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RESUMEN “NASH LA PUNTA DEL OVILLO”

“La historia la escriben los vencedores” “La realidad supera a la ficción” Muchas veces les
resulta necesario a los vencedores interpretar de forma cambiada la historia, silenciar
situaciones no favorables o incluso inventar una historia beneficiosa. La versión de un suceso
divulgada por los masivos medios de comunicación es lo que se conoce como Historia.
Según el film “Una Mente Brillante”, el matemático estadounidense John Nash descubre que
Adam Smith (padre de la economía) no tenía razón cuando en 1776 en su obra “La riqueza de
las naciones” diseño su principal tesis de que el máximo nivel de bienestar social se genera
cuando cada individuo, de manera egoísta, persigue su bienestar individual y nada más que ello.
Llevando así a que más de un siglo y medio de esa teoría se desvanecía.
Nash descubre que una sociedad maximiza su nivel de bienestar cuando cada uno de sus
integrantes acciona en favor de su propio bienestar, pero sin perder de vista el de los demás
integrantes del grupo. Demuestra que un comportamiento individualista se producía una especie
de “ley de la selva” en la que los miembros terminan obteniendo menor bienestar del que
podrían. Con esta premisas John profundiza los descubrimientos de la Teoría de los juegos
(Luego en 1994 ganaría un Premio Nobel con dicha teoría)
Describe la realidad en forma más acertada que la teoría económica clásica, a tal punto que
puede explicar el más sangriento de todos los juegos: LA GUERRA.
En Argentina en las universidades, se sigue enseñando desde el primer día hasta el último que
Adam Smith no sólo es el padre de la economía, sino que dan como correcto con su hipótesis
acerca del individualismo. No reciben información acerca de que la base fundamental de la
economía es una hipótesis demostrada incorrecta, nada menos que desde las propias
matemáticas
¿Qué hubiese pasado en caso que los descubrimientos de Nash hubieran tenido la repercusión
que se merece? ¿La globalización hubiese sido posible, o se pudo haber evitado? Quizás hoy
tendríamos Estados mucho más fuertes, reguladores y poderosos de lo que, tras una década de
globalización resultan.
Los economistas Lipsey y Lancaster descubrieron el “Teorema del Segundo Mejor”, en el que
enuncia que es posible que un país funcione mejor con una mayor cantidad de restricciones e
interferencias estatales, que sin ellas. Tras este teorema, derrumbaron la teoría que lo mejor de
un país era el de la menor cantidad de restricciones posibles al funcionamiento de plena libertad
económica. Como consecuencia reaparecen los aranceles a la importación de bienes, subsidios a
la exportación, impuestos, restricciones a los movimientos de capitales, regulaciones
financieras, etc.
Un ejemplo es el caso de la ex URSS, cuando Gorbachov decidió privatizar y abrir la economía
eliminando rápidamente la mayor cantidad de barreras posibles a la libre competencia. Los
resultados no fueron los esperados, la economía cayó en una de las peores crisis de su historia.
Si se hubiese aplicado el teorema del Segundo Mayor, se habría tenido cautela y probablemente
las cosas no habrían salido tan mal.
Si combinamos los descubrimientos de Nash, Lipsey y Lancaster, se obtendría un mejor
resultado para un determinado país según la cantidad de variables. No se puede dar el mismo
consejo económico para todos los países por igual.
Milton Friedman en los años 50 desarrolla la denominada “Escuela Monetarista”, llegando a la
conclusión de que la actividad del Estado en la economía debe reducirse a una sola premisa
básica: emitir dinero al mismo ritmo en que la economía está creciendo, es decir, si un país
crece al 5%, su Banco Central debe emitir moneda a ese mismo ritmo. La recomendación de
Friedman era que cada país mantenga una relación constante entre cantidad de dinero y PBI
(Producto Bruto Interno), toda otra política económica es desaconsejada por él.
Los principales países desarrollados jamás aplicaron los consejos de Milton, a excepción de
Margaret Thatcher, que tras un breve periodo tuvo desastrosos resultados de ella, que había
elevado el desempleo en Inglaterra a un 14% y para recuperar su popularidad necesitó ganar una
guerra, la de Malvinas…
Poderosos empresarios presionaban a gobernantes de países periféricos para que aplicaran la
teoría monetarista. Un claro ejemplo fue el de la Argentina de la época del ministro de
economía Martínez de Hoz, cuyo gobierno aceptó las presiones para producir la política
económica de la era militar de Videla (1975). Rockefeller le habría impartido ordenes en forma
personal a Hoz de los lineamientos básicos que la economía debía observar. Fue este mismo
quien felicito al ex presidente De la Rúa (2001) por haber elegido a Domingo Cavallo como
ministro de Economía.
Desde los 60 hasta la fecha la escuela monetarista y las Expectativas Racionales, de Robert
Lucas (ingeniero) han ocupado el centro de la escena en Universidades, medios de
comunicación, etc, dejando atrás las buenas teorías de Nash, Lipsey y Lancaster. La escuela de
Expectativas Racionales reduce aún más el papel del estado de lo que ya lo había hecho la teoría
de Friedman, diciendo que, si el desempleo es de dos dígitos, no se debería hacer nada, si la
gente se muere de hambre, el gobierno no debe hacer nada. Un buen ministro debe dejar en
“piloto automático” a la economía de un país, y solo se debe preocupar de que el gasto publico
este íntegramente financiada con la recaudación de impuestos. La hipótesis de Lucas era que el
ser humano posee perfecta racionalidad y toma sus decisiones económicas sobre la base de ella.
Estas hipótesis fueron criticadas, pero Robert se escudó en el razonamiento de que no hacía falta
que cada uno de los operadores económicos fuera perfectamente racional, sino que solo era
necesario que el promedio delos operadores se comportara con perfecta racionalidad para que
sus teorías fueran válidas.
Gary Becker (Nobel 1992) fue quien descubrió matemáticamente que las preferencias
individuales no son agregables. Con este descubrimiento lanzó un verdadero misil a toda la
denominada “teoría de la utilidad”, terminando así de derrumbar todo el aparato teórico de la
Universidad de Chicago.
Thomas Malthus (ensayista ingles del S XIX) pensaba que mientras las poblaciones humanas se
multiplican en forma geométrica, las subsistencias lo hacen solo aritméticamente; por lo tanto,
la superpoblación era el peor peligro que acechaba en el planeta y de esta manera, las guerras,
las hambrunas o las epidemias eran “sanos” métodos de corregir la superpoblación. Aunque el
tiempo no le dio la razón a Malthus en los últimos dos siglos, la elite norteamericana es creyente
de esta teoría debido a que solo es una cuestión de tiempo, ya que el planeta está basado en
recursos no renovables y a medida que el petróleo se agote Malthus irá teniendo razón. La elite
también es cree en la teoría de Charles Darwin, quien fue el creador de la teoría de la Selección
Natural, en la que dice que las especies más aptas que mejor se adaptan al medio, sobreviven y
se reproducen y las menos aptas se extinguen.
Pensar en reemplazar la tecnología del petróleo por otra, desde el punto de vista económico, es
un riesgo que algún día habrá que correr y requiere pensar la situación que puede desatarse en
los mercados financieros con mucha anticipación, dado que un eventual reemplazante barato de
petróleo podría poner en un riesgo elevado la salud financiera, y, por otro lado, el de los
mercados financieros. Pero también, un reemplazante muy barato y abundante podría sacar de
manera inmediata de la pobreza a millones de personas.
En la Argentina se aplicaron mucho las ideas de Friedman y Lucas debido a que este país desde
los años 60 sufrió altas tasas de inflación hasta padecer dos cortas hiperinflaciones en 1989 y
dado a que estas teorías venían etiquetadas como un antídoto contra la inflación, los
economistas argentinos adoptaron estas teorías por el simple hecho que esas ideas eran
provenientes de la Universidad de Chicago.
CONCLUSIÓN: el descubrimiento de Nash permaneció oculto por motivo de negocios del
magnate petrolero Rockefeller, ya que aparecía como un enigma el verdadero estado de
situación del mercado del petróleo, sobre todo a la luz de las guerras ocurridas en el S XXI

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