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mejores manos

REPORTAJES

Zoe Hochbaum: “La cultura


no es comida, pero nos
sostiene, nos une, es
educación”
Protagonista, productora y co guionista de
la película “Como el mar”, cuenta cómo
vive la nueva realidad del cine argentino.
Cómo fue <lmar con Carmen Maura y Sofía
Gala. Su relación con las redes sociales. Su
mudanza a Uruguay. Las parejas abiertas.
Y por qué dejó de usar el lenguaje inclusivo
Por Tatiana Schapiro

30 Mar, 2024 00:21 a.m. AR

Entrevista de Tatiana Schapiro con Zoe Hochbaum

La búsqueda de Zoe Hochbaum pareciera estar


relacionada con perseguir la verdad. Su verdad. Ya
sea en el cine —donde amplió su horizonte,
llevando sus intereses artísticos más allá de la
actriz– como en el amor, la amistad y hasta el
placer. Al <n, replantearse las doctrinas, revelarse
ante los dogmas. Sonríe al recordar aquella vez
que se detuvo ante su abuelo y le dijo que no
quería ser judía. “¡Que pesada! Ella, todo en contra”,
ríe, y descubre el trasfondo de aquel planteo:
“¿Sabés lo que a mí me molestaba? Que me
impongan una religión, una sexualidad, un
título... Dejame, que yo voy a elegir”.

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dólares

Su atención también alcanza las redes sociales:


“Hace un mes me borré TikTok. Me hacía mucho
daño –confía–. Primero, porque es uno atrás de
otro: se vuelve una adicción a lo instantáneo. Y
además, todo es estético: se pierde la profundidad
y solo es algo para el afuera. Hay una aplicación
que te cambia la cara; o sea, podés tener otra
cara. Y decís, ¿dónde quedó la verdad? De pronto
además ves que las personas son todas iguales:
las mismas caras, los mismos pelos. ¿Y dónde
está uno, lo auténtico de uno? Las redes sociales
no son la realidad, pero también hay que entender
que son un juego: uno puede divertirse”.

—¿De Instagram también te fuiste?

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—No, todavía no. Me miento que lo necesito para


mi trabajo. ¿Y hasta qué punto? Pienso en todos
los trabajos que hice como actriz y ninguno me lo
dio Instagram.

Zoe no lo dice pero se le nota: está orgullosa. Este


jueves 28 se estrenó en las salas porteñas Como
el mar, la película que no solo la tiene como
protagonista –compartiendo escenas con Sofía
Gala y nada menos que la española Carmen
Maura– y productora; además, el guion lleva su
<rma, junto a Gustavo Gersberg. “El común
denominador en todos los espectadores, más allá
de que a uno le puede gustar más o menos, es
que todos perciben el mismo corazón: es una
película que tiene verdad”, destaca.

Dirigida por Nicolás Gil Lavedra, la coproducción


entre Argentina y Uruguay aborda la relación de
Azul (Hochbaum), de 17 años, con Paula
(Castiglione), su hermana mayor, de 34. Cuando
muere su mamá, Teresa, ambas se enfrentarán a
las consecuencias de un secreto familiar que sale
a la luz, en una trama en la que también se verá
involucrada su tía Mecha (Maura).

“Lo interesante de la película no es el secreto sino


el vínculo entre ellas –advierte Zoe en este
encuentro con Infobae– y hacia dónde van: un
camino de aceptación mucho más que de
transformación. Será un viaje de grises, porque
fuimos educados blanco o negro, mamá o papá,
mamá buena, mamá mala, con un modo de
maternar, un modo de ser pareja. Todo es un
modo, todo es una etiqueta”.

Zoe Hochbaum, Carmen Maura y Sofía Gala en una


escena de Como el mar

—En la película se habla de maternidades,


deseadas y no deseadas. También de las
maternidades posibles, porque a veces está
bastante idealizado o hay una mirada muy
romántica sobre la maternidad.

—La gente hace lo que puede, y hay que empezar


a ser un poco más pacientes con el otro: con las
posibilidades de cada uno, con los contextos, con
las realidades. Con la maternidad, ni hablar.
Habiendo escrito una película sin ser madre,
siempre me interesó este concepto de lo deseado
y lo no deseado. De las elecciones, en todos los
vínculos. En esta película me interesaba contar
cómo, con las posibilidades que tuvo Paula de ser
madre, con que hizo lo que pudo, igual la elegía a
Azul, e igual Azul la elegía a ella. A mi mamá
siempre le digo que la amo no porque sea mi
mamá, sino porque la amo a ella y la elijo como
persona.

—¿Te bancás una mentira si sentís que fue por


amor?

—Es difícil. El perdón me sale muy fácil, pero la


espinita... Perdono pero no olvido. Sí, hay algo que
me queda.

—No soltás del todo.

—No, no. Me encantaría, lo trabajo. De hecho con


mi personaje, con Azul, aprendí un montón a
soltar, a la no reacción.

—¿Alguna vez descubriste un secreto dentro de


tu familia?

—Nada que haya dicho “¡Uff, tengo que tomar


decisiones!”. Pero típica que cuando se muere un
abuelo, aparecen amantes o cositas, tonterías,
fotos que decís: “Y esto, ¿qué onda?”. Detalles así.
Me pasó más en la adolescencia: descubrir que
una amiga me había mentido, típicas cosas de
adolescentes que no sabés cómo manejarte, y
para mí, era el antes y el después. O sea: “¿Me
mentiste? Desaparecés de mi vida”. La
adolescencia es una etapa muy difícil, muy
apasionante, en la que todo es como muy terrible.
Pero a la vez está muy subestimada porque todo
eso que sentimos es real.

—¿Te sentiste subestimada en algún momento?

—Muchísimo. Empecé a trabajar muy chica, y no


solo como actriz sino como escritora. Soy una
productora muy joven; tengo 24 años.

—También escribiste columnas en Infobae sobre


temas muy profundos.

—Y desde muy chica. Siempre tuve la suerte y el


privilegio de que me dieran voz, pero estaba el
comentario: “Es muy chica para hacer esto”. Y me
sigue pasando. Sí, obvio que soy muy chica, pero
eso signi<ca que tengo muchísimo para aprender
y estoy preparadísima para ese camino largo. A
todas las edades uno tiene mucho para aprender.

—Y en todas las edades uno tiene mucho para


aportar. A vos te toca el “es muy chica”, y a un
montón de actrices les toca el “es muy grande”,
que es más injusto con las mujeres.

—Ni que hablar.

—El hombre es galán y protagonista hasta los 70,


y una actriz de 70 es la tía de la novia de 20 del
protagonista. Pareciera que siempre nos falta un
poquito para conformar.

—Siempre. Nunca alcanza. Es como algo dividido,


y en realidad lo interesante es lo
intergeneracional. En esta película estamos Sofía,
Carmen Maura y yo, tres generaciones diferentes.

—Hay una búsqueda en eso de las tres


generaciones, ¿no?

—Por supuesto. Me nutro de otras generaciones,


de gente más grande y de gente más chica.

Zoe Hochbaum entrevistada por Tatiana Schapiro


(Maximiliano Luna)

—¿Cómo fue trabajar con Carmen?

—Un sueño que se hizo realidad.

—¿La convocaste vos?

—La convoqué yo. Con Carmen compartimos


representante, Ramón Pilacés, y la conocí en
España, en un cocktail. Cuando la saludo, ya al
toque nos caímos bien las dos; fue algo mutuo. Y
mientras ella me hablaba, que de hecho se lo
confesé el otro día, yo la escuchaba y decía: “Es
Mecha, es Mecha…”. Y estaba toda nerviosa:
“¿Cómo le digo que ella tiene que estar en mi
película?”. Le gustó el guion y me dijo que sí. Lo
que para mí era un miedo a que fuera una
desventaja, mi edad, en realidad fue la ventaja.
Fue lo que hizo que Carmen y SoK dijeran que sí:
no podían creer que una mujer tan joven hubiera
escrito una película.

—Estás viviendo en Uruguay.

—Estoy viviendo en Uruguay. Cipaya, me dicen


ahora (risas).

—¿Cómo lo estás llevando?

—Bueno, es difícil dejar el país de uno, sobre todo


cuando no lo querés dejar. O sea, amaba vivir en
Buenos Aires, pero había algo de mi dinámica acá
que… Necesito el mar. ¿Me podría haber ido a la
Costa? Sí. Pero en su momento decidí irme a
Uruguay por amor, y también por mis amigos de
allá. Terminé de <lmar Como el mar y dije: “Che,
me parece que me quedo”. Y no volví. Primero me
quedé como un año en Punta del Este hasta
conseguir departamento en Montevideo. Hace

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