Está en la página 1de 3

Regímenes totalitarios.

Los totalitarismos, o regímenes totalitarios, se diferencian de otros regímenes


autocráticos por ser dirigidos por un partido político que pretende ser o se comporta en
la práctica como partido único y se funde con las instituciones del Estado.

¿Qué es el fascismo?

El fascismo fue una ideología política basada en la represión y la tortura, que surgió en
Italia y ejerció dominio en muchas partes de Europa entre 1919 y 1945. Se oponía a la
creciente democracia liberal de la Primera Guerra y a los movimientos obreros que
surgieron bajo los modelos del marxismo y del anarquismo.

Los regímenes fascistas se organizaban en torno a la figura de un jefe o caudillo que,


mediante el uso de la fuerza militar, el abuso de poder y la propaganda política,
establecía una estructura de gobierno totalitarista que se basaba en la instauración del
miedo y del terror para ejercer su poder.

El régimen fascista adquirió formas diferentes según las regiones en las que se
implementó. Sin embargo, en todos los casos, mantuvo ciertas características comunes,
como el aprovechamiento de contextos de crisis económicas y de fracasos políticos para
imponer su movimiento, cultivar el miedo a lo diferente y a la diversidad, y fomentar el
elitismo y el abuso de poder a través de la fuerza militar.

El fascismo tuvo sus casos más emblemáticos en Italia, con el militar Benito Mussolini,
en Alemania con Adolf Hitler (bajo un totalitarismo extremo) y en España con el
dictador Francisco Franco, que contó con el apoyo de la poderosa Iglesia católica de ese
país
Orígenes del facismo.

El fascismo tuvo sus orígenes con un poeta italiano llamado Gabriele D’Annunzio, un
escritor que estuvo muy influenciado por las ideas del filósofo Friedrich Nietzsche.
Además, fue soldado durante la Primera Guerra Mundial, época en la que reforzó aún
más sus ideas ultranacionalistas.

Al finalizar la Primera Guerra, los países aliados que resultaron ganadores (Estados
Unidos, Inglaterra, Francia e Italia) se repartieron los territorios conquistados, pero
Italia se ofendió tras no recibir lo que consideraba que le correspondía. D’Annunzio se
reveló y con un ejército de 2.000 soldados tomó por la fuerza la ciudad de Fiume (actual
territorio de Croacia), que ya estaba habitada por muchos italianos.

En 1920 D’Annunzio, junto con el sindicalista Alceste de Ambris, escribió una


constitución llamada La carta de Carnaro e instauró en Fiume un régimen particular en
el que se atribuyó poderes especiales ignorando la democracia. Creó un grupo de
militares de camisa negra que se encargaba de reprimir y torturar a cualquier persona
que criticara o se opusiera al régimen.

En paralelo, otro militar italiano llamado Benito Mussolini estaba adquiriendo cada vez
más poder. Mussolini aprovechó la situación de descontento social por los pocos
beneficios que Italia había obtenido tras la guerra y acusó al socialismo y
al comunismo como los culpables de todos los problemas de Italia. Los atacó con un
ejército militar, también llamado camisas negras, que reprimía y torturaba. Tras acceder
al poder, Mussolini se inspiró en muchas de las ideas y medidas tomadas por D’Annunzio
en Fiume.

En 1933 el militar austrohúngaro Adolf Hitler tomó el poder en Alemania, adoptando


la visión fascista con un fuerte agregado de racismo contra todos aquellos que no
pertenecían a la raza aria, considerada superior. Hitler se ensañó contra los judíos,
gitanos, homosexuales y enfermos mentales, entre otros. Creó el Nazismo o partido
Nacional-socialista, pero que nada tenía de relación con las ideologías socialistas.

En 1936 el militar y dictador español Francisco Franco ejerció un golpe de Estado en


España, pero en la capital el golpe no tuvo éxito por lo que se desencadenó una guerra
civil armada entre republicanos y sublevados o revolucionarios, que duró más de dos
años. En 1939 los sublevados

resultaron victoriosos tras contar con una fuerte unidad militar.

Más allá de los acontecimientos históricos puntuales, ha habido cierto desacuerdo entre
historiadores y politólogos acerca del origen del fascismo. Algunos lo consideran un
movimiento social con vínculos ideológicos con los jacobinos de la Revolución francesa,
otros lo consideran una forma extrema de conservadurismo inspirada en una reacción
violenta del siglo XIX contra los ideales de la Ilustración.

Algunos consideran al fascismo como una ideología profundamente irracional, cargada


de ira y frustración mal canalizadas, mientras que otros destacan lo racional que resultó
la ideología para mantener los intereses partidarios y la perpetuidad de la elite, ante el
miedo de una revolución comunista.
Origen del nombre

El nombre fascismo proviene de fasce que significa “haz” y hace referencia a un antiguo
símbolo etrusco que consistía en un haz de varas atadas alrededor de una cabeza de
hacha, y que significaba “la fuerza del gobernante”. Mussolini empleaba el
nombre fasce para dirigirse a su ejército.

Características del fascismo

Entre las principales características del fascismo se destacan:

• El culto a la tradición y el rechazo al modernismo y a la Ilustración.


• El culto a la acción por la acción en oposición al libre pensamiento.
• El rechazo a toda crítica al régimen, que era considerada traición.
• El autoritarismo infundado en el miedo a lo diferente o a la diversidad.
• La apelación a la frustración social para dirigirse a la población.
• la obsesión por la seguridad nacional.
• El entrelazamiento entre gobierno y religión.
• La protección del poder corporativo por parte de la nación.
• La supresión de la fuerza de trabajo organizada.
• La supresión de toda libertad individual.
• El control de los medios de comunicación.
• El uso desmedido de la propaganda política.
• El rechazo a los intelectuales y pensadores.
• La obsesión por la represión y el castigo.
• La corrupción desenfrenada.
• La intervención ilícita en el proceso electoral.

El fascismo y la oposición

El fascismo combatía y perseguía a todo tipo de oposición: a la lucha


de clases defendida desde el marxismo, a los sindicatos no oficialistas, a los comunistas
y a los anarquistas; los partidos de izquierda fueron prohibidos y sus seguidores
intensamente perseguidos por los aparatos de seguridad estatales.

El régimen determinó que los conflictos de intereses de clase quedaban


suprimidos mediante una política de sindicato vertical y único, bajo las órdenes del
régimen. El miedo a ser exterminados repercutió en los ciudadanos de clase media y
provocó que muchos optaran por colaborar con el régimen fascista.

También podría gustarte