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Santiago de Cali, jueves 1 de septiembre de 2024

Recomendación general

Objetivo Brindar orientaciones que permitan el buen desempeño académico y de convivencia de los
estudiantes de la IE Julio Caicedo y Téllez, para lograr los mejores resultados durante el año escolar que
inicia. Introducción Con el regreso a clases se generan expectativas, conocer nuevos compañeros, docentes,
planta física y funcionamiento de la misma. Para el caso de los estudiantes que inician en la sede central,
deberán conocer cada uno de los bloques en donde están ubicados los diferentes áreas académicas, saber
que a diferencia de sus escuelas acá los estudiantes no tiene aula fija, quienes la poseen son los docentes,
esta nueva experiencia les permitirá obtener para su vida tres valores agregados; Autonomía,
Responsabilidad y Disciplina, pensar que a diferencia de la escuela en el bachillerato deben de asumirse
como más grandes en el buen sentido de la palabra. Esta nueva etapa de formación académica va a requerir
del apoyo y la responsabilidad por parte de los padres y/o acudientes para que ustedes tengan un nuevo año
escolar exitoso. Para tener en cuenta: 1. Haga un diagnostico Antes de comenzar, es importante que junto a
los padres y/o acudientes hagan un diagnóstico del año escolar anterior. El objetivo es encontrar las fortalezas
y debilidades académicas que lo marcaron, y analizar sus causas. Es clave buscar varias explicaciones, no
quedarse con una sola o con lo obvio, y, juntos definir medidas para superarlas. 2. Establezca objetivos Vale
la pena preguntarles a los niños cuáles son sus expectativas: que les gustaría aprender este año y en que les
gustaría profundizar. También, sobre los retos que les esperan y cuáles son las nuevas asignaturas. De esta
manera, se identificaran nuevos intereses y se podrá hacer seguimiento a su desarrollo. 3. Elabore un plan Es
necesario fijar metas, jerarquizarlas y diseñar estrategias para su cumplimiento. Esto puede incluir un
cronograma, en el que se establezcan un ritmo de trabajo a fin de no dejar todo para última hora. Un propósito
para tener en cuenta: no dejar de lado tareas ni trabajos, y dedicar tiempo para revisar lo visto en clases. 4.
Fije horarios Es importante fijar los horarios de descanso, estudio y alimentación, y comunicárselos a los
niños. Según los expertos, los tiempos de trabajo no deberían de extenderse, en lo posible, por más de dos
horas continuas. Dado el caso, hay que hacer una pausa y luego retomar. Es clave establecer espacios de
estudio y trabajo. 5. Cree hábitos Incluso antes de entrar al colegio, es importante retomar los horarios de
dormir, acordes con la época de estudio. De esta manera, aseguran los expertos, es más fácil lidiar con el
cambio de rutina y asegurar un máximo rendimiento desde los primeros días de clases. 6. Prepárese Revise
con detalle las prendas de los uniformes y verifique que están completas y en buen estado, así como los útiles
escolares. Es clave organizar los materiales académicos utilizados el año anterior (bolsos, maletas, textos y
útiles), para saber cuáles están en buen estado y se pueden seguir usando. 7. Repase materias Es clave
repasar los temas en los cuales hubo mayor dificultad el año anterior. La idea es que los niños no lleguen
rezagados al nuevo periodo escolar y puedan avanzar al ritmo de las presentes asignaturas. 8. Revise las
normas Desde un comienzo hay que abrir los canales de comunicación con el colegio y con los docentes
directores de grupo. Antes de hacerlo, ayuda el revisar las normas institucionales del colegio y leer el manual
de convivencia. Seri ideal conocer las expectativas de los docentes, su estilo de enseñanza y que quieren que
sus estudiantes aprendan. Tips para padres Aprender es un valor que se enseña desde la casa. Darles
responsabilidades favorece su autonomía. Hágales entender que el aprendizaje les sirve para la vida y que no
solo se trata de sacar buenas notas. Enséñeles a no temer a la dificultad. Esta es parte de todo proceso de
aprendizaje. Ayúdelos a entender la relación de cada asignatura con su rutina. Fomente su habilidad para
discrepar y preguntar. Esto le permite formar carácter. Para superar las dificultades, interésese en que
asignaturas o elementos de la convivencia les va bien o mal, y los motivos.
Lectura grado 11

https://www.dominicasmsf.org/kit_upload/file/oraciones/UNACANOAPARANAVERGAR.pdf

UNA CANOA PARA NAVERGAR Cuentos para mirar la vida... cuentos para descubrir la vocación Antes de
nada, un recuerdo para quienes usan historias, parábolas o cuentos en su quehacer diario con jóvenes (o no
jóvenes): tú eres el mejor “hacedor de historias”, puedes crearlas o modificar otras. Nunca hemos de olvidar
que son un instrumento para ayudar a caminar. Los protagonistas son los jóvenes (o no jóvenes, repito) que
van a servirse de ellas para crecer. ¿Por qué digo esto? Porque hacer después un guión para trabajar la
historia me parece un poco traición. Y no al autor de la historia (que como esta vez es el mismo que escribe
esto, no tiene ningún problema) sino a aquellos que la van a utilizar. Es como decirles: “tranquilos que yo os lo
mastico primero”. A lo que iba: utilizad esta historia como mejor veáis. UNA CANOA PARA NAVEGAR (Oscar
Jesús Fernández) Alonso fue siempre un aventurero. Nunca desaprovechó una oportunidad para ver nuevas
tierras y nuevas gentes. Por eso no lo dudó un instante cuando le ofrecieron aquel viaje para explorar una
zona del alto Amazonas. Fueron varios meses de preparación: eligió el mejor material para el trabajo que iba
a realizar, calculó al milímetro las provisiones necesarias para los dos meses que duraría el viaje, estudió los
mapas y todo lo que otros habían escrito de aquella zona, pasó largas horas escuchando a los nativos todo lo
que le querían contar sobre el mundo y las gentes que se iba a encontrar. Al llegar el día de la partida, Alonso
ya estaba preparado. Muy impaciente y lleno de ilusión, se presentó al capitán del barco que le habría de
acercar a su destino. La primera impresión le dejó un poco decepcionado. El capitán era un hombre algo
mayor que no daba ninguna importancia al viaje que iba a emprender, ya había hecho la misma ruta varias
veces. Le hubiera gustado hablar más con él; pero le había despedido con un “lo siento, tengo que preparar la
navegación”. El viaje comenzó. Alonso pasaba el tiempo observando los márgenes del río. Era un mundo
impresionante... y muy atrayente. Cien veces hubiera abandonado el barco para perderse por los bordes de
ese camino de agua que le llevaba a la Amazonia. Después de navegar varios días, llegaron a su destino. El
capitán le ayudó a bajar el material y le preguntó si estaba seguro de querer quedarse. Al ver la cara de
Alonso, le dio algún consejo y se despidió hasta una fecha determinada en que volvería a recogerle en el
mismo lugar. Observó cómo se alejaba la barca hasta que desapareció en un recodo del río. En un instante se
le agolparon un montón de sensaciones que casi no podía diferenciar: excitación, ilusión, soledad, miedo,
confianza en sí mismo... No esperó mucho. Estaba en su terreno, había estudiado todo lo que se sabía sobre
esa zona. Muy animoso inició la marcha hacia el interior de la selva, hacia un punto perfectamente situado en
los mapas que él se había fabricado. Fueron varias jornadas caminando... se había perdido. La seguridad se
había convertido en vértigo, la ilusión en pánico... Cuando despertó estaba bañado en sudor. No sabía dónde
estaba, ni qué le había sucedido, ni... Parecía preso de la fiebre y no podía ponerse en pie. Después de varios
días, entre sueños y despertares, fue recuperando fuerzas y descubriendo lo que le había pasado. Estas
gentes le habían encontrado inconsciente en medio de la selva y le habían llevado consigo. Le cuidaron
durante muchos días. Fue entonces cuando comenzó a mirar hacia atrás y ver su propia realidad. No sabía
dónde estaba, no sabía qué día era, no sabía cómo llegar al lugar donde el capitán le iría a recoger, no sabía
si el capitán ya habría pasado... Su mundo se había venido abajo. Alonso ya no era el aventurero seguro de sí
mismo, ahora era alguien muy frágil. El tiempo fue pasando. Con dificultad fue aprendiendo la lengua de los
otros. Les cogió mucho cariño, pero el sabía que tenía que volver. Lo que más le ayudó fue cuando un
anciano le dijo: - Tú te alejaste del río, perdiste el camino. Sin el camino tú no puedes vivir. Te ayudaremos a
volver al río y construiremos una canoa para que puedas volver con tu gente. Varios días después llegaron al
margen de “El Río”. Los más jóvenes cortaron un gran árbol y comenzaron a trabajarlo para hacer la canoa.
No se daban ninguna prisa. Parecía que estaban tallando una gran obra de arte en vez de una canoa. Le
invadía la impaciencia cada vez más y su temperamento se agriaba demasiado. Una noche el mismo anciano
le dijo: - En esta tierra la vida está en el río. Todos nosotros necesitamos de él. Es el camino que nos une con
otras familias, con otras gentes. Por él viniste a nosotros y de él necesitas para volver con los tuyos. Pero él
exige que estés siempre atento, que estés siempre preparado; continuamente tiende trampas (pequeños
brazos, remolinos, corrientes...) que te pueden hacer zozobrar. Por eso tu embarcación ha de ser la mejor. Tú
sólo piensas en el destino al que quieres llegar, pero quienes están haciendo tu canoa la están preparando
para el viaje que tienes que hacer. Si la canoa no sirve para tu viaje, nunca llegarás a tu destino, el río te
engullirá. Mucho tiempo después, a muchos kilómetros de aquel lugar, Alonso aprendió lo que habían
intentado enseñarle. La lección del río y la canoa, no le sirvió sólo para salvar la vida, hoy le sirve para vivir.
Diferenciar la historia personal y el desarrollo de la propia vocación es algo tan artificial como inútil. Es algo
así como dividir entre mi vida normal y mi vida religiosa, o las horas dedicadas a mi vida y las dedicadas a
Dios. Si vocación es llamada y Dios el que llama, la vida es nuestra primera y gran vocación (que luego se irá
concretando en diversos ríos, afluentes o regatos). Esta historia pretende ser un viaje; el viaje que todos
hacemos por nuestro río, el de la vida (y el de la vocación). Igual que todos los viajes importantes, tiene sus
etapas y momentos. Hay veces que nos encontramos solos y otras que necesitamos acompañantes. La
invitación es a recorrer con el recuerdo el propio viaje (en la vida o en momentos concretos que estamos
haciendo viajecillos -¿vocación religiosa? ¿noviazgo? ¿crecimiento comunitario?...-). La historia de Alonso nos
puede ayudar. Momentos del viaje de Alonso (cada punto se corresponde con un párrafo): - Dispuesto a
emprender cualquier viaje que le propongan. A la espera... - Lleno de ilusión se prepara para hacer el viaje de
su vida. - Impaciente por iniciar la marcha. - Decepcionado por la primera dificultad: “mi proyecto no ilusiona a
todo el mundo”. - Observando los “atractivos márgenes” y ansiando “perderse en ellos”. - Resuelto ante todo y
ante todos a seguir adelante pese a quien pese. - Enfrentado con la propia soledad. - Tan seguro de sí mismo
que “no hay posibilidad de duda o error”. - Lleno de miedo pero sin posibilidad de volver atrás. - Perdido,
desconcertado. - Débil, necesitado. - Sin que él haya pedido ayuda, otros se la han dado. - “Su mundo se ha
venido abajo”. Es alguien muy frágil. - Aprende a querer a los otros, a utilizar su lenguaje. - Recupera la ilusión
por su viaje (aunque sea en dirección contraria). - Espectador de su propia vida. Observa cómo otros hacen
su barca. - Impaciente por la espera. Exigiendo sin ofrecer nada. - Escucha a aquellos que le ayudan. - Con el
tiempo y la distancia, descubre que esta historia le ha ayudado. Para trabajar esto, propongo un rato muy
largo de reflexión personal. Como instrumentos de trabajo: papel y bolígrafo, la historia “Una canoa para
navegar” y el listado de “Momentos del viaje de Alonso”. Que cada uno escriba su historia personal, haciendo
hincapié en las vivencias y reflexionando sobre las propias reacciones. Es muy difícil compartir la historia
personal en grupo (más bien es para compartirla con el acompañante). Por eso, con el grupo, se pueden
recorrer los “Momentos del viaje de Alonso” invitando a compartir momentos de la propia vida en los que se
haya tenido la misma experiencia. Descubrir uno mismo y a los otros (compartiendo) las vivencias, es
descubrir la propia interioridad. Es aquí donde Dios encuentra muchas veces “el hueco por donde colarse”.
Esta tarea de profundizar te corresponde a ti, acompañante. Y qué te parece si tú también haces tu propia
reflexión. No sólo te invito a que escribas tu historia personal, sino también a que releas la historia y te pongas
en el papel de los distintos personajes que en algún tramo del viaje acompañan a Alonso. ¿Eres el capitán...
que escucha y luego dice “tengo cosas más importantes que hacer”? O ¿eres el anciano... que después de
acoger, cuidar y “aguantar”, sabe dar la palabra justa y los instrumentos necesarios para que siga su propio
camino? Ánimo. Las historias de Dios tienen siempre finales inesperados. Oscar Jesús Fernández, dominico

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