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Valentina Roche Garcés

Paulina Bermúdez Puerta


Yuliet Velásquez Cardenas
Maria Alejandra Cadavid Echeverri
Recorrido histórico de la Comuna 4 Aranjuez

La comuna 4 de Medellín, también conocida como Aranjuez, lleva entre sus calles,
museos, espacios públicos y en sus habitantes un sinfín de historias que con el tiempo
han demostrado cómo las necesidades sociales y la integración del trabajo y el esfuerzo
de sus habitantes, logran crear un espacio lleno de cultura, educación, de comercio, de
naturaleza y un espacio que es verdaderamente habitado por personas de todas las
clases sociales y con un amor especial por el sector en el que viven, en el que estudian,
en el que trabajan, en el que pueden recrearse. Un lugar pensado en el bienestar de la
sociedad.

La historia de Aranjuez comienza entre las montañas verdes de Medellín, entre riachuelos
y quebradas, que fueron esenciales para los habitantes de sus alrededores, en ellos
lavaban su ropa,los usaban como baños públicos y también se recreaban. Cabe resaltar,
que precisamente esas corrientes fluviales, fueron las que desencadenaron la
construcción de comunidad, a sus alrededores se dio la construcción de viviendas, calles
y acueductos.

Durante muchos años, estas tierras se mantuvieron en gran parte sin desarrollar, con solo
unas pocas casas y parcelas dispersas. Este espacio por ser considerado un atractivo
natural,empezó a ser habitado por las familias adineradas de Medellín, ellas en su
mayoría desencadenaron, un gran desarrollo para el sector, gracias a que empezaron a
construir grandes fincas ganaderas, de descanso o de recreación. Para ellos, y en
general, para las personas de la época que habitaban Medellín, era un esencial, visitar el
famosísimo “Baños del Edén”, esta era una inmensa finca, administrada por las hermanas
Gómez y alquilada a las familias de la ciudad, que en ese entonces se conoce que tenía
alrededor de 40.000 habitantes. En esta finca las personas podían pasar el día disfrutando
de la gastronomía popular, bañarse en los ríos, escuchar música y compartir en familia.
Un informe del Jardín Botánico actual relata que “iban los señores de la Villa en coche o a
caballo por el camellón de Bolívar o por la carretera del norte, a tomarse sus copetines
con mujeres hermosas y generosas, conversar, hacer negocios y concertar alianzas
matrimoniales”
.

En sus comienzos, esta zona era rural y se encontraba en las afueras de la ciudad. La población
solía disfrutar de momentos de esparcimiento en lugares como los Baños del Edén, reconocidos
por sus aguas cristalinas.
https://www.medellin.gov.co/es/sala-de-prensa/noticias/de-casa-de-banos-del-eden-a-jardin-botanico-de-medellin/

En 1801 la Universidad de Antioquia fue fundada, inicialmente como un


colegio-convento en la Villa de la Candelaria, actual Medellín. A lo largo de su historia,
pasó por diversas denominaciones hasta convertirse en universidad en 1871. Durante el
siglo XIX, la institución enfrento desafíos como la guerra civil y períodos de cierre. Su
impacto en la ciudad y la comuna 4 fue significativo, ya que contribuyó a la formación de
profesionales y al avance de la ciencia y la educación en la región. Su legado perdura
como un hito importante en la historia de Antioquia.

Con el tiempo este sector de la ciudad empezó a ser proyectado para crear espacios
diferentes para la comunidad, es por eso que a mediados del año 1842, fue fundado el
cementerio de San Pedro, en un espacio conocido como Villa de la Candelaria que
apenas contaba con 9.000 habitantes. En este tiempo en especial, se caracteriza por
tener grandes cambios en esta villa, como por ejemplo el incremento demográfico, la
creación del ferrocarril, el nacimiento de la industria y la gestación de nuevas
mentalidades, culturas y valores.

En el año de fundación de San Pedro, el 8 de julio de 1842, por consideración de Pedro


Uribe Restrepo, se reunieron varios señores de las familias ilustres de la Villa de la
Candelaria, debido a que faltaba un lugar de sepultura adecuado para las familias, en
dicha reunión,se acordó construir un nuevo cementerio. Dado que el Cementerio de San
Lorenzo, establecido en enero de 1828, era el único cementerio que existía y era
demasiado pequeño para seguir sirviendo a las familias de Medellín.

Los asociados decidieron comprar a don José Antonio Muñoz Luján un terreno ubicado en
el cerro de El Llano (hoy Carrera Bolívar) con una longitud de 125 varas por 200 varas de
ancho, y la escritura de compra se firmó el 30 de septiembre de 1842. El área que
originalmente se llamó El Cementerio Nuevo, de Particulares o de San Vicente de Paúl
hasta 1871, pasó a llamarse Cementerio de San Pedro en ese año. Fue establecido por
líderes empresariales, políticos e intelectuales de la época y ganó fama como el
"Cementerio de los Ricos" o la "Ciudad Blanca" debido a su gran cantidad de tumbas y
esculturas elaboradas en mármol de Carrara, muchas de las cuales fueron importadas de
Italia.

La entrada del cementerio 1915


Recuperada de:https://es.wikipedia.org/wiki/Cementerio_Museo_San_Pedro

A medida que Medellín crecía y avanzaba, el cementerio necesitó ampliación y renovación


para mejorar los servicios, razón por la cual los terrenos circundantes fueron expropiados.
La primera galería que se construyó fue la Galería de San Lorenzo, ubicada en el lado
suroeste del patio principal, y a partir de este modelo se consolidó todo el territorio
mediante estructuras similares en todo el conjunto. Durante la década de 1920 se
realizaron diversas obras, entre ellas la elaboración de planos de las futuras
construcciones del Patio de San Pedro, proyecto diseñado por el ingeniero y arquitecto
belga Agustín Goovaerts. La obra más importante de esta consolidación es la capilla, la
cual está repleta de arte, incluyendo tumbas, esculturas y obras genuinas dignas de
representar a personalidades ilustres de Colombia, pero también influenciadas por el arte
europeo, como los movimientos Clásico, Renacentista y Gótico.
El surgimiento de los cementerios como un nuevo equipamiento urbano reflejó los inicios
del desarrollo del arte y la arquitectura funeraria y se convirtió en un vehículo para
representar la emoción, el dolor y la memoria en una ciudad que comenzaba a crecer. El
hermoso y majestuoso mausoleo conserva la memoria de destacadas figuras, políticos,
empresarios, héroes y ex Presidentes de la República de Colombia, impulsores de la
colonización de Antioquia, empresarios, intelectuales, escritores, artistas, poetas y
familias; entre ellos: Francisco Antonio Zea, Fidel Cano, Mariano Ospina Rodríguez,
Pedro Nel Ospina, Luciano Restrepo Escobar, Pedro Justo Berrío, Manuel Uribe Ángel,
Marceliano Vélez, Pedro Estrado, Luis Eduardo Yepes, María Cano, Jorge Isaacs, entre
otros.

Ya para el año de 1889, llegaría a la comuna una nueva construcción que marcaría
fuertemente el legado histórico y cultural de la comunidad, gracias a que el gobernador
Marceliano Pérez, el arquitecto Juan Lalinde, el ingeniero Luis G. Jhonson y una comisión
de la Academia de Medicina, conformada por Manuel Uribe Ángel, Ramón Arango y
Francisco Antonio Uribe, empezaron la búsqueda para la construcción de su nueva casa
para los “alienados”, ellos encontraron precisamente en el corregimiento de Berlín un
paraje conocido como Alto de Bermejal o Ceja de los Bermejales en las afueras de la
zona urbana. Un espacio adecuado para fundar su manicomio, pues vieron en este lugar,
beneficios que aportarían en la salud de sus enajenados, como lo era la naturaleza, el aire
puro y la amplitud del lugar. “La detención forzada y la camisa de fuerza quedarán
reservadas a los infelices que padezcan locura furiosa e indomable, pero los otros
pacientes obtendrán de la pureza del aire, de la frescura de los baños, de la limpieza de la
atmósfera y de la belleza del medio en que vivan grandes efectos saludables” (citado por
José Silva en Espacio, cuerpo y subjetividad en el Manicomio Departamental de
Antioquia: 1875-1930).

Años más tarde, Alfredo Cock utilizó argumentos similares para desarrollar sus terrenos
en Berlín, dando inicio a la formación del barrio de Aranjuez, que se integró al área urbana
de Medellín. Después de 1910, se destinó el segundo piso del pabellón de los
pensionados para empleados de minas o del Ferrocarril de Antioquia.

En ese mismo año, se preparaba una conmemoración memorable del primer centenario
de la Independencia de Antioquia y la región. Liderada por destacadas organizaciones
civiles y estatales, la Junta Organizadora de la Celebración del Centenario y la Sociedad
de Mejoras Públicas de Medellín lograron obtener un auxilio del gobierno nacional. Este
subsidio, de $15,000, se destinó a la celebración y a la adquisición de un terreno para
crear un nuevo bosque para Medellín.

Ricardo Greffestein, presidente de la Sociedad, rápidamente inició la búsqueda de un


terreno adecuado, decidiendo que la finca El Edén era la opción ideal por su extensión y
abundantes recursos hídricos. Tras negociaciones con las hermanas Arango, se adquirió
el terreno, inicialmente árido, que se transformaría en el Bosque Centenario de la
Independencia en agosto de 1913. Este bosque, más tarde propiedad del Municipio de
Medellín, se amplió con lotes y fincas adyacentes comprados o donados por particulares,
convirtiéndose nuevamente en el epicentro de la actividad recreativa de la ciudad.

Surge allí el primer hipódromo de la ciudad, con una pista doble de carreras de caballos.
Aprovechando las aguas existentes, se crea un lago donde los visitantes podían pasear
remando en barcas, las primeras cubiertas de remiendos de brea, las siguientes ya
seguras. Cerca se construye un edificio para bar, restaurante y pista de baile. En lo que
hoy es el Salón Restrepo, un sitio de eventos, funcionaba una pista de patinaje. Además,
el Bosque de la Independencia contaba con vivero, canchas de tenis, trencito, juegos
infantiles, un incipiente zoológico y hasta el servicio de venta de animales domésticos
(perros y gatos).

El Bosque fue escenario de las celebraciones patrias, sede de competencias náuticas y


de pesca, centro de carreras de encostalados y concursos con vara de premios, epicentro
de las retretas y de las representaciones teatrales o folclóricas que se hacían cuando
existía la concha acústica. La ciudad entera se encontraba en este sitio, considerado
desde entonces como un verdadero espacio público, al que asistían las familias de alta
capacidad económica y también las de los trabajadores y obreros. (Alcaldía de Medellín,
s.f., p. 4)

Mientras los niños disfrutaban paseando en burritas, los adultos se entregaban a


diferentes formas de entretenimiento en el Bosque de la Independencia de Medellín. Este
entretenimiento incluía bailes que comenzaban alrededor de la una o dos de la tarde y
continuaban hasta las nueve de la noche, o hasta que alguien pusiera monedas en el
piano del bar. Durante medio siglo, el Bosque de la Independencia fue un lugar muy
apreciado por los habitantes de la ciudad, abarcando una extensión de 235.000 varas. Sin
embargo, con el tiempo, el Bosque experimentó un declive debido a la aparición de casas
de citas en sus alrededores, lo que provocó una crisis en su administración.

A raíz de estos cambios significativos en la zona, el urbanista Manuel J. Álvarez intervino


en el área en 1916. Atraído por la conveniencia de los vastos terrenos de fincas
ganaderas, particularmente en lo que hoy se conoce como los barrios Aranjuez y Berlín,
Álvarez adquirió estas tierras y comenzó un proceso de transformación.

Durante muchos años, estas tierras se mantuvieron en gran parte sin desarrollar, con solo
unas pocas casas y parcelas dispersas. Algunas familias decidieron convertir estas fincas
en barrios urbanizados. Manuel José Álvarez desarrolló el barrio Berlín, dotándolo de
servicios básicos como agua y alcantarillado, y luego procedió a urbanizar Aranjuez con
más atención a la calidad arquitectónica y las comodidades para una clientela más
selecta. Gabriel Sanín V., Cock Bayer e Hijos, y la familia Villa hicieron lo mismo en
Campo Valdés, ofreciendo terrenos a precios asequibles y en plazos largos para que
familias de bajos recursos pudieran construir sus hogares. En 1919, la Sociedad
Urbanización Mutuaria desarrolló el barrio Manrique con una planificación técnica
cuidadosa, incluyendo espacios públicos, iglesias y escuelas.

Estas urbanizaciones se realizaron cumpliendo con las leyes y regulaciones, con una
planificación adecuada que incluía áreas públicas, sociales y de servicios. Además, hubo
colaboración entre las compañías urbanizadoras y el municipio para mejorar la
infraestructura. Durante las décadas de 1930 y 1940, se continuó expandiendo la ciudad
con la apertura de nuevos barrios.

Aunque su trazado urbano no se ajustaba a la topografía irregular de la zona, su


construcción respondió a la necesidad de vivienda para la clase obrera, que migraba a la
ciudad en busca de empleo industrial. A lo largo del siglo XX, esta comuna experimentó
tanto momentos de prosperidad como desafíos sociales y demográficos, exacerbados por
la violencia en el país.

El barrio Aranjuez, dividido en Berlín arriba, San Nicolás y San Cayetano, se convirtió en
un ejemplo de orden en la ingeniería urbana. Desde sus inicios, fue reconocido por su
diseño meticuloso y sus hermosas casas, siendo considerado un referente para la ciudad.
En 1923, se inauguró la línea Manrique del tranvía, marcando un hito en la evolución del
transporte público en la región. Esta iniciativa fue fundamental para mejorar la movilidad
de los residentes del área y facilitar el acceso a los visitantes. La gestión de varias
urbanizadoras de Medellín fue clave para hacer posible este avance en el sistema de
transporte.

Posteriormente, en 1925, Manuel J. Álvarez y la compañía constructora del barrio


Aranjuez lograron extender la ruta del tranvía desde El Bosque hasta la plaza del barrio,
después de seis años de esfuerzo. Ese mismo año, Francisco Hernández B estableció la
Escuela de Ciegos y Sordos en el mismo lugar.

En 1926, se inauguró el Tranvía de Oriente, impulsando aún más el desarrollo urbano


en la zona nororiental, especialmente en el barrio Manrique.

Viaje de Inauguración del tranvía de nororiente - Mejía, Francisco, 1899-1979

En el año 1927, la Compañía Urbanizadora fundó el barrio Miranda. Su gerente, el señor


Rafael Toro G, trazó el barrio y vendió los lotes a precios altos; una parte de los terrenos
fue cedida al Municipio para la construcción de la escuela y de algunas casas para el
sector obrero. En 1928 la Sociedad de Mejoras Públicas y la constructora del barrio
Sevilla iniciaron la construcción de dicho barrio, que había sido trazado en 1913 sobre el
Plano de Medellín Futuro. La Compañía Seguros y Urbanización vendió terrenos a precios
bajos al Municipio y le otorgó un préstamo para la construcción de un barrio obrero en la
parte alta de Manrique.
En 1935 la Urbanizadora Cock e hijos donó los terrenos para la construcción del parque,
la iglesia de El Calvario y la casa cural del barrio Campo Valdés. Con la celebración del
Segundo Congreso Eucarístico Internacional en los terrenos donde hoy se levanta la
iglesia de El Sagrario, el incipiente barrio Sevilla se dio a conocer, y se inició su proceso
de poblamiento con la llegada de obreros de las fábricas del centro de la ciudad y algunos
locutores de las cadenas radiales.

Más tarde, el señor Joaquín Restrepo inició en 1942 el loteo de la finca La Legua trazando
vías y manzanas. Los predios fueron vendidos a través de la emisora La Voz del Triunfo.
La urbanización del barrio Andalucía se fue desarrollando lentamente, y logró
consolidarse hacia 1972. Este mismo año, los ingenieros Gustavo Arango y Jorge Correa
Tobón iniciaron la construcción del parque principal del barrio Berlín, hoy parque de
Aranjuez.

Rápidamente, también fueron integrados al perímetro urbano barrios de reciente


formación como Manrique, Aranjuez, Berlín y Campo Valdés. Durante la década de los
cincuenta, comenzó el proceso de ocupación de lo que eventualmente se convertiría en el
barrio Santa Cruz. Estas invasiones se extendieron desde el área conocida como Moscú
hasta Las Malvinas, en terrenos que originalmente pertenecían a la señora Jesusita
Vallejo de Mora. Posteriormente, estos terrenos fueron subdivididos por Corvide, y
finalmente el barrio se consolidó después de 1982.

Para el año 1950, Juan de Dios Cock, dueño de las tierras donde se asienta el barrio
Brasilia, inició el lote de su finca y vendió los lotes a precios módicos. Algunas familias
compraron, y otras invadieron los terrenos sin mayores consecuencias legales. Gracias a
una donación de la primera dama de Brasil, se construyeron las dos primeras escuelas.
Se propuso el nombre de Brasilia en homenaje a la cooperación de ese país

Dos años después, comenzó a crecer la población del sector conocido como Bermejal. El
proyecto de urbanización presentado por la familia Rodríguez Fernández ante la oficina
del Plano Regulador de Medellín dio paso a la construcción del barrio Los Álamos.
En 1951, se dieron los primeros pasos del Parque Norte con la compra de terrenos por
un valor de $280.000, los cuales anteriormente habían sido utilizados como basurero
municipal. Este proceso culminó en la apertura oficial del parque en 1974, presentando a
los visitantes un total de 15 atracciones para su disfrute.

En 1953, se construyeron las primeras residencias en la región de El Bosque, un área


invadida situada en los terrenos de Moravia. Sus pobladores, mayormente procedentes
del Chocó, empezaron a edificar sus hogares utilizando cartón, madera y latas. Durante la
década de los años 60, gran parte de Moravia se distinguía por ser un sistema de lagunas
atravesado por la quebrada la Bermejala, la Quebrada El Molino y el Río Medellín, con
una vegetación y extensos cultivos de frutas y verduras. Muchos de sus habitantes se
dedicaban a la extracción de arena y piedras de los ríos y quebradas para vender esos
materiales y mantener a sus familias. No obstante, debido a la constante erosión del
suelo, la explotación alcanzó profundidades de hasta 12 metros. Con el tiempo, los
vertederos clandestinos empezaron a depositar basura en la cantera, que con el tiempo
se convirtió en vertedero de desechos.

A finales de los años setenta, cuando Medellín apenas comenzaba su desarrollo


tecnológico y social, surgió la idea de construir un planetario municipal, respaldado por la
Alcaldía. En octubre de 1981, durante el Primer Encuentro de Astronomía organizado por
ACAFA, se gestó el proyecto con el apoyo de aficionados a la astronomía de la ciudad.
Las obras comenzaron en marzo de 1983 en un terreno baldío que luego se convertiría en
el Planetario "Jesús Emilio Ramírez", inaugurado en octubre de 1984. Este evento
marcó un hito para el país. Durante veinte años, el planetario desempeñó un papel
importante en la educación, la ciencia y la cultura, ofreciendo proyecciones, cursos y
talleres para apreciar y comprender el cosmos. Sin embargo, con el tiempo se replanteará
el uso del espacio del planetario.

En 1968, comenzó la reubicación de la Universidad de Antioquia a su nueva sede en la


ciudadela universitaria, situada al norte de la ciudad. Este ambicioso proyecto se financió
mediante la venta del Ferrocarril de Antioquia, con respaldo económico del gobierno
nacional y contribuciones de entidades internacionales.
En 1972, se llevó a cabo una transformación significativa del Bosque de la Independencia
con el objetivo de crear un espacio dedicado a la exploración, investigación y
conservación de la fauna y flora regional y nacional. Como resultado de esta iniciativa, el
19 de abril se inauguró el Jardín Botánico de Medellín Joaquín Antonio Uribe,
convirtiéndose en un importante centro para el estudio y disfrute de la biodiversidad.

En 1977, por disposición municipal, se estableció un vertedero de basura en terrenos


adyacentes al Parque Norte. Su capacidad fue sobrepasada y se formó una colina de
desechos, alrededor de la cual se consolidaron los asentamientos Fidel Castro, Moravia,
Llanitos, Los Llanos, El Bosque y Milán.

Este espacio que se convirtió en un vertedero de basura, fue ocupado de manera informal
por familias desplazadas que buscaban un lugar en la ciudad en busca de mejores
oportunidades económicas, huyendo de la violencia en las zonas rurales. Gradualmente,
familias llegaron y se instalaron cerca de los rieles del Tranvía. En medio de la pobreza, la
basura se convirtió en el sustento de muchas familias, quienes encontraban alimentos,
ropa y otros materiales que podían vender en las tiendas cercanas para sobrevivir

Esta problemática se intensificó con el anuncio del Concejo de Medellín en 1976 sobre la
creación oficial de un vertedero municipal. En 1984, el vertedero fue clausurado, pero el
"Morro" de basura llegó a alcanzar los 70 metros de altura en un área de
aproximadamente 7.5 hectáreas.

A finales de los años 90, Medellín experimentó una transformación tras décadas de
violencia asociada al narcotráfico, gracias a la implementación del Metro de Medellín. Este
sistema de transporte revolucionario mejoró la infraestructura y la conectividad para los
residentes, beneficiando a la comuna 4 con líneas desde la Estación Caribe a la Estación
Hospital.

En 2002, la Alcaldía encargó al Instituto Tecnológico Metropolitano (ITM) la


reestructuración del Planetario, inspirada en el éxito del Parque de los Pies Descalzos.
Esto condujo a la creación del Parque de los Deseos, diseñado por el arquitecto Felipe
Uribe de Bedout, como un proyecto que beneficiaría a la población del norte de Medellín.
Inaugurado a finales de 2003, el Parque de los Deseos se convirtió en parte del corredor
cultural de la ciudad junto con la Universidad de Antioquia y el Jardín Botánico.

En 2004, los líderes de Moravia y la Alcaldía de Medellín iniciaron la implementación del


primer Plan de Desarrollo Urbano en la ciudad. Moravia, con más de 46,000 residentes en
un área altamente densa, era considerada la zona más poblada de Colombia. El plan
abordó diversas áreas como el medio ambiente, lo social, lo económico, el hábitat, la
educación y la cultura. Se llevaron a cabo acciones como la construcción de edificios y
espacios públicos, la canalización de la Quebrada la Bermejala, la creación de parques y
centros de desarrollo cultural, así como reformas en las organizaciones comunales y
mejoras en las infraestructuras. Debido a esto, se dio inicio a la construcción del Centro
de Desarrollo Cultural de Moravia, diseñado por el arquitecto Rogelio Salmona.

Además, se realizó un proceso de reubicación, trasladando al 90% de las 14,000


personas que vivían en el Morro de Moravia a otras áreas como Ciudadela Nuevo
Occidente, Alamos I, Alamos II y la Herradura, entre otros lugares, durante el período
comprendido entre 2004 y 2012.

Antes y después del actual barrio Moravia. Recuperado de:


https://www.elnuevosiglo.com.co/sites/default/files/2019-06/moravia.png

En el año 2006, la Alcaldía realizó una inversión destinada a una remodelación completa
del Parque Norte y dos años más tarde esta renovación se completó. Por otro lado, en
2009, nace la Corporación Ruta N y la ciudad se consolida como un Distrito Tecnológico
y de Innovación. Este distrito, abarca la revitalización urbana del área comprendida entre
el río Medellín y las estaciones del Metro de Universidad, Hospital y Prado, así como una
intervención completa en el sector de Carabobo Norte.

Las dinámicas urbanas de la zona experimentaron una transformación notable. Lo que


solían ser barrios residenciales se convirtieron en un epicentro turístico y comercial. Este
cambio impulsó la creación de nuevos espacios como el Centro Comercial Bosque Plaza
y una variedad de locales comerciales para satisfacer la creciente demanda generada por
el turismo y las actividades en la zona.

Esta evolución ha generado una serie de beneficios para la ciudad. En primer lugar, ha
contribuido significativamente al desarrollo económico local, creando empleos y
oportunidades comerciales. Sin embargo, este proceso de gentrificación también ha traído
consigo desventajas. Por un lado, ha generado desplazamientos de algunos habitantes
debido al aumento de los costos de vivienda y el cambio en las dinámicas en el sector.

El asentamiento de Parque Explora, Ruta N, y otros centros de innovación atrajeron la


construcción de centros comerciales y nuevas unidades residenciales que desplazaron
bodegas y casonas viejas. (El Colombiano, 2022)

En términos de ventajas, el desarrollo de esta área trae consigo una mayor prosperidad
económica para los residentes. El crecimiento del turismo y la actividad comercial podría
generar más empleos y oportunidades de negocio, lo que podría mejorar el nivel de vida
de la comunidad en general. Además, la inversión en infraestructura y servicios públicos
en la zona podría llevar a una mejora en la calidad de vida de los habitantes locales, con
mejores servicios de transporte, educación y salud.

Por otro lado, el Parque de los Deseos ha experimentado una notable transformación
impulsada por los movimientos estudiantiles y la activa participación de los jóvenes.
Recientemente, su nombre ha evolucionado para reflejar su nueva identidad, ahora se le
conoce como el Parque de la Resistencia.

En este nuevo contexto, el Parque de la Resistencia se ha convertido en el epicentro de la


actividad juvenil, siendo escenario de diversos eventos significativos como la Semana de
la Juventud y el Altavoz.
Por otro lado, el Jardín Botánico también ha experimentado una evolución notable en los
últimos años, adoptando nuevas formas de uso y ocupación. Además de cumplir con su
función tradicional de conservación y estudio de la flora, el Jardín Botánico se ha
convertido en un centro cultural y de entretenimiento. Eventos anuales como el Festival La
Solar, con artistas locales e internacionales y la Fiesta del Libro, un evento gratuito que
promueve la lectura y el intercambio cultural. Estas actividades, han atraído a un público
diverso y han contribuido a dinamizar el espacio. Además, el Jardín Botánico se ha abierto
a la comunidad alquilando sus instalaciones para eventos privados como matrimonios y
ferias.

Estos ejemplos reflejan la creciente importancia de estas zonas urbanas como destinos
turísticos y espacios de encuentro social y cultural. Actualmente, la zona de Carabobo
Norte es un sector con importantes puntos de interés turístico, que además son lugares de
encuentro tanto para los habitantes de la comuna como para toda el Área Metropolitana.

Desde el Plan de Ordenamiento Territorial de 1999 se le asigna el tratamiento de


redesarrollo a la zona, lo cual significa que es una zona con buena capacidad instalada
pero que requiere reforzar la tendencia en el uso y el aprovechamiento con mayor
intensidad, por tanto, este tratamiento busca una consolidación urbanística por medio de
nuevas dotaciones en la infraestructura, el espacio público y el equipamiento colectivo
(Departamento Administrativo de Planeación - Universidad Nacional de Colombia, 2003).

En los próximos años, se espera que la Zona Norte de Medellín experimente cambios
significativos que promuevan el desarrollo de un modelo urbano enfocado en la ciencia, la
tecnología y la innovación. La Universidad de Antioquia lidera un proceso de colaboración
con las entidades presentes en la zona para planificar estratégicamente y aprovechar al
máximo su potencial distintivo.

Entre los proyectos planificados se incluyen mejoras en la infraestructura tanto pública


como privada, expansiones viales, creación de espacios públicos como parques,
promoción de la movilidad activa y la infraestructura ciclista. Se espera que estas
iniciativas fomenten el desarrollo económico, social y urbano de la zona, creando
oportunidades de empleo y mejorando la calidad de vida de los habitantes.

La historia de una comuna es una narrativa extensa, pero es a través de ella que
comprendemos cómo las áreas evolucionan y se transforman. En este caso, la Zona
Norte de Medellín se ha convertido en el epicentro de la innovación, gracias a los
procesos de renovación urbana que se iniciaron en 2002.

Al observar retrospectivamente sus inicios con el Bosque de la Independencia, un punto


de encuentro comunitario, podemos apreciar que su propósito fundamental permanece.
En la actualidad, este espacio ha sido transformado en un centro social, cultural y
recreativo en beneficio de la ciudad. Tanto es así, que se ha convertido en un destino
turístico de renombre nacional e internacional, siendo frecuentado constantemente por
visitantes.

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e%20feria.

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