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FICHA DE IDENTIFICACIÓN DE TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

Título: Propuesta microeconómica para mejorar la competitividad del sector


Título textil del departamento de Santa Cruz ante escenarios recesivos ocasionados
por la pandemia del COVID-19
Autore Nombres y Apellidos Código de estudiantes
s Maria Jhovana Villca Cruz 57738

Fecha 05/06/2020

Carrera Auditoría 
Asignatura Interculturalidad
Grupo A
Docente Dra. Olga Gascher Portales
Periodo Académico Sem I-2020
Subsede Santa Cruz - Bolivia
INVESTIGACION

¿Cómo llego a ocupar la presidencia la señora Jeanine Añez, actual presidenta


de Bolivia?

 El 20 de octubre de 2019 el país celebró unas elecciones generales a las que Evo
Morales, tras ser habilitado por el Tribunal Constitucional, que en 2017 accedió a su
demanda de declarar inconstitucionales o inaplicables nueve artículos de la Carta
Magna y de la Ley Electoral (sentencia que, por cierto, ignoró el resultado negativo del
referéndum constitucional pro-reelección de 2016), se presentaba por tercera vez
consecutiva, por cuarta tomando en cuenta el primer mandato de 2006-2010, iniciado
bajo la vieja Constitución de 1967.

El retraso en la publicación de los resultados oficiales levantó las sospechas del


principal competidor del presidente, su predecesor en el cargo (2003-2005) Carlos
Mesa, candidato del Frente Revolucionario de Izquierda (FRI, una formación centrista
a pesar de su nombre) y de la coalición Comunidad Ciudadana, quien rechazó los
datos desfavorables del conteo preliminar y denunció un "fraude gigantesco" en su
contra. Por cierto que los Demócratas de Áñez, eje de la Alianza Bolivia Dice No y
partidarios de que Bolivia vuelva a ser una república nacional pero transformando las
autonomías regionales en un sistema federalizado, obtuvieron un pésimo resultado: su
aspirante, Óscar Ortiz, quedó cuarto con menos del 5% de los votos.

El 23 de octubre las protestas y disturbios de los partidarios de Mesa llevaron al


Gobierno a declarar el estado de emergencia. Al día siguiente, el Tribunal Supremo
Electoral, con el 99,99% escrutado, otorgó a Morales la victoria en la primera vuelta
con el 47,07% de los votos. Si bien no alcanzaba la mitad más uno de los votos, el
postulante oficialista sí superaba el 40% y le sacaba una ventaja de al menos diez
puntos (el 10,56%, exactamente) a su inmediato perseguidor, con lo que se ahorraba
el balotaje del 15 de diciembre. En principio, Morales tenía vía libre para sumar otro
ejercicio de cinco años a partir de enero de 2020, pero la furiosa reacción opositora
vino a truncar ese escenario. Por de pronto, la presión de la calle e internacional obligó
al mandatario, después de negarse a cualquier negociación sobre una repetición de
las elecciones con el "delincuente" Mesa, a solicitar a la OEA una auditoría
internacional vinculante del proceso electoral.

El 10 de noviembre, mientras el clima de rebelión antigubernamental ganaba ímpetu


con la violencia de los manifestantes y los motines policiales, a los que se sumaban
los signos de descontento en la cúpula militar, la OEA comunicó los hallazgos
preliminares de su análisis de integridad electoral, la cual "no le era posible garantizar"
ante el "cúmulo de irregularidades observadas". El informe precipitó los
acontecimientos: Morales aceptó repetir las elecciones; al punto, el comandante en
jefe de las Fuerzas Armadas, general Williams Kaliman, salió a "sugerir" al presidente
que abandonara el cargo para detener la "escalada del conflicto" y permitir la
"pacificación" del país; por último, Morales apareció en la televisión para anunciar que
remitía su carta de renuncia a la Asamblea Legislativa, decisión con la que esperaba
que Mesa, Fernando Camacho (el presidente del Comité Cívico de Santa Cruz) y otros
opositores dejaran de "maltratar", "perseguir" y "amenazar" a sus hermanos del MAS y
al pueblo de Bolivia, víctima según él de "grupos oligárquicos que conspiran contra la
democracia".

A las dimisiones de Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera, los cuales


emprendieron una rocambolesca escapada del país hasta acogerse a la protección
solidaria del Gobierno mexicano, les siguieron las renuncias en cadena de las
autoridades segunda y tercera en la línea de sucesión constitucional, la presidenta del
Senado, Adriana Salvatierra, y el presidente de la Cámara de Diputados, Víctor Borda,
ambos del MAS. El siguiente dignatario del orden de prelación, el presidente de la
Corte Suprema de Justicia, José Antonio Revilla, no se pronunció y ocultó su
paradero.

La deserción general de mandos oficialistas generó una profunda incertidumbre de la


que surgió la voz, entre emocionada y voluntariosa, de la opositora Áñez, desde el
mes de enero vicepresidenta segunda del Senado saliente (el vicepresidente primero,
Rubén Medinaceli, había dimitido al igual que sus correligionarios): ella se ofrecía
para cubrir el vacío de poder, ejercer la Presidencia del Estado con carácter interino y
convocar nuevas elecciones. "Lo que yo quiero es aportar, es darle una solución a
esta situación tan horrible que estamos viviendo. Que quede bien claro que esto es
una transición, es solamente para llamar a elecciones y que sean transparentes como
el pueblo boliviano lo quiere", argüía la segunda vicepresidenta del Senado.

Aunque contaba con el respaldo de los partidos de la oposición y los altos mandos del
Ejército y la Policía, que empezó a desplegar soldados para ayudar a atajar los
saqueos y disolver las protestas que ahora protagonizaban los enfurecidos seguidores
de Morales, muchos de ellos indígenas y muy mayoritarios en la populosa urbe de El
Alto, Áñez se topó con el obstáculo, aparentemente insalvable, de ser investida por
una Cámara de Diputados integrada en sus dos terceras partes por legisladores del
MAS, quienes de hecho se negaban a sesionar. El 12 de noviembre la Cámara debía
discutir la renuncia de Morales, pero la sesión fue suspendida por falta de quórum.
Con todo, Áñez dio el paso de proclamarse presidenta interina con el voto favorable
del tercio de diputados de los Demócratas, la Unidad Nacional y el Partido Demócrata
Cristiano, acto que fue rápidamente validado por el Tribunal Constitucional.

Presidenta por sucesión 

Jeanine Áñez asumió el mando del país por sucesión constitucional, amparada en los
artículos 169 y 170 de la Carta Magna. "Asumo de inmediato la Presidencia del
Estado", dijo en la Cámara de Diputados, luego de que los legisladores oficialistas
pusieran condiciones para sesionar y conocer la carta de renuncia del expresidente
Evo Morales.

¿Qué es el referéndum popular y la iniciativa legislativa ciudadana?

En Bolivia, desde el año 2004, ampliamos los elementos de la democracia participativa


con la incorporación constitucional del mecanismo del referéndum dentro de la Norma
Fundamental. 

 De esta manera, el Tribunal Constitucional, desarrollo puntualmente el tema en la SC


069/2004, de 14 de julio de 2004, cuando indica que: “II.3. Democracia participativa y
referéndum.- El art. 1 de la CPE reformado por Ley 2631 de 20 de febrero de 2004, a
la letra dice: “I. Bolivia, libre, independiente, soberana, multiétnica y pluricultural
constituida en República Unitaria, adopta para su gobierno la forma democrática
representativa y participativa, fundada en la unión y la solidaridad de todos los
bolivianos. II. Es un Estado Social y Democrático de Derecho que sostiene como
valores superiores de su ordenamiento jurídico, la libertad, la igualdad y la justicia. En
mérito a este precepto constitucional, el nuevo modelo de gobierno representativo y
participativo, se sustenta sobre la base de los principios de soberanía popular,
pluralismo, tolerancia, protección de los derechos y libertades así como en la
responsabilidad de los ciudadanos en la definición del destino colectivo de la nación,
lo que implica que la relación de los ciudadanos con el poder político no se reduce a la
emisión del voto para elegir a sus representantes y gobernantes, pues también puede
expresarse en una participación activa y efectiva en la toma de decisiones políticas de
especial trascendencia para el Estado y la Sociedad, como señala la SC 64/2004 de 8
de julio. En concordancia con lo expresado, se tiene que los mecanismos de
participación democrática, están establecidos en el art. 4 de la CPE, cuando expresa:
Artículo 4.- I. El pueblo delibera y gobierna por medio de sus representantes y
mediante la Asamblea Constituyente, la iniciativa Legislativa Ciudadana y el
Referéndum, establecidos por esta Constitución y normados por Ley”. Como lo ha
establecido la SC 64/2004 de 8 de julio, “según la doctrina clásica del Derecho
Constitucional, referéndum es el mecanismo mediante el cual el pueblo aprueba o
rechaza las decisiones normativas de las autoridades estatales, expresadas en un
texto ya elaborado de proyecto, o ya previsto en un texto legal vigente, en cuyo caso
la decisión está orientada a derogar o abrogar el texto normativo sometido a su
consideración. En esa línea de pensamiento se ha establecido una diferenciación
entre el referéndum y el plebiscito que se constituye en otro mecanismo de
democracia participativa; así la doctrina considera que en el referéndum se somete a
consideración del pueblo un texto normativo que puede ser un proyecto de norma
jurídica o una norma jurídica ya en vigor, en cambio en el plebiscito se somete a
consideración del pueblo una decisión política es decir, se le formula una consulta
acerca de una decisión fundamental para la vida del Estado y de la sociedad, lo que
significa que no se propone un texto normativo sino una decisión como tal. Sin
embargo, en la doctrina contemporánea se concibe el referéndum popular de una
manera amplia, como un mecanismo de la democracia participativa, a través del cual
los gobernantes pueden consultar al pueblo su parecer no sólo sobre el texto
normativo en proyecto o en vigor, sino sobre decisiones políticas de especial
trascendencia para el Estado y la Sociedad; de ahí que frente a la clasificación
bicéfala de referéndum aprobatorio y referéndum derogatorio, la doctrina
constitucional añade una tercer clase o forma, como es el referéndum potestativo o
consultivo. En este ámbito, el Referéndum, conforme a las normas previstas en el art.
4 de la CPE y lo señalado en el Fj III.2.1 de la SC 64/2004, “no está limitado en su
ámbito de aplicación a la consulta de textos normativos, al contrario, tiene un carácter
amplio que abarca al ámbito de las decisiones políticas de especial trascendencia
para el Estado y la Sociedad; lo que significa que el Constituyente ha recogido y
concretado la doctrina constitucional contemporánea respecto a la naturaleza y
alcances del referéndum”.
Ley del referéndum

ARTÍCULO 1° (Concepto). De conformidad con el artículo 4° de la Constitución Política


del Estado, el referéndum es el mecanismo institucional de consulta al pueblo para
que, mediante voto universal, directo, libre y secreto, exprese su criterio sobre normas,
políticas o decisiones de interés público.
ARTÍCULO 2° (Modalidades y ámbitos). Existen las siguientes modalidades y ámbitos
de referéndum:

a) Referéndum nacional, sobre materias de interés nacional, en circunscripción


nacional.

b) Referéndum departamental, sobre materias de interés departamental, en


circunscripción departamental.

c) Referéndum municipal, sobre materias de interés municipal, en circunscripción


municipal.

Iniciativa Legislativa Ciudadana

La Iniciativa Legislativa Ciudadana es un mecanismo de participación democrática por


medio de la cual los ciudadanos que están de acuerdo con un Proyecto de Ley
formulan el texto y recolectan una cantidad de firmas para enviarlas a la Asamblea
Legislativa Plurinacional, la cual está constitucionalmente obligada a darle un
tratamiento inmediato y no puede rechazarla. Si la Asamblea no cumple su deber
constitucional, podría convocarse a un referéndum.

 Es un mecanismo de democracia directa; se trata de la posibilidad amparada en


la Constitución, las personas puedan presentar iniciativas de ley, sin ser
representantes populares en sus respectivos congresos; dichas iniciativas de ley,
deberán estar avaladas por una cantidad de firmas, para que se puedan tomar en
cuenta por su respectiva cámara legislativa. Dichas iniciativas pueden tratar asuntos
públicos, como puede ser una reforma de un estatuto o una ley, o incluso una
enmienda constitucional.

La iniciativa puede ser directa o indirecta. Si es directa, la presentación de la iniciativa


desemboca en un referéndum para aprobarla o rechazarla. En el caso de las
iniciativas indirectas, la petición es tomada en consideración por el legislativo, quien
decide si se convoca o no el correspondiente referendo.
Las reformas constitucionales de 2004 establecieron que Bolivia asume la forma de
gobierno “democrática representativa y participativa” (artículo 1). El artículo 4, que
originalmente decía “el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de
sus representantes”, en su formulación reformada afirma que “El pueblo
delibera y gobierna por medio de sus representantes y mediante la Asamblea
Constituyente, la iniciativa Legislativa Ciudadana y el Referéndum, establecidos por
esta Constitución y normados por Ley”.

De los tres instrumentos añadidos, la Asamblea Constituyente se mantiene en los


terrenos de la democracia representativa, toda vez que este órgano se integra por
representantes electos que, en principio, no están atados a ningún mandato por
parte de los electores.1 En cambio, la iniciativa Legislativa Ciudadana y el
Referéndum se corresponden con la democracia directa, en la medida en que se
faculta a la población tanto en la formulación como en la aprobación o rechazo de los
actos legislativos y de política pública.

La iniciativa legislativa ciudadana consiste en la capacidad, por parte de cualquier


ciudadano, de presentar al Congreso un proyecto de Ley, en cualquier materia, para
su discusión y aprobación (art. 71-III). El mecanismo del referéndum, normado por la

- La ausencia de mandato es un componente definitorio de la democracia


representativa (Pitkin, 1985). Cuando los ciudadanos electos se limitan a
obedecer las instrucciones de sus electores, el resultado en términos de
políticas públicas es el mismo al que se llegaría con la democracia directa
(Kessler, 2005). No obstante, veremos en la siguiente sección una
excepción práctica importante para el caso de la Asamblea Constituyente
boliviana.
- Como se verá en breve, la introducción de estos mecanismos se realizó en un
contexto de desencanto hacia los partidos políticos. Otra reforma importante
rompió con el monopolio de éstos sobre las candidaturas al extender esta
prerrogativa a las agrupaciones ciudadanas y los pueblos indígenas (arts. 223,
61 y 224). Véase CNE (2004) para una descripción general de los cambios
constitucionales emprendidos con la reforma de 2004.

La llamada “Ley del Referéndum”, faculta a tres instancias para convocar a


referéndum: el Poder Ejecutivo; el Poder Legislativo, con aprobación de las dos
terceras partes de sus miembros presentes, y por “iniciativa popular”, apoyada por un
número de firmas al menos igual al seis por ciento del padrón electoral y
por ciudadanos inscritos en dicho padrón. Para ser válida la resolución de
un referéndum, se requiere la aprobación por mayoría simple de los votos y una
participación de por lo menos el 50 por ciento del electorado. Los resultados son de
acatamiento obligatorio para las autoridades competentes.De acuerdo con la misma
ley, no pueden ser sometidos a referéndum los asuntos fiscales, la seguridad interna y
externa y la división política del país. Una restricción adicional consiste en que cada
una de las tres instancias con facultad de iniciativa sólo podrá realizar un referéndum
por período constitucional, y no podrá llevarse a cabo ningún referéndum durante
los 120 días anteriores y posteriores a la celebración de elecciones ni en
período de estado de sitio.

El Tribunal Constitucional tiene el mandato de pronunciarse sobre la


constitucionalidad de las preguntas incluidas en el referéndum dentro de los 8 días
siguientes a la convocatoria. En caso de no pronunciarse en ese lapso, se entiende
que avala la constitucionalidad de la pregunta.

Además del referéndum a nivel nacional, se contempla el mismo mecanismo para los
niveles departamental y municipal. En estos dos niveles, las reglas son
exactamente las mismas que para el referéndum nacional, con la excepción de que la
iniciativa popular departamental requiere el apoyo del 8% de los
ciudadanos inscritos en el padrón de la circunscripción departamental y del 10% para
el caso de los municipios.

Las normas bolivianas no contemplan otros mecanismos de democracia directa a


nivel nacional como son la revocación de mandato o la anulación de
leyes ya aprobadas por la legislatura.

Bolivia cuenta con dos experiencias previas en materia de referéndum. Sin embargo,
éstas no contaron con un marco normativo, lo que en principio limita la capacidad de
los resultados para transformar la legislación o las políticas públicas. La primera de
ellas, adicionalmente, no cumplía con los requerimientos mínimos de democracia
formal. Se trata del referéndum celebrado el 11 de enero de 1931, convocado por el
General Carlos Blanco Galindo, quien presidía la junta militar que asumió el poder tras
el levantamiento popular del 28 de junio de 1930 que derrocó al presidente
Hernando Siles. Siles había reformado la constitución para permitir su reelección
inmediata, y se encontraba en campaña en el momento de la revuelta.

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