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En la mitología griega, los Telquines (en griego: Τελχίνες, ‘difamador’) eran nueve

(o catorce) hermanos, que tenían la parte superior de su cuerpo como un hombre


humano y la parte inferior de su cuerpo tenían una cola de serpiente y los dedos de
las manos con aletas. Eran conocidos como los hijos híbridos de Ponto y Talasa, y
fueron, todos juntos, los primeros habitantes de la isla de Rodas, que entonces se
llamaba Τελχινίς (Telquinis) en su honor. Los relatos sobre los Telquines son muy
pocos y escasos, y en ellos aparecen sólo los siguientes tres papeles diferentes:

Como cultivadores de la tierra y ministros de los dioses, y como tales marcharon de


Creta a Chipre y de ahí a Rodas, o siguieron desde Rodas a Creta y Beocia. En Rodas
fundaron las ciudades de Cámiros, Yáliso y Lindos, donde los telquines fueron
llamados Ialysii. En Licia construyeron el templo de Apolo Licio (Άπόλλων
Τελχίνιος), aunque este dios ya había sido adorado por ellos en Lindos. En Yaliso y
Camiro adoraron a Hera (Ήρα Τελχινία) y Atenea llevó en Teumeso (Beocia) el
apellido de Telquinia. Las ninfas también se llaman por ellos Telquinias.
Como hechiceros y envidiosos démones. Se decía que tenían el poder de destruir con
sus mismos ojos y aspecto. Tenían el poder de provocar el granizo, la lluvia y la
nieve, y de adoptar cualquier forma que quisieran; incluso se decía de ellos que
mezclaban agua del Estigia con azufre para poder así destruir animales y plantas.1
Como artistas, pues se decía que había inventado artes y tradiciones útiles y que
habían sido los primeros en fabricar imágenes de los dioses. Trabajaban el latón y
el hierro, y fabricaron la hoz con la que Crono castró a Urano y el tridente de
Poseidón, ambas armas ceremoniales. En este sentido se les identificaría con los
cíclopes, representantes posteriores de la metalurgia.
Este último rasgo en la personalidad de los telquines parece haber sido la razón de
que se les haya identificado con los dáctilos ideos o con los «demonios
orientales»,2 y Estrabón afirma incluso que aquellos de los nueve telquines rodios
que acompañaron a Rea a Creta, donde criaron al infante Zeus, fueron llamados
Curetes.3

Según cuenta Ovidio, el dios Zeus no les perdonó el que manipularan los fenómenos
atmosféricos, y acabó con ellos convirtiéndolos en rocas o inundando la isla de
Rodas. Otros afirman que Artemisa les avisó o que previeron el diluvio y lograron
huir por mar en distintas direcciones, dejando a su sobrina Rodo como reina de
Rodas una vez que la isla reapareció sobre las aguas. Solo los que habitaban en
Yaliso perecieron en la inundación.

En su exilio, los telquines consiguieron llegar hasta Beocia, donde fundaron el


templo de Atenea en Teumeso; otros arribaron en Creta, siendo los primeros
pobladores de la isla. Allí la diosa Rea les confió la tarea de criar a su hijo
Poseidón, lo que llevaron a cabo con la ayuda de Cafira, hija de Océano. Otra
versión dice que Rea los acompañó a Creta desde Rodas, donde nueve de los
telquines, conocidos como los Curetes, fueron seleccionados para criar a Zeus.

El resto se dispersó por todo el mar Egeo, llevando sus conocimientos sobre
metalurgia a lugares tan dispares como Chipre, Sición, Licia y Orcómeno. Los que
llegaron a esta última ciudad, o sus descendientes, fueron los perros que mataron
al cazador Acteón cuando fue transformado en ciervo por Artemisa en castigo por
haberla observado desnuda.

Sin embargo los dioses no consintieron su intromisión en asuntos divinos. Zeus


ahogó a los telquines de Teumeso ordenando un diluvio y Apolo se convirtió en lobo
y despedazó a los de Licia, a pesar de que intentaran aplacarle construyéndole el
templo de Apolo Licio. Se cree que sólo los que llegaron a Sición lograron
sobrevivir, bautizando la ciudad con el nombre de Telchinia.

Los distintos autores difieren en su número y les otorgaban diferentes nombres,


conservándose los que siguen:
Anteo
Argirón (descubridor de la plata)
Atabirio
Calcón (descubridor del bronce)
Crisón (descubridor del oro)
Damnameneo
Damón o Démonax, padre de Dexítea.
Escelmis, que junto a su hermano Damnameneo acompañó a Dioniso en su campaña a la
India.
Hormenio
Lico, que construyó en Licia, en las márgenes del río Janto, el templo de Apolo
Licio.
Megalesio
Milas
Nicón
Simón
Según algunas fuentes, sus descendientes fueron las diosas Ialisa, Camira y Linda,
epónimas de las ciudades rodias fundadas por ellos.

Los investigadores sugieren que fueron los dioses originales de Rodas, antes de la
avalancha de la monocultura griega. En los registros clásicos del periodo posterior
a la invasión los telquines tienden a jugar un importante papel que los vincula con
los mitos relacionados con la Atlántida, siendo una raza, familia o tribu de
inventores, artistas y magos relacionada con el mar en todas las etapas de su
historia (de ahí el que fueran los que criaran a Poseidón). Su asociación a la
hechicería podría devenir de la envidia que suscitaban entre otros artesanos a los
que superaban en habilidad.

Referencias
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Estrabón XIV, 2, 6.
Diodoro Sículo V, 55.
Estrabón X, 3, 19.

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