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¿Cuál es la importancia de las cimentaciones?

El éxito de un buen proyecto de construcción radica en la calidad de las cimentaciones, pues su valor
principal es dotar de seguridad y solidez a una estructura gracias a que sostiene sus cargas y las ancla al
terreno.

¿Qué pasa si una casa no tiene cimientos? Cuando el suelo que se encuentra debajo de la edificación no
se encuentra estable y el mismo no hace una buena cimentación, este puede ocasionar que la casa se
agriete, además es posible que se hunda de manera parcial y probablemente pueda llegar a caerse.

ilustración sobre la obediencia ..La roca

Un hombre dormía en su cabaña, cuando de repente una luz iluminó la habitación y apareció Dios. El
Señor le dijo que tenía un trabajo para él, y le enseñó una gran roca frente a la cabaña. Le explicó que
debía empujar la piedra con todas sus fuerzas.

El hombre hizo lo que el Señor le pidió, día tras día. Por muchos años, desde que salía el sol hasta el
ocaso, el hombre empujaba la fría piedra con todas sus fuerzas... y esta no se movía. Todas las noches el
hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano.

Satanás decidió entrar en el juego trayendo pensamientos a la mente del hombre: "Has estado
empujando esa roca por mucho tiempo, y no se ha movido".

Le dijo que la tarea que le había sido encomendada era imposible de realizar y que él era un fracaso.
Estos pensamientos incrementaron su sentimiento de frustración y desilusión.

Satanás le dijo: "¿Por qué esforzarte todo el día en esta tarea imposible? Solo haz un mínimo esfuerzo y
será suficiente".

El hombre pensó en poner en práctica esto, pero antes decidió elevar una oración al Señor y confesarle
sus sentimientos: "Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi
fuerza para conseguir lo que me pediste, pero aún así, no he podido mover la roca ni un milímetro.

¿Qué pasa? ¿Por qué he fracasado? "

El Señor le respondió con compasión: "Querido hijo, cuando te pedí que me sirvieras y tú aceptaste, te
dije que tu tarea era empujar la roca con todas tus fuerzas, y lo has hecho. Nunca dije que esperaba que
la movieras. Tu tarea era empujar.

Ahora vienes a mí sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero ¿en realidad fracasaste? Mírate ahora,
tus brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos callosas por la
constante presión, tus piernas se han vuelto duras.

A pesar de la adversidad, has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste
alguna vez. Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para ejercitar tu fe
en mi. Eso lo has conseguido. Ahora, querido hijo, yo moveré la roca".

Algunas veces, cuando escuchamos la palabra del Señor, tratamos de utilizar nuestro intelecto para
descifrar su voluntad, cuando en realidad Dios solo nos pide obediencia y fe en Él. Debemos ejercitar
nuestra fe, que mueve montañas, pero conscientes que es Dios quien al final logra moverlas.

Cuando todo parezca ir mal... ¡solo empuja! Cuando estés agotado por el trabajo... ¡solo empuja!
Cuándo la gente no se comporte de la manera que te parece que debería... ¡solo empuja! Cuando te
sientas agotado y sin fuerzas... ¡solo empuja!

En los momentos difíciles pide ayuda al Señor y eleva una oración a Él, para que ilumine tu mente y guíe
tus pasos.

Entrega tus miedos al Señor y pídele que te ayude a encontrar el camino, que te conduzca a Él, y Él lo
hará. No hagas caso de ninguna voz, solamente de la que Dios te dio a conocer, y sobre ella mantente
firme, porque su Palabra es la que nos sostiene y nos da descanso, seguridad y esperanza.

Todo lo que necesitas saber…

Imagina un libro titulado: Manual para saber cómo vivir. ¿Cuántas páginas crees que podría tener? La
verdad es que no tendría que ser muy extenso porque, para saber vivir, no importa tanto la cantidad de
información que poseemos, sino su calidad.
A esta conclusión llegó el escritor Robert Fulghum. Durante años intentó escribir un resumen de las
reglas más importantes en la vida. Pero la lista tenía un problema: era muy larga. Y por más que la
recortaba, seguía siendo larga. Hasta un día que se le ocurrió echarle a su viejo automóvil gasolina de la
más costosa. El experimento no pudo ser peor. Acostumbrado como estaba a la gasolina barata, el viejo
cacharro parecía sufrir un ataque de epilepsia cada vez que Robert intentaba echarlo a andar. Por sobre
todo, le solía dar el ataque en las intersecciones y cuando iba en bajada. «Si durante tantos años había
funcionado bien con la gasolina conocida —se preguntaba Robert— ¿por qué tuve que echarle una
gasolina desconocida?»

Cuando Robert reflexionó sobre lo que le había sucedido a su cacharro, se acordó de su famosa lista.
Entonces concluyó que para saber cómo vivir basta aplicar lo que ya sabemos que funciona. «Comprendí
entonces —escribió— que ya sabía la mayor parte de lo que es necesario para vivir una vida significativa
[…]. Y lo sabía desde hace mucho, mucho tiempo» (All I Really Need To Know I Leamed In Kindergarten
[Todo lo que necesitaba aprender lo aprendí en el jardín de infantes], pp. 3, 4).

Entonces redujo su lista a unas pocas reglas:

Comparte lo que tienes

Juega limpio

No golpees a la gente

Devuelve las cosas al lugar donde las encontraste

Limpia lo que ensucies

No te adueñes de lo que no es tuyo

Pide disculpas cuando le hagas daño a otra persona

La lista continúa, pero ocupa menos de una página. ¿Cuándo aprendió Robert esas reglas? ¡Cuando
estaba en preescolar!

Ya todo ha sido dicho. Honra a Dios y cumple sus mandamientos, porque eso es el todo del hombre.
Eclesiastés 12:13.

¿Quieres vivir bien, en paz con Dios y con tu semejante? No tienes que reinventar la rueda ni el agua
tibia. Sencillamente, haz lo que ya sabes: lo que tus padres y maestros te enseñaron desde que estabas
en el preescolar. Dios nos creó para vivir de acuerdo a los principios de su Palabra. No intentemos
funcionar con «combustible» equivocado.

Señor, gracias por los principios de tu Santa Palabra. Ayúdame hoy a ponerlos en práctica.

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