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PROTECCIÓN JURÍDICA DEL CRÉDITO

Nos referimos a las facultades que tiene el acreedor para resguardar y efectivizar sus derechos.
Estas facultades comprenden medios preventivos de actuación y formas de ejecución directas
e indirectas.

EL PATRIMONIO COMO GARANTÍA COMÚN DE LOS ACREEDORES

Los bienes que componen el patrimonio del deudor, con los límites impuestos en la ley, obran
como resguardo de los créditos de los acreedores, por lo que la legislación permite a éstos
exigir la venta judicial de tales bienes, aunque sólo en la medida necesaria para satisfacer su
crédito (art. 743).

BIENES EXCLUIDOS DE LA GARANTÍA COMÚN

Existen bienes que forman parte del patrimonio del deudor pero que quedan excluidos de la
garantía común (art. 743) por razones humanitarias o de interés público, como las ropas y
muebles de uso indispensable (del deudor y su círculo), los instrumentos necesarios para el
ejercicio de su profesión o los derechos de usufructo, uso y habitación.

Además, quedan excluidos los bienes relacionados al sepulcro -salvo que se reclame su precio
de venta-, y los bienes afectados a la religión del deudor.

Las indemnizaciones derivadas de lesiones psicofísicas y las indemnizaciones por alimentos en


casos de homicidio, también son excluidas, al igual que todo otro bien excluido por otras leyes
o declarado inembargable.

CLASES DE ACREEDORES

Todos los acreedores pueden ejecutar los bienes del deudor en posición igualitaria, excepto
que exista una causa legal de preferencia (art. 743). Es así como se distingue entre los
acreedores comunes, también llamados quirografarios y los acreedores privilegiados, que son
aquellos a quienes asiste algún tipo de derecho que les permite cobrar con prioridad. La
distinción es especialmente trascendente cuando el patrimonio del deudor resulta insuficiente
para pagar a todos sus acreedores.

El art. 2573 del nuevo Código Civil define el privilegio como "...la calidad que corresponde a un
crédito de ser pagado con preferencia a otro...".

Los privilegios tienen diferentes cualidades: deben ser de origen legal (art. 2574), son
accesorios (dependen del crédito, se mueven con él) (art. 656), son indivisibles (se mantiene
inmutable), son excepcionales (la regla es que todos cobren en igualdad, por lo que en caso de
duda se considera que no existe privilegio alguno), son renunciables y postergables (salvo en
caso de créditos laborales).

El privilegio se extingue cuando concluye el crédito, siguiendo la regla de la accesoriedad (arts.


856 y 857). Sin embargo, en ocasiones puede terminarse sólo el privilegio y permanecer
vigente el crédito principal, como en los casos de renuncia al privilegio (art. 2575 CCyCN);
cuando se pierde la cosa sobre la cual recae el privilegio y cuando el acreedor resulta
adquirente de aquella cosa.

El nuevo CCyC establece que en el caso de procesos universales, los privilegios se rigen por la
ley aplicable a los concursos.
En líneas generales, esta ley distingue las situaciones de las siguientes personas:

a) acreedores de la masa (arts. 239 a 250): han realizado tareas a favor de todos los
acreedores, por lo que cobran con prioridad sobre todos los demás.

b) acreedores con privilegio especial (art. 240): gastos de construcción, mejora o conservación
de la cosa; créditos laborales de los últimos 6 meses o debidos por indemnizaciones; créditos
con garantía real; etc.

c) acreedores con privilegio general (art. 246): sumas adeudadas a trabajadores por salarios;
capital adeudado por la seguridad social; gastos funerarios; capital adeudado al fisco por
impuestos y tasas; capital por facturas de crédito aceptadas.

El nuevo Código también establece el derecho de cobro preferente del primer acreedor
embargante (art. 745 CCyCN). Más específicamente, dispone la norma que si varios acreedores
embargan el mismo bien del deudor, el rango entre ellos se determina por la fecha de la traba
de la medida.

DERECHO DE RETENCIÓN

Se ha definido al derecho de retención como una garantía concedida por la ley a todo acreedor
de una obligación cierta y exigible, quien puede conservar en su poder la cosa que debe
restituir al deudor, hasta el pago de lo que éste le adeude en razón de la cosa. Quedan
excluidos de esta facultad quienes obtienen la cosa por medios ilícitos o quien la recibe en
virtud de una relación contractual a título gratuito, a menos que sea en el interés del otro
contratante (art. 2587). Toda cosa que esté en el comercio puede ser retenida, siempre que
deba restituirse y sea embargable según la legislación pertinente (art. 2588)

La facultad de retención tiene varias características: es accesoria al crédito (busca asegurar su


cobro, sigue la suerte de la obligación principal); es indivisible (se ejerce sobre toda la cosa); es
cesible (el derecho de retención se transmite junto con el crédito principal); es excepcional; y
es facultativo (es opcional su ejercicio).

Además, esta facultad tiene ciertos efectos: admite la administración y disposición de la cosa
por el deudor; no impide el embargo y la subasta de la cosa; interrumpe el curso de la
prescripción del crédito al que accede mientras subsista; y en caso de concurso o quiebra de
quien retiene, la retención queda sujeta a la legislación concursal.

El retenedor cuenta con los siguientes derechos (art. 2590):

a) Ejercer todas las acciones de que dispone para la conservación y percepción de su crédito y
las que protegen su posesión o tenencia de la cosa retenida.

b) Percibir un canon por el depósito, desde que su intimación al deudor a pagar y a recibir la
cosa obtiene un resultado negativo.

c) Percibir los frutos naturales de la cosa retenida.

Por otro lado, son obligaciones del retenedor (art. 2591):

a) No usar la cosa, excepto pacto en contrario.

b) Conservar la cosa y efectuar las mejoras necesarias a costas del deudor.

c) Restituir la cosa al concluir la retención.


El derecho de retención se puede extinguir por diversas circunstancias (art. 2593):

a) Extinción del crédito garantizado.

b) Pérdida total de la cosa (la destrucción material de la cosa hace imposible la retención).

c) Renuncia o abandono de la cosa (pérdida del derecho por voluntad de su titular).

d) Confusión (la misma persona es dueña y retenedora).

e) Falta de cumplimiento de las obligaciones por el retenedor o abuso de derecho de su parte.

EJECUCIÓN DE BIENES Y MEDIOS PREVENTIVOS DE ACTUACIÓN.

Para hacer efectiva la protección del crédito existen medios de ejecución y formas preventivas
de actuación. Estas últimas tienen como finalidad proteger el derecho mediante la
conservación de bienes o acciones del deudor. Entre ellas aparecen: la acción de
inoponibilidad, la subrogatoria, la de simulación, y las medidas cautelares previstas en los
Códigos de Procedimientos en lo Civil y Comercial.

ACCIÓN DE DECLARACIÓN DE INOPONIBILIDAD

Se ha definido a la inoponibilidad como un supuesto de ineficacia establecido por la ley, que


priva a un negocio válido y eficaz entre las partes, de sus efectos respecto de determinados
terceros a quienes la ley dirige su protección, permitiéndoles ignorar la existencia del negocio
e impidiendo a las partes del mismo ejercitar pretensiones jurídicas dirigidas contra un tercero.

En este caso, nos referimos a la acción de inoponibilidad en supuestos de fraude a los


acreedores, a cuyo respecto el art. 338 CCyC dispone que "Todo acreedor puede solicitar la
declaración de inoponibilidad de los actos celebrados por su deudor en fraude de sus
derechos, y de las renuncias al ejercicio de derechos o facultades con los que hubiese podido
mejorar o evitado empeorar su estado de fortuna". Aclara, además, que "La declaración de
inoponibilidad se pronuncia exclusivamente en interés de los acreedores que la promueven, y
hasta el importe de sus respectivos créditos" (art. 342).

La acción de inoponibilidad la ejerce el acreedor interesado por su propio derecho,


directamente contra quienes participaron en el acto impugnado (es personal), y en el ámbito
civil, el beneficio por su éxito resulta sólo a favor del reclamante (es individual). Esta acción
sólo resulta procedente en los casos de actos fraudulentos por cuya causa el deudor se vuelve
insolvente o bien agrava su insolvencia (es subsidiaria).

Para que esta acción proceda, existe distintos requisitos:

a) Que el crédito sea de causa anterior al acto impugnado, excepto que el deudor haya
actuado con el propósito de defraudar a futuros acreedores: ya que el acreedor de fecha
posterior al acto impugnado no tendría como garantía ese bien que ya había dejado el
patrimonio del deudor.

b) Que el acto haya causado o agravado la insolvencia del deudor: esta circunstancia es la que
causa un perjuicio a los acreedores quienes no podrán cobrar sus créditos.

c) Que quien contrató con el deudor a título oneroso haya conocido o debido conocer que el
acto provocaba o agravaba la insolvencia: si el negocio es a título gratuito, el acreedor sólo
debe probarlo para que prospere la acción.
La prosperidad de esta acción produce distintos efectos para todos aquellos quienes hayan
participado: el deudor, los adquirentes y los sub-adquirentes. En este sentido, la ley establece
que:

a) Acreedores demandantes: el acto fraudulento será inoponible al acreedor demandante, y


este tendrá derecho a ejecutar el bien y a recibir el valor de su crédito. Si quedase un saldo,
será para el adquirente.

b) Acreedores del adquirente: el fraude no puede oponerse a los acreedores del adquirente,
que de buena fe hayan ejecutado los bienes comprendidos en el acto (art. 340)

c) Deudor, adquirente y subadquirentes: La acción del acreedor contra el subadquirente de los


derechos obtenidos por el acto impugnado sólo procede si adquirió por título gratuito, o si es
cómplice en el fraude; la complicidad se presume si, al momento de contratar, conocía el
estado de insolvencia.

La ley civil permite seguir la pretensión no sólo contra el adquirente originario, sino también
contra el subadquirente. Con relación al subadquirente de mala fe y a quien contrató de mala
fe con el deudor, se establece que responden solidariamente por los daños causados al
acreedor que ejerció la acción, si los derechos se transmitieron a un adquirente de buena fe y a
título oneroso, o de otro modo se perdieron para el acreedor. En cambio, quien contrató de
buena fe y a título gratuito con el deudor, responde sólo en la medida de su enriquecimiento
(art. 340).

La acción de inoponibilidad se extingue si el adquirente de los bienes transmitidos por el


deudor desinteresa a los acreedores o bien da garantía suficiente de que lo hará (art. 341). A
su vez, el pedido de declaración de inoponibilidad nacido del fraude prescribe a los dos años
(art. 2562, inc. f), contados desde que se conoció o se pudo conocer el vicio del acto (art. 2563,
inc. f).

ACCIÓN DIRECTA

Se trata de una acción que compete al acreedor para percibir lo que un tercero debe a su
deudor, hasta el importe del propio crédito. El acreedor la ejerce por derecho propio y en su
exclusivo beneficio. Tiene carácter excepcional, es de interpretación restrictiva, y sólo procede
en los casos expresamente previstos por la ley (736 CCyCN). En este caso el objeto ingresa en
el patrimonio del acreedor que la ejerce, sin pasar por el patrimonio del deudor. Así, los
acreedores del deudor, no puedan hacer valer los derechos sobre el bien en cuestión.

Como condiciones necesarias para el ejercicio de la acción directa, la ley requiere (art. 737):

a) Un crédito exigible del acreedor contra su propio deudor. Si no podría promover un


reclamo, no procede esta acción.

b) Una deuda correlativa exigible del tercero demandado a favor del deudor.

c) Homogeneidad de ambos créditos entre sí; es decir que éstos deben presentar iguales
caracteres (ej.: se debe la entrega de sumas de dinero, en ambos casos).

d) Ninguno de los dos créditos debe haber sido objeto de embargo anterior a la promoción de
la acción directa, pues la demanda no podría ser acogida con menoscabo a dicha medida
cautelar.

e) Citación del deudor a juicio: de tal modo que pueda oponer las defensas correspondientes.
f) Que la ley la conceda: este requisito surge de la propia definición de la acción (art. 736). sólo
puede ejercerse en casos muy especiales, para los cuales el legislador prevé este remedio.

La acción directa produce los siguientes efectos (art. 738):

a) La notificación de la demanda causa el embargo del crédito a favor del demandante

El embargo permite que esta figura tenga sentido, ya que de nada valdría si luego de notificada
la demanda, el tercero pudiere liberarse pagando la deuda a su acreedor por fuera del proceso
iniciado.

b) El reclamo sólo puede prosperar hasta el monto menor de las dos obligaciones.

El ejercicio de la acción está sometido a un doble límite: el acreedor no puede reclamar más de
lo que su deudor le debe, ni más de lo que el tercero le debe a su deudor.

c) El tercero demandado puede oponer al progreso de la acción todas las defensas que tenga
contra su propio acreedor (al igual que si fuere él quien demandara) y contra el demandante
(pues éste demandará por derecho propio).

d) El monto percibido por el actor ingresa directamente a su patrimonio.

e) El deudor se libera frente a su acreedor en la medida en que corresponda en función del


pago efectuado por el demandado.

En realidad, ambos deudores se liberan frente a los respectivos acreedores en la medida del
pago efectuado.

Algunos de los supuestos legislados de acción directa son:

- Subcontratación (art. 1071 inc. b] CCyCN): el subcontratado dispone de las acciones que
corresponden al subcontratante, contra la otra parte del contrato principal.

- Sublocación de cosas (art. 1216 CCyCN): el locador tiene acción directa contra el sublocatario
por el cobro de los alquileres.

- Sustitución de mandato (art. 1327 CCyCN): el mandante tiene acción directa contra el
mandatario sustituido por las obligaciones que éste hubiere contraído en la sustitución;
también el sustituido tiene acción directa contra el mandante.

- Contrato oneroso de renta vitalicia (art. 1605 CCyCN).

- Seguro de responsabilidad civil (art. 118 ley 17.418/1967).

ACCIÓN SUBROGATORIA

La acción subrogatoria constituye un recurso tendiente a amparar los créditos de los


acreedores, ante una actitud remisa del deudor (no actúa, o bien se desinteresa de ingresar
bienes o derechos a su activo patrimonial o de impedir que éstos egresen).

En este sentido, el art. 739 CCyC establece que “el acreedor de un crédito cierto, exigible o no,
puede ejercer judicialmente los derechos patrimoniales de su deudor, si éste es remiso en
hacerlo y esa omisión afecta el cobro de su acreencia. El acreedor no goza de preferencia
alguna sobre los bienes obtenidos por ese medio"
El deudor debe ser citado a juicio para que tome intervención (art. 740) y podrá oponer al
acreedor todas las excepciones y causas de extinción de su crédito, aun cuando provengan de
hechos del deudor posteriores a la demanda, siempre que éstos no sean en fraude de los
derechos del acreedor (art. 742).

Si bien el principio general es que la acción subrogatoria puede ejercerse sobre todo tipo de
derechos y acciones del deudor, éste no resulta absoluto y el CCyC establece que quedan
excluidos de la acción subrogatoria (art. 741): los derechos y acciones que, por su naturaleza o
por disposición de la ley, sólo pueden ser ejercidos por su titular; Los derechos y acciones
sustraídos de la garantía colectiva de los acreedores; y las meras facultades, salvo que de su
ejercicio pueda resultar una mejora en la situación patrimonial del deudor.

Esta acción supone relaciones entre el subrogado (deudor del acreedor subrogante), el tercero
demandado (deudor del deudor subrogado) y el acreedor subrogante. Por ello, sus efectos
deben ser analizados teniendo en cuenta tales relaciones.

a) Efectos entre el acreedor subrogante y el tercero demandado: se trata de adversarios


aparentes. Por ello, el tercero demandado podrá oponer todas las defensas que hubiere
podido hacer valer contra el deudor subrogado, por ser éste su propio acreedor.

b) Efectos entre el acreedor subrogante y el deudor subrogado: dado que el deudor subrogado
será citado a juicio, la sentencia que allí se dicte le será oponible, y el resultado de la acción
beneficiará a todos los acreedores por cuanto aquello que se obtenga, ingresará al patrimonio
del deudor subrogado.

c) Efectos entre el deudor subrogado y el tercero demandado: el subrogado-citado quedará


afectado por las alternativas del juicio, resultándole oponibles los efectos de la cosa juzgada.

d) Efectos entre el acreedor subrogante y los demás acreedores del subrogado: el art. 739
dispone que el acreedor no goza de preferencia alguna sobre los bienes obtenidos por este
medio.

El derecho a ejercer la acción subrogatoria cesa cuando el deudor retoma la actividad útil en
protección de su patrimonio.

MEDIDAS PROCESALES DE PROTECCIÓN DEL CRÉDITO

Existen otros recursos que permiten tutelar el crédito: las medidas cautelares o precautorias.

Pueden recaer sobre los bienes o sobre las personas. En principio, pueden ser ordenadas antes
o después de iniciados los procesos, y se decretan y cumplen sin audiencia a la otra parte, de
tal modo de evitar la realización de maniobras que podrían afectar los bienes que constituyen
la garantía para los acreedores. Una vez trabadas, se notifican al afectado dentro de plazos
cortos, de tal modo de evitarle perjuicios innecesarios.

Además, las medidas precautorias sólo pueden decretarse bajo la responsabilidad de la parte
solicitante, quien usualmente deberá prestar caución por todas las costas y daños que aquéllas
pudieren ocasionar. Tales conceptos se impondrán al acreedor, sólo si éste se hubiere abusado
o excedido en el ejercicio de su derecho. Las medidas cautelares son provisionales,
subsistiendo mientras duren las circunstancias que determinaron su concesión, pudiendo
ampliarse, reducirse o bien sustituirse según las circunstancias.

EMBARGO
Consiste en la afectación por orden judicial, de uno o de varios bienes del deudor, al pago del
crédito sobre el cual versa tal proceso de ejecución. El embargo se realiza a cosas registrables,
y las vuelve indisponibles para el dueño. El embargo es preventivo en primera instancia, pero
puede volverse ejecutivo y ejecutorio posteriormente.

SECUESTRO

Se denomina como secuestro a la medida judicial en cuya virtud se desapodera a una persona
de una cosa litigiosa, o embargada, o de un documento, que tiene el deber de presentar o de
restituir.

INHIBICIÓN GENERAL DE BIENES

Esta medida precautoria puede aplicarse en todos aquellos casos en que habiendo lugar a
embargo, éste no pudiere hacerse efectivo por no conocerse bienes del deudor, o por no
cubrir éstos el importe del crédito reclamado. Se trata de una inhibición general al deudor de
disponer de sus bienes en la jurisdicción donde se registra la medida.

Es considerada la medida más gravosa por recaer sobre la persona, por lo que el acreedor se
hace responsable por cualquier daño generado.

ANOTACIÓN DE LITIS

Esta medida cautelar tiene por objeto asegurar la publicidad de los procesos relativos a bienes
inmuebles o muebles registrables, frente a la eventualidad de que las sentencias que en ellos
recaigan, hayan de ser opuestas a terceros adquirentes del bien litigioso o a cuyo favor se
constituya un derecho real sobre éste. Tal anotación no indispone al bien, y el juez puede
realizarla a pedido de partes o de oficio.

PROHIBICIÓN DE INNOVAR

Se aplica esta medida cautelar cuando existe el peligro de que si se altera una situación de
hecho o de derecho, la modificación pueda influir en la sentencia, convirtiendo incluso su
ejecución en ineficaz o imposible.

PROHIBICIÓN DE CONTRATAR

Se trata de una especie de medida de no innovar, mediante la cual se ordena a alguna de las
partes que se abstenga a celebrar uno o más contratos determinados, respecto de los bienes
litigiosos o que han sido objeto de embargo, acordando a esa orden la correspondiente
publicidad.

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