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Realidad socioproductiva y laboral de la Argentina

TECNICATURA SUPERIOR EN SOPORTE DE INFRAESTRUCTURA DE TECNOLOGÍA DE LA


INFORMACIÓN

Alumna: Miranda Ivana Denise

Profesora: Sánchez Melisa

24 DE SEPTIEMBRE DE 2018
Miranda Ivana denise
Un Peso un Dólar
Ricardo Tattarelli es un empleado del estado que, inducido por su jefe Cacho,
toma un retiro voluntario, ya que las privatizaciones y los despidos son
inminentes. Con la gran suma de dinero pone una pizzería, y su vida
comienza a tomar otro rumbo. Una comedia que nos muestra a una familia
tratando de encajar en el supuesto primer mundo que nos dejó la década del
90 en la argentina.

Bajo los dos mandatos del presidente Carlos Menem (1989-1995 /1995-1999)
la Argentina termina de concentrar las bases del modelo neoliberal; aquel
que, en los setenta, había tomado fuerzas bajo el gobierno de facto de Jorge
Rafael Videla y su ministro de economía José Martínez de Hoz.
El desempleo hizo temblar la estabilidad laboral. El país se encaminaba a la
privatización de empresas públicas y al afamado retiro voluntario; en
definitiva, fueron años donde los valores comenzaron a modificarse, donde la
sociedad se remplazó por consumidores y, especialmente, surgió un fuerte
proceso de desindustrialización.
El primero de enero de 1992 la moneda argentina vuelve a llamarse peso, tal
como se la denominó desde 1899 hasta enero de 1970, cuando fue
reemplazado por el peso ley, que a su vez fue sustituido por el peso argentino
en 1983 y luego por el austral en 1985. El nuevo billete de un peso fue
equivalente a 10.000 de los antes vigentes australes y, de acuerdo con el
Plan de Convertibilidad de la moneda, su cotización seria a la par con el dólar:
un peso, un dólar.
La situación del filme contrasta fuertemente, ya que uno de sus grandes
problemas era precisamente: monedas debilitadas por la alta inflación y la
elevada deuda.
La clase media llego a estándares de vida relativamente estables: ingresos
dolarizados, accesos a bienes de calidad, viajes a destinos insospechados y
casa propia y en cuotas.
Sin embargo, estos sectores tuvieron que rendir cuenta, durante la explosión
de 2001 donde alcanzo a casi todos. El nivel de endeudamiento se revelo
insosteniblemente y el pueblo sufrió las consecuencias.
Rasgos sobresalientes de la situación social en los 90
Indicadores centrales de la situación social en Argentina:
• Creciente nivel de pobreza, que alcanzó al 30% de la población a fines de
los 90 y que en mayo 2002 llega al 50 % de la población.
• Moderada disparidad en la distribución del ingreso respecto al resto de la
región, aunque en aumento y elevada si se la compara con otros países del
mundo.
• Marcadas disparidades geográficas en la distribución del ingreso, donde el
ingreso per cápita de la jurisdicción más rica es 4.1 veces superior al de la
más pobre.
• Elevado y creciente nivel de desempleo 18.4 % en octubre del 2001.
• Aumento significativo en la informalidad laboral, 40% de los trabajadores en
relación de dependencia, que trunca el espíritu universal de la cobertura
contra riesgos sociales.
• Alta tasa de escolarización, aunque menor en la enseñanza media y con
significativas diferencias en la calidad educativa según ingreso familiar.
• Amplia cobertura de salud básica, aunque con ciertas inequidades en la
calidad del servicio.
Además del desempleo, otro rasgo central de la evolución del mercado de
trabajo se caracteriza por un incremento en el nivel de informalidad. El
porcentaje de trabajadores sin cobertura de la seguridad social ha crecido de
manera relativamente sostenida durante todo el período 1980-2001.
Con respecto al ámbito educativo la Ley Federal de Educación, sancionada
en 1993, que proveyó un nuevo marco general que regularía el sistema
educativo ahora más descentralizado, transformando el sistema en su
conjunto por medio de un conjunto de medidas. El Consejo Federal de
Educación, el cual nuclea al Ministro de Educación del gobierno nacional y a
los responsables de las carteras educativas provinciales, comenzó
paulatinamente a cobrar una nueva fuerza mediante acuerdos de
transformación educativa y formación docente (Morduchowicz,1999). No
obstante, esa tendencia, este organismo no alcanzó durante los años noventa
a dotarse de las capacidades políticas y técnicas suficientes como para atacar
de raíz los problemas de la educación argentina.
A partir de la transferencia educativa, el Ministerio de Cultura y Educación
dejó de tener bajo su órbita las escuelas, es decir ya no dependían del mismo
establecimiento educativo en forma directa (Filmus, 1998). En ese marco se
celebró un acuerdo entre el gobierno nacional y los gobiernos provinciales,
denominado Pacto Federal Educativo, el cual fijó el compromiso de financiar
mejoras de infraestructura, capacitación, cobertura y eficiencia. Al mismo
tiempo se dictó la Ley de Educación Superior, la cual le asignó a las
provincias la responsabilidad de la educación superior no universitaria y
estableció que era responsabilidad del gobierno nacional velar por la calidad
de la oferta educativa en las universidades, creando un sistema de evaluación
institucional a través de una entidad estatal autónoma e independiente del
gobierno llamada Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación
Universitaria – CONEAU – (Morduchowicz, 1999: 2627). Dicha norma
cuestionó la gratuidad de la enseñanza, permitiendo el arancelamiento e
implementando al mismo tiempo una política de becas en forma paralela,
como mecanismo destinado a incrementar los fondos, lo cual suscitó fuertes
disputas entre los estudiantes universitarios, los partidos políticos y el
gobierno central. Para la segunda mitad de los noventas, el Ministerio de
Educación nacional había puesto en marcha un par de programas sociales
focalizados de carácter compensatorio, los cuales representaban una
proporción poco significativa del presupuesto educativo del gobierno nacional.
Ellos eran el Plan Social Educativo y el Programa Nacional de Becas de
Retención Escolar
Los principales lineamientos y directrices de la política exterior argentina de la
década de los ’90, se desprenden de un hecho significativo, la existencia de
un paradigma propio en la visualización e interpretación del sistema
internacional: el denominado “realismo periférico”.
Se basó en el orden internacional reinante, acabada la Guerra Fría, con claros
vencedores de la misma, y una fuerte expansión del proceso de
Globalización. La idea central de este realismo se sustenta en la adhesión de
Escudé al pensamiento de Tucídides respecto de que "los fuertes hacen lo
que pueden, los débiles sufren lo que deben". Por lo tanto, dadas las reglas
de poder del mundo de los años noventa, la única posibilidad para estados
periféricos como Argentina, es la "aceptación realista" de los límites de un
país débil, dependiente, vulnerable, y poco relevante para los intereses vitales
de los países centrales, con los que existe una indiscutida asimetría del
poder.
En la política exterior, el objetivo central de esta debe ser remover obstáculos
para el desenvolvimiento económico del país, reduciendo costos y riesgos de
costos eventuales y mejorando las percepciones que del país albergan
aquellos que desde el exterior tienen capacidad de decisión sobre su futuro.
Por lo tanto, se trata de entablar buenas relaciones políticas, principalmente
con Estados Unidos y otras potencias occidentales, que harán posible la
administración cooperativa de los conflictos de intereses económicos que
inevitablemente se presentan con esas mismas potencias.
Las escenas que se ven reflejadas con respecto al filme visto, es sobre la
gran demanda de oferta laboral, desempleo y pobreza. Y un estado que dejo
a la mayoria de la población argentina en situaciones de endeudamiento,
bancarrota. La escena que marco la atención es en el momento en que los
argentinos tuvieron como pesadilla económica el 'corralito' decretado por el
presidente Fernando de la Rúa el día 3 de diciembre de 2001. El corralito
supone la limitación del Gobierno a la libertad para disponer del dinero en
efectivo depositado en las entidades bancarias por parte de los titulares de las
cuentas. Además, tampoco permite movimientos como las transferencias al
extranjero.

La Argentina sufrió, y sigue sufriendo las consecuencias que dejo aquel


gobierno. Sin poder lograr un equilibrio en la Educación, Pobreza, Trabajo,
estabilidad laboral y financiera. Estas son las cicatrices que la Argentina no
puede cubrir ni ocultar, solo queda esperar a que hará el próximo gobierno
por mejor o arreglar lo que el anterior va dejando.

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