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Índice

1
- Origen de la Evolución
Humana___________________________________________________________12

-Papel de la Selección
Natural____________________________________________________________3

-Evolución de la
Cultura_____________________________________________________________4

-Los Primeros
Homininos__________________________________________________________5

-Australopithecus: Un Paso
Adelante____________________________________________________________6

-Homo Habilis: El Hombre


Hábil________________________________________________________________7

-Homo Erectus: El Hombre


Erguido______________________________________________________________8

-Homo Neanderthalensis: Los


Neandertales_________________________________________________________9

-Homo Sapiens: Los Humanos


Modernos___________________________________________________________10

-La verdad del Homo


Sapiens_____________________________________________________________11
-Antigüedad_______________________________________________________________13
-Cierre____________________________________________________________________14

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Origen de la Evolución Humana

Continuando con la información sobre el origen de la evolución humana, es importante destacar


que el descubrimiento del Homo Naledi en 2014 ha hecho que muchas personas se replanteen
cuál es el origen de la humanidad y cómo se estructura el árbol genealógico de nuestra especie.
Un estudio de 2021 publicado en la revista científica eLife, con participación de investigadores
del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), descubrió vértebras fósiles de dos
millones de años de Australopithecus sediba, una especie extinta del pariente humano más
antiguo. “Los fósiles iniciales se descubrieron en 2008, pero el resto se descubrieron en 2015, y
con una cronología de dos millones de años, están en la base de lo que sería el origen del género
homo”, explica a National Geographic Daniel García Martínez, de la Unidad de Antropología
de la Universidad Complutense de Madrid y miembro afiliado del Centro Nacional de
Investigación de La Evolución Humana.
Los científicos están seguros de la teoría de la evolución por diversas razones. La primera es
que compartimos casi el 99 por ciento de nuestra secuencia genética con los chimpancés y los
bonobos, lo que indica que compartimos un ancestro común. Hay miles de fósiles que
documentan esta evolución de nuestro linaje después de que nuestros ancestros se separasen de
los otros grandes simios. Los biólogos han observado la evolución en otras especies, tanto en el
campo como en el laboratorio, y la reciente aparición de microbios resistentes a los antibióticos
es un ejemplo de esto.
Tanto las pruebas genéticas como las fósiles muestran que hasta hace relativamente poco, el
origen de la raza humana estaba en el sur o el este de África. La evolución posterior y las
migraciones vendrían dadas por las circunstancias climáticas y la consecuente adaptación al
medio.
La evolución humana es un proceso que abarca cambios biológicos y culturales. Se considera
que los homínidos conocidos como Australopithecus, que habitaron en África hace 4 millones
de años, fueron los primeros antepasados de la especie humana. Luego, la aparición de
diferentes géneros de humanos, llamados Homo, fueron desarrollándose y extinguiéndose hasta
la aparición del género Homo sapiens sapiens, al que pertenece el ser humano actual.
Para conocer la evolución humana, se llevan a cabo estudios conjuntos entre diversas
disciplinas, como la antropología, la genética, la paleontología, la estratigrafía, la
geocronología, la arqueología e incluso la lingüística. En el siglo XIX Charles Darwin publicó
El origen de las especies, un libro en el que postuló su teoría de la evolución. Allí explicó que
algunos individuos de cada especie presentan mutaciones de ciertas características biológicas
que pueden resultar seleccionadas por las condiciones del medio ambiente. Esta situación
favorece la supervivencia de esos individuos, que tendrán mayores oportunidades de transmitir
las mutaciones a sus descendientes.
Hoy en día, esta propuesta se combina con investigaciones sobre la genética y se postula la
teoría sintética de la evolución, en la que se establece que todas las especies son el resultado de
la acumulación de cambios sucesivos a lo largo de un tiempo muy prolongado. La evolución del
hombre no fue un proceso lineal. Las evidencias arqueológicas indican que algunas especies del
género Homo, del que derivamos las personas actuales, coexistieron en el tiempo, algunas se
extinguieron y otras evolucionaron.

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El origen del hombre, desde el punto de vista científico, interesa a diversas disciplinas: biología,
biología evolutiva, genética, antropología física, paleontología, estratigrafía, geocronología,
arqueología, antropología, Historia y lingüística. Al igual que las otras especies de seres vivos,
la especie humana se fue conformando a lo largo de millones de años, a través de un proceso
complejo de cambios llamado evolución.

Papel de la Selección Natural


La selección natural es un mecanismo fundamental en la evolución que permite a los individuos
más adaptados de una especie tener mayores posibilidades de supervivencia. Este proceso es
clave en la evolución de la vida en la Tierra, ya que permite la supervivencia y reproducción de
los organismos mejor adaptados al medio en el que viven. A lo largo del tiempo, este proceso ha
dado lugar a una diversidad de formas de vida y características en el mundo natural.
La teoría de la evolución por selección natural fue propuesta por Charles Darwin y Alfred
Russel Wallace en el siglo XIX. Según esta teoría, los individuos de una especie que están
mejor adaptados a su entorno tienen más probabilidades de sobrevivir y reproducirse que
aquellos que están menos adaptados. Como resultado, los genes de los individuos más aptos se
transmiten a las siguientes generaciones, mientras que los genes de los individuos menos aptos
se vuelven menos comunes. Este proceso de "supervivencia del más apto" es lo que se conoce
como selección natural.
La selección natural actúa sobre las variaciones genéticas existentes en una población. Estas
variaciones pueden ser el resultado de mutaciones aleatorias, recombinaciones genéticas durante
la reproducción sexual, o migraciones de individuos entre poblaciones. La selección natural
puede llevar a la evolución de nuevas especies a través de un proceso conocido como
especiación, en el que una población se divide en dos o más poblaciones que eventualmente se
vuelven lo suficientemente diferentes como para ser consideradas especies separadas.
La selección natural ha jugado un papel crucial en la evolución de nuestra propia especie, el
Homo sapiens. Por ejemplo, se cree que la capacidad de caminar erguido (bipedestación)
evolucionó en respuesta a la selección natural para la eficiencia energética en la locomoción.
Del mismo modo, se piensa que nuestro gran cerebro evolucionó a través de la selección natural
para la inteligencia, ya que un mayor intelecto habría conferido ventajas en términos de
habilidades de resolución de problemas y comunicación social.
Es importante destacar que la selección natural no es el único mecanismo de evolución. Otros
mecanismos, como la deriva genética (cambios aleatorios en la frecuencia de los genes debido
al azar), también pueden jugar un papel importante en la evolución. Sin embargo, la selección
natural es el único mecanismo conocido que puede producir adaptaciones complejas y altamente
funcionales, como el ojo humano o el ala de un pájaro.
En resumen, la selección natural es un proceso fundamental en la evolución que ha dado forma
a la diversidad de la vida en la Tierra. A través de la selección natural, los organismos se han
adaptado a su entorno de maneras increíblemente complejas y sofisticadas. Aunque todavía hay
mucho que aprender sobre cómo funciona exactamente la selección natural y cómo ha influido
en la evolución de las diferentes especies, está claro que ha sido un motor importante de la
evolución y continuará siéndolo en el futuro..

Evolución de la cultura
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La evolución cultural es un proceso fascinante que ha jugado un papel crucial en la
formación de la sociedad humana tal como la conocemos hoy. La cultura, para una
buena parte de la tradición antropológica, está constituida por el conjunto de ideas,
destrezas, valores, creencias, lenguajes y actitudes susceptible de ser adquirido mediante
imitación, enseñanza y otras formas de aprendizaje social indirecto. La cultura es
información que se transmite y que condiciona la conducta que desarrollan los
individuos.

Podría decirse que el rasgo que mejor define la naturaleza humana, aquello que
verdaderamente nos hace humanos, es su enorme capacidad para la cultura. Pero, ¿es
esta capacidad exclusiva de nuestra especie? Algunos estudiosos consideran que la
mayor parte de las características de la cultura son compartidas, al menos en lo básico,
por nuestros parientes más próximos, mientras que otros muchos piensan que la
aparición de un ingrediente específico la inteligencia, el lenguaje o el pensamiento
simbólico.

La evidencia disponible en los últimos años indica que hay diferentes grados de aptitud
para la cultura en los distintos órdenes de mamíferos y que la máxima expresión se ha
alcanzado en primates. Por ello, el debate sobre cuántas especies poseen cultura o si ésta
es una propiedad única de los humanos, ha dejado paso al estudio de cuáles son los
antecedentes en la escala biológica de las distintas habilidades cognitivas responsables
de lo que denominamos cultura.

A pesar de que cuanto más se estudia a los primates más parecido les encontramos con
nuestra especie, se mantiene la incógnita sobre qué rasgo o rasgos son responsables de
las innegables diferencias en los niveles de complejidad que alcanza la cultura humana
y, por ejemplo, la chimpancé. La respuesta surge, como analizaremos a lo largo de este
comentario, de la exclusiva capacidad humana para la transmisión cultural acumulativa.

El aprendizaje social ha permitido a los humanos hacer acopio de información a través


de muchas generaciones, dando lugar a la formación de sofisticadas instituciones
sociales y complicadas herramientas tecnológicas. Puesto que la evolución cultural ha
sido y es mucho más rápida que la genética, las poblaciones humanas se han adaptado a
cada ambiente concreto mediante estrategias culturales antes que biológicas.

Cultura y biología están inevitablemente unidas en los seres humanos. Por una parte, la
arquitectura neuronal y las capacidades cognitivas que permiten los procesos culturales
son producto de la evolución que, al tiempo, condicionan el propio desarrollo cultural,
ya que influyen en la génesis de nuestras percepciones, valores primarios y sentimientos
que moldean la cultura. Por otra, la cultura modifica el ambiente en que nos

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desenvolvemos los seres humanos y, por ello, determina en cierta medida la acción
futura de la selección natural.

En resumen, la evolución cultural es un proceso complejo y dinámico que ha jugado un


papel crucial en la formación de la sociedad humana tal como la conocemos hoy.
Aunque todavía hay mucho que aprender sobre cómo funciona exactamente la
evolución cultural y cómo ha influido en la evolución de las diferentes sociedades
humanas, está claro que ha sido un motor importante de la evolución y continuará
siéndolo en el futuro.

Los Primeros Homininos


Los primeros homininos son una parte crucial en la comprensión de la evolución humana. El
término "homininos" se refiere a las diferentes especies del género Homo que conforman el
proceso evolutivo del ser humano. Los homininos pertenecen a la familia biológica de los
homínidos, que incluye a los chimpancés, los bonobos, los orangutanes, y los seres humanos,
entre otras especies de animales.
Se cree que los homininos aparecieron en la Tierra durante el Mioceno, un periodo histórico de
23 a 5 millones de años atrás. A finales del Mioceno y principios del Plioceno (entre hace unos
12 y 8 millones de años), había dos grandes grupos de homínidos: los driopitecinos, adaptados a
hábitats boscosos, y los ramapitecinos, adaptados a hábitats de campo abierto. Los
ramapitecinos presentan rasgos homínidos y sobrevivieron hasta el Plioceno (entre hace 10 y 3
millones de años) y se cree que de allí derivan los Australopithecus, que son los primeros
antepasados de los homininos.
Los primeros posibles homínidos bípedos (homininos) son Sahelanthropus tchadiensis (con una
antigüedad de 7 millones de años y encontrado en el Chad), Orrorin tugenensis (con unos 6
millones de años y hallado en África Oriental) y Ardipithecus (entre 5,5-4,5 millones de años y
encontrado en la misma región).
Los primeros homínidos que surgieron en la Tierra fueron los Ardipithecus ramidus, que
vivieron hace aproximadamente 4.4 millones de años en lo que hoy es Etiopía. Estos homínidos
eran bípedos y tenían características que los diferenciaban de otros primates, como una pelvis
más ancha y una marcha más erguida.
El estudio de la evolución humana requiere de un análisis interdisciplinario en el que se
complementen conocimientos desde ciencias como la genética, la antropología física, la
paleontología, la estratigrafía, la geocronología, la arqueología y la lingüística. El término
humano, en el contexto de su evolución, se refiere a los individuos del género Homo. Sin
embargo, los estudios de la evolución humana incluyen otros homininos, como Ardipithecus,
Australopithecus, etc.
Las evidencias moleculares y paleontológicas han permitido estimar que el ancestro común
entre Homo sapiens y Pan troglodytes, vivió en África hace entre cinco y siete millones de años.

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A partir de esta divergencia, dentro del linaje hominino continuaron emergiendo nuevas
especies, todas ellas extintas actualmente a excepción de Homo sapiens.
En resumen, los primeros homininos jugaron un papel crucial en la evolución humana. A través
de millones de años de evolución, estos primeros homininos sentaron las bases para el
desarrollo de la especie humana moderna. Aunque todavía hay mucho que aprender sobre estos
primeros homininos, los avances en diversas disciplinas científicas están ayudando a arrojar luz
sobre este intrigante tema.

Australopithecus: Un Paso Adelante

El Australopithecus, también conocido como australopiteco, es un género extinto de primates


homínidos que vivió en África hace unos 4 millones de años. Se han reconocido hasta siete
especies diferentes dentro de este género. Los australopitecos son sumamente importantes para
el estudio de la evolución humana ya que se trata de los primeros primates bípedos, es decir, que
caminaban sobre sus patas traseras. Se considera que los Australopithecus fueron los primeros
homínidos y antepasados directos del género humano.
Las especies que forman el género Australopithecus habitaron el sur y el este del continente
africano. El nombre Australopithecus integra los vocablos austral, “del sur” y pitekos, “simio”,
y refiere al primer hallazgo de restos fósiles de la especie, que sucedió en Sudáfrica. Con el
tiempo, se encontraron fósiles australopitecinos en los actuales territorios de Etiopía, Chad,
Kenia, Tanzania y Sudáfrica.
Los australopitecos tenían brazos robustos y largos, semejantes a los de los simios, lo que indica
que combinaban su desplazamiento sobre las extremidades inferiores con la escalada de árboles
o trepando entre ramas. Eran pequeños y delgados, con una talla de entre 1,20 y 1,40 metros de
altura. El dimorfismo sexual en sus especies era bastante pronunciado: el macho podía alcanzar
un 50 % más de tamaño que la hembra.
La capacidad craneal del Australopithecus era un 35 % menor a la de los humanos modernos.
Los australopitecos poseían los maxilares y los dientes que heredaron luego las diferentes clases
de homínidos. Su arcada dental era redondeada, sus caninos sobresalían poco y sus incisivos
eran pequeños en comparación con sus premolares y molares. Algunas especies de
australopitecos tenían un volumen craneano medio de 440 cm 3, mientras que otras alcanzaban
los 520 cm 3.
El Australopithecus se alimentaba de carroña, frutos caídos y otros recursos. Las mandíbulas de
estas especies presentaban dientes con esmalte denso como los humanos, pero a la vez molares
y caninos semejantes a los simios, lo cual sugiere que podrían haber sido omnívoros.
Probablemente su capacidad de erguirse les habría permitido sobrevivir al desplazamiento por
tierra lo suficiente para alimentarse de carroña, frutos caídos u otros recursos alejados de los
árboles.
En resumen, el Australopithecus representa un paso adelante crucial en la evolución humana.
Aunque todavía hay mucho que aprender sobre estos primeros homininos, los avances en
diversas disciplinas científicas están ayudando a arrojar luz sobre este intrigante tema.

Homo Habilis: El Hombre Hábil


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El Homo habilis, cuyo nombre significa "hombre hábil", es una especie de humano arcaico que
vivió durante el Pleistoceno inferior. Esta especie habitó en el sur y este de África hace
aproximadamente 2.3 a 1.65 millones de años. Tras la descripción de la especie en 1964, el
Homo habilis fue muy controvertido y muchos investigadores recomendaron que fuera
sinonimizado con Australopithecus africanus, el único homínido conocido en ese momento. Sin
embargo, el Homo habilis recibió más reconocimiento a medida que pasó el tiempo y se
hicieron nuevos descubrimientos.
En la década de 1980 se propuso que Homo habilis, fue un ancestro humano que evolucionó
directamente hacia Homo erectus, en la línea directa de los humanos modernos. Este punto de
vista es ahora objeto de debate. Varios especímenes de especies no identificadas fueron
asignados a Homo habilis, lo que generó argumentos para su división en « Homo rudolfensis » y
« Homo gautengensis », de los cuales solo el primero recibió un amplio apoyo.
La denominación habilis fue sugerida por Raymond Dart, por su asociación a conceptos como
hábil, vigoroso y mentalmente capacitado, y hace referencia al hallazgo de instrumentos líticos
probablemente confeccionados por este. Se han realizado estudios detallados de los restos óseos
de sus manos para verificar si realmente sería posible que este Homo los hubiera realizado. Los
científicos concluyeron que era capaz de hacer presión de agarre para realizar las
manipulaciones necesarias en la fabricación de utensilios de piedra; probablemente era
carnívoro oportunista, es decir, carroñero.
Se observa en ellos un importante incremento en el tamaño cerebral con respecto a
Australopithecus, que se ha calculado entre 510 cm³ y 600 cm³ (de KNM-ER 1813) y 800 cm³
(de OH 24). La mayor parte de los restos ha sido hallada en Kenia, en la localidad de Koobi
Fora y en Tanzania, en la conocida Garganta de Olduvai. Algunos autores ponen en duda su
pertenencia a Homo, conforme a una interpretación restrictiva de la diagnosis del género, y lo
asignan o bien a Australopithecus o bien proponen que se defina un nuevo género para esta
especie en el que se incluya también a Homo rudolfensis.
El Homo habilis fue considerado el antepasado más antiguo del género humano tras el
descubrimiento de los primeros fósiles. Su aparición data aproximadamente de hace 2,4
millones de años y no desapareció hasta hace 1,6 millones. Al final de ese periodo, llegó a
coincidir con otros antecesores como el Homo erectus o el Homo rudolfensis. Los primeros
restos de Homo habilis se dieron en África, continente en el que aparecieron, posteriormente,
otros yacimientos.
El nombre con el que se bautizó a la especie, habilis, proviene de su capacidad para manipular
objetos y construir algunas herramientas. Este homínido presentaba una inteligencia superior a
sus antepasados, los australopithecus. Parte de su desarrollo evolutivo parece ser debido a la
introducción de la carne en la dieta. La mayor cantidad de micronutrientes provocó un aumento
de sus capacidades cognitivas.
Los machos presentaban un tamaño muy superior a las hembras. El Homo habilis era bípedo, a
pesar de que mantenía aún cierta morfología separada de la humana, con los brazos largos, más
parecidos a los de los grandes simios. Por otra parte, aún conservaba unos dedos que los
capacitaba para trepar a los árboles fácilmente. Solían vivir en grupos, de estructura muy
jerarquizada.
En resumen, el Homo habilis representa un paso crucial en la evolución humana. Aunque
todavía hay mucho que aprender sobre estos primeros homininos, los avances en diversas
disciplinas científicas están ayudando a arrojar luz sobre este intrigante tema..

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Homo Erectus: El hombre erguido
El Homo erectus, cuyo nombre significa "hombre erguido", es una especie de humano arcaico
que vivió durante el Pleistoceno inferior. Esta especie habitó en el sur y este de África hace
aproximadamente 2.3 a 1.65 millones de años. Tras la descripción de la especie en 1964, el
Homo habilis fue muy controvertido y muchos investigadores recomendaron que fuera
sinonimizado con Australopithecus africanus, el único homínido conocido en ese momento. Sin
embargo, el Homo habilis recibió más reconocimiento a medida que pasó el tiempo y se
hicieron nuevos descubrimientos.
En la década de 1980 se propuso que Homo habilis, fue un ancestro humano que evolucionó
directamente hacia Homo erectus, en la línea directa de los humanos modernos. Este punto de
vista es ahora objeto de debate. Varios especímenes de especies no identificadas fueron
asignados a Homo habilis, lo que generó argumentos para su división en « Homo rudolfensis » y
« Homo gautengensis », de los cuales solo el primero recibió un amplio apoyo.
El Homo erectus fue un homínido que habitó el planeta entre hace 2 millones de años y 50,000
años. Su nombre proviene del latín y se traduce como hombre recto haciendo mención a que en
la época que se descubrió se pensaba que era la primera especie humana totalmente bípeda, es
decir, que se podía mantener sobre las dos piernas.
El Homo erectus era robusto y podía medir hasta 1,80 metros. Contaba con una mandíbula
fuerte aunque sin mentón, dientes pequeños y un volumen craneal que creció a lo largo de la
historia de la especie hasta alcanzar los 1.200 centímetros cúbicos. Se cree que el Homo erectus
ya dominaba el fuego.
Los restos fósiles más antiguos del Homo erectus se encontraron en África y tienen 1,5 millones
de años. Las poblaciones de Homo erectus migraron luego hacia Europa y Asia. Muchos
estudiosos estiman que el movimiento poblacional pudo haber tenido lugar hace un millón de
años. Sin embargo, los investigadores aún no han podido establecer una datación precisa de
muchos de los yacimientos arqueológicos, por lo que todavía sigue el debate sobre cuándo
puede haberse originado.
Las principales características físicas del Homo erectus que lo diferenciaron de su antecesor, el
Homo habilis, fueron: Tamaño cerebral. Entre las diferentes especies del Homo erectus, el
volumen de la capacidad craneal osciló entre los 850 y 1100 cm3. Tamaño corporal. La altura
de los machos llegó a los 1,8 metros y la de las hembras a 1,5 metros. Estructura craneal. El
cráneo era largo y bajo, un poco aplastado en la frente y en la parte posterior y con un mayor
grosor de los huesos craneales que la de los homínidos primitivos. Estructura facial. La cara era
corta y ancha, con una apertura nasal proyectada hacia adelante, lo que sugiere la aparición de la
típica nariz humana externa con ventanas nasales dirigidas hacia abajo.
Este género presentó una serie de adaptaciones y modificaciones conductuales que lo
constituyen como una fase evolutiva crucial del humano. El Homo erectus fue el primer género
de homínidos en: Migrar fuera de África. Cazar de manera regular e incluir la carne como
fuente de alimento sustancial. Realizar campamentos o erigir refugios transitorios. Fabricar
herramientas de manera sistemática. Dominar el uso del fuego.
En resumen, el Homo erectus representa un paso crucial en la evolución humana. Aunque
todavía hay mucho que aprender sobre estos primeros homininos, los avances en diversas
disciplinas científicas están ayudando a arrojar luz sobre este intrigante tema.

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Homo Neanderthalensis: Los Neandertales

El Homo neanderthalensis, también conocido como Neandertal, es una especie o subespecie


extinta del género Homo que apareció en el Pleistoceno medio y que habitó en Europa, Oriente
Próximo y Asia Central hasta hace unos 40 000 años. El nombre "neanderthalensis" se deriva
del Valle de Neander en Alemania, donde se descubrieron los primeros restos fósiles de esta
especie.
El Homo neanderthalensis es reconocido por su cráneo alargado y amplio, baja estatura y
complexión robusta, amplia caja torácica y nariz amplia de aletas prominentes. Estas
características pueden denotar una adaptación a climas fríos, como se puede observar
actualmente en las poblaciones del Ártico. A pesar de ser vistos en el imaginario popular como
cavernícolas toscos y poco inteligentes, los hombres de neandertal eran sofisticados en muchos
aspectos. Además de las herramientas, también utilizaban el fuego, eran buenos cazadores y
cuidaban de los enfermos.
Los neandertales y los humanos modernos comparten grandes porciones similares de secuencias
de ADN. Además, la secuenciación del ADN nuclear neandertal ha demostrado un antiguo flujo
genético entre los humanos neandertales y los humanos euroasiáticos de la actualidad, indicando
que hubo un cruzamiento entre ambas especies y que ocurrió un mestizaje entre humanos
arcaicos y modernos.
El Homo neanderthalensis vivió principalmente en Eurasia desde hace 400.000 hasta 40.000
años atrás. El origen de los neandertales es, a diferencias de la mayoría de las especies del
género Homo, exclusivamente europeo. Las evidencias encontradas hasta ahora indican que
desciende del Homo heidelbergensis, que llegó hasta Europa desde África durante el
Pleistoceno Medio.
Durante varias décadas no estuvo demasiado clara la relación entre el Homo sapiens y el
neandertal dentro del contexto de la evolución humana. Los avances en las investigaciones y el
análisis de los yacimientos encontrados han aclarado parte de las dudas y concluyeron que se
trataba de dos especies diferentes que convivieron durante un periodo.
El Homo neanderthalensis tenía diferencias anatómicas con el Sapiens. Sin embargo, su
capacidad cerebral también era grande, incluso mayor que la del ser humano moderno. La causa
de su extinción genera aún debates entre los expertos, aunque la teoría dominante señala que se
vieron desbordados por el número de Homo sapiens que llegaron desde África.
En resumen, el Homo neanderthalensis representa un paso crucial en la evolución humana.
Aunque todavía hay mucho que aprender sobre estos primeros homininos, los avances en
diversas disciplinas científicas están ayudando a arrojar luz sobre este intrigante tema.

Homo Sapiens: Los Humanos Modernos


Los Homo sapiens, comúnmente conocidos como seres humanos, constituyen la única especie
sobreviviente del género Homo. Su nombre, derivado del latín y que significa "hombre sabio",
refleja una característica distintiva: la capacidad única de pensar y razonar. Esta especie
representa el resultado de un prolongado proceso evolutivo y es la única de su género que ha
perdurado, a diferencia de otras que surgieron durante la prehistoria y se extinguieron.

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La distinción clave del Homo sapiens no reside únicamente en diferencias físicas, sino
principalmente en capacidades mentales avanzadas. Su desarrollo cerebral, la capacidad de
abstracción y autoconciencia son rasgos que marcan una separación significativa de sus
antepasados homínidos. La estructura ósea y cerebral del Homo sapiens es similar a la de las
poblaciones humanas actuales.

La Verdad sobre los Homo Sapiens:


Características
El Homo sapiens es una especie de primates perteneciente al género Homo, de la familia de los
homínidos. Su nombre significa "hombre sabio" en latín, y se suele considerar que el ser
humano moderno se encuentra dentro de esta categoría. Algunos especialistas distinguen entre
el Homo sapiens arcaico, el Homo sapiens y el Homo sapiens sapiens. Si bien el primero de
ellos, entendido como el antepasado más cercano al ser humano, está muy aceptado como
término científico, hay algunos que no hacen distinción entre los dos siguientes.
El Homo sapiens tiene la misma estructura ósea y cerebral que las poblaciones humanas
actuales. Entre sus características más destacadas se encuentra su mayor inteligencia y la
capacidad de crear herramientas más complejas. El paso al Neolítico trajo consigo que
empezara a practicar la agricultura y a formar sociedades complejas. Los expertos consideran
que la principal diferencia del Homo sapiens respecto a otras especies de Homo no es tanto
física como mental. El desarrollo cerebral y la capacidad de abstracción y autoconciencia,
separan al ser humano de sus antepasados.
La hipótesis más aceptada sostiene que el Homo sapiens apareció en África durante el
Paleolítico Medi. La llegada de este homínido no se produjo de una manera lineal, sino que hace
600.000 años hubo una división en sus antepasados que se saldó con el nacimiento de los
neandertales, por un lado, y del Homo sapiens, por otro. Los restos más antiguos atribuidos a
Homo sapiens, datados en 315.000 años, se encontraron en Marruecos. Sin embargo, recientes
hallazgos sugieren que la antigüedad de los fósiles más viejos considerados como pertenecientes
a nuestra propia especie, el Homo sapiens, y encontrados en África Oriental, es mucho mayor
de lo que previamente se creía, datándose en unos 230.000 años.
El Homo sapiens era omnívoro y se alimentaba tanto de todo tipo de animales como de plantas.
Tenía un sistema digestivo que digería muy bien la carne y absorbía al mismo tiempo todos los
nutrientes de los vegetales. Gracias a su capacidad para empezar a razonar, memorizar cosas y
comprenderlas mejor, el Homo sapiens empezó a desarrollar actividades que su antepasado
directo, el Homo Sapiens Sapiens, ya había comenzado a probar como, por ejemplo, el hecho de
intentar cultivar alimentos. La capacidad craneal del Homo sapiens se sitúa en torno a los 1.200
centímetros cúbicos. Es un promedio, en el Homo sapiens (excluyendo casos de microcefalia) la
capacidad neurocraneal (es decir de la parte del cráneo en donde está el encéfalo) oscila entre
los 1000 a muy excepcionalmente 1400 centímetros cúbicos, lo más normal es en torno a los
1200.
Los restos más antiguos atribuidos a Homo sapiens, datados en 315.000 años, se encontraron en
Marruecos. El yacimiento arqueológico de Yebel Irhoud, a unos 150 kilómetros de Marrakech
(Marruecos), es donde se descubrieron estos restos. Sin embargo, recientes hallazgos sugieren

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que la antigüedad de los fósiles más viejos considerados como pertenecientes a nuestra propia
especie, el Homo sapiens, y encontrados en África Oriental, es mucho mayor de lo que
previamente se creía, datándose en unos 230.000 años.

Antigüedad
El Homo sapiens, también conocido como ser humano, es una especie de primates perteneciente
al género Homo, de la familia de los homínidos. Su nombre significa "hombre sabio" en latín, y
se suele considerar que el ser humano moderno se encuentra dentro de esta categoría. Algunos
especialistas distinguen entre el Homo sapiens arcaico, el Homo sapiens y el Homo sapiens
sapiens. Si bien el primero de ellos, entendido como el antepasado más cercano al ser humano,
está muy aceptado como término científico, hay algunos que no hacen distinción entre los dos
siguientes.
El Homo sapiens tiene la misma estructura ósea y cerebral que las poblaciones humanas
actuales. Entre sus características más destacadas se encuentra su mayor inteligencia y la
capacidad de crear herramientas más complejas. El paso al Neolítico trajo consigo que
empezara a practicar la agricultura y a formar sociedades complejas. Los expertos consideran
que la principal diferencia del Homo sapiens respecto a otras especies de Homo no es tanto
física como mental. El desarrollo cerebral y la capacidad de abstracción y autoconciencia,
separan al ser humano de sus antepasados.
La hipótesis más aceptada sostiene que el Homo sapiens apareció en África durante el
Paleolítico Medio. La llegada de este homínido no se produjo de una manera lineal, sino que
hace 600.000 años hubo una división en sus antepasados que se saldó con el nacimiento de los
neandertales, por un lado, y del Homo sapiens, por otro. Los restos más antiguos atribuidos a
Homo sapiens, datados en 315.000 años, se encontraron en Marruecos. Sin embargo, recientes
hallazgos sugieren que la antigüedad de los fósiles más viejos considerados como pertenecientes
a nuestra propia especie, el Homo sapiens, y encontrados en África Oriental, es mucho mayor
de lo que previamente se creía, datándose en unos 230.000 años.
El Homo sapiens era omnívoro y se alimentaba tanto de todo tipo de animales como de plantas.
Tenía un sistema digestivo que digería muy bien la carne y absorbía al mismo tiempo todos los
nutrientes de los vegetales. Gracias a su capacidad para empezar a razonar, memorizar cosas y
comprenderlas mejor, el Homo sapiens empezó a desarrollar actividades que su antepasado
directo, el Homo Sapiens Sapiens, ya había comenzado a probar como, por ejemplo, el hecho de
intentar cultivar alimentos.
La capacidad craneal del Homo sapiens se sitúa en torno a los 1.200 centímetros cúbicos. Es un
promedio, en el Homo sapiens (excluyendo casos de microcefalia) la capacidad neurocraneal (es
decir de la parte del cráneo en donde está el encéfalo) oscila entre los 1000 a muy
excepcionalmente 1400 centímetros cúbicos, lo más normal es en torno a los 1200.
Los restos más antiguos atribuidos a Homo sapiens, datados en 315.000 años, se encontraron en
Marruecos. El yacimiento arqueológico de Yebel Irhoud, a unos 150 kilómetros de Marrakech
(Marruecos), es donde se descubrieron estos restos. Sin embargo, recientes hallazgos sugieren
que la antigüedad de los fósiles más viejos considerados como pertenecientes a nuestra propia
especie, el Homo sapiens, y encontrados en África Oriental, es mucho mayor de lo que
previamente se creía, datándose en unos 230.000 años.

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Capacidad Craneal
La capacidad craneal es la medida del volumen interior del cráneo de los vertebrados, los que
poseen tanto cráneo como cerebro. La unidad de medida más usada es el centímetro cúbico
(cm³). El volumen del cráneo es usado como un indicador aproximado del tamaño del cerebro, y
este a su vez es usado como un indicador para estimar la inteligencia potencial de un organismo.
Sin embargo, las capacidades craneales más grandes, no son siempre indicativas de un
organismo más inteligente, debido a que un volumen mayor es requerido para manejar un
cuerpo más grande o, en algunos casos, es una característica adaptativa para la vida en un medio
más frío.
La capacidad craneal del Homo sapiens se sitúa en torno a los 1.200 centímetros cúbicos. Es un
promedio, en el Homo sapiens (excluyendo casos de microcefalia) la capacidad neurocraneal (es
decir de la parte del cráneo en donde está el encéfalo) oscila entre los 1000 a muy
excepcionalmente 1400 centímetros cúbicos, lo más normal es en torno a los 1200. Sin
embargo, algunos estudios sugieren que la capacidad craneal del Homo sapiens puede llegar
hasta los 1.400 cm³.
El aumento de la capacidad craneal en el Homo sapiens es un indicativo de la evolución de la
especie. A medida que el cerebro se hizo más grande, también lo hizo la capacidad para el
pensamiento abstracto, la resolución de problemas y la comunicación compleja. Estas
habilidades permitieron al Homo sapiens desarrollar herramientas más sofisticadas, formar
sociedades complejas y, en última instancia, dominar el planeta.

Es importante destacar que, aunque la capacidad craneal es un indicador del tamaño del cerebro,
no es necesariamente un indicador de la inteligencia de un organismo. Por ejemplo, el Homo
neanderthalensis, una especie estrechamente relacionada con el Homo sapiens, tenía una
capacidad craneal mayor que la de los humanos modernos, pero no se considera que fuera más
inteligente.

En resumen, la capacidad craneal del Homo sapiens es un aspecto importante de la anatomía


humana que ha jugado un papel crucial en nuestra evolución. Aunque todavía hay mucho que
aprender sobre la relación entre la capacidad craneal y la inteligencia, los avances en diversas
disciplinas científicas están ayudando a arrojar luz sobre este intrigante tema.

Cierre
Hemos cubierto una gran cantidad de información sobre el Homo sapiens, también
conocido como ser humano, una especie de primates perteneciente al género Homo, de
la familia de los homínidos. Hemos aprendido que el Homo sapiens tiene la misma
estructura ósea y cerebral que las poblaciones humanas actuales, y que entre sus
características más destacadas se encuentra su mayor inteligencia y la capacidad de
crear herramientas más complejas.
Hemos explorado la hipótesis más aceptada que sostiene que el Homo sapiens apareció
en África durante el Paleolítico Medio, y que los restos más antiguos atribuidos a Homo

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sapiens, datados en 315.000 años, se encontraron en Marruecos. También hemos
discutido cómo los recientes hallazgos sugieren que

Bibliografía:
 Origenes de la humanidad: conceptos básicos de la evolución humana | National
Geographic
 Evolución humana: resumen, especies, teorías y características (humanidades.com)

 ¿Cuál es el origen de la humanidad según la ciencia? | National Geographic


(nationalgeographicla.com)
 Origenes de la humanidad: conceptos básicos de la evolución humana | National
Geographic
 Selección natural: qué es, mecanismo, condiciones, ejemplos (lifeder.com)

 Cronología de descubrimientos de homínidos en el mundo | El Universal

 Darwin, evolución y selección natural (artículo) | Khan Academy

 ▷ Selección Natural: La Teoría que Explica la Evolución ★ Teoría Online


(teoriaonline.com)
 ¿Cuál es el origen del Homo sapiens? (psicologiaymente.com)

 cual es la capacidad craneal del homo sapiens? y tambien sus caracteristicas. -


Brainly.lat
 Capacidad craneal - Wikipedia, la enciclopedia libre

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