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LA ROMANIZACIÓN Y EL IMPERIO ROMANO

Nuestra lengua, nuestras costumbres, nuestras edificaciones y sistemas de leyes nacen


del legado cultural de la antigua Roma. Con la expansión territorial desde la República
en adelante se produjo un fuerte proceso llamado ROMANIZACIÓN. ¿A qué se le llama
romanización?

El inicio del imperio romano

El ascenso de Octavio al poder cambió la historia de Roma, pues si bien se mantuvieron


las instituciones republicanas, en la práctica, el poder que antes era compartido por
diferentes magistrados pasó a ser ejercido por una sola persona. En el año 27 a.C. Se
inició formalmente el gobierno de Octavo, al recibir del Senado los títulos y cargos de
princeps, primer ciudadano, imperator, jefe del ejército, y augusto, el consagrado
por los dioses. Así comenzó una nueva etapa de la historia de Roma, el Imperio,

La historia del Imperio Romano puede ser dividida en tres periodos:

● Un periodo de gran prosperidad económica entre el siglo I a.C. y el siglo II


● Un periodo de anarquía y crisis económica, en el siglo III
● Un periodo de decadencia entre los siglos IV y V.
El principado de Augusto

Octavio aseguró la obediencia de los territorios sublevados por sus opositores y regresó
a Roma. Comprendió que Roma y su extenso imperio no podían seguir siendo
gobernados como en tiempos de la República. Sin embargo, rechazó el título de rey
porque la monarquía ya había sido rechazada por los romanos. Entonces, aplicó una
fórmula que perdurará en el tiempo: mantuvo la apariencia republicana, es decir, dejó
subsistir las antiguas instituciones, pero estas perdieron su poder, porque él las
controlaba o elegía a sus miembros. Por ello se dice que el Principado es una
monarquía encubierta.

Fue nombrado cónsul vitalicio y era él quien redactaba todas las leyes, los edictos,
que se aplicaban en el imperio. También fue designado gran pontífice o pontífice
máximo, convirtiéndose en la primera autoridad religiosa. Fue nombrado princeps
(primer ciudadano romano), imperator lo cual significa que era el jefe de todo el ejército
y obtuvo el título de Augusto, que significa que es una persona consagrada por los
dioses. Los magistrados actuaban como representantes personales del emperador y el
Senado se formó según la voluntad de Augusto, con hombres pertenecientes al orden
ecuestre, mientras que las asambleas perdieron su tradicional función legislativa. Roma
dejo de ser una república urbana para pasar a ser la capital de un imperio.

Se creó la guardia pretoriana para mantener la seguridad del emperador, la vigilancia


de la capital y de las ciudades vecinas, mientras las legiones se encargaban de la
defensa de las fronteras y de las provincias más lejanas. Así, se impuso la paz al
asegurar los límites de los territorios conquistados.
Durante el gobierno de Augusto, Roma vivió una de sus épocas de mayor esplendor.
Las finanzas del imperio fueron saneadas, sus fronteras se ampliaron y el comercio fue
incentivado con la apertura de nuevos mercados, el establecimiento de una moneda
universal, el uso del latín como lengua oficial y la construcción y mejoramiento de los
caminos y puertos.

La pax romana o paz augusta y el “Pan y Circo”

Durante dos siglos y medio, el Imperio gozó de paz y estabilidad en su territorio gracias
a las decisiones tomadas que se mencionaron previamente: sin conflictos ni guerras
civiles. Para desactivar las tensiones sociales, se implementó una política que se
resume en la expresión “Pan y Circo”: el Estado distribuía trigo en forma gratuita entre la
población necesitada y ofrecía espectáculos para entretener a la gente. Las peleas de
gladiadores eran uno de los entretenimientos más populares del Imperio. Además,
había carreras de cuadrigas y obras de teatro, sobre todo comedias.

La administración de las provincias conquistadas

La principal división administrativa de Roma para sus territorios extranjeros fueron las
provincias. El sistema provisional romano se estableció sobre los territorios
conquistados para mantener a paz y recaudar tributos. En las provincias, las ciudades
gozaban de bastante autonomía. Era habitual que eligieran a sus propios magistrados,
administraran justicia, mantuvieran el orden público y la ley, cobraran impuestos y
dirigieran las finanzas locales. Roma sólo ejercía una especie de tutela y actuaba en
forma más directa cuando había dificultades o era necesario mediar entre dos ciudades.

Augusto dividió según el tipo de gobierno que tenían y el rango de los gobernadores
destinados a ellas. Las provincias romanas podían ser senatoriales o públicas, e
imperiales.

● Las provincias senatoriales eran aquellas gobernadas por miembros del


Senado. Eran 12 y esta cantidad permaneció estable hasta el siglo III.
Algunos historiadores creen que el hecho de que no se incrementara el
número de provincias senatoriales indica que las nuevas incorporaciones
fueron provincias imperiales y que los emperadores no estaban dispuestos
a ceder el control de los territorios conquistados. El gobierno de cada
provincia se organizaba jerárquicamente y estaba compuesto por un
procónsul, o un propretor, asistido por un legado y un cuestor. Los
magistrados ejercían el cargo durante un año y podían elegir a sus
colaboradores. Las provincias senatoriales eran las menos conflictivas.
● Las provincias imperiales eran aquellas que dependían directamente del
emperador. Eran gobernadas por legados que formaban parte del orden
senatorial o ecuestre, a los que se les otorgaban diversos títulos y
funciones. Los legados imperiales podían ser de dos tipos: consular, para
aquellas provincias en donde había se encontraban dos o más legiones
asentadas; o pretorio, para aquellas provincias en donde había una sola
legión o su presencia era excepcional. Normalmente, los legados eran
nombrados por el emperador, no tenían derecho a nombrar colaboradores,
pero a diferencia de las provincias senatoriales, permanecían en sus
cargos un tiempo mayor a un año.

Las finanzas recaían en funcionarios de la administración imperial, encargados de


inspeccionar la gestión económica de los legados. En estas provincias se mantenían
fuerzas militares permanentes para su defensa.

La economía imperial durante el siglo I y II

Como en la mayoría de las sociedades del mundo antiguo, la agricultura fue la


principal actividad económica del imperio. La mayor parte de la población romana vivía
de los recursos que proporcionaba la labranza de la tierra. Las grandes propiedades
eran trabajadas por esclavos o subdivididas y arrendadas a hombres libres. Junto a la
explotación latifundista, existían pequeñas propiedades que eran trabajadas por
campesinos libres. Los principales cultivos eran cereales, vid, olivo, legumbres, lino,
hortalizas, y frutas, como higos y cerezas. La producción de la península itálica y la del
resto del imperio eran complementarias y sostenían a la ciudad de Roma, que era una
de las ciudades más pobladas del mundo antiguo.

Roma introdujo en los espacios agrícolas técnicas y herramientas como el arado,


sistemas de riego con canales y acueductos, el abono y la selección de semillas y el
barbecho, que es un sistema pro el cual se deja descansar la tierra sin cultivar, con
abono.

La extracción minera y la cría de ganado también eran actividades importantes: la


primera proporcionaba materiales para la construcción y la segunda era indispensable
tanto para el trabajo rural como para el transporte.

En las ciudades había talleres artesanales en los que hombres libres y esclavos
realizaban manufacturas. A los mercados de Roma llegaban mercancías de todo el
imperio, productos agrícolas, animales y esclavos. La civitas, o ciudad estaba formada
por la integración, en una unidad administrativa con dos espacios diferenciados: el
núcleo urbano y el territorio. En el primero se concentraba el artesanado, el comercio y
los servicios públicos; el segundo era el espacio rural que circundaba la ciudad y
proporcionaba los productos agrícolas para el consumo urbano.

Esclavitud en la economía

Algunos historiadores afirman que la sociedad romana fue esclavista. Argumentan que
los grupos dominantes obtenían sus riquezas principalmente de los latifundios
trabajados por esclavos.

Otros cuestionan esa interpretación. Sostienen que, fuera de Italia y otras provincias de
Europa occidental (como la Galia, actual Francia), los terratenientes alquilaban las
tierras a los campesinos a cambio de una renta.
Romanización

A medida que Roma se expandía por el Mediterráneo, fue dominando pueblos con
culturas diferentes. Con estas conquistas, se produjo la difusión de la cultura romana.
Este proceso se denomina romanización. La difusión de su cultura fue una herramienta
de dominación muy importante: la homogeneidad cultural favorecía la aceptación del
dominio romano.

La romanización no se desarrolló de la misma forma en todas las regiones. Tuvo más


éxito y fue más profunda en Europa occidental: allí, las poblaciones dominadas tenía
una organización tribal y vivían en aldeas, sin escritura ni moneda. En esos casos, la
civilización romana avasalló las culturas de los pueblos que conquistaba. En cambio, la
parte oriental permaneció más ligada a las tradiciones locales y a la influencia griega:
allí, la romanización se limitó a sectores de las élites locales.

Algunos de los aspectos de la cultura romana influenciaron a todos los pueblos


dominados y se constituyeron, así, en elementos de unificación. Los más importantes
fueron la lengua (el latín), el derecho y las ciudades.

● Latín: el idioma de los romanos se difundió por todo el imperio. Esta


difusión cumplió un papel importante como vehículo de la cultura romana y
de las ordenanzas del Estado. Era utilizado en todo el imperio como lengua
oficial, para la administración y el comercio. En el oeste se divulgó con
éxito también entre el pueblo llano.
● Derecho romano: las leyes y normas fueron un elemento destacado de la
cultura. El derecho público regía la relación entre el Estado y los
ciudadanos, sus derechos y sus obligaciones. También existía un derecho
privado, que regulaba las relaciones familiares, comerciales y laborales
entre particulares.
● Vida urbana: la construcción de ciudades fue un factor importante de la
romanización. Las ciudades nuevas repetían las instituciones y edificios
públicos de la capital. De este modo, Roma demostraba su poder y
grandeza a la vez que transmitía su forma de vida a los sometidos.

¿Cuáles fueron los agentes de la romanización?

Para difundir su cultura, los romanos no apelaron solo a la implementación de


instituciones en los territorios conquistados, sino también al intercambio social. El
ejército, junto a los comerciantes y artesanos que acompañaban a las legiones, cumplió
un rol importante en este proceso, debido a su presencia constante en esos territorios y
su contacto con la población local. Además, la milicia incorporó a muchos grupos
dominados, que comenzaron a confraternizar con los romanos. Algo similar ocurría con
los soldados romanos o itálicos, que al terminar su servicio militar se instalaban en
colonias fundadas en las provincias.

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