Podemos definir este celo como “el cuidado vigilante y afectuoso en aquella relación que nos compromete en una fidelidad mutua”. Hay muchas relaciones en las cuales está presente esta clase de celos. El celo de Dios por su pueblo: El Señor es celoso en cuanto a la fidelidad de su pueblo (2Corintios 11:2). Este celo de Dios es un celo amoroso que busca nuestro bien. Cuando ponemos algo o a alguien antes que a Dios despertamos el celo de Dios. (Santiago 4:5). El celo del pueblo por su Dios: El celo del hombre por su Dios se manifiesta justamente en guardarse para Él y darle siempre la gloria. Un ejemplo de celo por el Señor lo encontramos en Números 25: 6-13. Hoy día no demostramos el celo a través de las armas, pero lo demostramos al combatir firmemente el pecado, la murmuración, la irreverencia y esto lo hacemos porque tenemos celo por Dios. El celo por mis hermanos en la fe: Es el que manifestaba el Apóstol Pablo en 2Corintios 11:2, demuestra un amor e interés por el hermano que nos lleva a cuidarle, protegerle y a veces a exhortarle. El que tiene celo por su hermano: - Se duele y preocupa cuando éste anda mal, tal vez en pecado o ya no viene. - Es fiel a él, no hablando ni haciendo nada que le perjudique, y no permitiendo que otros lo hagan.
2. EL CELO EN SU ACEPCIÓN NEGATIVA:
“pues aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos...” (1Corintios 3:3). Vemos que los celos brotan de una naturaleza aún no renovada por el Espíritu Santo. Las raíces de los celos: Consideremos algunas de las causas que pueden dar lugar a los celos. ● Sentimientos de inferioridad: La mayoría de las veces no confesados.La persona tiene temor de ser abandonada porque piensa que se van a cansar de ella.Vive comparándose con aquellas personas que están cerca de su ser querido, y ello aumenta su inseguridad y temor. ● Heridas del pasado: Malas experiencias pueden crear en nosotros una naturaleza desconfiada y temerosa. Es necesario que el Señor sane toda herida y nos enseñe a confiar en nuestro semejante. ● La falta de perdón: Tal vez un ser querido nos haya engañado. Si no le hemos perdonado de corazón, estaremos siempre proclives a pensar lo peor de él. Estas son algunas de las causas que llevan a los celos. - Estado de permanente ansiedad y temor en el que lo sufre, aún llegando a la depresión. - Permanentes discusiones, y aún violencias. - Puede comenzar a gestarse odio bajo acusación de ser el culpable. - El celoso, por su culpa, verá el resultado de su temor.
3. LOS CELOS EN EL ÁMBITO DE LA IGLESIA:
Muchas veces nos encontramos con que hay celos entre los hermanos. Las causas son diversas. Vamos a considerar dos de las posibles: Celos porque Dios bendice a mi hermano más que a mí (envidia) Al respecto nos dice el Señor: “¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia porque yo soy bueno?” (Mateo 20:15) Un ejemplo de este tipo de celos lo hallamos en Génesis 4:1-8 en el episodio de Caín y Abel. Celos porque tal hermano/a es más reconocido/a que yo: A veces un hermano es reconocido por los demás (la congregación, el pastor), por el don que el Señor le ha dado, y ello provoca celos en algunos. Ejemplos: - El rey Saúl y sus celos hacia David por el favor del pueblo. (1Samuel 18:6-16) - Los hermanos de José hacia él, porque su padre le amaba mucho (Génesis 37:1-11)
4. EL REMEDIO PARA LOS CELOS:
● Admitir que es pecado lo que sentimos: El celoso difícilmente querrá admitir que lo es. No debemos excusarnos, debemos confesarlo. ● Renunciar a posesionarnos de la persona querida y entregársela al Señor. ● Fortalecer nuestra autoestima a la luz del precio de la Sangre de Cristo. ● Reprender de nuestras vidas al temor y confiar en que el Señor guardará nuestras relaciones en armonía. ● Perdonar a todos los que nos han fallado y permitir que Dios quite toda herida vieja.
5. ¿CÓMO AYUDAR AL CELOSO?:
No lo ayudamos con reproches, ni con burlas, ni respondiendo con enojos a sus celos, y mucho menos demostrándole lo tonto que es al tener celos. Todas estas actitudes agudizarán sus temores e inseguridades. Si le respondemos con aspereza creerá que verdaderamente no le queremos, si nos burlamos de él creerá que sus fantasías son realidades. El mejor remedio que podemos ofrecerle es el AMOR, comprenderle y brindarle seguridad, al mismo tiempo que le hacemos reflexionar en el daño que le causan los celos. Podremos ver cómo el perfecto amor echa fuera el temor.