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CASO 1

Julio tiene 15 años y cursa Iº medio en el Colegio San Viator. Es un alumno muy
trabajador, responsable y estricto con sus deberes. Se caracteriza por ser reservado y por
su baja participación en clases. Presenta antecedentes mórbidos de ambos padres, su
madre se encuentra diagnosticada con Trastorno depresivo mayor y su padre con un
Trastorno del espectro de la ansiedad denominado agorafobia. En sesiones anteriores, el
estudiante ha mencionado que se siente sobre exigido por sus cuidadores y con temor
de no satisfacer las expectativas académicas que ellos tienen, además, sus padres le han
dicho que una buena calificación es sobre un 6.5, por lo cual Julio se angustia
constantemente.
Últimamente se han presentado más dificultades, entre ellas:
En situaciones en que Julio recibe una calificación menor a 6.5 al interior del aula, es
irrumpido por el llanto, la desesperación, presenta aceleración cardíaca, sudoración,
náuseas y temor a la muerte.
Actualmente, cada día que debe rendir una evaluación ha vomitado antes de ingresar al
colegio, impresiona con sensanción de asfixia, hormigueo en las manos y temblores.
CASO 2
Cristina tiene 4 años y le satisface cualquier tipo de tarea que implique movimiento. Todos
los días son diferentes, cuando no obtiene lo que desea se frustra, grita, se autoagrede y
golpea a sus compañeros, no obstante, también se ha visto que al lograr comunicarse con
algún receptor, su actitud decanta progresivamente hasta llegar a la calma. En general
deambula por el aula sin un objetivo específico. En los recreos no termina de jugar hasta
quedar exhausta, llegando a dormirse en cualquier lugar.

Últimamente se han presentado más dificultades, entre ellas:

Ha retrocedido en cuanto a su expresión verbal, por lo cual ha aumentado reactivamente


su frustración. Lanza objetos, se tira el pelo, muerde o escupe aleatoriamente, pareciera que
algo le molesta en exceso. Es curioso que al solicitarle una disculpa, sonríe y continúa su
camino, actúa como si nada hubiese pasado.
Esto también ha ocurrido en educación física donde ha reaccionado con conductas
agresivas en juegos que requieren roces o tomar el balón. El profesor optó por darle
trabajos escritos en la sala para así no tener más problemas con ella.
CASO 3
Martina tiene 14 años. Es una estudiante muy aplicada, le gusta asistir al colegio y es
presidenta de su curso. Es muy sociable, y tiene muchos amigos en el liceo, le gustan los
deportes y asiste a varios talleres del colegio.

Hace unos meses, falleció su tía, con quien tenía una relación muy estrecha, y a quien
consideraba como una segunda madre.

Al principio Martina no presentó indicios de verse afectada por esta pérdida. No obstante, a
medida que pasa el tiempo, ha tenido reiteradas ausencias en el colegio. Algunos
profesores comentan que ha bajado sus notas, y que en la sala de clases es como "si no
estuviera conectada".

Actualmente, Martina presenta síntomas como temblores de manos y piernas, llanto


incontrolable, dolor en el pecho y en la garganta, le cuesta respirar y siente como si se fuera
a desmayar. Cuando esto ocurre, Martina no suele pedir ayuda, se aisla y deja que "pase
solo"

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