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Las consecuencias de la amargura

Job 7:11
No puedo evitar hablar; debo expresar mi angustia. Mi alma llena de
amargura debe quejarse.
Antes de conocer las consecuencias de la amargura, tomemos un
examen para ver si ha brotado alguna raíz de amargura. Por favor, al
contestar seamos lo más transparente posible, al contestar cada una de
las siguientes preguntas:
1. ¿Existe alguna situación que le quita el sueño?
2. ¿Recuerda hasta los más pequeños detalles de un evento que
sucedió hace tiempo?
3. ¿Está pensando maneras de vengarse cuando se presente la
oportunidad?
4. ¿Siente que su resentimiento está justificado debido a que usted es
la víctima?
5. ¿Suele hablar de todo el mundo?
6. ¿Cuándo habla de su familia o de la familia de la Iglesia, habla de
“ellos”, en vez de “nosotros”?
7. ¿Está alegre por la desgracia de alguien que lo ha ofendido?
Muy bien, ¿qué tal? Si contestó a la mayoría de estas preguntas de
manera afirmativa, posiblemente, estamos con una raíz de amargura.
Ahora, veamos las múltiples consecuencias de este pecado, “todas
negativas”.
1. La amargura “quita nuestra mirada de Dios”.
La amargura impide que entendamos los verdaderos propósitos de Dios
en determinada situación. Dado que somos muy cortos de vista, es vital
recordar lo que dice Pablo. Romanos 8:28
Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de
quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para
ellos.
Ejemplo: ¿cuántos hermanos nuestros lamentablemente hoy están
apartados de los caminos de Dios? La razón, una amargura. Real o
ficticiamente, alguien le hizo algo, se enojó, se resintió, se amargó y
finalmente quitó la mirada de Dios.
2. El espíritu amargado “envenena a otros”.
En uno de los pasajes más reveladores de la Biblia, el autor de Hebreos
advierte. Hebreos 12:15.
Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de recibir la
gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa
de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a muchos.
La amargura nunca se queda sola en casa; siempre busca apoyo entre sus
amigos. Si no la detenemos, puede llegar a envenenar a toda una familia,
comunidad o congregación. Por eso, es que decimos que es el pecado
más contagioso.
Aun cuando la persona ofendida y amargada enfrenta su pecado de la
manera prescrita por Dios, no termina el problema del envenenamiento.
Muchas veces, los compañeros han tomado sobre sí la ofensa y
posiblemente se irriten cuando su amigo ya no está amargado.
Hay una gran diferencia entre consolar, proteger, ayudar, simpatizar y
tomar sobre sí la ofensa. Proverbios 26:17
Entrometerse en los pleitos ajenos es tan necio como jalarle las orejas a
un perro.
El perro se vuelve enemigo si uno lo toma por las orejas, hará cualquier
cosa para que la persona lo suelte. Cuando uno toma sobre sí la ofensa
de otro, se vuelve chismoso (porque propaga la ofensa) y sentencioso
(porque juzga y condena al ofensor) y deja entrar amargura en su propio
corazón.
Por regla general, es profunda y duradera la amargura de la gente que se
pone del lado de la persona ofendida. Un sabio dijo una vez “la
amargura es la mejor manera de perjudicarse a uno mismo por el pecado
de otra persona”.
Ejemplo: el miembro de la familia, que cuenta su problema que tiene
con su cónyuge. Los familiares inmediatamente reaccionan, pero este…
“Que se ha creído, esto no se quedará así, no se ha metido contigo sino
con nuestra familia, etc., etc., etc.” Luego los cónyuges hacen las paces,
siguen su vida más felices que nunca y los metidos de la familia, siguen
envenenados, siguen amargados.
3. La amargura produce “necedad aunque se disfrace de sabiduría”.
El espíritu amargado hace que la persona pierde la perspectiva. Notemos
la condición del salmista, cuando estaba amargado. Salmo 73:21-22
21 Entonces me di cuenta de que mi corazón se llenó de amargura, y yo
estaba destrozado por dentro.
22 Fui tan necio e ignorante, debo haberte parecido un animal sin
entendimiento.
Las decisiones de la persona amargada, son filtradas por su profunda
amargura. Tales decisiones jamás provienen de Dios y bien pueden ser
críticas y sentenciosas. Cuando la amargura echa raíces y se convierte en
norma de vida, la persona, ve, estima, evalúa, juzga y toma decisiones
según su espíritu amargado.
¿Qué ganas con oprimirme? ¿Por qué me rechazas, siendo yo obra de tus
manos, mientras miras con favor los planes de los malvados? Job 10:3
Soy inocente, pero para mí no marca ninguna diferencia; desprecio mi
vida. Job 9:21
Estoy harto de mi vida. Dejen que desahogue mis quejas abiertamente;
mi alma llena de amargura debe quejarse. Job 10:1.
En el afán de buscar alivio y venganza, quien está amargado invoca los
nombres de otras personas y exagera o generaliza: “Todo el mundo…” o
“nadie…” las frases todo el mundo o nadie, pertenecen al léxico de la
amargura. Cuando la amargura echa raíces en la vida de una persona,
ésta se vuelve paranoica e imagina que todos están en su contra.
Irónicamente, el espíritu amargado se disfraza como sabiduría o
discernimiento. Tan peligroso es este engaño que leemos en Santiago
3:14-15.
14 pero si tienen envidias amargas y ambiciones egoístas en el corazón,
no encubran la verdad con jactancias y mentiras.
15 Pues la envidia y el egoísmo no forman parte de la sabiduría que
proviene de Dios. Dichas cosas son terrenales, puramente humanas y
demoníacas.
Ejemplo: Números 16, es un pasaje muy aleccionador referente a este
punto, lo animo a leerlo, una vez que usted haya regresado a su casa. El
corazón de Coré y de un buen grupo del pueblo de Israel, estaba
amargado, y como consecuencia de ello, perdieron sus vidas. Es común
que una persona disfrace su amargura con palabras espirituales para que
se vea como “sabiduría” o aparente discernimiento. Sin embargo, la
amargura siempre es una mala guía.
4. La amargura “puede causar problemas físicos”.
La amargura está ligada al resentimiento, término que proviene de dos
palabras que significan “sentir de nuevo”. Cuando uno tiene un profundo
resentimiento, no duerme bien o se despierta varias veces durante la
noche, y una y otra vez repite la herida en su mente como si fuera una
grabación. Algunas personas terminan sufriendo una gran depresión;
otros acaban con úlcera y algunos hasta terminan matándose o matando.
Proverbios 15:13
El corazón contento alegra el rostro; el corazón quebrantado destruye el
espíritu.
Proverbios 15:15
Para el abatido, cada día acarrea dificultades; para el de corazón feliz, la
vida es un banquete continuo.
Ejemplo: David, Salmo 32:3-4
3 Mientras me negué a confesar mi pecado, mi cuerpo se consumió, y
gemía todo el día.
4 Día y noche tu mano de disciplina pesaba sobre mí; mi fuerza se
evaporó como agua al calor del verano.
5. El espíritu amargado “da lugar al diablo”.
Una persona que se acuesta herida se levanta enojada; si se acuesta
enojada, se levanta resentida; si se acuesta resentida, se levanta
amargada. Efesios 4:27
Porque el enojo da lugar al diablo.
La advertencia del apóstol Pedro. 1ª Pedro 5:8
¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al
acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar.
La recomendación de Pablo. 2ª Corintios 2:11
Para que Satanás no se aproveche de nosotros. Pues ya conocemos sus
maquinaciones malignas.
Satanás emplea cualquier circunstancia para dividir el cuerpo de Cristo.
2ª Corintios 11:14
¡Pero no me sorprende para nada! Aun Satanás se disfraza de ángel de
luz.
Conclusión: las consecuencias de la amargura, no son nada agradables.
Quita nuestra mirada de Dios, envenena a otros, produce necedad
aunque se disfrace de sabiduría, puede causar problemas físicos, da lugar
al diablo y tal vez, puede producir otras consecuencias más. ¿Qué
ganamos amargándonos? Nada. Entonces, es mejor, pedirle a Dios, que
se lleve toda amargura de nuestras vidas y así poder disfrutar de la vida
abundante que él tiene para nosotros, que así sea, amén.

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