Está en la página 1de 4

-Illary: lágrimas de sangre y esperanza-

Había una vez una niña que se llamaba Illari,


que vivía junto a su abuela Nuna, ella amaba su
distrito de Lamay, siempre fue amiga de la
naturaleza, era amable con todos siempre
reflejando una sonrisa encantadora con la que
cautivaba a aquellos que la conocían.
Illari era muy obediente y por la pandemia se
quedó en casa, pero añoraba correr por las
chacras y oler las hojas de capulí y las flores de
haba que cautivaban sus sentidos , dada las
circunstancias, ella planto en su huerta unas
hermosas plantas de ñucchu, cuando ella regaba
a sus flores rojas cual gotas de sangre, de
repente bajo la mirada y vio en suelo un
pequeño colibrí , débil y moribundo, ella con
voz entrecortada susurro: ¡oh Ch'ilikuti ¡¿qué te
pasó? y lo acerco a las flores de ñucchu donde
esta empezó a tomar de su néctar.
Día tras día el colibrí iba recurrentemente a la
huerta de Illari para poder alimentarse, y poco a
poco ellos se fueron forjando una gran amistad.
Un día de repente no vino el colibrí como
siempre y ella fue a buscarlo y con gran
sorpresa y dolor vio a su amigo atrapado entre
las redes que unos niños habían puesto para
jugar, pero aquellas redes se habían convertido
en una trampa mortal….. ya que en su
desesperación agito tanto sus pequeñas alitas
siendo cortadas por aquellos hilos dejando
heridas profundas, cual socavones oscuros y
tenebrosos.
-¡Amigo mío!.-exclamó desesperada Illari
mientras corría a él.
-¿¡Que pasó!? .-con la voz temblorosa y
entrecortada preguntó.
¡Necesito que me ayudes! -Respondió
¡estoy muriendo! .-dijo desesperado el
indefenso colibrí.
Illari lo tomo entre sus manos y lo llevo entre
las flores del ñucchu…….pero nada …….nada .
Al anochecer llego la oscuridad de una triste
realidad Illari había perdido a su amigo, aquel
instrumento de juego para unos había sido la
causa de su dolor.
Mientras las lágrimas corrían por sus mejillas
ella lo entrego a los brazos de la Pachamama.
Así pasó el tiempo y bien dicen que las
desgracias vienen una tras otra, y sí…una
mañana mamá Nuna no despertó, Illari levanto
sus gritos de dolor que podían estremecer hasta
las más duras montañas……Illari estaba sola.
¿Cuánto dolor puede aguantar un humano?
¿cuánto? Tal era el dolor de Illari que sus
lágrimas se convirtieron en sangre…. La gente
de la zona empezó a tenerle miedo…. ¿acaso el
dolor la había maldecido?
Ella aferrada a sus recuerdos caminaba por las
callejuelas de lamay, recordando sus dos
amores que se llevaron su corazón.
Haci paso el tiempo y el vierto el gran Wayra
llevo su lamento a los apus, quienes si bien no
podían regresarlos a la vida, sí podían
interceder para traerlos a despedirse………..
¿Pero cuánto puede aliviarse un corazón herido
a muerte ?
Una mañana el olor conocido de Nuna la
despertó…...pensó que era un sueño, pero ¡no!
Si era ella los apus gracias al wayra pudieron
traerla por un tiempo, ella la abrazo y lloró de
alegría le pidió que nunca la deje.
Nuna asintió con la cabeza y le dijo que nunca
la dejo, ella estaba en sus ojos, en su risa, en
todo su ser porque eran de una sola sangre y la
sangre no olvida.
Así sintió una suave brisa que secaba sus
lágrimas y era su amigo el colibrí , ellos dos
vinieron a ella para hacerle recordar que los que
se quedan se quedan para vivir por ellos
………. Así Illari comprendió el don de la vida
y el don de haber amado y ser amada, vio con
alegría como esas lágrimas de sangre se
convirtieron en flores de ñucchu de las cuales se
alimentarian otros bellos colibrís.
Y así fue como illari sube cada mañana a la
montaña más alta y ríe con la alegría más
grande para que wayra lleve su felicidad a sus
corazones que la esperan.
-Fin-

También podría gustarte