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Asignatura: Estética- Danza

CLASE 2

Prof. Bedotti Tejeda Simón Joaquín

Buen día. Espero que hayan podido leer la primera clase, y revisar los textos.
Aunque no está en el programa, les recomiendo también leer el capítulo 2 del libro de
Oliveras, “Los conceptos principales”. En ese capítulo, la autora hace una especie de repaso
por los principales conceptos que se están ligados a la asignatura que nos ocupa. Tengan en
cuenta que cada concepto puede ser estudiado a fondo, lo que hace imposible que nosotros
veamos todos con algún tipo de profundidad. De todos modos, a medida que necesitemos
vamos a ir desarrollándolos, viendo distintos autores. Mucha de la historia del arte esta
signada por los conceptos de “Belleza”, “mímesis” (copia). También es central el mismo
concepto de “arte” que se pone a discusión constantemente. Otros conceptos discutidos
pueden ser el de “creatividad”, “genio”. Más contemporáneamente encontramos el de
“expresión”, etc. Realmente cada uno de estos conceptos debería ser investigado en sus
contextos, su surgimiento o su uso por autores determinados. Si leen el capítulo 2, van a
encontrar algunas ideas de los antiguos y de los medievales, sobre todo Platón, Aristóteles,
San Agustín. No las vamos a desarrollar ahora, pero si llegamos a necesitar alguna
explicación más adelante, lo veremos sucintamente.

Dejando esto de lado, la idea es comenzar por lo que quizás es más interesante a la
hora de tener una visión sobre lo que se discute actualmente en estética. Y esto, comienza
en la modernidad, probablemente con Kant. No vamos a tener una sola clase sobre Kant, ya
que este año quiero que nos detengamos a pensar cada autor con un poco más de
profundidad, así que no se desesperen si esta clase parece un poco desordenada y se pierden
un poco.

Para esta unidad, que ya sería la unidad 2 del programa, Vamos a empezar con un
texto sobre la Ilustración: “El sueño de la Ilustración” de María Jimena Solé. Sé que
tuvieron filosofía, así que entiendo que están más o menos familiarizadas con este
concepto. El texto que tiene para leer es como un repaso sobre algunas características de
este período que se, si bien no tiene fecha exacta de inicio se lo suele situar alrededor de
mediados del XVIII y se extiende aproximadamente hasta principios del XIX. De todos
modos, las preguntas sobre si tal o cual autor es ilustrado suelen ser engorrosas, así que no
vamos a ahondar en la cuestión. Con toda seguridad, de todos modos, Kant era un ilustrado.

El texto comienza con una alució a esta ilustración. Es un aguafuerte de Goya, que,
en un rincón, contiene la escritura: “El sueño de la razón produce monstruos”. La era
ilustrada, es efectivamente el comienzo de la era de la “Razón”. Tengan en cuenta, que esta
denominación se adquiere, no porque antes los hombres no pensasen, sino porque en este
siglo comienza a aflojar el dominio que la iglesia católica tenía sobre el pensamiento. El
proceso no es corto, no pasó de un día para el otro, pero tampoco nos interesa
particularmente esto (aunque si quieren, tengo algunos textos para entender la cuestión del
surgimiento de la ilustración). Basta saber, que la ilustración es en principio, la era de
confianza en la razón y en el hombre como sujeto autónomo. La pintura de Goya(que es
contemporánea a la ilustración), muestra irónicamente los excesos de esa confianza (como
en la literatura, lo hará Sade). Para entender el movimiento ilustrado, tengan en cuenta que,
lo precisamente revolucionario es poner en cuestión la metafísica tradicional, lo que
involucra una nueva forma de ver a la naturaleza y al conocimiento. Recuerden que,
durante la edad media, la institución de la inquisición fue particularmente despiadada con
todo lo que hoy conocemos como “ciencia” o “experimentos”, no hace falta que ahonde en
esto ya que me imagino que de sobra lo saben.

La primera vertiente de la ilustración, corresponde a un conjunto de filósofos


llamados “empiristas”. Algo de esto vimos en la clase pasada, con una pequeña
presentación que Oliveras hace de Hume. Estos filósofos ponían el acento en la experiencia
como forma de conocimiento, afirmando que todas las ideas que poseemos nos vienen de
ahí, y no hay ideas innatas. Esto no quiere decir que fuesen ateos, pero sí que cambiaban en
eje sobre el cual se fundaba la religión: antes, la idea de Dios era extraída de las escrituras,
directamente, mientras que los filósofos empiristas, de cierta forma la “deducen” (también
los racionalistas, por supuesto) a partir de las ideas que nos podemos formar. A esto se le
llama “religión natural”, es decir, que la existencia de Dios podría ser conocida por todos
los hombres por las capacidades que poseen. (se contrapone a religión “revelada”, es decir,
confianza en los textos sagrados). Esto es a modo de ejemplo sobre cómo los ilustrados
trabajan sobre las ideas, cambiando el eje a la razón. Este optimismo de la razón, también
se extiende al campo “moral”, “ético” y “político”, donde se le aplica un método similar al
de las ciencias naturales. Tengan en cuenta, que, en estos campos, durante el medioevo,
también se aplicaban criterios extraídos de las escrituras, sobre todo los mandamientos. Los
ilustrados, en cambio, mantienen la confianza en que la razón y las capacidades del hombre
alcanzan para descubrir las reglas que deben regir la moral, o la forma en que funciona, así
como las cuestiones relativas al gobierno y la felicidad. La autora continúa contando como
las premisas ilustradas se difundiera desde Inglaterra al resto de Europa, lo que en general
dio variantes más o menos radicales: algunas culminaban directamente en ateísmo,
materialismo y escepticismo. La crítica a la moral tradicional fue de lo más difundida, y la
cuestión de la religión pasó a instaurarse con bastante fuerza en muchos países. Tengan en
cuenta que, para este período, la iglesia católica ya estaba en retroceso, y los protestantes ya
tenía influencia en gran parte de Europa.

Hacia 1784, se publica un artículo de Kant, con el título “Respuesta a la pregunta:


¿Qué es la ilustración?”, donde la define como “salida del hombre de su auto-culpable
minoría de edad”. Además, va unida a una exhortación a los hombres de la época, a
sumarse al movimiento ilustrado, por decirlo de alguna manera. Kant no fue el único que
respondió a esta pregunta, y la cuestión ciertamente es debatida. Pero quizás lo más
llamativo es que la ilustración es la primera época en pensarse a sí misma. Había
conciencia, de que lo estaba ocurriendo era un cambio radical, respecto de todo el pasado, y
que el protagonista de este cambio era el descubrimiento de la “razón” o al menos, la
confianza en las posibilidades que se abrían. Tengan en cuenta que, para esta época, lo que
nosotros llamamos “ciencia” estaba en pañales, pero los pocos descubrimientos que iban
saliendo a luz, gracias a la investigación, eran fascinantes, especialmente en la física. Ahora
bien, la ilustración y la confianza en la razón, dijimos, se aplican tanto a la naturaleza como
a la moral. En el campo de la naturaleza, va directamente ligada al dominio, no hay mucho
que decir sobre esto. Conocer la naturaleza es básicamente una forma de dominarla. Si
antes, la actitud del ser humano era de pura impotencia frente a los fenómenos naturales,
ahora, con la nueva forma de aplicar la razón (el método científico), se va perdiendo el
miedo, la razón también es ahora, supervivencia. Ahora, en el campo más amplio de las
concepciones metafísicas, éticas, religiosas etc, la razón también empieza a ser concebida
como crítica. Esto garantiza la posibilidad de revisión, a fin de no caer en el error. La crítica
se vuelve virulenta, en tanto que la razón se eleva al nivel de máximo tribunal para jugar
todo tipo de cuestiones. De aquí comienza a surgir la figura tan afamada hoy en día del
“intelectual”. También empieza a existir esa difusa institución que es la “opinión pública”.
Se entiende que, la cuestión de la ilustración pasa por esta entronización de la razón y su
expansión a todos los ámbitos sociales.

La autora aclara, sin embargo, que todo este movimiento no está exento de
contradicciones. Si lo estuviese, de hecho, no hablaríamos de él. La verdad es que la
cuestión nunca fue tan amable, y el progreso que se esperaba de la confianza en la razón
nunca llegó. De todos modos, muchos de los ilustrados ya veían este tipo de
contradicciones. Kant vendría más o menos a cerrar este período, ya que en su filosofía
lograría, en apariencia, crear u sistema según el cual se entiende que la razón es una
capacidad, que, bien usada, produce ilustración, pero que tiene sus límites. De hecho, la
obra de Kant es un intento de delimitar la razón, para ver qué es lo que se puede conocer,
qué es lo que se puede esperar, qué se debe hacer. Hay cuestiones que queda por fuera,
como las relativas al alma, a dios, a la existencia del mundo exterior. De todos modos, el
programa de la ilustración en Kant, iba sobre todo dirigido a generar la mejor condición
posible para la expansión del pensamiento, y los límites eran uno de ellos. También,
habrían limites bien precisos para el campo moral y político. Finalmente, y para que
entiendan la alusión a Goya, la idea es que la expansión en sí misma de la razón no logro
nunca su optimista cometido. De hecho, los movimientos racionales e ilustrados, así como
los intentos de gobierno de los mismos fueron prácticamente igual de sangrientos que el
resto. Ni hablar de la bomba atómica, el nacismo, o el genocidio bien planificado del
totalitarismo etc. Todas proezas de la razón calculadora. De todos modos, la cuestión de la
ilustración siempre sigue abierta, y hay autores que creen que sencillamente seguiríamos
siendo ilustrados, así como hay otros que dicen que nunca lo fuimos. En fin, pasamos
propiamente a Kant.

Kant es categorizado como Idealista trascendental. Recordarán, de lo que vieron en


filosofía, que idealismo corresponde a la corriente que sitúa el centro en el yo, en la mente,
en el espíritu. No obstante, en Kant, el conocimiento no está completamente determinado
por el objeto, sino por el sujeto. Además, es trascendental ya que es común a todos los
hombres, dado que todos tenemos la misma capacidad, y compartimos la forma de relación
con el objeto. De ahí que cuando se habla de “sujeto trascendental”, no se está refiriendo a
lo que nosotros entendemos por “individuo”, sino, que refiere a nuestro modo de conocer,
“a priori”, es decir, a la capacidad que tenemos (de nuevo, no individual, sino,
necesariamente todo ser humano la posee). Kant a su vez, es quien da autonomía a la
Estética, como les adelante la primera clase. Esta autonomía debe ser entendida respecto
del campo de la ciencia, que se refiere al conocimiento. La estética, en cambio, que Kant
analizará en la “Crítica a la facultad de juzgar” el sentimiento del sujeto. Para que tengan
un panorama amplio sobre lo que es la filosofía kantiana, tengan en cuenta lo siguiente: su
obra principal, escrita ya de grande, está compuesta por tres “críticas”. La primer a es la
“crítica de la razón pura”. Esta está dedicada a explorar los límites de lo que se puede
conocer, el “fenómeno”, aquello que está relacionado con el mundo sensible, y que es
necesario y mecánico. La segunda crítica, está destinada al mundo inteligible, a la razón, a
aquello que queda en libertad, lo que debe relacionarse con la moral llamada “crítica de la
razón práctica”. La tercera crítica, que es la que veremos, es un intento de unir a las dos
críticas precedentes, a través del análisis del Juicio. Esta crítica está dividida en dos ámbitos
problemáticos: el de los juicios estéticos, y el de los juicios teleológicos. Si bien parecería
que solo el primero nos interesa, la importancia del segundo es crucial ya que relaciona la
cuestión de los Juicios con la de la libertad.

Sobre los juicios: en el cap IV del texto de Oliveras van a encontrar que primero
habla sobre los juicios. Kant clasifica los juicios en afirmativos o negativos, verdaderos o
falsos, analíticos o sintéticos. Los analíticos son juicios donde el predicado está contenido
en el sujeto, por ejemplo “Los solteros son no casados”. Son necesarios y universales, es
decir, siempre válidos por su forma. Aunque sean verdaderos, estos juicios no ampliarían
nuestro conocimiento. Los que sí lo hacen son los juicios sintéticos, cuya verdad debe ser
confirmada por la experiencia, y son a posteriori, y el predicado no está incluido en el
sujeto: ej, “esta mesa es blanca”. En la “Crítica de la razón pura”, Kant, además, estudia un
tipo de juicio particular que son los sintéticos a priori. Son necesarios y universales,
siempre válidos. Un ejemplo clásico es “La línea recta es la más corta entre dos puntos”
donde “más corta” no estaría incluido en el concepto de línea recta. No vamos a ahondar
en estos tipos de juicios, pero si nos van a servir para ver qué son para Kant los “juicios de
gusto” (juzgar algo como bello) que son los que nos interesan.

Los juicios de gusto, no son ciertamente analíticos. Si yo digo “Esta rosa es bella”,
la belleza no está, claramente, dentro del sujeto (la rosa). Es un juicio sintético, entonces,
pero, según Kant, no aporta conocimiento. El juicio estético, estaría hablando del
sentimiento del sujeto, es un juicio subjetivo. Lo que esto quiere decir es que, lo que
consideramos en el juicio de gusto, en este caso, no es el objeto, sino el sentimiento que
genera, por el cual podemos considerar al objeto agradable o no. Esto, tengan en cuenta, no
es un conocimiento acerca del objeto, sino, del sujeto. Kant, además, subraya que el juicio
de gusto es a priori, en el sentido en que la complacencia que se señala, es necesaria a cada
cual. Sé que esto va fuertemente en contra de la creencia del sentido común según la cual
cada uno tiene gustos distintos y lo que le agrada a uno puede no agradarle a otro. Pero para
Kant es así: los juicios de gusto poseen una especie de aspiración universal, y, de hecho, si
uno no los capta, es por falta de apreciación o educación.

El tipo de juicio que Kant está tratando de describir, es un juicio “reflexionante”.


Esto se opone a “determinante”, que sería el tipo de juicio que subsume un particular bajo
un universal (este es el objeto de la crítica de la razón pura, para simplificar la cuestión,
asócienlo a los juicios que buscan CONOCER algo). El juicio reflexionante, en cambio,
dado un particular (la flor, por ejemplo), busca para sí un universal. Este juicio no conoce
realmente, pero es el principio de conjetura: dado un particular se presupone que hay un
universal (a buscar). Así este juicio busca la validez intersubjetiva (que solo puede ser,
universal). Kant distingue aquí, dos tipos de juicios reflexionantes: estético y teleológico.
El primero, remite siempre al sujeto mientras que el teleológico, al objeto, y tiene una
función sobre todo heurística. Esto lo vamos a ver más a fondo en la clase que viene, pero
para que se entienda un poco, lo que Kant hace es relacionar esta facultad, y la cuestión de
los juicios reflexionantes con la cuestión de la FINALIDAD de la naturaleza y la
FINALIDAD del sujeto. El papel que cumple es el de “dotar” de sentido a lo que, de otro
modo, sería caótico. Esto refiere aún al conjunto de leyes de la naturaleza, que, sin ningún
tipo de concepción de finalidad o unidad, se verían caóticas. Por eso, lo que vamos a ver
que aparece como “fin final” en la naturaleza, y siguiendo los postulados ilustrados, no
remite más que al hombre y a la cuestión moral.

Bueno hasta acá vamos a llegar en esta clase. Vamos a seguir viendo Kant, porque
es largo pero necesario, sobre todo porque el resto de la estética y la estética contemporánea
comienza acá. Supongo que por ahora deben estar mareadas, porque incluso, en esta clase,
ni siquiera nombramos la palabra arte y mucho menos danza. Pero no se preocupen, ya
vamos a ver cómo se van relacionando estas cuestiones. De todos modos, es cierto que en
Kant no hay muchas referencias, en cuanto a los juicios de gusto, al arte (que sí se pueden
encontrar en el romanticismo alemán, que es lo que le sigue). En parte, la mayoría de los
juicios, tanto de gusto como teleológicos están referidos a fenómenos de la naturaleza. En
todo caso, nos vemos la clase que viene. Vayan leyendo, no sólo el texto de María Jimena
Solé, sino también el capítulo IV del de Oliveras, que empezamos a ver esta clase, pero
vamos a continuar la que sigue. Saludos.

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