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Caída y resurgimiento.

La evolución de la oposición
política venezolana durante el gobierno de Hugo Chávez

Decline and Resurgence: The Evolution of Venezuelan Opposition


during President Chavez's Administration

Pablo A. Valenzuela*

* Magíster en Ciencia Política por la Universidad de Chile e investigador del Centro de


Estudios de Opinión Pública del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de
Chile. Santa Lucía 240, Santiago de Chile. Tel. 56 2 29 77 15 09 Correo
electrónico: pavalenzuelag@u.uchile.cl.

Resumen

La oposición venezolana ha sido derrotada consecutivamente en las elecciones


legislativas y presidenciales desde 1998, cuando Hugo Chávez alcanza la presidencia
de la República e impulsa una serie de reformas que modifican el panorama
institucional venezolano. El trabajo analiza la evolución de la oposición venezolana en
los últimos catorce años frente a estos cambios, a los resultados electorales alcanzados
y a las diferentes estrategias adoptadas para enfrentar al gobierno. Se identifican
también algunas variables importantes a la hora de evaluar el desempeño de la
oposición y propone que su buen funcionamiento es parte esencial de la democracia.

Palabras clave: oposición, partidos, Venezuela, gobierno, elecciones.

Abstract

The Venezuelan opposition has been defeated consecutively in legislative and


presidential elections since 1998, when Hugo Chávez achieved the presidency of the
Republic and promotes a set of reforms that change the institutional landscape of
Venezuela. This paper aims to analyze the evolution of the Venezuelan opposition in
the last fourteen years versus these changes, the election results achieved and the
various strategies adopted to confront the government. Also this paper identifies some
important variables at the time of evaluating the performance of the opposition and
suggested that its proper functioning is an essential part of democracy.

Keywords: opposition, parties, Venezuela, government, elections.


Introducción

El estudio del rol que juega la oposición política en los presidencialismos


latinoamericanos es un tema que ha sido poco observado por la ciencia política. Si bien
existe cierta construcción teórica que ayuda a comprender el papel de los partidos que
están fuera del gobierno, en gran medida su comprensión es mejor al estudiar
democracias desarrolladas de países industrializados y, en la mayoría de los casos, con
sistemas parlamentarios.

En el caso particular de América Latina, el interés por la oposición ha surgido debido a


la capacidad de algunos partidos o coaliciones para desafiar a partidos de gobierno que
han ocupado esos espacios durante varios años. El Frente Amplio (FA) en Uruguay, el
Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil, el Frente Farabundo Martí de Liberación
Nacional (FMLN) en El Salvador, la Alianza Patriótica para el Cambio (APC) en
Paraguay y la Coalición por el Cambio, en Chile, son sólo algunos ejemplos de partidos
que estando en la oposición durante varios periodos, fueron capaces de convertirse en
alternativas de gobierno para la ciudadanía y alcanzar el poder.

La pregunta que guía el trabajo de los autores que se han dedicado a estudiar estos
casos (Avendaño, 2011; González, 2011; Moreira, 2004, 2006; López, 2005) tiene que
ver con las estrategias y trayectorias que han permitido que los partidos relegados a la
oposición, particularmente aquellos de izquierda, puedan desafiar a los partidos de
gobierno y alcanzar el poder.

El presente trabajo está dedicado a estudiar la oposición en Venezuela durante el


gobierno del presidente Hugo Chávez, entre las elecciones de noviembre-diciembre de
1998 y la elección de octubre de 2012. A diferencia de los trabajos que hemos
mencionado antes, en Venezuela los partidos opositores, unificados en la Mesa de
Unidad Democrática (MOD), no han podido acceder a la presidencia de la república
desde 1998, por lo que el foco está puesto en cómo se han comportado los partidos y
sectores de la oposición entre 1998 y 2012 y de qué forma han podido influir en el
proceso político venezolano. Desde un punto de vista más general nos preguntamos
cuál sería el aporte de la oposición a la calidad de la democracia y de qué formas
pueden influir políticamente.

El objetivo central de este trabajo es explorar y analizar los cambios y la evolución que
la oposición venezolana ha sufrido desde la llegada al poder del presidente Chávez,
hasta el año 2012, cuando se realiza la última elección con Hugo Chávez como
candidato. Por lo tanto, no estudiamos una oposición exitosa, al menos no por ahora y
no en los términos tradicionales de éxito de un partido opositor, que sería vencer al
partido de gobierno en una elección. Estudiamos la oposición en sí misma en un
contexto particular de desinstitucionalización y fragmentación partidaria.

Para resolver las preguntas generales de investigación realizamos, en la primera


sección una revisión conceptual del tema de las oposiciones políticas. La segunda
sección revisa la evolución política de Venezuela, particularmente de los partidos
opositores, entre 1989 y 1999 desde un punto de vista histórico. En este punto se
destacan los cambios bruscos en las preferencias electorales y el funcionamiento un
tanto caótico de las organizaciones partidarias. Son estos años en los que más se
puede advertir el tránsito desde el puntofijismo a la nueva configuración política que
emerge a partir de la llegada a la presidencia de Hugo Chávez.

En la sección tres se estudia a la oposición venezolana entre 2000, año de


la megaelección que buscó relegitimar los poderes públicos después de aprobarse la
Constitución de 1999, y 2012, año de la última elección presidencial en la que estuvo
Hugo Chávez. Se toman en cuenta también las elecciones, los referéndums, los
sucesos del inicio de la década y las estrategias adoptadas en cada uno de los
momentos intereleccionarios con las que buscaron desafiar, hasta hoy sin éxito, al
partido de gobierno.

En la parte final recogemos algunos elementos importantes para explicar la trayectoria


de la oposición durante el periodo estudiado, desde una oposición más bien
recalcitrante a una mucho más programática y menos fragmentada, aspectos que
ayudan a comprender el estado actual de la oposición venezolana. Finalmente
recogemos algunas conclusiones generales, particularmente en lo relativo a la forma
en que la oposición política se sitúa en un contexto democrático.

El estudio de las oposiciones políticas desde una mirada conceptual

La oposición política es un elemento esencial de la teoría democrática, sin embargo,


gran parte de los estudios miran a las instituciones políticas desde el gobierno y no
tanto desde el rol que juega la oposición. Del mismo modo, los estudios que existen al
respecto tienden a ver a la oposición en contextos de democracias desarrolladas y
usualmente en regímenes parlamentarios. En ese sentido, es seminal el estudio que
realiza Robert Dahl (1966) en torno a Austria, Bélgica, Italia, Alemania, Francia, Reino
Unido, Holanda, Noruega, Suecia y Estados Unidos.

De todos los países estudiados por Dahl, sólo Estados Unidos tiene un presidencialismo
persistente. De ahí que parte significativa del libro se dedique a revisar patrones de
oposición en los parlamentos europeos. Para el caso de Estados Unidos existen algunos
estudios que se encargan de revisar la relación entre el Congreso y el presidente
(Thurber, 1995) y, tangencialmente, el rol de la oposición en este juego a raíz de la no
poco frecuente división del control partidario entre demócratas y republicanos en el
Capitolio y la Casa Blanca. Otros trabajos se centran en estudiar procesos de
institucionalización de la oposición en democracias avanzadas (Helms, 2004) o los
mecanismos que usan los partidos opositores para buscar influir en la agenda pública
(Thesen, 2013).

Para América Latina el estudio de la oposición es escaso y está limitado principalmente


al rol que ha jugado la oposición en tanto partidos desafiantes al partido o coalición
oficialista y como alternativa electoral para la ciudadanía. La razón de esto es que
después de las transiciones democráticas iniciadas en las décadas de 1980 y 1990,
varios partidos "tradicionales" han sido derrotados a través de elecciones por partidos
o coaliciones que cobraron relevancia en el contexto post-transicional y que mediante
estrategias diversas fueron capaces de ofrecer a la ciudadanía una alternativa
gubernamental (López, 2005). Otros estudios interesantes se enfocan en la capacidad
de influencia de la oposición parlamentaria en el desarrollo de políticas públicas (García
y Martínez, 2001) y otros enfatizan el rol jugado por la oposición en los procesos de
transición democrática (Russo, 1990; Mustapic y Goretti, 1992) tanto como
promotores de la democratización, como por la aceptación de las reglas democráticas
una vez caídas las dictaduras.

En la mayoría de los casos los partidos que ocupan la oposición aspiran a llegar al
gobierno o, al menos, a alcanzar alguna posición de poder que les permita desplegar o
defender su set de ideas programáticas. También los partidos opositores pueden
buscar ejercer algún tipo de rol fiscalizador hacia el oficialismo. Esto se ve
particularmente acentuado en los presidencialismos, donde la oposición sabe a priori el
tiempo durante el cual estará fuera del gobierno, lo que se configura en función de la
posesión de la presidencia o de la participación en cargos ministeriales dentro del
gobierno en caso de conformar coaliciones (Cheibub, 2007). En consecuencia, son
opositores aquellos partidos que no acompañan al presidente de la República en el
ejercicio de sus funciones, aun cuando puedan tener la mayoría en el Congreso. En ese
caso se hablará de presidentes de minoría (Lanzaro, 2001) fenómeno muy común que
en algunos casos puede llegar a afectar el desempeño programático del gobierno
debido a las dificultades para aprobar proyectos (Jiménez, 2007) e incluso poner en
riesgo la estabilidad democrática (Valenzuela, 1989; Linz, 1994)

Sin embargo, es necesario destacar el rol de la oposición no sólo en tanto partido que
desafía al poder, sino como una parte del sistema político con aspiraciones, no siempre
satisfechas, de alcanzar posiciones de poder, pero con otros papeles muy significativos
para el adecuado funcionamiento de la democracia. Incluso, algunos autores han
señalado que los congresos en manos de la oposición frente a presidentes minoritarios
han jugado un rol importante en la resolución de crisis presidenciales, contribuyendo a
la continuidad del régimen democrático (Pérez-Liñan, 2003).

Más allá del desafío del poder, ¿qué hace la oposición?

El estudio de la oposición política parte del supuesto de que en la gran mayoría de los
casos ésta aspira a convertirse en gobierno y por lo tanto generará estrategias que la
presenten frente a la ciudadanía como una alternativa para gobernar. Sin embargo,
como señala Avendaño (2011, p. 9) algunos partidos pueden lograr un importante
caudal electoral y un contingente legislativo significativo, sin llegar a ser vistos por la
ciudadanía como alternativa de gobierno, como sucedió durante largo tiempo con el
partido socialdemócrata alemán, con el partido comunista italiano y el partido
comunista francés.

Pasquino (1998) señala varios elementos interesantes en cuanto al rol de la oposición


en las democracias contemporáneas. En primer lugar es interesante notar que hoy las
oposiciones resultan menos doctrinarias que en décadas pasadas cuando existían
partidos antisistema cuyo fin no era reemplazar al partido oficialista, sino arrasar con
el sistema completo mediante algún método revolucionario. Hoy los partidos, incluso
los más pequeños que sobreviven producto de su arraigo en alguna minoría social,
tendrían que tomar en cuenta que en algún momento se podrían convertir en partidos
de gobierno mediante la formación de coaliciones y por lo tanto actuaciones
intransigentes hacia el gobierno podrían volverse contraproducente en el largo plazo.
En otras palabras, la oposición sería hoy mayoritariamente leal al sistema democrático.

Para Sartori (2005) una distinción muy importante en la oposición es entre aquellas
que son leales y las que son desleales. Las primeras son las que critican al gobierno
pero en el marco de las reglas democráticas. Las segundas son oposiciones que
participan del juego político pero hacen uso del discurso antisistema y van derivando
en un creciente clima de polarización política, pues su aspiración no es ocupar el
gobierno bajo el sistema que rechazan, sino generar las condiciones para cambiarlo.

El mismo Pasquino señala que hoy la oposición política, por un asunto de principios, no
puede renunciar a su rol opositor y dejar al gobierno gobernar sin más, pero tampoco
puede asumir una oposición doctrinaria y permanente, pues eventualmente llegará a
ocupar esa posición de poder y podría terminar siendo víctima de sus propias críticas y
prácticas. La oposición, en su actuación, debe velar por los intereses colectivos e
individuales de aquellos electores que le han dado su voto, pues así es como se
constituye el mandato hacia los partidos opositores (Froio, 2013; Louwerse, 2011).
Además proteger las condiciones democráticas y de competición que hagan viable la
alternancia en el poder. Ningún gobierno debería pedirle a la oposición que lo deje
gobernar, pues hacerlo implica solicitarle que renuncie a su rasgo más característico y
evidente. Sin embargo, la oposición tampoco puede desarrollar una obstrucción
permanente y sistemática. Se trataría entonces de un equilibrio que tiende a sopesar
las dos dimensiones de la oposición: su aspiración intrínseca y natural de alcanzar el
poder a la que no debería renunciar incluso con un apoyo electoral disminuido, y su
oficio fiscalizador y opositor a las políticas planteadas por el oficialismo.

Es importante también tener en cuenta las dos dimensiones de la oposición. Una social
y otra parlamentaria -más estrictamente, legislativa en el caso de los congresos
latinoamericanos-. La primera es aquella que ejercen los movimientos sociales
mediante manifestaciones públicas y protestas contra las medidas del gobierno. La
segunda es aquella oposición que se realiza desde los partidos que han perdido la
elección desde el seno del congreso y que están fuera del gobierno. El ideal es aquel
en el que la oposición parlamentaria-legislativa puede coincidir, al menos parcialmente,
con la oposición social y representar sus intereses en las instancias políticas. De lo
contrario, se podría derivar en una crisis de representación, pues aunque exista una
oposición social muy significativa, los intereses de esos grupos no necesariamente se
verían canalizados hacia el sistema político y no necesariamente ocurriría una
alternancia política.

En todo caso, parece haber cierto consenso en cuanto a la oposición política en


regímenes democráticos, pese al poco estudio particular del fenómeno, sobre todo en
América Latina. La oposición juega un papel muy relevante en el funcionamiento de la
democracia, pues presenta resistencia a las posturas del gobierno aportando cierto
equilibrio y contrapeso dentro del sistema político, permite la expresión de intereses
diversos en un entorno pluralista, le presenta alternativas políticas, gubernamentales y
programáticas a la porción de la ciudadanía que no se siente representada por el
oficialismo, permitiendo la alternancia en caso de que los electores así lo decidan en
las urnas. En definitiva, parece ser casi un hecho que en la democracia la oposición
política no sólo es una categoría residual en el sistema de partidos, sino que es una
parte esencial de su funcionamiento, tanto desde un punto de vista procedimental
como representativo e incluso normativo.

Sin oposición, con una oposición débil o una recalcitrante, la democracia como
mecanismo de representación de los intereses sociales y los partidos como
instrumentos conductores de esos intereses al sistema político, no funcionarían de
manera óptima, devendría una especie de democracia delegativa en la que la elección
del presidente de la república se transformaría en una investidura de poderes sin
muchos limites políticos ni equilibrios o contrapesos programáticos (O'Donnell, 1994).

Según un estudio de López (2005), los partidos desafiantes que han podido insertarse
de forma estable y relevante en el sistema político e incluso alcanzar el gobierno, han
vivido un periodo de oposición solitaria. En el caso de los partidos desafiantes que han
fracasado, la explicación estaría en que han formado algún tipo de coalición con los
partidos tradicionales o han prestado algún tipo de apoyo legislativo sistemático al
presidente de la república. El autor señala que los partidos nuevos que nacen en la
oposición se convierten en alternativas porque rompen con el statu quo del sistema,
pero eso se vuelve inconsistente si pactan programática o electoralmente con los
partidos hegemónicos.

Así por ejemplo, el Frente Amplio en Uruguay actuó como un opositor solitario hasta
que alcanzó el gobierno en 2004, en cambio La Causa Radical y el Movimiento al
Socialismo (MAS) en Venezuela, le dieron apoyo a Rafael Caldera, un líder sin partido
que representaba la continuidad del estatus del punto fijo (López, 2005, p. 48), y en
consecuencia fracasaron en su intento por asentarse en el sistema, dando lugar más
tarde al crecimiento del Movimiento Quinta República (MVR) que lleva a la presidencia
a Hugo Chávez.

En resumen, algunas variables que pueden explicar el éxito de las oposiciones políticas
a la hora de desafiar a los partidos oficiales serían, en primer lugar, el desempeño del
gobierno en la implementación de políticas públicas: si los partidos de gobierno son
exitosos en desplegar su plataforma programática es menos probable que la oposición
alcance el poder. En segundo lugar, las características de la plataforma programática
de la oposición: si las propuestas opositoras se presentan como una alternativa
positiva al gobierno y encuentran arraigo en sectores sociales, es más probable que
haya una oposición exitosa. Dicho de otro modo, la oposición debe ser capaz de
ofrecer a la ciudadanía un programa que implementar. Y, en tercer lugar, la oposición
se realiza en el marco de las instituciones democráticas, por lo que a pesar de estar
enfrentada al gobierno puede generar cauces de cooperación procurando no perder la
diferenciación con el oficialismo.

En la siguiente sección revisamos el panorama político de Venezuela después de que el


sistema empezó a mostrar profundas fisuras en el pacto de punto fijo, a fines de los
años ochenta con el Caracazo, en 1989, como hito importante de la pérdida de
legitimidad de los partidos tradicionales, y hasta 1998, cuando el presidente Chávez
alcanza la primera magistratura.

El fin de los partidos tradicionales: 1989-1999

El momento en el que tenemos que situar el inicio de la decadencia del sistema de


partidos tradicionales en Venezuela se sitúa en algún punto durante la década de 1980
o principios de la década de 1990. Levine y Crisp (1999), por ejemplo, destacan dos
hechos esenciales que desencadenan la deslegitimación del sistema de representación
llevado por Acción Democrática (AD) y Comité de Organización Política Electoral
Independiente (COPEI). El primero sería la crisis económica que se inicia en 1983 con
la caída de los precios del petróleo, lo que dañó significativamente la capacidad
económica del Estado y su capacidad de redistribución de riquezas. El segundo hecho
serían los disturbios que se producen en febrero de 1989 en los alrededores y centro
de Caracas (conocidos como el "Caracazo"), y que son fuertemente reprimidos por el
gobierno de Carlos Andrés Pérez, causando una creciente pérdida del apoyo social al
sistema. Para los autores, ambos hechos reflejan la caída de los pilares económico y
social, respectivamente, que sostenían el punto fijo.

El derrumbe político vendría en 1993, cuando Rafael Caldera llega a la presidencia de


la República apoyado por su propio partido, Convergencia, creado a partir de la
escisión de la facción de Caldera del COPEI. La coalición que ayudó a Caldera, además
de Convergencia, estuvo formada por varios partidos, entre ellos el Movimiento al
Socialismo (MAS), la Unión Republicana Democrática (URD), el Movimiento Electoral
del Pueblo (MEP), que más tarde le entregaría su apoyo a Hugo Chávez, el Movimiento
de Integridad Nacional (MIN) que representaba un ala más derechista, e incluso el
Partido Comunista de Venezuela (PCV). Fue lo que se llamó "El Chiripero", dada su
heterogénea conformación.

En esta elección por primera vez alcanza el poder una coalición en la que no están los
partidos tradicionales (AD y COPEI) y donde otros partidos emergentes ganan
notoriedad. En las elecciones de 1998 la situación para el bipartidismo tradicional es
aún peor, pues en un episodio bastante confuso y sólo algunos días antes de la
elección presidencial, los adecos y los copeyanos le quitaron el apoyo a los candidatos
de sus propias filas, para dárselo al abanderado de Proyecto Venezuela (PV) Henrique
Salas Römer.

Los datos de la militancia o identificación política, así como el caudal electoral, ratifican
la tendencia decreciente de los apoyos que recibían los partidos tradicionales desde
1989. En las elecciones legislativas de 1988 AD y COPEI sumaron 81.6 por ciento de
los escaños en el Congreso, mientras que en las de 1993 alcanzaron juntos sólo 53.2
por ciento, en tanto que La Causa R, el mas y Convergencia, crecían hasta alcanzar
19.7, 11.8 y 12.8 por ciento respectivamente. En el caso de las elecciones
presidenciales, AD y COPEI en 1988 sumaron 93.29 por ciento de los votos, y en 1993
esa cifra descendió a 46.33 por ciento (Kornblith, 2003, pp. 169-170). En el caso de la
militancia o identificación, la tendencia va desde 45.9 por ciento de los electores que
en 1973 decía identificarse con los partidos AD, COPEI y mas, hasta sólo 10.8 por
ciento en el año 2000 (Kornblith, 2004, p. 114).

Como esbozamos antes, el decaimiento de los partidos tradicionales a partir de las


elecciones de 1988 va acompañado de dos fenómenos. Uno es el crecimiento de
opciones políticas desafiantes y emergentes, pero que no logran asentarse de forma
firme en el sistema, con lo cual es posible ver una importante volatilidad electoral
entre una elección y otra. El segundo es una importante desafección por el proceso
político que se refleja en los altos niveles de abstención -que la mayoría de las veces
ronda 40 por ciento del padrón electoral- tanto en las elecciones nacionales como en
las locales.

Así las cosas, el periodo 1989-2000 podría dividirse en tres etapas de acuerdo con la
configuración del sistema de partidos, particularmente de aquellos desafiantes o
emergentes, nuevos o que cobran relevancia. Entre 1989 y 1993, durante el gobierno
de Carlos Andrés Pérez, que terminaría con su destitución a través de un juicio político
y la asunción de Ramón Velásquez como presidente provisional, los partidos que
empiezan a cobrar relevancia son Convergencia, La Causa Radical, el Movimiento al
Socialismo, así como algunos proyectos políticos regionales que más tarde saltarían al
escenario nacional, por ejemplo Proyecto Carabobo, que después se convertiría en
Proyecto Venezuela.

El segundo periodo comprende el gobierno de Rafael Caldera. Como señalamos antes,


este es el primer gobierno desde 1958 en el cual AD y COPEI quedan fuera del
oficialismo. Kornblith (2003, p. 169) señala que la presidencia de Caldera puede ser
entendida como el último intento por mantener vivas las instituciones políticas que
regían el juego democrático en Venezuela desde 1958 y como la última oportunidad
que el electorado le dio a la dirigencia tradicional para dirigir el país.

Lo llamativo es que los partidos que parecían desafiar el estatus en Venezuela después
del triunfo de Caldera, particularmente Convergencia y La Causa R, pierden
rápidamente su peso electoral en la elección legislativa de 1998. Mientras que en 1993
La Causa R y Convergencia obtienen 19.7 y 12.8 por ciento de los votos
respectivamente en la Cámara de Diputados, y 18 y 12 por ciento de los votos
respectivamente en el Senado, para 1998 estas cifras caen a 3.47 por ciento para La
Causa R, perdiendo 34 diputados; en tanto, para Convergencia los votos caen a 2.69
por ciento perdiendo 22 diputados. En el Senado La Causa R obtiene 2.93 por ciento,
obteniendo sólo un senador, y Convergencia obtiene 2.36 por ciento, para tener dos
senadores.

Algunas ideas que giran en torno a esto es que el electorado le entregó apoyo a
partidos y liderazgos emergentes, pero una vez en el poder estos partidos no
respondieron a las expectativas generadas y rápidamente se buscaron alternativas
políticas. Las propuestas de planes económicos, pero más importante aún, de reformas
políticas e institucionales anunciadas por Caldera durante su campaña fueron
rápidamente frenadas. En 1994, por ejemplo, Caldera se ve obligado a generar
puentes de cooperación con AD -la primera minoría en el Congreso con 55 diputados y
16 senadores- para superar un conflicto entre el ejectuvo y el legislativo producto de
un decreto de suspensión de garantías constitucionales. Esa alianza, nunca
formalizada, hizo totalmente inviable la reforma constitucional, pues AD era uno de los
actores que más fuertemente defendía el statu quo (Lander y López Maya, 1999: 8).

Los esquemas de representación propuestos en estos periodos son incapaces de


recoger con algún grado alto de fidelidad las preferencias y expectativas de la sociedad
y eso termina llevando a la desafección respecto al sistema político y genera un
reclamo sobre sus liderazgos (Kornblith, 2003) lo que, en esta situación particular, va
precedido de una creciente despolitización de la sociedad venezolana en la que los
apegos partidarios terminan siendo mucho más pragmáticos. Con ello, el apoyo
irrestricto de grandes sectores de la sociedad a COPEI y ad se difumina, como
producto de esa misma brecha entre los intereses partidarios y los resultados que no
satisficieron las aspiraciones colectivas de la sociedad.

Para las elecciones de 1998 la fuga electoral de La Causa R y Convergencia y el


aumento de la participación -la abstención en la elección presidencial bajó de 39.84 en
1993 a 36.55 por ciento en 1998- habría ido a las fuerzas con conformaron el Polo
Patriótico que encabezó Hugo Chávez, particularmente el MVR, el Patria Para Todos
(PPT) y el mas. Este año por primera vez las elecciones legislativas nacionales y
presidenciales no fueron concurrentes. Las elecciones al Congreso se celebraron en
noviembre de 1998 y las presidenciales en diciembre de ese año. Lander y López Maya
(1999) señalan que la intención detrás de este cambio fue evitar que la elección
presidencial arrastrase los resultados de las elecciones al Congreso, lo que le hubiera
entregado al presidente Chávez un importante contingente legislativo.

Al tomar los resultados de las elecciones, efectivamente no hay correspondencia entre


la alta votación que obtuvo el Polo Patriótico, 56.2 por ciento, y la sumatoria de las
votaciones que obtuvieron las fuerzas que lo conformaban en la elección legislativa.
AD, COPEI y PV obtienen 53.5 por ciento de los escaños de la cámara de diputados,
frente a 34.3 por ciento de los escaños que obtiene MVR, PCV, MAS y PPT, las
principales fuerzas que apoyaban la candidatura chavista.

El periodo 1999-2000 es una etapa sui generis en la vida política venezolana. En abril
de 1999, habiendo pasado sólo un par de meses desde la asunción del presidente
Chávez, se llamó a un referéndum consultivo para convocar a una Asamblea Nacional
constituyente que elaborara una nueva Constitución. Pese a los intentos que se
realizaron para desactivar la iniciativa, la Corte Suprema de Justicia validó la iniciativa
en 1999.

Así, la Corte entrega a la asamblea constituyente convocada poderes


supraconstitucionales debido a que es una expresión directa del ejercicio del poder
constituyente originario expresado de manera popular y soberana en el referéndum
consultivo celebrado el día 25 de abril de 1999 (Brewer-Carias, 1999, p. 218). Esto
llevó a que en la práctica la asamblea actuara como un organismo autónomo no
sometido a las normas constitucionales ni al poder del presidente o el Congreso y, de
facto, quedará derogada la Constitución de la República de Venezuela de 1961.

A partir de esto se produjeron profundos cambios en la distribución del poder al


interior de los organismos públicos venezolanos y el proceso político del país vivió una
especie de estado excepcional durante el funcionamiento de la asamblea y hasta la
relegitimación de los poderes públicos, realizada en julio y diciembre de 2000. A partir
de esa elección revisamos en la sección siguiente la evolución de los partidos y
movimientos que se hicieron parte de la oposición en en el periodo.

Los partidos de oposición 2000-2010

Actualmente, los partidos opositores en Venezuela se encuentran al alero de la Mesa


de Unidad Democrática (MUD), que se ha constituido como una amplia coalición de
partidos políticos que van desde el centro derecha, como el Movimiento Republicano
(MR) y el Movimiento de Integridad Nacional Unidad (MIN Unidad), hasta partidos de
izquierda y marxistas que han quedado fuera de la órbita del PSUV. En el amplio
abanico de partidos se incluyen también movimientos ambientalistas, social-
demócratas y sindicalistas. Para las elecciones presidenciales de 2012 la MUD realizó
un proceso de primarias en las que fue elegido como candidato único de la oposición
Henrique Capriles, gobernador del estado de Miranda.

Sin embargo, para llegar a presentarse a las elecciones de octubre de 2012 y abril de
2013 con un candidato y un programa de gobierno únicos, mucha agua ha pasado bajo
el puente. Los partidos tradicionales, AD y COPEI, cayeron en una grave crisis electoral
e incluso los nuevos partidos que empezaron a participar en la arena política durante el
lustro 1993-1998, como La Causa R, el mas o Convergencia, terminaron formando
parte de un variopinto grupo de partidos y movimientos políticos que sin ningún eje y
sin ninguna plataforma política estructurante, han pasado por diferentes etapas y han
intentado poner en práctica diferentes estrategias para alzarse como una alternativa
viable de gobierno y, a su vez, actuar como contrapeso al poder que emana del Palacio
de Miraflores.

El periodo que revisamos en esta sección puede ser calificado como de lucha
hegemónica de proyectos políticos distintos que se perciben como mutuamente
excluyentes y cuyo fin ha estado centrado en la salida del poder del presidente Hugo
Chávez (López Maya, 2006). Probablemente el punto de polarización más significativo
de estos años se dio entre 2002 y 2003, cuando sucedió el paro cívico (o golpe
petrolero) al que se sumaron empresas de otras industrias e incluso medios de
comunicación. Es probable que durante este periodo se haya marcado un punto de
inflexión en cuanto a la conformación de la oposición, su estrategia frente al gobierno y
la búsqueda de proyectos políticos y programáticos alternativos para presentarlos a la
ciudadanía.

En lo que resta del trabajo revisaremos dos aspectos de la oposición entre 2000 y
2010. Por un lado, los acontecimientos electorales a los que se enfrentaron, el
mecanismo que usaron y los resultados que obtuvieron hasta llegar a las elecciones
legislativas de 2010. El segundo elemento que destacamos son los hitos que la
oposición ha vivido en el periodo en el que nos enfocamos para llegar a constituirse en
un polo heterogéneo pero al alero de una sola denominación y una amplia propuesta
programática alternativa.

Situación electoral inmediatamente anterior

El presidente Hugo Chávez, el Movimiento Quinta República (MVR) y las coaliciones


que han agrupado a los movimientos políticos que apoyan el proyecto bolivariano han
tenido constantes triunfos electorales que ha resentido de manera particular a la
oposición debido a los estrepitosos fracasos que ha sufrido. En 1998 el presidente
Chávez triunfó con 56.2 por ciento de los votos, siendo superado, hasta ese entonces,
en la AD, que en 1983 obtuvo 56.72 por ciento de los votos. Años después Hugo
Chávez superará a Lusinchi. La abstención en la elección presidencial de 1998 llegó a
36.55 por ciento, sólo tres puntos menos que en la elección de 1993. Esto, a pesar de
la gran expectación que generó la candidatura del Polo Patriótico en la ciudadanía.
(Lander y López Maya, 1999).

Durante 1999 se realizaron dos referéndums convocados por el presidente y, como ya


vimos, avalados por la Corte Suprema. En el primero, del 25 de abril de 1999,
realizado para consultar sobre la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente, la
opción oficialista -el sí- triunfó con 87.75 y 81.74 por ciento de los votos en las
preguntas 1 y 2 respectivamente. El segundo referéndum, para aprobar la Constitución
elaborada por la asamblea, se realizó el 15 de diciembre y la opción defendida por el
gobierno alcanzó 71.78 por ciento de las preferencias. En el primero de estos procesos
la abstención alcanzó 62.35 por ciento de los electores, mientras que en el segundo
bajó hasta 55.63 por ciento.

En 2000 la sociedad venezolana fue nuevamente sometida a procesos comiciales en lo


que se constituye en un verdadero rally electoral que se inició en 1998. El 30 de julio
de 2000 se realizaron elecciones presidenciales, además de legislativas, regionales, a
alcaldes y a concejales, en lo que se llamó la súper elección para relegitimar los
poderes públicos a la luz de la nueva Constitución recientemente aprobada. El
presidente Chávez se impuso con 59.76 por ciento de los votos. La abstención alcanzó
43.69 por ciento.

Lo que ocurre con la oposición en este periodo es interesante, toda vez que mantiene
un nivel relativamente estable de preferencias. En 1998 Henrique Salas Römer e Irene
Sáez suman 42.79 por ciento de los votos, casi 13 puntos más que los obtenidos por
Caldera en 1993. En 2000, Francisco Arias Cárdenas y Claudio Fermín suman 40.24
por ciento. En términos absolutos en 1998 los dos candidatos más votados de la
oposición obtienen 2 797 729 votos y en 2000 obtienen 2 530 805. Esto resulta
revelador, pues entre una elección y otra, Hugo Chávez aumenta su caudal electoral en
sólo 84.088 votos, mientras que la oposición pierde 266 924 votos. En tanto que la
abstención crece en 1 095 735 electores. Desde luego, un problema de los partidos
vendría a ser su capacidad para movilizar electores, lo cual se ve acentuado en el caso
de la oposición.

Finalmente, en cuanto a distribución del poder, en las elecciones regionales la


oposición obtuvo sólo siete de las veintitrés gobernaciones del país: Amazonas, Apure,
Carabobo, Miranda, Monagas, Yaracuy y Zulia. En las elecciones legislativas, se
repartieron 165 escaños, MVR y mas obtuvieron 97 escaños lo que, sumado al resto de
partidos menores adherentes al gobierno, dejó al presidente con una mayoría absoluta
en la Asamblea Nacional superior a dos tercios.1 Acción Democrática, principal partido
opositor, obtuvo sólo 21 curules, Proyecto Venezuela obtuvo siete y La Causa Radical
cinco.

Lo anterior, conjugado, lleva a que se produzcan varios fenómenos particulares


durante los años siguientes. Por un lado, ningún partido será capaz de asumir de
manera firme el liderazgo de la oposición tanto política como social, con lo cual un
organismo gremial, Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción
de Venezuela (Fedecámaras), asumirá dicha tarea. El segundo fenómeno es que el
surgimiento de nuevos liderazgos para la oposición se verá dificultado por el amplio
triunfo en las elecciones regionales del oficialismo. No es extraño que en 2006 haya
sido Manuel Rosales, gobernador del estado de Zulia, y en 2012 sea Henrique Capriles,
del estado de Miranda, los candidatos opositores a la presidencia. Son justamente esas
entidades federales, entre otras, las que se han convertido en reductos de éxito para la
oposición y semilleros de líderes políticos. Sin embargo, parece que a los candidatos
opositores les cuesta ampliar su liderazgo regional al ámbito nacional.

En tercer lugar, el fracaso de la oposición iniciará un progresivo proceso de


fragmentación política, surgirán decenas de movimientos de carácter regional y
nacional, con diversas propuestas políticas, que aspirarán a engrosar la oposición.
Kornblith (2004) señala un interesante punto respecto a la fragmentación, pues la
brecha entre los partidos inscritos y el número efectivo de partidos crecerá.

Los años sin elección 2001-2002-2003

Las elecciones de diciembre de 2000, en las que se renovaron Concejos Municipales y


Juntas Parroquiales fueron los últimos comicios a los que asistió el pueblo venezolano
después de un largo rally electoral iniciado en la elección de julio de 1998. Durante los
siguientes tres años sin elecciones, los partidos políticos iniciarán un proceso de
asentamiento gradual y, particularmente la oposición, vivirá por lo menos dos hechos
importantes.

El primero es la sucesión de marchas, huelgas y movilizaciones entre fines de 2001 y


principios de 2003. En el marco de esta seguidilla de huelgas se enmarcan los hechos
acaecidos el 11 de abril de 2002, que alejaron al presidente Chávez de la presidencia
por dos días, del 12 al 14 de abril. Los paros cívicos que se efectuaron en el país desde
fines de 2001 tuvieron un efecto fortalecedor en los grupos políticos opositores que
estaban dispersos después de la elección de 1998 y los fracasos electorales de 1999 y
2000 (López Maya, 2002). Este reposicionamiento de la oposición en cuanto a
movilización social -liderado por Fedecámaras- llevó a que se endurecieran las
posiciones tanto del gobierno como de los movimientos opositores.

Sin embargo, durante este periodo la oposición que se moviliza es más bien una
oposición social que no tiene una relación significativa con los partidos políticos. Es lo
que algunos diputados venezolanos han tendido a llamar la política de la no
política. Asimismo, no es menor que los intereses manifestados durante las
movilizaciones sean más bien de tipo gremial y económico, relacionados con asuntos
de tierras, pesca y petróleo (Aznárez, 2001). Los partidos políticos de oposición
representados en la Asamblea Nacional, si bien están presentes en estas
movilizaciones, juegan un rol secundario frente al que desempeñan organizaciones
gremiales y sindicales.

La creciente conflictividad social y el endurecimiento de las posiciones durante este


periodo desembocaron en el golpe de Estado del 11 de abril de 2002, que formó un
gobierno de facto encabezado por Pedro Carmona, el máximo líder de Fedecámaras. El
golpe no tuvo éxito y el presidente Chávez volvió 48 horas después al Palacio de
Miraflores, no obstante, tuvo un efecto importante en la oposición y su estrategia de
confrontación con el gobierno.

Si bien las marchas continuaron durante todo 2002 y sólo amainaron tras el paro
petrolero de 2002-2003, después del golpe de abril de 2002 fueron ganando fuerza los
movimientos que bregaban por el referéndum revocatorio, instrumento jurídico
contemplado en el artículo 72° de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela. De esa forma, conviven dentro de la oposición los grupos insurreccionales y
aquellos que quieren seguir el camino constitucional.

En este punto, y siguiendo a López Maya (2002), resulta llamativa la actitud de la


oposición frente al gobierno, que se abrió al diálogo buscando fortalecer sus bases de
apoyo político. Si bien los sectores insurreccionales más virulentos con el gobierno se
resintieron por el fracaso del golpe de Estado, se mantuvo una polarización creciente
del país que se nota tanto en las marchas como en la asonada militar de la plaza
Altamira, en Caracas.

Los días 11 de cada mes una marcha de la oposición inundaba las calles de Caracas y
de otras ciudades, mientras que los días 13 una marcha oficialista hacía lo mismo. El
piso político del gobierno y la movilización de la oposición descansaban -en el caso del
gobierno, aún lo hacen- en las masas sociales que eran capaces de movilizar en una
constante manifestación de fuerza. Lo central de todo esto es que dicha movilización
social contra el gobierno del presidente Chávez no tenía un correlato a la hora de las
elecciones, pues la convocatoria de la oposición terminará resultando baja.
Los hechos de la plaza Altamira, en octubre de 2002, y el apoyo que grupos políticos
les brindaron a los militares insurrectos habría sido uno de los grandes errores de la
oposición en ese momento, que no se decantaría completamente por seguir el camino
electoral y democrático para vencer al gobierno y establecerse como alternativa
programática. En resumidas cuentas, la oposición deseaba, mediante actos violentos,
manifestaciones callejeras y el apoyo de las fuerzas armadas, llevar a la caída del
presidente Chávez.

El paro petrolero iniciado en diciembre de 2002 y que se extendería hasta febrero de


2003 es el paroxismo de esta lucha hegemónica, por los costos que para el país
significó esta movilización (El País, 2002) y por la notable confrontación discursiva
entre los líderes opositores a través de los medios de comunicación, que en su gran
mayoría optaron por apoyar a la oposición y difundir información relativa a las
movilizaciones, en muchos casos haciendo un uso poco equilibrado de la información
disponible y contribuyendo a generar un clima de tensión y caos en medio de la
incapacidad del gobierno por resolver la crisis (López Maya, 2006; Cañizales, 2003)

Pese a la crisis y sus costos, el gobierno sobrevivió y el largo paro cívico -o golpe
petrolero, como le llaman los grupos afines al gobierno- fue totalmente ineficaz en su
intento por forzar la renuncia del presidente. La estrategia insurreccional y de
movilización de masas fue un total fracaso para la oposición, no sólo porque no
lograron el objetivo que ellos mismo se propusieron, sino porque además, de haberlo
logrado, no existía garantía de que la paz retornase.

Después de estos hechos la nueva estrategia de la oposición, que se venía planificando


subterráneamente al interior de la Coordinadora Democrática (CD) desde 2001 fue
buscar las firmas necesarias para convocar un referéndum revocatorio que se realizaría
en 2004.

Referéndum revocatorio de 2004

Los hechos de 2001 y 2002, si bien fracasados en sus objetivos principales, tuvieron el
efecto de redireccionar el proceso político venezolano y particularmente la estrategia
opositora para enfrentar al gobierno. Durante los dos años de constantes
movilizaciones, el gobierno del presidente Chávez se mantuvo a la defensiva, sin
mucho control de la agenda pública y con una sociedad que rápidamente se sumía en
la polarización y en una percepción de caos y lucha constante entre dos polos que
aspiraban a instalarse como hegemónicos. El fracaso del paro petrolero ayudó a que
fuera la alternativa bolivariana la que lograra definitivamente la hegemonía en el
proceso político, con una oposición golpeada y venida a menos después de constantes
derrotas.

Sin embargo, hubo un importante efecto movilizador al interior de la oposición, aunque


esto no significó un reagrupamiento, pues seguía profundamente dividida,
particularmente entre quienes decidían seguir negociando con el gobierno y optaban
por hacer una oposición un poco más leal, y aquellos que veían en el gobierno un
régimen autoritario que había abolido la democracia en el país (Lander, 2004, p. 63)

En consecuencia, después de las movilizaciones de 2002-2003, la oposición se vio


sometida a fuertes tensiones internas entre quienes buscaban cambiar la estrategia,
sumándose al juego institucional-democrático y, por lo tanto, aceptar las objeciones
que el Consejo Nacional Electoral (CNE) realizó a las firmas recolectadas para convocar
al referéndum a fines de 2003, y también presentarse a las elecciones regionales y
locales que se realizarían a finales de 2004. La dirigencia opositora, agrupada en la
Coordinadora Democrática, no lograba concitar todos los apoyos necesarios para
generar una oposición suficientemente cohesionada y lograr una consistencia entre la
oposición social y los partidos políticos.

Convocar al referéndum sometiéndose a las reglas institucionales significó un primer


triunfo para la oposición, pero lo fue más para los sectores democráticos al interior de
la CD que no habían logrado sobreponerse a los dirigentes que optaban por una vía
insurreccional (Lander y López Maya, 2005).

El resultado del referéndum fue favorable al gobierno. La oposición no ganó en ninguna


entidad federal, ni siquiera en aquellas con gobernadores opositores, como Miranda y
Zulia. El mejor desempeño de la opción opositora fue en Nueva Esparta, donde obtuvo
50 por ciento de los votos. En el ámbito nacional la opción NO, por continuar el
mandato de Hugo Chávez, obtuvo 59 por ciento con 5 800 629 votos. La opción SÍ
alcanzó 40 por ciento de las preferencias, con 3 989 008 votos. La abstención cayó a
30 por ciento y el total de votos válidos fue de 9 789 637. Es decir, votaron 3 501 059
personas más que en la elección presidencial de 2000. La mayor cantidad de electores
nuevos (58%) abultó las preferencias hacia el oficialismo, que obtuvo 2 042 856 votos
más que en 2000, mientras que la oposición obtuvo 1 458 203 votos más que en
2000, 42 por ciento de los electores nuevos.

Este resultado no es baladí, por primera vez desde las elecciones de 1998 la oposición
logró movilizar un número significativo de nuevos electores hacia sus filas, sin
embargo, el oficialismo tuvo una capacidad todavía mayor, lo que podría ser explicado
en parte por la posesión del aparato del Estado.

Otro dato interesante es el que nos indican Lander y López Maya (2005). En las
grandes ciudades del país triunfó la opción de remover al presidente Chávez. En el
área metropolitana de Caracas el SÍ obtuvo 51.3 por ciento y en Maracaibo 52.1 por
ciento. Detrás de estos datos habría una importante correlación entre la preferencia
electoral y el nivel de ingreso.

En este punto es necesario señalar un nuevo desafío para la oposición, que sería poder
penetrar en los sectores populares movilizados por el gobierno a través del partido del
presidente, el MVR y posteriormente el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
La capacidad de movilización, si bien mayor que en elecciones anteriores, sigue siendo
inferior a la que tiene el gobierno. Representa para la oposición un obstáculo la alta
asociación entre ingreso y preferencias electorales y, en la medida en que no se rompa
esa relación, no se cree algún nuevo tipo de antagonismo o la oposición no logre
penetrar en los sectores populares, la barrera electoral seguirá siendo significativa.

Legislativas de 2005: Deserción de la oposición

En las elecciones legislativas de 2005 se registra probablemente la peor decisión de la


oposición en Venezuela a lo largo de estos diez años. La renuncia a actuar como
oposición política al retirarse del proceso electoral alegando falta de garantías
necesarias para su realización y exigiendo la postergación del proceso (MV, 2005), lo
cual no se concretó. Con ello, la totalidad de las bancas en la Asamblea Nacional fue
ocupada por el MVR y los partidos afines al gobierno.

Esto trajo dos consecuencias inmediatas. La primera es que consolidó una postura
hegemónica del oficialismo, que pudo impulsar sin ningún tipo de oposición
institucional todas las reformas legislativas e institucionales que quiso, incluso,
mediante leyes habilitantes que le permitían al presidente legislar sin acudir a la
Asamblea Nacional y sin ninguna discusión con otros sectores políticos.

Lo segundo es que, pese a las derrotas electorales, la oposición venía obteniendo al


menos el 37 a 40 por ciento de las preferencias en términos relativos y cerca de 3.5
millones de votos. Se renunció a la representación política de una creciente oposición
social que se había expresado a través de las manifestaciones y de los procesos
electorales recientes. Y en esa misma línea, se renunciaba a darle gobernabilidad al
país en un eventual triunfo en las elecciones presidenciales de 2006, pues se
encontrarían con un Congreso totalmente opositor y recalcitrante frente al que nada
podrían haber hecho. En resumidas cuentas, en 2005 la oposición renunció
voluntariamente a ocupar espacios de poder y a representar políticamente a ciertos
sectores sociales. En otras palabras, la oposición renunció a ser oposición.

Sin embargo, la elección legislativa de 2005 permite otra lectura, en vista de la


altísima abstención que se produjo, en torno a 75 por ciento (Boersner, 2006, p. 8). Se
podría señalar que el llamado a abstenerse que hizo la oposición resultó oído por las
personas. Con todo, la decisión no deja de ser irresponsable y marcaría un retroceso
en este proceso de reconfiguración política de los partidos opositores y en esta
capacidad de movilizar electores y, lo que es peor, daña de manera significativa las ya
resentidas instituciones democráticas venezolanas en un contexto altamente
polarizado, hegemónico y excluyente.

Elección presidencial de 2006

En las elecciones presidenciales de 2006 el candidato Manuel Rosales se presenta por


la oposición apoyado por 43 fuerzas políticas. Los votos suben a 11 790 397, es decir,
votaron 2 000 760 personas más que en el referéndum de 2004 y 5 153 121 personas
más que en la elección presidencial de 2000.

Los resultados volvieron a ser decepcionantes para la oposición y reafirman la idea que
el problema de la oposición ha radicado en su capacidad para movilizar electores. Hugo
Chávez obtuvo 7 309 080 votos, el 62.84 por ciento. Es decir, alcanzó 3 551 307 votos
más que en la elección de 2000. Rosales, en tanto, obtuvo 4 292 466 votos, el 36.9
por ciento. Esto es 1 933 007 votos más que lo que obtuviera Francisco Arias en la
elección de 2000 y sólo 303 458 votos más que lo que obtuvo la opción SÍ en el
referéndum de 2004.

La baja cantidad de nuevos electores que se inclinaron por la oposición en la elección


de 2006 probablemente encuentra su explicación en la renuncia de la oposición a
representar a sectores sociales en la Asamblea Nacional, mientras que vemos cada vez
más que los nuevos electores que entran en el Registro Electoral Permanente lo hacen
para apoyar al presidente Chávez. Esto viene a confirmar la idea de que el gobierno
tiene una capacidad de movilización social muy importante y la oposición carece de
ella. Dicho de otro modo, no logra convertirse en una alternativa viable de gobierno
para los electores y la explicación para eso probablemente está en la incapacidad que
mostró en estos años para darle forma a un proyecto programático alternativo y no
sólo constituirse como una agrupación política en contra de Chávez.

La primera derrota electoral del presidente Hugo Chávez: Referéndum de 2007

En el año 2007 se realizó un referéndum para aprobar la modificación de 69 artículos


de la Constitución del país. Votaron en total 9 002 439 electores, de los cuales 4 379
392 prefirieron la opción SÍ, defendida por el gobierno, siendo 49.27 por ciento de las
preferencias. La opción NO, defendida por la oposición, obtuvo 4 504 354 votos, 50.7
por ciento. Con ello esta elección se convierte en la primera en la que la opción
defendida por el presidente es derrotada.

Sin embargo, hemos de notar un detalle importante. La oposición no obtuvo tantos


más votos que los obtenidos en la elección presidencial de 2006, mientras que el
oficialismo perdió 2.929.688 votos. En la gráfica 1 se puede ver una comparación
respecto de las elecciones anteriores.

En 2007 la abstención volvió a subir y es plausible sugerir que la mayoría de esos


votos los perdió el oficialismo. La pregunta que surge es por qué el gobierno no fue
capaz de volver a movilizar a aproximadamente tres millones de votantes. Una
explicación para esta pérdida de apoyo es la alta inflación que venía asolando al país
desde principios de 2007 debido a los altos gastos del Estado (Gualdoni, 2007). Es
preciso señalar también que quien concita los apoyos del pueblo es el presidente
Chávez y como la elección de 2007 fue en torno a un proyecto socialista más amplio,
la votación no resulta comparable con aquellas en las que ha estado en juego su
permanencia en el poder. Esto cobra importancia, pues incluso partidos del bloque
bolivariano, como Podemos, llamaron a votar NO.

Lo importante de esta elección, más allá del triunfo de la oposición -o la derrota de


Chávez- es que vio entrar en la arena política a un nuevo grupo de opositores: los
estudiantes universitarios que llamaron a votar por el NO y que incluso cambiaron la
postura de ciertos partidos, como AD, que en un actitud apática parecida a la de las
legislativas de 2005 llamaban a no participar de las elecciones. Lo relevante de la
participación de los estudiantes en la movilización de la oposición es que viene a
renovar uno de los lastres de los partidos que no apoyan al gobierno: su lazo con el
pasado, con el punto fijismo y con el paro petrolero de 2002-2003. Los estudiantes
terminan siendo una inyección de vitalidad a una oposición desordenada, fragmentada
y programáticamente poco viable.

Elecciones legislativas de 2010

El año 2009 Venezuela vivió un nuevo referéndum en el que el presidente Chávez


obtuvo la posibilidad de reelegirse indefinidamente con 54.85 por ciento de los votos.
La oposición, sin embargo, volvió a crecer en términos absolutos llegando a convocar a
5 193 839 electores que se inclinaron por la opción NO.

En las legislativas de 2010 la oposición tomó la decisión de hacerse parte de las


elecciones a través de la Mesa de Unidad Democrática. En tanto que el gobierno reunió
a todas las agrupaciones que lo apoyaban en el alero de la coalición PSUV-PCV. Lo que
resulta llamativo de esta elección es que se nota una disminución importante de los
partidos participantes. En la MUD se agruparon siete partidos: Un Nuevo Tiempo,
Primero Justicia, AD, COPEI, Podemos, Proyecto Venezuela y La Causa R. Juntos
obtuvieron 5 320 364 votos, 47.22 por ciento, lo que se tradujo en 65 escaños en la
Asamblea Nacional. La coalición oficialista, en tanto, obtuvo 5 423 324 votos, 48.13
por ciento, acaparando para sí 98 escaños. Los dos escaños restantes los obtuvo Patria
Para Todos.

Ha llamado la atención en esta elección el nivel de desproporcionalidad de los


resultados, toda vez que teniendo menos de un punto de diferencia en el porcentaje de
votos obtenidos, la oposición obtiene 33 escaños menos en la Asamblea Nacional.
Detrás del resultado y el nivel de desproporcionalidad podría encontrarse el fenómeno
del malapportionment. Con todo, este sería el segundo peor desempeño electoral del
oficialismo desde 1998 después del referéndum de 2007.

Elecciones presidenciales de 2012

Las elecciones presidenciales del año 2012 se dieron en un contexto muy particular. El
presidente Chávez, enfermo y en tratamiento en La Habana, estuvo parte de la
campaña ausente y, a la postre, no pudo asumir de manera presencial su cuarto
periodo presidencial en enero de 2013 y debió delegar las responsabilidades en quien
había sido nombrado vicepresidente, Nicolás Maduro, quien sería también su sucesor a
la cabeza del poder ejecutivo.

La oposición también tuvo un proceso particular. A través de elecciones primarias


realizadas en febrero de 2012, los partidos agrupados en la Mesa de Unidad
Democrática eligieron como candidato único a Henrique Capriles, gobernador del
estado de Miranda. Asimismo, se constituyó un programa único para el candidato en el
cual se planteaban una serie de políticas que, en varios casos, se organizaban a partir
de programas desarrollados en los años anteriores durante la administración de
Chávez. Es la primera vez que la campaña opositora se situó de una forma tan
explícita como una alternativa programática al gobierno bolivariano y no como una
simple forma de sacar al presidente del poder.

En esta elección el presidente Chávez obtuvo 55.07 por ciento de los votos, lo que en
términos absolutos son 8 191 132, mientras que Henrique Capriles obtuvo 6 591 304
votos, lo que equivalió a 44.31 por ciento de las preferencias. De esta forma, el
candidato opositor consiguió 1 270 940 votos más que la MUD en las elecciones
legislativa de 2010 y 2 298 838 votos más que Manuel Rosales en las elecciones
presidenciales de 2006. El presidente Chávez, en tanto, obtuvo 2 767 808 votos más
que en las elecciones legislativas de 2010, pero sólo 882 052 votos más que en la
elección presidencial de 2006. La participación, finalmente, se elevó a 15 176 253
electores.

Estos resultados permiten inferir al menos dos cuestiones importantes. En primer


lugar, la participación en los procesos electorales mantiene una tendencia creciente y
progresivamente los nuevos electores que van entrando se suman, de forma
mayoritaria, a los votos de la oposición. El techo electoral de Chávez estuvo en torno a
los 8.1 millones de electores, mientras que los votos en la oposición han tendido a
crecer más rápido. El segundo elemento es que cuando se trata de elecciones donde la
continuidad del presidente se pone en juego, tiende a haber una participación mayor,
lo cual no sucede, por ejemplo, en las elecciones legislativas.

La oposición frente al proceso político en Venezuela

A lo largo del trabajo hemos revisado algunos hitos particulares de la oposición


venezolana desde 1998 hasta 2012, incluyendo el desempeño electoral en la mayoría
de las elecciones del periodo. Hemos visto una progresión creciente en la cantidad de
votos que obtiene y una búsqueda constante de nuevas estrategias políticas y
programáticas al interior de coaliciones heterogéneas, primero la CD y luego la MUD,
que intentan plantearse ante el electorado como una alternativa de gobierno, en un
escenario político nacional adverso en el que el presidente hace uso de las instituciones
del Estado y de las redes clientelares del partido oficialista para sumar apoyos y
movilizar electores.

Quedan por responder algunas preguntas que están abiertas a la luz del análisis que
hemos hecho. Primero, ¿qué elementos explican el desempeño de la oposición durante
este periodo? La respuesta que resulta más plausible es la capacidad de la oposición
para movilizar electores en el ámbito nacional, pues sus nichos más importantes son
algunos estados. El trabajo para proyectar liderazgos regionales al plano nacional que
además rivalicen con la figura de Hugo Chávez ha sido tremendamente difícil.
También, el arraigo del proyecto bolivariano en los sectores populares se ha
constituido en una barrera difícil de flanquear para los partidos opositores.

Esta falta de capacidad de movilización también podría encontrar explicación en que


los electores no acuden a votar pues a pesar de que no apoyan a Chávez, no ven en la
oposición una alternativa viable de gobierno y, ante eso, prefieren abstenerse. Por eso
resulta tan importante el crecimiento absoluto del caudal electoral que la oposición va
recibiendo, pues mostraría hasta qué punto son capaces los partidos opositores de
atraer nuevos electores a su proyecto político en un contexto de creciente ampliación
del padrón electoral y de reconstitución programática de los partidos que la forman.

También es importante reconocer que es probable que el constante estrés electoral al


que se han visto sometidos los partidos políticos en Venezuela sea un elemento que les
dificulte la generación de plataformas programáticas y la búsqueda de nuevos focos de
representación social. Venezuela ha vivido elecciones en 1998 (2), 1999 (3), 2000 (3),
2004 (2), 2005 (2), 2006 (3), 2007, 2008, 2009, 2010 (2). Es decir, en 14 años los
venezolanos han ido 20 veces a las urnas, por diferentes motivos y en elecciones de
alcance nacional, regional o local. Lo importante de esto es que se ha vivido en un
proceso de movilización electoral constante y la oposición siempre ha estado en contra
de Chávez, pero no necesariamente ha planteado un proyecto alternativo consistente.

Como contraparte, el gobierno cuenta con el aparato estatal para distribuir recursos
políticos entre sus seguidores, con lo cual se constituyen importantes redes de
clientelismo y de relación directa entre el líder y sus electores al interior de una
dinámica populista que incluye un discurso hegemónico y excluyente contra algún
enemigo, como el gobierno de Estados Unidos o la oposición.

Esto lleva a otra pregunta que es, ¿a partir de qué momento se puede hablar de una
oposición desafiante? Es plausible señalar que desde 2007 la oposición empezó a
plantear una estrategia política diferente. Primero, porque al derrotar una propuesta
oficialista inyecta una dosis importante de moral a los militantes de la oposición y a los
electores en general, que ven que concurrir a votar no es una pérdida de tiempo, sino
que es posible generar cambios y frenar el avance de un discurso hegemónico. En
segundo lugar, el ingreso de un nuevo contingente formado por los estudiantes
universitarios produjo una renovación de los liderazgos y rompió ciertos lazos que
amarraban a la oposición con el pasado puntofijista, intentando mostrar que votar por
la oposición no es volver al pasado ni que volverán los mismos de antes, como
gritaban los adherentes al gobierno durante el golpe de Estado de 2002. Asimismo, la
oposición ha reducido su nivel de fragmentación con lo cual se termina haciendo más
fácil para los electores identificar quiénes son los opositores y cuál es su oferta de
política pública.

El camino por el desierto de la oposición venezolana

Durante el gobierno del presidente Chávez la oposición transitó por diferentes etapas.
En primer lugar, podríamos hablar de un periodo de colapso en el que la oposición fue
incapaz de ofrecer cualquier tipo de resistencia al proyecto de reformas bolivarianas,
ya sea porque se encontraba electoralmente muy disminuida o porque el presidente
pudo atraer para sí caudales muy importante de apoyo en un momento en que los
partidos tradicionales estaban totalmente fracasados en su intento de proponer nuevos
proyectos de cambio a la ciudadanía. Esto habría ocurrido principalmente entre 1998 y
2000.

En segundo lugar, hay un periodo de furia y negación, que iría principalmente desde
2001 hasta 2003. La oposición no acepta el lugar que Hugo Chávez ocupa en el poder,
los partidos y movimientos políticos pasan a un plano secundario y son las
asociaciones gremiales y algunas facciones militares las que intentan representar los
intereses de quienes rechazan al gobierno. La oposición en este periodo podría
calificarse de estar al borde de la deslealtad, pues no acepta las reglas institucionales y
busca derrocar al presidente a través de huelgas generales, paros de la industria
petrolera y hasta asonadas militares. La influencia en cuanto al proceso de política
pública en estos dos primeros momentos es prácticamente inexistente, pues la
preocupación era, fundamentalmente, sacar al presidente.

Entre 2004 y 2006 hay un periodo de negociación. Los opositores empiezan


progresivamente a abandonar su vocación anti institucional para someterse a las
reglas del juego, entran en conversaciones con el gobierno para, valiéndose de las
normas incluidas en la Constitución de 1999, intentar terminar con el gobierno
bolivariano. De ahí se produce el referéndum revocatorio de 2004 y empieza
gradualmente a aumentar el caudal electoral de la oposición. Durante este periodo
ocurren, dentro de la oposición, fisuras por la forma en la cual se enfrenta al gobierno.

En 2005 tiene lugar la peor decisión que puede tomar una oposición política: renunciar
a serlo y abandonar los espacios de poder que se le ofrecen y a los sectores sociales
que representa. En este periodo son sólo los medios de comunicación los que permiten
mantener cierta presencia de la oposición en la agenda pública, pero sin la capacidad
de controlar al gobierno, de generar mecanismos de contrapeso o influir en el proceso
de políticas. Podríamos decir que este es el periodo en el que la democracia vive su
época de mayor debilidad y, paradójicamente, no por culpa del gobierno, sino de la
oposición que voluntariamente decide dejar al gobierno gobernar solo, abandonando a
quienes votaban por ellos.

Lo importante es que a partir de 2007 y hasta hoy se está produciendo una etapa de
resurgimiento, reorganización y renovación de la oposición. Algunas agrupaciones
políticas empiezan a asentarse, se liman viejas rencillas que causaron divisiones y se
generan y fortalecen instancias comunes de generación programática y deliberación
política.

Conclusiones

El caso de la oposición en Venezuela es útil para ilustrar la trayectoria de los partidos


opositores desde una postura más bien recalcitrante en la que renuncian a canales
institucionales para alcanzar el poder y se constituyen en contra de un proyecto
político sin presentar una alternativa programáticamente viable. En los primeros años
de gobierno chavista los partidos derrotados simplemente fueron incapaces de asumir
una posición leal con el sistema institucional que se había instalado en el país después
de una larga agonía puntofijista.
Una serie de situaciones a lo largo del periodo ayudan a explicar, para el caso
específico de Venezuela, este tránsito. Pero además es posible extraer ciertas lecciones
respecto al comportamiento que los partidos opositores van adoptando para
convertirse en alternativas políticas y programáticas para la ciudadanía. La importancia
del vínculo entre la oposición social y la oposición política es también un punto central
del desempeño que la oposición debe tener en un contexto democrático. Renunciar a la
oposición política puede traer costos significativos para el proceso democrático y
también para la influencia que los partidos opositores pueden tener a lo largo de la
formulación de políticas públicas durante las discusiones legislativas. El contrapeso
programático que pueden ofrecer los partidos de oposición también es relevante para
el desenvolvimiento de la democracia.

En todo esto es preciso reconocer que la oposición no es una parte residual del sistema
político, sino que se trata de un parte fundamental que tiende a equilibrar la
distribución del poder a nivel horizontal, entre las instituciones del Estado, y a nivel
vertical entre los distintos órdenes de gobierno. Su desempeño debería estar incluido
en las mediciones de la calidad de la democracia, toda vez que su ausencia significa el
fin del pluralismo político al interior del sistema. Si los electores se quedan sin
alternativas entre las que elegir en una elección, como ocurrió en las elecciones
legislativa de 2005 en Venezuela, resulta peligroso para el propio desarrollo de la
democracia.

Política económica del gobierno de Hugo


Chávez
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La línea azul representa las tasas anuales, mientras que la línea roja representa las tendencias de las
tasas anuales dadas durante el período mostrado, entre 1998-2013, años posteriores corresponden al
periodo de Nicolás Maduro. (fuentes: Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y Agencia Central
de Inteligencia).

Desde su elección en 1998 hasta su muerte en marzo de 2013, el gobierno del


fallecido presidente venezolano Hugo Chávez propuso y promulgó políticas
económicas populistas como parte de su Revolución Bolivariana.
A principios de la década de los 2000, los precios del petróleo se dispararon y le
ofrecieron fondos al gobierno de Chávez no vistos desde el comienzo del colapso
económico de Venezuela en la década de 1980.12 A nivel nacional, Chávez utilizó
esos fondos petroleros para políticas sociales, creando las "Misiones
Bolivarianas", destinadas a brindar servicios públicos para mejorar las condiciones
económicas, culturales y sociales de los venezolanos.3 Estas políticas incluían la
redistribución de la riqueza, una reforma agraria y la democratización de la
actividad económica mediante la autogestión del lugar de trabajo y la creación de
cooperativas propiedad de los trabajadores A nivel internacional, la administración
de Chávez utilizó la producción de petróleo para aumentar la autonomía de
Venezuela de los gobiernos de Estados Unidos y Europa, y utilizó los fondos
petroleros para promover la integración económica y política con otras naciones
latinoamericanas.
La economía de Venezuela mejoró dramáticamente durante gran parte de la
presidencia de Chávez, con una tendencia positiva hasta el colapso del precio del
petróleo en 2013.4 Desde 1999 hasta 2013, la inflación cayó a sus niveles más
bajos en el país desde fines de la década de 1980, y el desempleo se redujo
drásticamente, luego de muchos años de aumentos antes de que Chávez fuera
elegido. En 1999, cuando Chávez asumió el cargo, el desempleo era del 14,5 por
ciento; para 2011 se había reducido al 7,8 por ciento. La pobreza también
disminuyó significativamente, cayendo casi un 50 por ciento desde la huelga
petrolera, y la pobreza extrema disminuyó en más del 70 por ciento.
A medida que el sucesor de Chávez, Nicolás Maduro, comenzó a aumentar el
gasto interno después del colapso del precio del petróleo, la alta inflación,
los controles de divisas, el riesgo de incumplimiento impidieron la entrada de
divisas extranjeras a Venezuela.5 El gobierno de Chávez recurrió a China para
financiar su gasto en programas sociales. A principios de la década de 2000,1 el
gobierno de Chávez gastó continuamente en gastos sociales.26 Otras industrias
sufrieron como resultado de la dependencia del petróleo, y la participación de la
manufactura en el PIB cayó del 17.4% en 1998 cuando Chávez asumió el cargo al
14.2% en 2012.7 Como resultado del gasto y de políticas como el control de
precios, hubo escasez en Venezuela y la tasa de inflación creció a una de las más
altas del mundo.8910

Políticas gubernamentales[editar]

Instalación petrolera de PDVSA en la Isla de Margarita.


Los altos precios del petróleo en la década de 2000 no vistos desde el declive económico de Venezuela
en la década de 1980 fueron el factor principal para los éxitos iniciales de Chávez. EIA 1, EIA 2

Producción de petróleo y exportaciones netas de petróleo. Las reducciones en las exportaciones


elevaron los precios del petróleo, beneficiando a las políticas de Chávez.
11

Petróleo y recursos naturales[editar]


Bajo el gobierno de Chávez, la producción de petróleo crudo disminuyó de 3,12
millones de bpd en 1999, a 2,95 millones de bpd en 2007,12 mientras que los
precios del petróleo aumentaron 660%. Los ingresos estatales derivados del
petróleo "aumentaron del 51% de los ingresos totales en 2000 al 56% en 2006"; 13
las exportaciones de petróleo "han crecido del 77% en 1997 [...] al 89% en 2006".
Stephen Randall, director del Centro de Investigaciones Latinoamericanas de la
Universidad de Calgary, señaló que durante sus años en el poder Venezuela
aumentó su dependencia de las exportaciones de petróleo al 95% (2012) desde el
80% cuando asumió el poder en 1999 14 Además, antes de la crisis financiera de
2008, el petróleo venezolano se vendía a 129 dólares el barril. Luego cayó a $ 43
en marzo de 2009. Un artículo de 2014 de CNBC declaró que bajo Chávez, la
producción de petróleo se redujo de 3,5 millones de barriles por día a 2,6 millones
de barriles por día..15 La CNBC continuó afirmando que aunque la producción de
petróleo disminuyó, el gasto público aumentó a más del 50% del PIB, gastando
más de lo recibido en ganancias petroleras, lo que llevó a préstamos externos que
ascendieron a más de $ 106 mil millones a partir de 2012. Los flujos de inversión
extranjera al final de su presidencia en 2013 eran la mitad de lo que habían sido
en 1999.
En respuesta a los bajos precios del petróleo a fines de la década de 1990,
Chávez jugó un papel de liderazgo dentro de la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP) para revitalizar esa organización y obtener la
adhesión de los miembros a cuotas de producción más bajas diseñadas para
impulsar el precio del petróleo. El anuncio del ministro de Petróleo venezolano, Alí
Rodríguez Araque, en 1999, de que su país respetaría las cuotas de producción
de la OPEP, marcó "un giro histórico de la política petrolera tradicional pro-
estadounidense de la nación".1316 El 13 de noviembre de 2001, en virtud de la ley
habilitante autorizada por la Asamblea Nacional, el presidente Chávez promulgó
la Ley de Hidrocarburos, que entró en vigor en enero de 2002. La nueva Ley de
Hidrocarburos requería que un mínimo del 51% de PDVSA fuera propiedad del
gobierno venezolano y aumentaba las regalías pagadas por las corporaciones
extranjeras del 16.6% al 30% en un intento por repatriar más fondos petroleros a
Venezuela.17
En 2004, $ 1.5 mil millones del presupuesto de $ 15 mil millones de PDVSA se
destinaron a financiar programas sociales, y luego se elevó a $ 4 mil millones por
año.18 Chávez también exploró la liquidación de algunos o todos los activos de la
filial estadounidense de PDVSA, Citgo, que recibió críticas entre el público
venezolano debido a la corrupción.1920 Según el ministro de Hacienda, Nelson
Merentes, el presupuesto de 2006 de Venezuela obtendría más ingresos por
impuestos que por la industria petrolera, a diferencia de antes.21
El economista Mark Weisbrot, en un análisis de la administración de Chávez, dijo:
"La actual expansión económica comenzó cuando el gobierno tomó el control de la
compañía petrolera nacional en el primer trimestre de 2003. Desde entonces, el
PIB real (ajustado a la inflación) casi se duplicó, creciendo un 94,7 por ciento en
5,25 años, o un 13,5 por ciento anual. La mayor parte de este crecimiento se ha
producido en el sector económico no petrolero, y el sector privado ha crecido más
rápido que el sector público".22 El analista político y colaborador del sitio web
bolivariano Venezuelanalysis.com, Barry Cannon, escribió que el gasto había
aumentado bajo Chávez. 23 "El gasto en educación como porcentaje del PIB se
situó en 5,1% en 2006, frente a 3,4% en el último año del gobierno de Caldera". El
gasto en salud "ha aumentado del 1,6% del PIB en 2000 al 7,7% en 2006".
En 2012, los analistas dijeron que PDVSA estaba en una "crisis", ya que "en los
últimos diez años no han podido aumentar la producción". Los críticos afirmaron
que las inversiones en la producción de petróleo y gas natural solo ascendieron a
US $ 17,9 mil millones, mientras que el gobierno gastó US $ 30,1 mil millones en
programas sociales y aviones de combate rusos.24 El secretario general de la
Federación Unida de Trabajadores del Petróleo de Venezuela (FUTPV) dijo que
"PDVSA se está desmoronando" y que "la falta de dirección, inversión y
mantenimiento están arruinando las industrias del petróleo y el gas natural". Los
críticos también acusaron a Chávez de permitir que los leales dirijan PDVSA en
lugar de los calificados para los puestos,25 y que la empresa solo contrata
simpatizantes políticos del presidente.10 En 2013, PDVSA tomó más de US $ 10
mil millones en préstamos de China y Rusia debido a una supuesta falta de
moneda fuerte y tenía una deuda financiera de US $ 39,2 mil millones.26
Cooperativas y democratización económica[editar]
Desde que Chávez fue elegido en 1998, se formaron más de 100.000
cooperativas propiedad de los trabajadores, que representaban aproximadamente
1,5 millones de personas, con la asistencia de crédito inicial del gobierno,
capacitación técnica y dando trato preferencial a las cooperativas en las compras
estatales de bienes y equipos. Ha habido un aumento en la cantidad de empresas
cooperativas que tienen incentivos fiscales en la nueva constitución de 1999.27 En
2005, aproximadamente el 16% de los ciudadanos con empleo formal de
Venezuela estaban empleados en una cooperativa. Sin embargo, un censo de
2006 mostró que hasta el 50% de las cooperativas estaban funcionando
incorrectamente o fueron creadas de manera fraudulenta para obtener acceso a
fondos públicos.2829
Además, varios miles de "consejos comunales" fueron creados. En estos consejos
comunales, los ciudadanos forman asambleas para determinar qué se hará con
los fondos del gobierno en su área local. Los grupos están formados por 150-200
familias o más en áreas urbanas, y comienzan alrededor de 15-20 familias en
áreas rurales, y sus decisiones son vinculantes para los funcionarios del gobierno
local. 21.000 de estos grupos se crearon en 2007 y 30.179 en 2009. En 2007,
aproximadamente el 30% de los fondos estatales estaban controlados
directamente por los consejos comunales, con el objetivo de que eventualmente
controlen el 50%.3031
Las leyes bancarias aprobadas en 2001 requieren que todos los bancos reserven
al menos el 3% de su capital para microcréditos.28
Programas de reducción de la pobreza y gasto social[editar]

Datos de diversas fuentes de la tasa de pobreza de Venezuela (%) de 1997 a


2013. Fuentes: CEPAL, INE
Tasa de pobreza extrema de Venezuela de 1990 a 2013. Fuente: INE 32 33
* Presidentes interinos excluidos. Un año de retraso en la transferencia de datos durante cambios de mandato presidencial

debido a nuevas políticas, inauguraciones, etc.

Una de las principales formas en que la administración de Chávez intentó


solucionar el problema de la desigualdad económica fue mediante la redistribución
de la riqueza, principalmente a través de la reforma agraria y los programas
sociales. 28 El gobierno de Chávez llevó a cabo una serie de Misiones
Bolivarianas destinadas a brindar servicios públicos (como alimentos, atención
médica y educación) para mejorar las condiciones económicas, culturales y
sociales. Según la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América
Latina y el Caribe (CEPAL), las tasas de pobreza se redujeron del 49,4% en 1999
al 23,9% en 2012.34 35 36 37 Datos del Instituto Nacional de Estadística (INE)
muestran que la tasa de pobreza de Venezuela disminuyó entre 1999 y 2013 del
48,7% al 32,1%. 38 Un informe de la OEA de 2010 que criticaba las normas de
derechos humanos de Venezuela indicó logros en la lucha contra el analfabetismo,
la atención médica y la pobreza, y avances económicos y sociales.
Sin embargo, el gobierno de Chávez gastó en gasto social y no ahorró suficiente
dinero para futuras dificultades económicas.6 El 31 de marzo de 2000, Chávez
inició políticas que dieron como resultado que el gobierno venezolano gastara más
de lo que recibió cuando los precios del petróleo comenzaron a subir.39 La pobreza
en Venezuela comenzó a aumentar en la década de 2010.40 Durante la campaña
de Chávez antes de las elecciones presidenciales de 2012, triplicó el déficit de
Venezuela mientras estaba en una "juerga de gastos".41 En 2014, El
Universal informó que en los cinco años anteriores que incluyeron años bajo las
políticas de Chávez, el poder adquisitivo de quienes tenían trabajos de salario
mínimo había disminuido drásticamente en comparación con otros países de la
región, supuestamente debido a la alta tasa de inflación y las múltiples
devaluaciones de la moneda de Venezuela.42
Controles de precios[editar]
El gobierno venezolano también estableció controles de precios en 2003 en
alrededor de 400 alimentos básicos en un esfuerzo, según el Washington Post,
para "contrarrestar la inflación y proteger a los pobres", y en marzo de 2009,
estableció cuotas mínimas de producción para 12 alimentos básicos que estaban
sujetos a los controles de precios, incluido el arroz blanco, el aceite de cocina, el
café, el azúcar, la leche en polvo, el queso y la salsa de tomate.4344 Sin embargo,
la falta de moneda flotante significaba que el gobierno estaba pagando de más por
estos alimentos, lo que provocó una escasez, ya que se comenzó a importar una
cantidad limitada de estos alimentos, incluso cuando la demanda estaba
creciendo.104546
Misiones y otros proyectos[editar]
Chávez creó muchos proyectos y misiones durante su presidencia, aunque a
menudo también se atribuyó el mérito de algunos iniciados por sus
predecesores.47 Muchos proyectos iniciados durante su presidencia han quedado
incompletos y han experimentado dificultades debido a problemas de
financiamiento, costos políticos, corrupción y mala ejecución. A fines de 2013, más
de 4.000 proyectos iniciados seguían incompletos y el 25% de esos proyectos
comenzaron antes de 2006. A pesar de la inversión de miles de millones de
dólares, proyectos que no se completaron y experimentaron múltiples retrasos
incluyeron reparaciones al Complejo Parque Central, mudanza del basurero Las
Mayas, saneamiento del río Guaire, Centro Nacional de Cáncer, Plan Vargas
2005, y múltiples proyectos de transporte. 48
Chávez también inició Mission Habitat, un programa del gobierno venezolano para
construir nuevas viviendas para los pobres. La misión de vivienda también ha
experimentado dificultades con El Universal al afirmar que una de las debilidades
más destacadas del gobierno de Chávez fue el incumplimiento de sus metas de
construcción de viviendas. Chávez prometió construir 150.000 viviendas en 2006,
pero en el primer semestre del año solo completó el 24 por ciento de esa meta,
con 35.000 viviendas. En 2013, el gobierno venezolano tampoco completó casi el
50% de las viviendas proyectadas.49 Desarrolladores han evitado Venezuela
debido a la gran cantidad de empresas a las que el gobierno les ha expropiado
sus propiedades.50
Según el gobierno venezolano, el programa "Misión Milagro" contó con la
colaboración de los gobiernos de Venezuela y Cuba para realizar atención
oftalmológica gratuita a más de 1.139.798 personas, con un promedio de 5.000
operaciones semanales en 74 centros médicos de Venezuela, a julio. 2010. Varios
miles de personas de otras naciones latinoamericanas, incluidos Argentina,
Bolivia, Brasil, Costa Rica, Chile, República Dominicana, Ecuador, Guatemala,
Nicaragua, Paraguay, Perú y Uruguay, también recibieron tratamiento gratuito en
el marco del programa.51
Agricultura y reforma agraria[editar]
Desde 2003, Chávez estableció estrictos controles de precios de los alimentos, y
estos controles de precios provocaron escasez y acaparamiento.52 En enero de
2008, Chávez ordenó al ejército incautar 750 toneladas de alimentos que los
vendedores intentaban pasar ilegalmente a través de la frontera para vender a
precios más altos de lo que era legal en Venezuela.53 En febrero de 2009, Chávez
ordenó a los militares que tomaran temporalmente el control de todas las plantas
procesadoras de arroz del país y las obligaran a producir a plena capacidad, lo
que, según él, habían estado evitando en respuesta a los topes de precios. 54 En
mayo de 2010, Chávez ordenó a los militares incautar 120 toneladas de alimentos
de Empresas Polar.55 En marzo de 2009, Chávez estableció cuotas mínimas de
producción para 12 alimentos básicos que estaban sujetos a controles de precios,
incluido el arroz blanco, aceite de cocina, café, azúcar, leche en polvo, queso y
salsa de tomate. Los líderes empresariales y los productores de alimentos
afirmaron que el gobierno los estaba obligando a producir estos alimentos con
pérdidas. 56 Chávez nacionalizó muchas granjas grandes. Chávez dijo de la tierra
de cultivo: "La tierra no es privada. Es propiedad del estado". Un agricultor,
refiriéndose a los funcionarios del gobierno que supervisan la redistribución de la
tierra, dijo: "Esta gente no sabe nada de agricultura". 57 En 2010, después de que
el gobierno nacionalizara el puerto de Puerto Cabello, más de 120.000 toneladas
de alimentos se pudrieron en el puerto.58 En mayo de 2010, después de que los
controles de precios causaron escasez de carne de res, al menos 40 carniceros
fueron arrestados, y algunos de ellos fueron retenidos en una base militar y luego
registrados por la policía.
El gobierno de Chávez aprobó varias leyes diseñadas para respaldar la soberanía
alimentaria aumentando la producción agrícola nacional en Venezuela y
reduciendo las importaciones agrícolas, y para redistribuir de manera más
equitativa las tierras agrícolas no utilizadas.5960 Antes de que Chávez fuera elegido,
el 75% de la tierra agrícola en Venezuela era propiedad del 5% de los
terratenientes y el 75% más pequeño de los terratenientes controlaba solo el 6%
de la tierra. Gran parte de la tierra en manos de grandes terratenientes estaba en
"latifundios" extremadamente grandes, y estaba ociosa e improductiva. La "Ley de
la Tierra" aprobada por el gobierno de Chávez, declaró ilegales tales propiedades
y ordenó que se les diera a las familias que necesitaban tierra para cultivar
alimentos. En enero de 2009, el gobierno venezolano había redistribuido casi 2,7
millones de hectáreas de tierras ociosas (6,6 millones de acres, casi 1/3 de las
tierras del latifundio existentes antes de 1998) a 180.000 familias campesinas sin
tierra. 61 Además, las reformas al Código Penal de Venezuela despenalizaron la
ocupación de tierras privadas ociosas por campesinos sin tierra e iniciaron una
iniciativa conocida como Misión Zamora para ayudar a los pequeños y medianos
productores a obtener títulos de propiedad. Aunque el gobierno venezolano
permite que los pequeños agricultores trabajen la tierra, no siempre les otorga el
título de propiedad y, a veces, se les exige que trabajen como parte de un
colectivo.57 Esta reasignación de tierras no conduce necesariamente a una mejor
producción de alimentos; los agricultores se ven perjudicados por el hecho de que
el estado establezca precios bajos para sus productos.62
El crédito agrícola también aumentó drásticamente, de aproximadamente $ 164
millones en 1998 a casi $ 7.6 mil millones en 2008, y muchas de las decisiones
crediticias fueron tomadas por los consejos comunales locales, en lugar de los
burócratas del gobierno. Además, en 2008, se aprobaron varias leyes para brindar
asistencia financiera a los pequeños agricultores con dificultades, como programas
de alivio de la deuda y seguros para las cosechas.61
El gobierno venezolano, bajo la administración de Chávez, también comenzó a
ofrecer asistencia técnica y educación gratuitas a los agricultores, a través de su
Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA), que realiza
investigaciones y proyectos agrícolas con pequeños agricultores.59
El gobierno también trató de introducir la agricultura urbana a gran escala en la
población para aumentar la autosuficiencia local. En Caracas, el gobierno
lanzó Organopónico Bolívar I, un programa piloto para traer organopónicos a
Venezuela. La agricultura urbana no fue adoptada en Caracas como lo ha sido en
Cuba. A diferencia de Cuba, donde los organopónicos surgieron de abajo hacia
arriba por necesidad, los organopónicos venezolanos fueron claramente una
iniciativa de arriba hacia abajo basada en el éxito de Cuba. Otro problema para la
agricultura urbana en Venezuela fueron las altas cantidades de contaminación en
las principales áreas urbanas de Venezuela. En el Organopónico Bolívar I, un
técnico viene cada 15 días para tomar una lectura del pequeño medidor de
contaminación en el medio del jardín. 63
Nacionalizaciones[editar]
En 2006, el gobierno de Chávez comenzó a nacionalizar varias industrias como
parte de su política de redistribución de la riqueza y reducción de la influencia de
las corporaciones multinacionales. Como resultado de estas nacionalizaciones, la
producción de bienes en Venezuela había disminuido.6465

 Un artículo del 3 de enero de 2007 en el International Herald


Tribune informó que los controles de precios estaban causando escasez
de materiales utilizados en la industria de la construcción.66 En 2008, la
producción de cemento se nacionalizó en gran medida, y el gobierno
compró plantas ubicadas en Venezuela que pertenecen a la
mexicana Cemex, la suiza Holcim y la francesa Lafarge. Se acordaron
compensaciones de $ 552 millones para Holcim y $ 267 millones para
Lafarge, y ambas compañías acordaron permanecer como socios
minoritarios y retener del 10 al 15 por ciento de las acciones; la toma de
control de Cemex fue menos amistosa y hasta marzo de 2009 no se
había acordado una compensación 67 Según un artículo de CBS News
del 4 de abril de 2008, Chávez ordenó la nacionalización de la industria
cementera, ante el hecho de que la industria exportaba sus productos
para recibir precios superiores a los que se le permitía obtener dentro
del país.68 En 2013, se informó que la producción de cemento se redujo
en un 60%, los hornos pararon y hubo que importar cemento de
Colombia.69 También se informó que algunas tiendas tenían escasez de
cemento y racionarían la cantidad de bolsas de cemento compradas.70
Los trabajadores de la Corporación Socialista del Cemento protestaron
contra sus empleadores por no cobrar y no poder recibir ayuda en las
clínicas debido a la deuda de la empresa.71

 La principal compañía telefónica, CANTV, fue nacionalizada al comprar


la participación del 28,5 por ciento de Verizon Communications, con
sede en Estados Unidos, por 572 millones de dólares. Desde las
nacionalizaciones de las empresas de comunicación, se han realizado
denuncias de censura por parte del gobierno y CANTV, especialmente
durante las protestas venezolanas de 2014.7273747576777879
 El productor privado de electricidad más grande del país, propiedad en
un 82 por ciento de AES Corp, con sede en Estados Unidos, se obtuvo
mediante el pago de $ 740 millones a AES por su participación.80 Desde
entonces, la red eléctrica de Venezuela ha estado plagada de apagones
ocasionales en varios distritos del país. En 2011, tuvo tantos problemas
que se establecieron raciones de electricidad para ayudar a aliviar los
apagones.81 El 3 de septiembre de 2013, el 70% del país se sumió en la
oscuridad y 14 de los 23 estados de Venezuela declararon que no
tenían electricidad durante la mayor parte del día.82
 En 2008, el gobierno venezolano nacionalizó la principal empresa
siderúrgica, Sidor, controlada por Argentina, luego de meses de huelgas
y disputas laborales.83 Desde la nacionalización de Sidor, la producción
de la empresa ha caído cada año.84

 En 2008, Chávez ordenó detener la construcción de un mega centro


comercial en el centro de Caracas por parte de Sambil, diciendo que era
un desarrollo inapropiado en un área ya superpoblada y con tráfico
excesivo. Sugirió que la tierra sería nacionalizada y convertida en
hospital o universidad. 85
 Una planta de alimentos propiedad del gigante
estadounidense Cargill fue nacionalizada a principios de 2009.80
 El 28 de febrero de 2009, Chávez ordenó a los militares que tomaran
temporalmente el control de todas las plantas procesadoras de arroz del
país y las obligaran a producir a plena capacidad, lo que, según él,
habían estado evitando en respuesta a los topes de precios.86
 El Banco de Venezuela fue nacionalizado en 2009; Banco
Bicentenario fue creado a fines de 2009 a partir de bancos
nacionalizados asumidos en el transcurso de la crisis bancaria
venezolana de 2009-2010.
Impuestos[editar]
El gobierno venezolano instituyó varios impuestos nuevos sobre los artículos de
lujo y no prioritarios, con el objetivo de trasladar la carga fiscal de la nación de los
pobres a los ricos y controlar la inflación.8788 En 2012, los impuestos de Venezuela
ocuparon el puesto 188 entre 189 países debido al alto número de pagos por año
y un impuesto del 61,7% sobre la renta por año.89
Desde noviembre de 2007 hasta finales de 2007, todas las transacciones
bancarias entre empresas tenían un impuesto del 1,5% extraído, como una forma
de controlar la inflación absorbiendo el exceso de liquidez.87
Desde marzo de 2009, el tipo del IVA se elevó al 12% para cubrir la reducción del
precio del petróleo.90
En octubre de 2009, el SENIAT, la agencia de recaudación de impuestos
venezolana, anunció que gravaría los cigarrillos y el alcohol para reducir su
consumo.87
Infraestructura[editar]
Transporte[editar]
A pesar de la gran escala de la construcción de carreteras a partir de la década de
1960 que benefició a la industria del aluminio y el petróleo; los servicios públicos,
especialmente dentro de la infraestructura de Venezuela, eran deficientes.1 A
principios de agosto de 2008, Chávez anunció que Venezuela se asociaría con
Argentina y Brasil para construir un tren que conectaría la capital de Venezuela
(Caracas) con Argentina (Buenos Aires), y ciudades intermedias.9192
El proyecto ferroviario de Venezuela está suspendido debido a que Venezuela no
puede pagar los $ 7.5 mil millones y le debe a China Railway casi $ 500 millones.93
Políticas económicas internacionales[editar]

Dmitry Medvedev, Hugo Chávez, Evo Morales y Daniel Ortega se reunieron para discutir el bloque
económico regional propuesto conocido como ALBA el 27 de noviembre de 2008.

Uno de los principales objetivos de la administración de Chávez era reducir la


influencia de los capitalistas extranjeros en Venezuela, como parte de su impulso
general hacia la democratización económica localizada. Con este objetivo,
promovió enérgicamente diversas formas de integración económica y política
latinoamericana, como las monedas regionales (por ejemplo, SUCRE, algo
análogo al euro), instituciones crediticias / financieras regionales como Bancosur
(para eliminar la dependencia del FMI/Banco Mundial) y pactos comerciales (como
ALBA, Petrosur o trueque de petróleo por médicos con Cuba).
El sistema SUCRE es un sistema de moneda virtual utilizado principalmente por
Venezuela y Ecuador. Existen algunos riesgos como el blanqueo de capitales y el
fraude. Sin embargo, se ha considerado beneficioso para el comercio desde que
Ecuador utiliza el dólar estadounidense como moneda nacional y los estrictos
controles de divisas de Venezuela han creado una escasez de dólares
estadounidenses en Venezuela.94
Integración regional[editar]
Uno de los objetivos clave de la administración de Chávez fue la creación de un
bloque comercial/político regional, la Alianza Bolivariana para las
Américas (ALBA), que actuaría como una alternativa al Tratado de Libre Comercio
de las Américas (ALCA). El gobierno venezolano afirma que el proceso de toma
de decisiones del ALCA es antidemocrático, que aumenta el poder de las
corporaciones a expensas de la soberanía nacional y que la privatización mata a
los pobres.95
Cuba, Nicaragua, Honduras, Bolivia y Ecuador se unieron a Venezuela como
miembros del ALBA. Por ejemplo, a cambio de petróleo venezolano con descuento
(que Cuba necesita debido al embargo estadounidense), Cuba (que tiene un
sistema de atención médica relativamente bien desarrollado) ha proporcionado a
Venezuela miles de médicos y maestros, que brindan atención médica y
educación a Pobres de Venezuela.59 Chávez describió ALBA como "un modelo
flexible para la integración de América Latina que sitúa las preocupaciones
sociales en la vanguardia" 96 y defensores de "orientación social" formas de
comercio en lugar de los "estrictamente basado en la lógica de la
desregulada maximización de beneficios".95
Eudomar Tovar, presidente del Sistema Unificado de Compensación
Regional (SUCRE) dijo: 97
Deuda externa[editar]
Chávez anunció el retiro de Venezuela del Fondo Monetario Internacional y del
Banco Mundial luego de pagar todas las deudas de su país con estas
instituciones; los acusó de ser una herramienta imperial que apunta a explotar a
los países pobres, informaron fuentes noticiosas. Pero a marzo de 2008,
Venezuela sigue siendo miembro de ambas instituciones.9899
En 2005, el gobierno venezolano se asoció con Argentina y Brasil para negociar
su deuda externa como un bloque colectivo. Chávez también sugirió que al menos
el 10% de toda la deuda externa de América Latina se pague a un "Fondo
Humanitario Internacional", que se utilizaría para financiar programas sociales sin
tener que imponer requisitos de ajuste estructural neoliberal.100101
El gobierno venezolano se estaba quedando sin divisas para pagar las facturas
antes de la muerte de Chávez. 102 Un importante proyecto ferroviario en Venezuela
se retrasó porque Venezuela no puede pagar 7.500 millones de dólares y le debe
a China Railway casi 500 millones de dólares 93 Muchas aerolíneas internacionales
como Air Canada, Air Europa, American Airlines y United Airlines suspendieron
sus operaciones en Venezuela.103 104 105 El gobierno venezolano enfrentó
acusaciones de deber a aerolíneas internacionales más de $ 3.7 mil millones y
violar tratados, y la Asociación Internacional de Transporte Aéreo acusó al
gobierno de no "repatriar" $ 3.7 mil millones en ingresos por pasajes aéreos
adeudados a aerolíneas extranjeras.106
Moneda y reservas extranjeras[editar]
Cuando fue elegido inicialmente para el cargo en 1998, Chávez prometió que no
crearía controles de cambio de divisas.107
Para evitar la fuga de capitales y mantener la estabilidad del bolívar (la moneda de
Venezuela), el gobierno de Chávez promulgó controles monetarios estrictos en
enero de 2003, lo que dificultó a los inversionistas cambiar bolívares por dólares.
Los controles obligaron a muchos inversores venezolanos a buscar oportunidades
de inversión nacional, en lugar de inversiones extranjeras. También resultó en un
gran aumento en las reservas de divisas, que habían llegado a $ 35 mil millones
en 2006, que es tan alto como Canadá (que tiene una población ligeramente más
alta), y sobre una base per cápita es mucho mayor que Alemania ($ 55 mil
millones).108 A fines de 2013, las reservas de oro y divisas de Venezuela cayeron $
9 mil millones en un año a $ 21 mil millones.102
Desde que se impusieron los controles cambiarios en 2003, hubo una serie de
devaluaciones que desestabilizaron la economía;109 110 la devaluación de febrero
de 2013 fue la séptima desde que Chávez asumió el poder.111
Comercio Exterior[editar]
El comercio exterior de Venezuela ocupó el puesto 179 entre 185 países debido a
muchas razones. Uno fue la gran cantidad de documentos que se necesitan para
exportar e importar. La cantidad de tiempo para exportar mercancías desde
Venezuela era más de 5 veces mayor que el promedio de un país, mientras que el
tiempo de importación es 8 veces mayor que el promedio. Los precios para el
comercio también eran 3 veces más altos que el promedio de un país.89
Aunque Venezuela hasta 2012 trató de buscar la autonomía de la mayoría de los
países extranjeros, Estados Unidos siguió siendo su mayor socio comercial.
Venezuela envío el 39,3% de sus exportaciones a Estados Unidos y la mayoría de
las importaciones que componen el 31,2% son de Estados Unidos.112113

Indicadores económicos[editar]
Crecimiento económico y producción[editar]
Las confiscaciones de empresas privadas por parte del gobierno de Chávez,
especialmente las petroleras, debilitaron enormemente al sector privado; la
producción de petróleo colapsó.111 El gobierno de Venezuela trata a PDVSA como
una fuente de ingresos,114 y la empresa solo contrata partidarios políticos del
presidente.115 El PIB de Venezuela fue aproximadamente el mismo en 2012 que
en la década de 1970.15
Según el Centro de Investigación Económica y Política (CEPR) de Mark Weisbrot,
la economía venezolana creció en promedio un 11,85% en el período 2004-
2007.116 Para el año 2009, la economía venezolana se contrajo en un promedio de
2.9% debido a la recesión global.117
Ingresos y pobreza[editar]
Durante la última década bajo Chávez, la tasa de pobreza por ingresos en
Venezuela se redujo en más de la mitad, del 54% de los hogares por debajo del
nivel de pobreza en el primer semestre de 2003, al 26% a fines de 2008. La
"pobreza extrema" cayó aún más, en un 72%. Además, "estas tasas de pobreza
miden solo los ingresos en efectivo y no tienen en cuenta un mayor acceso a la
atención médica o la educación".22118
Datos informa que los ingresos reales crecieron un 137% entre 2003 y el primer
trimestre de 2006. Las cifras oficiales de pobreza se redujeron en un 10%.119 Sin
embargo, el Banco Mundial estima que el 31,9% se encuentra por debajo del
umbral de pobreza.120
Algunos científicos sociales y economistas afirman que las cifras de pobreza de
ingresos reportadas por el gobierno no cayeron en proporción a los vastos
ingresos petroleros del país en los últimos dos años, gran parte de los cuales se
destinaron al gasto social para disminuir el costo de vida.121
La tasa de mortalidad infantil de Venezuela se redujo en un 18,2% entre 1998 y
2006.122123
Precios al consumidor e inflación[editar]

Inflación: 1998-2013 La línea azul representa las tasas de inflación anual mientras que la línea roja
representa la tendencia de las tasas de inflación. Fuentes: Fondo Monetario Internacional: Datos y
Estadísticas CIA: The World Factbook Reuters .

Cuando Chávez asumió el cargo, la tasa de inflación anual era del 29,5% y, según
el Banco Central de Venezuela, la inflación cayó al 14,4% en 2005.124125 Durante
2005, los bienes importados fueron más baratos que los productos fabricados en
Venezuela; la variabilidad en el precio de los bienes estaba relacionada con el
desempeño de las importaciones y la estabilidad cambiaria. En el segundo
trimestre de 2006, la inversión fija bruta fue la más alta jamás registrada por el
Banco Central de Venezuela desde que comenzó a rastrear la estadística en
1997.
En 2009 la tasa de inflación fue del 27,1%.126 Según The Economist, las políticas
económicas del gobierno de Chávez, incluidos los estrictos controles de precios,
han llevado a Venezuela a tener la inflación más alta del mundo en ese
momento.127 Cuando Chávez dejó el cargo, la tasa de inflación era del 29,4%, un
0,1% menos que cuando asumió por primera vez.124128
Gastos gubernamentales[editar]
La mayoría de las áreas del gasto social aumentaron drásticamente desde que
Chávez fue elegido por primera vez en 1998.23
El gasto en educación como porcentaje del PIB (que creció drásticamente desde
1998) se situó en el 5,1% en 2006, frente al 3,4% del último año del gobierno de
Caldera.23 El gasto en salud aumentó del 1,6 por ciento del PIB en 2000 al 7,71
por ciento en 2006. El gasto en vivienda "recibe escaso apoyo público",
aumentando solo "del 1% del PIB al 1,6% en 2006".
Valor implícito y mercado negro de divisas[editar]

La línea azul representa el valor implícito de VEF en comparación con el USD . La línea roja representa
lo que el gobierno venezolano califica oficialmente como VEF. Fuentes: Banco Central de
Venezuela, Dólar Paralelo, Banco de la Reserva Federal, Fondo Monetario Internacional .

El valor implícito o "valor del mercado negro" es lo que los venezolanos creen que
vale el Bolívar Fuerte en comparación con el dólar estadounidense.45 En los
primeros años de la oficina de Chávez, sus programas sociales recién creados
requirieron grandes pagos para hacer los cambios deseados. El 5 de febrero de
2003, el gobierno creó CADIVI, una junta de control de divisas encargada de
manejar los procedimientos cambiarios. Su creación fue para controlar la fuga de
capitales poniendo límites a las personas y ofreciéndoles una cantidad limitada de
moneda extranjera. Este límite a la moneda extranjera llevó a la creación de una
economía de mercado negro de divisas, ya que los comerciantes venezolanos
dependen de bienes extranjeros que requieren pagos con monedas extranjeras
confiables. A medida que Venezuela imprimía más dinero para sus programas
sociales, el bolívar continuó devaluándose para los ciudadanos y comerciantes
venezolanos, ya que el gobierno tenía la mayoría de las monedas más
confiables.129
A fines de 2013, el tipo de cambio oficial era de 1 USD a 6,3 VEF, mientras que el
tipo de cambio del mercado negro era más de diez veces mayor, ya que el valor
real del bolívar está sobrevalorado para las empresas venezolanas. Dado que los
comerciantes solo pueden recibir la moneda extranjera necesaria del gobierno,
deben recurrir al mercado negro que a su vez eleva los precios del comerciante
para los consumidores.130 Las altas tasas en el mercado negro dificultan que las
empresas compren los bienes necesarios, ya que el gobierno a menudo obliga a
estas empresas a realizar recortes de precios. Esto lleva a que las empresas
vendan sus productos y obtengan pocas ganancias, como las franquicias
venezolanas de McDonald's que ofrecen una comida Big Mac por solo $ 1.131 Dado
que las empresas obtienen bajas ganancias, esto conduce a una escasez, ya que
no pueden importar los bienes de los que depende Venezuela. La empresa
productora de alimentos más grande de Venezuela, Empresas Polar, ha declarado
que es posible que deban suspender parte de la producción durante casi todo el
año 2014, ya que deben a proveedores extranjeros $ 463 millones.132 El último
informe de desabastecimiento en Venezuela mostró que el 22,4% de los bienes
necesarios no están en stock.133 Este fue el último informe del gobierno desde que
el banco central ya no publica el índice de escasez. Esto ha llevado a la
especulación de que el gobierno está ocultando su incapacidad para controlar la
economía, lo que puede crear dudas sobre los datos económicos futuros
publicados.134
Comida y Agricultura[editar]
Cuando entraron en vigor las medidas agrícolas de la administración de Chávez,
las importaciones de alimentos aumentaron drásticamente y los pilares agrícolas
como la carne de res, el arroz y la leche experimentaron caídas en la producción.57
Con la disminución de los ingresos del petróleo, la escasez de alimentos se
generalizó.135 Venezuela enfrentó una grave escasez de alimentos, ya que los
controles de precios del gobierno de Chávez distorsionaron el mercado.136137
En enero de 2008, Chávez ordenó a las fuerzas armadas incautar 750 toneladas
de alimentos que los vendedores intentaban ilegalmente pasar de contrabando a
través de la frontera para vender a precios más altos de lo que era legal en
Venezuela.53 En febrero de 2009, Chávez ordenó a los militares que tomaran
temporalmente el control de todas las plantas procesadoras de arroz del país y las
obligaran a producir a plena capacidad, lo que, según él, habían estado evitando
en respuesta a los topes de precios.138 En mayo de 2010, Chávez ordenó al
ejército incautar 120 toneladas de alimentos de Empresas Polar después de que
las autoridades detectaran inconsistencias en los informes del conglomerado
Empresas Polar.139
Como parte de su estrategia de seguridad alimentaria, Chávez puso en marcha
una cadena nacional de supermercados, la red Mercal, que contaba con 16.600
puntos de venta y 85.000 empleados que distribuían alimentos a precios muy
reducidos, y que operaba 6000 comedores populares en todo el país. En 2008, la
cantidad de alimentos con descuento vendidos a través de la red fue de 1,25
millones de toneladas métricas, 140 menudo vendidas hasta un 40% por debajo del
precio máximo establecido para las tiendas de propiedad privada.
Simultáneamente, Chávez expropió muchos supermercados privados.141 La red
Mercal fue criticada por algunos comentaristas por ser parte de la estrategia de
Chávez de marcarse a sí mismo como un proveedor de comida barata, y las
tiendas destacan su imagen. La red Mercal estaba sujeta a una escasez frecuente
de productos básicos como carne, leche y azúcar, y cuando llegaban productos
escasos, los compradores tenían que hacer cola.
En marzo de 2009, el gobierno venezolano estableció cuotas mínimas de
producción para 12 alimentos básicos que estaban sujetos a controles de precios,
incluido el arroz blanco, el aceite de cocina, el café, el azúcar, la leche en polvo, el
queso y la salsa de tomate, con el objetivo de impedir que las empresas de
alimentos evadiendo la ley. Los líderes empresariales y los productores de
alimentos afirmaron que el gobierno los estaba obligando a producir estos
alimentos con pérdidas.142 Chávez expropió y redistribuyó 5 millones de acres de
tierras agrícolas de los grandes terratenientes, diciendo: "La tierra no es
privada. Es propiedad del estado... La tierra es para quien la trabaja". Sin
embargo, la falta de recursos básicos hizo que fuera difícil o imposible hacer un
uso completo de las tierras expropiadas por parte de sus nuevos arrendatarios, lo
que condujo a un menor grado general de productividad a pesar de una mayor
superficie total de tierra cultivada.57
En 2011, los precios de los alimentos en Caracas eran nueve veces más altos que
cuando se establecieron los controles de precios y resultaron en escasez de aceite
de cocina, pollo, leche en polvo, queso, azúcar y carne.143 Datanálisis encontró
que la leche en polvo se podía encontrar en menos de la mitad de las tiendas de
abarrotes en Venezuela y que la leche líquida era aún más escasa en el país.144
José Guerra, exejecutivo del Banco Central de Venezuela (BCV) explicó que los
grandes aumentos de Venezuela en la compra de alimentos en 2012 y las
reservas que se encontraban en sus niveles más bajos desde 2004 contribuyendo
a la escasez de dólares que sufrió Venezuela en los años posteriores a 2012. 145
En 2010, después de que el gobierno nacionalizara el puerto de Puerto Cabello,
más de 120.000 toneladas de alimentos por valor de 10,5 bolívares se pudrieron
en el puerto.58146
Empleo[editar]
En junio de 2010, Mark Weisbrot, partidario de las políticas de Chávez, escribió
que los empleos eran mucho menos escasos entonces que cuando Chávez
asumió el cargo, con un desempleo del 8% en 2009 en comparación con el 15%
en 1999. También afirmó que el número de médicos de primera línea se había
multiplicado por diez en el sector público y que la matrícula en la educación
superior se había duplicado, y señaló que estas estadísticas estaban respaldadas
por la ONU y el Banco Mundial.147
Según cifras del gobierno, el desempleo cayó un 7,7% desde el inicio de la
presidencia de Chávez. Cayó al 10% en febrero de 2006, desde el máximo del
20% en 2003 durante una huelga de dos meses y un cierre comercial que paralizó
la industria petrolera del país.
Entorno de negocio[editar]
Según Gilberto Gudino Millán, presidente de la Unión Sindical y de Servicios
Empresariales del Estado Zulia (UCEZ), 490.000 empresas habían salido de
Venezuela entre 1998 y 2014 en lo que llamó un "holocausto empresarial".148
El Foro Económico Mundial clasificó a Venezuela como 82 de 102 países en una
medida de cuán favorable era la inversión para las instituciones financieras. En
Venezuela, un inversor extranjero necesitaba un promedio de 119 días y tenía que
completar 14 solicitudes diferentes para organizar un negocio, mientras que el
promedio en los países de la OCDE era de 30 días y seis solicitudes.
La Corporación Financiera Internacional clasificó a Venezuela como uno de los
países más bajos para hacer negocios, ubicándose en 180 de 185 países en su
informe Doing Business 2013, con la protección de los inversores y los impuestos
como sus peores clasificaciones.89149 En enero de 2013, la Heritage Foundation y
el Wall Street Journal otorgaron a la libertad económica de Venezuela un puntaje
bajo de 36.1, veinte puntos menos que 56.1 en 1999 y se ubicó en un lugar muy
bajo en 174 de 177 países en su informe del Índice de Libertad Económica
de 2013.150
Inversión extranjera[editar]
En 2006, el entorno empresarial en Venezuela fue catalogado como "inversión
arriesgada y desalentada" por El Universal. Medidos por los precios en las bolsas
de valores locales, los inversionistas extranjeros estaban dispuestos a pagar en
promedio 16,3 años de ganancias para invertir en empresas colombianas, 15,9
en Chile, 11,1 en México y 10,7 en Brasil, pero solo 5,8 en Venezuela. El Foro
Económico Mundial clasificó a Venezuela como 82 de 102 países en una medida
de cuán favorable era la inversión para las instituciones financieras. En Venezuela,
un inversor extranjero necesitaba un promedio de 119 días y tenía que completar
14 solicitudes diferentes para organizar un negocio, mientras que el promedio en
los países de la OCDE era de 30 días y seis solicitudes.

La tercera devaluación de Hugo Chávez


(ARI)
Ronald Balza Guanipa
// Publicado el 28 Ene 2010
AMÉRICA LATINA
Tema: La devaluación es consecuencia del acelerado gasto público interno
financiado con ingresos petroleros. Aunque el gasto atrajo electores a Hugo
Chávez, una porción importante podría resentirse de los efectos de la
devaluación.

Resumen: En este ARI se exponen brevemente las causas de la pérdida de valor


de la moneda venezolana con respecto al dólar entre 1999 y 2010, enfatizando la
expansión de la base monetaria de origen fiscal, las expectativas desfavorables
que ha generado el contexto político y el abandono de mandatos constitucionales
que impiden el financiamiento monetario del gasto y obligan al ahorro en
tiempos de ingresos crecientes. Se sostiene que el gobierno permitió el
debilitamiento del bolívar mientras obtenía apoyo electoral por medio del gasto
público y que procurará ventajas electorales con los recursos obtenidos al
devaluar. Sin embargo, puesto que el ciclo que explica la inflación y la creciente
brecha cambiaria podría perjudicar a gran parte del electorado, sin promover
nuevos cambios que le favorezcan, el gobierno podría intentar imponerse por
otros medios.

Análisis: El presidente Chávez informó al país el viernes 8 de enero de 2010, en


horas de la noche, que el precio del dólar controlado se incrementaría de 2,15
bolívares fuertes a 2,60 para algunos usos preferenciales, y a 4,30 para los
restantes. El anuncio no se hizo “encadenando” las transmisiones de radio y
televisión del país, recurso que el presidente venezolano utiliza frecuentemente
para divulgar sus opiniones en discursos de varias horas de duración. A pesar de
algunas declaraciones de sus ministros en programas de entrevistas, no se
conocieron importantes detalles del nuevo régimen cambiario hasta el siguiente
lunes, cuando el Banco Central de Venezuela (BCV) publicó el Convenio
Cambiario n° 14 entre el emisor y el Ministerio de Finanzas.

El presidente y sus partidarios negaron que la medida fuese una devaluación.


Según el ex ministro de Finanzas e integrante de la Dirección Nacional del
Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Rodrigo Cabezas, “la fortaleza
económica que posee Venezuela en este momento hace imposible hablar de
devaluación…, sino de una corrección monetaria que evitará la fuga de capitales
y fortalecerá la producción nacional”, una “medida cambiaria” que ofrecería “una
gran oportunidad para debatir el tema de la industrialización de las
importaciones, así como mayor competitividad de la exportación venezolana”. El
presidente Chávez amenazó con expropiar a quienes remarcaran precios
argumentando que “los artículos que se están vendiendo actualmente fueron
importados con el precio antiguo del dólar”, 2,15 bolívares, y llegó a decir ante la
Asamblea Nacional que en realidad habían revaluado la moneda: “hay una
campaña terrible, destinada a atemorizar al pueblo y hacerle creer… que [hubo]
una espantosa devaluación del bolívar, así, esa palabra la repiten, una espantosa
devaluación… ¡mentira!, ¡mentira!… El dólar permuta está bajando y los precios
deben tender también hacia la baja, es decir, lo que hemos hecho ha sido una
revaluación del bolívar”. Al día siguiente calificó el “ajuste cambiario” como “un
acto de justicia” que sólo afectaría a la “burguesía” acostumbrada “a pedir
dólares [baratos] para viajar, para importar exquisiteces, vehículos de lujo…”.

Las frases citadas sugieren diversos problemas. ¿Por qué el presidente Chávez
devaluó la moneda, negando haberlo hecho? ¿Encaja la devaluación del bolívar
en el proyecto del presidente Chávez? ¿Cuáles son las consecuencias económicas
y políticas previsibles tras esta devaluación? Algunas posibles respuestas se
ofrecen a continuación.

La debilidad del bolívar


Conviene recordar que en febrero de 1999, cuando Hugo Chávez tomó posesión
de la presidencia de Venezuela por primera vez, el precio de un dólar rondaba los
575 bolívares, y el del petróleo no alcanzaba los 10 dólares por barril. Aunque
éste llegó a superar los 30 dólares en octubre de 2000, en noviembre del año
siguiente había caído de nuevo por debajo de los 17 dólares por barril. Para
entonces, el gobierno, que había incrementado su gasto nominal en un 90,5% en
tres años (49,6% en términos reales), reconoció dificultades económicas y
preparó el camino para recortes del gasto y un aumento de impuestos, finalmente
anunciados en febrero de 2001. Tras la aprobación presidencial de decretos-leyes
potencialmente expropiatorios en diciembre de 2001, las ya tensas relaciones
entre simpatizantes y adversarios del gobierno en la estatal Petróleos de
Venezuela (PDVSA) y en la Fuerza Armada Nacional (FAN), y el descontento
de grupos organizados de empresarios, trabajadores y parte de la clase media,
condujeron al golpe de estado de abril de 2002. Restituido el presidente en su
cargo, cambió el gabinete económico y abandonó el régimen de bandas
cambiarias establecido en 1996 por el gobierno anterior. En ese momento, con el
precio del dólar en 793 bolívares, el presidente eligió permitir una flotación sucia
del tipo de cambio, lo que no dejó de sorprender a quienes conocían su aversión
por los mecanismos de mercado. La crisis política llegó al extremo de un paro
encabezado por PDVSA entre diciembre de 2002 y febrero de 2003 demandando
la renuncia del presidente. Logrado el control político de la empresa, el gobierno
modificó su política económica a principios de 2003, estableciendo un control de
precios y de cambios desde comienzos del año. Con el propósito manifiesto de
proteger las reservas internacionales del impacto del paro petrolero, el 6 de
febrero de 2003 el gobierno y el BCV fijaron el precio del dólar en 1.600
bolívares. En cuatro años dicho precio se había incrementado un 178,3%.

La depreciación del bolívar no se debió exclusivamente a las expectativas


adversas generadas por el conflicto político. El gasto público interno financiado
con ingresos petroleros expande la base monetaria en Venezuela, generando
presión sobre los precios de los bienes y servicios y del tipo de cambio. Esta
combinación de acontecimientos explica los problemas del gobierno para influir
sobre el comportamiento del tipo de cambio paralelo. Un año después el precio
del dólar controlado era la mitad del paralelo, entonces calculado por medio de la
relación entre los precios en bolívares y dólares de los ADR emitidos por la
CANTV, empresa telefónica estatizada en 2007 (cada ADR era una acción
cotizada en la Bolsa de Nueva York, equivalente a siete acciones de clase D
cotizadas en la Bolsa de Valores de Caracas). A pesar de un incremento en las
reservas internacionales de 59,4% desde la fijación del control, el 9 de febrero de
2004 el presidente Chávez autorizó su primera devaluación, al incrementar un
20% el precio del dólar controlado, a 1.920 bolívares. La segunda devaluación,
que encareció un 12% más el dólar controlado, ocurrió el 3 de marzo de 2005.
Ambas devaluaciones tuvieron lugar mientras los precios del barril de petróleo se
incrementaban (con algunas variaciones) desde los 25 dólares en abril de 2003 a
70 dólares en agosto de 2006 y las reservas internacionales pasaban de 14.056
millones de dólares en febrero de 2003 a 37.440 millones en diciembre de 2006.
Aunque el dólar paralelo se mantuvo cerca de un 20% por encima del dólar
controlado entre febrero y junio de 2006, la brecha entre ambos comenzó a
aumentar hasta cerrar el año en un 60%. Mientras el precio del barril de petróleo
ascendía desde 46 dólares en enero de 2007 hasta casi 140 dólares en julio de
2008, la brecha cambiaria se incrementaba hasta el 216% del precio controlado
en octubre de 2007, para luego caer y mantenerse entre abril y agosto de 2008 en
alrededor del 60%. Antes de la brusca caída del precio del petróleo, arrastrado
por la crisis financiera mundial, la brecha cambiaria comenzaba a ensancharse
nuevamente.

Según afirmaba el presidente Chávez al rendir cuentas de su obra de gobierno


durante 2009 ante la Asamblea Nacional, el dólar paralelo “llegó a ser hasta de
siete bolívares, ocho bolívares” fuertes, equivalentes a 7.000 y 8.000 bolívares, lo
que habría implicado una brecha máxima del 272%. Pasando por alto que cerca
del 60% de las importaciones de los primeros tres trimestres de 2009 se hicieron
con el tipo de cambio controlado en 2,15 bolívares fuertes (entre ellas las
correspondientes a una importante fracción de alimentos, medicinas, comercio y
maquinarias y equipos), el presidente sostuvo que llevar el precio del dólar
paralelo a 4,30 bolívares fuertes (equivalentes a 4.300 bolívares) por medio de la
intervención del BCV constituiría una “devaluación revaluadora”.

Cómo el gobierno hizo inevitable la devaluación


¿Qué había ocurrido? ¿Por qué con precios crecientes del petróleo durante casi
una década, el gobierno de Hugo Chávez tuvo que devaluar el bolívar?
Comencemos por señalar que el gasto real del gobierno central entre 2003 y 2006
se incrementó un 97,2%, y que desde 2003 PDVSA comenzó a realizar un
creciente gasto interno en los programas sociales denominados “Misiones”. En
abril de 2003 el ejecutivo agotó los ahorros que constitucionalmente debía
conservar en el Fondo de Estabilización Macroeconómica, redactándose luego no
menos de siete leyes o reformas de leyes que relevaron al gobierno de su
obligación de restituirlos. En julio de 2005 la Asamblea Nacional (AN),
atendiendo a una solicitud del presidente Chávez (el 15 de enero de 2004),
reformó la Ley del BCV para crear un Fondo de Desarrollo Nacional (FONDEN)
bajo control del ejecutivo. Este Fondo debía recibir del emisor (sin
contraprestación en bolívares) 6.000 millones de dólares por una única vez, a los
cuales PDVSA debía añadir divisas periódicamente. Conviene insistir en que la
creación del FONDEN está reñida con la prohibición expresa que la Constitución
de 1999 hace del financiamiento del gasto fiscal por parte del BCV. Sin embargo,
el entonces presidente de la Comisión de Finanzas de la AN, Rodrigo Cabezas,
afirmó no entender “la alharaca montada tras el anuncio del presidente Hugo
Chávez al proponer usar las que considera reservas excedentarias en el desarrollo
económico social”.

De esta manera se incrementó el potencial del gasto interno, aunque no la


supervisión. La Ley indicaba explícitamente que el BCV sólo debía transferir
6.000 millones de dólares en 2005, pero el BCV ha repetido la operación desde
entonces, entregando 4.275 millones de dólares en 2006, 6.770 millones en 2007
y 1.538 millones en 2008. De los 46.131,5 millones de dólares recibidos por el
FONDEN entre 2005 y 2008, el 40,3% había sido entregado por el BCV después
de crear bolívares para las cuentas de PDVSA, y el 59,7% por la misma PDVSA.
Al terminar 2009 el presidente del BCV declaró “los traspasos correspondientes
de las reservas internacionales al FONDEN por un monto total de
12.999.321.946,75” de dólares dicho año, e inmediatamente después del anuncio
de devaluación de enero de 2010 informó que el emisor traspasaría 7.000
millones de dólares adicionales.

Aunque la reforma de la Ley del BCV prohíbe el gasto interno de los recursos del
FONDEN, a menos que se califiquen como “estratégicos”, el control sobre su
destino ha sido insuficiente. Según su Informe de 2008, la evaluación del ente
emisor sobre “la gestión fiscal es incompleta, por cuanto no toma en cuenta el
gasto social de PDVSA y el gasto de inversión ejecutado por FONDEN”.
También reconoce que “la situación de bonanza petrolera de 2008 no se puede
apreciar plenamente en las cuentas del gobierno central, como habría pasado de
no existir la nueva normativa sobre la contribución adicional que debe ser
transferida directamente por PDVSA al FONDEN”, y que la información sobre
los proyectos financiados por el fondo no se le envía por canales oficiales, sino
que “fue obtenida directamente de la página web del FONDEN”.

Las consecuencias del gasto interno de ingresos petroleros sobre los agregados
monetarios fueron notables. El BCV registró un incremento de 191,2% en la base
monetaria real y de 154,2% en la M2 real entre 2003 y 2007 (469,2% y 396,9%
en términos nominales, respectivamente). Tal como lo refiere el emisor, el
gobierno, PDVSA y distintos entes y órganos de la administración pública tienen
una incidencia positiva sobre la expansión del dinero base. Únicamente
contribuyeron a contraerla la venta de divisas y, escasamente, el BCV. Este
crecimiento estimuló la demanda agregada, presionando al alza los precios de los
bienes y del tipo de cambio paralelo. Desde 2005, cuando Venezuela tuvo una
inflación del 14,4%, la tasa inflacionaria creció cada vez más, alcanzando el
31,9% en 2008. Es necesario recordar que 2007 fue un año políticamente difícil,
puesto que el presidente anunció en enero su propósito de presentar una
propuesta de reforma constitucional para construir un Estado “socialista”,
finalmente rechazada por escaso margen en diciembre del mismo año. Mientras
tanto, su gobierno ordenó estatizar importantes empresas privadas y apretó los
controles sobre las actividades mercantiles, logrando en febrero una dura ley
contra el “acaparamiento, la especulación, el boicot y cualquier otra conducta que
afecte el consumo de alimentos o productos sometidos a control de precios” y la
reforma en diciembre de la Ley Contra Ilícitos Cambiarios (de septiembre de
2005), estableciendo incluso elevadas sanciones pecuniarias a las “personas
naturales o jurídicas que ofrezcan, anuncien, divulguen en forma escrita,
audiovisual, radioeléctrica, informática o por cualquier otro medio, información
financiera o bursátil o las cotizaciones de divisas diferentes al valor oficial”. El
retraso en los ajustes de los controles de precios provocó episodios de
desabastecimiento de algunos alimentos durante el año.

A pesar de la aceleración de la inflación, en enero de 2008 entró en vigencia la


ley de reconversión monetaria, por la cual 1.000 bolívares pasaron a contarse
como 1 bolívar fuerte. El dólar pasó de costar 2.150 bolívares a costar 2,15
bolívares fuertes, aunque el mismo presidente había hecho temer una devaluación
al afirmar, entre otras cosas, que “no es lo mismo, incluso psicológicamente, pero
tampoco en la realidad concreta, que a uno le digan que la moneda de uno, en
relación con el dólar es de 2.100 bolívares, a que le digan que es de una relación,
¿de qué?, de uno a tres, de uno a cinco, de uno a cuatro” (15 de febrero de 2007).
El rápido encarecimiento del dólar paralelo a partir de agosto de 2008, agravado
por la crisis financiera internacional que restringía la disponibilidad de divisas
para su venta siguiendo los procedimientos habituales, llevó al gobierno a
intervenir en el mercado cambiario colocando dólares de PDVSA y del
FONDEN al tipo de cambio paralelo. Aun cuando previamente el gobierno y la
estatal habían aprovechado el diferencial cambiario para vender papeles de deuda
nominados en dólares, la venta de divisas a través de casas de bolsa equivalía a
establecer un régimen de cambios dual sin declararlo. La confirmación de la
sospecha se dio cuando la Agencia de Lucha contra las Drogas de EEUU (DEA,
por sus siglas en inglés) congeló tras una investigación la cuenta bancaria de
Rosemont Corporation, un operador cambiario venezolano que, como otros
relacionados con él, tenía a PDVSA entre sus principales clientes.
La apreciación del tipo de cambio controlado tuvo sus efectos sobre el comercio
de Venezuela con el resto del mundo. En un ambiente hostil a la producción
privada y con una inversión insuficiente en las empresas del Estado, la
apreciación real contribuyó a explicar la caída de las exportaciones no petroleras
durante tres años seguidos, siendo la de 2009 la peor de todas, con un 44,7%.
Asimismo, es la apreciación es una de las razones del incremento en las
importaciones del 190,7% entre 2004 y 2008, que finalmente cayeron un 22% en
2009. Las posiciones políticas del gobierno le hicieron muy difícil anunciar una
tercera devaluación. Y también la hicieron inevitable.

Devaluación y socialismo del siglo XXI


En agosto de 2006, sin declararse abiertamente “socialista”, Rodrigo Cabezas
propuso desde la Asamblea Nacional al BCV una “reforma monetaria” que,
aunque no pasó de eliminar tres ceros a la moneda, presentó como un “punto de
giro en la historia de la lucha contra la inflación en Venezuela” capaz de “reducir
la inflación a un dígito anual”. Rechazando explícitamente los planes
“fondomonetaristas” que incluían la “liberalización de la economía que supone
privatizaciones, apertura comercial indiscriminada, apertura financiera, reformas
tributarias que siempre culminan en elevación y mayor regresividad de los
impuestos o en la creación de nuevos impuestos, liberación de precios y de tasas,
y un punto central de esa política es la reducción del gasto público”, negó que el
suyo fuera “un plan de estabilización o de ajuste” de los que “comenzaban y
terminaban con devaluaciones cambiarias que debilitaban a nuestras economías,
que las empobrecían”. Por sus declaraciones posteriores a la devaluación de
enero de 2010 se hace evidente la dificultad de incorporar la palabra devaluación
dentro del discurso oficial.

Sin embargo, esta tercera devaluación, como las dos anteriores, pudo ser el precio
que el presidente Chávez estuvo dispuesto a pagar para aferrarse al poder. La
debilidad del bolívar es consecuencia del modo en el que el gobierno financió la
expansión del gasto público, pero el gasto también pudo contribuir a mantener el
crecimiento del PIB entre 2003 y 2008, a incrementar el empleo, reducir la
pobreza y la desigualdad en la distribución del ingreso y a mejorar los valores del
Índice de Desarrollo Humano del país, particularmente en su componente de
ingreso por habitante. Aunque estos resultados se obtuvieron sobre una base
frágil, cada vez más dependiente del ingreso petrolero, pudieron influir
decisivamente en el logro de los determinantes triunfos electorales del chavismo
durante los últimos años.

El presidente reconoció en un Taller de Alto Nivel celebrado en noviembre de


2004 que las primeras elecciones en las que participó (y ganó), en diciembre de
1998, constituyeron una “ventana táctica” abierta para la toma del poder, al que
no pudo acceder por la vía armada. Aunque el denominado Socialismo del siglo
XXI no entró como categoría en el discurso presidencial hasta enero de 2005,
buena parte de sus políticas se anticiparon en documentos escritos en tiempos del
Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200), grupo cívico-militar
que dio el golpe de estado en febrero de 1992. Uno de ellos, el “Proyecto de
Declaración Programático del MBR-200”, fue reeditado por el Ministerio para la
Comunicación y la Información en 2007, año de la propuesta de reforma
constitucional. En él se declara el propósito de mantener la economía sometida a
planificación central, una economía “variada, mixta, con tres sectores en los que
la proporción de cada uno de ellos o su peso se alteraría conforme a la índole,
trascendencia estratégica y papel de cada rama [utilizando] medidas concretas de
política económica que la hagan viable”. El Estado estaría a cargo del primer del
sector: las industrias básicas, entre ellas petróleo, gas y petroquímica. A él
correspondería la industrialización y la diversificación de las exportaciones.
Existiría un sector privado, puesto que en la sociedad a construir se “supone la
subsistencia de una burguesía dentro del conjunto social”. Los monopolios
habrían sido disueltos o controlados desde dentro, al incorporar a representantes
del Estado y los trabajadores en sus directorios ejecutivos. El capital extranjero
sería aceptado sólo cuando fuese “ineludible” hacerlo. El tercer sector sería
creado por el Estado: el sector cooperativo, “del que serán factor dinámico los
trabajadores del ramo”. Los sectores privado y cooperativo se encargarían de las
industrias manufactureras que “trabajarán para el mercado interno, salvo
excepciones muy delimitadas”, procurándose que “el Estado y el sector
cooperativo, combinados, tengan el peso mayoritario, decisivo en la economía
industrial del país”.

La creación de una economía como la descrita implicaría la destrucción de la


existente. De ese modo quedó planteado en la Exposición de Motivos de la
propuesta presidencial de la reforma constitucional de 2007: “la propuesta del
Socialismo del Siglo XXI, debe ser vista en términos de proceso, tanto de
destrucción como de construcción, un proceso de destrucción de los elementos de
la vieja sociedad que todavía permanece (incluyendo el soporte para la lógica del
capital), se busca así promover el ideal de establecer nuevas relaciones de
convivencia humana basadas en la equidad, la justicia social y la solidaridad… la
modificación sustantiva de la relaciones de producción, y en particular hay que
resaltar el conflicto permanente en torno a la apropiación privada del trabajo,
bajo la premisa del control por parte del capital de los medios de producción. Por
lo tanto en la definición de la propiedad de los Medios de Producción es un
elemento central para diseñar un nuevo modelo productivo”.
Por tanto, cuando el presidente afirmó que la devaluación “lleva varios objetivos:
el reimpulso de la economía productiva,… el frenar las importaciones que no
sean estrictamente necesarias y también al mismo tiempo estimular la política
exportadora” estaba claro que no pretendía favorecer a los propietarios de los
medios de producción.

Conclusión: La devaluación permitirá aumentar significativamente los ingresos


fiscales del gobierno, nueve meses antes de las elecciones parlamentarias. Con
ellos el gobierno procurará suavizar los efectos sobre las cuentas fiscales de la
volatilidad de los precios del petróleo, acentuada por la crisis financiera mundial.
Aunque se anuncia el propósito de promover exportaciones y sustituir
importaciones, estos objetivos parecen inalcanzables por varias razones. El
mantenimiento de precios controlados a los niveles previos a la devaluación (que
eran insuficientes en algunos casos) y la amenaza de expropiación a los
comercios, hecha efectiva en algunos casos, dificulta y desestimula la actividad
productiva privada en medio de una recesión que se inició en el segundo
trimestre de 2009. La empresa pública no petrolera se encuentra adversamente
afectada por los retrasos en la inversión pública necesaria. Tal es el caso de la
generación de electricidad y los problemas operativos de las empresas básicas de
minerales y metales de Guayana. A esto se suma que el proyecto “socialista” ha
sido descrito como uno de “desarrollo endógeno”, en el cual comunidades
organizadas como “comunas” reciben máquinas del gobierno con el fin de
producir para su comunidad. La escasa tecnología y la pequeña escala de las
empresas comunales hacen imposible que compitan con la producción extranjera.

Por otra parte, el uso de los ingresos obtenidos de la devaluación, las utilidades
cambiarias que esta genere al BCV, los recursos de PDVSA y el FONDEN y los
posibles incrementos en el precio del petróleo darán comienzo nuevamente al
ciclo de expansión del gasto y la base monetaria, inflación, apreciación real,
ampliación de la brecha cambiaria y crecimiento del sector no transable sobre el
transable, lo que prepara el camino para posteriores devaluaciones y para un
incremento de la inflación en 2010 inicialmente estimado en el 35%-40%, según
sea el ritmo de expansión de gasto público y liquidez monetaria.

En un contexto como el actual, propenso a la corrupción y condicionadas todas


las decisiones al interés presidencial, el deterioro de las instituciones de
Venezuela muy probablemente empeorará en la búsqueda de un modelo inviable
de desarrollo. Sin embargo, el descontento social y las expectativas negativas
sobre la situación económica futura del país se reflejarán sin duda en la opinión
política nacional, dando a la oposición venezolana la oportunidad de incrementar
su capacidad política tras las elecciones parlamentarias de septiembre de 2010.
Ronald Balza Guanipa
Profesor de Microeconomía en la Universidad Católica Andrés Bello y la
Universidad Central de Venezuela

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