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Rodríguez Torres Rosa

LIBRO SEGUNDO

Decía que cuando acaba la infancia había un segundo un escalón de la vida para Emilio los dolores tenían que
ser necesarios para obtener lagrimas lejos de esto sería enfadoso el que no se lastimara jamás y que crecería sin
conocer el dolor en niño no tendría un gorro para proteger su cabeza de caídas o golpes ni tampoco tendrían
carriolas o andadores, solo se podían sostener en las personas y se les hacía pasar rápido por los niños y todo el
sentimiento de dolor es inseparable del deseo de poder liberarse de él todas las ideas de placer es inseparable del
deseo de gozar todo se pondría en suponer la privación y todas las privaciones que se sienten son penosas por lo
tanto en la desproporción de los deseos y de nuestras facultades en lo que consiste nuestra miseria puede que
concentre tu existencia en tu interior y no serás ya más miserable. El hombre verdaderamente libre no es lo que
quiere sino lo que puede y hace lo que él quiera. La naturaleza tiene para fortalecer todo el cuerpo y hacer que
crezcan no se tiene que obligar a un niño a que esté quieto cuando quiera jugar o correr la obra maestra de una
buena educación es hacer a un hombre razonable y se pretenden educar a un niño por la razón esto es comenzar
por el fin y querer que la obra sea un instrumento si los niños razonaran no tendrían necesidad de ser educados ya
que la naturaleza quiere que los niños sean niños antes de que sean hombres y aquí tiene que ser precisamente
todo lo que sea necesario para poder prevenir y emplear la fuerza con los niños y la razón con los hombres así es
la orden natural y los que son prudentes no tiene necesidad de las leyes tratan a los alumnos acuerdo a su edad
se pone primero en su lugar y céntralos de manera que no intente buscar salida no se les tiene que dar a los
alumnos lecciones verbales no se les tiene que causar algún tipo de daño pues ya que ellos no saben que comenten
alguna falta no le hagas nunca pedir perdón pues ellos no saben que los ofendían la primera educación debe
de ser simplemente negativa esta consiste en no enseñar la virtud ni la verdad sino en proteger de vicios el
corazón y de errores el ánimo hacen todo lo contrario de lo que se acostumbra, y casi siempre hacertan a un
hombre prudente y lo acecha por mucho tiempo la naturaleza y debes de observar bien a los alumno antes que les
digas una palabra deja que se manifieste con toda la libertad el germen de su carácter no lo tienes que violentar
en una cosa ninguna para verlo mejor y completo, mientras que el niño este todavía con conocimientos se
dispone de tiempo de preparar todo lo que les aproxima a no poner sus primeras miradas sino en los objetos que
les conviene ver es una característica de todas las edades que son querer, creer, imitar, producir dar signos de
actividad y su fuerza de los niños que no hacen caso a las reflexiones que se les dan y proceden los hombres
vulgares y deben respetar la infancia y no se les debe de acelerar o juzgarlos sea para bien o para mal un niño
mal instruido está más lejos de la sabiduría que aquel que no ha sido instruido del todo antes de la edad de la
razón el niño no recibe ideas sino imágenes y existe una diferencia entre las unas y las otras las preguntas
demasiadas complicadas aburren a todo el mundo y con más razón a los niños. Al cabo de algunos minutos se
relaja su atención no escucha más las demandas de un obstinado preguntón y solo responden al azar.

LIBRO TERCERO

A los doce o trece años se desarrollan las fuerzas del niño con mayor rapidez que sus necesidades es el tiempo
más precioso de la vida, tiempo que no llega sino una sola vez es un tiempo muy corto cuanto más importa es
emplearlo bien ya es llegar al tiempo de trabajar, de instruirse, de estudiar y que no soy yo quien arbitrariamente
se hace lo que es la naturaleza quien la indica no se trata de saberlo todo sino únicamente lo que es útil se tiene
que transformar en ideas nuestras sensaciones, pero no se tiene que saltar de repente de los objetos sensibles
a los intelectuales que por los primeros se tienen que llegar a los últimos sean siempre los sentidos los guías del
espíritu en sus primeras operaciones los niño que leen no piensan no hace más que leer no se instruye solo
aprenden palabras no se utilizan con el niño que son los discursos que no puede entender nada de descripciones,
de elocuencia, de figuras, de poesía no es ahora cuestión de sentimiento ni de gustos continúan siendo claros
Rodríguez Torres Rosa
sencillos y fríos no tardará el tiempo de emplear otro lenguaje jamás sabemos colocarnos en el lugar de los
niños no entendemos sus ideas les prestamos las nuestras y siguiendo siempre nuestros propios razonamientos
con cadenas de verdades solo amontonamos en su cabeza los cosas que son errores a pesar de todo, no cabe duda
de que es necesario guiarlos pero muy poco y sin que lo aconseje si él se equivoca s dejarlo hacer no deben
corregir sus errores tienen que esperar el silencio a que él esté en un estado de verlos y corregirlos por sí mismo
no se trata de enseñarles las ciencias sino darle el gusto para amarlos y métodos para aprenderlos cuando ese
gusto este mejor desarrollado esto es muy ciertamente un principio fundamental de toda buena educación en lugar
de tener a un niño pegado a un libro si se ocupa en un taller sus manos trabajan en beneficio de su espíritu llegan
a ser filósofo y cree no ser otra cosa que un obrero que el niño no haga nada bajo las palabras nada es bueno para
él sino que él lo siente como bueno importa que un hombre sepa muchas cosas cuya utilidad no acepte comprender
a un niño pero eso es preciso y posible que el niño pueda aprender todo también tiene que trabajar por enseñar al
niño todo lo que es útil para su edad y veras como todo su tiempo está más que cubierto además no se deben hacer
comparaciones con otros niños nada de rivales tan pronto como él comienza a razonar se estima cien veces más
que no prenda sino por celos o por vanidad no enseñan a hablar de lo que no se sabe los cerebros bien preparados
son los monumentos en donde se graban más firmemente los conocimientos humanos nosotros queremos que el
cerebro funcione que se ocupe sin cesar de su castillo de sus cabras de sus plantaciones que aprenda en detalle
no en libros sino en la vida todo lo que es necesario saber ninguna sociedad puede existir sin cambios ningún
cambio sin medida común por lo tanto toda las sociedad tienen como primera ley alguna igualdad convencional
ya sea en los hombres o en las cosas es preciso que cada uno para lo que le es necesario se les aplique a diez
clases de trabajo pero vista la diferencia de inteligencia y de los talento el logrará menos en algunos de estos
trabajos el otro puede que todos sean aptos para diversas cosas harán las mismas cosas y estarán mal servidos
de todas las ocupaciones que dan subsistencia al hombre la que más se acerca al estado de la naturaleza es el
trabajo manual o sea el del artesano es libre y dueño de sus brazos la agricultura es el primer oficio del hombre
puede aprender de la agricultura él la conoce se trata de al menos de aprender de un oficio para poder saber que
es un oficio que para vencer los prejuicios que la menosprecian he aquí el espíritu que debe de guiarnos en la
elección de oficio o mejor no es a nosotros a quienes nos incumbe el hacer esta elección sino a él le muestran la
ruta de la ciencia fácil a la verdad pero es una larga e inmensa lenta de recorrer se les hace dar los primeros pasos
pero que él conozca la entrada pero jamás se les permite ir lejos pero las que tiene son verdaderamente son suyos
ellos no saben nada a medias con respecto a la muerte no sabe aun lo que la muerte es pero acostumbrado a
soportar sin ninguna resistencia la ley de la necesidad y cuando sea necesario se debería morir, morirá sin gemir
y sin luchar y esta es todo lo que la naturaleza permite en este momento odiando a todos, vivir libre y guardar un
poco las cosas humanas es el mejor medio de aprender a morir. En una palabra, Emilio tiene la virtud, de todo lo
que se relaciona con él.

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