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PALABRAS AL LECTOR.

Sin lugar a dudas, uno de los más grandes anhelos del creyente es el
regreso de Cristo por segunda vez a esta tierra. Indubitablemente su venida
le pondrá fin al dolor, la enfermedad, el pecado y la muerte. Además,
resucitará a los fieles que duermen en el polvo de la tierra y establecerá su
reino para siempre.

Mientras tanto, se nos ha encargado una solemne y trascendental misión.


Esta se encuentra claramente definida en Mateo 24:14 “Y será predicado
este evangelio
del reino en
todo el mundo,
para testimonio
a todas las
naciones; y
entonces vendrá
el fin”.

Sin la más
mínima
ambigüedad, el
texto establece
el deber de
predicar el
evangelio en
todo el mundo.
Asimismo,
Mateo 28: 19 y
20 añade más
detalles a la
misión: Por
tanto, id, y
haced discípulos a todas las naciones, bau-tizandolos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; en-señándoles que guarden todas las
cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con voso-tros todos los días,
hasta el fin del mundo. Amén.

En Apocalipsis 14:
6-13, el apóstol Pr. Jorge Rojas Velásquez. Iglesia Nueva Alborada, Guayaquil - Ecuador
Juan, desterrado
en la isla de Patmos, escribe a toda la raza humana el último mensaje de
Dios al mundo. En este conflicto entre el bien y el mal, no hay neutralidad, en
consecuencia, ser meros observadores; es mortal. Por tanto, debemos tomar
parte en el trabajo misionero ordenado por Jesús.
La formación de pequeños grupos como base del esfuerzo cristiano me ha
sido presentada por Uno que no puede errar. Si hay muchos miembros en la
iglesia, organícense en pequeños grupos para trabajar no sólo por los
miembros de la iglesia, sino en favor de los incrédulos. Si en algún lugar hay
solamente dos o tres que conocen la verdad, organícense en un grupo de
obreros. Mantengan íntegro su vínculo de unión, cerrando sus filas por el
amor y la unidad, estimulándose unos a otros para progresar y adquiriendo
cada uno valor, fortaleza y ayuda de los demás. Revelen la tolerancia y
paciencia que manifestó Cristo y evitando las palabras apresuradas, usen el
talento del habla para edificarse unos a otros en la santísima fe. Trabajen
con el mismo amor que Cristo en favor de los que no están en el redil,
olvidándose del yo en su esfuerzo por ayudar a otros. Mientras trabajen y
oren en el nombre de Cristo, aumentará su número; porque el Salvador dice:
“Si dos de vosotros se convinieren en la tierra, de toda cosa que pidieren, les
será hecho por mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 18:19). White 3JT2

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