Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El art. 11.a) del vigente Estatuto de la Universidad de Sevilla establece como primera
competencia del Claustro Universitario la elección de rector. Mediante Acuerdo 5/CU, de 22 de
octubre de 2007, el entonces rector profesor Miguel Florencio Lora, consiguió modificar este
artículo del Estatuto de 2003, que establecía un sistema de sufragio universal ponderado en el
que todos los sectores de la comunidad universitaria (profesores funcionarios de cuerpos
docentes del Estado, profesores investigadores contratados, personal de administración de
servicios y estudiantes) podían elegir directamente al rector, tal como establecía la Ley
Orgánica de Universidades de 2001.
La reforma de 2007 del Estatuto se hizo, además, de un modo torticero que aún no hemos
podido olvidar. Correspondía al claustro la reforma del Estatuto de la Universidad, como así
establecía su art. 11.b). Dicho claustro debería haberse disuelto a los doce meses de haber
1
entrado en vigor la reforma del Estatuto, como disponía su Disposición Transitoria Segunda.
Pero lejos de hacerlo, se arrogó la potestad, de manera absolutamente irregular, de volver a
elegir rector, esta vez, una vez más, otro miembro del equipo de gobierno del saliente rector
Florencio. Así elige a Joaquín Luque, vicerrector de infraestructuras, frente al que se presentó
el profesor Manuel Lozano Leyva, que apenas pudo obtener 50 votos de un claustro de 300
miembros controlados mayoritariamente por el candidato oficial. Control férreo y total del
poder rectoral. Todas las comisiones compuestas por miembros afines al rector. Imposibilidad
absoluta de acceder a ninguna de ellas por parte de candidatos que no llevaran el respaldo del
rector.
Llegamos a 2015, y la situación sigue siendo la misma. Otro miembro del equipo de Ramírez de
Arellano, aspira a sucederlo, Miguel Angel Castro. Todo el poder controlado por la misma
oligarquía académica. Castro, excediendo con mucho sus facultades como rector en funciones,
se presta a todo tipo de inauguraciones, actos públicos en los que aparece como rector de la
US, no como rector en funciones, y negocia, semanas antes de la puesta en marcha del
proceso electoral para la elección en claustro de rector, con sindicatos y alumnos. Lo promete
todo, antes de ser candidato. Llama a los móviles particulares de los claustrales para citarlos en
su despacho del rectorado y comunicarles que va a convocar elecciones el 3 de noviembre,
negándose por activa y pasiva a convocar un claustro a principios de curso, como es
reglamentario. Se inventa, fuera del Estatuto y del Reglamento de Funcionamiento del
Claustro, reuniones particulares con los miembros del claustro, sin que haya posibilidad de que
ningún otro miembro de la comunidad universitaria pueda ponerse en contacto directo con el
resto de claustrales. La historia se repite, como en 2000, 2004, 2008, y 2012. Y, por supuesto,
gana las elecciones a rector en diciembre de 2015 frente a los dos candidatos no oficiales,
Adela Muñoz y Antonio Rabasco.
Posteriormente, en los meses de febrero y marzo, Castro abre un falso debate sobre la
reforma del Estatuto de la US –lo llevaba en su programa electoral- que se le vuelve en contra
porque rápidamente se comprueba que lo que se busca es enterrar definitivamente la
posibilidad de que vuelva el sufragio universal. Esto provoca una reacción de los claustrales
que presentan, de nuevo, una petición de reforma del Estatuto –firmada por 90 claustrales-
para la devolución a la comunidad universitaria del sufragio universal. Como no tiene más
remedio que aceptar legalmente la validez de esta proposición, somete a votación dicha
propuesta el día 30 de mayo de 2016, aunque con un procedimiento de voto anticipado que
permitía votar desde el día 24 de mayo. Este procedimiento de voto anticipado sigue siendo
2
contestado por un amplio sector de los claustrales y de la comunidad universitaria, porque
durante los días en que se puede votar anticipadamente a la fecha de la votación presencial en
el claustro, los claustrales pueden ser objeto de todo tipo de presiones para votar en el sentido
que interese al rectorado. Esta es la democracia orgánica de la US, una institución que debería
ser ejemplo y modelo de funcionamiento democrático, transparente y responsable.
Y lo mejor de todo: el resultado. 102 votos a favor del sufragio universal, 13 votos en blanco y
28 votos nulos (al parecer, todos ellos del PAS, que escribieron en la papeleta “queremos el
12%”). Lógicamente, la reforma no fue aprobada al no alcanzarse la mayoría absoluta exigida
por el EUS.
Universidad de Sevilla
josemgomez@us.es