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Introducción:

Este texto nace del deseo de reexaminar la mirada hacia ciertas profesiones
que, como la contaduría pública, ofrece a las organizaciones contemporáneas y a la
sociedad, en general, posibilidades de mejoramiento económico, político y cultural mediante
los procesos de medición, valoración y registro tácitos en la teneduría de libros! y la
disciplina contable como generadora (diseñadora) de información que es necesaria (útil)
para la toma de decisiones financieras.

A diferencia de otros puntos de vista, el autor cree que es necesario preocuparse por ver el
oficio contable más allá de una mirada reduccionista que encuentra con él y en sus
profesionales hombres marginados de los procesos culturales y sociales del mundo
contemporáneo.

Aquí se entiende por contabilidad la disciplina del conocimiento que agrupa las teorías,
conceptos y técnicas con virtud de las cuales se procesan, analizan e interpretan los hechos
económicos y sociales para la planificación, el control y la toma de decisiones en las
organizaciones. Y por contaduría pública la profesión, que sobre las bases de
conocimientos contables, jurídicos, económicos, matemáticos, administrativos, éticos y
humanísticos cumple la función social de informar sobre las actividades de su objeto de
trabajo constituido por la organización, entendidas éstas como la manifestación del capital
en su aquí y ahora; y que posee, entre otros campos de acción, la auditoría interna y
externa de los sistemas de contabilidad social, ambiental, pública, y financiera.

Así mismo se entiende por organización todo aquel referente concreto que tenga las
siguientes características interrelacionadas: agrupación de hombres en libertad de
asociación, existencia de recursos materiales y financieros, vestigios de procesos de
planeación, organización y control, reconocimiento social de una unidad productiva formal e
informal.

En este orden de ideas, es necesario advertir una vez más, que el interés cs
presentar de forma panorámica la importancia que tienen la contabilidad y la
Contaduría para las organizaciones.

La contabilidad : algo más que el lenguaje de los negocios

La contabilidad es una práctica milenaria. Ella ha sufrido un cambio sustancial tanto en su


metodología de trabajo como en sus preocupaciones teóricas al seno de su gremio
profesional. Hay, a manera de hipótesis, dos formas de ver el oficio de la contabilidad : la
primera considera la contabilidad como una técnica (enfoque funcional) que sólo ha
desarrollado un conjunto de procedimientos para medir y registrar la variación del
patrimonio, que se transmite mediante la aplicación de la norma. Para tal caso, se considera
que la naturaleza del trabajo contable es de carácter instrumental, es decir, mecánico. Con
ello, por supuesto, se considera al contador como un simple tenedor de libros, que conoce
supuestamente todos los recovecos de las técnicas contables y a su vez desconoce las
teorías, los conceptos, los intereses políticos, económicos y sociales que avalan las normas
contables. Maneja el que ignora el porqué.
Esta visión socava y “depreda” la riqueza del oficio y del saber contable: se desecha la
exégesis de la información contable, y la diversidad de sistemas de información para las
organizaciones que puede generar el campo contable, por ejemplo, las redes de
información soportadas, que hacen parte del insumo y producto, por un lado y del proceso
contable, por el otro. Lo más grave es que incapacita al profesional para razonar acerca de
la esencia de la contabilidad ( teorías, conceptos, principios, normas, problemática del
conocimiento, entre otros), también lo desestimula a que revise permanentemente sus
procesos y procedimientos para mejorarlos, y así procurar el desarrollo de la organización y
de todos quienes la hacen posible : la sociedad, que aporta una infraestructura social
(ciencia y tecnología desarrolladas por la sociedad, personas educadas por la sociedad,
servicios públicos, recursos de diverso género, etc.) ¿ los empleados, que aportan su
trabajo, esfuerzo y creatividad y, los accionistas, que aportan un capital, corriendo riesgos
de inversión? .

La segunda manera de ver la contabilidad es considerarla como una disciplina del


conocimiento imprescindible para el desarrollo de la organización y la sociedad (enfoque
sistémico). Con esta percepción se considera que los contadores, por un lado, participan en
el desarrollo de la organización, en la emisión de las normas contables y, por otro, que se
preocupan por decantar el origen, la estructura, el método y la validez del conocimiento
contable, como se puede deducir de la investigación del profesor español Jorge Tua Percda.

Así mismo, se valora la importancia del ejercicio profesional porque se reconoce que el
diseño, desarrollo, implementación y control de los sistemas contables, tales como
contabilidad social, contabilidad ambiental y contabilidad pública, se centran en el principio
contable de revelación plena y en el compromiso profesional de la satisfacción de las
necesidades de información contable-financiera.

Lo importante de esta visión es que denota la parte analítica y crítica de la contabilidad, su


aporte y la relación con los distintos valores culturales, intelectuales, económicos y sociales
de cada época.

La escogencia entre las dos formas de ver la contabilidad no es la propuesta que se plantea
con este texto. Lo que se pretende es el llamado a un tipo de reflexión que conduzca a un
análisis de las “dos lecturas” de la contabilidad, para que emerja una nueva sensibilidad
frente a las profesiones que surgieron en el proceso de transformación de la sociedad
medieval a la sociedad moderna (industrial).

Se invita a este tipo de reconsideración, porque la evolución del saber contable se ha ido
decantando en la medida en que los profesionales de manera individual, o gremialmente,
han ido repensando los problemas de la práctica de la contabilidad y la forma en que las
presiones de los usuarios de la información (Estado, sociedad, inversionistas) influencian su
saber.

La contabilidad, si bien es cierto, no ha decantado su estatuto epistemológico, ella ha


desecho y ha construido nuevas técnicas de contabilidad que intentan dar cuenta de
muchos de los problemas de información que surgen en las dinámicas y situaciones que
hacen parte de las condiciones actuales; lo cual es muestra de un pensamiento en el que se
representa contablemente el mundo y su dinámica económica, política, social y cultural.
Esta invitación a reconsiderar el papel que ha jugado y juega la contabilidad en el desarrollo
de la cultura, específicamente en el mundo de las organizaciones, es fruto de la conciencia
que hay sobre la pérdida y la caída del sentido que surge de algunas lecturas de los
saberes, como lo plantea Kierkegaard, citado por George Steiner, “es necesario conservar
abiertas las heridas de la posibilidad...” aún en momentos en que la cultura occidental ha
vivido los terrores del holocausto, acontecimiento absoluto.

Creo que en estas condiciones, es menester señalar, que la contabilidad lentamente se ha


ido nutriendo de saberes y conocimientos manejados en otras profesiones como la
administración, la economía, la estadística, la matemática, la informática, entre otras, que le
han permitido desarrollar procesos, procedimientos y reflexiones contables de acuerdo a las
necesidades de las organizaciones y su entorno.

La Contabilidad, además, tiende a dejar de ser un oficio con trasfondo jurídico, en defensa
de los inversionistas, y se ha constituido en cl “puente” comunicacional entre los
administradores y los dueños del capital invertido, entre las organizaciones y el Estado, en
las relaciones inter-empresariales, entre la sociedad y la organización.

De ahí que el pensamiento contable se considere como un saber que ha evolucionado en la


medida en que los contadores, las organizaciones públicas y privadas han encontrado en la
práctica de la contabilidad un saber que genera un tipo de información (representación) que
permite que las organizaciones permanezcan en cada uno de los momentos que ha vivido
la civilización occidental.

La contabilidad trabaja y se desarrolla en las organizaciones. Constituye una actividad


imprescindible para la continuidad de éstas y amerita, al final de siglo, una revisión crítica
por parte de la Universidad y de sus múltiples usuarios. Urge que las instituciones de
estudio superior discutan con rigor la contabilidad: sus retos pedagógicos y didácticos, los
fundamentos conceptuales y las nociones básicas que deben garantizar la formación
universitaria. La reflexión epistemológica y filosófica de afuera hacia adentro del saber
contable, también es una urgencia.

Hoy, se está construyendo la ruptura de ver la contaduría como una profesión cimentada en
el “extravío” económico, político y cultural de las naciones.

Las prácticas contables que se preocupaban por el registro y su estética, por la caligrafía,
por el cuidado del quipu y las plumas de ganso, hoy son una idea. El desarrollo
científico-tecnológico y el pensamiento económico moderno inevitablemente hicieron
sucumbir la función del registro -como fundamento esencial de la contabilidad -,
potencializando la contribución del ejercicio profesional contable hacia los múltiples usuarios
(Sociedad, Estado, Inversionistas), al suministrar la información que éstos requieren. El
mundo contemporáneo ha esculpido una nueva estirpe contable y así debe vérsele.

En el seno de la contaduría pública hay quienes se enfrentan a una encrucijada


vital-laboral?, pues existían y existen practicantes de la contabilidad que “conviven” con la
parte mecánica, rutinaria de su trabajo. “...El volver a pasar un asiento que se ha redactado
mil veces, la verificación del registro contable mediante el balance de saldos y encontrar
que todo estaba en orden” todo porque esa labor les permite “pensar”, en otras cosas
distintas, y hasta soñar, como lo deja entrever el poeta uruguayo Mario Benedetti.

Aunque resulta comprensible socialmente que sea llamativo conocer de memoria el trabajo
consuetudinario de una práctica para quienes de una u otra manera no se encuentran
relacionados vitalmente con ella, es necesario señalar que los tiempos actuales exigen
practicantes comprometidos con el desarrollo de la “disciplina” contable y la sociedad en
general.

La contabilidad, hasta la aparición de la imprenta, fue una forma simbólica y cultural de


soporte de la interacción comercial. Puede decirse que la contabilidad instaura en Occidente
una forma de control y que, como la gran mayoría de los saberes existentes de la época,
recibió un impulso inimaginable con el invento del impresor alemán Gutenberg, ya que
permitió, primero, que los comerciantes manipularan con facilidad instrumental los
documentos soportes otrora utilizados (tablillas, papiros) para la lectura y el desciframiento
de las operaciones comerciales y, segundo, la publicación de técnicas del trabajo contable.

La contabilidad y la contaduría requieren ser miradas desde una perspectiva educativa


crítica, que permita que los profesionales colaboren en la construcción de una sociedad más
humana y justa. La educación es un proceso que vela por el cultivo de valores y acciones
significativas en el hombre para la transformación de la cultura.

El permanente anuncio en revistas y periódicos de organizaciones que se enfrentan a


procesos penales, por corrupción, falsificación y clusión de datos contables, entre otros, es
un reflejo de las debilidades de la formación básica, secundaria y universitaria que no vela
por el perfeccionamiento racional, intelectual y ético del hombre en formación -aunque éstas
no garanticen la coexistencia pacífica de los procesos sociales- y que en particular no
permiten que parte de la sociedad encuentre en la contabilidad un saber indispensable para
el desarrollo social.

Es necesario atreverse a pensar que la educación universitaria debe prohijar porque sus
egresados sean hombres críticos de la racionalidad productiva-instrumental y que actúen
bajo el ideal de la razón ilustrada, guardando, eso sí, las proporciones de lo imaginado y los
despropósitos ocurridos entre las últimas tres centurias.

La contabilidad y sus posibles exigencias

La contabilidad no es posible comprenderla sin antes identificar el entorno y el contexto de


la organización específica en la que se procesa la información contable financiera y la
naturaleza de ella. La contabilidad exige de un sujeto que identifique la interacción de las
organizaciones y el Estado, el proceso globalizador actual de la economía mundial y la
responsabilidad social de las organizaciones.

Quien no se encuentre interrelacionado con el mundo de las ciencias de la administración y


las ciencias económicas y sociales, no estará en condiciones de leer e interpretar los signos
contables de manera objetiva. Esto que parece obvio, se constituye en un punto álgido para
el desarrollo empresarial.
La contabilidad no ha gozado de una dignificación social porque históricamente la
representación contable se ha visto de manera “miope” por la mayoría de sus usuarios, que
encuentran en la contabilidad una mera técnica de medición y cálculo de la utilidad,
desconociendo el control que emerge de un buen sistema de información
contable-financiera.

Se considera, conjeturalmente, que gran parte de la sociedad colombiana, especialmente


algunos líderes que participan en el mundo de la política, no han precisado la importancia
del trabajo contable, (presentándose como fenómeno sociológico interesante por investigar),
lo que lleva a que estas personas no contribuyan en la construcción de un mundo
económico y social más justo.

La contaduría es una profesión importante para el desarrollo interno de las organizaciones y


para el control estatal, pero sólo si se la mira objetivamente.
Dicho de otro modo, la contabilidad y la contaduría tienen que pasar por una
reconsideración valorativa. La contaduría debe ser vista como una profesión analítica e
interpretativa de la organización interna y externamente y, la contabilidad, como un campo
del conocimiento que trabaja con Instrumentos metodológicos para mejorar su contenido y
su capacidad de respuesta informativa frente a las necesidades de su entorno. Así, la
lectura de la contabilidad como técnica simple de registro y la contaduría como una
profesión que se limita al cálculo del monto impositivo periódico que se deduce de los
estados financieros, pierde sentido y da lugar al abandono de la percepción simplista
de la contabilidad y la contaduría.

Se pueden invocar distintos argumentos para invitar a una nueva lectura de la contabilidad,
por ejemplo: los que Eldon Fendriksen señala “en algunos momentos cl pensamiento
contable expresado con algunos textos y publicaciones editados en los años 1920 y 1930
estaba más adelantado que la práctica de la contabilidad en esa época...” “en que hay una
evidencia creciente de que los cambios sociológicos y económicos tienen considerable
efecto sobre la práctica y cl pensamiento contable”; “y el que comités reguladores participen
en la elaboración de normas contables”. Esta necesidad se explica, a su vez, por los
permanentes costos que se sacrifican en inversión social, por la corrupción administrativa,
por la evasión de impuestos, por el uso que hacen las compañías nacionales y regionales
de sus recursos.

Donde mejor se ilustra el cambio de mentalidad y conceptualización de la contabilidad es en


los grandes imperios económicos de nuestro planeta, E.E.U.U, Francia, Alemania, España,
Inglaterra, Gran Bretaña, y los países asiáticos, donde los sistemas de información
contable-financiera y el ejercicio profesional contable no se sitúan en el orden de la
manipulación, sino en el orden analítico y predictivo.

La contabilidad exige a sus usuarios dos tipos de alfabetización!” : Alfabetización funcional


para el uso y el consumo de la información contable-financiera que le permite al usuario
identificar y analizar la situación financiera : los resultados de las operaciones, los cambios
en el patrimonio, los flujos de efectivo, el reconocimiento de los bienes bajo control de la
empresa, etc., en un periodo contable, para tomar decisiones que permitan la continuidad y
el progreso de la organización.
Alfabetización interpretativa social, inspirada en la riqueza de la imaginación, que permite
inventar o desear, como lo señala Estanislao Zulcta,'una sociedad en la que sea realizable y
necesario trabajar arduamente para hacer efectivas las posibilidades del hombre. En este
caso, una sociedad más cálida, más justa que la actual que privilegia el consumo y la
concentración de la riqueza en sentido opuesto del bienestar social.

Se reconoce que en la actualidad se promueve una sensibilidad alejada de los sentimientos


de bienestar colectivos, así mismo, que afortunadamente el aniquilamiento de los
ecosistemas del planeta ha contribuido a que la sociedad y sus organizaciones orienten sus
lecturas en correlación directa con los intereses sociales, para trazar los posibles caminos
que han de seguirse en el futuro en pro de un bienestar social general.

Pues bien, estas dos exigencias están en el intramuros de la contabilidad y la organización


en los tiempos contemporáneos.

Hacia una nueva mirada de la contabilidad

La contabilidad no puede seguirse observando como una mera cuestión de registro y


acumulación con objetivos tributarios, al menos debe complementarse esta “mirada” con el
enfoque de la utilidad que modifica sustancialmente los objetivos de la contabilidad.

Hay que dimensionar la contabilidad como un campo del conocimiento que ha


experimentado cambios permanentes en búsqueda de la resolución de conflictos de
información financiera según cada contexto. En efecto, en las últimas décadas se ha
precisado una transformación en los propósitos y los objetivos de los estados financieros al
complementarse el marco conceptual de la contabilidad con el D.R. 2649 de 1993.

Aunque la historia de la contabilidad no la provee de títulos de nobleza que la acreditan


como una disciplina académica, es necesario señalar que desde mediados del siglo, una
parte de sus estudiosos han reflexionado sobre la historia y la evolución de la contabilidad,
intentando decantar su naturaleza, su estructura teórica, el rigor de sus hipótesis, la
metodología en la formulación de teorías, así mismo como su formalización, apoyados en
las propuestas metodológicas de filósofos de la ciencia, Como Karl Popper, Imre Lakatos,
Thomas Kunh, W. Stegmúlcr, entre otros.

Si bien es cierto, que está por discutirse la aplicación de estas propuestas para la
comprensión y explicación de la contabilidad, es menester señalar que la contabilidad ha
sumado a las funciones de registro, al cálculo de la utilidad, y de la situación patrimonial, el
trabajar sobre la búsqueda de una “verdad” en la que priman los usuarios de la información,
para que éstos tomen decisiones relativas al uso de los recursos limitados, incluida la
identificación de las áreas cruciales de decisión y la determinación de objetivos y fines, así
como la dirección y control efectivos de los recursos humanos y materiales de la
organización, junto con la evaluación y control de la utilización de los recursos confiados a
la entidad, y facilitar las funciones y controles sociales'”.

Estas recientes tendencias muestran que la contabilidad ha sumado a su forma tradicional


de trabajo el instrumental científico el método axiomático, el experimental, la explicación
inductiva, deductiva, la formalización, la falsación, entre otros, con el ánimo de enriquecer
su contenido y sus servicios sociales.

Dicho en otros términos, la contabilidad es hoy en día, una práctica social con inquietudes
“científicas” y con un sentido notoriamente público, ligada a la historia de las
organizaciones.

Sin duda, en la valoración de las profesiones, la contaduría ha recibido en algunos países


como el nuestro una valoración inferior a la que le corresponde. No obstante, la
desvalorización no está en la contabilidad per se, sino en la modalidad de su empleo.

Posibilidades de una nueva lectura en contabilidad

La importancia de la contabilidad para la burguesía naciente de los siglos XIV y XV, que
siembra los fundamentos de la racionalidad productiva-instrumental, radica en el
reconocimiento del poder informativo de ella, para el análisis comparativo de los resultados
de la organización y las expectativas económicas planeadas, para la evaluación dc la
gestión, etc.

Bajo esta perspectiva, se hace fácil comprender la importancia de la contaduría como una
profesión al servicio de sus usuarios. El estudio de los recientes cambios en las normas
contables permiten señalar el rol y el papel determinante que juega la contabilidad para
alcanzar niveles cada vez más altos de productividad, eficiencia y eficacia.

La lectura de la contabilidad y su relación con los modelos económicos vigentes se


constituyen en lazo de sociabilidad imprescindible, porque vista clla como una
representación legal del comercio, se caracteriza por ser un vehículo de documentos,
facturas, recibos de caja, consignaciones, comprobantes de pago, etc.- que son resultantes
de las relaciones sociales nacidas de la interacción entre las diferentes organizaciones
existentes, lo que permite, al menos para el autor, la comprensión del modo de producción
capitalista y las posibles relaciones sociales de organización y regulación dentro de una
sociedad determinada por el Estado y el capital.

Lo antes expuesto hace posible otear como el oficio contable se ha convertido en una
profesión moderna, que al proveer información para los múltiples propósitos de sus
usuarios, crea una tensión entre los dueños del capital y sus administradores, entre
comerciantes individuales y grupos económicos, entre la sociedad y las organizaciones,
porque cada uno de ellos per se tienen sus intereses -aparentemente- irreconciliables.

La contabilidad paralizada en los archivos de manera fría y segura permite la pluralidad de


lecturas, que afirman o reafirman la gestión del capital, los usos y desusos del medio
ambiente externo.

Quizás el problema fundamental de la contabilidad, como campo del conocimiento, es que


sus resultados pueden ser manipulados para la afirmación de un sistema económico
vigente.
Tal vez uno de los acontecimientos de mayor responsabilidad de la incredulidad de la
contabilidad, como un saber aportativo dignificante en términos culturales, fue la
conformación de la burguesía y su desarrollo económico venidero, que no promocionó la
necesidad de la lectura universal de la contabilidad.

La promoción de la lectura contable desde los siglos XIII y XIV fue para la clase
eminentemente emergente - los comerciantes - de naturaleza interna, lo que condujo que de
una u otra manera la contabilidad se comprendiera como un instrumento medidor del
crecimiento de la organización en su interior, restándole importancia a la lectura e
interpretación de los informes contables a la luz de lo social.

La sociedad requiere de una nueva apropiación de lo contable para su lecto-escritura,


porque ésta permite - si se desea - una reflexión frente a la acumulación material
manipulada que, como señala George Steiner, implica una dialéctica del perjuicio o daño
concomitante ; que el proceso de este tipo destruye irreparables equilibrios entre la
sociedad y la naturaleza.

La contabilidad puede y debe ser leída bajo una perspectiva progresista que se proponga
en términos de bienestar colectivo y que permita a su vez desencasillar la contabilidad y la
contaduría de la concepción tecnocrática que describe su funcionamiento en un vacío de
posibilidades humanas.

La contabilidad y la contaduría requieren de una lecto-escritura que los censuren y las


eleven al umbral de las ciencias sociales.

Epílogo

La reflexión sobre la importancia de la contabilidad y su función en las organizaciones,


puede contribuir a la comprensión de la dinámica propia de los entes económicos y su
aporte al anhelado mejoramiento económico nacional y regional, así mismo, ayuda a
comprender las “limitaciones” de las profesiones y la necesidad del trabajo interdisciplinario
para la solución de conflictos sociales y el mejoramiento de los procesos y procedimientos
al seno de las organizaciones contemporáneas.

El hecho de que poco se promuevan por parte de algunas instituciones públicas y privadas
las investigaciones (de aparente carencia de funcionalidad práctica ) teóricas y empíricas,
permite formular la pregunta : ¿Qué es lo que es pertinente desarrollar con profundidad en
campos del conocimiento directamente relacionadas con el crecimiento de la riqueza?. Es
probable que este tipo de inquietudes permitan otear el calificativo y el encasillamiento
operacional y funcional de profesiones que como la contaduría han enfrentado las
exigencias de los usuarios de la información contable-financiera.

El interés práctico de esta reflexión es evidente : las estrategias para mejorar la


comprensión de la importancia de las profesiones, los posibles desarrollos, sus futuros retos
y campos de trabajo para el bienestar social, pueden estar por descubrirse. Estas
estrategias deben pensarse bajo una perspectiva de interés nacional para el fortalecimiento
convergente entre la corporación universitaria, el Estado y el mercado.

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