Permiten más variedad de aplicaciones (partículas esparcidas sobre el suelo,
disueltos en agua, aplicación en partes específicas).

Pero los abonos químicos presentan también limitaciones, ya que sólo afectan a la
presencia de nutrientes en el suelo, sin mejorar realmente las características físicas de
este. Por otro lado, al contener nutrientes en gran concentración su aplicación en exceso
puede provocar importantes problemas de contaminación ambiental, especialmente
los abonos nitrogenados y la contaminación de aguas del subsuelo.

Los abonos químicos y los abonos orgánicos pueden ser dos formas complementarias
para fertilizar los suelos. Dependiendo de las características del cultivo y el tipo de
producción (no es lo mismo hablar de un pequeño jardín que de una gran explotación
agrícola) podremos utilizar preferentemente abonos orgánicos, fertilizantes químicos o
una combinación de ambos.

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