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Una noche, oyendo tocar a un guitarris- amor por la música peruana —los val-
ta de música criolla, un tal Lalo Mol- ses, los huianos, las marineras— encon-
fino, Toño Azpilcueta tuvo una revela- tró una justificación intelectual. Mien-
ción trascendental. Cuando le dijeron tras otras actividades —pensó Toño, en
que no podía perderse ese concierto, éxtasis—, como la política, separaban al
sintió extrañeza. Él había consagrado su ser humano, esos ritmos hacían vibrar
vida a estudiar los ritmos peruanos y a conjuntamente los espíritus, debilitaba
escribir reseñas de discos, conciertos y las barreras sociales y raciales, y final-
músicos en las revistas efímeras de fol- mente permitía el encuentro de gente
clor nacional, y nunca había oído ha- muy diversa que se identificaba con una
blar de ese guitarrista chiclayano. Pica- misma sensibilidad nacional. A comien-
do por la curiosidad, asistió a la peña zos de los años noventa, en un período
de Bajo el Puente, un barrio criollo en de enorme violencia desencadenada por
el centro de Lima, donde se presentaba, el fanatismo terrorista de Sendero Lu-
sin imaginar que se encontraría con un minoso, Toño Azpilcueta se daba cuen-
talento sobrenatural, el mejor guitarris- ta de que la música criolla podía ser un
ta peruano de todos los tiempos y quizá antídoto y un alivio para todos los ma-
del mundo. Oyéndolo tocar, además, su les del Perú.
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Le dedico mi silencio Mario Vargas Llosa
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TOÑO AZPILCUETA,
¿UN VISIONARIO?,
¿UN FANÁTICO?, ¿UN INGENUO?
El crítico musical que protagoniza esta Toño está convencido de que el ejem-
novela es otro de los grandes personajes plo de sus buenos amigos, Toni Lagarde
vargasllosianos. Se trata de un hombre y Lala Solórzano, puede expandirse al
tocado por la fe en una idea, que se niega resto de la sociedad. Toni es un blanco
a aceptar cualquier desmentido de la rea- que provenía de la élite limeña, y Lala
lidad. Toño Azpilcueta cree haber dado una negra nacida en los callejones más
con la clave que solucionaría las iniqui- pobres del centro de la ciudad. Se ha-
dades, las incomprensiones, el racismo bían conocido en una de esas jaranas que
y la violencia del Perú, y se obsesiona a atraían a los burgueses aventureros, y la
tal punto con su idea que pasa por alto música criolla había hecho el milagro.
todos los elementos que podrían poner Todas las barreras raciales y sociales se
a prueba su teoría. Empezando por su habían resquebrajado, y ahora, nonage-
propio matrimonio, que degenera cada narios, seguían siendo un ejemplo para
día, y no sólo porque Matilde, su esposa, todo el Perú. Así lo creía Toño. Les co-
no compartiera su amor por la música, mentaba sus ideas a sus amigos, la for-
sino porque Toño estaba secretamente ma en que interpretaba su historia, pero
enamorado de Cecilia Barraza, la famosa ni ellos mismos estaban muy seguros de
cantante de ritmos peruanos que Vargas que tuviera razón.
Llosa convierte en personaje de ficción Aun así, Toño no se sentía aludido.
en esta novela. Su personalidad lo hacía renuente al
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LA CULTURA POPULAR
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Habiendo creado una obra portentosa y están escritos en un tono que explica
inspirada en la realidad peruana, esta es y ejemplifica la huachafería, también
la primera vez que Vargas Llosa aprove- cuentan las hazañas de los músicos rea-
cha uno de sus elementos culturales más les que crearon y difundieron la música
distintivos, incluso más claramente aso- criolla, desde Felipe Pinglo, uno de los
ciados a su identidad nacional y a sus mi- pioneros y autor de clásicos del género,
tologías sentimentales, la música criolla, hasta Chabuca Granda, la cantante que
para sumergirse en la historia del país, en internacionalizó el criollismo peruano.
sus claves intelectuales y en sus procesos También son un pretexto para repasar
culturales. La estructura de la novela se los debates en torno al indigenismo y
presta para este juego. Los capítulos im- al mestizaje en el Perú, y para abrir una
pares cuentan la historia de Toño, y los discusión sobre el destino de países que
pares el libro que el protagonista va es- tienen una historia compleja y una con-
cribiendo a lo largo de la novela. Estos figuración social tan rica y variada como
episodios, aunque son parte de la ficción la de este país andino.
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PERSONAJES
Toño Azpilcueta
Experto en música criolla y escritor de reseñas de discos y conciertos para revis-
tas efímeras de folclor nacional, Toño Azpilcueta aspira a ser reconocido como
un par por los intelectuales de la élite. Está convencido de tener la clave para
solucionar todos los problemas del país, y para demostrarlo escribe un libro
total, que lo explica todo, y que además responde a todas las críticas que le
puedan formular. Ese esfuerzo obsesivo y delirante lo lleva, finalmente, a la lo-
cura. Toño tiene familia, pero está locamente enamorado de Cecilia Barraza, su
amiga y confidente con quien se reúne en el café Bransa de la Plaza de Armas.
A ella le confiesa su mayor tormento: padece de una fobia irracional a las ratas,
y en ocasiones su miedo se convierte en alucinaciones tenebrosas.
Lalo Molfino
Un prodigio de la guitarra que muere prematuramente, cuando apenas se hacía
conocido. Tiene una historia trágica: sus padres lo abandonaron en un vertedero,
de donde lo rescató un cura, el padre Molfino, que lo crio como un hijo. Hura-
ño y solitario, posiblemente impotente e incapaz de trabajar en grupo, genera la
quiebra allí por donde pasa. Su temperamento opaca su talento y su individua-
lismo representa la antítesis de lo que pregona Toño. El crítico cree que la música
puede unir, pero Lalo rompe todos los grupos en los que toca porque quiere todo
el protagonismo para él. Su único amor real parece ser su guitarra, que también,
como él mismo, proviene de un basural. Lalo la encontró entre los desperdicios y
se dedicó en cuerpo y alma a repararla, primero, y luego a tocarla hasta alcanzar
la excelencia. Nadie le enseñó, fue autodidacta.
Cecilia Barraza
No es un personaje ficticio, sino una cantante real y muy conocida en el Perú, que
ayudó a popularizar la música criolla. Se dio a conocer en 1971 gracias a Trampo-
lín a la Fama, un programa de televisión, y desde entonces participó en festivales
y grabó discos que la convirtieron en una de las intérpretes más conocidas del
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Chino Collau
Es el vecino y fiel amigo de Toño, y quien le presta el dinero para que viaje al
norte en busca del rastro de Lalo Molfino y escriba su libro. Tiene una pulpería
en Villa El Salvador y trabaja todo el día. Sólo tiene espacio para pensar en otras
cosas cuando se reúne con Toño a oírlo hablar del talentoso guitarrista, de la
huachafería y de la futura integración del Perú.
Matilde
Esposa de Toño, distante y trabajadora, la más dura prueba de que algo en la
teoría de Toño falla. Si la música no ha logrado unirlos a ellos, ¿cómo va a unir
a un país entero? Matilde se gana la vida lavando ropa y ayuda económicamente
a Toño para que pueda ir al Bransa a desayunar con Cecilia Barraza. Es la madre
de dos hijas, que Toño lleva cada mañana al colegio.
El doctor Quispe
Psiquiatra, amigo y pretendiente de Cecilia Barraza, que se interesa por el caso
clínico de Toño. Considera que su gran problema, del que se deriva su búsque-
da de armonía y unión, es que no tolera el conflicto y la contradicción. Cree
que la respuesta psicológica de Toño a las situaciones en que la realidad no se
ajusta a sus deseos, es ver ratas, un animal que contamina y corrompe.
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EXTRACTOS
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vida intensa, al menos sí para subsistir. donde sólo figuraran cosas ciertas y
Habían tenido sus momentos buenos, comprobadas por él. Un libro sobre la
sobre todo al inicio, cuando Toño creyó huachafería, sobre el vals criollo y sobre
que podría compartir con ella su pasión esa figura desconocida que había de-
por la música. La había enamorado en- cidido por sí mismo armar y tocar esa
viándole acrósticos en los que plagiaba guitarra, ese gran instrumento del val-
los versos más ardientes de sus valsecitos secito que había venido a personificar
favoritos, y llegó a creer que esas palabras la música peruana. Un libro en el que
que brotaban de lo más profundo de la explicaría que el vals peruano no había
sensibilidad popular habían doblegado existido durante los tres siglos colonia-
su corazón. Muy pronto, sin embargo, se les, una época en la que los peruanos
dio cuenta de que ella no vibraba como blancos y de buena sociedad tenían su
él con los acordes de las guitarras, ni se propia música, importada de España, y
le entrecortaba el aliento cuando Felipe los peruanos humildes, empezando por
Pinglo Alva cantaba con su voz de tercio- los esclavos, tenían también su propia
pelo esas estrofas que hablaban de amar- música y sus propios bailes, de origen
gos sufrimientos debidos a amores mal africano, muy distintos de la de los
recompensados. Convencido de que ella, blancos. En realidad, la fusión musical
en lugar de vibrar con la música y fanta- de esos mundos apartados sólo se había
sear con vidas mejores y más fraternas, producido en el siglo xix, muchos años
se aburría, dejó de llevarla a las peñas y después de la independencia, cuando
tertulias, y con los años empezó a hacer surgieron los valsecitos que integraron
su vida solo, sin contarle siquiera qué ha- al Perú. ¿Qué había pasado en la última
cía ni a dónde iba los fines de semana. década para que el Perú hubiera entra-
Eran unas salidas generalmente castas, do en esa guerra fratricida que cada día
donde se dedicaba sólo a conversar, a oír dejaba un montonón de muertos? ¿Por
música criolla, a descubrir nuevas voces qué Sendero Luminoso se tomaba los
y nuevos guitarristas —todo lo anotaba pueblitos perdidos en las montañas o
con detalle en sus libretas—, y a seguir hacía estallar bombas en las ciudades de
admirando a los bailarines y sus figuras la sierra, o incluso en Lima, si todas sus
alocadas. Ya no tomaba como antaño, víctimas eran peruanas? ¿En qué mo-
sobre todo ahora que había cumplido mento el país se había fracturado y roto
cincuenta años y el alcohol le destrozaba por completo, separando a la sierra de
el estómago.» la costa y a un hermano de otro herma-
no? ¿No se necesitaba ahora, más que
nunca, un libro que uniera de nuevo al
Perú? ¿Sería capaz de escribir ese libro
TOÑO AZPILCUETA sobre el alma peruana en la que cada
uno de sus compatriotas pudiera reco-
«Quería que su libro estuviera edifica- nocerse y recordar qué era lo que los
do sobre una investigación rigurosa, unía?»
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ría—. Hasta creo que me excedí y hablé vayas a Chiclayo a averiguar más cosas
de los incas y del Tahuantinsuyo. ¿No es sobre la vida de ese flaco. Escribe ese li-
cierto, compadre? bro, mi hermano. Harás llorar a mucha
—Mucho, hablaste como un loro gente, si lo cuentas como nos lo contaste
—asintió Collau, con un hilito de voz—. anoche. ¿Viste que a tu mujer se le salían
Tanto que me quedé un buen rato sin también las lágrimas? Y a mí, algo más
dormir, pensando en la historia de ese raro, ya en la cama, porque no soy nada
guitarrista chiclayano. Nos dejaste con- sentimental, compadre. Pero me eché a
movidos, compadre. Qué aventura triste llorar, quién lo diría.»
la de ese muchacho. Sobre todo si esta-
ba enamorado de Cecilia Barraza. Y qué
bonito eso que le dijo al despedirse: “Le
dedico mi silencio”. TONI LAGARDE Y LALA
—Es que cuando hablo de Lalo Mol- SOLÓRZANO
fino me emociono mucho y hasta se me
saltan las lágrimas, compadre —repuso «Toño estaba seguro que su amigos eran
Toño, dándole al chino Collau un nuevo la prueba evidente de que sus ideas eran
palmazo en la espalda—. ¿Y cuál es esa correctas. En sus vidas el vals había cau-
buena acción, se puede saber? sado una revolución que debía replicarse
Él y el chino Collau eran amigos des- a lo largo y ancho de la sociedad perua-
de que ambos habían construido sus na, unificándola, venciendo los prejui-
casitas con sus propias manos, hacía de cios, los abismos sociales. Esa iba a ser la
esto ya años, en este barrio, con un sacri- tesis central de su libro, les confesó Toño.
ficado alcalde español, llamado Michel Solía pensarse que era la religión, la len-
Azcueta y nacionalizado peruano, que gua o las guerras las que iban constitu-
no se parecía a ningún otro. Ninguno de yendo a un país, creando una sociedad,
ellos tenía títulos de propiedad, aunque, pero nunca a nadie se le había ocurrido
si eran verdad las palabras del alcalde, ya que una canción, una música, hiciera
vendrían. Solían conversar en las noches, las veces de la religión, de la lengua o de
aunque la mujer de Collau, Gertrudis, las batallas. Era la música, bastaba pen-
una serranita de Ayacucho, madre de sus sar un poco en ello para darse cuenta,
tres hijas, no acostumbraba participar en la expresión artística que tenía el poder
esas conversaciones. Salía a veces, los mi- para borrar las diferencias y despertar la
raba muda y hosca, y volvía a meterse en fraternidad, acaso el erotismo, entre per-
su casa. sonas diferentes. Toño los señalaba. Ahí
—Te voy a prestar cinco mil soles, estaba la prueba, frente a él, nada podía
hermano —le dijo su amigo Collau, in- desmentir esa evidencia. El entusiasmo
cómodo, hurtándole los ojos y casi bal- lo hacía perorar en voz alta, casi gritan-
buciendo—. Para que escribas el libro do. Gesticulaba con tanta energía que el
que se te ha metido escribir sobre Lalo asiento de madera en la que estaba senta-
Molfino y las cosas del Perú. Para que do crujía como si se fuera romper.
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to con ella, dio la voz de alarma. Entre importante de lo que yo imaginaba. Aho-
varios profesores, incluido el Rector, que ra vuelvo a dudar. Dime que no lo haga,
se encargó de dirigir la procesión entre Toño, convénceme.
los edificios de las facultades, llevaron en —¿Quién soy yo para decirte qué
brazos a Toño a la enfermería de la Uni- hacer? —dice Toño.
versidad. Una hora más tarde, mientras —Eres el autor de…
los estudiantes almorzaban en las cafe- —Mi familia ha prosperado gracias a
terías y Lima suspendía por un rato sus Matilde, gracias a que ella nunca se dejó
actividades, llegaba una ambulancia para embelesar por mis ideas ni por mis fanta-
llevárselo.» sías —dice Toño, resignado.
—¿Y eso es todo? ¿No hay nada más en
tu vida aparte de la rutina y de contentar
el estómago? —protesta Cecilia.
CECILIA BARRAZA —Ya no me pica el cuerpo, ni me ator-
mentan las ratas. No es poca cosa.
«—Más bien dime tú que es verdad, que —Casi prefiero verte con la camisa
la música criolla no es sólo una forma remangada, rascándote como un poseí-
de entretenimiento. Si no me retiré hace do —reniega Cecilia—. ¿Qué importan
unos años fue porque te creí, porque me las ratas, Toño? Que vuelvan, si con ellas
hiciste ver que mi música era mucho más vuelve tu entusiasmo por la música.»
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PREGUNTAS PARA
LA CONVERSACIÓN
1. Esta novela plantea un asunto de enorme importancia: ¿qué nos une
como sociedad? ¿Es la religión? ¿Es la lengua? ¿Es la raza? Se ha escrito
mucho al respecto, pero aquí Toño propone algo nuevo: ¿Y si lo que nos
une es la cultura nacional, la música típica, el folclor? ¿Qué pensáis al
respecto?
4. Las ideas son el motor de las acciones, pero en ocasiones las ideas se
desprenden de la realidad y se convierten en ficciones peligrosas, en fa-
natismo. Este es uno de los temas centrales de la obra literaria de Vargas
Llosa. ¿Qué opinión os merecen las personas que defienden una idea
contra cualquier desmentido de la realidad?
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8. ¿Es preferible una sociedad como aquella con la que sueña Toño, en la que
reina la armonía, el amor fraterno y el mismo sentimiento nacional? ¿O es
preferible una sociedad que sepa manejar el conflicto y donde cada quien
pueda expresar los sentimientos que quiera, sin necesidad de someterse al
mismo clamor nacional?
10. ¿Por qué creéis que Cecilia Barraza defendía las ideas de Toño y al final lo
anima a que siguiera escribiendo?
13. Cuando Toño tiene su crisis final, achaca la culpa de su fracaso y su ruina
a los demás, a un complot de sus enemigos, a las ratas que quieren co-
rromper su sueño de amor y de armonía. ¿Se parece esta reacción a la de
los políticos que no asumen la responsabilidad de sus fallos y le echan la
culpa a los poderes fácticos, al Estado profundo, a los medios de comuni-
cación, a los empresarios vendepatrias?
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15. En ocasiones se establece una diferencia muy marcada entre alta cultura
y cultura popular. Pero en otras, como las obras de Vargas Llosa y Gar-
cía Márquez, la cultura popular invade novelas que luego son clasificadas
como alta cultura. ¿Qué opinión os merece esa división entre lo culto y lo
popular? ¿Preferís lo uno o lo otro? ¿O las dos? ¿Creéis que pueden mez-
clarse? ¿Puede una obra de arte ser, a la vez, popular y culta?
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© Francesca Mantovani
® EditionsGallimard
EL AUTOR
Mario Vargas Llosa Premio Nobel de da quieta (de Pérez Galdós)—, memorias
Literatura 2010, nació en Arequipa, —El pez en el agua—, relatos —Los ca-
Perú, en 1936. Aunque había estrenado chorros—, Conversación en Princeton, con
un drama en Piura y publicado un libro Rubén Gallo, Medio siglo con Borges, Dos
de relatos, Los jefes, Premio Leopoldo soledades, Obra periodística I. El fuego de
Alas, su carrera literaria cobró notorie- la imaginación, Un bárbaro en París: Textos
dad con La ciudad y los perros, Premio sobre la cultura francesa y, sobre todo, no-
Biblioteca Breve (1962) y Premio de velas: Conversación en La Catedral, Pan-
la Crítica (1963). En 1965 apareció su taleón y las visitadoras, La tía Julia y el
segunda novela, La casa verde, Premio escribidor, La guerra del fin del mundo,
de la Crítica y Premio Rómulo Galle- Historia de Mayta, ¿Quién mató a Pa-
gos. Ha publicado piezas teatrales —La lomino Molero?, El hablador, Elogio de
señorita de Tacna, Kathie y el hipopóta- la madrastra, Lituma en los Andes, Los
mo, La Chunga, El loco de los balcones, cuadernos de don Rigoberto, La Fiesta
Ojos bonitos, cuadros feos, Las mil noches del Chivo, El Paraíso en la otra esqui-
y una noche y Los cuentos de la peste—, na, Travesuras de la niña mala, El sueño
estudios y ensayos —García Márquez: del celta, El héroe discreto, Cinco Esqui-
Historia de un deicidio, Carta de bata- nas, Tiempos recios y Le dedico mi silen-
lla por Tirant lo Blanc, La orgía perpe- cio. Ha obtenido los más importantes
tua, La utopía arcaica, La verdad de las galardones literarios, desde los ya men-
mentiras, La tentación de lo imposible, El cionados hasta el Premio Cervantes, el
viaje a la ficción, La civilización del espec- Príncipe de Asturias, el PEN/Nabokov
táculo, La llamada de la tribu y La mira- y el Grinzane Cavour.
www.penguinclubdelectura.com
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