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1. La ePsicología
En el año 2021, el 91,8 % de la población española de entre 16 y 74 años
utilizó internet de manera frecuente (Instituto Nacional de Estadística, 2021).
Internet está cambiando nuestro mundo, y su uso está aumentando mucho
en la población. Un teléfono puede reconocer nuestra voz; un robot detecta
nuestras emociones; hay robots que se comunican con personas con autismo;
programas de inteligencia artificial (IA) que leen los labios; prótesis cognitivas
que corrigen daños neurológicos, etc. (Finkel, 2017). Además, nos comunica-
mos de manera diferente con los demás (Twitter, correo electrónico, Instagram
o WhatsApp). Todo esto son ejemplos de cómo las que fueron nuevas tecnolo-
gías están invadiendo nuestras vidas. Esto revoluciona cómo experienciamos
la vida y, en concreto, el acceso a la salud (Hilty et al., 2016).
Esta dinámica afecta a la psicología de manera directa. De hecho, ya hemos
empezado a ver cómo la representación emocional de nuestras experiencias,
nuestras representaciones cognitivas y nuestra conducta están cambiando por
el impacto de las tecnologías.
La frontera entre la tecnología y la psicología cada vez es más difusa;
nuestras esferas más íntimas se están desplazando a lo digital.
Los ingenieros e ingenieras necesitan una mente artificial que tenga emocio-
nes y que entienda las emociones de los seres humanos; los chatbots necesitan
entender y procesar el lenguaje natural; los diseñadores y diseñadoras digita-
les necesitan comprender cómo perciben y piensan los seres humanos; o las
personas responsables de la salud pública quieren aplicaciones de salud que
sean óptimas y que mejoren la adherencia para la salud. Son solo unos pocos
ejemplos sobre cómo una nueva disciplina está tomando forma: la ePsicología.
Para aminorar esta ambigüedad terminológica, adoptaremos el término de
ePsicología porque refleja mejor algunas de las cuestiones fundamentales de
las que partimos:
• La tecnología no únicamente puede ser aplicada a las intervenciones clí-
nicas. Las tecnologías atraviesan toda la disciplina y todos sus ámbitos de
actuación (clínica, escolar, social, etc.).
• La tecnología no es solo una herramienta social y psicológica. Es un as-
pecto esencial que traspasa todo el campo de la psicología, haciendo de
Psicología y tecnología
como aliados
Muchos términos se han ve-
nido utilizando para designar
a la psicología y la tecnología
como aliados: cybertherapy, e-
Interventions, online psychology,
web-based psychology, etc. La
diversidad de esta terminolo-
gía muestra que se trata de un
área pionera, en crecimiento y
expansión.
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esta una disciplina nueva (ePsicología), con un objeto nuevo de estudio
(la persona digital).
En este módulo pretendemos preparar a nuestro estudiantado para el futuro,
y para ello nos adentramos, de lleno, en las tecnologías. ¿Cómo se relaciona la
psicología con la tecnología? ¿Qué tipo de vínculo se establece con alguien que
hemos conocido por Instagram? ¿Qué implica el uso de un robot con un niño
con autismo? ¿Es lícita una aplicación que permita mantener contacto con el
profesional de la psicología 24/7? ¿Puede un videojuego mejorar los procesos
atencionales? ¿Puede un robot acompañarnos en un proceso de duelo? ¿Es le-
gítimo utilizar estrategias de persuasión para mejorar la adherencia a una apli-
cación móvil? ¿Qué podemos hacer con los recursos tecnológicos con los que
contamos como futuros profesionales de la psicología? En este módulo no da-
mos soluciones a todas estas preguntas, pero sugerimos, llevamos de la mano,
apuntamos en una dirección y acompañamos en la búsqueda de respuestas.
En la sociedad digital en la que vivimos, como profesionales de la psi-
cología, hemos de conocer y comprender qué implica la tecnología en
nuestra actividad, y qué supone la tecnología en nuestro comporta-
miento y en nuestro desarrollo como personas.
Desde hace ya unos años, la psicología no puede entenderse sin la tecnología.
Pensad en vosotras y vosotros mismos. Es posible que estéis utilizando de ma-
nera intensiva las pantallas, que estéis permanentemente conectados, que no
podáis salir de casa sin vuestro dispositivo móvil, que uséis vuestro teléfono
móvil para todo menos para llamar, que vuestro lugar más social sea la red,
que os hayan tratado una fobia a volar con realidad virtual y aumentada, etc. Y
la psicología está aquí, en todos estos procesos, como ámbito de conocimiento
y de aplicación en el que la tecnología juega un papel crucial y en el que los
futuros profesionales se tendrán que situar y definir.
Ya hace muchos años que los psicólogos y las psicólogas se están preguntando
por estas cuestiones. El Consejo General de la Psicología de España (COP), en
el año 2006, hacía una entrevista a la Dra. Cristina Baños sobre la aplicación de
las nuevas tecnologías en psicología (http://www.infocop.es/view_article.asp?
id=746). En dicha entrevista hablaba, ya entonces, y entre otras muchas cosas,
de la inducción de estados de ánimo a través de la realidad virtual para ayu-
dar a manejar el dolor. Al mismo tiempo, la repercusión de la tecnología en
la sociedad ha hecho que la comunicación, el acceso a la información y los
servicios prestados a la población hayan tenido que cambiar. El surgimiento
de una sociedad digital ha iniciado una evolución en la psicología que no solo
está determinando las herramientas para la intervención en psicología, sino
determinando también la propia disciplina y cómo la persona integra la tec-
nología en su vida y cómo afecta a todo aquello que experimenta.
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Nuestra salud y nuestro bienestar no han estado nunca tan supeditados a la
sociedad digital. El acceso universal a la información y la tecnología móvil, el
big data o el desarrollo de los ordenadores han cambiado un enorme número
de ámbitos y, en el caso de la psicología, está cambiando (y lo hará cada vez
más) la propia disciplina y el acercamiento a su objeto de estudio.
Esto es, la psicología, para caminar con la tecnología, deberá acompa-
ñarse de teoría, una teoría que reconstruya al sujeto psicológico y la
práctica psicológica dentro de los márgenes de lo digital. Tendrá que
investigar qué procesos o modelos psicológicos subyacen a lo tecnoló-
gico y cómo se representan los estados psicológicos o físicos mediatiza-
dos por la tecnología. Solo así podremos garantizar que la psicología
se adapta a los criterios de viabilidad y eficacia que requiere cualquier
ámbito científico.
1.1. Hitos tecnológicos
La psicología, que integra la promoción, prevención e intervención en la sa-
lud, se ha visto involucrada en la irrupción de la tecnología en nuestra socie-
dad. Estar conectados a internet, el uso de aplicaciones y otros efectos de la
tecnología comenzaron con los avances tecnológicos y su implementación en
nuestra vida cotidiana. A continuación, mencionamos los más importantes:
1945: Se publica: Bush, V. (1945). As we may think. The Atlantic Monthly, July. Este
artículo representa la primera articulación sobre la idea de una world wide web.
1950: Se utilizaba la radio de onda analógica y el teléfono para enviar información
auditiva de manera general o individual. Con la radio comienzan a desarrollarse es-
pacios de asistencia a distancia y espacios de psicoeducación (Martí, 2022).
1956:�John McCarthy acuña el término inteligencia artificial.
1960: Uso de la videoconferencia para la intervención por los psicólogos C. L. Wit-
tson, D. C. Affleck, y V. Johnson.
1963:�H. Gernsbac inventa The Teleyeglasses, una televisión sujeta a la cabeza como
unas gafas. Se anticipa a la realidad virtual.
1966: J. Weizenbaum diseña el programa Eliza, que simulaba las respuestas de un
terapeuta.
1969: Informatización de las pruebas de inteligencia Wechsler.
1973: Aparece el primer correo electrónico internacional con V. Cerf, en el Interna-
tional Networking Working Group de la University of Sussex (Leslie, 2013).
1979: K. MacKenzie, un nuevo miembro del grupo MsgGroup, inventa los emotico-
nos (Trigo, 2004).
1980: Aparición de la división de «Medios y Tecnología» de la APA.
1982: Aparecen grupos de apoyo en línea de salud mental (Kanani y Regehr, 2003).
1984: Nace la primera persona reconocida en el mundo como cíborg.
1990: Aparecen los primeros teléfonos móviles y se desarrolla la World Wide Web.
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1992: Se estrena la película The Lawnmower Man. Incrementa el interés comercial por
la realidad virtual.
1995: Primeros servicios de atención psicológica a distancia; primeras clínicas virtua-
les para curar a los ciberadictos: Netaddiction.com, el Centro para la Recuperación
de la Adicción a Internet, de la Dra. Kimberly Young.
1998: Aparición de la primera revista especializada con impacto: Cyberpsychology,
Behavior and Social Networking.
2001: Aparecen las primeras investigaciones sobre tratamientos psicológicos a dis-
tancia.
2004: Se reúne por primera vez The International Society for Research on Internet
Interventions, con el objetivo de fomentar la excelencia de las intervenciones basadas
en Internet para mejorar la salud y el bienestar de las personas (Martí, 2022).
2011: El programa informático de inteligencia artificial de IBM, Watson, gana en
Jeopardy (Finkel, 2017).
2006-actualidad: Aumento y expansión de las posibilidades y el desarrollo de las TIC
aplicables en psicología clínica.
Los hitos que hemos citado son solo algunos de los avances tecnológicos que
han marcado el curso del mundo y el de nuestras vidas, y que están vinculados
de pleno con el desarrollo de la psicología y la tecnología. Todos estos, más
muchos otros que no hemos detallado aquí, son los responsables de que hoy
nos planteemos la ePsicología.
1.2. Qué es y qué no es la ePsicología
Todavía no existe una definición clara de lo que es ePsicología, de manera que
presentamos, en primer término, aclaraciones sobre lo que no es. Por otro lado,
y en la siguiente tabla, presentamos también nuestros puntos de partida para
el concepto de ePsicología, delimitando lo que sí es la disciplina y teniendo en
cuenta que tanto la psicología como la tecnología se han venido relacionando
de forma permeable:
Tabla 1. Lo que no es y es la ePsicología
La�ePsicología�NO�es • Un ámbito claramente definido.
• La mera suma de psicología y tecnología.
• Tecnología para el psicólogo.
• Tecnología para la intervención en psicología clínica.
• La internet de las cosas (IoT) aplicado a lo psicológico.
• Psicología a distancia.
• Un catálogo de herramientas tecnológicas.
• Una colección de herramientas tecnológicas para prestar servi-
cios psicológicos.
• Una tecnología para la salud mental.
• Psicología con tecnología para la atención psicológica.
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La�ePsicología�SÍ�es • La convergencia entre internet y psicología; un fruto de la inter- una oportunidad o puede ser también un obstáculo? ¿Menos costes implica
sección entre psicología y tecnología. siempre una oportunidad o puede ir en detrimento del cuidado, por ejemplo?
• Algo más que un desarrollo tecnológico de la disciplina.
• Una nueva forma de considerar la interacción persona-tecnolo- El contexto y los agentes de la implementación tecnológica pueden determi-
gía que implica poner en juego nuevas cuestiones éticas. nar que un mismo aspecto pueda ser considerado como una oportunidad o
• Una nueva perspectiva ética y moral; plantea nuevos dilemas
profesionales. como un obstáculo, de manera que siempre serán estos factores los que deter-
• Un compendio de las nuevas oportunidades que internet ofrece
minen, en último término, cómo considerarlos.
a la psicología tradicional.
• Un esfuerzo por entender cómo y por qué la psicología está cam-
biando con el uso de la tecnología.
A partir de aquí podemos vislumbrar cuáles serán los retos a los que se en-
• Una evolución natural de la psicología con la adopción de las
tecnologías de la información y la comunicación. frentará la ePsicología. Aunque la tecnología inaugure, en cierto sentido, una
• Una nueva manera de conceptualizar y trabajar en psicología:
una nueva actitud científica.
nueva disciplina, su potencial puede venir limitado por problemas de escala-
• Una disciplina basada en la evidencia y en la eficiencia con rigor bilidad en su aplicación, las dificultades para llegar y conectar no solo a las
y evaluación científica.
• Conocimiento basado en evidencia del uso de tecnologías en la personas, sino también a los profesionales de la psicología de manera que ni
práctica psicológica. el tiempo ni la localización sean un problema.
• Una relación de la mente humana con la tecnología; cómo evo-
luciona la mente humana en la sociedad digital.
• Transversal; alude a todos los ámbitos de la psicología.
• Tecnología para la psicología y psicología para las personas (por Con todo, la responsabilidad, que cada vez más recae en la propia per-
ejemplo, cíborg o teléfono inteligente).
• Psicología con tecnología para la prevención, promoción e inter- sona, provoca que cada uno de nosotros y nosotras, como profesionales
vención en salud.
de la psicología o futuros profesionales, tenga que encararse con la psi-
cología y con su práctica en cualquier ámbito desde su conocimiento y
En este punto, es urgente contar con una conceptualización que nos ayude a posicionamiento con respecto a la tecnología.
entender qué hay detrás de la ePsicología y otros conceptos afines (psicología
digital, telepsicología, ciberpsicología, psicología en línea, etc.). Además, tam-
Lo que algunos autores y autoras han llamado la revolución�digital (Kritta-
bién es necesario plantearnos el uso de webs, aplicaciones, realidad virtual,
nawong, 2021; Bucci et al., 2019) está impactando de lleno en todos los ám-
chatbots, big data, inteligencia artificial, videojuegos, etc. ¿Qué hacemos con
bitos de la vida y de la ciencia, y la psicología es un claro ejemplo de ello. De
las posibilidades que estas herramientas nos ofrecen? ¿Qué beneficios aporta a
hecho, no paramos de formularnos preguntas como: ¿Qué dice la psicología
la psicología todo lo digital? ¿Cómo se está transformando la psicología con el
del uso de las tecnologías por parte de las personas? ¿Cómo les afecta? ¿En
big data, los sistemas de información, la tecnología móvil o las redes sociales?
qué cambia sus vidas? ¿Podremos desarrollar la empatía, o valorar la intención
y motivación del otro a través de una comunicación a distancia? ¿Podremos
Todos estos interrogantes dan cuenta de la evolución de la psicología en los
mantener una relación basada en la confianza con el otro a través de una co-
últimos años, una evolución que ha venido marcada por algunos facilitadores,
municación que no sea cara a cara? ¿Podremos desarrollar una teoría de la
pero también por algunos obstáculos. Inspirándonos en el trabajo de Sandra
mente como evolutivamente veníamos haciéndolo? ¿Podrá un robot llegar a
Bucci et al. (2019), presentamos a continuación una tabla con lo que hemos
hacer de psicoterapeuta? ¿Un profesional de la psicología puede o debe bus-
determinado como oportunidades y obstáculos para la ePsicología.
car información sobre un o una paciente, organización o colectivo en redes
Tabla 2. Oportunidades y obstáculos para la ePsicología sociales, internet, etc., antes de establecer una relación profesional con estos?
¿Qué valor tendría ver una manifestación de depresión de un o una paciente
Oportunidades Obstáculos
en Instagram? ¿Cómo nos tendremos que enfrentar a las nuevas redes sociales
• Acompaña a la persona en la sociedad digital. • Difusión de información sin evidencia científica. que surgirán a partir de la IA, como la pionera TikTok? En el módulo de ePsico-
• Nuevo objeto de estudio: la persona en su nuevo • Desarrollo tecnológico sin fundamentación teórica.
contexto digital. • Calidad de la evidencia. logía no pretendemos responder a todas estas preguntas, sino que la cuestión
• Personalizable. • Habilidades tecnológicas del psicólogo.
sería otra: ¿cómo afecta el uso de las tecnologías a la disciplina psicológica?
• Combina big data con social media. • Privacidad de los datos y cuestiones éticas.
• Accesibilidad: sin límites de espacio o tiempo. ¿Cómo influye la tecnología en la psicología como ciencia y como campo de
• Ubicuidad.
aplicación?
• Menos costes.
• Conectividad.
A lo largo de las páginas siguientes vamos a acercarnos a este tema por medio

Esta distinción de lo que son obstáculos y oportunidades es una distinción que de una presentación exhaustiva del problema. El apartado 2 es el de «Ética,

nos facilita acercarnos a la ePsicología, pero debemos ser conscientes de que, código deontológico y legislación para la práctica de la ePsicología» e incluye

en cierta medida, es una distinción problemática. ¿La conectividad es siempre cuestiones relacionadas con la ética a distancia, problemas límite de la ePsi-
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cología, toma de decisiones desde el código deontológico, roboética o cómo
afecta la ley de protección de datos a la práctica profesional con tecnología. El
apartado 3 se titula «¿Nuevos roles profesionales para la ePsicología?», y reúne
en sus páginas diferentes reflexiones sobre el profesional de la ePsicología, las
competencias asociadas a ese rol, las expectativas, las reticencias y el valor
esperado. Además, incluye una perspectiva crítica de la disciplina, y muestra
cómo la ePsicología puede aplicarse al diseño de intervenciones para mejorar
la salud, pero también cómo se pueden utilizar técnicas psicológicas para la
persuasión o para la manipulación de las personas. Por último, el apartado 4
lleva por título: «Intervención y aplicación de la ePsicología». En esta sección
se presenta el panorama abierto por la tecnología que tiene que ver con el ce-
rebro humano, la cognición y la conducta. Teniendo en cuenta nuestro «hi-
pergrado de conexión», resulta de vital importancia señalar los aspectos tanto
positivos como negativos del uso de la tecnología. En concreto, presentaremos
el caso de los videojuegos y su influencia en aspectos cognitivos tales como
la atención, la memoria, el desarrollo del lenguaje o el procesamiento de la
información, entre otros.
Vamos buscando un terreno nuevo que debemos construir entre todos y todas,
colocando al estudiantado en un lugar en el que habrá de hacerse preguntas.
Valoraremos la tecnología y la psicología para dar respuesta científica a nues-
tros juicios o primeras apreciaciones sobre este campo. Quizá algunos aspectos
de la tecnología ponen en peligro aspectos fundamentales de la psicología y
su práctica aplicada, aunque quizá no deberíamos tener miedo si nos enfren-
tamos a esta encrucijada con conocimiento, con evidencia científica, y desde
una perspectiva ética. El desafío lo presentamos a lo largo de este módulo.
La ePsicología no va a resolver, necesariamente, viejos problemas, sino que
posiblemente nos presentará nuevos retos sobre los que desarrollar la ciencia.
De hecho, es posible que justo ahora estén evolucionando cuestiones vincula-
das a la ePsicología que requerirán de nosotros, como profesionales psicólogos,
nuevos acercamientos, investigación relacionada y una toma de decisiones
fundamentada y basada en la evidencia científica. El resultado será un nuevo
marco para la psicología, tanto teórico como de investigación, que vamos a
presentar en este módulo. Tenemos por delante el crecimiento y la innovación
de la psicología. Esperamos que gracias a este módulo podamos realizar con
responsabilidad y coherencia científica diferentes aportes.
1.3. Referencias bibliográficas
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La ePsicología © FUOC • PID_00290588 12 La ePsicología
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2. Ética, código deontológico y legislación para la
práctica de la ePsicología
La ética es la parte de la filosofía que estudia los fundamentos de la
moralidad de los actos humanos, es decir, aquello que hace que dichos
actos puedan ser considerados buenos o malos, correctos o incorrectos.
Esta concepción de la ética la hace depender de factores externos como la
conciencia y del contexto social o histórico en el que nos encontremos, por
lo que podemos decir que no�existe�una�única�ética sino diferentes «éticas»,
puesto que no es algo estable, ni sobre lo que haya un consenso internacional
total o, incluso, sea fácil de observar en la mayoría de las situaciones.
Un claro ejemplo de esta variabilidad es que hasta hace relativamente poco
tiempo no existía la necesidad de regular la actividad psicológica a distancia
o la aparición de la roboética para todo lo relacionado con la Inteligencia ar-
tificial (IA) o las máquinas.
Por otra parte, la deontología es la parte de la ética que se ocupa de los
deberes y principios profesionales.
Sería definir, lo más claramente posible, qué actos específicos de la práctica
profesional diaria de la psicología en todos sus diferentes ámbitos son consi-
derados correctos en un momento y en un contexto sociocultural determina-
do. Por lo tanto, la deontología desarrolla contenidos concretos, recomenda-
ciones o prescripciones a partir de la aplicación de los principios éticos gene-
rales de no maleficencia, justicia, beneficencia y de autonomía. El último nivel
de análisis de una actuación profesional correcta consiste en conocer, valorar
y cumplir las leyes vigentes del país donde se esté ejerciendo. Si bien puede
parecer obvio, con el uso de las TIC se abren escenarios complejos que diluyen
las fronteras físicas tradicionales o el tiempo, como veremos posteriormente.
En definitiva, tenemos que aprender a reconocer cuándo nos estamos rigiendo
por criterios éticos generales, cuándo nos basamos en el código deontológico
de la profesión, cuándo seguimos criterios legales y cuándo conseguimos cum-
plir todos ellos sin incongruencias y, más importante aún, saber reconocer,
gestionar y solucionar los posibles desacuerdos entre estos tres ejes, especial-
mente, ante intervenciones novedosas o contextos sociales cambiantes a los
que haya que adaptarse rápida y eficazmente. En realidad, es bastante frecuen-
te estar ante situaciones en las que no se tiene clara la actuación más correcta,
La ePsicología © FUOC • PID_00290588 14 La ePsicología
es decir, encontrarse con un dilema ético; por suerte, las etapas que hay que
seguir para resolverlos han sido ampliamente estudiadas y pueden consultarse
en la tabla siguiente, a modo de ejemplo práctico.
Tabla 3. Etapas para la toma de decisiones éticas
Fase Descripción
Identificación Identificar el componente ético de un problema y
las personas involucradas en la situación: es reco-
mendable utilizar los principios éticos, la legisla-
ción o la regulación vigente y el código deontoló-
gico de la profesión como herramienta de análisis
del problema. Se debe evaluar con qué persona
o personas se tiene una obligación o responsabili-
dad profesional.
Evaluación�del�propio�conocimiento Valorar las limitaciones de formación y conoci-
miento propias para poder gestionar el problema
detectado.
Desarrollo�de�hipótesis�alternativas Ser capaz de ver el problema desde diferentes
puntos de vista y analizar los posibles riesgos de
cada estrategia, diferenciando lo que es una solu-
ción técnica, de lo que es un posicionamiento éti-
co y buscando el máximo beneficio para la perso-
na o personas involucradas. Puede ser adecuado
obtener consejo de otros profesionales o comisio-
nes deontológicas.
Elección�y�ejecución�óptima�de�la�estra- Elegir y ejecutar la estrategia óptima: llevar a la
tegia práctica la solución elegida.
Revisión�y�evaluación�de�resultados Revisar y evaluar los resultados: valorar si la solu-
ción elegida es adecuada a los principios éticos y
al código deontológico.
Asunción�de�responsabilidades Asumir las responsabilidades de las acciones y las
implicaciones para problemas futuros.
Fuente: Cottone y Claus, 2000.
2.1. Ética de la distancia
Nos encontramos con una sociedad cada vez más globalizada e interconectada
que nunca, y con unas herramientas tecnológicas de comunicación, aplicacio-
nes y máquinas (robots, dispositivos inteligentes, etc.) como las actualmente
disponibles. Si bien, clásicamente la relación de las TIC y la psicología se ha
basado en el estudio de las problemáticas derivadas de su uso, principalmente,
la adicción a internet o a los juegos en línea, el mobbing o acoso psicológico a
distancia, el comportamiento de los internautas, el aprendizaje programado,
etc.
Por suerte, no solo se ha centrado el estudio en las desventajas de las TIC, ya
que paralelamente ha ido creciendo un campo de estudio complementario,
aunque en cierta manera antagónico, que analiza y aprovecha las ventajas
de�la�tecnología para hacer psicología, principalmente clínica por su mayor
desarrollo y estudio, pero no únicamente.
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Así, vemos que el traspaso de la actuación profesional de la psicología
presencial a un entorno virtual ha provocado la incorporación de la co-
municación asíncrona, las aplicaciones y herramientas de autocuidado,
el internet de las cosas (IoT) o la inteligencia artificial como elementos
comunes.
El tiempo, que hasta el momento era fijo, estable y síncrono, ya no lo es nece-
sariamente, lo que abre el número de posibilidades existentes. Si nos centra-
mos en las comunicaciones�asíncronas�a�distancia, vemos un uso generali-
zado y frecuente del teléfono y del vídeo, de la mensajería instantánea (texto o
voz; individual o grupal), con lo que el setting presencial se ha visto ampliado,
que no necesariamente apartado, con otras innumerables posibilidades nue-
vas, fáciles, económicas y ampliamente aceptadas y usadas por la población
en su día a día. De hecho, la comunicación síncrona suele ser muy parecida
a las visitas presenciales tradicionales, ya que requieren la coincidencia en el
tiempo de paciente y terapeuta, de cliente y profesional de la psicología. Lo
que se diluye realmente es el espacio, que ya no es necesario que sea el mismo,
con las múltiples y variadas opciones que esto acarrea, no siempre buenas, ya
que, por ejemplo, aumenta la vulnerabilidad del acceso de terceras personas a
información muy sensible si no se han tomado medidas de seguridad.
En cambio, la comunicación asíncrona consiste en intervenciones no coinci-
dentes en el tiempo, como puede ser el correo electrónico o el audio o vídeo
pregrabados, con la gran ventaja de permitir la interacción que supere las posi-
bles incompatibilidades de horario. Se diluye el tiempo, pero también el espa-
cio, si bien hay que tener presentes las limitaciones geográficas que la legisla-
ción y deontología nos marquen, dilema inexistente en la práctica tradicional.
En resumen, diferentes factores específicos en la práctica de la ePsicología, es-
pecialmente los relacionados con el entorno, tienen el potencial de conducir
a una mayor probabilidad de transgresiones y violaciones de procedimientos
correctos (Baena y Quesada, 2007). La virtualidad de la prestación de servicios,
que es una de las mayores ventajas del uso de las TIC porque favorece la in-
teracción, también facilita la aparición de algunos riesgos (ciberataques, robo
de identidad, acceso a información confidencial, etc.).
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2.2. Ley de la distancia
En relación con el uso de las TIC, principalmente en las intervenciones profe- Webs recomendadas
sionales a distancia, se ha visto un gran desarrollo, incluso a veces excesivo por
Podéis consultar las diferen-
ocultar otras opciones, de todo lo relacionado con la protección de los datos tes guías sobre la protección
compartidos, especialmente los de máxima protección, como son los de salud. de datos en la Agencia Espa-
ñola de Protección de Da-
De ahí que la Ley Orgánica 3/2018 de Protección de Datos Personales y Ga- tos https://www.aepd.es/es o
en la Autoritat Catalana de
rantía de los Derechos Digitales tenga por objetivo garantizar y proteger las li-
Protecció de Dades https://
bertades públicas y los derechos fundamentales de las personas, especialmente apdcat.gencat.cat/ca/inici/.
el honor, la intimidad, la privacidad personal y familiar (Protección de datos
personales, 2020). Dicha ley introduce diferentes requisitos, como el deber de
información (siendo obligatoria la declaración de los ficheros de protección
de datos y su responsable en la Agencia Española de Protección de Datos o
en las respectivas agencias autonómicas, en caso de haberlas); la necesidad de
tener un consentimiento para la recogida y manipulación de dichos datos; o
la regulación del acceso a los datos por terceros.
2.3. Deontología de la ePsicología
Por último, trataremos con mayor detalle la deontología�profesional�de�la
psicología. Teniendo en cuenta que no todas las profesiones tienen un código
deontológico que las regule como lo tiene la psicología, es lógico pensar que
debería formar parte irrenunciable e ineludible de la formación de sus profe-
sionales tanto durante su formación como, posteriormente, durante su ejerci-
cio. Recordemos que es de obligado cumplimiento, por lo que no solo es pri-
mordial su conocimiento y dominio, sino también su constante actualización
(Nederlandt, 2009).
Por lo tanto, el código deontológico de la psicología es un conjunto de
reglas dirigidas a la práctica y cuyo objetivo intrínseco máximo es la
calidad de la profesión, el rigor científico y la protección de los y las
usuarias.
No es un código para proteger a los profesionales de la psicología de los usua-
rios y usuarias, sino al revés. En definitiva, tener un código deontológico es
una fortaleza, más aún cuando nos encontramos con un marco tecnológico y
de comunicación en constante desarrollo. Además, no debemos olvidar que el
ejercicio de la psicología suele conllevar una interacción personal cercana, de
confianza e intimidad máxima y secreta que puede afectar significativamente
a usuarios o pacientes, por lo que la implicación ética de la práctica psicológica
es inevitable (Trujillo, s. f.).
Un código deontológico se caracteriza por contener unos principios orienta-
dores y unas normas de obligado cumplimiento, y debe dejar lo más claro
posible qué conductas serán consideradas como correctas en el ejercicio pro-
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fesional, partiendo de nociones universales, pero situándolas en el contexto
práctico y operativo aplicado concreto, ya sea en la clínica, la enseñanza o
la investigación, principalmente. Como constructo social y colectivo es cam-
biante; de hecho, necesita ser cambiante para seguir alcanzando su objetivo
final de una psicología de calidad. No obstante, el principal problema de los
códigos deontológicos es la gran dificultad existente para conseguir penalizar
los incumplimientos, más aún cuando la intervención analizada se encuentra
en un entorno empresarial. Es el llamado ethics washing (lavado de ética), que
muchas empresas aplican a sus productos y servicios, especialmente presente
en el ámbito de los videojuegos, como veremos posteriormente.
A diferencia del código deontológico oficial en vigor en el Consejo Ge-
neral de la Psicología de España o en los diferentes colegios oficiales co-
mo el del Col·legi Oficial de Psicòlegs de Catalunya, hay diferentes ini-
ciativas y propuestas para conformar un código deontológico de la prác-
tica psicológica a distancia, como el HON code: https://www.hon.ch/
HONcode/Guidelines/guidelines_sp.html.
2.3.1. Propuesta de código deontológico de la práctica
psicológica a distancia
Teniendo en cuenta el creciente uso de las TIC y otras tecnologías en la prácti-
ca psicológica y la inseparable relación entre la práctica y la deontología, está
claro que se debe examinar, evaluar y regular deontológicamente, desde las
primeras etapas de formación, la manera como los y las profesionales de la psi-
cología se están preparando o ya están trabajando a distancia, así como pro-
mover el conocimiento de esta nueva regulación o crear una valoración crí-
tica de cualquier acción virtual, desarrollando las competencias transversales
más adecuadas para el ejercicio a distancia (Mahoney et al., 2018). A continua-
ción, revisaremos aquellos principios que más frecuentemente se encuentran
en las propuestas de un código deontológico de la intervención psicológica a
distancia. Utilizaremos indistintamente el concepto paciente, cliente, usuario
o similar, ya que no solo haremos referencia al entorno clínico y, además, en
dicho entorno las personas prefieren ser denominadas pacientes (Costa, Mer-
cieca-Bebber, Tesson, Seidler y Lopez, 2019).
1)�Capacitación�profesional�y�estándares�de�procedimiento�operativo. Se
refiere a los límites y riesgos de la intervención a distancia. Consiste en redac-
tar y seguir un procedimiento de intervención enmarcado en la capacitación
profesional del psicólogo o psicóloga responsable, ya sea una intervención clí-
nica, escolar, social, jurídica, etc. Cualquier consejo, intervención o práctica
a distancia debe realizarla un profesional de la psicología especializado y cua-
lificado.
La ePsicología © FUOC • PID_00290588 18 La ePsicología
2)�Integridad. El profesional de la psicología debe mantener la honestidad y el
respeto hacia los otros. Nunca priorizará el uso de técnicas, por mucho que las
considere idóneas, ante la negativa del receptor o receptora de la intervención.
3)�Adhesión�a�la�calidad,�atribución�y�referencias. Es obligatorio que todas
las intervenciones realizadas sean efectivas, que las informaciones utilizadas
como fuente tengan una alta calidad y que sean contrastables citándolas, po-
niendo siempre la salud o las necesidades del paciente/cliente y su mejora por
encima de cualquier otro objetivo. Este principio viene derivado directamente
del principio de beneficencia. Especialmente, hay que vigilar cualquier valo-
ración diagnóstica o recomendación computarizada en la que no medie nin-
gún profesional de la psicología, como, por ejemplo, con el uso de inteligencia
artificial. En el caso de tratarse de intervenciones experimentales o novedosas,
pendientes de valorar su evidencia, se tendrá que explicar dicha situación pre-
viamente a la intervención.
4)� Respeto� por� los� derechos� y� la� dignidad� de� las� personas. Directamente
relacionado con el principio de justicia. Además, se seguirán estrictamente las
leyes y el código deontológico del país de origen de la práctica psicológica.
5)�Emergencias�y�procedimientos�alternativos. El profesional de la psicolo-
gía que trabaje a distancia debe estar lo suficientemente capacitado como para
detectar las emergencias y tener dispuestos procedimientos alternativos para
que las crisis sean atendidas lo antes posible, en aquellas intervenciones en las
que pueda ser necesario. La dificultad consiste en encontrar un mecanismo
suficientemente eficaz, rápido y seguro como para resolver estas situaciones
a distancia, ya que el correo electrónico, por ejemplo, no es una buena herra-
mienta en la gestión de una crisis, por lo que el teléfono, la mensajería instan-
tánea o cualquier otro mecanismo de comunicación síncrono pueden ayudar
en este tipo de situaciones; mejor si hay más de un canal de comunicación
disponible y previsto.
6)�Confidencialidad. Consiste en la obligación de garantizar los mecanismos
adecuados para evitar la intromisión ajena en los datos que el o la pacien-
te/cliente o empresa ha confiado en el profesional o la profesional de la psico-
logía. Por ejemplo, utilizando la encriptación o servidores seguros (SSL) cuan-
do se deba intercambiar información confidencial con pacientes. Al realizar
la labor profesional a distancia, debe existir de forma muy clara y fácilmente
accesible la correcta identificación del terapeuta e incluso su ubicación física
o geográfica, así como, las vías que permitan comprobar la veracidad de di-
cha información. Es importante informar sobre su titulación, experiencia y su
pertinencia y número de colegiado del Colegio Oficial de la Psicología corres-
pondiente.
© FUOC • PID_00290588 19 La ePsicología
En cuanto a la identificación de pacientes/usuarios, normalmente se deberá so- Enlace recomendado
licitar dicha identificación, aunque en algunas circunstancias se podría acep-
Vale la pena repasar el si-
tar el anonimato, como indica la Federación Europea de Asociaciones de Psi- guiente documento respec-
cólogos (EFPA) en su propuesta de Meta Code of Ethics (http://ethics.efpa.eu/ to a la anonimización: 10
Malentendidos relaciona-
metaand-model-code/meta-code/). dos con la anonimización
https://www.aepd.es/es/do-
cumento/10-malentendidos-
Independientemente de lo dicho anteriormente, se debe avisar de los límites anonimizacion.pdf.
éticos y legales de la confidencialidad, pero el o la paciente/cliente debe tener
la convicción de que la comunicación y lo comunicado con el profesional o la
profesional de la psicología no será revelado, salvo las excepciones claras que
marcan el código deontológico y la ley. La inviolabilidad de esa confidencia
es considerada esencial a los propósitos y a la continuidad de la relación psi-
cológica y su ruptura, un grave perjuicio. También se explicarán los diferentes
procedimientos que el psicólogo o psicóloga, la plataforma web o la entidad de
referencia, por poner algunos ejemplos, seguirán para transmitir y almacenar
los datos relativos a la actividad profesional. El valor de la libertad y de la se-
guridad no puede estar en entredicho por la tecnología o por la forma de uti-
lizarla. Por lo tanto, hay que buscar soluciones diferentes cuando la tecnología
choque con la privacidad, nunca buscar alternativas de dudosa seguridad.
7)�Consentimiento�informado. El o la paciente/cliente está obligado a acep-
tar las condiciones de la intervención, especialmente si estamos en un entorno
de investigación, y para ello se le pedirá algún tipo de acuerdo firmado. Al
tratarse de un escenario no presencial, puede ser que el documento por escrito
tan habitual hasta ahora no sea lo más adecuado, por lo que se buscarán alter-
nativas no presenciales para la firma o el consentimiento, que tiene que ser:
libre, específico, informado, inequívoco, concreto y directo, es decir, expre-
so. En el caso de utilizar únicamente el teléfono o la videoconferencia como
herramienta de comunicación, se podría grabar el consentimiento informado
para facilitar todo el proceso (Baena et al., 2007). Si los o las pacientes/clientes
son adultos incapacitados o menores de edad, deben ser los padres, madres o
tutores quienes acepten la intervención, si bien entra en juego la valoración
del menor como «menor maduro», concepto y situación muy interesante y no
alejada de complejidad (Ivanova, 2017).
También se debe informar y pedir su aceptación sobre el tiempo en el que se
almacenará la información y si es o no objeto de una investigación, aunque
en España este requisito está dictaminado por diferentes leyes estatales y au-
tonómicas.
8)�Patrocinio. Hay que dejar bien claro quiénes patrocinan y la política pro-
fesional para mantener la independencia de actuación frente a estos, por lo
que hay que diferenciar suficientemente la información clínica, educacional
o de otro tipo de la promocional.
© FUOC • PID_00290588 20 La ePsicología
9)� Cobro� de� servicios. En el caso de cobrar por los servicios ofrecidos, las
tarifas deben ceñirse a la política de precios recomendados por los colegios
profesionales y garantizar un sistema de cobro confiable y seguro.
10)�Responsabilidad�social. Se debe hacer público y compartir el conocimien-
to científico, de modo que el máximo de personas pueda aprovecharse de este.
Es decir, se recomienda encarecidamente el uso de plataformas y publicaciones
de acceso abierto a la información (open access).
2.4. La roboética
¿Tendrán las máquinas sentimientos, conciencia o sentido común? ¿Puede un
robot ser creativo? ¿Puede un robot amar? Pero por encima de todo, ¿es ne-
cesario que un sistema inteligente artificial haga todo esto en tareas automa-
tizadas?
Con la revolución industrial las máquinas asumieron únicamente las tareas
físicas, pero ahora los sistemas de IA, además de estas tareas, tienen también
la capacidad de tomar�decisiones, capacidad intelectual que pertenecía úni-
camente al ser humano. Además, recordemos que los algoritmos están cada
vez más presentes en nuestro día a día, tanto para elecciones simples como
complejas. Pero es precisamente ante la presencia cada vez más frecuente de
la IA u otra tecnología en decisiones complejas donde se pueden encontrar
con dilemas éticos. Poca, nula o errónea información puede provocar daños
colaterales, por lo que es tan importante que la ética y la valoración última de
este tipo de situaciones siga correspondiendo a las personas, por mucho que
las máquinas tengan ya la capacidad de decidir por los seres humanos.
Está claro que no se puede enseñar ética a una máquina que no tiene ni
sentido común ni moralidad, por lo que se deben programar éticamente
en concordancia de los derechos humanos internacionales.
Pero, además, se debe estar constantemente evaluando, monitorizando y co- Enlace recomendado
rrigiendo la ética de dichas actuaciones autónomas. De hecho, en un futuro
Es muy interesante analizar y
quizá habrá un organismo regulador de la IA, ya sea local o internacional (Ben- evaluar los principios de Asi-
lomar en inteligencia artifi-
jamins y García, 2020; Latorre, 2019).
cial, en los que se evalúa y se
hacen recomendaciones so-
bre los aspectos éticos, políti-
Y para que ese organismo sea capaz de evaluar la decisión de un algoritmo, se
cos y legales de la investiga-
debe poder explicar el proceso, con lo que debe ser accesible y claro, y superar ción, el desarrollo y la apli-
cación de la IA, con la finali-
la actual caja negra (black box) de la mayoría de las decisiones realizadas por un dad de que no signifique una
amenaza para las personas.
algoritmo, ofreciendo una clara transparencia e información del razonamiento
https://vdw-ev.de/wp-con-
seguido (Benjamins y García, 2020; Latorre, 2019). tent/uploads/2019/05/In-
forme-sobre-los-principios-
Asilomar-en-Inteligencia-
Artificial_final.pdf.
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2.4.1. El lenguaje natural
Uno de los campos más desarrollados e interesantes de la IA es el relacionado
con el uso de un lenguaje natural humano, es decir, conseguir que una máqui-
na sea capaz de comunicarse�con�las�personas con un nivel de naturalidad
que a veces sea difícil de saber si no se está hablando con otro ser humano. Lo
que puede parecer algo inocente no lo es, porque éticamente se debe dejar cla-
ro cuándo se habla con una máquina y cuándo con una persona, algo que ac-
tualmente no sucede siempre, especialmente con los chatbots (Latorre, 2019).
2.5. Consideraciones y cuestiones específicas del entorno
La nueva capacidad para trabajar desde cualquier lugar y en cualquier momen-
to puede dar lugar a dilemas éticos interesantes, como los que suceden cuando
se interacciona en entornos públicos: ¿es lícito tratar a una persona que está
en un bar, en la calle, en un trasporte público o en un centro rodeado de otras
personas, aunque no sea un problema para ella? Se podría estar incumplien-
do la confidencialidad del paciente/cliente y con múltiples distractores que
dificultan los esperables beneficios de dicha intervención profesional, además
sin asegurar el mínimo de calidad que ayudaría a alcanzar los objetivos mar-
cados y con una interacción de menor calidad y vulnerable (Acero-Rodríguez
y Baena, 2022).
También es un problema el lugar donde se encuentre el profesional de la psico-
logía, ya que sería inaceptable, si bien técnicamente posible, utilizar entornos
informales, fuera de la oficina, al aire libre, etc., puesto que favorecen la diso-
lución entre lo profesional y lo personal, invadiendo el espacio más privado
de una persona, a veces sin ser consciente en ambas direcciones, porque habi-
tualmente se entrará en casa del usuario o usuaria. Esto nos obliga a diseñar e
implementar una presencialidad a distancia y a poner unos límites flexibles a
la informalidad y evitar que esta aparezca (Acero-Rodríguez y Baena, 2022).
2.6. Consideraciones y cuestiones específicas de los profesionales
de la psicología
Finalmente, un área adicional donde pueden surgir problemas con los límites
se refiere a factores específicos del psicólogo o psicóloga e incluye problemas
relacionados con sus propios límites personales o formación específica, con la
elección del lenguaje y la redacción o con la protección del trabajo que reali-
za. Aunque un beneficio de la comunicación asincrónica y la mensajería de
texto es la grabación de un registro permanente (Barak, 1999), esto también
es un inconveniente potencial debido a la capacidad del usuario o usuaria pa-
ra compartir la retroalimentación del terapeuta o de la terapeuta con otros
(Hsiung, 2001) o tergiversar el sentido real de la comunicación por la falta de
entonación en la comunicación escrita, tanto por el profesional o la profesio-
nal como por clientes/pacientes, lo que puede llevar a malas interpretaciones
que requieran luego un esfuerzo mayor, para ser aclaradas, del objetivo que
La ePsicología © FUOC • PID_00290588 22 La ePsicología
se perseguía inicialmente. Por eso, en algunos casos puede ser una buena idea
utilizar emoticonos o ampliar considerablemente las explicaciones al escribir
un correo electrónico; aunque nos pueda parecer un trabajo extra, puede re-
ducir la carga posterior (Midkiff y Joseph Wyatt, 2008; Acero-Rodríguez y Bae-
na, 2022).
Con respecto a los propios límites personales debido a la introducción de la
asincronía, los profesionales de la psicología pueden encontrarse trabajando
en momentos en los que habitualmente no lo harían, como, por ejemplo, de
noche, cuando se está enfermo, durante las vacaciones o durante los fines de
semana. Si bien al principio puede parecer una buena idea en términos de
flexibilidad y aumento de opciones y posibilidades para los pacientes/clientes,
al final puede tener efectos inadecuados, ya que, además del agotamiento, se
puede crear una relación laboral sin límites en la que se espera una respuesta
casi inmediata a cualquier pequeña molestia o problema (Acero-Rodríguez y
Baena, 2022).
2.7. Conclusiones
Está claro que cualquier intervención convencional llevada a cabo por los y
las profesionales de la psicología hasta el momento ha tenido que cumplir con
una ética, deontología y legislación que le han dado valor y han protegido
tanto al profesional como al usuario o usuaria, en un entorno presencial más
o menos controlado. Por lo tanto, toda esta enseñanza debe ser aprovechada
para ayudar a desplegar la intervención psicológica a distancia de calidad, efi-
caz y segura. No olvidemos que toda práctica profesional no es neutral, por lo
que debe ser regulada y evaluada contando con pacientes/clientes como fuen-
te de información privilegiada y no como simples receptores de una práctica
cada vez más frecuente y amigable. De hecho, debería ser todo lo contrario,
trabajar en red facilita a las personas asumir el control de su propia salud y
beneficiarse de una gran personalización.
Está por ver a quién beneficiará más la ePsicología, qué problemáticas serán
las que mejores resultados obtengan, pero no se generalizará su uso sin una
importante alfabetización digital de sus profesionales, una constante evalua-
ción del coste-eficacia de las intervenciones, un riguroso control profesional
que evite el intrusismo y las malas prácticas, y una confidencialidad de los
datos muy significativa.
En cuanto a la IA, IoT y otras tecnologías autónomas, el gran reto será pro-
gramar�máquinas�éticas, especialmente en relación con los algoritmos, prin-
cipios decididos y consensuados colectivamente, por lo que deben ser algorit-
mos de acceso abierto o bien accesibles para un organismo regulador consen-
suado.
© FUOC • PID_00290588 23 La ePsicología © FUOC • PID_00290588 24 La ePsicología

De hecho, ya hay iniciativas como la de Goodbot: un sistema de diálogo con una moral Cottone, R. R. y Claus, R. E. (2000). Ethical decision-making models: A review
especial entre persona-máquina (Berndel, 2019) y otros modelos de chatbot éticos (Dyoub,
Costantini y Lisi, 2019). of the literature. Journal of Counseling & Development, 78(3), 275-283.

Otra opción sería valorar la posibilidad de que sean las propias máquinas las
Dyoub, A., Costantini, S. y Lisi, F. A. (2019). An approach towards ethical chat-
que, tras analizar gran cantidad de datos, «decidan» lo que es ético y lo que
bots in customer service. En AIRO@ AI* IA.
no, además de los mecanismos por los que se podrán supervisar todos estos
procesos. En cualquier caso, es sumamente importante y necesario enseñar
Hsiung, R. (2001). Suggested Principles of Professional Ethics for the Online
ética al programador o programadora y definir cuándo la persona debe tener
Provision of Mental Health Services. Studies in Health Technology and Informa-
el control final (human-in-the-loop, HITL), cuándo debe supervisar las accio-
tics, 84, 1296-1300. doi.org/10.1089/153056201300093895.
nes de una máquina (human-on-the-loop, HOTL) o cuándo la máquina podrá
decidir autónomamente (human-out-of-the-loop, HOOTL) (Latorre, 2019).
Ivanova, A. S. M. (2017). El derecho de autodeterminación del menor maduro en
el ámbito de la salud, 28.
Siguiendo estas tendencias en tecnología, parece que el problema más impor-
tante del futuro puede que no sea la energía, sino la regulación ética del uso
Latorre, J. I. (2019). Ética para máquinas. Ariel.
de la tecnología.

Mahoney, N., Walaszek, A. y Caudill, R. (2018). Incorporating Technology in-

2.8. Referencias bibliográficas
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© FUOC • PID_00290588 25 La ePsicología © FUOC • PID_00290588 26 La ePsicología

3. ¿Nuevos roles profesionales para la ePsicología? nos inteligentes (por poner dos ejemplos que, de hecho, ya están muy extendidos en el
mercado laboral actual).

Evidentemente, no se trata en este apartado de responder cómo piensan los Reflexión

seres humanos y toman decisiones en torno a tecnologías de cuidado o cómo
Para pensar: ¿creéis que la di-
es posible que la gente se «enganche» a su móvil. Lo que queremos es crear un ferencia principal entre un
marco que permita pensar en el cambio de perspectiva que progresivamente epsicólogo o epsicóloga y un
En este apartado vamos a reflexionar sobre cuáles son los (nuevos) posibles profesional de la psicología
roles para la ePsicología, tratando de enfocar la cuestión desde una perspectiva está teniendo lugar, que introduce nuevos roles para el psicólogo o la psicólo- «clásico» radica en que el pri-
mero guarda los informes de
crítica y resaltando algunos aspectos claves a nivel de desarrollo de competen- ga debido a la mediación tecnológica de su actividad y de la actividad de las sus pacientes en el iCloud en
lugar de en un armario?
cias del nuevo profesional. personas con las que trabaja (ya sean pacientes en una clínica o usuarios de
un videojuego o de un robot de cuidado) y que necesariamente conlleva ha-
3.1. Algunas reflexiones sobre la mediación de las nuevas cerse preguntas sobre las implicaciones éticas, profesionales, culturales, etc.,
tecnologías de todos estos cambios. También supone reflexiones sobre nuestras propias
expectativas con respecto a estos nuevos roles y la disciplina, así como sobre
En las anteriores páginas ya habréis tenido que reflexionar sobre la definición el valor esperado de un profesional de la ePsicología.
de la ePsicología y sobre la dificultad para encontrar un claro consenso sobre
qué es y cuáles son las competencias que un profesional de este ámbito debería Tabla 4. Ejemplos de empleo de las TIC aplicadas a la práctica profesional frente a nuevos posi-
bles perfiles profesionales
desarrollar (una situación similar ocurre con el término eHealth; podéis ver, por
Esferas Usos / Herramientas Diseños / Variables
ejemplo, Boogerd, Arts, Engelen y Van de Belt, 2015). Así, aunque no podemos
ofrecer una definición exacta de qué se entiende por el rol de un epsicólogo Internet Empleo de videoconferencias Recolección de datos para analizar ras-
gos de personalidad (por ejemplo, redes
o epsicóloga, sí podemos afirmar que este papel no se limita al empleo de las sociales)
TIC o de otro tipo de herramientas o dispositivos tecnológicos en el ejercicio
Teléfonos inteli- Envío de SMS Diseño de gamificación y persuasión tec-
profesional (por ejemplo, un psicólogo clínico que emplea la videoconferencia gentes nológica
para la intervención con pacientes).
Realidad virtual Intervención clínica en fobias con Estudio del embodiment
RV

Es decir, el epsicólogo�o�epsicóloga es un profesional capaz de reflexio- Robots Uso de aplicación eHealth para Aplicación de teorías para resolver pro-
seguimiento blemas ligados a la creación de robots
nar sobre el uso y el impacto de las nuevas tecnologías en las personas y, colaborativos (cobots)
en este sentido, es capaz también de emplear la psicología para el diseño
Empleo�de�nuevas�tecnologías Nuevos�roles
de dispositivos de intervención –incluso para el diseño de aplicaciones
tecnológicas– y de evaluar las consecuencias de su implementación.
El profesional de la ePsicología, entonces, no solo debería ser capaz de usar
nuevas tecnologías y, sobre todo, de reflexionar sobre su uso (en qué contexto
Al presentar así el rol del profesional de la ePsicología, abrimos la posibilidad y condiciones, para quién, cómo, etc.) en prácticas profesionales que le son
de pensar también en nuevas funciones que no están solo focalizadas en las conocidas o familiares (ved Baños, 2020), sino que también debería ser capaz
que «clásicamente» podríamos imaginar para un psicólogo o psicóloga. de reflexionar sobre cómo las tecnologías condicionan su práctica profesional
y, además, afectan o influencian en las personas. De hecho, como sugeríamos
Por ejemplo: un psicólogo clínico en un gabinete de psicología aplicada, una psicóloga
educativa en un centro escolar, una psicóloga social en un departamento de acción co- más arriba, esta última dimensión es la que está en la base de la creación de
munitaria en un Ayuntamiento, etc. nuevos roles profesionales. Mencionemos dos ejemplos:

Incluso si todos ellos pueden ser profesionales que emplean las TIC y otros
dispositivos tecnológicos –y deben, por lo tanto, cuestionarse sobre las impli-
caciones de su uso–, serían roles que podrían resultarnos más obvios o cerca-
nos. Por ello, al pensar en los nuevos roles del profesional de ePsicología liga-
dos al desarrollo de nuevas tecnologías basadas en conocimientos psicológi-
cos, estamos pensando en algo más.
Por ejemplo, profesionales que diseñan robots para ayudarnos con las tareas domésticas
de cuidado o que reflexionan sobre por qué las personas están enganchadas a sus teléfo-
1) El del «behaviour�designer» (diseñador o diseñadora del comportamiento), quien apli-
ca sus conocimientos en ámbitos como el de la experiencia de usuario, el diseño de apli-
caciones móviles, el marketing, el comportamiento del consumidor, y en general cualquier
ámbito en el que las variables propias de la persona se entrecruzan con la tecnología.
2) El del «robopsychologist» (robopsicólogo o robopsicóloga) que no quiere decir, como
bromea la alemana Martina Mara (2015) –una de las primeras mujeres en trabajar en
este ámbito–, ser «terapeuta de robots», sino trabajar por el bienestar de las personas que
utilizan los robots en su vida cotidiana y, en relación con esto, reflexionar cómo deberían
ser los robots para interaccionar con los seres humanos (en el caso, por supuesto, de que
consideremos que los robots pueden o deben interaccionar y comunicarse con nosotros,
por ejemplo, en ámbitos terapéuticos u otros).
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El profesional de la ePsicología, entonces, no solo debería ser capaz de usar
nuevas tecnologías en prácticas profesionales que le son conocidas o familia-
res, sino que también debería ser capaz de reflexionar sobre su uso (en qué
contexto y condiciones, para quién, cómo, etc.), sobre cómo condicionan su
práctica profesional y cómo afectan o influyen en las personas.
Figura 1. Captura de pantalla de la conferencia de Martina Mara en Ars Electronica
Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=BvH44aZgKL0
En este último sentido, si el epsicólogo o epsicóloga debe enfrentarse ahora a
retos ligados a las nuevas tecnologías y al desarrollo de nuevos roles profesio-
nales y ámbitos de aplicación, entonces resulta necesario plantearnos algunas
cuestiones mínimas relacionadas con cómo las tecnologías se integran en las
actividades del profesional y de su posible relación con las personas con las
que trabaja (sobre todo si las tecnologías median relaciones de carácter tera-
péutico).
Para ello, vamos a partir del siguiente ejemplo ofrecido por Vallès-Peris y Do-
mènech (2020):
«Las tecnologías posibilitan determinadas relaciones de los humanos con el mundo que
de otro modo no habrían sido posibles. Sin embargo, las tecnologías no son intermedia-
rios neutrales, sino mediadoras activas que contribuyen a la formación de las percepcio-
nes y la interpretación que los humanos hacemos de la realidad. Verbeek ilustra esta idea
con el ejemplo de las ecografías obstétricas, las cuales no se utilizan solamente para ver al
feto, sino que configuran nuestra manera de interpretar al bebé en la experiencia humana
y, al hacerlo, explica las elecciones informadas que harán los futuros padres y configura
sus expectativas. En la manera en que la ecografía media entre la relación del feto y los
futuros padres, se constituyen tanto al bebé como a los padres de una serie de maneras
específicas. A través de la ecografía, el feto puede ser tomado como una entidad separada
del cuerpo de la mujer». (p. 93)
Con este ejemplo, queremos llamar la atención sobre la importancia de iden-
tificar las variables que configuran las relaciones entre las personas y las tec-
nologías, bien sea el uso de una herramienta de realidad virtual para el trata-
miento de una fobia, bien sea el diseño de un robot para que una persona
mayor establezca un vínculo afectivo con ese artefacto.
La ePsicología © FUOC • PID_00290588 28 La ePsicología
El profesional de la ePsicología debe ser capaz de hacerse preguntas ya no so-
lo –insistimos una vez más– sobre las condiciones de uso de las tecnologías,
sino sobre la propia capacidad mediadora de dichos artefactos tecnológicos
y las relaciones que posibilitan. Esto nos lleva a ampliar el debate maniqueo
sobre si las tecnologías son buenas o malas en sí mismas o sobre sus ventajas
e inconvenientes.
La clave no está tanto en las tecnologías en sí mismas (por ejemplo, sus
características), como en el uso relacional y contextual que posibilitan,
es decir, no en lo que son, sino en lo que permiten hacer.
De esta manera, se desplaza el debate hacia un ámbito práctico en el que plan-
tearse preguntas que tienen que ver con las transformaciones que las nuevas
tecnologías introducen en las relaciones entre personas, en sus vidas e inclu-
so en sí mismas (recordemos aquí el ejemplo de la ecografía obstetricia). Si
se entiende esta cuestión, se entenderá entonces por qué la reflexión sobre el
entramado de condiciones, contextos y relaciones no puede dejar de lado una
perspectiva ética de carácter práctico.
Más allá de preguntarse si las tecnologías que emplea son buenas o ma-
las, el profesional de la ePsicología debería ser capaz de reflexionar sobre
la capacidad mediadora de dichos artefactos tecnológicos y las relacio-
nes que posibilitan.
En conexión con esta última cuestión, podríamos afirmar que una de las ex- Reflexión
pectativas del rol del profesional de la ePsicología es su capacidad para cues-
¿Qué creéis que podría llevar
tionar aspectos éticos del propio uso de herramientas (por ejemplo, seguridad, a un psicólogo o psicóloga a
usabilidad, etc.), su finalidad (para qué utilizarlas) y sus efectos (por ejemplo, no emplear las nuevas tecnolo-
gías (por ejemplo, la videocon-
qué impacto tiene en la relación de cuidado y en la propia definición de cui- ferencia) en su práctica profe-
sional?
dado en la que queremos situar nuestra práctica profesional). Dicho de una
manera muy sencilla con otro ejemplo: el profesional de la ePsicología no es
(solo) la persona que lleva una consulta en línea porque el paciente dispone de
internet (esto sería como reducir la ética a la accesibilidad para sillas de ruedas
en nuestro gabinete), sino que es el profesional que se ha asegurado de que
la videoconferencia cumple todos los requisitos éticos con respecto a su uso,
sobre la idoneidad con respecto al paciente y su contexto y sobre la relación
terapéutica que se desea construir, además de la eficacia, en la intervención
con nuevas tecnologías.
3.2. Competencias del profesional de la ePsicología
En relación con las competencias necesarias para una intervención a distan-
cia en psicología, los estudios específicos en este campo son prácticamente
inexistentes. Por eso, es muy necesario fomentar la formación en dichas com-
© FUOC • PID_00290588 29
petencias entre los psicólogos y psicólogas en formación (Pote, Rees, Hollo-
way-Biddle, y Griffith, 2021), al ser una de las principales barreras para el desa-
rrollo de la ePsicología: la falta de formación y de práctica específica en la ma-
yoría de estudios de grado y posgrado en psicología.
Las principales áreas de conocimiento en ePsicología consideradas como esen-
ciales son la práctica digital basada en la evidencia y en la ética, la alianza
terapéutica, las habilidades de comunicación, la confidencialidad, el conoci-
miento de la tecnología adecuada a cada persona, momento y situación, los
posibles riesgos y la capacidad de evaluación de las intervenciones realizadas
(Pote et al., 2021).
Dominios de competencia
1) Evaluación psicológica (clínica, escolar, social, etc.) y atención (evaluación e in-
tervención, competencia cultural y diversidad, documentación y procedimientos ad-
ministrativos).
2) Entorno virtual y telepresencia.
3) Tecnología.
4) Asuntos legales, éticos y deontológicos.
5) Práctica basada en evidencia.
6) Aplicaciones móviles.
7) Desarrollo práctico de la ePsicología.
Fuente: Adaptado de Hilty et al., 2018.
3.3. La ePsicología desde un punto de vista crítico
Para terminar este apartado, vamos a escribir algunas notas�críticas sobre la
ePsicología. Cuando hablamos de ePsicología y de una manera natural, mu-
chos estudiantes se imaginan a una psicóloga o psicólogo que lleva a cabo
terapias en línea, sea a través de videoconferencias, combinando su actividad
presencial con el uso de dispositivos móviles (teléfonos, «dispositivos vesti-
bles» o incluso robots). Sin duda, el rol del epsicólogo en este ámbito no ha
hecho más que empezar y situaciones como la pandemia del SARS-CoV-2 han
espoleado una realidad que se estaba abriendo paso a marchas forzadas.
Hemos dejado expresamente de lado un aspecto de la tecnología que conside-
ramos clave para que esta esté cada vez más presente en nuestra vida cotidia-
na. Y este aspecto no es otro que su�diseño. Hablar de diseño en un módulo
introductorio a la ePsicología puede parecer un contrasentido. Pero no lo es
tanto si nos referimos al «diseño del comportamiento», entendido como un
conjunto de modelos y técnicas psicológicas que tienen como objetivo influir
La ePsicología © FUOC • PID_00290588 30 La ePsicología
sobre actitudes y comportamientos y que, obviamente, encuentra en la tec-
nología un canal privilegiado para su utilización a través de técnicas aún más
específicas que se agrupan bajo la subárea de «persuasión tecnológica».
Es importante destacar que la tecnología persuasiva, que se nutre básicamente
de conocimientos propios de la psicología, se puede utilizar a favor o contra la
persona. En el primer caso, encontramos aplicaciones móviles que nos ayudan
a cuidar de nuestra salud y calidad de vida, que nos ayudan a mejorar nuestras
competencias, a ahorrar, a gestionar mejor nuestra alimentación, y un largo
etcétera de aplicaciones beneficiosas para la persona. Pero en el segundo caso
tenemos aplicaciones que utilizan «patrones oscuros» que crean adicción. Es
decir, que ponen en juego una serie de «técnicas» que no tienen otro objetivo
que «obligar» a la persona, muchas veces basándose en principios bien cono-
cidos en psicología, a hacer algo que satisface las necesidades de la empresa
que está detrás de una aplicación móvil, pero no del usuario.
Como los ejemplos son siempre más ilustrativos que las grandes disertaciones, os invita-
mos a pensar en lo complicado que puede ser darse de baja definitiva en Facebook o de
una compañía telefónica cualquiera. Lo más probable es que por distintos motivos ten-
gamos que dedicar a este tipo de tareas un esfuerzo cognitivo y de tiempo muy superior
al que tuvimos que dedicar al darnos de alta. Eso, obviamente, no es casualidad y se basa
en el uso de técnicas de «persuasión tecnológica».
En este sentido, como psicólogas y psicólogos necesitamos desarrollar una ac-
titud crítica frente al empleo de la tecnología�persuasiva, lo cual ya adver-
timos que no es fácil, porque en ocasiones los intereses económicos pueden
pesar tanto que difícilmente los profesionales de la psicología, o de cualquier
otro ámbito, pueden sustraerse a estos. La línea entre los «patrones oscuros»
en el diseño y el uso de técnicas para aumentar el engagement (que podríamos
traducir como «la activación o el compromiso» de los usuarios) con una apli-
cación determinada, a veces, es mucho más fina de lo que puede parecer a
simple vista.
No es fácil darse cuenta de que en el contexto profesional conviven profesio-
nales de la psicología que se dedican a trabajar en temas como la adicción a
internet con otros que trabajan en empresas, con el encargo de hacer que los
usuarios se mantengan todo el tiempo posible conectados (como ocurre en
redes sociales ampliamente conocidas). Es decir, y dicho de una manera llana,
psicólogos que trabajan en «desenganchar» y psicólogos que trabajan en «en-
ganchar»; aunque obviamente no se utilizan estos términos.
Por eso precisamente es tan importante mantener una actitud de crítica razo-
nada sobre los límites de nuestra capacidad de influir en el comportamiento de
las personas y tener presente el código deontológico de la profesión en cual-
quier ámbito de nuestra actividad.
En este sentido, nuestra invitación al estudiante de Psicología, pero también
a profesionales psicólogos de cualquier ámbito, es a que tenga en cuenta que
la mayoría de las intervenciones profesionales que llevamos a cabo tienen co-
© FUOC • PID_00290588 31
mo objetivo cambiar actitudes o comportamientos. De hecho, en la propia
etimología de la palabra de origen latino intervención, ya tenemos alusiones a
la acción y al cambio. Y no hace falta decir que la intervención profesional del
psicólogo o psicóloga «fuera de línea» (presencial) está ampliamente regulada
y sometida a control por parte de los colegios profesionales, pero es posible
que no ocurra lo mismo con las intervenciones «en línea» (a distancia) cuando
salimos del estricto ámbito de las intervenciones que llevan a cabo los psicó-
logos que trabajan en ámbitos como el sanitario.
Cambiar el comportamiento humano, conseguir que las personas cambien su
estilo de vida, hábitos, actitudes, etc., son un objetivo claro de la intervención
psicológica, con o sin tecnología de por medio. La idea, más o menos impe-
rante en ámbitos como el de la promoción de la salud, de que ofrecer infor-
mación y capacitar a las personas es suficiente para que estas adopten, por
ejemplo, estilos de vida saludables es, cuando menos, ilusa (Fogg, 2020).
Como profesionales sabemos que son muchos los factores que inciden
en el comportamiento humano, y que si queremos conseguir cambios
sistémicos precisamos abordajes amplios que vayan más allá del com-
portamiento individual e incidan en las variables de contexto. Y en este
sentido, el papel de la tecnología es clave, por su capacidad de llegar a
miles, cuando no millones de personas, a la vez.
La propia Organización de las Naciones Unidas (ONU) ya apunta en una re-
ciente nota informativa el papel central y primordial de las ciencias del com-
portamiento y, por extensión, de las intervenciones basadas en el diseño del
comportamiento, orientadas a resolver los problemas más acuciantes en nues-
tra sociedad (United Nations, 2021).
En palabras del secretario general de Naciones Unidas: «La ciencia del com-
portamiento es una herramienta fundamental para que la ONU avance en su
mandato. Puede contribuir a la lucha contra la pobreza, a la mejora de la salud
y la seguridad públicas, a la prevención y gestión de prevenir y gestionar las
crisis, promover la igualdad económica y de género, combatir la corrupción,
el fortalecimiento de la consolidación de la paz y todos los Objetivos de Desa-
rrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU. Al mismo tiempo, permitirá
hacer más eficiente el sector público».
La ePsicología
Enlace recomendado
Se puede consultar el infor-
me completo aquí: https://
www.un.org/en/content/
behaviouralscience/.
© FUOC • PID_00290588 32 La ePsicología
La Organización de las Nacionales Unidas indica por medio de una no-
ta técnica que para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Soste-
nible 2030 hay que tener en cuenta la necesidad de conseguir que las
personas y poblaciones lleven a cabo acciones específicas, y que estas,
siendo el objeto de estudio de las ciencias del comportamiento, pueden
beneficiarse del uso de la tecnología.
La pregunta que nos hacemos es si realmente estamos preparados, es decir,
si tenemos los modelos teóricos y las técnicas adecuadas para ser capaces de
lograr cambios sistémicos en los ámbitos en los que la aportación de los pro-
fesionales de la psicología puede ser clave: por ejemplo, en conseguir que la
mayor parte posible de la población tome la decisión de vacunarse contra la
COVID-19.
Pero, por otro lado, y como apuntábamos en un párrafo anterior, debemos ve-
lar y prevenir un mal uso de la combinación entre diseño del comportamiento
y tecnología, es decir, diseño persuasivo, para que estas técnicas no se convier-
tan en una «herramienta del sistema» para influir en la población sin que esta
esté informada y se haya prestado a ello.
Valga como anécdota literario-histórica que el escritor Isaac Asimov, en su trilogía La
Fundación, hace referencia al poder y al rol de los psicohistoriadores que, basándose en
la ciencia de la «psicohistoria», («Psicohistoria (ficción)», 2022) podían prever con pre-
cisión el comportamiento de las masas, tanto en el presente, como en futuros remotos.
Así, en la entrada de Wikipedia se define la psicohistoria («Psicohistoria (ficción)», 2022)
(en su acepción de ficción) como: «el nombre de una ciencia ficticia en el universo de
la Saga de la Fundación de Isaac Asimov, que es una combinación de historia, psicolo-
gía y estadística, matemática para calcular el comportamiento estadístico de poblaciones
extremadamente grandes».
Como se puede observar, la psicohistoria, pese a ser una ciencia ficción for-
mulada hace más de cincuenta años, no dista mucho de lo que en estos mo-
mentos se puede hacer y, de hecho, se ha llevado a cabo utilizando técnicas
de ciencia de datos. Ello debe servirnos, como profesionales de la psicología,
como «aviso a navegantes»: determinados usos de la ePsicología pueden lle-
varnos a retos éticos, legales e incluso laborales.
En este sentido, vale la pena recordar el caso de la manipulación que se llevó a cabo,
utilizando técnicas de diseño de comportamiento y persuasión psicológica en las elec-
ciones presidenciales de 2016, donde la consultora Cambridge-Analytica contratada por
el equipo de Donald Trump logró hacerse con los datos de millones de norteamericanos
a través de una aplicación que se podían descargar desde Facebook. Posteriormente, y
utilizando la información personal de los usuarios, la campaña de marketing de Trump les
enviaba información personalizada y basada tanto en sus rasgos de personalidad, como
en su actividad previa en la red social, de tal manera que: «a cada persona se le decía
exactamente aquello que quería oír», como podemos ver en el vídeo.
«Cómo Cambridge Analytica analizó la personalidad de millones de usuarios de Facebook
orientando su voto hacia la candidatura de Trump que ganó aquellas elecciones» (BBC
News Mundo, 2018). https://www.youtube.com/watch?v=7831NGClsrM.
Este tipo de casos, reales y contrastados, de un uso inadecuado, poco ético
y de hecho delictivo de técnicas de diseño del comportamiento y persuasión
no pueden hacernos perder de vista algo que cualquier psicólogo y psicóloga
© FUOC • PID_00290588 33
debe conocer. Y no es otra cosa que el hecho de que las mismas herramientas
pueden ser utilizadas de manera ética o no. No ahondaremos en este apartado
en la importancia que tiene la ética, puesto que se ha tratado ya en apartados
anteriores. Pero sí que nos centraremos brevemente en cómo algunas técnicas
psicológicas pueden utilizarse de manera «oscura» a través de la tecnología.
Para ello, nos fijaremos en el trabajo de Nyström y Stibe (2020), que, desarro-
llando proyectos en el MIT, establecieron la matriz que sigue, y en la que fá-
cilmente podemos clasificar gran parte del trabajo que pueden llevar a cabo
profesionales de la psicología, de cualquier ámbito, que trabajan con las TIC.
En el primero (cuadrante de arriba a la derecha) estarían aquellos trabajos en
los que intentamos diseñar una intervención a distancia para que se produz-
ca un cambio (por ejemplo, que pacientes hipertensos caminen cada día) y,
efectivamente, lo conseguimos. En este caso tendríamos una intervención en
la que buscábamos un efecto (eje de las ordenadas de la gráfica), y que este sea
positivo para la persona (eje de las abscisas).
En el segundo grupo, y manteniéndonos en el lado de las intervenciones con
efecto positivo pero «no intencionadas», tendríamos las intervenciones «sor-
presa», es decir, aquellas intervenciones en las que sin buscar un efecto positi-
vo, este se consigue. El ejemplo clásico sería el juego Pokémon Go, que, aun-
que inicialmente no estaba pensado para promover la actividad física, se ha
ido convirtiendo en un recurso útil para que algunas personas disminuyan su
sedentarismo.
También podemos tener intervenciones que de manera inintencionada pro-
vocan un efecto negativo y contraproducente en la población. Por ejemplo,
imaginemos que una aplicación, inicialmente pensada para que los jóvenes
no vapeen, acaba provocando un aumento del consumo de cigarrillos clásicos.
Sin duda, este efecto «paradójico» debería detectarse en la evaluación y realizar
los cambios necesarios para evitarlo.
Finalmente, tendríamos arriba a la izquierda, los conocidos «patrones oscu-
ros», es decir, intervenciones intencionadas que tienen un efecto negativo so-
bre las personas. Serían ejemplos de esto los comentados sobre la manipula-
ción de Cambridge Analytics o sobre diseñar videojuegos para «enganchar»
todo lo posible (aunque utilizaríamos palabras como engagement) a preadoles-
centes, a sabiendas de que, en muchos casos, esto puede suponer problemas
para ellos (en el apartado siguiente desarrollaremos esta cuestión).
La ePsicología © FUOC • PID_00290588 34 La ePsicología
Figura 2. Gráfica de la clasificación de la persuasión tecnológica sobre la base de su
efecto positivo o negativo en las personas
Enlace recomendado
Podemos ver el gráfico en el
siguiente vídeo:
«When Persuasive Techno-
logy Gets Dark?». Tobias Nys-
tröm y Agnis Stibe: https://
Fuente: adaptada de Nyström, T., y Stibe, A. (2020). When Persuasive Technology Gets Dark? BT-Information
Systems. En M. Themistocleous, M. Papadaki, y M. M. Kamal (Eds.), 331-345. Springer International Publishing.
www.youtube.com/watch?
v=fx0KmvmTfok.
Como hemos visto, más allá de nuestra disciplina, el análisis del comporta-
miento, y también el «diseño» de este, es algo que preocupa tanto a Gobiernos
y a instituciones supranacionales como a la ONU y a la industria. Los princi-
pios psicológicos son los mismos y provienen de los campos de la neurocien-
cia, la psicología del aprendizaje, la modificación de conducta, la psicología
social, la psicología del desarrollo y, en definitiva, de todos y cada uno de los
ámbitos de trabajo de la psicología y, también, de su interacción con otras
disciplinas como la sociología, la antropología, la economía, etc. Más allá de
esta apreciación, lo que realmente nos tiene que preocupar como psicólogos
y psicólogas es que dichos principios se apliquen de manera eficaz, ética, y
respetando la salud, libertad e integridad de la población a la que como pro-
fesionales de la psicología servimos.
3.4. Referencias bibliográficas
Baños, R. (2020). Psicoterapia y Tecnología: Confluencia de Caminos. ASCO-
FAPSI. https://www.youtube.com/watch?v=oEGKY6NP5v8.
BBC News Mundo (2018, abril 9). Cómo Cambridge Analytica analizó la per-
sonalidad de millones de usuarios de Facebook. https://www.youtube.com/
watch?v=7831NGClsrM.
Fogg, B. F. (2020). Tiny Habits: The Small Changes That Change Everything.
Hilty, D. M., Maheu, M. M., Drude, K. P. y Hertlein, K. M. (2018). The Need
to Implement and Evaluate Telehealth Competency Frameworks to Ensure
Quality Care across Behavioral Health Professions. Academic Psychiatry, 42(6),
818-824. doi.org/10.1007/s40596-018-0992-5.
© FUOC • PID_00290588 35 La ePsicología © FUOC • PID_00290588 36 La ePsicología

Maheu, M. M., Drude, K. P., Hertlein, K. M. y Hilty, D. M. (2018). A Frame- 4. Intervención y aplicación de la ePsicología
work of Interprofessional Telebehavioral Health Competencies: Implementa-
tion and Challenges Moving Forward. Academic Psychiatry, 42(6), 825-833.
doi.org/10.1007/s40596-018-0988-1.

Mara, M. (2015). POST CITY Symposium I: Future Mobility. Ars Electronica. Tal como se ha señalado al principio, existe una delgada línea entre la tecno-
https://www.youtube.com/watch?v=BvH44aZgKL0. logía y la psicología en la sociedad en la que vivimos. En este contexto, la
ePsicología cobra una especial importancia.
Nyström, T. y Stibe, A. (2020). When Persuasive Technology
Gets Dark? En Lecture Notes in Computer Science (pp. 331-345). La tecnología puede ayudar a configurar herramientas de gran utilidad para
doi.org/10.1007/978-3-030-63396-7_22. los diferentes ámbitos de la psicología, tanto en los procesos de evaluación y
monitorización como en las intervenciones que un profesional de la psicología
Psicohistoria (ficción) (2022). En Wikipedia, la enciclope- pueda realizar. En este sentido, resulta de cardinal importancia poder hacer
dia libre. https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Psicohistoria_(ficci una valoración de la utilidad de la tecnología en los diferentes ámbitos de
%C3%B3n)&oldid=143043507. la psicología, haciendo una lectura crítica basada en la evidencia disponible
hasta el momento.
Pote, H., Rees, A., Holloway-Biddle, C. y Griffith, E. (2021). Workforce
challenges in digital health implementation: How are clinical psychology En el presente apartado, se presentará qué es la práctica basada en la evidencia
training programmes developing digital competences? Digital Health, 7. (PBE) y la relación que puede tener con la tecnología a partir de un ejemplo
doi.org/10.1177/2055207620985396. concreto: la utilización de los videojuegos en psicología.

United Nations (2021). UN Secretary-General’s Guidance Note on Behaviou- 4.1. Opinión frente a evidencia científica La no banalización de
ral Science [Guidance Note]. United Nations. https://www.un.org/en/con- la profesión ni del profesional ¿Qué es la práctica basada en
tent/behaviouralscience/. la evidencia (PBE)?

Hay una motivación importante: la enorme variabilidad en la práctica en psi-

cología y una falta de fundamentación científica de muchas decisiones.

De forma añadida, existe un gran volumen de información. En la tabla 5, se

muestran los resultados obtenidos en diferentes búsquedas mediante el motor
de búsqueda Pubmed. A modo de ejemplo, se han elegido algunos términos
de índole variada, sin pretender exhaustividad o total representatividad de los
diferentes ámbitos de la profesión psicológica (ved tabla 5).

Tabla 5. Ejemplos de resultados obtenidos en diferentes búsquedas mediante el motor de bús-

queda Pubmed

Término Búsqueda Resultados

Depresión Depression 57.313

Salud mental Mental health 45.376

Psicología social Social psychology 120.987

Salud digital Digital health 4.549

Intervenciones educacionales Educational interventions 91.514

Fuente: Motor de búsqueda Pubmed. Consulta mayo de 2022.

© FUOC • PID_00290588 37 La ePsicología © FUOC • PID_00290588 38 La ePsicología

La PBE en psicología parte de un antecedente, a saber, la medicina basada en la 4.1.1. El proceso de la PBE
evidencia (MBE). Los objetivos de la MBE se centran en dotar al profesional de
habilidades para buscar la mejor evidencia científica del momento, evaluarla y Es importante tener presente que la práctica psicológica implica muchos tipos
jerarquizarla, integrándola con la propia experiencia o juicio profesional para de intervenciones, en múltiples entornos, para una amplia variedad de po-
así poder ofrecer al paciente las mejores alternativas de curación o atención. tenciales pacientes.

El concepto de PBE se aplica en el área de la salud en sus múltiples acepcio- Figura 4. Proceso circular de la PBE

nes: evidence-based clinical practice, evidence-based mental health, evidence-based

healthcare y se ha generalizado el concepto en el de práctica basada en la evi-
dencia (evidence-based practice).

Figura 3. EBP (Evidence-based practice)

Lectura recomendada

APA�Task�Force�on�Eviden-
ce-Based�Practice (2006).
Evidence-based practice in
psychology. American Psycho-
logist, 61(4), 271-285.

Fuente: elaboración propia.

En este texto, nos referiremos a la intervención para abordar todos los servi-
cios directos prestados por los psicólogos, incluyendo la evaluación, el diag-
nóstico, la prevención, la promoción de la salud y de otros aspectos vincula-
dos con la prática en psicología, la intervención y la consulta. En este sentido,
una premisa fundamental es que gran parte de la investigación centrada en
Fuente: EBP (Evidence-based practice): «Integration of the best available research
with clinical expertise in the context of patient characteristics, culture, and
preferences».
la PBE se ha focalizado en el tratamiento y en las diferentes intervenciones,
valorando su eficacia para las distintas condiciones. No obstante, los mismos
principios generales se pueden aplicar a otros procedimientos y fases del pro-
La PBE en psicología se focaliza en la integración de la mejor investiga-
ceso, como, por ejemplo, la evaluación psicológica, el proceso de diagnóstico
ción disponible con la experiencia clínica en el contexto de las caracte-
o las acciones implementadas en el ámbito preventivo y de promoción de la
rísticas, la cultura y las preferencias del o de la paciente.
salud y de otros aspectos vinculados con la práctica en psicología.

Esta definición se basa en la definición de PBE adoptada por el Instituto de Por lo que se refiere a los posibles entornos, estos incluyen, entre otros, hos-

Medicina (2001; adaptada de Sackett, Straus, Richardson, Rosenberg y Haynes, pitales, clínicas, consultas privadas, escuelas, instituciones de salud pública,

2000): institutos de rehabilitación, centros de atención primaria, centros de asesora-

miento, residencias de ancianos, entre muchos otros.
«La práctica basada en la evidencia es la integración de las mejores pruebas de investiga-
ción con la experiencia clínica y los valores del/de la paciente». (p. 147)

El propósito de la PBE en psicología es promover una práctica psicológica efi-

caz y mejorar la salud pública mediante la aplicación de principios empírica-
mente respaldados de evaluación psicológica, formulación de casos, relación
terapéutica e intervención.
© FUOC • PID_00290588 39 La ePsicología © FUOC • PID_00290588 40 La ePsicología

Para ser coherentes con los debates sobre la PBE en otros ámbitos de la atención Terminología En este sentido, las fases 2 y 3 implican la utilización de bases de datos (como
psicológica, podemos centrarnos en el concepto de paciente para referirnos a PsycINFO o Pubmed) y técnicas de documentación. Asimismo, son necesarias
En muchas situaciones hay ra-
una variedad de rangos del momento evolutivo (niños y niñas, adolescentes, zones importantes y válidas competencias metodológicas para llevar a cabo una valoración crítica sobre la
personas adultas, mayores, etc.) y a agrupaciones de personas (pareja, familia, para utilizar términos como validez del conocimiento aportado por los estudios publicados y la validez del
cliente, consumidor o persona
grupo, organización, comunidad, etc.) que reciben servicios psicológicos. en lugar de paciente para des- análisis de datos.
cribir al receptor de los servi-
cios. Además, los profesiona-
les de la psicología se dirigen
4.1.2. Tratamientos con apoyo empírico a una variedad de problemas,
A fin de simplificar el proceso, aglutinaremos dichas fases en tres componen-
que incluyen, pero no se limi- tes principales: la mejor evidencia de investigación disponible, la experiencia
tan, a salud mental, y son pro-
Existe una relación marcada entre PBE y los tratamientos que cuentan con un blemas académicos, vocacio- disponible, las características, la cultura y las preferencias de los y las pacientes
nales, relacionales, de salud,
apoyo empírico (TAE). No obstante, el concepto de PBE es mucho más amplio. de comunidad y otros posi- y su integración.
En este contexto, los TAE parten de una intervención concreta y se plantea si bles problemas en sus prácti-
cas profesionales.
dicha intervención es eficaz para un determinado trastorno o problema en cir- Figura 5. Componentes principales de la PBE

cunstancias específicas. Por otro lado, la PBE parte del paciente y se pregunta
qué evidencias de investigación ayudarán al psicólogo o psicóloga a conseguir
el mejor resultado. Además, los TAE son tratamientos psicológicos específicos
que han demostrado su eficacia en ensayos clínicos controlados, mientras que
la PBE abarca una gama más amplia de actividades (por ejemplo, evaluación
psicológica, formulación de casos, relaciones terapéuticas, consejo psicológi-
co, etc.).

La PBE articula un proceso de toma de decisiones para integrar múltiples

flujos de evidencia de investigación en el proceso de intervención.

4.1.3. Fases y componentes principales de la PBE

En el proceso de la PBE podemos distinguir diferentes fases, a saber: Fuente: APA (2006). Evidence-Based Practice in Psychology. American Psychologist,
61(4), 271-285. doi.org/10.1037/0003-066X.61.4.271.

1) Convertir el problema psicológico en una pregunta concreta: participantes, Lo primero que hay que tener en cuenta es la importancia de obtener, median-
intervenciones, comparaciones, medición de las variables y diseño del estudio. te la utilización de las bases de datos y utilizando las diferentes herramien-
tas de documentación científica en psicología, evidencias�de�investigaciones
2) Buscar la mejor «evidencia» en la investigación disponible. realizadas�en�el�ámbito�de�interés.

3) Realizar una valoración crítica de la literatura disponible.
4) Tener en cuenta la experiencia profesional y aplicar los resultados en la
práctica profesional.
5) Evaluar y valorar el rendimiento de esta aplicación teniendo en cuenta las
características, la cultura y las preferencias de pacientes/clientes y personas
que pueden beneficiarse de la práctica psicológica en los diferentes ámbitos.
En este sentido, existe un considerable conjunto de pruebas científicas extraí-
das de una variedad de diseños y metodologías de investigación que atestiguan
la eficacia de las diferentes prácticas psicológicas en los diferentes ámbitos de
la psicología. La literatura de investigación sobre el efecto de las intervencio-
nes psicológicas indica que estas intervenciones son seguras y efectivas para
un gran número de niños y niñas, jóvenes, personas adultas y mayores en una
amplia gama de situaciones. Además, la investigación ha demostrado que la
práctica psicológica puede y a menudo se amortiza en términos de compen-
sación de costes, aumento de la productividad y satisfacción vital.
© FUOC • PID_00290588 41
En segundo lugar, resultan de cardinal importancia las competencias en docu-
mentación, metodología y estadística. Los profesionales de la psicología po-
seen fortalezas distintivas en la obtención de documentos y fuentes primarias,
en el diseño de estudios, en el análisis de los datos y en la interpretación crítica
de estos que pueden guiar la PBE en psicología.
Además, la psicología –como disciplina científica y como profesión– se distin-
gue por combinar compromiso científico con un énfasis en las relaciones hu-
manas y las diferencias individuales. Como tal, la psicología puede ayudar a
desarrollar, ampliar y mejorar la base de investigación para la PBE. Existe un
amplio consenso en que la práctica psicológica debe basarse en la evidencia y
que la investigación debe equilibrar la validez interna y externa. La investiga-
ción no siempre abordará todas las necesidades de la práctica.
Las principales�cuestiones que se plantean a la hora de integrar la investiga-
ción en la práctica diaria son las siguientes:
1) el peso relativo que hay que dar a los distintos métodos de investigación;
2) la representatividad de las muestras de investigación;
3) si los resultados de la investigación deben guiar la práctica en el ámbito de
principios de cambio, estrategias de intervención o protocolos específicos;
4) la generabilidad y la transportabilidad de los tratamientos respaldados por
la investigación controlada a los entornos de la práctica psicológica;
5) la medida en que se pueden hacer juicios sobre los tratamientos de elección
cuando el número y la duración de los tratamientos probados han sido limi-
tados;
6) el grado en el que los resultados de la investigación sobre la eficacia y la
efectividad pueden generalizarse a poblaciones minoritarias y marginadas.
No obstante, la investigación sobre la PBE ha avanzado en la investigación de
estas cuestiones y está aportando pruebas que responden mejor a la práctica
diaria.
Las investigaciones metaanalíticas realizadas desde los años setenta han de-
mostrado que la mayoría de las prácticas terapéuticas de uso clínico generaliza-
do son generalmente eficaces para tratar una serie de problemas. De hecho, los
tamaños de los efectos de las intervenciones psicológicas para niños, adultos
y ancianos rivalizan o superan los de los tratamientos médicos ampliamente
aceptados. Es importante no asumir que las intervenciones que aún no se han
estudiado en ensayos controlados son ineficaces. Las intervenciones específi-
cas que no se han sometido a pruebas empíricas sistemáticas para problemas
específicos no se puede asumir que sean eficaces o ineficaces; simplemente no
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han sido contrastadas hasta la fecha. No obstante, la buena práctica y la cien-
cia exigen la contrastación oportuna de las prácticas psicológicas, de manera
que se operacionalicen adecuadamente utilizando una metodología científica
apropiada. Según la Asociación Americana de Psicología (APA), las prácticas
psicológicas ampliamente utilizadas, así como las innovaciones en el campo
o en el laboratorio, deben ser evaluadas rigurosamente, y los obstáculos para
llevar a cabo esta investigación deben ser identificar y abordar los obstáculos
para realizar esta investigación.
Siguiendo a Greenberg�y�Newman (1996), la PBE requiere que los profesio-
nales de la psicología reconozcan los puntos fuertes y las limitaciones de la
evidencia obtenida de diferentes tipos de investigación.
• La observación clínica (incluidos los estudios de casos individuales) y la psicoló-
gica básica son fuentes valiosas de innovaciones e hipótesis (el contexto del des-
cubrimiento científico).
• La investigación cualitativa se puede utilizar para describir las experiencias vivi-
das subjetivas de las personas, incluidos los participantes en diferentes tipos de
intervenciones.
• Los estudios de casos sistemáticos son particularmente útiles cuando se agregan,
como en la forma de redes de investigación práctica, para comparar pacientes
individuales con otros con características similares.
• Los diseños de investigación de caso único son particularmente útiles para esta-
blecer relaciones causales en el contexto de un individuo.
• La investigación etnográfica y de salud pública son especialmente útiles para ras-
trear la disponibilidad, utilización y aceptación de diferentes tipos de interven-
ciones, así como para sugerir formas de alterar dichas intervenciones para maxi-
mizar su utilidad en un contexto social determinado.
• Los estudios de proceso-resultado son especialmente valiosos para identificar me-
canismos de cambio.
• Los estudios de intervenciones que se realizan en entornos naturales (investiga-
ción de efectividad) son muy adecuados para evaluar la validez ecológica de los
tratamientos.
• Los RCT y sus equivalentes lógicos (investigación de eficacia) son el estándar para
extraer inferencias causales sobre los efectos de las intervenciones (contexto de
verificación científica).
• El metaanálisis es un medio sistemático para sintetizar los resultados de múltiples
estudios, probar hipótesis y estimar cuantitativamente el tamaño de los efectos.
Múltiples diseños de investigación que contribuyen a la PBE en psicología. Cada di-
seño puede ser más adecuado para responder a diferentes tipos de preguntas. (Fuente:
Greenberg y Newman, 1996).
Por otro lado, la experiencia�profesional es esencial para identificar e inte-
grar las mejores pruebas de investigación con los datos en el contexto de las
características y preferencias del paciente, con el fin de prestar servicios que
tengan la mayor probabilidad de lograr los objetivos de la intervención. Una
ventaja de la formación psicológica es que fomenta una experiencia profesio-
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nal informada por la experiencia científica, lo que permite al psicólogo com-
prender e integrar la literatura científica, así como enmarcar y poner a prueba
las hipótesis e intervenciones en la práctica desde la disciplina científica.
Un último aspecto son las características,�cultura�y�preferencias�de�los�usua-
rios. La atención psicológica tiene más probabilidades de ser eficaz cuando
responde a los problemas específicos, teniendo en cuenta el contexto socio-
cultural y las preferencias del paciente.
La larga historia de la psicología en el estudio de las diferencias individuales y
el cambio en el desarrollo, y su creciente literatura empírica relacionada con la
diversidad humana, la sitúan en una posición envidiable para identificar for-
mas eficaces de integrar la investigación y la experiencia clínica con la com-
prensión de las características de los pacientes, su cultura y sus entornos.
El código deontológico del psicólogo destaca la responsabilidad profe-
sional para ofrecer intervenciones con apoyo empírico que garanticen
la validez de sus efectos, y el deber ético de actualización de su compe-
tencia profesional.
4.2. Criterios de adecuación de las distintas tecnologías a la
intervención psicológica
En el apartado anterior, hemos visto que la experiencia es esencial para iden-
tificar e integrar las mejores pruebas de investigación con los datos recabados
en el contexto de las características y preferencias del paciente, con el fin de
prestar servicios que tengan la mayor probabilidad de lograr los objetivos de
la intervención. Por otro lado, los resultados de la investigación podrían ayu-
darnos a guiar la práctica en el ámbito de principios de cambio, estrategias de
intervención o protocolos específicos.
En este contexto, las distintas tecnologías avanzan a pasos agigantados y re-
sulta de cardinal importancia llevar a cabo una valoración crítica de la posibi-
lidad de integrarlas en el proceso de intervención psicológica. Para ello, tene-
mos que basar nuestras valoraciones en la PBE.
En el presente apartado vamos a tratar un aspecto que ha generado mucho
debate: la utilización de videojuegos en el ámbito psicológico.
4.2.1. El juego
Los cachorros de lobo retozan empleando agresiones ritualizadas motivadas
por su instinto. Tienen unas reglas para el juego violento integradas en sus
genes. Los seres humanos no tenemos genes para el fútbol o para los videojue-
gos, pero los jugadores aprenden un conjunto equivalente de ideas sobre estas
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actividades lúdicas. Son reglas compartidas y necesarias para que exista una
cooperación en la especie humana. A pesar de que el acto de jugar podría ser
consustancial a la cultura humana, es importante analizarlo teniendo como
marco de referencia la evolución de nuestro sistema nervioso. En este contexto
cobra especial importancia el uso de videojuegos en tanto que se ha converti-
do en un rasgo cultural vertebral de la sociedad en la que vivimos. Tiene un
profundo calado en diferentes ámbitos.
4.2.2. Los videojuegos
Desde la perspectiva económica, se estima que en 2020 el gasto total en vi-
deojuegos alcanzará la escalofriante cifra de unos 189.000 millones de dólares.
Asimismo, según los datos de la plataforma de análisis Newzoo, España ocupa
el puesto número 9 a nivel mundial en cuanto al dinero que los videojuegos
mueven anualmente (unos 2.580 millones de dólares) y el número de jugado-
res (25,8 millones). El primer informe que analiza el impacto de la industria
de los videojuegos sobre la contabilidad nacional, elaborado por la Asociación
Española de Videojuegos (AEVI), concluye que esta industria supuso el 0,11 %
del PIB español en 2016. El impacto total del sector sobre la economía es de
3.577 millones de euros y genera 22.828 empleos. Por otro lado, es importan-
te tener presente que el acceso a los videojuegos es de gran ubicuidad. Puede
llevarse a cabo a través de ordenadores, consolas, dispositivos móviles o table-
tas. Esto posibilita que no haya una restricción ni de tiempo ni de lugar para
jugar. Además, el uso de estos productos puede tener gran influencia sobre las
actividades que realizan los niños, niñas y adolescentes e incluso afectar a su
desarrollo.
En este contexto, afloran una serie de cuestiones y planteamientos que pueden
tener un significativo impacto social y un gran calado ético.
4.2.3. ¿Mejora cognitiva?
Un mensaje que se ha transmitido ampliamente es que el uso de videojuegos
puede tener efectos perjudiciales y redundar de manera negativa sobre dife-
rentes aspectos del funcionamiento cognitivo, social y emocional (Peracchia
et al., 2018). Algunas investigaciones ponen de manifiesto la existencia de una
correlación negativa entre la cantidad de horas dedicadas a los videojuegos y
el éxito académico en niños y adolescentes (Sharif y Sargent, 2006). A pesar
de estos resultados, estudios actuales sugieren que el consumo de videojuegos
podría modificar las estrategias cognitivas que las personas utilizan en el día
a día (Choi et al., 2020). En este sentido, se ha demostrado que los videojue-
gos de acción son los que tienen más beneficios cognitivos (Bavelier et al.,
2012; Dale et al., 2020). Jugar a este tipo de videojuegos mejora diferentes ti-
pos de atención, incluidas la sostenida, la selectiva y la dividida (Anderson et
al., 2011; Bavelier et al., 2012; Föcker et al., 2019), y aumenta la eficiencia en
el control de esta capacidad (Bavelier et al., 2019). También aumenta la velo-
cidad con la que las personas procesan la información (Bediou et al., 2018),
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lo que permite una mayor presteza de actuación en situaciones de presión.
Asimismo, los jugadores habituales de videojuegos de acción muestran una
mejor capacidad perceptiva (Chopin et al., 2019), sobre todo a la hora de cen-
trarse en los detalles visuales. También son más rápidos a la hora de orientar-
se espacialmente en entornos novedosos (Kühn et al., 2013) y de optimizar
los costes cognitivos que suponen realizar tareas complejas que implican una
coordinación sensorial y motora para moverse en un entorno cambiante (Kim
et al., 2015). Por último, sus usuarios presentan una mejor memoria, tanto
episódica como de trabajo (Toril et al., 2016) y son más hábiles a la hora de
realizar varias tareas a la vez y de cambiar de una a otra con mayor facilidad
(Anguera et al., 2013; Anguera et al., 2021).
4.2.4. ¿Qué sucede en el sistema nervioso?
El consumo de videojuegos no solo está cambiando la manera como nos rela-
cionamos con la realidad que nos rodea (Pichon et al., 2020), sino también
la configuración de nuestro sistema nervioso. Jugar puede generar cambios
neuronales (Föcker et al., 2018; Nahum et al., 2020; Palaus et al., 2017; Palaus
et al., 2021) tanto relacionados con la estructura como vinculados con la or-
ganización funcional de regiones críticas para diferentes dominios cognitivos
(Palaus et al., 2021).
Figura 6. Regiones cerebrales en las que se han encontrado cambios estructurales y funcionales
por el uso de videojuegos
Fuente: M. Palaus: Cognitive enhancement by means of TMS and video game training: synergistic effects (tesis doctoral).
En definitiva, el uso habitual de videojuegos ha mostrado su capacidad
de modificar la organización estructural y funcional de regiones cere-
brales que son de crítica importancia para funciones cognitivas como
la atención, la percepción, la memoria y las funciones ejecutivas.
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4.2.5. La cara oculta
Los videojuegos están diseñados para que nos gusten y, por ende, para asegurar
que pasemos un tiempo considerable pegados a las pantallas matando zombis
o persiguiendo extraterrestres. Diversas investigaciones han mostrado que los
videojuegos activan las mismas regiones cerebrales sobre las que actúan las
drogas de abuso, a saber, el denominado sustrato nervioso del refuerzo (Lo-
renz et al., 2015). Esto tiene una implicación positiva: les confiere la poten-
cialidad de utilizarse como herramientas de rehabilitación cognitiva, en tanto
que constituyen una opción óptima para motivar a los pacientes (Stanmore
et al., 2017). Sin embargo, el fenómeno también tiene una cara oculta: hace
que jugar pueda convertirse en una adicción (Klasen et al., 2020). Esto sucede
cuando se dejan de hacer cosas importantes de la vida diaria por jugar a los
videojuegos. Hoy sabemos que el encéfalo de una persona adicta a los video-
juegos muestra los mismos cambios neurales (funcionales y de conectividad
estructural) que sobrevienen en otras adiciones como, por ejemplo, el consu-
mo de sustancias (Wang et al., 2018).
4.2.6. Conclusiones
Como profesionales de la psicología, ¿podríamos prescribir el uso de videojue-
gos para la mejora o la rehabilitación cognitiva?
Se han identificado diferentes factores con una importancia crítica para el
buen desarrollo cerebral y para el buen funcionamiento cognitivo. Entre di-
chos factores destacan el ejercicio físico, una adecuada calidad del sueño, una
buena socialización y unas pautas correctas de alimentación. Si una persona
deja de hacer estas cosas por jugar a videojuegos, podría obtener sus efectos
positivos, pero perdería los beneficios de los otros factores. No hay una receta
específica que fije el uso o no de videojuegos o que proporcione un límite de
tiempo de uso o un indicador de abuso de los videojuegos. Se trata de una
balanza: hay que buscar el equilibrio.
Lo que resulta de crítica importancia para poder contestar a la pregunta
planteada es centrarnos en los fundamentos de la PBE en psicología. De
esta manera, hemos de focalizar nuestra atención en la integración de
la mejor investigación disponible con la experiencia clínica en el con-
texto de las características, la cultura y las preferencias de los pacientes
que tenemos delante y que podrían beneficiarse de la utilización de los
videojuegos.