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Barajar el canon:
Editorial
doi.org/10.18389/dearq36.2023.01
arquitectura
Shuffling the canon:
Towards a decolonized
understanding of architecture
Ingrid Quintana-Guerrero
i.quintana20@unaindes.edu.co
Facultad de Arquitectura y Diseño.
Universidad de los Andes, Colombia
DOI: https://doi.org/10.18389/dearq36.2023.01
Entre el ocaso del siglo anterior y los primeros años del presente, varias han
sido las voces —desde la de Ángel Rama hasta la de Arturo Escobar— que se
han levantado en el “sur” del continente (un “sur” conceptual construido des-
de un autodenominado norte global) para cuestionar, de manera más o menos
explícita, el otancentrismo¹ de la producción intelectual occidental; aquella que,
a la postre, ha dado cuerpo teórico al canon imperante (Lara 2018). En arqui-
tectura, la crítica y teórica argentina Marina Waisman fue pionera en apuntar
a la necesidad que, como latinoamericanxs, tenemos de desarrollar nuestros
propios instrumentos para entender y cuestionar nuestra obra y pensamiento
regionales. En 1989, la revista Summa publicó un texto que sintetiza sus propias
reflexiones sobre lo que ella denominó corrientes posmodernas vistas desde
Latinoamérica (Waisman 1989). En sus líneas pesa la crítica a una apropiación
de la posmodernidad “por arrastre […] como consecuencia de la marcha gene-
ral del mundo” (44), en un proceso no muy diferente al de la instauración de una
arquitectura moderna continental. Además, ella condenó la “verborragia vacua”
suscitada por las interpretaciones superficiales del pensamiento posmoderno
en las Américas y derivada en eclecticismos, collages anacrónicos y folcloris-
1.
mos epidérmicos (Corona 1989). Tras la Segunda Guerra Mundial, el liderazgo de Estados
Unidos cuestiona la idea del eurocentrismo. En su
La generación de historiadores de arquitectura latinoamericana a la que Wais- lugar deberíamos hablar de un otancentrismo y no es
casualidad que la alianza militar que gobierna el planeta
man pertenecía logró avanzar en la inclusión de nuestra región en los relatos desde los años 50 se llame precisamente Organización
sobre el movimiento moderno, permitiendo entenderlo como un fenómeno del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
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Dearq 36
situado más allá del Atlántico Norte. La tarea iniciada por Waisman y sus coe-
táneos está lejos de estar concluida, si consideramos que todo esfuerzo válido
de lucha contra la exclusión denunciada por Nalbantoglu resulta insuficiente
cuando a la producción regional se le discute y juzga solo a partir de concep-
tos otancéntricos.
En el Cono Sur, una de las tentativas más notables por contestar el canon fue
recientemente desarrollada, desde la historia del arte, por los curadores Andrea
Giunta y Agustín Pérez Rubio. En 2016, ambos reorganizaron la colección prin-
cipal del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), reconocido
por su poderosa colección de arte moderno regional, a través de las nuevas
categorías curatoriales que animaron la exposición temporal Verboamérica.
Siguiendo la estela de América invertida —célebre dibujo de Joaquín Torres
García, de 1934—, Verboamérica alude en su título a verbos latinoamericanos,
a acciones allí relacionadas con conceptos útiles para desaprender el eurocen-
trismo. Así, los curadores barajaron de nuevo una colección que antes estaba
organizada bajo categorías europeas como impresionismo, cubismo, abstrac-
cionismo, op-art, etc.
y, luego, las reglas del juego tanto para conferirles valores diferenciales como
para establecer las combinatorias que permiten al jugador ganar o perder. Pero
Se construyen nuevas
existe una instancia en la cual todo este sistema de valores queda en suspenso,
que es justamente el momento de barajar: en este acto, caballos, reyes y sotas
constelaciones y se
se convierten por unos segundos en rectángulos de cartón de igual tamaño hacen visibles los
y, por lo tanto, de idéntico valor frente al efecto transformador de la mezcla.
Esta acción se hace adrede para garantizar la igualdad de oportunidades de lazos que conectan
los diversos jugadores y genera, en el conjunto de cartas que cada uno de ellos
recibe, una serie de relaciones insospechadas e inconcebibles en el marco de
transversal y
las reglas hegemónicas del juego. Además de nuevas relaciones entre obras,
la acción de visibilizar obras inéditas enriquece los órdenes y sistemas relacio-
bidireccionalmente a
nales tradicionales. De esta forma, se construyen nuevas constelaciones y se distintas arquitecturas,
hacen visibles los lazos que conectan transversal y bidireccionalmente a distin-
tas arquitecturas, “canónicas” y “no canónicas” en un esquema más complejo "canónicas” y “no
que el unidireccional norte-sur, pero sobre todo más justo, más honesto y más
ajustado a los hechos históricos.
canónicas” en un
Sea este el momento para advertir que si esa incorporación se hace bajo un
esquema más
esquema aditivo, en el cual no se cuestionan (o barajan) las redes de relacio- complejo que el
nes que sustentan las actuales “cartas”, este agregado de figuras no genera un
efecto transformador; por el contrario, actúa como una reafirmación del sistema unidireccional norte-
(Martínez Nespral 2019). Ejemplos claros de este fenómeno adverso son la idea
del regionalismo crítico, propuesta por Frampton (1983), o la reciente y tardía
sur, pero sobre todo
concesión de premios Pritzker a algunos arquitectos por fuera del star system.
En ambos casos, la “concesión” realizada desde los centros de poder a favor de
más justo, más honesto
los “otros” opera con la lógica de la “excepción que confirma la regla”; ratifica y más ajustado a los
el esquema de valores tradicional, y actúa como sostén de un sistema erigido
sobre la idea velada de que no hay nada de valor por fuera del Atlántico Norte hechos históricos.
(Lara 2021). Es la política del gatopardismo: la idea de que algo cambie para que
todo siga igual.
Creemos que las “reglas del juego” del canon arquitectónico pueden y deben
ser puestas en suspenso para pasar a evaluar otras relaciones posibles en-
tre los casos, así como incorporar nuevas piezas a ese mazo que es el canon.
A esta acción subversiva, ilustrada por la metáfora del barajar, hemos apuntado
en el presente número de Dearq. Como lo mencionamos líneas atrás, la metá-
fora está inspirada por la exposición Verboamérica, cuya cocuradora Andrea
Giunta conversa en entrevista con nosotros, editorxs invitadxs, destacando el
sustento teórico que la exposición tuvo en las reflexiones de la propia Giunta,
también decantadas en sus publicaciones Feminismo y arte latinoamericano
(2018) y Contra el canon (2020). Estos títulos aportan un nuevo eslabón a la ca-
dena de tesis contestatarias en torno a la decolonialidad y la hibridación cultural
inaugurada por Beatriz Sarlo y Néstor García Canclini.
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Dearq 36
Para cerrar, y a propósito del lento barajar, somos conscientes de que esta nue-
va manera de ver las cosas —y, por ende, la arquitectura— requiere un proceso
gradual pues, como resaltaba Kwame Appiah, a propósito del cosmopolitanis-
mo, “When it comes to change, what moves people is often not an argument
from a principle, not a long discussion about values, but just a gradually acquired
new way of seeing things” (2007, 72). El conjunto de textos y obras presentados
en este número de Dearq aportan nuevos insumos para que nuestrxs lectorxs,
con las cartas en la mano, decidan cómo barajarlas. Sabemos que repartir las
cartas de nuevo tomará tiempo pero, con las contribuciones aquí presentadas,
abrimos a una nueva partida.
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n.º 56: 70-83. https://doi.or
g/10.22320/07196466.201
9.37.056.05.
investigación
Entrevista
Cómo citar: Lara, Fernando Luiz, Fernando Luis Martínez
su canon reducido!”.
Nespral e Ingrid Quintana-Guerrero. ""¡Que el arte
DOI: https://doi.org/10.18389/dearq36.2023.02
Entrevista a
Andrea Giunta
"Let art subvert its
reduced canon!".
Interview with Andrea Giunta
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Figura 1_ “La civilización occidental y cristiana”, León Fernando Luiz Lara, Fernando Luis Martínez Nespral e Ingrid Quintana-
Ferrari, 1965 (colección MALBA, exhibida en la 52a Bienal
Guerrero (FLL, FLMN, IGQ): Gracias por aceptar nuestra invitación para esta en-
Internacional de Arte de Venecia). Fuente: Fluvio Spada
(Commons Wikimedia, 2007). trevista. Hemos venido siguiendo su trabajo durante un tiempo, y no nos queda
duda de que los arquitectos tenemos mucho que aprender de la historia y crítica
del arte en lo que concierne a la decolonización y superación del canon. En buena
medida, nuestra convocatoria para este número especial de Dearq está inspirada
por la exposición Verboamérica (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires
[Malba], 2016) y en la manera en que ustedes, curadores, barajaron una colección
otrora exhibida bajo conceptos europeos, como el impresionismo, el cubismo, el
abstraccionismo, el op-art, etc. Con base en una lectura cuidadosa de la historia y
geografía latinoamericanas, Agustín Pérez Rubio y usted propusieron las siguien-
tes categorías para reorganizar la colección: en el principio, mapas, geopolítica y
poder; ciudad, modernidad y abstracción; ciudad letrada, ciudad violenta, ciudad
imaginada; trabajo, multitud y resistencia; campo y periferia; cuerpos, afectos y
emancipación, y América indígena, América negra. ¿Puede contarnos acerca del
proceso conducente al establecimiento de dichas categorías? ¿Cuáles aspectos
se derivan de la propia colección y cuáles de su producción académica? ¿Hubo
alguna obra difícil de encajar en alguna de las categorías?
Era, entonces, un juego entre las lecturas estratificadas durante décadas, que
habían transitado estos temas, y el despertar de ideas y conexiones que produ-
cen las obras. Múltiples, facetadas, como crisálidas, cada obra oprime entre sus
formas un caudal de experiencias y conceptos. En la propuesta curatorial, fric-
cionas algunos de esos aspectos. Verboamérica estuvo muy muy [sic] trabajada
en el espacio. La distancia entre las obras, el orden, señalaba la temperatura
específica de cada sala. El montaje de una exposición representa ese campo
de conocimiento adicional que se produce cuando las obras vibran en la sala.
La distancia, los contrastes, son fundamentales para que eso se produzca. Es
el momento en el que percibís con claridad que la obra no es un objeto en la
pared; es un paquete de experiencias que podés activar en múltiples sentidos.
A mí me interesa que una exposición contenga tránsitos amables, placenteros,
y contrastes desconcertantes. Me interesa producir emoción, me gustan, no le
temo a los efectos, ya que quiero que el espectador me acompañe, conmovido,
durante toda la exposición.
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Figura 2_ Sala exposición Verboamérica (Malba). FLL, FLMN, IGQ: Verboamérica estuvo abierta durante algunos meses en el Mal-
Fuente: Andrea Giunta. ba, que poco tiempo después retornó a los modos tradicionales de exhibir el
arte latinoamericano. ¿Cuáles considera usted que fueron los legados dejados
por Verboamérica? Tras seis años de su inauguración, ¿ve usted reflejadas las
reflexiones de Verboamérica en investigaciones posteriores sobre arte moder-
no latinoamericano? También imaginamos que el barajar la narrativa impactó el
valor comercial de las piezas exhibidas. ¿Cómo reaccionó el mercado artístico
tras Verboamérica?
AG: Sí, es cierto. Cuando Agustín Pérez Rubio se fue del Malba, que creo fue en
2018 —es decir, la exposición estuvo montada dos años, que es lo que tenía que
estar, e incluso más—, se volvió a un montaje con cronología, estilos europeos,
ordenada, con todos los highlights que el museo tiene. Se bajó la luz, y el museo
perdió, a mi juicio, vitalidad. En exposiciones posteriores —pienso en Latinoa-
mérica al sur del Sur, curada por Gabriela Rangel, o en Tercer ojo, la exposición
actual, curada por Maria Amalia García, de cuyo consejo asesor participé junto
a Gonzalo Aguilar y Octavio Zaya— se retomó el montaje por núcleos problemá-
ticos. Pero Verboamérica hizo algo: se sigue recordando ese montaje. Funcionó
como un modelo nuevo, una respuesta. Di muchísimas conferencias. Quizás en
Argentina no se comprendió tanto. Sobre el mercado, no, no seamos tan optimis-
tas. Verboamérica permitió ver obra que había quedado fuera del canon como
la del TPS, Ana Gallardo, Graciela Gutiérrez Marx, Eduardo Gil, Mónica Mayer,
Magali Lara, videos que no se habían casi exhibido como el de Bony o el de Marta
Minujin. Rescatamos algunas obras, pero eso no intervino en el mercado. Yo no
sé, realmente, de mercado; no sigo los precios de las obras para no tener influen-
cia de esa variable en mi trabajo. Puedo escribir sobre una o un artista que cotiza
altísimo, así como sobre otra u otro que no existe en el mercado. Lo que creo que
impactó es que podía verse el arte latinoamericano desde categorías que no co-
rrespondían a la historia del arte, de los estilos, sino a la idea de experiencia vivi-
da, ¿cómo se había sentido, recorrido, conceptualizado, vivido, América Latina?
Nos interesaba aproximarnos a esa experiencia, no desde la historia del arte,
sino desde las imágenes y desde allí algunos conceptos que no son los estilos
ni la jerga del arte, nos permitían ordenarlos. Y eso produjo bastante impacto. En
Buenos Aires e internacionalmente se sintió como un proyecto curatorial nuevo.
Lo presenté en Princeton, en el MoMA, en la Universidad de Austin.
FLL, FLMN, IGQ: Para nosotrxs, como académicxs de la arquitectura, es claro que
la historia del arte nos lleva una década de ventaja, en términos de la colonización
de referencias; seguimos sus pasos y frustraciones. No obstante, tenemos
conciencia de las limitaciones que tanto modelos antiguos como vigentes de
la historia del arte imponen a la especificidad de los estudios arquitectónicos.
investigación
¿Cuál considera usted que debería ser la labor del(a) historiador(a) de la arqui-
tectura hoy? ¿En cuál error cometido por la historia del arte de los últimos diez
años no debería incurrir la historia de la arquitectura?
FLL, FLMN, IGQ: Contra el canon (2020) es un poderoso manifiesto que lleva
a Feminismo y arte latinoamericano (2018) completamente a otro nivel. En su
introducción, usted cita a Beatriz Sarlo (su directora de tesis doctoral) y a Nés-
tor García Canclini (con quien usted ha colaborado) como los dos más grandes
pensadores del siglo XX tardío en torno a las ideas de periferia, hibridación y
descentralización. En aquel entonces, el tratado Mercosur se estaba configu-
rando, pero hoy en 2023 ya parece viejo. ¿Cuáles son las principales diferencias
que usted reconoce entre ese momento y ahora? Más específicamente, y res-
pecto a la Bienal Mercosur de 2020/21, ¿cómo articula usted nuevas preguntas
para el Cono Sur respecto al hoy y al mañana?
AG: Los conceptos que en esos años introdujeron Beatriz Sarlo y Néstor García
Canclini fueron y siguen siendo fundamentales, porque la cultura latinoamerica-
na puede comprenderse desde el concepto de una periferia creativa, que sub-
vierte y mezcla los originales para crear algo completamente diferente de lo que
propone la cultura europea, y es una cultura híbrida, en la que los tiempos se mez-
clan tanto como lo erudito, lo popular, lo masivo. También Nelly Richard aportó el
concepto de márgenes (de la modernidad) como un concepto productivo para
pensar la cultura en Chile; pero han pasado varios años y vemos que el uso que
ha hecho el mercado museográfico, el que forma coleccionismo, ha devaluado
en un sentido el arte latinoamericano, cuyos precios han subido, aunque no al
mismo nivel que el mercado internacional. Su presencia en las colecciones inter-
nacionales es mayor pero no significativa, si uno considera la extraordinaria con-
tribución que ha hecho el arte latinoamericano y que recién comienza a valorarse.
Si pensamos que en la base del capitalismo está la esclavitud, y que el conti- Figura 3_ Sala exposición Verboamérica (Malba).
nente por excelencia en el desarrollo de la esclavitud fue América Latina, aquí Fuente: Andrea Giunta.
es donde se ha producido una cultura continental afrolatinoamericana inédita,
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FLL, FLMN, IGQ: Contra el canon también resaltó el hecho de que el MoMA,
canónico por excelencia, está cambiando su narrativa para incluir obras “desde
fuera” del canon. Parece que tales inclusiones no son suficientes [y obedecen a]
lo que se conoce en Estados Unidos como tokenism. ¿Dónde tendríamos que
empezar a martillar si pretendemos derribar la estructura creada por el canon?
AG: Me encanta la palabra que han usado, martillar, porque se puede dialogar,
seducir, interpelar, negociar (una palabra muy de los años ochenta y noventa neo-
liberales), pero también hay que martillar, en el doble sentido, repetir un mismo
movimiento, decir siempre lo mismo de distintas maneras, para lograr que se en-
tienda y en determinado momento, incluso, martillar tan fuerte que se astille todo
o que entre finalmente el clavo. León Ferrari decía que él repetía siempre lo mis-
mo, porque el mundo no cambiaba, y él pensaba que no se entendía lo que decía.
De forma independiente, pero no aislada, los museos están en sus propias crisis. Figura 4_ Sala exposición Verboamérica (Malba).
Los museos de antropología y etnografía de Alemania, Francia, Inglaterra, entre Fuente: Andrea Giunta.
Los museos están bajo observación, temerosos, porque no habrá modo de fre-
nar el cuestionamiento directo sobre esos escenarios contemporáneos de la
exclusión que se han montado los donnors, coleccionistas, millonarios y los
Estados para su propia gloria. Existe una profunda comprensión de que la vio-
lencia simbólica es violencia y que justifica la existencia de violencias reales
hacia las vidas que no importan. Que el arte subvierta su canon reducido es
importante, también, porque podremos, finalmente, entender que el arte es
riqueza, diversidad, conocimiento; no la reducción de unas pocas obras reali-
zadas predominantemente por artistas varones, blancos. Los museos comen-
zaron con cambios sutiles, pero en tanto los excluidos siguen “martillando”, se
están operando cambios mayores. Tenemos que persistir, porque estamos en
el borde de un abismo, y lo que podemos hacer es operar todas las estrategias
posibles para que un cambio efectivo suceda. Es el momento.
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The new mestiza?
introducción
En los albores del siglo XXI, una extravagante expresión arquitectónica produ-
cida en la ciudad boliviana de El Alto ha llamado la atención del mundo y des-
pertado acaloradas reacciones de la crítica arquitectónica. Muchos calificativos
han intentado sintetizar el conjunto de edificios saturados de color y ostensiva-
mente ornamentados que dominan el paisaje desolado de las principales vías
de la ciudad: desde calificaciones más generales e inclusivas, como arquitectu-
ra emergente o andetectura; pasando por términos francamente pretensiosos,
como nueva arquitectura andina; hasta apodos populares, en su origen peyora-
tivos, como cohetillos, transformers y cholets, este último el que más ha tenido
éxito y apropiación popular.
Ya no son pocos los trabajos académicos que analizan este conjunto peculiar
de edificaciones (Cárdenas 2010; Daly 2019; Salazar Molina 2016), que también
ha sido blanco de una atenta mirada extranjera, reflejada en libro (Andreoli y
D’Andrea 2014), exposición artística (Fondation Cartier 2018) y película docu-
mental (Niemand 2018).
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habitar la frontera
Las características de una cultura cuajada a lo largo de los siglos todavía están
muy presentes en la vida cotidiana de los pueblos que habitan la zona, que com-
prende el occidente de Bolivia, el sur de Perú y parte del norte de Chile. Como
pocos rincones del mundo contemporáneo, ese espacio cultural y étnicamente
compartido expone la arbitrariedad de las líneas que definen los mapas de los
Estados nacionales.
Esa arquitectura El Alto ha sido el epicentro de la llamada guerra del gas, que en 2003 precipitó
la caída del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y abrió paso a la llegada del
merece atención primer aymara, Evo Morales Ayma, a la presidencia del país.
por lo que propone Las políticas de valorización cultural indígena instituidas en los gobiernos de
Morales (2006-2019) han reforzado, no solo el sentido de pertenencia y repre-
y por lo que supone; sentatividad, sino también la consolidación de una “burguesía chola” alteña,
más que expresión que tiene como base de sus actividades económicas el comercio, en gran me-
dida informal, y utiliza lógicas comunitarias y de reciprocidad ancestrales para
de una cultura profundizar y mejorar sus negocios.
particular, interesa Así es como, en muy poco tiempo, El Alto pasó de arrabal funcional de La Paz a
dinámico y autónomo polo económico, cuyo millón de habitantes ya sobrepasa
por lo que habla la población de la ciudad sede de gobierno, lo que constituye una compleja
de la problemática frontera sociocultural donde se mezclan los universos urbano y rural del altipla-
no andino.
condición Entre ambas ciudades se define otra frontera, menos porosa, que separa el mu-
latinoamericana nicipio aymara, creado hace menos de cuarenta años, de la larga historia colo-
nial capitalina. Mientras la administración política de La Paz siempre ha estado
contemporánea y en manos de una minoría europeizada, en El Alto la inexistencia de una élite
su inserción global. “blanca” hace que la ciudad sea la única en Bolivia donde las clases sociales
se componen de acuerdo con el capital económico y social, y no por el color de
piel (Hilari 2020, 50).
Por fin, conviene destacar que El Alto no es una ciudad que ha recibido a los mi-
grantes, sino que ha sido casi integralmente construida por ellos. El movimiento
migratorio alteño parece reproducir décadas después lo que el antropólogo pe-
ruano José Matos Mar (1977) había identificado en la formación de las barriadas
limeñas, ocupadas por migrantes provenientes del mismo altiplano andino, que
constituyó una división entre dos ciudades: una habitada por una clase mestiza,
con “valores y modalidades propias de formas de vida urbana”, y otra, caracteri-
zada por núcleos de cultura rural con patrones tradicionales, especialmente de
matriz indígena, que reproducen “mecanismos de compensación” basados en
sistemas comunitarios de organización cooperativista (1977, 196).
identidad ch’ixi
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En el caso latinoamericano, se tendría que añadir que la “crisis de identidad” Figura 3_ Un cholet del arquitecto Freddy Mamani.
Fotografía del autor, 2019.
posmoderna parece ser, más bien, la forma aguda de una condición crónica
presente desde la ocupación colonial, problema que las repúblicas latinoame-
ricanas intentaron solucionar con lo que la sochóloga (socióloga chola) boli-
viana Silvia Rivera Cusicanqui denomina el ideologema del mestizaje (2010,
94-96). Según su interpretación, el mestizaje permitió plasmar la ciudadaniza-
ción forzada de las poblaciones indígenas a través de violencia física y simbó-
lica, combinada con una visión telurista y ornamental del indio en el discurso
estatal.
La idea misma de una arquitectura chola en pleno siglo XXI pone definitivamente
en tela de juicio la comprensión del mestizaje como herramienta de cohesión ra-
cial y cultural, necesaria para inventar y sostener la nación moderna —tal como
lo ha propugnado la Raza Cósmica (1925) del mexicano José Vasconcelos—, por
la idealización armoniosa del encuentro de las razas que describió el brasileño
Gilberto Freyre en Casa grande e senzala (1933), o por la construcción de la
Euríndia (1924) del argentino Ricardo Rojas.
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ethos barroco
Por todo esto, no se puede comprender el caso de los cholets en clave mani-
quea o reduccionista, toda vez que es reflejo de los encuentros-confronto del
mundo ch’ixi y manifestación del ethos barroco latinoamericano:
Figura 5_ El diamante, símbolo de riqueza incrustado en la a los suyos, y no de competir o igualarse a las “élites blancas” de La Paz. La
fachada. Fotografía del autor, 2019.
extravagancia de formas, colores y luces quiere comunicar el trayecto de aban-
dono de la pobreza rural hacia la gloria individual en la ciudad.
Estos edificios son, sobre todo, eficientes “máquinas de hacer dinero”, lo que
arquitectónicamente resuena en el programa —locales comerciales, salones de
fiesta y viviendas de alquiler— y en la morfología —bloque que ocupa la totalidad
del lote y explica la marcada bidimensionalidad de la fachada, lógica volumétrica
rota solamente por el chalet posado en la última planta, donde vive el dueño—.
22 – 23
Dearq 36
Los análisis hechos a lo largo de este texto intentaron evidenciar que la bús-
queda de identidad arquitectónica en las fronteras periféricas contemporáneas
no puede leerse como expresión naïf de condensaciones de ancestralidad o
telurismo new age; tampoco puede considerarse evidencia irrefutable de pro-
cesos de modernización capitalista o globalización, homogeneizadora. Prueba
de ello es que esta clase de atavismo cultural, convocado a inventar una iden-
tidad contemporánea basada en cierta idea de herencia historico-cultural, ha
demostrado signos tempranos de raedura. La intensa explotación de la imagen
identitaria de esa arquitectura —ejemplificada por la venta de piezas de MDF y
resina inspiradas en sus fachadas y puertas metálicas, así como en la creación
de una ruta turística por los cholets más conocidos— refuerza la firma indivi-
dual de Mamani, a la vez que afloja su sentido colectivo.
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24 – 25
Dearq 36
Tipos coloniales
Figura 1_ Casas Encontradas, 2016. Fuente: autor. En 2017, propuse usar una metodología para un ejercicio académico de dise-
ño siguiendo las ideas del arquitecto argentino-chileno Enrique Walker (2017),
acerca de Lo ordinario en un curso de quinto semestre de la Universidad Cen-
tral del Ecuador, al que llamamos Casas Encontradas (fig. 1). Lo ordinario,
según Walker, se relaciona con aquello que está fuera de los límites conven-
cionales de la disciplina, pero que puede incorporarse al transformar ciertas
herramientas disciplinares. El taller buscaba fijar un horizonte epistémico en
la arquitectura informal para obtener conocimiento de ella sin recurrir a la va-
lidación del canon moderno, como en el caso de las guías arquitectónicas de
26 – 27
Dearq 36
Sin embargo, el texto Sixto Durán Ballén: planificador, urbanista y arquitecto pio-
nero de la arquitectura en Ecuador, editado por Trama (la editorial más promi-
nente de temas arquitectónicos en Ecuador), que presenta sus obras completas
bajo una revisión comprensiva, describe este mismo edificio de otra manera. Este
edificio escogido por las estudiantes Mayorga y Santillán se denomina Casal Ma-
drid, y está categorizado como parte de las series de edificios inmobiliarios llama-
dos Casales (la versión española de una villa rural), cuyo techo a dos aguas les da Figura 2_ Casal Toledo de Durán Ballén. Fuente: Katy
una cualidad distintiva (Moya y Peralta 2014, 113). Lo que parece una desviación, Santillán y Fernanda Mayorga, en Casas Encontradas.
Bloque 4
Departamentos
Bloque 3
Bloque 1
Comercio
Bloque 2
29.3022 23.3408
investigación
La arquitectura está es un gesto calculado para distinguir un grupo de proyectos inmobiliarios que
siguen un modelo utilitario y de marketing para crear una imagen consistente.
tipificada (aunque
En palabras de Walter Mignolo, lo que aquí se refuerza es la episteme punto
sin declararlo) cero, “la pretensión de una epistemología singular y particular, geo-histórica y
bio-gráficamente localizada, para ser universal” (2011, 81). La episteme punto
para desplegar cero está presente geohistóricamente cuando las ideas del modernismo nor-
características físicas teamericano y europeo ayudan a describir los Casales de Durán Ballén como
una expresión racional del dictum la forma sigue a la función: “sus fachadas
de una coexistencia comunican la función habitacional […] sus vanos trabajados con vanos modula-
dos expresan la función” (Moya y Peralta 2014, 113). Adicionalmente, el nombre
que preserva un Casales ha sido acuñado (biográficamente) por la experiencia del arquitecto en
Barcelona. Sin duda, la imagen de los edificios Casales de Durán Ballén refuer-
carácter colonial, za la idea de una influencia colonial, incluso ratificada en su nombre como una
una imagen de la alegoría española. Pero, a pesar de cualquier desviación del canon moderno
provocada por esta imagen colonial, los discursos disciplinares validan esta
superioridad del producción como una auténtica experiencia modernista.
colonizador. No obstante, otro aspecto del legado colonial se revela cuando se inspecciona
la solución de planta típica de estos proyectos, que por virtud de su repetición se
vuelven tipológicos. En los edificios Casales de Durán Ballén hay una coexistencia
bizarra del funcionalismo modernista doméstico con un espacio para un (no reco-
nocido) dormitorio oscuro, disfuncional e irracional, localizado siempre al lado de
la cocina: el cuarto de servicio, o el espacio para la “empleada puertas adentro”.²
28 – 29
Dearq 36
racionalizar a priori la producción arquitectónica, la cual debería tener como Figura 3_Planta típica del proyecto Torres de Almagro de
Diego Ponce Bueno. Fuente: Ponce y Cueva (2014, 30).
cometido el repetir soluciones que denotan cierto carácter. En consecuencia,
Figura 4_Planta típica del proyecto Torres Panorámicas de
en el caso de los diseños de espacios domésticos de Ponce Bueno, la arquitec-
Diego Ponce Bueno. Fuente: Ponce y Cueva (2014, 184).
tura está tipificada (aunque sin declararlo) para desplegar características físicas
de una coexistencia que preserva un carácter colonial, una imagen de la supe-
rioridad del colonizador: “la inhumanidad de Humanitas,³ la irracionalidad de lo
racional, los residuos despóticos de la modernidad” (Mignolo 2011, 93).
Esta inclusión implica una clasificación. Como Walter Mignolo explica, “la cla-
sificación racional significa clasificación racial. Y las clasificaciones racionales
no derivan de la ‘razón universal’, sino de ‘conceptos humanos’ acerca de la
razón universal” (2011, 83). Empezando por los predecesores de la tipificación
arquitectónica en el siglo XVIII, la arquitectura de las Américas no fue negada,
sino establecida como salvaje y pintoresca, lo cual podría caber en la definición
contemporánea de lo informal. El concepto de tipo elaborado por Quatremère
de Quincy reconoce la necesidad de un modelo como el origen de todos los
subsecuentes ejemplos de arquitectura; la noción de modelo original desesti-
ma todas las otras posibilidades no europeas de origen (Vidler 1987, 157).
Para los editores de Trama, el tipo permite que las obras de Ponce Bueno pue-
dan inscribirse en los discursos canónicos del movimiento moderno. Aquí, el
tipo se utiliza como una herramienta conceptual para racionalizar la produc-
ción del arquitecto en un esquema, en apariencia, coherente que resulta pa-
radójicamente en obnubilar lo concreto de la obra de Ponce Bueno y su for-
mación brasileña. Por ejemplo, la revisión de su trabajo no toma en cuenta
las semejanzas de sus obras con ejemplos de arquitectura paulista, como es
el caso de su edificio La Filantrópica, que comparte soluciones formales con el
edificio FIESP de Rino Levi. Al contrario, los editores de Trama declararon una
omnipresencia de Le Corbusier, aun cuando ninguna de sus obras se asemeja
en concreto a alguna referencia lecorbusiana. Le Corbusier no solo es acredi-
tado como una influencia “moderna pura”, que estableció “el estilo y discurso
que lo acompañaron el resto de su vida” (Peralta 2014, 38), sino que también
es retratado en dos páginas completas, ocupando más espacio que cualquier
retrato del propio Ponce Bueno en el libro Diego Ponce Bueno: arquitectura y
ciudad (Ponce y Cueva 2014).
30 – 31
Dearq 36
Victo
ria Alt
a
Calle
K
B
A
Calle
Calle
Vivienda
Cultivo
Vivienda
Comercio
Lavandería Común
32 – 33
Dearq 36
Figura 6_Proyecto estudiantil de pregrado de vivienda Los resultados de esta experiencia en un ejercicio de taller de diseño son un
colectiva en Quito. Fuente: Katy Santillán.
ejemplo del proceso de descolonización de los tipos arquitectónicos. La inves-
tigación acerca de tipologías ordinarias en Quito demostró que los espacios
comunales están siempre presentes, pero casi nunca comparten una configu-
ración espacial común: a veces como patios, otras como terrazas o escaleras.
También demostró la relación intrínseca de la privacidad con actividades co-
merciales como promotora de espacios comunes. Los estudiantes tuvieron que
sintetizar estas características para diseñar un proyecto de vivienda colectiva
y, por ende, tuvieron que crear tipologías a partir de estas observaciones dis-
persas. Como se muestra en el caso de la estudiante Katy Santillán (fig. 6), su
diseño de vivienda colectiva utiliza un conjunto de terrazas, patios y escaleras
que son a propósito abundantes para crear situaciones similares a aquellas en-
contradas en las viviendas informales. Sin embargo, estas características es-
paciales son tipológicamente distintas de aquellas encontradas en Quito, pero
podrían compartir características con el proyecto Hábitat 67 de Moshe Safdie.
En este caso, la investigación tipológica no es útil como un estándar para repe-
tición o como evidencia de una tradición que vaya a ser acogida; se acerca más
a ser un punto de partida para procesos de experimentación.
Si la noción de tipo permite una validación a posteriori para ciertos autores se-
lectos, es reduciendo edificios a imágenes: la producción arquitectónica forza-
da en una matriz discursiva basada en prejuicios. Cuando ponemos esta noción
de tipo-como-imagen en paréntesis, la realidad del medio construido se con-
vierte en un terreno fértil para aprender de él, en lugar de un fondo contextual
abstracto para que un proyecto arquitectónico emerja. Estas lecciones empíri-
cas podrían ejecutarse comprometiéndose en una episteme descolonizada de
tipo, esta vez no de una forma acrítica y estereotipada. ¿Podemos aprender de
ejemplos arquitectónicos no canónicos, comprometidos con el canon, trabajan-
do a favor y en contra de este?
34 – 35
Dearq 36
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investigación
dearq36.2023.05
What are canons? How do they come into existence and how do
they develop? Is the idea behind them different from that of a par-
adigm? How do canons permeate architectural history narratives
and come to frame the educational and professional fields? Why is
this felt to be a problem? Are canons an inevitable trait of our field?
Can we move forward just by shuffling, expanding or regionalizing
them? Or would this be a cure that made the poison stronger rather
than eliminating it? This essay considers these issues and raises
critical questions about the current meaning and use of architec-
tural canons. It suggests that, for the moment, we should contin-
Ruth Verde Zein ue to use them but in less inappropriate ways, until it becomes
rvzein@gmail.com
Escuela de Arquitectura y Urbanismo. possible to propose a non-canonical history of architecture and a
Universidad Presbiteriana Mackenzie, Brasil non-canonical practice.
Keywords: architectural history, historiography, architectural
DOI: https://doi.org/10.18389/dearq36.2023.05 education, architectural practice, canons.
36 – 37
Dearq 36
Es posible que este proceso sea inevitable. Tal vez, los cánones y el proceso
de canonización sean la consecuencia inevitable de las actividades educati-
vas y profesionales que se da en campos disciplinares basados en la práctica,
como es la arquitectura (Foqué 2010). Es un campo en el cual parece haber
(y tal vez siempre sea así) un impulso fuerte y constante de otorgarle notorie-
dad a un panteón estático (que puede ser cambiante y hasta volátil) de obras y
autores consagrados, los cuales funcionan como referencia para los estudios
históricos y respaldo para los procesos proyectuales. Las obras canónicas son
aquellas que han ganado prestigio a fuerza de ser constantemente expuestas
y alabadas, tanto como exponentes de un legado notorio como ejemplos para
seguir. Sirven para ilustrar el aforismo tácito muchas veces repetido de que la
arquitectura no es una disciplina que deba ser reinventada lunes de por medio.
La familiaridad con las obras canónicas funciona como un dispositivo regula-
torio que permite insertarse en la práctica a quienes se inician en la disciplina;
mientras que su notoriedad ayuda a calmar las incertidumbres de un mundo
inestable. Sin embargo, y aun considerando que ese impulso es inevitable (y
debemos reconocer que el proceso de canonización es, si bien precaria, una
fabricación conveniente), analizar y criticar los cánones y el proceso de cano-
nización sigue siendo una tarea fundamental, por cuanto es una postura más
lúcida que la de solo ignorar, aceptar, o “naturalizar” su existencia.
Una razón por la cual esta crítica es importante es porque puede ayudarnos a
entender cómo los cánones predominantes se han usado (o mal usados) para
consolidar una mirada dominante y obtusa sobre un conjunto muy restringido
de obras destacadas para definir qué es la arquitectura (moderna). La crítica es
necesaria para mostrar cómo la fundación del canon actual, a pesar de estar
basada en la exclusión, afecta de forma directa la educación y la práctica arqui-
tectónica de todo el mundo, y no siempre para bien. Esta situación es altamente
perjudicial para todos, no solo para la educación, investigación y práctica arqui-
tectónica del hemisferio sur, donde, por razones obvias, supone un detrimento
aún mayor.
¿qué es un canon?
Para analizar la definición de canon de forma crítica, en primer lugar, hay que
dejar en claro su carácter intrínseco de no universal. Todo “canon” es un arti-
ficio creado a partir de un estrecho conjunto de circunstancias que luego es
elevado al rango de validez “genérica”. Esta consagración no se debe solamen-
te a sus propios méritos (que, en muchos casos, son importantes). Su ascenso
se da a través de una combinación externa de fuerzas sociales, económicas,
culturales y políticas que convergen en un lugar y un tiempo específico, y son
sostenidas a través de la propaganda. El “prestigio” canónico atribuido a una
obra de arte, a un edificio o a un autor es un movimiento intencional parecido al
de un truco de magia: es el tercer paso de un proceso ilusorio que transforma
lo banal en algo extraordinario, y luego en algo asombroso.¹ Al igual que en las
fábulas de Andersen, deshacerse de este encantamiento requiere ser lo sufi-
cientemente valiente o ingenuo para afirmar que el canon está desnudo.
38 – 39
Dearq 36
El "prestigio" canónico Kuhn concluyó su idea de una manera aún más explícita: “Sospecho que es
mera estrechez de miras lo que hace que supongamos que el trayecto de un
(...) es el tercer paso de estímulo a una sensación sea idéntico para todos los miembros de un grupo”
(2012, 193). Si esta postura es válida para la ciencia pura, es aún más eviden-
un proceso ilusorio que te en el caso de la arquitectura. Dicho de otra manera, dado que nadie puede
asegurar que un mismo estímulo provocará las mismas respuestas en todas y
transforma lo banal en cada una de las personas, más allá de cuál sea el “paradigma” del que estemos
algo extraordinario, hablando, es legítimamente imposible afirmar que pueda ofrecer una certeza
“universal” basada en percepciones “comunes”, las cuales luego son transfor-
y luego en algo madas en creencias “comunes” y consideradas “universales” debido a esto.
asombroso. En cuanto a las diferencias, es importante tener en cuenta que, por su misma
naturaleza, el conocimiento adquirido en la ciencia pura (una vez validada por
un grupo más grande de científicos) no tiene sustento material. Se supone que
una ecuación matemática que describe las constantes de un fenómeno natural
(E = MC², por ejemplo) debería funcionar en todo momento y lugar (al menos eso
es lo que sostiene el statu quo científico).
Los relatos canónicos, al igual que los paradigmas, pueden desempeñar un rol
a la hora de “estructurar” el aprendizaje y el proceso educativo de una nueva
generación de profesionales. Esto no sería negativo si fueran empleados como
opciones abiertas que ayudaran a entender las complejidades de nuestra dis-
ciplina, y no como elementos que definen fronteras que, por lo general, se ba-
san en otras realidades y reducen la nuestra a un espejismo o, aún peor, a una
distorsión. Conforme pasa el tiempo, los relatos canónicos tienden, a su vez, a
la rigidez y al rechazo a priori de todo conocimiento que disienta con sus pos-
tulados, de una forma similar a lo que ocurre con los paradigmas científicos. A
diferencia de la ciencia, las comunidades profesionales en arquitectura no con-
sideran los relatos canónicos como muletas transitorias. Históricamente, han
recibido un papel regulatorio casi sobrenatural: no se espera ni se aprecia que
algo cambie, ni ahora ni nunca; como si esos prestigiosos compendios históri-
cos hubiesen sido aceptados como textos sagrados. A diferencia de la ciencia,
la refutación del conocimiento establecido y sus seudoverdades, sumado a la
acumulación de nuevos conocimientos sobre el legado pasado y actual de la
arquitectura (moderna), no le abren la puerta ni ofrecen contribuciones auto-
máticas a la concreción de un “cambio de paradigma” (Zein 2019, 102-125). Y,
sin embargo, el invierno se acerca, disfrazado tal vez como un verano tropical…
Para entender por qué se produce este estancamiento y por qué es tan difícil
de quebrar, tal vez sea útil volver sobre la primera acepción que Kuhn le da al
concepto de paradigma, mencionada en páginas anteriores: “Una constelación
de creencias, valores, y técnicas, entre otras cosas, que son compartidas por los
miembros de una comunidad” (2012). El hecho de compartir creencias es algo
40 – 41
Dearq 36
En primer lugar, examinemos una pregunta central. ¿Por qué es importante que
un estudiante de arquitectura aprenda historia? Tal vez, la pregunta podría so-
nar superflua, pero no lo es. A lo largo del último siglo, la educación y la práctica
arquitectónica se han visto atravesadas por un desprecio mayúsculo hacia la
historia, relegándola a un lugar secundario y superficial. Si esto no aconteciera,
ocuparía el mismo espacio en las currículas que tiene el diseño (o, al menos,
contaría con la misma proporción entre estudiantes y docentes). En este punto,
casi siento que puedo verlos leer esta última frase y sonreír ante mi aparente
ingenuidad. Y, sin embargo, un arquitecto con una pobre formación en historia
(y no estoy hablando de la capacidad de citar nombres o fechas de ejemplos
canónicos) fue, es y será un peligro para la profesión, para la calidad de los edi-
ficios y las ciudades, y para el medioambiente en general.
Definir cómo es el proceso mediante el cual se establecen los cánones es una ta-
rea compleja. Sin embargo, son fácilmente reconocibles. En los últimos tiempos,
los libros de amplio alcance sobre historia arquitectónica son la herramienta más
usada para difundir y perpetuar los marcos canónicos. Son prácticamente inevita-
bles, y ofrecen la apariencia de proveer una formación histórica, sobre todo den-
tro de un difícil contexto donde pocos docentes, muchas veces sin la formación
adecuada, deben enseñarle a una masa creciente de estudiantes de arquitectura.
Por ejemplo, un libro titulado Arquitectura moderna del siglo XX tiene implícito
un enfoque geográfico universal que pocos (en realidad, ninguno) de los libros
actuales sobre el tema son capaces de alcanzar. Según el historiador Paul Veyne,
42 – 43
Dearq 36
En todo caso, siempre es mejor usar más de una fuente, más allá del tema en
cuestión. El cruce entre posturas de diversos autores mejorará la capacidad
crítica de docentes y estudiantes. Los resultados pedagógicos también serán
más prolíficos y profundos, además de que habría menos riesgo de convertir
lectores en meros creyentes. En otras palabras, esto ayudaría a que la comuni-
dad académica pudiera apreciarlos y aprender de ellos, en vez de convertirlos
en mitos. Las lecturas críticas tienen la capacidad de abrir caminos para que
emerjan nuevas posibilidades. La intención no es que docentes críticos y res-
ponsables formen arquitectos solo para que sepan de memoria una supuesta
historia “verdadera”, que en realidad es limitada y parcial. Enseñar y aprender
historia debería ser una actividad didáctica basada en la investigación (de fuen-
tes secundarias al menos) e impulsada por la curiosidad, dado que requiere que
cada estudiante revise y complete su formación con sus propias referencias.
conclusión
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44 – 45
Dearq 36
¿Independencia
descolonizar la arquitectura
En el idioma español, la palabra colonia tiene varios significados. Los dos más
comunes refieren, por una parte, a un grupo de personas que, procedente de un
territorio, se establece en otro (e. g., la colonia gallega de Maracaibo); y por otra,
a un territorio dominado o administrado por una potencia extranjera (e. g., la
base aérea Ramstein, en Alemania) (RAE 2022). Con base en estas dos definicio-
nes, rechazar o deshacer una colonia puede entenderse de diferentes maneras.
Dependiendo de la definición que usemos, descolonizar puede ser un acto de
independencia o una expresión de xenofobia.
El siguiente aparte, formulado desde otra rama de los estudios críticos (conoci-
da como fat studies) ilustra lo anterior:
46 – 47
Dearq 36
transaccionales, todas A pesar de que los llamados estudios decoloniales sugieren la posibilidad de
ampliar el espectro de aquello que podemos conocer (y de las formas que po-
las arquitecturas demos usar para conocerlo), también es claro que este potencial habitualmen-
que intervienen te se ve menguado por su postura historicista; al presumir que la historia está
gobernada por explicaciones incontrovertibles (e. g., la arquitectura latinoame-
en la definición de ricana es fruto de la imposición unidireccional de un canon), ante los cuales los
individuos yacen impotentes (Popper [1957] 2002a). Dicho de otra forma, los
cada proyecto se estudios decoloniales suelen dar por sentado que nuestras sociedades y los
individuos que las componemos (en este caso, los arquitectos latinoamerica-
entretejen en una red nos) hemos carecido de agencia a través de la historia, al estar nuestras ideas
de conocimiento, no y acciones predeterminadas por una estructura o sistema que existe por fuera
(o a pesar) de nosotros (Doucert y Cupers 2009).
en una estructura de Como hemos visto, basta con reconocer la especificidad de diferentes arquitec-
poder. tos para que dicha explicación general se caiga por su propio peso. Conscien-
tes de la necesidad de dar cuenta tanto de la agencia de los individuos como de
la estructura que la articula en la construcción del recuento histórico, Michael
Werner y Benedicte Zimmermann (2000) han desarrollado la historia cruzada.
Dejando atrás los métodos comparativos, que contrastan entidades diferentes
pero equivalentes para revelar una cuestión o problema común a través de sus
diferencias y similitudes; y los llamados estudios de transferencia, que escriben
la historia como una serie de influencias pasadas de un grupo humano a otro; la
historia cruzada estudia las interdependencias que existen entre las diferentes
partes del mundo:
[…] cuando las sociedades entran en contacto unas con otras, incluso a través
de vínculos tenues como aquellos creados por las redes virtuales, los objetos y
las prácticas no solamente se interrelacionan sino que se modifican unos a otros
como efecto de esa relación. Este es a menudo el caso en las ciencias y la innova-
ción, donde las disciplinas y los paradigmas se desarrollan y cambian a través de
48 – 49
Dearq 36
Frente a esta disyuntiva, la historia cruzada nos ofrece una alternativa sincrética,
capaz de abordar estructura y agencia al mismo tiempo, al entender la realidad
en diferentes escalas. Además de ello, la historia cruzada intenta abordar las
8.
diferentes temporalidades que definen cualquier objeto de estudio, mantiene La noción de zona de contacto desarrollada en Footprint
su enfoque en la configuración de la realidad antes que en su contexto o su si- n.º 26 proviene de Pratt (1991, 30-40).
tuación, y hace esfuerzos notables por estudiar los objetos en sus dimensiones 9.
A pesar de su relativismo radical, que parecería
conceptuales y reales a la vez. Una aproximación de esta naturaleza no se limita contradecir el enfoque estructural que le atribuimos, la
a estudiar objetos o acciones, como si fueran dos cosas distintas, sino que fluye descolonización jamás reconoce la agencia individual.
de una a otra categoría y en muchos casos trata de estudiarlas de forma conjun- A lo sumo reconoce la agencia de grupos minoritarios
y marginalizados, tomando como base su supuesta
ta, especialmente en relación con las interacciones que establecen entre ellas “identidad colectiva” antes que el carácter individual de
(Zimmermann 2020, 11). sus miembros.
investigación
análisis transaccionales
Sobre estas bases teóricas, los análisis transaccionales presumen que toda
arquitectura es una forma de conocimiento politécnico. Este conocimiento se
produce, desarrolla y aplica en cuatro heurísticas concretas. Sin importar su
condición, cada edificio es el resultado de decisiones tomadas a partir de pro-
cesos de ensayo y error, en términos morfológicos (implantación, forma y con-
figuración), tecnológicos (materiales, procesos constructivos y tecnologías),
utilitarios (actividad, uso, desempeño y propósito) y comunicativos (significado
y representación). Por otra parte, cada arquitecto es visto como un pensador
10. independiente, capaz de tomar decisiones libremente. Inscritas dentro de es-
La prevalencia de esta postura en las instituciones tos campos de acción disciplinar, estas decisiones inevitablemente se encuen-
culturales, incluyendo los medios de comunicación, el
arte y la academia, harían pensar que, en efecto, se trata tran en constante fricción con las decisiones de otros arquitectos. Volviendo
de una cuestión ante todo ideológica. a un ejemplo anterior, podemos imaginar a Le Corbusier experimentando en
50 – 51
Dearq 36
Para aprender del intercambio entre estas tres arquitecturas no tenemos que
“desaprender” absolutamente nada, ni “reorganizar el conocimiento” de una
forma inédita. Por el contrario, muchos (y muy diferentes) arquitectos se podrían
beneficiar del estudio cuidadoso de la maraña de transacciones y cruces que
podemos establecer entre calles y plazoletas venecianas, casbas musulmanas
y plataformas precolombinas, reinterpretadas en contextos diferentísimos, con
resultados fabulosos en tres arquitecturas que nos revelan su singular belleza,
en especial cuando las analizamos de forma conjunta.
independencia y proliferación
Como hemos visto, los análisis transaccionales que hacen parte de mi investi-
gación, al igual que la historia cruzada desarrollada por Werner y Zimmermann
(2006), nos ofrecen una visión de la arquitectura que, sin desconocer las dife-
rentes dinámicas de poder que estructuran la vida social de las personas, nos
permiten entender la historia y proyectar nuestro trabajo hacia el futuro, libres
del determinismo reductivo de los estudios decoloniales. La historia cruzada
reconoce una tensión productiva e ineludible entre estructura y agencia, y de
esa forma invita al historiador a formular mejores explicaciones que aquellas
que nos ofrecen los modelos comparativos y de transferencia, usualmente di-
cotómicos. A través de los análisis transaccionales, por otra parte, he tratado de
definir un propósito concreto para esa agencia y he resaltado la independencia
intelectual del arquitecto como condición indispensable para la producción de
11.
conocimiento arquitectónico. Al definir la arquitectura como una forma de co- El arte de Mark Lombardi logra capturar con singular
nocimiento, evaluar interrelaciones entre dos o más edificios no solamente se belleza esta idea, al dibujar interrelaciones reales
hace posible, sino indispensable. o imaginarias entre personas e instituciones en
momentos críticos de la historia reciente, en forma
de constelaciones o redes (https://www.moma.org/
Es Paul Feyerabend (1968) quien sugiere que la proliferación es la condición artists/22980, visitado 15/06/2022).
fundamental para la producción y la generación del conocimiento. En este sen- 12.
Por tapiz me refiero al término inglés “mat”
tido, la diversidad que promueven los llamados estudios decoloniales es sin habitualmente utilizado, aun por investigadores que
duda importante. Desafortunadamente, vemos cómo en muchos casos esta trabajan en otras lenguas.
investigación
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52 – 53
Dearq 36
10.18389/dearq36.2023.07
Decolonizing Contact Zone in
Contemporary Colombia
This paper explores how the Indigenous social protest of “La Min-
ga 2020” became an opportunity for re-appropriating and decol-
onizing the public space of La plaza de Bolivar, while fostering
collective opposition to the ongoing violence affecting Indigenous
communities in Colombia. Through the analysis of "La Minga
2020”, the colonial character of the plaza de Bolivar, and the use of
theoretical concepts such as Contact Zones and decolonization of
Marcela Torres Molano
spaces, the article reflects on how Indigenous people transformed dianamarcela.torresmolano@concordia.ca
the hegemonic space into a place of collectiveness. Concordia University, Canadá
54 – 55
Dearq 36
Para ello, primero, presento un breve análisis sobre las realidades históricas
de las comunidades indígenas en Colombia y la minga como mecanismo de
resistencia. Posteriormente, describo y analizo el carácter colonial de la Plaza
de Bolívar, sede de las formas de poder hegemónico heredadas de la Colonia.
Además, creo un marco teórico basado en el concepto de zonas de contacto
de Pratt (1992) y Clifford (1997), y una aproximación a la descolonización de
los espacios, utilizando las perspectivas de Rivera Cusicanqui (2010), Correia
(2019) y Mavisoy Muchavisoy (2018). Para finalizar, analizo cómo la Minga 2020
se convirtió en una zona de contacto, en la que los participantes indígenas
cuestionaron fuertemente las dinámicas de poder.
Evaluar diferentes las concesiones mineras en tierras indígenas. Se opusieron al libre comercio
con los países del norte global y exigieron la desmilitarización de sus pueblos
espacios a través de y el ejercicio seguro del control territorial a través de la guardia indígena (Mora
García y Correa Alfonso 2020).²
las movilizaciones
La situación de los derechos humanos de los pueblos indígenas sigue siendo
indígenas promueve “profundamente preocupante y extremadamente grave” (ACNUR 2011), a pesar
56 – 57
Dearq 36
Zonas de contacto
Zona de contacto, un término acuñado por Mary Louise Pratt (1992, 4), se define
como los “espacios sociales donde culturas dispares se encuentran, chocan y
luchan entre sí, a menudo en relaciones altamente asimétricas de dominación
y subordinación”. Las zonas de contacto pueden referirse a espacios físicos,
geográficos e históricos donde se producen encuentros coloniales, en la época
contemporánea. Según Pratt (1992, 7), las zonas de contacto con frecuencia po-
drían implicar condiciones dispares, como la coerción de una parte, relaciones
desiguales de poder y una alta posibilidad de conflicto. Para Pratt, la zona de
contacto representa un encuentro espacial y temporal en la que “los sujetos se
constituyen en y por sus relaciones mutuas”.
58 – 59
Dearq 36
Según Silvia Rivera Cusicanqui (2010), los espacios urbanos son entornos en
los que múltiples culturas coexisten, se complementan y, en muchas ocasiones,
se antagonizan. En consecuencia, un escenario urbano suele ser un espacio
donde el conflicto es inminente, por la presencia de numerosas relaciones que
fácilmente chocan en momentos de discrepancia. Además, en los espacios
urbanos prevalecen las relaciones jerárquicas y la estratificación social. Histó-
ricamente, las ciudades en Abya Yala han heredado las relaciones de estratifi-
cación de la Colonia, y ello ha perpetuado la estigmatización racial. Por ende,
las ciudades pueden ser escenarios menos activos de la descolonización, pues
refuerzan un sistema de control con formas hegemónicas de poder. De ahí que
un proceso de descolonización real precise a desafiar las formas urbanas co-
loniales, generando prácticas colectivas de oposición anticolonial y acciones
simbólicas emblemáticas (Rivera Cusicanqui 2010).
la minga 2020,
una zona de contacto descolonizadora
La ocupación de la de Representantes para que escucharan las voces de los participantes, al tiem-
po que los obligó a entender cómo el Gobierno nacional teme a las fuerzas cos-
plaza urbana permitió mológicas de los pueblos indígenas, que han sobrevivido siglos de genocidio
(Revista Semana 2020b).
a los habitantes de
Según Gabriel Jeromito (comunicación personal, 4 de abril de 2021), indígena
la ciudad reconocer Paez residente de Bogotá, la Minga suscitó un sentimiento de empoderamiento
el conflicto en sus colectivo, ya que tanto la agencia como la fuerza indígena quedaron demostra-
das a través de los medios de comunicación nacionales e internacionales. Para
propios territorios. Esneider López (comunicación personal, 4 de abril de 2021), de la comunidad
nasa y participante en la Minga, este encuentro fue una llamada de atención a
todo el país y, a su vez, una muestra de resistencia indígena en una estructura
colonial aún vigente. López declaró que “Esta Minga fue un diálogo con todo
el país y no solo con un gobierno y que se trataba de que los indígenas de-
mostraran su poder de resistencia e invitaran a todos los demás ciudadanos a
oponerse a la violencia que afecta a los colombianos desde hace más de siete
décadas” (comunicación personal, 4 de abril de 2021).
60 – 61
Dearq 36
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la-vida-esta-en-riesgo-por-
eso-nos-movilizamos/
proyectos
William García Ramírez Derrumbar, demoler, desmentir son acciones con las que se
william.garcia@javeriana.edu.co suele asociar el decolonialismo en arquitectura. Una serie de
Departamento de Arquitectura, Facultad de Arquitectura
y Diseño. Pontificia Universidad Javeriana
prácticas que, además de su similitud conceptual, cuentan
con otro común denominador: el uso del prefijo de. Este pre-
DOI: https://doi.org/10.18389/dearq36.2023.08 fijo, que en principio alude a “la reversión de una situación, en
otra distinta que le antecede” (Real Academia Española [RAE]
2023), v. g.: deconstruir, o deformar, también se usa, para ex-
presar una acción completamente diferente: “la revelación de
algo oculto o desconocido” (RAE 2023) como en “develar” o en
“denunciar”. Precisamente, esta doble acepción, que pivota en-
tre el deconstruir y el develar, o mejor, entre el desmantelar y
el revelar, explica una de las principales lógicas que mueven el
decolonialismo en arquitectura: deshacer un hecho, para des-
cubrir y rehacer una verdad. Por lo tanto, el decolonialismo en
arquitectura, más que conformar un canon de “arquitecturas
decolonialistas”, configura un panorama de prácticas decolo-
nizadoras, sustentadas en la convicción de que deshacer es el
primer paso para un nuevo hacer.
64 – 65
Dearq 36
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Dearq 36
rensic Architecture constituye al mismo tiempo un modo de in- Figura 8_ Concurso Público Internacional de Anteproyecto
Arquitectónico para el Diseño de un Espacio de Memoria
vestigación (de carácter forense) y un campo de conocimiento y Reflexión, Medellín 1983-1994. Proyecto Taller Síntesis
académico con sede en Goldsmiths, Universidad de Londres. (2018).
68 – 69
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bibliografía
70 – 71
Dearq 35
El cadáver exquisto
https://doi.org/10.18389/dearq36.2023.09
The exquisite corpse
of Documenta Fifteen
Roberto Uribe-Castro
ruc@robertouribecastro.de
Artista
DOI: https://doi.org/10.18389/dearq36.2023.09
En el verano del 2022 tuvo lugar una de las citas más impor- Londres y en los salones de París. Todos estos grandes even-
tantes y significativas en el calendario mundial del arte: la tos forjaron una tradición de macroencuentros que buscaban
Documenta. Este evento sucede cada cinco años en la ciudad establecer los nuevos cánones de modernidad basados en los
de Kassel (Alemania), y es para muchos de los entendidos un principios de la Ilustración y confiando en las bondades de la
mile stone, en lo que se refiere a posturas del arte contempo- Revolución Industrial europea. Con estas ferias, Europa cons-
ráneo, solo comparable con la Bienal de Venecia. Y si bien en truyó plataformas de promoción para su visón de progreso y
cada una de sus realizaciones ha dejado en sus visitantes la bienestar, no solo en el viejo continente, sino con extensiones
idea de haber asistido al evento que cambiaría el curso de la en las antiguas colonias europeas, incluida Colombia.
historia del arte, en esta entrega, la Documenta 15 ha marcado
definitivamente un antes y un después, pues en esta ocasión La Documenta Fifteen fue curada por el colectivo ruangrupa,
ha dejado la idea más de ruptura que de cambio, por cuanto de Indonesia. Por primera vez, alguien del continente asiático y,
sacudió los cimientos mismos de esta cita quinquenal. sobre todo, por primera vez un colectivo estaba a encargado de
liderar y convocar este evento. ruangrupa, a su vez, invitó a ca-
Para entender lo que sucedió en esta última edición de la Do- torce colectivos más, que invitaron a otros y, así, llegaron a ser
cumenta y sus alcances tanto en los eventos de arte como en más de 1500 artistas, arquitectos, filósofos, músicos y diferen-
los discursos político-culturales del mundo, nos obliga a mirar tes profesionales que estuvieron involucrados durante los 100
los orígenes de la Documenta misma. Su historia está íntima- días en conciertos, charlas, exposiciones, talleres y diferentes
mente ligada con los procesos de la posguerra en Alemania. El eventos en la ciudad de Kassel.
nombre mismo Documenta es un neologismo que se refiere a
una documentación de arte moderno, un movimiento artístico Desde que se anunció a ruangrupa como comisario de esta
condenado por el nazismo en Alemania y los países ocupados muestra en 2019, no se hicieron esperar los comentarios y
durante los años en que esta dictadura se mantuvo en el po- ataques y muestras de descontento. Todo se intensificó a co-
der. Muchos movimientos artísticos abstractos de finales del mienzos de 2022, cuando las primeras acusaciones de antise-
siglo XIX y comienzos del XX, como fauvismo, cubismo, expre- mitismo aparecieron por cuenta de la alianza contra el antise-
sionismo o der Blauer Reiter, fueron considerados “arte dege- mitismo de Kassel, en contra de sus organizadores y algunos
nerado” por parte del Nacional Socialismo.1 colectivos presentes en la muestra. Luego, cuando la Docu-
menta Fifteen abrió sus puertas a la prensa, estas acusaciones
Los primeros organizadores de la Documenta, Arnold Bode y crecieron por causa de la obra People’s Justice, realizada en
Werner Haftmann, buscaron en sus primeras versiones estable- 2002 por el colectivo Taring Padi, pues se le acusó de promo-
cer un puente cronológico y lineal entre los movimientos artísti- ver imágenes antisemitas. La obra fue rápidamente cubierta
cos condenados por parte de los nazis y otras escuelas previas con una tela negra mientras un comité encargado evaluaba las
a la Segunda Guerra en Alemania, como la Bauhaus, con el afán acusaciones. Al final, la obra fue removida del Friedrichsplatz
de reconstruir o reestablecer una historia del arte occidental.2 (la plaza principal) en Kassel, donde se encontraba expuesta
Hoy incluso se miran con recelo estos orígenes al vincular al antes de abrir la muestra al público.
mismo Werner Haftmann con el brazo paramilitar del Nacional
Socialismo en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. El evento quedó entonces marcado por el escándalo a lo lar-
go de sus cien días. La diversidad de argumentos y posiciones
La primera Documenta se planeó como un evento secundario a hizo que la duración de esta última versión fuera insuficiente
la Bienal de Jardinería que se realizaba por tercera vez desde el para entender los alcances y la magnitud de lo que había entra-
fin de la Segunda Guerra Mundial.3 Estas bienales de jardinería do en juego, no solo en las futuras versiones de la Documenta,
se remontan al siglo XIX, junto con las exposiciones industriales sino incluso respecto a las relaciones entre arte y política, arte
y de ciencias como la Gran Exposición de 1851, organizada en y censura, arte y medios de comunicación. Al final, pareciera
creación
La Documenta 15 ha
marcado definitivamente
un antes y un después,
pues en esta ocasión ha
dejado la idea más de
ruptura que de cambio,
por cuanto sacudió los
cimientos mismos de
esta cita quinquenal.
que la invitación a un colectivo de lo que ahora se denomina Más que otras, la Documenta Fifteen ha marcado un antes y
el sur global hubiera sido más para cumplir con cuotas de in- un ahora en el mundo del arte. Y es que pensar un evento que
clusión que una auténtica intención de conocer propuestas obedece a unas estructuras y tradiciones europeas desde el
diferentes a las que se han impuesto desde el siglo XIX desde llamado sur global tenía que sacudir dichas formas hasta sus
Europa al resto del mundo. más profundos cimientos, si iba a ser consecuente con sus pro-
pios criterios. Esta Documenta rompió desde sus inicios con la
Cuando se me propuso hacer una crónica de la Documenta idea de un evento terminado, de narrativa continua y lectura
Fifteen, ya se intuía la dificultad para hacerla sobre una mues- unidireccional, para pasar a ser una invitación a la discusión,
tra que se centraba más en los procesos largos y que no se los aportes provenientes de diferentes lugares y contextos. Se-
enfocaba en los resultados cerrados y terminados que suelen guramente, esta no será la última Documenta, pero sí es un
verse en este tipo de exposiciones. Sin embargo, la cascada hecho que la hegemonía y la autoridad en el discurso histórico
de eventos, críticas y escándalos superó cualquier predicción y estético impuesto en los últimos siglos desde Europa al resto
que pudiera hacerse a la dificultad de la tarea. del mundo ha explotado, y sus pedazos pueden recomponerse
a partir de nuevas centralidades, con diferentes interpretacio-
Por esta razón, este texto ha sido finalmente concebido desde nes y desde ángulos muy diversos.
otra orilla. Mi propuesta al lector es la de un cadáver exquisito,
antes que la de un texto terminado. La idea de cadáver exqui- Pareciera que estamos frente a un cadáver exquisito que res-
sito se refiere a la técnica usada por los surrealistas: consiste ponde más a un inconsciente social y colectivo que se des-
en un juego de mesa en el que cada participante escribe una pierta, y donde antes que una sola narrativa única y lineal, son
frase o se hace un dibujo sobre una hoja de papel que se dobla varias las que van abriendo campo para comunicarse. Tal vez
antes de pasarla al siguiente jugador. Este deberá continuar a los ojos de una lógica occidental esta Documenta sea un
con un nuevo aporte y, así sucesivamente, hasta que todos los verdadero desastre, lo que nos invita a pensar que un evento
participantes hayan escrito o dibujado algo. Al final de la ronda, como este sí tiene algún sentido de evolución. Es tal vez des-
se procede a leer o mostrar el resultado. Lo que buscaba con prenderse de conceptos que vienen de ideas preconcebidas
esta actividad es la creación de una poética grupal, lúdica, anó- de éxito o fracaso, pues son en realidad procesos continuos en
nima, intuitiva y espontánea, que de alguna manera manifieste constante desarrollo.
el inconsciente colectivo presente en el grupo participante.
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