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Santa María
Ruega por nosotros
Todos los cristianos pertenecen a San José porque Jesús y María le pertenecieron.1
— San Leonardo de Puerto Mauricio
Oh mi querido padre San José, quiero amarte con el amor que María te tiene.3
— Beato Bartolo Longo
En conclusión, ¿qué puedes ganar de estas reflexiones sobre San José? ¿Estás
obligado a creer que San José era joven? Por supuesto que no, pero ¿al menos
comprendes, sobre la base de las exigencias físicas que inevitablemente habría
requerido su misión, por qué tiene más sentido que San José haya sido un
hombre joven y no un anciano cuando se casó con Nuestra Señora? Sin importar
cuál representación de San José prefieras, él es tu amoroso, fuerte y valiente
padre espiritual. Agradécele por todo lo que hizo por amor a Jesús y por tu
madre espiritual, María. Agradécele por todo lo que hace por amor a ti.
Te agradezco, oh santo patriarca José, porque nosotros, que incluso somos incapaces de saber cómo
amar a Jesús y a nuestra Madre Inmaculada, sabemos y nos alegramos de que al menos tú la amaste
como ella se mereció, como la digna y verdadera Madre de Jesús.9
— Beato Gabriele Allegra
El Caballero consagrado
Con gran amor, San José nos impulsa constantemente a amar, servir e imitar a la Reina de su
corazón, la Inmaculada Madre de Jesús.1
— Beato Gabriele Allegra
S an José es el santo más mariano de todos. Su amor por María es mucho más
grande que el de San Bernardo de Claraval, San Luis de Montfort, San
Alfonso María de Ligorio, San Maximiliano Ma. Kolbe y San Juan Pablo II
juntos. Jamás ha habido un santo mariano más grande que San José, y jamás lo
habrá.
San José es el modelo de la consagración total a María. Mucho antes del
evento del Calvario, cuando Jesús instruyó a todos sus discípulos a acoger a
María en sus corazones y hogares (ver Jn 19,26-27), San José ya había acogido a
María en su corazón y en su hogar. Ella es su corazón, ella es su hogar. Todo lo
que él hizo fue por Jesús y María. Vivió y murió por Jesús y María.
Como José, no teman acoger a María en su hogar.2
— Papa Benedicto XVI
Desde el cielo San José se sigue esforzando por llevar a todas las almas a
Jesús por María. Desde el cielo busca almas que estén dispuestas a ser caballeros
de la Santa Reina. Desea suscitar amorosos defensores y campeones heroicos de
Jesús, María y la fe católica. Quiere hombres, mujeres, niños, sacerdotes y
monjas que sirvan a María y guíen a otros al Reino de los cielos. Hoy en día se
necesitan almas valientes, almas que se parezcan a José, almas que se esfuercen
apasionadamente por guiar a otros a la fuente de la vida eterna.
¡A Jesús por María y San José!
Él (San José) siempre favorece y protege especialmente a las almas que se amparan bajo el
estandarte de María.4
— Santa María Magdalena de Pazzi