Está en la página 1de 4

Células S1 Quito 11-17 Marzo 2024

Objetivo: Activar cada miembro de las células en la labor de ganar a los perdidos.

CUMPLE TU MINISTERIO

2 Timoteo 4:1-5 RVC

“RVC Te encargo delante de Dios y del Señor Jesucristo, quien juzgará a los vivos y a los
muertos en su manifestación y en su reino, 2 PDT que anuncies el mensaje (del evangelio) e
insistas en todo momento, oportuno o no. Muéstrales lo malo que han hecho, corrígelos
cuando se equivoquen y anímalos; enseña siempre con mucha paciencia. 3 PDT Porque
llegarán tiempos en que la gente no querrá escuchar la verdadera enseñanza que conduce
a una vida recta y sólo buscarán rodearse de maestros que los complazcan diciendo lo que
quieren escuchar. 4 RVC y apartarán de la verdad sus oídos y se volverán a las fábulas. 5
Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu
ministerio.”

Introducción: La iglesia que no trabaja arduamente por ganar a los perdidos no está
tomando en serio el mensaje de la Biblia. Hay un día donde Dios juzgará a todos, vivos y
muertos. Hay un día donde su reino se manifestará y establecerá plenamente en la
tierra. El destino eterno de las personas está pendiendo de un hilo y todos los cristianos
tenemos la responsabilidad de hacer la obra de un evangelista y cumplir con nuestro
llamado al ministerio predicando el evangelio a los perdidos.

¿Por qué no todos los cristianos predican el evangelio?


1) Porque no creen de verdad el mensaje de la Biblia, no se lo toman en serio, no
ven la urgencia de la salvación de las personas.
2) Porque piensan que no todos han sido llamados a predicar el evangelio. Creen
que solo alguna minoría de la iglesia como los líderes y pastores son los deben
hacer esta labor mientras ellos acompañan a la distancia o son meros
espectadores.
3) Porque piensan que son muy jóvenes para poder hacerlo. Pablo le dijo estas
palabras a su joven discípulo Timoteo, pastor en Éfeso, una iglesia donde tenía
discípulos mayores a él, casados, con más experiencia de vida… Timoteo era
soltero, luchaba con temores e inseguridades personales, no se sentía con la
autoridad para liderar a otros. En esa condición Dios le dijo a través de su líder:
cumple tu ministerio.

Hoy Dios te está diciendo lo mismo. No aplaces más, cumple con tu ministerio. Toma en
serio el mensaje de la Palabra. Aunque eres joven, Dios te ha elegido como instrumento
de salvación para gente mayor a ti, menor a ti, casados, solteros, intelectuales, osados,
temerosos, etc… Dios te quiere usar para salvar incontables vidas predicando y
enseñando el evangelio de Jesucristo.
Desarrollo

1. El mensaje que debes predicar

15
Esta palabra es fiel y digna de ser recibida por todos: Cristo Jesús vino al mundo
para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. 16 Pero por esto fui
tratado con misericordia, para que en mí, el primer pecador, Jesucristo mostrara
toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna.
( 1 Timoteo 1:15-16).

El pecador debe llegar a conocer esta noticia de Dios para su vida. El pecador debe saber
que está perdido, que es esclavo del pecado y vive bajo el engaño del diablo. El pecador
debe saber que está en rebelión contra Dios al desobedecer Su palabra. La gente es
engañada al pensar que, si hacen cosas buenas, se merecen el cielo. El pecado no es un
tema de acciones, es un asunto de naturaleza. Necesitan conocer a Cristo y poner toda su
fe en él. Entonces recibirán el nuevo nacimiento y al Espíritu Santo, empezarán a crecer
y a madurar en su nueva naturaleza y alcanzarán la madurez para ellos mismos también
convertirse en predicadores del evangelio.

Debes predicar el evangelio y complementar ese mensaje con la experiencia que has
vivido en él. La gente debe escuchar el mensaje de tus labios y verlo cumplido en tu
propia vida.

2. Tu eres el mensajero (Leer 2 Timoteo 4:1-5 al inicio)

Predicar el evangelio es un mandato que Jesús nos dejó. Hay que predicar a tiempo y
fuera de tiempo, en todo lugar, a toda persona. Hay que tener paciencia y ser
perseverantes en esta labor. Insiste, persiste y no desistas. La iglesia apostólica lo hizo:
Y todos los días, no dejaban de enseñar y de anunciar en el templo y por las casas las
buenas noticias acerca de Cristo Jesús. (Hechos 5:42). R.V.C.

Ahora nos toca a nosotros. Jesús nos salvó por su misericordia y por su gracia. Ahora
nosotros debemos hacer lo mismo con los perdidos. Predicarles el evangelio para que
sean alcanzados por el amor y la misericordia de Dios.

El Apóstol Santiago, (5:19-20) habla de los perdidos, que se apartaron de Cristo:


19
Hermanos, si alguno de ustedes se ha apartado de la verdad, y otro lo hace volver a
ella, 20 sepan que el que haga volver al pecador de su mal camino, lo salvará de la muerte y
cubrirá una gran cantidad de pecados.

Hay que salvar a los perdidos, si están afuera, retirados o dentro de la iglesia, hay que
predicarles para que sean salvos.

3. ¿Cómo predicar el evangelio?

- Debes conocer lo suficiente el mensaje del evangelio. El secreto de un buen


mensajero no está en su capacidad para hablar sobre el mensaje, sino en su
habilidad de escuchar el mensaje. El secreto es conocer y entender la Palabra de
Dios. En constante comunión con la Biblia vas a afinar tu oído y siempre tendrás
el mejor mensaje para compartir.
- Debes ser el mejor mensajero. Una persona espiritual, dependiente de Dios,
que vive en comunión con el Espíritu Santo y ser altamente relacional. Tu debes
recibir tanto el amor de Dios que te sea fácil darlo a otros. Tu personalidad será
transformada por el amor de Dios y la gente disfrutará estar contigo y seguirte.
- Debes rescatar a todos los perdidos que estén a tu alcance. Hay diferentes
clases de perdidos: 1) Los que nunca se han arrepentido de sus pecados. 2) Los
que un día conocieron a Jesús y volvieron a la vida pasada. 3) Los que asisten a la
iglesia, pero no tienen una vida de comunión con Dios. No tienen cambio de
naturaleza. Están estancados en la religiosidad.

- Debes identificar la postura que tienen los que te oyen frente al evangelio.

a) Algunos se creen muy buenos, consideran que no necesitan a Jesucristo. Para


ellos el mensaje debe centrarse en la ley de Dios, la cual juzga a todos como
pecadores. Generalmente, los diez mandamientos son la base. Jesús les dijo a los
escribas y fariseos: ¿Por qué ustedes quebrantan el mandamiento de Dios, por
vuestra tradición? (Mateo 15:3). Predicar la ley no garantiza que todos se van a
arrepentir, pero sí garantiza que los que escuchan la palabra son confrontados y
tienen que tomar una decisión.

b) Otros se consideran tan pecadores que están fuera del alcance del rescate de
Dios. Para ellos el mensaje debe ser tierno y compasivo, el mensaje de la gracia
de Jesucristo, siempre haciendo énfasis en la necesidad de un verdadero
arrepentimiento. Si prometemos el cielo, sin decirle al pecador que hay un
infierno, estamos fallando. Si les predicamos la gracia, sin decirles que son
pecadores porque han violado la ley de Dios, estamos fallando.

c) Siempre ten en mente la necesidad primaria de quien está perdido.

No es el dinero, la salud, la restauración del hogar, no son sus problemas


emocionales, no es conseguir trabajo. El perdido está quebrado por su pecado,
está en rebelión contra Dios, está condenado y expuesto a las llamas del infierno.
Su necesidad primaria es ser salvo, reconciliarse con Dios mediante el
arrepentimiento para que Jesús le perdone y lo libere de su condición.

El perdido está bajo el engaño de satanás, está ciego, es esclavo del pecado …
está perdido de Dios. Se necesita el poder del Espíritu Santo para hacerle
entender su condición. Se necesita compasión por ellos y manifestarles el amor
de Dios.

d) Dios cuenta contigo.

Uno de los grandes misterios es: ¿por qué Dios quiere contar conmigo para salvar
a los perdidos? No lo sabemos. Dios podría hacerlo él mismo, pero prefiere
hacerlo a través de nosotros. Él nos da parte con él, con su divinidad y con su
gloria. Este evangelio es glorioso, grandes galardones y honra esperan a los que
fueron vasos de barro que portaron bien este tesoro celestial. ¡Aleluya! ¡Dios ha
puesto este grandioso tesoro en vidas corrientes y comunes! ¡Así le agradó a
Dios!

Ministrar

Desarrolla el evangelismo con cada miembro de tu célula y busca el crecimiento


semanal de tu célula.

También podría gustarte