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de diciembre de 1898) fue un líder insurrecto cubano durante la Guerra de los Diez
Años (1868-1878), la Guerra Chiquita (1879-1880) y la Guerra Necesaria (1895-1898).
Hombre de escasa formación, la mayor parte de la cultura personal que pudo obtener
fue de tipo autodidacta. De gran provecho fueron sus dos etapas como desterrado en
la Península (1874-1878 y 1880-1895), gracias a la amistad que trabó con algunos
intelectuales españoles y a la lectura en bibliotecas públicas. En la Guerra de los
10 años estuvo bajo el mando del general estadounidense Thomas Jordan del cual
aprendió el manejo de la caballería y el uso de la artillería.
Guerra del 68
Pocos días luego de su captura, las autoridades españolas, que mantenían bajo
estrecha vigilancia a su madre Lucía Íñiguez, le informaron a ésta que su hijo
había sido hecho prisionero. A la noticia respondió Lucía: "¡Ese no es mi hijo!", y
al informarle que antes de ser apresado había intentado suicidarse para no caer
prisionero, entonces respondió temblorosa, pero convencida: "¡Ah... ese sí es mi
hijo!".
Luego de una ligera recuperación, fue trasladado como prisionero político a España,
donde estuvo desterrado hasta 1878, cuando recobró la libertad bajo la amnistía
decretada por el general español Arsenio Martínez Campos. Entonces viajó hacia los
Estados Unidos, para reunirse con la emigración patriótica.
La Guerra Chiquita
El Comité Revolucionario Cubano en Nueva York, presidido por él, en octubre de 1878
publicó un manifiesto con las bases y organización que debía tener la nueva etapa
independentista que luego sería conocida como la Guerra Chiquita por su corta
duración. Organiza un movimiento conspirativo en la emigración y en Cuba. Realiza
un viaje por América latina y una gran labor unitaria, crea clubes secretos y
seudónimos para los combatientes, el de él era Simón Suárez.
La Guerra Necesaria
En Nueva York organizó una expedición que salió en el vapor Hawkins, el cual
naufragó el 26 de enero de 1896, horas después de su partida. A los pocos días
organizó otra que también fracasó al ser detenida por las autoridades
estadounidenses, el 24 de febrero de 1896, cuando se realizaba el trasbordo para el
vapor Bermuda, en aguas jurisdiccionales de Estados Unidos. En el tercer intento
logró desembarcar el 24 de marzo de 1896, en ese propio vapor Bermuda, al frente de
78 expedicionarios, por Maraví, a 10 kilómetros al noroeste de Baracoa.[1]
El 28 de abril de 1896 fue designado jefe del Departamento Oriental; pero no ocupó
el cargo hasta finales de mayo. En junio resultó herido en un brazo en la acción de
Cruz de Piedra, y en julio incursionó en la región de Guantánamo, donde libró los
combates de Los Moscones, Belleza, La Gloria y Yerba de Guinea. Un mes más tarde
atacó y tomó el fuerte de San Marcos, en Loma del Hierro. Después de tomar
Guáimaro, en Camagüey, en octubre de 1896, regresó a la provincia oriental para
comenzar una campaña cuya primera etapa consistió en desgastar al enemigo
asaltándole los convoyes de suministros a las plazas y ciudades, para culminar con
el sitio y toma de estas. Estableció una región de operaciones que abarcaba Bayamo,
Manzanillo, Las Tunas, Palma Soriano, Holguín y Niquero.[2]
Culminó el año 1896 con los combates de Barrancas y Jucaibama. Tras la caída del
mayor general Antonio Maceo el 7 de diciembre de 1896, fue nombrado lugarteniente
general del Ejército Libertador, manteniendo el cargo de jefe del Departamento
Oriental. En 1897, después de combatir en Cambute, atacó Jiguaní el 17 de marzo de
1897 y tomó Las Tunas del 28 al 30 de agosto de 1897 y Guisa el 28 y 29 de
noviembre de 1897. Las fuerzas bajo su mando ocuparon Bayamo el 28 de abril de 1898
tras ser abandonado por el ejército español para reforzar a Manzanillo ante un
posible desembarco de las tropas estadounidenses.[3]
Durante los meses previos a la intervención directa de los Estados Unidos en Cuba,
la revolución estaba perdiendo fuerza. La declaración de guerra del 20 de abril de
1898 de España a Estados Unidos, sin embargo, aceleró la derrota española y reforzó
las posiciones del separatismo cubano.
Las tropas cubanas bajo su mando participaron en la batalla del Caney en ayuda a
las tropas estadounidenses que llevaron el peso del combate. Durante el combate
para la toma de la Loma de San Juan, fortificada por los españoles con artillería
sin humo, superior a la estadounidense con humo, sus tropas fueron situadas entre
la Loma de San Juan y la ciudad de Santiago de Cuba para evitar el refuerzo a la
Loma o la huida de los españoles hacia la ciudad. El combate fue muy intenso y
prolongado; los estadounidenses sufrieron 240 muertes; uno de sus batallones sufrió
la pérdida de tres Jefes sucesivos.
Después de estas dos batallas las tropas estadounidenses auxiliadas por las cubanas
rodearon la ciudad de Santiago de Cuba; en su bahía se había refugiado la Escuadra
española al mando del Almirante Cervera. El mando español dio la orden a Cervera
que saliera de la bahía, a pesar de que él sabía que era una acción temeraria
porque había más de 100 naves de guerra estadounidenses cerrándoles el paso, y así
sucedió, todos los buques de la flota española fueron hundidos. El Almirante
Cervera y todos los marinos sobrevivientes fueron hechos prisioneros y entregados
al mando estadounidense.
Luego de la derrota naval de la flota española en las aguas cercanas a Santiago de
Cuba y la rendición de la ciudad (cercada durante dos semanas) por las tropas
norteamericanas, el General Calixto García, disgustado porque no fue avisado de
inmediato de la rendición de Santiago de Cuba y porque la rendición fue al Ejército
de Estados Unidos, dictó una circular, en la que ordenó que ningún soldado del
Ejército Libertador entrara a la ciudad de Santiago de Cuba hasta tanto ésta no
fuera entregada a las autoridades cubanas y renunció a sus cargos, dejando en su
lugar al Brigadier Demetrio Castillo Duany quien entró a la ciudad con una
representación del Ejército Libertador junto a las tropas norteamericanas. Ante una
nota del General Shafter del por qué había prohibido a sus tropas la entrada a la
ciudad, le responde que no era por el temor a que las tropas mambisas fueran a
cometer desmanes contra los españoles ya rendidos. Esta carta ha sido totalmente
tergiversada por los historiadores cubanos en los últimos 60 años, queriendo hacer
creer que la prohibición había sido dictada por Shafter y no por Calixto García,
llegando al extremo de suprimir en ediciones posteriores la circular dictada por
Calixto García. En un acto efectuado en septiembre de 1898 en Santiago de Cuba en
su honor reconoció en su discurso su error al querer que la ciudad rendida fuera
entregada a sus tropas y agradeció la ayuda decisiva prestada por los Estados
Unidos para obtener la independencia.
Logros y legado
Fue el jefe que más empleó la artillería, para la cual exigía dominar los conceptos
técnicos y balísticos. Desarrolló el arte de sitiar y tomar ciudades y poblaciones,
además de atacar a grandes columnas enemigas. Demostró, además, un gran civismo y
un concepto supremo de la dignidad cubana, antes, durante y después de la Guerra
Hispano-Cubano-Norteamericana.
Véase también
Máximo Gómez
Antonio Maceo
Guerra Chiquita
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Referencias
El ataque a Tunas por Calixto García