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Con el Miércoles de Ceniza, que este año se celebrará el 14 de febrero, inician los 40 días en los que la Iglesia llama a los
fieles a la conversión y a prepararse verdaderamente para vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de
Cristo, en la Semana Santa.
El Miércoles de Ceniza es una celebración contenida en el Misal Romano. El cual explica que en la Misa se bendice e
impone en la frente de los fieles la ceniza hecha de las palmas bendecidas en el Domingo de Ramos del año anterior.
La tradición de imponer la ceniza se remonta a la Iglesia primitiva. En aquel entonces las personas se colocaban la ceniza
en la cabeza y se presentaban ante la comunidad con un "hábito penitencial" para recibir el Jueves Santo el Sacramento de
la Reconciliación.
La ceniza es un símbolo. Su función está descrita en el artículo 125 del Directorio sobre la piedad popular y la liturgia,
documento publicado por el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos:
"El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las cenizas,
que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se
sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y
mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo
ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario
cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior
que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual".
La palabra ceniza, que proviene del latín cinis, representa el producto de la combustión de algo por el fuego. Esta adoptó
tempranamente un sentido simbólico de muerte, caducidad, pero también de humildad y penitencia.
La ceniza, como signo de humildad, le recuerda al cristiano su origen y su fin: "Dios formó al hombre con polvo de la
tierra" (Gn 2,7); "hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho" (Gn 3,19).
Para la ceremonia se deben quemar los restos de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior. Estas son
rociadas con agua bendita y luego aromatizadas con incienso.
Este acto tiene lugar en la Misa, al término de la homilía, y está permitido que los laicos ayuden al sacerdote. Las cenizas
son impuestas en la frente, haciendo con ellas la señal de la cruz, mientras el ministro pronuncia las frases: “Acuérdate
que eres polvo y en polvo te convertirás”, o “Conviértete y cree en el Evangelio”.
Luego, quien recibe las cenizas debe retirarse en silencio meditando la frase pronunciada.
¿Por que en forma de Cruz???
Obviamente evocamos la Vivificante Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, según el bienaventurado Pablo nos ha predicado:
Gál 6, 14 "En cuanto a mí, ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el
mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo!"
Eze 9, 4-6 "y le dijo Yavhe: "Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a
los hombres que gimen y claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella". A los otros dijo,
oyéndolo yo: "Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no miren con piedad vuestros ojos, no tengáis compasión. Matad
a viejos, a jóvenes y a vírgenes, a niños y a mujeres, hasta que no quede ninguno. Pero a todo aquel sobre el cual esté la
señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario". Comenzaron, pues, desde los hombres ancianos que estaban
delante del templo."
Cuando no hay sacerdote, la imposición de cenizas puede realizarse sin Misa, de forma extraordinaria. Sin embargo, es
recomendable que al acto preceda una liturgia de la palabra.
Es importante recordar que, como todo sacramental, las cenizas sólo pueden ser bendecidas por un sacerdote o diácono.
Puede recibir este sacramental cualquier persona, inclusive no católica. Como especifica el Catecismo (1670 y siguientes)
los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo como sí lo hacen los sacramentos, pero por la oración de la
Iglesia estos “preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella”.
El Miércoles de Ceniza no es día de precepto y, por lo tanto, la imposición de la ceniza no es obligatoria. No obstante,
siempre es recomendable participar en la Misa.
En el Miércoles de Ceniza es obligatorio el ayuno y la abstinencia —como en el Viernes Santo—, para los mayores de 18
años y menores de 60. Fuera de esos límites es opcional. Ese día los fieles pueden consumir una comida "fuerte".
La abstinencia de comer carne es obligatoria desde los 14 años. Todos los viernes de Cuaresma también son de
abstinencia obligatoria. Los demás viernes del año también, aunque según el país puede sustituirse por otro tipo de
mortificación u ofrecimiento como el rezo del Rosario.
La palabra ayuno tiene el significado de "acción de no comer" y viene del latín ieiunum = "vacío".
Dios se complace en quien se aparta del mal y de la injusticia, lo cual viene a ser incluso como un sacrificio de expiación
por los pecados antes cometidos. En múltiples citas del AT la doctrina de los profetas nos enseña que no agradan a Dios
los sacrificios si no van acompañados de las debidas disposiciones interiores, del temor de Dios y de la justicia, que se
manifiesta en el fiel cumplimiento de la Ley; y esta doctrina de los profetas y la enseñanza de Jesucristo en el evangelio
está en contraposición, al espíritu farisaico, que, descuidando el aspecto moral, la debida disposición del corazón en la
práctica de la virtud y de la buenas obras, la práctica de la justicia, se preocupaba más de lo ceremonial, es decir que, por
ostentación y por presunción se ocupaban más del exhibicionismo.
Mt 9, 13 Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a
llamar a justos, sino a pecadores».
Mt 12, 7 Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio, no condenaríais a
los que no tienen culpa.
«Misericordia quiero y no sacrificio» es la clave del mensaje de hoy. ¿Qué quiere decirme el Señor? Pues quizá que no
esté tan apegado a las leyes y al cumplimiento externo de las normas; que por encima de ellas está el bien del hombre. No
puedo hacer el bien porque estoy esclavizado a un mandato, a una costumbre, a una ley o una norma. Menos aún puedo
relegar a mis hermanos en nombre de Dios; Él mismo me lo dice. Antes que nada, ha de estar el consuelo, el alivio y la
atención al necesitado: se trata de practicar la compasión, la solidaridad.
Am 8, 4 Escuchad esto los que pisoteáis al pobre y queréis suprimir a los humildes de la tierra, 5 diciendo: «¿Cuándo
pasará el novilunio para poder vender el grano, y el sábado para dar salida al trigo, para achicar la medida y aumentar el
peso, falsificando balanzas de fraude, 6 para comprar por dinero a los débiles y al pobre por un par de sandalias, para
vender hasta el salvado del grano?»
LIBRO IV
DE LA FUNCIÓN DE SANTIFICAR DE LA IGLESIA 834-1253
Parte III
DE LOS LUGARES Y TIEMPOS SAGRADOS 1205-1253
Título II.-De los tiempos sagrados 1244-1253
Capítulo II.-De los días de penitencia 1249-1253
Capítulo II
De los días de penitencia
1249 todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer penitencia ; sin embargo, para que todos
se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales, en los que se dediquen los fieles de
manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor
fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia , a tenor de los cánones que
siguen.
1250 en la Iglesia universal, son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de cuaresma .
1251 todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne, o de otro
alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal; ayuno y abstinencia se guardarán el miércoles de Ceniza y
el Viernes Santo.
1252 la ley de la abstinencia obliga a los que han cumplido catorce años; la del ayuno, a todos los mayores de edad,
hasta que hayan cumplido cincuenta y nueve años. Cuiden sin embargo los pastores de almas y los padres de que
también se formen en un auténtico espíritu de penitencia quienes, por no haber alcanzado la edad, no están
obligados al ayuno o a la abstinencia.
1253 la Conferencia Episcopal puede determinar con más detalle el modo de observar el ayuno y la abstinencia , así
como sustituirlos en todo o en parte por otras formas de penitencia, sobre todo por obras de caridad y prácticas de
piedad.
1 ostentación = Exhibición que se hace de una cosa con vanidad o presunción, hacer gala de grandeza o lucimiento,
exhibirse.
2 presunción La palabra "presunción" viene del latín praesumptio y significa "vanidad, orgullo".
En la teología católica, se entiende por presunción la convicción de conseguir la salvación por las propias fuerzas
naturales humanas y por las buenas obras, y no por la gracia de Dios. Con lo cual se le quita todo valor al sacrificio
de Cristo para salvar al hombre. Se aparta, así, de la virtud de la esperanza.
La palabra ayuno tiene el significado de "acción de no comer" y viene del latín ieiunum = "vacío".
Abstinencia: La ley de abstinencia exige a un católico de 14 años de edad y hasta su muerte, a abstenerse de comer carne
los viernes en honor a la Pasión de Jesús el Viernes Santo. La carne es considerada carne y órganos de mamíferos y aves
de corral. También se encuentran prohibidas las sopas y cremas de ellos. Peces de mar y de agua dulce, anfibios, reptiles y
mariscos son permitidos, así como productos derivados de animales como margarina y gelatina sin sabor a carne.
Los viernes fuera de Cuaresma, la Conferencia de Obispos de USA obtuvo permiso de la Santa Sede para que los
católicos en los Estados Unidos pudieran sustituir esta penitencia por un acto de caridad o algún otro de su propia
escogencia. Ellos deben llevar a cabo alguna práctica de caridad o penitencia en estos viernes. Para la mayoría de las
personas la práctica más sencilla para cumplir con constancia sería la tradicional de abstenerse de comer carne todos los
viernes del año. En Cuaresma la abstinencia de comer carne los viernes es obligatoria en Estados Unidos, así como en
otro lugar.
Ayuno: La ley de ayuno requiere que el católico desde los 18 hasta los 59 años reduzca la cantidad de comida usual. La
Iglesia define esto como una comida más dos comidas pequeñas que sumadas no sobrepasen la comida principal en
cantidad. Este ayuno es obligatorio el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. El ayuno se rompe si se come entre
comidas o se toma algún líquido que es considerado comida (batidos, pero no leche). Bebidas alcohólicas no rompen el
ayuno; pero parecieran contrarias al espíritu de hacer penitencia.
Aquellos excluidos del ayuno y la abstinencia aparte de los ya excluidos por su edad, aquellos que tienen problemas
mentales, los enfermos, los frágiles, mujeres en estado o que alimentan a los bebés de acuerdo a la alimentación que
necesitan para criar, obreros de acuerdo a su necesidad, invitados a comidas que no pueden excusarse sin ofender
gravemente causando enemistad u otras situaciones morales o imposibilidad física de mantener el ayuno.
Hoy arranca un nuevo tiempo del calendario litúrgico. Una breve explicación de qué significa esta fecha y cómo se puede
hacer para aprovecharla al máximo.
Hoy es el silbato de salida. Todos los católicos estamos llamados a vivir los próximos cuarenta días en profunda
reflexión sobre los acontecimientos ocurridos en la Semana Santa. Con el Miércoles de Ceniza, los fieles comenzamos a
vivir en un clima penitente para arrepentirnos de nuestros pecados y convertirnos de corazón. Esas son las dos
palabras clave de este tiempo: arrepentimiento y conversión.
Ahora bien. La celebración del miércoles, que marca el inicio del tiempo cuaresmal, es una que tiene una
particularidad comparada con el resto de las liturgias: la imposición de las cenizas. ¿De dónde surge esta práctica?
Antes de Cristo, judíos y Ninibitas utilizaban la ceniza como un símbolo de penitencia. Años más tarde, los fieles
católicos comenzaron esta práctica para prepararse para la celebración de la Semana Santa y, ya en el siglo XI, se agrega
al misal el rito del Miércoles de Ceniza.
Acostumbrados a vivir en la rutina, es muy fácil tratar al inicio de la cuaresma (y al resto de este tiempo) cómo un día más
del año. Sin embargo, es necesario considerar algunas cuestiones antes de hacer caso omiso de la fecha.
El hecho de recibir cenizas tiene como objetivo recordarle al fiel su origen. “Recuerda que eres polvo y en polvo te
convertirás”. Con un sentido simbólico de muerte, caducidad, humildad y penitencia, la ceniza ayuda a que mires en tu
interior y descubras esas cosas que necesitan de la misericordia de Dios. Ayuda a reconocer que somos débiles, que
vamos a tener un final y que necesitamos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús para poder llegar a vivir
junto a Él en el Reino de los Cielos. Esta mirada a la interioridad de uno, de reconocer las fayas y querer arreglarlas,
entran en la dinámica de las dos palabras claves de la cuaresma. Al reconocer nuestros pecados, nos arrepentimos y al
querer cambiarlos nos convertimos.
Para vivir este tiempo de la mejor manera posible, la Iglesia propone tres actividades clave, destinadas a fomentar un
crecimiento espiritual y cierta mortificación exterior: la oración, el ayuno y la limosna. Estas tres formas de
penitencia demuestran una intención de reconciliarse con Dios, uno mismo y los demás.
Contrario a lo que muchos sostienen, la oración no fortalece nuestra relación con Dios. La oración ES nuestra
relación con Dios. El constante diálogo con nuestro Padre, la meditación a conciencia de su palabra, es la relación
personal que todo cristiano debe aspirar. Se va haciendo más fuerte, fruto de esa relación que se entabla en el hablar con
Él. Es decir: la oración no va a hacer que, como por arte de magia, tu relación con Dios mejora.
La oración ES tu relación con Dios y, por tanto, debes preocuparte por hacerla cada vez mejor. Se podría considerar para
algunos una mortificación por lo que exige: tiempo. Hay que renunciar a ese tiempo que le dedicaríamos a la serie, el
deporte o simplemente dormir, para poder hablar con Dios. En Mt 6, Jesús nos enseña la oración de oraciones: el
Padrenuestro. En esas frases, Cristo describe cómo ha de ser nuestro trato con el Padre.
Por otra parte, está el ayuno, apunta a que el fiel adquiera dominio sobre sus instintos y libere su corazón (CIC
2043). Como dijo Jesús: “No solo de pan vive el hombre sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
Aprender a dejar de lado eso que queremos comer o tomar, para darle lugar a Dios en nuestra vida, es otra excelente
manera de vivir la cuaresma.
Por último, la limosna. Renunciar a un bien propio para darlo a un hermano que lo necesita. Hoy en día, la gente
vive muy apegada a lo que le pertenece, a lo que tiene. Algunas personas hasta se definen por eso que está bajo su
posesión. Saber dejar de lado todo eso para poner al prójimo por encima de las cosas materiales, devuelve el orden natural
de las cosas a nuestro interior. Ese diseño que Dios pensó de poner a todas las cosas al servicio de los hombres, los cuales
son todos iguales ante Dios y peregrinan para llegar a Él.
El inicio de la Cuaresma está marcado por una liturgia en la que destaca el rito de la imposición de la ceniza. Hoy te
explicamos el significado y el origen de la ceniza utilizada en este tiempo litúrgico.
El P. Antonio Lobera y Abio, sacerdote del siglo XIX y autor del libro “El porqué de todas las ceremonias de la Iglesia y
sus misterios”, explicó esta penitencia debe venir acompañada de arrepentimiento y dolor por haber ofendido a Dios.
El Directorio sobre piedad popular y la liturgia recoge en su numeral 125 que el rito de la imposición de la ceniza, “lejos
de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada
bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal”.
Además, también simboliza la mortalidad de los hombres. Reflejo de esto es la fórmula que pronuncia el sacerdote
cuando impone la ceniza en la frente de los fieles: "Recuerda que polvo eres y al polvo volverás”.
Su origen
En el Antiguo Testamento las cenizas son utilizadas para expresar luto (Jeremías 6,26), deseo de conseguir algún favor de
Dios (Daniel 9,3) y arrepentimiento (Judith 4,11).
La Enciclopedia Católica explica que durante el Jueves Santo los primeros cristianos se colocaban ceniza en la cabeza y
un “hábito penitencial”, como símbolo de penitencia pública.
Y aunque la Cuaresma adquirió un carácter plenamente penitencial en el siglo IV, no fue hasta el siglo XI que se
implementó el rito de la imposición de la ceniza el Miércoles de Ceniza.
Posteriormente, el rito de la imposición de ceniza se extendió rápidamente por toda la Iglesia Católica y se convirtió en
una parte importante de la Cuaresma.
En la actualidad, otras denominaciones cristianas (anglicanos, luteranos, metodistas, presbiterianos, ortodoxos) también
utilizan la ceniza al principio de la Cuaresma, aunque sus ritos son distintos a los de la Iglesia Católica.