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Título: Un bocado.

Brissa se miró en el espejo, sintiendo la mirada crítica de su reflejo. ¿Cómo había llegado a
este punto en su vida? Se prometió a sí misma que haría lo necesario para cambiar. Suena
la puerta, Dani la abre y pregunta: "¿Brissa, qué hiciste? ¡NONONO! Brissa empieza a
llorar. Le susurra a Dani "Lo siento, ya arreglé las cosas". Hay tanta sangre que Brissa se
desmaya, Dani llora y grita de desesperación, entre llantos llama a emergencias. Se
escucha el sonido de un celular muy fuerte. Dani despierta confundida, "¿Dónde estoy?
¿Qué hago aquí?" "Tranquila, necesitas descansar un poco, te desmayaste ayudando a tu
hermana", le responde la enfermera. "¿Dónde está mi hermana? ¿Está bien ella?",
pregunta preocupada Dani. "Aún está en recuperación, mantente en reposo", le responde
de forma amable la enfermera. Brissa no despertaba, había perdido mucha sangre, las
lesiones en sus brazos eran muy profundas. Brissa y Dani solo se tenían a ellas dos. Para
las dos no había sido nada fácil asimilar la muerte de su padre. Su madre las abandonó
desde muy chicas y siempre habían tenido ese apego a su papá, pero desde que falleció
las cosas habían cambiado.

Era inicio de primavera, Brissa estaba tan feliz por el inicio de clases. Preparó el desayuno
para todos. El día estaba nublado y un poco frío. De repente, se escucha un golpe en la
puerta. Frunciendo el ceño, se acerca con curiosidad a abrirla. Al abrir, una señora la
saluda con una gran sonrisa y solloza. "¿Hola, disculpa familia Sáenz?" Brissa,
confundida, asintió. "Mi nombre es Amelia, ¿se encontrará tu padre? Quisiera platicar con
él." ¿Quién era esta señora? ¿Y por qué buscaba a mi papá? Mi padre no había salido con
alguien desde que mi mamá nos dejó. En verdad, decía que estar con nosotras era
suficiente. Llamé a mi padre, pero en el transcurso Amelia parecía estar nerviosa. Quizás
era una pretendiente de mi papá o alguna tía. En verdad, tenía muchas preguntas.

Mi papá la invitó a pasar, y estuvieron hablando muy bajo como si tuvieran un secreto.
Papá siempre nos comentaba todo, pero esta vez sería la excepción.

Dani baja justo en ese momento, se queda confundida al ver a Amelia, sin embargo,
saluda.

"¿Qué tanto miras? ¡Llegarás tarde, niña!" le llama la atención a Brissa.

Brissa siempre fue celosa con mi papá, quizá por eso papá no salía con nadie, pero
teníamos que darle su espacio para él también.

En el camino estuve hablando con Brissa sobre lo sucedido y traté de que le diera su
espacio a papá. Después de todo, él también tenía que seguir adelante en algún momento
sin nosotras. Brissa siempre fue consentida por papá, siempre fue muy ocurrente con
babosadas, pero también era buena alumna.

Ese año papá y Amelia empezaban a salir seguido, no le vimos nada de raro hasta que
papá llegaba a veces un poco extraño. Parecía perder el control, nos llamaba la atención
de la nada y empezaba a gritar con su música a volumen muy alto.

Brissa siempre me comentaba que quizá Amelia lo estaba llevando por mal camino a
Papá, pero él se veía feliz cuando salía con ella o al menos así lo veía.

El último día del año, Papá dijo que Amelia estaría en casa. Era un nuevo año, lleno de
expectativas para una familia unida. No quisimos entrometernos en la relación de papá
porque él había hecho mucho por nosotras como para que él no fuera feliz.

En marzo de ese año, quise sorprender a Brissa con una pequeña reunión por su
cumpleaños. A ella siempre le daba ilusión la llegada de su cumpleaños, pero desde que
Amelia estaba en casa, ella se había vuelto muy seria. Quizá porque ambas querían
mucho la atención de papá. Sin embargo, papá estaba muy enamorado y no nos hacía
caso.

Mientras ordenaba para la fiesta de Brissa, encontré su diario, me dio mucha curiosidad
porque ya no me contaba sus cosas, mientras leía me llenaba de impotencia.

20 de febrero del 2023

Querido diario, en verdad no sabes cuánto deseo haberle cerrado la puerta ese día a
Amelia. Cada maldito instante me siento peor. Ella es tan delgada, quizá no debería comer
comida basura como dice Amelia.

25 de febrero

Amelia me dijo que debería comer menos. Quizá debería dejar de comer tanto, es que
estoy tan gorda. Estos días empecé a hacer ejercicio, pero es como si hasta el agua me
hiciera subir de peso. Amelia me estuvo dando estos días pollo cocido y ensalada. Traté
de vomitarlo, era demasiada comida y si quería bajar de peso, necesitaba dejar de comer
tanto.

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