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SUMARIO:
1. DEFINICIÓN DE DOCUMENTOSCOPIA.
2. ÁMBITO DE ACTUACIÓN DE LA DOCUMENTOSCOPIA.
3. BASES TÉCNICAS SOBRE LAS QUE SE ARTICULAN LOS EXÁMENES DOCUMENTOSCÓPICOS .
4.LIMITACIONES DE LA DOCUMENTOSCOPIA.
5. CONCLUSIONES.
1. DEFINICIÓN DE DOCUMENTOSCOPIA.
1[1]
Laboratorios de Criminalística del Cuerpo Nacional de Policía, Guardia Civil, Policías
Autonómicas, etc.
2[2]
DEL PICCHIA, José y Celso, “Tratado de Documentoscopia. La falsedad documental”,
La Rocca, Buenos Aires, 1993, p. 36.
práctica y metódica de los conocimientos científicos, teniendo como objetivo verificar la
autenticidad o determinar la autoría de los documentos”.
3[3]
MÉNDEZ BAQUERO, F., “Documentoscopia”, en Estudios de Policía Científica,
División de Formación y Perfeccionamiento de la D.G.P., Ministerio del Interior, 1994,
p.14.
4[4]
El término “documento” se emplea en un sentido amplio, acogiendo no sólo
elementos físicos confeccionados con rasgos escriturales convencionales y que
expresan una manifestación de voluntad de la que pueden derivarse consecuencias
jurídicas; sino además, también a aquellos otros elementos de carácter físico que
efectuados de forma impresa o mecánica, contienen manifestaciones o compromisos
con efectos dentro del tráfico jurídico fiduciario. La descripción de documento
recogida en el art. 26 CP, (todo soporte material que exprese o incorpore datos,
hechos o narraciones con eficacia probatoria o cualquier otro tipo de relevancia
jurídica), es perfectamente ilustrativa de la idea de documento que nos interesa a
efectos de la pericia de Documentoscopia, si bien hay que restringir su alcance, ya que
quedan al margen del área propia de la pericia aquellos elementos tales como
diskettes de ordenador, cuyo examen excede el saber específico de esta especialidad.
citadas producciones, es de lo más variada, abarcando desde el anónimo con
amenazas, hasta la firma en la escritura notarial, pasando por la escritura y firma que
cumplimenta el cheque, la firma del acepto de la letra de cambio, los textos de las
recetas de psicotrópicos, las pintadas en paredes, etc. .
5[5]
Imaginemos una pericia encaminada a tratar de establecer por una lado la
autenticidad de un documento de identidad; y por otro, el común o dispar origen
escritural de la firma que obra en el documento en relación a las que aparecen en unos
cheques de viaje.
pericia alcance su plena dimensión. En coherencia con ese doble perfil, las teorías y
las sistemáticas de trabajo son distintas en uno y otro caso.
6[6]
VILLALAIN BLANCO-MUÑOZ TUERO-MOYA PUEYO, “Presente de la peritación: el
peritaje gráfico”, Revista Española de Medicina Legal, Enero-Junio, 1977, nº 10-11, año
IV, p. 58; abundando en el sentido de la indiscutible importancia de la escritura como
representación del sujeto que la realiza, encontramos innumerables monografías
sobre grafopalogía, en las que se estudia el reflejo de las patologías en la escritura de
la persona. Así, cabe mencionar entre otras las obras de Matilde Ras, “Lo que sabemos
de grafopatología” , Madrid, 1968; y de Alberto Posada Ángel, “Grafología y
Grafopatología”, Madrid, 1977.
7[7]
Se entiende que es fundamental estar mínimamente familiarizado con la
terminología variada que se desarrolla en torno al estudio del grafismo, pues cada
vocablo tiene una dimensión propia y diferenciada con respecto a los demás.
8[8]
DEL VAL LATIERRO, F, op. cit. p. 8 y S.S.
9[9]
Vid. también VELS, A. “Diccionario de Grafología y términos psicológicos afines”,
Herder, Barcelona, 1983, p. 15, en donde se indica el alcance de esta rama del examen
del grafismo, que se ocupa concretamente de la localización y estudio de los
e) Grafonomía. Que se ocupa de clasificar y denominar el grafismo y
sus partes, con arreglo a sus constantes predominantes.
14[14]
Cuestión interesante que merece ser tomada en consideración, ya que
normalmente en el momento de la reproducción de la prueba ante el Tribunal, tiene
una especial relevancia discernir si no hallamos ante un elemento que en ningún caso
puede inducir a error a su destinatario (billete falso con un valor facial de 1100
pesetas); o bien, por el contrario si que puede producir el engaño en la persona que lo
recibe.
15[15]
Como no podía de otro modo, el especialista necesita auxiliarse de una
serie de medios técnicos, que son fundamentales para poder valorar aspectos
que la observación macroscópica, a simple vista, sin ayuda de instrumento
alguno, no alcanza a percibir. Los conocimientos de los diversos métodos y
técnicas no serán suficiente si no se dispone de este apoyo tecnológico. El
instrumental que se califica de básico para abordar la pericia
documentoscópica con la suficiente fiabilidad, tanto en vertiente grafocrítica
como de pericia documental, entendemos que es el siguiente:
a) Lupa manual de 6X, 8X y 10 aumentos.
b) Fuente luminosa que emita radiación ultravioleta,
concretamente la lámpara de Wood, que emite rayos ultravioletas de diferentes
longitudes de onda, lo que nos permite detectar la presencia y normalidad o
anormalidad de las medidas de seguridad fluorescentes. Medidas que suelen
incorporar especialmente los documentos de identidad, papel moneda, etc. Al
hablar de Fluorescencia nos referimos a una de las manifestaciones de la
Luminiscencia, que consiste en la propiedad de ciertos cuerpos, que
iluminados con una luz de determinada longitud de onda, tienen la facultad de
emitir radiaciones luminosas de longitud de onda superior a la de la fuente
luminosa.
b) Es obligado disponer también de un equipo técnico dotado de
diferentes fuentes luminosas, y en especial aquellas que se mueven por
encima y por debajo del espectro de la luz visible. Así, si consideramos que el
espectro de la citada luz se sitúa entre 650 y 420 nanómetros, se va a precisar
una fuente luminosa ultravioleta que se localiza por debajo del espectro
indicado, concretamente entre 420 y 20 nanómetros; y otra infrarroja, que se
encuentra por encima de la luz visible, entre los 10.000 y 650 nanómetros.
Estas fuentes luminosas que son básicas para el estudio de determinados
aspectos de los documentos, pueden complementarse con otra cuyo espectro
se mueva dentro de la luz visible. En cualquier caso, se requiere que tales
fuentes luminosas se articulen en un conjunto integrado, que permita el filtraje
variable de las distintas iluminaciones y que a la vez nos facilite, a través de un
monitor, la observación de la respuesta que nos dé el elemento objeto de
pericia. El equipo que se acaba de describir, servirá para establecer la
h) Por último indicar que es muy conveniente disponer de un medidor del espesor del papel
(papirómetro), lo que facilitará la realización de una serie de valoraciones acerca del mismo. . Este
proceso será de utilidad para constatar la presencia no ya solo de medidas de
seguridad propiamente dichas (marca de agua, fluorescencia general, tintas invisibles
etc.), sino también de aspectos relativos a la calidad de todos y cada uno de los
elementos que concurren en la confección del documento dubitado. En definitiva, la
minuciosidad del estudio no solo va a reparar en extremos significativos en la
elaboración del documento, sino que se va a recrear en el análisis de la textura y
trama del papel, su flexibilidad, grosor, etc.; sistemas de impresión utilizados, calidad,
color, fijación y respuestas de las tintas ante diferentes fuentes de iluminación; calidad
y perfección de los textos impresos; calidad de las leyendas y/o motivos del fondo de
seguridad, etc.
3.2.3 Las dos fases del examen técnico que se acaban de comentar, se plasman
en lo que propiamente es el “cuerpo” del informe16[16], respetando en la medida de lo
posible el orden de aplicación de las mismas. El estudio se moverá de lo general a lo
particular, y de la constatación de que nos hallamos ante un “formato” auténtico de
soporte, a la exploración encaminada a detectar la presencia de irregularidades de
carácter fraudulento y que recaigan sobre aspectos esenciales del elemento a peritar.
Por consiguiente, si nos planteamos la solicitud de la autoridad judicial acerca de la
autenticidad o falsedad de un pasaporte de un Estado extranjero, el primer paso será
determinar si nos hallamos o no, ante un formato auténtico de documento de esa
clase. En el supuesto de que no sea así, el estudio se da por finalizado
estableciéndose como conclusión que se trata de un documento íntegramente falso;
en caso contrario, cuando el estudio revela que estamos ante un formato auténtico, el
examen abordará la observación minuciosa de aspectos puntuales, con el fin de
revelar o no la presencia de irregularidades fraudulentas que recaigan sobre extremos
esenciales del documento.
4. LIMITACIONES DE LA DOCUMENTOSCOPIA.
16[16]
Este “cuerpo” del informe, vendría a ser lo que se establece en el art. 478 de la
L.E.Cr., donde en su punto 2 dice que el informe pericial comprenderá “Relación
detallada de todas las operaciones practicadas por los peritos y de su resultado...”.
insuficientes por sí solas para resolver de forma categórica la cuestión planteada.
17[17]
Con esta expresión se quiere hacer referencia a aquella fotocopia de un texto
manuscrito, en la que no se aprecie perdida evidente de los trazos por fallos mecánicos
en la reproducción, ni tampoco manchas de toner que impiden apreciar las grafías.
Aspectos que apuntan de manera indiscutible hacia un mal funcionamiento de la
máquina y que convierte en muy poco fiable la plasmación gráfica que se aprecia sobre
el papel.
Con el planteamiento anterior, se discrepa de la postura sostenida al respecto
por ANTÓN BARBERÁ - MÉNDEZ BAQUERO18[18], cuando afirman que las conclusiones
emitidas con ocasión de una pericia grafocrítica sobre fotocopias, deben tener tan solo
carácter orientador para el juzgador. No comparto una postura tan tajante al respecto,
pues con ella se veda la posibilidad de dar respuesta a numerosos casos de esta
naturaleza que se pueden resolver de modo fiable. Por contra, estimo que la postura
más acertada es la valoración del caso puntual, fijando como límite inferior la
extensión de la muestra escritural dotada de suficiente riqueza gráfica y todo ello
dentro de una reproducción “aceptable”. Quizás, con un ejemplo pueda resultar más
clara la idea que sostengo: A, manda un anónimo de contenido amenazador,
consistente en fotocopia de dos folios de escritura manuscrita, en minúsculas, a buen
ritmo, sin temblores, sin retoques, sin tachaduras, etc., en una palabra, espontánea; y
A, escribe una nota de seis palabras, amenazando de muerte a una persona. En el
primer caso, no tiene porque existir un inconveniente técnico insalvable, para hacer la
pericia grafocrítica sobre grafías en fotocopia y dar una conclusión fiable; en cambio,
en el segundo, el escenario ha cambiado sustancialmente, nos hallamos igualmente
ante una reproducción mediante fotocopia pero los recursos disponibles son
completamente distintos, lo que evidentemente condicionará la conclusión de manera
total.
18[18]
ANTÓN BARBERÁ-MÉNDEZ BAQUERO, “Análisis de textos manuscritos, firmas y
alteraciones documentales”, op. cit. p. 43 y s.
19[19]
Vid. DEL PICCHIA, J. y C., “Tratado de Documentoscopia. La falsedad documental”,
op. cit. p. 108, en donde estos autores reconocen tres fases diferenciadas en la
evolución del grafismo, que se corresponden con tres tipos gráficos. La escritura
escolar, caracterizada por la lentitud en su ejecución y las formas siguen los modelos
caligráficos; la escritura madura, que se alcanza cuando se adquiere el automatismo,
sucediéndose los gestos gráficos con naturalidad y en ocasiones con cierta rapidez; y
por último, la escritura senil, en la que los temblores llamados seniles aparecen de
manera constante, siendo apreciables de modo especial en los trazos ascendentes e
incluso en los laterales, operándose en ciertos casos una ligera disminución del tamaño
de las grafías. Respecto de los temblores que se manifiestan en la etapa senil de la
escritura, estimo conveniente matizar que la valoración de los mismos se debe
efectuar con extremo cuidado, pues la presencia de temblores en los trazos también se
manifiesta en relación a determinadas enfermedades, si bien con un perfil
4.2 Pericia documental.
22[22]
Vid. “MATHYER, J. “El problema de la determinación del orden de sucesión de dos
trazos que se cruzan”, Rev. O.I.P.C., Noviembre, 1980, pp. 238 a 250; MEGENVAND-
HURNI-TAPPOLET-MATHIER, “Sucesión de trazos y cintas corregibles”, Rev. O.I.P.C.,
Octubre de 1986, passim.
23[23]
Vid. “MATHYER, J. “El problema de la determinación del orden de sucesión de dos
trazos que se cruza”, op. cit. pp. 271 a 280.
Las manipulaciones desarrolladas por el especialista que implican una
modificación-destrucción del documento acriminado, solo deben llevarse a cabo cuando se
cuenta con la debida autorización del órgano judicial competente, ya que la práctica de las
mismas supondrá la imposibilidad de posteriores estudios, cuando menos en idénticas
condiciones, por el mismo perito o por otros distintos 24[24]. En caso de contar con la
mencionada autorización, necesariamente hay que registrar con el auxilio de técnicas
fotográficas el estado original del documento y de la intersección, para que quede
constancia fehaciente de sus circunstancias originales.
24[24]
Vid. art. 479 L.E.Cr. que dice: “Si los peritos tuvieren necesidad de destruir el
documento o alterar los objetos que analicen, deberá conservarse, a ser posible, parte
de ellos en poder del Juez para que, en caso necesario, pueda hacerse nuevo análisis”.
25[25]
VILLANOVA. A.C., “La superposición de los trazos. Determinación del orden
cronológico”, conferencia pronunciada en las Terceras Jornadas de Derecho Penal,
celebradas en Francia en Octubre de 1980, Rev. O.I.P.C. , p. 214 y ss..
que no se pueden extraer opiniones generales con respecto al cruce de trazos para
determinar su cronología, pues cada caso es particular y debe ser estudiado de modo
minucioso y con independencia de los demás. El citado investigador, tras la práctica
de un detallado estudio sobre más de doscientas muestras, reconoce que el problema
no se encuentra resuelto en modo alguno, y que si bien en numerosos casos es
posible llegar a una conclusión definitiva, sólidamente basada en fenómenos físicos
demostrables; en otros muchos, las condiciones concretas del documento, de los
trazos que se cruzan o de las circunstancias en que se escribieron los citados trazos,
no permiten pronunciarse con seguridad.
26[26]
Vid. GAYET, J. “Manual de Policía Científica”, Zeus, 1962, p. 411 y ss.
27[27]
IYENGARN.K.-MAITI, P.C., “Métodos para determinar la edad de las tintas”, Rev.
O.I.P.C. 1968, passim.
que ninguno de los procedimientos aplicados en la resolución de esta problemática
ofrecía las garantías suficientes.
5. CONCLUSIONES.
28[28]
En este mismo sentido se manifiesta MÉNDEZ BAQUERO, F., en su tratado sobre
“Documentoscopia”, op. cit. p. 21; también ANTÓN BARBERÁ-DE LUIS Y TURÉGANO,
“Policía Científica Vol. II”, Tirant lo Blanch, Valencia 1993, p. 1227 y s.; y ANTÓN
BARBERÁ-MÉNDEZ BAQUERO, en “Análisis de textos manuscritos, firmas y alteraciones
documentales”, op. cit. p. 45.
29[29]
Vid. ESCRIBANO, M. “Análisis de tintas”, en Rev. Policía Española, Sección Ciencia y
Técnica, Junio, 1984, passim., quien desarrolla un interesante estudio sobre las tintas
y su aplicación práctica a la investigación criminal.
BIBLIOGRAFÍA.