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Somme dibujante

Navidad con los Visconti

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Copyright © 2022 por Somme Sketcher

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Primera edición

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Contenido

Una nota de Somme

1. Rory
2. centavo
3. Rory
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Una nota de Somme

Querido querido lector,

Te invito a pasar un rato con los Visconti esta Navidad. Los
siguientes tres capítulos tienen lugar el día de Navidad, el que aparece
en Sinners Consumed. Entonces, si aún no lo has leído, ¡puede que
estés un poco confundido!
Feliz Navidad, felices fiestas y felices vacaciones de fin de año si
no las celebras.
Te quiero todo.
algo de x
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rory

Casi todas las mañanas desde que Angelo me metió a mí y a ese llamativo vestido
de novia en su auto y me reclamó como suya, me desperté con su mirada
calentándome la cara. Mi pecho. Mi estomago.
Esta mañana no es una excepción.
Caminando lentamente hacia la conciencia, reprimo una sonrisa y dejo escapar
un gemido dramático. Deslizo mis manos debajo de las almohadas y arqueo la
espalda, dejando que la sábana se deslice hacia el sur.
La mirada de Angelo también se desliza hacia el sur, calentando mis pechos
desnudos y apretando mis pezones.
Cuando finalmente abro un ojo, lo encuentro en su lugar habitual, de pie al pie
de la cama, agarrando el pie de cama con ambas manos. Incluso medio dormido,
mi corazón logra latir más rápido. No creo que alguna vez supere lo guapo que es
mi marido. Tampoco creo que dejaré de llamarlo mi marido . Hoy ha renunciado a
un traje en favor de un suéter negro entallado y pantalones de vestir, los cuales se
adhieren a su amplio cuerpo como una segunda piel. Su mandíbula está apretada,
y cuando
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Su mirada de mala gana vuelve a la mía y niega con la cabeza.

"¿Vas a hacer eso todas las mañanas?"

"Hasta que empieces a despertarme de una manera más activa , sí".

Una deliciosa sonrisa toca sus labios y luego su mano desaparece

debajo del edredón y agarra mi pantorrilla. Jadeo cuando él me tira hacia
los pies de la cama y cae encima de mí.

Me derrito en el vapor de la ducha que aún irradia de su calor.

cuerpo; Ahogarse en el aroma de su loción para después del afeitado

Tom Ford. Algo desesperado se enciende entre mis muslos y entierro mi
rostro en el grueso tronco de su cuello para inhalarlo como un adicto.
“¿Quieres saber algo ridículo, Urraca?” murmura, su voz profunda
vibrando contra mi clavícula.
"Desde que nos casamos, he tenido que ducharme dos veces cada
mañana, porque nunca puedo resistirme a volver a la cama y follarte".

Suspiro ante sus palabras. En sus grandes palmas recorriendo mis costados.
A la fría hebilla de su cinturón chisporroteando contra la parte baja de mi
estómago. Abro más mis piernas y empujo su erección, mi forma no
tan sutil de decirle que lo necesitaba dentro de mí, hace como cinco
minutos.
Mueve su rodilla para sujetar mi muslo en su lugar, gruñéndome algo
al oído acerca de que no tengo paciencia. Pero sus siguientes palabras
me sacan de mi neblina enloquecida por la lujuria.
"Feliz Navidad, cariño".
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Mis ojos se abren de golpe. "¿Qué?"

Angelo se sienta sobre sus rodillas y me mira divertido, mientras se

afloja la hebilla del cinturón al mismo tiempo.
“¿Olvidaste que era Navidad? ¿Cuando has pasado cada hora de
diciembre transformando esta casa en Laponia?
Le devuelvo la mirada durante unos instantes, antes de que el sueño
me suelte por última vez. Navidad. Por supuesto que es Navidad, lo cual
medio­

"Regalos" —anuncio, poniéndome de pie. "Vamos a abrir

regalos".
Ángel frunce el ceño. Cuando me muevo para saltar de la cama, me
palmea el pecho y me arroja de nuevo sobre la cama. Una mano
encuentra agarre en la base de mis rizos y la otra baja su cremallera.
"Los regalos pueden esperar".
Mmm. Su presente puede esperar. El mío no puede.

Porque la mía necesita repasos matutinos y que le digan que es la

mejor chica del mundo.
"Pero­"
La boca de Angelo absorbe mi protesta. Su lengua roza la mía y
luego aprieta más mi cabello mientras chupa mi labio inferior. “Shh,
urraca. Los regalos llegan después.
Vaciar mis pelotas dentro de ti es lo primero.
Se libera de sus pantalones y corre a lo largo de mi raja. Oh Dios.
Cada terminación nerviosa de mi cuerpo sufre un colapso repentino, y
todos los pensamientos sobre un perro fluído con un pequeño lazo
navideño esperándome debajo del árbol se desvanecen .
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Estoy seguro de que puede esperar. Angelo baja la cabeza para

chupar con avidez mi pezón, mientras frota su punta contra mi clítoris con
movimientos lentos y circulares.
Cristo. Sí, definitivamente puede esperar.
Muevo mis caderas, necesitando que deje de provocar y se empuje
dentro de mí. En respuesta, se alinea con mi entrada y luego se apoya
sobre los codos para mirarme. Me agarra la mandíbula y me pasa el
pulgar por el labio inferior. Sus ojos siguen el movimiento con avidez.
"¿Quieres que te folle, bebé?"

"Sí, " Yo susurro.

“Pregúntame amablemente”.

Pero antes de que pueda decir por favor, se oye un ladrido desde
abajo. Es apenas audible, pero por la forma en que los hombros de
Angelo se tensan, sé que él también lo escuchó.
Nuestros ojos chocan.
"
“Joder, vuelve. murmura, rodando fuera de mí y sobre su

A pesar de que mi clítoris palpita de necesidad, me levanto y salgo de

la cama antes de que mi marido pueda recuperarme. Agarro su sudadera
con capucha que dejé en el suelo anoche y me la pongo por la cabeza
mientras bajo corriendo las escaleras. En el vestíbulo, choco contra un
soldado de juguete de tamaño natural y tropiezo con un bastón de
caramelo inflable, pero logro llegar sano y salvo a la sala de estar.
Mis ojos recorren el imponente árbol y todos los regalos apilados
debajo de él. Ninguno de ellos se mueve, gracias a Ganso. Al menos sé
que mi marido no es tan estúpido como para envolver un regalo.
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perro. Luego, dirijo mi atención al sofá, mirando hacia atrás antes de agacharme
para mirar debajo y detrás de él.
Ningún perro.

¿Dónde está mi perro?

Sé que tengo una porque la he visto. Jugó con ella.
De hecho, todos los días de esta semana, he corrido a la casa de nuestra ama
de llaves para abrazarla y besarla en el momento en que el auto de Angelo sale
del camino. Incluso le he puesto nombre .
Lanzando otra mirada a la puerta para asegurarme de que Angelo no está
al alcance del oído, levanto un cojín del sofá que dice: Trineo, ¿qué? sobre él,
como si pudiera encontrarla dormida debajo.

"¡Maggie!" Siseo, arrancando más cojines. "¡Maggie, sal!"

"¿Qué estás haciendo?"

El sonido de la voz profunda de mi marido flotando desde la puerta me hace
saltar. Me doy vuelta, agarrando un cojín de Resting Grinch Face contra mi
pecho. Mira el resto de los cojines ahora esparcidos por el suelo y su mirada se
estrecha.
“No encuentro el control remoto de la televisión. Pensé que sería bueno para
"
poner una película navideña mientras abrimos nuestros regalos, digamos mí

dulcemente.
Esta excusa parece funcionar, porque después de un momento, una oscura
diversión calienta su mirada. "Eres tan jodidamente lindo". Mueve la barbilla.
"Ven aquí."
Robando otra mirada derrotada detrás del sofá, hago lo que me dicen. Antes
de que pueda alcanzarlo, saca algo de
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detrás de su espalda.

Mi corazón da un vuelco y luego se hincha. Maggie. Es una

bolita de gripe dorada y parece incluso más pequeña de lo habitual
acurrucada en el brazo de Angelo. Cuando me ve, se retuerce y
jadea, arañando torpemente para llegar a mí.
Bien, allá vamos. Las chicas me han estado preparando para
esta actuación digna de un Oscar desde que sobornamos al ama
de llaves para que abriera la puerta de la cocina y nos mostrara lo
que Angelo le estaba haciendo ocultar.
Hago una pausa, tal como Tayce dijo que debería hacerlo. Dijo que
compensaría el dramático jadeo y la contención del corazón que Wren insistía
que debía seguir.

"No sé qué decir".

Esas palabras fueron idea de Penny. Dijo que atrapan a los
mentirosos porque hablan demasiado, así que es mejor ser breve y
dulce.
Tomo a Maggie en mis brazos y la atraigo hacia mi pecho.
Respiro su aroma de cachorro y paso mis dedos por sus rizos
apretados.
“Cuando la vimos en la perrera, supe que no podíamos”, dice
"
déjala ahí, Angelo, mirando divertido cómo Maggie me
lame la cara. "La he estado escondiendo en la casa de Marcy
toda la semana".
Si lo se.
"
“La amo”, él Susurro, con los ojos muy abiertos. "Gracias."
asiente, extendiendo la mano para lamentar su cabeza. "Tienes que
pensar en un nombre".
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Me muerdo el labio, fingiendo pensar. “Bueno… no lo sé.

Sólo una sugerencia, pero llámame Magpie. Entonces, ¿tal vez ella
pueda ser... Maggie?
Oh, cisne. En el momento en que digo su nombre, Maggie deja de
lamerme la cara y me mira expectante. El calor sube por mi cuello y mis
mejillas y, de repente, todos los consejos de Penny sobre no hablar se
van por la ventana. "¡Oh mira! ¡A ella le gusta ese nombre! Debe ser el
destino. Quizás sus dueños anteriores la llamaron así antes de
abandonarla. En realidad, tendría sentido, porque resulta que se parece
a Maggie…”
Me detengo, porque por la expresión atronadora que pasa por el
rostro de Angelo, sé que no tiene sentido.
Todo lo que me queda en mi arsenal es una dulce sonrisa y un final
tiro de tocar la fibra sensible de su corazón. "Eh, ¿te amo?"
Frunce el ceño, luego se aleja de la puerta y alcanza mi cintura. Me
aferro a Maggie mientras él me hace girar, aplastando mi espalda contra
su duro pecho. Sus manos calientes abren un camino áspero por mi
muslo y desaparecen bajo el dobladillo de su sudadera con capucha.
Cuando su boca se encuentra con el caparazón de mi oreja, un
escalofrío recorre mi columna.
"
"Eres un pequeño mentiroso asqueroso, gruñe en voz baja. "Voy
para enrojecer tu trasero más tarde”.

La amenaza no debería tensar mis pezones, ni debería despertar el

pulso entre mis muslos. Pero mentiría si dijera que el sonido que hace
el cinturón de mi marido al romperse sobre mi trasero no es mi sonido
favorito en el mundo.
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Dejo caer mi cabeza contra su clavícula, cubriendo los oídos de

Maggie para que no escuche las blasfemias que salen de la boca de
su papá. "Es posible que quieras hacer más que eso cuando veas el
disfraz de elfo que aceptaste usar esta noche".
Él gime en mi cuello y me muerdo el labio para evitar que se
escape una risa. Rafe me había pagado generosamente para
convencer a Angelo de que hoy usara un traje de elfo. Fue una venta
fácil; todo lo que hizo falta fue que me arrodillara frente a él mientras
él se distraía mirando la F1. Lo excité mucho y luego, antes de
llevármelo a la boca, le hice la pregunta con mi voz más dulce. No
creo que se diera cuenta de lo que había acordado antes de envolver
su mano en mi cabello y empujar mi cabeza hacia abajo.

“Tengo que dejar de aceptar estupideces cuando estoy cachondo.

Tu boca va a ser mi muerte”. Le planta un beso enojado en el pulso.
“El castigo viene después. Hay un par de cosas de las que necesito
hablar contigo. Sientate."
Le da a Maggie una caricia final y desaparece en la cocina.

"
"Salimos a la ligera, Le susurro al oído a Maggie. "Bienvenido
a casa".
Nos acurrucamos en un sillón junto al ventanal y contemplamos el
toque de color festivo que se refleja en la sala de estar sobre los
paneles de vidrio. Más allá, un manto de niebla matutina se cierne
sobre el patio, abriéndose sólo para los espesos robles que bordean
el camino de entrada. Gabe me ayudó a envolverlos en luces de
hadas multicolores. Creo que se ven encantadores, pero yo
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Escuché a Cas decirle a Benny que parece la entrada a una feria de

atracciones poco fiable que tiene que mudarse constantemente de estado
para evitar demandas.

Cas recibirá un poco más de saliva en su puré de papas hoy.

Angelo regresa a la habitación con dos tazas en la mano. Un chocolate

caliente para mí, un café negro para él. Los deja en la mesa auxiliar y yo me
levanto de un salto para que Maggie y yo podamos acurrucarnos en su
regazo.
Agarra mi muslo desnudo y acaricia mi cuello. "Esto es
nuestra primera Navidad como marido y mujer”.

Sonrío contra su sien. "Tenemos otros cincuenta por delante".

“¿Sólo cincuenta?”

"Bueno, eres mucho mayor que yo, así que probablemente seré viuda
para cuando..."
Su mano se desliza por mi pierna y rompe la cintura de mi tanga,
haciéndome gritar. También hace que Maggie se sobresalte y salte de mi
regazo.
"Noo " Gimo, agarrándola con las manos. Pero ella está feliz de recibir
los regalos debajo del árbol. Me vuelvo hacia Angelo con una sonrisa
descarada. "¿Son todos para mí?"
"Por supuesto."

"¡Te dije que no me trajeras nada!"

"También dejaste tu panel de humor de Lululemon en la mesa del
comedor". Hace una pausa. “Y luego en la guantera de mi coche.
Y debajo del teclado de mi oficina”.
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Antes de que pueda decidir una defensa, Angelo me pone el

chocolate caliente en las manos. Me mira divertido por encima del
borde de su taza mientras lamo la crema batida y me llevo un
malvavisco a la boca. Cuando el humor muere y su mirada se fija en
algo más serio, sé lo que está a punto de preguntar.

"¿Vas a estar bien hoy?"

No necesita dar más detalles; Sé que está hablando de la
situación con mi padre. El nuevo equipo de atención que Angelo trajo
para él nos advirtió que, con su demencia, es mejor que no sepa que
es el día de Navidad. Estaría demasiado confundido para dejar la
Reserva y celebrarlo en nuestra casa, y no podemos ir con él, porque
él también estaría confundido en el momento en que entremos a su
casa. Odio la idea, pero sé que cualquier otra cosa que no sea
dejarle creer que es un día normal sería cruel.

Asiento con la cabeza. "Estaré bien. Y creo que me sentiré mejor cuando nos vayamos.

por nuestro paseo con él en la Reserva esta mañana”.

Angelo asiente, pero busca en mi expresión cualquier señal de
que estoy mintiendo. "Las enfermeras también se quedan con él
todo el día". Toma un sorbo de café y sonríe. "Creo que está
enamorado de Mauve".
Me río. “Ella le prepara su cena favorita todos los días. Por
supuesto que está enamorado de ella”.
Su pecho retumba con una risa tranquila, luego toma nuestras
tazas y las deja sobre la mesa.
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“Una cosa más”, dice, tomando mi mano entre las suyas y girando mi anillo
de bodas alrededor de mi dedo. "Sé que dijiste que querías preparar la cena de
Navidad hoy, pero puedo cambiar eso con una llamada telefónica".

Hago una pausa, pero esta vez, no para contrarrestar ningún grito ahogado o
con el corazón apretado, sino para estudiar la expresión de Angelo.
Ganso, el día que le dije que no buscara chef interno
Es el día del que me arrepentiré por el resto de mi vida.
Pensé que aprender a cocinar sería divertido. Demonios, también pensé que
era lo mínimo que podía hacer, después de todo lo que Angelo había hecho por
mí. Él había creado esta burbuja de felicidad conyugal segura, y yo tenía visiones
(ilusiones) de mí estando en el corazón de ella, usando un delantal y horneando
galletas como una linda ama de casa de los años cincuenta.

Pero lo odio. Odio todo sobre eso. La agitación, el picado, la espera. Y luego
ni siquiera quiero comer lo que hice, porque le he dedicado tanto tiempo que estoy
harto de verlo.

Debería haberle dicho a Angelo que cocinar no era para mí después de que
tuve un colapso silencioso al preparar esa estúpida lasaña para Cas y Alyona.
Pero después de cenar, Angelo entró en la cocina, me enjauló contra el fregadero
y me dijo que era la mejor lasaña que había probado en su vida. Y eso es mucho
decir, porque es literalmente italiano. Lo demostró comiéndose todas las sobras
al día siguiente y preguntándome cuándo iba a hacerlo de nuevo.
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Así que no tuve el valor de decirle que cocinar no era para mí.
a mí.

La semana pasada me había dado una salida para el día de Navidad

y, como una idiota, no la aproveché. Tenía tres spritzers de vino blanco,
sus manos estaban por todo mi cuerpo, sus labios en mi oreja diciéndome
lo increíble que soy otra vez. No estaba pensando con claridad, así que
aposté por no tener servicio de catering para la cena de Navidad.

Ahora aquí está, dándome otra salida. Mi cerebro me grita que lo

tome con ambas manos, pero mi corazón se deja llevar por esos
hermosos ojos verdes y la chispa de esperanza detrás de ellos.

Maldición. Realmente quiere que cocine.

Maldíceme por ser tan bueno en eso.
"Puedo hacerlo."

Hace una pausa, como si no estuviera seguro de que estoy diciendo

la verdad. Pero luego lleva mi mano a sus labios y besa mi anillo de
bodas. "Lo que sea que te haga feliz, cariño".
Mi sonrisa plástica se tensa por el pánico, pero él no se da cuenta,
porque su celular suena en el reposabrazos. Él mira hacia la pantalla.
"Tengo que tomar esto".
Cuando se lo acerca al oído, oigo el acento aterciopelado de Rafe al
otro lado de la línea. "Feliz Navidad, cara de mierda".
" él
Angelo sacude la cabeza con incredulidad. “Dame cinco, bocas
hacia mí, antes de besarme en la mejilla y deslizarte debajo de mí.
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Lo veo desaparecer por la puerta, la impotencia tirando de mis

nervios. Mi mirada se desliza hacia abajo para encontrarse con los
grandes ojos inocentes de Maggie y suspiro.
“Abróchate el cinturón, Maggie. Este va a ser un día largo."
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Centavo

Casi todas las mañanas desde que Rafe hizo saltar a Blake del capó de
su auto y me metió en su yate, me desperté con su mirada calentándome
la cara. Mi pecho. Mi estomago.
Esta mañana no es una excepción.
"Para de mirarme."
"No te estoy mirando."
Abro los ojos de golpe para atraparlo en el acto. Está sentado contra
la cabecera, con el teléfono en la mano. Joder, las mañanas son buenas
para este hombre. Es todo músculo y masa, tinta y calor.
Nunca sabré por qué se molesta en levantarse y esconderlo todo bajo
un traje.
Y él, de hecho, me está mirando.
Su mirada verde toca la mía con diversión, antes de
Cambia perezosamente a la pantalla de su celular. "Estoy revisando mis correos electrónicos".

"No, me estás mirando".

Soltó una risa sardónica. “No te hagas ilusiones. Soy
sólo un poco bizco”.
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Apoyándome en el codo, miro con avidez sus abdominales.

Me doy cuenta de que es irónico que ahora sea yo quien mire,
pero no me importa. Mi coño también se ha despertado, y ahora
ambos estamos planeando cómo podemos hacer que ese six­
pack empuje contra mi no­pack.
" Lo sabía. Siempre he pensado que tienes un ojo en la cárcel y el otro en
libertad bajo fianza”.

Deja de desplazarse. Mira al techo, como si murmurara una

súplica silenciosa a Dios para que lo perdone. Luego tira su
celular a un lado y rueda encima de mí.
Misión cumplida.
No sólo su duro cuerpo me inmoviliza, sino que sus grandes
manos están sueltas, subiendo por mis costados y tocando mis
pechos con brusquedad.
Suspiro. Dormir toda la noche no es tan malo cuando te
despiertas así. Arqueo la espalda y empujo mi pecho más hacia
su mano. La mitad de mí espera que lo apriete más fuerte, y la
otra espera que también le preste atención a mi pezón.
Sumerge su cabeza entre mi escote, lamiendo un camino
caliente y húmedo hasta mi clavícula, y casi me hace correrme en el
proceso.
“Todos los días, la idea de meterte en una bolsa de basura y
" él
Tirarte por la borda se vuelve cada vez más atractivo,
murmura, chupando mi pezón.
Le agarro la nuca con la mano y lo mantengo allí, por si acaso
tiene alguna idea graciosa sobre moverse.
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"
“No puedes follarme si estoy nadando con los peces, Jadeo, solo
ya que él también saca la lengua y los dientes para jugar.
Joder, esto se siente bien. Mi clítoris palpita y estoy tan mojada que
la parte interna de mis muslos ya se deslizan sin fricción sobre su
erección. Cuando pasa al otro pezón, me doy cuenta de que podría
correrme solo de esto, fácilmente. Pero no lo haré, porque no creo que
valga la pena tener que lidiar con Rafe ni siquiera el orgasmo más
violento.
"
"No puedo follarte ahora tampoco, —gime, dándole un beso enojado
a mi pecho y soltándose de mi agarre en su cabeza.
Mi cuerpo se queda quieto, pero todos los órganos que contiene no
lo hacen. Mi corazón todavía late con fuerza, mi clítoris todavía palpita
y mi cerebro todavía grita: ¡¿Por qué carajo te detuviste?!
Mientras él descansa sobre sus brazos y se cierne sobre mí, lo miro
como si se hubiera vuelto loco. "¿Disculpa que?"
Él mira su reloj en mi muñeca. "Vamos a llegar tarde."

"¿Para?"

“Para Navidad en casa de Angelo y Rory. Oh sí­

Por cierto, feliz Navidad”.
Su mirada se desliza hacia mi pecho mojado y lo aprieta con
nostalgia, antes de saltar de la cama y subirse los boxers sobre su
erección. Antes de que pueda desaparecer en el baño, me siento y le
grito.
"Ya te lo dije, no voy a ir".
"Sí es usted."
"No lo soy, tengo planes con Matt".
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Se pasa una mano por el cabello y la molestia pasa por sus

rasgos. “Podríamos hacer esto toda la mañana, Penélope. O podrías
levantarte, unirte a mí en la ducha y, si te portas bien, podría tener
lástima de ti y lamerte el coño mientras estamos allí.

Le frunzo el ceño; él le devuelve el ceño. Me importa una mierda

lo que diga, no cambiaré mis planes porque le hice una promesa a
Matt.
Enduro mi mandíbula, negándome a romper el contacto visual.
"Considerando que somos enemigos con beneficios, realmente no
deberías estar tan obsesionado conmigo".
Abre la boca para responder, pero luego claramente lo piensa
mejor. En cambio, respira profundamente y regresa a la cama. Se
agarra al estribo y me mira bajo sus espesas pestañas.

"Penny", dice lentamente, como si hubiera una correa que sujeta

sus cuerdas vocales. Restringiendo su paciencia. “Les pido
amablemente que pasen la Navidad conmigo y mi familia. Rory
estará allí, al igual que Tayce y Nico. Matt es más que bienvenido a
venir; Sé que él también es amigo de las chicas”.
Tomo un hilo suelto de la sábana, ignorando cómo su mirada me
ampolla la piel. Quiero decir, estaría mintiendo si dijera que no
quiero pasar Navidad con él. Me encantaría pasar la Navidad con
Rory y Tayce, y Nico me ha estado molestando para que vaya
también. Además, las cosas cambian si Matt está invitado.
Aprovecharía la oportunidad de acompañarlo. Cualquier excusa para
ver cuántos baños tiene la mansión de Angelo Visconti para él.
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Estoy a punto de romper el silencio y decirle a Rafe que

Ven, cuando una gran grieta atraviesa el aire y me hace saltar. Levanto la
vista y veo que Rafe ha golpeado el estribo, creando una larga fisura a lo
largo de su madera de aspecto caro.
"Jesús, eso fue un poco dramático..."
"Bien. ¿Cuánto cuesta?" Él gruñe, interrumpiéndome.
“¿Q­qué?”

Corre hacia la cómoda y agarra su billetera.

"¿Cuánto tengo que pagarte para que pases el día de Navidad conmigo,
Queenie?"
Hago una pausa para hacer balance de la situación. Hay algo en un
Raphael Visconti casi desnudo sosteniendo su billetera que me hace la
boca agua de emoción. Podría decirle que estaba a punto de aceptar venir
de todos modos.
O no.

Dejando escapar un suspiro dramático, me dejo caer sobre la almohada

y sacudo la cabeza. "No hay nada en esa billetera que me haga traicionar
a mi amigo de esa manera".
Él me mira. "¿Vas en serio?"
"Mortal. Pero, por otro lado, estás a salvo… Mi mirada se dirige a su
armario y me lamo los labios. "Puede que haya algo en eso".

Su mirada se endurece con incredulidad. Su risa también está llena de risa.

"Eres jodidamente increíble, ¿lo sabías?"
Le sonrío dulcemente. Él murmura un juramento y desaparece en su
armario, y cuando escucho el clic y el zumbido de su caja fuerte
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Al desbloquearlo, mis ojos se cierran. La satisfacción me invade

ondas.

Feliz Navidad para mí.

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rory

Una versión animada de Santa Baby aparece por debajo de las puertas del salón.
Una risa apagada vibra contra las paredes y el aguanieve golpea la ventana
sobre el fregadero, advirtiéndonos de la tormenta que se avecina.

El mundo fuera de la cocina es cálido y jovial, pero dentro hay un silencio

sepulcral. Detrás de mí, Tayce no ha dicho una palabra en tres minutos y podría
cortar la tensión entre nosotros con el pelador de verduras que tengo en la mano.

"¿Cuántos spritzers de vino blanco has probado, Rory?" pregunta en voz

baja.
Trago con dificultad y arrastro otra zanahoria hacia la tabla de cortar para
encontrar su desaparición.

"No es suficiente."
"
"Lo suficiente como para idear ese estúpido y jodido plan, ella

responde bruscamente. “¿Envenenar a todos? ¿En serio?"

Dejo caer la zanahoria y palmeo la fría encimera de mármol. Swan, creo que
necesito volver a meter la cabeza en el frigorífico. Uno de los
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Lo peor de cocinar es el calor. ¿Por qué está todo tan caliente? El

horno, la vaporera, la olla de cocción lenta, el grill; todo desprende
calor y hace que esta situación sea aún más insoportable.

"
“ No estoy envenenando a todos, Digo con la mayor calma
que puedo. “Simplemente estoy haciendo que el pavo no sea
comestible. Lo cortarán, verán que es rosado y no se lo comerán.
Angelo insistirá en conseguir un cocinero para no arruinar otra
comida familiar nunca más y me liberaré de esta cocina de cisne
de una vez por todas.
En el camino de regreso de visitar a mi padre, fue como si
pudiera ver mi futuro trazado para mí en el camino mojado más allá
del parabrisas. Todos los almuerzos y cenas que tendría que
preparar, todos los cumpleaños para los que tendría que hornear
pasteles. No podía ver una salida sin romperle el corazón a Angelo,
y fue en ese pánico que el plan me llegó completamente formado.
Arruinar la cena de Navidad me salvaría de cocinar
otro el año que viene, además de cocinar todas las comidas intermedias.
"Lo que estoy escuchando es que eres demasiado gallina para
decirle a tu marido que no te gusta cocinar".
“¡Porque le encanta mi cocina! Resulta que accidentalmente soy
"
bueno en eso, siseo en respuesta, mirando hacia la puerta. “Y
además, ¿qué más le agrego a esta relación? No limpio ni gano
dinero. Él hace todo. Él paga esta megamansión, mi adicción a
Lululemon y mis lecciones de piloto. Para el equipo de atención de
mi padre. Me prepara baños todas las noches, me trae dulces y me
lleva a donde quiero, cuando quiero.
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Cocinar es lo mínimo que puedo hacer, pero desafortunadamente ni siquiera

quiero hacerlo”.

Tayce se ríe, luego se sienta a mi lado y se apoya en el fregadero. Luce

tan glamorosa como siempre, vestida con un ceñido vestido negro de
lentejuelas y lápiz labial del mismo color rojo que el vino en su copa. Ella toma
un sorbo y me estudia por encima del borde.

"Si Angelo quisiera un ama de casa, no se habría casado con un friki de

veintiún años que maldice con molestos juegos de palabras con pájaros".

Sacudo la cabeza. Tiene razón, pero no tengo tiempo para considerar su

lógica. “Escucha, o estás conmigo o estás en mi contra en este caso. Y te
sugiero que estés conmigo, porque de lo contrario, ni una sola cosa que hoy
te metas en la boca quedará libre de mi saliva. ¿Comprendido?"

Ella se queda quieta, con el vaso a medio camino de sus labios. Sus ojos
recorren mi expresión. Sigue la gota de sudor que corre por mi sien. Cuando
se da cuenta de que estoy muy estresada y muy seria, sacude la cabeza con
incredulidad. "Eres un psicópata".
“Sí, lo sé. ¿Está usted en?"
“¿Si le prometes a Angelo que no me expulsará de la casa por ser
cómplice?”
"Promesa." No puedo prometerlo.
Se levanta de la encimera y camina tranquilamente hacia el horno. "Bien
entonces. Déjame bajarle unos grados más a este chico malo y luego prepararé
más bebidas.
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Dos spritzers de vino blanco después, la tensión en mi espalda se ha

aliviado y lo estoy pasando genial. Entre cortar verduras y revolver un
millón de ollas, entro y salgo de la sala familiar, poniéndome al día con
Penny y Matt, haciendo de anfitrión perfecto. Tayce perdió su brújula moral
en algún momento entre la tercera y la cuarta copa de vino, y ahora,
realmente está volviendo a arruinar la cena de Navidad.

"¿Qué tal si sazonamos las patatas con azúcar en lugar de sal?"

pregunta, abriendo un armario de golpe y rebuscando entre los condimentos.

Hago una pausa. "Gran idea. También voy a dejar los brotes en la
vaporera durante treinta minutos en lugar de tres”.
Ella asiente con aprobación. "Eres una amenaza".
"Y te lo estás pasando genial".
Quita el corcho de otra botella de vino y lo derrama en mi copa. “Solo
estoy pensando en mi estómago. Cuando tengas un chef privado, comeré
muy bien”.
Antes de que pueda responder, una voz familiar se abre paso entre el
estrépito festivo y hace que se me pongan los pelos de punta en la nuca.
Miro a Tayce a los ojos y, por la forma en que su cuerpo se pone rígido,
sé que ella también lo escuchó.
"Wren", ella susurra. “¿Qué carajo está haciendo ella aquí? Yo
¿pensé que vendría después de cenar?
Nos miramos fijamente, escuchando su voz de Disney flotando desde
el vestíbulo. Ella chilla sobre Maggie, como si no estuviera saliendo con
ella ayer. Cuando escucho su demanda
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Angelo le cuenta todos los regalos que ha recibido hasta ahora y los califica
con una puntuación de diez, sé que tenemos un poco de tiempo.
"Rápido, esconde todo lo que parezca sospechoso antes de que ella
nos lo diga".

Saltamos a la acción. Tayce esconde las botellas de vino en el

lavavajillas y yo vuelvo a guardar el azúcar en el armario. Para cuando las
puertas se abren y su alegre sonrisa ilumina la habitación, no hay rastro de
nuestros pecados.
"
“Feliz Navidad”, canta, apresurándose a besarnos a Tayce y a mí en
las mejillas. Huele festivo, a azúcar y especias, y conociendo a Wren, fue
muy intencionado.
A pesar del pánico que sentí al escuchar su voz, esbozo una cálida
sonrisa cuando la veo. Me esperaba la capa rosa con el cuello de piel gris,
pero no el loco peinado trenzado.

Tayce la mira entrecerrando los ojos. “¿Qué estoy mirando aquí? ¿Es una
peluca?
Wren se alisa la capa, el orgullo bailando en sus grandes ojos azules.
“¡Soy Cindy Lou Who! Ya sabes, ¿en la escena en la que conoce al Grinch
por primera vez? Su mano enguantada llega hasta una de las trenzas y la
acaricia con cariño.
“No es una peluca y me la hice yo mismo. Es sorprendente lo que puedes
aprender hoy en día con los tutoriales de YouTube”.
Me eché a reír. Wren es la reina de las referencias específicas de la
cultura pop. En Halloween, pasa más tiempo explicando de quién se
disfraza que haciendo cualquier otra cosa.
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"Te ves genial, me encanta". Me dirijo a la nevera para servirla.

una limonada. "¿Pensé que vendrías después de cenar?"
"Lo estaba, pero se avecina una tormenta, así que quería llegar
aquí y regresar a casa antes de que se pusiera realmente malo".
Mueve la cabeza haciendo bailar sus trenzas. "No quiero que la lluvia
arruine mi cabello".
"Porque es Navidad y te amo, mantendré mi mensaje", dice Tayce,
"
boca cerrada, escondiendo una sonrisa detrás de la espalda.
su mano.
"
"Creo que eso sería lo mejor, Wren responde dulcemente.
De repente su atención se centra en el horno. "¿Tienes el pavo ahí?"

Mi corazón se aprieta y me muevo para ponerme delante de la unidad.

“S­sí. Todo bajo control."
Entrecierra los ojos ante los diales. “Oh no, cariño. Tienes la
temperatura en ciento ochenta grados. Tiene que ser al menos las
tres y veinticinco. Se quita el guante, se acerca y me golpea con él.
"¿Cuánto tiempo ha estado allí?"

Oh, ganso, no lo suficiente. Tayce y yo intercambiamos miradas.

"
"Lo tenemos bajo control, mandona", dice Tayce suavemente.
“¿No tienes que preocuparte por tu propia cena de Navidad?”

Pero Wren no está escuchando. Sube la temperatura del horno y

luego se acerca al mostrador. Ella sacude el vapor; Revuelve las ollas
en la estufa. “Tu bruselas
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Los brotes son papilla, ¿y por qué diablos ya hiciste el puré de papa?
Ella me lanza una mirada severa.
“Tiempos, Rory, tiempos. Necesitas organizarte más.
¿No tienes suerte de que haya llegado temprano? Algunos dirían que
soy un milagro navideño”.
Cuando desaparece en la despensa, presumiblemente para coger
más verduras, rápidamente vuelvo a bajar el horno. Amo a Wren, pero
es una excelente cocinera. No voy a dejar que arruine mi cena de
Navidad haciéndola comestible.
Ella emerge con una bolsa de brotes y un paso alegre.
"Además, solo cocinas coles de Bruselas al vapor si tienes ochenta
años y no tienes dientes". Los arroja sobre la encimera, se lava las
manos en el fregadero y continúa con su lección de cocina.
“Saben mejor cuando se tuestan. Un poco de ajo, tal vez un poco de
panceta si te apetece más. Rocíales un poco de miel cinco minutos
antes de que salgan y se dorarán muy bien”.

Mientras se aleja del fregadero para agarrar un cuchillo del

bloque, mira hacia el horno.
Y luego se detiene en seco.
Oh, no.
Sus ojos se estrechan con sospecha. “¿Quién volvió a bajar el horno?

Mi corazón salta. "No lo he tocado".

“Bueno, uno de ustedes lo hizo. ¿Tayce?
Ella niega con la cabeza, un poco demasiado frenéticamente.
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La dura mirada de Wren salta entre nosotros dos. Y el centavo cae.

"¿Qué está sucediendo?"

Cuando ninguno de los dos responde, levanta el cuchillo que tiene en
la mano y me apunta con la punta. "Será mejor que uno de ustedes me
diga qué está pasando o gritaré".
"
"Jesús Wren, baja el cuchillo, Tayce sisea, presionándose
contra el mostrador. "No pasa nada".
En cambio, Wren apunta el cuchillo en su dirección. “¿Por qué bajaste
el horno entonces? Crees que eres mejor cocinero que yo, ¿eh? ¿Crees
que sabes más? Bueno, no lo haces, porque de lo contrario no comerías
cenas televisivas cinco noches a la semana”.
"Bueno, ¡no comeré cenas televisadas si Rory arruina la cena de
Navidad y Angelo contrata a un chef privado!" Tayce responde
bruscamente, mirando hacia la puerta. “¡Entonces comeré aquí todas las
noches!
A Wren le toma un segundo registrar las palabras de Tayce, pero
cuando lo hace, deja escapar el jadeo más dramático y deja que el cuchillo
caiga al suelo.

"¡Estás saboteando la cena de Navidad!"

"¡Rory está saboteando la cena de Navidad, no yo!"
Le lanzo una mirada asesina a Tayce. Goose, Wren ni siquiera ha
empezado a interrogarnos todavía y ya está destrozada como una
huevo.

“¡Eres cómplice!” Wren responde.

"
"Sí, y tú también eres un soplón, chasqueo.
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“Escucha, yo no aguantaría ni treinta segundos en un interrogatorio.

habitación con Wren...

"Ambos cállense ahora mismo".

El dramático susurro escénico de Wren corta nuestras discusiones por la mitad.
El cuchillo hace un sonido agudo cuando lo agarra del suelo y lo agita en el aire
entre nosotros dos. "Ustedes dos idiotas

Te has envuelto tanto en este plan que te olvidaste del otro plan”.

Me toma un par de segundos, pero luego gimo. Joder, el otro plan. En el

que decidimos que Penny nos amaría y se convertiría en parte de nuestro
grupo de amistad.
"¡Penny está ahí!" Wren continúa con su susurro teatral. "Ella es genial.
Estafa a los hombres y solía ser... stripper. Habla "stripper" como si nos
estuviera diciendo que solía ser agente del FBI. “¿Crees que querrá salir con
las chicas que le provocaron una intoxicación alimentaria? No nos vas a
estropear esto. Para mí."

“¿Arruinar qué pasa?”

El sonido de una nueva voz en la cocina activa el interruptor de mi pulso.
Hay un estremecimiento colectivo y todos nos volvemos hacia las puertas,
como tres cabezas de la misma serpiente.
Penny está merodeando torpemente junto al frigorífico, las puertas del
salón se abren suavemente detrás de ella. Se ve preciosa y Wren tiene razón:
es genial. Su gran cabello rojo está recogido en una cola de caballo y sus aros
de oro son tan grandes que podría usarlos como pulseras. Ella también es la
única aquí que no lo hizo.
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Quítate el suéter navideño que le entregué en la puerta, a pesar de

que lleva un lindo vestido rojo cruzado debajo.
"
"Oh, hola, Penny, Wren gorjea, baja el cuchillo y la abraza.
"¡Feliz navidad! ¿Estás teniendo un gran día? Estaba a punto de
venir y darte tu regalo.
No te preocupes si no me tienes nada, siempre estará el año que
viene y todos los demás años por venir”.
Ella me lanza una mirada de advertencia, como diciendo, a menos que
la asustes.
Penny se ríe. “También te compré algo. Bueno, técnicamente Rafe
lo hizo, ya que usé su tarjeta de crédito. Pero fue mi pensamiento
detrás de esto, lo prometo”.
Wren sonríe emocionado. Le encantan los regalos. “Oh, eres tan
dulce, realmente no tenías que hacer eso. De todos modos, ¿por
qué no vamos a la sala y nos ponemos al día? Estos dos elfos
tienen mucho que cocinar. El pavo no estará listo hasta dentro de al
menos cuatro horas”. Ella me mira fijamente otra vez. "Cuatro horas
a trescientos veinticinco grados".

"Bueno, ¿solo estaba entrando para ver si necesitabas ayuda?"

Penny observa el desorden en el mostrador. "Espero que digas que
no, porque soy una mierda cocinando, pero ¿puedo mantenerte
bebido?"
"
"Bebidas sería genial, Tayce dice con un apretón
sonrisa. "Cuanto más fuerte, mejor".
Los ojos de Penny la recorren, teñidos de sospecha.
"¿Todo bien?"
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"Todo es perfecto. Disculpe por un segundo, sólo necesito revisar el pavo”.

¿Qué? ¿Qué está haciendo? Wren y yo la miramos en silencio, pero ella

evita todo contacto visual mientras se pone los guantes para horno y abre la
puerta del horno. Una chispa caliente de vergüenza ilumina mis entrañas
cuando ella lleva con cuidado la bandeja chisporroteante a la mesa de la cocina
y la deja con cuidado.
Todos nos quedamos a su alrededor, mirando al pájaro con incredulidad.

Cristo, se ve mal. Está tan crudo que prácticamente todavía cloquea y no

se encuentra ni una pizca de condimento.
El viento se ha levantado ahora, haciendo vibrar los cristales de las
ventanas. En la sala de estar, Benny's empezó temprano con el karaoke,
canturreando Jingle Bell Rock. Pero en la cocina se oía caer un alfiler.

Penny se aclara la garganta. "Eh, ¿Rory?"

“¿S­sí?” Respondo débilmente.
"Lo siento mucho. Olvidé decirte que era vegetariano”.
El alivio en el aire es palpable. Tayce se desploma contra el frigorífico; su
rapidez de pensamiento había funcionado. Wren se agarra el corazón.

"
“Tengo una nuez asada en el congelador. Yo susurro.
Ahora es el turno de Penny de parecer aliviada. “El asado de nueces es mi
favorito absoluto. Está bien, iré a preparar las bebidas”. Ella avanza
rápidamente hacia la puerta, antes de volverse para mostrarme una sonrisa
comprensiva. “Yo también serviré algunos tragos. Creo que los vas a necesitar”.
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Creo que tiene razón.