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ESTUDIOS - N° 33 -ISSN 0328-185X (Enero-Junio 2015) 179-184

CHIARAMONTE, José Carlos, (2013), Usos políticos de la


historia. Lenguaje de clases y revisionismo histórico. Buenos Aires:
Sudamericana. 300 pp.

Historia y política. Análisis de una crítica académica


al oficio del historiador

Agustín Rojas1

El consagrado historiador argenti- finitivamente en su país luego de la recu-


no José Carlos Chiaramonte en la intro- peración democrática.3 Sin ser dato me-
ducción de su libro Usos políticos de la his- nor, su capital intelectual integra el lega-
toria. Lenguaje de clases y revisionismo his- do historiográfico argentino de la llamada
tórico (2013), advierte lo siguiente: «En- «renovación historiográfica», habiendo
tre los asuntos que por su naturaleza es- recibido actualmente importantes distin-
tán expuestos a los riesgos que hemos se- ciones como el Premio Konex (2012) y el
ñalado [adscripciones ideológicas/políti- reconocimiento general de la crítica aca-
cas] uno de los más sensibles es el de las démica.
independencias de las colonias hispano- Usos políticos de la historia… debe
americanas y de los orígenes y conforma- leerse en clave política poniéndose en re-
ción de los Estados nacionales que le su- lieve desde el momento inicial de su pu-
cedieron».2 Precisamente esta afirmación blicación. Es decir, este texto que reseña-
del historiador renovador presume la cons- mos puede interpretarse a partir de una
tante perplejidad en el momento de inter- doble función. Por un lado, constituye una
pretar un período clave de la historia ar- síntesis de la vigorosa obra del autor: com-
gentina: la primera mitad del siglo XIX. probamos un repaso integral de sus pu-
José Carlos Chiaramonte (1931-actuali- blicaciones en formato de libros, revistas
dad) es un intelectual cuya identidad pro- académicas nacionales e internacionales y
fesional pertenece al campo universitario, artículos –algunos de la mano de Pablo
participando como docente e investigador Buchbinder– del Instituto de Historia ar-
en numerosas altas casas de estudio ar- gentina y americana Dr. Emilio Ravignani,
gentinas. Tras un breve exilio en México como parte de una amplia carrera acadé-
continuando su labor logró instalarse de- mica que recupera con reflexiones perso-

1
Profesor y Licenciado por la Universidad Nacional de Córdoba. Integrante el proyecto de
investigación «Intervenciones sobre el pasado. Historia, política y memoria en la Argentina
contemporánea. Lecturas desde Córdoba», dirigido por la Doctora Marta Philp (CIFFyH-
UNC). Contacto: agustinrojas_0302@hotmail.com
2
Chiaramonte, (2013):78.
3
Zeitler, (2013):64.

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nales sobre la disciplina que fueron edita- Lo innovador en esta publicación


das en diarios argentinos como Clarín y consiste en la intención de deconstruir
Página/12. Segundo, en vinculación con aquel imaginario intelectual/político do-
lo anterior, una crítica precisa a los «usos tándolo de racionalidad histórica. En pa-
del pasado»4 de determinadas operacio- labras de Michel Foucault, desenmasca-
nes intelectuales y políticas sobre el ima- rar las esencias y verdades universalistas.
ginario colectivo «nacional» tendientes a No es el primer intento intelectual del au-
«deformar» el «significado histórico real» tor pero ahora cumple una función espe-
del mismo. Para aquellos que se interesan cífica signada por el contexto político kir-
en la obra de Chiaramonte, este libro re- chnerista. Chiaramonte toma la palabra
sulta una defensa crítica acerca de los publicando en los diarios argentinos más
avances de la historiografía académica ar- prestigiosos, criticando «el agraviante mote
gentina desde comienzos del s. XX. Pro- de «liberales extranjerizantes’’ por parte
cede a desmentir las «injurias» de las po- de historiadores presuntamente oficialis-
líticas culturales del gobierno de Cristina tas.6 El núcleo principal de su argumenta-
Fernández de Kirchner, quien a través del ción se encuentra al momento de afirmar
decreto 1880/2011 creó el Instituto Re- que la revisión de la historia es intrínseca
visionista Manuel Dorrego ignorando, se- al oficio intelectual: «Todo historiador es
gún el autor, tales avances.5 necesaria y obligadamente revisionista dado
En definitiva, este libro se divide en que, si algo nuevo tiene que decir, está
distintos capítulos tendientes a reflejar un obligado a revisar, variando lo que haya
balance favorable de la historiografía cien- que variar, lo hecho hasta el momento».7
tífica: 1) Una sección dedicada propia- El autor critica no sólo la endeblez inte-
mente al desarrollo investigativo del his- lectual y metodológica de los historiado-
toriador y la disciplina acerca de la prime- res revisionistas del Instituto Manuel Do-
ra mitad del siglo XIX; 2) Otra sección de rrego, sino particularmente la «manipula-
«divulgación» acerca de los orígenes de la ción política» del saber histórico que los
organización nacional y la historia consti- atañe.
tucional comparativa entre Estados Uni- Claramente es el oficio del histo-
dos y Argentina; 3) Por último, una sec- riador y su función social el que está en
ción «polémica» donde utiliza los puntos juego en estas disputas políticas y simbóli-
débiles de los revisionistas del Instituto cas.8 Este libro se basa en los rechazos a
Dorrego abarcando la interpretación ra- los fundamentos del Instituto revisionista
cional de las gestas patrióticas devenidas Manuel Dorrego apuntando a «otros»
posteriormente en feriados (combate de revisionistas que se «adelantaron» a la la-
la Vuelta de Obligado, la cuestión Malvi- bor del revisionismo clásico del ‘30. El
nas, etc.). texto está dividido en los siguientes apar-

4
Cataruzza y Eujanian, (2003):44.
5
Chiaramonte, (2013):78.
6
Chiaramonte, (2013):122.
7
Chiaramonte, (2013):134.
8
Florescano, (2003): 12.

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tados: 1) una reivindicación del legado his- daga los conceptos de «lenguajes de cla-
toriográfico de la Nueva Escuela Históri- ses», «clase social», «lucha de clases» y
ca; 2) los usos del lenguaje de clase; 3) «conciencia de clase» enfocándose en sus
reflexiones que atañen a la operación in- ambigüedades debido a los distintos usos
telectual del historiador frente a los usos erróneos. Recurre a los clásicos, a Carl
de la historia realizada a través del poder Marx, los románticos, hasta las cuestio-
político. nes semánticas cuya significación cambia
Desde esta primera perspectiva, la perspectiva conceptual de los términos.
recupera elogiosamente a los primeros Trabaja en relación a la individualización
historiadores profesiones argentinos –de de los fenómenos colectivos en los últi-
la primera mitad del siglo XX– basados mos estudios de las ciencias sociales. Chia-
en la «neutralidad erudita». Indaga, en- ramonte es un estudioso del lenguaje no
tonces, el pensamiento histórico de los en el sentido propuesto por el giro lin-
constitucionalistas de la tradición platense güístico sino en la búsqueda constante de
–David Peña, A. González Litardo, José la historicidad de los conceptos y los ana-
Matienzo, Juan Calderón y Emilio Ravig- cronismos vigentes. Precisamente la utili-
nani– afirmando que existía concretamente zación consciente del anacronismo con fi-
a principios del siglo XX una original tra- nes políticos es una operación frecuente
dición revisionista con continuidad en las en este libro. Las significaciones «reales»
cátedras de Historia Constitucional en la de los conceptos son la puja política y dis-
Universidad de La Plata. Allí se planteó, puta simbólica que se resuelven entre las
entre miembros de una elite marginal, una interpretaciones de los revisionistas y la de
clara reivindicación del federalismo desde los historiadores académicos.
ámbitos académicos.9 Explica cómo estos Florescano señala que la interpre-
constitucionalistas resolverían una tensión tación de los hechos históricos está prece-
que existía en la historiografía liberal –y dida por los valores del investigador y que
en la cual se enmarcaban– en donde se es inútil otorgarle un único sentido al re-
intentaba rescatar el sistema constitucio- lato histórico.10 Para Chiaramonte los ras-
nal federal y al mismo tiempo se rechaza- gos científicos de la historia profesional sos-
ba a sus primeros progenitores: los caudi- tienen, sin embargo, que «La intención de
llos provinciales. La historia de raíz jurídi- poner algunos resultados de la historio-
ca e institucionalista proporcionó el sus- grafía al servicio de otras actividades hu-
tento necesario para revertir juicios de manas no es ilegítima mientras ese servi-
valor muy arraigados en ciertas historio- cio sea respetuoso del quehacer historio-
grafías decimonónicas y de principios del gráfico», aunque es muy preciso al decla-
siglo XX. rar que este tipo de historiografía neore-
Otro aspecto, desarrollado con visionista queda «deformada por intere-
menor importancia en un apartado, es el ses políticos».11
del «lenguaje de clases». Aquí el autor in-

9
Chiaramonte, (2013):135.
10
Florecano, (2003):17.
11
Chiaramonte, (2013):23.

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En este sentido el autor disecciona en relaciones contractuales propias del


puntos específicos de «mitos» utilizados derecho natural».13 También afirma que
por la gesta nacionalista y épica del go- primero se crearon los estados y poste-
bierno populista de Cristina Fernández de riormente las naciones logrando así des-
Kirchner. En relación al episodio de la autorizar el mito nacionalista hispanoame-
Vuelta de Obligado señala que «El ani- ricano de la primera mitad del siglo XIX.
versario del combate de la Vuelta de Obli- Esta idea de ruptura interpretativa resu-
gado, en noviembre de 2011, dio lugar a me los constantes avances de la historio-
juicios históricos que no reflejan la reali- grafía de la renovación en cuanto se refie-
dad de lo ocurrido» puesto que «Se ha re a reformular el sentido común nacio-
vaciado anacrónicamente ese enfrenta- nalista a través de la invención política y
miento de la primera mitad del s. XIX en social de la imaginería.14
el molde de antiimperialismo del s. XX».12 El problema, insiste Chiaramonte,
Esta interpretación intenta descalificar el está en el «peligroso» vínculo entre la his-
feriado conmemorativo del 20 de noviem- toria y la política. Así, pues, menciona que
bre sancionando por el gobierno nacional «la única manera de que la historia sea de
representándole a la sociedad el respaldo utilidad a la política es ofrecer frutos que
oficial a una versión «politizada» del pa- no hayan sido condicionados y deforma-
sado. dos por intereses políticos con resultados
De la misma manera, analiza los que padecerán tanto la historia como la
anacronismos presentes en los discursos política».15 No puede existir una sana com-
nacionalistas que se intensificaron a partir patibilidad entre el oficio científico del his-
del Bicentenario: patria, nación, argenti- toriador y la militancia política. Incluso
nos, estado. ¿Cómo era la realidad históri- sostiene que la labor científica es la forma
ca de estos conceptos desde 1810 hasta más loable de servir a un país. En este
1853? Sin repetir los errores teóricos de sentido afirma que «una real defensa de
los revisionistas –e inclusive de los crea- los intereses nacionales en la arena inter-
dores de la Nueva Escuela Histórica– des- nacional es incompatible con el naciona-
articula el mito de la nación preexistente, lismo ideológico. (…) Piénsese no más en
el significado de «ser argentino» y la pa- la encerrona que la aventura de la inva-
tria en los albores de la Revolución de sión a las Malvinas implicó para quienes
Mayo. Definiendo estos «falsos supues- fueron atraídos por la retórica nacionalis-
tos», determina que «hacia 1810 la for- ta».16 Para este caso Chiaramonte apro-
mación de un Estado nacional no basa su vecha a criticar las intervenciones de Cris-
legitimidad en el supuesto de una nacio- tina Fernández de Kirchner en torno a su
nalidad –por lo demás, inexistente– sino política diplomática y retórica patriótica

12
Chiaramonte, (2013):263.
13
Chiaramonte, (2013):89.
14
Hobsbawm y Terencer, (2005):12.
15
Chiaramonte, (2013):23.
16
Chiaramonte, (2013):261.

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defendiendo los derechos argentinos so- cos de las entidades provinciales. Aquí el
bre las islas australes comparándola con autor reúne las hipótesis principales de sus
el patriotismo efectuado en 1982. obras anteriores. Nos referimos a Formas
El período de organización nacio- de sociedad y economía en Hispanoamérica
nal es analizado a partir de los estudios (1983), Nación y Estado en Iberoamérica.
realizados por el historiador profesional El lenguaje político en tiempo de las inde-
Emilio Ravignani, quien construyó los prin- pendencias (2004) y Fundamentos intelec-
cipales esquemas teóricos-metodológicos tuales y políticos de las independencias. No-
para interpretar la conformación de los tas para una nueva historia intelectual de
estados provinciales y luego el estado na- Iberoamérica (2010), entre otros. Además,
cional. La raíz jurídica de la relación cau- dispone de publicaciones recientes de ar-
dillo/provincias significó un quiebre ori- tículos sobre divulgación en los diarios
ginal que superó la versión política de los Clarín, Revista Ñ y, en menor medida,
padres de la historiografía erudita-docu- Página/12 obteniendo con ello una divul-
mental: Bartolomé Mitre y Vicente Fidel gación general de sus trabajos científicos
López. Elogia a este historiador jurista por a un público no necesariamente académi-
su claridad al momento de cuestionar no co.
solamente el mal llamado «período anár- Curiosamente este libro que critica
quico» en la historiografía argentina sino las consecuencias falaces de la relación
en la independencia ideológica que ha te- entre la política y la historia, resulta ser un
nido con respecto al poder político defen- libro que atañe a la política. Siendo una
diendo su autonomía profesional. Diferen- crítica fundamentada del oficio del histo-
cia esta actitud ética de Ricardo Levene riador científico frente a las interpretacio-
quien desarrolló una estrategia adaptativa nes ideologizadas, constituye una respuesta
incluso durante el peronismo. sectorizada a las políticas culturales im-
Resumiendo el papel obtenido por partidas por el gobierno nacional partici-
los primeros historiadores profesionales pando en las disputas simbólicas por la sig-
advierte que «el revisionismo histórico, nificación del pasado y la legitimidad de
lejos de ser una corriente original surgida las narraciones.
en la tercera década del siglo XX, no fue
otra cosa, en sus orígenes, que una adap-
Bibliografía
tación politizada de la renovación que so-
bre el papel de los caudillos y otras figuras
CATTARUZZA, Alejandro y EUJA-
destacadas del siglo XIX habían impulsa-
NIAN, Alejandro, (2003), Políticas de
do, entre otros, historiadores universita-
la historia: Argentina 1860-1960. Bue-
rios desde fines de esta centuria».17 En
nos Aires: Alianza.
cuanto su relación con el federalismo des-
menuza este concepto asegurando que, en FLORESCANO, Enrique: La Historia y
realidad, existían instituciones confedera- el historiador, (2003), México, D.F.:
das tan múltiples como los actores políti- Fondo de Cultura Económica.

17
Chiaramonte, (2013):21.

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HOBSBAWM, Eric y TERENCER, Ran-


ger, (2005), La invención de la tradi-
ción. Barcelona: Crítica.
ZEITLER, Elías, (2013), José Carlos Chia-
ramonte. Provincias, regiones y nación
en la argentina actual. Tesis doctoral.
Córdoba: Universidad Nacional de
Córdoba.

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