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Los celos

DIFERENTES CLASES DE CELOS:

1. EL CELO EN SU ACEPCIÓN POSITIVA:


Podemos definir este celo como “el cuidado vigilante y afectuoso en aquella relación que
nos compromete en una fidelidad mutua”.
Hay muchas relaciones en las cuales está presente esta clase de celos.
El celo de Dios por su pueblo:
El Señor es celoso en cuanto a la fidelidad de su pueblo (2Corintios 11:2).
Este celo de Dios es un celo amoroso que busca nuestro bien. Cuando ponemos algo o a
alguien antes que a Dios despertamos el celo de Dios. (Santiago 4:5).
El celo del pueblo por su Dios:
El celo del hombre por su Dios se manifiesta justamente en guardarse para Él y darle
siempre la gloria.
Un ejemplo de celo por el Señor lo encontramos en Números 25: 6-13.
Hoy día no demostramos el celo a través de las armas, pero lo demostramos al combatir
firmemente el pecado, la murmuración, la irreverencia y esto lo hacemos porque tenemos
celo por Dios.
El celo por mis hermanos en la fe:
Es el que manifestaba el Apóstol Pablo en 2Corintios 11:2, demuestra un amor e interés por
el
hermano que nos lleva a cuidarle, protegerle y a veces a exhortarle.
El que tiene celo por su hermano:
- Se duele y preocupa cuando éste anda mal, tal vez en pecado o ya no viene.
- Es fiel a él, no hablando ni haciendo nada que le perjudique, y no permitiendo que otros lo
hagan.

2. EL CELO EN SU ACEPCIÓN NEGATIVA:


“pues aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos...” (1Corintios 3:3).
Vemos que los celos brotan de una naturaleza aún no renovada por el Espíritu Santo.
Las raíces de los celos:
Consideremos algunas de las causas que pueden dar lugar a los celos.
● Sentimientos de inferioridad:
La mayoría de las veces no confesados.La persona tiene temor de ser abandonada porque
piensa que se van a cansar de ella.Vive comparándose con aquellas personas que están
cerca de su ser querido, y ello aumenta su inseguridad y temor.
● Heridas del pasado:
Malas experiencias pueden crear en nosotros una naturaleza desconfiada y temerosa. Es
necesario que el Señor sane toda herida y nos enseñe a confiar en nuestro semejante.
● La falta de perdón:
Tal vez un ser querido nos haya engañado. Si no le hemos perdonado de corazón,
estaremos siempre proclives a pensar lo peor de él.
Estas son algunas de las causas que llevan a los celos.
- Estado de permanente ansiedad y temor en el que lo sufre, aún llegando a la depresión.
- Permanentes discusiones, y aún violencias.
- Puede comenzar a gestarse odio bajo acusación de ser el culpable.
- El celoso, por su culpa, verá el resultado de su temor.

3. LOS CELOS EN EL ÁMBITO DE LA IGLESIA:


Muchas veces nos encontramos con que hay celos entre los hermanos. Las causas son
diversas. Vamos a considerar dos de las posibles:
Celos porque Dios bendice a mi hermano más que a mí (envidia)
Al respecto nos dice el Señor: “¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes
tú envidia porque yo soy bueno?” (Mateo 20:15)
Un ejemplo de este tipo de celos lo hallamos en Génesis 4:1-8 en el episodio de Caín y
Abel.
Celos porque tal hermano/a es más reconocido/a que yo:
A veces un hermano es reconocido por los demás (la congregación, el pastor), por el don
que el Señor le ha dado, y ello provoca celos en algunos.
Ejemplos:
- El rey Saúl y sus celos hacia David por el favor del pueblo. (1Samuel 18:6-16)
- Los hermanos de José hacia él, porque su padre le amaba mucho (Génesis 37:1-11)

4. EL REMEDIO PARA LOS CELOS:


● Admitir que es pecado lo que sentimos: El celoso difícilmente querrá admitir que lo
es. No debemos excusarnos, debemos confesarlo.
● Renunciar a posesionarnos de la persona querida y entregársela al Señor.
● Fortalecer nuestra autoestima a la luz del precio de la Sangre de Cristo.
● Reprender de nuestras vidas al temor y confiar en que el Señor guardará nuestras
relaciones en armonía.
● Perdonar a todos los que nos han fallado y permitir que Dios quite toda herida vieja.

5. ¿CÓMO AYUDAR AL CELOSO?:


No lo ayudamos con reproches, ni con burlas, ni respondiendo con enojos a sus celos, y
mucho menos demostrándole lo tonto que es al tener celos.
Todas estas actitudes agudizarán sus temores e inseguridades. Si le respondemos con
aspereza creerá que verdaderamente no le queremos, si nos burlamos de él creerá que sus
fantasías son realidades.
El mejor remedio que podemos ofrecerle es el AMOR, comprenderle y brindarle seguridad,
al mismo tiempo que le hacemos reflexionar en el daño que le causan los celos. Podremos
ver cómo el perfecto amor echa fuera el temor.

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