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EL PÁRRAFO PERDIDO

Daniel Coronell

Prometió no usar su cargo para hacer política. El día que se posesionó lo


dijo con todas las letras. Francisco Barbosa, por entonces un señor
amigo de las conversaciones de paz, hizo un discurso breve y puntual
sobre su plan para la Fiscalía general de la Nación. En el penúltimo
párrafo de esa alocución elevó un llamado sensato para que se aprobara
una ley que estableciera inhabilidades especiales para que el fiscal, el
procurador y el contralor no tuvieran la tentación de lanzarse a la
Presidencia.

El discurso de Barbosa, de modesta factura pero de considerable


repercusión por la importancia del cargo que asumía, decía textualmente:
“Cumplir mi rol de fiscal general implica hacerlo a tiempo completo, sin
agendas dobles y con compromiso patriótico, por esa razón invito al
contralor general de la República, Carlos Felipe Córdoba y al procurador
general de la Nación, Fernando Carrillo a que acompañen la propuesta,
como lo hace hoy el fiscal general, de impulsar la inhabilidad temporal
que se quiere establecer a nuestros cargos para evitar el afán de iniciar
campañas presidenciales precoces en el marco de nuestras funciones”.
Traigo a colación el tema, a raíz de la entrada en circulación de
más de 5.000 libros en seis tomos que Barbosa mandó a editar para
celebrar su propia gestión en la Fiscalía. Aquí ustedes pueden ver las
seis portadas ilustradas con seis diferentes fotos del hasta hace unos
días fiscal, como si nadie más hubiera existido.

El tomo 1 de la colección llamada “Fiscalía en la calle y en los territorios”


está dedicado al primer año de su gestión entre 2020 y 2021.

Allí, en el volumen inicial del autohomenaje a Barbosa, hay un capítulo


dedicado a celebrar su discurso de posesión el 13 de febrero de 2020,
pronunciado ante su compañero de pupitre, el entonces presidente Iván
Duque. Lo curioso es que el párrafo donde advierte sobre la
inconveniencia para el país de tener un fiscal haciendo política fue
suprimido en la edición que por estos días empieza a circular
principalmente entre los empleados de la Fiscalía.

En la edición digital de Los Danieles ustedes pueden ver el texto


publicado en el libro propagandístico al lado del original, leído aquel día
por el fiscal Francisco Barbosa. El párrafo contra la tentación de lanzarse
a la Presidencia fue inexplicablemente borrado, como si jamás hubiera
existido.

La desaparición de esa parte del discurso pone en evidencia la


deshonestidad intelectual de Francisco Barbosa, tan notoria que es
capaz de falsificarse a sí mismo. Eliminar, a la chita callando, esperando
que nadie se dé cuenta, un aparte de sus propias palabras retrata su
personalidad capaz de alterar un documento a conveniencia.
También muestra hasta qué punto ha llegado el ejercicio despótico del
poder durante la administración Barbosa-Mancera. Pensar que se
pueden esfumar aquello que no les conviene, como Stalin borraba a sus
enemigos en las fotos de la Unión Soviética, es prueba de la escasa o
nula importancia que le dan al escrutinio público sobre sus actos.

Esta alteración documental es indicio asimismo de lo que sucede cada


vez con más frecuencia en la Fiscalía, donde empiezan a desaparecer
pruebas que incomodan a los jefes. Un gran ejemplo es el informe de
campo de los miembros del CTI que le contaron a la entonces vicefiscal
Martha Mancera sobre las presuntas actividades delictivas del jefe del
CTI en Buenaventura, Francisco Javier Martínez Ardila, alias Pacho
Malo. De acuerdo con la señora Mancera, ese informe firmado y
entregado con las formalidades del caso simplemente no existió.

Por último la esfumación de esa parte del discurso de posesión de


Francisco Barbosa ilustra claramente lo que está planeando para su
futuro. Felizmente lo único más grande que la vanidad del poder es la
ingratitud del mismo. Aquellos personajes que lo usaron para dilatar
términos, conseguir impunidades, mantener silencios y perseguir
detractores, serán los primeros en desecharlo como a un kleenex usado.

Dentro de poco casi nadie recordará a Francisco Barbosa, más allá de


los desastres causados por él y su sucesora, solamente será otro lagarto
rogando que le mantengan la escolta.

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