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MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA
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Quedan rigurosamente prohibidas, sin la


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Madrid 2021

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© Raúl González Salinero

© Folografías de cubierla: Bloque marmóreo con simbología


religiosa hallado en las ruinas de Eleusis (Ática).
Fotografía de Raúl González Salinero

El autor agradece a Fernando Bermejo Rubio su cuidadosa


revisión del texto y sus oportunas sugerencias

ISBN: 978-84-362-7707-4
Depósilo legal: M-18483-2021

Primera edición: septiembre de 2021

Impreso en Espaiia - Prinled in Spain


Maquetación, impresión y encuadernación:
Innovación y Cualificación, S. L. - Podiprint
A mis alumnos, presentes y futuros,
del Grado de Filosofía de la UNED

[ ...] la Historia misma de los hombres, la memoria de su pasado por la tierrn,


ciencia que Marx consideraba como la única verdadera, y qu e aunque hoy no
podamos aceptar una afirmación tan tajante, seguimos teni endo a su conoci-
miento y entendimiento por fundamenta les e im prescindibles. No es cuestión
ahora de discutir su utilidad , pero sí de afirmar su neces idad. En el conoci mi ento
ele la Historia se forma la conciencia de los hombres, no sólo lo que pudiéramos
lla mar su conciencia colectiva, que no sabemos bi en en qué co nsis te, sino las
conciencias indi viduales, acerca de las cuales disponemos de bastantes segu ri-
dades. [... ] si el conocimi ento del presente es necesario para vivi r en él, no cabe
duda de que muchas ele las rea lidades que nos rodean , muchas s ituacio nes y
muchas dificultades, sólo la Historia nos permite comprenderl as. Sabemos que
la Historia puede ser, y ele hecho lo fue, f'alsificacla, manipulada, utilizada con
fines políticos y de dom in ación. De lo que se trata es de superar es tas defici encias
y de llegar a una Historia lo más objetiva posibl e, lo más cien tífica.

Gonzalo Torrente Balles ter, Fe y Esperanza en la


Universidad (Discurso con 1110/ivo ele su investidura como
cloc/ar «honoris ca usa» por la Universidad ele Salamanca),
Un iversidad de Salamanca, Salamanca, 1987, p. 41.
Índice

PRESENTACIÓN, 13
INTRODUCCIÓN, Ciencia histórica e Historia Antigua, 17
Verificación, 36
Selección bibliográfica, 37

I DE LA CIUDAD A LOS IMPERIOS

TEMA 1. La revolución urbana, 41


1.1. La aldea como estructura simple, 4]
1.2. La ciudad y la estratificación social, 43
1.3. La legitimación del poder, 45
1.4. Burocracia y escritura, 47
1.5. La evolución de los sistemas de escritura, 48
Síntesis, 51
Verificación, 52

TEMA 2. El antiguo Egipto, 53


2.1. Formación y evolución política del Imperio egipcio, 53
2.2 . La pirámide del poder político, 67
2.3. Sociedad, economía y cultura, 69
2.4. La religión egipcia, 72
Síntesis, 76
Verificación, 77

TEMA 3. Geografía política y cultural del Próximo Oriente antiguo, 79


3. J. La civilización sumeria, 79
3.2. Acadios y babilonios, 82
3.3. La potencia hitita, 84
3.4. El imperialismo asirio, 89
3.5. Israel y la aportación cultural de los judíos, 92
3.6. Las redes comerciales de los fenicios, 97
3.7. El Imperio persa , 98
Síntesis, l 05
Verificación, 106
Selección bibliográfi ca , 107

11 ORIGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRIEGO

TEMA 4. El ascenso de las póleis, 115


4.1. Mino icos y micénjcos, 115
4.2 . El mundo de los poem as h om é ricos, 123
4.3. Edad arcaica, 127
4.4. Orígen es y originalidad de la pólis, 131
4.5 . La liranía, 134
4.6. Reformas militares y reivindicacion es p oliticas, 137
4 .7. Dos realidades enfre nta das: E sparta y Atenas, 138
4 .8. Re formas ins titucio nales en la Aten as del siglo v, a .e.e., 143
Síntesis, 153
Verificación, 155

TEMA S. El mundo cultural de los griegos, 157


S. l. La excep ciona lidad griega, 157
5.2. La reli gión griega y la pólis, 158
5.3. Otras dim en sion es de la religiosida d , 163
5.4. Formas de panhelenism o, 166
S.S . Co ncepc iones sociop olíticas griegas, 169
5.6. La cultura griega, 170
S íntesis, 176
Verificación., 177

TEMA 6. Conflicto entre griegos y persas, 179


6.1 . Cau sas del e nfTentami ento, 179
6.2 . Primera Guerra Médica, 180
6.3. Atenas: un deceni o de profund os cambi os, 183
6.4. Segunda Guerra Médi ca, 185
S íntesis, 191
Verificació n, 192

TEMA 7. Atenas: democracia e imperialismo (siglo va.e.e.), 193


7.1. La luch a política e n Atena s, 193
7.2 . La época de Pericles, 196
7.3. Relacion es económicas y sociales, 203

8
ÍNDICE

7.4. Vida cotidiana, 205


7.5 . El teatro en Atenas: rito y espectáculo, 210
Síntesis, 2 l 3
Verifi.cación, 214

TEMA 8. La lucha por la hegemonía (siglo IV a.e.e.), 217


8.1. Las Guerras d el Peloponeso, 217
8.2. Derrota de Ate nas y derru mbe de su Imperio, 224
8.3. La d ecad encia d e las póleis, 226
8.4. Vida intelec tu al, 229
Síntesis, 236
Verifi.cación, 237

TEMA 9. Alejandro Magno y el mundo helenístico, 239


9.1. El ascenso d e Macedonia , 239
9.2. Las conquistas de Al ejandro Magno, 242
9.3. Los reinos hele nís ti cos, 249
9.4. Organización socioeconómica, 253
9.5. La evolución política y cultura l, 257
Síntesis, 262
Verificación, 263
Se lecc ió n bibliográfica, 264

111 ORIGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO

TEMA 1O. Italia antigua: desde su entrada en la historia


hasta el fin de la Roma monárquica, 271
10.1. Los g ri egos de Occide nte, 271
10.2. Los etruscos, 274
10.3. Las aldeas del Lac io, 282
10.4. Orígen es de Roma, 283
10.5 . La mo narquía ro mana, 285
10.6 . La sociedad romana arcaica, 287
Síntesis, 289
Verificación, 291

TEMA 11 . Configuración de la República romana, 293


11.1. La ins taurac ió n de la Repúbli ca, 293
11 .2. Las co nquistas leg islati vas d e la ple be, 294
11.3 . E l orde namie nto republica no, 298
1 l .4. La co nqui s ta de Italia, 306

9
ÍNDICE

11.5. Expansión mediterránea e imperialismo, 31 O


11.6. El helenismo en Roma, 322
Síntesis, 324
Verificación, 325

TEMA 12. Fase final de la República romana, 327


12.1. Desequilibrios sociopolíticos, 327
12.2. Luchas de poder entre optimates y populares, 332
12.3. Nuevos protagonistas en la escena política, 339
12.4. Inestabilidad política y guerra civil, 348
12.5. La dictadura de Césa1~ 349
Síntesis, 354
Verificación, 355

TEMA 13. La expansión del Imperio romano, 357


13. l. La victoria de Octavio, 357
13 .2. El Principado de Augusto, 360
13.3. El apogeo del Imperio: evolución política, 370
13.4. La evolución de la economía en el Imperio, 388
13.5. La estructura social, 395
Síntesis, 400
Verificación, 401

TEMA 14. El mundo cultural de los romanos, 403


14.1. La participación en la vida política, 403
14.2. La guerra y la protección divina, 406
14.3. La religiosidad romana, 410
14.4. Vida privada y vida pública, 415
14.5. El Derecho romano, 423
Síntesis, 428
Verificación, 4 29

TEMA 15. El surgimiento del cristianismo, 431


15.1. Palestina en el cambio de era, 431
15.2. La figura histórica de Jesús, 433
15.3. Ideología cristiana y cultura grecorromana, 435
15.4. Las persecuciones contra los cristianos, 438
15.4. La organización eclesiástica, 445
Síntesis, 450
Verificación, 451
Selección bibliográfica, 453

10
ÍNDl CE

N ANTIGÜEDAD TARDÍA

TEMA 16. Evolución política tardoimperial, 46 l

16.1. El siglo rn: tensiones y fluctuaciones, 461


16.2. La Tetrarquía, 466
16.3. Constantino y e l Imperio cristiano, 472
16.4. Administración tardoimperial , 489
16.5. La vitalidad del Imperio oriental, 490
Síntesis, 493
Verifi.cación, 495

TEMA 17. Transformaciones sociales y culturales, 497

17. 1. Economía y sociedad, 497


17 .2. Imperio cristiano, Iglesia y rivalidad religiosa, 501
Síntesis, 515
Verifi.cación, 51 6
Selecció n bibliográfica, 517

ANEXOS, 523

Cronología básica, 523


El comentario breve de tex tos hi stóricos, 531
Pautas para la realización de un co me ntario breve
de textos históri cos, 531
Ejemplo resuelto de come ntario breve de texto histórico, 533
El breve comentario histórico de imáge nes, 537
Pautas para la realizac ión d e un breve co me ntari o
histórico de imágenes, 537
Ejemplo resuelto de breve comentario histórico de
imagen, 538

SELECClÚN BIBLIOGRÁFICA , 541

ÍNDICE ANALÍTICO, 549

11
Presentación

A pesar de que en los últimos años se ha impulsado un intenso debate sobre el


estudio de la Historia a partir de nuevas temáticas que, hasta hace relativamente
poco tiempo, se habían considerado marginales (historia de las mujeres, de la
esfera privada, de las mentalidades, etc.), los trabajos de síntesis, corno éste que
el lector tiene a su disposición sobre la Historia Antigua, han de centrar su aten-
ción en las grandes estructuras sociales y políticas que dieron lugar a culturas
y civilizaciones de largo desarrollo, aun sin renunciar a aquellos aspectos parti-
culares que contribuyeron a su propia definición. Pero, en estrecha relación con
la propia dimensión sintética de contenidos, se deben situar las consideraciones
didácticas que inevitablemente la condicionan. Cualquier manual universitario,
aun aquél que se haya concebido como una mera introducción al conocimiento
del campo científico al que está destinado en su condición de guía básica, no sólo
debe recoger las propuestas innovadoras más sobresali entes, sino además «tra-
ducirlas» a un lenguaje que se ajuste a un determinado contexto docente. Sólo
así podrá servir como un buen cimiento para alcanzar los objetivos cognitivos y
metodológicos propuestos.
Como punto de partida resulta esencial preguntarse por el propio concepto de
Historia Antigua. Siguiendo un perfil deliberadamente amplio, podríamos defi-
nirla como el período del pasado correspondiente a las civi li zaciones y culturas
urbanas que, a partir de la utilización de la escritura, surgieron y se desarrolla-
ron en torno a la cuenca mediterránea y sus regiones limítrofes desde ca. 3500
antes de la era común (a.e.e.) hasta las postrimerías del mundo romano, que en
Occidente podrían situarse a finales del siglo v y en Oriente a mediados del siglo
V1 de la era común (e.e.).
El presente manual está doblemente condicionado por la amplia extensión de
la materia que abarca y por el reducido espacio disponible para su explicación.
Ciertamente el enfoque histórico se asienta fundamentalmente en el estudio
prioritario de las estructuras políticas, pero sin olvidar la comprensión de las
transformaciones sociales y los diferentes modelos culturales. De ahí que se haya

13
Presentación

concedido espacio a problemáticas de amplio alcance -en su dimensión tanto


sincrónica como diacrónica-, así como a la acción humana sobre el entorno
geográfico, el empleo de los recursos disponibles, la justificación ideológica
del poder, la concepción del trabajo, las condiciones sociales de las mujeres, el
comportamiento hacia los esclavos, el vínculo entre ciencia y tecnología, el papel
de las relaciones comerciales, los rasgos definitorios del ámbito propiamente
cultural, etc.
El desarrollo textual de los diferentes temas responde a una estrategia de
aprendizaje autónomo en el que se ha privilegiado la capacidad para reconocer
e interpretar los diferentes tipos de fuentes; para captar la complejidad de un
acontecimiento histórico -que raramente se reduce a una sola causa o a un
solo individuo-; para insertar los sucesos dentro de una estructura más amplia
y poder rastrear sus coordenadas espacio-temporales delineando el contexto
social y cultural a los que aparecen ligados; y, en definitiva, para superar la mera
exposición narrativa de los hechos a través de su análisis crítico. A fin de que el
estudiante tenga a su disposición los instrumentos conceptuales necesarios, se
han introducido al margen del texto principal diferentes documentos que han
de servir para valorar el uso adecuado de las fuentes históricas como medio de
apoyo a las propias argumentaciones. Por esta misma razón se ha considerado
oportuno introducir, de nuevo al margen del texto principal y como complemen-
to del mismo, algunas «lengüetas» con reseñas de personajes y hechos históricos
de relevancia en cada período histórico. A su vez, el aparato iconográfico ha sido
seleccionado siguiendo no tanto criterios estéticos sino eminentemente funcio-
nales: se han elegido imágenes - algunas de ellas poco habituales en este tipo de
publicaciones- capaces de proporcionar información suplementaria que ayude
a visualizar y memorizar un concepto o una expresión cultural propia de una
época determinada. Cada uno de los temas cuenta, a su vez, con mapas que ayu-
den a situar las diferentes civilizaciones e imperios en su marco geográfico, así
como con el despliegue de esquemas que faciliten la comprensión de las estruc-
turas sociales y políticas de cada momento histórico. Su objetivo inmediato no
es otro que el de facilitar la elaboración o complementación de tablas sinópticas
(el estudiante debe ser capaz de colocar los sucesos o actores históricos, ya sean
individuales o colectivos, en el lugar correcto dentro de una concatenación histó-
rica que debe ser lógica y cronológica al mismo tiempo); el análisis de un docu-
mento para esclarecer un problema histórico y comprender el «punto de vista»
de su autor; o la adecuada lectura de los testimonios iconográficos evidenciando

14 1 MANUAL DE TNTCTACTÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Prt'sentaci,ín 1

el tipo de información que, desde un punto de vista histórico, puede deducirse


de las imágenes propias de una época determinada.
Como complemento al proceso de estudio y aprendizaje, se ha diseñado al
final de cada tema, justo después de la síntesis, una serie de preguntas encamina-
das a verificar la correcta asimilación de los contenidos desarrollados a lo largo
del mismo.
Tanto los fragmentos documentales extraídos de las fuentes corno las rese-
ñas marginales, los mapas, las imágenes y los esquemas suplementarios, junto
con la síntesis al final de cada tema y la selección bibliográfica -priorizando
siempre las obras en castellano- referida a cada unidad temá tica, permitirán
al estudiante familiarizarse con la problemática conceptual y metodológica que
entraña el estudio de la Historia Antigua, superando -tal es el deseo de quien
escribe estas breves líneas- una lectura puramente descriptiva y acrítica.

Raúl GON7.ÁLEZ SALIN ERO

15
INTRODUCCIÓN

Ciencia histórica
e Historia Antigua

Lt\ MEMORlA HISTÓIUCA tamos los valores morales mantenidos


por las generaciones precedentes con
Pasado y presente. Todos aquellos los que después se han ido imponiendo
signos que de alguna manera revelan en las sociedades sucesivas, justifican-
la presencia del hombre sobre la tierra do o condenando el momento presente
pueden despertar el interés del histo- y admitiendo en todo caso que se ha
riador; incluso el paisaje que nos rodea producido un cambio, positivo o nega-
alberga numerosas huellas, no siempre tivo, una evolución o una involución.
inmediatamente descifrables: los edifi- Por supuesto, el historiador no
L· ios, las ciudades, las vías de comuni- debe ocuparse de la memoria indivi-
l·ación, o los campos cultivados indican dual; debe tratar de evidenciar aque-
Lt íorma en que se han producido llos sucesos y conceptos que no pue-
l;1s Lransformaciones ocasionadas por den ignorarse porque han contribuido
l;1 acción del hombre sobre el medio a plasmar el mundo en que vivimos.
¡ ,L·ográfico -a veces inconscientemen-
1
Esta herencia, que no se puede dejar
i l'- a lo largo del tiempo. Sin embar- de lado si se quiere vivir conscien-
!!O, podemos descub1ir los ü1dicios de temente en la propia época, es la
t·s los cambios no sólo en el paisaje. Del memoria histórica. Supone un ele-
p;1sado provienen también ideas, con- mento indispensable para entender la
l q,ciones, sentimientos, valores ligados sociedad y poder, eventualmente, cam-
:1 la época en que surgieron y que unas biarla; de hecho, cada proyecto debe
1n:es cosideramos que cuentan con ser el resultado ele un análisis que se
plena validez y otras que son inservibles desarrolle en dos planos: la conciencia
1, inútiles para nuestra sociedad actual. de la realidad presente y la memoria
l'or ejemplo, con frecuencia coníron- del pasado.

17
lnlrod ucción

Valores cambiantes. Es necesa- este sentido, la historia es una ciencia


rio evitar los juicios sobre el pasado que se pone como principal objetivo
a la luz de lo que en cada momento la reconstrucción y la comprensión
consideramos justo o injusto. Por del pasado. Pero al contrario que
ejemplo, un ciudadano romano del otras disciplinas, la historia no puede
siglo n a.e.e. no se habría planteado repetir o simular situaciones en un
nunca si era moralmente aceptable laboratorio. Las ciencias experimen-
someter a un prisionero a esclavi- tales, como la física o la química,
tud. Esa era la norma vigente desde después de plantear hipótesis sobre
hacía siglos, compartida además por la naturaleza o las causas de un fenó-
muchos otros pueblos. El modo de meno, tratan de constatar su veraci-
valorar la moral, la religión o el dere- dad en un laboratorio para después
cho no es estático o inmutable, sino formular una ley. Naturalmente, el
que con el paso de las generaciones historiador no puede reducir a una
ha sido objeto de modificaciones , ley el resultado de su investigación
incluso muy importantes. Para redu- porque es imposible aislar los hechos
cir el peligro de deformar la imagen ocurridos en el pasado y someterlos
del pasado teniendo como punto de a experimentos. Como mucho, podrá
referencia exclusivo la propia men- afirmar que ciertos fenómenos his-
talidad, es indispensable seguir con tóricos producen normalmente las
rigor algunos principios metodoló- mismas consecuecias. Pero, aun así,
gicos y atenerse constantemente a deberá evitar caer en el determinis-
la información y datos disponibles mo, es decir, en la convicción de que
(ya sean de carácter arqueológico o las mismas causas producen siempre
epigráfico, ya jurídico o propiamente idénticos efectos. Por un lado, porque
literario). es imposible que se produzcan dos
situaciones idénticas, aunque puedan
LA IMPORTANCIA DE tAS FUENTES compartir algunos aspectos; por otro,
porque el protagonista de la historia
El peligro del determinismo. es el hombre, cuyas reacciones y
La palabra ciencia deriva del verbo comportamientos son impredecibles.
latino scire que significa «saber» e Por todo ello, al contrario de lo que
implica un conocimiento profundo tantas veces se ha afirmado, el estu-
y razonado que sea el resultado de dio de la historia no permite predecir
un estudio metódico, no puntual. En el futuro.

18 1 MANUA L DE fNfC IACIÓN A LA HISTOR LA ANTI GUA


CiC11 ci:1 li isl(J r iG1 e l listo r ia Antig11a 1

Los documentos y las fuentes. El los que se había inspirado. Su relato


punto de partida de la investigación constituye una fuente primaria.
histórica es un documento (del latín También se pueden clasificar
docere, «enseñar))), es decir, cualquier las fuentes en intencionadas y no
objeto del que se pueda obtener un intencionadas. En su obra De bello
testimonio útil para conocer mejor Gallico, Julio César narra su guerra
un determinado período. Por ejem- contra los galos con la clara inten-
plo, son considerados documentos ción de plasmar su versión personal
importantes las incisiones realizadas de los hechos. Sin embargo, Cicerón,
por el hombre prehistórico en las importante político contemporáneo
paredes de las cuevas, un collar, las suyo, escribió cartas a sus familia-
armas, un fragmento de cerámica, los res sin pensar en la posteridad, por
huesos de un animal, las semillas de lo que precisamente esas cartas son
una planta, un utensilio, un monu- un documento imprescindible para
mento, etc. Los documentos, pues, no conocer la vida en la Roma del siglo
han de ser necesariamente escritos, r a.e.e.
si bien el uso de la escritura supuso La tradición oral. Debe tener-
la multiplicación de la información se en cuenta que en la Antigüedad
de que disponemos. Los documentos, durante mucho tiempo el único
sean del tipo que sean, restos mate- medio para transmitir noticias fue
riales o testimonios escritos, son las la tradición oral que, por su propia
fuentes, la materia prima indispen- naturaleza, tras varias repeticiones,
sable para poder hacer la historia. comporta necesariamente alteracio-
En general, las fuentes se dividen en nes o tergiversaciones y tiende ine-
primarias y secundarias. Las fuen- vitablemente a la «aproximación)).
tes primarias son las que pertenecen Aun así, fue utilizada algunas veces
al período que se está estudiando; por los historiadores antiguos. El
las fuentes secundarias provienen de griego Tucídides (siglo v a.e.e.), en la
períodos posteriores. Por ejemplo, exposición de los criterios en los que
el emperador Augusto mandó gra- se basó para narrar las vicisitudes
bar sus hazañas sobre planchas de de la larga guerra que mantuvieron
bronce (Res Gestae Divi augusti) para Atenas y Esparta a finales del siglo
divulgar una imagen oficial del poder, v a.e.e., declaraba: «Y en cuanto a
por lo que incidió en los hechos que, los hechos acaecidos en el curso de
a su juicio, plasmaban los ideales en la guerra, he considerado que no era

l9
Introducción

Etimológicamente, la palabra Historia deriva en todas las lenguas romances


y en inglés del término griego antiguo icnopir¡, «historia», en dialecto jónico. Esta
forma deriva, a su vez, de la raíz indoeuropea wid-, weid-, «ver», de donde surgió en
griego icnwp, «testigo» en el sentido de «el que ve», «el testigo ocular y presencial».
A partir de ese núcleo, probablemente por su uso en la técnica procesal y judicial
ordinaria de los tribunales, se desarrolló el significado de «testimonio directo pro-
batorio» o como labor de aquél «que examina a los testigos y obtiene la verdad a
través de averiguaciones e indagaciones». Heródoto, «el padre de la historia » al
decir de Cicerón, acuñó en el siglo v a. C. el término Historia en ese sentido de
actividad de «indagación», «averiguación», «pesquisa» e «investigación» sobre
la verdad de acontecimientos humanos pretéritos. Desde el principio, la palabra
pasó a tener dos significados diferentes pero conexos que aún hoy se mantienen:
l. las acciones humanas del pasado en sí mismas (res gestae); 2. la indagación y
relato sobre esas acciones humanas pretéritas (historia rerum gestanun) [...]. Pues
bien, este campo [el de la Historia] está constituido por aquellos restos y vestigios
del pasado que perviven en nuestro presente en la forma de residuos materiales,
huellas corpóreas y ceremonias visibles. En una palabra: las reliquias del pasado
(relinquere: lo que permanece, lo que resta tras el paso del tiempo).
Esos residuos que permiten la presencia viva del pasado son el material sobre
el que trabaja el historiador y con el que construye su relato histórico: una momia
egipcia, una moneda romana, el castillo de los Templarios, el periódico parisino
de 1848, el documento diplomático alemán de 1914, son tan presentes, físicos y
actuales como nuestra propia corporeidad de observadores y analistas. Esas «reli-
quias» son la presencia viva del pasado que hace posible el conocimiento histórico
porque pueden considerarse los significantes (presentes) de unos significados (pre-
téritos): los signos que representan algo distinto de ellos mismos, un reflejo pálido
e imperfecto del pasado perfecto y finito en el que fueron elaborados y generados.
Las «reliquias» del pasado, plurales, fragmentarias, inconexas y limitadas son las
«fuentes» informativas del conocimiento histórico y se hallan dispersas entre otros
cuerpos y materiales de nuestro propio presente corpóreo y temporal.

E. MORADlELLOS, El oficio de historiador, Siglo XXI, Madrid, 2008, pp. 13-14.

conveniente relatarlos a partir de cuando otros me han informado, he


la primera información que caía en investigado caso por caso, con toda
mis manos, ni como a mí me pare- la exactitud posible. La investigación
cía, sino escribiendo sobre aquellos ha sido laboriosa porque los testigos
que yo mismo he presenciado o que, no han dado las mismas versiones

20 1 MANUAL DE INJCIAClÓN A LA HISTOR IA ANTIGUA


Cienc ia liisl<írica L' l l isloria Anligua

de los mismos hechos , sino según De hecho, él mismo aporta algunas


las simpatías por unos o por otros, o veces los testimonios de otros. Un
según la memoría de cada uno» (I, 22, problema similar se produce cuan-
2-3). Además de atestiguar el uso de do los historiadores antiguos, en su
las fuentes orales, estas palabras de intento por reconstruir un determi-
Tucídides dejan claro que no siempre nado período, se inspiran en autores
es posible diferenciar claramente las que vivieron en siglos precedentes y
fuentes primarias de las secundarias. cuyas obras se han perdido.

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e,gipcia y (k alguno,;, cdilicic-,;; ;¡-.,o<.;i¡,do-.
a dla (iuiciu-. dd ,,iglo .-.:111 a.e.e.).
------. :'\"i\'(•f YI: ciudad ef!ipcia: cimiento!- de
un palad n y (l,! <lif,!f,!nle, co11.Mrncci{l11e;,
adyacen1c, (milad cid :-iglo Xl\. a.e.c.).

RcprcscnlaL·i{¡n gTMi ca de l;1 cslrali graíía COl'l'Cspondicntc a las c.\c:1v;1cioncs a11111 L·ol1\!icas de
Gaza

21
lntroclucción

LA HISTORlA Y LAS OTRAS DISCIPLINAS trabajar cuidadosamente: fotografiar,


registrar, catalogar escrupulosamen-
Los instmmentos de análisis y los te todo lo que se va encontrando
métodos de estudio varían necesaria- (incluso los fragmentos minúsculos)
mente en relación al tipo de investiga- antes de sacarlo a la luz. Este método
ción que el histoliador pretende desa- de trabajo tiene innumerables ven-
rrollar dependiendo de cada período tajas: los datos obtenidos podrán ser
histórico (edad prehistórica, antigua, estudiados a posteriori por diferentes
medieval, moderna o contemporánea) investigadores; los restos pueden ser
o de la naturaleza del problema plan- datados según la profundidad (los más
teado. Son numerosas las disciplinas recientes son los más cercanos a la
cuya contribución resulta valiosísima superficie); confrontando objetos de la
para la Historia Antigua. misma tipología (armas, utensilios .. )
La arqueología (del griego archáios, encontrados en distintos estratos, se
«antiguo» y lógos, «estudio») se ocupa puede investigar sobre la evolución
del estudio y catalogación de los restos tecnológica de los mismos o la fre-
(testimonios) materiales descubiertos cuencia de su uso; es posible también
en los procesos de excavación directa- individualizar los signos de hechos
mente sobre el terreno. Fragmentos de violentos (por ejemplo, incendios); los
cerámica, cuencos para la comida, obje- restos de la flora y la fauna indican las
tos ornamentales, utensilios, armas, tro- variaciones climáticas, etc.
zos de tejido, así como también los Diversidad de documentos. Los
palacios, puentes, templos, acueductos, documentos escritos sobre materia-
etc, son verdaderos testimonios de cul- les fácilmente degradables, como el
tura matetial que, convenientemente papiro o el pergamino, casi nunca
estudiados, pueden aportar valiosísima han sobrevivido, salvo en los casos en
información. que se han conservado en condicio-
La excavación estratigráfica. nes especialmente favorables, como
Para explotar al máximo la infor- por ejemplo en el clima muy seco de
mación que se oculta en el subsuelo Egipto. No obstante, hoy se pueden
es indispensable seguir el método de reconstruir textos en pésimo estado de
excavación estratigráfico. Ya que una conservación. Es el caso de mil ocho-
excavación implica necesariamente cientos rollos de papiro descubiertos
una alteración y, a veces, inevitable- a mediados del siglo XVJJJ en una villa
mente, cierta destrucción, es necesario de Herculano que quedaron carboni-

22 1 MANUAL DE INJCJACTÓ N A LA HISTORIA ANTIGUA


Cil'11 c i~1 hi slc'> ri ca L' H is to ria An l ig11a 1

zados tras el incendio que destruyó confines del Imperio romano. Incluso,
el edificio en el que se conservaban. las monedas pueden aportar testimo-
A pesar de ello, se ha descubierto un nios de cambios de orden religioso e
método que permite leerlos con el institucional: por ejemplo, en algunas
microscopio electrónico. monedas del siglo rn e.e. el emperador
Naturalmente, los textos escritos Aureliano aparece representado como
sobre materiales perdurables (pie- un dios solar, lo que demuestra una
dra, metal, terracota, etc.) son mucho nueva concepción del poder sustenta-
más numerosos. Estas inscripciones da en la religión.
deben ser cuidadosamente traducidas Estadística, economía y demo-
e interpretadas por los epigrafistas. Es grafía. Para épocas más recientes, en
enorme la cantidad de inscripciones las que disponemos de mayor y más
griegas y latinas que han llegado hasta precisa información, es posible acu-
nosotros: lápidas que recuerdan un dir a otras disciplinas: la estadística,
hecho en particular o que contienen que recoge, calcula e interpreta datos
claúsulas legales, cipos que señalan conectados entre sí; la economía, que
el límite de una propiedad rústica, valora los sistemas de producción, dis-
graffiti de propaganda electoral sobre tribución y consumo de la riqueza en
las paredes ... un momento y lugar determinados; la
La numismática se ocupa de las demografia, que es capaz de establecer
monedas, que aportan indirectamen- las variaciones de la tasa de natalidad o
te valiosísima información sobre el mortalidad de una población a lo largo
grado de desarrollo de la economía del tiempo. Por supuesto, la lista es
y sobre diferentes aspectos de la vida mucho más extensa, pero estos pocos
social. Su mayor o menor difusión ejemplos nos permiten hacernos una
indica momentos de crecimiento o idea de la complejidad y del rigor con
crisis de la actividad económica y los que debe ser llevada a cabo la inves-
permite estudiar la extensión y las tigación histórica.
fluctuaciones de las complejas rela-
ciones comerciales. Por ejemplo, si se LA DATACIÓN 1-IISTÚRIC/\
encuentra una moneda del emperador
Marco Aurelio (siglo JJ e.e.) en una Coordenadas espacio-tempora-
lejana región de Oriente, ello cons- les. Toda acción humana (incluida la
tituirá la prueba de la existencia de reflexión que ha suscitado o el pensa-
relaciones comerciales fuera de los miento del que eventualmente puede

1 23
lnlrodtu.:d ún

Cal'la dl'I c•111 ¡xT;1dol' Tilo en


11 1i;1 placa de hrnncc prnccJcnll'
de Muni¡!ua, k ch;ula el 7 <.k
sc plirn1hl'l' del aiio 79 e.e.
( M llSl'O Ai-qucolúgico dl' Sl·1·ill a)
Fucnll': l. Rod;í <.k l.l anza, Roma.
S.P.Q.R. Sc·1111111s 1'0¡111/11s1¡11c
Ru111111111s, Fund;-ici<'1n C111a l
Isabe l 11 , Madrid, 2007, p. 34ó

derivar) aparece incardinada en un aspiraba a ser absoluta al superar


lugar y un tiempo determinados. la sucesión relativa presentada por
Tanto los acontecimientos históricos el recuerdo de las genealogías. La
como las estructuras organizativas Biblia no ofrecía una escala absolu-
que dieron lugar a la civilización ta del tiempo que pudiese situarse
humana y conformaron de forma en paralelo con el tiempo astro-
evolutiva las diferentes sociedades nómico. El primer intento en este
no pueden entenderse sin las coor- sentido fue realizado por Helénico
denadas espacio-temporales. Aunque de Mitilene: situado entre la redac-
la toponimia o la demarcación polí- ción de las Historias de Heródoto
tica de un lugar en que acontece un y la de la Guerra del Peloponeso de
hecho histórico puede cambiar a lo Tucídides, este autor ofrece el pri-
largo del tiempo, el espacio geográ- mer ejemplo de cronología, basa-
fico (es decir, físico) es inamovible. da en este caso en la lista de las
Sin embargo, el tiempo, aun tenien- sacerdotisas del Heraion de Argos.
do conciencia de su transcurrir, care- Poco después, el sofista Ripias de
ce en sí mismo de valor absoluto. No Elis (comienzos del siglo IV a.e.e.)
es posible datar un hecho histórico elegiría la lista de las Olimpiadas
sin establecer una sucesión correla- como fundamento de la cronología
tiva de los fenómenos determinados antigua (primera Olimpiada se cele-
por la acción humana. bró en el 776 a.e.e.). Finalmente,
Cronología. Fue en Grecia donde el cristianismo (partiendo principal-
el estudioso de la historia encuentra mente de la obra de Eusebio de
el primer ejemplo de cronología que Cesarea) aportaría a la cronología

24 1 MANUAL DE I N ICIAC IÓN A LA I-I ISTORJA ANTIGUA


CiL'11c ia h istó i-i ca L' 11 islo i-ia An ligua 1

universal el marco referencial que, Los acontecimientos o indicios his-


a partir de entonces, sería adoptado tóricos que pueden verificarse a partir
por Occidente. Ahora bien, ni siquie- del análisis de restos físicos o biológi-
ra el tiempo cristiano resolvería el cos (y que so n datables, por ejemplo,
delicado problema de las concor- con el método del Carbono-14 o de
dancias entre los calendarios lunar y la clendrocronología) ofrecen a los
solar, juliano (46 a.e.e.) y gregoriano es tudiosos una cronología absoluta.
(1582), etc. Surgió así una literatu- En estos casos podemos re montarnos
ra técnica (cuyos antecedentes más hacia atrás en el tiempo y valorar la
lejanos podríamos encontrarlos en
De temporum ratione, obra escrita
por Beda el Venerable en el año 725)
que pretendía fijar las reglas de la
erudición histórica moderna , desde
la De emendatione temporu ,n (1583)
de Joseph Juste Scalige r hasta L'art
de vérifier les dates, obra a cargo de
los mauristas del siglo xv111.
Convertida en la verdadera colum-
na vertebral del análisis documen-
tal, la cronología ha realizado avan-
ces sustanciales con la aparición de
medios de datación científica, como el
Carbono-14, la dendrocronología o la
termoluminiscencia, que permiten pre-
¡, ., ,.1~r:11.-,1¡•· •r1A,, ,,. l11;n,,:--ol_,.
0

cisar las dataciones proporcionadas por d :./:r.;,,, u,11,,, ( , 1:i. •m c> lur.111("
l,,,l•,t111,,,,.,, r<-<;!,1,- l,,k,1'1·'/.{~
los documentos escritos para los perío-
dos hjstóricos. Es innegable que el fu1al
,
•• •,:-.-!. !-, ··--·:· .. , ,.,. ,.,,,,.,.
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l" ! f1, .1r :.: '- • ,11,, .,•,•i. .1 :·1 .. • . .;ri,..n l.-~.,.11;.-J:.,1 , ·
de un tiempo único para el historiador 1 !,, ., • • ··~-:,:' 1 ,. ,, ,. .:u , ;¡:
1, ;1 • ~, • • • •• _- _ :• , , : : • f , •:1 i 'I ,. : , ·

y la discusión acerca del carácter conti-


nuo de los factores hlstóricos amjnoran 13c,1lo Mo rµ, 111 (11 1cdi ados (k l s iµfo x) . lgks i,1 de
de alguna forma el carácter explicativo 1::bo (/\ poc. 11 , 1-7) (L 48) .
de la cronología, aunque preservan al F11 L·11lc: r:. Rcg11LT,1s C i-;111tk _v 11. C,1rd,1 /\ 1·,k,.
Fc1nT, Scri¡1turi11111. Jiiliom l'isi.~udo r 111,,:rimhc.
mismo tiempo su papel de armazón del Avu nt a 11 1it· 11t o de T~1h,1 ra/Ct· 11trn tl t· F,st 11 dios
conocimiento históiico. BL'll ,ll'L' lll ,11 10'-, Sa l.1111.111 c;1, 200 1, p. l 'i 1

1 25
lnlrod ucd6n

c14

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_____ - __ L ____ - -

1/8 - - - - - - - ~' - - - - - - - ~- - - - -
1/ 16 - - - - - - - + - - - - - - - J - - - - - - -

5.730 11.460 17 . 190 2e .6so años

Diagrama de la evoluc ión en el li c· rnpo del ca rbo110 radi oact ivo


(C- 14). Des pués de 30.000 afíos, la curva es cas i hori w nlal . , L' JJ
con~ccuencia, la imprec isión crn nolcígica es 111:\\or

época a la que pertenece un objeto o aunque no ofrezca indicaciones pre-


un documento con cierta precisión (el cisas, sirva para establecer una data-
cálculo del carbono radioactivo tiene ción plausible.
un margen de error del 5%, tanto por A veces sólo puede establecerse el
exceso como por defecto), indepen- margen de la franja temporal en que
dientemente de otros factores y del se sitúa un acontecimiento a partir de
contraste con otras pruebas halladas indicios que toman como referencia
en el mismo entorno. Sin embargo, en un punto determinado en el tiempo.
la mayoría de los casos sólo es posible De esta forma, la datación aproximada
establecer una cronología relativa: puede deducirse teniendo presente el
es decir, la época en la que se puede tenninus ante quem, es decir, el límite
situar un objeto o un documento antes del cual debe situarse la fecha de
debe valorarse en relación con otros. un suceso, o bien el tenninus post quem
Si, por ejemplo, durante una excava- si se sabe que éste tuvo necesariamente
ción estratigráfica se encuentra un que producirse después de un momen-
resto material del que se puede averi- to concreto perfectamente conocido. El
guar la datación, esta prueba servirá tenninus a quo señala el comienzo de
como punto de referencia para otros un período de tiempo en el que algún
objetos no datables que se hayan acontecimiento ha tenido lugar. Y, por
recuperado del mismo nivel o de uno último, el tenninus ad quem indica el
adyacente. De esta forma es posible final de un período de tiempo en el que
crear una secuencia cronológica que, algún suceso debe ser fechado.

26 1 MANUAL DE INJCIACIÓN A LA HISTOR TA ANTIGUA


Cienc i;1 li is lcí ri ca L' 1-1 istoria Anl ig.u~1

riador puede dar mayor importancia


Escuela de los Anales
a unos hechos frente a otros, o reali-
!\nnales es el nombre de una revista fundada zar una investigación sobre un perío-
en 1929 por los historiadores Marc Bloch do en general o restringirla a algún
v Lucien Febvre para promover la historia aspecto en particular. Un mismo tema
económica y social, así como para favorecer se puede desarrollar desde diferentes
los contactos interdisciplinares en el seno
ópticas. Por ejemplo, al estudiar la
de las ciencias sociales. Pero a la vez este
nombre hace referencia a una concepción esclavitud en el mundo romano, se
de la ciencia histórica cuyas exigencias puede incidir en cuáles eran los sec-
metodológicas y objetivos respondían al tores en los cuales se empleaba un
llamado esprit des Annales. Descartando el mayor número de esclavos, en cuáles
análisis puramente événementielle ( «episó- fueron las consecuencias del empleo
dico»), esta escuela ha prestado siempre
de esclavos en la producción económi-
atención preponderante a las estructuras y a
los fenómenos de larga duración, priorizan- ca, en cómo varió su condición econó-
do a los grupos - y no a los individuos- y mica y social a lo largo del tiempo, en
a los desarrollos socioeconómicos de evo- la relación existente entre las guerras
1ución lenta -y no a los acontecimientos de conquista y el aumento del número
desnudos-. La apropiación del campo de de esclavos, en las posibilidades de
estudio de la política por una buena parte alcanzar la libertad, etc. Es decir, al
de los historiadores adscritos a los Annales
estudiar con profundidad un asunto se
supuso una reflexión previa en torno a
los mecanismos sociales del poder o a las pueden obtener conclusiones de tipo
relaciones entre el Estado y la sociedad. político, económico, social, jurídico ...
Dicha reflexión se llevó a cabo por varias Los documentos de que el histo-
vías: 1) por la atención prestada a la política riador dispone no tienen la misma
como forma de sociabilidad y de cultura; importancia para su investigación. Por
2) por una aproximación antropológica a
ello, debe realizar una cuidadosa selec-
las instituciones políticas; 3) por el análisis
del papel desempeñado por la ideología en ción de las fuentes en función de su
el ámbito político; y 4) mediante el acerca- objeto de análisis, ya que puede decidir
miento crítico a la formación del Estado y estudiar un personaje detem1inado o
su autonomía respecto a la sociedad civil. toda una comunidad, o bien un hecho
concreto o la evolución de un tema a lo
L A UTIJJZACIÓN DE LAS f'UENTES largo del tiempo. Así pues, la historio-
grafía (elaboración de teorías históricas
La selección de fuentes. En su con criterios científicos) es susceptible
reconstrucción del pasado el histo- de realizarse desde distintas vertientes.

1 27
lnt rodul-ci ú n

El análisis crítico de los docu- dos o más versiones de un mismo


mentos. La elección de los documen- suceso que se puedan confrontar.
tos, materiales y escritos literarios, Por ello, es fundamental aprender
es el punto de partida de una inves- a leer críticamente un documento
tigación. Dentro de lo posible, el histórico o un texto historiográfico.
estudio histórico debe ser compara- Para lograrlo, primero hay que tratar
tivo, es decir, es necesario confrontar de conocer la personalidad del autor
las diversas versiones existentes y, y su extracción social, para después
siempre que sea posible, valorarlas tratar de descubrir su forma de afron-
junto a los hallazgos arqueológicos. tar los problemas, los detalles que
Sin embargo, en la historia antigua, le inspiran, el público al que quiere
incluso en los períodos en los que dirigirse o cuáles son los hechos que
las fuentes históricas y literarias son le interesan. La mayor parte de los
más abundantes, pocas veces existen historiadores antiguos pertenecía a

Ed ición de los 0¡1cr11 01111 1ir1 de faasmo de Ro l lcrdarn , impresa por .Jfri'>mc Frnbcn ( l 'i40- l 'i4 I)
con censuras inqu isitorial es a base de hojas arra ncadas _v pál"l"a ros c11 lcros tachados.
Fuente: P. Manínez-Burgos García (ccl. ), Jims1110 en E.~11r111r1. L11 recepci1í11 e/('/ /1111111111is1110 en el
1wi111er Rt'1111ci111il'1//11 <'S/Hlliol, SEACEX, Madrid , 2002, p. 2 11

28 MANUAL DE TNICIAClÓN A LA HJSTOR IA ANTI GUA


Cirn c ia h isl (1ri ca e 11 islor ia Anti gua

11na clase social privilegiada, por lo como porque se deseaba hacer hinca-
mal es bastante difícil que acepta- pié en los valores que esos hombres
se n o apoyasen cualquier cambio representaban: el coraje, la fuerza, la
del status qua. Cuando leemos sus lealtad, el desprecio por el dolor, el
11arraciones de guerras o batallas, respeto a la voluntad divina, el amor
la versión que se nos ofrece es casi a la patria, etc., valores que permitían
siempre la del vencedor, que la mayo- al mismo tiempo cohesionar interna-
ría de las veces se ocupaba de hacer mente al Estado y difimdir su cultura
desaparecer totalmente las huellas de en un ámbito cada vez mayor. Este es
los vencidos. Incluso cuando los tex- el caso de la obra de Valerio Máximo
tos se inspiran en criterios de mayor (siglo 1 e.e.) Hechos y dichos memora-
tolerancia, en las descripciones de bles, en la que se narran algunos acon-
los pueblos sometidos se descubre tecimientos aislados encaminados a
la tendencia del autor a situarse en aleccionar al lector, sin preocuparse
una posición de superioridad, como en absoluto del estudio de las causas
alguien convencido de pertenecer a que los provocaron. Incluso a veces
una civilización más avanzada. se condenan los cambios producidos
Los temas de los antiguos histo- en la sociedad recurriendo a criterios
riadores. En las obras de los antiguos exclusivamente morales.
historiadores descubrimos un estudio
detallado de los sucesos político-mili- Los Dlt"ERENTES MENSAJES
tares, al tiempo que un escaso interés DE LOS DOCUMENTOS
por los asuntos económicos y sociales.
Tanto los antiguos historiadores grie- Fuentes literarias y restos mate-
gos como los romanos utilizaban el riales. Además de consultar las fuen-
recurso literario de hacer hablar direc- tes historiográficas antiguas, el his-
tamente a los protagonistas de los toriador puede tratar de conocer la
sucesos que narraban, reproduciendo realidad social en toda su complejidad
a veces sus discursos de una manera acudiendo a las obras literarias coetá-
algo fantasiosa. También se recurría neas: por ejemplo, tanto las comedias
con mucha frecuencia al ejemplo de griegas de Aristófanes (ca. 450-ca. 385
hombres célebres que habían actuado a.e.e.) como las latinas de Plauto (250-
de manera heroica en determinados 184 a.e.e.) proporcionan valiosa infor-
momentos, tanto porque se consi- mación sobre los comportamientos y
deraba que eran temas interesantes, mentalidades de los diferentes proto-

1 29
lnlrodun:ic'in

tipos sociales (el esclavo, el ciudadano captar las diferencias entre el latín
pobre pero libre, el noble pah·icio, culto usado en las solemnes ocasio-
etc.), reflejados en los usos lingüísticos nes oficiales y el lenguaje popular
propios de cada estrato social, en las hablado en la vida cotidiana. El
relaciones interfamiliares, en los debe- estudio de la cerámica puede servir
res asumidos dentro de la comunidad, al historiador del arte para estable-
en la utilización del tiempo libre, en cer la evolución de los estilos y de la
los hábitos alimenticios, etc. técnica, al tiempo que permitirá al
Las importantes inscripciones historiador de la economía valorar la
romanas situadas en lugares públi- cantidad y difusión geográfica de los
cos como el Foro o los templos, o hallazgos y conocer el grado de desa-
los grafitos incisos o pintados en las rrollo y la capacidad de expansión de
paredes de las casas de Pompeya la artesanía en una determinada área
pueden ser objeto de estudio para y época histórica.

[... ] Las f1-1entes narrativas, es decir, los relatos deliberadamente destinados a


informar a los lectores, no han dejado de prestar una valiosa ayuda al investigador.
Entre otras ventajas, son por lo general las únicas que proporcionan un marco
cronológico algo serio. ¿Qué no darían el prehistoriador o el historiador de la India
para disponer de un Heródoto? Pero que no quepa duda alguna: en la segunda
categoría de testimonios, en los testigos involuntarios, es donde la investigación
histórica, a lo largo de sus avances, ha depositado cada vez más su confianza.
Comparen la historia romana tal y como la escribía Rollin o incluso Niebuhr con
la que propone cualquier manual contemporáneo: la primera extraía la mayor
parte de su sustancia de Tito Livio, Suetonio o Floro, mientras que la segunda se
construía en gran parte a golpe de inscripciones, papiros y monedas. Sólo así se
han podido reconstituir trozos enteros del pasado: toda la prehistoria, casi toda la
historia económica, casi toda la historia de las estructuras sociales. Y hasta en el
presente, ¿quién de nosotros no preferiría tener entre sus manos algunas piezas
secretas de las cancillerías, algunos informes confidenciales de jefes militares, en
vez de todos los periódicos de l 938 o 1939? No es que los documentos de este tipo
estén más que otros exentos de error o mentira. No faltan las bulas falsas, no todas
las relaciones de embajadores dicen la verdad, ni tampoco las cartas comerciales.
Pero si existe alguna deformación, al menos ésta no ha sido concebida especial-
mente para la posteridad[ ...].

M. BLocH, Apología para la historia o el oficio de historiador


(ed. É. Bloch), FCE, México, 2015 2, pp. 84-85.

30 1 MANUAL DE INICIAC IÓN A LA HISTORJA ANTIG UA


Cil' ncia hisl ó ri ca L' 11 islo ri a Anli g11a

«Interrogar» a los documentos. se corre el riesgo de caer en el anacro-


Disponerse a estudiar la Historia sig- nismo (del g1iego aná, «contra», y chró-
nifica básicamente aprender a singu- nos, «tiempo») si se producen desfases
larizar un problema, a circunscribirlo cronológicos por atribuir, por ejemplo,
en el tiempo y en el espacio, a utili- conceptos propios de épocas posterio-
zar las fuentes, tanto primarias como res que eran desconocidos en socieda-
secundarias, de fom1a crítica y a inter- des pasadas o, a la inversa, aplicando a
pretar los testimonios literarios y los períodos sucesivos ténninos acuñados
restos materiales sacados a la luz en en momentos histó1icos anteriores con
su debido contexto. En particular, es una connotación diferente. Tomemos,
necesario aprender a «interrogar» a los por ejemplo, la palabra «democracia».
documentos en sus distintos niveles de Es indudable que esta forma de gobier-
significación. Incluso la descripción de no tuvo un significado muy diferente
una batalla puede proporcionar infor- para un ateniense que para un esparta-
mación de signo muy diverso: sobre los no. Pe1icles podía afirmar a mediados
métodos de reclutamiento, las armas del siglo v a.e.e. que gracias al sistema
usadas, las reacciones psicológicas, la de la democracia Atenas se había con-
creencia en los prodigios y las supers- vertido en la «escuela de la Hélade», al
ticiones, el desarrollo de la estrategia mismo tiempo que hubo en la misma
bélica y los avances armamentísticos, época quien lo denigraba por ser un
etc. De forma análoga, las imágenes, sistema político que permitía «a la chus-
presentes tanto en objetos comunes ma canalla prevalecer sobre la gente de
como en espacios oficiales, transmiten bien». Etimológicamente, «democracia»
valiosa y variada información sobre las significa gobierno del pueblo (démos) y,
técnicas compositivas, el pensamiento aunque no siempre resulte fácil iden-
mitológico, la vida cotidiana, los uten- tificar con seguridad la fisonomía del
silios más empleados, el desarrollo de démos de Atenas, este término indicaba,
la cerámica, las competiciones depOiti- al menos inicialmente, la supremacía de
vas, el carácter y mensajes de las auto- un estamento social sobre el resto. El
ridades gobernantes y religiosas, etc. filósofo Aristóteles (siglo 1v a.e.e.) esc1i-
bió que «hay democracia cuando los
LAHI STORJ /\ D E LAS PAi .ABRAS
libres y pobres, siendo mayoría, ejercen
la soberanía del poder» (Política, IV, 4,
El peligro del anacronismo. Al 6, 1290b). Por tanto, muy al contrario
analizar las sociedades antiguas a veces de nuestro concepto actual de «demo-

1 31
l nl rnducción

través», y chrónos, «tiempo») implica la


PRODROMO determinación de un cambio de signifi-
DELL E A NTI C HI TA'
D'ERCOLANO cado a través del paso del tiempo. Desde
ALLA MAESTA' DEL RE' DELLE
DUE SICILIE
esta perspectiva, el concepto actual de
C A R L O «democracia» no sería parangonable
INFANTE DI SPAGNA , DUCA DI PARMA,
PI ACEN"l.A 1 &c. &c.
al de los atenienses del siglo v a.e.e.
DI MONS I GNOR Mienlras que nuestro sistema político
OTIAVIO ANTONIO BAYARDL
Rcfc:rcnJ :i. rio ,klr una , e dcll' alcra Scgnam ra, democrático adquiere una forma uni-
Accadcmico E tru!C.o, e C iu adino R..n na110.
versal e indirecta (a través de elecciones
libres elegimos a unos representantes
a los que, por delegación, designarnos
para que ejerzan el poder y aprueben
las leyes en el parlamento), el de los ate-
l N N A P O L I MDCCL!f- nienses era, en cambio, directo (eran los
propios ciudadanos quienes, reunidos
en asamblea, aprobaban o rechazaban
Port;1da de la obra de Ot t;1vio Antonio las leyes y elegían a los magistrados).
Baya rcl i, Prodro111u tic/le A11 tic/1 it1i
tf'1:·rm !t1110 o/lo 111aes/11 t!el r<!' del/e t!11e Sicilic Es cierto que a veces nos encontt·a-
( apoli 1752 ). Patri mo nio Nacional. mos en la historiografía de la Hist01ia
h1cn tc: C. Ga rcía Gual _v 1• Oddati (eds.), Antigua con vocablos que han sido
/,11 11illu de los P11pims, Fun dación Gl'J'má n
S[1nclicz-Rui pérc,.-Casa del l.cclor/Pla11L'ta. acuñados para describir situaciones que
Maclrid/13a rcclo11 a, 201 3, p. 163 se dieron en épocas muy posteriores,
como por ejemplo «burguesía» o «res-
cracia», esta palabra nació con un sig- tauración». Es evidente que en estos
nificado de ruptura y no de convivencia. casos los térmmos deben ser usados en
Sincronía y diacronía. El significa- su acepción genérica para señalar; en el
do de una «dimensión sincrónica» (del primero de ellos, al grupo social enri-
griego syn, «junto», y chrónos, «tiem- quecido por la práctica del comercio
po») está directamente relacionado con y, en el segundo caso, a una forma de
la comprensión, por ejemplo, del uso gobierno que trataba de renovar el valor
del término «democracia» por los ate- de la tradición.
nienses contemporáneos de Pericles Lenguaje común y lenguaje histo-
y los esparlanos que vivieron en esa riográfico. Al contraiio de otras disci-
misma época. En cambio, la «dimen- plinas, la Historia no usa signos lingüís-
sión diacrónica» (del griego diá, «a ticos ni códigos específicos, sino que se

32 1 MANUAL DE lNlCIAClÓN A LA HI STORI A ANTIGU A


Ciencia hi st(,ri ca e Hi stori a An ti gua 1

expresa confom1e al lenguaje común. sos que conforman la ciencia histórica


Ha de tenerse presente, sin embargo, actual no han cancelado, en absoluto,
que un mismo vocablo puede perder, la necesidad de la correcta expresión
a lo largo de los siglos, su significado literaria en que deben darse a conocer.
01iginario (palabras como «familia»,
«libertad», «revolución», «guerra», etc. LA OBJETCVUJAD DEL HlSTORIADOR
experimentan con el tiempo importan-
tes cambios semánticos). Las Guerras Las fuentes antiguas no son neu-
Púnicas no son comparables, por ejem- trales. Como ya ha sido indicado, en su
plo, con la Segunda Guerra Mundial y, interpretación de los hechos y procesos
sin embargo, usamos el mismo vocablo de cambio a lo largo del tiempo, el his-
para referirnos a ambos conflictos béli- toriador debe necesariamente llevar a
cos. Para evitar confusiones conceptua- cabo una selección de las fuentes a par-
les, el historiador debe acudir siempre a tir de la cual pueda establecer el aná-
la etimología del término, pues ésta pro- lisis y la reconstrucción de una época
porciona su plimer significado. A conti- determinada o bien discutir las teorías
nuación, lo ha de valorar en un sentido expuestas y defendidas por la investi-
tanto sincrónico como diacrónico, per- gación histórica. Ahora bien, no puede
filando su significado en caso de que, olvidarse que el material histo1iográfico
acuñado en época medieval o moderna, elaborado por los autores antiguos, o
dicho vocablo sea aplicado al mundo reflejado en sus obras, sufrió ya enton-
antiguo. Sólo a través del control termi- ces una previa selección. Por ejemplo, a
nológico el historiador podrá alcanzar finales del siglo 111 a.e.e. los únicos his-
la precisión del lenguaje. Además de toriadores de Roma eran los pontífices
nut1irse del conocimiento procedente máximos, exponentes de la clase sacer-
de las fuentes, el discurso histórico dotal que pertenecía a las más anti-
debe regirse por una correcta y clara guas familias aristocráticas. En ellos
expresión escrita. En la Antigüedad, la recaía la responsabilidad de consignar
Historia era considerada como un géne- los acontecimientos que consideraban
ro literario de primer orden en el que más importantes para la República -la
tan importantes eran la veracidad de los sucesión de los magistrados, las gue-
hechos narrados y la profundidad de la rras, los prodigios, las ceremonias reli-
reflexión sobre el devenir humano como giosas- con una selección de la infor-
el estilo ameno y la forma en que aqué- mación tendente siempre a glorificar a
llos eran descritos. Los datos y proce- la clase política dirigente.

1 33
lnlrnducdlÍn

Hacia el final de la época arcaica en Grecia, tuvo inicio el desarrollo de las obras
de historia, las mismas que son, sin duda, las antepasadas de las que se escriben
en la actualidad. A partir de ese momento, y hasta el término de la Antigüedad, se
registra una sucesión ininterrumpida de obras escritas por historiadores griegos,
primero, y luego romanos. Precisamente, una de las principales tareas de los histo-
riadores modernos de la Antigüedad consiste en la investigación y caracterización
de esta tradición historiográfica. Sin embargo, sólo una proporción mínima del
conjunto sobrevivió al colapso del mundo antiguo. Por lo demás, los intereses
de los historiadores de entonces eran más restringidos, limitándose, con conta-
das excepciones, a la historia política. Aún más, incluso allí donde su interés era
mayo1~ dieron por supuestos muchos aspectos que hoy desearíamos conocer, bien
sea sobre las condiciones económicas o sobre las instituciones políticas. Y hay que
considerar, por fin, que en general se inclinaban por explicar los actos humanos en
términos fundamentalmente morales.
Naturalmente, mucho es también lo que se puede aprender a través de obras
distintas de las históricas, trátese, por ejemplo, de la poesía épica, de las tragedias
y comedias, de los discursos, de los tratados filosóficos , o del género lírico: buena
parte de estas obras, empero, son, como las históricas, producto de una clase social
restringida de la que expresan su limitada visión, aun cuando puedan al tiempo
revelar de manera inconsciente cuáles son sus presunciones y preconceptos.
Por otra parte, los productos literarios del mundo grecorromano son de diver-
sas maneras ajenos a nosotros, dando lugar a considerables problemas de inter-
pretación, independientes de las dificultades que suscitan las posturas veladas o
manifiestas que orienten dichas obras. Por ello, las conclusiones que el historiador
pueda obtener a partir de es tos textos deberán fundarse en el conocimiento de las
tradiciones intelectuales en que aquéllos se integren .
Pero inclusive cuando se logre superar estas y otras dificultades (sobre todo lin-
güísticas) en el manejo de las fuentes antiguas, resta encontrar la forma de mitigar
las consecuencias del limitado interés de los autores de la Antigüedad, así como de
la pérdida de gran parte de su obra. A ese propósito, se podrá acudir al material
documental creado en la Antigüedad, desde largos textos hasta sellos diminutos,
que produjeron los oficiales encargados de la organización de las actividades públi-
cas, o los cabezas de familia al organizar sus propios asuntos, o los individuos que
de ese modo dejaban una marca propia en el mundo. Dicho material se grabó a
menudo en piedra, bronce o sobre otros objetos perdurables; de hecho, buena parte
del mismo se ha salvado de la destrucción, y va saliendo a la luz en cantidades siem-
pre crecientes. En Egipto, por la sequedad de su clima, se han conservado muchos
documentos escritos en papiros. Estos textos, a pesar de ser con frecuencia frag-
mentarios y de difícil comprensión, pueden permitimos profundizar de una manera

34 MANUAL DE INICIAC IÓN A LA HI STOR IA ANTIGUA


Cienc ia li istcí ri ca e Histo ri a Anti gua

muy sensible en el conocimiento del mundo antiguo[ ...].


Pero aun cuando se acuda a todos los testimonios explícitos de que se disponga,
quedará todavía un largo camino por recorrer. Además, al tratar de las fuentes de la
Historia Antigua, importa recordar que a menudo los testimonios más importantes
se extraen de las costumbres que rigen en otras sociedades o épocas bien docu-
mentadas. En ese sentido, se podrá apreciar el parecido existente entre el mundo
mediterráneo de los períodos griego y romano y sociedades mediterráneas de época
posterior, incluso en áreas próximas a la nuestra, por cuanto desde entonces hasta
hoy tierras y climas han sufrido pocos cambios.
En todo es to, será importante aproximarse al mundo antiguo con preguntas y
enfoques de investigación en mente, dado que la simple acumulación de material o
similares no suele ser reconfortante. En este contexto, cabe ir más allá de las expli-
caciones básicamente morales comunes en la Antigüedad, aun cuando a cambio se
deba evitar imponer categorías o preconceptos que resulten extra ños a ese mundo.
Esta precaución cobra especial importancia cuando la expljcación que demos com-
prenda la atribución de motivos; pues, en suma, los esquemas de pensamiento de
los antiguos eran muy distintos de los nuestros.
Sobre todo, ha de recordarse que el mundo fu e en sus distintas fases una socie-
dad compleja; es necesario, por ello, saber correlacionar, ya que la exp li cación de
un hecho, por ingeniosa que sea, será inútil si entraña consecuencias imposibles en
otro lugar de la estructura.

M. CRAWFORD, «Introducción », en M. Crawford (ed.),


Fuentes para el estudio de la Historia Antigua (trad . C. Palma),
Taurus, Madrid, 1986 (orig. Cambridge, 1983), pp. 7-9.

Nuestro conocimiento incompleto considerados importantes en base a


de algunas épocas y de ciertas socie- los valores e intereses de la clase
dades antiguas se debe en muchos dominante. Por ello, se ha admitido
casos a la información parcial pro- que la imagen de Grecia durante la
porcionada por los historiadores del época de su máximo esplendor (siglo
pasado. En cambio, en lo que atañe a va.e.e.), tal y como ha sido transmiti-
otros períodos o sociedades dispone- da en los documentos literarios, resul-
mos de abundantes fuentes literarias ta claramente parcial. De hecho, dis-
que, sin embargo, tienen la caracte- ponemos de abundante información
rística de ser unilaterales, refirién- acerca del ciudadano ateniense, pero
dose únicamente a acontecimientos apenas sobre los habitantes de ciu-

1 35
Introducción

dades como Esparta o Tebas, o sobre decir, de los valores, resulta en ocasio-
los esclavos y los extranjeros. En todo nes muy difícil. Los acontecimientos
caso, dicha información, ya sea deta- del pasado cobran vida de nuevo a
llada o exigua, expresa siempre un través de la reconstrucción del histo-
punto de vista particular y es resulta- riador, pero nos llegan reflejados en la
do de una preselección de individuos mente de quien los registra y explica.
que consideraban como dignos de ser Por ello, resulta imposible anular por
rememorados sólo aquellos hechos completo los márgenes de subjetividad
que confirmaban las concepciones de presentes en toda obra histórica. El
las que derivaban. Teniendo presentes momento presente -con su condicio-
estos dos límites (no todos los hechos namiento cultural, filosófico, moral,
del pasado pueden ser conocidos y los religioso, ideológico- aparece siem-
que se conocen han sido preseleccio- pre insinuado en la mente del estudio-
nados), cabría preguntarse sobre la so y estimula su curiosidad intelectual.
«objetividad » del historiador. Así pues, frente al «espejismo» de la
Hechos y sistemas de valores. Al objetividad, es preferible y más correcto
analizar un problema, el historiador referirse al «rigor historiográfico» con
se inspira siempre -de forma más o el que debe conducirse cualquier inves-
menos consciente- en un sistema de tigación histórica. Dicho concepto ha
valores: su adhesión a una ideología de medirse a partir de la se1iedad con la
política o a una fe religiosa puede que son valoradas todas las fuentes dis-
influir en su interés sobre un determi- ponibles y sobre todo a partir de la pre-
nado tema o época, así como condicio- disposición a modificar los resultados
nar su lectura. Discernir con claridad de la investigación ante nuevos descu-
los hechos de la interpretación, es brimientos o teodas más convincentes.

Verificación
l. ¿Qué objetivos se propone alcanzar el estudio de la Historia?
2. ¿Qué se entiende por documentos y por fuentes (primarias y secundarias, inten-
cionadas y no intencionadas)?
3. Principales disciplinas a las que el historiador puede recurrir para explorar el
pasado.
4. ¿Qué se entiende por «tiempo breve» y por «fenómenos de larga duración»?
5. ¿En qué consiste la objetividad del historiador?

36 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


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1 37
I

TEMA l . La revolución urbana


TEMA2. El antiguo Egipto
TEMA 3. Geografía política y cultural del Próximo
Oriente antiguo

Favorecidos por el. medio físico en que surgieron, algunos núcleos urbanos
que alcanzaron pronto un nivel organizativo de tipo estatal lograron contro-
lar y explotar de forma intensiva los recursos naturales ofrecidos por amplias
regiones incluso durante períodos de tiempo extraordinariam ente prolongados.
Mesopotamia y Egipto fueron las dos áreas geográficas en que se desarrollaron
los primeros Estados más poderosos. La búsqueda de materias primas empujó a
los pueblos mesopotámicos a impulsar frecuentes contactos con otras regiones;
dichos contactos favorecieron el desarrollo de las vías caravaneras, en torno a las
cuales florecerían ricas ciudades que, en ocasiones, se convirtieron en el centro
de un potente reino (tal sería el caso, por ejemplo, de Ebla). Durante el II milenio
a.e.e. también Anatolia participó de forma estable en esta red próximo-oriental
de contactos comerciales: en el interior de su vasto antiplano surgiría el Imperio
hitita, que mantendría su fuerza hasta ca. 1200 a.e.e., momento en que trató
infructuosamente de extender sus límites tanto hacia Mesopotamia como hacia
la costa siropalestina. Estos potentes imperios dejaron importantes testimonios:
bastaría recordar sus nutridos archivos como fuente inagotable de noticias y
datos históricos. Los documentos escritos conservados y los restos arqueológicos
que han llegado hasta nosotros permiten comprender tanto el proceso de forma-
ción de los organismos estatales y los factores que favorecieron el alcance de un
grado suficiente de cohesión y de estabilidad social interna, como los modelos a
partir de los cuales las figuras de poder (soberanos, sacerdotes, escribas, milita-

1 39
res) lograron conciliar sus propios intereses con las estrategias encaminadas a
desplegar una política efectiva de expansión y encontrar aquellos nuevos recur-
sos indispensables para hacer funcionar la maquinaria del Estado: en primer
lugar, el complejo aparato burocrático y el ejército. Ahora bien, hubo también
pueblos que, a pesar de encontrarse al margen de los grandes imperios y pri-
vados de sofisticadas estructuras políticas, han dejado importantes testimonios
del avanzado grado de civilización que alcanzaron: los fenicios, que con su flota
crearon a partir del inicio del I milenio a.e.e. una destacada red comercial medi-
terránea al servicio de las grandes potencias, contribuyendo a establecer lazos
regulares entre Oriente y Occidente; y los judíos, artífices de un legado cultural
basado en un rigorismo monoteísta que, tal y como testimonia la Biblia hebrea,
ha dejado una profunda impronta en la historia de la humanidad.

40 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA 1-l[STOR IA ANTIGUA


TEMA 1

1.1. LA AL DEA COMO ESTRUCTU RA III dinastía de Uc Algunos documen-


S JMPLE tos se refieren al ocasional cultivo de la
agricultura por los nómadas con el fin
La organización de la aldea. de obtener forraje para el ganado: se
Durante el Neolítico algunos grupos produjo así una especie de simbiosis
de cazadores abandonaron sus cos- socioeconómica entre los elementos
tumbres nómadas y se asentaron en tribales de la aldea, dedicados exclu-
lugares aptos para desarrollar una sivamente al cultivo, y los grupos pro-
economía basada en la agricultura y piamente nómadas. Por su abundante
la cría del ganado. Así nacerían las vegetación, la alta Mesopotamia y el
primeras aldeas. Sin embargo, hubo norte de Siria fueron zonas especial-
una amplia época de transición en que mente atractivas para los nómadas.
el nomadismo convivió con el seden- En épocas de crisis y carestía, estos
tarismo. Incluso algunos pueblos no tendieron a establecerse en las tierras
abandonarían nunca el modo de vida aptas para el cultivo, como sucedió a
nómada. El fenómeno del nomadismo finales del tercer milenio con los amo-
se debió a la necesidad de encontrar rreos (en acadio amurru), que bajaron
alimento para el ganado, lo que obli- de la Mesopotamia septentrional. La
gaba a los seres humanos a trasladarse expresión «amorreo» no se refería a
a las zonas estacionalmente fértiles en un grupo étnico concreto, sino que su
busca de pastos. Este tipo de nomadis- uso era flexible, aludiendo a diversos
mo es el llamado «cerrado», por con- pueblos nómadas o serninómadas con
traposición al nomadismo «abierto», raíces en el oeste. A veces, su infiltra-
que se daba en zonas desérticas. Un ción en las tierras agrícolas tuvo un
ejemplo de nomadismo «cerrado» se carácter pacífico. Sin embargo, los tex-
produjo entre los amorreos durante la tos, escritos desde el punto de vista de

f DE LA CIUDAD A LOS JMPE RIOS 1 41


Tema 1

los habitantes de las ciudades, suelen del territorio y los métodos rudimen-
calificar a estas gentes de «bárbaras ». tarios de producción no permitían la
Una descripción de la vida nómada acumulación significativa de riquezas.
se puede contemplar en los relieves Dentro del recinto de la aldea las
asirios de la primera mitad del primer viviendas, similares entre sí, revelan
milenio a.e.e., así como en algunos una gran uniformidad: la distinción
libros de la Biblia hebrea referentes a entre ricos y pobres no aparecería
Arabia o a los amonitas. hasta más tarde, con la aparición de
Siendo las aldeas autosuficientes, las ciudades.
en su interior no había todavía nin- El órgano establecido para la toma
guna distinción en los trabajos des- de decisiones en el interior de la aldea
empeñados por los miembros de la era la «asamblea de ancianos», cuya
comunidad. Aún no existía la posi- experiencia representaba un valor
bilidad de emprender actividades de indiscutible para la preservación y
intercambio más allá de las excepcio- transmisión de la tradición. De ahí
nes que se registran en algunas aldeas que la aldea se caracterice sustancial-
favorecidas por su privilegiada situa- mente por su uniformidad política,
ción geográfica o por la abundancia ya que no se percibía ningún tipo de
de materias primas disponibles en sus jerarquía a partir de la que se distin-
proximidades. Entre los habitantes de guiese con claridad quién poseía el
la aldea no se evidenciaban diferen- poder y quién ocupaba un puesto de
cias sociales: la explotación parcial subordinación.

NOMADISMO SEDENTARISMO

in terca mbio de producLO!'.i

nomadismo nomadismo
abierto: ◄-----•► cen-ado: zona
desierto entre aldeas

ganadería y ganadería y comerc io;


agricultura artesanado
comercio ocasionalmente, agri cultura

42 MAN UAL DE lNICIAClÓN A LA HISTO RI A AN TIGUA


La rcvn l11 ción 11 i-hana 1

1.2. LA CIUDAD Y U del curso de los grandes ríos fueron


ESTRATIFJCACIÓN SOCIAL capaces de superar la frágil econo-
mía aldeana con el impulso de una
Las premisas de la revolución agricultura de inigación posibilitada
urbana. Para poder verificar la apari- gracias a obras de canalización asom-
ción de la llamada «revolución urba- brosas que favorecieron el aumento
na», caracterizada por la experimen- de la superficie cultivable y multipli-
tación de profundas transformaciones caron considerablemente la produc-
estructurales en el interior de las comu- tividad de los campos. Las cosechas
nidades a partir del impulso de nuevos fueron a menudo tan abundantes que,
métodos en la producción de 1iqueza además de satisfacer las necesida-
y de una organización política com- des inmediatas del grupo cultivador,
pleja por su diversificación funcional, generaban excedentes que podían
era necesario que se dieran algunas ser almacenados para hacer frente
condiciones determinantes como, en a eventuales momentos de carestía.
primer lugar, un elevado grado de Todo es to hizo que las condiciones de
desarrollo tecnológico. Tales condicio- vida fuesen más seguras y estuviesen
nes surgieron a lo largo del IV milenio menos sujetas a la variabilidad de los
a.e.e., especialmente en la fértil franja fenómenos naturales (como los dilu-
del valle del Nilo y en las cuencas Au- vios o las inundaciones), atrayendo
viales del Tigris y del Éufrates (región a estas regiones a otros grupos que
conocida como Mesopotamia, es decir, contribuyeron ex traordinariamente a
«tieffa entre ríos» en griego). Fue en su aumento demográfico. Si se dispo-
estas áreas geográficas donde emergió nía de alimentos suficientes, no era
la revolución urbana que dio migen necesario que todos los individuos
a las primeras grandes civilizaciones, se dedicasen a la agricultura, posibi-
conocidas precisamente como «civili- litando así el desarrollo de activida-
zaciones fluviales» (a las que habría des artesanales, como por ejemplo, la
que añadir las surgidas de forma casi fabricación de arneses para las labores
coetánea, más al Oriente, en torno a agrícolas, el trabajo de la terracota o la
los ríos Indo y Amarillo). construcción de casas.
Recursos naturales y desarro- El desarrollo de la metalurgia.
llo tecnológico. Al utilizar hábilmen- La disponibilidad de mano de obra
te los recursos hídricos disponibles, representó uno de los factores más
las comunidades asentadas a lo largo importantes que favorecieron el <lesa-

I DE LA CIU DAD A LOS I MPERIOS 1 43


Te ma 1

da en hornos especiales, no requería


temperaturas excesivamente elevadas
(en torno a 600 grados), razón por la
que resultaba asequible incluso para
grupos que no dispusiesen de tecnolo-
gía muy avanzada. La elaboración del
hierro, iniciada en cambio mucho más
tarde (en el área de la península de
Anatolia y del Próximo Oriente no se
iniciaría antes de ca. 1200 a.e.e. y en
Europa hacia comienzos del primer
milenio a.e.e.), requería temperaturas
mucho más elevadas (en torno a 1.500
grados), difícilmente alcanzables en
hornos convencionales.
Tal> l i ll:1 co I1 la i-L'pl\'SL'll l:1c iú n d1,; d ivnsas
ac li \idadcs (Musco de li-ak, Bagcb d ).
El desarrollo de la metalurgia tuvo
F11enlL': J. NI:' Blá1.q 11l',., llistori111111i1•e,:,·11/, 2. importantes consecuencias económi-
l'rehistori11 r ¡1ri111eras c11!111rns, Oc0a11 0/ l 11stit11to cas, políticas y sociales: dentro de
Ca ll aL· li , 13a i-cc lona, 1992, p. 229
ciertos límites, contribuyó a mejo-
rrollo de nuevas actividades profesio- rar la productividad agrícola gracias
nales: la metalurgia. De hecho, a partir a la construcción de nuevos aperos
del IV milenio a.e.e. se comenzó a de labranza. La posesión de armas
utilizar el cobre de forma generalizada de bronce (y posteriormente de hie-
que, en estado puro (no mezclado con rro) garantizó a algunas ciudades e
otros minerales) podía encontrarse imperios una perdurable superioridad
en pequeñas cantidades tanto en la militar. Además, la tecnología, cada
península del Sinaí, en Asia Menor, vez más compleja, requirió habili-
como en la isla de Chipre. A medi- dades y conocimientos específicos,
da que los recursos de este mineral contribuyendo así al surgimiento y
fueron insuficientes para cubrir la consolidación de una clase de especia-
creciente demanda de manufacturas, listas con un papel cada vez más rele-
comenzó a fundirse con el estaño vante en la sociedad. En definitiva, la
para obtener bronce (ca. 2500 a.e.e.). metalurgia influyó de manera decisiva
Este proceso era relativamente fácil en la expansión de los intercambios
porque este tipo de fundición, realiza- comerciales.

44 1 MAl UAL DE lN lCIACIÓN A LA I llSTO RI A ANTlGUA


1.a n·vo l11c ió 11 11rlx11 1a 1

Mientras que en la aldea no existía tice de la pirámide social se colocó un


diferenciación clara entre los diversos reducido número de personas en cuyas
estratos sociales, el desarrollo técni- manos se concentraba el ejercicio del
co propició el fraccionamiento de la poder y el control de las instituciones.
comunidad en diversos sectores socia- El proceso de centralización del
les: por un lado, ag1icultores (producto- poder. El abastecimiento hídrico ade-
res de alimentos) y, por otro, especialis- cuado a las necesidades del cultivo
tas que ejercían funciones diversas que, se garantizaba medianle un eficaz
sin estar directamente vinculadas a la sistema de canalización de los ríos.
producción, ofrecían servicios indis- Para lograr este objetivo se necesitaba
pensables. Por ello, a diferencia de la una autoridad que se hiciese respe-
aldea, la ciudad se caraclerizaba por tar y pudiese organizar el trabajo,
la estratificación social. La ciudad, al asuntos que la asamblea de ancianos,
no ser aulosuficiente ni poder afrontar compuesta por personas con intereses
por sí sola sus crecientes necesidades, diversos e incluso discordanles, no
trató de establecer contactos regulares podía asumir. Por ello, con el tiempo,
con regiones económicamente comple- el poder acabó por concentrarse en
mentarias. A cambio de los productos una sola persona que se apoyaba en
y manufacturas que proporcionaba, un reslringido grupo de colaborado-
adquiría mediante relaciones comercia- res. Por otra parte, para estos pueblos
les cuantas materias primas necesitaba. las fuerzas de la naturaleza se identi-
Dichos contactos alcanzaron a países ficaban con las divinidades: la regula-
incluso muy lejanos entre sí: por ejem- ridad de las crecidas y, por tanto, la
plo, se constatan intercambios comer- abundancia de las cosechas se con-
ciales entre Egipto y Mesopotamia sideraban leslimonios de la bondad
desde fechas muy tempranas. divina. Las personas que lenían cono-
cimientos sobre el funcionamiento de
la naturaleza se cons ideraban cerca-
1.3. LA LE<;JTIMAClÚN DEL PODER
nas a los dioses o incluso dioses sobre
La evolución de la aldea a la ciudad la tierra. En las ciudades situadas a
provocó importantes desequilibrios en lo largo de las cuencas fluviales el
la distribución de la riqueza, así como poder lo ejercía un soberano diviniza-
la aparición de relaciones de suprema- do (como en Egipto) y/o una poderosa
cía y subordinación entre los distintos casta sacerdotal (como en muchas de
miembros de la comunidad. En el vér- las ciudades-Estado de Mesopotarnia).

l DE LA CIUDAD A LOS IMPERIOS 1 45


Tema 1

La ciudad como estructura Legitimación divina del poder


jerarquizada. En las ciudades se político. Las mejores tierras se con-
formó una clara jerarquía política: sideraban propiedad del dios y de sus
por encima de todos estaba la clase representantes en la tierra, por lo que
dirigente formada por el soberano y la cosecha se almacenaba en las depen-
sus funcionarios o la casta sacerdo- dencias anexas al palacio o al templo,
tal; por debajo estaban los súbditos, que se convirtieron también en lugares
que debían vivir permanentemente para guardar el excedente y garantizar
sometidos para no perturbar el orden así la disponibilidad para la ciudad de
establecido por los dioses y para ase- recursos alimenticios en tiempos de
gurar el bienestar de la comunidad. carestía. Al mismo tiempo, fue nece-
Esta diversidad política quedó plas- sario crear una estructura defensiva
mada en la nueva estructura urba- sólida con la construcción de murallas
nística: junto a las modestas casas y la formación de un ejército suficiente-
privadas, aparecieron los primeros mente adiestrado como para rechazar
edificios públicos, el palacio real y los las incursiones de las tribus nómadas
templos. El palacio y el templo, por o hacer frente a otras ciudades vecinas.
ser los lugares en los que el soberano Para asegurar la victoria y legitimar
y los sacerdotes ejercían sus f-tmcio- sus conquistas sobre los pueblos veci-
nes, se convirtieron en centros orga- nos, el soberano solía declarar públi-
nizativos de la vida social, símbolos y camente que, al combatir siguiendo
sedes del poder político, burocrático, la voluntad de los dioses, gozaba de
religioso y económico. En ellos se la ayuda divina. Además de evidenciar
tomaban las decisiones más impor- su superioridad frente a los pueblos
tantes para la comunidad, se impar- extranjeros, la victoria obtenida reva-
tían las órdenes, se celebraban los lidaba la indisociabilidad del vínculo
ritos sagrados, se ratificaba el vínculo entre el monarca y la divinidad.
con la divinidad, se administraba la Las competencias del poder
riqueza. Las condiciones de vida de la monárquico. El soberano aca-
mayoría dependían en buena medida paraba múltiples competencias.
del palacio y del templo, es decir, de Presentándose como el mediador
la autoridad política y de la religiosa, necesario en la relación entre los hom-
que entonces no se diferenciaban bres y los dioses, era el máximo garan-
demasiado porque eran ejercidas por te de los valores religiosos por los
las mismas personas. que se regía la comunidad y, de este

46 1 MANUAL DE INTClAClÓN A LA l-1ISTORJA ANTIGUA


La n:vol11 c icí11 urbana 1

modo, aseguraba el orden del cosmos especializados ajenos a la producción


.v el equilibrio entre las fuerzas de la de alimentos, comercio a gran escala,
naturaleza que posibilitaban el bien- estratificación social, centralización
estar colectivo. Con el fin de asegurar del poder, presencia de una jerar-
y potenciar los recursos de la comuni- quía política, construcción de obras
dad, promovía la constrncción de los públicas monumentales, reclutamien-
edificios públicos destinados a las fun- to militar. Sin embargo, a esta lista
ciones administrativas y sagradas, así habría que añadir otros factores que
como las obras de canalización y los todavía no han sido mencionados.
baluartes para la defensa de la ciudad. El aparato burocrático. La ciudad
Como juez supremo, el rey adminis- desarrolló también un aparato buro-
traba justicia y la hacía respetar; como crático, indispensable para dirigir y
guerrero, ejercía también la máxima controlar el complejo sistema econó-
autoridad en la función militar frente mico. Por ejemplo, antes de construir
a cualquier agresión externa, recu- un nuevo canal era necesario calcu-
rriendo al uso de la fuerza. lar el coste de la obra, evaluando su
Todas estas funciones aparecen per- utilidad y conveniencia. Además, en
fectamente reflejadas en la epigrafía y la el palacio y el templo existían regis-
numerosa documentación oficial, en las tros de las mercancías almacenadas,
que se ensalza tanto el coraje demos- así como de los pagos y costes. Para
trado por el soberano en el campo de realizar estas tareas administrativas
batalla, como su adhesión incondicio- apareció una clase de funcionarios
nal a la voluntad divina o su preocu- especializados que vivían a la sombra
pación por las víctimas de la injusticia. del palacio o del templo.
Un nuevo sistema de medidas.
1.4. BUROCRACJA Y ESCRITURA
La construcción de templos y palacios
reales estimuló toda una serie de inno-
Si quisiéramos incidir en las carac- vaciones tecnológicas ya que obligó a
terísticas fimdamental es de la «revolu- buscar soluciones nuevas a problemas
ción urbana» hasta ahora analizadas, nuevos . Por ejemplo, se elaboraron
podríamos perfectamente reducirlas nuevos sistemas para medir el peso y
a las siguientes: ampliación de los la longitud. En un principio, se medía
asentamientos, mejor explotación de tomando como referencia el cuerpo
los recursos naturales, acumulación humano, es decir, la longitud de un
de excedentes, presencia de artesanos dedo, un palmo, un brazo .. ., pero este

1 DE LA CIUDAD A LOS IMPERTOS 1 47


Tema 1

sistema no podía usarse a gran escala. reyes como sacerdotes se percataron


Por ello, se adoptaron nuevas medi- enseguida del valor intrínsecamente
das uniformes que se llevaron a un propagandístico de la escritura: de
trozo de madera o una barra de metal hecho, junto al arte figurativo, se con-
para poder tener así una referencia virtió en el mejor instrumento para
precisa e igual para todos. Existía transmitir el recuerdo de empresas
también el mismo problema cuando gloriosas, de batallas y victorias, para
había que pagar a un operario, cobrar provocar temor en los pueblos venci-
un alquiler o establecer equivalencias dos y consolidar el poder. Si la tran-
de valor entre productos de diferente sición de la aldea a la ciudad había
naturaleza, especialmente en el ámbi- representado un momento significa-
to comercial. En todos estos casos tivo en la evolución de la historia, la
fue necesario encontrar puntos de invención de la escritura constituyó
referencia comunes, es decü~ produc- un hito fundamental. Gracias a ella la
tos-base cuya importancia fuese reco- ciudad dispuso de un instrumento que
nocida por todos. En Mesopotamia, aceleró extraordinariamente su desa-
como en otras regiones, dicho pro- rrollo y que facilitaría posteriormente
ducto fue probablemente la cebada, la aparición del Estado.
cuyo valor se tomaba como referencia
para establecer el precio de todas las 1.5. LA EVOLUCIÓN DE LOS SISTEMAS
demás mercancías; posteriormente, DE ESCRITURA
asumieron la misma hmción la plata
y el cobre. El pictograma. Las primeras for-
La importancia de la escritura. mas de escritura tenían una capacidad
La innovación más importante origi- comunicativa ciertamente reducida; de
nada en el ámbito de la ciudad fue, sin hecho, se limitaban a transmitir infor-
lugar a dudas, la escritura. Las formas maciones muy simples relacionadas
más simples de escritura nacieron de con las actividades económicas. Por
la necesidad de registrar datos econó- ejemplo, servían para registrar las exis-
micos y realizar inventarios de bienes. tencias en los almacenes o la cantidad
Después, adquirieron mayor comple- de animales entregados a un individuo
jidad al tener que expresar conceptos o guardados en un recinto. La solución
abstractos. Se escribieron entonces ideada consistía en el dibujo de un
himnos a los dioses, se crearon léxicos objeto o del perfil de un animal. Dichos
y se publicaron textos legales. Tanto dibujos reciben el nombre de «picto-

48 1 MANUA L DE IN IC[AC IÓN A LA H ISTORJA ANTIGUA


La l'L'vol ució n urb:11 1a 1

gramas» (del latín pingere, «dibujar»). la figura esquematizada de un arado


Por ello, cada pictograma tenía un podía refetirse tanto a un utensilio
(mico significado, el del objeto repre- agrícola como, en general, al cultivo
sentado. Posteriormente, se simplificó de los campos; la silueta circular del
este método trazando las figuras de sol significaba tambien «luz» y «día».
lórma cada vez más esquemática, pro- El dibujo terminó por traer a la mente
ceso al que obligaba el primer material una idea: en este caso dejaría de ser
escriturario utilizado de forma siste- un pictograma para convertirse en un
mática: la arcilla, muy abundante espe- ideograma, es decü~ una imagen que
cialmente en la región mesopotámica. indicaba un concepto abstracto.
Con la pasta de arcilla se modelaban Los determinantes. La adopción
pequeñas tablillas sobre las que, sin de un sistema para clasificar los voca-
embargo, no era fácil trazar formas blos referentes a categorías precisas
curvas; por ello se adquirió la costum- supuso un significativo avance. Así
bre de practicar incisiones en forma de se pudo, por ejemplo, distinguir un
cuña con un puntero, de ahí el nombre sustantivo de un verbo: para indicar
de «cuneiforme» asignado por los estu- el verbo «arar» se hacía preceder al
diosos a este tipo de esc1itura. pictograma del arado del símbolo que
Del pictograma al ideograma. El representaba a una persona (persona
sistema basado en los pictogramas + arado = arar). Del mismo modo se
presentaba serias limitaciones: en pri- podían señalar otras acciones: persona
mer lugar, requería un elevado número + agua = beber; persona + alimento
de signos (ca. 3500, los sumerios, por = comer; etc. Estos signos gráficos
ejemplo, utilizaban al menos dos mil particulares se conocen como «deter-
signos diferentes); en segundo lugar, minantes » precisamente porque deter-
no era apto para transmitir infor- minaban el significado concreto del
maciones complejas que contuviesen pictograma. El uso de los determinan-
conceptos abstractos sino solamente tes permitió además indicar la relación
relaciones de bienes y productos deter- temporal de anterioridad, contempo-
minados. Para superar este último raneidad y posterioridad entre dos
inconveniente se produjo una impor- acciones a través de la relación de sím-
tante innovación. Algunos pictogramas bolos que permitían distinguir el tiem-
adquirieron más de un significado: al po verbal (pasado, presente, futuro).
del objeto primeramente representado Los pictogramas con valor foné-
se le unieron otros afines. Por ejemplo, tico. La aparición de los determinan-

1 DE LA CI UDAD A LOS IMPERIOS 1 49


Tema l

tes contribuyó a mejorar ostensible- rando un complejo sistema mixto, en


mente las técnicas convencionales de parte pictográfico, ideográfico y foné-
comunicación escrita, restringiendo tico. De ahí las dificultades que los
parcialmente los márgenes de ambi- estudiosos encontraron para descifrar
güedad del lenguaje. Sin embargo, los diferentes tipos antiguos de escri-
todavía persistía el problema memo- tura, ya que no siempre resulta fácil
rístico originado por el excesivo intuir qué significado o función debe
número de signos existentes. De ahí atribuirse a un signo determinado.
que se introdujese en la escritura una El alfabeto fonético. A finales del
ulterior innovación: los pictogramas segundo milenio a.e.e. se veiifica una
asumieron en parte también un valor im1ovación decisiva al intuir que el
fonético. Por ejemplo, para escribir número de los símbolos gráficos se
el nombre del faraón Narmer, los reducirían considerablemente si se
egipcios utilizaban dos pictogramas referían exclusivamente a los sonidos
con los que indicaban las palabras lingüísticamente articulados y no a los
«pez» (cuya pronunciación era nar) y objetos. La transformación del sistema
«cincel» (mer). Así pues, recurrieron pictográfico en sistema fonético fue
a un método similar al de nuestros gradual y requirió mucho tiempo. La
acertijos: se dibujaba una imagen para primera etapa, alcanzada hacia el 1500
sugerir un sonido y no un significado. a.e.e. por algunas poblaciones asenta-
En resumen, los sistemas de escri- das en el Sinaí, consistió en el recurso
tura sufrieron la siguiente evolución: a la acrofonía (del griego álcron, «extre-
inicialmente, el pictograma indicaba midad»): por ejemplo, el pictograma de
solamente aquello que representaba; la palabra «casa» (cuya pronunciación
luego se le atribuyó también un signifi- era bait) fue empleado para indicar el
cado abstracto (se dibujaba el símbolo sonido inicial, es decir la letra b.
circular del sol para señalar el con- Es muy probable que los fenicios
cepto de luminosidad); en un tercer fuesen los primeros en tomar la deci-
momento, el pictograma asumió un sión de recurrir a un método exclusiva-
valor fonético de carácter silábico (por mente fonético. Sus símbolos gráficos,
ejemplo, los sumerios usaron el sím- utilizados aproximadamente a partir
bolo gráfico de la palabra «flecha», que del siglo XII a.e.e., indicaban única-
se pronunciaba ti, para indicar «vida» , mente las consonantes. Después los
que se pronunciaba del mismo modo). griegos retomarían, y en parte modi-
En etapas posteriores se fue elabo- ficarían, aquellos signos, utilizándo-

50 1 MANUAL DE IN ICIAC IÓN A LA HI STORI A ANTIGUA


La revolu ción urba na 1

los para señalar también los sonidos ciones locales para idear sus propios
vocálicos. Cuando, a partir del siglo sistemas de escritura. Tomados en
v1u a.e.e., llegaron a las costas de la herencia, con algunas variantes, por
1talia meridional, difundieron su alfa- el latín, han constituido la matriz del
beto, en el que se inspiraron las pobla- alfabeto usado en Occidente.

Síntesis
El punto de partida de la llamada revolución urbana puede situarse en el
momento en que se produjo un nuevo y decisivo equilibrio entre la población y los
recursos naturales a finales del Neolítico, cuando, gracias a las ingentes obras de
canalización emprendidas en el curso de los grandes ríos, algunos grupos sedenta-
rios consiguieron garantizar un constante abastecimiento hídrico que permitiera el
desarrollo de una agricultura de regadío encaminada al incremento de la producti-
vidad de los cultivos. En condiciones normales, estas comunidades agrícolas eran
capaces de obtener cosechas superiores a sus inmediatas necesidades. Los exceden-
tes podían no sólo almacenarse como reserva para afrontar eventuales períodos de
carestía, sino que tambi én servirían para mantener a los «artesanos especialistas»
que no se dedicaban directamente a la producción de alimentos pero que propor-
cionaban los utensilios necesarios que servían a la comunidad para obtenerlos de
forma mucho más eficiente. Surgió así una nueva organización del trabajo basada
en la especiali zación.
Otro aspecto que caracterizaba a la ciudad era su organización jerárquica: el
poder político, estTechamente ligado a la esfera religiosa, fue asumido bien por un
soberano que era habitualmente considerado como el representante de la divinidad
en la tierra, bien directamente por la casta sacerdotal. De ahí que tanto el palacio
como el templo se convirtieran en el centro y símbolo del poder.
Por otro lado, la construcción a gran escala de obras públicas, la acumulación
de excedentes en grandes almacenes y la distribución de las raciones a los operarios
requirieron la implantación de una administración centralizada que dio lugar a la
aparición de la burocracia. No fue, por ello, casual que surgieran en el ámbito de
la ciudad las primeras fomias de escritura, inicialmente utilizadas para llevar los
registros y la contabilidad ele los bienes producidos por la comunidad. A su vez, la
necesidad de defender las riquezas almacenadas dentro ele las murallas impulsó la
formación de un ejército ciudadano.
En conclusión, mientras que la aldea se caracterizaba por la autosuficiencia
económica y la uniformidad social, la ciudad puede considerarse como una estruc-
tura políticamente jerarquizada, en cuyo interior se observa ya una clara diferen-
ciación socioeconómica.

I DE LA CIUDAD A LOS IMPERIOS 1 51


Tema 1

Verificación
1. ¿Por qué la agricultura y la cría de ganado indujeron al hombre a abandonar
gradualmente el nomadismo?
2. ¿En qué consistía la organización interna de la aldea?
3. ¿Qué importancia tuvo el factor de las condiciones geográficas y de la utiliza-
ción de los recursos naturales en el desarrollo de las primeras civilizaciones
fluviales?
4. Clarificación de los fenómenos de «estratificación social» y de «estructura jerár-
quica» .
5. Diferenciación entre el palacio y el templo como centros y símbolos del poder.

52 MANUA L DE INICIACIÓN A LA HISTOR IA ANTIGUA


TEMA 2

2.1. FORMACJÚN Y EVOLUCIÓN dividida en dos reinos: el llamado Bajo


POLÍTICA DEL IMPERIO EG IPCIO Egipto, en el norte, que comprendía la
zona del delta, y el Alto Egipto, en el
Lentas transformaciones. Para los sur, cuyos dominios se circunscribían
historiadores existen fund amentalmen- al valle del río. La unificación de estos
te dos rasgos distintivos del antiguo reinos parece haberse producido en
Egipto: por un lado, la incomparable torno al 3000. Según la antigua tradi-
duración del desarrollo histórico de su ción, asumida en sus líneas generales
civilización que, partiendo de aproxi- por los estudiosos modernos, en el
madamente el 3000 a.e.e. y atravesando trono egipcio se sucedieron treinta y
momentos de esplendor y decadencia, una dinastías de faraones; las dos pri-
logra sobrevivir hasta el año 332 a.e.e., meras incluyen a los soberanos de la
momento a partir del que, debido a monarq uía tinita (nombre procedente
la conquista de Alejandro Magno, se de la capital Tinis) , que gobernaron
incorpora a la órbita cultural griega; durante tres siglos (ca. 3000-2700). A
y por otro lado, la extraordinaria uni- continuación, la historia del Imperio
formidad de sus estructuras políticas, egipcio aparece dividida en las siguien-
creencias religiosas y concepciones tes épocas: Reino Antiguo, Primer
artísticas, las cuales apenas sufrieron Período Interm edio, Reino Medio,
modificaciones sustanciales a lo largo Segundo Período Intermedio, Reino
de los siglos. De ahí que la historia egip- Nuevo, Tercer Periodo Intermedio y
cia siguiese un ri tmo de evolución par- Época Tardía.
ticularmente lento, basado más en la Reino Antiguo (ca. 2700-2200 a.e.e.).
conservación que en la transformación. Según la tradición recogida por el sacer-
Hacia finales del IV milenio a.e.e. la dote e historiador egipcio Manetón
estrecha y larga franja de tierra fértil (entre finales del siglo JV y principios del
por la que discurría el Nilo aparece siglo m a.e.e.), Menes fue el primer rey

1 DE LA CIUDAD A LOS IMPER IOS 1 53


Tema 2

del Egipto unificado (ca. 3150-3125).


En la paleta de pizaira de Nanner,
probable sucesor de El Escorpión,
aparece en el templo de Nekbet en
Hieracómpolis como el rey que uni-
ficó el Alto y el Bajo Egipto. En todo
caso, sabemos con certeza que hacia el
año 2700, en tiempos del rey Djeser,
el Estado egipcio se extendía desde la
costa mediterránea hasta la primera
Manetón catarata (las cataratas del Nilo han
Sacerdote e historiador egipcio, que vivió sido enumeradas en dirección sur par-
entre finales del siglo IV y la primera mitad tiendo de su desembocadura). En esta
del siglo m a.e.e., oriundo de Sebennytos
época podernos constatar ya los prin-
(cerca de la actual Samanüd). Todas sus
cipales rasgos definitorios de la civili-
obras, compuestas en griego, y hoy perdi-
das, gozaron de una buena reputación en zación egipcia. Desde un p1incipio, el
la Antigüedad. La más importante, incluso rey fue visto como la encamación del
por haber sido la primera en su género atri- dios Horus e hijo de Ra encargado de
buida a un egipcio, fue la escrita sobre los velar por la conservación de maat, «el
faraones y los acontecimientos históricos orden cósmico» que regía el mundo;
de su pueblo. Manetón ordenó la sucesión
para que pudiese llevar a cabo esta
de reyes reagrupándolos en dinastías con-
forme a un esquema seguido todavía hoy suprema tarea, contaba además con la
por los historiadores modernos. Basada en protección de dos diosas: Nekbet, que
los documentos conservados en los archi- tornaba la figura de un buitre, en el Alto
vos de los templos, a los que Manetón Egipto, y Buto, representada como una
había tenido acceso por su condición sacer- serpiente, en el Bajo Egipto. Por ello, el
dotal, la obra se dividía en tres partes: la
rey portaba siempre una doble corona
primera abarcaba las dinastías I-XI, la
(la blanca, hedyet, correspondiente al
segunda las que iban de la XII a la XIX
y la tercera comprendía desde la XX a la Alto Egipto y la roja, desheret, al Bajo
XXX. Extraviada en una época imprecisa, Egipto). Sin embargo, sólo había una
de esta obra se conservan, no sin algunas capital: Tinis dmante las dos primeras
alteraciones e interpolaciones, solamente dinastías y después Menfis («balanza de
tres pasajes citados por el historiador judío las Dos Tierras»), situada en el punto
Flavio Josefa (siglo I e.e.) en su libro Contra
fronterizo que separaba el valle de las
Apionem, compuesto en los años 97-98 e.e.
tie1Tas co1Tespondientes al delta.

54 1 MANUAL DEI ICIACIÓN A LA HI STOR IA ANTIGUA


F.I ant iguo E¡!ipto 1

El factor primordial que determinó La quinta dinastía (ca. 2500-2345)


la «uniformidad ideológica» del Reino activó la política exterior egipcia con
Antiguo encontraba su origen en la sucesivas expediciones de carácter
rígida visión cosmológica del mundo económico y militar a Siria y Nubia.
que imbuía Lodas sus instituciones. Los Incluso se llegó por mar a lugares
egipcios se consideraban inmersos en tan lejanos como Punt, en Eritrea, de
un orden global cosmológico inmuta- modo que el Estado egipcio pudiera
ble, generado de una vez para siempre abastecerse de importantes materias
en el acto primigenio de la creación. El primas de las que carecía. Sin embar-
mundo era bueno porque era divino en go, al término de esta poderosa dinas-
su origen y en su gobierno a cargo de tía surgió una peligrosa tendencia a
un rey-dios. Quienes, según esta con- la descentralización que reforzó el
cepción cosmológica del poder político, poder autónomo de los gobernado-
servían al faraón, lo acompañarían en res provinciales (nomarcas) y de la
su vida eterna. nobleza. Di cha tendencia, recurrente
Perteneciente a la tercera dinastía, en la larga historia egipcia, se acentuó
Djeser gozó de una gran repulación durante tocia la sexta dinastía (2345-
como rey sabio y buen go bernan- 2181 ), en particular du rante los pro-
te. Su célebre arquitecto y conseje- longados reinados ele Pepi I y Pepi
ro, Imhotep, construyó para él en 11. El poder fue pasando gradualmen-
Sakkarah la primera pirámide de pie- te ele las manos del rey a las de sus
dra con forma de terrazas sucesi- nomarcas, quienes fueron capaces de
vas, que llegaría a convertirse en la asegurar cada vez más firmemente
característica más sobresaliente de no sólo su independencia respecto a
la arquitectura egipcia . No obstante, la autoridad del legítimo faraón, sino
el momento álgido del Reino Antiguo Lambién la transmisión hered itaria de
corresponde a la cuarta dinastía, sus funciones .
artífice de las grandes pirámides de Primer Período Intermedio (2200-
Khufu (Keops), Khafi'e (Kefrén) y 2040 a.e.e.). A final es del debi litado
Menkaure (Micerino). De hecho, nos reinado de Pepi II surgió en el Alto
hallamos ante el momento ele mayor Egipto una poderosa nobleza provin-
centralización del poder político en cial que promovió la fragmentación
manos de la imponente figura ele un de las propiedades fundiarias de la
faraón del que se destaca sobre todo realeza con el fin de repartírselas, al
su carácter divino. tiempo que concedía cada vez más

1 DE LA CIUDAD A LOS IMPERJOS 1 55


Tema 2

privilegios a los templos y a la casta político. Tras un largo período de con-


sacerdotal. Se inaugura así una época füctos entre los reyes heracleopolitanos
turbulenta dominada por el desorden y tebanos, de los que resultaron vence-
dores estos últimos, logró imponerse
en todo el Egipto una nueva dinastía,
la undécima, cuyo régimen, sin embar-
Mar Mcdilcrrúneo go, no tardaría en ser impugnado_ De
Saís
(siglos VII-VI a.e.e.) hecho, no se restablecería de nuevo el
pleno dominio sobre el Alto y el Bajo
Egipto hasta el advenüniento de la XII
dinastía con Amenemhet I, un tebano
descendiente de altos funcionarios de
Máx im~ expansión
del Reino N uevo
(siglos XV I-XI a.e.e.)
los reyes anteriores.
Aunque puede considerarse al
Primer Período Intermedio como una
época de crisis y desencanto social,
Tinís fue también, desde una perspectiva
(3000 a.e.e.)
VALLE DE
ideológica, una etapa durante la cual
LOS REY ES los valores culturales y la visión egipcia
del universo se sometieron a revisión_
Podríamos afirmar que, no por casuali-
_____Limite del
dad, en estos momentos se descubrió la
Mar Rojo
Re ino Anti guo subjetividad; el pueblo albergó la idea
Abu Simbel de que poseía derechos, surgiendo así
-( ____ 2' catarata ___ _ Limite del una cierta demanda de justicia social y
Re ino Medio una esperanza de inmortalidad indivi-
dual incluso para quienes no pertene-
{! 3" catarata cían a la nobleza. De hecho, los súbdi-
tos dejaron de ser considerados como
5" catarata
meros e insignificantes componentes
,
del orden cósmico, para convertirse en
Limite del .'
Reino Nuevo sujetos éticos a las órdenes de un dios
Zonn irrig,.1 cl,1

e Capi1a lcs
cuasitrascendente que otorgaría la sal-
Pirümides vación eterna a los justos y aniquilaría
a los malvados. Además de suponer

56 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HLSTOR IA ANTLGUA


El an li guo Egipto 1

una fase crítica en el plano sociopolí-


lico, el Primer Período lnlermedio fue
también una etapa sumamente crea- •· ~-'r-' -~-:-;.~
'-~-

tiva en el ámbito cultural y espiritual.


-,.,;_._,,.,.,
-·.:/
"< 11

'--;:::- 7j ~ :: ~ ---.... ' ~---:-


, • -.

Reino Medio (2040-1750 a.e.e.). Con ~· } t ,--· ! · l~~ ~ ·r~ ·~l t·


Amenemhet I, los nomarcas gozaron de
. ~- ~ ;.. }a:_ _-::.- ,----,_, --:'-.•:/ ] , ~ ;._ -::_
gran independencia hasta el momen-
to en que llegó al poder Sesostris I
, ; ~~ f ~0 ·:'>
- - . ::.: 7
·. ....
(Senwosret), quien centralizó de nuevo . . --··
el gobierno. Los reyes tebanos traslada-
ron su capital a EI-Lisht, más allá del
Fayum, lugar en que coníluyen el Alto y
el Bajo Egipto.
La XII dinastía Uevó a cabo una
clara política de expansión. Mantuvo
imporlantes relaciones comerciales
con el pueblo fenicio de Biblos (que
en ese momento se hallaba bajo la
influencia egipcia), dominó Palestina 1--:stcl;i l"t1IIL'l':ll'i:1 dv [)_jcr:il1opi . RL'Í II() i\llcd in
(20-Hl- l 7'i0 .I.L'.l°.). A/11 sl'/J /\n ·l1enlupJcu di
y realizó diversas incursiones en Libia 1 FirC'll ~e. Fo to: R. C. S.
y en Nubia, que finalmente fu e anexio-
nada durante el gobierno de Sesostris de reyes electos que tuvieron mandatos
111 (1875-1855). Durante esla elapa se breves y que delegaron el verdadero
desarrolló un activo comercio maríti- ejercicio del poder en visires que here-
mo con Crela y a lo largo de todo el daban el cargo. A partir de ca. J730 los
Mar Rojo, y florecieron el arle y la lite- hicsos o reyes pastores, de procedencia
ratura. Los sucesores de Arnenemhet asiálica y en su mayoría semilas, f·ue-
proporcionaron al país casi dos siglos ron dominando gradualmente el terri-
de prosperidad, que se quebró con la torio. Contaban para ello con técnicas
llegada de la XllI dinastía, que, pese bélicas superiores: poseían carros de
a ser también tebana, trajo consigo guerra tirados por caballos, arcos com-
múltiples divisiones. puestos, nuevas armas de bronce y for-
Segundo Período Intermedio tificaciones antes desconocidas.
(1750-1540 a.e.e.). Durante la XIV En 1650 a.e.e., Salitis fundó la
dinastía el gobierno estuvo en manos primera dinastía de los hicsos, la XV

1 DE LA CLUDAD A LOS IMP ERI OS 1 57


Te ma 2

en la lista de Manetón. Hasta el año total de los hicsos tras la batalla de


1650, el pueblo hicso coexistió con lo Sharuhen (en Palestina), que fue el
que quedaba de la XIV dinastía (1750- último bastión hicso en caer. Amosis
1650). Los primeros reyes hicsos, reinó durante 25 años y fue sucedido
Salitis, Chechi y Charek, gobernaron por su hijo Amenofis I (Amenhotep I,
desde Menfis durante veinte años. Su 1525-1504). Este importante rey sofocó
reino llegó a expandirse por el delta y las rebeliones de los nubios y también
el valle hasta Gebelein, incluyendo la logró derrotar a los libios, que habían
ruta de las caravanas. Estos monarcas invadido el delta por la parte occiden-
establecieron alianzas con los nubios. tal, con lo que dejó protegida la fronte-
El rey hicso Apopi I (ca. 1550) delegó ra contra nuevos ataques. Su reinado
parte de su poder en una línea más señala el comienzo de la verdadera for-
joven de hicsos, que eran sus vasallos, mación del Reino Nuevo egipcio. Pero,
y que erróneamente Manetón designó al no tener descendencia, su hermana
como XVI dinastía. Amose pasó a ocupar el primer puesto
Con los hicsos surgió una dinastía de la línea suceso1ia. De acuerdo con
tebana independiente cuyo primer rey la costumbre egipcia, las mujeres no
fue Rahotep, que procedía de un lina- podían asumir el rango supremo de
je local de la XIII dinastía. A partir de faraón, por lo que fue designado como
ca. 1650, el papiro de Turín, que enu- tal su esposo Tutmosis I (l 504-1492).
mera a sus primeros quince reyes, la Este faraón fue un gran gue1Tero que
denomina XVII dinastía. logró sofocar una nueva rebelión nubia
Durante setenta y cinco años reyes con una decisiva victoria que quedó
tebanos dominaron el Alto Egipto. plasmada para la posteridad en una
Las relaciones con los hicsos fueron inscripción de granito colocada en la
buenas y pacíficas hasta el reinado de margen oriental del Nilo, frente a la
Antef VII, pero con su sucesor, Taa I isla de Tambos en la tercera catarata,
el Viejo, comenzó la guerra, que con- isla en la que, a su vez, se erigió una
tinuó con Taa II el Valeroso. Su hijo fortaleza. Tutmosis realizó además una
Kamosis (1550-1550) extendió el con- campaña en Siria, penetrando hasta
flicto y luchó contra hicsos y nubios. Narin, en los tramos altos del Éufrates,
Reino Nuevo (1550-1070 a.e.e.). donde nuevamente alcanzó un gran
Amosis, hermano y sucesor de triunfo que se registró en inscripciones
Kamosis, fundó la XVIII dinastía ca oficiales. El Imperio egipcio fue enton-
1550. Con él se produjo la expulsión ces más extenso que nunca.

58 1 MANUA L DE JN ICfACI ÓN A LA f-lLSTORIA ANTIGUA


El .1nliguo Egipt o 1

Tutmosis I tuvo cuatro hijos con


la principal esposa real, dos varones
_y dos mujeres, pero sólo sobrevi-
vió su hija Hatshepsut. Su heredero
varón, Tutmosis 11 (1492-1479), fue
un hijo nacido de un matrimonio
anterior con una princesa. Para ase-
gurar la legitimidad de su sucesión,
se casó con su hermanastra y legí-
tima heredera: Hatshepsut (1473-
1458). De este matrimonio tampoco
nacieron hijos varones, por lo que
nuevamente el faraón nombró suce-
sor a su hijo Tutmosis IfI, nacido de
la relación con una de sus concubi-
nas. Con el propósito de afianzar a su
sucesm~ el faraón Tutrnosis II dispu-
so la boda de su hijo con su hija real,
Neferurc, legítima heredera al trono TL·II L'l -/\111arna. Di sco so l~11 · co n Nl'k rl ili.
h1c11il': R. l l:11nilt o 11 , A11li,!.',t/11 ¡:_!!, i¡1iu.
nacida de la unión con su esposa real / :'/ i111¡ )('riu de lus fi1rrf()I/CS ( lr;1d . ¡:_ Bo1 \ T
Hatshepsut (eran, por tanto, herma- ,., (1/ii). 13;1I h, 2006, p 1 17
nastros).
Tras la muerte de Tutmosi s II gobernante y finalmente deshacerse
(1479), Tutmosis 111 fue coronado, de Hatsb epsut. Esta mujer fuerte
mientras que Hatshepsut se hizo y decidida gobernó bien y llevó a
cargo de la regencia. Sin embar- cabo una magnífica política edilicia.
go, llegada la mayoría de edad del A ella le debernos el famoso obelis-
faraón, la regente se mantuvo en el co de Karnak, situado en el punto
poder con la inestimable ayuda de donde tuvo lugar la gran victoria de
su consejero, arquitecto y probable- su padre, Tutrnosis J.
mente amante Senmut, y gobernó Tutrnosis III reinó durante cincuenta
Egipto hasta 1458 a.e.e., momento y cuatro afios, entre 1479 y 1425, inclu-
en que el legítimo faraón Tutmosis yendo el pedodo de regencia y gobierno
III, que por entonces tenía ya trein- de Hatshepsut (de 1479 a 1458). Fue un
ta años, logró derrocar al grupo monarca de enorme talento político y

1 DE LA CI UDAD A LOS IMPERIOS 1 59


Tema 2

militar que logró resolver satisfactoria- enfermo en la última etapa de su reina-


mente el grave conflicto entre Egipto y do) durante doce años y, ya en su época
Mitanni que se prolongó durante ocho de coffegente, inició la construcción
años. Finalmente, Tutmosis III impuso de El-Amarna, futura capital del reino.
la hegemonía egipcia desde el sur de Se casó con la hermosa Nefertiti (ca .
Siria y Palestina hasta Nubia. Realizó 1380-1340), de quien desconocemos
además un ambicioso programa si era una de las princesas extranjeras
constructivo del que nos han llegado, (tal vez de Mitanni) que vivían en la
entre otros, el Templo de Amón-Ra en corte egipcia o si era la hermanastra
Karnak y diversas fortificaciones. Trató del faraón, para legitimar su dere-
de borrar la memoria de Hatshepsut y, cho al trono. Educado bajo la influen-
dos afios antes de su muerte (acaecida cia de los sacerdotes de Heliópolis,
en 1425 a.e.e.), nombró heredero a defensores de la fe en el dios-sol Atón
su hijo Amenofis 11 (Amenhotep II), (Ra-Horakhty) y enfrentados a la pre-
que fue un gran guen-ero. Este faraón ponderante casta sacerdotal dedicada
batallador fue sucedido por su hijo al culto del dios-sol Amón, Amenofis
Tutmosis IV, quien mandó recuperar IV favoreció de forma extraordina-
la Gran Esfinge cubierta por las arenas. ria la nueva doctrina creada en torno
De su unión con la esposa real nació su al deslumbrante disco visible del sol
sucesor, Amenofis 111 (Amenhotep III), (Atón) en detrimento del antiguo dios-
que logró reinar en paz y prosperidad sol Amón representado como cabeza
durante treinta y seis años (de 1390 a de halcón (el Horus del Ho1izonte). Ya
1352). No obstante, la única excepción en el primer año de su reinado pueden
en este período de tranquilidad se pro- descubrirse claros indicios del comien-
dujo en el quinto año de su mandato, zo de una nueva era al establecer un
cuando tuvo que someter a las tribus templo en Karnak dedicado no sólo al
nubias. De su incontestable victoria se dios Amón sino también al dios Atón.
derivó un gran excedente de cautivos Hacia el quinto año de su reinado,
de gueffa que empleó como esclavos Amenofis IV decidió cambiar su nom-
en su febril labor de construcción de bre egipcio Amenhotep ('Amón está
templos. De su unión con la plebeya satisfecho') por el de Akenatón ('gloria
Tiy, a quien elevó a rango de espo- de Atón'), al mismo tiempo que comen-
sa real, nacería su suces01~ Amenofis zó a edificar una nueva ciudad llamada
IV (Amenhotep IV) (1352-1336). Este Aketatón ('ho1izonte de Atón') en el
faraón gobernó junto a su padre (muy lugar hoy denominado Tell el-Amar-

60 1 MANUAL DE lN ICTACJÓN A LA HISTOR IA ANTIGUA


1::1a11[ io·uo E::--0 i¡1lo
~
1

11;1, en el Egipto Medio. La innova-


' i1.>n más importante en el reinado de
,·s ic faraón fue , sin duda, la decidida
¡irnmoción del culto al dios del disco
"1 ilar (representado como un disco con

1> rams alargados hacia abajo simboli-


1;llldo el poder y la vida), excluyendo
;d resto de los dioses egipcios e incluso
prohibiendo el culto al dios nacional
/\ 111ón, razón por la que pronto se
;11 rajo la oposición de sus sacerdotes
, ·11 Tebas, quienes además solivianta-

n >11 al pueblo en contra de las nuevas


n _·:· r'. ~-
.--. - ... 7r-----..:'

e - - - ~,::,
· --

Rclic'V L' dl' l:1l'L' Í11a Tiv (11ccrúpolis dl' Tl'bas).


U87- l-148 ;1.c.\'. M 11sfrs Rov;111x dL·s Bc,111:---
ideas religiosas. Pero su reinado sufrió Arls (i\11 11sl'o tkl Ci11rnL' l1i L'll;1 ri o dl' Bn1scl:1s)_
l;1mbién en el exterior una creciente F11c111L': li . G11lwl (di1·.). 1\/osln¡iil'n·s 11/1/w
Ci1u¡1111111moill' 1\·/11sn 1111 (Hn,.,sl'ls) . l.11dio11 ,
rL'sistencia -especialmente en Siria y /\111 \Vl'I'¡), 201 ."i, p. 29
Pa lestina- fomentada por los reyes de
l latli, Mitanni y Asiria. Tuvo que ser
1 loremheb, comandante de las tropas

vgipcias y futuro faraón, quien lograse


s,dvar al país de su perdición.
Pensando en su sucesión, Akenatón
11ombró corregente a Sm enkare,
s11puesto esposo de su hija favorita,
~eritatón (aunque también podría ser
pseudónimo masculino de Nefertiti),
pues no tu vo hijos varones. Sin
l' mbargo, al morir Smenkare antes
que él, tuvo que elegir a Tutankatón
(' imagen viviente de Atón'), quien pos-
teriormente se cambiaría el nombre
a Tutankamón (1336-1327) para dis-
ta nciarse del nefasto recuerdo de su Rclicw ck l lml'l11iil'h co11 prisi<>tlL' l'Os 1111hios.
Din;1sl ía XV III (l'ci11ad<> dL' T11 l;t1 1k.t11 H·,11 }.
antecesor. De hecho, a los pocos años
i\11 11sco Civirn 1\rclt,·olo)!irn di Holot!'. llit.
del inicio de su reinado, la ciudad l7olo: R. G. S.

l DELAC I UDADALOS IMPERTOS 1 61


Tema 2

de Tell el-Amarna fue abandonada


en favor de Menfis, la capital tradi-
cional, marcando así el final de la
supremacía de Atón y la recupera-
ción de Amón. Tutankamón era un
niño de nueve años cuando accedió al
trono bajo la supervisión del anciano
visir Ay (1327-1323), quien después
sería su corregente y sucesor. Cuando
Tutankamón murió, la reina viuda
solicitó en matrimonio al rey de los
hititas uno de sus hijos. Suppiluliuma
accedió a su petición, pero el príncipe
hitita fue asesinado en el camino. No
se sabe con certeza cuál fue el destino
de la reina: tal vez muriera asesinada
o se casara con Ay para legitimar la
sucesión. Una vez desaparecido éste, Ram sés 11 (Bri lish Museurn ).
Horemheb (1323-1295) se ciñó la F11enle: M. Vandenbeuscl1 (ed. ), Pllrll(Í II . f?e,•
de F:gip ln, Th e Bril ish M 11:-;eu 111/La Cai xa,
corona y marchó con sus tropas a Barcc lrnw, 20 18, p. 17
Tebas para que, gozando de la com-
pañía de Horus, su poder fuese con- las fronteras y fortalecer el dominio
firmado por Amón. De hecho, fue este de Egipto sobre el territorio que había
faraón quien eliminó definitivamente sido conquistado por Tutmosis 111 y
todos los vestigios que aún quedaban que Akenatón había perdido.
de la religión de Atón, restableciendo Ahora bien, Ramsés 11 (1279-1213)
el orden y fortaleciendo las fronteras fue el primero de los faraones que
de Egipto. Al no contar con descen- verdaderamente procuró fama univer-
dencia, eligió como sucesor a Ramsés sal a las dos dinastías ramésidas que
I Menpehtyre, un alto oficial del ejérci- retuvieron el poder en Egipto durante
to asentado en la frontera oriental del más de doscientos cincuenta años. En
Delta, quien, ya anciano, apenas duró el quinto año de su reinado formó un
un año en el trono. Le sucedió su hijo gran ejército y se dispuso a combatir
Seti (1294-1279), cuya política exte- a los hititas en el norte de Kadesh
rior estuvo encaminada a restablecer (ca. 1274). Fue atacado por sorpresa

62 1 MANUAL DE TNTCIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


El ant iguo E gipto 1

111 ientrasesperaba que parte de sus


hombres llegara al campamento. Su
rápido contraataque evitó un desas-
1re, aunque tuvo que retirarse. Los
anales egipcios presentan la batalla
de Kadesh como una gran victoria.
Tras años de lucha ininterrumpida,
se llegó a un acuerdo de paz en el que
se establecía que Egipto conservaría
Palestina y el sur de Siria, mientras Hatshepsut (1473-1458 a.e.e.)
los hititas mantendrían su poder en Hija de Tutmosis I, Hatshepsut, cuyo nom-
el norte de Siria. Además, una hija bre significa «la más noble», asumió las fun-
del rey hitita fue dada en matrimonio ciones propias del faraón tras la muerte de
a Ramsés II. El faraón murió hacia su consorte Tutmosis 11 (1492-1479), siendo
el año 1213 tras un largo reinado y nombrada regente del joven heredero de la
corona, Tutmosis III (1479-1425). Después
fue sucedido por uno de sus hijos,
conseguiría ser coronada como soberana.
Merenptah, que venció a los libios Se trata de un episodio insólito, pero no
logrando una victoria completa para único en la historia egipcia. Su reinado fue
Egiplo. A su muerte (en el 1203), enérgico y estuvo caracterizado por una
se inició una etapa confusa en la intensa actividad económica y artística. El
que diversos usurpadores ocuparon monumento más importante que se con-
serva de esta reina es su templo funerario
el trono hasta el momento en que
en Tebas. Sus delicados relieves cuentan
Sethnakhte (1186-1184 a.e.e.), de ori-
algunos de los acontecimientos más impor-
gen desconocido, inició la XX dinas- tantes de su período de gobierno, como la
tía. Su sucesor fu e su hijo Ramsés expedición naval al «país de los aromas»
111 (1184-1153), gran batallador que (una vasta región del actual Sudán) y la
infligió una derrota total a los libios erección de grandes obeliscos en el templo
sublevados en el Delta y más tarde se de Amón en Karnak. La reina aparece fre-
cuentemente representada con los elemen-
opuso con firmeza a los pueblos del
tos distintivos de la realeza, incluyendo la
mar que llegaban a través de Siria, barba real. Esto debió de provocar cierto
tras la caída del reino hitita. Los últi- conflicto entre su condición de mujer y el
mos años de este faraón no fueron desempeño de la realeza faraónica, hecho
fáciles: perdió parte de su riqueza, evidenciado en el intento póstumo de borrar
que pasó a manos de los sacerdotes, su nombre de los monumentos.
y tuvo que enfrentarse a una conjura

1 DE LA CIUDAD A LOS IMPERlOS 1 63


palaciega. Su segunda esposa, Tiy, Tanis, en el Bajo Egipto. Tras la muer-
conspiró en su contra para favorecer te del último faraón de la XXI dinastía
a su propio hijo. El faraón descubrió en el año 945, sin haber dejado here-
a tiempo sus maquinaciones y castigó dero, Sheshonk I (945-924), príncipe
severamente a los conjurados. Al pare- guerrero de Bubastis de ascendencia
ce1~ finalmente murió de muerte natu- libia, se apoderó de la corona e inau-
ral y fi1e sucedido por su hijo, Ramsés guró la XXII dinastía. Este monarca
IV (1153-1147). gobernó bien y logró recuperar la pre-
Desde Ramsés IV a Ramsés XI sencia egipcia en Palestina y Nubia,
(1099-1069) se inicia la decadencia pero sus sucesores no pudieron man-
de Egipto. Nubia siguió bajo el poder tener sus logros. Llegó entonces una
egipcio, pero los asirios se adueñaron etapa de enorme inestabilidad y divi-
de Siria y Palestina, y los hebreos sión interna, en la que se sucedieron
ocuparon las ciudades cananeas. La los reyezuelos de las dinastías XXIII y
autoridad del faraón se debilitó frente XXIV (818-715).
a la de los sacerdotes de Amón. La Época Tardía (715-332 a.e.e.).
fuerza quedaba en manos del ejército. Aprovechando la debilidad egipcia,
De hecho, Ramsés XI era ya un rey Nubia se había organizado como
sólo de título. reino independiente con capital en
Tercer Periodo Intermedio ( 1069- Napata. Avanzando hacia el norte,
715 a.e.e.). A su muerte subió al trono el poder nubio se extendió primero
Smendes (1069-1043), gobernador de a Tebas, hasta el momento en que
Tanis, quien probablemente se había el tebano Shabaka (716-702) llegó a
casado con la hija del faraón para legi- Menfis y se proclamó rey de Egipto.
timar la sucesión, iniciando así la XXI Posteriormente, el declive egipcio
dinastía. Esta etapa se caracteriza por se agudizó aún más tras la pérdida
la división del poder entre el faraón, de varias batallas frente a los asi-
que ejercía su autoridad en Tanis, y el rios, que impusieron a Egipto un rey
sumo sacerdote de Amón, que lo hacía vasallo, Necao I (672-664), primer
en Tebas y Karnak. Ya en claro declive, monarca de la XXVI dinastía o dinas-
Egipto fue incapaz de mantener su tía saíta.
dominio en Nubia. Los libios (des- La dinastía saíta (que llega hasta
cendientes de antiguos prisioneros de el 525) trajo un breve período de
guerra) se habían hecho fuertes en prosperidad y recuperación del poder
Bubastis (Tell Basta), entre Menfis y egipcio. Tras Necao I, el eficiente

64 1 MANUAL DE INIClAClÓN A LA HlSTOR lA ANT IGUA


El anl iguo E¡!iplo \

Una estela de victoria del rey Psamético 11 (594-588 a.e.e.)


(Estela de granito rojo hallada en Shellal , cerca de Assuán)
Año tercero, segundo mes de la estación shemu [verano], día 10, bajo la
Majestad de Horus: 'Menekhib' [nombre Her de Psamético II]; Rey del Alto y del
Bajo Egipto; las Dos Señoras [Nekhbet y Uto, titu lares de la realeza del Alto y
Bajo Egipto]: 'De poderoso brazo'; Horus de oro: 'El que favorece las Dos Tierras';
'Neferibre' [título de Psamético II]; Hijo de Re, de su cuerpo: 'Psamético', siempre
viviente; amado de Khnum [principal dios de Elefantina, representado con cabeza
de carnero], señor de la región de las cataratas, [amado] de Satis [diosa paredra
del dios Khnum], señora de Yebu [Elefantina], de Anukis [otra diosa paredra del
dios Khnum], gobernador de Nubia. Buen dios, de consejo efectivo; rey valiente, de
hazañas afortunadas, de fuerte brazo que castiga los Nueve Arcos [denominación
de los pueblos considerados tradicionalmente enemigos de Egipto].
Su Majestad estaba vagando por los pantanos en el lago Neferibre [región de
Assuán], rodeando sus tierras inundadas, atravesando sus dos islas, viendo los
sicómoros de la tierra de dios sobre su ori lla de limo, su corazón apasionado a l
ver la belleza, como un gran dios atravesando el agua prístina. Entonces a lguien
[probablemente un mensajero] vino a decir a Su Majestad:
«Las tropas que Vuestra Majestad envió a Nubia han penetrado en el país monta-
ñoso de Pnubs [tetTitorio de la tercera cararata]. Es una tierra carente de un campo
de batalla [sin llanu ras], un lugar donde no hay caballos. Los nubios de Lodos los
países montañosos se .levantaron contra él [contra Psamético II], sus corazones lle-
nos de rabia contra él. Su ataque [ele su ejército] tuvo lugar y hubo sufrimiento para
los rebeldes. Su Majestad ha hecho un trabajo de guerrero. Cuando la batalla estaba
trabada, los rebeldes volvieron sus espaldas. Las ílechas no se perdieron, atrevesán-
doles. La mano no se ablandó. Uno vadeaba en su sangre como en agua. Ni un par
se escapó de los 4.200 cautivos. ¡Una hazaña venturosa ha sido realizada!»
Entonces, el corazón de Su Majestad estaba feliz, más a ll á de cua lquier cosa. Su
Majestad realizó un gran sacrificio de bueyes y animale!:i de cuernos cortos a todos
los dioses del Alto y del Bajo Egipto, y una ofrenda a los dioses del palacio en la
capilla rea l del palacio. ¡Pueda dársele toda vida, estabi lidad, dominio, toda salud
y felicidad como a Re para siempre!

F. LARA PEINADO, El Egipto faraónico, Istmo, Madrid, 1991, n." 92, pp. 207-208.

Psamético I (664-610) reafirmó la los eficaces gobiernos de Psamético


independencia egipcia; Necao II (610- III y sus sucesores consigu ieron man-
595) recuperó la importante flota; y tener la situación. Por otra parte, la

1 DE LA CJUDAD A LOS I MPERfOS 1 65


Tema 2

caída de Asiria eliminó la amenaza


exterior más importante y se logró
formar un ejército con mercenarios
griegos. Sin embargo, el peligro llegó
entonces desde Babilonia y la inde-
pendencia egipcia volvió a pender
de un hilo. Los babilonios vencieron
a los asirios en la famosa batalla de
Karkemish (605), expulsándolos de
Egipto. A pesar de que los egipcios
se habían visto obligados a combatir
Nefertiti (c. 1380-1340 a.e.e.)
en el bando perdedor respetando las
El nombre de la esposa de Amenofis-
Amenhotep IV -después Akenatón- sig- alianzas con Asiria, los babilonios
nifica «la bella ha llegado». Su origen es no ocuparon Egipto. No obstante,
desconocido, pero si fue elegida «gran esposa el reino quedó convertido en una
real» tuvo que pertenecer necesariamente a potencia débil en manos de mercena-
una familia noble. Fue madre de seis hijas: rios. Tal vez por ello, fue finalmente
en los relieves aparecen con frecuencia
conquistado por los persas dirigidos
detrás del soberano y de la reina en proce-
sión, llevando ofrendas a la nueva divinidad, por Cambises en el año 525. La etapa
Atón, o tocando las castañuelas en las rodi- persa tuvo buenos momentos, como
llas de la pareja real en escenas de una gran el reinado de Darío I (522-486), pero
ternura. A veces se la representa tocada con siempre chocó con la tenaz oposición
una corona única y en la típica pose faraó- de los príncipes egipcios del Delta.
nica de masacrar a un extranjero, lo que ha Egipto recuperó su independen-
dado a entender que disfrutó de un poder
cia durante el reinado de Nectanebo
y una influencia enormes. Sin embargo, en
el duodécimo año de reinado de Akenatón, I (380-362), primer monarca de la
Nefertiti quedó inesperadamente relegada, XXX dinastía, que realizó denodados
siendo su lugar ocupado aparentemente por esfuerzos por recuperar el antiguo
otra de las reinas, Kiya, y pudo ser que tam- esplendor egipcio, intentando recom-
bién por una de sus propias hijas, Meritatón. poner y reordenar las instituciones
Es posible que hacia el año decimocuarto
culturales, políticas y religiosas del
hubiese ya muerto, aunque también podría
haber planeado asumir el papel de regente país. Pero todo fue inútil: los persas lo
para suceder a su marido en el trono bajo el reconquistaron en el 343 a.e.e., aun-
nombre de Smenkare. que ciertamente disfrutaron durante
poco tiempo de sus dominios, pues

66 1 MANUAL DE INlCIACTÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


El a11 t iguo Egipto 1

acabarían siendo derrotados por


Alejandro Magno en el año 332 a.e.e.

2.2. LA PIRÁMIDE DEL PODER


POLÍTICO

El faraón y el dogma de la rea-


leza. En el mundo moderno resulta
realmente dificil separar la imagen
de Egipto del término «faraón». El
La piedra de Rosetta
vocablo se tomó prestado de la Biblia,
En agosto de 1799, un oficial de la expedi-
donde aparecía como transcripción
ción de Napoleón en Egipto encontró en el
de la palabra egipcia per-aa (casa del poblado de el-Rashid (Rosetta), en la parte
rey, palacio real). Sólo a partir del occidental del Delta, una estela de granito
Reino Nuevo empezó a utilizarse para negro (26 x 100 x 76 cm y 762 kg) inscrita
designar al habitante de dicha casa, en una de sus caras con el decreto emitido
es decir, el faraón. Desde principios en Menfis el 27 de marzo del año 196 a.e.e.,
aniversario de la coronación de Ptolomeo
de la época histórica Egipto dependió
V Epifanes. Pero la importancia de este
totalmente de su rey, quien, según
hallazgo no radica en su contenido, sino en
el dogma de la filiación divina, era el hecho de estar escrito en tres sistemas
dios en la tierra y señor del país. Este lingüísticos distintos: el jeroglífico (arriba),
dogma se basaba en el mito de la el demótico (centro) y el griego (abajo).
victoria de Horus, hijo y heredero de Cedida a los ingleses desde 1802, la estela se
Osiris, sobre el usw-pador y fratricida conserva en el British Museum (Londres).
Algunos de los primeros egiptólogos que
Seth. Sobre el trono de Horus se iban
accedieron a este documento, como S. de
sucediendo los faraones, renovando Sacy, D. Ákerblad o Th. Young, reconocie-
así la victoria del bien sobre el mal, de ron en seguida su importancia para el des-
lo justo sobre lo injusto, de la sumi- ciframiento del sistema jeroglífico. Young
sión sobre la rebelión. llegó a entender el texto en demótico, pero
Los investigadores han discutido el hallazgo definitivo se debió al francés
Jean Franc;:ois Champollion (1790-1832),
largamente si el faraón era conside-
quien anunció en 1822 que había logrado
rado dios en la tierra o poseedor de
descifrar las claves para entender el sistema
la divina y sacra función por la que fonético y de ideogramas que se empleaba
ejercía un poder delegado de los dio- en los textos jeroglíficos.
ses que le convertía en garante de la

1 DE LA CI UDAD A LOS LMPERlOS 1 67


Tema 2

justicia y del equilibrio de la creación.


La mayoría se ha decantado por la
segunda opción.
Administración y burocracia.
Para administrar este enorme poder
el faraón contaba con la ayuda de un
amplio sistema de funcionarios, de los
cuales el principal era el visir. Hasta
la XVIII dinastía hubo un solo visir
El cuento de Sinuhé
para todo el territorio egipcio, pero
Esta famosa obra fue compuesta durante
con Tutmosis III la función se duplicó:
el reinado de Sesostris I (1965-1920 a.e.e.).
había un visir que se ocupaba del sur,
El texto, conocido íntegramente, aparece
con sede en Tebas, y otro en el norte conservado en seis papiros -cuatro de los
con sede en Heliópolis. Se ha conser- cuales son un poco posteriores a la fecha
vado parte de la ceremonia con las de redacción original- y en una veintena
palabras que pronunciaba el faraón de óstraka de la época del Reino Nuevo. La
al nombrar un nuevo visir, pero la publicación de los primeros manuscritos
apareció ya en la segunda mitad del siglo XIX.
información más detallada que tene-
La historia relata cómo Sinuhé se vio invo-
mos procede de la inscripción de la luntariamente envuelto en ciertas intrigas
tumba del visir Rekmire (de la época palaciegas. Atemorizado, huyó a Siria, insta-
de Tutmosis III y Amenofis II, siglo xv lándose entre los beduinos; allí se casó con la
a.e.e.) en la que se detallan todas sus hija de un jeque y él mismo se convirtió en
funciones como cabeza de la adminis- jeque. Pero, con los años, sintió nostalgia de
Egipto y finalmente aceptó la invitación del
tración egipcia: era el jefe del tesoro,
nuevo faraón a volver a su país. El cuento
el ministro de la guerra, el encargado
de Sinuhé fue considerado por los egipcios
de los asuntos internos (por lo tanto, como la máxima expresión de su literatura
controlaba el entramado de la policía narrativa; de hecho, continuó siendo leído
egipcia), gestionaba todos los asuntos hasta el final de la civilización faraónica.
relacionados con la agricultura y era, Además del interés suscitado por la inclusión
además, ministro de justicia. de variados modelos literarios, resulta espe-
cialmente notable por la descripción de los
Aparte del visir, existía un gran
ambientes sirios. Su celebridad en nuestros
número de funcionarios, superiores y días se debió a la conocida novela del fin-
subalternos, que se hacían cargo del landés Mika Toimi Waltari titulada Sinuhe,
complejo organigrama administrativo Egyptilainen (1945) y, naturalmente, al cine.
egipcio. Algunos se encargaban del

68 1 MANUAL DE IN ICIACIÓN A LA HISTORIA ANTJGUA


El a nli gu o Egiplo 1

tesoro, que se nutría de los impuestos tanto, de controlar las riquezas que
pagados por los ciudadanos siguiendo se enviaban a la capital. Los escribas,
un avanzado sistema fiscal. Por otra por su conocimiento privilegiado de
parte, sabemos que ya en la segunda la escritura, eran el motor del com-
dinastía existía un método de tasación plicado aparato burocrático egipcio,
basado en el censo «de los campos y necesario y presente en todas las acti-
del oro» mediante el que los ciudada- vidades económicas. La burocracia
nos eran censados según sus rentas y era esencial en todos los órdenes de
los campos eran medidos y registra- la vida en un Estado como el egip-
dos dependiendo de su calidad y del cio: había que catalogar las mercan-
tipo de cultivo al que se dedicaban. cías, valorarlas, organizar y vigilar el
Para ello existía una oficina del catas- comercio (interno y externo), esta-
tro, con empleados que se ocupaban blecer relaciones con otros pueblos y
de medir, registrar y catalogar las tie- mantener el equilibrio tanto dentro
rras. Las pertenecientes al faraón eran corno fuera del Estado. Los militares
administradas por un alto funciona- fueron esenciales en los momentos de
rio, el «gran mayordomo». política expansionista, en los que se
encargaron de organizar las campafias
2. 3. SOCI EDAD, ECONOMÍA Y CUJTURA de conquista en las regiones que inte-
resaban eventualmente desde el punto
La jerarquía social. El faraón ocu- de vista económico o estratégico.
paba el primer puesto dentro de la En los niveles más bajos del orden
sociedad egipcia, pues ejercía el con- social se encontraba un grupo muy
trol máximo en todos los órdenes del variado de personas dedicadas sobre
Estado: político, religioso, adminis- todo al trabajo manual, tanto en el
trativo, jurídico y militar. Para poder campo de la producción alimenta-
gobernar un territorio tan vasto y ria (agricultores, pastores, cazadores,
heterogéneo, contaba con un siste- pescadores ... ), corno obreros en gene-
ma burocrático muy desarrollado. Los ral (carpinteros, excavado,-es, cante-
sacerdotes representaban al faraón en ros ...) o artesanos de toda índole.
las distintas localidades y, como tales, El Nilo y la agricultura. Todos los
compartían su prestigio y parte de su afios, durante el verano, la crecida del
poder, especialmente porque los tem- río inundaba el valle. Este fenómeno
plos eran los encargados de explotar natural, provocado por las lluvias en el
las tierras de propiedad real y, por altiplano etíope que hacían aumentar

I DE LA Cl UDAD A LOS lMPERIOS 1 69


Tema 2

el caudal del gran río, era visto por los de capital importancia para conocer
egipcios como una señal de la benevo- diversos aspectos de la vida cotidiana,
lencia divina. Al retirarse las aguas, el de la religión, de las relaciones sociales
limo residual transformaba la tierra o del funcionamiento del Estado en el
en campos de enorme fertilidad. Esa antiguo Egipto. Los numerosos testi-
franja de terreno, de una anchura de monios que han llegado hasta noso-
entre diez y veinte kilómetros, fue his- tros, escritos sobre papiro o inscritos
tóricamente muy cultivada. La siem- en los muros, pertenecen a géneros
bra se realizaba en otoño y la recogida muy diversos: himnos, poesías, cuen-
de la cosecha durante los meses de tos, obras de contenido pedagógico,
sequía. La actividad agrícola fue la relatos de viajes, o textos en los que se
base de la economía egipcia, susten- plasmaba la sabiduría popular (senten-
tada sobre todo en la producción de cias, proverbios, consejos). El arco cro-
cereales (trigo y cebada), de lino, de nológico que abarcan es enorme, desde
papiro y de hortalizas. El excedente el Reino Antiguo hasta mucho más allá
de las cosechas, casi siempre abun- del Nuevo, y aluden a temas muy diver-
dantes, se almacenaba en depósitos sos: hechos históricos de especial rele-
controlados por sacerdotes, escribas vancia, personajes singulares (sobre
y otros funcionarios. Por la impor- todo, faraones), pueblos extranjeros,
tancia de su cometido, este sector etc. La información que nos apor-
privilegiado de la sociedad contaba tan estas obras nos permite conocer
con grandes beneficios económicos la evolución del Egipto antiguo, sus
(y especialmente exenciones fiscales) fluctuaciones políticas entre etapas de
otorgados por el faraón, con lo que inestabilidad y de paz, los momentos
la carga impositiva recaía en los más en que persistieron o cambiaron las
humildes, que estaban obligados ade- tradiciones, cuándo hubo prosperidad
más a realizar trabajos y servicios de y cuándo crisis económica ...
todo tipo sin obtener por ello ninguna La astronomía. En el ámbito
retribución. Las revueltas que tuvie- religioso, dentro de los templos, se
ron lugar durante el Primer Período desarrolló la astronomía debido a la
Intermedio fueron la consecuencia necesidad de conocer con cierta exac-
de esta situación, que se había hecho titud la posición de los astros para
insoportable para los campesinos. poder celebrar los rituales en honor a
Los documentos literarios. Los los dioses en el momento adecuado.
textos literarios constituyen una fuente Sucedió lo mismo en Mesopotamia,

70 1 MANUAL DE lNlCIACIÓN A LA HISTORIA ANTTGUA


Te ma 2

punto de que eran muchos los extran- Aunque se mantuvo siempre un cierto
jeros que requerían sus servicios. Han caracter «local» de algunos dioses,
llegado hasta nosotros interesantes heredado de la época protohistórica
tratados de cirugía y veterinaria, rece- del Egipto no unificado, el panteón
tas y tratamientos para curar muchas egipcio fue numerosísimo y muy hete-
enfermedades. En estos momentos la rogéneo. Entre otros muchos, pode-
frontera entre magia y medicina era mos citar a Horus, dios halcón, señor
muy sutil: para incrementar la eficacia del cielo, que con un carácter espe-
del tratamiento se recitaban fórmulas cíficamente solar es conocido como
mágicas y se usaban amuletos muy Harakhte (dios de los dos horizon-
variopintos. Esta confusión entre lo tes); Ra, dios de Heliópolis, llamado
mágico y lo médico es un rasgo muy Khepri (el que se trasforma) por la
común a todos los pueblos antiguos y se mañana y Atum al final del día; Ptah,
explica fácilmente si tenemos en cuenta el dios de Menfis, identificado por los
que los orígenes de las enfermedades griegos con Hefesto, protector de los
eran prácticamente desconocidos, por artesanos; Toth, con aspecto de ibis
lo que se atribuían a influencias malig- o de babuino, señor de Hermópolis,
nas que, según el imaginario colectivo, inventor de la escritura y de la ciencia
se neutralizaban mejor acudiendo a y, como tal, benefactor de escribas y
sortilegios mágicos antes que a fórmu- científicos; Osiris, el dios del Más Allá,
las médicas. Los primeros en separar muerto y resucitado, guardián de la
superstición y medicina, considerando naturaleza en su ciclo natural de vida
a ésta como disciplina autónoma, fue- y muerte. Entre las grandes diosas
ron, sin duda, los griegos. egipcias cabe mencionar a Hatho1~
diosa del cielo, en origen vaca celes-
2.4. LA RELIGIÓN EGIPCIA te y después diosa del Occidente y
del amor; Isis, esposa y hermana de
Un panteón complejo. La religión Osiris, y madre del dios-niño Horus;
del antiguo Egipto es de una enorme Sekhmet, diosa leona, la «poderosa»,
complejidad ya que aglutina multitud señora de las batallas; Bastet, diosa
de dioses y creencias. El motivo es gata, señora del placer y del amor.
que durante generaciones los antiguos Algunas de estas divinidades (como
egipcios asimilaron sin ningún tipo Ra, Ptah, Toth, Osiris o Hathor) tenían
de problema distintos dioses, incluso un carácter nacional ya desde las
los que eran muy diferentes entre sí. primeras dinastías, otras lo alean-

72 1 MAN UAL DE INICIACIÓN A LA HlSTORIA ANTIGUA


El anti guo Egipt o 1

1.aron como consecuencia de dife- ral al propio Estado egipcio. Durante


rentes vicisitudes histórico-políticas. su vida, el soberano se asimila a Horus,
Por ejemplo, Montu, dios guerrero divinidad a la que corresponde el ejer-
de origen tebano, se convirtió en dios cicio del poder en la tierra, y a Osiris
nacional con la llegada al trono de los en el momento de la muerte. Si bien
f"araones de la XI dinastía; Amón, de con algunas variaciones y matices, este
origen incierto, se tranforma duran- dogma se mantuvo oficialmente duran-
te el Reino Medio en dios dinástico te toda la historia egipcia.
y con la llegada del Reino Nuevo se Los dioses zoomorfos. Como
asimila a Ra corno Amón-Ra, pasando herencia de un pasado remoto en el
a ser el más importante de los dioses, que las divinidades eran represen-
el protector de todo el Imperio egip- tadas bajo la forma de animales, en
cio; Neit (la Atenea griega), diosa de Egipto nos encontramos con una gran
Sais en el Delta, tuvo su momento de cantidad de dioses total o parcialmen-
apogeo con los soberanos de la XXVI te zoomorfos. Por ejemplo, Sobek,
dinastía. El ejemplo paradigmático es dios cocodrilo cuyo centro de culto
el de Atón (disco solar), impuesto por fue El Fayum; Hathor, la diosa vaca;
Arnenofis IV (Amenhotep IV), cuyo Sekhmet, la diosa leona; Seth, el dios
culto sobrevivió muy poco tiempo. galgo; Horus, el dios halcón. El fenó-
Durante el Reino Nuevo se aprecia meno de los dioses zoomorfos se con-
en Egipto la introducción de dio- solidó y fortaleció en la Época Tardía
ses extranjeros corno consecuencia durante el reinado de la dinastía XXVI
de las relaciones con Asia Menor y (664-525 a.e.e.), con capital en Sais,
del asentamiento en territorio egipcio momento en que animales como ser-
de población procedente mayoritaria- pientes, gatos, ibis, bueyes sagrados
mente de Men.fis y, en menor medi- o peces se convierten en los favori-
da, de Tebas. En estos momentos se tos de los egipcios y se multiplican
difunde la creencia en dioses como los cementerios dedicados a ellos. Un
Baal, Astarté, Reshef, Qadesh o Anat ejemplo particularmente importante
(deidad mágica transformada en el es el de Apis, el toro sagrado del dios
mito de la diosa victoriosa vestida Ptah en Menfis, que fue especialmente
como un guerrero y adornada como venerado. También existió en Egipto
una mujer). un culto de origen muy antiguo a las
La divinidad del faraón. El dogma plantas, como fue el caso del sicomoro
de la divinidad del faraón es connatu- vinculado a la diosa Nut.

1 DE LA CIU DAD A LOS IMPERIOS 1 73


Tema 2

A1111his. T11n1ba ele An1c· n11,dd1 1 e11 DL· ir


cl-Meclina. Di11as1ía XIX.
Fuent e: l-/islori11 N111iu11a l C:.:up,m¡1hic.
vol. 1~R. p. 40

Para simplificar este caótico pan- liares: en Menfis, este trío estaba inte-
teón, los egipcios, especialmente en grado por Ptah, su esposa Sekhmet y
los núcleos principales, agruparon su hijo el dios-loto Hefertum; en Tebas,
diversas divinidades generales con Amón, Mut (diosa buitre) y el dios
otras locales formando tríadas fami- lunar Khonsu.

Unión del difunto con Osiris


(Texto procedente del Primer Período Intermedio)
¡Oh Osiris N. [el nombre del difunto] la tierra abre su boca para ti; Geb [dios de
la tierra, uno de los cuatro elementos primordiales] abre totalmente sus dos man-
díbulas sobre ti! ¡Oh Osiris N., come tu pan, coge tu inundación [tu abundancia, tu
libación]; anda hacia la Gran Escalinata y dirígete a la Gran Ciudad [Abidos, ciudad
santa de Osiris]!
Lanza tu llama sobre la tierra y transfórrnate en el dios joven y bello [sin duda,
Osiris]. Conviértete, entonces, en Señor de tus enemigos, conviértete en Señor de los
que han maquinado contra ti en la necrópolis [en el Más Allá] de los que te odian,
puesto que ellos establecerán un juicio respecto a ti.
Pero, Osiris N., he aquí ahora que los Grandes que están entre ellos se levantan
para ti, que los escribas sobre sus esteras tiemblan por causa tuya, después de que
tú has anudado la cabezas de las serpientes en Heliópolis [capital del XIII nomo del
Bajo Egipto].

F. LARA PEINADO, El Egipto faraónico, Istmo, Madrid, 1991, n." 26, p. 71.

74 1 MANUAL DE lNICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


El anl iguo Eg:iplu 1

Difusión del panteísmo. Las carac- ultraterreno a nobles y gobernadores


1l' rísticas y los rituales ligados a muchos de provincias, como testimonian los
de estos dioses quedaron plasmados en Textos de los Sarcófagos, que utilizan
l1imnos, algunos de ellos muy difundi- fórmulas mucho menos rígidas que las
dos, especialmente a partir del Reino antiguas (dedicadas al soberano) en
Nuevo. Se han conservado varios dedi- las que figuran las inquietudes huma-
cados a Ptah y a Osilis (en un óstralcon nas del difunto (el deseo de volver a la
de época ramésida), en los que se expre- tierra junto a su familia, de tener una
sa el poder de la divinidad como rea- casa, árboles frutales o un pozo). Con
lidad inmanente al mundo sobre las el paso del tiempo cualquier fallecido,
fuerzas de la naturaleza. identificado con Osfris, llegó a tener
La vida de ultratumba. Los anti- derecho a alcanzar el Más Allá, siem-
guos egipcios creían fervientemente pre y cuando pudiese pagar su momifi-
en la vida después de la muerte, en cación y su tumba. A partir de la XVIII
la existencia del Más AUá. Pero para dinastía en las tumbas y los sarcófagos
alcanzar ese otro mundo era nece- aparece plasmado el ritual descrito en
sario que el cuerpo del difunto per- el Libro de los Muertos, en el que se
maneciese incorrupto (a través de la representa el camino que debía realizar
momificación), que su nombre no se el difunto para asegurarse la entrada en
perdiese en el olvido (mediante su el otro mundo. Desde el Reino Nuevo
inscripción en tumbas, estatuas, este- este recorrido se va sistematizando y
las) y que no le faltase comida ni complicando cada vez más: el fallecido,
bebida, de lo que se encargaban los acompaüado del sol, debe superar el
sacerdotes del culto funerario, cono- reino subterráneo de Osiris antes de
cedores de las fórmulas sagradas de lograr la vida ultraterrena. Durante la
ofrenda que se debían plasmar por Época Tardía, en la etapa saíta, se pro-
escrito para asegurar la resurrección. duce una revisión de los antiguos cultos
Los primeros textos funerarios del motivada por el resurgimiento de un
Reino Antiguo, conocidos como Textos gusto por lo viejo y venerable: además
de las Pirámides, muestran que por de utilizar las fórmulas del Libro de
entonces solamente el faraón tenía los Muertos, se recurre de nuevo a los
abiertas las puertas del paraíso. En el Textos de las Pirámides.
P1imer Período Intermedio se produce El juicio de los muertos. Un
la llamada «democratización del Más paso crucial del camino al paraíso
Allá», que permitió el acceso al mundo era el juicio de los muertos ante el

1 DE LA CIUDAD A LOS IM PERIOS 1 75


Tema 2

tribunal del Más Allá. Para los egip- su vida terrena proviene del Primer
cios, la sentencia, siempre favorable, Período Intermedio, momento en que
que declaraba al fallecido inocente la idea de justicia (humana y divina)
o «justo», se obtenía a través de la impregna como precepto moral toda
magia, como queda perfectamente la mentalidad egipcia. Precisamente
plasmado en el capítulo CXXV del en este momento aparece la imagen
Libro de los Muertos . El concepto de de ]a «balanza de la justicia» en la
tribunal divino que juzga a los difun- que se sopesa la conducta: las malas
tos es muy antiguo. Tiene sus orí- acciones hacen que pese el plato
genes en el tribunal del «gran dios» del corazón, que desciende, cuando
(quizás Ra) que se menciona, aunque debería permanecer en equilibrio con
de forma muy esquemática, ya en los el plato de la justicia (m.aat). Esta
Textos de las Pirámides. Sin embargo, concepción, completamente desarro-
la idea de una justicia divina que llada ya en el Reino Nuevo, se fue
juzga a justos e injustos en base a perdiendo poco a poco en favor del
sus buenas o malas acciones durante universo mágico.

Síntesis
La primera civilización histórica del continente africano se manifestó en Egipto
y duró casi tres mil años, manteniendo a lo largo de ese tiempo prácticamente inal-
terables sus propias características culturales. Tras la unificación de los dos reinos
existentes en época protohistórica, el Alto y el Bajo Egipto, en una sola entidad
política en torno al año 3000 a.e.e., el Estado egipcio comenzó a fortalecer el poder
monárquico dentro de un sistema sucesivo de dinastías (treinta y una en total,
según la tradición que, en líneas generales, ha sido asumida por la historiografía
actual). La historia del Imperio egipcio aparece dividida en diferentes épocas de
«esplendor» separadas por períodos relativamente cortos de inestabilidad políti-
ca: Reino Antiguo; Primer Período Intermedio; Reino Medio; Segundo Período
Intermedio; Reino Nuevo; Tercer Período Intermedio y Época Tardía. Este Imperio
alcanzó su apogeo durante el llamado Reino Nuevo (1550-1070 a.e.e.), cuando algu-
nos faraones como Ramsés II impulsaron una política fuertemente expansionista,
lo que ocasionó el enfrentamiento directo con las otras potencias imperialistas del
momento como la de los hititas. Ahora bien, desde un punto de vista ideológico, los
períodos intermedios ofrecieron un mayor dinamismo cultural.
La organización política egipcia fue piramidal, en cuyo vértice se situaba, sin
duda, el faraón, palabra de origen bíblico que transcribe el término egipcio per-aa,

76 1 MANUAL DE TNICIACfÓN A LA HI STORIA ANTIGUA


El anti guo Egipt o 1

e:; decir, «casa del rey». Por filiación divina, éste pudo ser considerado dios en la
ti erra y señor de todo el país. Para administrarlo eficazmente, el faraón contaba con
la ayuda del «visir» - especie de primer ministro que reunía en su persona una gran
cantidad de funciones gubernamentales- y de un amplio cuadro de funcionarios
encargados especialmente del sistema fiscal.
La sociedad egipcia presenta un carácter fuertemente jerarquizado. Por debajo
del faraón, la nobleza y las castas sacerdotales ocupaban la posición más privile-
giada, tras la cual se situaban los escribas, cuya profesión gozaba de un enorme
prestigio. Los niveles más bajos del orden social estaban ocupados por quienes
trabajaban en las manufacturas y especialmente en el campo, cuya prosperidad
dependía del ritmo estacional de las crecidas del Nilo.
El universo religioso egipcio presentaba un extenso y heterogéneo panteón com-
puesto por numerosos dioses de carácter local e incluso foráneo . En su dimensión
divina, el faraón aparecía asimilado a Homs, dios al que correspondía el ejercicio
del poder en la tierra, y a Osiris en el momento de su muerte. Aunque en un prin-
cipio (en época del Reino Antiguo) sólo el faraón tenía abiertas las puertas del
paraíso, a partir del Primer Período Intermedio se permitió el acceso al mundo de
ultratumba a la nobleza y a los más altos funcionarios. Después, con el paso del
tiempo, se pensó que cualquier egipcio identificado con Osiris podía alcanzar el
Más Allá, siempre y cuando fuese capaz de costear su momificación y su tumba.

Verificación
l. ¿Cuál es la división convencionalmente admitida de la historia del Egipto faraó-
nico?
2. Jerarquía del poder político egipcio.
3. Condicionamientos geográficos en el ámbito económico del Egipto faraónico .
4. ¿Qué lugar ocupaba la figura del faraón en la religión egipcia?
5. La muerte en la religión egipcia.

1 DE LA CIUDAD A LOS IMPERIOS 1 77


TEMA 3
Geografía política y cultural
del Próximo Oriente antiguo

3.1. LA CIVILJZACIÚN SUMERIA

A partir del IV milenio a.e.e. empe-


zaron a formarse asentamientos agrí-
colas en el fértil territorio situado
entre el Tigris y el Éufrates, que fue
durante mucho tiempo un foco de
atracción para gran cantidad de tribus
nómadas y sedentarias con culturas
muy heterogéneas que se influyeron
mutuamente.
Mesopotamia, encrucijada de
pueblos. Desde los primeros momen-
tos los ciudadanos que habitaron l11 sc ri¡)L·it', 11 voliv: 1 L'll p il·dr:1 11 q.!r;1
Mesopotamia debieron afrontar el ¡m>cl'clc 111,· (kl s;l1lt11;1rio C i1 ·s 11 L'l1 l .;1~as li
(rn . 2'i00 ;1.L'.c.). M11 sl'o tk-1 Lot1 Vll'.
problema de la carencia de algunas
r:0 10: R. (; _S.
materias primas esenciales para el
desarrollo económico y tecnológico. La ciudad-Estado sumeria. Los
Aunque abundaban la arcilla, la caña sumerios llegaron a la parte septen-
y la brea, faltaban precisamente la pie- trional de Mesopotamia a finales del
dra, los minerales o la madera. Para IV milenio. Pronto se fusionaron con
solventar esta dificultad Mesopotamia la población autóctona y crearon la
se transformó con el paso de los siglos primera civilización histórica de esta
en una economía muy desarrollada, zona. El rasgo esencial de la cultura
con una importante y extensa red de los habitantes de Súmer (nombre
comercial y de vías caravaneras. con el que designaban a su territorio)

1 DE LA CIUDAD A LOS LMPERlOS 1 79


Tema 3

fue el fraccionamiento político. Su =h¡q11ra1 de Urmmwu

historia es una sucesión continua


de surgimientos y caídas de diver-
sas ciudades-Estado con divinidades
y soberanos independientes (parece
que la primera fue Uruk). Cada ciu-
dad sumeria tenía su dios, que era
el propietario de todos los recur-
sos económicos, administrados en su
nombre por las familias sacerdotales.
Estas élites sacerdotales acaparaban
todo el poder, pues dirigían las labo-
res agrícolas y supervisaban la cons-
trucción de los edificios y las obras
de canalización. Las riquezas se acu-
mulaban en los templos, mientras los
artesanos y campesinos luchaban por
sobrevivir. Las condiciones de vida
de los menos privilegiados eran muy
duras; de hecho, en la concepción
religiosa de los sumerios el hombre
había sido creado para servir a los Cimbel ele U,· y ziqq ural de Urna111m11.
Basado en P. Mali ltiae et alii, La s/oria, l.
dioses. Esos mismos artesanos fueron Dallo ¡nés/orio 11ll'o11lirn ri,!!,itto, Mondadori/
los encargados de erigir los llamados De Agosl ini , Novara, 2007, p. 301
ziqqurat, templos escalonados a los
que solo tenían acceso los sacerdotes. Los centros comerciales de Siria.
El más célebre fue, sin duda, el de Los mercaderes sumerios, en su bús-
Urnammu (2112-2095) en Ja ciudad queda incesante de materias primas,
de Ur. El soberano, que tenía como tuvieron intensos contactos con los
misión esencial la defensa de la ciu- pueblos limítrofes: al este, con Elarn,
dad frente a los enemigos externos, la zona comprendida entre el curso
estaba ligado a la casta sacerdotal y bajo del Tigris y las primeras ramifica-
su autoridad se justificaba únicamen- ciones del altiplano iranio, cuyo centro
te porque era considerado el ejecutor principal era Susa; al norte, con Asiria,
de la voluntad divina. en el valle medio del Tigris; al noroeste,

80 1 MANUAL DE lNIClAClÓN A LA 1-ITSTORIA ANTIGUA


Gcoµxa l"ía pulílica .v cullu ra l dcl Próx i1110 Ori ente a111 iguo 1

La «Lista Real» sumeria (ca. 1800 a.e.e.)


(Cipo con inscripción procedente de Larsa)
[ ... ] El Diluvio niveló (todo). Después de que el Diluvio hubo nivelado (todo), la
realeza bajó del cielo, la realeza estuvo en Kish.
En Kish, Ga[ ... Jur fue rey, y reinó 1.200 años; Kullassinabel reinó 960 años;
[Nan-GISH-lishma reinó 1.200 (?) años; Endaranna reinó 420 años, 3 meses y 3
días y medio]; Bab[um reinó 300 años]; Pu'anum reinó 840 (?) años: Kalubum
reinó 960 años; Kalumum reinó 840 años; Zuqaqip reinó 900 años; Atab reinó 600
años; <Mashda, hijo de> Atab, reinó 840 años; Arwi'um , hijo de Mashda, reinó 720
años; Etana el pastor, aquel que subió al cielo, que puso en orden todo el país, fue
rey y reinó 1.500 años; Balikh, hijo de Etana, reinó 400 años; Enmenunna reinó
660 años; Melam-Kish, hijo de Enmenunna, reinó 900 años; Barsalnunna, hijo de
Enrnenunna, reinó 1.200 años; Samug, hijo de Barsalnunna, reinó 140 años; Tizkar,
hijo de Sarnug, reinó 305 años; Ilku'u reinó 900 años; lltashadum reinó 1.200 años;
Enme(n)baragesi, el que se llevó como despojos las armas del Elam, fue rey y reinó
900 años; Aka, hijo de Enme(n)baragesi, reinó 625 años .
23 reyes reinaron 24.510 años, 3 meses y 3 días y medio . Kish f·ue vencida y su
realeza fue llevada a Eanna [ ... ].

F. LARA PElNADO, Textos para la historia del Próximo Oriente antiguo , Cátedra,
Madrid, 2011 , p. 86.

con Mari y Siria. Las rutas comerciales que aprovecharon su privilegiada posi-
que reconian la costa mediterránea ción para transformarse en centros
y la península anatólica fueron muy de suministro de mercancías. En esta
importantes, ya que penetraban en región, la constitución de reinos autó-
territorio sirio, donde las condiciones nomos se explica por la necesidad de
medioambientales eran muy diferentes controlar económica y también polí-
a las de Mesopotamia. ticamente la actividad comercial en
En Siria, el proceso de urbanización tenitorios cada vez más extensos. Uno
no respondió a la necesidad de reali- de los primeros reinos de este tipo tuvo
zar grandes construcciones u obras de su epicentro en la ciudad de Maii, en el
canalización, sino a la circunstancia Éufrates. Y su mayor expresión fue el
particular de que los pequeños pueblos imperio de Ebla, que reunió bajo una
agrícolas estaban situados a lo largo misma autoridad a todo el territorio
de las rutas comerciales, de tal modo sirio entre los años 2500 y 2250 a.e.e.

1 DE LA CIU DAD A LOS IMPERlOS 1 81


Lista de rc_vcs surncrios prnccdl' 1l (C de K11d111n1 (cs tl'ia 11s::icl,1 corno registro dt· l:1
Larsa (rn. 1800 ,1.e.c.). Ashmokan Muscum propil'dad de un l<:1Te1w) ele Meli-Ship,1k
(Oxfo rcl ). Fuente: R. Abrams, Tlw .lcll'ish conmc1no ramlo u11:1donaciú11 de tierras a
Ju11r11c_r. 40//0 Veors i11 22 Ohjccls Jirn11 thc su hija l lun 111 1ha1-Na 1111:1va. Ciudad de Sus;i.
J\s/11 110/eor, M11se11111 , As hmolca n Muscum , Época cas it a ( 1186- 11 72 a.e.e.). Museo del
Oxford, 20 17, p. 18 Lo11vre. Foto: R. G. S.

3.2. ACADIOS Y BABILONIOS bosques de cedro constituían una fuen-


te importante de riqueza) y por oriente
Sargón l. Aprovechando la frag- hasta Elam. Los dominios de Sargón I
mentación política y las frecuentes constituyen el primer reino «universal»
disputas surgidas entre las diferentes de la historia, formado por una gran
ciudades-Estado sumerias, Sargón I franja de territorio que conectaba el
de Akkad (2335-2279) logró imponer- mar superior (Mediterráneo) y el infe-
se al resto de las urbes de la tie1Ta de rior (Golfo Pérsico). Esta zona tenía
Súmer. Tras vaiias campañas militares una enorme importancia estratégica,
anexionó a sus posesiones Mari y Ebla, ya que en ella se producía el tráfico de
y llegó por occidente hasta las costas materias primas, que Sai·gón se aseguró
sirias del mediterráneo y Líbano (cuyos de controlar. El monarca mandó cons-

82 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HJSTORlA ANTIGUA


Gcogra lfo polí!ic;i v cullur,11 d<"I Pníx imo Ori cnlc an l igun 1

Ehla: un olvido de 3.500 años


Tras la conquista del rey acadio Naram-Sin MORR EOS (1900 a.
(2254-2218 a.e.e.) en tomo al 2250, Ebla
l.imih:s dc l n.: i11o dc llan1murahi
ll oreció a partir del siglo XX a.e.e. Este O ( 1792- 1750a.c.c.)
Án.::1di: inllucm: ia J e los acad ins
1·splendor se interrumpió en el 1600 como O e n l' pm·a di.' Sargún 1 (n,. 2.l) O a.c.,.:. )

1L 'sultado de la toma de la ciudad por el Área di: inlhu: t11.i 1 di..' las primcr;1s
0 c iuJaJcs- l·:s1ad11 s umcri;1s
111onarca hitita Mursili, tras la que llegaron ( IV-111111ikni11s a.l'X.)
l.i111.::1de ..:osla en d 111 m ikn iu
1·! abandono y el olvido. En la primera mitad
del siglo xv a.e.e. el faraón Tutmosis III la
recordaba todavía entre el elenco de sus vic-
torias sirias, donde aparece junto a Alepo en soberanos sumerios de la ciudad de u,~
las famosas inscripciones del gran Templo No obstante, este «renacimiento» sume-
de Karnak, en Tebas. Pero comenzaba ya la rio (dominado por la TU Dinastía de Ur)
época de los grandes imperios y terminaba
duró muy poco, ya que su autotidad
la de las civilizaciones urbanas arcaicas y los
Estados territoriales, que había nacido en los sucumbió al empuje de nuevas pobla-
inicios del tercer milenio a.e.e., en la que la ciones procedentes del desierto sirio, los
ramosa Ebla fue una de sus protagonistas. Su amOJTeos.
recuerdo (y reconocimiento de su importan- La sociedad babilonia. Los reyes
cia histórica) sólo resurgió hace apenas algo babilonios llegaron a imponer un domi-
más de medio siglo.
nio incontestable. Entre todos ellos,
destaca Hammurabi (ca. 1792-1750),
trnir una nueva capital, Akkad, situada cuyo famoso código de leyes permite
probablemente en la parte central de reconstruir los grandes rasgos de la
Mesopotamfa, cuyos restos arqueológi- sociedad de su tiempo. La población
cos no han sido hallados. El dominio estaba dividida en tres clases: los hom-
de la dinastía sargónida duró aproxi- bres libres (aw ilu), los esclavos (wardu)
madamente hasta el año 2150 a.e.e., y la clase intermedia. Esta última esta-
momento en que llegaron al poder los ba formada por individuos semilibres

1 DE LA CIUDAD A LOS JMPERIOS 1 83


Tema 3

o subalternos llamados mushkennu, do bajo distintos soberanos) para asu-


término que ha sido interpretado por mir también una función de carácter
los especialistas de diferentes maneras, jurídico. Este hombre inteligente supo
aunque parece haber consenso en que comprender que la unificación de su
designaba a un gmpo heterogéneo de territorio no podía sostenerse solamen-
individuos que no tenían privilegios te con la sumisión militar, sino que era
especiales y que, por tanto, no eran necesaiia una cohesión cultural a nivel
influyentes o poderosos. Las leyes no legislativo. Naturalmente, el código de
se aplicaban a todos por igual, lo que Hammurabi visto en la actualidad sería
significaba que un mismo delito tenía un texto legal muy deficiente y con
sanciones diferentes si se cometía con- limitaciones evidentes. En este sentido,
h·a un esclavo o contra una persona trata infructuosamente de realizar una
libre, en cuyo caso el castigo era may01~ lista exhaustiva de todos los crímenes
En general, las penas eran muy duras: posibles y está plagado de contradic-
se aplicaba la pena de muerte en caso de ciones, que se explican porque reunió
homicidio, falso testimonio, adulterio, en una misma compilación normas y
robo o rapto. El código de Hammurabi costumbres de pueblos muy diversos.
fue un texto legal muy desarrollado
para su época: no sólo especificaba con 3.3. LA POTENCIA HITITA
precisión la retribución que se debía
obtener por diversos servicios, sino que Las migraciones de los pue-
además establecía el p1incipio de res- blos nómadas. Mientras que en
ponsabilidad personal en el ejercicio de Mesopotamia y en Egipto las prime-
la profesión. Por ejemplo, un cirujano ras formas de cultura urbana estaban
debía obtener diez siclos de plata por ya plenamente desarrolladas en el III
una operación, pero si el paciente moría milenio a.e.e., en las estepas asiáti-
a consecuencia de la intervención, se le cas vivían poblaciones todavía semi-
cortaban las manos (si el fallecido era nómadas cuya economía se basaba
un esclavo, el doctor debía comprar casi exclusivamente en el pastoreo. Al
otro a su dueño). Hammurabi fue un haber domesticado al caballo pudieron
monarca que tuvo una gran importan- buscar nuevos territorios de pasto en
cia en Mesopotamia. Con él el papel lugares cada vez más lejanos. Por moti-
del rey dejó de ser netamente militar (a vos que desconocemos, en torno al año
pesar de que unificó un territo1io que 2000 a.e.e., los movimientos migrato-
anteriormente había estado fracciona- rios se intensificaron y pueblos nóma-

84 1 MANUAL DE JN ICIACIÓN A LA HI STORIA ANT IGLI/\


Gcogral'íi:1 r olítica y cullural del Próx imo Orienle anti guo 1

das prodedentes de Asia alcanzaron


tenitorios muy alejados de su lugar de
origen siguiendo fundamentalmente
dos direcciones: una a través de occi-
dente, es decü~ de Europa, donde se
integraron en las comunidades loca-
les formadas por pueblos sedentarios
que se dedicaban principalmente a la
agricultura; otra a través de oriente, es
decir, de Mesopotamia, Irán y el Indo,
donde mantuvieron durante un tiempo
sus costumbres seminómadas.
Pueblos de lengua indoeuropea.
Los especialistas modernos han deno-
l .l'Y del talión minado indoeuropeos a los pueblos
¡:_.., la ley según la cual se condena al procedentes de las estepas situadas
i,d ractor a una pena correspondiente al
al norte del Mar Negro y del Mar
111:d que ha causado. Se aplicaba en todas
Caspio precisamente porque una parte
L,s sociedades antiguas. Codificada por el
1,·_v babilonio Hammurabi, está presente de ellos se asentó en Europa y otra
1·11 la ley hebrea de Moisés bajo la famosa parte en el Indo. Los estudiosos de lin-
l"1rn.ula del «ojo por ojo». En el mundo güística comparada, que investigan las
, , ,mano el principio del talión remite a la analogías existentes entre las distintas
l .q de las XII Tablas, donde aparece como lenguas, han planteado la posible exis-
1111a especie de atenuación de la costumbre
tencia de un pueblo que hablaba una
de la venganza que se aplicaba con ante-
, ioridad de forma generalizada. Así, en
lengua hoy desaparecida, el indoeuro-
,·:,so de un miembro roto con lesión per- peo, que pudo ser el «tronco común»
111anente (membrum ruptum), se aplicaba del que derivaron otras lenguas afines
,·1 mismo castigo sólo en caso de no llegar que se fueron diferenciando después
:1 un acuerdo económico. Pero el principio con el paso del tiempo. Se han descu-
se aplica de forma estricta al incendiario bierto afinidades morfológicas y sin-
rnndenado al fuego. El talión subsiste en el
tácticas entre lenguas de pueblos que
medievo, aunque transformándose poco a
poco en una práctica incruenta, mediante vivieron muy alejados unos de otros,
penas pecuniarias y obligaciones morales como por ejemplo, el latín, el griego, el
que sustituyen al castigo físico. alemán, el eslavo, el hitita, el armenio
o el sánscrito (la antigua lengua india).

1 DE LA CIUDAD A LOS íMPERIOS 1 85


Tema 3

La hipótesis de los expertos es que Oriente. El usurpador Telipinu (1525-


existió una matriz lingüística común 1500) fue famoso por su edicto de
originada en las migraciones de los sucesión al trono: quedó establecido
pueblos seminómadas a los que han que el acceso al mismo fuese, primero,
llamado indoeuropeos. para los hijos de primer grado y, des-
Los hititas. Uno de esos grupos se pués, para los de segundo. Este edicto
asentó en la península de Anatolia y dio reorganizó también la propiedad de
lugar al reino hitita. Esta zona, en cuyo las tierras de la aristocracia, y a partir
centro se extiende un vasto altiplano, de entonces se generalizó la entrega de
es montañosa y no posee grandes ríos, parcelas a los dependientes de palacio.
por lo que los pueblos autóctonos se Con esta medida el rey trató de vincu-
dedicaban al pastoreo y a la explota- lar a su persona a la clase dirigente,
ción de las riquezas minerales (oro, logrando así una mayor unificación y
plata, plomo, cobre). Por su especial consolidación del país.
orografía, carente de cuencas fluviales, Durante la primera mitad del siglo
nunca existió la necesidad de crear xv a.e.e. el reino hitita se debilitó por
un Estado centralizado y autoritario. la presión al norte de los kaska. Hacia
Además, estas poblaciones nómadas el 1400 a.e.e. recobró su poderío. La
se movían constantemente en busca mayor expansión territorial del reino
de comida y de todo lo necesario para hitita se logró entre el 1400 y el 1200
la supervivencia sin preocuparse de a.e.e., momento en que sus soberanos
controlar las fuerzas de la naturaleza. -principalmente Tuclhaliya 111 (1360-
Incluso cuando fueron evolucionando 1344) y Suppiluliuma I (1344-1322)-
hacia el sedentarismo, sus reyes no lograron extender su influencia hasta
necesitaron divinizarse. Por el contra- Siria, nudo central de las rutas carava-
rio, la obediencia de sus súbditos se neras. En el año 1300 a.e.e. aproxima-
obtenía demostrando dotes militares. damente se enfrentaron a los egipcios
Esto se explica porque los hititas cons- en la famosa batalla de Kadesh. En ese
tituyeron una monarquía carente de momento reinaba Mursili 11 (1321-
características teocráticas en la que el 1295). Algunos años más tarde pusie-
rey era elegido por la nobleza guerrera. ron fin a las hostilidades firmando un
Desde su unificación por Mursili I importante tratado de «paz eterna»,
(1620-1590 a.e.e.), el reino hitita se con- cuyo texto se conserva en su versión
virtió en una de las grandes formacio- hitita y egipcia (hecho excepcional en
nes políticas autónomas del Próximo el mundo antiguo), en el que además

86 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HJSTORIA ANTTGUA


Gcogra ría política v cu lt11ra l de l Próx imo Orie nt e a nti guo 1

Reino hitita en el Límit es del Imperio hitita


siglo XV II a.e.e. hacia el 1220 a.e.e. PUEBLOS
Mar Negro INDOEUROPEOS
Conquista~ del siglo l .ímitcs del Reino cgip1.:io
XV I al X III a.e.e. en el siglo X III a.c.i.:. 2000 a .e.e.

\... ..

Mar Mediterráneo

esh
PUEBLOS a. 1300 a.e.e.)
DEL MAR
1200 a.e.e.

de estipular una promesa recíproca de antiguo, en el que la violencia del con-


no agresión, se establecían las condi- quistador destruía todo rastro de las
ciones de una auténtica alianza militar. culturas de los pueblos sometidos.
Dicho tratado fue firmado por el rey La elaboración del hierro. Los
hitita Muwatalli 11 (1295-1272 a.e.e.) y hititas, además de aceptar las aporta-
el faraón Ramsés II (1279-1213). ciones de otras civilizaciones, supieron
El pluralismo cultural. La civiliza- también instaurar novedades origina-
ción hitita implantó un comportamien- les. En el campo de la tecnología logra-
to muy novedoso: la tolerancia respec- ron una notable mejora de la side-
to a los pueblos vencidos, a los que se rurgia con la elaboración del hierro,
permitió mantener sus costumbres, llegando a extraer acero. En primer
dioses y medios de producción. Esta luga1~ fueron capaces de elevar la tem-
actitud contrasta enormemente con el peratura de los hornos hasta el punto
imperialismo dominante en el mundo necesario para la fusión; posterior-

I DE LA CTUD AD A LOS IM PERI OS 1 87


Tema 3

mente, batieron el hierro en un fuego


de carbón, añadiendo así carbono a la
mezcla; y finalmente, introdujeron la
mezcla en agua fría para endurecer-
la. Este procedimiento fue mantenido
como secreto militar y permitió al
ejército hitita hacer valer su superiori-
dad gracias a su armamento de acero.
Cuando el Imperio se disgregó, estos
avances siderúrgicos se extendieron a
otros pueblos. Aram
El código jurídico hitita. La famo- Este nombre aparece en el III milenio, en
sa tolerancia hitita se refleja también la inscripción del soberano acadio Naram-
en su legislación. La Ley del Talión fue Sin, que habla de una expedición contra el
señor de Aram Harshmatki. Como tal, la
sustituida por el principio de resarci- tierra de Ararn aparece documentada en las
miento. Comparando el código hiti- fuentes asirias del Reino Medio (entre el
ta con el de Hammurabi se detecta siglo XI y el IX a.e.e) entre los ríos Khabur,
claramente un mayor respeto por la Éufrates y Sagur. Los arameos que vivieron
vida humana en el primero. La pena en esta zona fueron sedentarios y se organi-
zaron en ciudades-Estado con un régimen
de muerte estaba reservada solamente
monárquico. En Siria aparecen en torno al
para casos de delitos importantes como año 1000 a.e. c. grupos de arameos integra-
la desobediencia grave al soberano o dos posiblemente por las gentes nómadas
importantes desprecios a la divinidad. y seminómadas que se habían asentado
El declive. En torno al año 1200 finalmente en la zona de Aram. Su expan-
sión hacia el sur llegó hasta los confines de
a.e.e., los pueblos del mar (nombre
Israel. Hacia la mitad del siglo x, el arameo
dado por los egipcios a un grupo de Rezon se apoderó de Damasco y asumió el
invasores proveniente de distintos título de rey de Aram, mantenido por sus
lugares que alcanzaron con sus bar- sucesores. Desde tiempos muy antiguos,
cos la costa siropalestina atravesan- este título era ostentado por los jefes de las
tribus arameas, pero más tarde los reyes
do el Egeo entre los siglos xm y )Ul
desaparecieron y fueron sustituidos por
a.e.e.) fracturaron la unidad política funcionarios. El Estado de Aram-Damasco
de Anatolia, destruyendo el imperio de sobrevivió hasta el 732 a.e.e., momento en
los hititas, sobre cuyas ruinas se cons- que la ciudad fue anexionada a Siria.
truyeron diversos Estados autónomos.

88 1 MANUAL DE INICLAClÓN A LA H ISTORIA ANTIGUA


Geogra ría po líl ica v cu l lu ra l tk l Próx i m o O ri cn l c a nliguo 1

_"t 4. EL IM PERIALISMO ASIR10

La estrategia militar de los asi-


rios. Bajo el gobierno de Tukulti-
N inurta 1 (1233-1197) el Imperio
;1sirio alcanzó su máximo desarro-
ll o, manteniendo una continua ten-
sión militar con Babilonia -a la que
rnomentáneamente someterá- y con
los hititas. A partir del siglo x a.e.e. y
durante más de trescientos cincuen-
1:1 años, los asirios gozaron de una
indiscutible supremacía en toda la
·1.ona de Oriente Próximo. El Nuevo
1rnperio asirio (fase de apogeo com-

prendida entre el 934 y el 612, año en


que la capital, Nínive, fu e destruida)
se configuró tras tres siglos de guerras
ini nterrumpidas. Con Asumasirpal 11 RL·IÍL'Vl' asirio de i1n l'll d (rn. X70 :1.L'.c.).
(8 83-859) y Salmanasar 111 (858-824), As lrn1olca 11 M 11sc u 111 (Ox l'ord ).
Fuc nk: T/1(' !\s/1111 nl<'IIII J\l/11s<'IIIII So111 'c11ir
/\siria mantuvo una imparable política C:11ide. A l1 111e,b11 1 M1 1sc11111 (U 11 ivc rsi lv ol'
de expansión de su poder. Su indiscu- O:x l'md, O:dord , 20 17, p. l '.'i

1ible hegemonía se vio fortalecida más

;1ún con Tiglat-Pileser 111 (744-727 Todos los soberanos asirios intenta-
;1.e.c.) y el usurpador Sargón 11 (721- ron sistemáticamente perfeccionar las
705). Sin embargo, bajo el reinado de técnicas bélicas y potenciar sus ejérci-
Assurbanipal (668-631) las disensio- tos. Las campañas mili tares ordena-
nes internas en la familia real anti- das por el rey se realizaban en nombre
ciparían el problema sucesorio entre del dios Assm~ divinidad nacional de
l1 ermanos que terminó por debilitar los asirios, creador del universo y
;ti poder imperial y sumió a Asiria en expresión de la virtud bélica. La gue-
u na terrible guerra civil. Poco tiempo rra tenía siempre una connotación
después, en el 614 a.e.e., la ciudad religiosa y la protección de su dios era
de Assur fue destruida por los medos condición indispensable para lograr
de Ciaxares (653-585 a.e.e.) y Nínive la victoria. Para evitar tentaciones de
saqueada dos años más tarde. posibles revueltas o reacciones con-

1 DE LA CIU DAD A LOS IMPERIOS 1 89


Tema 3

ANATO
e!? \]
G~ CAPADOCIA MEDIA

ur

Mari • ,
¼los \
SIRIA

Tiro
;$
';f
I ,¡ r/1

Babi lonia ~
" \

'
1," Susa
• PERSIA

Sais • Ó
Jerusalén
Menfis ,

l~~rT',
Núcleo originarío (siglo XV I a.e.e.)

Múxima expansión del Imperio c1sirio


hajo A surhanipal (66X-63 I a.i;.c.)

Assurba ni pa l caza ndo (Brilish Must· um ).


Fuen te: J. D, 1lill , Obms 111aes1ms del M 11scu /Jrilú11i('() (tra d. E, U1·c1i;1 Escolx1 r), Tlic Brit ish
Muscurn P1 't' SS, London, 2012 , p. 172

90 1 MANUAL DE JN ICIACTÓN A LA 1-IJSTORJA ANTIGUA


Gcogral'ía política _y rn ltu rn l del P1 ·úxi1no Ori ent e antiguo 1

Leyes del Imperio Medio asirio (siglo XIV a.e.e.)


(Leyes retocadas por Tiglat-Pileser I, 1115-1075 a.e.e.)
[24). Si una mujer casada se aparta voluntariamente de su marido (y) bien en
esa misma ciudad, bien en alguna de las poblaciones vecinas en las que se le hubie-
ra asignado un domicilio, enlra en una casa de asirio y vive con la dueña de la casa,
pasando la noche tres (o) cuatro veces, y el señor de la casa no sabe que vive en su
casa una mujer casada, y al final esa mujer es sorprendida, el señor de la casa cuya
esposa se había [apar]tado voluntariamente de él [mu]tilará a su esposa [y no] la
volverá a acoger.
A la [muj]er casada con la que vivía su esposa le cortarán las orejas; si quiere,
su marido pagará por su rescate 3 talentos y 30 minas de plomo, o, si lo prefiere,
se quedarán con su esposa.
Pero si el señor de la casa sabía que la mujer casada vivía en su casa con [su]
mujer; pagará el triple; pero si niega y declara: «No sabía nada », que acudan (a la
ordalía por) el (dios)-Río.
Y s i el hombre en cuya casa vivía la mujer casada se echa atrás en (ir) al (dios)-
Río, pagará el triple. Pero si es el hombre cuya esposa se había apa rtado volun ta-
riamente de él quien se echa alrás en (ir) al (dios)-Río, (el otro) es inocente: que
reintegre todos los gastos (de la orda lía) del (dios)-Río.
Pero si el hombre cuya esposa se había apartado voluntariamente de él no mu li-
la a su esposa, sino que vuelve a acoger a su esposa, no hay castigo alguno.

F. LARA PEINADO, Textos para la historia del Próximo Oriente antiguo, Cáledra,
Madrid, 2011, p. 236.

lralias al poder, los soberanos asirios La propaganda asiria. El arte asi-


recurrieron constanlemente al terror: rio estuvo siempre al servicio de la
violencia física, pena capital, destruc- propaganda política, glorificando las
ción. Entre estas medidas radica- acciones del soberano para obtener
les, el imperialismo asirio utilizó el consenso de las masas. Los famo-
también la deportación en masa de sos bajorrelieves asirios muestran con
los pueblos sometidos para destruir gran expresividad a sus reyes dirigien-
cualquier posible conciencia o resur- do batallas victoriosas, observando las
gimiento de identidades nacionales, torturas a los rebeldes, reuniendo sus-
en un proceso de total erradicación tanciosos botines, derribando muros o
cultural en beneficio exclusivo del incendiando ciudades, formando parte
dominante. de un destino prefijado e ineludible.

1 DE LA CJUDAD A LOS I M PERIOS 1 91


Tema 3

La decadencia asiria. Los grandes


méritos de los asirios fueron, por un
lado, la unificación del Medio Oriente
fértil, poniéndolo en contacto con el
tráfico comercial del mediterráneo, y,
por otro, el desarrollo de procesos eco-
nómicos normalmente ralentizados
por el fraccionamiento político. Sin
embargo, no supieron consolidar su
poder político. La implacable máqui-
na militar asiria, que había arrasado
Sargón 11 (721-705 a.e.e.) a los pueblos limítrofes, no pudo sos-
A pesar de su nombre, que quiere decir tener por sí sola la supervivencia del
«rey legítimo», este monarca no alcanzó Estado. Lo que en un primer momen-
el poder por vía dinástica. Iniciador de to fue la fuerza de los asirios se trans-
la última dinastía asiria, reinó del 721 al formó en su debilidad. Con el paso del
705 a.e.e. Llevó a cabo exitosas campa- tiempo, la política del terror se reveló
ñas bélicas en Siria, Anatolia y Urartu,
incapaz de cimentar un Estado que
deportando en masa a las poblaciones
sublevadas. En el año 710 arrebató a los nunca logró dar unidad a las distintas
caldeos la ciudad de Babilonia, de la que tradiciones de los pueblos vencidos.
tomó un enorme botín, con el que ini- Las tendencias separatistas y las pri-
ció la construcción de la nueva capital, meras revueltas causaron el rápido
Khorsabad, al norte de Nínive, muy cerca declive del Imperio asirio.
de la actual Mossul, en Irak. La ciudad,
cuyas espléndidas obras se detuvieron a la
muerte de Sargón, constaba de tres partes: 3.5. ISRAEL Y LA APORTACIÓN
la ciudad propiamente dicha, la ciudadela CULTURAL DE LOS JUDÍOS
(donde se emplazaban los palacios de los
dignatarios) y las terrazas, sobre las que Los orígenes de Israel, entre
surgían el magnífico templo de Nabu, el historia y leyenda. Durante mucho
ziqqurat y el palacio real. Este modelo de tiempo, para explicar la historia del
ciudad es fiel reflejo de la estructura polí-
pueblo de Israel se prestó crédito a las
tica de Sargón, quien deseaba una clara
diferenciación entre los que detentaban el naffaciones bíblicas, recogidas en los
poder máximo, los funcionarios y el resto cuatro últimos libros del Pentateuco y
del pueblo. en los libros de Josué, Jueces, Samuel
y Reyes. Según éstas, los orígenes de

92 1 MANUAL DE lNICIACJÓN A LA HJSTORlA ANTIGUA


Gcogral"ía políl ica y cullur:tl cid Pró.ximo Oricnlc anliguo 1

Israel se remontarían a las vicisitudes


de los patriarcas, el primero de los cua-
les habría sido un personaje llamado
Abrahán, procedente de Ur y que habría
vivido ca. 1900 a.e.e.; sus descendientes
se habrían asentado en Egipto, de
donde habrían salido (éxodo), guiados
por Moisés, hacia Canaán, tierra en la
que se habrían asentado mediante una La leyenda de Semíramis
serie de acciones de conquista. El pro- Semíramis fue una legendaria reina asiria,
blema de estos relatos -que con toda famosa por su belleza y su azarosa vida.
probabilidad no frieron compuestos Su historia, narrada por Heródoto y otros
hasta épocas muy posteriores (siglos escritores griegos, parece confundirse con
la de la reina Sammuramat, regente duran-
vn-IV a.e.e.)- es que no ofrecen ningún
te la minoría de edad de su hijo Adad-Nirari
punto de apoyo históricamente fiable. III, que ascendió al trono en el 805 a.e.e.
De hecho, la investigación moderna Durante su breve mandato, la valerosa
ha evidenciado en ellos la existencia reina hizo frente a luchas contra otros pue-
de graves anacronismos y de intereses blos y a intentos de independencia de sus
Leológicos (corno el postulado de que el gobernadores. La leyenda la transformó en
hija de la diosa Derketo, quien la abandonó
dios de Israel, Yahvé, nada tendría que
en un monte, donde fue alimentada por
ver con la religión cananea), así corno
palomas y rescatada por pastores. Casada
su carácter a menudo inconciliable con con el general de los ejércitos asirios, fue
los testimonios arqueológicos. raptada por el rey, que la tomó por esposa.
Un punto de partida más fiable En otra versión, fue una cortesana que
se halla en la estela de la victoria del obtuvo del rey cinco días de gobierno,
faraón Merneptah, fechada en 1208 durante los cuales aprovechó para matarle
y usurpar el trono. Más tarde perdonó el
a.e.e., que atestigua por primera vez
intento de asesinato de su hijo y se trans-
la existencia de un grupo de población formó en paloma. Su leyenda, del todo
llamado «Israel» en el Levante meri- griega, permaneció viva durante mucho
dional. Lo que la arqueología revela tiempo. Se le atribuyeron la construcción
es que hacia esa época comenzó una de canales y puentes, y el embellecimiento
colonización de zonas montañosas, no de las ciudades de Mesopotamia, inclui-
sólo en Galilea sino también en el terri- da Babilonia. Recientes investigaciones le
asignan el intento de humanizar las crueles
torio de la ciudad-Estado de Siquén;
costumbres asirias.
esta colonización habría sido efec-

1 DE LA CIUDA D A LOS IMPERIOS 1 93


Te ma 3

tuada por una amalgama de grupos 1200 a.e.e., contribuyendo a la pérdida


distintos, entre ellos seminómadas y de poder de Egipto. Entre ellos estaban
campesinos de las llanuras. Así podría los peleset o palashtu -«filisteos»-,
entenderse -críticamente interpreta- una población ampliamente menciona-
do- lo que la Biblia hebrea narra da en los relatos bíblicos. Cuando, en los
como «la conquista de la tierra» por siglos xr y x a.e.e. tuvo lugar un resurgi-
Israel: el asentamiento de una pobla- miento de la cultura urbana en la llanu-
ción que aspiraba a librarse del control ra costera -con los arameos al norte y
impuesto por la gran potencia egipcia. los filisteos al sur-, los asentamientos
La importancia de Egipto en la de la región montañosa de la Palestina
memoria cultural del pueblo judío, central se vieron progresivamente obli-
plasmada en los textos bíblicos, se gados a forjar alianzas y a instituir
explica precisamente por el dominio una jefatura unificada. La creación de
que, desde el siglo xv hasta el siglo xr1 una monarquía bajo Saúl y luego bajo
a.e.e., Egipto ejerció sobre la región David, narrada en los relatos bíblicos,
siropalestina, donde todo indica que parece tener aquí su razón de ser:
el pueblo de Israel tuvo sus orígenes. La historia de los judíos.
De hecho, la población que ca. 1200 Atendiendo a la historia bíblica, una
a.e.e. tenía el nombre «Israel» no vez despojada de sus elementos legen-
llegó de fuera, sino que emergió de darios, es posible detectar ya a inicios
la propia cultura urbana de Canaán
al final de la Edad del Bronce. No
puede descartarse, sin embargo, que
entre los grupos que constituyeron
Israel hubieran existido ciertos com-
ponentes poblacionales que hubiesen
sido llevados antes a Egipto como
prisioneros de guerra, y que el relato
legendario sobre su supuesta huida se
convirtiera en el mito de los orígenes
para la totalidad de Israel.
La historia de Israel parece relacio-
nada asimismo con la llegada de los lla-
lnsci-i pciéin ck Tell D,rn . lsi-aL'I M usrn111
mados pueblos del mar, que penetraron (krnsa lén). 850 a.e.e.
en el Levante meridional en tomo al FuL'III L': Wikirncdia cc11nrnn11s

94 1 MANUAL DE lN lClACIÓN A LA H fSTO RlA ANTIGUA


Gcogral'í,1 políti ca _y c11 ltt1ral del Pró~irno Orienl t' an lig110 1

dd siglo x a.e.e. el surgimiento de una Reino de Sa lomón


(ca. 972-9] 1 a.c.i..:.)
i 11cipiente ideología dinástica vincula-
da a su supuesto fundador, David (ca. Reino de lsrad

1O10-971), quien emerge como el artí- Rcino .lmlú

lice de una identidad nacional, cierta-


1nente aún marginal, con centro en la
ciudad de Jerusalén (el descubtimiento Mar
Mediterráneo
en 1993 de una inscripción en Tell Dan
l'l1 que aparece mencionada la «casa de

llavid», fechada hacia 850 a.e.e., permi-


1e asegurar la existencia real de David y

Salomón). Siguiendo el modelo próxi-


rno-oriental, allí se localizaban el palacio
y la c01ie con sus funcionarios adminis-
1rativos y su sacerdocio. Con Salomón
(ca. 972-931 a.e.e.) Israel parece fortale-
MOAB
cerse considerablemente. Aparte de su
caracte1ización como soberano sabio,
justo y elocuente, promovida siglos des- ~-··n.
- · · conquista de
pués por los redactores bíblicos de la Nabucodonosor 11
(587 a.e.e.)
historia deuteronornista cercanos al rey
Josías (640-609 a.e.e.) para acomodarlo
al modelo ideal de monarca oriental,
Salomón emprendió todo un programa solamente en una época muy posterior,
de reformas tendentes a fortalecer la cuando el resto de cultos diseminados
base institucional del reino: además por el territorio del reino fueron defi-
de levantar un palacio digno de su nitivamente prohibidos. Sin embargo,
realeza (llamado «la casa del cedro del después de la muerte de Salomón, el
Líbano»), construyó un fastuoso templo reino se dividió en dos realidades nacio-
destinado a acoger la famosa «arca de la nales diferentes. En el no1ie, se formó el
alianza» y a convertirse en la morada de reino de Israel, con capital en Samaría;
Yahveh, que pasó así a ser la divinidad en el sur, el reino de Judá, con capital
dinástica por excelencia y el elemen- en Jerusalén. El ptirnero en perder su
to emblemático de la unidad cultural independencia fue el reino de Israel,
israelita, una función que se consolidó que cayó bajo las tropas asirias en el

1 DE LA CIUDAD A LOS IMPERIOS 1 95


Te ma 3

año 720 a.e.e. Algo más tarde, el reino


de Judá (que se había convertido en
vasallo de Asiria) fue conquistado por
el rey neobabilonio Nabucodonosor 11
(604-562), que destruyó Jemsalén y su
Templo en el año 587 a.e.e. y deportó
a su población a Mesopotamia. Ésta
es la conocida como P1i.mera Diáspora
(dispersión) del pueblo judío, llamada
también exilio babilónico. Muchas otras
diásporas se sucederían después con el
Monoteísmo
curso de los siglos.
En su acepción más estricta, este término
Un riguroso monoteísmo. Más
designa una categoría de doctrinas, expe-
que en el plano político, los judíos riencias o fenómenos religiosos diversos
han dejado una huella importante en conectados con la concepción de un dios
el aspecto religioso puesto que elabo- único. Se diferencia, por tanto, de la
raron una concepción espiritual nove- monolatría o culto a una divinidad que
dosa basada en la creencia en un dios coexiste con otras, y del henoteísmo o
veneración a un dios al que se considera
único (monoteísmo). El exilio babiló-
superior a los otros. Por tanto, realmente
nico obligó a impulsar un revisionismo sólo existirían cuatro religiones monoteís-
ideológico cuyas huellas han quedado tas: el judaísmo, el cristianismo, el isla-
indelebles en la historia deuteronomis- mismo y el mazdeísmo (o zoroastrismo).
ta. Mientras que su primera fase de En las antiguas culturas mesopotámicas
redacción (Dtr 1) se situaba en los días afloraron muchas reHgiones que respon-
de Josías y estaba destinada a reforzar dían a los parámetros del monoteísmo,
pero ninguna llegó a plasmarse en una
los objetivos de este monarca partida-
doctrina teológica. En la religión egipcia
rio del monoteísmo yahwista en contra encontramos varias tentativas de alcan-
del sincretismo religioso, su segunda zar el monoteísmo, como la del faraón
fase (Dtr2) surgió de la necesidad de Amenhotep IV, que intentó imponer el
ofrecer una interpretación coherente culto exclusivo al dios-sol Atón, o un mile-
de la desdicha sufrida por Judá. Dtr2 nio más tarde, la decisión de los soberanos
ptolemaicos de convertir a Dioniso en su
ofrecía de esta forma un sorprendente
dios supremo y dinástico. A pesar de ello,
giro teológico: la nueva redacción de la religión egipcia estuvo muy lejos del
la historia deuteronomista subordinó monoteísmo.
con gran inteligencia el pacto de David

96 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA I-I ISTORJA ANTIGUA


Geograíía políti ca y cultural del Pró\ irno O ri ent e an t iguo 1

;ti cumplimiento de la «alianza» entre Imperio egipcio o los reinos mesopo-


1)ios y el pueblo de Israel en el Sinaí. támicos. Tal vez fue esta certeza la que
Trns el regreso del exilio babilónico, les llevó a realizar algún intento de
l'I devenir histótico del pueblo «ele- unificación, olvidándose por completo
_;_i, ido» bajo la égida del Imperio persa de cualquier ambición de conquista de
se interpretaría siguiendo la misma nuevos territorios. La estrecha franja
1ínea ideológica, pero con un cambio costera que habitaban no permitía
de orientación una vez desaparecida la a los fenicios vivir de la agricultura,
lamilia dinástica davídica. Al faltar la oi obtener el resto de los recursos
institución de la monarquía, el Templo necesarios para su supervivencia. La
(cuya reconstrucción concluyó ca. 516 explotación del mar era, pues, el único
a.e.e.) se convertiría en el centro de remedio disponible, y los bosques,
identidad del pueblo judío. que abundaban en la zona, ofrecían la
imprescindible madera para construir
3.6. LAS REDES COMERCIALES
las naves.
DE LOS FENICIOS

Política y economía. Las ciuda-


des fenicias alcanzaron un gran desa-
rrollo en la zona costera del norte
de Palestina (actual Líbano y costa
siria). Los centros comerciales feni-
cios no llegaron nunca a configurar
un Estado unitario, por lo que el
fraccionamiento político fue un rasgo
característico del pueblo fenicio. Cada
ciudad constituía un organismo autó-
nomo gobernado por una monarquía
generalmente hereditaria que contaba
con la colaboración de un consejo de
ancianos . Los soberanos fenicios, que
Jarrón de agua Íc1 1icio-c hipriol:1 pinLTdl'lliL·
ejercían su autoridad sobre territo- de Chipre (rn. 700-600 :LL'.L'.). As h111olca 11

rios muy pequeños, fu eron siempre M1 1Sl' lllll (Oxrnrd).


f11 c11t e: The Asl1111ulc·1111 M11s,'11111 So111 •c11ir
conscientes de la presión que ejercían ( ;uidc, Ahmolean MU SL' lllll ( l J11i1'LTs il yor
potencias mucho más fuertes , como el (),J,ml , Oxford, 20 17, p. 17

1 DE LA CIUDAD A LOS IMPERIOS 1 97


Tema 3

La red comercial fenicia. Los por los fenicios fue el alfabeto fonéti-
mercaderes fenicios crearon una co, es decü~ un alfabeto que no recu-
impresionante red comercial maríti- rría a imágenes (como los jeroglíficos
ma, con escalas en posiciones estra- o los pictogramas), sino que estaba
tégicas a lo largo de las rutas más constituido por un grupo de sím-
frecuentadas y en puntos cercanos a bolos gráficos convencionales, cada
los potenciales mercados. Con el tiem- uno de los cuales identificaba un
po, estas escalas se convirtieron en sonido. Los otros pueblos utilizaban
paradas fijas dotadas de negocios bien miles de signos, ya que en la prácti-
surtidos, que poco después dieron ca cada palabra correspondía a una
origen a las primeras colonias. Una de figura distinta. Con este nuevo méto-
las más importantes fue Cartago, en la do se reducía considerablemente el
costa africana, fundada según la tradi- número de símbolos, lo que hacía
ción en el año 814 a.e.e. Esta ciudad la escritura mucho más sencilla y
ha tenido un papel muy relevante en fácil de aprender. El alfabeto fenicio
la historia del Mediterráneo. representaba solamente las conso-
Desde su territorio los fenicios nantes. Fueron los griegos quienes lo
exportaban tanto materias primas completaron añadiéndole las vocales.
como productos elaborados. Eran Este es el alfabeto que , con algunas
hábiles carpinteros, famosos orfebres variaciones, ha llegado hasta nues-
del oro y magníficos tejedores o arte- tros días.
sanos del vidrio. Pero debían importar
las materias primas de las que care- 3. 7. EL IMPERIO PERSA
cían, como los metales (oro, plata,
cobre, hierro) o el marfil. Sus naves El expansionismo persa. A par-
debían realizar viajes muy largos. Para tir del año 700 a.e.e., un grupo de
obtener marfil, debían llegar hasta tribus de origen persa se asentó en
las costas africanas y para adquirir el una zona montañosa del actual Irán.
estaño (indispensable en el proceso Al parecer estaban organizadas bajo
de fusión del bronce) atravesaban el la autoridad de un jefe tribal llama-
estrecho de Gibraltar hasta alcanzar do Aquemenes (700-675), de ahí su
las costas inglesas. nombre de aqueménidas. La expan-
El alfabeto fonético . Desde el sión del poder persa continuó con
punto de vista de la cultura, la inno- Teispes (675-640). Durante el reinado
vación más importante introducida de su hijo Ciro I (640-600) los persas

98 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


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obsidiana

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> Arado p1í1~ (____
(J Biblos
e ar;nas ~
o madera
> vídreo
o C iudad fenicia
> joyas
Colonia fenicia
r oro
o(/) (desde el siglo IX a.e.e.)
eslavos Leptis especias
papiro, lino, oro. cereales, pe1:f11mes
Principales vías comercia les
mw:fil, esclavos, joyas oro
Tem a 3

estuvieron sometidos a los asirios.


Su sucesor, Cambises I, se casó con
una hija del último soberano de los
medos, reino al que en ese momento
estaban sujetos. La verdadera explo-
sión del poderío persa se produjo con
el hijo de Cambises I, Ciro 11, tam-
bién conocido como Ciro el Grande
(559-530), quien estableció las bases
del vasto Imperio persa a través de
una política activa de conquistas y
posterior conciliación y tolerancia de
El declive de los fenicios los pueblos dominados. En primer
La segunda mitad del siglo VII y el inicio lugai~ sometió a las dispersas tribus
del VI a.e.e. marcan el final del poder polí- iranias y asiánidas que estaban asen-
tico de las ciudades fenicias. De hecho, en tadas en los márgenes de su territo-
torno a la mitad del siglo VII fueron dura- rio. Posteriormente, logró vencer y
mente golpeadas por las incursiones de
anexionar al reino medo, a Lidia y
los escitas; tuvieron que acoger al faraón
Necao II cuando sobre el año 609 a.e.e. a las ciudades jonias. En el año 539
se desplazó hacia el Éufrates para solici- a.e.e., tomó Babilonia con gran facili-
tar el apoyo de los asirios contra medos dad, pues su llegada puso fin al largo
y babilonios. Poco después, Tiro debió enfrentamiento entre el rey babilóni-
someterse al babilonio Nabucodonosor co y el poderoso clero de Marduk, y
II, conquistador de Jerusalén. Babilonia
además se mostró muy permisivo con
tuvo entonces pleno control sobre Tiro,
imponiendo gobernadores de su agrado.
el pueblo y los dioses locales. La con-
Tras la conquista de Babilonia por Ciro quista de esta emblemática ciudad fue
el Grande, Fenicia pasó al dominio persa, muy importante, ya que era el nexo a
formando parte de la V satrapía. En esta través del que se realizaban los con-
etapa las ciudades fenicias recuperaron tactos entre el oriente y el occidente
su autonomía e impulsaron su comercio. mediterráneos. Después, Ciro II toda-
Tras la batalla de Issos en el 333 a.e.e.,
vía tuvo tiempo para continuar exten-
Fenicia aceptó la autoridad de Alejandro
Magno, pero inició su declive económico. diendo los confines de su enorme
En el año 64 a.e.e. pasó a formar parte de Imperio por la frontera noroccidental
la provincia romana de Siria. y el norte de Siria. Tras su muerte
(acaecida probablemente en una cam-

100 1 MANUAL DE INICl ACIÓN A LA HISTORIA ANTlGUA


Gcogral fo política _
v cullur:d del Pníxi1110 01·ienle antig1 10 J

paña militar contra los masagetas, mente venció en la batalla de Cunaxa


invasores nómadas del Asia Central) , (401 a.e.e.). Realizó un intento de
su hijo Cambises 11 (530-522) logró recuperar Egipto, cuyo fracaso alentó
conquistar Egipto. Fue sucedido por nuevas insurrecciones en Anatolia.
el noble aqueménida Darío I (522- A su muerte, Artajerjes 111 (359-
486) , que mantuvo una política de 338) logró el último momento de
desarrollo económico y creó una mta esplendor del Imperio persa aquemé-
comercial marítima que conectaba nida. En primer lugar, obtuvo la fide-
Egipto con el valle del Indo. Su suce- lidad de las más importantes satra-
sor, Je1jes I (486-465), aplastó una pías del Imperio. En segundo, y tras
,·evuelta egipcia (que se había gestado varios intentos, recuperó Egipto. Sin
ya con Darío I) apenas ascendido al embargo, a pesar de su impresionante
Lrono y, poco después, otra que se demostración ele fu erza, el Imperio
produjo en Babilonia, si bien no logró persa aqueménida estaba ya herido
su objetivo de conquistar Grecia. Su ele mucrle por la escisión interna y
hijo y heredero en el trono, Artaje1jes la corrupción. Cuando el gran rey
I (465-424) tuvo que hacer frente a fue asesinado, su lugar fue ocupado
una nueva rebelión egipcia, esta vez por Darío TTl Codomano (335-330),
mucho más peligrosa pues contaba un monarca débil y efímero que vio
con la ayuda de los griegos. Tras sufrir
algunas derrotas, logró controlar la
situación en la mayor parte del terri-
torio egipcio. La tensión con Atenas
se resolvió con la paz de Calias (449
a.e.e.), que dejaba ele lacio, por el
momento, el conflicto b élico.
La decadencia del Imperio persa se
inicia con Darío JI, hijo bastardo de
Artajerjes I, que tuvo que enfrentarse
a una importante revuelta en Media
y que finalmente perdió Egipto. Fue
sucedido por su hijo Artajerjes 11
(404-359), quien, reci én coronado, Capitel de 11 11:1 col1111rn;1 de l;1 s; il;1 de
a udien cias (Apada11;1) <k·I p,ilal· io dt· IJ;i1·í" 1
hubo de neutralizar la conspiración
en Susa (rn. 5 1O a.L'.c.). Mus,·o del l.rn1 vrt·.
de su propio h ermano, a quien final- Foto: R. G. S.

1 DE LA CI UDAD A LOS IM PERIOS ¡ 101


Tema 3

bien instauró una autoridad férrea y


en-adicó de fom1a inmisericorde cual-
quier intento de rebelión.
El territorio se dividió en grandes
provincias, conocidas como satra-
pías, dirigidas por un gobernador o
sátrapa que se apoyaba en un secre-
tario real, quien tenía la doble misión
de hacer funcionar la administración
provincial y, al mismo tiempo, vigi-
lar al sátrapa. El ejército estaba en
manos de generales elegidos por el
Fri so ele los arquerns. P;:ilac io de Dado 1
soberano. Para asegurarse la fideli-
en Su~a. (ca. 510 a.e.e.). Musco del Louvrc. dad de sus subalternos, Darío I se
Fo to : R. C. S. servía de funcionarios itinerantes
( «los ojos y los oídos del rey») que
cómo su reino se desmoronaba ante podían viajar en cualquier momento
el empuje imparable de Alejandro hasta las distintas satrapías para exa-
Magno: primero, con la derrota en la minar su situación política, econó-
batalla del Gránico (en mayo del 334 mica, militar o administrativa. A ello
a.e.e.), y finalmente con la triunfal ayudaba mucho el conocido como
entrada de Alejandro en Persépolis camino real : una extensa red de vías
(en abril del 330 a.e.e.). que atravesaba todo el territorio,
La organización del Imperio. El partiendo desde la capital, Susa, en
rasgo principal del régimen persa fue un todas direcciones. Esta importante
fuerte autoritarismo, al que el monarca red vial, que se mantenía siempre en
se sentía obligado para mantener unido perfecto estado, permitió el rápido
a un grupo tan heterogéneo como el de transporte del correo y de las órde-
los súbditos persas, pertenecientes a nes imperiales, que podían llegar en
razas y nacionalidades muy diferentes. breve tiempo hasta las satrapías más
Para poder gobernar eficazmente sobre lejanas.
esta amalgama de gentes se precisaba La estructura económica. Un
una voluntad fuerte, reconocida y res- imperio tan vasto como el persa, que
petada con total lealtad. Por ello, Darío comprendía territorios con climas
I evitó en lo posible el uso del ten-or, si muy distintos, trató siempre de ser

102 1 MAN UAL DE INICIAC IÓN A LA HISTORIA ANTlCUA


cJÍ

Territorio de origen
de los persas

Reino de los medo_s


conquistado por C,ro

o Conquistas de Ciro
rr. rusalén
~ .
Conquistas de Cambises
n
......
e:
o Conqu •istas de Dario 1
o►
r ■ Capita les de l Imperio
o
(/)
Cam ino real
$
-o
rn
;,o
o
(/)
~
:l

o
l.,J
Zoroastro
Zoroastro fue el fundador semi-mítico del
zoroastrismo, religión nacional de Irán
desde la época aqueménida hasta la con-
quista árabe (desde el siglo VI a.e.e. hasta el
VII e.e.). Los datos sobre su vida de predica-
dor errante e ignorado, hasta la obtención
de la protección del rey Vishtaspa y la difu-
sión de su doctrina en el mundo iránico
Relieve de dos cortesa nos proceden te del (sacados de la información aportada por
palacio de Jerjes en Persépulis (Irán) (w. 480
los gathas del Yasna), se mezclan con tes-
a.e.e.). Fiti'.william Museum (Ca mbridge).
Foto: R. G. S. timonios legendarios. Elementos lingüísti-
cos y geográficos hacen pensar en la parte
autosuficiente. Ello fue posible por oriental de Irán como escenario probable
de la vida de Zoroastro. La mayoría de
la abundancia y variedad de sus
estudiosos señala los principios del siglo VI
productos agrícolas, así como por la a.e.e. como el momento en que llevó a cabo
floreciente actividad artesanal. Con su predicación, aunque algunos arcaísmos
una red comercial tan importante lingüísticos podrían remitir a una época
como el camino real, los soberanos anterior. A pesar de que existen varias
persas fueron capaces no sólo de versiones que presentan a Zoroastro como
un reformador político-social, o como un
abastecer las necesidades internas de
hechicero, las investigaciones modernas
sus territorios, sino incluso de esta- coinciden de forma unánime en que su
blecer un importante intercambio mensaje está estrechamente ligado a los
comercial con el exterior, tanto en rasgos monoteístas de la religión de Ahura-
oriente (India, China o Arabia), como Mazda o mazdeísmo.
en occidente.

104 1 MANUAL DE IN ICIACIÓN A LA HlSTORfA ANTfGUA


Geogr.ili, pu l í1i G1 y cull urn l clt' I Pníx i rn o Ori ente an ti guo 1

La religión persa. Los soberanos se representaba la permanente lucha


persas fueron tolerantes con las distin- entre el bien y el mal. Se consideraba
las religiones que se practicaban en sus culpable a quien se mostraba indife-
territorios, si bien su deidad principal rente ante esta batalla, pues uno de los
lúe Ahura-Mazda y su culto el maz- rasgos más originales del mazdeísmo
deísmo. Esta doctrina ponía el acento era el otorgar una gran relevancia a las
en la responsabilidad moral del indivi- acciones del hombre, que en sus deci-
duo. El ser humano vivía en un mundo siones vitales debía decantarse siem-
que era visto como un teatro en el que pre del lado de la justicia.

Síntesis
La inmensa área geográfica comprendida entre la región mesopotámica, el Asia
Menor y la costa siropalestina conoció un precoz desarrollo de la civilización que
dio lugar a la formación de peculiares y poderosos imperios. En los territorios
inundables que se extendían entre los ríos Tigris y Éufrates los sumerios fundaron
numerosas ciudades independientes que nunca llegaron a reunirse en un Estado
unitario. La explotación de los recursos naturales -es decir, las actividades econó-
micas de carácter agropecuario- estaban controladas por las castas sacerdotales:
según la concepción religiosa de los sumerios, todas las tierras de cultivo pertene-
cían a las divinidades y, por ello, las cosechas debían ser acumuladas en los alma-
cenes dependientes de los templos. La pobreza de las materias primas disponibles
empujó a los mercaderes a intensificar los contactos con otras zonas limítrofes e
incluso con territorios más lejanos como Siria, al norte. En torno a las incipientes
rutas caravaneras prosperaron importantes centros comerciales como Mari y Ebla.
El primer imperio universal que unió bajo una única autoridad a toda la región
comprendida entre el Golfo Pérsico y el Mediterráneo fue fundado por Sargón I de
Akkad hacia el 2300 a.e.e. y sobrevivió cerca de dos siglos. Posteriormente, a inicios
del II milenio a.e.e., la ciudad de Babilonia logró imponer su hegemonía gracias a
la fortaleza del reinado de Hammurabi (ca. 1792-1750 a.e.e.), especialmente recor-
dado por su célebre código de leyes.
Otro potente imperio que tuvo su centro en Mesopotamia, en este caso en torno
al curso del Tigris, fue el de los asirios, que alcanzó su apogeo en los siglos rx-vn
a.e.e., gracias a su indiscutible superioridad militar. Su dominio sobre los pueblos
conquistados (algunos de los cuales sufrían deportaciones masivas) se basó siem-
pre en una política del terror que, con el tiempo, no fue suficiente para mantenerlos
controlados. De hecho, el Imperio asirio cayó sumido en la inestabilidad política
provocada por las constantes rebeliones.

1 DE LA CIUDAD A LOS lMPERlOS ¡ 1os


Tema 3

En Anatolia, un pueblo de origen indoeuropeo como el de los hititas logró


convertirse en una gran potencia internacional en el curso del II milenio a.e.e.
Su enfrentamiento con los egipcios en el momento en que éstos desarrollaron su
política exterior más agresiva (durante el Reino Nuevo), fue inevitable. Ahora bien,
no hubo en el Próximo Oriente ningún imperio tan grande como el creado por los
persas, cuyo dominio a partir de mediados del siglo VI a.e.e. gracias a la política
expansionista impulsada por sus más poderosos soberanos -principalmente Ciro
el Grande, Cambises II y Darío 1- se extendería desde el Indo al Mediterráneo y
desde Asia Menor hasta Egipto.
A pesar de carecer de sólidas estructuras políticas, de extensos territorios o de
ejércitos poderosos, otros pueblos del Próximo Oriente, tales como los judíos y
los fenicios , fueron determinantes en las profundas transformaciones culturales
evidenciadas a lo largo del I milenio a.e.e. El universo religioso judío aportó origi-
nales formas de pensamiento. Y los fenicios, conscientes de su inferioridad militar,
dedicaron todos sus esfuerzos a abrir nuevas rutas comerciales en el Mediterráneo.
Su aportación cultural más significativa fue la creación y divulgación del alfabeto
fonético que, tras una larga evolución, ha llegado hasta nuestros días.

Verificación
1. ¿En qué sentido se puede hablar de una «economía del templo» entre los sume-
rios?
2. ¿Cuál fue el primer imperio universal surgido en el ámbito mesopotámico?
3. ¿Qué se entiende por «pueblos indoeuropeos»?
4. ¿En qué aspectos la sociedad hitita se diferenció de las que se desarrollaron en
las cuencas fluviales?
5. Señale tanto los puntos fuertes como los elementos débiles de la potencia asiria.
6. Explique cuáles fueron las principales aportaciones culturales tanto de los
judíos como de los fenicios.
7. ¿Cómo lograron los fenicios monopolizar el comercio internacional?
8. Explique en qué consistía el sistema de satrapías en el Imperio persa.

106 1 MANUAL DE TNICIAClÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


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1 DE LA CIUDAD A LOS IMPERIOS ¡ 109


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110 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORJA ANTIGUA


Tema 3

WtLKINSON, T., Auge y caída del antiguo 1982).


Egipto. Historia de una civilización YAMADA , Sh. , Th.e Construction of th.e
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112 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA H ISTORlA ANTIGUA


11 Origen y desarrollo
del mundo griego

TEMA4. El ascenso de las póleis


TEMA 5. El mundo cultural de los griegos
TEMA 6. Conflicto entre griegos y persas
TEMA 7. Atenas: democracia e imperialismo (siglo v a.e.e.)
TEMA 8. La lucha por la hegemonía (siglo 1v a.e.e.)
TEMA9. Alejandro Magno y el mundo helenístico

Tras haber analizado el surgimiento y consolidación de los primeros impe-


rios del Oriente Próximo antiguo, en los siguientes capítulos nos detendremos
en el estudio de las civilizaciones aparecidas en las islas del mar Egeo y en la
península griega hasta finales del siglo 1v a.e.e. En las Cícladas y en Creta se
desarrolló una forma de civilización avanzada, cuyo legado también influyó
en los pueblos de habla indoeuropea que descendieron a la península griega
durante los primeros estadios del primer milenio a.e.e. A lo largo de los siglos,
la civilización que dio lugar a numerosos pequeños Estados surgidos en Grecia
continental adquirió características realmente originales, muy diferentes de las
desarrolladas anteriormente en el Próximo Oriente. En los antiguos imperios, el
ejercicio del poder estaba reservado a un grupo restringido. En el mundo griego,
en cambio, se creó la ciudad-Estado, una nueva forma de organización política
en la que todos los ciudadanos en su conjunto se sentían valorados y tenían no
sólo el derecho sino también el deber de contribuir conjuntamente a resolver los
problemas de la comunidad. Para los griegos, la actividad política representaba
un aspecto ese~cial de la vida social, que les permitía afirmar con orgullo su
superioridad sobre los extranjeros. El objetivo principal de esta unidad con-
sistirá en el análisis de las condiciones que favorecieron el surgimiento de las
ciudades-Estado y su organización política y social. La política expansionista

l l 13
impulsada por los soberanos persas, que a inicios del siglo v a.e.e. constituyó el
principal revulsivo en las relaciones de poder entre los Estados griegos, estuvo
orientada hacia el continente europeo y la península griega. Atenas fue la ciudad
que reaccionó de manera más contundente para repeler este ataque; como resul-
tado, se convirtió en la pólis de mayor importancia e influencia en la órbita del
mundo griego. Se analizarán también las razones que llevaron a muchos griegos
a dirigir su mirada hacia el exterior, fundando (especialmente entre los siglos
VIII y VI a.e.e.) nuevas ciudades en tierras lejanas, desde Asia Menor hasta Sicilia
y las costas del sur de Italia (llamadas después Magna Grecia), exportando su
modelo político y sus tradiciones, que, a su vez, influyeron en las civilizaciones
que surgieron en Occidente.

114 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


TEMA 4

4.1. MrNOJCOS Y MICÉNICOS Creta: una pos1c10n geográfica


favorable. Las primeras formas de
Principales focos de influencia civilización en el Egeo se desarrolla-
en el Egeo. Debido a su situación geo- ron en las Cícladas, un archipiélago
gráfica, la isla de Chipre se mantuvo compuesto por más de doscientas
relativamente alejada del desarrollo islas dispuestas en círculo (de ahí el
de la civilización egea. Su cercanía nombre, del griego kyklos, «círculo»)
y vinculación a Asia Menor y Egipto en torno a Delos, que habían estado
propiciaron que la cult-ura chipriota habitadas desde el 4500 a.e.e. A par-
actuase como una especie de puente tir del inicio del II milenio a.e.e., la
entre el Egeo y el Levante asiático. Por isla de Creta consiguió una posición
su parte, las islas Cícladas constituían de supremacía entre las rutas del
un conglomerado de pequeños asen- Mediterráneo oriental, favorecida sin
tamientos independientes, algunos de duda por su privilegiada situación
ellos en la misma isla, razón por la que geográfica: con breves etapas de nave-
no llegaron a convertirse en una cul- gación se podía acceder fáci lmente a
tura unitaria capaz de seguir un curso las costas griegas y de Asia Menor, a]
significativo propio. Además, desde la delta del Nilo, a Chipre, a Rodas y a
época del Minoico medio (ca. 1800- la franja costera siropaleslinense. Por
1500 a.e.e.), las Cícladas se sometieron ello, pudieron controlar las principa-
cada vez más a la influencia cultural de les rutas marítimas y consolidar un
Cnosos. De ahí que fueran Creta y la intercambio comercial provechoso y
Grecia continental micénica -los dos continuo con los pueblos vecinos.
centros principales de la civilización La civilización cretense ha recibido
egea- las que consiguieran un mayor el nombre de minoica por el nombre
grado de desarrollo cultural. de su legendario rey Minos, si bien

Jl OR IGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRIBGO ¡ 11s


Tema4

torno a sus respectivos palacios, los


más preeminentes de los cuales fue-
·~.
.~ ' <le, ¡-, l~ ..,.., • <-- • -- « ~, -~;-, _,,._ ~·•.,'- ron los de Cnosos, Malia y Festas. El
rasgo más característico y original
de la sociedad minoica es su carácter
pacífico. Las pinturas reflejan un esca-
so interés por los asuntos bélicos y los
palacios no poseen importantes siste-
mas de defensa para repeler eventua-
les ataques externos, ni están situados
en zonas estratégicas. Los reyes-sacer-
dotes cretenses disponían ciertamente
,r de lo que parece haber sido un peque-
ño contingente de hombres armados y
- es probable que la aristocracia tuvie-
<
se también algunos guardias en sus
:.. ·-·.
tierras. La falta de coerción en una
sociedad indica siempre la prevalencia
.,t~~=- .... ~ -~~
. , . ... . de un nivel considerable de consen-
. . ...
- ~ · .;._-.. '¡":::.., so, que las diferencias sociales entre
En 11·ada nort e del pa lac io de Cnnssos. los grupos que la conforman no son
F11t· 11I ,': Na ti o nal Gcogra phi c l listOl'ia,
excesivas y que impera un sistema
203 , p. 66
satisfactorio para resolver de manera
hay estudiosos que piensan que el tér- pacífica los eventuales conflictos entre
mino minos no equivale a un nombre ciudadanos.
sino más bien a un título real. La cultura proporcionó un buen
Una civilización pacífica. La escri- nivel de vida a su población. Contaba
tura minoica (llamada por los expertos con un clima benigno, una economía
lineal A) no ha sido descifrada, lo que agraria bastante estable, abundancia
nos impide conocer con más detalle el de pescado y un próspero comercio
desarrollo y las particularidades de su marítimo. Los testimonios disponibles
civilización. No obstante, a través de dan a entender que el pago del tributo a
los hallazgos arqueológicos podemos los palacios era principalmente volun-
trazar sus líneas más significativas. tario. Es posible que exista en este
Varios «principados» coexistieron en aspecto cierta analogía con el Reino

116 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


í
AQUEOS
2000 a.e.e.

IMPERIO
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Te ma 4

Medio egipcio, donde la considerable ante cualquier intento de agresión.


cantidad de contribuciones voluntarias El final de la civilización minoica.
para la construcción de las pirámides La extraña desaparición de la civili-
del faraón fue una forma de extensión zación minoica en torno al año 1400
de la inmortalidad del monarca al a.e.e. no se ha podido explicar aún de
pueblo plebeyo. Podríamos inferir que forma satisfactoria, ya que los estudio-
los reyes-sacerdotes minoicos desem- sos del tema no han encontrado una
peñaron un papel decisivo de regula- respuesta unánime a esta incógnita.
ción social y religiosa. En contraste Algunos apuntan a causas naturales:
con las estatuas colosales de los reyes el ten-emoto que asoló precisamente
mesopotámicos y egipcios, no se han en el año 1500 a.e.e. la isla de Thera
conservado imágenes ni inscripciones (actual Santorini), situada a unos 100
de ningún rey-sacerdote minoico en kilómetros de Creta, junto al hecho de
especial. Esta circunstancia apoya la que toda la zona era en la Antigüedad
hipótesis de que las más altas autorida- fuertemente sísmica, pueden hacer
des político-religiosas desempeñaban pensar que una catástrofe semejante
casi de forma «impersonal» la función pudo afectar también a Creta. Otros se
de una monarquía no coercitiva. decantan por motivos político-militares
Es posible que los cretenses fuesen en base a algunos datos arqueológicos:
conscientes de su supremacía en el mar los restos de los palacios muestran cla-
y que pensasen que vivir en una isla en ros signos de un incendio, lo que puede
mitad del mar Egeo les otorgaba sufi- hacer pensar en una invasión. Esta idea
ciente protección. De hecho, su flota se aviene bien con la aparición de una
era un elemento altamente disuasorio nueva civilización dominante y muy
belicosa, los micénicos, que, tras ase-
gurarse la supremacía en la península
giiega, habían empezado a extender su
poder sobre el Egeo.
Los orígenes de Micenas.
Aunque los orígenes de la civiliza-
ción micénica constituyen todavía
hoy motivo de discusión científica,
se puede afirmar con seguridad que
Miccnas: puerta de los leones .i la ci11dadcla . hacia el 2000 a.e.e., o quizás incluso
Foto: R. C. S. un poco antes, cierto pueblo de len-

118 1 MANUAL DE INJClAC IÓN A LA HJSTORlA ANTIGUA


tJ asce nso de las J/ií leis 1

gua indoeuropea (mencionado en los El rey y la nobleza. En el vértice


poemas homéricos bajo el nombre de la sociedad micénica se situaba el
genérico de «aqueos», procedentes rey, elegido por su coraje y valor mili-
del Cáucaso) se dirigió a la península tar. Por esta razón, se le reconocía la
helénica, asentándose en la Argólida, máxima autoridad para administrar
en algunas zonas del Peloponeso, en la justicia (los micénicos no dispo-
el Ática y en Beocia. Estas pobla- nían de leyes escritas, de ahí que los
ciones desarrollaron una forma de conflictos surgidos entre ciudadanos
civilización que no derivó nunca en se resolvieran por el soberano, que
un Estado unitario (de hecho, como actuaba como árbitro entre las partes)
veremos, el fraccionamiento políti- y conducir el ejército en la guerra. El
co fue una realidad constante en la rey poseía vastos te1Tenos de cultivo de
historia griega), sino en diferentes los que obtenía abundantes cosechas y
pequeños Estados que presentaban materias primas para el desarrollo de la
inequívocas características comunes producción artesanal.
que les otorgaban cierta homogenei- Con el paso del tiempo, los enfrenta-
dad cultural. mientos entre la monarquía y la noble-
Podemos verificar la existencia de za fueron cada vez más habituales.
numerosos centros políticos urbanos
dotados de un considerable poder
militar que contaban con autosufi-
ciencia económica. Entre ellos desta-
can Tebas, Corinto, Tirinlo, Pilos y la
propia Micenas. Los restos más impor-
tantes rescatados por los arqueólogos
se encuentran en esta última ciu-
dad-fortaleza situada al noroeste del
Peloponeso en una zona escarpada y
protegida por una poderosa muralla.
Este es el motivo por el que se con-
cedió el nombre de micénica a una
civilización que comprendía diversos
centros políticos independientes pero
que compartían similares estructuras M;'iscara 111icé nica. M usco acional ,k·
sociales y culturales. Ai-queo logía (A tenas). Fo to: R. G. S.

11 ORIGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRIEGO I J 19


Tema 4

La asamblea de los aqueos jamás ni en el Consejo ni en la guerra.


(Homero, Ilíada, ll, 185-224) Que en modo alguno lodos los aqueos,
a la verdad, aquí hemos de ser reyes;
Y él mismo fue de frente
jefatura de muchos no es buena·
junto a Agamenón hijo de Atreo,
uno solo sea el jefe; uno solo '
y tomó de sus manos
el rey: aquél a quien le diera el hijo
el bastón ancestral,
de Crono, el de mente retorcida
siempre imperecedero,
el cetro y las leyes '
Y con él se fue andando hacia las naves
para que en beneficio
de los aqueos de broncíneas cotas.
de ellos delibere.»
Y a cualquiera que fuese el que encon-
Los demás luego íbanse sentando
trara,
y en sus asientos se quedaron quietos,
bien rey o bien guerrero distinguido,
mas Tersiles, él solo, aún chillaba
plantándose a su lado,
corno un charlatán desaforado,
lo retenía con blandas palabras:
que, en efecto, en sus mientes sabía
«¡Divino amigo!, no te cotTesponde
muchos propósitos impertinentes:
como un cobarde propagar el miedo,
enlabiar altercados con los reyes
mas tú mismo aquí quédate quieto
de forma atolondrada y no en buen orden
y a los demás, a tus huestes, aquieta,
sino aquello que a él le pareciera '
pues aún no sabes de manera clara
que movería a risa a los argivos.
cuál sea del Alrida el pensamiento;
Y era el varón más feo que llegara
ahora está tentando, pero pronto
bajo los muros de Ilio: era renco,
castigará a los hijos de la Acaya.
cojo de un pie; sus hombros, encorvados,
¿Y en el Consejo no escuchamos todos
comprimidos los dos contra su pecho;
lo que dijo? ¡Que un punto no se enoje
arriba, era picuda su cabeza,
y haga daño a los hijos
y rala tlorecía
de los aqueos; pues gran genio es propio
en ella una pelusa.
ele un rey por Zeus nutricio,
Muy odioso era a Aquiles sobre todo
y su honra de Zeus le procede,
y asimismo a Odiseo, pues a ambos
y le ama Zeus, el buen consejero.»
solía denostar, pero entonces,
Y, de otro lado, a aquel hombre del pueblo,
en medio de chillidos estridentes,
que chillando veía y encontraba,
a Agamenón divino
lo echaba con su cetro de sí lejos
le iba computando los reproches,
y le increpaba con estas palabras:
pues con él, en el'ecto, los aqueos
«¡Divino amigo, para, estáte quieto,
estaban irritados fuertemente
y las palabras escucha de otros
y habíanse en sus almas indignado.
que en valor te aventajan, pues tú eres
Mas Tersiles, gritando hacia lo lejos,
imbele y flojo y no tenido en cuenta
zahería a Agamenón con sus palabras [ ... ].

HOMERO, llíada (trad . A. López E ire), Cátedra, Madr id, 1993, pp. 88-90.

120 1 MANUAL DE INIC IAClÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


El ascenso de las páleis 1

a la luz una cantidad considerable de


tablillas de arcilla incisas con una escri-
tura en parte similar a la del lineal A
usada en Creta. A diferencia de ésta, la
escritma presente en las tablillas micé-
nicas, que se conoce con el nombre de
lineal B, fue descifrada en el año 1952
por el arqtútecto inglés Michael Ventris.
An illo-sello de oro n1 in: 11 ico co n la Ahora bien, dichas tablillas contienen
rep1 "t·se11l ,1L· ic'i 11 de u11 c01 11 ba 1c L'I1lI t · c11 al rn
ho m bres. 1\11 11seo Nacio nal dl' Arq11l'olo¡!:Í<1
exclusivamente listas de bienes, pro-
( Alrnas). ductos, números de cabezas de ganado
F11e 111 e: B. Pd rakos, !V/11sc·n Nuciu11ul. o nombres de personas y divinidades.
Fsc11/t11ms, lm111n•.,·. l'llsii11s (cerrí111irns ) ( lrad .
N. Srn 111p11 rd is) , Clío, AIL' nas , 19~'\ p. 2'i
En ellas no se han conservado ningún
texto literario ni datos históricos o cien-
Presentándose ante el pueblo corno tíficos. Sin embargo, su desciframiento
«los mejores» (la palabra aristolcra- ha permitido conocer la organización
tía significa precisamente «el gobier- administrativa, el grado de estratifi-
no de los mejores») por ser, según cación social o el desarrollo de la eco-
ellos, los predilectos de los dioses, nonúa (los cultivos más extendidos, el
los nobles -descendientes de los pri- tipo de animales criados, los productos
meros aqueos que habían sometido a artesanales más demandados, etc.).
las poblaciones preexistentes- con- Los micénicos crearon una pode-
siguieron en determinadas ocasio- rosa marina mercante -la cual se
nes desautorizar al rey haciéndose emplearía igualmente con propósitos
momentáneamente con el poder. militares y de saqueo-, que los conec-
Las tablillas en lineal B. Para tó con Creta, las Cícladas, Asia Menor
reconstruir la civilización micénica en e Italia meridional. Chipre se conver-
sus líneas esenciales, los historiadores tiría en un importantísimo enclave
se han basado preferentemente en los intermedio entre los micénicos, Asia
testimonios arqueológicos y en algu- Menor y Egipto. Sus naves se ase-
nos poemas homéricos. Estas fuentes mejaban a las cretenses, con ligeras
proporcionan información de diverso mejoras. Resulta difícil saber si el
carácter que ha suscitado serias dudas comercio marítimo micénico h1c con-
interpretativas de difícil solución. Las trolado directamente por los reyes o
excavaciones arqueológicas han sacado por armadores libres.

II ORIGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRJEGO ¡ 121


Tcma 4

Una cultura heroica. El desaiTollo que no existe coincidencia cronológica


de la cultura micénica se basó funda- que permita admitir como plausible
mentalmente en la explotación coer- esta teoría tradicional. Aun cuando
citiva de la población aborigen, en el es verdad que los palacios micénicos
comercio marítimo y en el saqueo. El sufrieron graves destrucciones a finales
sistema fue de alguna forma legitimado del siglo xm a.e.e. y principios del xn
por un éthos heroico que atribuía al a.e.e. la invasión doria no pudo ocu-
guerrero victorioso el derecho de vida y rrir antes de finales del siglo XII a.e.e.,
muerte sobre los vencidos. El saqueo de situándose más probablemente a ini-
Creta y el de la famosa ciudad de Troya cios del siglo XI a.e.e. Los dorios quizás
ilustran perfectamente los resultados de completaron la destrucción de la civili-
la aplicación de un éthos que imponía zación micénica, pero de ningún modo
un estricto código de valor a los nobles. pudieron haberla iniciado. En la actua-
Ese sentido de legitimidad heroica y la lidad se considera que el desplome de la
obsesión por alcanzar fama inmortal cultura micénica fue el resultado com-
generaron una cultura épica. Ésta era, binado del ataque de los pueblos del
precisamente, la clase de inmortalidad mar y de grandes trastornos internos.
que buscaban los aqueos, como después Desde este punto de vista, la ulterior
atestiguarían los poemas homéricos. invasión de los dotios no hizo sino cer-
Así pues, los principales factores que tificar su definitiva desaparición.
influyeron en el desarrollo de la cultura Sabemos que los pueblos del mar
micénica fueron, por un lado, un éthos aparecieron por primera vez en la zona
épico que impulsaba las hazañas heroi- del Egeo a finales del siglo xm a.e.e. y
cas y, por otro, un afán pragmático de que fueron probablemente los causan-
acumulación de riquezas saqueando a tes de la destrucción de los palacios
otros pueblos y explotando a quienes cretenses tardíos que se encontraban
caían subyugados ante su poder militar. bajo dominio micénico. Existe también
Decadencia y fin del poder micé- constancia de que interrumpieron el
nico. A pesar de que la opinión más comercio marítimo de los micénicos,
difundida considera la invasión de los lo que afectó gravemente a su econo-
dorios, un pueblo guerrero de lengua mía, y acaso emprendieron incursio-
indoeuropea procedente de la región nes destructivas en los asentamientos
danubiana que conocía ya el uso del micénicos de la Grecia continental. La
hierro, como la causa principal de la fragmentación de los centros políticos
caída del mundo micénico, lo cierto es micénicos y sus profundas divisiones

122 1 MAN UAL DE INICIACIÓN A LA HI STOR IA ANTIG UA


El ascenso ele las pcí/eis 1

sociales facilitaron, sin duda, su des- dose con la lira, cantaban las hazañas
trucción cuando fueron alacados, uno de los dioses y de los héroes, las guerras
lras otro, por los violentos contingen- emprendidas y las vict01ias logradas.
tes militares de los pueblos del mar. De esta manera consiguieron transmi-
Las luchas intestinas entre los propios tir oralmente un pat1imonio cultural
micénicos acentuaron mucho más, si muy rico que reflejaba las concepciones
cabe, el aislamiento de cada centro morales, religiosas y éticas de la Grecia
político ante la imparable agresión de más anligua. Esta vasta y poliédrica tra-
las nuevas gentes llegadas del mar con dición épica se füsionó en gran medida
las mismas ansias de saqueo que habían en la Ilíada y la Odisea: en el primero de
len.ido en el pasado los propios micéni- estos dos poemas se narra una fase de
cos. Sabemos que cuando llegaron los la guerra emprendida por los micénicos
dorios, cierto tiempo después, fueron (llamados aqueos) contra Troya, una
definitivamente destruidos los últimos ciudad de Asia Menor; en el segundo se
vesligios, ya dispersos, de la civilización conlaban, en cambio, las peripecias que
micénica. La poesía épica conservó las Ulises -rey de la pequeña isla de Í taca y
huellas supervivientes de su cullura, uno de los más deslacados héroes de la
configurándose como un faclor esen- guerra- hubo de sufrir duranle veinle
cial en la formación de la civilización afios en el viaje de regreso a su patria.
griega al actuar como puente entre la La cuestión homérica. Los anti-
naciente civilización helénica y la egea guos atribuyeron estos dos poemas a
que acababa de ser deslruida. Homero, un aulor que el historiador
Hcródolo silúa en el siglo IX a.e.e.,
4.2. EL MUNDO DE LOS POEMAS
pero sobre el que apenas poseemos
IIOMÉRICOS datos seguros. El principal mérito de
Homero fue el de recoger y seleccionar
La tradición de los aedos. Todo ele manera sistemática la obra conserva-
aquello que excedía la necesidad del da en la memoria colecliva de los aedos.
mero registro y que, en cambio, lenía Según la tradición, todo esle malerial
que ver con el desarrollo de los acon- h.ie transc,ito en el siglo v1 a.e.e. La lesis
lecimienlos, no se confió a la habilidad según la cual puede detectarse en los
del escriba, sino a la memoria de los dos poemas un núcleo cultural que, con
aedos (del griego aeído, «canlar»), que diferentes elaboraciones, se remontaba
actuaban en la corle de los soberanos oralmente a los antiguos rapsodas ha
durante los banquetes y, acornpañán- siclo confirmada por el análisis filológi-

11 ORIGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRLEGO ¡ 123


Tema4

co sobre el uso de formas fijas y recu-


rrentes según el procedimiento típico de
la epopeya. Además de los problemas de
naturaleza literaria, que ya a partir del
siglo rn a.e.e. habían dado lugar a la lla-
mada «cuestión homérica» (¿fueron los
dos poemas obra de un mismo autor o
de varios? ¿En qué época se originaron?
¿Cuál fue su proceso de formación?), se
ha discutido también el valor histórico
Schliemann (1822-1890) que se ha atribuido tanto a la Hada
como a la Odisea .
Tras superar su origen humilde y amasar
una enorme fortuna con diferentes nego- Las excavaciones de Schliemann.
cios, Heinrich Schliemann se dedicó por fin A este propósito, fueron fundamen-
a su gran pasión: encontrar pruebas sobre tales los descubrimientos del alemán
la veracidad de los poemas homéricos. A lo Heimich Schliemann, quien, basándose
largo de su vida emprendió diversas cam- en las descripciones geográficas presen-
pañas de excavación. Se centró especial-
tes en los dos poemas, inició hacia el
mente en la colina de Hissarlik, situada en
la región de Tróade, pero también realizó año 1870 una campaña de excavacio-
incursiones en Micenas, en Orcómeno, en nes en la Tróade que sacaron a la luz
Tirinto y en Creta. Sus primeros descubri- los restos arqueológicos de la antigua
mientos necesitaron pronto de actualiza- Troya (en realidad, investigaciones pos-
ciones (algunas a cargo de su estrecho cola- te1iores desarrolladas en el mismo lugar
borador el arquitecto Dorpfeld), pero hoy
demostraron que la Troya descubierta
casi nadie duda de sus valiosas indicaciones
por Schliemann no cmrespondía a la
sobre la localización de la famosa ciudad
de Troya en la colina de Hissarlik, si bien de época homérica sino a un período
situándola en un estrato más antiguo que el histórico muy anterior). Inspirándose
señalado por él. Las tumbas que descubrió en el mismo principio según el cual
en Micenas no se atribuyen a Agamenón, la narración de Homero debía con-
sino que han sido datadas al menos tres siderarse sustancialmente verídica, él
siglos antes. A pesar de sus errores e inco-
mismo emprendió otras excavaciones
rrecciones, no se puede negar a Schliemann
el enorme mérito de haber iniciado la inves- en Tirinto y en Micenas con hallazgos
tigación arqueológica que ha permitido sorprendentes: en la primera ciudad,
reconstruir la civilización creto-micénica. admirada por Homero debido a sus for-
midables estructuras defensivas, sacó

124 1 MANUAL DE lNlCIAClÓN A LA HISTOR IA ANTIGUA


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a la luz imponentes murallas; en la a veces aparecen con armaduras de


segunda, alabada por sus deslumbran- hierro. El aulor (o los aulores) de los
tes riquezas, fueron hallados sobresa- poemas homéricos no siempre consi-
lientes ajuares funerarios de oro. gue describir los acontecimientos con
El valor histórico de los poemas precisión histórica y puede ocmTir que
homéricos. Los resultados obtenidos atribuya a las gentes del siglo xn a.e.e.
en las excavaciones arqueológicas ates- comportamientos o costumbres que
tiguan que la tradición reelaborada de la resultaban naturales para la sociedad
épica homérica no era completamente del siglo VI a.e.e. pero que no tenían
legendaria, sino que tomaba como base justificación para épocas más remotas.
hechos realmente acaecidos, incluso si Por ello, los poemas homéricos
habían sido expresados en fonna poé- representan una fuente de informa-
tica y, por tanto, sin el rigor ni la sis- ción para dos épocas diferentes: por
tematización narrativa del historiador. un lado, para el mundo micénico de los
Resulta legítimo afirmar que en tomo siglos XII y XI a.e.e. y, por otro, para la
al siglo XII a.e.e. hubo un masivo des-
plazamiento de las fuerzas aqueas para
asegurar las rutas comerciales a través
del Helesponto, es decir, en el estrecho
marítimo sobre el que probablemente
Troya ejercía un rígido control; en la
versión homérica, sin embargo, la causa
fue identificada poéticamente con el
rapto de Helena, la mujer del rey espar-
tano Menelao, por parte de Paris, hijo
del rey troyano Príamo.
Los estudiosos que se han enfren-
tado a la lectura de los dos poemas
para extraer información de carácter
histórico han advertido numerosos
ejemplos de anacronismos, es decir,
de desplazamientos cronológicos: el
caso más llamativo es el de los héroes
homéricos que, a pesar de situarse Ho nwrn (w. 460 :u:.c., copia romana).
en la época de la Edad de Bronce, Gli plokca de Munich. Folo: R. G. S.

126 1 MANUAL DE l NICIAC IÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


El ;1sce 11 so de las ¡11íleis 1

sociedad de la Grecia arcaica, es decir, llamarse a sí mismos «helenos» y a la


correspondiente a la época en que fue- península en la que vivían Hélade (los
ron compuestos, entre los siglos VIII y términos «griegos» y «Grecia» no se
VI a.e.e. Así pues, con la debida cautela, difundirían hasta época romana).
el historiador que desee profundi zar Una época de profundas trans-
en el conocimiento de la civilización formaciones. La reco nstr ucción de
micénica puede extraer de los poe- la historia griega comprendida entre
mas homéri cos cierta informac ión útil los siglos xn y TX a.e.e., la llamada
para conocer la cultura m aterial, las Edad Oscura, presenta difi cultades
técnicas de combate, algunos aspectos casi irresolubles derivadas de la desa-
y momentos de la vida colecti va, las parición de la escritura, de la ausencia
normas de comportamiento social y de Íl.1entes literari as y de la pobre-
la jerarqu ía de valores en la que los za de los res tos arqueológicos. En
héroes se inspira ban para obtener la esta época, los gri egos no disponía n
estima de sus coetáneos. de ningún sistema ele escritura. Las
escrituras prop ias de las entidades
4.3. E DAD ARC/\ IC/\ políticas de la Edad del Bronce, qu e
usa ba n caracteres pa ra las síl a bas qu e
La llegada de los do rios provocó sólo aprendía n los escribas especiali-
el desplazamiento de otras poblac io- zados, había n desa parecido _junt o con
nes indoeuropeas, como los jonios y sus reinos. El a lfa beto, qu e consta ba
los eolios, previa mente ase ntados en de un a veintena de caracteres para las
Grecia: este movimiento migratorio, consona ntes y las voca les, y qu e podía
conocido por los histori adores como a prender todo el mundo, surgió a par-
la «primera coloni zación», p ropició la tir de la escritu ra ele los fenicios en la
fo rmación en Asia Menor de una serie primera mitad del siglo v111 a.e.e. La
de asenta mientos cultu ra lmente afines alfabetizac ión modifi có las formas de
a la Grecia continental. Tales regiones edu cación, que a ntes era pura mente
recibieron el nombre de Eólida (Beocia física y musica l, al introducir con la
y Tesalia), Jonia (Atenas y Eubea) y figura del gra n1ma tistés la enseñanza
Dórida (Peloponeso). Eolios, jonios de la lectu ra y la escritura. Es to pro-
y dorios -pertenecientes a una raíz movió, con el tiempo, la ex igencia de
étnica común, pero que hablaban dife- leyes escritas (no111oi ) que sus ti luye-
rentes dialectos- , comenzaron, proba- sen a las reglas a nteriores impuestas
blemente a partir del siglo v11 a.e.e., a por reyes y nobles (themoi ).

fT ORIGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRIEGO 1 127


Tema 4

En este «período oscuro» tampoco bién unidades más pequeñas como las
se disponía de monedas, es decir, pie- «hermandades» o phratríai (phratría,
zas de metales preciosos en los que se en singular). Tanto unas como otras
estampaba un sello para garantizar su permitieron a sus miembros más pode-
calidad y valor. De hecho, las primeras rosos disponer de personas dependien-
monedas fueron acuñadas en Lidia, tes en la misma medida en que los más
en el oeste de Asia Menor, hacia fina- débiles se procuraban protectores.
les del siglo VII a.e.e. (de electro, una El ascenso de la aristocracia.
aleación de oro y plata); los Estados Los cambios más trascendentales se
griegos empezaron a acuñar monedas produjeron en el ámbito social; se
(sobre todo de plata) hacia mediados caracterizaron por la progresiva pérdi-
de ese mismo siglo. da de autoridad de la monarquía y por
Es evidente que una sociedad que el fortalecimiento de la aristocracia.
apenas deja huellas de sí misma revela Entre los factores que pueden explicar
de alguna forma que atraviesa una fase el ascenso de determinadas familias se
de decadencia, pero considerar a la encuentra, sin duda, la acwnulación de
Edad Oscura helénica corno un perío- todo tipo de riquezas procedentes de la
do totalmente negativo sería inexacto, explotación de los latifundios (vastas
ya que representa también una era de extensiones de tierra cultivable) y los
transformación, durante la cual se pro- estrechos lazos sociales establecidos
dujeron innovaciones de gran impor- por antiguas tradiciones familiares.
tancia. Una de las más destacables Además, no puede olvidarse que los
fue, sin duda, el advenimiento de la miembros de la aristocracia consti-
tecnología del hierro que, tras el colap- tuían el elemento principal del ejército
so del Impelio hitita y los posteriores en tanto que sólo ellos podían permi-
movimientos migratmios, no sólo se tirse tener una armadura completa y
extendió por el Oriente Próximo sino adiestrarse en la lucha a caballo.
también por la península griega. Resulta imposible saber con preci-
Dentro de una misma ciudad, la sión en qué momento se produjo la tran-
población se dividía en «tribus», phylai sición de la monarquía al régimen polí-
(phylé, en singular), es decir, grupos tico aristocrático. En algunas regiones
emparentados de forma hereditaria: pudo haber sido el resultado de un debi-
en las ciudades dorias había tres y litamiento gradual de las funciones del
entre los jonios se conocen seis, de las rey, pero en otros lugares fue consecuen-
que Atenas tenía cuatro. Hubo tam- cia de la acción violenta que condujo a

128 1 MANUAL DE INICTAC IÓN A LA HI STORIA ANTIGUA


El :iscc nso de las /J<Íleis 1

su derrocamiento. En la mayor pa11e de Segunda colonización. El predo-


los casos el rey sólo pudo retener ciertas minio absoluto de los grupos aris-
funciones de carácter religioso, mientras tocráticos determinó el considerable
que los nobles detentaron el poder polí- empeoramiento de las condiciones de
tico de forma incontestable. Por medio vida del pueblo (démos), lo que no
de alianzas matrimoniales, las princi- impidió, sin embargo, que durante la
pales familias aristocráticas invocaban época arcaica -entre los siglos vrn y
la protección de los dioses de los que VI a.e.e.- se crearan gradualmente las
aseguraban que descendían, celebraban condiciones idóneas para el desarrollo
ritos en común o administraban la justi- de actividades comerciales que, de
cia inspirándose en nonnas jurídicas de alguna forma, terminaron por favo-
origen supuestamente divino: de hecho, recer la aparición de una clase social
los nobles se aITogaban el privilegio de pudiente que consideró insoportable
interpretar la voluntad de los dioses. La y opresivo el régimen aristocrático.
ausencia de leyes escritas les permitía La segunda colonización inlluyó de
ejercer el derecho de forma arbilra1i.a e forma determinante en las transfor-
imponer decisiones cuyo incumplimien- maciones socioeconómicas evidencia-
to fue considerado como un sacrilegio. das durante la época arcaica. Desde
el siglo v111, los griegos comenzaron
a navegar por el Egeo, e incluso más
allá, para encontrar lugares de los que
poder obtener productos y mercancías
que necesitaban y en los que establecer
asimismo colonias (apoikíai , literal-
mente «casas lejos») donde asentar la
población excedente de los lugares de
origen. Los historiadores han podido
verificar en esta época un vasto movi-
miento migratorio dirigido no sólo
hacia las costas de Asia Meno1~ sino
también hacia las del Ponto Euxino
(actual Mar Negro), hacia algunas
zonas del norte de África y de la Italia
f<:s lin gc prnccdcnil' de l:1 pucrl;1 sagrada de
la 11 11 11 ,ill a de Tc 1nístoc k ·s (S60-5S0 a.e.e.).
meridional (conocida esta última
M 11sco t!L-1Ccd 1n ico (A tenas) . Fo to: R. G. S. como Magna Grecia, Megále Hellás).

II OR IGE N Y DE,SARROLLO DEL MUNDO GRIEGO 1 129


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territorios colonizados
entre los siglos Vlll por los griegos
r-7 , yVla.ec
L_____J ~relas comerciales . .
e os griegos
CJ ~reas comerciales
e los fenicios
• colonias griegas
ciudades fenicias
El asce nso de las póleis 1

Relaciones entre las colonias y griega en época arcaica puede ser


las metrópolis. El término «coloni- resumida de la siguiente forma: en
zación» no debe llevarnos a engaño. el período monárquico el centro del
Tras la habitual consulta al oráculo de poder era el palacio del rey y la eco-
Delfos, las propias metrópolis (es decir, nomía era de carácter agropecuario;
las «ciudades madre») ofrecieron a los una vez desautorizados los reyes, el
colonos los medios necesarios para poder fue acaparado por las familias
su traslado a otras tierras. Aunque las aristocráticas, que se aseguraron su
nuevas ciudades no dejaron de mante- hegemonía en las asambleas popula-
nerse conectadas con su madre patria res; a partir del siglo VJU a.e.e., y en
a través de diferentes vínculos, tanto gran medida en los dos siglos pos-
religiosos como culturales y económi- teriores, la ciudad adquirió cada vez
cos, lograron, al mismo tiempo, prese1---- más importancia para el desarrollo
var celosamente su propia autonomía de una economía mercantil y el pre-
política. De forma excepcional, sólo dominio de los nobles fue cuestiona-
Corinto logró prolongar cierto control do no siempre de forma pacífica. Los
sobre sus colonias al seguir enviando mecanismos del poder por los que
funcionarios anuales a Potidea hasta se regía la ciudad fueron sostenidos
la década del 430. por las asambleas y las magistratu-
En las nuevas comunidades se ras, cuyo control provocó a menudo
manifestó pronto la necesidad de regu- enfrentamientos entre las diferentes
lar las relaciones entre los ciudadanos capas sociales.
por medio de normas estables y segu- El paso de la aldea a la ciudad en
ras. Así surgieron los primeros códigos el mundo griego aconteció más ta1----
legales que la tradición atribuyó a cier- díamente que en otras áreas geográ-
tas figuras legendarias corno Zaleuco ficas: históricamente, las estructuras
en Locros o Carondas en Catania. propiamente urbanas surgieron en
el Próximo Oriente y en Egipto ya
4.4. ÜRÍGENES Y ORIGINA LIDAD en el curso del III milenio a.e.e. En
DE LA l'ÓUS estos casos se trataba, sin embargo,
de ciudades sometidas a formas de
El papel desempeñado por la organización política de carácter teo-
ciudad en el mundo griego. De crático: eran gobernadas o bien por
manera esquemática, la evolución un soberano cuyo poder se atribuía
política y económica de la península a un origen divino o bien por una

11 OR IGEN Y DESARROUO DEL MUNDO GRLEGO 1131


Tema 4

Mar
Tirreno

Seli
Agri ~gara Iblca
Gela Noto S1racusa
<>

Lcrrilorio de las colonias ciudades de Jonia


gri cg,1s • (Milclo. Fo<.:ca)

Colonias fundadas por: cimladcs de las islas dd Mar


l~gL"(l ("l "hcra. R,,da:,;. 1>.iros )
Corinto
• otros orígenes
.& ML'gara
• ciudadc:. de l.i isla de cit1<ladcs ll1nd,u.1as por
Eubea (C.1lcis. Erctria) las prop i:1s colonias

poderosa casta sacerdotal. En Grecia, como «ciudad-Estado». Dicha defi-


sin embargo, la ciudad asumió un nición es, sin embargo, demasiado
papel y un significado completamente imprecisa y, dependiendo del contex-
diversos. Tanto es así, que el elemento to, puede ser equívoca. Por ello, el
distintivo de la civilización helénica vocablo «ciudad » debe ser entendido
puede singularizarse en la institución prudentemente no tanto como una
de la ciudad-Estado, la pólis (en plu- «estructura urbanística» -conjunto
ral póleis), una creación que, aban- de casas y edificios públicos reunidos
donando las tradiciones que habían en un recinto normalmente amura-
caracterizado a las anteriores socie- llado- sino como un grupo amplio
dades antiguas, introducía elementos de individuos asentados en un mismo
completamente innovadores. territorio, tanto dentro de los muros
La pólis como el conjunto de de la ciudad, como en las zonas rura-
todos los ciudadanos. El térmi- les circundantes con las que existían
no pólis se traduce normalmente vínculos comunes. Por ejemplo, la

132 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


El asce nso de las p1íleis 1

ciudad de Atenas no constituía por nes bien precisas: la acrópolis y el


sí misma una pólis, sino que esta- ágora. La primera, que era la parte
ba conformada por los atenienses más elevada de la ciudad y que, por
que vivían en el Ática y que podían ello, estaba mucho más fortificada,
reunirse periódicamente para tomar albergaba los templos y edificios más
las decisiones que fuesen necesarias importantes para el funcionamiento
para garantizar su propia seguridad, de las instituciones del Estado; en su
su autosuficiencia económica y la interior se podía refugiar la pohlación
promulgación de las leyes indispen- en caso de peligro. El ágora, situada
sables que facilitasen su autogobier- en la parte baja de la ciudad, era el
no. El historiador Tucídides -que lugar idóneo para la reunión de las
vivió a finales del siglo v a.e.e.- asambleas, convirtiéndose posterior-
escribió que «son los hombres los mente también en centro de las acti-
que constituyen una ciudad, y no vidades comerciales.
unas murallas» (VII, 77, 7). Toda la vida comunitaria descan-
La asamblea. En la pólis, el orga- saba en dos principios irrenuncia-
nismo encargado de tornar las deci- bles. En primer lugm~ la pólis estaba
siones era la asamblea ge neral de destinada a defender celosamente su
la población masculina, llamada con autonomía política, es decir~ la capa-
nombres diferentes según la ciudad cidad de gobernarse a sí misma y de
(en Atenas, por ejemplo, era conocida crear su propio ordenamiento jurí-
como la Ekklesía; en Esparta, como la dico; y, en segundo luga r, no podía,
Apella). Su funcionamiento fue moti- por su propia na turaleza, renunciar a
vo de ásperos enfrentamientos entre su absoluta independencia ante cual-
los diversos componentes sociales: en quier potencia extra njera que la ame-
Esparta, la aristocracia militar renun- nazase, bien a través de la fuerza o de
ció a conservar en ella su posición de la injerencia.
supremacía, mientras que en Atenas Límites de la pólis. Sin embar-
el sistema de votaciones suf-rió gra- go, no se puede ignorar que, exami-
dualmente modificacion es en favor nando globalmente la histor ia grie-
del démos, es decir, del pueblo en toda ga, las póleis adolecieron de ciertas
su complejidad. limitaciones y ocasionaron también
La acrópolis y el ágora. Desde algunas consecuencias negativas. En
un punto de vista estructural, la pólis efecto, acentuaron la tendencia a la
disponía de dos lugares con funcio- fragmentación y al particularismo,

11 OR ICF.N Y DESARROLLO DEL M UNDO GRIEGO 1 133


Tema4

ciertas personas, que actúan como


sus representantes, la toma de deci-
siones políticas, así como la capaci-
dad legislativa.

4.5. LA TIRANÍA

Incidencia de los contrastes


sociales. Según el historiador Tucídi-
des (I, 13, 1), el progresivo aumento
de la riqueza con la intensificación
Rl'slos del ágo ra dl' Al..:nas.
Foto: R. G. S.
de las actividades económicas facili-
tó a partir del siglo vrn la aparición
dando lugar a rivalidades, recelos de profundos contrastes sociales en
y luchas continuas que, en deter- el mundo griego. Por otra parte, la
minados momentos, provocaron su consolidación institucional del poder
debilitamiento. Además, la partici- aristocrático en la mayoría de las ciu-
pación efectiva en la vida pública dades griegas (incluidas las colonias
estaba en la práctica reservada a un repartidas por toda la cuenca medite-
reducido número de personas: ciu- rránea, muchas de ellas ya plenamen-
dadanos varones acomodados cuya te autónomas) dio lugar a situaciones
residencia estaba próxima a los luga- de injusticia social ante las que el sis-
res en que se reunían las asambleas tema se mostró incapaz de dar alguna
y que podían permitirse interrumpir solución satisfactoria. Los gobiernos
momentáneamente sus actividades aristocráticos no pudieron contener
laborales para asistir a sus sesiones el creciente descontento tanto entre
o asumir las obligaciones que conlle- los campesinos, quienes, oprimidos
vaban los cargos públicos. De hecho, por las deudas, comenzaron a clamar
el modelo asambleario adoptado en por el reparto de la tierra, como entre
las póleis era un sistema de partici- la población urbana, enriquecida con
pación directa en la vida de la comu- las florecientes actividades artesana-
nidad, al contrario de lo que sucede les y comerciales, a la que se negaba
en los Estados democráticos moder- toda posibilidad de acceder al poder
nos, donde los ciudadanos, mediante judicial. Hasta tal punto creció la
el ejercicio del voto libre, delegan en presión social que muchas de las ciu-

134 1 MANUAL DE INICIACfÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


El asce nso ele las prílris 1

dades-Estado griegas se hicieron ingo- mentas de la época o en obras de carác-


bernables. Esta conflictiva situación ter filosófico e histórico posteriores
creó las condiciones idóneas para que se condena duramente el sistema de
surgiera una vía de solución comple- gobierno tiránico, no es posible saber
tamente excepcional: algunos nobles, hasta qué punto estas feroces críticas
impulsados por su ambición personal, respondían o no a criterios objetivos:
estuvieron dispuestos a apoyar las indudablemente, hubo tiranos que
reivindicaciones del pueblo y de las supieron gobernar con moderación y
emergentes clases mercantiles. equilibrio, mientras que otros, apro-
El surgimiento de la tiranía. Entre vechándose de la fuerza militar que
los siglos vm y Vl a.e.e., y especialmente tenían a su disposición, ejercieron su
en las ciudades costeras con una eco- autoridad de forma despótica y bmtal.
nomía predominantemente marítima, Principales tiranías. En Argos,
aparece en escena la figura del «tira- situada en el noroeste del Peloponeso,
no». Ha de tenerse presente que el tér- Fidón actuó como un monarca heredi-
mino tyrannos -que, al parecer, había tatio acaparando cada vez más poderes.
sido importado de Lidia y tal vez se Su gobierno suele situarse en el segun-
aplicó por primera vez a Giges, quien do cuarto del siglo vu1 a.e.e. En Corinto,
fundó allí una nueva dinastía de reyes el clan aristocrático de los Baquíadas
ca. 675 a.e.e.- no estuvo vinculado, al fue deffocado por tmo de sus miembros
menos a] principio, con el significado marginales, Cípselo (ca . 657-627 a.e.e.):
de cmeldad y opresión con el que se las fuentes coinciden en que su hijo
asocia en la actualidad: desprovisto Periandro fue extremadamente cmel;
de cualquier sentido intrínsecamente su sobrino Psamético fue asesinado
despectivo, con él se designaba a quien poco después de sucederle. Mégara,
había llegado a gobernar de forma en el istmo de Corinto, fue gobernada
ilegítima. En la mayoría de los casos por el tirano Teágenes en la segunda
el tirano era un noble que accedía al mitad del siglo vu a.e.e. En Sición, al
poder por medio de la fuerza y lo ejer- oeste de Corinto, sobresalió la dinas-
cía con el apoyo de las clases popula- tía de los 011agóddas entre mediados
res, valiéndose a menudo de un gmpo del siglo vu y mediados del v1 a.e.e.:
de hombres armados bajo sus órdenes su tirano más famoso fue Clístenes
directas, lo que ocasionaba, obviamen- (principios del siglo VT a.e.e.). Tras el
te, la hostilidad de los miembros de la derrocamiento de los Pentilidas (ca . 600
aristocracia. Aunque en muchos docu- a.e.e.), Pítaco se convirtió en tirano de

11 ORIGE Y DESARROLLO DEL MUNDO GRIEGO 1 135


Tema 4

La crueldad de un tirano
(Heródoto, V, 92)
[ ... ] Entretanto, con el paso del tiempo, el hijo de Eetión fue creciendo; y, como
había escapado al citado peligro gracias a la jarra, para llamarlo se le impuso el
nombre de Cípselo. Pues bien, cuando se hizo un hombre, Cípselo que se hallaba
en Delfos formulando una consulta, recibió un oráculo sumamente favorable, por
lo que, depositando su confianza en él, se lanzó sobre Corinto y se apoderó de la
ciudad. Por cierto, que el contenido del oráculo fue el siguiente:
«Dichosa esa persona que bajando está a mi morada, Cípselo, hijo de Eetión,
soberano de la gloriosa Corinto tanto él como sus hjjos, pero ya no los hijos de sus
hijos.»
Esa fue, en suma, la afirmación del oráculo. Y, una vez erigido en tirano, he aquí
la clase de hombre que fue Cípselo: desterró a muchos corintios, a otros muchos los
privó de sus bienes, y a un número sensiblemente superior de la vida.
Cípselo ejerció el poder por espacio de treinta años y su vida fue afortunada
hasta el final, sucediéndole en la tiranía su hijo Periandro. Pues bien, al principio
Periandro se mostró más benévo lo que su padre; pero, desde el momento en que,
por medio de mensajeros, entró en contacto con Trasíbulo, el tirano de Mileto, se
volvió mucho más sanguinario, si cabe, que Cípselo [ ... ].

HERÓDOTO, Historia (libros V-VI) (trad. C. Schrader), Grcdos (BCG, 39), Madrid,
pp. 164-166.

Lesbos. Exactamente en la misma época mió el poder convirtiéndose en un


Trasíbulo fue tirano en Mileto. Aunque gobernante impopular hasta que los
Polícrates de Samos (segunda mitad persas le sustituyeron por Silosonte,
del siglo vr a.e.e.) está históricamente hermano de Polícrates. Meandro no
mejor atestiguado, el carácter ecuánime consiguió convencer a los espartanos
de su gobierno presenta dudas; parece para que lo restituyeran en el cargo.
cierto, no obstante, que contó con la En cambio, Lígdamis de Naxos fue
ayuda de Lígdamis de Naxos para tomar derrocado por los espartanos en la
el poder en su isla (Samos). Heródoto le década del 520 o 510 a.e.e. Más ade-
consideraba el mayor tirano después lante se tratará el caso particular de
de los de Siracusa, en Sicilia (III, 125, Atenas con las figuras de Cilón a fina-
2). Tras ser asesinado por un sátrapa les del siglo vn a.e.e. y Pisístrato y sus
persa, su secretario Meandro asu- hijos en el siglo siguiente.

136 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


El ascenso de las páleis 1

Una fase de transición. El ascenso forn1ado la columna vertebral del ejér-


del tirano implica un acusado declive de cito. Siempre habían justificado su
los p1ivilegios de la aristocracia y el fin supremacía política en la sociedad por
de la economía basada exclusivamente haber asumido la defensa de la ciudad.
en la explotación de grandes extensiones Su prerrogativa en el ejercicio de los
de tiena, al tiempo que marca el auge de deberes militares les aseguraba el pri-
nuevos grupos sociales erniquecidos con vilegio de tomar las más importantes
el comercio e impacientes por encon- decisiones en las asambleas y dirigir
trar su espacio en el ejercicio del poder. el Estado. A lo largo de la edad arcaica
Las fom1as de gobierno tradicionales esta situación fue cambiando gracias
basadas en la nobleza de la estirpe, en a un mayor reparto de la riqueza en
el génos, dieron paso lenta pero progre- virtud del desarrollo de las actividades
sivamente a fonnas de poder basadas mercantiles. De hecho, algunos miem-
en la riqueza: el viejo orden social fue bros pertenecientes al démos pudieron
irremediablemente h~astocado por los ya permitirse adquirir una armadura
nuevos Jicos. De hecho, la desaparición completa (que los griegos llamaban
de la tiranía no supondrá el regreso panoplia), compuesta por un casco,
de los regímenes a1istocráticos, sino el una coraza, una espada de hierro,
predominio del pueblo. Tras el agitado grebas y escudo de bronce. Este hecho
peliodo de las tiranías, en la mayoria de conllevó modificaciones importantes
las ciudades-Estado griegas se implan- en el campo de la táctica militar: los
tará una forma de gobierno «constitu- hombres armados (hoplitas), unidos
cional» en el que los ciudadanos que unos a otros en la batalla, forma-
eran lo suficientemente ricos como para ban una hilera compacta convertida
combatir como hoplitas formaban parte en una formidable estructura ofensi-
de la asamblea popular a la que se remi- va (falange). Esta tupida formación
tían los asuntos más imprniantes que compuesta por hoplitas (lo que hoy
afectaban a la vida cívica. llamaríamos infantería pesada) influyó
de forma decisiva en los éxitos mili-
4.6. REFORMAS MILITARES Y
tares de las ciudades-Estado griegas,
RE IVINDICACIONES POLÍTICAS las cuales habían dejado de depen-
der del enfrentamiento heroico entre
Gracias a la posibilidad de costear- caballeros armados. Así se crearon las
se un cabaIJo y una armadura, durante condiciones propicias para que las cla-
mucho tiempo los aristócratas habían ses medias (agricultores autónomos,

Tí OR IGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRIEGO 1 137


Tema 4

comerciantes, artesanos ricos posee- tadora de las nuevas formas de parti-


dores de armaduras) exigieran desem- cipación política del démos (Atenas).
peñar un papel mucho más importante Ambas póleis constituyeron, además,
en el gobierno de las póleis. el centro de dos grandes sistemas de
alianzas antitéticos.
4.7. Dos REALIDADES ENFR ENTADAS: Fortalecimiento de Esparta.
E SPARTA Y ATENAS Hacia el año 800 a.e.e., Esparta se
adueñó de Laconia y emprendió
Es innegable que la pólis constitu- una intensa colonización de la costa
yó el modelo de organización estatal de Mesenia. Como resultado de la
que de forma más visible distinguió Primera Guerra Mesenia (ca. 743
al mundo griego de otros sistemas a.e.e.) el legendario rey Teopompo
políticos de la Antigüedad. Ahora completó la conquista de toda la
bien, como es natural, con el paso región, dividiendo su territorio en
del tiempo este modelo sufrió -aun parcelas distribuidas entre los espar-
sin perder su esencia- importantes tanos y reduciendo a su población a
transformaciones que afectaron a los la condición servil (ilotas). En torno
fundamentos del poder sostenido -a al año 685 a.e.e. hubo una gran rebe-
veces alternativamente- tanto por lión conocida como Segunda Guerra
las tradicionales familias aristocráti- Mesenia. La enorme dificultad que
cas como por las ascendentes clases tuvieron los espartanos para sofocar-
populares. En este sentido, se prestará la indujo a la aristocracia a estable-
especial atención a las estructuras cer un régimen que supuestamente
políticas de Esparta y Atenas debido a instituía la eunomía o «buen orden»
que, a lo largo de los siglos v1-v a.e.e., por medio de un código legal, la Gran
estas póleis se convirtieron en las prin- Rhetra -después atribuida al enig-
cipales potencias de toda la Hélade, mático Licurgo-, en el que se asen-
configurando dos modelos institucio- taron las bases para la creación de
nales absolutamente contrapuestos en un Estado totalitario y militar. Por su
los que se inspiraron otras ciuda- constante amenaza para la integridad
des-Estado: en uno prevaleció el poder y continuidad del Estado espartano,
de una oligarquía militar (Esparta) y la levantisca población ilota condi-
en el otro el dominio de una aristocra- cionaba de alguna forma la política
cia que, adaptándose a las sucesivas exteri01~ ya que resultaba demasia-
circunstancias, se convirtió en susten- do peligroso enviar ejércitos fuera a

138 1 MANUAL DE JNl CIACIÓN A LA H ISTOR IA ANTIGUA


El ascenso de las f!<Ílt!is 1

Las reformas de Licurgo


(Plutarco, Vida de Licurgo, S, 4-8, 4)
[ ... ] Concebidos estos planes, [Licurgo] viajó, primero, hacia Delfos y, tras
sacrificar y consultar al dios, regresó trayendo aquel célebre orácu lo, donde la
Pitia le ll amó a mado de los dioses y dios más qu e hombre, y, ante s u peti ción de
eunomía, dijo que el dios le concedía y otorgaba el que iba a ser mucho más fuerte
que todos y cada uno de los demás s istemas de gobierno [ ... ].
Introducidas varias reformas po r Licurgo, fue primera y principal la insti-
tució n de los «gerontes», de la que di ce Pla tón que, al combinarse con la fla-
mante autoridad de los reyes y contar con igualdad de voto en las cues tiones de
importancia, fue, a la vez, la causa de su salvaguarda y de su mod eración. Pues,
cuando oscilaba el sis tema y se inclinaba, bi en, como los reyes, hac ia la tiranía,
o, como la masa, hacia la democracia, colocándose en medio a modo de con-
trapeso la autori dad de los gerontes y reco brando así el equilibrio, tuvo la más
firme organ ización y es tructura, ya que siempre los veint ioc ho gero ntes se unían
a los reyes para oponerse a una de mocracia y, a la inversa, servía n de re fuerzo
al pu eblo para ev itar la in sta uració n de un a tiranía. Ari stóteles afi rma qu e se fijó
ese núm ero de gero ntes porque, au nqu e era n tre inta los primeros que ayuda ron
a Licurgo, dos dejaron la empresa por cobardía. En ca mbi o, Esfero asegura qu e,
desde el prin c ipio, ésos fu eron los qu e tomaron parte en el proyecto . No obsta nt e,
tambi én podría tener a lgo qu e ver el sentid o de l núm ero, ya qu e es el resultado de
multipli car siete por cua tro y porque, a l ser igua l a sus divisores, es un núm ero
perfecto des pu és del se is. Pero en mi op ini ó n, fijó en esa cantidad los gerontes,
principalmente, para qu e fu era n en tota l tre inta, al sumarse los dos reyes a los
ve intiocho[ ...].
La segunda de las medidas políti cas de Licurgo y la más a trevida fu e la red is-
tribución de la ti erra. Pues, como la des igua ldad era terribl e y mu chos pob res e
indi gentes se acogían a la ciudad, en ta nto que el dinero se ha bía concentrado
exclusivam ente en unos pocos, decidido a des terra r el abuso, la envidia , la delin-
cuencia, el lujo y las dos enfermedades del Estado qu e eran todavía más ant iguas
e importantes que és tas, la riqueza y la pobreza , los persuadió para qu e, pu es to
en co mún todo el país, lo redistribuyeran desde la base y co nvivieran haci énd ose
abso lutamente todos semejantes y de igual patrimonio respec to a sus medios de
vida, pero aspirando a l prim er pues to en virtud, a sa biend as de qu e, entre uno y
otro, no existe mayor clifere ncia ni desigualdad que la qu e es tabl ece la censura el e
sus de fec tos y el elogio ele sus cualidades [ ... ]

PLUTARCO, Vidas paralelas, l. Teseo-Rómulo, Licurgo-Numa (trad. A. Pérez


Jiménez), Gredos (BCG , 77), Madrid, 1985, pp. 284-293.

JI OR IGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GR I EGO 1 139


Tcma 4

costa de desguarnecer completamen- adquiría la plena ciudadanía. Con los


te el Peloponeso. Puesto que resulta- ilotas se relacionaba una de las prue-
ba extremadamente difícil afrontar bas que los jóvenes espartiatas debían
una guerra externa y a la vez mante- superar en su duro aleccionamiento
ner el férreo control sobre los ilotas, militar: la krypteía o caza nocturna al
los espartanos fueron siempre reacios ilota. Los espartiatas eran asignados
a involucrarse en campañas militares entonces a su destacamento tribal,
alejadas de su propio territorio. fomentando el espíritu de camarade-
Sociedad y educación esparta- ría por medio del syssítion (de sys-
nas. Rígidamente dividida en impene- sitía, «mesa común»), una comida
trables categorías, en el vértice de la grupal celebrada al menos una vez al
sociedad se encontraban los espartia- día, aunque se les estimulaba también
tas o, como ellos mismos se definían, a casarse y tener su propio hogar.
los hómoioi, es dech~ los «iguales», En general, las mujeres recibían una
supuestamente descendientes direc- educación similar a la de los varones
tos de los dorios que durante la inva- y podían participar en competiciones
sión del Peloponeso habían sometido deportivas y gimnásticas. Los espar-
por la fuerza a las poblaciones locales. tanos estaban convencidos de que si
Únicos poseedores del derecho de ambos progenitores eran personas
ciudadanía, los espartiatas formaban sanas y robustas, también lo serían
la clase dirigente. Los demás lacede- sus vástagos.
monios eran periecos (períoikoi, «los Los padres espartanos estaban
que viven en los alrededores»), some- liberados de las tareas educativas de
tidos a un régimen de extranjería los hijos, que recaían por completo en
legalizada, y los propios mesenios el Estado. El principio de que la edu-
-conocidos ya como ilotas- queda- cación (agogé) debe ser pública cons-
ron reducidos a la condición de escla- tituye la gran aportación de Esparta
vos. Una vez eliminados los niños a la historia de la cultura. Esta idea
físicamente deficientes, los varones será recogida por Platón en su obra
mayores de siete años recibían una Las leyes, donde postula que la educa-
disciplinada preparación encaminada ción de todos debe estar a cargo del
a convertirlos en futuros soldados. El Estado, con maestros elegidos y con-
entrenamiento propiamente militar se trolados por magistrados especiales,
iniciaba a los trece años y continuaba con una exacta igualdad para niños
hasta los treinta, momento en que se y niñas.

l40 1 MANUAL DE lNIClACIÓN A LA HISTORIA ANTIG UA


El ascenso de las páleis 1

ORGANlZAClÓN SOClOPOLÍTlCA DE ESPARTA

~t
1 CINCO ÉFOROS

GERUSÍA
EJÉRCITO ■---------- ---=:::! (Consejo de ancianos
_
1
_
1
o gerontes)

ESPARTIATAS
(ciudadanos con plenos derechos)
Forma n la APELLA o ASAMBLEA POPULAR

PERIECOS
(sometidos por el Estado espa,ta no,
con derechos restringidos)

!LOTAS
(esclavos sin derechos)

¡ ...... dirigl'n 1 l'lige n

...... conlro lan ¡ ...... rorm¡¡n

AJ no estar ocupada en la fun- espartiatas. El vértice de la jerarquía


ción educativa de sus hijos, la mujer política era ocupado por una diarquía,
espartana -es decir, la esposa de es decir, dos reyes que se mantenían
un espartiata- disponía de mucho en el cargo de forma vitalicia. Según
tiempo libre para realizar otras acti- la tradición, uno de ellos debía proce-
vidades con bastante autonomía, ya der de la casa de los ágidas y el otro
que tampoco estaba sujeta a una vida de la también noble familia de los
marital estricta. Este amplio margen Euripóntidas. Sin embargo, el poder
de libe1iad de la mujer en Esparta fue ejecutivo residía en los cinco éforos
muy criticado por los demás griegos, o «inspectores», los cuales desem-
por considerarla excesiva. peñaban por un afio funciones prin-
El ordenamiento institucional cipalmente de carácter judicial. La
espartano. Todas las instituciones del Gerousía, una especie de «senado»
Estado estaban bajo control de los espartano, estaba formada por vein-

ll OR IGl3N Y DESARROLLO DEL MUNDO GRlEGO 1 141


Tema 4

tiocho aristócratas ancianos mayores arcontes -es decir, «jefes»- que eran
de sesenta años (los gerontes), quienes elegidos anualmente. El arconte pole-
se mantenían en el cargo de mane- marca (de pólemos, guerra) asumía las
ra vitalicia: como representantes de funciones militares; el arconte epónimo
las principales familias espartiatas, en daba nombre al año y ejercía el poder
ellos residía la capacidad legislativa judicial; el arconte basileús sustituía a la
al tiempo que ejercían un importante figura del antiguo rey en sus funciones
control sobre todas las instituciones religiosas. Estos tres arcontes eran ayu-
del Estado. La elección tanto de los dados por otros seis arcontes llamados
éforos como de los gerontes era com- tesmotetas (thesmothétai, thesmothétes
petencia de la Apella, una asamblea en singular), es decir, «los guardianes
popular compuesta exclusivamente de las leyes» . Los nueve arcontes, todos
por espaiiiatas. ellos aristócratas, permanecían en el
Surgimiento de la Liga del cargo durante un año y a continuación
Peloponeso. A mediados del siglo V1 ingresaban en el consejo del Areópago,
a.e.e. Esparta logró organizar bajo su así llamado porque se reunía en la
hegemonía una Liga, que llegó a agluti- colina (págos) donde se había e1igido
nar a todos los Estados de la península el templo del dios Ares. Las funciones
del Peloponeso, a excepción de Aquea y principales de este órgano de gobierno
Argos. Los aliados gozaban de igualdad era la vigilancia en el cumplimiento de
de votación en política exterior y se las leyes, el control sobre la actuación
comprometían a pagar impuestos en de los magistrados y el ejercicio de la
caso de guerra. La Liga del Peloponeso función judicial como tribunal supremo
adoptó una política antitiránica y para los delitos más graves (incluido el
Esparta ayudó a expulsar a los tiranos de sacrilegio).
de Sición y Naxos, y después a Hipias Con el régimen aristocrático el
de Atenas (510 a.e.e.). pueblo estaba excluido de la política:
Estructura política de la Atenas su única prerrogativa era la de reu-
arcaica. En la remota época micénica nirse en la Ekklesía, es dech~ en la
Atenas había sido gobernada por un rey. asamblea para elegir a los arcontes
La abolición de la monarquía heredita- y escuchar las decisiones tomadas
ria propició en época ai·caica la implan- por las familias nobles de la pólis. En
tación de un régimen aristocrático en cambio, durante el período democrá-
el que el ejercicio efectivo del poder tico (siglo v a.e.e.), sus competencias
recaía en nueve magistrados llamados aumentarán considerablemente.

142 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


El a~n:nso de las ¡n5/eis 1

GOBIERNO ARISTOCRÁTICO DE LA ATENAS ARCAICA

.
9 ARCONTES
t:KKLESÍA elegidos entre
ClUDADANOS los nobles aristócratas
LIBRES asamblea que eli ge a (cargo anual)
los arcontes y at ie ndc
a sus decisiones
ARCONTE runciones
POLEMARCO militares

AREÓPAGO ARCONTE funciones

.
EPÓNIMO judiciales
MUJERES consejo de los
cxarcon tes (cargo
vil alicio), ARCONTE runciones
juzga los dcli1os BASILEÚS religiosas
EXTRANJEROS carentes de mús graves

(METECOS) derechos guardianes


de las leyes,
6 ARCONTES
pa rti ci pan en colaboran
TESMOTETAS
con los otros
ESCLAVOS a rcontes
eligen a

4.8. REFORMAS INSTITUCIONALES EN derada sacrílega, ya que los suplican-


LA ATENAS DEL SIGLO VI A.E.C. tes eran personas inviolables.
La división social. Si bien es cierto
El intento tiránico de Cilón. En que, desde un punto de vista étnico,
el año 632 a.e.e., Cilón, un noble el pueblo estaba dividido en cuatro
emparentado con el tirano de Mégara, tribus hereditarias (phylaí) integradas
Teágenes, trató de adueñarse del por un cierto número de phratríai y
poder en Atenas ocupando la acrópo- compuestas, a su vez, por los miem-
lis con la ayuda de sus partidarios; sin bros de los clanes (gennetai), la socie-
embargo, fue derrotado y el arconte dad libre ateniense estaba configurada
epónimo Megacles -de la familia por tres grupos: los hippefs («caballe-
aristocrática de los Alcmeónidas-, ros») o clase privilegiada de ascenden-
violando el santuario de Atenea cia aristocrática; los zeugitas o zeu-
Políade en que, temerosos, se habían gftai (literalmente, «quienes poseen
refugiado, los mandó ejecutar. Este dos yuntas de bueyes»), que podrían
acto hizo que la familia fuese consi- considerarse como pequeños propie-

Il ORIGEN Y DESAR ROLLO DEL MUN DO GRIEGO 1 143


Tema 4

tarios, artesanos y comerciantes de esta terrible amenaza. Además, quienes


cierta solvencia; y los thetes (singular pertenecían a las clases inferiores de la
thes) o ciudadanos trabajadores por sociedad no tenían ninguna posibili-
cuenta ajena sin propiedad alguna. dad real de defenderse de los abusos y
La esclavitud por deudas. A pesar prepotencia de los nobles, ya que eran
del desarrollo del comercio, la activi- éstos los que detentaban el monopo-
dad económica más importante de la lio de la justicia y el conocimiento de
Atenas de los siglos VII-VI a.e.e. siguió las leyes transmitidas oralmente según
siendo la agricultura. La posesión de su propia interpretación. La primera
grandes propiedades de tierra garanti- codificación escrita en Atenas data del
zaba a la aristocracia enormes réditos. año 620 a.e.e. y fue obra del arconte
Por el contrario, cada vez era más Dracón. Con ella pretendió eliminar la
difícil la subsistencia para los campe- arbitraria interpretación de la ley por
sinos autónomos que debían pagar en el Areópago. Supuso, sin duda, una
concepto de impuestos una sexta parte innovación importantísima, pero con
de los ingresos de las cosechas (los hek- el paso del tiempo dejó de servir como
témoroi), por lo que a menudo se veían atenuante de las desventajas sociales de
obligados a pedir préstamos ofreciendo los ciudadanos más humildes, ya que,
como garantía su propia persona -la aparte de la regulación de los casos
monetización de la economía griega a de homicidio, las leyes draconianas,
partir del siglo vn a.e.e. propició el sur- conocidas por su excesiva severidad,
gimiento de la práctica del préstamo-. estaban destinadas a proteger sobre
Bastaba un año de malas cosechas todo las propiedades y los intereses de
para que, al no ser capaz de devolver la aristocracia.
la cantidad recibida, el deudor se viese La reforma timocrática de Solón.
reducido a la esclavitud junto con toda Con el objeto de aplacar la creciente
su familia. Es evidente que el peligro de crisis social, Solón (ca . 640-560 a.e.e.),
caer en la esclavitud por deudas afec- un noble que, por su rectitud y compe-
taba a los más desfavorecidos tanto en tencia, había sido elegido arconte en
el mundo griego como después en el el año 594 a.e.e., impulsó una serie de
romano. De hecho, una de las primeras importantes reformas. Por medio de su
reivindicaciones de las masas popula- seisáchtheia («exoneración») todas las
res cuando tuvieron la fuerza necesa- deudas quedaron canceladas, los deu-
ria para hacerse oír fue precisamente dores esclavizados en el Ática recupe-
la petición de la abolición legal de raron su libertad y aquellos que habían

144 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


El asce nso de las J}(í/eis 1

Primitivo régimen aristocrático en Atenas


(Tucídides, I, 126, 3-12)
Vivió en otro tiempo un ateniense llamado Cilón, ve ncedor en los Juegos
Olímpicos, noble y poderoso; estaba casado con un a hija de Teáge nes de Mégara,
qu e en aquella época era tira no de Mégara. En una ocas ión en que Ci lón consultó
al oráculo de Delfos, el dios le respondió que ocupara la Acrópolis de Atenas duran-
te «la mayor fies ta de Zeus». E ntonces él, tras obtener unas fuerzas de Teágenes y
decidir a sus amigos, cuando ll egaron las fiestas olímpicas del Peloponeso, ocupó
la Acrópolis para instau rar la tira nía, creyendo qu e aquell a era «la mayor fiesta
de Zeus» y que en cierto modo tenía relación con él, que ha bía sido un ve ncedor
olímpico. Pero si se tra ta ba de la mayor fies ta del Ática, o de algún otro sitio, ni
a él se le pasó más por las mientes ni el orácul o lo dijo cl aro. (Los a tenienses
tam bi én tienen las Diasias, nombre co n el que se conoce la mayor fi esta de Zeus
Miliqu io; se ce lebra fu era de la ciudad y e n ell a el pueblo entero participa en los
sacrificios, mu chos no con víc tim as, sin o con o frendas <in cruentas> del lugar. )
Cilón, sin em bargo, co nve nci do de qu e su interpretació n era correc ta, puso las
ma nos en el asun to. Los ateni enses, al e nt era rse, acudi eron en masa desde los
campos contra los agresores y, acampa ndo al pi e ele la Acrópoli s, les pusiero n
silio. Luego, pasado un tiempo, la mayor pa rte de los a tenie nses, ago tados por el
asedio, se volvieron, confia ndo la gua rdi a a los nueve arco ntes y dá ndoles pl enos
poderes para organi zarlo todo de la forma que ju zga ra n más conveni ente. E n
aquella época los nueve arco ntes lleva ba n el mayor peso en la di rección de los
asun tos públicos. Entreta nto los que es taba n sitiados con Cilón se encon traba n
en un a situación crítica debido a la falta de víveres y de agua. E n tales circuns-
tancias Cilón y su herma no se escapa ron; y los otros, co mo se ve ía n en un apri eto
y algun os incl uso morían de ha mbre, se se nt aro n como supli ca ntes en el altar de
la Acrópoli s. Los atenienses a quienes había sido confiada la gua rdi a, al verl os en
el templo en tra nce de m uerte, los hiciero n leva nta r, bajo pro mesa de que no les
harían ningún daño, pero lu ego se los llevaron y los ma taron. Incl uso aca baro n
co n algunos que al pasar se sentaron junto a los altares de las augustas di osas. Y
por es te mo tivo ellos y su desce ndencia fuero n declarados sacríl egos y pro fanado-
res de la diosa. Así, pues, los atenienses expulsaron a estos sacrílegos, y tam bi én
los expulsó más tarde el lacedemonio Cleóme nes, qu e intervenía en apoyo de un
pa rtido a teniense; y no só lo expulsaron a los vivos, sino que dese nterraro n los
huesos de los m u<:> rtos y los echaron fuera del país. Si n emba rgo, lu ego regresa-
ro n, y su descendencia todavía habita en la ci udad.

TUCÍDIDES, Historia de la Guen'a del Peloponeso (libros 1-II) (trad. J. J. Torres


Esba rra nch), Gredos (BCG, 149), Madrid, 1990, pp. 332-336.

II ORIGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRIEGO 1 145


Tcma4

sido vendidos como esclavos en el


extranjero fueron redimidos a expensas
del Estado. De hecho, la esclavitud por
deudas fue prohibida. A continuación,
Salón reguló el acceso a los cargos
públicos desestimando como criterio
fundamental el principio de nobleza,
que hasta entonces había asegurado a
las familias aristocráticas una posición
de supremacía, y sustituyéndolo por el
de la riqueza. De ahí que su reforma
constituya un ejemplo paradigmático
de timocracia, es decir, del poder basa- Solón (ca. 640-560 a.e.e.)
do en el censo según el nivel de renta.
Salón es presentado por las fuentes anti-
Los ciudadanos fueron divididos en guas como el fundador de la democracia
cuatro clases: los pentacosioméclimnoi, ateniense. Su obra consistió en intentar !
con ingresos anuales superiores a 500 evolucionar de un gobierno aristocrático a '
méclimnoi de trigo o metretés de vino una oligarquía. El intento falló porque la
y aceite (un méclimnos equivalía a 51,8 unión de las nuevas fuerzas económicas y
sociales con la antigua aristocracia permi-
libros de capacidad); los hippeis, con
tió a Pisístrato, con quien él estaba empa-
300; los zeugitai, con 200 y los thétes rentado, convertirse en tirano. Salón murió
(en este caso, campesinos), con menos en los primeros momentos de esa tiranía.
de 200 o carentes de rentas. Estos grn- Se le considera también el primer escritor
pos serían redefinidos después aten- ateniense. Se conservan únicamente vein-
diendo al valor de sus propiedades y tiocho fragmentos de su poesía. La belleza
no de sus ingresos. Sólo los miembros de los ocho versos de su Elegía de Salamina
mereció que los antiguos le colocaran entre
de las dos primeras clases eran elegi-
los «siete sabios». Heródoto le consideraba
bles para el arcontado; al disminuir el conocedor más profundo de la natura-
la renta, disminuía también la posi- leza del bien y del mal, como plasma en
bilidad de acceder a cargos de mayor su narración sobre el encuentro del poeta
importancia. Así, los ciudadanos perte- con Creso, rey de Lidia. Los estudiosos de
necientes a la tercera clase sólo podían su obra han elogiado su increíble capaci-
dad para hacer brotar poesía de la política
aspirar a puestos menores como los
como seguramente nadie más ha sido capaz
de «los Once» (encargados del sistema en la historia de la literatura occidental.
penitenciario y de las ejecuciones). Por

146 1 MANUAL DE INICIAClÓN A LA HISTORIA ANT IGUA


El asce nso ele las p6/eis 1

último, los que estaban incluidos en la ción de todos los productos agrícolas
cuarta clase sólo podían formar parte (salvo el aceite) para garantizar el
de la Heliéa (tribunal de justicia para abastecimiento interno de alimentos.
las apelaciones de los magistrados) y Favoreció también la inmigración de
de la Elddesía (asamblea de ciudadanos artesanos y reguló los festivales reli-
en la que cada año se elegía por sorteo giosos, base del calendario ateniense.
a los magistrados). Balance de las reformas solonia-
Incipiente desarrollo de la eco- nas. A pesar de haber impulsado pro-
nomía monetaria. Solón devaluó el fundos cambios en la organización de
dracma (unidad monetaria atenien- la pólis ateniense, las reformas de Solón
se) hasta cerca de una cuarta parte no consiguieron dar solución definitiva
de su valor, aumentó los tamaños de a la inveterada cdsis social. Dado que
pesos y medidas y prohibió la exporta- se negó a expropiar y redistribuir tierras

ORGANIZACIÓN CONSTITU CIONAL IMPULSADA POR SOLÓN

CI UDADANOS
AREÓPAGO
LI BRES J CLASE □ CLASE (hippeís)
(penlacosio111édi111no i ) renta! a nual de a l menos consejo de
es tá n di vididos
renla anual de al menos 300 médimnos exa rcorlles
según la rema
500 médimnos
agrícola

M UJERES
HI CLASE (zeugi1ai)
renta anual de al menos
500 médimnos
IV CLASE (thetes)
con al menos de 200
médimnos o privados de
renta agra ria
~t
9 ARCON T ES
f--==----~

elegidos entre
los miembros de las
primeras clases

M AG ISTR AT URA
EKKLESÍA DE LOS ONCE
EXTR AN JEROS carentes de abierta
(M ETECOS) derec hos Lambién a
asamblea de la tercera clase
ci udadanos

ESCLAVOS
. /-/JC:L/[i\
6.000 jueces
populares

...... pa rticipan eligen a __,.. son sorteados

11 OR IC EN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRIEGO 1 147


Tcma 4

de cultivo, los campesinos que no dis- Apoyándose especialmente en estos


ponían de e!Jas siguieron bajo el yugo sectores ascendentes de la sociedad,
del régimen de hektémoroi (agricultores un noble llamado Pisístrato (600-527
que tiibutaban el sexto de sus produc- a.e.e.), que había adquirido fama como
tos), quedando así condenados a una general al conquistar Nicea, el puer-
miseria permanente. Esta situación pro- to de Mégara, logró hacerse con el
pició la aparición de nuevas facciones poder en Atenas - tras dos intentos
que se disputaron el control de los más fallidos algunos años antes- en el 546
importantes resortes del poder dentro a.e.e. Su éxito en esta ocasión se debió
de la pólis. Los nobles ricos de la llanu- al inteligente empleo de las riquezas
ra (pedialwí), encabezados por Licurgo, obtenidas por la explotación de las
se enfrentaron a las ascendentes clases minas de Tracia y a la ayuda recibida
acomodadas (parálioi) dirigidas por el de Tesalia y del tirano Lígdarnis de
alcmeónida Megacles, descendiente del Naxos. Sus adversarios fueron exilia-
homónimo que dio origen a la maldi- dos y sus tierras confiscadas y oportu-
ción por sacrilegio. namente entregadas a los hektémoroi.
La tiranía de Pisístrato. Algunos Su régimen logró consolidarse al con-
decenios después de las reformas solo- tar, por un lado, con el apoyo de los
nianas la economía ateniense experi- nobles -después de todo él era uno de
mentó una rápida transformación por ellos- al haber respetado los intereses
el creciente protagonismo asumido por esenciales de los Eupátridas y, por otro,
la artesanía y el comercio. Los restos con el respaldo del pueblo al haber pro-
arqueológicos atestiguan en esta época movido inteligentemente un calculado
la difusión por todo el Mediterráneo y populismo conservando las conquistas
el Ponto Euxino (Mar Negro) de manu- solonianas y ofreciendo a las masas
facturas procedentes del Ática. Dado suficientes fiestas y juegos públicos
que las reformas solonianas conside- como para mantenerlas contentas.
raban como única fuente de 1iqueza Un período floreciente. Desde
las rentas de origen agrícola, todos el punto de vista socioeconómi-
aquellos ciudadanos que desarrollaban co, Pisístrato ayudó a los pequeños
otras actividades económicas con las y medianos campesinos creando un
que obtenían grandes beneficios eran, fondo estatal de préstamos y estable-
en la práctica, equiparados a los des- ciendo un sistema de treinta jueces
poseídos, sin apenas posibilidades de itinerantes en sustitución de las aris-
acceder a las más altas magistraturas. tocracias locales. Promovió, a su vez,

148 1 MANUAL DE INTCTACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


El ascenso el e las p<Ílcis 1

el comercio internacional exportan-


do aceite y productos de alfarería a
cambio de la importación de cereales.
Distribuyó las tierras confiscadas a
los Alcmeónidas entre los campesi-
nos desposeídos, fijando un impuesto
-probablemente del 5%- sobre las
ganancias del campo para financiar el
citado fondo de préstamos. También
creó un impuesto sobre el comercio
para costear su ambicioso programa
de obras públicas en Atenas, princi-
palmente el templo de Atenea sobre la
Acrópolis y los Propileos de acceso a la
misma. En el ámbito cultural, ordenó Las hetaireías
la realización de una reproducción En el mundo helénico y helenístico las
escrita canónica de las dos epopeyas agrupaciones de naturaleza asociativa de
todo tipo (tanto político y administrati-
homéricas y favoreció extraordina1ia-
vo, como religioso o profesional) tuvieron
mente el teatro, sobre todo el género una gran importancia. En Atenas, entre
de la tragedia. las asociaciones políticas de naturaleza
Final de la tiranía en Atenas. A netamente privada, ajenas a cualquier ofi-
pesar del ultelior prejuicio contra el cialidad, encontramos a las hetaireías, de
«tirano», Pisístrato fue aceptado e inclu- las que hay testimonios también en los
so demócratas posteriores reconocieron centros jónicos de Asia Menor desde el
siglo vn a.e.e. En estas asociaciones, muy
que su gobierno constituyó una Edad de
probablemente de ambiente aristocrático,
Oro. Tras su muerte, fue sucedido por los miembros quedaban ligados entre sí a
sus dos hijos, HipiaseHiparco(527-510 través de un juramento solemne mediante
a.e.e.). Este último fue asesinado duran- el que se comprometían a apoyarse en la
te la procesión de las Panateneas por los actividad política y excluir de ella a los no
tiranicidas Harmodio y A1istogitón (514 asociados. Las hetaireías desarrollaban su
actividad a través de diferentes reuniones
a.e.e.); después Ripias fue de1Totado
como comidas comunales o coloquios con
con ayuda de Cleómenes I, uno de los
la finalidad de intercambiar opiniones, lle-
reyes de Esparta. El conflicto entre la gar a acuerdos y especialmente mantener
aristocracia, encabezada por Iságoras, vivas las relaciones de amistad.
y el pueblo acomodado, guiado por

JI OR ICl '. N Y DESARROLLO DEL MUNDO GRJEGO 1 149


Tcma4

el alcmeónida Clístenes, se decidió a acceder a las magistraturas. Dividió


favor de este último, quien sería elegido el territorio del Ática -región en la
arconte en el 508-507 a.e.e. que se encontraba Atenas- en treinta
Las innovaciones de Clístenes. tritías o distritos (diez correspondían
A finales del siglo VI a.e.e. se intro- a la ciudad, diez a la costa y otros diez
dujeron en el sistema institucional a la zona del interior), en los que sus
ateniense algunas innovaciones real- habitantes aparecían fundamental-
mente significativas que posibilitaron mente distribuidos según su condición
a todos los ciudadanos, de cualquier socioeconómica. Cada una de las diez
estrato social, contar con las mismas tribus estaba constituida por un distri-
oportunidades de participación políti- to de cada una de las tres zonas (uno
ca. Su promotor fue Clístenes. A partir de la ciudad, uno de la costa y otro del
de entonces, ni la nobleza por naci- interior), formando así una estructura
miento ni la riqueza serían considera- política representativa de la estratifi-
das condiciones imprescindibles para cación social. Las tribus mantuvieron

REFORMAS INSTJTUCIONALES LLEVADAS A CABO POR CLÍSTENES

CIUDADA NOS
LIBRES
IIEU É'A BOULl

tri bunal Consejo de los 500


10 ciudad
10 tribus popular (SO mie mb ros por tribu )
de base 30 tritías 10 costa
territori al organi za y coordina la
10 interior labor legislativa

EKKLES ÍA
MUJE RES

asamblea de todos 10 ARCONTES


los ciudada nos a nuales
EXTRANJEROS carentes de
(METECOS) derechos

AREÓPAGO
10 ESTRATEGOS consejo de
ESCLAVOS
anuales los exarcontes

.... participa n e n l'ligcn a -+- son sorteados

150 1 MANUAL DE I NICIAC IÓN A LA HI STO RI A AN TICllt\


El ascenso de las JJ<í!eis 1

fija la lista de sus miembros -la per- respetabilidad religiosa). Sin embar-
tenencia a ellas se conservaba incluso go, existía w1 obstáculo que impedía
con el cambio de domicilio-, poseían la plena democratización del poder:
su propia vida social -sólo los miem- dado que los cargos públicos no eran
bros adscritos a una tribu podían retribuidos, en la práctica la partici-
ser ciudadanos atenienses-, así como pación en la Boulé estaba restringida
sus cultos religiosos y asambleas. El a un reducido número de ciudada-
objetivo de esta compleja subdivisión nos que podían permitirse abandonar
territorial no era otro que la mezcla de durante un año su actividad privada.
los ciudadanos, incluyéndoles en una Con Clístenes, tanto el Consejo
unidad política que resultara repre- (Boulé) como la Asamblea (Elcklesía)
sentativa de los intereses de toda la adquirieron un poder considerable. La
población. De hecho, en el interior de
cada tribu se podían encontrar comer- ·1·rili:1s 11rh,111as
cian tes y mercaderes que habitaban
"l'ritia s ú•Skr.ts
en la ciudad y en la costa, campesinos
y pastores asentados en el interior, Trit ía s dd i11h.: ri\1r

nobles que poseían grandes extensio-


nes de tierra en la llanura, e incluso
ciudadanos desposeídos.
Cada una de las diez tribus aporta-
ba 50 representantes -de no menos
de 30 años de edad- para formar la
Boulé o Consejo de los Quinientos,
un nuevo órgano cuyos miembros se
renovaban cada año, que tenía a su
cargo la función legislativa, que diri-
mía los problemas más importantes
de la comunidad y controlaba la labor
de los magistrados. A este Consejo se
accedía por medio del sorteo a fin de
que todos los ciudadanos tuvieran las ,_II __
mismas posibilidades (se entendía que I
I

/ Suni ón
el sorteo dependía de la decisión de los <) •
dioses, lo que le confería una oportuna

ll OR IGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRIEGO I JSI


Tema 4

máximo de diez años a quien se atri-


buyese haber puesto en peligro las
instituciones democráticas de la pólis.
Para que esta iniciativa tuviese efecto
legal se requería que al menos seis mil
ciudadanos votasen contra el sospe-
choso escribiendo su nombre en un
fragmento de terracota (óstrakon, en
griego). El recurso a este procedimien-
to penal fue habitual en el régimen
democrático ateniense.
Valoración de la obra de
Clístenes. Dentro de su complejidad,
Fragrn cnlos el e eer[1rn ica co n el nombre de
ramosos alenienscs ca nd ida los al ostracismo. las innovaciones introducidas por
E l Cerám ico (A tenas). Siglo v :1.c.c. Clístenes en el ordenamiento cons-
Folo: R. G. S.
titucional ateniense fueron mucho
Asamblea se reunía cuarenta veces al más avanzadas que las impuestas por
año y podía enmendar o rechazar las Solón, las cuales habían tratado de
mociones presentadas por el Consejo; acabar con las causas más llamativas
gozaba, además, de autoridad para del descontento popular sin poner
declarar la guerra y elegir a los diez en tela de juicio la hegemonía de la
strategoí o generales (uno por cada aristocracia tradicional. En cambio,
tribu) que, bajo el mando supremo las reformas de Clístenes estuvieron
del arconte polemarco, se situaban al encaminadas a demoler este principio:
frente del ejército. Los arcontes per- su mayor novedad consistió en haber
dieron importancia en cierto grado. concedido a todos los ciudadanos ate-
También ellos, como miembros del nienses la posibilidad de acceder a las
Consejo, eran elegidos al azar entre magistraturas, ya que estableció un
una selecta lista de prókritoi (preferi- sistema electivo no por el nacimiento
dos) designados por las tribus. aristocrático o por el censo, sino por
En época de Clístenes, o poco des- sorteo y, en consecuencia, sin que exis-
pués, se introdujo en Atenas el ostra- tiese discriminación alguna.
cismo, una resolución de la Ekklesía Las reformas de Clístenes dieron
mediante la cual se decretaba el des- lugar a una democracia eficiente - si
tierro político durante un período bien no de masas- e hicieron preva-

152 1 MANUAL DE fNICTACIÓN A LA HTSTORTA ANTIGUA


El ascenso de las J)(ífeis 1

lecer el principio de isonomía («igual- aunque está fuera de toda duda que
dad») sobre la antigua eunomía («buen con Clístenes el gobierno de la pólis
orden») aristocrática. Sólo quedaba eli- basado en el privilegio perdió toda jus-
minar los impedimentos de naturaleza tificación ideológica en la conciencia
económica que todavía dificultaban de los ciudadanos y que, con sus medi-
una mayor extensión de la participa- das reformistas, Atenas se encaminó
ción popular en el ejercicio del poder, definitivamente hacia la democracia.

Síntesis
Las primeras formas de civilización en el Egeo se desarrollaron en el archipiéla-
go de las Cícladas. A lo largo del II milenio a.e.e. la isla de Creta fue gradualmente
alcanzando una posición de supremacía. Los minoicos no tuvieron rivales en el
control de las rutas marítimas que conectaban con las costas del Egeo. Su declive se
manifestó, sin embargo, hacia el 1400 a.e.e. con el predominio de los micénicos, un
pueblo belicoso que había fundado numerosas ciudades fortificadas en la península
griega y que se aventuró al mar en busca de nuevos horizontes. Los micénicos no se
organizaron en un Estado unitario pero dieron vida a una cullura homogénea que
concedía gran importancia al uso de la fuerza militar. Su sociedad estaba gobernada
por un rey que no sólo comandaba el ejército, sino que además adminish·aba la jus-
ticia y controlaba la economía de la ciudad. Hacia el siglo XII a.e.e., sus palacios for-
tificados sufrieron grandes destrucciones. La caída definitiva del mundo micénico se
debió probablemente a la invasión de los dorios, un aguerrido pueblo procedente del
norte. Con la desaparición de la civilización micénica comenzó en Grecia un largo
período histórico del que apenas existe información segura salvo de la progresiva
sustitución del sistema de gobierno monárquico por el de los regímenes aristocráti-
cos, cuyo predominio fue a su vez puesto en duda durante la época arcaica (siglos
vm-vr a.e.e.), cuando el démos -es decir, el pueblo- comenzó a beneficiarse de las
lentas pero firmes transformaciones socioeconómicas que derivaron del fenómeno
de la «segunda colonización». La fundación de numerosas colonias, sobre todo en la
Italia meridional (Magna Grecia) y en Sicilia, favoreció extraordinariamente la eco-
nomía mercantil en beneficio de los campesinos y artesanos, los cuales comenzaron
a manifestar su desacuerdo con los viejos privilegios de la aristocracia.
La posibilidad de hacer sentir sus reivindicaciones fue facilitada por la implan-
tación y difusión del modelo político de la pólis, el sistema de poder más represen-
tativo de la civilización helénica. En el marco de la pólis surgieron los mecanismos
de decisión por medio de los cuales -incluso dentro de sus diversas modalidades y
circunstancias- los ciudadanos pudieron contribuir a la resolución de los proble-
mas que afectaban a toda la comunidad.

11 OR IGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRIEGO 1 153


rema 4

En Esparta, su sistema político y social permaneció prácticamente invariable


a lo largo del tiempo. El poder fue siempre una prerrogativa de los espartiatas
(los supuestos descendientes de los antiguos dorios), los cuales formaban parte
de la Apella, es decir, de la asamblea, y podían ser elegidos éforos y acceder, con
el tiempo, a la Gerousía, un consejo de ancianos compuesto por 28 gerontes que,
junto con los dos reyes, ocupaban el cargo de forma vitalicia. Al Estado espartano
pertenecían también los periecos o «extranjeros» que, a pesar de estar privados de
derechos políticos, podían dedicarse libremente a cualquier actividad económica;
los ilotas -antiguos mesenios- eran esclavos pertenecientes al Estado sin posibi-
lidad alguna de mejorar sus condiciones de vida.
En Atenas, los ciudadanos consiguieron gradualmente aumentar su presen-
cia política. Mientras que a inicios de la época arcaica disponían tan sólo de la
facultad de elegir anualmente a los arcontes de entre los miembros de las familias
aristocráticas, en el siglo VI a.e.e. comenzaron a impulsarse reformas institucio-
nales que permitieron al démos aumentar gradualmente su peso político dentro
del gobierno de la pólis. El primero en actuar en esta dirección fue Solón, arconte
en el 594 a.e.e., quien, después de haber restituido la libertad a los ciudadanos
convertidos en esclavos por deudas, estableció el principio de que el censo, y
no la nobleza por nacimiento, se convirtiera en el único criterio para acceder
a las magistraturas. Aunque esta reforma fue aparentemente en detrimento de
la aristocracia, la consideración del censo basado en las rentas agrícolas y no
en el poder adquisitivo expresado en valor monetario seguía favoreciendo a los
privilegios de los nobles, ya que ellos eran los propietarios de las mejores tierras
y, por tanto, los únicos que podían obtener mayores rentas anuales. Así pues, en
la práctica, los miembros de las familias aristocráticas continuaron ocupando los
cargos políticos más importantes.
Tras la tiranía de Pisístrato, se produjo un paso decisivo para la democratización
del poder en Atenas con las reformas de Clístenes, elegido arconte en el 508-507
a.e.e. Dividió el territorio del Ática en tres zonas (la ciudad, la costa y el interior),
en cada una de las cuales se desarrollaban predominantemente actividades econó-
micas diferentes (artesanado, comercio, agricultura). Entre los habitantes de estas
zonas eran sorteados anualmente los miembros del Consejo de los Quinientos, un
órgano que, entre otras funciones , se encargaba de la promulgación de las leyes. El
hecho de que mediante un sorteo (y no por nobleza de nacimiento ni por las rentas
del censo) se eligiese a quien debía formar parte del Consejo, permitía a todos los
ciudadanos tener las mismas oportunidades. Sin embargo, aun en este caso, sólo
unos pocos (los más adinerados) podían permitirse abandonar durante un año sus
actividades privadas y residir en Atenas sin recibir ningún tipo de remuneración
por ocupar un cargo público.

54 1 MANUAL DE INJCIACIÓN A LA HISTORlA ANTIGUA


El ascenso de b s fJÓ/cis 1

Verificación
1. Señale las posibles analogías y diferencias entre la civilización minoica y micé-
nica. ¿Cuándo alcanzó cada una su apogeo? ¿En qué área geográfica? ¿Cuándo
y por qué desaparecieron?
2. ¿Dentro de qué límites se puede atribuir valor histórico a los poemas homéri-
cos?
3. ¿Cuáles fueron los factores que permitieron a las familias aristocráticas impo-
ner su supremacía?
4. ¿Qué se entiende por «segunda colonización»? ¿Qué áreas geográficas cubrió?
¿Qué clase de vínculos unían a las colonias con sus metrópolis?
S. Ilustre los aspectos más característicos del Estado espartano y, en particular,
explique qué tipo de relaciones existían entre los espartiatas, los periecos y los
ilotas.
6. Señale las más importantes competencias de las principales magistraturas de
Atenas en época arcaica.
7. Resuma los aspectos más significativos de la reforma de Solón .
8. Explique la reforma institucional de Clístenes basada en el principio de isono-
mía.
9. En Atenas, la época que se abre con el arcontado de Solón y que se cierra con el
de Clístenes se caracteriza por el ascenso del démos y por el declive del mono-
polio político aristocrático. Solón, Pisístrato y Clístenes representan tres etapas
significativas en el proceso de democratización de la vida política ateniense.
Evidencie las diferentes fases de esta evolución .

11 ORIGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRI EGO 1 155


TEMA 5

5. 1. LA EXCEPCIONALIDAD GIUEGA y trató de resolverlos con una inusita-


da sensibilidad y con métodos nuevos.
Originalidad. Partiendo de todos La religión, el arte y el saber universal
aquellos aspectos -políticos, socia- adquirieron un valor diferente respec-
les, culturales- que en su conjun- to a otros pueblos de la Antigüedad.
to contribuyen a delinear los rasgos Equilibrio entre el mito y la
identitarios de una civilización, los razón. A pesar de conceder conside-
historiadores modernos han acuñado rable espacio a la ex presión mítica y
la expresión «excepcionalidad griega» a la dimensión «cxtá tica» del hombre,
para definir al mundo helénico; en ella el rasgo esencial ele la cultura griega
se concentra no sólo la esencia de su vino marcado por el imperio supremo
genio histórico, sino también su ori- de la racionalidad, del lógos, por el
ginalidad. Frente a las antiguas civili- intento de entender el mundo a tra-
zaciones orientales, las póleis griegas vés de un enfoque teórico racional,
presentan, sin duda, más diferencias tendente a identificar y describir la
y elementos de ruptura que analogías. esencia de todos los objetos reales e
En estas ciudades-Estado sobresalen ideales. Los griegos lograro n un sabio
especialmente sus aspectos novedo- equilibrio entre el análisis predomi-
sos. Si bien de forma gradual, en el nantemente racional -cuya expresión
mundo griego se alcanzaron logros última fue su filosofía- y la ape1-tura
sin precedentes no sólo en la esfera a los aspectos emocionales y extáti-
política (que representa tan sólo una cos del ser humano, centrados en los
variante histórica), sino sobre todo festivales religiosos y los cultos mis-
en el modo de concebir la vida y de téricos -entre ellos, el dionisíaco- y
racionalizar la propia existencia. El expresados por medio de ritos, música
hombre griego afrontó los problemas y teatro. Aunque ocasionalmente las

11 OR IGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRIEGO 1 157


Tema 5

Bastaría con esta nueva actitud ante


la vida para entender el significado e
importancia de la «excepcionalidad
griega» . Es tarea de todos alcanzar la
sabiduría y poner en tela de juicio los
propios conocimientos sin que tengan
que ser aceptados y conservados pasi-
vamente por el mero hecho de haber
sido transmitidos así por la tradición.
En los próximos epígrafes nos
detendremos especialmente en la evo-
Rest os tkl lcmplo tk 7.eus Olímp ico c11 1

Atrnas (principios dcl siglo 11 11 a.e.e.).


lución de la civilización griega en
ro to: R. G. S. su transición de la edad arcaica a la
época clásica.
ménades cayesen en excesos de emo-
ciones irracionales, la dimensión dio- 5.2. L A RELI GIÓN GRIEGA Y LA PÓUS
nisíaca de la cultura griega era bási-
camente controlada por la disciplina Los poderes de los dioses. La
apolínea, incluso por la regulación religión griega se basaba en una forma
pública de las fiestas religiosas y la de politeísmo antropomórfico: los dio-
consiguiente creación de los paradig- ses tenían semblantes humanos (a
mas míticos de la tragedia. diferencia, por ejemplo, de los egip-
La visión griega del mundo sufrió cios, que eran zoomórficos) y poseían,
una evolución gradual, desde unas al igual que los hombres, vicios y
cosmogonías mitológicas hasta la bús- virtudes -que a menudo encarna-
queda de una comprensión racional ban-, distinguiéndose de ellos fun-
de la naturaleza y de la realidad, segui- damentalmente por su inmortalidad.
da por un ulterior interés filosófico en Controlaban, además, las fuerzas de
la condición humana que condujo a la naturaleza, siempre misteriosas e
una fructífera indagación en el ámbi- inexplicables, clara reminiscencia de
to ético. Si, como afirmó Aristóteles, una ancestral concepción naturalista
«todos los hombres por naturaleza del mundo. Los dioses podían tam-
desean saber» (Metafísica, I, 1, 980a), bién inspirar las acciones humanas
el método para conseguirlo no era favoreciendo o entorpeciendo sus pro-
otro que el de la indagación personal. pósitos. Sin embargo, no se considera-

158 1 MANUAL DE INlCTACIÓN A LA HI STORIA ANTIGUA


El mun do cultural de los gri egos J

ba al hombre un siervo de los dioses, Las divinidades olímpicas. Las


de ahí que fuese responsable de su principales divinidades veneradas
reconocida autonomía. por todos los helenos eran, sin duda,
Tanto la religión como la mitología las olímpicas, llamadas así porque
de la Grecia arcaica mantenían una se consideraba que habitaban en el
estrecha vinculación con el univer- monte Olimpo, en Tesalia, la cumbre
so imaginario micénico. En algunos más alta de Grecia. Según la con-
casos, los mitos, especialmente los rela- cepción religiosa griega, no siempre
cionados con la cosmogonía, es decir, habían reinado en el mundo, sino que
con la explicación de los orígenes del tuvieron que combatir contra las ante-
mundo, revelan una evidente influen- riores generaciones de dioses, como
cia de las tradiciones culturales próxi- en el caso de Crono y los Titanes,
mo-orientales: existen ciertas analogías símbolos del desorden y de la f-t1erza
con las descripciones babilónicas de bruta. La victoria de los dioses olím-
la lucha entre las fuerzas del orden y picos marcó el triunfo del orden y del
del desorden, así como con la derrota derecho. Cada uno de ellos represen-
del Caos y la separación entre cielo y taba una virtud humana ideal llevada
tierra, posibilitando así la aparición de al grado de la perfección, corno por
los primeros hombres. Tanto Homero ejemplo el valor guerrero, la inteligen-
como Hesíodo, que recogen en sus poe- cia, la belleza, virtudes representadas
mas tradiciones anteriores a la época respectivamente por Ares, Atenea y
arcaica, ilustraron magistralmente Afrodita. Estas divinidades cuidaban
las potencialidades de las divinidades del orden natural del mundo, al tiem-
según un orden jerárquico. Incluso el po que reconocían y respetaban el
historiador Heródoto -que vivió en principio de autoridad personificado
época clásica- fue consciente de la en la figura de Zeus, el dios supremo
importancia de estos dos autores en la que gobernaba el reino de los dioses.
elaboración del pensamiento religioso. Sin embargo, por encima de todos se
De hecho, afirma que fueron ellos los hallaba el Hado o Destino, contra el
que enseñaron a los griegos: «ellos cual ni siquiera Zeus podía rebelarse.
fueron los que crearon, en sus poemas, Se trata de una divinidad sin vida, sin
una teogonía para los griegos, dieron a leyenda e, incluso, sin imagen, que no
los dioses sus epítetos, precisaron sus posee altar alguno en la tierra, y que,
prerrogativas y competencias, y deter- desde lo más recóndito del Empíreo,
minaron su fisonomía» (TI, 53, 2). donde es inasequible a la plegaria,

rT ORIGE Y DESARROLLO DEL MUNDO GRIEGO ¡ 1s9


Tema S

mantiene el equilibrio del mundo dentro de las murallas de la ciudad,


moral y lo sustrae a los caprichos de constituían el testimonio de la gene-
las otras deidades. El concepto de rosidad y devoción de la comuni-
Destino -que, según la mentalidad dad: más que lugares de culto, eran
griega, distribuye a cada uno su parte considerados corno la morada de los
de bien y de mal- pudo haber nacido dioses. Precisamente por este motivo
de la conciencia turbada de los hom- no existían en Grecia construcciones
bres para explicar lo «inexplicable» parangonables a los ziqqurat mesopo-
y hacer comprender lo «incompren- támicos, a cuya cima subía el sumo
sible», es decir, las causas lejanas y sacerdote para entrar en comunica-
ocultas de los acontecimientos y los ción exclusiva con la divinidad. Los
motivos de «orden superior» que los templos griegos, como después las
hacían ir sucediéndose en el tiempo. iglesias medievales, gozaban del dere-
Existían también muchas divini- cho de asilo y estaban abiertos para
dades menores que poblaban los bos- el suplicante. Quien llevara las cintas
ques, las montañas, las aguas, como de lana o las ramas verdes -signos de
las ninfas y los faunos o sátiros, seres desgracia y de invocación de la protec-
mitad humanos y mitad animales; ción divina- tenía siempre el derecho
además, existían también los héroes, de depositarlas en el alta1~ cerca del
individuos que poseían virtudes excep- cual se sentaba la persona misma,
cionales que les llevaban a realizar bajo los ojos y la mano del dios. Los
proezas extraordinarias consideradas templos eran suficientemente ricos
como sobrehumanas, seres inmorta- como para hacer las veces de bancos,
les intermedios entre los dioses y los prestando dinero a altos intereses. Sus
hombres. bienes y depósitos monetarios servían
Los templos. Aunque cada pólis al Estado como valiosos recursos ante
tenía su propia forma de invocar la las necesidades públicas.
protección de los dioses, aceptaba y Los rituales. El momento más
reconocía todo el panteón olímpico. importante de los rituales religiosos
La voluntad de obtener la benevo- consistía en el sacrificio de un animal.
lencia de un dios con el fin de atraer Tenía lugar siempre sobre el altar
la prosperidad y garantizar la segu- erigido en el exterior del templo, a la
ridad de la pólis se manifestaba por vista del pueblo, que participaba en
medio de las ceremonias públicas. la ceremonia con procesiones, juegos
Los templos, sólidamente construidos y fiestas. El sacrificio más completo,

160 1 MANUAL DE INICIAC IÓN A LA l-l lSTORIA ANTJGUA


El mundo culiul'al ele los gl'icgos 1

Temp lo dú1·ico dl' Apolo l'II Cori11l o (si¡.do VI Templo (k' I IL'il'slo L'I I L' I úg:ora de /\l enas
,I.L'.c.). Fo lo: R. G. S. 1 1 (449-4 I S ,1.c.c.). Folo: R. C . S.

pero tambi én el menos frecuente, era giosos, tras la caída de los regímenes
el holocausto, en el que la víctima monárquicos, se entendía como algo
reservada al di os se quemaba por natural que fuese la pólis en su con-
completo; el más solemne era la heca- junto la que asumiese todas las cere-
tombe (inmolación de cien bueyes); el monias de orden reli gioso. En Atenas,
más eficaz, aquél en el que se vertiera uno de los nueve a rcontes, el arconte
la sangre más preciosa, como en la basileús, tenía la responsabilidad de
inmolación de lfigenia, la hija virgen organiza r y controlar el correcto desa-
del mítico Aga menón (rey de reyes), rrollo de dichas ceremonias.
El pobre qu e no tenía víc timas o[re- Los ri Los eran oficiados por los
cía figurillas de barro, y no por eso el sacerdotes, verdaderos «expertos» en
sacrificio era peor recibido. No había los formalismos religiosos. Resulta
nada misterioso ni secreto en estos ll a mativo qu e en el mundo griego
rituales; de hec ho, represe ntaban el los sacerd otes no constituían corpo-
vínculo más directo y abierto qu e los ración algun a, de la misma forma
griegos podían concebir en la rela- qu e tampoco poseían privilegios que
ción establecida entre los dioses y la se transmitiese n de forma heredita-
ciudadanía. ri a: eran para ngonablcs a cualqui er
Mientras que en los poemas homé- otro h.mcionari o del Es tado. Al igual
ricos leemos que eran los so beranos que cualqui er magistrado, ejercían sus
y los príncipes guerreros qui enes se funcion es durante el tiempo limitado
encargaban de celeb rar los ritos re li- en que ocupa ban su ca rgo. Por ello,

11 OR IGEN Y DESARROLLO DE L MUNDO GRIEGO 1 161


Tema 5

Ausencia de revelación. Muchas


religiones basan su existencia en una
supuesta revelación, asumiendo que
en el pasado la divinidad se mani-
festó directamente al hombre (teo-
fanía) para revelarle la verdad y las
leyes por las que habría de regirse.
Los calendarios griegos A diferencia de las grandes religio-
El calendario griego se componía de doce nes monoteístas (como judaísmo y
meses lunares de 30 (meses plenos) ó 29 días cristianismo), la religión griega no
(meses «huecos»). Al tener once días menos tenía sus orígenes en una revelación,
que el año solar, se realizaron diversos tipos no se basaba en la interpretación de
de corrección para lograr la concordancia. ningún libro sagrado, no reconocía la
Entre ellos, las fórmulas de los famosos
autoridad de ningún guía espiritual,
astrónomos griegos Cleostato de Ténedos
(inventor del «octaeteris», con ciclos de ni disponía de una doctrina teológi-
ocho años) o Metón de Atenas (con su ciclo ca fundamental a la que atenerse de
metónico de 19 años, implantado hacia el manera dogmática. El hombre griego
432 a.e.e). Al hablar de calendario griego se (como el hombre antiguo en general)
alude especialmente al ateniense, que llegó desconocía el significado de concep-
a difundirse por muchas ciudades, aunque
tos como «ortodoxia» o «herejía»,
otras mantenían los suyos propios, con lo
que no existía uniformidad en la manera de
que aparecerían mucho más tarde,
medir el tiempo. Con Alejandro Magno, el en época cristiana.
uso del calendario macedonio se extendió El hombre griego y los dio-
por Asia Menor y Egipto (que había logra- ses. La relación entre el individuo
do mantener su sistema de datación desde y la divinidad tenía una motivación
época faraónica) En este calendario el año fundamentalmente práctica. Ningún
se dividía en doce meses y comenzaba en la
sentimiento de amor recíproco la
segunda mitad de julio.
inspiraba. La devoción hacia una dei-
dad respondía a la voluntad de dar
en Grecia no se dieron las condicio- satisfacción a intereses puramente
nes necesarias para que se instaurase terrenales, como la mejora en las
ningún tipo de hierocracia (del grie- condiciones de vida, la obtención de
go hiereús, «sacerdote»), es decir, el una abundante cosecha o la protec-
gobierno o predominio político de la ción divina durante un viaje. Desde
casta sacerdotal. esta óptica, toda indagación sobre la

162 1 MANUAL DE JNlCIAClÓN A LA H ISTORIA ANTI GUA


El 11n 111do cultu ral de los gri egos 1

posible supervivencia del individuo bien, a pesar de estos límites, la religión


después de la muerte o cualquier griega confería al hombre una dignidad
elaboración de una visión ética del mucho mayor que la reconocida por
mundo o de una eventual teoría de la otras religiones: el hombre era siempre
redención carecían de sentido para la dueño y responsable de su vida; no
religión tradicional griega. había sido creado para ser esclavo de
Evidentemente, con el paso del tiem- los dioses, como creían los sumerios.
po, incluso el pensamiento religioso
experimentó una evolución. Sabemos, 5.3. Ü T RAS DI MENSfO NES D E LA
por ejemplo, que en época clásica el RE LI GIOSJDA.D
ciudadano griego tendió a someterse a
un preciso código de comportamiento Los oráculos. Los griegos esta-
para evitar la ira divina. Era consciente ban profundamente convencidos de la
de los límites impuestos por las divini- posibilidad de que el futuro pudiera
dades a los hombres. Ignorarlos signi- ser revelado a través de la voluntad de
ficaba mancharse con la culpa de un los dioses; de ahí que acudieran con
orgullo excesivo (hybris) y exponerse a frecuencia a un gran número de orá-
recibir un castigo inevitable; el ideal de culos. El término «oráculo» (del latín
vida debía inspirarse en la sabiduiia y orare, «hablar») indicaba tanto la res-
en la moderación (sophrosyne). Ahora puesta revelada por la divinidad -a
menudo comunicada de forma breve y
enigmática-, corno la persona que la
pronunciaba en nombre del dios.
En muchos lugares del Mediterráneo,
como el Epiro, Grecia continental, Asia
Menor, Egipto y la península Itálica
surgieron desde fechas muy tempranas
santuarios consagrados a determinadas
divinidades, convirtiéndose pronto en
la meta atrayente de continuos peregri-
najes. Los motivos que empujaban a la
consulta de un oráculo podían ser muy
lkt, il k (k l,1 l'Sla l11a de lm, 11l·L· (k Pnsciclón
variados: la purificación o sanación,
l'll(.(>1ilr,1tb l' II el rn,1 r, en L·I l·,1bo i\rtcmis io
(E ubea) (rn. 460 a.l'.c.). M11Sl'O lac iona l ele dado que tanto la enfermedad como los
i\i-q1 1eulogí,1(A ll'llas). h,10: R. G. S. infortunios eran interpretados como

lJ OR IGl·:N Y Dl :. SARROLLO DE L MUNDO GIUEGO 1 163


Tema 5

castigos de alguna divinidad ofendida Alejandro Magno, rey de Macedonia,


o irritada que necesitaba ser aplacada se dirigió al oráculo de Zeus Amón en
redimiendo la propia culpa; la con- Egipto para obtener la confirmación
sulta de una pólis acerca de cualquier de su pretendido origen divino.
decisión política importante (como la Entre los oráculos más famosos
declaración de una guerra); o la solici- del mundo griego habría que destacar
tud de la aprobación divina para llevar los de Zeus en Dodona (en el Epiro)
a cabo la fundación de una colonia. y en Olimpia (en el Peloponeso) y
Los oráculos ocupaban un lugar los de Apolo en la isla de Delos y en
importante no sólo en la devoción Delfos (en la Fócide), donde el dios
popular y en la esfera privada, sino se dirigía a los hombres por medio
también en la vida de la pólis. Hasta de una sacerdotisa conocida con el
tal punto era así, que a veces eran nombre de «Pitia».
objeto de instrumentalización política: Cultos mistéricos. Los ritos públi-
por ejemplo, cuando en el seno de una cos en honor de los dioses olímpicos,
colectividad surgían disensiones, las que eran competencia del Estado, no
indicaciones de los oráculos podían estaban pensados para involucrar en
conferir prestigio y autoridad a una su esfera a la religiosidad individual.
facción en detrimento de otra. En Las ceremonias propias de la religión
épocas posteriores, hubo soberanos o oficial nunca consiguieron mitigar la
autócratas que trataron de legitimar tensión espiritual emergente sobre
su poder con la ayuda de un oráculo. todo en momentos de dificultad o
Por ejemplo, a finales del siglo rv a.e.e., sufrimiento. Muchos individuos sin-
tieron la necesidad de disponer de
un cauce marginal que les permitiera
entrar en contacto personal con la
esfera divina. Los cultos rn istéricos se
prestaban a ello.
Es muy probable que el término
«misterio» esté conectado con el verbo
griego myo, «cerrar», haciendo refe-
rencia así al secreto que envolvía a las
ceremonias en las que participaban
Dcllús. Tcalrn v IL'rnplo de Apolo. los iniciados en este tipo de cultos,
Fo lo: /\na Gom..:ikz YagCi e los cuales debían afrontar estrictos

164 1 MANUAL DE INlCIAClÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


El rn11ndo c11llui-al ele los griegos 1

La suerte de las almas en las teorías de los misterios


(Píndaro, Olímpicas, II, 61-74)
En igua les noch es siempre,
y en iguales días gozando del sol, los justos reciben
menos dolorosa ex istenc ia, no removiendo la ti erra
con la fuerza de su brazo
ni las aguas del mar
por vana ga na ncia, sin o que junto a los ho nrados
por los dioses , los que se compl acían en gua rda r los juramen tos
participan de una vida
sin lágrim as, a l par que los otros arras tran un tormento
que no puede suírir la mirada.
Cua ntos osaron, en cam bi o, morando tres veces
en un o y otro lado, mant ener por cn lcro su alma
alejada de inju sti cia, recorren el cam in o de Zeus
has ta la torre de Crono. Allí con sus soplos
las brisas oceán icas env uel ven la isla
de los Bienaventurados; y ll ores de oro relu cen,
unas de la tierra, nac idas de fúl gidos árboles,
y o tras el agua las cría,
con cuyas guirna ldas en lazan sus manos y tre nza n co ronas.

PÍNDARO, Ocias y ji·agmentos (trad. A. Ortega), Credos (BCG, 68), Madrid,


1984, p. 84.

ayunos y vigilias, así como diversas cuerpo como una especie de cárcel del
pruebas -para nosotros hoy desco- alma, asumiendo as í el principio por
nocidas-, con el Íln de poder entrar el que se creía que en la personalidad
en co muni ón con las ocultas fu erzas de cada indi vid uo ex istía un com po-
divinas y el mundo de ultratumba. nente propiamente espirilual.
El iniciado expresa ba así su deseo de Los cultos misléricos tuvieron una
sustraerse a la inescrutable voluntad gran difusión en el mundo grecorro-
de los Hados y de superar con éxito la mano. Los más célebres en el mundo
sucesión cícl ica de la vida y la muerte griego fu eron los cultos ele Eleusis en
con la espera nza de su resurgimiento honor a Deméter y los órficos en honor
en la dimensión del más allá. En esta a Dioniso; en el mundo romano desta-
concepción estaba implícita la idea del caron los cultos de Cibeles, Atis y Mitra.

11 ORIGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRIEGO 1 165


Terna 5

La Pitia, sacerdotisa del oráculo de


Apolo 1 Ru inas de Elcusis. Foto: R. G. S.
Delfos heredó pronto la tradición, proba-
blemente de origen micénico, de la consulta
a los dioses a través de un mediador. En un 5.4. FORMAS DE PANHELENISMO
principio, Apolo transmitía sus oráculos
a la Pitia una vez al año, en primavera; La religión como factor de cohe-
después lo hacía un día al mes y las peti- sión. Los santuarios que eran sede
ciones debían acompañarse de ofrendas de un oráculo atraían cada año a
y sacrificios. El oráculo despuntó con la
numerosos fieles procedentes de toda
consolidación de la polis, que transformó
a Delfos en una potencia religiosa y jurídi- Grecia. Los habitantes de los territo-
co-política. Parte de ese poder se sustenta- rios cercanos a los templos sintieron
ba en la ancestral capacidad de la Pitia de la necesidad de salvaguardar la sacra-
conectar con la divinidad, que simbolizaba lidad del santuario y de respetar a los
igualmente el conocimiento profundo de peregrinos, acentuando así la concien-
lo humano. La famosa máxima «conócete
cia de que la devoción a una divinidad
a ti mismo» grabada sobre los muros del
santuario exhortaba a tomar conciencia de
común implicaba un reconocimiento
las limitaciones humanas y a respetar las de pertenencia a una misma civili-
tradiciones. Políticamente, el oráculo fue zación. Por ejemplo, en el santuario
conservador. Pero toleró otros cultos como de Deméter en Antela -lugar situa-
el dionisismo o el orfismo. El declive llegó do entre el pequeño río Fénix y las
en el siglo IV a.e.e. y, tras un breve renacer Termópilas- se reunían gentes per-
en el II a.e.e., fue sustituido por nuevos
tenecientes a doce etnias diferentes.
cultos, como el de Cibeles o Serapis. La
actividad cesó con Adriano y en el 390 a.e.e. Dividido por continuas rivalidades, el
Teodosio clausuró el templo. mundo griego, sin embargo, vio en la
religión un elemento de cohesión y un

166 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTfGUA


El 11n111d o rn ltu ra l d e los gri egos 1

estímulo para la creación de un senti- Los juegos sagrados. Otra forma


miento panhelénico que acentuara la de panhelenismo aparece representa-
tendencia a la unificación cultural de da por los juegos sagrados que eran
todos los helenos. Con esa intención organizados en honor de los dioses
surgieron las anfictionías. por los grandes santuarios panhelé-
Las anfictionías. Se trata de con- nicos. En Delfos se celebraban juegos
federaciones religioso-políticas que en honor de Apolo; en Nemea (en la
agrupaban a los Estados que vivían Argólida) eran en honor de Poseidón.
en torno a un santuario religioso, Con el fin de que los atletas pudie-
cuyo creador mítico fue Anfictión. ran desplazarse con seguridad desde
Los Estados hermanados, qu e con- sus póleis y de que las competiciones
tribuían equitativamente al soste- pudieran desarrollarse con normali-
nimiento del santuario, se reunían dad, se acordaba una «tregua sagra-
en él para celebrar sacrificios, jue- da » en las eventuales guerras que
gos y festejos amparándose en la tuvieran lugar durante las épocas en
«tregua sagrada». Se conocen se is que los juegos se llevaban a cabo.
anfictionías: Anfictionía de Beocia En las diferentes competiciones
(en torno al santuario de Poseidón participaban poetas, filósofos, escul-
en Onquesto); Anfictionía de Calauria tores y otros representantes de póleis
(en torno al templo de Poseidón en la rivales, además de atletas que medían
isla homónima); Anfi.ctionía de Argos sus fuerzas y habilidades con el fin de
(en torno al templo de Apolo Pitio); conseguir la gloria, es decir, presti-
Anfictionía del i stmo (en torno al tem- gio y fama en tocio el mundo griego.
plo de Apolo de Corinto); Anfictionía Además, los juegos representaban una
Délica (en torno al templo de Apolo ocasión idónea para la celebración
en Delos) y Anfictionía Délfica (en conjunta ele ceremonias religiosas que
torno al templo de Apolo en Delfos). contribuían al reforzamiento ele los
La anfictionía mejor conocida histó- lazos culturales que unían a las diver-
ricamente es esta última, que englo- sas póleis ele la Hélacle.
baba a las doce etnias vecinas, a las Las Olimpiadas. Sin duda, los
que en el año 343 a.e.e. se unirían juegos más famosos era n los organi-
también los aqueos y macedonios. zados cada cuatro años por el san-
Cada anfictionía estaba gobernada tuario de Zeus en Olimpia (en el
por un synédrion que se reunía dos Peloponeso), razón por la que era n
veces al año. conocidos como juegos olímpicos u

II ORJ GEN Y DESARROLLO DE L M UNDO GRI EG O 1 167


Tema 5

Olimpiadas. Según la tradición, fue- rromana, es decir, hasta que fueron


ron instituidas en el año 77 6 a.e.e. y abolidas por el emperador cristiano
sobrevivieron hasta la época tardo- Teodosio el Grande en el año 393
e.e. En un principio, la fama de estos
juegos no excedía los confines del
Peloponeso, pero a partir del siglo
vu a.e.e. se hicieron cada vez más
célebres y fueron progresivam ente
atrayendo a un mayor número de
participantes procedentes de todas
las regiones de la Hélade. La impor-
tancia panhelénica de los juegos cre-
ció de tal manera que a partir del
siglo IV a.e.e. las Olimpiadas fueron
adoptadas como base para la data-
ción de los años en el mundo griego.
Tres eran las condiciones funda-
mentales para poder participar en los
juegos olímpicos: demostrar la perte-
nencia a una pólis, es decir, contar con
Vista aérea de los res tos arqueol ógicos de la ciudadanía griega; no estar mancha-
Olimpia. Nalin1111/ Gmgm¡1/iic Historia, Grecia
clásica (cd ic ic'J n digital)
do por la culpa de algún delito grave;

Rcslos del lcn 1plo ele Zeus Ol_írnpi co (470-456 1 Maquela del sa ntuario el e Oli1npia. co 11 l:1
a. e.e.) . Ol1 111 p1a. Foto: R. G. S. ll'CO nstrucc i<in del ll.:111plo ele 7.cus Oli111pi co
en el cen tro ( Museo de Olimpia) .
Foto: R. G. S.

168 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


El rnurnlo cultura l de los gr iegos

y jurar respetar las reglas estipuladas.


La relación de los juegos con la esfera
religiosa era muy estrecha -tanto que
la violación de las reglas era considera-
da como un sacrilegio, mientras que la
obtención de una victoria era siempre
interpretada como un signo de predi-
lección divina- y quedaba evidenciada
por la solemne procesión que tenía
lugar en la inauguración de los juegos a
lo largo de ]a olímpica vía sacra.

S.S. CONCEPCIONES SOCIOPOLÍTICAS


Los juegos oümpicos GRIEGAS
Conectados al culto de Zeus, los juegos
olímpicos fueron la competición más anti- El hombre político. La definición
gua y solemne de la Grecia clásica. Hay del hombre que presenta Aristóteles
diferentes versiones sobre su origen mítico en el inicio de su lralado de Política
relacionadas con Heracles. La primera lista
(1253a) como un «animal social por
de vencedores data del año 776 a.e.e., que
naturaleza», z.óon politikón, fue en
inaugura la cronología griega. Los juegos
se celebraban cada cuatro años en la ciudad ese ncia aplicable a los griegos mi en-
sagrada de Olimpia. Al principio, participa- tras logró sobrevivir la autonomía de
ban sólo los habitantes del Peloponeso; más las póleis. En Grecia nunca hubo una
tarde podía acudir a las pruebas cualquier clara distinción enlre la vida privada y
ciudadano que acreditase su origen griego. la vida pública, entre la sociedad civil
La competición evolucionó desde diferen-
y el Estado, entre la esfera política y la
tes carreras a pie (en parejas, de fondo)
hasta el pentatlón completo, junto con el religiosa. La autoridad domésti ca del
pugilato y el pancracio (fusión de lucha y padre tenía a la vez un carácter político
pugilato). En la 37ª edición se admitió a y religioso. El concepto griego de liber-
los jovenes y en la 80ª se introdujeron las tad era ese ncialmente polílico: el dere-
competiciones literarias. El premio consis- cho de ejercer una ciudadanía activa.
tía en una corona de olivo y una palma que
En un pueblo tan empapado de
simbolizaba la victoria. Los juegos duraron
hasta el año 393 o 394 e.e., momento en que
vida pública e institucional, el pen-
Teodosio decretó su supresión. samiento político presentó una ga ma
extraordinariamente amplia, desde

lJ OR IGEN Y DESARROLLO DEL M UN DO GR l l-<:GO 1 169


Tema 5

los discursos, tragedias y comedias, En definitiva, para las sociedades


hasla los tratados propiamente políti- orientales la sabiduría era patrimonio
cos (con la f1.mdación por Aristóteles, exclusivo de las castas sacerdotales
ya en el siglo rv a.e.e., de la ciencia que, atendiendo a una rígida concep-
política como disciplina específica) ción esotérica (del griego esoterikós,
y la manera de concebir la historia «interno»), gozaban del privilegio de
como disciplina científica. Tucídides, custodiar celosamente las nociones
como estadista, historiador y orad01~ transmitidas por la tradición. Por ello,
sintetiza la expresión multiforme del este tipo de cultura tendía al inmovi-
pensamiento político en Grecia. lismo, a la mera conservación, mos-
trándose siempre hostil a cualquier
5.6. LA CULTURA GRIEGA tipo de renovación en el conocimien-
to. Una teoría que concibe el saber
La sabiduría oriental. La cultu- como una revelación divina y secreta
ra científica de algunos pueblos del trae consigo dos consecuencias. En
Próximo Oriente alcanzó en determi- primer lugar, confiere a la ciencia una
nados casos resultados muy notables: aureola de sacralidad: toda verdad
piénsese, por ejemplo, en los cono- aparece presentada como absoluta,
cimientos astronómicos de sumerios eterna, inmodificable, precisamente
y babilonios, o en los avances de los porque es considerada como la expli-
egipcios en la geometría y la ingenie- cación ofrecida por un dios a un redu-
ría. Sin embargo, toda esta sabiduría cido número de personas. En segundo
tenía un objetivo práctico inmediato. lugar, esta verdad, en cuanto sagrada,
Servía, por ejemplo, para hacer posible no puede someterse a ninguna crítica.
la construcción de canales, pirámides En cambio, la duda y el examen críti-
o ziqqurat. En algunos casos esos avan- co resultan indispensables para poder
ces científicos habían sido instrumen- descubrir posibles errores y alcanzar
talizados para consolidar y justificar nuevas certezas. El concepto de evo-
ideológicamente la supremacía de las lución es completamente extraño a la
élites políticas y religiosas. Tal sería el mentalidad de los sacerdotes: la socie-
caso de la ciencia astronómica puesta dad no podía sufrir ningún cambio
al servicio de la astrología, gracias a porque era el resultado acabado de un
la cual los sacerdotes se presentaban orden divino; los modelos de compor-
como indispensables intermediarios tamiento y las estructuras jerárquicas
entre los dioses y los hombres. debían permanecer inalterables sirn-

170 1 MANUAL DE IN ICIACIÓN A LA HISTORlA ANTIGUA


El nn 111do rn llura l de los gr iegos 1

plemente porque siempre habían sido indagar en la naturaleza con la inten-


concebidas así por los dioses. ción de catalogar todas las formas
Métodos y fines de la filosofía. vivientes, y a observar los fenómenos
La cultura griega abandonó desde un naturales con el firme propósito de
estadio muy temprano estos esquemas intuir las leyes por las que se regían.
mentales: la ciencia constituyó un fin Una investigación de este tipo podía
en sí mismo buscado por los estudiosos. alcanzar resultados válidos sólo si
Desligadas de cualquier credo religioso, se conducía con métodos rigurosos
sus investigaciones nacieron del afán de basados en la atenta observación y en
desentrafiar racionalmente la realidad. la discusión de las teorías. Hasta que
Incluso para los griegos el punto de no se dejase de creer que la lluvia, el
partida para la elaboración del pensa- rayo o la tempestad tenían su origen
miento científico fue probablemente en la intervención de un dios, el estu-
la necesidad de resolver problemas dio de los fenómenos naturales habría
técnicos como, por ejemplo, los surgi- resultado inútil y superfluo. A partir
dos en la construcción de los templos, del siglo VI a.e.e., la sistematización
en la manipulación de los metales o del pensamiento racional comenzó
en la modificación y perfeccionamien- a manifestarse por primera vez en la
to de las estructuras de los barcos. historia de la humanidad en las colo-
En estos casos siguieron, por tanto, nias jonias de Asia Mcno1~
el mismo camino ya recorrido por La investigación del principio de
otros pueblos antiguos. Sin embargo, las cosas. Es innegable que en Grecia
los griegos fueron los primeros en nació, por tanto, la filosofía (voca-
superar la dimensión estrictamente blo que significa «amor a la sabidu-
práctica del saber: en el campo de las ría»), caracterizada inicialmente por
matemáticas se afanaron en descu- la búsqueda de la arché, es cleci r, del
brir sus leyes hmdamentales, aquellos origen y principio de todas las cosas.
principios permanentes que, en virtud Afrontando en primer lugar el ori-
de su valor universal, pudieran ser gen del mundo, los filóso[os griegos
aplicados cada vez que se presentasen trataron de llegar a una explicación
problemas análogos. plausible a través del razonamiento,
El denodado deseo de conocer rechazando radicalmente las historias
la realidad que rodeaba al hombre míticas transmitidas por la tradición .
empujó de forma extraordinaria a Aunque las teorías formuladas por los
los primeros pensadores griegos a primeros pensadores gri egos -como

11 ORIGl '. N Y DESARRO LLO DE L M UNDO GRIEGO 1 17 1


Tema 5

Tales, Anaximandro, Anaxímenes-


fuesen demasiado simplistas, su méri-
to más importante radicaba en haber
orientado el pensamiento hacia un
nuevo método.
La tendencia progresiva de la
cultura griega. Arrebatar el aura de
misterio y sacralidad al saber signi-
ficaba también conceder al hombre
la posibilidad de servirse del valiosí-
simo instrumento del pensamiento El simposio
crítico. El :filósofo se siente inclinado Con este término, derivado de syn Uuntos)
a la sabiduría de forma desinteresada; y pinein (beber), se conoce a la segunda
parte de los banquetes griegos y romanos,
puesto que no forma parte de ninguna
en la cual los comensales bebían y seguían ·i
casta privilegiada contraria, e incluso las prescripciones del simposiarca (incluso
hostil, a cualquier transformación, no contra su voluntad), cantaban cantos con-
alberga motivos para evitar la dis- viviales (scholia) y pasaban el tiempo con
cusión con otros pensadores y para diferentes entretenimientos como espec-
modificar -si fuera necesario- su táculos de danza o acrobacia, el juego del
cótabo -consistente en lanzar las últimas
pensamiento, dando vida a una nueva
gotas de una copa de vino en un platillo
visión del mundo. La suya es una cul- de metal, para interpretar el sonido pro-
tura abierta, libre, progresiva. No por ducido como oráculo de amor-, recitales
casualidad la filosofía griega nació de poesía o simples conversaciones. Del
en el ámbito de las colonias jonias banquete griego, transformado en foro de
de Asia Menor, ya que allí se dieron sabiduría, nació un género literario que
las condiciones idóneas de libertad fue practicado especialmente por los socrá-
ticos, sobre todo por Platón y Jenofonte.
política y social: las relaciones entre
Posteriormente el modelo original se fue
los ciudadanos no estaban basadas en transformando en un verdadero diálogo,
el privilegio y cada uno de ellos podía usado en época helenística para obras eru-
participar en la vida de la colectivi- ditas. Este género tuvo también sus carica-
dad contribuyendo al progreso de la turas, como el célebre pasaje del Satiri.cón
comunidad a la que pertenecía con sus de Petronio en el que se narra la cena de
Trimalción, hilarante parodia del diálogo
propias aportaciones críticas.
entre Luciano y Petronio.
Ahora bien, no es posible admitir
que la indagación filosófica llegó a

172 1 MANUAL DE I lCIAClÓN A LA HI STORIA ANTIGUA


El mundo culLurnl de los b0 Tico-os
b j

convertirse en una costumbre habi- se observa también en las expresiones


tual entre los griegos. Por el contrario, artísticas menos grandiosas, como las
sólo una minoría se sintió inclinada representaciones en los relieves o las
a la actividad intelectual, lo que no estatuas menores. El arte no tenía
impidió que sus descubrimientos fue- valor en sí mismo, sino que era consi-
sen conocidos, de una u otra forma, derado como un medio para alcanzar
por el resto de la sociedad, abriendo un fin superior, como la exaltación de
así nuevos caminos en la conquista las virtudes de un soberano o la repre-
del saber. sentatividad de las formas que garan-
La función del arte en las socie- tizaban la inmortalidad. Además, en
dades del Próximo Oriente. Algunas muchos casos, lo que importaba era
obras monumentales, como las pirá- el influjo subliminal ele estas obras; lo
mides de Egipto o los ziqqural en demuestra el hecho de que a menu-
Mesopotamia, suelen traer a la mente do no eran ni siquiera expuestas al
la imagen de auténticas masas de público, sino que estaban destinadas
operarios trabajando incansablemen- a guardarse en las cámaras interiores
te bajo deplorables condiciones. Es de tumbas o en las estancias más inac-
innegable que aque11as imponentes cesibles de los templos. Era suficiente
construcciones sólo podían realizarse con que se supiera de su ex istencia.
en regímenes despóticos en los que Valor autónomo del arle grie-
un soberano absoluto disponía sin go. Las diversas es tructuras políticas
límites de la fuerza de trabajo de sus adoptadas por las póleis, la dil"crente
súbditos, ya fuesen éstos hombres concepción ele la csrcra religiosa, la
libres o esclavos. Si se pi ensa en quie- ausencia de inlluye ntes castas sacer-
nes encargaron estas obras, podre- dotales y el desarrollo ele la filosofía
mos comprender mejor la estmctu- constituyen factores decisivos que,
ra política y la concepción artística ele alguna forma, ex plican el surgi-
dominantes en estas civilizaciones. miento en Grecia ele un concepto
Quienes ordenaban estas colosales nuevo y original del arte, en cierto
construcciones eran reyes divinizados sentido revolucionario, tanto por los
(corno los faraones) o poderosas cas- motivos que lo inspiraron, como por
tas sacerdotales, lo que significa que las técnicas que lo hicieron posible.
en estas sociedades el arle monumen- Las obras artísticas representan fun-
tal estaba indisociablemente unido al damentalmente temas mitológicos.
culto religioso. Ciertamente, esta idea Las imágenes de los dioses y ele los

II OR lGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GR IEGO ¡ 1n


Te ma 5

héroes han perdido gran parte de su mitad del siglo VII a.e.e. los escultores
valor sagrado, aun cuando se encon- griegos crearon en piedra las plime-
traban vinculadas a los templos. El ras estatuas de mayores dimensiones,
arte va asumiendo gradualmente un inspirándose en la estatuaria egip-
valor autónomo, dejando de estar cia: son los koúroi («muchachos») o
al servicio del poder político o de las kórai («muchachas»), figuras mas-
las castas sacerdotales. No siempre culinas o femeninas representadas a
estaba encaminado a satisfacer las tamaño natural. Esa influencia egipcia
necesidades plásticas de la religión. es reconocible en la forma rígida que
El origen del arte como manifestación adoptaba el cuerpo esculpido. Poco a
del deleite humano se encuentra en poco, los artistas fueron concediendo
Grecia, donde el arte profano (adje- mayor espacio a su propia creatividad,
tivo que etimológicamente significa consiguiendo dar a la figura humana
precisamente «aquello que se encuen- formas más flexibles y dinámicas. El
tra fuera de los templos») conocerá apogeo del arte griego se alcanzó en el
por primera vez en la historia de la período clásico (del siglo v a la mitad
humanidad un desarrollo notable. del siglo IV a.e.e.), en el que los artistas
La evolución de los estilos. Los se ajustaron a unas leyes formales más
orígenes del arte griego se encuentran precisas, al tiempo que buscaban el
en el estilo geométrico (siglo VIII a.e.e.), ideal de belleza dando rienda suelta a
representado sobre todo por las deco- su inspiración.
raciones de carácter abstracto y por El papel del artista. Puesto que
las pequeñas esculturas de definición no estaba limitado por una concep-
imprecisa. El movimiento migratorio ción del mundo exclusivamente reli-
de la segunda colonización puso en giosa, el artista griego gozaba de una
contacto a los gliegos con las culturas gran libertad, la cual no sólo se mani-
próximo-orientales, que influyeron en festaba en la elección del tema o
la evolución de los estilos e inspiraron del argumento a representar en sus
algunas formas que imitaban mode- creaciones, sino que se traducía en la
los egipcios y mesopotámicos. El arte autonomía de su voluntad en el plano
propio de este período se conoce como compositivo. Es cierto que, por ejem-
estilo orientalizante, durante el cual plo, el escultor debía respetar ciertas
desaparece la cerámica geométrica y normas y reglas matemáticas sin las
se producen vasos con representacio- cuales resultaba imposible conferir a
nes menos esquemáticas. A partir de la la obra un sentido de equilibrio, sime-

174 1 MANUAL DE IN ICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


E l n11 1nd o rnl lu ra l de los gri egos 1

Consideraciones acerca de los artistas y los artesanos


(Jenofonte, Económico, IV, 2-3)
Tienes razón, Critobulo, pues los llamados oficios manuales están desacreditados
y, lógicamente, tienen muy mala fama en nuestras ciudades, ya que dañan el cuerpo
de los trabajadores y oficiales, obligándoles a permanecer sentados y a pasar todo el
día a la sombra, y alguno de ellos incluso a estar siempre junto al fu ego. Y al afemi-
narse los cuerpos, se debilita n también los espíritus. Los oficios llamados manuales,
sobre todo, no dejan tiempo libre para ocuparse de los amigos y de la ciudad, de
modo que tales obreros tienen mala fama en el trato con sus amigos y como defenso-
res de su patria. Incluso en algunas ciudades, especialmente en las que tienen fama
de belicosas, no se permite a ningún ciudadano ejercer oficios manuales.

JENOFONTE, Recuerdos ele Sócrates. Económico. Banquete. Apología de


Sócrates (trad. J. Zaragoza), Gredos (BCG, 182), Madrid, 1993, p. 227.

tría y proporc1on. Sin embargo, su herencia de esa mentalidad arcaica,


creatividad le empujaba a la creación incluso en época clásica el trabajo
de esculturas únicas y personales. manual siguió considerándose degra-
El escultor Polkleto de Argos (siglo dante. Aun así, es innegabl e que el
va.e.e.) escribió un manual titulado El artista griego adquirió mayor digni-
canon, en el que consideraba que «la dad con su labor creativa que el artista
belleza consistía en la adecuada propor- del mundo próximo-oriental.
ción de las pat1es». Cada artista -ya
sea éste pinto•~ escultor o arquitecto--
debía guardar respeto a las normas en la
misma medida en que estaba obligado a
demostrar su propia habilidad .
Es evidente que en una sociedad
en la que prevalecía la mentalidad
aristocrática, profundamente hostil a
cualquier forma de trabajo manual,
el artista apenas gozaba de prestigio
porque, precisamente, debía ganar- Dda ll e dL· l:1L'S l:tlua l k·l _jm ·L· 11 t!i11t!u1í111,·11us
de Po licldo (rn. 4S0-<-12 'i ;1.c.c.). M 11sc·o
se la vida realizando una actividad Naciona l de A1l 111rn loc', Í;1 (i\k 11;1s).
considerablemente laboriosa. Como Foto: R. G. S.

Il OR IGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GR I EGO l 17S


Tema 5

Síntesis
La civilización que se desarrolló en el mundo griego presenta aspectos pro-
fundamente innovadores respecto a los precedentes del Próximo Oriente anti-
guo. No solamente se afrontaron de forma diferente los problemas políticos o
religiosos, sino que también se utilizaron nuevos métodos para alcanzar la sabi-
duría y se idearon insólitas vías para acceder al significado de las obras de arte,
dando lugar a una sensibilidad desconocida hasta entonces.
En el ámbito de la religión, las principales divinidades eran las llamadas
«olímpicas» porque se suponía que habitaban el monte Olimpo. A pesar de
adoptar formas de comportamiento propiamente humanas (con sus defectos y
virtudes), se diferenciaban de los hombres por gozar del privilegio de la inmor-
talidad. Por encima de las fuerzas divinas, se situaba el Hado o Destino, contra
el que nada se podía hacer. Los sacerdotes no eran considerados representantes
de las divinidades en la tierra, tal como ocurría en las sociedades próximo-orien-
tales; eran simplemente funcionarios públicos, expertos nombrados por la pólis
para dirigir la celebración de los sacrificios en nombre de toda la comunidad de
ciudadanos. Junto a la religión oficial -o mejor, al margen de ella-, existían
otros niveles de religiosidad: a través de los cultos mistéricos, el individuo podía
intentar -al menos así se creía- establecer un contacto directo y personal con
el mundo sobrenatural para calmar el propio sufrimiento, para invocar la ayuda
o protección de los dioses y, sobre todo, para asegurarse una vida mejor en el
mundo ultraterreno. Por otro lado, existía la convicción general de que los dioses
podían manifestar su voluntad y predecir el futuro a través de los oráculos: por
este motivo surgieron numerosos santuarios que, considerados como centros
panhelénicos, eran el destino de continuas peregrinaciones. El más famoso de
ellos era, sin duda, el de Delfos, donde se hallaba el oráculo de Apolo, verbalizado
por la famosa Pitia.
En Grecia, el arte dejó de estar al servicio del poder político o de la religión;
de hecho, adquirió pronto un valor autónomo. Cualquier escultor o pintor
podía llevar a cabo su trabajo incluso con la intención de realizar una obra
por el simple placer de causar admiración. A pesar de que el artesano griego
podía parangonarse al oriental, gozaba de una mayor consideración, si bien no
podía esperar ningún ascenso en la escala social por muy destacada que fuese
su genialidad.
La filosofía surgió en el marco histórico de las póleis que, por sus caracte-
rísticas, proporcionaba las condiciones idóneas para que una élite intelectual
sintiese el impulso de comprender el universo renunciando a las tradicionales
explicaciones mitológicas. La sabiduría de los pueblos orientales, resultante de
una revelación divina, se caracterizaba por su perpetua inmovilidad y por ser

176 1 MANUAL DE INICIAC IÓN A LA l-1 ISTOR IA AN TI GUA


El rn 1111 do rn ltura l ele los griegos

accesible únicamente a las castas sacerdotales. De hecho, cualquier cambio era


considerado como un sacrilegio, ya que, de alguna manera, implicaba ir contra
la voluntad de los dioses. Sin embargo, los primeros filósofos rechazaron ya
radicalmente esta concepción del saber: toda teoría debía ser el resultado del
razonamiento y de la indagación personal. Sólo la duda y la crítica eran capaces
de proponer nuevas soluciones. Por ello, la filosofía contribuyó de manera deci-
siva a la aparición en Grecia de una cultura libre y progresiva.

Verificación
1. Resalte las principales diferencias entre la concepción religiosa de los griegos y
la de los pueblos próximo-orientales (sumerios, babilonios, egipcios, etc.).
2. ¿Por qué carecía Grecia de una influyente casta sacerdotal?
3. Tanto los ritos en honor de las divinidades olímpicas como los cultos mistéricos
imponían diversas exigencias colectivas e individuales: ¿cómo se puede expUcar
la compaginación de estas dos dimensiones de religiosidad?
4. La fragmentación política fue una constante en la historia helénica. Sin embar-
go, tanto en la época arcaica como en la clásica hubo ciertas formas de panhe-
lenismo: ¿cuáles?
S. ¿En qué consiste el carácter innovador de la filosofía griega?
6. ¿Qué tipo de personas encargaba principalmente las obras de arte en las socie-
dades del Próximo Oriente antiguo y en Grecia? Explique hasta qué punto inllu-
yeron en la naturaleza y función de la producción artística.

IJ OR IGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GR I EGO 1177


TEMA 6

6.1. CAUSAS DEL ENFRENTAMIENTO Ahora bien, para comprender los


motivos del enfrentamiento surgido
las Guerras Médicas (499-478 a inicios del siglo v a.e.e. entre el
a.e.e.) representaron e] desafío más Imperio persa y el mundo griego,
grave y decisivo al que tuvo que enfren- resulta imprescindible analizar, aun-
tarse Grecia hasta la época de la domi- que sea someramente, la situación
nación macedónica. Las pretensiones política en la que se encontraba en
persas de una invasión a gran escala esos momentos el área del Egeo.
de toda la Hélade dieron lugar a la Supervivencia de las póleis en
conformación de una poderosa alianza peligro. Era innega ble que las con-
panhelénica. Los persas, considera- quistas persas representaban una
dos bárbaros aunque dotados de un seria amenaza para los intereses
alto nivel de civilización material , no comercia les de las póleis. Como con-
podían a ojos de los helenos ser tolera- secuencia de su sometimiento al
dos en el suelo sagrado de Grecia. dominio persa , las colonias griegas
El sometimiento de las colonias situ adas en la costa del Asia Menor
jonias de la península anatólica había es tuvi eron obligadas a pagar tribu -
sido consecuencia de la primera tos a los sátrapas. La competencia
fase del expansionismo persa hacia de los fenicios, que habían puesto
Occidente. Algunas décadas más su flota al servicio de los soberanos
tarde, Darío, el Gran Rey, empren- persas, era cada vez más intensa;
dería una ambiciosa expedición el control del Bósforo por parle de
hacia la zona danubiana con el fin Daría agravó el peli gro de que se
de controlar las regiones de Tracia y impidiera a los barcos griegos su
Macedonia, verdadera antesala de la acceso al Mar Negro, en cuyas cos-
península griega. tas se aprovisionaban de grano.

JJ ORIGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRI EGO \ 179


Tcma6

Las tropas del Gran Rey, que recelos para coaligarse y diseñar una
habían llegado a los confines sep- estrategia común. En cambio, por muy
tentrionales de la península griega, enorme que fuese, el cuerpo expedi-
representaban un grave peligro para cionario persa no estaba motivado por
la propia supervivencia de las póleis: elevados ideales; era excesivamente
si el expansionismo persa no hubiese heterogéneo en su composición y, en
sido neutralizado in extrem.is, no sólo el fondo, apenas estaba involucrado
habrían perdido su autonomía inter- en la política expansiva impulsada
na sino también su capacidad para por su rey. Tanto si se alcanzaba la
desarrollar una política exterior total- victoria como si se caía en la derro-
mente independiente. La concepción ta, las estrncturas sociopolíticas de la
del Estado y de la vida pública de las enorme potencia supranacional persa
póleis, basadas en el debate y la dialéc- no sufrirían -como así se verificó-
tica, colisionaba frontalmente con la cambio alguno que afectase a las tro-
concepción política de un poder cen- pas que luchaban bajo las órdenes del
tralizado y autoritario. Para los persas Gran Rey.
las leyes no eran sino la manifestación
de la voluntad del rey aplicada despó- 6.2. PRI MERA GUERRA MÉDICA
ticamente con la fuerza del ejército.
Las razones de la victoria final de La revuelta jonia. La revuelta de
las póleis. Tal y como examinaremos a las ciudades jonias -encabezada por
continuación, el enfrentamiento bélico Mileto- contra la dominación persa
concluyó con la victoria de los griegos en el año 499 a.e.e. provocó el inicio
a pesar de que disponían de menores de las hostilidades entre el mundo
recursos y contingentes. Es probable de las póleis y el poderoso Imperio
que, al emprender su campaña militar persa. Sobre los motivos del alzamien-
contra los griegos, Darío hubiese con- to se pueden formular varias hipó-
fiado demasiado en las rivalidades y tesis. Aunque en el fondo estaban
disensiones que dividían a las diversas presentes las legítimas aspiraciones
póleis. El curso de los acontecimientos políticas -es decir, el deseo de volver
demostraría que había sido un error a adquirir la autonomía perdida-,
fatal cometido no sólo por él, sino no puede ignorarse una reacción a
también por su sucesor Jerjes; frente a las exigencias económicas impuestas
un mismo peligro, las ciudades griegas por los persas, quienes, contra los
fueron capaces de superar sus mutuos intereses de los jonios, estaban ya en

180 1 MANUA L DE INICIACIÓN A LA HTSTORJA ANT IGUA


Co nlli c lo e ntre g1·iegos. pe rsas 1

disposición de controlar las principa- El inicio de la guerra. En el vera-


les rutas marítimas del Egeo, desde no del año 490 a.e.e., una segunda
el Mar Negro hasta Egipto. Al frente expedición, esta vez al mando de
de la insurrección se situó el tirano Artafernes y Datis, fue enviada a la
Aristágoras de Mileto. En respuesta a Grecia continental. Artafernes sitió
su solicitud de ayuda a toda la Hélade, Eretria, mientras que Datis desem-
sólo Atenas y Eretria, una pólis de la barcó en Maratón. Después de oponer
isla de Eubea, enviaron, tras muchas una valerosa resistencia durante seis
incertidumbres, veinticinco barcos. días, Eretria sucumbió como conse-
Sin embargo, el rey persa logró sofo- cuencia de la apertura de las puer-
car la revuelta, derrotando a la flota tas de la ciudad por dos traidores.
griega en una batalla que tuvo lugar Milcíades (ca. 550-ca. 489 a.e.e.), por
frente a la isla de Lada, en el año 494 entonces uno de los diez estrategas
a.e.e. Mileto fue tornada y saqueada. atenienses, propuso atacar a los per-
Poco después, el rey Daría decidió sas en la llanura de Maratón antes
castigar a Atenas y Eretria por haber de que avanzasen hacia Atenas. Esta
apoyado la revuelta, enviando una decisión entrafiaba un enorme riesgo,
flota al mando de Mardonio, pero una ya que, por razones religiosas -la
tormenta destruyó esta primera expe- celebración de las fiestas en honor de
dición persa frente al monte Atos. Apolo, durante las cuales estaba pro-
hibido combatir- no era posible con-
tar a tiempo con la ayuda de Esparta,
ni tampoco con la de Tebas, cuyos
ciudadanos albergaban una profunda
animadversión hacia los atenienses.
A pesar de que los persas contaban
con 25.000 hombres de infantería y
con una temible caballería Formada
por cerca de otros 1.000, frente a
los 15.000 hoplitas atenienses, éstos
alcanzaron una inesperada y aplas-
tante victoria: los persas perdieron
6.400 hombres contra sólo 192 bajas
l ll'1úcluto. Musco Nac io1d d,· Atl Jllcología
(All'll(1s). Ful' nl e: N11fio1111/ ( :m,!.',mJJh ic de los atenienses. Las foerzas persas
ll is1uri11. 204, p. 58 supervivientes huyeron a sus barcos

U OR IGE I Y DESARROLLO DEL MUNDO GR IEGO 1 18 1


00
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territorios sometidos a los persas

terri torios neutrales

c iuda des enfrentadas a los persas

_ _ . ex ped ición de Dario (490 a.e.e.)

_ _ . ex ped ición de Je1jes (480 a.e.e.)

bata llas
C)
ó o
Co nfli cto t' nlre gri egos y persas \

con la intención de dirigirse por mar a tes que exacerbaron el clima político.
Atenas, doblando el cabo Sunión -la La formación de facciones cada vez
punta más meridional del Ática-, y más radicalizadas reflejaba la rivalidad
así coger desprevenida a la ciudad, existente entre las familias aristocráti-
pero Milcíades regresó pronto con sus cas. No por casualidad en esta época
tropas logrando evitar un nuevo des- se comenzó a recuffir con demasia-
em barco y obligando, una vez más, al da frecuencia al ostracismo, un pro-
enemigo a la retirada. cedimiento de destierro excepcional
Concluía así, en septiembre del ideado por Clístenes para prevenir la
año 490 a.e.e., la primera Guerra tiranía, pero que ahora sería utilizado
Médica (término que hace refere nci a de forma partidista para alejar a los
a los «m edos», pueblo as imilado por adversarios políticos.
los persas en los primeros momentos Las propuestas de Arístides y
de formación de su lmperio). Di ez Temístocles. La búsqueda de solucio-
años después se iniciaría la segund a nes a los acuciantes problemas inter-
contienda. nos y a la defini ción de las relaciones
internaci onales dio lugar a la apari-
6.3. ATENAS: UN DECENIO DE
ción de dos posiciones pol íticas opues-
PROFUN DOS CAM BIOS tas e irreconcili ables, dirigidas inicial-
mente por dos perso najes ele enorme
Los atenienses fueron conscientes ascendencia qu e gozaban de las sim-
de que el triunfo de Mara tón tuvo una patías y el apoyo ta nto ele la noble-
repercus ión extraordinaria no sólo za como del pueblo. Por un a parte,
dentro, sino también fuera de Grecia.
Atenas fue proyectada al más alto nivel
de prestigio y la fama de los griegos se
hi zo universal. Sin embargo, los hopli-
tas intuyeron pronto que esa increíble
victoria sobre los persas no señalaba
más que una interrupción temporal
del conflicto. En los a ños siguien-
tes, los preparativos para afrontar una
previsible reanudación de las hostili-
dades, así como la estrategia a seguir,
suscitaron en Atenas encendidos deba- 1 R11i nas del Cerámico (Atrnas). Foto: R. G. S.

ll OR IGEN Y DES ARROLLO DEL M UNDO GR I EGO 1 183


Tema 6

encontramos a Arístides (ca. 540-ca.


468 a.e.e.), miembro destacado de una
de las más antiguas familias aristo-
cráticas atenienses. Respetado por su
rectitud, era el exponente de las ideas
conservadoras ligadas a la aristocracia
con grandes propiedades de tierra. Se
inclinaba a rechazar cualquier alianza
con Esparta y a favorecer una política
pacífica basada en pactos de no agre- Dedicación co n la rcpn:·se11 lac ió 11 de u11
de Paral o:;). Finales del siglo
lri lTClllL" (ha 1"L·o
sión incluso con los persas. A él se
v a .e.e. Museo de la Acrópo lis (Ale nas).
oponía Temístocles (ca. 528-ca. 462 Fo lo : R. G. S.
a.e.e.), un hombre perteneciente a la
nueva aristocracia, cuya prioridad era Oposición aristocrática. La pues-
la preparación de Atenas para afrontar ta en práctica de un programa tan
con éxito la previsible nueva ofensiva ambicioso requería una enorme finan-
del poder persa. ciación que la aristocracia tradicional
La necesidad de una flota. Para no estaba dispuesta a aprobar. La opo-
ello era partidario, por un lado, de sición de los miembros de la nobleza
renovar la alianza con Esparta y, por (que en la guerra combatían en las
otro, de construir una potente flota de filas de la caballería y de la infantería
trirremes que sirviese como baluar- pesada) derivaba de la certeza de que
te contra cualquier amenaza exter- el programa diseñado por Temístocles
na. En años anteriores, Temístocles conllevaba una profunda modificación
había ocupado el cargo de arconte, de la estrategia militar, concediendo
habiéndose preocupado entonces de mayor importancia a la flota en detri-
la fortificación del puerto del Pireo, mento de su antiguo protagonismo en
condición indispensable para conver- el ejército.
tir a Atenas en una auténtica potencia La victoria de Temístocles.
marítima. La creación de una gran Precisamente por aquellos años se
flota constituía ahora el punto cen- descubrió un nuevo y riquísimo filón
tral de su proyecto político. Estaba de plata en las minas de Laurión que
convencido de que los atenienses sólo pertenecían a Atenas. Temístocles con-
podrían vencer a los persas en el mar, venció a sus conciudadanos de que se
obteniendo así una paz duradera. emplease en la construcción de una

184 1 MANUAL DE l NICIACLÓN A LA HISTORI A ANT ICUA


Cn nlli c lo c 11l 1l ' gri egos y pe rsas 1

gran flota. Aunque esta propuesta fue tivos de una invasión a gran escala. No
\ ' 11 un primer momento impopular obstante, su sucesor Jerjes recupera-
- según una antigua costumbre, los ría pronto el ambicioso plan diseñado
l· iudadanos tenían derecho a repar- por su padre. Tras someter a Egipto y
1irse anualmente los beneficios proce- consolidar su gobierno interno, puso
dentes de esa explotación minera-, la en marcha los preparativos para enviar
prevención ante una nueva y decisiva una nueva expedición persa contra
guerra contra los persas prevaleció al Grecia. Inició la excavación de un
li.nal en el ánimo de los atenienses. canal en la península Calcídica para
Sin embargo, como era de espera1~ que su inmensa flota pudiera evitar el
la propuesta de Temístocles provocó promontorio del monte Atos, donde
una profunda división en el cuerpo años atrás sus barcos de guerra habían
ciudadano difícilmente disimulable. sufrido considerables daños debido
Políticamente derrotado, Arístides fue a una violenta tempestad, al tiem-
condenado al ostracismo en el 482 po que mandó construir dos puen-
a.e.e. Las previsiones de Temístocles tes con la sucesiva unión de navíos,
resultaron muy acertadas: en poquísi- desde Abidos hasta un punto cercano
mo tiempo se lograron construir dos- a Sestos, que permitiesen a sus nume-
cientos trirremes, convirtiendo así a rosas tropas atravesar sin difi.cultades
Atenas en la mayor potencia marítima el Helesponto. Así, a comienzos del
del Egeo y en la pólis más fuerte para año 481 a.e .e., un enorme ejército
salvaguardar a Grecia de la inminente compuesto por cerca de cien mil hom-
invasión persa. bres, bajo el mando del propio Rey de
Reyes, partió ele Sardes hacia la penín-
6.4. S EGUNDA G UERRA M ÉDI CA sula griega, en tanto que una ílota ele
más ele setecientas naves fue enviada
La expedición de Jerjes. directamente al Ática.
Profundamente contrariado por la División entre las póleis . Ante
derrota en Maratón, Daría decidió el peligro inminente ele una invasión
movilizar un gran ejército contra total, los griegos vieron la necesidad
Grecia con el firme propósito de ane- de organizar una liga clefensiva de
xionarla a su inmenso imperio. Ahora póleis. Para muchas de ellas no resultó
bien, la rebelión de Egipto y la muerte fácil, ni siquiera en estas graves ci1:.
del Gran Rey, en el 485 a.e.e., inte- cunstancias, abandonar sus ancestra-
rrumpieron bruscamente los prepara- les envidias y rivalidades. Sin embar-

U ORI GE Y Dl:SARR OLL O DEL M UN DO GRI EG O 1 185


Tema 6

go, a pesar de que Esparta y Atenas caciones y las vías madtimas de abas-
perseguían objetivos diferentes (la pri- tecimiento del enemigo. Como signo de
mera deseaba salvaguardar su supre- reconciliación en tan difíciles circuns-
macía en el Peloponeso; la segunda tancias, se permitió regresar a la patria
expandir aun más su comercio por el a los exiliados que, como AJ.istides,
Egeo), comprendieron que en aque- habían sido condenados al ostracis-
llos momentos críticos debían estar mo. Por último, se decidió renunciar
unidas por un bien común: salvar su a la defensa de la Grecia septentrio-
independencia. Los representantes de nal -cuyas principales ciudades no
las diferentes ciudades griegas se reu- se habían implicado en la guerra-,
nieron en Corinto en el año 481 a.e.e., saliendo al paso del ejército persa
bajo la presidencia de Esparta. El en el desfiladero de las Termópilas,
intento de formar una alianza panhe- única vía de acceso directo a las regio-
lénica no tuvo el éxito esperado. Aun nes centrales de la península griega.
así, a pesar de que la mayoría de las Con ese propósito serían enviados allí
ciudades del noroeste y Creta recha- 10.000 soldados de infantería bajo el
zaron ingresar en la liga, se logró el mando del rey espartano Leónidas;
compromiso firme del resto. mientras tanto, la armada ateniense
La estrategia de las ciudades intentaría derrotar a la flota persa en el
griegas. Teniendo presente que el cabo Artemisium (punto septentrional
número disponible de soldados aliados de Eubea). Sin embargo, los hechos
alcanzaba la mitad de los contingentes siguieron un curso diferente.
del ejército persa, era esencial diseñar La batalla de las Termópilas.
una estrategia común que, de alguna Tras un primer enfrentamiento irre-
manera, supliera la inferioridad en la suelto, la flota ateniense regresó al
que se encontraban las póleis griegas. Ática, siguiendo el plan propuesto
Los espartanos prefirieron en un pri- por Temístocles de atraer a la armada
mer momento concentrar el grneso de persa hacia el estrecho de Salamina,
las fuerzas en la defensa del istmo de donde las naves griegas, más velo-
Corinto. Atenas rechazó esta propuesta ces, podrían derrotarla con mayor
porque implicaba abandonar el Ática a facilidad. Mientras tanto, el avance
la devastación de las h·opas invasoras. por tierra del ejército de Jerjes pare-
En su lugar, Temístocles propuso des- cía imparable. Como era previsible,
truir, con su flota recién formada, la las póleis de Tesalia se sometieron
escuadra persa y cortar así las comuni- al poder persa sin oponer ninguna

186 1 MANUAL DE TNIClACTÓN A LA HJ STO RtA ANTIGUA


Co nil íc to c nlrL' gri egos .v persas 1

resistencia. Informado de que las


tropas enemigas habían tomado un
atajo, Leónidas decidió enviar de
regreso a sus ciudades de origen a
la mayoría de sus soldados, quedán-
dose en las Termópilas tan sólo con
1.000 focenses, 300 espartanos y 700
tespios. Su objetivo era contener a
los persas unos días para dar tiempo
a que la flota ateniense obtuviese
una victoria aplastante en el mar.
Por consiguiente, envió a los focen- Leónidas
ses al lugar en que previsiblemente Hijo del rey de Esparta Anaxándridas, de
los persas saldrían del atajo, hacia la familia de los Ágidas, sucedió a su
Titronio y Elatea, conservando a sus hermanastro Cleómenes en el 490 a.e.e.
mejores hombres en las Termópilas. (para algunos, en el 488) y se casó con su
Sin embargo, guiado por el traidor única hija, Gorgo. Fue aclamado desde
la Antigüedad por su heroica defensa de
Efialtes, el general persa Hidarnes
las Termópilas, un estrecho pasaje desde
había tomado otro camino, descen- Tesalia a Lócride que desde allí enlaza
diendo por Anopea y sorprendien- con Grecia central a través del monte Eta
do a Leónidas por la retaguardia. y el golfo Maliaco. Su nombre procede de
Reagrupándose en el desfiladero, los las dos fuentes termales de la zona, que
griegos murieron luchando heroica- los antiguos habitantes del lugar llama-
mente hasta el último hombre. ban simplemente pylai (puertas). En este
enclave Leónidas combatió, con un ejército
Seguro de que la marina ateniense
de trescientos espartanos y un número
terminaría por vencer a las [uezas indeterminado de periecos e ilotas, contra
navales persas, Temístocles conven- el poderoso ejército persa del rey Jerjes,
ció a los atenienses para abandonar al que ayudó el traidor Efialtes mediante
la ciudad, imposible de defende1~ y el engaño de sorprender a los espartanos
refugiarse en la Argólida y en las islas por la retaguardia. Leónidas murió sobre el
altiplano de Antela en el verano del año 480
de Egina y Salamina. Los hechos le
a.e.e. La feroz resistencia hasta la muerte
darían la razón: mientras el ejército de su último hombre le convirtió en símbo-
de la liga panhelénica se situaba en lo del sentimiento patriótico de los griegos.
el istmo de Corinto para defender En Esparta fue considerado un héroe.
el Peloponeso, los persas ocupaban

11 ORI GEN Y DESt\RROUO DEL MUNDO GR IEGO 1 187


Tcma6

Atenas, derrotando al pequeño contin- 480 a.e.e.), los persas habían perdido
gente que había insistido en defender cerca de 200 navíos, entre ellos los
la acrópolis, y después saqueaban e que formaban la flota fenicia, cora-
incendiaban la ciudad. zón mismo de su armada. Jerjes, que
La batalla de Salamina. La gue- había observado el desastre desde un
rra había llegado a una fase decisiva: trono situado en lo alto de una coli-
si los persas -hasta ese momento na, se dio cuenta demasiado tarde de
invencibles en tierra firme- hubie- la ingeniosa trampa en la que había
sen conseguido aniquilar a la flota caído. Privado de Lodo abastecimien-
ateniense, las póleis habrían perdido to por vía marítima, se vio obligado
definitivamente toda posibilidad de a regresar a Persia con el único con-
supervivencia. Pero la batalla naval suelo de haber incendiado Atenas.
se decantó a favor de los griegos. Por En su retirada, el ejército persa fue
medio de un mensajero, Temístocles dividido en tres secciones: una terce-
hizo creer a Jerjes que la flota ate- ra parte del mismo, que incluía a los
niense, concentrada en el estrecho Inmortales, siguió al rey; otra, a las
de Salamina, trataría de escapar por órdenes de Artabaces, regresó por la
la noche. Creyendo que los griegos ruta que se dirigía hacia Tracia; y el
se encontraban en una situación des- otro tercio, que se encontraba bajo el
esperada, el Rey de Reyes ordenó a mando de Mardonio, pasó el invierno
sus barcos penetrar en el estrecho y en Beocia.
bloquear los dos canales que rodean Las batallas de Platea y Mícale.
la isla de Pritileya, ocupada por los Al año siguiente Mardonio volvió a
persas. La flota griega, siguiendo el invadir el Ática con un ejército de
plan de Temístocles, acorraló a las cerca de 60.000 hombres. Los grie-
naves enemigas que, incapaces de gos, que en esta ocasión se encontra-
maniobra1~ no pudieron aprovechar ban a las órdenes del rey espartano
su superioridad numérica . Dentro de Pausanias, marcharon a enfrentarse al
un enorme desconcierto, los barcos general persa en Platea. De nuevo, sus
persas colisionaron entre sí, unos fuerzas eran claramente inferiores.
huyendo de los griegos, cuyos trirre- Mientras las lropas atenienses eran
mes se movían con enorme facili- retardadas por los beocios, aliados de
dad, y otros tratando inútilmente de los persas, los hoplitas espartanos de
avanzar. Al término de la batalla (que Pausanias no sólo lograron resistir la
tuvo lugar el 23 de septiembre del carga de la caballería enemiga, sino

188 1 MANUAL DE lNlCIACIÓN A LA lllSTOR IA ANT IGUA


Co nlli c to e ntre griegos y persas 1

Visión trágica de la derrota de los persas


(Esqu ilo, Los persas, 800-840)
SOMBRA - Pocos, ciertamente, de los muchos que son, si hay qu e dar algún
crédito a los orácul os de los di oses, a la vista de lo qu e a hora ha ocurrid o, pu es
no sucede n un os sí y otros no. Y, siendo esto así, deja Jerjes allí una tro pa esco-
gida del ejército, por dejarse ll evar de es pera nzas vacías. Permanece n allí donde
riega el lla no con sus aguas corrientes el Aso po, fe rtili za nte a mado de la ti erra
beocia . Allí les esp era sufr ir las más hond as desgrac ias en castigo de su soberbia
y sac rílego orgull o, pues, cua ndo ellos ll egaron a la ti erra griega, no sin tieron
pudor al saquear las es ta tu as sagradas de los di oses ni de in ce ndi ar los templos.
Ha n desapa rec ido los alta res de di oses, y las es ta tuas de las deidades han sido
a rra nca das de ra íz de sus basas y, en co nfu sión, pu es tas cabeza abajo. Así que,
como ell os obraron el ma l, es tá n padec iendo desgracias no menores y otras que
les espera n, porque aún ca rece n de fond o sus ma les, pu es todav ía se es tá fo rman-
do. ¡Tal se rá la ofrenda de sa ngre verti da co n la dego llin a en ti erra de Platea por
la la nza dori a ! Montones de ca dáveres, has ta la tercera ge neración, indi ca rá n s in
pala bras a los ojos de los morta les qu e cua ndo se es mortal no hay que a bri ga r
pensam ientos más all á de la pro pi a medid a. Cua ndo la so berbi a fl orece, da co mo
fruto el racimo de la pérdid a del pro pi o domini o y reco lec ta cosec ha de lágrimas .
Fijaos en los cas ti gos de es tos hec hos y acordaos de Atenas y Grecia .
Que nadie, por ha ber desprec iado la su erte favo ra ble qu e ti ene ll evado del
deseo de o tros bienes, vaya a perd er del todo una co nsidera bl e prosperidad .
Arriba es tá Zeus, juez riguroso, qu e cas ti ga los pensa mi entos demasiado sober-
b ios. Ante es to, empi cad vues tra moderación y haced qu e aqu él entre en razón
medi a nte prud entes adm o ni cio nes, para que deje de o fender a los dioses con su
a udac ia ll ena de orgull o.
Y tú , o h a ncia na madre de Jerj cs, el hij o que a mas, ent ra en pa lacio y toma
a tav íos que posea n a pa ri e ncia no ble, y con ell os sal al encuent ro del hijo, pues
en torno ele todo su cuerpo, deb id o al dolor de los m ales que es tá padec iendo,
los a nd rajos de su ves tidu ra bord ada se caen en jirones. Cá lm a le co n palab ras de
benevolencia, pu es tú e res la úni ca a la que él - yo lo sé- soportará oí1~ que yo
me voy bajo ti erra, me sumo en tini ebl as .
Y voso tros, a ncian os, te ned alegría a p esar de los in fo rtuni os, co ncedi endo
placer cada día a vuestro á nim o, porque a los muertos la riqueza de nada les
sirve.

Esou tLO, Tragedias (trad. B. Perea Morales), Gredos (BCG, 97), Madrid , 198 6,
pp. 25 2-253.

11 OR IGE N Y DESARROLLO DEL MUNDO GRIEGO 1 189


Tema 6

que además contraatacaron inespe- sus planes de conquista de Grecia y


radamente, ocasionando así la huida a concentrar su atención, durante el
de sus adversarios. Mardonio pereció resto de su reinado, en asuntos inter-
en la batalla. Después de la victoria, nos y en gozar de la buena vida en sus
los griegos ajustaron cuentas con los palacios.
tebanos, que habían apoyado a los Consecuencias de las Guerras
persas: tras sitiar y tomar Tebas, eje- Médicas. La victoriosa conclusión de
cutaron a los jefes propersas, estable- las Guerras Médicas tuvo importantes
ciendo allí un régimen democrático. consecuencias para los griegos; algu-
Contemporáneamente a la vic- nas fueron inmediatas, otras percep-
toria de Platea, el rey euripóntida tibles a largo plazo. En primer luga1~
Leotíquidas hizo desembarcar a sus las ciudades jonias que se rebelaron
hombres en Mícale, donde la flota contra el dominio persa reconquis-
persa había llegado para reunirse con taron la independencia que habían
sus fuerzas de tierra, la tomó por perdido en tiempos del rey Ciro. Por
sorpresa y le infligió una aplastante otro lado, la intervención decisiva en
derrota. Los persas, que perdieron a el conflicto de Esparta y Atenas favo-
sus generales Mardontes y Tigranes, reció extraordina1iamente la fama y
lograron quemar sus naves para impe- prestigio de estas póleis en el mundo
dir que cayeran en manos de los helénico. Ahora bien, si se analiza con
griegos. Entonces, Leotíquidas acu- perspectiva, h1e Atenas la que obtu-
dió en ayuda de los jonios, que se vo mayores ventajas; de hecho, se
habían levantado una vez más contra hizo con el control absoluto del Egeo
Persia, uniéndose posteriormente a la y ofreció nuevas oportunidades de
flota ateniense que sitió Sestos, en el prosperidad a su creciente economía
Quersoneso (Tracia). A continuación, mercantil. La sociedad espartana, sin
los espartanos regresaron a su tierra embargo, anclada en el inmovilismo,
mientras atenienses y jonios comple- continuó empleando sus energías en el
taban la derrota de los persas con la control militar del Peloponeso, lo que
toma de Sestos en el año 478 a.e.e. resultaba vital para sus intereses.
La gran victoria sobre la todopode- Los acuerdos alcanzados con
rosa Persia, que demostró la superiori- gran dificultad entre las diferentes
dad de la marina ateniense en el mar y póleis para combatir conjuntamente
de los hoplitas griegos en tierra, obligó a los persas se disolvieron una vez
a Jerjes a abandonar definitivamente desaparecido el peligro. Cada una de

190 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HI STORIA ANTIGUA


Conl li cto L' ll tI·L, gri egos ~' pers:1s 1

las ciudades-Estado se replegó sobre tras las Guerras Médicas, se acentuó


sí misma para defender celosamente en la conciencia de los griegos la
sus propios intereses y su autono- convicción de haber combatido por
mía. De hecho, los principios que un ideal de libertad -símbolo de la
fundamentaban la pólis eran incom- civilización que ellos representaban
patibles con cualquier proyecto que frente al mundo de los «bárbaros»-
buscara la unidad nacional en la que no admitía ningún tipo de servi-
península griega. Muy al contrario, dumbre supranacional.

Síntesis
A partir de mediados del siglo Vl a.e.e., la expansión del Imperio persa impul-
sada por sus ambiciosos soberanos -Ciro, Cambises y Darío- arrebató su auto-
nomía a las ciudades griegas que habían sido fundadas en épocas anteriores bajo
los principios políticos de la pólis en la costa jonia de Asia Menor. La revuelta
encabezada por la ciudad jonia de Mileto y la ayuda prestada por Atenas y Eretria
ofrecieron a Darío el pretexto para organizar una expedición militar contra la
Hélade. Bajo el mando de Milcíades, Atenas logró que fracasara el primer intento
de agresión (primera Guerra Médica), derrotando a las tropas persas en la llanura
de Maratón (490 a.e.e.). Ante la más que previsible reanudación ele las hostilidades,
la elección de la estrategia a seguir en la defensa del mundo griego suscitó ásperas
controversias entre las ciudades que integraron la liga panhelénica. Al final pre-
valecieron las propuestas presentadas por Temístocles, que logró hacer construir
una potente armada. Consciente de que la utilización de la ílota como principal
medio de defensa de la patria contribuiría a acrecentar el peso político del clémos,
Arístides, el principal exponente de la aristocracia ateniense, trató ele oponerse a
estos planes, pero fue condenado al ostracismo en el 482 a.e.e.
Muerto Darío, su sucesor Jerjes continuó con los preparativos para una nueva
y ambiciosa campaña militar (segunda Guerra Médica). Su ejército logró incendiar
la ciudad de Atenas, pero sufrió una durísima derrota en la bahía de Salamina
(480 a.e.e.), viéndose obligado a ordenar la retirada y, tras las sucesivas derrotas en
Platea y Mícale, a abandonar definitivamente sus planes de adhesión ele Grecia al
Imperio persa.
A pesar de que en el desarrollo de la guerra la contribución de los aliados, sobre
todo Esparta, fue esencial, la victoria decisiva debe atribuirse a la ílota ateniense.
El resultado final del conílicto es, sin duda, sorprendente teniendo en cuenta la
desproporción numérica entre los ejércitos contendientes. Sin embargo, puede
explicarse si se comprende que esta guerra apenas representaba para Persia un
episodio más de la política expansiva impulsada en una región periférica de su

fl ORIGEN Y DESA RROLLO DEL MUN DO GR I EGO 1 191


Tema6

inmenso imperio. En cambio, este enfrentamiento tuvo un significado muy distinto


para las póleis griegas, pues no sólo estaban en riesgo su independencia y libertad,
sino incluso su propia supervivencia.
La ciudad que consiguió mayores ventajas de la victoria final sobre los persas
fue, sin duda, Atenas. La liberación de las ciudades jonias de Asia Menor permitió
a los atenienses intensificar las relaciones comerciales a lo largo de todo el Egeo,
creando fabulosas oportunidades para los sectores mercantiles de la pólis más
poderosa del Ática.

Verificación
1. ¿Cuáles fueron los principales factores que dieron lugar al enfrentamiento entre
el Imperio persa y el mundo griego?
2. La conclusión de la primera fase del conflicto con la victoria griega en Maratón
provocó una serie de cambios en Atenas. Explique las diferentes posiciones
políticas surgidas en el intervalo de diez años entre la primera y la segunda fase
de las Guerras Médicas.
3. En la reunión de Corinto se acordó una alianza en cierto sentido precaria: expli-
que los motivos que dieron lugar a las diferencias entre las póleis.
4. Señale brevemente los acontecimientos bélicos más importantes de las dos
Guerras Médicas.
S. ¿Qué expectativas se abrieron al mundo de las poléis -especialmente Atenas-
tras la conclusión de las Guerras Médicas?

l 92 1 MAN UAL DE INICIACIÓN A LA HISTORLA ANTIGUA


TEMA 7
Atenas: democracia e
imperialismo (siglo va.e.e.)

7.1. L A LUCHA POLÍTICA EN ATENAS sobre los persas se institucionalizó


con la creación en el año 477 a.e.e. de
Fortalecimiento de Esparta en la Liga de Delos, consagrada al dios
el Peloponeso. Si bien es cierlo que Apolo, que tenía un carácter marca-
la conclusión de la guerra contra los damente antipersa. Esta alianza, cuya
persas había asegurado el papel hege- sede en la que se reunía la asamblea de
mónico -en cierto modo comparti- aliados -synédrion- se enconlraba
do- de Atenas y Esparta en el mundo en la isla de Delos, aseguraba a Atenas
helénico, la lógica del poder condicio- su dominio absoluto sobre el Egeo:
nado por sistemas políticos opuestos comprendía las islas Cicladas, las cos-
condujo a ambas póleis a una ruptura tas de Asia Menor y Tracia, así como
definitiva. Esparla acrecenló su fuerza el Helesponto, la Propóntide (mar de
en el Peloponeso con el único objetivo Mármara), la isla de Eubea y la Eólida.
de controlar las relaciones existentes Cada ciudad aliada debía aportar una
entre las póleis coaligadas sobre las que cuota en naves o en dinero, según
ejercía un dominio inconlestable (Pilos, una proporción sugerida por Arístides
Olimpia, Sición, Mantinea, Corinto, que se basaba en el antiguo tributo
Epidauro). Sin embargo, esta suprema- pagado a los persas. Sin embargo,
cía no promovió ningún cambio en las con el tiempo, la Liga se lransformó
estmcturas internas que, desde época en una estmctura de poder al servi-
ancestral, configuraban los fundamen- cio de Atenas con el fin de desarro-
tos del propio Estado espartano, conde- llar una abusiva polílica imperialista.
nándolo así a un perpetuo inmovilismo. Ésta fue la principal característica
El predominio de Atenas: la Liga que definió al período denominado
de Delos. La preeminencia adquirida «Pentecontecia» (del griego pentelwn-
por Atenas tras las victorias en el mar taetía), es decir, a los cincuenta años

TI OR IGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRI EGO 1 193


Tema 7

que separaron el final de las Guerras Atenas sería capaz de hacer frente a
Médicas del inicio de la Guerra del cualquier tipo de asedio. Sin embar-
Peloponeso (478-431 a.e.e.). go, los intereses de la aristocracia
La caída de Temístocles. Desde tradicional, que en aquellos momen-
la derrota persa y el inicio de las tos estaba representada por el hijo
luchas entre las diferentes póleis por la de Milcíades, Cimón -un noble que
supremacía en Grecia transcurrió un gozaba de una enorme popularidad-,
período de casi cincuenta años duran- frenaron todas sus aspiraciones polí-
te el cual se produjeron importantes ticas. Acusado de querer instaurar la
transformaciones sociales y decisivas tiranía, Temístocles fue condenado
reformas políticas que propiciaron, en al ostracismo en el año 471 a.e.e.
un principio, el ascenso de la potencia Obligado a marchar al exilio, al prin-
imperialista ateniense, aunque des- cipio se refugió en Argos, antigua ciu-
pués también su decadencia. dad rival de Espa1ia, y finalmente ter-
A pesar de su popularidad, la carre- minó en Oriente, acogido en la corte
ra política de Temístocles sufrió un persa, donde murió en el 462 a.e.e.
desgaste muy rápido. Su ejercicio del El aristócrata Cimón. Nombrado
poder tomó pronto una orientación máximo estratega de la Liga de Delos,
claramente antiespartana; de hecho, Cimón (510-449 a.e.e.) retomó la
estaba convencido de que el verdadero lucha contra los persas, a los que hos-
peligro para los atenienses no prove- tigó especialmente en la costa tracia.
nía ya de los persas, sino de la inflexi- No obstante, su mayor éxito militar se
ble oligarquía que gobernaba Esparta. produjo hacia el año 467 a.e.e. en la
Por ello, sostenía que el régimen desembocadura del río Eurimedonte,
democrático, completamente opuesto en Panfilia (Asia Menor). Sucesor de
al de Esparta, debía reforzarse a toda Arístides al frente del «partido» aris-
costa. Apenas acabada la guerra, quiso tocrático, impulsó en Atenas una polí-
que Atenas fuese protegida por sólidas tica sustancialmente conservadora,
estructuras defensivas ordenando que estableciendo buenas relaciones con
se iniciasen los trabajos para la cons- aquellas póleis que eran gobernadas
trucción de unos largos muros que por la aristocracia, entre las que des-
debían conectar de forma segura la tacaba, naturalmente, Esparta. Sin
ciudad con el puerto del Pireo. Estaba embargo, fue su intento de aproxima-
convencido de que, teniendo siempre ción a esta ciudad lo que precisamente
la posibilidad de dirigirse hacia el mar, ocasionaría su caída en desgracia.

194 1 MANUAL DE lNlCIACIÓN A LA HI STORI A ANT IGUA


AIL'n as: de moc racia l' impe ri a li s m o (s ig lo V a. e.e .) 1

Aprovechando el caos producido por


un destrnctivo terremoto, los ilotas
de Mesenia se rebelaron contra los
espartiatas, los cuales solicitaron en
un primer momento ayuda a los ate-
nienses para, a continuación, obligar-
les a retirarse del Peloponeso bajo la
acusación de no haberse esforzado lo
suficiente. Este gesto fue considerado
una afrenta por el pueblo ateniense
Efialtes y la facción democrática aprovechó

Personaje que vivió en la primera mitad la ocasión para condenar a Cimón al


del siglo v a.e.e., fue la primera figura polí- ostracismo (461 a.e.e.).
tica de Atenas durante un breve período Reformas democráticas. La
de tiempo tras la caída de Temístocles. Se expulsión de Cimón significó la derro-
dice que tuvo un origen humilde y que, ta política de la aristocracia ateniense.
tal vez por ello, fue famoso por su desme-
El «partido» democrático logró cam-
dida generosidad. Luchó hasta alcanzar
biar radicalmente la situación en favor
el triunfo de la democracia ateniense y,
por sus obras, se le considera uno de los del démos, limitando las funciones del
políticos que más hizo por llevar al éxito Areópago y vaciándolo de todo poder
a su patria. Se opuso inútilmente a la pro- efectivo: a través de una serie ele
puesta de Cimón, su oponente del bando medidas propuestas por Efialtes y el
conservador, de enviar ayuda a Esparta en joven Pericles -perteneciente proba-
su guerra contra los ilotas rebeldes. Cimón,
blemente a una noble familia descen-
que volvió desacreditado de su expedición a
Mesenia, fue entonces duramente atacado diente de los Alcmeóniclas-, las prin-
por Efialtes y Pericles, y finalmente con- cipales competencias del Areó pago
denado al ostracismo en el 461 a.e.e. Los pasaron al Consejo de los Quinientos,
decretos promovidos por Efialtes dieron a la Ekklesía y a la Heliéa. De esta
además el golpe de gracia al Areópago, últi- forma, el único órgano es table de
mo baluarte de la clase aristocrática. Pero
la constitución ateniense totalmente
ello le costó la vida, pues fue asesinado en
controlado por la aristocracia al estar
ese mismo año. Tras su muerte, y estando
Cimón en el exilio, las puertas quedaron compuesto por los exarcontes, fu e
abiertas para Pericles, que se convirtió en relegado a una posición secundaria
el hombre fuerte de Atenas. respecto a las otras instituciones en
las que, en cambio, la iníluencia del

U ORIG EN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRI EGO 1 195


Tema 7

démos era cada vez mayor. Estas refor- democracia; mantuvo el continuo
mas revalidaban de manera radical el apoyo del dénws por medio de sus
concepto de soberanía popular según reformas democráticas y su política
el cual el poder del Estado debía estar igualitaria, mientras que, al mismo
totalmente en manos del démos. Sin tiempo, su probidad personal y su
embargo, tales innovaciones consti- incesante búsqueda de todas las for-
tucionales exacerbaron las relaciones mas de excelencia le permitieron con-
entre ambas facciones políticas hasta tar con el apoyo incondicional de los
el punto de provocar el asesinato del mejores ciudadanos de la pólis. Por
propio Efialtes (461 a.e.e.). otro lado, su política exterior favore-
ció la tendencia imperialista de Atenas
7 .2. L A ÉPOCA DE P ERfCLES frente a otras ciudades que, de aliadas,
pasaron a ser súbditas.
El gobierno de Pericles. En una Ampliación de la democracia.
Atenas dominada por la creciente Según el ordenamiento constitucional
influencia de los thétes -estrato social establecido por Clístenes los cargos
del que se nutrían las tripulaciones de públicos -a excepción de los mili-
la armada-, la muerte de Efialtes no tares y financieros- eran asignados
logró frenar el avance del programa por sorteo, pero por motivos econó-
político democrático. La genialidad micos, muchos ciudadanos no tenían
de Pericles (495-ca. 429 a.e.e.) como realmente posibilidad de ocuparlos
hombre de Estado se reveló muy pron- ni de participar de forma continuada
to. Permaneció en el poder durante en las asambleas. Para resolver este
largos años ocupando el cargo de problema, Pericles estableció la retri-
estratega. Como jefe indiscutible de bución de dichos cargos, de tal forma
la facción democrática, gozó de la que los ciudadanos más empobrecidos
predilección del pueblo, lo que le per- tuviesen oportunidad de participar
mitió impulsar reformas radicales que activamente en las instituciones del
convirtieron a Atenas en una auténti- Estado. Estas innovaciones estuvieron
ca potencia a nivel internacional. Su acompañadas por una ley según la
prestigio político fue tan sobresaliente cual el derecho de ciudadanía corres-
que seguimos refiriéndonos al siglo v pondía únicamente a personas cuyos
a.e.e. como el «siglo de Pericles». progenitores fuesen atenienses. Sin
El gobierno de Pericles diseñó un duda, esta disposición legal restrin-
régimen basado enteramente en la gía las posibilidades de participación

196 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HJSTOR IA ANTIGUA


All'll as: dc111ocrncia e i111pei-iali s1110 (s iglo va .e .e .) 1

en la vida política (la posesión de la tablemente a que ésta ocupase una


ciudadanía era condición indispensa- posición indiscutible de supremacía
ble para acceder a las magistraturas), dentro de la Liga. Reforzada y apoya-
pero era necesaria porque el ejercicio da por los obedientes aliados, Atenas
de la democracia directa sólo era ope- impuso su dominio en el Egeo. Por
rativo en comunidades que no fuesen un lado, acabó con la piratería que
excesivamente amplias. pe1judicaba gravemente al comercio
Así pues, la fisonomía de la demo- con las pequeñas islas y, por otro, sal-
cracia ateniense adquirió caracterís- vaguardó a las ciudades e islas griegas
ticas muy precisas: la participación orientales del cercano peligro persa.
en el poder fue considerada siem- Además, los tributos que engrosaban
pre como un privilegio ciudadano del el tesoro de los aliados permitieron a
que estaban excluidos los extranjeros Atenas disponer de una enorme capa-
(aunque gozasen de libertad y estuvie- cidad financiera, considerable ventaja
sen dedicados a actividades comercia- de la que carecía Esparta.
les), las mujeres y, naturalmente, los Imperialismo ateniense. En el año
esclavos, cuyo número en la sociedad 454 a.e.e. el tesoro de la Liga fue trasla-
era muy elevado. dado a Atenas bajo el pretexto de que
Dominio e interferencias en la la isla de Delos se encontraba en una
Liga de Delos. Para conservar el posición estratégica peligrosa frente
Imperio ateniense, Pericles impuso a la cercana flota persa. Pericles pudo
enérgicamente el régimen democrá- utilizar entonces parte del dinero para
tico de Atenas a lodos los aliados reconstruir los edilicios que habían
pertenecientes a la Liga de Delos y, sido recientemente destruidos por los
especialmente, a los que trataron persas, considerando que era comple-
de reivindicar su propia autonomía, tamente lícito disponer de los fondos
como en el caso de Eubea en el 446 del tesoro común para dicho fin. Desde
a.e.e. y Samas en el 440 a.e.e. Si su punto de vista, las póleis aliadas
bien es cierto que la finalidad de la debían contribuir de esta forma a la
Liga había sido la formación de una restauración de la ciudad de Atenas
alianza de póleis para hacer frente al como compensación por la protección
peligro de una nueva invasión persa que ésta les ofrecía contra cualquier
e, implícitamente, para neutralizar las amenaza externa. Trastocando las rela-
am bidones hegemónicas de Esparta, ciones instituidas originariamente por
el prestigio de Atenas condujo inevi- la Liga de Delos en base a unas con-

IJ ORIC l:N Y DESARRO LLO DEL MUNDO GRI EGO 1 197


Tema 7

La reconstrucción de la Acrópolis
(Plutarco, Vida de Pericles, 12-13)
Pero lo que más encanto y adorno proporcionó a Atenas y mayor asombro a
los demás hombres y lo único que testimonia a favor de Grecia que no fue mentira
aquel poder que se le atribuye y la antigua prosperidad, fue la construcción de sus
monumentos. De las medidas políticas de Pericles, ésta sobre todo miraban con
malos ojos sus enemigos que lo criticaban en las asambleas con arengas como ésta:
« El pueblo es calumniado e insultado, por traerse para su provecho particular las

riquezas comunes de los griegos desde Delos; y el pretexto mejor de que dispone
contra sus detractores, que por miedo a los bárbaros sacó de allí y guarda en sitio
seguro los tesoros públicos, ése se lo ha quitado Pericles. Piensa Grecia que es víc-
tima de una terrible violencia y que está claramente sometida a una tiranía, cuando
ve que con sus obligadas aportaciones para la guerra nosotros doramos la ciudad y
como a una mujer vanidosa la embellecemos, adornada con costosas piedras, esta-
tuas y santuarios de miles de talentos». Pericles entonces explicaba al pueblo que
no tenían que dar cuenta de las riquezas a los aliados, puesto que hacían la guerra
por ellos y mantenían a raya a los bárbaros sin que aportaran un solo caba llo, nave
u hoplita, sino solamente dinero y éste no pertenece a los que lo dan, sino a los
que lo reciben, si proporcionan aquell o por lo que lo reciben. Decía además que
era preciso, cuando la ciudad estaba ya suficientemente pertrechada de lo esencial
para la guerra, que orientara su prosperidad hacia estas obras de cuya existencia
le vendría una gloria imperecedera y un bienestar seguro durante su ejecución;
pues surgiría todo tipo de trabajos y necesidades diversas que iban a poner en pie
todos los oficios y en movimiento todos los brazos, convirtiendo en asalariada a
prácticamente la ciudad entera, mientras se embellecía y se alimentaba al mismo
tiempo por sí misma [ ... ]. En el alzado de las obras, de imponentes proporciones e
inimitables en gracia y belleza, pues los artistas competían por superar la práctica
de su arte con la perfección del trabajo, lo más extraordinario fue la rapidez [ .. .].
De todo se ocupó y de todo íue su supervisor Fidias, aunque las obras contaban
con importantes arquitectos y artistas. Así el Partenón hecatómpedon lo construyeron
Calícrates e Ictino, y el telesterion de Eleusis empezó a construirlo Corebo; este hizo
las columnas que se apoyaban en el suelo y las unió a los arquitrabes; a su muerte
Metágenes de Xípete añadió el friso y las columnas superiores, mientras que la clarabo-
ya sobre el santuario la acabó Jenocles de Colarges. El muro largo sobre el que Sócrates
dice que él mismo oyó a Pericles presentar el proyecto, lo realizó Calícrates [...].

PLUTARCO, Vidas paralelas, JI. Solón-Publícola, Temístocles-Camilo, Pericles-Favio


Máximo (trad. A. Pérez Jiménez), Gredos (BCG, 215), Madrid, 1996, pp. 440-446.

198 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


All'nas: democrac ia e imperia lismo (s iglo V a.e.e.) [

diciones paritarias, la pólis ateniense indiscutible carácter sagrado: allí se


asumió abiertamente la posición de levantaron los edificios y templos más
una potencia imperialista que disponía antiguos dedicados a Atenea Políade,
con plena libertad de las riquezas pro- la divinidad protectora de la ciudad.
porcionadas por sus aliados en bene- Su estatua, de altísimo valor simbólico,
ficio propio. Los «muros largos» que fue puesta a salvo de las tropas persas
unían el centro urbano con el Pireo que incendiaron la acrópolis en el año
convirtieron a Atenas en una ciudad 480 a.e.e, transportándola a las naves
segura y volcada hacia el mar, ámbito en las que los atenienses huyeron de la
en el que, gracias a su insuperable ciudad. Cuando regresaron, excavaron
flota, ejercía el dominio más absoluto. una gran fosa, colmatada con los restos
Las otras póleis pertenecientes a la de los edificios destruidos, sobre la cual
Liga debían someterse pasivamente Pericles proyectó la construcción de la
a su voluntad: cualquier tentativa de nueva acrópolis. Con este fin, hizo que
revuelta era despiadadamente repri- [ueran a Atenas los más importantes
mida. Con una clara intención contro- arquitectos, escultores y artesanos de la
ladora, Atenas desplegó además una época. Las obras fueron dirigidas en su
atrevida política de colonización en conjunto por Fidias - uno de los más
los territorios de las ciudades aliadas grandes artistas de la Antigüedad-,
que habían dado muestras de rebeldía, que entendió a la períección la inten-
instalando cleruquías (lderouchíai) con ción perseguida por Periclcs al impul-
contingentes de soldados (clerucos)
a los que se asignaban lotes de tierra
cultivable para su sostenimiento.
La importancia de la acrópolis.
La era de Pericles marcó el punto cul-
minante de la cultura ateniense. La
singularidad de esta pólis se manifies-
ta en su extraordinario florecimien-
to artístico, especialmente relevante a
partir de la segunda mitad del siglo v
a.e.e. La acrópolis, promontorio rocoso
y escarpado que domina la llanura por
Caja r11 cr tc dL·I ll'lltplo d,· 1\rrndit: 1 0 11r;111i :1
la que se extiende la ciudad de Atenas, (si~lo 1v :1.c.L·.). Mus,·" d,· l:1!\\-1ú p" lis
tenía desde tiempos imnemoriales un (A ten as). Foto: R. G. S.

TT OR IGEN Y DESARROLLO DE L MUNDO GR I EGO 1 199


Tema 7

Las franjas de relieves y figuras escul-


tóricas situadas a lo largo de todo el
perímetro del edificio representaban
escenas mitológicas: el nacimiento de
Atenea frente a las divinidades olímpi-
cas, la lucha de la diosa con Poseidón
ante la presencia de los héroes, episo-
dios bélicos contra los troyanos. La
pluralidad de los temas desarrollados
por los artistas bajo la supervisión de
Fidias, fiel ejecutor del ideario político
de Pericles, giraba en torno al motivo
central, que no era otro que el presti-
gio y triunfo de Atenas y de sus divini-
dades y héroes a través de los tiempos.
E l Parlenún en la Acnípo lis (Atenas). En el año 435 a.e.e. se levantó la
Fuen te: NaIio 1111I (;eogm¡J/1ic 1-/isluria,
20\ p. 44
entrada monumental a la acrópolis,
los Propileos, que Fueron diseñados
sar la reconstrucción de una acrópolis por Mnesicles, quien después inicia-
inspirada en la magnificencia como ría la construcción del Erecteón, con-
símbolo representativo de la suprema- cluido en el 405 a.e.e., en el mismo
cía cultural de la ciudad renaciente. lugar donde se encontraba el templo
Los nuevos edificios de la época de Atenea Políade. En su lado meri-
de Pericles. En el punto más alto de dional destaca la galería abierta con
la acrópolis, de forma que pudiera ser las Cariátides, conocida así por las
visto y admirado desde cualquier parte columnas que representaban figuras
de la ciudad, se levantó el Partenón, femeninas a imagen de las mujeres
un imponente templo consagrado a de Caria (una región de Asia Menor)
la diosa tutelar de la ciudad, Atenea, que habían sido hechas prisioneras
obra encomendada a Ictino y a su ayu- durante las Guerras Médicas. Desde
dante Calícrates. El edificio tardó diez los Propileos partía la Via sacra que
años en terminarse. En su interior se conducía hasta el Partenón, a lo largo
situó la deslumbrante estatua crisoele- de la cual se desarrollaba la proce-
fantina de la deidad, de más de diez sión que tenía lugar durante las fies-
metros de altura, creada por Fidias. tas Panateneas en honor de la diosa.

200 1 MANUAL DE INfCfACIÓN A LA 11 ISTOR[A ANTIGUA


Atc 11 as: de111ocracia e imperi ali sm o (s iglo va.e.e.) 1

V ist;1s dvl P:11'1l·11ú 11 cil'sd,· vi Cl'rürni co. Foto: R. C. S.

Cerca, sobre los restos de un antiguo gó durante muchos afios y requmo


templo del siglo v1 a.e.e., se alzó el tem- la colaboración de innumerables ope-
plo de Atenea Niké (victoria), cuyos rarios y artistas, encerraba un pro-
lados fueron decorados con frescos fundo significado ideológico. Tanto
en los que se representaban escenas los arquitectos como los escultores al
de combate entre griegos y persas. servicio de Periclcs supieron expre-
Finalmente, en la pendiente meridio- sar con el lenguaje propio del arte
nal de la acrópolis, se construyó el un mensaje ideal , político y religioso
Odeón , un edificio rectangular cubier- al mismo tiempo. Cada uno de los
to por un techo de madera procedente monumentos traía a la memoria de
de los barcos apresados a los persas y los ciudadanos no sólo los aspee-
destinado a la celebración de espectá- los culturales mús significativos de la
culos musicales. Los otros pequeños antigua tradición mítica, sino además
santuarios que fueron edificados en el su estrecha relación con las magníÍl-
recinto de la acrópolis fueron destina- cas hazañas del presente: exaltando la
dos a albergar las oírendas y tesoros función protectora de la diosa tutelar
donados por las póleis aliadas. de la ciudad, se hacía partícipe a cada
Valor político y religioso de la uno de los miembros de la comunidad
acrópolis. Todo el complejo monu- de la supremacía cultural y política de
mental, cuya constrncción se prolon- Atenas.

II ORIGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GR IEGO 1 20 1


Tema 7

J::rc.1c1eó11 l 'artc11ú11

ll 1e11<'CI l 'rá11111chux

JJiuaco fecu

Templu de
Atenea Nikt;

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202 1 MA UAL DE INICl ACTÓ A LA ll!STOR IA A T IG A


/\k 11 ;1s: d l'l1 1ocrncia e i rn 1xria li s1110 (s iglo V a .e.e .) 1

7 .3. RELAClO NES ECONÓM ICAS fundamentalmente al alcance de los


Y SOCIALES ricos. El resto de la población traba-
jaba por cuenta propia o ajena en el
Riqueza y poder. Aunque dentro campo o en las actividades artesana-
de las póleis había grandes diferencias les. De ahí que el régimen democrático
económicas, la riqueza daba en todas tuviese que subvencionar la asistencia
ellas prestigio y superioridad social, de los más pobres a la asamblea y a los
al tiempo que concedía derechos polí- jurados, y remunerar los cargos públi-
ticos y, en consecuencia, el derecho a cos, a fin de conceder a todos igualdad
ejercer las principales magistraturas. de oportunidades.
Sólo la democracia ateniense demos- Actividades económicas. Como en
tró interés por la promoción de los momentos anteriores, Ja agricultura
sectores sociales más depauperados, y el comercio constituían también en
a pesar de que los dirigentes demo- esta época las principales actividades
cráticos procedían de familias aristo- económicas del Ática. Buscando una
cráticas o de alto estatus económico mejor retribución o mayores benefi-
y de que la libre participación de los cios, muchos campesinos decidieron
ciudadanos en el gobierno de la pólis abandonar la agricultura ccrealística
estaba condicionada por dos requisi- para dedicarse a la producción de acei-
tos: la independencia económica -en te y vino, cuya demanda no dejaba de
el sentido de no estar limitado por la aumentar. La acusada tendencia hacia
pobreza o por la necesidad ele trabajar, estas actividades agrícolas obligó a
lo que se estimaba indispensable para
la libertad individual- y, corno resul-
tado de ello, la posibilidad de disponer
de tiempo suficiente para dedicarse a
las tareas políticas. De hecho, en la
sociedad griega, como en otras del
mundo antiguo, existía un marcado
prejuicio social contra el trabajo, espe-
cialmente el que se hacía para otros. A
pesar ele que en Atenas había disposi-
ciones contra la ociosidad, ese mismo
ocio era imprescindible para desarro- l·•:I l:n ·1ki1í11 L"II l:1 /k1 ú 1m li s (/\ ll'1 1;1s) .
llar la plena ciudadanía, pero estaba 1:0 10: R. C. S.

11 ORIGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRlEGO 1 203


Tema 7

Atenas a importar grano para satisfa- Asimismo, el desarrollo económi-


cer sus necesidades internas y, a su vez, co de Atenas no podía prescindir de
a asegurar el control sobre las mtas la presencia de los esclavos, último
marítimas que garantizaban su abaste- eslabón de la cadena social. La con-
cimiento. Así pues, tanto el puerto del dición de esclavo venía determinada
Pireo como la flota constituían las cla- bien por nacimiento -hijo de padres
ves de funcionamiento de la economía esclavos-, bien por condena jurídica,
ateniense, favoreciendo la expansión por haber sido prisionero de guerra o
del comercio y permitiendo sobre todo capturado por los piratas. Los escla-
la exportación de las manufacturas que vos podían ser vendidos, legados o
procedían de una actividad artesanal alquilados, carecían de personalidad
altamente desarrollada. jurídica y no tenían derechos civi-
Los sectores sociales más des- les. Su situación real variaba, según
favorecidos. La vitalidad económica fuesen domésticos, rurales, artesa-
ateniense estaba estrechamente ligada nos, ejerciesen actividades liberales
a las actividades de los metecos y de -médicos, pedagogos-, o trabaja-
los esclavos. Los primeros eran hom- sen en las minas bajo condiciones
bres libres, extranjeros de nacimiento, inhumanas. Las manumisiones eran
que residían en Atenas. No podían poco frecuentes. Hubo también escla-
poseer bienes inmuebles ni contraer vos públicos pertenecientes al Estado,
matrimonio con ciudadanos; tampo- mantenidos a su costa y en mejor
co tenían derechos políticos, aunque posición, empleados en la adminis-
tanto elJos como sus bienes disfruta- tración, en funciones de policía o
ban de la protección de los poderes como obreros en empresas comuna-
públicos. Estaban sometidos a obliga- les. Paradójicamente, en el régimen
ciones militares y fiscales, pero goza- democrático ateniense solamente la
ban de libertad para dedicarse a acti- existencia de la esclavitud garantizaba
vidades económicas relacionadas con el ejercicio de los derechos políticos
el artesanado, el comercio o la banca, por parte del ciudadano, dispensado
sectores que paulatinamente fueron así de trabajai~
monopolizando. Por otro lado, ejer- Los ricos y las liturgias. Sería
cieron una gran influencia cultural: de erróneo pensar que la sociedad tal y
hecho, la mayoría de los intelectuales como estaba configurada en la Atenas
y artistas atenienses de primera fila del siglo v a.e.e. disfrutaba de un
eran metecos. estado de bienestar generalizado. Los

204 1 MANUAL DE IN fCJACIÓN A LA I--II STORJA ANTTGUA


f\l c nas : de mocracia e imperi a lis mo (s iglo va.e.e.) 1

grandes beneficios sólo estaban reser- siendo víctimas en no pocas ocasiones


vados a una minor ía. Sin duda, los de las arbitrariedades de los tribuna-
ricos estaban obligados a sostener los les populares, propensos a cargarles
gastos del Estado en caso de nece- con injusti.ficadas confiscaciones para
sidad. Dado que existía un sistema engrosar las arcas del Es tado. Por su
fiscal permanente, los más adinerados parte, el pueblo consideraba a los sec-
estaban obligados a financiar algunos tores oligárquicos responsables de la
gas tos públ icos, como la organi zación opresión y la ti ra nía.
de los espectácul os, la constru cción de Es evidente que bajo la pugna
barcos de guerra, o el mantenimiento política se escondían intereses eco-
de las palestras, a través del sistem a nómicos, y algu nos demócratas enri-
de liturgias, es deci1~ media nte diversas quecidos acabaron di stanciándose de
aportaciones en dinero. Sin embargo, los postulados populares, al tiempo
hubo aristócratas que se resistieron que los más exaltados terminaron por
a colaborar con estas contribuciones; adoptar una postu ra paradójicamente
otros h,eron particularmente genero- oligárqui ca. De los extremi stas de la
sos hasta el punto de ser reconocidos asamblea popul ar ateniense no se libró
públicamente como valiosos benefac- ni siquiera Peri clcs, que quiso compa-
tores de la pólis y, por ello, rec ibieron tibilizar los nuevos ideales - trabajo
el pres ti gioso a pelativo de evérgeta honroso, valor cívico- con los viejos y
(« bienhechor»). Naturalmente, estos propugnó una ges tión es ta tal en bene-
gestos de «everge tismo» no siempre ficio de los más necesitados, lo que
eran desinteresados: hubo ciudadanos ge neró paras itismo. Los partidismos
acaudalados que utili zaba n su patri- arruinaro n su ideal de poner los in te-
monio personal para obtener populari- reses de la comunidad por encima de
dad y favorecer as í su carrera política . los individuales o grupales. Además,
La sociedad ateniense es taba suma- la piedad religiosa tradi cional sufrió
mente politizada, desgarrada por una fuertes convulsiones y, a veces, estalla-
lucha feroz entre los tradicionales ron olas de íanalismo.
sectores privilegiados y un a facc ión
popular y democrática conducida a 7 .4. VIDA COTIDIANA
veces por demagogos. Los ricos se
quejaban de que el peso de la guerra El gran desarrollo de Atenas.
reca ía siempre sobre sus hombros, Dado que el Ática no era una región
obligados a continuas pres tac iones y muy fértil, cuyas pequeñas llanuras

11 ORI GEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GR IEGO 1 205


Tema 7

podían adaptarse con cierta rentabili- Durante el siglo v a.e.e. se había exten-
dad sólo al cultivo de la vid y el olivo, dido de forma caótica, creando serios
la intensificación del comercio y la problemas de organización interna.
creciente importancia del puerto del Debido a la falta de estructuras eficien-
Pireo en época de Pericles atrajeron tes, la calidad de vida en la ciudad se
hacia la pólis a una buena parte de la había degradado considerablemente
población campesina que, gracias a la para la mayoría de los habitantes per-
flota y al imperio, esperaba mejorar tenecientes al démos. Las calles, sin
sus condiciones de vida. Ahora bien, pavimento, se habían convertido en
Atenas ejercía una fuerte atracción intrincadas callejuelas sucias, oscuras
no sólo por razones económicas: en y peligrosas durante la noche. Por
ella se desarrollaba toda la actividad ello, para trasladarse de una parte a
política y cultural, en ella se encon- otra de la ciudad, los ciudadanos más
traban los templos de los dioses y se acomodados se hacían acompañar de
celebraban las fiestas señaladas en el esclavos que iluminaban el recorrido
calendario griego. con antorchas. Las viviendas, salvo
La estructura urbanística. Atenas aquellas pertenecientes a personajes
había nacido de la unificación de eminentes, eran pobres, con estancias
pequeños poblados próximos entre sí reducidas y escasos muebles. Las pare-
sin ningún tipo de planificación previa. des eran de madera y de ladrillos de
adobe; los tejados estaban aterrazados:
era allí donde los habitantes pasaban
la noche en busca de un poco de fres-
cor para combatir el sofocante calor
veraniego. El suministro de agua siem-
pre representó un grave problema: a lo
largo del siglo IV a.e.e. este servicio fue
confiado a un magistrado electivo; las
deficiencias higiénicas explican la apa-
rición de frecuentes epidemias, como
la de la peste surgida en el año 429
a.e.e., durante la cual murió Pericles.
El ejercicio de los derechos polí-
El tcmplll dl' 1It:ksto (449-42'i a.L'.c.) c11 el
,í¡mra, visto tksdc la Au(1polis (AIL' 1w s). ticos. Para el ciudadano ateniense era
Foto: R. G. S. inapropiado desatender los asuntos

206 1 MANUAL DE IN lCJAOÓN A LA HI STOR IA ANTIGUA


Ate n;is: dcrnocraci;i e in 1pc ri ,ilis ino (siglo va .e.e.) 1

públicos: obtenía el derecho a partici- del hombre durante toda su vida. Tan
par en la Ekldesía una vez cumplidos sólo disponía de su propia voluntad en
los dieciocho años, momento en que el ámbito doméstico: rodeada de hijos,
adquiría la mayoría de edad, aunque dirigía la casa (ofk.os), el trabajo de la
en la práctica esperaba hasta los vein- servidumbre y organizaba la vida fami-
te porque antes debía prestar el servi- liar siguiendo unas costumbres tra-
cio militar durante dos años. Como ya dicionales casi ritualizadas. Ninguna
ha sido señalado, al término del largo de las actividades que debían desarro-
proceso de democratización iniciado llarse fuera del hogar le era permitida,
por Salón, continuado por Clístenes y de forma que le resultaba muy difícil
culminado por Pericles, el ciudadano entablar amistades o tejer una red de
de Atenas podía gozar de los plenos relaciones sociables estables.
derechos, tanto civiles como políticos,
que le permitían asumit~ dentro de
un régimen de democracia directa,
importantes responsabilidades en el
ámbito público.
La condición de la mujer. En
cambio, las mujeres pasaban su vida
en el interior de su hogar, del que
salían casi exclusivamente para parti-
cipar en algunas fiestas religiosas. En
realidad, las mujeres libres -priva-
das de derechos civiles- tenían muy
poca libertad en la vida cívica; tanto
su identidad como su personalidad se
diluyen en una sociedad claramente
dominada por los hombres. Cuando
tenían edad de casarse (dieciséis afios),
debían aceptar la elección del padre
-no existía el concepto de «noviaz- Estela r1 111er;1ri;i l° II 111;'m11 ol dt· /\ 11r;m'il's,
go»-, que era quien aportaba la dote, 11it· lo l'II l;1s rodi lt1s (4.1 0--no ,l.t'.C.).
CO!l S Ii

pasando así de la tutela paterna a la Musco del Cer;"1111i n,.


Fuen te: E. S p,1tlia ri, Ct·n1111icu. (,'11íilo rll'i
del marido. Así pues, la mujer estaba 11w11w11e11/i l' del 11111sc•o (trad. it;i l. S. Zu1.1.i-
completamente sujeta a la autoridad Symeonicl i), Es¡K'rns, /\it' l ll', 2009, p. 49

11 ORIGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRIEGO 1 207


Tema 7

fuese intelectual o física (a diferencia,


por ejemplo, de las mujeres esparla-
nas, que se ejercitaban en la palestra
junto con los hombres). La educación
de los jóvenes en Atenas no dependía
del Estado, ni existían leyes por las que
se impusiese de forma obligatoria. Sin
embargo, era habitual que se enviase a
los hijos a la escuela de algún maestro
pagado directamente por las familias
que se lo podían permitil~ La enseñan-
Deta lle del relieve IUnera ri o de Dcrnl'1 1·ia v za consistía fundamentalmente en la
P{1nfilc1 procedente del Ccr(t rnico (rn. 32'i-3 IO
lectura, la escritura y la aritmética. La
a.e.e.). Museo del Ccr{irn ico. Fo lo: R. G. S.
mayor parte de estos niños adquiría
Hubo también «damas de com- tales destrezas a una temprana edad.
pañía» (hetaíras) que ejercían una En una fase posterior podían aprender
prostitución de lujo (hetaíresis sig- música, ya h1ese en su modalidad de
nifica «prostitución»). En contrapo- canto o de práctica de instrumentos
sición a la figura tradicional de la como la cítara, la lira o alguna clase de
esposa griega, estas mujeres «liber- flauta. Además, era importante el ejer-
tinas» estaban instruidas en oratoria cicio físico, desarrollado en la pales-
y música, artes que, junto con su tra (palaístra), término que en origen
belleza física, formaban parte de su
enorme atractivo (muy diferente al
de las pómai, «vulgares prostitutas»).
Sin duda, la hetaíra más famosa fue
Aspasia, amante y compañera de
Pericles. Algunos templos dedicados
a Afrodita -como los de Atenas o
Corinto- albergaban un considera-
ble número de «prostitutas sagradas»
en régimen de hieródulia (de hierós,
«sagrado» y doulía, «servidumbre»).
Píxicla decorada con una escena dl' co ito.
La educación. La mujer estaba Museo del Cerá rnico (rn . ."iOO a.e.e.) .
también excluida de la educación, ya Foto: R. G. S.

208 1 MANUAL DE INICIAC[ÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


All! 1ws: de moc rac ia e imperi a li s mo (s iglo va .e.e.) 1

Los deberes de una buena mujer


(Pseudo-Aristóteles, Económicos, III, 140-141)
La buena esposa conviene que mande en los asuntos de puertas adentro de la
casa, teniendo cuidado de lodo de acuerdo con las normas establecidas. No debe
permitir a nadie entrar sin saberlo el marido, guardándose principalmente de las
conversaciones de las mujeres callejeras, que tienden a corromper los ánimos. Lo
que sucede dentro de la casa le compete a ella sola, y si algo malo ocurre proce-
dente de los de fuera, es el marido quien tiene la responsabilidad. Debe controlar
los dispendios y gastos para las fiestas, las que sin duda su marido haya permitido.
Dedicará a sus vestidos y adornos un gasto menor incluso que el que las leyes de la
ciudad determinan, en la idea ele que ni el variado atildamiento exterior de los ves-
tidos, ni la abundancia de oro es lan imporlanle para las cualidades de una mujer
como la modestia en lodo lo que haga y su inclinación a una vida honorable y bien
ordenada: adornos como ésle, en efecto, ennoblecen el alma, y proporcionan con
mucha mayor seguridad, a ella y a sus hijos, las alabanzas merecidas hasta su vejez.
Así pues, tales son las cosas en las que la esposa personalmente debe ejercer el
mando con buen orden (pues no parece conveniente que el marido tenga conoci-
miento ele lodo lo que sucede en casa); pero, en lodo lo demás, tenderá a obedecer
al marido, sin prestar atención a los asuntos ele la ciudad, y sin querer intervenir en
nada de lo que le parezca que conduce al casamiento ele los hijos. Más bien, cuando
llega el momento ele ciar o recibir en matrimonio a sus hijos o hijas, debe someterse
entonces al marido en Lodo, y al mismo tiempo, deliberar con él y dejarse persuadir
si toma decisiones, considerando que es menos feo para un hombre intervenir en
los asuntos ele dentro de casa que para una mujer indagar en los de afuera[ ...].

PSEUDO-ARISTÓTELES, Económicos (trad. M. García Valdés), Grcdos (BCG, 70),


Madrid, 1984, pp. 300-301 .

designaba la lona o el lugar donde se como superiores, sus ensefianzas


realizaban las luchas cuerpo a cuerpo, abarcaban desde la filosofía hasta la
aunque, con el tiempo amplió su signi- física, de las rnalemálicas a las arles,
ficado hasta convertirse en sinónimo tomando en consideración que, en
de gimnasio. una sociedad democrática como la
Algunos filósofos se sintieron incli- ateniense, el ciudadano debía eslar
nados a ocuparse de la educación, dispuesto a servir a la pólis con sus
especialmente de la de quienes pasa- conocimientos y su capacidad para
ban a ser sus discípulos. Consideradas sostener una tesis ante la asamblea o

Il OR IGEN Y DF.SARROLLO DEL MUNDO GRIEG O 1 209


Tema 7

para valorar la conveniencia de cual-


quier propuesta política.

7.5. EL TEATRO EN A TENAS: RITO


Y ESPECTÁCULO

El género dramático, compuesto


Hieródulia de tragedia y comedia, fue una de las
Con este término se designa la prostitución grandes creaciones de los griegos. El
sagrada, practicada por hombres y mujeres teatro tuvo una enorme importancia
en los templos. Su origen puede encontrar- en la vida social de la pólis. En la
se en dos ritos ancestrales: en primer lugar, Atenas de época clásica numerosos
el hieros gámos, o «matrimonio sagrado»,
ciudadanos acudían a las represen-
que se celebraba en un santuario -por lo
general una vez al año- entre el rey o prin- taciones, tanto de tragedias como de
cipal sacerdote y la diosa del amor y de la comedias, que se desarrollaban espe-
fecundidad, representada por la sacerdotisa cialmente en determinadas épocas del
hieródula, con el fin de obtener la fertilidad año durante ciertas fiestas religiosas.
de la tierra, de los rebaños o de la familia; Función de la tragedia. Aunque
en segundo lugar, se ofrecía a la misma
la comedia podía esconder tma críti-
diosa la virginidad de las jóvenes y la pri-
mera relación sexual de los muchachos. ca burlesca de la realidad política, el
Parece que el origen y principal centro de autor de las comedias -Aristófanes
difusión de la hieródulia ha de situarse en el (ca. 445-ca. 388 a.e.e.) fue su más des-
ámbito cultural siro-fenicio-cananeo. Desde tacado representante- deseaba ante
allí se expandió a Chipre, Citera, Corinto, todo divertir. En cambio, la tragedia,
Cartago, Erice, etc. En el mundo griego se heredera de la épica por la fuerza dra-
conocía con el nombre de hieródulas a las
mática de su relato, respondía a obje-
jóvenes que se dedicaban a la prostitución
sagrada, actividad de la que los templos tivos muy diferentes. Por medio de la
obtenían pingües beneficios. Por su cultura exposición de los viejos mitos bajo una
y «sofisticada belleza», se podían equiparar nueva perspectiva, religiosa y ética a la
a las hetaíras o «prostitutas de lujo». Pero, vez, la escena se cubría de un profundo
en vez de contar con un proxeneta (hetai- pesimismo. Entre los principales temas
rotrópos) que se encargara de concertar las
tratados por la tragedia destacaban
visitas en una casa de citas, las hieródulas
ejercían su actividad en un lugar sagrado. los relacionados con la responsabilidad
del individuo, el respeto a la justicia,
el estrecho vínculo existente entre la

210 1 MANUAL DE IN [ClACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Atenas: dc 111 ocracia e impc1·iali sino (s iglo va .e.e.) 1

culpa humana y el castigo divino, así


como el control de las pasiones. Los
textos inducían siempre al espectador
a reflexionar sobre los grandes proble-
mas de la existencia, sobre la fuerza
inexorable del destino, sobre la relación
del hombre con los dioses, sobre los
deberes del individuo hacia la comuni-
dad de ciudadanos. Se podría afirmar
que, al suscitar siempre el debate sobre
cuestiones éticas, políticas o religiosas,
el teatro -y en particular la tragedia- As ient os de las prim eras lil as del tca trn de
Di011i so, ro nstn1ido <'11 la r,ild:1 sur de la
desempeñaba en la pólis una importan- ALT<ipolis de Almas (s iglo v ,l. l'.c.).
0

te función educativa. ro to: R. C . S.

Orígenes y desarrollo de la tra-


gedia. La etimología del vocablo «tra- estaba compuesto por doce coreutas,
gedia» (de tragoidía, canto del macho los cuales no eran actores profesio-
cabrío, porque originariamente se ofre- nales, sino simples ciudadanos elegi-
cía un chivo o porque los componentes dos para la ocasión. Los actores eran
del coro se vestían con pieles de cabra) solamente tres, cada uno de los cuales
hacía referencia a un sacrificio religio- podía recitar diferentes papeles, ya fue-
so que, en época arcaica, se realizaba sen masculinos o femeninos.
en honor de Dioniso, revelando así que Para los griegos de época clásica la
el origen de la tragedia estaba estre- tragedia era a la vez un espectáculo y
chamente relacionado con la religión. una ceremonia religiosa. El carácter
Los fieles se reunían en torno al altar oficial de las representaciones aparece
del dios para entonar un coro de forma evidenciado por el hecho de que, al
improvisada. Según la tradición, este menos a partir de mediados del siglo
coro evolucionó hasta llegar al drama v a.e.e., el Estado era el encargado de
trágico que habría de inspirarse en estipular el contrato con los actores.
reglas muy precisas. A los cantos del Las tragedias que atraían mayor
coro respondía un hypokrités, es decir, número de espectadores se represen-
un actor, y del diálogo resultante fue taban durante los grandes Festivales
tomando forma la primitiva tragedia. Dionisíacos celebrados en Atenas
Al principio, en época clásica, el coro entre marzo y abril. Según la tradi-

IJ ORI GEN Y DESAR ROLLO DE L M UN DO GRI EGO 1 211


1.-011,1 /

ción, el poeta Tespis fue el primero en


componer un diálogo enlre un coro y
un h.ypokrités durante las Dionisíacas
organizadas por Pisístrato en el año
534. La época de Pericles inspiró las
últimas tragedias de Esquilo (ca. 525-
ca. 455 a.e.e.), como La Orestíada (458
a.e.e.), y algunas de las más célebres
de Sófocles (496-406 a.e.e.), como
Antígona (441 a.e.e.).
El «théatron» El público y los actores. El públi-
El . edificio teatral griego, construido al
co llegaba al teatro muy pronto por
aire libre y sin cobertura, constaba de tres la mañana, nada más salir el sol; con
partes principales: la orquesta, que alber- una breve interrupción, el espectá-
gaba al coro y los bailarines; la cávea, en culo duraba hasta el atardecec Casi
la que tomaban asiento los espectadores; todos los espectadores eran hombres;
y la escena, el espacio donde se llevaban a las mujeres tenían la posibilidad de
cabo las representaciones. De entre todos
asistir sólo a las representaciones del
los teatros que tuvieron las ciudades grie-
gas, el mejor conservado hasta hoy es el drama satírico. En época de Pericles,
de Epidauro, atribuido a Policleto el joven y durante cerca de un siglo, el Estado
y datado a mediados del siglo IV a.e.e. sufragaba la entrada de los ciudada-
Este maravilloso teatro ha sobrevivido nos más pobres.
hasta el punto de que todavía podemos A pesar de que las estructuras
reconocer las gradas de la cávea (34 filas
arquitectónicas eran al aire libre,
de asientos distribuidas en sectores que
podían albergar hasta 6.000 espectadores),
todos los teatros -construidos al
la orquesta y la escena, con sus fondos y principio en madera y sólo después en
bastidores, detrás de la que se situaban piedra- estaban diseñados para ofre-
los camerinos de los actores. La merecida cer las mejores condiciones de visibi-
fama del teatro de Epidauro se sustenta en lidad y acústica desde cualquier parte
la perfecta armonía de sus proporciones y del edificio, incluso desde la zona
en su increíble acústica, a las que se une
más alta del graderío (cávea). Abajo,
el sugestivo ambiente que le proporciona
su entorno natural. Todavía hoy se sigue en el hemiciclo central, se situaba
utilizando en representaciones de teatro la orquesta (orch.éstra, de orch.éomai,
clásico. «bailar»), es decir, el espacio reserva-
do al coro; detrás se encontraban el

212 1 MANUAL DE l NlCJACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Atenas: democrac ia e im per ia lismo (si glo V a.e.e.) 1

proscenio (espacio donde recitaban nado tipo de personaje. Es muy posi-


los actores), y la escena, un fondo ble que, como han apuntado ya algu-
decorativo fijo. nos estudiosos, la máscara sirviese
Los actores llevaban vestimentas también para amplificar la voz de los
muy llamativas (diversas túnicas y actores. Al final de la representación
sobretúnicas) y una máscara que per- se proclamaba al vencedor; con ante-
mitía a los espectadores identificar rioridad se habían elegido a suerte los
inmediatamente al personaje; calza- nombres de los jueces que habrían de
ban sandalias con suelas muy altas expresar su voto. Se premiaba al actor,
(coturnos) de manera que fuesen más corego y protagonista que, a juicio
visibles para el público. Todo el espec- del tribunal, habían obtenido mayor
táculo adquiría un valor simbólico: la aclamación del público: a cada uno
máscara, las formas y el color de los de ellos se le entregaba una corona de
vestidos correspondían a un determi- hiedra.

Síntesis
Al término de las Guerras Médicas, dos póleis -Esparta y Atenas- emergieron
como las más importantes del mundo griego; sin embargo, se regían por sistemas
políticos opuestos y se inspiraban en ideologías radicalmente diferentes. Por estos
motivos, su alianza fue muy breve. Esparta consolidó su dominio militar en el
Peloponeso, mientras Atenas creaba en el año 477 a.e.e. la Liga de Delos, asegurán-
dose así el control sobre el Egeo.
En esa misma época, el debate político en Atenas fue ganando cada vez más
intensidad. Aunque Temístocles logró mantenerse un poco más en el poder, al poco
tiempo fue obligado a exiliarse (471 a.e.e.), dejando el paso franco a la facción
aristocrática bajo la dirección de Cimón, quien reemprendió las hostilidades contra
los persas, derrotando a su armada en Parrfilia (Asia Menor). Promovió también
una política de acercamiento a Esparta, lo que motivó su caída y la ocasión para
que los partidarios de la democracia radical recuperasen el poder (un contingente
militar ateniense había sido despreciado por los espartanos cuando acudió en su
ayuda para afrontar una grave insurrección ilota) y condenasen al propio Cimón al
ostracismo (461 a.e.e.).
Bajo el gobierno de Pericles, los miembros de la facción democrática debilita-
ron el poder de las instituciones todavía controladas por la aristocracia, en primer
lugar el Areópago, cuyas principales competencias fueron transferidas a otros
organismos públicos en los que el pueblo poseía la mayoría. En el ámbito de la
política interior, Pericles impulsó una serie de medidas legislativas encaminadas

II OR IGE1 Y DESARROLLO DEL MUNDO GR IEGO 1 213


Tema 7

a ampliar todo lo posible la participación activa del pueblo en las asambleas y su


acaparamiento de las magistraturas (estableció, por ejemplo, la retribución de los
cargos). Así pues, puede afirmarse que, bajo su régimen, el principio de la «isono-
mía» se transformó en el de la «democracia», es decir, en el gobierno del pueblo.
Sin embargo, tanto los metecos (extranjeros), como las mujeres y, por supuesto, los
esclavos permanecieron excluidos de la vida pública.
En cuanto a la política exterior, Pericles acentuó la hegemonía ateniense
frente a las póleis aliadas: trasladó a Atenas el rico tesoro de la Liga de Delos,
utilizándolo en parte para sufragar la reconstrucción de la acrópolis, y ejerció
un rígido control sobre la forma de gobierno de las ciudades aliadas. Impulsó,
de hecho, una política claramente imperialista. La economía comercial de la
pólis experimentó un desarrollo espectacular, ya que la flota ateniense pudo
surcar las rutas marítimas del Egeo sin ningún tipo de competencia. De esta
forma, hacia mediados del siglo v a.e.e. , Atenas alcanzó el apogeo de su poder,
al tiempo que vivió un período de gran esplendor cultural. De hecho, Pericles
quiso reconstruir con gran magnificencia la acrópolis incendiada por los persas
(480 a.e.e.), encomendando esta tarea a los más famosos arquitectos y escul-
tores de su época bajo la dirección del genial Fidias. El complejo monumental
surgido en torno al Partenón - el templo dedicado a Atenea, diosa protectora
de la ciudad- comprendía diversos santuarios, edificios sagrados, altares, esta-
tuas y relieves inspirados en la mitología y en las hazañas bélicas más recientes.
Todo este programa edilicio y artístico tenía como motivo central el tema de la
gloria y potencia indiscutible de Atenas, evidenciadas tanto en el pasado mítico
como en el presente triunfal. Así pues, las obras de la acrópolis no fueron sólo
un testimonio del valor artístico más sublime, sino también un símbolo de la
supremacía política y cultural de la ciudad de Atenas.
El Estado se aseguró, además, de costear las representaciones dramáticas.
El teatro era, a un mismo tiempo, rito y espectáculo: las tragedias sometían a la
reflexión de los espectadores temas religiosos, políticos y éticos, cumpliendo así
una importante función educativa.

Verificación
1. Señale las principales áreas de influencia de las dos poléis hegemónicas del
mundo griego en el siglo v a.e.e. y cuáles fueron las premisas de su rivalidad.
2. Explique los momentos álgidos de la lucha política entre las facciones aristo-
crática y democrática en la Atenas del período comprendido entre el fin de las
Guerras Médicas y el asesinato de Efialtes.

214 1 MANUAL DE INJCIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


ALL' 11as: dc 1nocraci:1 e i mper ialismo (s iglo va.e.e.) J

3. ¿Por qué se puede afirmar que Pericles instauró en Atenas un régimen democrá-
tico y al mismo tiempo impulsó una política imperialista? ¿Qué relación existe
entre estos dos fenómenos históricos aparentemente contradictorios?
4. La participación en la vida política, incluso en un régimen democrático como
el ateniense, no estaba abierta a todos los componentes sociales, sino que esta-
blecía límites infranqueables y ciertas exclusiones; indique cuáles eran las más
evidentes.
S. ¿Qué significado político e ideológico albergaba la reconstrucción de la acrópo-
lis en el proyecto cuya realización Pericles confió a Fidias?
6. Puede afirmarse que el teatro griego era, a un mismo tiempo, una forma de
educación colectiva y una oportunidad para fomentar el debate ético y político,
así como la reflexión religiosa, sin renunciar a su dimensión lúdica como medio
de entretenimiento social. ¿Por qué?

lI OR IC l '. N Y DESARRO LLO DEL M UN DO GRI EGO 1 2 15


TEMA 8
La lucha por la hegemonía
(siglo IV a.e.e.)

8. 1. LAS GU ERRAS DEL PELOPONESO en el Egeo. Además del Ática, en ella


estaban Eubea, Tesalia y la mayoría
Dos bloques enfrentados. Como de las islas del Egeo y de las colonias
resultado de la fuerte rivalidad exis- de Asia Menor. Ahora bien, la guerra
tente entre Atenas y Esparta, la Hélade alcanzaría tales dimensiones, que toda
se dividió en dos grandes bloques con- la península griega y la mayor parle
trapuestos por sus diferentes s.istemas de los lerritorios de las colonias se
políticos e intereses económicos. La involucraron en este conllicto duran le
red de alianzas que cada una de estas cerca de treinta afias.
dos poderosas ciudades encahezaha Los regímenes aristocráticos veían
posibilitó la formación de potentes en Esparta un lücrte baluarte contra
ejércitos. Los espartanos contaban los peligros de la nueva ideología
con la Liga del Peloponeso que habían democrática. Sus diferencias se acen-
creado en torno al 550 a.e.e. Se tra- tuaban aun más con las continuas
taba de una federación de póleis que, injerencias de Atenas, que trataba
en caso de guerra, habían acepta- de extender su área de i nlluencia en
do ponerse a disposición de Esparta detrimento de las póleis rivales. Esta
para defender con mayor fuerza su situación, estable sólo en apariencia,
integridad e intereses. La integraban ocultaba las grandes tensiones laten-
Beocia con Tebas, Mégara, Lócride, tes que desembocarían en un enfren-
Fócide y naturalmente el Peloponeso, tamiento bélico.
a excepción de Argos. Por otro lado, La paz de Callas y la tregua de
la Liga de Delos, creada más recien- treinta años. A mediados del siglo v
temente (477 a.e.e.), permitió a los a.e.e., Atenas, sobrevalorando quizás
atenienses reunir una potente flota sus propios recursos, afrontó de forma
con la que controlaban la navegación simultánea dos conflictos, uno contra

11 ORI Cl'.N Y IWS1\RRO LLO DEL MU NDO GRJEGO 1 217


Tem a 8

Persia y el otro contra Esparta. Sin nó al rey espartano Plistianax-, una


embargo, sus planes resultaron ser tregua supuestamente de treinta años
demasiado ambiciosos. en el 446 a.e.e. Durante ese tiempo,
En un primer momento, los ate- Atenas prometió abandonar todas sus
nienses vieron fracasar la arriesgada guarniciones del Peloponeso a cambio
expedición enviada en ayuda de la del expreso reconocimiento espartano
insurrección egipcia contra los persas. de su dominio sobre el Egeo.
Después, tras algunas dolorosas derro- Una política errónea. La política
tas, decidieron poner fin a las hostili- desplegada por Pericles adolecía de al
dades y en el año 449 a.e.e. firmaron menos tres errores que determinaron
con Artajerjes, rey de Persia, un trata- el curso de la guerra. Por un lado, la
do conocido como la paz de Calias en supresión de las oligarquías en las
honor del aristócrata ateniense que lo ciudades bajo el régimen de Atenas
negoció. Según estipulaba este acuer- y la obligatoria introducción de la
do, los persas se comprometían a evitar democracia no aseguraron, como se
surcar el Egeo con sus barcos en tanto pensaba, el apoyo incondicional de
que los atenienses reconocían el domi- estas póleis a la potencia ateniense;
nio de Persia sobre el Mediterráneo de hecho, se demostró que muchas
oriental. Con la clara intención de de esas ciudades apreciaban mucho
perjudicar los intereses espartanos, más su autonomía que la democracia.
Atenas actuó en varias direcciones: Por otro, las ventajas que ap01iaba
instaló guarniciones en algunas zonas el Imperio ateniense -contención de
costeras del Peloponeso; prestó ayuda Persia, uniformidad jurídica en todos
a Argos, rival ancestral de Esparta; y los acuerdos y protección del comer-
ocupó la isla de Egina, que fue obliga- cio internacional contra la piratería-
da a ingresar en la Liga de Delos como no compensaron la sumisión de los
Estado tributario. aliados a la autoridad discrecional de
Tras diversos enfrentamientos entre Atenas. Y, finalmente, las fuerzas ate-
Corinto, Esparta y Atenas, que se pro- nienses fueron sobrevaloradas al supo-
longaron durante cerca de diez años ner de forma equivocada que, llegado
con suerte cambiante -y que han el caso, podrían resistir un ataque
sido considerados como la primera sistemático de la Liga del Peloponeso.
Guerra del Peloponeso-, se alcanzó, La provocación ateniense. El
gracias a la diplomacia desplegada por paréntesis en las hostilidades entre
Pericles -quien probablemente sobor- ambas potencias fue, sin embargo, más

218 1 MANUAL DE TNTCTACJÓN A LA lllSTOR LA ANTTGUA


La lu cha por la hegemonía (s iglo 1v a. e.e.) 1

breve de lo previsto. A la insalvable rio, obstaculizando así gravemente


diferencia ideológica que separaba a sus actividades comerciales.
ambas póleis se unía la agresividad del Es evidente que Atenas aprovecha-
expansionismo comercial ateniense, ba cualquier pretexto para perjudicar
que apoyaba siempre a las facciones a la Liga del Peloponeso. Al final, los
democráticas surgidas en las ciudades espartanos cedieron a las peticiones
rivales. Esta política de la provocación, de sus aliados -sobre todo de los
evidenciada especialmente en ciuda- corintios y megarenses- para que
des marítimas corno Corinto y Mégara, declarase la guerra y pusiese fin a
viejas aliadas de Esparta, hizo preci- los continuos abusos de los atenien-
pitar los acontecimientos, revelando ses. Se inició así un agitado período
asimismo las peligrosas intenciones -comprendido entre los años 431 y
expansionistas de Pericles. 404 a.e.e.- de continuas hostilidades
En aquella época Corinto era un y acciones bélicas, que fue conocido
centro comercial floreciente que man- como segunda Guerra del Peloponeso.
tenía fructíferas relaciones con algu- Tucídides. Para el estudio de esta
nas de las más importantes póleis de agitada época de la historia griega con-
Sicilia. La amenazante presencia de tamos con una fuente de información
Atenas en el Egeo estaba constriñen- extraord inaria: la obra historiográfica
do cada vez más su tráfico comercial. de Tucídides (460-ca. 400 a.e.e.), uno
Cuando, por motivos internos, surgie- de los más grandes historiadores de la
ron ciertas tensiones entre Corinto y Antigüedad y el creador del concepto
su colonia de Corcira -actual isla de de historia política. En su monumen-
Corfú-, Atenas ofreció a esta última tal obra, conocida posteriormente con
su incorporación a la Liga de Delos el título de Guerra del Peloponeso (tal
con la clara intención de extender su y como era común en muchos autores
dominio al Mediterráneo occidental; antiguos, Tucídides no se preocupó
de hecho, inmediatamente después de poner un título a su texto), inda-
estableció alianzas con algunas póleis gó en las causas del enfrentamiento,
de la Magna Grecia como Regio y describiendo con rigor y precisión los
Leontinas. Como efecto de esta misma principales acontecimientos. Gracias
política agresiva, en el año 432 a.e.e. a su magnífica reconstrucción de los
Pericles impidió a los habitantes de hechos, los historiadores hemos podi-
Mégara acceder a los puertos áticos y do conocer y valorar la conduela de
a todos los otros enclaves de su impe- las potencias enfrentadas y sobre todo

11 OR l ( ; 1,: N Y lll ·'. St\ RROLLO DEL MUNDO GR IEGO 1 21 9


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(415 -413 a.e.e.)
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La lucha po 1· la hcgg rno nía (siglo 1v a.e.e.) 1

encontrar las claves históricas que Arquídamo, que destruyó a placer las
determinaron el desenlace del con- cosechas y plantaciones de vid y olivo,
ílicto y que explican sus inmediatas base de la economía agrícola atenien-
consecuencias. se. Por su parte, Atenas, siguiendo su
Estrategias contrapuestas. Desde plan estratégico, emprend ió opera-
un punto de vista militar, ]os esparta- ciones ele represalia sobre territorio
nos confiaban en su infantería hoplita enemigo. Una escuadra de cien barcos
y en la superioridad numérica de sus cayó por sorpresa sobre Metone, si
fuerzas. Los atenienses, sin embargo, bien la rápida ayuda del general espar-
estaban plenamente convencidos de tano Brásidas impidió que se tomara
que su armada era invencible y, por la ciudad . Embarcados de nuevo, se
ello, trataron de utilizar su dominio en dedicaron a saquear las costas de
el mar para cond ucir el en[ren tam ien- Élide, Acamia y Celedonia, tomando
to hacia una modalidad de combate algunas ciudades. La ofensiva atenien-
en la que friese esencial contar con las se a lcanzó tambi én a otros lugares ele
fuerzas navales, al mismo ti empo que Tracia, ele la Lócricle, Egina y Mégara.
evitaban al máximo cualqui er encuen- Al año sigu iente, un acontecimien-
tro frontal en tierra firme. to inesperado golpeó duramente a
Las hostilidades comenzaron en Atenas: la aparición de la peste (430
el año 431 a.e.e. y ambas estrategias a.e.e.), que causó au ténticos estragos
cumplieron inicialmente sus objeti- entre la población. Tucídides dejó una
vos: mientras que los atenienses ob tu- viva y dramática descripción de la
vieron fáciles victorias en sus incur- epidemia, que provocó también la
siones desde el mai~ los espartanos retirada de los espartanos del Ática. La
lograron controlar todos sus territo- desmoralización que cu ndi ó entonces
rios con un fuerte despliegue de sus quebró el presti gio de Pericles, que
tropas hoplitas. perdió el cargo de estratega ejercido
La llamada guerra Arquidámica. ininterrumpidamente desde el 443-
Los primeros diez años de la segunda 442 a.e.e. A pesar ele que volvería a
Guerra del Peloponeso son conocidos ser elegido para ese mismo puesto en
como guerra Arquidámica (431-421 la primavera del 429 a.e.e. , murió al
a.e.e.). Las hostilidades se abrieron poco tiempo víctima de la peste. Con
con el ataque tebano sobre Platea su desaparición, la vida política en
y la invasión del Ática por el ejér- Atenas volvió a polarizarse de forma
cito lacedemonio del rey espartano muy acusada entre Cleón, dirigente

f l OR IC l •:N Y DF.St\RROLLO DEL MUNDO GRIEGO 1 221


Tema 8

de la facción democrática, presentado suscitó en otras ciudades el deseo de


en las fuentes como activo demagogo, abandonar el bando ateniense. Los
exponente de las inquietudes popula- reveses en Beocia y Tracia acallaron
res más radicales, y Nicias, hombre en la asamblea la agresiva política
prudente, acusado por sus adversarios de la facción democrática al mismo
de débil y conservador, que repre- tiempo que empezaron a tenerse en
sentaba los intereses de los sectores cuenta las iniciativas pacificadoras de
mercantiles y artesanales, gravemente Nicias. Además, con la pérdida de la
afectados por el largo conflicto, y que Calcidia los recursos económicos de
abogaba por la negociación y la paz, Atenas se vieron mermados. También
siguiendo en ello la úhima línea polí- en Esparta, que veía comprometida
tica de Pericles. Cleón, al frente de los su posición en el Peloponeso, había
sectores más empobrecidos, era, en deseos de alcanzar una tregua. Así
cambio, abierto partidario de conti- pues, en el año 421 a.e.e. se estipuló
nuar la guerra y mantener el imperia- un acuerdo de cese de hostilidades,
lismo marítimo ateniense. conocido como la paz de Nicias, con
Mi entras tanto, los espartanos tras- el que Atenas lograba conservar sus
ladaron su centro de operaciones a posesiones y Esparta mantener su pre-
Tracia con la intención de apoderarse dominio en el Peloponeso.
de algún baluarte estratégico en torno La supremacía del más fuer-
al estrecho que comunicaba el Mar te. El acuerdo de paz alcanzado por
Negro con el Egeo y provocar así la Atenas y Esparta dejó insatisfechas a
defección de muchas de las póleis las póleis menores, obligadas a acep-
que se habían adherido a la Liga de tar el predominio de ambas potencias
Delos. Atenas decidió entonces enviar hegemónicas y, en particular, a sufrir
de forma inmediata un cuerpo expedi- la sofocante presión imperialista ate-
cionario a aquella región. niense. Continuaron soportando todo
La paz de Nicias. Las tropas al tipo de abusos sin posibilidad alguna
mando de Cleón y las del espartano de defenderse, como el bmtal exter-
Brásidas se enfrentaron en Anfípolis; minio de los habitantes de la pequeña
ambos generales murieron en la bata- isla de Melos (416 a.e.e.), que habían
lla. Entre otras conquistas, los espar- rechazado someterse al poder ate-
tanos consiguieron la capitulación de niense. En el dramálico «Diálogo de
Anfípolis (424 a.e.e.), a la que ofre- los melios», recogido por Tucídides,
cieron favorables condiciones, lo que queda patente cómo el derecho del

222 1 MANUAL DE l NICIACTÓN A LA HISTORLA ANTLGUA


La lucha poi- J;i hegemo nía (!:;iglo 1v a.e.e.) 1

más fuerte, en este caso la asamblea


democrática ateniense, dispuesta a
hacer valer sin ambages la supremacía
de su patria, se impone sobre cual-
quier razón de justicia.
El ascenso de Akibíades. Pero
en Atenas la paz tampoco había tran-
quilizado los ánimos. La pólis debía
resolver graves problemas de diferente
naturaleza: la epidemia había diezma-
Alcibíades (ca. 450-ca. 404 a.e.e.)
do la población de la ciudad; era nece-
Miembro de una aristocrática familia
sario reparar los daños causados por la
emparentada con Clístenes y Pericles,
devastación del ejército espartano en el
y partidaria de una democracia radical,
Alcibíades se convirtió en estratega por Álica, que había golpeado con dureza
vez primera en el 420-419 a.e.e., cuando sobre todo a los pequeños campesi-
intentó aprovechar a favor de Atenas el nos; había que decidi1~ en definitiva, el
malestar contra Esparta que existía en el rumbo a seguir en un l'uturo inmedia-
Peloponeso, reanudando así las hostilida- to. En este senti<lo, el ascenso político
des. Promotor de la intervención contra
de Alcibíades (ca. 450-ca. 404 a.e.e.),
Siracusa en el 416 a.e.e., apenas llegado
a Sicilia, se exigió su regreso acusado de nieto de Pericles, incidió profunda-
impiedad por presiones de los grupos con- mente en la estrategia final acordada
servadores. Tuvo entonces que refugiarse por la asamblea ateniense. Aristócrata
en Esparta, donde se ofreció como con- de nacimiento, se convirtió en el prin-
sejero. Fue enviado como embajador ante cipal defensor de los principios que
el sátrapa Tisafernes con el mandato de
inspiraban a la facción democráti ca,
lograr acuerdos con los persas y aprovechó
no por co nvicción ideológica, sino por
la oportunidad para ofrecer a Atenas esa
alianza a cambio de su regreso a la patria. oportunismo político, pues es taba ple-
Ya en Atenas apoyó primero a los oligarcas namen te convencido de qu e resultaba
y más tarde a los demócratas. Guió a la más fácil alcanzar sus ambiciones con
tropa ateniense que derrotó a la esparta- el apoyo del clénws .
no-peloponesa en el 410, convirtiéndose La expedición a Sicilia. En el
así en el salvador de la democracia. En
año 415 a.e.e. tuvo lugar uno de los
el 404 a.e.e. fue asesinado por el sátra-
pa Farnabazo por orden del espartano episodios más singu lares del conflicto,
Lisandro. la expedición ateniense a Sicilia, aco-
metida en un ambiente de tensiones

II ORIGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GR IEGO 1 223


Tema 8

internas y pes1m1smo generalizado. mientas no arrojaron resultados defi-


Tucídides la naffa con gran detalle, y nitivos. Pero la intervención masiva de
en esta desgraciada empresa Atenas tropas corintias y espartanas terminó
posiblemente cavó su tumba en la ya por decidir la suerte del conflicto a su
larga guerra. La expedición respondió favor en el verano del 413 a.e.e. Así
a una petición de la aliada Segesta, pues, la expedición ateniense a Sicilia
amenazada por Selinunte, apoyada a acabó en una completa derrota: el
su vez por Siracusa que, al frente de cuerpo expedicionario fue casi ani-
las ciudades dorias, había establecido quilado (incluido el propio Nicias) y
su hegemonía en Sicilia y colabo- los supervivientes fueron reducidos a
raba con Esparta en la Guerra del la esclavitud. Esta aplastante denota
Peloponeso, abasteciéndola de trigo. asestó un terrible golpe al prestigio
A través de Nicias, los conservadores y a las fuerzas de Atenas y señaló el
expresaron su oposición a la expedi- inicio de una nueva fase de la guerra
ción; sin embargo, Alcibíades contaba marcada por las oportunas iniciativas
con gran ascendencia entre los sec- de Esparta y del Imperio persa.
tores populares y empleó su mejor
oratoria para convencer al démos, 8.2. DERROTA DE ATENAS Y
seducido por la perspectiva de apo- DERRUMBE DE SU IMPERIO
derarse de las ingentes cantidades
de grano y de oro que poseía esa Tras haberse asegurado el control
isla del Mediterráneo occidental. El de toda la Grecia central, los espar-
pueblo rechazó todas las objeciones tanos reunieron una flota con la que
de los moderados y aprobó el. plan internarse en el Egeo y proponer la
presentado por Alcibíades. El mando libertad a las póleis pertenecientes a la
sobre la flota ateniense fue conferido Liga de Delos.
con poderes extraordinarios a Nicias, Ayuda persa a Esparta. La ya de
Alcibíades y Lámacos. por sí dificil situación en la que se
La armada partió a principios del encontraba Atenas se agravó todavía
verano y en Corcira (actual Corfú) se más con la colaboración que los per-
le unieron los barcos aliados. Fueron sas ofrecieron a Esparta. En la última
llevados a Sicilia más de cinco mil fase de las Guerras del Peloponeso fue
hoplitas y diversas tropas auxiliares, determinante la generosa aportación
lo que supuso un enorme esfuerzo financiera de los persas a Esparta.
económico. Los primeros enfrenta- Como contrapartida, el Imperio persa

224 1 MANUAL DE INlCTACTÓN A LA HI STOR I A ANTIGUA


La lu cha p o 1· la hege monía (s iglo 111 a.e.e.) 1

esperaba recuperar su dominio sobre tencia, se vieron obligados a capitular


las colonias jonias del Asia Menor. (404 a.e.e.), aceptando las humillantes
Ambas potencias firmaron acuerdos condiciones impuestas por los vence-
de colaboración en la lucha contra dores: la completa destrucción de los
Atenas según los cuales ninguna de «muros largos» y de las fortificaciones
ellas podía alcanzar la paz por separa- del Pireo; la renuncia total a la annada
do. Envuelta además en luchas inter- (solamente se les permitió conservar
nas, Atenas no sólo se vio aislada en doce barcos); y, finalmente, la incorpora-
el plano internacional, sino también ción de Atenas a la Liga <lel Peloponeso,
privada de una personalidad política- reconociendo así formalmente la supe-
mente fuerte que fuese capaz de guiar rioridad de Esparta y aceplando humil-
a la pólis hacia un destino seguro. demente su protección.
Capitulación de Atenas. En el 406 Mutación de la política atenien-
a.e.e. los recursos de Atenas eslaban se. En los años siguientes se desaló en
práclicamente agolados. En un último Alenas una aguda crisis interna, cuya
intento por resislir a la superioridad primera consecuencia lúe la vuelta al
de sus enemigos, los alenienses repa- sistema oligárquico. Tanto el desprcsli-
raron su maltrecha armada y prome- gio del régimen democrático como las
tieron la liberlad a los esclavos que exigencias de los oligarcas provocaron
acluasen corno remeros. Cicrtamenle, una nueva mutación política. En aquel
obtuvieron una importante vicl01ia en momento se períilaban tres tendencias:
las islas Arginusas. Pero en el 405 a.e.e. los demócratas, abalidos por la derro-
la ílola ateniense fue deíinilivamente ta; la facción oligárquica radical, bajo
aniquilada por Lisandro en la batalla la dirección de Critias y con el táci-
de Egospótamos, lo que significó para to respaldo del espartano Lisandro; y
el Estado ático la pérdida del acceso entre ambos extremos se situaba la fac-
al Helesponto y, en consecuencia, a ción moderada de l.os seclores pudien-
las p1incipales zonas de suministro de tes de la ciudad bajo la dirección de
trigo. El. asedio de las tropas espartanas Terámenes, dispuesto a admitir una
estacionadas en el Álica había puesto democracia con limitaciones.
ya en serias dificultades a los habitantes La comisión de los Treinta
refugiados en el inte1ior de las murallas Tiranos. Presionando a la asamblea
de Atenas. Una vez que los espartanos ateniense, Lisandro consiguió que se
lograron bloquear el puerto, los atenien- nombrara a una comisión, conocida
ses, tras cuatro meses de agónica resis- con el nombre de los Treinta Tiranos,

11 ORICl•:N Y ll l'.Si\RROLLO DEL MUN DO GRIEGO 1 225


Tema 8

con potestades constituyentes, en la gentes populares que se pusieron al


que estuvieron representadas las fac- frente de la facción democrática, la
ciones de Critias y Terámenes, inicial- situación política en Atenas vivió un
mente de acuerdo en dar un giro a la inesperado cambio. El rey espartano
situación política. Dicha comisión abo- Pausanias promovió un acuerdo entre
lió las leyes de Efialtes y de los tribu- los dos bandos atenienses en el 403
nales populares, aunque algunas medi- a.e.e., que supuso la retirada de las tro-
das, como la condena de los sicofantes pas espartanas, la vuelta de los exilia-
o delatores oficiales, siguieron tenien- dos y una amnistía de la que quedaron
do aceptación popular. Con el respaldo excluidos los Treinta Tiranos y algunos
espartano, los oligarcas (aristócratas y magistrados oligarcas refugiados en
ciudadanos pudientes) iniciaron una Eleusis. Trasíbulo entró victorioso en
brutal represión contra sus enemigos Atenas y confirmó ante la asamblea sus
que se tradujo en asesinatos, exilios y promesas conciliadoras. Los nuevos
confiscaciones. Una de sus principa- gobernantes restauraron en sus líneas
les consecuencias fue la ruptura entre esenciales la democracia de Pericles y
Critias y Terámenes, al oponerse éste actuaron con moderación. Sin embar-
a las proscripciones y a la decisión de go, el clima de tensiones tardó tiem-
los Treinta Tiranos de elaborar una po en disiparse del todo, de lo que
lista restringida de tres mil ciudadanos, da testimonio el proceso y condena a
que serían los únicos con plena capa- muerte del filósofo Sócrates, acusado
cidad política. Critias desató contra él de coJTomper a la juventud (399 a.e.e.).
una dura campaña difamatoria, que
culminó con su condena a muerte. Ya 8.3. LA DECADENC LA DE LAS PÓIBS
no había obstáculos para la política
extremista de la facción oligárquica. A comienzos del nuevo siglo el
Muchos atenienses se refugiaron en el mundo político g1iego cayó en una
Pireo, Mégara o Tebas, donde se había profunda fase de crisis. Las Guerras del
reconstituido el grupo democrático Peloponeso, que habían durado casi
bajo la dirección de Trasíbulo. treinta años, habían puesto cruelmente
Resurgimiento de una democra- de relieve la fractura existente entre
cia muy debilitada. Con la desapa- dos bloques de póleis ideológicamente
rición de Critias y el debilitamiento antagónicos. El excesivo poder con-
de la comisión de los Treinta Tiranos, seguido por Atenas bajo el agresivo
debido a la presión de los nuevos diri- gobierno de Pericles y la consolidación

226 1 MANUAL DE fNICCAClÓN A LA HISTORIA ANTTGUA


L1 lucha po r la hegemo nía (~ iglo 1v a.L'.c. J 1

de sus tendencias imperialistas habían La paz del Rey. El continuo pro-


trastocado el antiguo equilibrio en el ceso de formación y disgregación de
Egeo en detrimento de la rígida oli- alianzas evidencia la confusión rei-
garquía espartana y de sus ciudades nante en el mundo griego durante los
aliadas. Pero la victoria de la Liga del primeros decenios del siglo JV a.e.e.
Peloponeso dio lugar en la Hélade a Aprovechando la expedición esparta-
una geopolítica aun más intrincada y na a Asia Menor, Atenas -que estaba
peligrosa. Esparta tuvo la oportunidad conociendo un período de recupera-
de mostrar la verdadera cara de su ción y que había comenzado a recons-
régimen: siguiendo los principios des- truir los «muros largos» del Pireo-,
póticos en los que se asentaba su poder, Tebas, Corinto y Argos -incitadas
la relación con las nuevas ciudades por el soberano persa Artajerjes II
sometidas se basó en la férrea imposi- (404-358 a.e.e.)- iniciaron una nueva
ción de su autoridad. La propia estruc- guerra contra Esparta. Para poder
tura interna del Estado, inamovible por preservar su hegemonía, esta última
la necesidad que tenían los espartiatas aceptó firmar con el Imperio persa
de ejercer un control inflexible sobre la llamada paz del Rey (386 a.e.e.) o
la masa de ilotas, impedía a Esparta paz de Antálcidas, nombre del pleni-
asumir un papel activo y dinámico en potenciario espartano que dirigió las
la política internacional. negociaciones. Los exhaustos Estados
Espa11a y Persia. La economía beligerantes griegos, convocados por
espartana, sustancialmente agrope- el sátrapa Tiribaw a Sardes, se vie-
cuaria, no proporcionaba suficientes ron obligados a aceptar los términos
recursos monetarios para costear gran- generales del acuerdo presentado por
des empresas militares. De ahí la fatídi- el Gran Rey: las ciudades griegas de
ca tendencia a aceptar la financiación la costa de Asia Menor quedarían bajo
ofrecida por los sátrapas persas, que dominio persa, mientras que las otras
disponían de grandes riquezas, crean- serían libres y autónomas; se impedía
do así las condi.ciones que conducían a a las póleis formar nuevas alianzas,
una pérdida de autonomía. De hecho, otorgando a Esparta el papel de árbitro
los persas fomentaron el conflicto entre de la paz y de supervisión de la autono-
póleis con el fin de que se debilitasen mía de los griegos. Con las riendas en
y poder así llegar a w1a situación que manos de la prestigiosa personalidad
favoreciese un nuevo intento de inva- de Agesilao, que entendía el papel ele
sión del territorio griego. su patria en Grecia bajo el mismo pris-

II ORIGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GR I EGO 1 227


Tema 8

La humillante paz del Rey (386 a.e.e.)


(Diodoro de Sicilia, Biblioteca histórica, XIV, 110, 2-4)

[ ... ] los lacedemonios, abrumados por la doble guerra que soslenían contra
los griegos y conlra los persas, enviaron al navarco Antálcidas a Artajerjes para
negociar la paz. Una vez que hubo expuesto del mejor modo posible el objeto de
su misión, el Rey declaró que concluiría la paz en las condiciones siguienles: las
ciudades griegas de Asia estarían sometidas al Rey, mientras que todos los otros
griegos serían independientes; a aquellos que rehusaran y no aceptaran las cláusu-
las del tratado les haría la guerra con la ayuda de aquellos que las aprobaran. Los
lacedemonios aprobaron los términos sin poner objeciones, mientras que los ate-
nienses, los tebanos y algunos otros se irritaron por el abandono de las ciudades de
Asia; pero, al ser incapaces de sostener una guerra ellos solos, se vieron obligados
a ceder y aceptaron la paz.

DI0D0R0 DE S1c1uA, Biblioteca histórica (libros XIII-XIV) (trad. J. J. Torres


Esbarranch), Gredos (BCG, 371 ), Madrid, 2008, p. 453.

ma impeiialista preconizado antes por La derrota espartana. Con este


Lisandro, el principal objetivo espar- acuerdo de paz general Artajerjes se
tano fue, como siempre, cimentar su aseguraba de facto la fragmentación
posición en el Peloponeso, restable- política de Grecia; habría intentado
ciendo los regímenes oligárquicos bajo quizás una nueva expedición de con-
presión militar. quista de no haber existido peligrosas
fuerzas centrífugas en muchas de sus
satrapías. Esparta creyó haber asegu-
rado el control sobre el resto de póleis;
sin embargo, una vez rotos los viejos
equilibrios, no existía, en realidad, nin-
guna autoridad capaz de concitar gran-
des consensos en el mundo helénico.
Se abrió así un largo petiodo de des-
concierto en el que, primero, se alia-
ron Tebas y Atenas contra Esparta y,
Fol'lak:za d L· L:.le111/1erai o l:Jm 1herin11, cI1 el
esll'ccho clcs filadcrn que scpal',1 el Ál ica d1:
después, atenienses y espartanos apro-
Beoc i:1 (370-360 a.e.e.). Foto: R. G. S. ximaron posiciones contra los teba-

228 1 MANUAL DE JNTCJACI ÓN A LA HI STOR IA ANTIGUA


La lu cha po r la hq!e mo nía (siglo IV a.e.e.) 1

nos. Ahora bien, después de diversos enfrentamiento bélico de Mantinea


enfrentamientos bélicos entre las póleis evidenció la extrema debilidad de
griegas, se produjo un hecho insólito: los Estados griegos. La inestabilidad
los espartanos sufrieron por primera en las relaciones entre las diferen-
vez en muchos años una derrota mili- tes póleis, basadas únicamente en
tar humillante: acaeció en Leuctra en el la defensa de intereses particulares,
año 371 a.e.e. a manos de los tebanos, representó un innegable factor de
quienes habían ideado una nueva tácti- disgregación: a partir de entonces las
ca que consistía en la utilización estra- ciudades griegas dejarían de tener un
tégica de un cuerpo selecto de trescien- papel decisivo en la escena política
tos soldados especialmente adiestrados internacional, viéndose obligadas a
para actuar en determinados momen- soportar el empuje de otras potencias.
tos y lugares durante la batalla.
Efímera hegemonía tebana. La 8.4. VIDA INTELECT UAJ,
hegemonía de Tebas apenas duró
nueve años y se debió fundamen- El [racaso de las dil'erentes tenta-
talmente a la maestría militar de tivas hegemónicas señaló en Grecia el
dos personalidades de excepción, ocaso de una fase histórica y determi-
Pelópidas y Epaminondas, más que nó inevitablemente la transición hacia
a una auténtica superioridad en el un período marcado por la inestabili-
plano político. De hecho, Tebas no dad social. Sin embargo, al cambio de
disponía ni de suficientes recursos
económicos ni de una prestigiosa
tradición cultural como para conver-
tirse en una nueva potencia capaz
de someter bajo su autoridad a otras
póleis. Ciertamente, su ejército logró
vencer en Mantinea, en la Arcadia,
a las tropas reunidas por Esparta
y Atenas (año 362). Sin embargo,
Epaminondas murió en la batalla
(Pelópidas había desaparecido antes
combatiendo en Tesalia). Por ello,
Grupo de Aliml ila, Pa11,v l~l'()S {rnpia dL· rn.
la victoria ni siquiera logró frenar 100 a.e.e.). Musco N;:icion:il ck- Al'q 11~olo¡ría
el declive de Tebas. En realidad, el (A tcn:1s). Fo!o: R. G. S.

11 OR IC J:,N Y Dl~S/\RROLLO DEL MUNDO GRIEGO 1 229


Tema 8

siglo -en el paso del v al rv a.e.e.-,


algunas póleis disfrutaron de un
momento de gran actividad intelec-
tual gracias a la aparición de pensa-
dores que introdujeron en la sociedad
en la que vivían fructíferos debates
sobre cuestiones éticas y políticas.
Crisis de la pólis y renovación
cultural. La aplastante derrota militar
sufrida por Atenas en el 404 a.e.e. creó
una situación irreversible caracteri-
zada por la disolución del modelo de
pólis diseñado por Pericles: frente al
activo interés por solventar los pro-
blemas de la comunidad se impuso
Dcta lk til' la L's tat11;1 tk Mrmlita L'ncontrada
una acusada tendencia al individua- t: n H(liui (s ur tk It;11i;, ) rn el sig.lo 11 L'.l'.
lismo. El principio según el cual todos Orig.in;tl del siglo 1 ,1.c.c. Musco Nac ional de
podían participar indistintamente en Arqu L·olog.b (/\ IL'lt as). Fot\l: R. G. S.

el ejercicio del poder político fue sus- las condiciones necesarias para redu-
tituido por la convicción de que cual- cir al máximo los corrosivos conflictos
quier servicio personal en favor del externos y favorecer con ahínco la
Estado debía apoyarse en competen- cohesión social.
cias o capacidades específicas. Los sofistas. A caballo entre
Nacida para ordenar la vida de los siglos v y 1v a.e.e., los sofistas
la colectividad ciudadana, la pólis se - «sabios»- fueron los primeros en
encontró a inicios del siglo IV con una percatarse de la crisis en la que había
serie de desafíos que debía afrontar: entrado el modelo de la pólis y, sobre
después de las atrocidades cometi- todo, de la distancia cada vez mayor
das durante las recientes Guerras del que separaba a la comunidad ciuda-
Peloponeso, la paz entre los Estados dana del individuo autónomo. Estos
griegos no estaba en absoluto garan- «maestros del saber» consideraban
tizada; además, las tensiones sociales que el objetivo primordial de la filo-
continuaban activas. En suma, era sofía debía centrarse en la forma-
evidente que el sistema político debía ción integral del hombre para poder
regenerarse completamente, creando después proporcionarle una habilidad

230 1 MANUA L DE INICTACTÓN A LA HI STORIA ANTIGUA


l.a luc ha poi· la li cg:c 11 10 11 ía (s iglo IV a. e .e.) j

l'Specífica, concebida no como un don


de origen divino sino como la capaci-
dad de aprender de la vida cotidiana.
Focalizaron su atención en la educa-
ción como instrumento imprescindi-
ble para la formación política. Según
ellos, no existía una verdad absoluta,
sino la aprobación o rechazo de una
tesis determinada dependiendo de la
fuerza persuasiva de los argumentos
en los que se apoyaba. Los sofistas Los rétores y la retórica
menos escrupulosos afirmaban ser La retórica o arte de la elocuencia nace en
capaces de enseñar caminos fáciles Sicilia en el siglo v a.e.e., aunque su ver-
para el éxito y ofrecían la capacidad dadero desarrollo se producirá en Atenas.
para argumentar en favor de cual- Allí se va definiendo con los primeros ora-
quier punto de vista sin considerar dores , y los sofistas la utilizarán como téc-
nica de persuasión. Su mayor adversario,
la moralidad ni la verdad . Como con-
que pensaba que reducía la verdad del dis-
secuencia, desarrollaron un amplio curso a un mero formalismo, f·ue Platón. A
escepticismo sobre la posibilidad de la retórica de la verosimilitud, es decir, de
establecer la verdad mediante la razón aquello que parece verdadero, pero real-
y sobre la validez de cualquier código mente no lo es, Platón oponía la dialéctica
de conducta. Algunos de ellos se con- como retórica filosófica: el diálogo con el
otro a la búsqueda de la verdad. Justo lo
virtieron en maestros itinerantes que
contrario de la «erística» o falso saber del
viajaban de ciudad en ciudad a cam-
«mercado de las palabras », que utiliza el
bio de una paga proporcionada por los arte de la controversia con el único objeti-
discípulos que frecuentaban sus lec- vo de imponer las propias tesis, siguiendo
ciones. A las escuelas de sofistas como el legado de la primera generación de
Protágoras o Gorgias acudían los jóve- sofistas, de Protágoras y Gorgias. Algo
nes que, habiendo ya estudiado la menos crítico fue Aristóteles, quien defi-
nía a la retórica como el arte de descubrir
poesía épica, la lírica y la música, y
el modo de persuadir respecto a cualquier
educado el cuerpo en el gimnasio, argumento. Una concepción muy dife-
deseaban dominar la gramática para rente fue la de Isócrates, para quien la
saberse expresar con corrección, la retórica era fundamental en la formación
retórica para construir discursos con- del hombre.
vincentes y, en fin, la dialéctica para

TI ORlGEN Y DF.S/\RROLLO DEL MONDO GRIEGO 1 231


Tema 8

discutir y contrarrestar tesis opuestas


con argumentos lógicos. El valor de
tales habilidades derivaba del hecho
de que, en la comunidad ciudadana,
donde las decisiones se tomaban en
la asamblea, la posesión de buenas
cualidades oratorias podía tener una
importancia decisiva para conseguir
el consenso en torno a una propuesta
determinada.
Sócrates y la búsqueda de la ver-
dad. Partiendo de los principios de la
sofística, el pensamiento de Sócrates
(ca. 470-399 a.e.e.) alcanzó resulta-
dos completamente diversos. Nació y
vivió en Atenas durante la época de
Pericles, participó activamente en la
vida pública de la ciudad y en algunas
~c-ici-<1lcs. Gli_plolcc;1 de M1111 ich (."l40 ,1. t·.,·.) .
campañas militares, pero muy pronto í•oto: R. G. S.
1
sintió el deseo irrefrenable de dedicar-
se a la filosofía, entendida sobre todo rando su arte -mayéutica- con el
como indagación ética y actividad de la comadrona. A su juicio, la tarea
pedagógica. del filósofo consistía en provocar en
Al igual que los sofistas, «siempre la mente de los hombres el deseo por
conversaba sobre temas humanos, la búsqueda de la verdad a través del
examinando qué es piadoso, qué es método de la discusión frente a la
impío, qué es bello, qué es justo, qué aceptación pasiva y acrítica de los
es injusto, qué es la sensatez, qué cosa valores transmitidos por la tradición.
es locura, qué es valor, qué cobar- Sócrates no dejó ningún texto escri-
día, qué es ciudad, qué es hombre to: conocemos su pensamiento gra-
de Estado, qué es gobierno de hom- cias a las obras de otros filósofos,
bres y qué un gobernante» (Jenofonte, en particular de su discípulo Platón.
Recuerdos de Sócrates, I, 1, 16); pero, Sus enseñanzas brotaban del diálogo,
al contrario de los sofistas, afirmaba del enfrentamiento dialéctico. Trató
no tener nada que enseñar, compa- de inculcar en sus discípulos el cons-

232 1 MANUAL DE lNICIACTÓN A LA HISTOR IA ANTIGUA


La lucha po r la ltc·gc rn onía (s iglo IV a.e.e.) 1

tante examen crítico de los principios Platón. La muerte de Sócrates


-como la justicia, el bien, la ley- en señaló de forma emblemática el fin
los que se sustentaba la pólis; tales del modelo ideal de pólis tal y como
principios habrían de ser admitidos había sido concebido por Pericles,
y compartidos por todos sólo si se al tiempo que convenció a Platón
demostraba que eran válidos a la luz (428-348 a.e.e.) de la necesidad de
de la razón, El entonces débil régimen recomponer la relación entre filosofía
democrático de Atenas vio en este pen- y política, y de crear las condiciones
samiento, que invitaba a poner en tela que permitiesen al filósofo contribuir
de juicio cada una de las instituciones de forma eficiente a revitalizar los
de la pólis, un peligro de subversión del fundamentos del Estado partiendo del
orden establecido. Por ello, después de valor absoluto de justicia. En este sen-
haber sido acusado de impiedad y de tido, sostuvo que si la ética -es decir,
haber corrompido con sus enseñanzas la búsqueda del bien- y la actividad
a la juventud, Sócrates fue condenado política debían estar indisolublemente
a muerte en el año 399 a.e.e. unidas, era necesario crear un nuevo
ordenamiento por el que se rigiese la
comunidad cívica. Con este ánimo,
Platón perfiló los fundamentos de un
Estado ideal en el que el gobierno
estuviese reservado a los filósofos, ya
que eran ellos los únicos que podían
conducirse por el camino de la sabi-
duría, la virtud y la justicia.
La medicina precientífica en el
mundo antiguo. En el campo de la
medicina, los egipcios y los pueblos
del Próximo Oriente habían alcan-
zado resultados sorprendentes en la
curación de enfermedades y la prácti-
ca quirúrgica; sin embargo, cualquier
tipo de patología era interpretada a la
luz de una concepción mágica y sagra-
Pl:11 ú11. GliplolL'G1 de M1111i L· li (ca. 345 a.e.e.).
da del ser humano. En el código de
Fo to: R. G. S. Hammurabi, por ejemplo, los médicos

11 ORIC l '. N Y J) f'.S/\ RRO LLO DEL MUNDO GR I EGO 1 233


Tema 8

formaban parte de una casta sacerdo-


tal. La enfermedad era considerada en
general como una forma de maldición
divina: dado que su origen era inex-
plicable y misterioso, se creía que era
consecuencia de la culpa por un agra-
vio cometido contra alguna divinidad.
Incluso la mentalidad griega no era
ajena a este tipo de pensamiento irra-
cional. Muy a menudo los enfermos
Las «siete maravillas del mundo»
se dirigían al templo de Asclepio, dios
Así se designa a los siete monumentos
de la medicina, en busca de curación.
que, por su perfección y magnificencia,
eran considerados los más bellos en la Allí se sometían a todo tipo de ritos de
Antigüedad. Una descripción de los mis- purificación y después se abandona-
mos se halla en la obra De septem orbis ban a un sueño revelador durante el
miraculis, traducida del griego y atribuida cual el dios se les aparecía y les infor-
al teórico alejandrino Filón de Bizancio maba acerca de la terapia a seguir.
(siglo III a.e.e.) o al paradoxógrafo Filón de La medicina hipocrática como
Heraclea (finales del siglo IV a.e.e.). Según
ciencia. El mérito de haber sustraído
la lista más difundida, las «siete maravi-
llas» eran: las pirámides de Egipto -con a la enfermedad de la esfera mági-
especial referencia a las de Giza-; los lla- co-religiosa y de haber convertido a
mados jardines colgantes de Babilonia; la la medicina en una ciencia ha sido
estatua de Zeus esculpida por Fidias para atribuido a Hipócrates (460-377
su santuario en Olirnpia; las murallas de a.e.e.). La escuela hipocrática no sólo
Babilonia -que, según Heródoto, tenían
consideró a la enfermedad como un
una longitud de 86 km, una altura de 100
m y un grosor de 25 m-; el coloso de fenómeno natural -no como una
Rodas; el templo de Artemisa en Éfeso; y el culpa que debía expiarse-, sino que
mausoleo de Halicarnaso. Según una lista además reivindicó con ahínco la nece-
más tardía, eran el Templo de Salomón en sidad de emprender una cuidadosa
Jerusalén; el faro de Alejandría; la estatua indagación para detectar los síntomas
de Atenea Parthénos esculpida por Fidias y averiguar las causas como requisito
para la Acrópolis ateniense; el templo de
necesario para llegar a un diagnóstico
Apolo en Delfos; el Coliseo y el Capitolio
en Roma; y el puente de Babilonia sobre correcto. Tanto el análisis de las con-
el Éufrates. diciones del paciente como las pro-
puestas de curación debían someterse

234 1 MANUAL DE JNTClAClÓN A LA 1-líSTORIA ANTIGUA


La luc li;1 po r la lwge monía (siglo 111 a.e .e.) J

.--- -·· -- ___ ..


---------- - - ·- ------

__ ....

Rt·rn 11stn1 cciú11 del s;1nl11ario de· Asclcpio L' II Epid:111 ro (_,¡,0-:17."i a. t·.c).
Fucnll': K. PL'lrop1il11 . E. S pa,.ari. Cnri111n. fvlin•11/ls, No11¡J/io11, Tiri11/n r l :'¡JÍdo11n ,, .1 01111
Dern prnilos, A1L·11as, sir, s/p

a un método racional y sistemático. gina cada una. Pero si por su incapa-


Para los hipocráticos, el te mplo dejó cidad de comprenderla le conservan
de ser un lugar de curación y tera- ese carácter divino, por la banalidad
pia, pues la medicina nada tenía que del método de curación con el que la
ver con los rituales religiosos. Con el tratan vienen a negarlo [.. .] » (Sobre la
mismo método, Hipócrates estudió enfermedad sagrada, 1 y S).
las enfermedades tenidas por miste- Las teorías de Hipócrates y de sus
riosas, como, por ejemplo, la epilep- seguidores, conservadas en el Corpus
sia (que los antiguos griegos llamaban hippocraticum , una colección de tex-
el «mal sagrado»), a propósito de la tos atribuidos generalm ente a autores
cual afirma que «en nada me parece de diferentes épocas, tuvi eron una
que sea más divina que las demás, gran difusión, pero no lograro n eli-
sino que tiene su naturaleza como las minar del todo los métodos precienlí-
otras enfermedades, y de ahí se ori- ficos, que continuaron interpretando

JI ORIG l: N Y DESARRO LLO DEL M UNDO GR I EGO 1 235


Tema 8

la enfermedad como la señal de una la filosofía naturalista nacida en las


intervención divina. Sin embargo, la colonias jonias de Asia Menor. Tanto
medicina hipocrática dejó una pro- la filosofía como la medicina científica
funda impronta en el ámbito cultu- representan dos de las más importan-
ral griego, siendo considerada como tes conquistas legadas por los griegos
una consecuencia del desarrollo de al mundo occidental.

Síntesis
En la segunda mitad del siglo v a.e.e. Atenas experimentó tanto el apogeo como
el declive de su poder. Reanudó las hostilidades con los persas y se enfrentó a
Esparta (primera Guerra del Peloponeso). Mientras que con los primeros firmó la
paz de Calias (449 a.e.e.), con la segunda acordó una tregua (446 a.e.e.) que debía
haber durado treinta años pero que se rompió pocos años después de que Atenas
volviese a intentar extender su dominio hegemónico, interfiriendo incluso en la vida
política de otras ciudades-Estado griegas. Esparta decidió intervenir dando inicio
a la segunda Guerra del Peloponeso (431-404 a.e.e.), en la que estuvo involucrada
prácticamente toda la Hélade. Tras diez años de encarnizadas luchas, la primera
fase del enfrentamiento bélico concluyó con un cierto equilibrio de fuerzas y una
tregua temporal (paz de Nicias). Poco después, Alcibíades, nieto de Pericles y máxi-
mo exponente de la facción democrática, propuso engrandecer aun más el Imperio
ateniense con una ambiciosa expedición a Sicilia. A pesar de la férrea oposición de
los aristócratas, el plan presentado a la asamblea -que requería un enorme esfuer-
zo financiero- fue aprobado. Sin embargo, terminó siendo un completo desastre:
toda la escuadra ateniense fue cruelmente aniquilada (413 a.e.e.).
La última fase de la segunda Guerra del Peloponeso estuvo condicionada por
la colaboración persa con Esparta: los persas trataron a toda costa de provocar
la ruina del Imperio ateniense con la esperanza de crear las condiciones adecua-
das que favoreciesen un nuevo intento de expansión de su influencia en el área
del Egeo. Gracias a la ingente ayuda financiera de Persia, los espartanos fueron
capaces de construir una potente flota con la que sorprendieron a los atenienses,
apoderándose asimismo de toda su armada (405 a.e.e.). Al año siguiente, tras un
duro asedio de cuatro meses, Atenas se vio obligada a rendirse y a aceptar las humi-
llantes condiciones de paz impuestas por los vencedores: destrucción de todas sus
fortificaciones y de la flota restante, así como la renuncia a su autonomía política.
A comienzos del siglo IV a.e.e. la situación general de Grecia era muy confusa.
Una coalición de póleis se rebeló contra la hegemonía espartana. En este conflicto
intervino incluso el rey persa Artajerjes imponiendo, finalmente, la paz del Rey
(386 a.e.e.), según la cual las póleis griegas perdieron todo derecho a formar nue-

236 1 MANUA L DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


La luc ha po i' 1<1 li q(c1non ía (siglo IV a.e.e.) 1

vas alianzas y Esparta se convirtió en la potencia encargada de hacer respetar los


acuerdos.
El nuevo escenario político internacional evidenció la debilidad de las ciuda-
des-Estado griegas. Otro signo elocuente de esa flaqueza fue , sin duda, la derrota
infligida por los tebanos a Esparta en la batalla de Leuctra (371 a.e.e.). Sin embar-
go, la hegemonía de Tebas, completamente dependiente de la genialidad militar de
sus dos generales más famosos, Pelópidas y Epaminondas, duró apenas nueve años.
Con la inauguración del siglo rv a.e.e., las póleis comenzaron a manifestar los
primeros síntomas de agotamiento. Sin embargo, en muchas de ellas la vida cultu-
ral continuó floreciendo: la actividad intelectual encabezada por la sofística y por
filósofos como Sócrates y Platón da buena prueba de ello. Otra importante con-
quista cultural de esta época fu e la difusión de la medicina científica hipocrática.

Verificación
l. Explique qué factores o acontecimientos permitieron a Atenas y Esparta des-
tacar entre las póleis griegas hasta alcanzar una posición hege mónica en la
segunda mitad del siglo va.e.e.
2. Las Guerras del Peloponeso dividieron el mundo griego en dos bloques con-
trapuestos: señale los principales motivos por los que Atenas y Esparta se
convirtieron en potencias irreconciliables, lo que daría lugar a un largo y cruel
enfrentamiento bélico.
3. ¿Cuáles fueron las verdaderas razones que llevaron a Persia a intervenir en el
conflicto? ¿Qué consecuencias tuvo dicha intervención para el desarrollo de la
fase final del enfrentamiento?
4. La victoria de Esparta y la disolución del Imperio ateniense acrecentaron la
inestabilidad en las relaciones entre póleis. ¿Cuáles fueron las causas de este
desequilibrio? Señale algunos ejemplos que muestren la debilidad de las ciuda-
des-Estado a comienzos del siglo IV a.e.e.
S. Elija y explique alguno de los aspectos más significativos de la vida cultural
griega durante este turbulento período histórico.

JI ORI C l'.N Y Dl :S;\ RROLLO DEL M UNDO GRIEGO 1 23 7


TEMA 9
Alejandro Magno y
el mundo helenístico

9.1. EL ASCENSO DE M ACE DONIA de la hegemonía griega pueden divi-


dirse en dos fases. La primera empezó
Las iniciativas políticas y milita- con la llamada tercera Guerra Sagrada
res de Filipo 11. En la segunda mitad y concluyó con la paz de Filócrates en
del siglo rv a.e.e. aparece en el escena- el 346, que consolidó casi tocios los
rio geopolítico griego un nuevo prota- territorios que pasaron a estar bajo
gonista: Macedonia. Geográficamente, dominio macedóni co. La segunda, que
esta región -que conecta los Balcanes surgió de la movilización de una alian-
con la pe1únsula griega-, integra dos za griega promovida por Demóstenes
áreas claramente diferenciadas, una contra Filipo 11, condujo a la cuarta
llanura costera meridional en torno al Guerra Sagrada en 339-338 y terminó
golfo Termaico con posibilidades agrí- con la irremisible derrota de Atenas
colas, y una zona montañosa interior y sus aliados en la famosa batalla de
con economía predominantemente Queronea.
pastoril. Políticamente, era un reino El rey macedonio dedicó especial
frágil debido al constante freno que, atención al adistramiento militar.
desde antiguo, la aristocracia ponía a Inspirándose en las tácticas de guerra
la autonomía de la realeza. tebanas (en su juventud había sido
El ascenso de Macedonia se ini- llevado a Tebas como rehén), ideó la
ció con Filipo 11 (ca. 382-336), rey falange, una disciplinada agrupación
dotado de una fuerte personalidad, de infantes armados con largas lanzas.
que durante la época en que ocupó el Las expediciones de Filipo 11 conduje-
poder, del 359 al 336 a.e.e., llevó a la ron a la conquista de nuevos territo-
práctica una audaz estrategia política rios: penetró en Tracia y se aseguró la
y militar. En términos generales, las explotación de las minas del Pangeo,
campañas de Filipo II en su búsqueda ricas en oro; extendió su dominio a

II OR IGF.N Y llF,Si\ RR OLLO DEL MUNDO GR IEGO 1 239


Te ma 9

las zonas costeras del Egeo en direc-


ción a los Dardanelos y a la península
calcídica, lesionando así los intereses
comerciales de Atenas; intervino en la
guerra -la tercera Guerra Sagrada-
que estalló entre focenses y tebanos
por el control del oráculo de Delfos
(352 a.e.e.). De hecho, el proyecto
político de Filipo II incluía asegurar
para Macedonia una posición de hege-
monía en el mundo griego.
La sumisión de las póleis. En
Atenas, los partidarios de la demo- Las Filípicas
cracia vieron con recelo la agres i-
Con este nombre se conoce a los cuatro
va política expansionista de Filipo discursos atribuidos a Demóstenes (384-
II; encontraron un valioso apoyo en 322 a.e.e.). y escritos contra Filipo, rey de
Demóstenes (384-322), un hábil ora- Macedonia. Probablemente fueron pro-
dor que, por medio de encendidos dis- nunciados en el año 357, momento en que
cursos -conocidos como Filípicas- el monarca macedonio tomó la rica ciudad
de Anfípolis e inició su agresiva política de
trató apasionadamente de convencer
expansión en Grecia. El autor apela a los
a los atenienses para que se opusiesen ciudadanos atenienses y pide su apoyo al
con firmeza a las peligrosas ambicio- partido antimacedonio, señalando la que,
nes macedónicas. Para neutralizarlas, en su opinión, es la causa de todos los
propuso la inmediata creación de un males que aquejan a la ciudad: la apatía
frente panhelénico, pero fracasó en del pueblo, secundada además por esos
oradores que hablan sin aportar nunca
su empeño, poco realista por haber
soluciones. Esa indolencia es la que ha per-
ignorado las profundas divisiones
mitido a Filipo tomar tantas plazas fuertes
existentes entre las póleis. Si bien es de Atenas: Pidna, Potidea, Metone, y aso-
cierto que, al final, se logró configurar ciarse con los antiguos aliados. Mientras
una alianza encabezada por Atenas tanto, los ciudadanos atenienses se indig-
y Tebas, la capacidad militar de esta nan ostentosamente y no se toman nada
nueva federación antimacedónica era en serio. En definitiva, la corrupción y la
avaricia han hecho presa en Atenas y han
muy limitada. El enfrentamiento de
transformado a toda Grecia en una tierra
fuerzas, muy desequilibradas, tuvo débil y servil.
lugar en Queronea (Beocia) en el año

240 1 MANUAL DE lNlCIACIÓN A LA III STORJA ANTJGUA


Alejandro Magno v el 111u11do helenísti co 1

Grecia ante la amenaza de Filipo


(Demóstenes, Primera Olintíaca, 3-5, 14-5)

Ante todo, hay que temer que siendo Filipo hombre temerario y muy capaz
para sacar provecho de las circunstancias ora cediendo, si hay que ceder, ora ame-
nazando (¡y bien que suenan verosímiles sus amenazas!), ora calumniándonos y
desacreditándonos con nuestra ausencia, se vuelva y haga cambiar en su favor los
acontecimientos.
Y, sin embargo, atenienses, la mayor fuerza de Filipo es también, probablemen-
te, vuestra mayor ventaja. Efectivamente, el hecho de que él, y sólo él, sea el amo de
todo, lo decible y lo indecible, a la vez estratego, seño1~ tesorero, y en todas partes
donde esté haya un ejército, lodo esto que supone una gran ventaja para hacer la
guerra con rapidez y oportunidad, es, en cambio, un inconveniente para llegar a un
acuerdo, como él quería, con los olintios.
¿No les resulta, pues, evidente a éstos que ahora aquéllos no luchan ni por una
parle de tierra ni por honor, sino para evitar el aniquilamiento y el ser sometidos a
esclavitud? Conocen su comportamiento con los de Anl'ípolis que se entregaron y
con los de Pidna que le aceptaron. Además, toda organización democrática no tiene
ninguna fe en el poder absoluto y menos cuando los Estados son vecinos.
¿Con qué fin, se me podía deci1~ nos traes eso a colación ahora? Es para que
comprendáis y os cercioréis, atenienses, de dos cosas: cuán perjudicial es ir per-
diendo, una por una, las oportunidades de acción y hasta dónde llega el afán de
enh-emetimiento de Filipo, esa pasión compañera de su vida e ntera, que le impide
contentarse con lo que lleva hecho y permanecer tranquilo. Si su lema es mejorar
constantemente su situación y el nuestro que no hay que tomar en serio ningún
asunto, ya comprenderéis en qué es presumible que acabe todo es to . ¡Por los dio-
ses! ¿Quién de vosotros es tan ingenuo para ignorar que la guerra de allá va a pasar
aquí, si nos despreocuparnos de ella? Es que, incluso si ll ega a suceder eso, mucho
me temo, atenienses, que, corno quienes toman imprude nteme nte préstamos a
interés desorbitado y, después de un breve tiempo de abundancia, pi e rden todos sus
bienes, también nosotros tengamos que paga r a un alto precio nu es tra indolencia y,
por haber querido acomodarlo lodo a nuestro gusto, nos veamos finalment e obliga-
dos a lomar por fuerza muchas de esas difíciles medidas de las qu e no que ríamos
saber nada y que lo que entonces esté en juego sea nuestro propio país y cuanto
hay en él.

J. MANGAS, Textos para la historia antigua de Grecia, Cátedra, Madrid , 2000, pp.
271-272.

11 OR IGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GR i cGO 1 24 1


Terna 9

338 a.e.e.; mostrando a las claras su para poner en práctica su ambicioso


aplastante superioridad, la falange de plan político: emprender una guerra
Filipo II derrotó sin problemas al en Asia contra el Imperio persa.
ejército ateniense, en tanto que su Filipo II comenzó sus preparati-
hijo Alejandro - que contaba en estos vos para la invasión de Persia. Poco
momentos con dieciocho años-, al tiempo antes se divorció de Olimpia
frente de la caballería, se impuso a las - madre de Alejandro- para casarse
tropas tebanas. con Cleopatra, la joven y bella sobrina
Ahora bien, en vez de aprovechar de uno de sus principales generales,
al máximo el importante triunfo obte- Atalo. El episodio provocó una pugna
nido y prolongar el estado de guerra con Alejandro, quien abandonó la corte
en un contexto tan ventajoso, Filipo en compañía de su madre. Después fue
II prefirió actuar en el plano diplo- llamado por su padre y, como ya se ha
mático convocando en Corinto a los indicado, participó activamente en la
Estados griegos -a excepción de batalla de Queronea. Existe la sospe-
Esparta- con el fin de constituir una cha generalizada de que Olimpia ins-
Liga que garantizase la paz en toda tigó a Pausanias, enemigo personal de
la Hélade. El rey macedonio sentía Atalo y de Filipo II, a asesinar al rey en
admiración y simpatía por Atenas, a vísperas de su campaña contra Persia.
la que con razón consideraba la capi- En medio de una celebración solemne
tal de la cultura griega. En vista de que tuvo lugar en Pella en el 336 a.e.e.,
que Macedonia había sido un reino Filipo II fue apuñalado, resultando
semibárbaro hasta el siglo v a.e.e. y de muerto también su asesino. Se supu-
que sólo estuvo expuesta a una heleni- so entonces que éste había actuado
zación tardía, razón por la cual no era siguiendo instrucciones de los persas.
aceptada en el ámbito cultural clásico
de las viejas póleis como un Estado 9.2. LAS CONQUISTAS DE ALEJANDRO
plenamente helénico, Filipo II sintió la MAGNO
necesidad de establecer sólidos nexos
de unión con Atenas para legitimar su La progresión del poder de
papel predominante en el mundo grie- Alejandro. La increíble carrera política
go. Además, asegurándose por medio y militar de Alejandro (356-323 a.e.e.)
de esta Liga panhelénica la fidelidad puede dividirse en tres etapas desigua-
de las póleis, el soberano macedonio les. La primera -preparatmia- abar-
pensó que había llegado el momento ca desde sus años como discípulo de

242 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Alc janclrn Ma¡rno v el mundo helen ís Li co 1

Aristóteles (de los 13 a los 16 años) y


su período de aprendizaje como prín-
cipe, hasta el asesinato de su padre en
el 336 a.e.e. y los dos primeros años de
su reinado, dedicados a consolidar su
dominio de los asuntos internos y sus
preparativos de la campaña contra los
persas. La segunda etapa, la más larga,
que va del 334 a.e.e., cuando salió
de Grecia para cruzar el Helesponto,
hasta la batalla de Hidaspes, en el 326
a.e.e., momento en que sus tropas se
negaron a seguir adelante, incluye a
su extraordinaria conquista de Persia
y su audaz aventura en la India. La
última fase, la más breve, del 326 hasta
su muerte en el 323 a.e.e., engloba el
incipiente proyecto -en buena medida
H11slo de 1\l v j,111d rn M,1g110 {3-Hl-.\30 ,1.,·.,·.).
infructuoso- de organizar un imperio
M 11s,·11 d,· l,11k1 úp11l is (/\ll' 11.1sl.
universal y promover la íusión de ele- F11I0: R. (; _S.
mentos griegos y persas en una nueva
cultura cosmopolita. para aplastar cualqui er tentativa de
Consolidación de su poder. revuelta interna: Tebas , que había tra-
Alejandro heredó los impulsos pasio- tado de rebelarse solicitando la ayuda
nales de su madre y la audacia cal- de otras póleis, h.1e tomada y comple-
cu ladora de su padre. De Aristóteles tamente arrasada después de tan sólo
recibió la mejor educación posible en tres días de asedio.
aquella época, así como un poderoso La expedición de Alejandro a
sentido de la justicia y la imparcia- Oriente. Recuperando los antiguos
lidad. Tal y como estaba previsto, la planes de su padre, en la primave-
sucesión en el trono de Macedonia ra del 334 a.e.e. Alejandro decidió
recayó en él, quien no dudó en recu- emprender la campaña ex pansionista
rrir a la fuerza para consolidar su hacia Oriente con un ejército -com-
posición en el reino, ni en intervenir puesto por macedonios, griegos y tro-
con autoridad en la península griega pas mercenarias- que, aunque no

11 OR IGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRIEGO 1 243


Tema 9

era muy numeroso, le era fiel y estaba de Rodas, estaban al servicio del rey
bien adiestrado. Le acompañaba un persa- tuvo lugar en las proximidades
nutrido grupo de intelectuales -cien- del río Gránico, en Frigia. Alejandro
tíficos e historiadores- atraídos por consiguió una importante victoria (334
el deseo de recabar información sobre a.e.e.) que quiso celebrar como si se
los diferentes países extranjeros que tratase de un t1iunfo panhelénico, ya
habrían de atravesar (y conquistar). que había supuesto la liberación de las
En la expedición participaron gentes ciudades jonias del yugo persa. A conti-
que tenían diversos intereses -solda- nuación, procedió a conquistar Caria y
dos que esperaban hacerse con un rico Cilicia. Mientras tanto, Memnón murió,
botín, griegos a la búsqueda de nuevas privando a Darío 111 Codomano (ca.
tierras que colonizar e impacientes 380-330 a.e.e.) de un hábil comandan-
aventureros deseosos de disfrutar de te. Un año después, Alejandro -que
nuevas experiencias y oportunidades contaba entonces con veintidós años-
para enriquecerse-, pero que forma- se impuso de nuevo a los persas en
ban una unidad bajo el mando de un la batalla de Issos (333 a.e.e.), obli-
soberano que había sabido conciliar gando a la mayor parte de las tropas
un grandioso proyecto expansionista del Gran Rey a huir precipitadamente.
con las aspiraciones particulares de Como consecuencia de ello, las costas
todos aquellos que se habían puesto a de Palestü1a y Fenicia (ueron sometidas
su servicio. sin demasiado esfuerzo, dejando a la
Mientras tanto, en la patria quedó flota enemiga sin sus más imp01iantes
una importante guarnición militar al bases en el MediteLTáneo. Contando
mando de un fiel colaborador -Antí- con el favor de las castas sacerdotales,
patro- encargado de salvaguardar la que siempre se habían mostrado hos-
integridad del territorio y de rechazar tiles a la dominación persa, Egipto fue
eventuales ataques procedentes tanto sometido sin resistencia alguna. En el
del norte como del mar Egeo. año 332 a.e.e., Alejandro decidió fundar
Primeras victorias sobre el ejérci- en el Delta del Nilo una nueva ciudad
to persa. El primer objetivo de la expe- portuaria, a la que dio el nombre de
dición consistía en la conquista de Asia Alejandría, que adquilió rápidamen-
Menor. El choque frontal con el gmeso te una extraordinaria imp011ancia no
de las tropas de los sátrapas -entre las sólo como centro comercial sino tam-
que se encontraban mercenarios grie- bién cultural, parangonable incluso a la
gos que, bajo las órdenes de Memnón Atenas del siglo v a.e.e.

244 1 MANUA L DE INICIACIÓN A LA HI STOR IA ANTI GUA


Alc_jandrn Magno _y el mundo h ele11ístico 1

persas. De hecho, se preocupó siem-


pre de asegurarse el apoyo de las
influyentes castas sacerdotales, respe-
tando los cultos y reconociendo a las
divinidades locales. Daba a entender
a las poblaciones recién conquista-
das que su poder estaba plenamente
legi limado al gozar de la protección
divina.
La decisiva victoria de Gauga-
mela (331 a.e.e.). Al año siguiente,
tuvo lugar la definitiva victoria de
Ak·_ja nd rn M,1g:110 ,1ca bal lo d11i-;111! L' l,1 Alejandro en la batalla de Gauga-
in vasi<í 11 cll'l l111pci-io persa (rn . .1 lll ,1.c.c.). mela (localidad situada en el alto
M11sco A1"t¡11col<'>~ico lk' Esta inbul.
f'11t' 11 lL': N11tiu1111 I (,'<'n.~m¡1/iic l lislori11, Tigris), una derrota de la que Daría
201 , p. 52 TU nunca se recuperó. En la vís-
pera de la batalla, el rey macedo-
Sacralización del poder. En nio se encontraba en una situación
Menfis, Alejandro fue aclamado por más favorable que su adversario; de
los sacerdotes como nuevo faraón hecho, las victorias obtenidas, las
y considerado como hijo del dios anexiones territoriales y su crecien-
Amón. Con este reconocimiento todas te poder personal le aseguraban el
sus conquistas mili tares adquirieron incondicional apoyo de sus tropas y,
un carácter sagrado que contribuyó sobre lodo, la disposición de ingen-
a aumentar aun más su prestigio per- tes recursos eco nómicos. El ejército
sonal. A partir de este momento, al de Darío III, en cambio, a pesa r de
adentrarse en territorios en los que, ser num éricamente superio1~ no era
desde hacía siglos, su población se de fiar, bien porque se encontra-
encontraba sujeta al poder de sobe- ba moralmente debilitado por las
ranos cuya autoridad era considerada derrotas preceden tes, bi en por la
de origen divino, Alejandro comenzó falla de un general experimentado
a adoptar formas y comportamientos capaz de aunar a un grupo muy
orientalizantes, adoptando con fre- heterogéneo (soldados pertenecien-
cuencia el ceremonial propio de las tes a diferentes etnias, incluidos los
cortes de los egipcios, babilonios y mercenarios griegos).

11 ORIGEN Y DESARROLLO DEL MUNDO GRIEGO 1 245


Terna 9

La sacralidad del poder de Alejandro


(Plutarco, Vida de Alejandro, 27, 5-11)

[... ] Cuando hubo cruzado el desierto y llegó al lugar, el sacerdote de Amón le


saludó de parte del dios, como si fuese hijo de ésLe; preguntó Alejandro si acaso se
le había escapado alguno de los asesinos de su padre, pero el sacerdote le instó a
que mirara lo que decía, pues no era hijo de un hombre mortal. Cambiando el tenor
de la pregunta, quiso saber Alejandro si había castigado a todos los asesinos de
Filipo, y acerca del imperio, si el dios le concedía el converlirse en amo del mundo
entero. Cuando el dios conlestó que también le concedía esto último y que Filipo
estaba plenamente vengado, Alejandro le obsequió con magníficas ofrendas y con
dinero para sus servidores. Esto es lo que escriben la mayor parte de los autores
acerca de los oráculos; pero el propio Alejandro, en una carta a su madre, dice que
recibió ciertas predicciones secretas, que él mismo le contaría a ella sola a su regre-
so. Y según algunos, cuando el sacerdote quiso saludarle en griego utilizando la
expresión afecluosa «hijo mío» (paidíon) , por barbarismo se equivocó en la última
letra y pronunció «hijo de Zeus» (paidíos), poniendo una sigma en vez de una ni;
añaden que a Alejandro le gustó este desliz verbal, que dio pie a la creencia de que el
dios le había efectivamente llamado «hijo de Zeus ». Se dice también que, escuchan-
do las lecciones del filósofo Psamón en Egipto, le causó especial efecto la máxima
de que «todos los hombres son gobernados por Dios, pues divina es la parte que en
cada uno manda e impera »; pero dicen también que el propio Alejandro propuso
a este respecto una opinión todavía más filosófica, a saber, que «si bien Dios es el
padre común de los hombres, adopta especialmente como suyos a los mejores de
enh·e ellos» .

PLUTARCO, Vidas paralelas, VI. Alejandro-Césa1; Agesilao-Pompeyo, Sertorio-


Éumenes (trad. J. Bergua Cavero, S. Bueno Morillo y J. M. Guzmán Hermida),
Gredos (BCG, 363), Madrid, 2007, pp. 62-63.

En el curso de la batalla, el rey guió huir, fue finalmente capturado


persa se encontró en serias difi- y asesinado por Besso, sátrapa de
cultades ante las acometidas de la Bactriana (330 a.e.e.). Alejandro se
caballería comandada por el propio dirigió entonces a Babilionia, donde
Alejandro, cundiendo el pánico y ofreció sacrificios a Marduk. Las
el desorden entre los soldados que capitales persas -Susa, Persépolis
luchaban a su lado. Aunque consi- y Ecbatana- se rindieron. En todas

246 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


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Tema 9

estas ciudades Alejandro se apro- El comportamiento de Alejandro


pió de inmensos tesoros. Algunos obedecía a su intención de fusionar
nobles persas fueron mantenidos en diversas culturas, razón por la que se
sus puestos. Desde que se consideró mostró tolerante con los pueblos ven-
sucesor legítimo del trono aquemé- cidos en un claro intento de hacerles
nida, la conquista de las satrapías partícipes de la administración del
orientales constituyó para él un obje- vasto imperio supranacional que esta-
tivo irrenunciable. ba configurando. Por ejemplo, para
Respeto a las tradiciones locales. afrontar los problemas organizativos,
A pesar de encontrarse en un mundo el joven rey se mostró favorable a
tan alejado geográfica y culturalmente aceptar el dinero ofrecido por las
de Grecia, Alejandro no tuvo incon- clases pudientes, incorporando a los
veniente alguno en aceptar sus cos- sátrapas que habían declarado su fide-
tumbres. Por ello, impuso sin reparo lidad a su círculo más íntimo formado
alguno el culto a su propia persona, por macedonios y griegos. Esta unión
que se manifestaba formalmente en de lazos entre culturas y pueblos dife-
la ceremonia de la proslcynesis (todos rentes fue reforzada a través de su
los súbditos debían postrarse en su matrimonio con una princesa oriental
presencia). Sin duda, este tipo de com- llamada Roxana y por medio de una
portamiento era contrario a las cos- política proclive a las uniones matri-
tumbres occidentales, incomprensible moniales entre macedonios, griegos y
e inaceptable para quien procedía de la habitantes locales.
civilización de la pólis. De hecho, esta Última expedición. Sin embar-
tendencia al autoritarismo y al culto a go, el deseo de conquistar nuevas
la personalidad provocó discrepancias tierras no se apagó en Alejandro,
entre los macedonios. Parmenjón y su quien deseaba extender su autori-
hijo Pilotas, siempre opuestos a los dad a todo el mundo conocido. Por
ambiciosos planes de conquista de ello, inició una nueva expedición a la
Alejandro y a sus pretensiones divinas, India, donde alcanzaría las fuentes del
encabezaron una facción abiertamen- río Indo. Pero su ejército, completa-
te hostil. Acusados de traición, fueron mente exhausto por tan prolongadas
ajusticiados. Para minar la influencia marchas, se negó a seguir más allá.
de la vieja oficialidad macedonia en el Durante el viaje de regreso, se conta-
ejército, Alejandro promocionó nue- gió de malaria y murió en Babilonia
vos mandos. en junio del año 323 a.e.e.

248 1 MAN UAL DE IN ICI ACIÓN A LA HTSTORIA ANTIG UA


Alejand ro Mag110 y el 111unclo hel c n ísl ico 1

9.3. Los REINOS HELENÍSTICOS reino helenístico que más duró- cayó
bajo el dominio romano.
El grandioso proyecto universal de Una característica común al gobier-
Alejandro Magno quedó truncado con no de los sucesores de Alejandro fue
su prematura muerte. Una vez com-
pletada la conquista militar de tan
vastos territorios, al soberano mace-
donio le faltó tiempo para terminar
de diseñar la compleja organización
administrativa de su Imperio que, en
su inmensa extensión, englobaba una
gran variedad de culturas y tradiciones.
1 1
El amplio mosaico de pueblos que for-
i~
maban parte de ese Imperio precisaba
de una mano fue1ie para seguir unido. "' ~¿·E L
e
~ ~
~
u.J O
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La muerte del gran rey macedonio \)~
- ;
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supuso su casi inmediata disgregación. t\ ) {' º

.
I \
Fragmentación del Imperio. La -~ /
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muerte ele Alejandro sin herederos 1) ,~) , 3/ ' -~
provocó el enfrentam iento de sus l / .º
generales macedonios -los diádocos,
'°\. .\ ~
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.r (o(.) ';·-.· :E
·0 ~
"'
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palabra griega que significa «suceso- ' "ª] ~


<( jl ';
res»- para conseguir el pode1~ Corno
resultado del inevitable proceso de 1-

~
fragmentación del Imperio alejandri- Cl.
..e
u
no, surgieron diversos reinos, de los
cuales destacaron por su importan-
o
cia y fortaleza los ele Egipto, Siria y V
¡::
•IS)
Macedonia. Se conocen como «rei- V
!::
+-'
nos helenísticos», y la época en que :.a ~

se desarrollaron como «helenística», :2 u


período histórico que en el mundo
greco-oriental comprende desde la
muerte de Alejandro hasta el 31 a.e.e.,
año en el que también Egipto - el

11 ORIGF.N Y Dl ;,St\ RROLLO DEL MUNDO GR! EGO 1 249


Tema 9

que todos ellos abandonaron la políti-


ca de fusión entre los diferentes com-
ponentes étnicos, imponiendo a la
población de sus respectivos reinos
una clase dirigente formada casi exclu-
sivamente por griegos y macedonios.
Reino de Egipto. El reino de Egipto,
regido por los Ptolomeos, fue el que
mantuvo su autonomía durante más
tiempo, casi tres siglos, hasta que fue
conquistado por las tropas romanas en
el año 31 a.e.e. Ptolomeo I Sote1~uno de
los generales de Alejandro con mayor
Los Ptolomeos o Lágidas
habilidad política, hijo de un noble
La dinastía que gobernó Egipto desde
macedonfo de nombre Lago, se adueñó
la muerte de Alejandro Magno hasta la
conquista romana (323-30 a.e.e.) tomó el de Egipto, donde fundó en el año 305
nombre de su fundador Ptolomeo I Soter a.e.e. la dinastía ptolemaica o lágida.
(367 ó 366-283 a.e.e.), aunque también se Reino de Siria. El reino de Siria
la conoce como Lágida por Lago, general estaba gobernado por la dinastía de
de Alejandro y padre de Ptolomeo I. Este los Seléucidas, término que deriva del
último fue primero sátrapa (323 a.e.e.) y
nombre de su primer rey, Seleuco I
después soberano de Egipto (304 a.e.e.).
Los nuevos reyes, de origen griego, respe-
Nicátor, otro de los jóvenes generales
taron las ancestrales tradiciones egipcias de Alejandro y uno de sus más cerca-
y, por ello, lograron el favor del pueblo y nos compañeros, hijo asimismo de un
de los antiguos poderes que habían domi- noble macedonio, Antíoco. Sus domi-
nado el Egipto faraónico, especialmente el nios se extendían desde Asia Menor
clero. No obstante, el país fue helenizado, hasta el Golfo Pérsico. Por su terri-
ya que desde los primeros ptolomeos se
torio pasaban las principales rutas
incentivó la llegada de población griega
a nuevas colonias que se asentaron en caravaneras que unían Oriente con el
Alejandría, ciudad que pronto tomó el Mediterráneo. Debido a la presencia
aspecto de una auténtica urbe griega. En de belicosas tribus célticas -los gála-
todo caso, el Estado ptolemaico se carac- tas-, que habían configurado peque-
terizó siempre por la armoniosa conviven- ños reinos autónomos en el centro de
cia entre elementos griegos y egipcios.
Anatolia, el gobierno de Asia Menor
presentó a los seléucidas muchas difi-

250 1 MANUAL DE U'11ClAClÓN A LA HISTORIA ANTlGUA


Aleja11drn Magno _v el mundo he k:nís lico 1

Antíoco 111 promulga la carta de Jerusalén


(Flavio Josefa, Antigüedades judías , XII, 138- 144)

Carta de Antíoco III el Grande a su gobernador Ptolemeo. «El rey Ant íoco
saluda a Pto le meo . Dado que los judíos no sólo e n el in s la nle mi smo e n qu e
invadim os su país mos traron su ap rec io por noso tros, sin o qu e ta mbi én cua ndo
llega mos a s u c iuda d nos rec ibi ero n esp léndid a mente, por un la do sa li e nd o a
nues tro encue ntro co n el Sena do y por otro ofrec ie nd o prov isio nes s in lasa para
los so lda dos y para los e lefa ntes, al Li e mpo qu e nos ayudaro n ta mbi én a ex pul-
sar a las gua rni cio nes eg ipcias de s us redu c tos en la ciud ade la, hemos co nsi-
derado justo co rrespo nd erl es ta mbi é n Nosotros por Lodo es to y, as í, res taurar
su ciuda d, des truida po r los s ucesos ocas io nados po r las guerras y co ntribuir
a su repobl a mi enlo, vo lviendo a reuni rse e n ell a las po bl acio nes desperdigadas
po r a hí. En es le se ntid o he mos dec idid o e n prim er lu ga r, e n razón a su pi edad ,
e ntrega rles en co ncep to de a po rtació n pa ra la com pra de ga nado destin a do a
los sacrifi cios así como d e vin o, ace ile e in c ienso, mo nedas de pl a la en núm ero
de ve in te mil y as imi smo var ias fan egas sag radas de ha rin a fin a de ac ue rd o co n
sus no rm as pa tr ias, y ta mbi én mil cua troc ie nlos sese nta mécl imn os de Lri go y
lrescienlos se te nta y c in co médimn os de sa l. Qui ero q ue es las cosas les sea n
aportadas a ell os y qu e sea ll evada a ca bo la o bra de l Templ o ta nlo e n lo qu e
co nc iern e a los pórti cos co mo a cua lq ui er o lra cosa qu e sea me nes ter reco ns-
tru ir. Y la ma dera pa ra las vigas deberá ser Lra íd a no só lo de la prop ia Judea
sin o ta mbi én ele las nac io nes ex tra nj eras y de l Líba no s in que nadi e ex ija pago
a lgun o. Y lo m is mo se ha rá con los de más ma teria les co n qu e la reparación del
Templ o deba res ultar más impres io nante. Y Lodos los de es ta nación se regirán
e n s us relac io nes c iuda da nas por las leyes de s us a ntepasados, y, por otro lado ,
el Se na do, los sace rdo tes, los escribas de l Te m plo y los tañedores sagrados
qu edará n exe ntos de las ca ntidades qu e paga n a títul o perso na l as í como de
la co ntribu c ió n pa ra la coro na y la re la ti va a la sa l. Y para qu e la ciud ad sea
repo bl ada cua nto a nles, concedo la nlo a s us ac tu a les hab ita nt es como a los qu e
regrese n a ell a an les del mes de Hiperbereleo la exe nc ió n el e toda contr ibu ció n
du ra nte tres años. Y los ex im im os tam bi é n para el futu ro del pago de la tercera
pa rle de las co ntribu c io nes, para qu e el e es ta ma nera sea n re para das sus pé rdi -
das. Y e n relac ió n co n c ua n los a ho ra so n esc lavos lu ego de haber s id o ll evados
cau ti vos de es la c iuda d, los dec lara mos libres La nlo a ell os mi s mos como a s us
vás tagos, y orde na mos qu e les sea n devueltas s us prop iedades».

FLAV IO JOSEFO, Antigüedades Judías (libros X LI-XX) (trad. J. Vara Do nado), Akal
(Akal/Clás ica, 46), Mad rid , 1997, pp. 671 -672.

II OR IGEN Y DESARROLLO DE L MUNDO GRIEGO 1 251


Te ma9

cultades. Además, a partir de la segun-


da mitad del siglo III a.e.e., surgió
en las provincias orientales (actual
Irán) la dinastía de los partos, quie-
nes dieron vida a un reino indepen-
diente contra el que, posteriormente,
los romanos habrían de enfrentarse
en repetidas ocasiones. Al igual que
pasaría después con Egipto, el reino
Seleucia
de Siria fue sometido por el poder
La ciudad de Seleucia, situada en la ribera .
romano en el 63 a.e.e., convirtiéndose
del Tigris, a unos 60 kilómetros al noreste ·;
en una de sus provincias. de Babilonia, fue fundada en el 312 a.e.e.
Reino de Macedonia. El reino de por Seleuco I Nicátor (ca. 358-281 a.e.e.), • ·
Macedonia, fundado en el 283 a.e.e. que la convirtió en capital de su reino.
por Antígono II Gónatas -de ahí el Llegó a ser el centro comercial y cultural
nombre de la dinastía antigónida- , más importante de Mesopotamia, alcan-
nieto de otro de los grandes generales zando los 600.000 habitantes. Las mer-
cancías del Golfo Pérsico llegaban a ella a
de Alejandro -Antígono 1- , ocupó
través del Tigris y el Éufrates (con el que
un territorio más reducido, correspon- estaba conectada por un canal). En el 143- '
diente a la antigua Macedonia, pero 142 a.e.e. fue tomada por los partos. Entre i•
mantuvo bajo su control a las póleis
griegas. Durante el siglo u a.e.e., los
el 36 y el 43 e.e. se rebeló inútilmente con-
tra sus ocupantes. Fue sucesivamente con- ·,¡
-i~
romanos organizaron algunas expedi- quistada por partos y romanos. Ocupada
por Trajano (98-117 e.e.) y saqueada más
ciones contra Macedonia, siendo con-
tarde por las tropas romanas en el año
quistada y transformada en provincia 165 d.e.c., fue finalmente destruida por
en el año 148 a.e.e. Septimio Severo (193-211 e.e.) en el 198
Otros reinos menores. En época e.e. Las excavaciones han permitido trazar
helenística se formaron otros nume- el plano de la ciudad y rescatar algunos
rosos reinos (por ejemplo en Asia edificios. En su etapa más tardía, su planta
Menor), de menor entidad territorial, era regular, con espacios muy bien delimi-
tados interrumpidos ocasionalmente por
pero política y culturalmente muy
grandes plazas. Se perciben claramente
dinámicos. Como veremos, algunos de dos calles principales que separaban la
ellos incluso desempeñaron un papel parte norte, reservada a la vida pública, de
relevante en el ámbito de las relacio- la zona sur, residencial.
nes internacionales.

252 1 MANUAL DE INICIAC IÓN A LA HlSTOR IA ANTIGUA


Aleja ndro Magno _y el mu ndo hclcníst ico \

9.4. ORGANIZACIÓN
emigraron a Oriente en busca de for-
S0 CIOEC0NÓMICA
tuna, o bien se alistaron como merce-
Consecuencias económicas de narios en los ejércitos de los diádocos.
las conquistas de Alejandro. Las En muchos casos la propia profesión
conquistas de Alejandro provocaron de mercenario estaba íntimamente
profundos cambios socioeconómicos relacionada con el fenómeno de la
que se prolongaron durante siglos y marginación social; especialmente en
que sirvieron como revulsivo para el épocas de crisis económica, quien
desarrollo de determinadas regiones disponía de fuerzas físicas y mentales
en el mundo antiguo. para adaptarse a la vida militar podía
En el origen de algunas transfor- convertirse en soldado a cambio de
maciones económicas pudo estar una paga casi siempre modesta, a la
el ingente botín procedente de los que ocasionalmente podía añadir una
inmensos tesoros acumulados por las participación en el botín de guerra.
satrapías persas. En vez de emplear Los privilegios de la élite gre-
estas riquezas en la producción de co-macedonia. Sólo una pequeña
bienes, fueron simplemente deposita- parte de la población emigrante pudo
das en los palacios: la concepción del realmente mejorar sus condiciones
sistema económico persa, siempre al de vida. La distribución social de la
servicio de la opulencia, no iba más riqueza generó fuertes desequilibrios,
allá del improductivo atesoramiento acentuando las diferencias ya existen-
de fastuosas riquezas. En cambio, el tes entre una élite privilegiada cada
inmenso patrimonio adquirido gra- vez más restringida y la amplia masa
cias a las conquistas fue empleado por de población cada vez más empobre-
Alejandro y sus sucesores en la inten- cida. En los diferentes reinos helenís-
sificación de la acuñación de monedas ticos hubo siempre un pequeño grupo
de oro y plata con el fin de emplearlas de origen griego y macedonio que
en el comercio. A esta sobreabundan- supo mantener una posición socio-
cia de circulación monetaria siguió económica elevada, sostenida por el
un considerable aumento de los pre- acceso a importantes cargos en la
cios, perjudicial, sobre todo, para los administración: los griegos se convir-
sectores sociales más empobrecidos; tieron en los principales funcionarios
los pequeños propietarios se vieron de la burocracia real, comerciantes,
a menudo obligados a vender sus banqueros y oficiales de alto rango en
campos de cultivo y muchos de ellos el ejército.

TI ORIC I'. Y IW ,S1\ RR OLLO DEL MUN DO GR I EGO 1 253


Tema 9

Desarrollo del comercio inter- costas de Cabo Verde; hubo quienes


nacional. No cabe duda de que el surcaron el mar Caspio y quienes se
contacto establecido entre Oriente internaron en lo más profundo de los
y Occidente estimuló extraordina- territorios de la India.
riamente el comercio internacio- Ftmdación de nuevas ciudades.
nal. Cada vez eran más frecuentes Una de las características más eviden-
las caravanas que, partiendo de la tes de la civilización helenística es, sin
India, alcanzaban Siria a través de duda, la fundación de nuevas ciudades
Bactriana (actual Afganistán) y el que, construidas en principio según cri-
altiplano iranio; también se potencia- terios defensivos para albergar colonias
ron las rutas marítimas que llegaban militares, se transformaron en poco
hasta el Golfo Pérsico y el Mar Rojo. tiempo en dinámicas urbes comercia-
El incremento del tráfico comercial les. Ahora bien, este fenómeno no afec-
a larga distancia y de la circulación tó por igual a todas las regiones, ni
monetaria favoreció el desarrollo de tuvo la misma intensidad en todos los
las actividades relacionadas con las lugares: mientras que fue muy sobre-
transacciones económicas a nivel saliente en el reino seléucida, tuvo más
internacional. En esta época se cons- limitaciones en el Egipto ptolemaico.
truyeron barcos capaces de transpor- Los arquitectos griegos se con-
tar mayor cantidad de mercancías, virtieron en los artífices de los nue-
lo que obligó a aumentar el tamaño vos modelos urbanísticos surgidos
de los muelles de carga en los puer- en época helenística. Las ciudades
tos tanto marítimos como fluviales. fueron proyectadas según criterios
Aunque Alejandría era, sin duda, el racionalistas: defendidas por sólidas
puerto con mayor volumen comer- murallas, se subdividieron en sec-
cial, la isla de Rodas y, después, la tores o barrios dependiendo de las
de Delos se convirtieron también en necesidades económicas o adminis-
enclaves muy florecientes desde un trativas. Las comunidades se hicie-
punto de vista económico. ron cargo del mantenimiento de las
A lo largo del siglo m a.e.e., tanto estructuras públicas para salvaguar-
griegos como cartagineses empren- dar la funcionalidad de los edificios
dieron diferentes expediciones a la y la accesibilidad del sistema viario;
búsqueda de nuevos mercados: se las clases acomodadas eran proclives
logró circunvalar Britania y algunos a hacer ostentación de sus rique-
navegantes alcanzaron incluso las zas acrecentando la monumentalidad

254 1 MANUAL DE I NI ClACJÓN A LA HI STORIA ANT I.GUA


Alejandro Magno .v d n1undo helenístico 1

de sus mansiones y ernbelJeciéndolas parte de los Ptolorneos, que se habían


, 0 11 objetos de lujo y obras de arte. De aprovechado de la tradición política
,·sta forma, tanto la actividad artesa- basada en la soberanía de los faraones,
11al especializada como el comercio daba continuidad al mismo sistema
dl' objetos preciosos experimentaron por el que Egipto se había regido
1111 notable desarrollo. durante siglos. De hecho, al igual que
Analogías y diferencias con las los antiguos faraones, los Ptolomeos
¡,óleis. Las analogías existentes entre se presentaron ante el pueblo corno
las nuevas ciudades y las póleis se limi- monarcas divinizados, razón por la
tan a la estructura puramente urbanís- cual todo el país era de su propiedad.
tica. El ágora (agorá), cuando existía, Las tierras más fértiles pertenecían al
tenia únicamente una función espacial, rey, quien, a través de un complejo y
habiendo perdido su antiguo significa- férreo aparato burocrático, imponía
do político. Las ciudades helenísticas, el control sobre todas las actividades
en las que habían desaparecido las agrícolas y las cosechas. En todas las
condiciones que anteriormente habían aldeas había funcionarios encargados
permitido la activa participación polí- de llevar el censo de las parcelas, de
Lica de los ciudadanos, eran considera- las propiedades, de las personas y de
das ahora como elementos constituti- los animales; ellos establecían las can-
vos de un reino. El poder que otorgaba tidades de los productos agrícolas que
la toma de decisiones ya no pertenecía debían recogerse, así como la distribu-
al cuerpo cívico, sino que era una pre- ción de la cantidad correspondiente de
JTogativa del rey. Por ello, las ciudades semillas. Existían numerosos mono-
helenísticas carecían de la principal polios estatales (trigo, vino, cerveza,
seña de identidad de la pólis clásica: su aceite, sal, papiro): de hecho, quienes
autonomía política. Además, los nue- cultivaban estos productos eran cono-
vos ricos que vivían en esas ciudades cidos como los «trabajadores del rey».
no estaban interesados en el ejercicio Los impuestos que debían satisfacer
del poder político, sino exclusivamente los campesinos eran muy elevados y,
en acrecentar sus fortunas. para cobrarlos, cientos de recauda-
Monopolios estatales. En todos dores, los llamados «guardianes de la
los reinos helenísticos la economía cosecha», recorrían todo el país.
estaba rigurosamente controlada y Los otros reinos helenísticos no
dirigida por el Estado. En particular, impusieron un sistema fiscal tan gra-
la fuerte centralización de] poder por voso. Por ejemplo, en Macedonia no

11 ORIG I', Y Dl',SARROLLO DEL MUNDO GRI EGO 1 255


Tl:lllil 9

todas las tierras eran propiedad del


rey, sino que muchas de ellas pertene-
cían a la aristocracia; en cambio, las
ricas minas del Pangeo eran de exclu-
siva titularidad real.
La sociedad y el individuo. Como
hemos observado, en los reinos hele-
nísticos la estructura social griega
sufrió profundos cambios. El patrio-
tismo de la ciudad-Estado clásica per-
dió todo su significado. Los reyes
La Estoa
helenísticos no lograron -ni siquiera
intentaron seriamente- conquistar
La Stoa Poikíle (pórtico pintado), situada
en el lado norte del ágora junto al pórtico la fidelidad de todos sus súbditos.
de los Hermas, fue uno de los pórticos más Contaron con el apoyo activo de sus
famosos de Atenas. Allí se situaba la escue- oficiales y de sus tropas mercenarias
la del estoico Zenón (335-264 a.e.e.), quien y, en general, de la población griega o
impartía en ella sus lecciones públicas. helenizada. En el mundo helenístico
El monumento, erigido a mediados del
no se desarrolló un sentimiento nacio-
siglo v a.e.e., tomó su nombre del famoso
ciclo de pinturas que lo decoraban. Los nal, como el que despertó la República
motivos pictóricos, descritos con detalle romana, que prevaleció mucho tiempo
por Pausanias, relacionaban batallas his- después en las monarquías europeas
tóricas (la victoria de Atenas y sus aliados de los siglos xvn y xvu1. En ese marco,
argiros sobre los espartanos en Énoe o el el compromiso público del ciudadano
triunfo de Maratón) con enfrentamientos
griego fue reemplazado predominan-
míticos (la Amazonomaquia o la toma de
temente por el individualismo privado,
Troya) con una intencionalidad claramen-
te propagandística, reforzada más tarde aunque los estoicos mantuvieron -de
con la exhibición en ese mismo lugar de una forma ciertamente marginal- un
trofeos de guerra como los escudos de los marcado sentimiento del deber para
espartanos conseguidos en la victoria de con el Estado. El mundo helenístico
Esfacteria (425 a.e.e.). No hay consenso conservó el sistema esclavista y tam-
sobre la autoría de estas pinturas, realiza-
bién un sólido pensamiento religioso,
das tal vez sobre tabla, pero en las fuentes
antiguas se alude a Micón, Polignolo de pero su cosmopolitismo individualis-
Tasos y Paneno, hermano de Fidias. ta apenas retuvo principio ideológico
alguno procedente de la época clásica.

256 1 MANUAL DE [NICIACIÓN A LA IIISTORIA ANTJGUA


Ak_jand rn Magno v el inundo helenísti co 1

Religión y poder político


(Welles, 9: Carta de Seleuco I y de su hijo Antíoco)

El rey Seleuco y Antígono saludan a Sopatro. Los atimbranios nos envían en


representación a Yatrodos, Artemidoro y Timoteo sobre el tema de los privilegios
de poder recibir suplicantes, el derecho de asilo y la exención de tributos. Te hemos
escrito para que les favorezcas lo más posible. Pues preferimos siempre agradar a
los ciudadanos de las ciudades griegas, haciendo beneficios y no menos contribuir
a aumentar piadosamente las honras de los dioses, para obtener siempre su favor
con nosotros. Estamos convencidos de que en el pasado hemos dado muestras
magníficas y abundantes de nuestra piedad particular; así que, queriendo obrar
de acuerdo con lo que ha béis hecho desde el principio, decretamos para lodos los
templos el derecho de inviolabilidad .

J. MANGAS, Textos para la historia antigua de Grecia, Cátedra, Madrid, 2000, pp.
274-275.

9.5. LA EVOLUCIÓN POLÍTICA «salvador», o Theós, «dios » -tales


Y CULTURAL Fueron los casos, por ejemplo, de
Ptolomeo T en Egipto y de Antíoco JI
Poder absoluto del soberano. La en Siria-, que subrayan el carácter
formación de los reinos helenísticos profundamente sagrado del modelo
señaló la definitiva desaparición del político implantado por los sucesores
mundo de las antiguas póleis y de de Alejandro.
su sistema de gobierno, que fue en Fusión de tradiciones culturales
todas partes sustituido por un régi- diferentes. La intensificación, tanto en
men monárquico de fuerte impronta el ámbito cortesano como en el de las
absolutista. En estos Estados, el sobe- ciudades cosmopolitas, de los contactos
rano se había convertido en la «ley entre individuos pertenecientes a cultu-
viviente», en el sentido en que se pen- ras diferentes fu e posible por la difusión
saba que, a diferencia del común de en Oriente del dialecto ático, que se con-
los mortales, participaba de la natu- virtió en la lengua franca usada no sólo
raleza divina. Sólo una convicción de en las relaciones diplomáticas y comer-
este tipo puede explicar la costumbre ciales, sino también entre las personas
de algunos soberanos helenísticos de cultas. En una sociedad caracte1izada
adoptar sobrenombres corno Sotér, por la intensa circulación de ideas era

TJ ORIC l '. N Y lll '.SARROLLO DEL MUN DO GRI EGO 1 257


Tema 9

normal que apareciese el fenómeno dad que en la colaboración, lo que con-


de la asimilación cultural: los usos y tribuyó ostensiblemente a su progresivo
costwnbres orientales se fundieron con debilitamiento y a la paulatina pérdida
los propios del mundo griego. Un ejem- del control efectivo sobre sus respecti-
plo paradigmático de esta tendencia se vos dominios territoriales: tal fue el caso
puede rastrear en la religión. Los griegos de la Siria seléucida, que no logró evitar
no tuvieron inclinaciones proselitistas la formación de pequeños reinos autó-
(es decir, no trataron de convertir a la nomos como los de Pérgamo, Bitinia y
población oriental), pero, en cambio, sí Galacia en Asia Menor.
procuraron resaltar los aspectos comu- En el Mediterráneo occidental la
nes presentes en los diversos cultos, mayor potencia era Cartago, que había
promoviendo así una fmma de sincre- configurado un vasto imperio maríti-
tismo. Además, en época helenística se mo. Sin embargo, a lo largo de] siglo m
produjo una gran difusión de los cultos a.e.e., sus repetidas derrotas frente a los
mistéricos que ofrecían a los adeptos, romanos, tanto en la primera como en
reunidos en fraternidades, la esperanza la segunda Guerra Púnica, la abocarían
de vencer a la muerte renaciendo en a su completa desaparición del escena-
otra vida, de poder entrar en contacto rio político internacional, siendo susti-
con la divinidad y regenerarse espiri- tuida por Roma, el nuevo Estado emer-
tualmente. Muchas de estas divinidades gente que acabatia por controlar todo
que se invocaban en los misteriosos el Mediterráneo. De hecho, en el siglo
rituales reunían características proce- u a.e.e. las legiones romanas hicieron
dentes de tradiciones religiosas diferen- por primera vez acto de presencia en
tes: por ejemplo, existían muchas analo- Oriente aprovechando hábilmente las
gías entre el culto a Deméter y el de Isis, rivalidades existentes entre los distintos
entre la devoción a Dioniso, en Grecia, reinos helenísticos. En pocos años, los
y la que se tenía a Serapis, en Egipto. romanos consiguieron ejercer un con-
El ascenso de Roma en el Medite- trol efectivo sobre Macedonia y la pa11e
rráneo. Desde un punto de vista polí- occiental de Asia Meno1~ En realidad,
tico, la época helenística se caracterizó sería Roma la verdadera heredera del
por los continuos cambios en el equili- Imperio universal creado por Alejandro;
brio de fuerzas entre las grandes poten- tal y como veremos, algunos aspectos
cias en torno al Mediterráneo. De hecho, <le la tradición cultural helenística influ-
las relaciones entre los reinos de los diá- yeron profundamente en su civilización
docos se basaron más en la conflictivi- y en su modelo político.

258 1 MANUAL DE TNICIACJÓN A LA HlSTORIA ANTIGUA


Akja nd rn Mng,no _v él mundo helenísti co 1

La vida cultural helenística. No


cabe duda de que los profundos cam-
bios producidos en el ámbito político
durante la época helenística influye-
ron, de una u otra forma, en el pensa-
miento de los filósofos que fueron tes-
tigos del nuevo orden establecido en la
Hélade y sobre el que inevitablemente
tuvieron que pronunciarse. Si, salvan-
do a Aristóteles, en las ciudades-Esta-
do de Grecia, sujetas inicialmente a la
hegemonía macedonia, el debate polí-
tico languideció, surgió, en cambio,
en otros lugares un gran interés por la
filosofia ligada a las teorías de la vida
interior del individuo.
Crítica política en Aristóteles.
Tras el período de siete años durante
A i-is l<ill'k:s. K111 1st\1istoi-i~cliL·s M 11Sl·1 1111.
el que permaneció en Macedonia 1 \l iL'11:1 (32 0 a.L'.l".). Fo to: R. G. S.
como instructor de Alejandro,
Aristóteles (384-322 a.e.e.) regresó su posterior amistad con el regente
a Atenas, donde inauguró una escue- Antípatro. Sin embargo, el filósofo cri-
la nueva, el Liceo, cuyo nombre se ticó abiertamente la política expansiva
debió a su cercanía a un gimnasio de Alejandro, y más aun, sus ansias
dedicado a Apolo Licio. Los mi em- «universalistas» y su marcada tenden-
bros de esta escuela serían conocidos cia a la «orientalización » y a la «Í1.1sión
corno «peripatéticos » (de perípato, de cult1.iras». Quizás con una visión
«paseo »), quizás porque en algún más reduccionista y tradicional o clá-
momento el maestro impartió sus sica, Aristóteles prefería que los persas
lecciones paseando. vencidos fuesen somet idos a la escla-
Los historiadores han estudia- vitud. De sus ideas a este respecto,
do el supuesto «macedonismo» de difundidas en Atenas, hubo partida-
Aristóteles. La relación que éste tuvo rios y detractores. En cualquier caso,
con la corte de Filipo II contribu- no habría que olvidar que Aristóteles
yó, sin duda, a ello, y no menos era allí un meteco.

lI OR IC l •: N Y Dl •:Si\ RROLLO DE L MUNDO GRIEGO 1 259


Tema 9

Arte y arquitectura. En el ámbi- sostener las actividades de investi-


lo artístico surgieron nuevas formas gación desarrolladas en el Museo,
de expresión. La escultura abandonó un edificio levantado en Alejandría
el canon predominante en época clá- en honor de las Musas que se con-
sica, pero representó de manera rea- virtió en el punto de encuentro de
lista la vida cotidiana. Los sobera- intelectuales procedentes de todas
nos promovieron la construcción de partes, atraídos por la abundancia
imponentes obras arquitectónicas, de medios puestos a su disposición:
como el coloso de Rodas o el faro de el Museo poseía una biblioteca con
Alejandría, de 120 metros de altu- más de 700.000 volúmenes, un jardín
ra. Ya se ha hecho referencia a que botánico, un zoológico y un observa-
las clases más acomodadas también torio astronómico.
desearon hacer ostentación de sus Las investigaciones desarrolla-
riquezas embelleciendo sus mansio- das en el Museo de Alejandría.
nes con cuadros, estatuas y refinados En numerosos campos del saber se
objetos de incalculable valor. alcanzaron resultados muy signifi-
La política cultural de los cativos. Por ejemplo, en astrono-
Ptolomeos. Atenas mantuvo intac- mía se elaboró por primera vez la
to su prestigio cultural y continuó teoría heliocéntrica (rotación de la
ejerciendo una fuerte atracción. Tal Tierra alrededor del Sol), sostenida
es así que muchos soberanos hele- por Aristarco de Sarnas (ca. 310-ca.
nísticos no escatimaron esfuerzos 230 a.e.e.), aunque no tuvo suficien-
en costear la celebración de impor- te aceptación por ser contraria a
tantes ceremonias religiosas o la las creencias religiosas de la época;
construcción en la ciudad de fabu- otro estudioso, Eratóstenes (275-
losos monumentos por los que fue- 195 a.e.e.), observando la diversa
ron públicamente reconocidos como inclinación de los rayos solares que
evérgetas (es decir, benefactores). se verificaba en Alejandría y Siene
Sin embargo, fueron sobre todo los (actual Asuán) durante el día de
Ptolomeos en Egipto los que sintie- solsticio de verano, calculó con sor-
ron con más intensidad la necesidad prendente precisión la circunferencia
de aparecer ante sus contemporá- de la Tierra. En medicina se profun-
neos como soberanos amantes de la dizó en los estudios iniciados por
cultura. Proporcionaron generosa- Hipócrates: hacia el 300 a.e.e., dos
mente los recursos necesarios para médicos griegos, Herófilo (ca. 335-

260 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Ak_jandrn i\ll a~no _y L'I mundo hel enístico 1

280 a.e.e.) y Erasístrato (ca. 304-250 de las masas populares no servía,


a.e.e.), describieron cuidadosamente en absoluto, como estímulo para
la sintomatología de diversas enfer- aumentar la producción y la circula-
medades y, a través de la disección de ción de bienes por medio de innova-
cadáveres, iniciaron la investigación ciones técnicas. En consecuencia, se
anatómica y fisiológica. El estudio de puede afirmar que el principal límite
las ciencias matemáticas experimen- de la ciencia helenística consistió
tó grandes avances con Euclides (ca. en la discordancia existente entre la
325 a.e.c.-ca. 265 a.e.e.), quien ela- investigación científica, que a nivel
boró teoremas fundamentales dentro teórico alcanzó metas altísimas, y su
del campo de la geometría plana y la aplicación práctica.
aritmética. Principales centros culturales.
Los límites de la ciencia hele- La civilización helenística se difun-
nística. Este extraordinario desarro- dió ampliamente, logrando mante-
llo de ]a ciencia, del que solamente ner sus fundamentos durante casi
hemos mencionado algunos ejem- tres siglos gracias a la multiplicidad
plos, se manifestó a lo largo de un de sus centros de irradiación cultu-
siglo que representó una época única ral: además de Atenas y Alejandría,
en el progreso de la civilización anti- alcanzaron también fama, en diferen-
gua. Ahora bien, muchos científicos tes épocas, las ciudades ele Pérgamo,
e intelectuales no llegaron a aplicar capital del reino homónimo goberna-
nunca sus descubrimientos teóricos do por los Atálidas; Antioquía, en el
en la vida práctica, renunciando a reino seléucida; Pella, en Macedonia
todo intento de transformación de (si bien por breve tiempo, durante
la realidad con el fin de mejorar las el reinado de Antígono II Gónatas);
condiciones de la existencia huma- y Roelas, convertida en el principal
na. La explicación podría estar rela- centro cultural del mundo griego
cionada en buena medida con el sis- en el siglo I a.e.e. Una gran parte
tema de explotación servil imperante del patrimonio cultural originado en
también en esta época: el empleo estas prestigiosas ciudades influyó
de esclavos representaba un recurso de manera determinante en la clase
casi inagotable que hacía innecesario intelectual romana a medida que
cualquier sistema sustitutorio, por el dominio de Roma fue gradual-
muy ingenioso o eficiente que fuese. mente extendiéndose por todo el
Además, el escaso poder adquisitivo Mediterráneo oriental.

1T OR IC P.N Y DF.S/\RROLLO DE L MU N DO GRI EGO 1 261


Tema 9

Síntesis
El atraso cultural y económico de Macedonia no impidió que, en la segunda
mitad del siglo IV a.e.e., alcanzase la hegemonía en el mundo griego gracias al
fortalecimiento de su monarquía con Filipo 11. Sus planes de promover una guerra
panhelénica contra Persia fueron truncados por la conjura palaciega que acabó con
su vida en el 336 a.e.e. Su joven hijo, Alejandro, que le sucedió en el trono mace-
donio, recuperó el proyecto expansionista de su padre, organizando una ambiciosa
expedición de conquista del Imperio persa. El avance del ejército macedonio fue
imparable: en poco tiempo, Alejandro aseguró el control de Asia Menor, Egipto y
todo el Próximo Oriente. Gracias a la decisiva victoria obtenida en la batalla de
Gaugamela (331 a.e.e.), el joven rey acabó definitivamente con la potencia persa.
Adaptándose a las costumbres culturales orientales, Alejandro confirió a su
poder un carácter sagrado, pero con ello se atrajo la oposición crítica de griegos y
macedonios, que consideraban su comportamiento como la expresión de un orgu-
llo desmesurado. Manifestando respeto hacia las tradiciones políticas y sociales de
los pueblos sometidos, Alejandro trató, en realidad, de llevar a efecto su insólito
proyecto de fusión y asimiliación de modelos culturales aparentemente diferentes.
Su desmedida ambición le impulsó a avanzar con su ejército a lo largo del curso del
Indo, hasta que sus agotadas tropas se negaron a seguirle; en el camino de regreso
el conquistador macedonio murió de malaria (323 a.e.e.). Su fulgurante imperio no
le sobrevivió a causa de las violentas luchas desencadenadas por los diádocos (sus
sucesores) para hacerse con el poder.
La fragmentación política del grandioso imperio de Alejandro dio origen a
los llamados reinos helenísticos, entre los cuales destacaron el de Egipto de los
Ptolomeos, el de Siria de los seléucidas y el de Macedonia de los antigónidas. La
autonomía política de estos reinos tuvo una duración variable, aunque antes de
finales del siglo I a.e.e. todos ellos fueron conquistados por los romanos, quienes,
sin embargo, heredaron gran parte del patrimonio cultural helenístico.
La época helenística (siglos III-I a.e.e.) trajo importantes transformaciones tanto
en el orden político y socioeconómico como en el ámbito cultural: el mundo de las
póleis dejó paso a un nuevo sistema dominado por monarquías de carácter absolu-
tista. Surgieron nuevas ciudades económica y culturalmente florecientes, aunque
privadas de autonomía política. Las actividades comerciales se incrementaron con-
siderablemente, favoreciendo así también la circulación de ideas.
En el ámbito religioso prevaleció la tendencia al sincretismo, consistente en la
integración de aquellos elementos rituales y creencias precendentes de cultos dife-
rentes que presentaban ciertas afinidades; los contactos entre personas y culturas
fueron favorecidos por el uso de una lengua franca : el griego en su dialecto ático.
El teatro dejó de ser el ámbito de expresión habitual de los ideales políticos, de la

262 1 MANUAL DE JNlCIAC LÓ A LA HISTORIA ANTIGUA


1\l c_jandro Magno y el rnund o helenísli co 1

moral y de las creencias religiosas, como en épocas precedentes.


Aunque continuó siendo un centro de atracción importante para el mundo del
conocimiento, Atenas perdió su exclusiva primacía cultural en el mundo griego;
otras ciudades -como Alejandría, Antioquía, Pérgamo o Rodas- se convirtieron
en sedes que albergaron una intensa actividad intelectual. En el Museo de Alejandría
realizaban sus investigaciones -financiadas ampliamente por los Ptolomeos- los
más famosos científicos de la época.

Verificación
l. Etapas más significativas del reinado de Filipo 11.
2. Frente al avance del ejército de Alejandro Magno, el Imperio persa se desmo-
ronó rápidamente. ¿Cuáles fueron las causas de la debilidad de este imperio?
3. Describa la política de Alejandro hacia los pueblos sometidos. ¿Por qué sus aspi-
raciones al sincretismo cultural concitaron el rechazo de griegos y macedonios?
4. Explique en qué sentido el Imperio universal creado por Alejandro afectó a las
relaciones económicas en el ámbito internacional.
S. Principales diferencias entre el sistema político propio de la pólis clásica y el
surgido en época helenística.
6. ¿Cuáles fueron las principales potencias del Mediterráneo oriental durante la
época helenística (siglos HI-l a.e.e.)?
7. La vida cultural y científica en el mundo helenístico fue muy intensa. ¿Cuáles
fueron los centros más dinámicos?
8. Explique las razones de la discordancia existe nte entre los avances científi-
co-técnicos y sus limitaciones prácticas.

Jl ORIGEN Y DF,S;\RROLLO DEL MUNDO GR IEGO 1 261


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268 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


111 Origen y desarrollo
del poder romano

TEMA 10. Italia antigua: desde su entrada en la lústoria


hasta el fin de la Roma monárquica
TEMA 11. Configuración de la República romana
TEMA 12. Fase final de la República romana
TEMA 13. La expansión del Imperio romano
TEMA 14. El mundo cultural de los romanos
TEMA 15. El surgimiento del cristianismo

A comienzos del I milenio a.e.e. la península itálica entra en la historia. En


la Italia central comienza a manifestarse la civilización etrusca; poco después,
hacia los siglos vm-vn a.e.e., los griegos establecen colonias en las regiones
meridionales. En la misma época surge la ciudad de Roma -fimdada según la
tradición en el 753 a.e.e. y gobernada por un primitivo sistema monárquico-,
cuya superioridad militar pronto le permitirá extender paulatinamente su poder
al resto de la península itálica. Tras su victoria sobre Cartago en las Guerras
Púnicas (siglos UHI a.e.e.), Roma se apropiará del Mediterráneo occidental. A
partir de entonces, las legiones romanas no dejaron de imponerse sucesivamente
a los potentes reinos helenísticos, conquistando Macedonia, Grecia, Asia Menor
y todo el Oriente Próximo, junto con Egipto, y en Occidente, la península ibé-
rica, África y la Galia. Todo el Mediterráneo quedó unificado bajo la autoridad
de Roma, cuyo poder se explica por su peculiar sistema sociopolítico, su fuerza
militar y su imparable tendencia al imperialismo. Sin embargo, el régimen repu-
blicano que, sustentado por un ordenamiento institucional y un cuerpo social
no exento de fuertes tensiones (evidenciadas, por ejemplo, en las luchas patri-
cio-plebeyas), había establecido las bases para convertir a Roma en la mayor
potencia hegemónica del mundo antiguo, entró, por agotamiento y violentos
desequilibrios, en una crisis irreversible a finales del siglo I a.e.e. El poder supre-

1 269
mo del Estado fue asumido por el princeps: a pesar de la supervivencia formal
de las magistraturas republicanas, Roma volvería así a convertirse, a todos los
efectos, en una monarquía. Augusto heredaría todos los poderes extraordinarios
asumidos por Julio César. Una vez terminadas las guerras civiles, este primer
emperador inauguró un período de paz y estabilidad. Tras su muerte (l4 e.e.), el
poder sería transmitido por vía dinástica. A pesar del juicio predominantemente
negativo de las fuentes antiguas sobre los emperadores, el Imperio se consolidó
gracias a la configuración de un ingente aparato administrativo y burocrático
capaz de hacer posible el gobierno de un territorio tan vasto y multiétnico en
el que se logró integrar tradiciones culturales diversas. El Imperio llegó a su
máxima extensión con el emperador de origen hispano Trajano (53-117 e.e.).
Sin embargo, la ausencia de un procedimiento legal que regulase la sucesión y,
sobre todo, los difusos límites del ejercicio del poder unipersonal, otorgaron una
amplia libertad a los emperadores en la elección del modelo ideológico en el que
inspirarse: mientras unos siguieron la línea moderada propia de las tradiciones
occidentales, otros se dejaron fascinar por el boato de las monarquías orientales
e imprimieron a su gobierno un carácter absolutista e incluso teocrático.

270 1 MANUAL DE INICIAClÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


TEMA 10
Italia antigua: desde su
entrada en la historia hasta
el fin de la Roma monárquica

10.1. Los GRI EGOS DE OccmENTE regían por un sistema tribal depen-
diente de una primitiva economía de
La colonización griega. Si bien es subsistencia.
cierto que la península itálica alcanzó Una tensa situación política. Si
un alto grado de desarrollo con la en los siglos v11-v1 a.e.e. las colonias
extensión de la cultura vi!Janoviana griegas de la Magna Grecia y Sicilia
(siglos xn-vrn a.e.e.), la situación cam- lograron su consolidación sociopolí-
bió radicalmente a partir del siglo v,u tica y demográfica, en el siglo v a.e.e.
a.e.e., momento a partir del cual la sufrieron, en cambio, el desencade-
colonización griega puso en contac- namienlo de agudas tensiones. En el
to amplias áreas del sur de Italia y ámbito externo, su supervivencia se
Sicilia con la civilización helénica. La vio afectada por la cercana presencia
trascendental incidencia histórica de de dos poderosas Lalasocracias, la
este fenómeno puede comprenderse etrusca y la púnica, a las que estor-
por la enorme diferencia cultural que baba la prosperidad y el espírilu
separaba a los indígenas de los colo- dinámico de las colonias helenas.
nizadores. Éslos, que procedían de Otro faclor de ineslabilidad fue la
una sociedad altamente organizada, hostilidad surgida a veces en algunas
conocían la escritura y el uso de la poblaciones indígenas. Sin embar-
moneda como medio de pago en los go, no siempre los problemas para
intercambios comerciales. Los colo- las colonias vinieron de Íl.1era, sino
nos griegos habían sido capaces de que hubo frecuentes enfrentamientos
afrontar largos y peligrosos viajes por sociales entre el démos y las faccion es
mar hasta encontrar un asentamiento oligárquicas, y encarnizadas luchas
adecuado en lugares que estaban habi- entre unas ciudades y otras por razo-
tados por pueblos cuyas sociedades se nes de hegemonía.

11 1 ORI CF,N Y DF.SARROLLO DEL PODER ROMANO 1 271


Tema 10

Regímenes tiránicos en Sicilia. sólo obedecían sus órdenes. En estas


En muchas póleis sicilianas el poder particulares circunstancias resultaba
fue ejercido por tiranos. Sin duda, la realmente fácil que dichos comandan-
situación geopolítica y social de la isla tes obtuviesen el apoyo social necesa-
favorecía su preeminencia. Las cada rio para convertirse en tiranos.
vez más frecuentes tensiones surgidas La hegemonia de Siracusa. Al
entre el grupo socialmente dominan- compás de los acontecimientos fueron
te -formado por los propietarios de surgiendo, especialmente en Sicilia,
tierras descendientes de los primeros algunos regímenes tiránicos que
colonos- y el démos -compuesto dejaron su singular impronta en esta
tanto por griegos de baja extracción época, tanto por sus ambiciosas pre-
social como por indígenas integra- tensiones políticas como por sus fas-
dos en la comunidad- favorecieron tuosas cortes. Los hubo en Leontinos
el ascenso al poder de personajes y en Agrigento, pero los que forjaron
capaces de imponer su autoridad por la pujanza política de Gela, después
encima de las discordancias sociales. transferida a Siracusa, son, sin duda,
Por otro lado, el dorninfo de los car- los mejor documentados. Los tiranos
tagineses en la parte occidental de que gobernaron en el siglo v a.e.e. en
la isla incitó a las póleis a nombrar esta última ciudad la convirtieron en
a autoritarios comandantes militares una auténtica potencia comercial, gra-
que, en muchos casos, se pusieron al cias a su fuerte ejército y a su impo-
frente de ejércitos mercenarios que nente flota. El principal artífice de su
prosperidad fue el tirano Gelón (485-
478 a.e.e.) que, aspirando a extender
su dominio a toda la isla, se impuso
a las tropas cartaginesas dirigidas por
Arnílcar, obteniendo de Cartago una
fuerte indemnización que contribu-
yó a un mayor enriquecimiento de
Siracusa.
Mientras la península griega
suhia los destrozos ocasionados por
las Guerras del Peloponeso, algunas
Templ o ck l lern de Agrigent o 1

(rn. 450 a.L'.d.


póleis sicilianas resucitaron antiguas
F11e11t e: W iki 1nccl ia con1m o ns rivalidades que sirvieron corno pretex-

272 1 MANUAL DE IN ICIACIÓN A LA HISTOR IA ANTIGUA


Ita lia a nt ig11 a: desde su ent1 ·ad;1 c11 la historia has ta el li11 de la Roma moná rqu ica 1

Preparativos de Dionisio de Siracusa para la guerra contra Cartago


(397 a.e.e.)
(Diodoro de Sicilia, Biblioteca histórica, XIV, 41)

Viendo Dionisio que algunos griegos habían pasado bajo el dominio de los
cartagineses co n sus ciudades y sus propiedades, pensaba que, mientras durara
la paz con los cartagineses, muchos de los que estaban bajo su poder querrían
aceptar la a utoridad de éstos, mientras que, e n caso de guerra , todos los que
habían sido sometidos por los cartagineses harían defección para pasar a su
lado. Se había enterado as imi smo de que muchos cartagin eses habían muer-
to en Libia, víctimas de una epidemia. Por estas razones , pensando que se le
presentaba una ocasión oportuna para emprender la guerra, decidió que debía
comenzar a efectuar los preparativos para la misma; preveía, en efecto, que la
guerra sería importante y de larga duración, puesto que iba a enfrentarse con
el pueblo más poderoso de Europa . Así pues, se puso inm ediatame nte a reunir
artesanos, unos, convocados mediante un bando, de las ciudades que estaban
bajo su dominio, otros de Italia y de Grecia, e inclu so de regiones sometidas al
poder cartaginés, a los que atraía con sa larios importantes. Proyectaba íabricar
armas en gran cantidad y proyec til es el e lodo tipo, y tamb ién construir cua-
drirremes y quinquerremes; este último tipo de navío ele cinco filas de remeros
no había siclo construido nunca e n aq ue ll a época. Una ve1. que hubo rec lutado
un gran número ele artesanos, los distribuyó según sus espec ia lid ades y los
puso a las órdenes de los ciud adanos más notab les con la promesa de gra nd es
recompensas para es timul ar la producción ele armas. Repartió as imi s mo un
mod elo de cada tipo de arma, ya qu e había reunido mercenarios de muchos
países. Deseaba equipar a cada un o ele sus so ldados con las armas propias de
su ti e rra y pensaba que su ejército por esta razón ca usaría una íuerte impre-
sión y que e n las batallas Lodos los combatientes sacarían el máximo partido
del armamento al que estaban acostumbrados . Y al esforzarse los siracusanos
con entusiasmo en la ejecució n del proyecto de Dionisio, se produjo un gran
espíritu de emu lació n en la fabricación de las armas. No só lo e n los pórticos
anter iores y posteriores ele los templos, sino también en los gimn asios y en los
pórticos del ágora, cualqui er espacio estaba ocupado por trabajadores, y tam-
bién Fuera de los lugares públicos, en las moradas más ilust res, se rabrica ban
armas en gran cantidad.

D1000Ro DE S1c1uA, Biblioteca histórica (libros XIII-XIV) (trad. J. J. Torres


Esbarranch), Gredos (BCG, 371), Madrid, 2008, pp. 348-349.

111 OR IG l:. N Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 27 3


Tema 10

to para la intervención de Atenas en opinión compartía la mayoría de los


la isla. Sin embargo, tras el ruinoso historiadores grecorromanos, eran
fracaso de la expedición ateniense oriundos de Asia Menor (Lidia). A
(415-413 a.e.e.), Siracusa conoció una raíz de un largo período de hambre,
nueva época de esplendor bajo la tira- habrían abandonado su país y, dirigi-
nía de Dionisio (405-367 a.e.e.). De dos por Tirreno, su rey epónimo -por
hecho, durante su dilatado gobierno ello se les llamaba tirrenos, aunque
hizo de su ciudad el centro de un ellos se autodenominaban «rasenna»
imperio que controló gran parte del o «rasna»-, habrían emigrado por
Mediterráneo occidental. mar hacia Occidente buscando nuevas
Desarrollo cultural. Llama la tierras y, tras diversas vicisitudes, arri-
atención el extraordinario florecimien- baron a la costa toscana. Tal suceso
to intelectual de la Magna Grecia en habría acaecido aproximadamente en
múltiples campos: en filosofía, gracias torno al siglo XIII a.e.e. Por su parte,
a la difusión de la escuela pitagórica, Dionisio de Halicarnaso (I, 25-30)
así llamada por el nombre de su fun- mantuvo ya la idea del origen autóc-
dador, Pitágoras (570-ca. 490 a.e.e.), tono itálico y de la gran antigüedad
y de la escuela eleática (de Elea, una del pueblo etrusco. Ambas opiniones
colonia situada en la Carnpania), cuyo se han trasladado a las teorías moder-
principal exponente fue Parménides nas: hay estudiosos que defienden su
(siglo v a.e.e.); en medicina, debi- origen itálico -tesis autoctonista- y
do a las investigaciones de Alcmeón otros que, basándose en Heródoto,
de Crotona (siglo VI a.e.e.); en las mantienen su procedencia anatólica
ciencias; en la literatura y en el arte. -tesis orientalista- , aunque proba-
Además, las cortes de los tiranos de blemente la interpretación correcta
Sicilia acogieron durante algún tiem- esté, con algunas matizaciones, en
po a célebres literatos y filósofos como un término medio. Es decü~ cabría
Esquilo, Píndaro, Baquílides o Platón. suponer que la civilización etrusca
fue el resultado de transformaciones
10.2. Los ETRUSCOS
internas de la población autóctona
villanoviana -portadora de la antigua
Orígenes de los etruscos. La cues- cultura de los campos de urnas-, pro-
tión de los orígenes de los etruscos ducidas al entrar en contacto con cier-
fue debatida ya por los autores anti- tas influencias orientalizantes que se
guos. Para Heródoto (I, 94), cuya manifiestan en la comunidad (lcoiné)

274 1 MANUAL DE l NIClAClÓN A LA HlSTOR íA ANTIGUA


Ita li a ant igua: desde su entrada c 11 la hi storia hasta el fi n de la Roma rn onúrqui ca 1

mediterránea a partir de finales del de Lemnos) descubierta a finales del


siglo VIII a.e.e., ya que no puede negar- siglo xrx, cuya inscripción -escrita
se el paralelismo de muchos rasgos en caracteres parecidos al etrusco-
artísticos, religiosos y lingüísticos de ha sido siempre considerada como
los etruscos con Oriente y, más con- una prueba de la procedencia de los
cretamente, con Asia Menor. Pero, aun etruscos de la región de Lidia: su
reconociendo la existencia de todos supuesta presencia en esta isla cerca-
estos elementos orientales en su cul- na al Asia Menor ha sido interpretada
tura, no es necesario considerar como como una etapa intermedia del largo
esencial la presencia de un factor étni- viaje que les habría conducido hacia
co nuevo. El pueblo etrusco modeló Occidente. Sin embargo, en contra
su carácter sólo en Etruria, señal de de esta hipótesis, se ha defendido la
que el factor propiamente itálico fue idea de la llegada a Lemnos, entre los
determinan te. siglos v 11-v 1 a.e.e., de gentes «etruscó-
En los últimos años algunos his- fonas» relacionadas con el comercio
toriadores han recuperado el debate habitual constatado en esta época a lo
sobre la estela de Kaminia (en la isla largo de toda la cuenca mediterránea.
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111 OR IC l:. N Y lll •:S1\RROL LO DE L PODER RO M ANO 1 27S


Tema 10

La lengua etrusca. A pesar de con-


tar con más de diez mil inscripciones
etruscas (aunque con un número redu-
cido de vocablos, unos cuatrocientos),
escritas en un alfabeto de tipo griego
y, por ello, sin dificultades de lectura,
la lengua etrusca no ha sido comple-
tamente descifrada. Según el estado
actual de la investigación, se puede
constatar que no está emparentada
Tumbas clruscas de Cc1velcri.
Fuenle: Nolio110 / Gmgm¡1hic llisloria,
con ninguna de las lenguas conocidas
207 , pp. S8-59 de la Italia antigua: aunque su estruc-
tura básica parece preindoeuropea,
Ahora bien, siendo anterior la forma- contiene algunos elementos de tipo
ción de la cultura y del éthnos de los indoeuropeo.
latinos frente a la cultura y éthnos de Ciudades-Estado unidas por
los etruscos que, por influencia de una misma cultura. La civilización
aquéllos habrían asumido algunos de etrusca comenzó a manifestarse
sus elementos de naturaleza ceremo- como un conglomerado de ciuda-
nial y religiosa, se ha abierto camino des-Estado con una unidad cultural a
la hipótesis de la llegada a Italia de partir del siglo IX a.e.e. Su núcleo ori-
pequeños grupos, especialistas en el
trabajo metalúrgico, procedentes del
Egeo septentrional que, a través de
los primeros contactos con latinos,
se habrían instalado en las regiones
etruscas de mayor riqueza minera,
aportando así a la cultura etrusca
algunos rasgos de clara procedencia
oriental. Por tanto, esta última teoría
incidiría en el carácter autóctono de
la civilización etrusca exponiendo, a Láminas clniscas ele bronce doi-;1do del
la vez, una de las vías por las que el lem pl o B de Pvrgi (Roma).
Fuenlc: L. fü-nlini el olii (cds.), Dmsc/1i.
elemento oriental se incorporó a su \!ioggio 111'/le /erre dei l?asn11, Mumladori/
cultura. Ekc 1;1, Mi liano, 2019, p. 97

276 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HTSTORIA ANTIGUA


It alia anti p:11,1: desde su enll'ada e11 1<1 ltistol'i ,1 has ta el fi 11 de la Rorn c1 111011ál'q11ica 1

Los orígenes de los etruscos


(Estrabón, Geografía, V, 2, 2)

Es cierto que los ro ma nos se refi eren a los tirrenos como «etruscos» y «luscos» .
Pero los gri egos los lla maron as í, según se di ce, en recuerdo de Tirreno, hijo de
Ali s, que envió colonos hasla aquí desde Lidia. En efecto, a causa del hambre y las
penurias, Atis, un o de los descendientes de Heracles y Óníale, de entre los dos hijos
que tenía se quedó, echándo lo a suertes, con Lido, mi entras a Tirreno le hi zo partir
en una expedición acompañado de la mayor parte de su pueblo. A su llegada , llamó
a es te territorio co n su propi o nombre, Tirrenia , y íundó doce ciudades, poniendo
al frente del gobierno de todas ellas a Tarco, de quien recibe el no mbre la ciudad
de Tarquinia, en torno a l cua l se ha bía creado la leye nda de que había nacido con
el cabell o cano por la gra n inteligencia que ha bía mos trado desde su niñez. Así
pues, a l encontrarse ento nces bajo el ma ndo de un so lo líder mostraron una gran
puja nza, pero parece razo na ble suponer que, a lgún tiempo des pués, se debilitó su
con federació n y que, tras sucumbir a la violencia de sus vec inos, se vieron disgre-
gados en ciudades independi entes. De no ser así, difícilmente ha bría n a bandonado
una ti erra íértil para tras la darse a l ma r y vivir de la pira tería, dedi cá ndose cada uno
a una zo na di fe rente del ma r, pu es to que, en cua ntas ocasiones uni ero n sus es íuer-
zos, fu eron capaces no só lo de deíend erse de qui enes les ataca ba n, sino ta mbi én de
responder con un contra taque y ll eva r a cabo un a ca mpa ña de gran envergadura.
Despu és de la fund ació n de Roma, llegó Dema ra lo aco mpa ñado po r gentes de
Co rinto y, tras ha ber sido acogido por los larquinitas, engend ró en una mujer del
luga r un hijo llam ado Lucumó n. Después de ha berse co nvertido en ami go de Aneo
Marcio, el rey de los ro ma nos, ésle subió a l trono y lo mú por nombre el de Lu cio
Tarquinio Prisco. Ci erta mente, se ocupó perso na lm ente, como antes lo ha bía hecho
su padre, de embell ecer la Tirreni a, tanto co n los a bunda n les recursos de los a rtesa-
nos que le ha bía n acompa ñado desde su lugar de origen, como co n los suministros
de Ro ma. Se dice ta mbién que los ornamentos triunfa les, las insignias de los cón-
sules y, en genera l, los embl emas de los magis trados, íueron llevados a Roma desde
Tarquinia , al igua l que las fasces, hachas, trompetas, ceremo ni as reli giosas, el arle
adivina toria y la música, que los romanos utili za n en los actos públi cos. El hijo de
és te fue Ta rquini o IT, lla mado el «Soberbio», qui en, co n su ca ída, puso fin a csla
din as tía. Po rsinas, rey de Clusio, ciudad del Tirreno, inlenló hacerse co n ese lrono
por las armas, mas, como no fue capaz de logra rlo, tras poner fin a su enemi stad
con los roma nos pasó a ser su aliado por medio de honores y pingües rega los.

ESTRABÓN , Geografía (libros V-VII) (trad. J. Vela Tejada y J. Gracia Arla]) , Gredos
(BCG, 288), Madrid , 2001 , pp. 45-47.

TII ORIGEN Y DESARROLLO DEL PODE R ROMA NO 1 277


Tema 10

ginario abarcó grosso modo el territo- vamente altos; por su parte, la viticul-
rio comprendido entre los ríos Amo tura permitía la exportación de vinos
y Tíber, aunque paulatinamente fue muy apreciados en regiones incluso
extendiéndose hacia el sur hasta lle- distantes a las que se había llegado
gar incluso a la zona septentrional de por medio de grandes barcos de carga.
la Campania. Por evidentes razones Metalurgia. La riqueza metalúr-
defensivas, muchas ciudades etrus- gica de Etruria contribuyó extraordi-
cas se localizaron en lugares altos; nariamente a su progreso económico.
otras se situaron en zonas próximas Los yacimientos de cobre y hierro de
al mar. la isla de Elba y los de la costa sep-
Explotación de los recursos natu- tentrional de Etruria, con sus centros
rales. Los etruscos supieron explotar principales en Populonia y Vetulonia,
con habilidad los recursos naturales proporcionaban abundante mineral
que tenían a su alcance. Llevando a para desarrollar una próspera indus-
cabo un sistemático proceso de defo- tria metalúrgica. Existía una orga-
restación de grandes zonas, dispusie- nización racional del trabajo con un
ron, por un lado, de suficiente madera centro que coordinaba la actividad
para construir una importante flota y, extractora de los diversos yacimientos;
por otro, aumentaron la superficie cul- en algunos casos, el metal era comer-
tivable para garantizar una abundante cializado en estado bruto tras haber
producción agrícola. A tenor del alto sido reducido a lingotes y, en otros,
nivel de desarrollo que manifiestan se suministraba para la fabricación
los restos arqueológicos, los etruscos de armas, herramientas o útiles de
aplicaron sus avanzados conocimien- trabajo.
tos técnicos para cultivar los campos Manufacturas. En el campo de las
con gran eficacia: gracias a las obras manufacturas, los etruscos alcanzaron
de drenaje y de canalización, así como un altísimo nivel técnico: en la orfe-
a la construcción de acueductos, con- brería, por ejemplo, llama la atención
virtieron amplias zonas pantanosas o la habilidad y precisión conseguidas
yermas en productivas tierras de cul- en la aplicación sobre una lámina,
tivo. De ahí que su floreciente agricul- generalmente de electro - una alea-
tura posibilitara el desarrollo de otras ción de oro y plata-, de minúsculas
actividades económicas. Las cosechas esferas de oro que creaban sugestivas
de trigo y cebada se mantuvieron a lo decoraciones. El desarrollo de este
largo del tiempo en niveles cuantitati- tipo de manufacturas fue favorecido

27 8 1 MANUAL DE lNlCIACJÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


l1 a li <1 a n lig 11a: desde su e11 l i-ada en la hi sl o 1·ia has l,1 el fi n tk- l,1 Rn 111,1 m o n{i r q u ica 1

por la continua demanda de las opu- estuvo dirigida por un magistrado, el


lentas familias aristocráticas de obje- praetor Etruriae, elegido anualmente
tos de alto valor con los que hacían por los representantes de los diferen-
ostentación de su riqueza. tes pueblos etruscos.
Rutas comerciales. El comercio Entre las principales ciudades
experimentó un gran desarrollo gra- etruscas cabe citar Caere, Tarquinii,
cias al intercambio de productos agrí- Vulci, Volsinii, Clusium, Perugia,
colas y de manufacturas de metal, así Vetulonia, Populonia, Volterra, etc.,
como de otras mercancías -como la además de las fundadas en Campania
típica cerámica de bucchero-, que y en el valle del Po. En la etapa más
habían adquirido una gran fama por primitiva estuvieron gobernadas por
su altísima calidad técnica y artística. lucumones, reyes con poderes polí-
Su radio de acción alcanzaba tanto ticos, religiosos y militares, cuyos
el ámbito oriental del Mediterráneo signos externos, sella curulis, coro-
-Grecia, Asia Menor y costa fenicia- na, toga y cetro, fu eron adoptados
corno el occidental -península ibéri- luego por los monarcas y magistra-
ca-. Por ello, puede afirmarse que los dos romanos. Sin embargo, a partir
etruscos configuraron, entre los siglos del siglo v1 a.e.e, tras un cambio drás-
vu-vJ a.e.e., una auténtica talasocra- tico en la evolución de la economía
cia (es decir, supremacía marítima). en favor de una élite privilegiada y el
Algunos marineros etruscos practica- consiguiente surgimiento de algunas
ron incluso la piratería. fami li as con grandes riquezas, la
Organización política. Los etrus- autoridad del rey comenzó a debi-
cos aparecen políticamente muy evo- litarse. Las diferentes monarquías
lucionados con relación al sistema comenzaron a ser sustituidas por
tribal de los demás pueblos itálicos. regímenes oligárquicos, con magis-
Estaban organizados en ciudades-Es- traturas colegiadas elegidas anual-
tado, con Erecuencia rivales, sin nin- mente por tiempo limitado, los lla-
gún tipo de supraestructura que las mados zilath o pretores. También
uniese. Solamente existió una especie aparecieron entonces senados locales
de Jiga, más de carácter religioso que compuestos por los representantes de
político, que unía a doce pueblos (la las diversas familias aristocráticas.
dodecápolis) en torno al santuario La religión y los arúspices. Los
de Voltumna, en la ribera del lago de etruscos practicaban una religión
Bolsena. Aun en época tardía esta liga «revelada», contenida en tres clases ele

111 ORIGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 279


Te ma 10

libros sagrados: los haruspicini, sobre


el examen adivinatorio de las víctimas
sacrificiales; los fulgurales, sobre la
interpretación de los signos celestiales
como el rayo; y los rituales, sobre los
preceptos que regulaban las relacio-
nes del hombre con los dioses. Todo
este conjunto de creencias, prácticas
y rituales se conoce con el nombre
de disciplina etrusca, cuya principal
doctrina giraba en torno a la adivina-
ción del futuro a través del examen
del hígado de los animales corno vía
directa para penetrar en los misterios
del destino. La adivinación estaba en Urn a c in nal' i,1 d nisca de 1111a p:-m ·j:1 de
manos del haruspex. esposos (l inalcs del s iglo 111,1.c.l·.). MtlSl'Cl
A1d 1l·olog:irn N,1zio nalc dl'll' U111hl'i,1
El panteón etrusco estaba presidi- (Pc rng: i,1). Fo lo: R. G. S.
do por una tríada, Tinia, Uni y Menvra,
asimilada a Júpiter, Juno y Minerva de la época de apogeo etrusco (siglos
en el mundo romano, a la que se v1-v a.e.e.) se transforma después, en
veneraba en templos tripartitos. Otras la época de decadencia (siglo 1v a.e.e.),
divinidades destacadas eran Sethlans en tenebrosas escenas con monstruos
(Vulcano), Thurms (Mercurio), Maris y demonios, que revelan una cierta
(Marte) y Turan (Venus), junto con angustia vital.
diversos genios y espíritus de ultra- Alianza con los cartagineses
tumba, que conocemos bien por su contra los griegos. En la época de
continua representación en tumbas apogeo del mundo etrusco se acentuó
y sarcófagos. Muestra de su preocu- la rivalidad mantenida con las otras
pación por el mundo funerario es la dos potencias marítimas del ámbito
atención prestada a los enterramien- mediterráneo, griegos y cartagineses.
tos. En las cámaras funerarias exca- Los primeros se estaban manifestando
vadas en la tierra se reproducen con corno rivales cada vez más peligrosos;
relieves o pinturas la vida cotidiana y un grupo de focenses había fundado
el mobiliario doméstico. Este ambien- recientemente (ca . 600) la colonia de
te casi festivo que revelan las tumbas Massalia (actual Marsella) para poder

280 1 MANUAL DE JNJClACIÓN A LA 1-JlSTORlA ANTIGUA


Ita lia a11 tig11:1: dl'sdc su entrada e n la hi sto ri a has ta el !in de la Roma rn o n:írqui ca 1

La adivinación entre los etruscos


(Cicerón, Sobre la adivinación , 92-93)

Etruria, por su parte, analiza con gran sabiduría las descargas procedentes del
cielo, y se ocupa también de interpretar qu é es lo que se muestra a través de cada
señal y ele cada portento. Por lo qu e, entre nuestros mayores, el Senado decretó
con acierto en su momento, cuando nuestro poder ílorecía, qu e di ez de los hijos
de los jefes -elegidos de cada uno de los pueblos de Etruria- fu era n educados en
este sabe,~ a fin de que tan gran habilidad no se vi ese -a causa de la indigencia de
las personas, en busca del interés y de la ga nancia- privada de su consideración
religiosa. Por su parte, los fri gios, los pisidios, los cilicios y el país de los árabes se
someten más bien a las señales de las aves, lo mismo que tenemos entendido que
solía hacerse en Umbria [ .. .] Los etruscos, por su parte, puesto que, imbuidos de su
religión, inmolaban víctimas con gran dedi cación y frecu encia, se entregaron sobre
todo al conocimiento de las entrañas, convirtiéndose en ejercitadísimos intérpre-
tes de las apariciones, ya qu e, a causa de la densidad del aire, se producían entre
ellos muchas descargas del ciclo, y ya qu e, por esa misma causa, se ori ginaban
muchos fenómenos nunca vis Los: procedentes del cielo, en pa rle, otros de la tierra,
y algunos a raíz incluso de la concepción y generación de hombres y ga nados. El
carácter de es tas apariciones lo revelan además -como tú sueles dec ir- los pro-
pios vocablos que les asignaron sabiamente nuestros mayores, porque, como se nos
aparecen, se nos ponen por delante, se nos muestran y nos aportan predicciones, se
llaman 'apariciones', 'porten Los' , 'monstruos' y 'prodigios'.

CICERÓN, Sobre lcl adivinación. Sobre el destino. Timeo (trad. Á. Escobar), Gredos
(BCG, 271), Madrid, 1999, pp. 120-122.

disponer, como escala comercial, de aliaron para enfrentarse a los gtiegos,


un enclave seguro en Occidente. Los quienes finalm ente desistieron de su
cartagineses, sin embargo, contaban empeño tras la batalla naval de Alalia
con numerosos puntos de escala en las (ca . 540 a.e.e.). La alianza entre etruscos
costas de Cerdeña, Sicilia y Baleares. y cartagineses se prolongó en el tiempo
La competencia en esta área del para contener la tendencia expansio-
Mediten-áneo era cada vez más intensa. njsta gtiega: los primeros mantuvieron
Ante el intento focense de fundar el control sobre Córcega, mientras que
una nueva colonia en Córcega, los los segundos hicieron lo propio sobre
etruscos de Caere y los cartagineses se Cerdeña. En las décadas siguientes, los

Ill OR IC l '. N Y Dl '.SARROLLO DEL PODER ROMANO 1 28l


Tema 10

etruscos entraron nuevamente en con- Lacio la ciudad de Roma comenzó


flicto (y en contacto) con los griegos: a a ascender con fuerza, el declive del
pesar de los eventuales enfrentamientos mundo etrusco era ya irreversible.
armados, el mundo etrusco vivió en esta
época el favorable influjo de la civiliza- 10.3. LAS ALDEAS DEL LACIO
ción griega, atestiguado sobre todo en
sus manifestaciones artísticas. Los latinos. Entre las poblaciones de
Causas de la decadencia de las lengua indoeuropea que penetraron en
ciudades etruscas. A lo largo del siglo la península itálica durante el II milenio
v a.e.e. el mundo etrusco comenzó a a.e.e., algunas decidieron asentarse en
experimentar los primeros signos de la región del Lacio, en el curso bajo del
decadencia: la pujanza de las ciudades río Tíbe1: Estos grupos conformarían el
griegas (evidenciada por la derrota pueblo posteriormente conocido con el
que, en el año 474 a.e.e., los etruscos nombre de latinos. Dado que la llanura
sufrieron en Cumas, en la Campania, era predominantemente pantanosa, sus
debida sobre todo a la intervención de aldeas se localizaron en las zonas altas.
la poderosa flota siracusana) y la rápi- La primitiva actividad agropecuaria que
da expansión de Cartago dificultaban sostenía a estas comunidades dejó paso
cada vez más el control etrusco de las a olras ocupaciones dedicadas a las
vías marítimas, mientras que la inva- manufacturas y al intercambio de pro-
sión celta del norte de Italia provocó ductos y mercancías (alimentos, tejidos,
la pérdida de amplios territorios con- cerámica, metales). A comienzos de
tinentales hasta entonces en manos de la Edad del Hierro -que en el Lacio
los etruscos. Por otro lado, éstos no puede datarse en tomo al 900 a.e.e.-
siempre supieron ganarse el apoyo de las relaciones entre las diferentes pobla-
las poblaciones sometidas a su domi- ciones del entorno -desde los montes
nio, teniendo que soportar un desgas- Albanos hasta la campiüa romana-
te continuo provocado por rebeliones comenzaron a intensificarse. Hacia la
cada vez más frecuentes. Además, la segunda mitad del siglo vw a.e.e. las
capacidad de resistencia de muchas aldeas formaban ya una especie de
ciudades disminuyó considerablemen- confederación latina, cuyo centro era
te debido a las revueltas internas de el santuario de Iuppiter Latiaris, cerca
las clases sociales más empobrecidas del cual se situaba Alba Longa (actual
contra el poder detentado por las Castel Gandolfo), que adquirió una cier-
familias aristocráticas. Cuando en el ta primacía sobre las demás.

282 1 MANUA L DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Italia ant igua: desde su c11lr:1da c11 la historia li;1s la el fi n el e h1 Ro ma rn onárq11ica 1

La aldea de Roma. En su origen, Rómulo y Remo. Según la primera,


Roma fue una aldea más situada en tras la caída de Troya, Eneas, hijo
la región del Lacio. Sin embargo, su del troyano Anquises y de la diosa
ubicación le otorgaba un especial valor Venus, perseguido implacablemente
estratégico, pues desde el promontorio por Juno, llegó a las costas del Lacio
del Palatino controlaba el vado del río después de un accidentado viaje. Allí
-favorecido por la isla Tiberina-, fundó Lavinium. Tras su muerte, su
cuyas inundaciones aislaban las famo- hijo Ascanio erigió una nueva ciudad,
sas siete colinas entre sí, impidiendo Alba Longa, desde donde sus des-
la ocupación y aprovechamiento de cendientes dominaron todo el Lacio.
los valles. Con el paso del tiempo, este De acuerdo con la segunda leyenda,
enclave se convirtió, por razones prin- el último mona1-ca de dicha dinastía
cipalmente económicas, en lugar de fue Amulio, quien, tras destronar a su
encuentro de las poblaciones locales y hermano Numitor, obligó a su sobrina
en una zona obligat01ia de tránsito por Rhea Silvia a convertirse en vestal,
la que discurría la vía Salaria que unía con el propósito de impedir que tuvie-
la costa, donde se hallaban las salinas, se descendencia que pudiera arre-
con los territorios del interior (la sal batarle el trono. Pero la sacerdotisa
tenía un gran valor porque era indis- tuvo dos hijos de Marte, los gemelos
pensable para la conservación de los ali- Rómulo y Remo, que se criaron secre-
mentos, razón por la que era objeto de tamente bajo el cuidado de una loba y
un intenso comercio). Su más primitiva un pastor; cuando crecieron, acabaron
historia debe ser desvelada fundamen- con la vida de Amulio y restablecieron
talmente por los restos arqueológicos, en Alba Longa a Numitor. A su vez,
ya que las fuentes literaiias que mencio- fundaron una nueva ciudad, Roma,
nan su fundación y sus primeros tiem- donde la loba les había amamanta-
pos son muy posteriores y están llenas do, acontecimiento que la tradición
de fabulosas h-adiciones y leyendas. fijaba en el año 753 a.e.e. Como con-
secuencia de una disputa entre herma-
10.4. ÜRÍC ENES DE ROMA
nos, Remo fue asesinado por Rómulo,
quien atrajo pobladores para la nueva
Orígenes legendarios . Dos na1Ta- ciudad y consiguió mujeres raptando
ciones míticas cuentan la historia a las de los sabinos, con cuyo rey, Tito
legendaria de la fundación de Roma: Tacio, no obstante, ll egó a un acuerdo
una es la de Eneas, la otra la de para reinar conjuntamente.

lll ORIGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 283


Tema 10

comunidades en torno a un centro


poblacional cuyo prestigio político
adquiría así un reconocimiento ofi-
cial. Las diferentes aldeas, en princi-
pio independientes, cuyas necrópolis
se conocen, se agruparon en un fenó-
meno de «sinecismo» -recordado
por la fiesta del Septimontium- que,
sobre una base topográfica definida,
evolucionaría hacia la ciudad, pro-
ceso estimulado por el desarrollo
L.1 Loba Capito lina a111ama11t;1ndo a R<i11111 ln 1
económico al que no fue ajeno el
v Remo. Muscos Capitu linos (Ro111;1). cercano y cada vez más influyente
Foto: R. G. S.
mundo etrusco. A las «siete coli-
Arqueología. Según los restos nas » ocupadas por población latina
arqueológicos, se ha podido verifi- -Palatual, Germal, Velia, Subura,
car que a partir de finales del siglo Fagutal, Cispio y Oppio, en su ver-
IX a.e.e. se produjo un lento proceso sión primitiva- se sumaría el área
de concentración de las primitivas del Quirinal-Viminal, sede, según se
aldeas pastoriles dispersas por las creía, de los sabinos (los nombres
colinas, lo que quizás pueda explicar- de las siete colinas o montes que
se por la simbiosis entre pobladores han quedado asentados en la tradi-
indoeuropeos pertenecientes al tronco ción fueron: Aventino, Capitalino,
latino-falisco y el componente étni- Celio, Esquilino, Palatino, Quirinal y
co mediterráneo asentado en la zona Viminal). La organización sociopolí-
desde la Edad del Bronce. Durante tica de aquella temprana Roma era,
esa fase protourbana solamente algu- como en el resto del Lacio, de base
nas de las colinas fueron habitadas: gentilicia. Cada domus (casa) corres-
Palatino, Esquilino, Quirinal y quizás pondía a una familia. Un grupo de
el Celio. Más tarde fueron ocupadas familias, es decü~ una gens , cuyos
las restantes elevaciones e incluso los miembros tenían estrechos lazos étni-
valles intermedios. cos y religiosos, por su descenden-
El Septimontium. En la cia de un antepasado mítico común,
Antigüedad era frecuente que se configuraba una aldea o pagus, con
estableciesen lazos religiosos entre su territorio correspondiente.

284 1 MANUAL DE INLClACIÓN A LA HISTORlA ANT ICll/\


I ta li a antigua: d<:sdc su entrada en la historia has ta el fin de la Roma mo nárq ui ca 1

10.5. L A MONARQUÍA ROMANA Al igual que sucedió en otras socie-


dades antiguas, no cabe duda de que
Primera época monárquica. hubo un período protourbano en el
Posiblemente a causa de las nuevas que Roma comenzó a regirse por un
y favorables condiciones económi- sistema monárquico. Es muy posible
cas, este sistema gentilicio evolucionó que, por necesidades de defensa, se
desde un contexto comunal a otro pro- promoviera la elección de un rex, que
piamente político como consecuencia asumiría principalmente funciones
de la paulatina imposición del domi- militares, pero también religiosas. Los
nio ejercido por determinados grupos, jefes de los clanes gentilicios, patres,
de los que surgirían después figuras le asesorarían formando una especie
con poder unipersonal estrechamente de consejo real (origen del Senado, de
relacionadas con la esfera religiosa. senex, «anciano»).

Roma a finales de la
época republicana

- - Recorrido de la
l '/oaca Maxima
I_!_'.!!:~-
- - Murallas scrvia11;1s

/'~- CAMPO - - /\ 1,;ucduclo Ap io


( DE L
1 Templo de Júpiter
\ MARTE C.ipih1lirn1

' ~c:::J 2 Te mpl o de Juno

~"-:_~~ ~1h,·1
3 Foro m mm, o
4 Basili1.:,1Julia
5
(,
Via Sacra
·1c111plo de Cibeles
7 Cin:o Múxim o
'----. 8 Furo Bmiri u
9 Foro olee.mio
10 C irco Fl,7minio
11 Pórl ico de Mctdo
Janículo 12 Teatro de l'ompcyo
13 ·kmpl o <.k la
Fortuna Vi ril
14 Templo de l lcn.: ul cs
Vcnccd11r

~-
/

Dibujo csq11c111át ico de las co li1 1as de Rornn _Y dl'I pos terior e111pla:r.nmicnto de los princ ipales
111onu111en tos L'X i:;tent cs a fina les de la Repúb lica

III ORI C P.N Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 285


Tema 10

Sin embargo, la identidad de los El período de dominación etrus-


primeros reyes es incierta. La tradición ca. La última fase de la monarquía
menciona a siete soberanos, cada uno romana estuvo condicionada por el
de los cuales habría gobernado duran- dominio etrusco, manifestado ya con
te casi treinta y cinco años, un período claridad a finales del siglo v11 a.e.e.
de tiempo excesivamente largo. Según La presencia de elementos etruscos
la crítica histórica, este hecho encon- pertenecientes a la corriente orienta-
traría su explicación en la costumbre lizante, que se extiende en esta época
de los antiguos de atribuir a un solo por otras áreas del Mediterráneo, fue
individuo -dotado de una extraordi- tan intensa que puede considerarse
naria capacidad- el mérito de haber como reflejo de un auténtico proce-
ideado e introducido innovaciones de so de «etrusquización» de la cultura
carácter político, institucional o reli- del Lacio o incluso corno indicio del
gioso que, sin embargo, fueron clara- surgimiento de una especie de koiné,
mente el resultado de un largo proce- es decir, de una amplia comunidad
so evolutivo. En realidad, solamente cultural etrusco-latina. Roma, ciu-
pueden considerarse históricos los tres dad latina, no fue una excepción en
últimos reyes (Tarquinio Prisco, Servio este dilatado proceso. Muestra de ello
Tulio y Tarquinio el Soberbio), que fue el ascenso al poder de Tarquinio
representan la dominación etrusca en Prisco, originario quizás de Tarquinia
Roma. Tras Rómulo, los tres siguientes o de Caere, y de sus sucesores Servio
(Numa Pompilio, Tulio Hostilio y Aneo Tulio y Tarquinio el Soberbio.
Marcio) encarnan el proceso de trans- La historicidad de la dominación
formación de la vieja sociedad gen- etrusca en la ciudad de Roma aparece
tilicia. Al parecer, tras la consulta de atestiguada por los restos arqueológi-
los auspicia, esos primeros reyes eran cos que indican una profunda trans-
elegidos por el consejo de jefes de las formación urbanística sólo explicable
gentes (plural de gens). Además, dichos por la aplicación de las avanzadas
jefes o patres ejercían el interregnum en técnicas arquitectónicas propias de la
el período entre dos reyes. El monarca cultura etrusca. En poco más de un
asumía la condición de intérprete de siglo, Roma asumió el aspecto de un
la suprema voluntad divina, Júpiter, y dinámico centro urbano: las cabañas
recibía el poder militar para garantizar o chozas prirnilivas fueron sustitui-
la integridad de la ciudad-Estado y su das por casas de piedra cubiertas de
territorio. tejas; la amplia llanura a los pies del

286 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


It a lia a nti gu a : desde s u e ntrada e n la hi sto ri a has ta el 1111 ck l:1 Ro ma mo ná rqui ca 1

Palatino fue definitivamente regenera- ficaba al rey y a los magistrados que


da con la construcción de estructuras le asesoraban. Dentro de este organi-
de drenaje y de la llamada Cloaca grama el rex y los patres constituían
Maxima (un eficaz sistema de alcanta- dos elementos de poder preeminentes
rillado); el Foro Boario fue habilitado y equilibrados. Los soberanos etrus-
para el mercado de ganado; se levanta- cos alteraron esta situación gober-
ron las primeras murallas de la ciudad nando tiránicamente con el apoyo
(el llamado «muro serviano») y, en fin, de la plebe, cada vez más numerosa,
se erigieron diferentes edificios públi- frente a los miembros destacados de
cos -como la Regia- y religiosos las viejas familias patricias, que, atrin-
-como los templos de Vesta, Fortuna cherados en el Senado, trataron de
o el monumental de Júpiter, en el mantener su superioridad política a
Capitolio-. cualquier precio.
La plebe . En la sociedad roma-
10.6. LA SOCIEDAD ROMANA ARCAICA na los plebeyos se encontraban en
una siluación sociojurídica inferior
Transformaciones sociopolíticas. a la de los patricios. Es muy posi-
Según la tradición, en época arcaica ble que fuesen emigrantes recien-
la sociedad estaba dividida en tres temente llegados a la ciudad y que,
tribus -Ramnes, Tities y Luceres-, por tanto, se encontraran fuera del
cada una de las cuales comprendía, primitivo ordenamiento gentilicio.
a su vez, diez curias (el término curia En todo caso, debe indicarse que la
significa «reunión de hombres»). La hjstoriografía moderna no ha llegado
organización en curias adquirió un todavía a una conclusión definí tiva
carácter territorial a efectos de reclu- sobre el origen de la distinción enlre
tamiento de la infantería, en la que patricios y plebeyos. Es cierlo que
se introdujo el armamenlo hoplítico al principio el poder adquisitivo de
desde Etruria. Cada una de las treinta éstos era muy inferior al de aquéllos
curias proporcionaba diez caballeros y, aunque con el tiempo los plebeyos
(equites) y cien soldados -centuria-. lograron mejorar considerablemenle
Con ello se rompió la antigua confi- su capacidad económica, conlinua-
guración social genticilia. Esta distri- ron siendo excluidos de los derechos
bución obedecía también a objetivos políticos. Esta discriminación dio
políticos. La asamblea de las curias origen, a comienzos de la época repu-
-conútia curiata- aclamaba y rati- blicana, a un duro enfrentamiento

Tll OR IGF,N Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 287


Tema 10

La clientela en la sociedad romana


(Dionisia de Halicarnaso, Antigüedades romanas, 10)

Los usos sobre el patronazgo fijados entonces por Rómulo y continuados duran-
te largo tiempo por los romanos eran los siguientes: los patricios debían explicar a
sus clientes las leyes que no sabían; en su presencia o ausencia preocuparse de igual
manera de hacer todo lo que hacen los padres por sus hijos con vistas al dinero o
a los tratos de dinero; entablar procesos en nombre de sus clientes si alguien los
engañaba en sus contratos, y defenderlos si eran acusados. Y para decirlo en pocas
palabras, proporcionarles completa seguridad en sus asuntos privados y públicos,
que era precisamente lo que necesitaban. Los clientes debían ayudar a sus patronos
a dotar a sus hijas casaderas, si los padres escaseaban en dinero, y entregar rescates
a los enemigos si alguno de ellos o de sus hijos caía prisionero. Si los patronos eran
condenados en juicios privados o tenían que satisfacer penas civiles con multas en
metálico, los clientes debían pagarlas de su propio dinero, considerándolo no como
un préstamo, sino como una muestra de agradecimiento. Como si fueran parientes
debían contribuir a los gastos de los cargos, dignidades y los restantes desembolsos
para actos públicos. Les era impío e ilícito a ambos por igual el acusarse unos a
otros en juicios, aportar testimonios conb"arios, votar en contra o aliarse con los
enemigos mutuos[ ... ]. En consecuencia, los lazos entre clientes y patronos perma-
necieron durante muchas generaciones sin diíerenciarse de los vínculos famiUares,
transmitiéndose a los hijos de los hijos. Y era un gran elogio para los hombres de
ilustres casas tener el mayor número posible de clientes, conservando la herencia
de patronazgos familiares y obteniendo otros nuevos por sus propios méritos. Y
unos y otros tenían una enorme y extraordinaria competición de buena voluntad
por no quedar atrás en agradecimiento: los clientes haciendo a sus patronos Lodos
los servicios que podían; los patricios procurando no molestar en absoluto a sus
clientes, y no recibiendo ningún regalo de dinero. Tan superior era para ellos la vicia
a todo placer, midiendo la felicidad por la virtud, no por la fortuna.

DJONTSlO DE HAUCARNASO, Historia antigua de Roma (libros I-III) (trad. E.


Jiménez y E. Sánchez), Gredos (BCG, 73), Madrid, 1984, pp. 120-122.

con los patricios: como veremos, las el soberano, en el ejercicio del poder
luchas de los plebeyos estuvieron político.
dirigidas contra los privilegios que la La clientela. Como ya ha sido men-
oligarquía aristocrática había deten- cionado, no todos los habitanles de
tado por su participación, junto con Roma estaban integrados en la vieja

288 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA H!STORIA ANTLGUA


li ali a an ligua: desde su en11 ·:1tLi L' IJ lc1 hi stori a hasta el linde la Ro ma mo nárquica 1

estructura gentilicia. Vinculada a la republicana, asumiría la obligación de


gens, aunque excluida de ella, existía apoyar la candidatura de su patronus
una amplia masa de individuos, los en las elecciones a las magistraturas.
clientes, que habían contraído una No cabe duda de que la institución
serie de obligaciones frente al patro- clientelar enraizó profundamente en
nus -por lo general un miembro de la sociedad romana monárquica por-
la aristocracia- que, como compen- que supo ofrecer beneficios concretos
sación, les ofrecía protección econó- a ambas partes. El respeto a los pactos
mica y jurídica. Conforme a la fides , se transformó en obligación jurídica,
se establecía así un fuerte vínculo de siendo legislado posteriormente (en
fidelidad que ligaba férreamente a torno al 450 a.e.e.) en las Leyes de las
ambas partes. Por su parte, el cliente, XII Tablas. En uno de sus artículos
cliens (de cluens, «el que obedece»), (Tabla VIII, 21) se determina que «si
se comprometía a defender los intere- el patrono comete fraude a su cliente,
ses de su patrono y a no testificar en sea maldito» (patronus si clienti frau-
su contra; posteriormente, en época dem fecerit, sacer esto).

Síntesis
El mundo itálico protohistórico presenta una considerable variedad de formas
culturales. Sin embargo, ninguna de ellas se muestra al mismo nivel que otras
civilizaciones mediterráneas coetáneas. Durante un largo período de tiempo, los
diversos asentamientos humanos permanecieron anclados en una pobre economía
agropecuaria sin conocer el uso de la escritura ni desarrollar estructuras urbanas
complejas. Hacia el año 1000 a.e.e. destacó la cultura villanoviana, dotada de carac-
teres culturales más avanzados. Ahora bien, la mayor contribución al progreso
cultural de estas gentes procedió del contacto con el fenómeno de la colonización
griega. A partir del siglo vm a.e.e. comenzaron a aparecer en la Italia meridional
(Magna Grecia) y en Sicilia ciudades-Estado de origen griego cuyo dinamismo polí-
tico y desarrollo económico y cultural influyeron poderosamente en las poblaciones
indígenas. En la misma época, los cartagineses comenzaron a expandirse por el
Mediterráneo occidental, tratando de establecer nuevas fundaciones que sirviesen
corno escalas para su comercio marítimo. Mientras tanto, a causa de la amenazante
presencia cartaginesa y de las tensiones sociales surgidas entre la aristocracia y el
démos, en la mayoría de las póleis de Sicilia se implantan regímenes tiránicos. De
hecho, algunos tiranos de Siracusa desarrollaron una ambiciosa políLica expansio-
nista que colisionó con los intereses de la potencia cartaginesa.

III ORIGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROM AN O 1 289


Tema 10

A partir del siglo IX a.e.e. los etruscos comenzaron a dar muestras de haber
alcanzado un grado de civilización muy avanzado, con un alto desarrollo tecnológi-
co y económico. La explotación de los recursos mineros, abundantes en su territo-
rio, impulsó extraordinariamente las actividades metalúrgicas. Desde un punto de
vista político, los etruscos no constituyeron nunca un Estado unitario: cada ciudad
era gobernada por un rey -lucumon- que acaparaba todos los poderes, principal-
mente los militares y religiosos, aunque, con el tiempo y un mayor desarrollo de
las actividades económicas, algunas de las familias aristocráticas más enriquecidas
lograron conquistar el poder debilitando así el sistema monárquico.
Hacia mediados del siglo VIII a.e.e. algunas aldeas del Lacio se agruparon en
torno a la comunidad situada estratégicamente en la colina del Palatino, desde
donde se controlaba perfectamente la zona en la que el río Tíber era vadeable y por
la que discurría la primitiva vía Salaria. Precisamente en este lugar se encuentra
el primer núcleo poblacional que daría origen a la ciudad de Roma, que, según
la tradición se remontaba al año 753 a.e.e., pero que en realidad fue el resultado
de un lento proceso de «sinecismo». El primer sistema político de Roma fue una
monarquía electiva. La reconstrucción del período monárquico (del 753 al 509
a.e.e.) presenta grandes dificultades. Sabemos que las familias aristocráticas más
influyentes formaron gentes unidas por la veneración a míticos antepasados comu-
nes. Sus miembros más destacados, los llamados patres, se constituyeron en una
especie de consejo real (origen del Senado, de senex, «anciano»). Según la mayor
parte de la historiografía, los componentes de estas familias aristocráticas serían
conocidos con el nombre de patricios, quienes disfrutaban plenamente de todos los
derechos políticos, frente a los plebeyos (probablemente emigrantes que se incor-
poraron posteriormente a la comunidad), que estaban excluidos de la primitiva
organización gentilicia. En una sociedad que carecía de leyes escritas, los plebeyos
corrían el riesgo de sufrir continuas sentencias injustas, razón por la que, como
ocurría en otras sociedades arcaicas, los más débiles buscaban protección en los
más fuertes. Se desarrolló así el fenómeno de la clientela: un patrono ofrecía su
tutela a un cliente a cambio de diferentes servicios y obligaciones.
Los últimos reyes romanos eran de origen etrusco (Tarquinio Prisco, Servio
Tulio y Tarquinjo el Soberbio). Roma conoció durante esta época grandes trans-
formaciones urbanísticas. A pesar de que la tradición considera que la monarquía
romana cayó a causa de una violenta insurrección a finales del siglo VI a.e.e., es
mucho más probable que se debiera al progresivo declive de la civilización etrusca
en todo el Mediterráneo occidental.

290 1 MA UAL DE lNICJACIÓN A LA HISTORIA ANT IGUA


[tal ia an fi g11 ;1: desde su en tr;1ch1 e11 I;, historia has t~1 d li 11 ele la Roma mon árqui ca 1

Verificación
l. ¿Cuáles fueron los motivos por los que la colonización griega de la Italia meri-
dional representó un importante factor de civilización en las poblaciones indí-
genas?
2. Señale los principales factores sociopolíticos que favorecieron la aparición de
regímenes tiránicos en Sicilia.
3. Explique cuáles son las principales problemáticas que aún generan el debate
historiográfico en torno a los etruscos.
4. Principales características de la religión etrusca.
S. Señale las causas que, de algún modo, fueron determinantes en la decadencia
política de las ciudades etruscas.
6. Indique las circunstancias por las que el lugar en que surgió la ciudad de Roma
presentaba condiciones idóneas para las poblaciones latinas asentadas en el
curso bajo del río Tíber.
7. Detalle las particularidades de la estructura gentilicia de la sociedad romana
arcaica. ¿En qué consistía el fenómeno de la clientela?

TTT ORIGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 29 1


TEMA 11
Configuración de la
República romana

11.J. LA INSTAURACIÚN DE LA romana, cada vez más alejada de los


R EPÚB LICA viejos ideales autocráticos.
La expulsión de los tarquinios no
Cambio de régimen político. Las parece haber siclo un hecho aislado,
fuentes literarias romanas -entre las sino el reflejo del declive general etrus-
que destaca la obra historiográfica ele co en el Lacio, con la consiguiente
Tito Livio- presentan la instauración crisis sociopolítica de sus ciudades.
ele la República como consecuencia Al perder el control sobre la ciu-
ele una violenta insurrección y ele dad de Roma, los etruscos dejaron
la expulsión de la dinastía etrusca de ejercer su influencia al sur del
representada en ese momento (afio Tíber. Su[rieron, además, aplastan-
509 a.e.e.) por Tarquinio el Soberbio. tes derrotas, tanto en batallas terres-
Algunos historiadores han querido ver tres como en enfrentamientos navales
en esta versión tradicional un intento (como ejemplo podría mencionarse
de establecer ciertas analogías con el desastre naval de Curnas en el año
Atenas, que en esos momentos se 474 a.e.e.). La instauración de un
encontraba en pleno proceso ele trans- gobierno republicano -que no fue
formación debido a la implantación un fenómeno privativo de Roma, sino
de las reformas de Clístencs. Los [ac- una tendencia contemporánea verifi-
tores que favorecieron la implantación cada en otros lugares de Italia-, fue
del sistema político republicano están el resultado de una lenta evolución
relacionados, por un lado, con la deca- caracterizada por la progresiva debi-
dencia del mundo cultural etrusco, en 1idad del poder regio en favor de una

cuyo ámbito se hallaba la Roma de la enriquecida aristocracia propietaria


última etapa monárquica y, por otro, de grandes extensiones de tierra. El
con la propia evolución de la sociedad título de rex adquirió un significado

111 OR IGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 293


Tema 11

profundamente negativo, simbólica- Capitalino y firmado un tratado con


mente muy próximo al del despótico Cartago. Pero es posible que deba
tirano. Sobrevivió solamente en el retrasarse al 505-504 a.e.e.
cargo residual del rex sacrorum, una
magistratura con funciones única- 11.2. LAS CONQlllSTAS LEGISLATIVAS
mente sacerdotales. DE LA PLEBE
El nuevo ejercicio del poder. Las
riendas del gobierno republicano fue- Causas del enfrentamiento entre
ron tomadas por el consejo de los patricios y plebeyos. La primera
padres (el Senado), bastión de la oli- etapa republicana estuvo marcada
garquía patricia y supremo deposita- por una fuerte oposición entre patri-
rio de la auctoritas, aunque el poder cios -estamento de base gentilicia,
ejecutivo quedó en manos de magis- cerrado, endogámico, dueño del apa-
trados patricios con autoridad o impe- rato político y religioso, acaparador
rium, encargados de llevar a la práctica de la mayor parte de la propiedad de
sus decisiones. Se desconoce cómo se las tierras- y la plebe (plebs) , cuya
produjo la transición entre monarquía situación no progresó con el nuevo
personal y vitalicia, y magistraturas régimen, ya que se acentuó una infe-
temporales y colegiadas, la fórmula rioridad patente en diversos planos.
propiamente republicana. Es posible Desde un punto de vista político, los
que durante una primera fase el poder plebeyos carecían de capacidad de
ejecutivo recayese en un único magis- decisión y no tenían acceso a los car-
trado que aglutinase parte de las com- gos civiles y sacerdotales, acaparados
petencias de la antigua realeza, quizás por el patriciado. Y, sin embargo, esta-
el magister populi que había ayudado ban obligados a servir en el ejército,
al rex en la milicia, mientras que la sin recibir nada a cambio. Por lo que
faceta religiosa de la monarquía pervi- respecta al ámbito jurídico, única-
vió, aunque de una forma muy débil, mente los patricios podían descifrar
en el rex sacrorum. Se mantuvieron los la voluntad divina --auspicia-. Como
comitia curiata y la asamblea de los no existían leyes escritas, el derecho
hombres en armas, comitia centuriata, consuetudinario lo interpretaba exclu-
controlada por el Senado. sivamente el colegio de pontífices,
La fecha tradicional para este cam- lógicamente siempre a favor de los
bio es el 509 a.e.e., año en que se patricios. Este partidismo colocaba
habría fundado el templo de Júpiter al plebeyo en una situación de gran

294 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Configu1 ·ac i{rn ele 1.i Rt> pt'1blica rornan~1 1

indefensión en temas especialmente


graves, como las deudas. A todo ello,
habría que añadir la desigualdad que
suponía la concentración de tierras
en manos de los antiguos clanes gen-
tilicios, que las dedicaban primor-
dialmente al pasto para la ganadeda
extensiva. Muchos plebeyos trabaja-
ban en ellas como jornaleros. La defi-
ciente producción agraria y el retroce- Apio Claudio, el ciego (siglos rv-m a.e.e.)
so comercial afectaron negativamente Nacido en el seno de una rica familia
al sector plebeyo. Esto explica en parte patricia en la segunda mitad del siglo rv,
la necesidad de expansión territorial y es la primera figura importante en la his-
la agresiva política exterior romana toria de la antigua Roma. Fue tres veces
en el Lacio y áreas tangenciales. Los tribuno militar y otras tantas cuestor, dos
te1Titorios ocupados tras las guerras veces edil y otras dos cónsul. Incluso llegó
a detentar la magistratura extraordinaria
pasaban a ser ager publicus, es decir~
de dictador. Sin embargo, lo que le dio
propiedad estatal, pero su usufructo la fama fue su reforma del censo del año
favoreció especialmente a la aristo- 312 a.e.e., que otorgó acceso al Senado a
cracia patricia, que aumentó así su las clases populares e incluso a los hijos
poderío económico. de libertos. Muy anciano y ciego (de ahí
La secessio como forma de lucha. su sobrenombre) pronunció en el Senado
el célebre discurso contra Pirro. Además,
A partir del siglo v a.e.e. los plebeyos
mandó construir el acueducto conocido
se vieron impulsados a promover como Aqua Appia e iniciar las obras de la
ciertas acciones encaminadas a debi- Vía Apia. Se le atribuye también la inicia-
litar la rígida estructura aristocráti- tiva de preparar el llamado ius Flavianum,
ca que había adoptado el incipiente primer texto sobre procedimiento judicial
régimen republicano. Movida por su elaborado por el eminente jurista Gneo
deseo de conquista de los derechos Flavio, a quien también encargó la labor
de divulgación de los diversos procedi-
políticos, la plebe optó por la seces-
mientos judiciales (legis actiones ). En el
sio (del verbo secedere , «alejarse», plano de la ortografía, Apio Claudia escri-
«retirarse»), es decir, la insurrección. bió en verso una recopilación de reglas
Los plebeyos decidieron abandonar la éticas que desgraciadamente no se ha
ciudad -según la tradición, se reti- conservado.
raron al monte Aventino- y, de este

TIJ ORIGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 29'i


Tema 11

modo, rechazaron cualquier tipo de recogidas en doce tablas de bronce


colaboración con el Estado controla- (lex duodecim tabularum) y expuestas
do por los patricios. en el Foro para que todos pudiesen
Los poderes de los tribunos consultarlas. Esta colección de leyes
de la plebe. Reunidos en asamblea reguló las relaciones, tanto en el ámbi-
(494 a.e.e .), los plebeyos eligieron to social como en la esfera privada, y
a sus propios magistrados, los lla- estableció las penas para los delitos
mados tribunos de la plebe (tribuni más graves, preservando con ahínco la
plebis), cuyo número aumentó gra- propiedad privada. Reafirmó también
dualmente de dos a diez. A estos la estruct1.1ra patriarcal de la familia
magistrados les fue reconocido el y el enorme poder del pater familias,
derecho de ayuda (ius auxilii), gra- quien era libre de vender a sus pro-
cias al cual podían defender a los pios hijos si así lo deseaba (perdía su
plebeyos de las arbitrariedades de autoridad sólo después de la tercera
los magistrados patricios e impe- venta). Y, en fin, revalidó la posición
dir la ejecución de las sentencias subalterna de la mujer, sometida en
a muerte, así como el derecho de todo momento a la autoridad del padre
veto (ius intercessionis) con el que o del marido.
podían neutralizar las iniciativas de Innovaciones legislativas en
los magistrados, prohibir la imposi- favor de la plebe. Estas primeras
ción de tributos e impedir, llegado el leyes escritas eran, sin duda, la expre-
caso, el reclutamiento militar. sión de una sociedad todavía arcaica
Ley de las XII Tablas. Ya hemos en la que no se permitía ningún tipo
estudiado que en la Antigüedad cual- de interrelación entre los miembros de
quier proceso de democratización del grupos sociales diferentes, razón por
poder exigía la codificación escrita la que, por ejemplo, los matrimonios
de las leyes. Esto había sucedido en entre patricios y plebeyos estaban pro-
Atenas con Dracón (según la tradición, hibidos. Sin embargo, en el 445 a.e.e.,
a finales del siglo VII a.e.e.) y en el siglo a iniciativa del tribuno de la plebe
v a.e.e. acaeció de nuevo en Roma. Gayo Canuleyo, la lex Canuleia con-
Aquí se creó una comisión de diez cedía a los plebeyos el derecho a con-
personas, los decemviri -todos patri- traer matrimonio con los patricios. En
cios-, presidida por Apio Claudio, el 420 a.e.e. aquéllos fueron admitidos
con la tarea de redactar las leyes que, al cargo de cuestores militares (inten-
entre el 451 y el 450 a.e.e., fueron dentes del c_jército).

296 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HI STORIA ANTJGUA


Co nA e:urac ió n de la República rn m,11w 1

En el año 367 a.e.e. se consiguió


un logro fundamental en el largo pro-
ceso hacia la igualdad jurídica entre
esto dos grupos sociales. Tras una
dura lucha política, los tribuno Cayo
Licinio Estolón y Lucio Sextio fueron
capaces de aprobar una serie de leyes
(conocidas precisamente como leges
Liciniae-Sextiae) a partir de las cuales
los plebeyo obtuvieron, entre otro , el
derecho de acceso al consulado (lex de
Te mpl os rcp11 b lil·a 110~ tk·I ;í rca sac ra del
consule plebeio ). La aspiración a una La r¡,!o di T on-L· i\ 1g c 11li11;1 L' l1 Ro ma (siglos
mejor tutela jurídica, especialmente 1v- 11 a.e.e.). Fol o: R. . .
en el plano económico, se hi zo reali-
dad con la lex Poetelia-Papiria, del 326 igualdad f-t.1e la definitiva integración
a.e.e., mediante la cual los plebeyos en el aparato político del Estado de
consiguieron abolir el nex u,n, e decir, las antiguas instituciones plebeyas:
la e clavi tud por deudas. Como a el tri bunado de la plebe transforma-
hemo vi ·to, esta práctica jurídica, do en magistratura ordinaria, abierta
muy gravosa socialmente, estaba muy también a los patricios y convertida
extendida en las sociedades en las que en defensora de los ciudadanos -no
prevalecía una economía de carácter sólo plebeyos- frente a los poderes
agrícola: en el Ática, por ejemplo, a públicos; y la asa mblea por tribus,
inicios del siglo v1 a.e.e. había pro- considerada ta mbién como comitia
vocado una fuerte tensión a la que con funciones legislativa y electorales
Sa lón tra tó de poner remedio (véanse dentro del organigrama institucional
pp. 144-146 ). Pocos años después, se de la civ itas. Lo plebiscitos tuvieron
superó por fin la costumbre de que los fuerza legal desde la !ex Hortensia (287
cargos acerdotales solamente pudie- a.e.e.). Tres medidas más se adoptaron
sen ejercerlos los miembros de la aris- en beneficio del ciudada no común : la
tocracia; de hecho, la lex Ogulnia (300 posibilidad de apelar ante el pueblo
a.e.e.) permitió a los plebeyos for- (provocatio ad populum), la publica-
mar parte de los colegios sacerdotales ción de las fórmu la de derecho civil
más importantes. Otro hecho notable -legis actiones- y la divulgación del
de e la evolución jurídica hacia la calendario con lo días hábiles e inhá-

111 )R ICl·'. N Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 297


Tema 11

biles (fasti et nefasti dies), para hacer populares: plebeyos empobrecidos,


más asequible a todos el funciona- proletarios, libertos -antiguos escla-
miento de los tribunales. La vieja vos que habían sido manumitidos- y
aristocracia de sangre patricia iría extranjeros (peregrini) representaban
siendo reemplazada por una nueva una masa social (en cierto sentido,
nobilitas patricio-plebeya, que basaría políticamente activa) fácilmente ins-
su preeminencia dentro del Estado en trumentalizada por sus patroni.
el poder político y económico, no en el
nacimiento. 11.3. EL ORDENAMíENTO
La aparición de los homines novi. REPUBUCANO
Dado que en Roma los cargos públicos
no estaban retribuidos, sólo quien Colegialidad y anualidad de los
disponía de suficientes medios econó- cargos. El término «república» con el
micos podía emprender una carrera que los antiguos romanos se referían
política (cursus honorum) y alcan- al nuevo ordenamiento constitucional
zar los más altos cargos del Estado. no debe ser interpretado en su sentido
Para quien no pertenecía a la vieja literal (del latín res publica, «cosa de
nobilitas era realmente dificil ser ele- todos »), ya que el acceso al poder no
gido. Esos pocos que, enriquecidos, estaba al alcance de todos los ciuda-
lo lograban fueron llamados homines danos, sino sólo de los patricios. Por
novi -«hombres nuevos»-, es decir, tanto, en la práctica, nos hallaríamos
aquellos cuyo nombre aparecía por ante una República aristocrática.
primera vez en la escena política. La A lo largo del período republicano
riqueza era, por tanto, prácticamente se crearon nuevas magistraturas -no
indispensable para alcanzar una posi- retribuidas- cuyas funciones perma-
ción en las instituciones del Estado necieron prácticamente inalteradas.
(res publica). Era frecuente que, como Imperó el principio fundamental de
los nobiles de rancio abolengo, estos colegialidad para impedir que el poder
homines novi -muchos de los cuales se concentrase en manos de una sola
no dudaron en falsificar sus genea- persona, cuya autoridad se habría
logías para lograr así ser incluidos asemejado peligrosamente a la del rey.
dentro de la nobilitas- se apoyasen en Esta precaución se expresaba también
sus propias clientelas para obtener de en el derecho de intercessio o veto,
ellas ayuda económica o, en su caso, que cada uno de los magistrados tenía
los votos necesarios en las asambleas sobre las decisiones de sus colegas, de

298 1 MANUAL DE lNlClAClÓN A LA HJSTORIA ANTlGUA


Confioui-ación de la Repúbli ca roma na 1

forma que cualquiera de elJos podía criminal -quaestores parricidii-, en


paralizar la acción individual de su la prescripción de las multas y en
igual cuando temía que pudiese ser la tramitación de las confiscaciones;
contraria a los intereses del Estado. además, se ocupaban de las cuestio-
A su vez, para evitar la perpetuación nes financieras y de la administración
en el poder, todos los cargos públicos del erario público. Los aediles curules
eran ejercidos durante un tiempo limi- o ediles tenían la responsabilidad de
tado (normalmente un año). mantener el orden público, de con-
Principales magistraturas. En trolar los mercados y de vigilar la
la cúspide del ordenamiento político construcción y mantenimiento de los
republicano se encontraban, desde el edificios estatales (cura urbis, anno-
443 a.e.e., los dos consules - inicial- nae ludorum). En el año 356 a.e.e. se
mente llamados pretores-, que se estableció la institución de la censura:
encargaban de la aplicación de las los censores eran elegidos cada cinco
leyes y, en caso de guerra, dirigían el años, pero permanecía n en el cargo
ejército en días alternos: acaparaban sólo 18 meses. Sus íunciones fueron
el poder ejecutivo y militar (imperium adquiriendo cada vez mayor impor-
domi militiaeque). Existían también tancia: debían confeccionar el censo
los praetores o pretores, que, aunque de ciudadanos por razones fiscales y
originariamente cumplieron también militares (corno veremos, cada ciuda-
funciones militares (el término deriva dano estaba adscrito a una centuria,
de prae ire, «ir hacia adelante», con entendida ésta no sólo como unidad
el significado de ponerse al frente del del ejército, sino también como agru-
ejército), quedaron como encargados pación electoral en base a criterios de
de administrar justicia. Estos eran riqueza personal), vigilando la mora-
los magistrados superiores del pueblo lidad y el comportamiento cívico de
romano que, junto con el dictator, magistrados y senadores; de hecho,
poseían el imperium, facultad que les revisaban cada lustro la composi-
otorgaba poder militar. Los cónsules ción de la asamblea senatodal (/ectio
disponían del imperium maius, mien- Senatus ). La amonestación oficial del
tras que los pretores tenían asignado censor equivalía a la remoción del
el imperium minus. Los quaestores o magistrado en el cargo. Nacido corno
cuestores, magistrados auxiliares de resultado de un grave y trascenden-
los cónsules y censores, intervenían tal conflicto social a principios del
en la administración de la justicia siglo v a.e.e. , el tribunado de la plebe

111 O1rn; rn y DESARROLLO DEL POD ER ROMANO 1 299


Tema 11

Los poderes de los cónsules y del Senado


(Polibio, Historias, VI, 12-13)

Los cónsules, mientras están en Roma y no salen de campaña con las legiones,
tienen competencia sobre todos los negocios públicos. Los magistrados restan-
tes les están subordinados y les obedecen, a excepción de los tribunos; también
corresponde a los cónsules presentar las embajadas al Senado. Además de lo dicho,
deliberan, asimismo, sobre asuntos urgentes, en caso de presentarse, y son ellos los
que ejecutan íntegramente los decretos. Igualmente, las cuestiones concernientes
a tareas del Estado que hayan de ser tratadas por el pueblo, corresponde a los
cónsules atenderlas, convocar cada vez la asamblea, presentar las proposiciones y
ejecutar los decretos votados por la mayoría. Su potestad es casi absoluta en lo que
concierne a preparativos bélicos y a la dirección de las campañas: pueden impar tir
las órdenes que quieran a las tropas aliadas, nombrar los tribunos militares, alistar
soldados y escoger a los más aptos. Además, en campaña, tienen la potestad de
infligir cualquier castigo a sus subordinados. Disponen a su arbitrio de los fondos
públicos: les acompaña siempre un cuestor, presto a cumplir las órdenes recibidas.
Si se considerara sólo este aspecto, no sería inverosímil decir que esta constitución
es simplemente monárquica o real. Y si alguno de los puntos concretados o que
se concretan a continuación se modifica ahora o dentro de algún tiempo, esto no
podrá ser tenido como argumento contra esta exposición mía actual.
La atribución principal del Senado es el control del erario público, porque
ejerce potestad sobre todos los ingresos y sobre la mayor parte de los gastos.
Aparte de lo que abonan a los cónsu les, los cuestores no pueden disponer de
fondos públicos sin autorización del Senado. Éste dispone también el dispendio
mayor, el más costoso, que ordenan cada cinco años los censores para restaurar
y reparar los edificios públicos; los censores deben recabar la autorización del
Senado. De modo semejante, caen bajo la jurisdicción del Senado los delitos
cometidos en Italia que exigen una investigación pública, como son traiciones,
perjurios, envenenamientos, asesinatos. También en Italia, si la cond ucta de un
individuo o de una ciudad reclama un arbitraje, un informe pericial, una ayuda
o una guarnición , de todo esto cuida el Senado. Es incumbencia de éste enviar
embajadas a países no italianos, cuando se necesita ya sea para lograr una recon-
ciliación, para hacer alguna demanda o, ¡por Zeus!, para intimar una orden, para
recibir la rendición de alguien o para declarar la guerra. Cuando llegan embaja-
dores a Roma, el Senado decide lo que debe contestárseles y el comportamiento
que debe seguirse con cada uno. En todo lo que se ha relacionado hasta ahora,
el pueblo no tiene participación alguna, de modo que a quien llegue a Roma en
ausencia de los cónsules, la constitución romana le parecerá perfectamente aris-

300 1 MANUAL DE IN lCTACIÓN A LA HISTORIA ANTTGUA


Coníigurnciún dl' la Rep úb lica rn ma na 1

tocrática. Esta convicción la tienen muchos griegos, y algunos reyes, porque han
tratado sus asuntos únicamente con el Senado.

POLTBIO, Historias (libros V-XV) (trad. M. Balasch Recort), Gredas (BCG, 43),
Madrid, 1981 , pp. 169-170.

se convirtió en una magistratura al no fue el Senado, asamblea de patres


servicio de la plebe romana. Aunque -patres conscripti, si eran de origen
no estaban dotados de imperium, los plebeyo- con auctoritas capaz de ela-
tribunos de la plebe -al final, diez borar proyectos políticos de amplio
en total- gozaban del ius agendi cwn alcance y de ejercer de forma conti-
plebe, del ius auxilii para impedir nuada un control realmente efectivo
castigos impuestos por un magistra- sobre la sociedad. De hecho, en época
do, del ius intercessionis contra la republicana adquirió una enorme rele-
decisión de cualquiera de ellos y del vancia al manejar los resortes más
ius coercitionis para hacerse obedecec importantes del poder. Tanto es así, que
Por último, ante una grave situación puede considerarse al Senado romano
de peligro para el Estado, estaba pre- como el verdadero artífice de la con-
visto el recurso a una magistratura versión de Roma en la mayor potencia
extraordinaria: la dictadura (aprobada hegemónica del Mediterráneo antiguo.
en año 351 a.e.e.). Este magistrado No resulta fácil explicar de forma con-
excepcional (dictator) asumía tempo- creta las funciones que, a lo largo del
ralmente -generalmente su ejercicio tiempo, asumió esta institución supre-
no superaba los seis meses- la auto- ma del Estado romano; puede incluso
ridad suprema del Estado en el orden constatarse su tendencia a usurpar
administrativo, judicial y militar, sin ciertos poderes que, tradicionalmente,
limitación y con la suspensión durante habían correspondido a los comicios.
su mandato del poder colegiado de los En el ámbito religioso, el Senado era
cónsules. el guardián de los cultos de la ciudad
El poder del Senado. Puesto que y, en consecuencia, decidía sobre la
todos los magistrados permanecían en dedicación de los templos, la admisión
su cargo durante un tiempo muy breve, de nuevos dioses y la fijación de fiestas.
la única institución que mantuvo un Pero era, sin duda, en la política exte-
carácter indiscutiblemente centralista rior donde el poder del Senado adqui-
en el ordenamiento republicano roma- ría mayor relevancia: decidía las ope-

111 OR IC I\N Y 0 1'. Si\RROLLO DEL PODER ROMANO 1 301


Tema 11

ASAMBLEAS MAGISTRATURAS MAGISTRATURAS


CIUDADANAS ORDINARIAS EXTRAORDINARIAS

COMITIA
CURIATA

inicialmenle ?
formados por CÓNSULES DICTADOR
patricios, perdieron (dos)
después importancia, poderes ejecu tivos y militares tiene poderes
manteniendo sólo (cargo anual) absolutos, tan to
funciones religiosas civiles como
militares
PRETORES
(uno, después varios)
COMITIA
}) (cargo por seis
poderes judiciales meses)
CENTURIATA (cargo anual)

CENSORES
(dos)
confeccionan el censo de ciudadanos,
elaboran el a/bum senatorial,
juzgan la moralidad
(cargo por 18 meses)

EDILES CURULES
(dos)
vigila n el orden público,
1 supervisan los ed ificios y
COMITIA
los mercados
TRIBUTA
CUESTORES
(ocho, después más)
il adminis tran las finanzas
del Estado (cargo anual)

TRIBUNOS DE LA PLEBE
(dos, después hasta diez)
defienden los derechos de la plebe
(cargo anua l)

CONCIU IJM
PLEBIS
EDILES PLEBEYOS __....,. delegac ión
1 (dos) del poder
1
vigilan el orden público,
1 supe,visan los ed ificios y
los mercados
el igen a
l ::i

302 1 MA UAL DE INICIACIÓN A LA HJSTORlA ANTIG UA


Co níiguraL·ión dl' la Repúbli ca ro ll!a na 1

raciones militares, proporcionaba los conforme al censo, es decir, a su poder


medios necesarios para llevarlas a cabo adquisitivo: los más ricos debían cos-
y asignaba el mando de las tropas a los tearse su propio equipamiento militar
magistrados correspondientes; ratifica- y servir en la caballería e infantería
ba los acuerdos que éstos estipulaban pesada; los menos ricos, según sus posi-
con otros pueblos; administraba las bilidades, habrían de procurarse armas
provincias y, en definitiva, se encargaba más ligeras; los desposeídos o «proleta-
de organizar la diplomacia con el envío rios» (aquéllos que no poseían más que
de embajadas y la recepción de delega- una prole) contribuiiian a la defensa
ciones procedentes del extranjero. Sus del Estado no como combatientes, sino
miembros, cuyo número de trescientos como carpinteros, herreros u operarios
se mantuvo inva1iable hasta el siglo I (en general, personal de intendencia),
a.e.e. -llegando a alcanzar seiscientos dependiendo de su oficio en la sociedad
en época de Sila, e incluso novecien- civil. Esta subdivisión tuvo importantes
tos en la de César-, eran elegidos consecuencias militares y sociales. En
de forma vitalicia entre exmagistrados primer lugar, el Estado pudo contar
por los cónsules y posteriormente, con con un ejército más numeroso y mejor
el plebiscitum Ovinium (entre el 318 armado que el de la época monárquica;
y el 312 a.e.e.), por los censores. En en segundo luga1~ el peso de la guerra
reaJidad, el Senado estaba constituido recaía en todos los estamentos sociales
por los principales exponentes de la y no sólo, como antes, en la élite patri-
élite dirigente romana. Sus decisiones cia. Ahora bien, esta reforn,a tuvo, si
se daban a conocer bajo la forma de cabe, mayor incidencia a nivel político.
senatus consultum (senatus consulta, Las centurias como agrupacio-
en plural). De entre sus miembros nes electorales. Cada una de las seis
salían elegidos los jueces encargados clases sociales debía proporcionar un
de dirigir los procesos públicos y de cierto número de centurias. Como ya ha
hacer funcionar el sistema judicial. sido mencionado, la centuria -llamada
La reforma centuriada. En el pri- así porque agrupaba a cien hombres-
mer período republicano se implantó era la unidad básica del ejército y no
una importante reforma política y mili- cambió su nombre ni siquiera cuando
tar con el fin de favorecer un mayor estuvo constituida por un número dife-
reclutamiento de ciudadanos en las rente de soldados. Se estableció que las
filas del ejército. Todos los ciudadanos más irnp011antes decisiones de carácter
romanos fueron divididos en seis clases político fueran tomadas por las cen-

111 OR IC l '. N Y DF.S/\RROLLO DEL POD ER ROMA NO 1 303


Tema lJ

dientes. En consecuenc.ia, al votar


de forma compacta, la primera clase
se aseguraba siempre la mayoría.
Tito Livio precisa que, cuando esto
ocurría, las otras clases ni siquiera
se molestaban en votar.
Las asambleas populares. Tras
la creación de los comitia centuriata,
los antiguos comitia curiata, aunque
siguieron en vigor durante un tiempo,
sufrieron un progresivo proceso de
decadencia, limitándose finalmente a
tomar decisiones de carácter religioso.
Una tercera asamblea, conocida con
Templo de Pol'tu rn o (antiguamente lh1mado 1 el nombre de comitia tributa, estaba
ele la Fol'tuna) en d Forn Boa ri o en Ro111a organizada conforme a una subdivi-
(siglos 1v-111 a.e.e.). Foto: R. C. S.
sión territorial. En relación con el
turias, que asumieron la condición de lugar donde tenían propiedades, los
agrupaciones electorales. El sistema ciudadanos se reagmpaban en 4 tri-
funcionaba de la siguiente forma: en
un día determinado, los miembros que
formaban parte de las centurias se
reunían en asambleas que recibían el
nombre de comitia centuriata, donde
se llevaban a cabo las votaciones; se
comenzaba por los ciudadanos más
ricos pertenecientes a la primera clase
y, a continuación, se procedía a regis-
trar el voto de las otras clases. Cada
centuria disponía de un voto: la prime-
ra clase comprendía 98 centurias ( 18
de caballería y 80 de infantería pesa-
da) y contaba con otros tantos votos;
Retl'ato masculi no en bronce co noc icl o co n
el resto de clases reunía en conjunto el nombre de «Brut o C:i pitolino» (s iglos 1v- 11 1
95 centurias y sus votos correspon- a.e.e.). M uscos Ca pit ol inns. Fulo: R. G. S.

304 1 MANUAL DE lN1ClACIÓN A LA HI STOR IA ANTICUA


Configurac ión de la Repúbli ca rn man,1 1

REFORMACENTURIADA

Clase Patrimonio Centurias Armamento

galea (casco de cuero), clipewn


(escudo redondo de bronce) ,
18 de ca baile ría
1a Más de 100.000 ases acreae, lorica ex aere (grebas y
80 de infantería
peto de bronce), hasta (lanza),
gladius (espada corta)

galea, scutum (escudo grande),


2ª 100.000 - 75 .000 ases 20 de infantería
acreae , has/a, gladius

3ª 75.000 - 50.000 ases 20 de infantería galea, scutum, hasta, gladius

20 de tropas auxiliares
4" 50.000 - 25 .000 ases hasta, verutum (venablo)
ligeras

30 de soldados dotados de /úndae, lapides missiles (honda y


5ª 25 .000 - 11.000 ases
armamento ligero proyectiles de piedra)

4 auxiliares (artesanos,
Desposeídos o
6ª músicos de corneta y
proletarios
tuba)

Lis indic,1cio11cs qtt l' ;q1;11 l'U' II L' II L' I ;1p.1rl ado dl· «pa lri 111011 io» prncnk-1 1 tk· l;1 ohr,1dL·
Tito Li vio v no se l"L' ÍÍ L' l l' ll ,1 l,1époc.1 L'11 q11c 1·11L' i11!1 rn lt 1cid;1 la re rrnrn:1 (s iglo I ' :u·.r.). si110
aprnxi111ada 1n L'J1! c ;¡ dos siglos dL·sp11és .

bus urbanas y en un número variable Con el tiempo, las asambleas popu-


de tribus rústicas (inicia lmente fueron lares fueron perdiendo el derecho de
17, convirtiéndose posteriormente en promover iniciativas legislativas: no
35). El criterio de agrupación había podían proponer proyectos de ley, si no
dejado de ser la gens o el censo en sólo aceptar o rechazar las propuestas
favor del domicilio. Las tribus estaban presentadas po,- los cónsules o los
formadas tanto por patricios como por tribunos de la plebe. Además, hasta
plebeyos, aunque estos últimos cons- finales del siglo H a.e.e., el voto no era
tituían el componente más numeroso secreto, lo que permitía ejercer fu ertes
de la sociedad. Estos comicios por tri- presiones sobre el electorado, espe-
bus elegían a los magistrados menores cialmente sobre las propias clientelas.
(ediles y cuestores). A partir de esa época, si se quería

111 OR IC I\ Y DF.S/\RROLLO DEL PODER ROMANO 1 305


Tema 11

expresar un voto favorable a una pro- por Tusculum -refugio del expulsa-
puesta de ley, se escribía la letra U (uti do Tarquinio el Soberbio-, junto al
rogas, «como propones»), de lo contra- lago Regillus, con victoria romana (496
rio, se consignaba la letra A (antiquo, a.e.e.). A raíz de este hecho, se habría
«rechazo», «todo queda como antes»). firmado un acuerdo con la Liga, el foe-
dus Cassianum (acuerdo casiano) data-
11.4. LA CONQUISTA DE ITALIA do hacia el 493 a.e.e., que establecía la
preeminencia de Roma. A lo largo de
Conquista del Lacio. Con la des- todo el siglo v a.e.e. la Vrbs a:.terna con-
aparición de la monarquía etrusca, la solidó su dominio sobre el Lacio.
República romana comienza a tomar La invasión de los galos. Acomien-
cuerpo haciéndose con el dominio de zos del siglo rv a.e.e. Roma conoció
las ciudades del Lacio al vencer a los uno de los momentos más críticos de
etruscos, que contraatacan para repo- su historia. Hacia el año 390 a.e.e. el
ner en el trono romano a la dinastía pueblo celta de los galos se desplazó
tarquinia. No disponemos de informa- en masa hacia el sur de Europa, inva-
ción segura sobre estas luchas, envuel- diendo Italia y, algo después, Grecia.
tas en leyendas. El rey etrusco Porsena Los anales de Roma registran la inva-
ocupa Roma y entonces un joven patri- sión de este pueblo, que derrotó a los
cio llamado Mudo intenta apuñalarle, romanos a orillas del riachuelo Allia.
pero falla el golpe. Llevado ante el rey A continuación, los galos marcharon
para que le interrogara, este pat1icio hacia Roma, ocupando la zona baja de
extende la mano diestra sobre un bra- la ciudad y sitiando el Capitolio. Una
sero en señal de castigo al miembro noche, cuando los invasores trataron
con el que había errado (de ahí el nom- de escalar la ciudadela mientras los
bre de Mudo Escévola, de Scaevola, centinelas dormían, las ocas sagradas
«zurdo»), asegurando que otros mil de Juno que había allí dieron la voz
jóvenes romanos estarían dispuestos de alarma y pusieron sobre aviso a los
a hacer lo mismo. Tras la posterior defensores, quienes pudieron final-
desaparición de Porsena y la definitiva mente rechazar el ataque. Ésta y otras
pérdida de la supremacía etrusca en el leyendas, como el combate singular
Lacio, renació la antigua Liga Latina, de Manlio Torcuato contra un gue-
de la que Roma estaba excluida. La rrero galo, poseen también un matiz
analística recuerda un enfrentamiento poético. En realidad, la «catástrofe
con esta confederación, acaudillada gálica» tiene, según los historiadores

306 1 MANUAL DE TN TCTACIÓN A LA HISTORIA ANTI GUA


Co níiguraci<Í n de la República rnma na 1

modernos, un gran significado para


la historiografía latina, porque parece
ser que en ella se destruyeron nume-
rosos documentos antiguos de Roma,
que después fueron sustituidos por
leyendas, por ejemplo, en las Décadas
de Tito Livio. Una de estas tradicio-
nes, bastante fidedigna, afirma que Mar
los romanos tuvieron que comprar la Adriático p
retirada de los galos. Éstos pesaban el ci
o
dinero en una balanza y, al acabarse
el numerario antes de llegar a la can-
tidad estipulada, Breno, jefe de los
galos, arrojó su espada sobre la balan-
za exclamando: «¡Ay de los vencidos!» Tirreno
(Vae victis!).
Guerras samnitas. Tras la recu-
las g uerras sa11111it,1s
peración de la «catástrofe gálica», los tcrrilnrios d\: Roma dcs pui.:s tic
romanos prosiguieron su expansión l:1s !!,UCrr,1s samnitas (2<Jt) a.c.c.:. )

sobre los pueblos vecinos de Italia


central. El Samnio, en la región del el desfiladero de las Horcas Caudinas
Apenino, tenia a mediados del siglo IV (321 a.e.e.). La más intensa de aquellas
a.e.e. un excedente de población y sus campañas militares fue la llamada ter-
habitantes, los samnitas -de lengua cera gueJTa samnita, en la que Roma
osca-, codiciaban la posesión de la tuvo que hacer frente no sólo a este
fértil llanura de la Campania, que los pueblo, sino también a los etruscos, los
romanos también deseaban anexionar- latinos y los galos senones de la llanura
se. El enfrentamiento entre los ejérci- del Po (Galia Cisalpina). Al término de
tos de ambas ciudades abarcó un arco esta guerra, Roma dominaba toda la
aproximado de cincuenta años -del Italia central.
343 al 290 a.e.e.-. Hubo momentos La guerra contra Tarento. La ciu-
en que Roma se encontró en verdade- dad griega de Taren lo temió la proximi-
ros apuros, como cuando sus tropas dad de los romanos, que se acercaban
sufrieron una humillante derrota como ya peligrosamente a las regiones meri-
consecuencia de una emboscada en dionales de Italia. De hecho, Roma

111 OR ICF.N Y DESA RROLLO DEL PODER ROMANO 1 307


Tema 11

fundó numerosas colonias al sur de su efecto y los romanos emprendieron


los antiguos territorios samnitas, que la huida a la vista de los desconocidos
representaban una amenaza para las «monstruos». Pero el pánico duró poco
ciudades de la Magna Grecia. En el tiempo. En seguida se dieron cuenta
año 282 a.e.e., los romanos enviaron de que aquellos animales podían ser
deliberadamente una modesta flota al neutralizados con trampas abiertas
golfo de Tarento y asentaron algu- en el suelo y cubiertas de ramas. La
nos contingentes militares en Regio, segunda batalla, en Ausculum Piceno,
Locros y Crotona, lo que constituía a orillas del río Ofanto, fue una vic-
una flagrante infracción del tratado toria «pírrica» (279 a.e.e.), es decir,
que se había firmado en el 303 a.e.e. conseguida a costa de enormes bajas
con Tarento - la ciudad más potente entre las tropas del rey. Pirro pensó
de la Italia meridional-, según el cual buscar entonces otro teatro de ope-
las naves de guerra romanas tenían raciones y pasó a Sicilia, amenazada
prohibido sobrepasar el cabo Lacinjo_ por los cartagineses. Pero la falta de
Tarento destruyó la flota romana; des- entrega de su ejército, formado por
pués, preocupada por la inferioridad mercenarios que vivían del saqueo
de su propio ejército, pidió ayuda a sin patria y sin unidad, le desacredi-
Pirro, rey helenístico del Epiro, una tó también en la isla siciliana, por lo
región situada en la otra orilla del que volvió de nuevo a Italia a probar
mar Adriático (actual Albania). Este fortuna por tercera vez contra los
monarca, que, siendo joven, había sido romanos. Allí afrontó la batalla deci-
testigo de las guerras de los diádocos siva de Maleventum, cuyo nombre los
para repartirse el inmenso imperio de romanos cambiaron por Beneventum
Alejandro, pensó que, una vez que se tras lograr la victoria. Más tarde, los
hubiese librado de aquellos salvajes e romanos asediaban Tarento, que capi-
ignorantes romanos, tendría la oportu- tuló en el año 272 a.e.e. Pirro abando-
nidad de conquistar toda Italia. Pirro naba definitivamente Italia afirmando,
llevaba en su ejército una novedad: los según Plutarco: «¡Compañeros, qué
elefantes de guerra que ningún italiano buen campo de operaciones dejamos
de entonces había visto jamás. a los romanos y a los cartagineses!»
La intervención de Pirro. El pri- (Pirro, 23, 8). Esta frase, histórica o
mer encuentro bélico entre Pirro y no, proíetizaba el próximo conflicto
los romanos se produjo en Heraclea entre Roma y Cartago: las Guerras
(280 a.e.e.). Los eleíantes produjeron Púnicas.

308 1 MANU AL DE INICI /\C IÓN A LA HISTORIA ANTJG UA


Configuración de la Repúbli ca ro mana 1

Revuelta de los mercenarios en Cartago


(Polibio, Historias, l, 67)

Por eso, cuando todos los mercenarios estuvieron ya reunidos en Sica, Hannón,
que entonces era el jefe supremo de los cartagineses de África, se presentó allí y
les dijo que no se les podían satisfacer las esperanzas ni cumplir las promesas; se
refirió, por el contrario, a la dureza de los tributos, a la falta absoluta de recursos de
la ciudad, y explicó su intento de que renunciaran a una parte del salario que, como
él reconocía, se les adeudaba. Al instante se produjeron la sedición y el motín; había
reuniones continuamente, ya por linajes, ya asambleas generales. Los mercenarios
no eran todos de la misma nacionalidad ni hablaban idéntico idioma, por lo que
el campamento se llenó de confusión, de tumulto y de lo que llama alboroto. Los
car tagineses usan siempre de tropas mercenarias y heterogéneas, para evitar que
se pongan de acuerdo rápidamente y se subleven, y, además, no resulten díscolas
para los oficiales. Desde este punto de vista su cálculo es acertado, si alistan su
ejército entre muchos linajes. Pero cuando estallan la ira, el odio o el motín nunca
aciertan a enseñar, a aplacar y a hacer cambiar de actitud a estas gentes ignoran-
tes. Pues estas tropas no se comportan con una maldad humana, una vez que se
dejan llevar súbitamente por la cólera o la calumnia contra quien sea, sino que
acaban por convertirse en fieras salvajes y actúan como enloquecidos. Esto es lo
que ocurrió entonces entre aquellos mercenarios. Allí había iberos y galos, algunos
ligures y baleares, y no pocos semigriegos que en su mayoría eran desertores y
esclavos. Pero la mayoría eran africanos. Por eso, ni era posible reunir a todos a la
vez y celebrar una asamblea, ni encontrar cualquier otra solución al problema. En
efecto, ¿cómo sería posible? Era impensable que el general dominara las diversas
lenguas de cada grupo, y la organización de una asamblea por medio de un gran
número de intérpretes, que debían repetir lo mismo cuatro o cinco veces, era casi
más imposible, por así decir, que lo anterior. La única solución viable era hacer las
exhortaciones y las demandas por medio de los jefes respectivos; Hannón procu-
raba hacerlo continuamente. Pero, en último término, ocurría que los jefes o no
entendían lo que se les decía, o bien, alguna vez, se manifestaban de acuerdo con
el general, pero decían a los soldados lo contrario, unos por ignorancia y otros por
maldad. Ello motivó que todo rebosara de desconcierto, desconfianza y confusión.
Y, por encima de todo, los mercenarios creían que los cartagineses no les manda-
ban con tocia intención a los generales conocedores de las penalidades sufridas por
ellos en Sicilia, que eran los que les habían formulado las promesas, y que, por el
contrario, habían comisionado a uno que no les había acompañado jamás. El caso
es que acabaron por negarse a oír a Hannón. No se fiaban de los jefes subalternos,
y, enfureciclos con los cartagineses, se dirigieron contra su ciudad. Acamparon a

111 ORl (; 1:.N Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 309


Tema 11

una distancia de unos ciento veinte estadios de Cartago, en el lugar llamado Túnez;
eran más de veinte mil.

PoLIBIO, Historias (libros 1-IV) (trad. M. Balasch Recort), Gredos (BCG, 38),
Madrid, 1981, pp. 153-155.

Ariminum 268
Faesulae
Fanum Fo1tunae
Pisae ~"-J, \\ Sena
Ancona

• Valaterrae Gallica
Po pulonia Perusia • fíh <.:-r ·nu1m Piccnum 264 • D
o

um Nov um
e Mar
1)
Adriático

• Teanu i\pulum
Arpi e
Asculum • Barium
• •
• Canusium Brundi sium
Venusia 291
Mar
Tirreno

territorio romano (ciudadanos s i11 tkrcc hu ni vulo) o o

colonia latina (con fe<.'. ha t.lc fumlm:iún )

aliados de Rom.i

11.5. EXPANSIÓN MEDITERRÁNEA póleis, cuya prosperidad económica


E JMPERIALISMO y cultural tenía su origen en el domi-
nio de ]as relaciones comerciales que
Oportunidades de apertura. mantenían con todo el Mediterráneo.
El final de ]a guerra contra Tarento A la mentalidad todavía campesina de
permitió a Roma entrar en contacto la sociedad romana se le abrieron nue-
directo con la Magna Grecia y con- vos horizontes previendo las fabulosas
trolar políticamente el mundo de las posibilidades de enriquecimiento que

310 1 MANUAL DE TN[CTACTÓN A LA HlSTORIA ANTIGUA


Conftgurn ció n de la Repúbli ca rn mana 1

ofrecían las nuevas rutas marítimas tares, convirtiendo a Cartago en una


que se ponían a su disposición. potencia marítima temible.
Potencias contrapuestas. A dife- Relaciones iniciales entre Roma
rencia de Roma, cultura rústica donde y Cartago. Desde el nacimiento de la
primaba una mentalidad guerrera y República hasta comienzos del siglo m
en la que la aristocracia resaltaba a.e.e., las relaciones que Roma man-
como el principal estamento comba- tuvo con Cartago fueron de carácter
tiente, Cartago -colonia fundada en amistoso. Incluso llegaron a firmar
el 814 a.e.e. por los tirios- estaba tratados de colaboración a partir de
definida por una sociedad de origen los cuales se repartieron las respec-
fenicio, que poseía una civilización tivas zonas de influencia. Por medio
antigua y dinámica, gobernada por de la diplomacia, Cartago se propuso
una oligarquía de comerciantes acos- salvaguardar su monopolio comer-
tumbrada a solventar sus conflictos cial en el Mediterráneo occidental,
exteriores valiéndose del empleo de mientras que Roma pretendía fun-
mercenarios. Para los romanos, la damentalmente consolidar su domi-
guerra estaba indisolublemente unida nación política en la península itáli-
a un sentimiento patriótico, mientras ca. Ahora bien, si hasta el momento
que los cartagineses la consideraban no había aparecido ningún obstáculo
una ocupación propia de esclavos y insalvable, la nueva situación geopolí-
parias. Roma se apoyaba en una pirá- tica surgida a raíz del control ejercido
mide social escalonada según un sóli- por Roma sobre las colonias griegas,
do ordenamiento jurídico al servicio principales antagonistas comerciales
de la res publica. Cartago vivía sobre de los cartagineses, presagiaba un
un «polvorín»: una minoría de plutó- enfrentamiento bélico a gran escala
cratas de origen púnico -fenicio- entre ambas potencias.
gobernaba a una plebe étnicamente Primera Gueffa Púnica. El conHic-
africana y tenía un ejército compuesto to entre Roma y Cartago se desarrolló
principalmente de celtíberos, griegos, en tres cruentos períodos bélicos, las
númidas y mauri, sin apenas arraigo llamadas Guerras Púnicas. La plimera
cultural en el Estado cartaginés y (264-241 a.e.e.) fue provocada por una
que solamente servían en calidad de crisis en Messana (Mesina). La clase
mercenarios. Por su natural apertura dirigente de esta ciudad decidió soli-
hacia el mar, su flota constituía la citar a los cartagineses que la ocupa-
columna vertebral de sus fuerzas mili- ran para resolver por la fuerza ciertas

111 ORIGFN Y Df<Si\RRO LLO DEL PODER ROMANO 1 311


Te ma 11

rivalidades internas y conjurar, a un


,

ti
mismo tiempo, las amenazas externas
:1
de Siracusa. Cartago aceptó intervenir,
pero con ello despertó la oposición lJ

~j
de los griegos de la Italia meridional,
aliados de Roma, quienes veían en la
cercana presencia de los cartagineses
un peligro para su propia segmidad.
Ante estas circunstancias, los habitan-
tes de Messana cambiaron de opinión y, Hierón de Siracusa (ca. 306-215 a.e.e.) ]
apoyados por las vecinas ciudades de la De origen humilde, hijo de Hierocles, ·j
Magna Grecia, pidieron ayuda a Roma, nació en Siracusa sobre el año 306 a.e.e. -~
que aceptó, dando lugar a la guerra En virtud de sus habilidades militares, '.f
contra Cartago. Esta primera contienda demostradas contra los cartagineses, obtu- ']
obligó a los romanos a construir una vo el título de estratega en el 275 a.e.e. ·1
armada según el modelo de los quin- Durante la guerra contra los mamertinos ll
de Mesina, tuvo un primer tropiezo en -1
querremes de su rival. Pero, además,
Centuripe, pero después logró una gran :j
idearon la táctica de abordar las naves victoria en Milazzo en el 265, tras la que ,
enemigas con cubiertas móviles: los fue proclamado rey de Siracusa. Su alianza -,,
llamados «cuervos» (corvi) que, al caer con Cartago en la primera Guerra Púnica ·1
l!
sobre el barco contrario, lo inmovili- le compelió a pagar tributo anual a Roma '!
zaban, permitiendo el combate cuerpo hasta que en el año 248 ésta le eximió de ;
dicha obligación por sus valiosos servicios.
a cuerpo. Gracias a este ingenio, entre
La buena relación con Roma se mantu-
otros factores, los romanos consiguie- vo incluso durante la segunda Guerra
ron su primera victoria naval en aguas Púnica. Hierón fue un monarca inteligen-
de Mylae (Milazzo). Tras numerosas te. Encargó al matemático Arquímedes
vicisitudes, algunas de ellas muy com- la fortificación de la ciudad y promovió
prometidas para Roma, la guerra ter- un gran desarrollo de la agricultura y el
minó con la conquista de Sicilia. Tras comercio, pero también de las artes y las
ciencias. Su ordenamiento tributario (lex
su derrota, se prohibió a Cartago que
Hieronica), muy preciso y equilibrado, fue
sus naves surcaran las aguas italianas, adoptado por los romanos, quienes lo apli-
siendo obligada asimismo a renunciar caron a toda Sicilia. Murió en el año 215
por completo a sus pretensiones sobre a.e.e. y todavía se conservan los restos de
Sicilia y a pagar una fuerte indemniza- su tumba en Agrigento.
ción de guerra durante un decenio.

312 1 MANUAL DE lNlClAClÓN A LA HLSTORTA ANTIGUA


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ti Islas Baleares

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;;o conquistas romanas entre la primera
- - - itinerario de Asdrúbal
y la segunda Guerra Púnica
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> primera y la segunda Guerra Púnica
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Tema 11

La conquista de Cerdeña y do a las tropas enemigas en Telamón y


Córcega. Este fracaso puso a Cartago reforzando sus posiciones con la fun-
en serias dificultades financieras y las dación de algunas colonias, como, por
infrapagadas tropas mercenarias se ejemplo, Piacenza y Cremona. Para
rebelaron. Roma supo aprovechar esta favorecer una rápida comunicación
situación de debilidad interna y, en un con los territorios recién conquistados
acto de fuerza sin ninguna base jurídi- y poder enviar refuerzos en caso de
ca, se adueñó de las islas de Cerdeña necesidad, se inició la construcción de
y Córcega. La ocupación tuvo lugar la via Flaminia, que unía Roma con
entre los años 239 y 237 a.e.e., aunque Rímini, y de la via Aurelia, que discu-
la guerra para someter a los indígenas rría a lo largo de la costa tirrénica.
isleños se prolongaría otros seis años Los cartagineses penetran en
(hasta el 231 a.e.e.). Iberia. Mientras los romanos esta-
Guerras contra los ilirios y galos. ban centrados en las guerras contra
La necesidad de controlar los mares ilirios y galos, los cartagineses habían
que bañaban la península itálica emprendido la conquista de Iberia.
empujó a los romanos a sostener en Ante la perplejidad de los romanos,
un período de diez años dos guerras aseguraron que sólo pretendían encon-
contra los ilirios, una población que trar nuevos recursos con los que pagar
habitaba las costas dálmatas (actual las indemnizaciones que les habían
Croacia). Al contar con abundantes sido impuestas a causa de su derrota.
refugios naturales, los ilirios practica- Es muy posible que los cartagineses
ban la piratería, dañando gravemente se hubiesen visto obligados enton-
el comercio romano en el Adriático. ces a firmar un tratado por el que se
La victoria final obtenida sobre este comprometían a no traspasar desde el
pueblo permitió a Roma restaurar la sur el curso del río Ebro a cambio del
seguridad marítima, incluso para el reconocimiento romano de su domi-
comercio de las colonias de la Magna nio sobre el resto de los territorios
Grecia con el Oriente mediterráneo. de la península ibérica. La ciudad
En la misma época, los romanos de Sagunto, aliada de los romanos,
tuvieron que afrontar nuevos intentos se encontraba al sur del Ebro, en
de invasión de diversas tribus galas. plena zona de influencia cartaginesa.
La reacción de Roma fue enérgica: Puesto que, tanto en Roma como en
en poco tiempo su poderoso ejército Cartago, prevaleció la opinión de los
penetró en la llanura del Po, derrotan- paiiidarios de la guerra, la ambigua

314 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA I-ílSTOR l A ANTIGUA


Configui-aci<'i n el e la República rom ana 1

situación en la que se encontraba esta armas en el 220 a.e.e. Al año siguiente


ciudad ibérica sirvió para crear un destruyó Sagunto. A continuación, en
pretexto con el que justificar el inicio una marcha audaz por todo el sur de
de las hostilidades: Aníbal, comandan- la Galia, atravesó los Alpes y llegó al
te de los cartagineses en Iberia, sitió valle del Po con unos 26.000 hombres
Sagunto y los romanos respondieron y unos cuantos elefantes que habían
enviando un ultimátum que no dejaba sobrevivido a tan ardua travesía. A ori-
margen a las negociaciones. En el año llas del iío Tesino derrotó en el verano
218 a.e.e. se iniciaba así el segundo del 218 a un ejército romano coman-
enfrentamiento bélico entre las dos dado por el cónsul Publio Cornelio
potencias con el objetivo común de Escipión y, a finales de diciembre de
provocar la destrucción del rival. ese mismo año, obtuvo otra brillante
Segunda Guerra Púnica. Esta victoria en la batalla del río Trebia. De
segunda contienda (218-201 a.e.e.) fue hecho, la primera fase de la gueJTa se
la más cruenta y estuvo a punto de caracterizó por las sucesivas victorias
terminar en un completo desastre para de este extraordinario general carta-
Roma. Por parte de Cartago, pare- ginés. En el lago Trasimeno aniquiló
ce que la guerra -promovida por la a las fuerzas de los nuevos cónsules,
nueva familia cartaginesa gobernante, Cneo Servilio y Cayo Flaminio (217).
los Barca- fue una forma (sin duda, Un año después, el numeroso ejército
la más extrema) de vengar la dolorosa de 70.000 hombres que dirigían los
derrota sufrida en el conflicto ante- cónsules Cayo Terencio Varrón y Lucio
rior. Amílcar Barca (ca. 290-228 a.e.e.) Emilio Paulo fue aplastado en Cannas,
y, después de su muerte, su yerno a orillas del Ofanto --en Apulia-. Sólo
Asdrúbal (242-207 a.e.e.), lograron el primero de los generales (Varrón)
consolidar el dominio cartaginés en logró sobreviviJ~
Iberia. Bajo el mando del hijo mayor A pesar de todas estas aplastantes
de Amílcar, Aníbal (247-183 a.e.e.), derrotas, Roma no se rindió e hizo
las tropas cartaginesas alcanzaron la un esfuerzo ímprobo por contener
meseta castellana, tierra de vettones a Aníbal. En el curso de los catorce
y vacceos, en busca de botín y mer- años siguientes, los romanos lograron
cenarios: después de conquistar otros invertir el curso de la guerra. Por un
muchos castros y poblados, Helmantiké lado, expulsaron de Hispania a los
(Salamanca) y Arbucala (Toro) termi- cartagineses; por otro, Aníbal, privado
narían por doblegarse al poder de sus del apoyo de Cartago e incapaz de

lll OR IGEN Y DESARROLLO DELPODER ROMANO 1 315


Tema 11

Las condiciones de paz impuestas a Cartago tras la derrota de Zama


(Polibio, Historias, XV, 18)

En resumen, las condiciones exigidas fueron las siguientes: «Que en África los
cartagineses retengan las ciudades que poseían antes de declarar esta última guerra
a los romanos, que conserven el país que anteriormente tenían, y los rebaños, y los
esclavos, y el resto de sus posesiones. Desde este día no se les inferirá daño alguno y
podrán regirse por sus leyes y costumbres. No se les impondrá ninguna guarnición
romana» . Éstas fueron las condiciones favorables; las contrarias, las siguientes:
«Los cartagineses repondrán a los romanos el valor de los daños que les han infe-
rido en tiempos de tregua. Les devolverán los prisioneros y los desertores de todo
este tiempo. Les entregarán todas sus naves largas, a excepción de diez trirremes.
Lo mismo vale para los elefantes. No podrán declarar la guerra sin la licencia de
Roma a ningún país que no sea africano. Entregarán a Masinisa edificios, territorio
y ciudades, o cualquier otra cosa que le hubiera pertenecido, a él o a sus antepasa-
dos, dentro de unos límites todavía por determinar. Irán suministrando a las fuer-
zas romanas trigo para tres meses y les abonarán los haberes de tres meses, hasta
que llegue de Roma la decisión definitiva acerca del pacto. Dentro de un plazo de
cincuenta años los cartagineses abonarán diez mil talentos, de modo que paguen
anualmente doscientos talentos de Eubea. Entregarán en fian za cien rehenes, los
que prescriba el general romano, mayores de catorce años y menores de treinta. »

PoLIBIO, Historias (libros V-XV) (trad. M. Balasch Recort), Gredos (BCG, 43),
Madrid, 1981 , pp. 169-170.

movilizar nuevas fuerzas antirroma- de Zama (202 a.e.e.) y Ca1iago se vio


nas en Italia -salvo en Capua y en impelida a rendirse y a pedir la paz un
Siracusa (Sicilia)- no logró sitiar año después. Las duras condiciones
Roma, después de haberse aproxi- fijadas por Escipión la redujeron a la
mado a poco más de una milla de la condición de un Estado menor.
ciudad. Publio Comelio Escipión, Expediciones militares a Occi-
hijo de Publio Escipión, retuvo al dente. Tras la victoria definitiva sobre
cartaginés en Italia y, con la ayuda de Cartago, Roma comenzó a mirar
Masinisa, rey de Numidia, atacó direc- hacia Oriente. Pero, antes de enviar
tamente a Cartago. Reclamado desde sus legiones a territorios tan leja-
África, en su viaje de regreso Aníbal nos, deseó consolidar su autoridad en
fue finalmente vencido en la batalla Occidente. Se aseguró el control de

3 16 1 MANUA L DE l Nl CIAC IÓN A LA HI STOR IA ANTIGUA


Co n figurac ió n de la Repúbli ca ro m ana 1

.,, ;.:!j (Hispania Citerior e Hispania Ulte-


rior), las poblaciones locales seguían
oponiendo una tenaz resistencia. Para
estabilizar la situación fueron necesa-
rias numerosas campañas bélicas, que
finalizaron en el 133 a.e.e., momento
en que Numancia fue conquistada tras
un largo asedio por Publio Comelio
Escipión Emiliano: la ciudad fue
arrasada y los habitantes supervivien-
tes vendidos como esclavos.
Los reinos helenísticos a finales
Mosairn proceden le tk Utliin:1 co n l:1 del siglo III a.e.e. La situación políti-
1rp 1l'SL' lli ac it'l11 de t111 ck·l·a11le (s iglo 11 a.e.e.). ca en el Mediterráneo oriental a fina-
Musco del B:11"g.o (Tú nez).
F1 1L'II IL': No/ÍCJ1/ll/ c;eu.~m¡1/iic 1/istnria.
les del siglo 111 a.e.e. era muy inestable.
202. p. 69. Con la desintegración del inmenso-y
hasta cierto punto artificial- imperio
la Galia Cisalpina, derrotando a las de Alejandro a partir del 323 a.e.e., las
tribus galas que se habían asentado ambiciones personales de los funda-
desde hacía mucho tiempo en el norte dores de las nuevas dinastías habían
de Italia, y hmdando nuevas colonfas, impedido la formación de un Estado
incluidas Bononia (Bolonia), Mutina helénico unitario. Macedonia, Siria
(Módena) y Parma. En las regiones y Egipto representaban las principa-
habitadas por los venecianos, fundó les potencias del mundo helenístico
Aquileia (181 a.e.e.), enclave situado resultante de la nueva realidad pluri-
en una importante posición estraté- nacional.
gica para controlar los pasos alpinos. Los romanos firmaron un acuerdo
En una larga y difícil campaña militar de paz con el soberano macedonio
(180-170 a.e.e.), los ligures también Filipo V en el año 205 a.e.e. En ese
fueron sometidos. Sin embargo, los mismo año, Antíoco 111 el Grande
mayores obstáculos se encontraron en regresó a Antioquía, la capital del
la península ibérica. A pesar de que, Imperio seléucida. Este soberano se
tras la paulatina ocupación telTito- había ganado ese apelativo por el éxito
rial de Iberia a partir del 218 a.e.e., alcanzado en Oriente con una ambi -
se habían establecido dos provincias ciosa expedición que le llevó hasta

IJl ORIGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 317


T e ma 11

el Indo, emulando así la proeza que siguiente, durante los juegos ístmicos
había llevado a cabo Alejandro hacía que tenían lugar en Corinto, provocó
algo más de un siglo. una oleada de simpatía filorromana
La conquista de Macedonia. En el anunciando la «liberación de Grecia».
año 202 a.e.e. se difundió la sospecha Pero, si bien Roma se resistió a impo-
de que Filipo V y Antíoco III habían ner tributos y a ocupar toda Grecia
llegado a una alianza para aumentar de forma permanente, no renunció a
su poder frente al Egipto ptolemaico, la injerencia en la vida interna de las
cuya dinastía pasaba por momentos póleis, perdiendo en poco tiempo el
muy difíciles. El Senado romano temió apoyo inicial de los helenos.
que esta coalición pudiese represen- Las acciones militares y diplomá-
tar una amenaza para la República ticas impulsadas por los romanos no
y rompió las hostilidades con Filipo fueron suficientes para restablecer el
V, un soberano que fue presentado al equilib1io en Grecia. Al final, Roma
pueblo romano como un nuevo Anibal se aventuró a emprender otra guerra
al que había que neutralizar antes de contra Perseo, hijo y sucesor de Filipo
que se hiciese demasiado fuerte. Con V, derrotándolo en la batalla de Pidna
ello, el Senado daba muestras de su (168 a.e.e.). Las condiciones del tra-
teoría acerca de la «guelTa preventi- tado de paz fueron realmente duras:
va»: el conflicto con Macedonia fue Macedonia fue dividida en cuatro terri-
visto como un mal menor, pero a la vez torios independientes y miles de ciuda-
indispensable, para truncar el incipien- danos, entre los que se encontraba el
te ascenso de un monarca extranjero historiador Polibio, fueron conducidos
que podría volver a invadir con sus a Roma en calidad de «rehenes».
tropas la península itálica. La contien- La guerra siria. Aprovechando
da terminó con la vict01ia romana de que las circunstancias le favorecían
Cinoscéfalos (197 a.e.e.). Mediante la -Filipo V había sido derrotado y los
firma del tratado de paz, Filipo se com- romanos no habían dejado tropas de
prometía a reconocer la autonomía ocupación en Macedonia-, Antíoco
de las póleis griegas y a abandonar los 111 decidió ampliar sus dominios,
territorios conquistados en Tracia y en organizando en el año 192 a.e.e. una
Asia Men01: Tito Quinctio Flaminino expedición a Grecia. Sin embargo, al
demostró ser no sólo un enérgico gene- año siguiente su ejército fue venci-
ral, sino también un político astuto y do por los romanos. Persiguiendo a
un hábil diplomático. De hecho, al año las tropas sirias en su retirada, otro

318 1 MANUAL DE l NIClACJÓN A LA H ISTORIA ANTIGUA


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Tema 11

Justificación del imperialismo romano


(Polibio, Historias , VI, 56)

También entre los romanos los usos y costumbres referidos al dinero son
superiores a los de los cartagineses. Entre éstos nada hay vergonzoso si produce
un lucro; entre aquéllos nada hay más afrentoso que la venalidad o el hacerse
con ganancias ilícitas. Los romanos alaban tanto la riqueza adquirida honrada-
mente como desprecian el provecho extraído por medios inconfesables. Prueba
de esto es el hecho de que entre los cartagineses se llevan las magistraturas los
que distribuyen sobornos sin disimulos; esto, entre los romanos está castigado
con pena de muerte. De donde resulta que, si en los dos pueblos se proponen
premios opuestos para la virtud, han de ser desiguales también los medios para
llegar a ella . Pero la diferencia positiva mayor que tiene la constitución romana
es, a mi juicio, la ele las convicciones religiosas. Y me parece también que ha
sostenido a Roma una cosa que entre los demás pueblos ha sido objeto de mofa:
me refiero a la religión. Entre los romanos este elemento está presente hasta tal
punto y con tanto dramatismo, en la vida privada y en los asuntos públicos de la
ciudad, que es ya imposible ir más allá. Esto extrañará a muchos, pero yo creo
que lo han hecho pensando en las masas. Si [·uera posible constituir una ciudad
habitada sólo por personas inteligentes, ello no sería necesario. Pero la masa es
versátil y llena de pasiones injustas, de rabia irracional y de coraje violento; la
única solución posible es contenerla con el miedo de cosas desconocidas y con
ficciones de este tipo. Por eso, creo yo, los antiguos no inculcaron a las masas
por casualidad o por azar las imaginaciones de dioses y las narraciones de las
cosas del Hades; los de ahora cometen una temeridad irracional cuando preten-
den suprimir estos elementos. Para no explicar otras cosas: entre los griegos, a
los que tienen la administración, si reciben un talento en depósito, en presencia
de diez escribanos, sellado con diez sellos y delante de veinte testigos, a pesar
de todo, no se les pueden ex igir garantías; en Roma, por el contrario, estos
mi smos depositarios pueden entregar una suma mucho más fuerte de dinero
a los magistrados o a unos legados y, por la sola fuerza del correspondiente
juramento, el depósito se conserva intacto. Entre los demás pueblos es difícil
encontrar un hombre político que se haya mantenido alejado del dinero público
y esté lim pio de delitos de este tipo, pero entre los romanos es difícil hallar un
político que no haya observado una conducta así.

PüLIBLO, Historias (libros V-XV) (trad . M. Balasch Recort), Gredos (BCG, 43),
Madrid, 1981 , pp. 218-219.

320 1 MANUA L DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Con li guraci<'>11 de la Rep t'1hli ca ro man a 1

contingente romano pisó por primera Estado que manifiesta una potencia
vez el continente asiático, obteniendo indiscutible no requiere necesaria-
una decisiva victoria sobre los sirios mente la absorción de territorios
en la batalla de Magnesia (189 a.e.e.). ajenos, sino solamente su control;
Antíoco III se vio entonces obligado a el término «imperiali smo » implica,
fi rmar la paz en el 188 a.e.e. sin embargo, una relación de poder
Con la conclusión de estas guerras des igual entre Estados o pueblos
Roma alcanzó indiscutiblemente una según la cual uno (opresor) domina y
posición hegemónica en el mundo explota a otro (oprimido), integrando
griego. Sin embargo, por el momento, territorios, so meti end o a poblacio-
no se mostró interesada en aplicar una nes enteras o subordinando formas
política de anexiones, prefiri endo ejer- de organización política a su propio
cer un control indirecto y reforzar los sistem a de dominio. Los Estados
lazos de amistad con los Es tados que imperialistas ejercen su poder sobre
le habían prestado ayuda, haciéndol es otros p olíti camente más débiles a
partícipes de los beneficios de la vic- través de la restricción de la libertad,
toria con concesiones territoriales en de la injerencia en sus asuntos inter-
detrimento de los sobera nos vencidos. nos, la co mpulsión , los tributos, la
De este modo, pudo consolidar su pro- co nfiscación y, finalmente, la explo-
pio prestigio y convertirse en el centro tación. Tal y co mo ha sido analizado,
de una vasta red de alian zas. el método usual del Estado romano
Tercera Guerra Púnica. Este últi- Í.Je la guerra de conquista que, en la
mo enfrentamiento fue el resultado co ncepció n helenísti ca de la época,
de la obsesión de Catón por destruir otorgaba a l vencedor el derecho de
definitivamente a Car tago. La agresión dominio más absoluto sobre el ven-
de és ta a Masinisa, el aliado de Roma, cido, ex igiend o de éste determina-
sirvió de pretexto para que Escipión dos beneficios y prestaciones (botín,
Emiliano invadiese con su ejército el tributos, indemnizac iones, etc.) . Se
reducido territorio que le quedaba a suele admitir que la fose hegemó ni ca
Cartago. Debilitada por la guerra ante- de la expansió n romana conc luyó e n
rio1~ la ciudad fue fácilmente tomada y torno al año 200 a.e.e. co n la presen-
destruida (146 a.e.e.). cia militar de Roma en Ori ente en el
De la hegemonía al imperia- contexto de la 11 Guerra Macedonia
lismo. En la Antigüedad, la forma y la guerra siri a co ntra Antíoco 111,
«h egemónica» de dominio de un interpre tand o el conflicto púni-

111 ORIGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 321


Tema 11

co como una «lucha hegemónica» incorporación de los diferentes reinos


entre dos potencias rivales (Cartago helenísticos, afectó profundamente a
y Roma) que se disputaban el control la propia Roma. Un famoso verso de
del Mediterráneo central y occiden- Horacio (Epist., II, 1, 156-157) resume
tal. Sin embargo, hacia mediados del el proceso por el que la Grecia con-
siglo 11 a.e.e., la tendencia imperialis- quistada helenizó a la gran potencia
ta parece haber estado ya consolida- romana: Graecia capta ferum victorem
da como demostraría la destrucción cepit et artis intulit in agresti Latio («la
de Cartago y Corinto en el 146 a.e.e. Grecia conquistada a su fiero vence-
Esta actitud fue la expresión de los dor conquistó, y en el Lacio agreste
verdaderos móviles -tanto de carác- introdujo las artes»).
ter político como económico- que El conservadurismo de Catón.
habían impulsado el largo proceso La progresiva tendencia a establecer
de expansión en favor de los intere- vínculos culturales con el helenismo
ses de la clase dirigente del Estado no siempre contó con la aquiescencia
romano. de la clase intelectual romana. El con-
tacto en la Magna Grecia y en Oriente
11 .6. EL HELENISMO EN ROMA
con el fasto y el lujo de las monarquías
absolutas, el culto a la personalidad,
Intensos contactos con la civi- los extraños rituales de las religiones
lización griega. Los primeros con- mistéricas, el pensamiento filosófico
tactos de los romanos con la cultura crítico y tantos otros aspectos cultu-
griega se remontan a la época etrusca. rales del mundo helenístico -vistos
Sin embargo, tuvieron que transcurrir como elementos que incitaban a la
cerca de trescientos años para que una corrupción de las costumbres- des-
buena parte de la sociedad romana pertó la desconfianza de los espíritus
se impregnase de los valores propios romanos más conservadores. El cen-
del helenismo. En una gran parte de sor Marco Porcio Catón, ejemplo
los territorios sobre los que Roma del romano obsesionado por la con-
impuso su aplastante dominio a lo servación a ultranza de las virtudes
largo de los siglos m-n a.e.e., se había tradicionales, quiso imponer en la
extendido ampliamente la civilización vida pública, en el año 184 a.e.e., los
helénica, cuya influencia, favorecida mismos principios de austeridad y
por los estrechos contactos con las honradez que dirigían su vida privada,
colonias griegas del sur de Italia y la tratando de combatir la degradación

322 1 MAN UAL DE l'IIJCIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Configuraci(,n de la Rl'púb li ca ro ma na 1

de las tradiciones, actitud que iden-


tificaba con el helenismo. Pero sus
pretensiones de restauración de la
vieja «virtud» de la Roma arcaica no
tuvieron en cuenta las nuevas costum-
bres, que desaprobaba, vinculadas al
desarrollo del imperialismo romano
que, paradójicamente, defendía con
entusiasmo. Personajes influyentes
como Escipión el Africano, abierto a
la cultura griega y protector de un cír-
culo de filósofos, artistas y escrito.res
helénicos, representaban para él un
grave peligro que había que eliminar.
Influencias de la cultura griega.
La lengua griega se convirtió, junto
con el latín culto, en el idioma de la
élite social romana. De hecho, inmer-
sa en una especie de lwiné comercial
y cultural, la clase dirigente fue bilin-
güe, utriusque linguae. La nobilitas To1Tc de los Vien tos construida en Aten::ts
poi el ;islónomo Anclrónico de Cirro
romana a la que pertenecía la clase (M;1tnlonia). Primern milad del siglo I a.e.e.
intelectual que dirigía la res publi- h i lo: R. G. S.
ca sentía una gran atTacción por el
mundo cultural griego, interiorizando se la ciudad de Roma. El académico
su pensamiento humanista y sus for- Carnéades de Atenas llegó como nego-
mas de expresión en el ámbito públi- ciador político en el año 155 a.e.e. y el
co -la retórica-, así como su rica estoico Panecio de Rodas formó parte
herencia literaria y artística. Muchos del círculo intelec tual, profundamen-
esclavos griegos llegados a Roma tras te helenizado, de los Escipiones. La
las guerras de conquista en Oriente propia génesis de la literatura lati-
fueron empleados corno pedagogos na dependió en buena medida de la
en las casas nobles romanas para tradición cu ltu ral helénica. No hay
educar a sus hijos; grandes filósofos que olvidar a este respecto la obra de
y oradores eligieron para establecer- Livio Andrónico, un esclavo griego

111 ORIGEN Y DES/\RROLLO DEL PODER ROMANO 1 323


Tem a J J

que dio a conocer al mundo latino el taciones de la llamada «impiedad vul-


ciclo homérico. Poco a poco, Roma gar» en los autores de comedias como
se impregnó de la paideía griega, que Plauto. Ahora bien, estas poderosas
toma la forma de humanitas en la influencias procedentes del mundo
obra de autores como Cicerón para griego no anularon por completo los
dotar al latín de un vocabulario filo- rasgos propios de la cultura latina.
sófico con el que expresar de manera Antes bien, dieron lugar a un sincre-
más precisa y profunda el mundo de tismo (synkretismós) como resultado
las ideas. Desde al menos el siglo u de la combinación de los valores
a.e.e. se abrió en Roma una vía por la tradicionales con los elementos sus-
que penetró el platonismo, el eveme- tanciales recibidos de la prestigiosa
rismo o el neopitagorismo, manifes- civilización griega.

Síntesis
A partir de principios del siglo v a.e.e. Roma fue gobernada por una República
aristocrática dominada por el Senado y cuyo poder ejecutivo recaía en dos cónsules
elegidos anualmente entre los miembros de las familias patricias. Para impedir la
concentración del poder en una sola persona, las principales magistraturas fueron
colegiadas y de una duración limitada. Además de los cónsules, hubo pretores
encargados de la administración de justicia; cuestores que se ocupaban del erario
público; ediles que vigilaban el orden público; censores que confeccionaban el
censo de ciudadanos. Se instituyó también una magistratura extraordinaria, la
dictadura, que, por delegación, poseía poderes absolutos durante seis meses para
afrontar situaciones excepcionales que afectaban a la seguridad del Estado. La
única institución estable en el ordenamiento republicano fue el Senado.
Entre el siglo v y el rn a.e.e. se produjeron en Roma significativas innovaciones
institucionales y legislativas. Se impulsó una importante reforma timocrática con
vistas a mejorar la eficacia del ejército y a regular, en base al censo, la participa-
ción ciudadana en la vida política. En los primeros decenios de la República, los
plebeyos recurrieron a la secesión como medio de presión para obtener algunas
importantes conquistas legislativas: la publicación de las leyes escritas, la abolición
de la prohibición del matrimonio con los patricios, la abolición de la esclavitud por
deudas, el acceso al consulado, la equiparación de los plebiscitos a las leyes, etc. Al
término de estas luchas se formó una nueva clase dirigente, la nobilitas , compuesta
por patricios y plebeyos ricos.
A lo largo de los siglos v y IV a.e.e., Roma emprendió numerosas campañas
militares, al término de las cuales se convirtió en la principal potencia de la Italia

324 1 MANUAL DE INTCIAClÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Con íig11rac iú11 ele- l:1 Rl' p1'1bl ica ro mana 1

central. En el primer tercio del siglo m a.e.e. se enfrentó a Tarento, una potente
colonia espartana que se había aliado con el soberano helenístico Pirro, al que los
romanos lograron derrotar en el 272 a.e.e., extendiendo su dominio hasta la Magna
Grecia. En los territorios conquistados se fundaron algunas colonias y se estable-
cieron alianzas con diferentes municipios.
La consolidación de Roma como potencia hegemónica en el Mediterráneo la
llevó a enfrentarse con Cartago, una antigua colonia fenicia que había llegado a
construir un imperio marítimo sin parangón. Una vez que los romanos extendie-
ron su poder sobre las colonias griegas, rivales de los cartagineses, la colisión de
intereses era inevitable. La primera Guerra Púnica (264-241 a.e.e.) concluyó ines-
peradamente con la victoria romana, abriendo sus horizontes de dominio fuera de
la península itálica. La oligarquía mercantil cartaginesa, perjudicada gravemente
por las pérdidas sufridas al final de la guerra, decidió hacerse con nuevos enclaves
comerciales en la península ibérica. Cuando Aníbal, comandante supremo de las
fuerzas cartaginesas en Iberia, asedió la ciudad de Sagunto -aliada de Roma-,
dio comienzo un nuevo conílicto. El general cartaginés sorprendió a los romanos
con una estragegia brillante: con una rapidez inusitada logró presentarse en el
norte de Italia y derrotó sucesivamente a las tropas enviadas para frenar su avance.
En la batalla de Cannas (216 a.e.e.), las legiones romanas sufrieron una desastrosa
derrota. Al final se aprobó la propuesta de Cornelio Escipión de enviar un ejérci-
to a África con el fin de provocar el precipitado regreso de Aníbal a su patria. El
enfrentamiento entre los dos ejércitos tuvo lugar al sur de Cartago, en Zarna (202
a.e.e.), donde los romanos volvieron a alzarse con la victoria: por medio del tratado
de paz impuesto por Roma se arrebató a Cartago su autonomía política. A partir de
estos momentos, el imperialismo romano empezó a tener mayor incidencia, tanto
en Occidente (imposición del poder romano en África, Galia e Hispania) co mo en
Oriente (sometimiento de los reinos helenísticos de Macedonia y Siria). Aunque los
contactos con Ja cultura griega se remontaban a épocas más antiguas, la presen-
cia cercana del helenismo a partir de esta época ejercerá en Roma una iníluencia
decisiva.

Verificación
1. Resuma brevemente la situación política y militar ele Roma en época del foedus
Cassianum.
2. ¿Qué características compartían las principales magistraturas republicanas?
Enurnérelas señalando sus principales competencias.
3. Aclare qué se entiende por nobilitas.

III OR IGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 325


1.- ,11.1 1 l

4. Señale los principales hitos que marcaron el conflicto sociopolítico entre patri-
cios y plebeyos.
S. Consecuencias de la dominación romana sobre las póleis de la Magna Grecia.
6. Describa el avance de Aníbal hacia Italia y detalle las principales batallas y su
resultado hasta la definitiva derrota cartaginesa en África.
7. Explique las relaciones de fuerza entre las principales potencias helenísticas a
comienzos del siglo II a.e.e.
8. Defina los conceptos de hegemonía e imperialismo aplicados a Roma.

326 1 MANUAL DE [NIClAClÓN A LA HJSTORIA ANTLGUA


TEMA 12

12. l. D ES EQUlLIBIUOS
cargas propias de un Estado impe-
SOClOPOLJTICOS
rialista. Por ello, llegó un momen-
Los problemas de la época. Tras to en que decidieron exigir, incluso
las Guerras Púnicas y sus conquistas utilizando la fuerza de las armas, la
tanto en Oriente como en Occidente, plena ciudadanía y una parte de los
Roma tuvo que afrontar varios proble- beneficios obtenidos de la aplastante
mas de difícil solución. Por un lado, dominación ejercida por Roma en la
parecía evidente que sus instituciones mayor parte de la cuenca mediterrá-
tradicionales -surgidas de la práctica nea. No pueden olvidarse tampoco los
política propia de una ciudad-Esta- desequilibrios que el sistema impe-
do- resultaban inadecuadas e ino- rialista romano tendió a fomentar en
perantes para gobernar con eficacia el seno de una sociedad fuertemente
un sistema imperialista que abarcaba polarizada. Refiriéndose al final del
toda Italia, el sur de la Galia, Hispania, siglo 11 a.e.e., el historiador romano
Macedonia, Grecia y África. Por otro Salustio (86-35 a.e.e.) ofrece una defi-
lado, la integración sociopolítica de nición tan crítica como precisa del
una buena parte de la población hacía régimen republicano: «En la paz y en
mucho tiempo que había sido incor- la guerra se procedía según el capri-
porada al mundo romano, había sido cho de unos cuantos privilegiados; el
incompleta, arrastrando deficiencias erario, la administración de las pro-
sociales y jurídicas que provocaron vincias, las magistraturas, los honores
una enorme inestabilidad. Estos pue- y los triunfos estaban concentrados
blos itálicos, que eran conocidos como en las mismas manos; el pueblo vivía
socii («aliados»), no disponían de la oprimido por el peso de la milicia y
ciudadanía romana a pesar de formar de la indigencia; el botín de guerra se
parte del ejército y de compartir otras lo repartían entre sí los generales con

III OR IGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 327


'l'l'lll:t 12

algunos favoritos» (Yugurta, XLI, 7). nos trató de dar respuesta de manera
En efecto, no eran imperceptibles ni, infructuosa su hermano menm~ Cayo,
en consecuencia, podían ignorarse las dando lugar a una situación crítica que
necesidades de una inmensa y crecien- terminó en un enfrentamiento bélico:
te parte de la población, originaria- la llamada guerra social (91-89 a.e.e.).
mente formada por pequeños campe- Los Graco. La familia de los Graco
sinos que, reclutados para largos años destacó durante la segunda Guerra
de servicio militar, habían perdido sus Púnica. Tiberio Sempronio, el padre,
propiedades durante sus prolongadas había desarrollado una importante
ausencias y formaban ahora un pro- carrera y estaba casado con Cornelia,
letariado sin apenas recursos, concen- hija de Escipión el Africano, el ven-
trado principalmente en la gran urbe cedor de Aníbal. Tiberio Sempronio
en que se había convertido Roma. Graco (162-133 a.e.e.), su hijo mayor,
El primer problema, de carácter se casó con Claudia, hija de Apio
institucional y que influyó sobre todos Claudia Púlquer, por entonces jefe del
los demás aspectos de la vida pública Senado, y fue educado por su madre
romana, aún no había sido identi- Cornelia en la cultura griega (el estoi-
ficado como tal a finales del siglo u co Blosio [·u e su maestro más influ-
a.e.e. Sólo después de las vicisitudes yente). Su hermano menor fue Cayo
acontecidas con Mario y Sila, y sobre Sempronio Graco (154-121 a.e.e.).
todo tras el protagonismo adquirido
por Pompeyo y la dictadura de César,
ese problema encontraría una salida
satisfactoria con Augusto y la instau-
ración de un nuevo régimen político
en el último tercio del siglo I a.e.e.: el
Principado. Pero antes de eso, la dis-
cordia social provocada por la ruina
de un amplio sector de la población,
al que le eran ajenos los beneficios
de la expansión imperialista romana,
había sido debidamente considerada
por Tiberio Graco a través de su plan Templo Rolondll (anl ig11;1111L'll il' lh111 1:1do dl'
\tesla) en el Fol'<l 13<>:irio L' ll Ro111a (li 11:1k·s
de reforma agraria. Y, por último, a d<.:I siglo rr1-pri11L·ipios del siglo 11 ,I.L'.c.) .
las reivindicaciones de los socii italia- Foto: R. G. S.

328 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTJGUA


Fase fin al de la Repúbli ca ro mana 1

La reforma agraria de Tiberio comisión para aplicar estas reformas


Graco. Este tribuno de la plebe trató agrarias en la que figuraban los dos
de remediar los males sociales causa- hermanos Graco y el suegro de Tiberio,
dos por la formación de un enorme Apio Claudia Púlquer. Para financiar
proletariado profundamente empo- la ejecución de su programa, Tiberio
brecido, en su mayor parte urbano y propuso que se empleara la herencia
romano, compuesto por antiguos cam- dejada a Roma por el rey Atalo III de
pesinos que habían perdido sus tierras Pérgamo, fallecido ese mismo año. Era
como consecuencia de su prolongado evidente que esta directiva iba contra
servicio en el ejército. Una vez que la costumbre según la cual los asuntos
regresaron de las campañas militares, relacionados con la política exterior
descubrieron que sus pequeñas parce- eran competencia del Senado.
las de tierra habían sido ocupadas o Una vez que se supo que Tiberio
anexionadas por grandes propietarios tenía la intención de presentarse a la
-generalmente optirnates-, cuyos reelección como tribuno de la plebe en
latifundios (latifundia) eran trabajados el verano del l33 a.e.e. -una decisión
por mano de obra esclava. Siendo ya insólita que, aun sin ser anticonstitu-
ttibuno de la plebe, Tiberio propuso cional, iba en contra de la tradición-,
la aplicación de una antigua ley que un grupo de senadores conservadores
reducía a 500 iugera (unas 120 hec- encabezados por P. Escipión Nasica y
táreas) el máximo del ager publicus sus partidarios cogieron por sorpresa al
que podía ser ocupado por un arren- tribuno y lo asesinaron junto, así como
datario (possessor). Su ley agraria (lex a muchos de los suyos. En el período
Sempronia), aprobada en el 133 a.e.e., inmediato al asesinato de Tiberio, el
concedía otra área adicional de 250 Senado adoptó una actitud claramente
iugera para cada hijo del arrendatario, reaccionaria y enjuició a muchos de sus
hasta llegar a un límite total de 1.000 seguidores, aunque no pudo impedir el
iugera. Las fuerzas conservadoras y el funcionamiento de la comisión agraria.
Senado pidieron al tribuno M. Octavio Licinio Craso Muciano, suegro de su
que vetara esta ley; Tiberio reaccionó hermano Cayo Graco, ocupó el puesto
convocando un plebiscito que depuso de Tiberio. Poco tiempo después, se
a su colega. Según dicha ley, las tie- incorporaron a la comisión el propio
rras del ager publicus que excedieran Cayo, Gayo Carbón y Fulvio Flaco,
el límite legal debían ser distribuidas quienes se mantuvieron en sus cargos
entre los desposeídos. Se creó una desde el 130 al 122 a.e.e.

111 ORIGP.N Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 329


Tema 12

El ager publicus en manos de los ricos


(Apiano, Las guerras civiles, I, 7)

Los romanos, a medida que sometían con la guerra a las distintas regiones de
Italia, se apoderaban de una parte de su territorio y fundaban en ella ciudades, o
bien reclutaban colonos propios para enviarlos a las ya existentes. Consideraban
estas colonias a modo de fortines, y de la tierra conquistada por ellos en cada oca-
sión, distribuían, al punto, la parte cultivada entre los colonos, o bien la vendían
o arrendaban; en cambio, la parte que estaba sin cultivar por causa de la guerra,
y que precisamente era la más extensa, como no tenían tiempo de distribuirla en
lotes, permitieron mediante un edicto que, entretanto, la cultivase el que quisiera
a cambio del pago de un canon por la cosecha del año, la décima parte de los pro-
ductos de siembra y la quinta parte de los cultivos de plantación. También se fijó
un canon para los ganaderos, tanto para las reses mayores como para las menores.
Estas medidas fueron adoptadas con vistas a multiplicar la raza itálica, considerada
por ellos como la más laboriosa, a fin de tener aliados en la patria. Sin embargo,
ocurrió lo contrario a lo que esperaban. Pues los ricos, acaparando la mayor parte
ele esta tierra no distribuida, aumentaron con el tiempo su confianza en que ya no
se verían desposeídos ele ella y, comprando en parle por métodos persuasivos, en
parte apoderándose por la fuerza de las propiedades vecinas de ell os y de todas
las demás pequeñas pertenecientes a campesinos humildes, cultivaban grandes
latifundios en vez de parcelas pequeñas y empleaban en ellos esclavos como agri-
cultores y pastores en previsión de que los trabajadores libres fueran transferidos
de la agricultura a la milicia. Al mismo tiempo, la posesión de esclavos les reportó
graneles beneficios ciada su abundante descendencia, ya que se incrementaban sin
riesgo alguno al estar exentos del servicio militar. Por estas razones los ricos se
enriquecían al máximo y los esclavos aumentaban muchísimo por la campiña; en
tanto que la escasez y la falta ele población afligían a los pueblos itálicos, diezma-
dos por la pobreza, los tributos y la milicia. Y aun cuando se vieran libres de estas
calamidades, se hallaban en paro forzoso al estar la tierra en manos de los ricos,
que empleaban como agricultores a esclavos en lugar de hombres libres.

APIANO, Hisloria romana, JI. Las guerras civiles (libros 1-11) (trad. A. Sancho
Royo), Gredos (BCG, 83), Madrid, 1985, pp. 21-24.

El ager publicus y los aliados labor de la comisión exacerbó los áni-


itálicos. Al extenderse el ager publicus mos de los socii, cuyas pretensiones
también por los territorios itálicos, la de alcanzar la igualdad jurídica con

330 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HlSTO RlA ANTIGUA


Fas1;: fi na l de la RcpC1blica roma na 1

los ciudadanos romanos y de recibir Opimio con la ayuda de las clientelas


los mismos beneficios que éstos obte- de las familias nobles. El prolongado
nían del sistema imperialista en el resentimiento de los itálicos por su
que ellos mismos estaban integrados, condición de ciudadanos de segunda
no hallaban respuesta satisfactoria en clase finalmente cobró fuerza con el
esta reforma. M. Fulvio Flaco, uno estallido de la llamada guerra social
de los comisionados agrarios y cón- (bellum sociale) en el 91 a.e.e.
sul en el 125 a.e.e., trató de resolver Causas del fracaso de las refor-
la crisis con la propuesta de otorgar mas gracanas. En los años que siguie-
la ciudadanía romana a los aliados ron a la desaparición de los Graco
itálicos deseosos de ser ciudadanos. el espíritu de la reforma agraria fue
Esta iniciativa legislativa no fue apro- completamente desnaturalizado. Por
bada y, como consecuencia, estalló ejemplo, se canceló la cláusula de la
una rebelión en la ciudad de Fregelles, inalienabilidad de las parcelas de tie-
anunciando así el verdadero peligro rra, facilitando así el restablecimiento
de una insurrección en toda Italia, la del latifirndio. Las causas del fraca-
cual surgiría quince años después. Los so de los intentos reformistas de los
romanos se apresuraron a suprimir la Graco fueron múltiples: la inmadu-
rebelión, impidiendo que, momentá- rez política de la plebe, víctima fácil
neamente, se extendiera a otras zonas. de la demagogia y de las maniobras
Sin embargo, la cuestión se volvió procedentes del exterior; la debi lidad
apremiante. Cayo Graco, elegido tri- del tribunado, una institución sujeta
buno de la plebe en el 123 a.e.e. y ree- a demasiadas limitaciones (la anua-
legido sin oposición al año siguiente, lidad, la colegialidad, el derecho de
intentó, entre otras iniciativas, otor- veto, la imposibilidad de sucesivas
gar la ciudadanía inicialmente a los reelecciones) como para poder ela-
latinos y después a todos los italia- borar y realizar proyectos ambicio-
nos. Tampoco en esta ocasión el pro- sos; la imposibilidad de reconstruir
yecto de ley fue aprobado. Cayo no las pequeñas y medianas propiedades
pudo conseguir una tercera elección dentro de un sistema económico escla-
y, poco después, fue víctima, junto vista con enormes latifundios; las dife-
con tres mil de sus partidarios, de una rencias jurídicas respecto a la posesión
matanza legalmente sancionada por o carencia de la ciudadanía. La indi-
un senatus consultum ultimum del simulada aversión que se encuentra
Senado, ejecutada por el cónsul Lucio en muchas fuentes antiguas hacia el

111 ORIC I'. Y IH·'. SARROLLO DEL PODER ROMANO 1 33 1


Tema 12

comportamiento de los Graco mani- del poder; y, por otro, los populares,
fiesta la incomprensión del persistente que representaban sobre todo los inte-
fenómeno del desequilibrio social. Si reses de la ascendente clase ecuestre
bien la política gracana fue esencial- y que, en muchas ocasiones, trataban
mente reformista, su extemporaneidad de conseguir el apoyo del proletaria-
respecto a las instituciones romanas do urbano con el fin de debilitar a la
obligó a Tiberio a asumir iniciativas oligarquía senatorial. Las luchas por
opuestas a la tradición jurídica que, a el poder entre estos dos grupos hete-
ojos de la clase dirigente, representa- rogéneos crearon espacios en los que
ban un peligro «revolucionario» para ciertos personajes, aun sin descender
la República. Además, quedaba pen- de familias ilustres, supieron moverse
diente el grave problema que represen- y aprovechar oportunamente la oca-
taba la reivindicación de la ciudadanía sión para saltar a la escena política:
por parte de los aliados itálicos, cuya los llamados honúnes novi.
falta de solución provocaría en poco La guerra contra Yugurta y el
tiempo una sangrienta «guerra civil ». genio militar de Mario. A la muerte
del rey Masinisa, cuya ayuda había
12.2. LUCHAS D E P ODE R ENTRE
OPT/1\tl.A'fES Y POPUJA Rt::S

Optimates y populares . El fracaso


de las reformas gracanas evidenció
el agudo conflicto de intereses que,
desde hacía mucho tiempo, existía en
el seno de la sociedad romana. Ese
acusado contraste entre los diferentes
componentes sociales dio lugar a la
configuración de dos tendencias de
signo político: por un lado estaban los
optimates, representantes de la nobi-
litas (tanto patricios como plebeyos
ricos, es decir, locupletes o possesso-
res), que deseaban perpelurar su pre-
dominio en el Senado y mantener bajo Los Pasti C(lpitoli11i. M usl'os Capil olinos.
control los resortes más importantes Fo to: R. G. S.

332 1 MANUAL DE INIClACIÓN A LA HISTORIA ANT IGUA


Fase final de la República 1·<rniana 1

permüido a Escipión Emiliano vencer


a Aníbal en África, el reino cliente de
Numidia fue dividido por Roma entre
sus dos nietos, Yugurta y Adherbal. El
primero, que había servido bajo las
órdenes romanas, era un consumado
atleta y un gran militai~ Desafiando al
orden romano en África, se adueñó de
todo el territorio después de capturar
y mandar asesinar a Adherbal. De
su bmtal represión fueron víctimas Los Metelos
incluso algunos comerciantes roma- La familia de los Metelos fue la rama más
nos, lo que provocó que el Senado importante de la gens Cecilia. Su miembro
le declarara la guerra en el año 111 más antiguo históricamente documentado
fue Lucio Cecilio Metelo Denter, cónsul
a.e.e. El cónsul L. Calpurnio Bestia
en el 284 a.e.e., muerto en Arezzo en un
invadió Numidia, pero sucumbió al combate contra los senones. Los Metelos
oro de Yugurta para ofrecerle unos tuvieron un enorme peso político. Durante
términos de paz favorables . Ante este el período comprendido entre el 123 y
fracaso, Roma envió a un general más el 102 a.e.e. cabe contar seis cónsules y
severo y competente, Quinto Metelo; cuatro censores de esta poderosa fami-
lia. Algunos de sus miembros más ilus-
sin embargo, a pesar de sus triunfos
tres fueron Lucio Metelo, cónsul en 251
militares, tras dos años de guerra, no a.e.e. ; Quinto Metelo, cónsul en el 206;
logró doblegarle del todo. De hecho, Quinto Metelo Macedónico, cónsul en el
la resistencia de Yugurta provocó un año 143; Quinto Metelo Numídico, cónsul
profundo descontento entre los sena- en el 109 a.e.e.; Quinto Metelo Crético,
dores romanos. Cayo Mario (157-86 cónsul en el año 69; y Quinto Metelo Pío
a.e.e.), un rico hamo novus del orden Escipión, cónsul en el 52 a.e.e. El último
representante documentado fue Quinto
ecuestre y ayudante de Metelo, logró
Cecilio Metelo Crético Silano, cónsul en
socavar la posición de éste y obtener el año 7 e.e. También tenemos noticias
el consulado en el año 107 a.e.e. A de Cecila Metela, esposa de Marco Craso
continuación, se le encomendó diri- (hijo del famoso triunviro Craso), a través
gir la guerra en África. Mario no de los restos conservados de su majestuosa
tardó mucho en demostrar su enorme tumba en la Via Appia, que todavía pode-
mos admirar.
capacidad militar: con la ayuda de su
hombre de confianza, Lucio Cornelio

111 OR IC l '. N Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 333


Tema 12

Sila (138-78 a.e.e.), capturó y ejecutó mento utilizado, el adiestramento fue


a Yugurta, poniendo así fin a la guerra cada vez más uniforme y sistemático,
(106 a.e.e.). estableciendo unidades especializadas
La fama de Mario aumentó de forma no por su capacidad de adquisición
considerable a lo largo de los siguientes de un equipamiento determinado sino
años, especialmente con su aplastante por su aptitud técnica para utilizarlo.
victoria sobre las tribus germanas de Los reclutamientos fueron permanen-
cimbrios y teutones que, con su inva- tes y el servicio militar retribuido y,
sión de Italia (102-101 a.e.e.), habían una vez finalizado, premiado con la
provocado el pánico en la misma Roma. distribución de tierras pertenecientes
Con la gloria alcanzada por Maiio cre- al ager publicus.
ció la influencia de los populares, cuyo La alianza con los populares
apoyo le garantizó varias veces su ree- radicales. Convertido en héroe nacio-
lección en el consulado. nal, Mario fue elegido cónsul por sexta
La reforma militar. La crisis vez en el año 100 a.e.e. La animosidad
socioeconómica en la que, desde hacía del Senado, originada por la excesiva
décadas, se encontraban los peque- fama de este advenedizo, no se hizo
ños campesinos y medianos propieta- esperar. Ante los graves obstáculos
rios de tierras afectó negativamente al que la clase senatorial puso a la distri-
reclutamiento. Desde la guerra contra bución de tierras entre los veteranos
Yugurta, Mario introdujo, entre otras de Mario, éste buscó la alianza con los
mejoras militares, una innovación dirigentes más radicales de la facción
que modificaría de forma decisiva el popular: el pretor C. Servilio Glaucia
carácter del ejército romano y que y el demagogo tribuno L. Apuleyo
terminaría por afectar profundamente Saturnino. Estos individuos inaugura-
a las propias instituciones republica- ron la práctica -que después llegaría
nas: la aceptación de proletarios como a ser la norma- de imponer decisio-
reclutas voluntarios en contra del tra- nes mediante las asambleas populares
dicional procedimiento censitario. Se contra la voluntad del Senado, acu-
constituyó así un ejército profesional diendo a la movilización de agitado-
leal a sus generales y no al Senado ni a res, la coacción de los adversarios y, en
la República. Dado que el condiciona- ocasiones, el asesinato de sus rivales.
miento económico había dejado ya de Con tales aliados, Mario logró obtener
ser determinante para la distribución las tierras que había pedido para sus
de las tropas conforme al tipo de arma- veteranos, pero, en vista de los ere-

334 1 MANUAL DE TNIClAClÓN A LA 1-llSTORIA ANTIGUA


Fase fi na l dt· l:1 Repú bli ca roma na 1

cientes actos de violencia provocados


por aquéllos, se vio en la obligación
de apoyar la declaración del Senado
de un estado de emergencia nacional.
Movilizando a un grupo de sus vete-
ranos, ordenó el arresto de Saturnino
y de sus más íntimos colaboradores,
quienes después serían linchados en
prisión. La ruptura de Mario con los
populares no bastó para calmar la
animosidad de los optimates, quienes Cayo Mario (157-86 a.e.e.)
lo privaron del apoyo de ambas fac- Hombre de origen humilde, nacido en
ciones, relegándolo a una posición Arpino en el 157 a.e.e., alcanzó el grado
marginal dentro de la política romana. ecuestre y logró hacer carrera política con
el respaldo de los Metelos. Tribuno de la
La guerra social (91 -89 a.e.e.).
plebe en el 119 y pretor en el 116 a.e.e.,
En la guerra social (guerra de los alia- participó en la guerra contra Yugurta junto
dos, socii), verdadera guerra civil, se a Cecilio Metelo, a quien, tras ser nombra-
unieron contra Roma los pueblos de do cónsul, sustituyó en el mando de las
los Apeninos, marsos, samnitas y luca- tropas, logrando vencer al rey de Numidia
nos, que masacraron a magistrados tras una radical reforma militar. Del 104
al 100 a.e.e. mantuvo su cargo consular
romanos y población civil, farman-
y venció sucesivamente a los teutones
do un Estado independiente con sus (en Aquae Sextiae, en el 102) y a los cim-
instituciones, su capital -Corfinium, brios (en los Campos Raudios, en el 101).
en el Apenino central, a la que rebau- Durante el año siguiente, sofocó la revuel-
tizaron con el nombre de Italica- y ta de Glaucia y Saturnino y, aunque había
su moneda. La reacción de Roma fue logrado una enorme popularidad, se alejó
de Roma. Durante la guerra social, dirigió
inicialmente represiva (la lex Varia
las operaciones contra los marsos. En el
acusó de traición a todo ciudadano
año 88 a.e.e. intentó desplazar a Sila en
que apoyase la causa de los aliados). el control de la guerra contra Mitrídates.
La guerra, que se prolongó durante Sila marchó por sorpresa contra Roma y
tres años, llegó a su fin no mediante Mario tuvo que salir huyendo. A su regreso
un triunfo militar sino gracias a una a Roma, se vengó ferozmente de sus adver-
serie de acuerdos legislativos. Con sarios. Obtuvo su séptimo consulado en el
año 86 a.e.e., poco antes de morir.
una primera ley del año 90 a.e.e. (lex
lulia), Roma concedió la ciudadanía a

lll OR IGE Y DESARRO LLO DEL PODER ROMANO 1 335


Tema 12

los aliados que se habían mantenido tribuno de la plebe P. Sulpicio Rufo


leales o que estuvieran dispuestos a hizo aprobar en la asamblea popular
entregar las armas; al año siguiente, una ley que confería el mando de las
una segunda ley (lex Plautia Papiria) tropas romanas de Oriente a Mario.
extendió la ciudadanía a todos los Seguro de la lealtad de sus tropas,
itálicos que la solicitaran dentro del Sila se negó a cederle el mando y, en
plazo de 60 días desde su publicación. cambio, marchó sobre Roma. Una
No cabe duda de que la cesión del vez ocupada la ciudad, proscribió a
derecho de ciudadanía a los aliados Sulpicio -que sería después asesi-
itálicos estuvo también condicionada nado- y a Mario -que, para salvar
por factores externos al propio con- su vida, tuvo que huir a África-,
flicto, ya que los intereses de Roma promulgando además una serie de
en Oriente estaban siendo amenaza- leyes conservadoras antes de partÍl~
dos por la política expansiva de un como procónsul, rumbo a Asia en
hábil y ambicioso soberano del Ponto, el año 87 a.e.e. Ahora bien, en su
Mitrídates VI. ausencia, los acontecimientos se pre-
La guerra en el Ponto. Mitridates cipitaron en Roma: los parlidarios
VI , Eupator Dioniso (ca . 132-63 populares de Mario, al frente de los
a.e.e.), era descendiente de un largo cuales se encontraba el cónsul Gayo
linaje de reyes pónticos helenizados, Elvio Cinna, se adueñaron nueva-
aunque originariamente de sangre mente del poder, instaurando un
persa. Sostuvo y promovió la política régimen del terror. Mario fue elegido
expansionista de su padre, pero, con- cónsul por séptima vez, pero murió
tra la tradición de su dinastía, aten- inmediatamente después (en el año
tó contra los intereses de Roma al 86 a.e.e.).
desear constmir un grandioso impe- Sila. Deseoso de volver a Roma lo
rio en Asia Menor. Siendo cónsul en antes posible, Sila aceleró la conclu-
el año 88 a.e.e., Sila -un patricio sión de la guerra en el Ponto firmando
que había prestado un gran servicio un tratado de paz con Mitrídates en
a Mario en la guerra contra Yugurta y la ciudad de Dárdano (85 a.e.e.). Tras
que había obtenido importantes vic- desembarcar en Brindisi, venció a los
torias contra los aliados rebeldes en seguidores de Mario y puso fin a la
la guerra social- recibió del Senado guerra civil. Su victoria fue seguida
el mando del ejército para combatir de un régimen de terror en el que hizo
a Mitrídates. Fue entonces cuando el un uso despiadado de la proscripción

336 1 MANUAL DE lNICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Fase rinal ele la Repúbli ca ro rn;rna j

Las proscripciones de Sila


(Apiano, Las guerras civiles, I, 95-96)

Sila en persona, habiendo convocado en asamblea a los romanos, dijo muchas


cosas en tono grandilocuente sobre sí mismo, profirió otras en son de amenaza
para atemorizarlos y terminó diciendo que llevaría al pueblo a un cambio prove-
choso, si le obedecían, pero que no libraría a ninguno de sus enemigos del peor
castigo, antes bien, se vengaría con toda su fuerza en los generales, cuestores,
tribunos militares y en todos aquellos que habían cooperado de alguna forma con
el resto de sus enemigos después del día en que el cónsul Escipión no se mantuvo
en lo acordado con él. Nada más haber pronunciado estas palabras proscribió
con la pena de muerte a cuarenta senadores y a unos mil seiscientos caballeros.
Parece que él fue el primero que expuso en una lista pública a los que castigó con
la pena de muerte, y que estableció premios para los asesinos, recompensas para
los delatores y castigos para los encubridores. Al poco tiempo fueron añadidos
a la lista otros senadores. Algunos de ellos, cogidos de improviso, perecieron allí
donde fi.1eron apresados, en sus casas, en las calles o en los templos. Otros, lleva-
dos en volandas ante Sila, fueron arrojados a sus pi es; otros fueron arrastrados
y pisoteados sin que ninguno de los espectadores levantara la voz, por causa del
terror, contra tales crímenes; otros sufrieron destierro, y a otros les fu e ron con-
fiscadas sus propiedades. Contra aquellos que habían huido de la ciudad fueron
despachados espías, que rastreaban lodo y mataban a cuantos cogían.
También hubo mucha matanza, destierros y confiscaciones entre los italianos
qu e habían obedecido a Carbo, a Norbano, a Mario o a sus lugartenientes. Se
celebraron juicios rigurosos contra lodos ellos por toda Italia, y sufrieron cargos
de muy diverso tipo por haber ejercido el mando, por haber servido en el ejér-
cito, por la aportación ele dinero, por pres tar otros servicios, o simplemente por
dar consejos contra Sila. Fueron también motivo de acusación la hospitalidad,
la amistad privada y el préstamo de dinero, tanto para el que lo recibía como
para el qu e lo daba, y alguno incluso fue apresado por algún acto de cortesía, o
tan sólo por haber sido compañero de viaje. Estas acusaciones abundaron , sobre
todo, contra los ricos . Cuando cesaron las acusaciones individuales, Sila se diri-
gió sobre las ciudades y las castigó también a ellas, demoli endo sus ciudadelas,
destruyendo las murallas, imponiendo multas a la totalidad de sus ciudadanos o
exprimiéndolas con los tributos más gravosos. Asentó como colonos en la mayo-
ría de las ciudades a los que habían servido a sus órdenes como soldados, a fin
de tener guarniciones por Italia, y transfirió y repartió sus tierras y casas entre
ellos. Este hecho, en especial, los hizo adictos a él, incluso después de mu erto ,
puesto que, al considerar que sus propi edades no estaban seguras, a no ser que

111 ORl(; ¡:,N Y IW.Si\RROLLO DEL PODER ROMANO 1 337


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política. Seleccionó y manumitió a


más de diez mil esclavos jóvenes y
fuertes pertenecientes a las personas
proscritas, los llamados «cornelios »,
para utilizarlos como una especie de
ejército personal con el que masacró a
un número no inferior de ciudadanos.
Asumiendo poderes extraordinarios,
se adueñó de Roma e implantó una
dictadura -desde el 82 al 79 a.e.e. - ,
durante la cual trató de reorganizar
la sociedad y el Estado conforme a Lucio Comelio Sila (138-78 a.e.e.)
un programa de valores conservado- De familia patricia venida a menos, Sila
res. Los poderes de los tribunos de la nació en Roma en el 138 a.e.e. Fue cuestor
plebe fueron reducidos y acrecentados de Cayo Mario en la guerra de Yugurta,
los del Senado, cuya composición se a quien consiguió apresar mediante
una trampa urdida junto al rey Boco de
duplicó hasta llegar a los seiscientos
Mauritania. En el año 92 a.e.e. se dirigió
miembros. Se introdujeron reformas a oriente e inició las operaciones contra
importantes en el sistema judicial, que Mitrídates. Durante la guerra social, ven-
fueron las más duraderas de todas las ció a los samnitas y en el 88, ya elegido
medidas. Una vez cumplidos sus obje- cónsul, obtuvo del Senado el mando de la
tivos, en el año 79 a.e.e. abandonó el guerra contra Mitrídates. Ante el intento
de Mario de usurparle el cargo, marchó
poder y se retiró a la Campania, donde
por sorpresa contra Roma, donde reforzó
murió un año después. el poder del Senado. De regreso a orien-
te, derrotó a Mitrídates en Queronea y
12.3. NUEVOS PROTAGONISTAS EN Orcómeno, restableciendo la autoridad
LA ESC ENA POLÍTICA romana. De nuevo en Italia, en el año 83
a.e.e., eliminó a los seguidores de Mario y
Las medidas políticas impulsa- fue nombrado dictador. Se dedicó enton-
ces a la persecución de sus adversarios
das por Sila habían reforzado a la
políticos y a realizar una reforma del
oligarquía senatorial, pero la situa- Estado orientada hacia la oligarquía. En
ción en Roma no era pacífica. De el año 79 a.e.e. se retiró inesperadamente
hecho, los cincuenta años siguientes de la actividad política. Murió en Cumas
a la muerte de Sila representaron la durante el año siguiente.
última fas e de crisis de la convul-

111 OR ICl ·.N Y lll ·'. SARROLLO DEL PODER ROM ANO 1 339
Tema 12

sa República romana. Hubo muchos gida en Sicilia que había sido encabe-
factores que contribuyeron a su defi- zada por un esclavo sirio, un tal Euno.
nitiva desestabilización: la reorgani- La segunda guerra (103-99 a.e.e.) vol-
zación de los vengativos seguidores vió a estallar en Sicilia. La rebelión,
de Mario, las recurrentes revueltas dirigida en esta ocasión por Trifón y
de esclavos y, sobre todo, el surgi- Atenión, fue sofocada por el cónsul M.
miento de algunas figuras políticas Aquilio. Poco más de veinticinco años
que lograron hacerse con el poder después, en el 73 a.e.e., un gladiador
de forma autónoma gracias a la rela- tracio, Espartaco -hombre de gran
ción «personal» establecida en deter- carisma y capacidad combativa-,
minados momentos con el ejército. fomentó una peligrosa rebelión en la
Entre estos personajes destacaron escuela de adiestramiento de Capua
Pompeyo, Craso y César. Cicerón y reunió, entre fugitivos y esclavos,
actuó como una suerte de engarce a un ejército que, en su momento
-a veces discordante- en este com- cumbre, alcanzó la cifra de 90.000
plejo entramado de poder, creado combatientes. Con él asoló el sur de
paradójicamente para desmantelar el Italia, venció a varias legiones y se
orden constitucional republicano. En abrió camino hacia la Galia Cisalpina,
realidad, el sistema de gobierno de donde esperaba disolver sus tropas.
la ciudad-Estado había dejado de ser Sin embargo, sus seguidores prefi-
idóneo para administrar de forma efi- rieron seguir saqueando los diferen-
caz un imperio mediterráneo del cali- tes territorios de Italia. Entonces,
bre que había alcanzado el de Roma. Espartaco se dirigió hacia el sur con
La nueva realidad sociopolítica del la intención de invadir Sicilia. Esta
mundo romano excedía la capacidad decisión fue su perdición. En el año
de concentración del poder en manos 71 a.e.e. el Senado otorgó poderes
de una oligarquía senatorial sometida especiales a Craso para que se pusiese
a constantes desequilibrios y de la al frente de un enorme ejército for-
irresponsable -y poco representati- mado por diez legiones. Después de
va- plebe romana. vencer a Espartaco en dos sangrientas
Tercera guerra servil. La batallas, dejó a Pompeyo, que regresa-
República tuvo que hacer frente a ba de Hispania, la definitiva aniquila-
varias sublevaciones de esclavos. La ción del resto de sus fuerzas. Miles de
primera guerra (135-132 a.e.e.) fue esclavos supervivientes fueron crucifi-
originada por una rebelión servil sur- cados a lo largo de la via Appia.

340 1 MANUAL DE TN1CIACIÓN A LA HI STOR IA ANTIGUA


Fa;;e final dl' la Rl' púb lirn ro111a I1a 1

Cicerón y Pompeyo. Hamo novus


de familia ecuestre, Marco Tulio
Cicerón (106-43 a.e.e.), célebre polí-
tico , orador y filósofo romano, se
formó en Roma, Atenas y Rodas.
Su talento como orador le procuró
una productiva carrera en el foro y
en los tribunales. Fue edil en el 68
a.e.e. y pretor en el 66 a.e.e. Siendo
cónsul en el 63 a.e.e. reveló y supri-
mió la conspiración de Lucio Sergio
Marco Licinio Craso (114-53 a.e.e.) Catilina, quien contaba con el apoyo
Personaje que logró enriquecerse gracias de deudores y aventureros, proceso
a los bienes confiscados a los proscritos que dio lugar a uno de sus discursos
durante la dura represión de Sila, duran- más inspirados, que comenzaba con
te el año 72 a.e.e. obtuvo del Senado el la célebre frase: Quousque tandem
mando de las tropas que lucharon contra
abutere, Catilina, patientia nostra?,
Espartaco. Con el nombramiento de pro-
«¿ Hasta cuándo, Catilina, vas a abu-
cónsul, organizó al ejército y logró inte-
ligentemente la victoria en la batalla que sar de nues tra paciencia?» (In L.
tuvo lugar junto al río Silario en el año 71 Sergium Catilinani orationes, I, 1).
a.e.e. Tras este éxito, logró el consulado en Cicerón, que desempeñó un papel
el año 70. En el año 66 dirigió una fallida central en la vida política romana a
conjura para hacerse con el poder y, al año mediados del siglo I a.e.e., intentó
siguiente, fue elegido censor. En un primer
promover la armonía entre los dife-
momento, apoyó a Catilina; más tarde, a
César. En el 60 a.e.e. formó un triunvira- rentes órdenes (concordia ordinum)
to junto a César y Pompeyo que duraría y orientar la República para que
hasta su muerte. En el 55 a.e.e. obtuvo combinara en su seno el sabio y
nuevamente el consulado y el mando de moderado go bierno de los optimates
la expedición contra los partos. A pesar de con la preservación in stitucional y
obtener algunas victorias iniciales, su ejér-
la defensa racional de los intereses
cito fue finalmente destrozado en la batalla
de Carras (53 a.e.e.), en la actual Turquía.
de los populares . Sin emba rgo, tardó
En ese mismo año, mientras celebraba una mucho tiempo en intuir -cuando
reunión con Surena, comandante de los ya era demasiado tarde- que las
partos, Craso fue traicionado y asesinado. propias instituciones republicanas
-a las que dedicó un a inquebran-

111 ORICF.N Y fW.S/\RROLLO DEL PODER ROMANO 1 341


Tema 12

table devoción- eran ya inservi-


bles para el gobierno de un imperio
tan vasto. Además, como triunfante
hamo novus que había conquistado
el respeto de los optimates hasta
el punto de convertirse en uno de
sus más carismáticos dirigentes, se
inclinaba excesivamente en favor de
sus intereses. A finales de su consu- _,,
lado, se convenció de que las nuevas
condiciones de la República exigían
un poder unipersonal fuerte sosteni-
do por el ejército, lo cual no podía
lograrse mediante el imperium anual
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Lucio Sergio Catilina (108-62 a.e.e.)


de dos cónsules, demasiado vulnera-
ble ante las exacerbadas rivalidades , Nacido de familia noble en Roma en el
año 108 a.e.e., destacó como partidario
considerando que Pompeyo era el
de Sila en las guerras civiles y aprovechó
mejor candidato disponible. Aunque las proscripciones silanas para acumular
éste fuese originariamente del orden riqueza y poder, siendo señalado por su 'í
ecuestre, Cicerón vio en él las cua- crueldad. Durante el año 68 fue pretor en ,¡
lidades necesarias para ponerse al África y acusado de corrupción en el ejer-
frente del gobierno, pues combinaba cicio de su cargo. Con el apoyo de Craso y ,.;
otros veteranos amigos de Sila, presentó ·
la sensibilidad hacia los optimates
su candidatura al consulado durante tres
con el respeto al Senado, además años seguidos (64 al 62), pero se encontró
de contar con sobradas capacidades con la frontal oposición del Senado enca-
militares. Cuando a sus ojos quedó bezado por Cicerón. Entonces, conjuró
claro que el destino del Estado activamente para hacerse con el poder,
se decidiría en el conflicto entre pero fue desenmascarado por Cicerón, que
Pompeyo y César, Cicerón no vaciló le acusó públicamente en las cuatro famo-
sas Catilinarias. Tuvo que huir precipita-
en apoyar al primero, aun cuan-
damente a Fiésole, desde donde reagrupó
do reconociera la superioridad del a sus partidarios. Plantó batalla a las
segundo -de quien obtuvo conti- fuerzas consulares en Pistaría, donde fue
nuas demostraciones de admiración duramente vencido y encontró la muerte
y simpatía- y recibiera del primero en el año 62 a.e.e.
cierto desprecio hacia su persona.

342 1 MANUAL DE I NICIACTÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Fa~c íín:11 de.: la Repúbli ca ro ma na 1

Gne o Pompeyo Magno ( 106-48


a.e.e.) inició su carrera como par-
tidario de Sila, a quien prestó su
ejército privado para derrotar a los
seguidores de Mario. Del 77 al 72
a.e.e. combatió contra Sertorio, que
I
había creado en Hispania una espe-
cie de reino romano. En el 70 a.e.e.
fue elegido cónsul de forma ilegal,
pues no había cumplido todos los
pasos del cursus honorum. Se dedi-
có entonces a deshacer la obra de Gneo Pompeyo Magno (106-48 a.e.e.)
Sila. En el 67 a.e.e., el Senado le Nacido en Roma en el año 106 a.e.e., comen-
confió una importante misión: aca- zó su carrera política combatiendo junto a
bar con los piratas que asolaban el Sila en la guerra civil. Por los éxitos logra-
Mediterráneo oriental. Su rápido dos en Sicilia y en la guerra de Numidia,
celebró un triunfo y obtuvo el sobrenombre
éxito le valió el mando de las tro-
de Magno. En el año 71 colaboró con Craso
pas en la renovada guerra contra en la guerra servil y obtuvo su segundo
Mitrídates (65-63 a.e.e.), campaña triunfo. Cónsul en el año 70, restableció el
victoriosa que le permitió reorgani- ordenamiento jurídico anterior a la refor-
zar y pacificar el Oriente. Incorporó ma silana, tras lo que obtuvo poderes abso-
al Imperio romano la provincia lutos para luchar contra Mitrídates, rey del
de Siria y conquistó Jerusalén ( 63 Ponto, y contra los piratas. A su regreso a
Italia, contrapuso su poder al de César y
a.e.e.), donde instaló a un seguidor
Craso, pero después formó un triunvirato
suyo, el sumo sacerdote macabeo con ellos (año 60 a.e.e.). Cónsul en el año 55
Hircano II. Pero sus éxitos intran- junto a Craso, ante el imparable ascenso de
quilizaron al Senado, que le hizo César, se unió a los conservadores anticesa-
aguardar un afio para celebrar su rianos. César llevó sus tropas a Roma (año
merecido triunfo (61 a.e.e.). 49 a.e.e.) y Pompeyo, que había logrado
el apoyo del Senado, preparó el enfren-
Craso y Césai: Marco Licinio
tamiento en Grecia. En la famosa batalla
Craso ( 114-53 a.e.e.) había sido parti- de Farsalia (9 de agosto del año 48 a.e.e),
dario de Sila. Obtuvo el consulado en el Pompeyo fue vencido y huyó a Egipto. Allí
70 a.e.e., el mismo afio que Pompeyo, fue mandado asesinar poco tiempo después
de quien era aliado. Después de ser por Ptolomeo XIV.
favorable a Catilina, tuvo Ja habilidad

T1J OR IGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 343


Tema 12

política necesaria para alejarse de él. cuanto se pagara su rescate, y cumplió


Gracias a sus inteligentes especulacio- su palabra. Nombrado pontífice en el
nes financieras y a su falta de esc1úpu- 73 a.e.e., fue tribuno militar durante
los con los que habían sido víctimas de los años siguientes y quaestor en el 69
las proscripciones silanas, había con- a.e.e. Tras la muerte de Cornelia (67
seguido acumular una inmensa fortu- a.e.e.), se casó con Pompeya, nieta de
na: poseía minas de plata en Hispania, Sila, ese mismo año. Siendo aedilis
extensos latifundia en la península curulis en el 65 a.e.e., se llenó de deu-
itálica y centenares de edificios en das, financiadas por Craso, debido a
Roma, muchos de los cuales estaban los enormes gastos que realizó para el
dedicados a negocios de manufactu- mantenimiento y mejora de la red via-
ras, de los que obtenía pingües benefi- ria romana. A la edad de 37 años, en el
cios. Apodado Dives («el Rico»), Craso 63 a.e.e., conquistó gran fama con su
representa el poder del dinero en las nombramiento de pontifex maximus.
postrimerías de la República. Mientras ocupaba el cargo de pretor
Nacido en el seno de una familia (62 a.e.e.), se divorció de Pompeya
patricia distinguida, pero no de parti- después de verse implicado indirecta-
cular preeminencia, Cayo Julio César mente en el escándalo de la Bona Dea:
(102-44 a.e.e.) era sobrino de la esposa Publio Clodio, un patricio de la familia
de Mario. En el año 84 a.e.e. se casó Claudia, fue descubierto en casa de
con Cornelia, hija de Cinna, partida- Pompeya, disfrazado de mujer, duran-
rio de Mario. Se vio expuesto, por las te las fiestas dedicadas a esta divini-
conexiones de su familia, a la brutal dad, que eran exclusivamente para
proscripción de Sila, salvando la vida mujeres (al parecer, con esta estrata-
en el 82 a.e.e. gracias a su aparente- gema deseaba seducir a la esposa de
mente inocua juventud. Se opuso con César). Su pretura le valió a César el
valentía a las presiones del dictador proconsulado de la Hispania Ulterior
para que repudiara a su esposa. La (61 a.e.e.), donde emprendió campa-
carrera de César siguió el habitual ñas victoriosas contra los lusitanos.
cursus honorum que correspondía a E] primer triunvirato. Parecía
un patricio joven y brillante. Participó evidente que, después de su afama-
con valor en la toma de Mitilene (80 do regreso de Hispania y tras haber
a.e.e.), por lo que obtuvo la corona demostrado su habilidad en la polí-
cívica. Capturado por los piratas en el tica romana -mientras Pompeyo
75 a.e.e., amenazó con ahorcarlos en se encontraba en Oriente-, César

344 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA I-I JST OR IA ANTIGUA


rase final de la Rcpt'1bl ica rnrnana

había adquirido suficiente influen-


cia para hacer que Pompeyo deseara
buscar una alianza. A su regreso de
Oriente, Pompeyo desmovilizó a sus
tropas solicitando del Senado -que
se opuso- la distribución de tierras
entre sus veteranos. También necesita-
ba que sus conquistas en Oriente fue-
sen ratificadas. César tuvo asimismo
dificultades con el Senado, al exigir un
Marco Tulio Cicerón (106-43 a.e.e.) consulado para el año 59 a.e.e. y una
Hijo de una rica y muy conservadora fami- recompensa por sus valiosas victorias
lia del orden ecuestre, nació en Arpino en el en Hispania. La alianza de Pompeyo
año 106 a.e.e. Se formó como abogado con con Césai~ consolidada por el matri-
los mejores maestros de Grecia y Roma, y monio del primero con JuUa, hija del
muy pronto alcanzó fama como orador. En segundo, y después reforzada con la
el año 75 fue cuestor en Sicilia, donde des-
inclusión de Craso, el hombre más
enmascaró en sus siete discursos conocidos
como Verrinas al gobernador, Yerres, que acaudalado de Roma, para formar el
había esquilmado la isla. Edil en el 69 y pre- primer triunvirato (60 a.e.e.), hizo que
lor en el 66, alcanzó el rango consular en el se cumplieran plenamente los deseos
63, momento en que acusó públicamente a de quienes lo habían hecho posible.
Catilina de intentar dar un golpe de Estado La combinación de los recursos y la
en los cuatro famosos discursos conocidos influencia de los tres hombres fue
como Catilinarias, en los que se presen-
sumamente eficaz. César Fue elegido
taba como salvador de la patria contra
los revolucionarios. Partidario de Pompeyo cónsul (59 a.e.e.) con el apoyo de sus
en la guerra civil, obtuvo el perdón de aliados y, a cambio, los veteranos de
César. En sus Filípicas atacó duramente a Pompeyo recibieron sus tierras y las
Marco Antonio acusándolo de despotismo. conquistas en Oriente fueron debida-
Durante el segundo triunvirato (Octavio, mente ratificadas. El tribuno P. Valinio
Lépido y Antonio) fue incluido en la lista
-brazo derecho de César- promovió
de proscritos y asesinado más tarde, tal vez
en contra del deseo de Octavio, por sicarios la aprobación en el concilium plebis
de Antonio (43 a.e.e.). Entre sus obras más de una ley que concedía la remisión
famosas cabe citar De Republica, De oratore de un tercio del precio estipulado por
o De consolatione. la compra de impuestos de los recau-
dadores asiáticos (publicani); con ello,

111 ORIC l :.N Y DF.SARROLLO DEL PODER ROMANO 1 34


Tema 12

Togado Barbcrini (50-40 a.e.e.) . Vist;1del Foro rnrnano dl'sde el 1'olm ln ri11111.
Museo Centr:de Montcrna rtini Foto: R. G. S.
11
(Roma) . Fo to: R. G. S.

satisfizo una insistente demanda de provincia a su jurisdicción con el apoyo


Craso en favor de los equites (orden de Pompeyo. Tardó cerca de ocho años
social de los caballeros). La práctica en completar la conquista de la Galia
de convocar a los partidarios más (58-50 a.e.e.). La fase más compro-
violentos en el Foro con el fin de metida de este período para César fue
presionar a las instituciones de la la protagonizada por el caudillo galo
República, ya empleada con éxito por Vercingétorix, quien, en el año 52 a.e.e.,
Saturnino y Servilio Glaucia, volvió a logró unir a la mayoría de las tribus
ser adoptada, esta vez con los vetera- contra los romanos. En gran desventa-
nos de Pompeyo, demostrando así la ja numérica y carente del apoyo local
facilidad con que se podía manipular de que gozaba el enemigo, César dio
a las asambleas populares. sobradas muestras de su genio militar
César también se valió de la asam- derrotando en varias ocasiones a sus
blea popular para obtener el gobier- resistentes adversarios. Después, a tra-
no durante cinco años en la Galia vés de diferentes maniobras, consiguió
Cisalpina y en el Ilírico. La súbita muer- bloquear a Vercingétorix en el oppidum
te de Metelo Céler, quien había recibido de Alesia y contener al poderoso ejér-
el gobierno de la Galia Transalpina, dio cito de soc01To enviado por los galos.
a César la oportunidad de añadir esta Tras la toma de la ciudad, el combativo

346 1 MANUAL DE l NJCIACIÓN A LA HTSTORTA ANT ICl l/\


Fase fin al dL' la RL~ pt1bli ca rn mana 1

Abuso del poder del primer triunvirato


(Plutarco, César, 14)

En todo caso César, situado gracias a su amistad entre Craso y Pompeyo, como
si fuesen su guardia personal, se presentó como candidato al consulado y obtuvo un
resonante éxito, resultando elegido junto con Calpurnio BíbuJo. Nada más tornar
posesión del cargo propuso leyes más propias de un audacísimo tribuno de la plebe
que de un cónsul, planteando, para agradar a las masas, la fundación de colonias
y el reparto de tierras. La oposición de la gran nobleza senatoria] le proporcionó el
pretexto que buscaba desde hacía mucho tiempo; se puso a gritar y a protestar que
se lo empujaba contra su voluntad a lisonjear a la plebe, obligado por la insolencia
y la dureza del Senado, y dicho esto fue corriendo a presentarse ante la asamblea
popular. Allí, flanqueado de un lado por Craso y del otro por Pompeyo, preguntó
a la plebe si aprobaba sus leyes; como le dijeran que sí, César les invitó a que las
defendieran espada en mano contra aquellos que amenazaban con oponerse a ellas.
Ellos lo prometieron, y Pompeyo llegó a añadir que haría frente a las espadas con la
suya propia y con su escudo. Esto causó gran malestar entre los aristócratas, para
quienes tales palabras eran indignas del respeto que se le tenía, poco con[orrnes
con la consideración debida al Senado y más propias de un jovenzuelo exaltado;
sin embargo, la plebe se mostró complacida.
César tenía la secreta intenci<Ín de adueñarse todavía más de la influencia de
Pompeyo; como tenía una hija, Julia -prometida a Servilio Cepión-, concedió
su mano a Pompeyo y prometió casar con Servilio a la hija de Pompeyo, que a su
vez no estaba libre, sino prometida a Fausto, el hijo de Sila. Poco tiempo después
César desposó a Calpurnia, hija de Pisón , y a éste lo hizo elegir cónsul para el año
siguiente; también entonces Catón gritó y protestó que era intolerable que se pros-
tituyeran los cargos públicos con enlaces matrimonial es y que se repartieran entre
sí provincias, ejércitos y prebendas sirviéndose de sus mujeres. El co lega de César
en el cargo, Bíbulo, viendo que nada conseguía con su opos ición a estas leyes y que
con frecuencia corría el riesgo de ser asesinado en el Foro junto con Catón, se ence-
rró en su casa y allí consumió todo lo que le quedaba de consulado. Y Pompeyo,
inmediatamente después de su boda, ll enó el Foro de hombres armados e hizo
ratificar las leyes por el pueblo y atribuir a César toda la Galia, tanto la Cisalpina
como la Transalpina, añadiendo a ello la Iliria, con cuatro legiones y por es pacio
de cinco años[ ... ].

PLUTARCO, Vidas paralelas, VI. Alejandro-Césa,; Agesilao-Pnmpeyn, Sertorio-


Éumenes (trad. J. Bergua Cavero, S. Bueno Morillo y J. M. Guzmán Hermida),
Gredos (BCG, 363), Madrid, 2007, pp. 142-143.

J1I ORIGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 347


Tema 12

del momento. Aunque con ciertos


recelos, el Senado decidió acudir a
Pompeyo y lo nombró cónsul único en
el 52 a.e.e. Después de haber restable-
cido el orden, éste renunció al cargo,
pero obtuvo el gobierno de Hispania
por un período de cinco años, lo que
le permitía mantener un ejército a su
servicio aunque él permaneciese en
Roma.
Disolución del primer triunvi-
Roslm ele Vercingélori x en una moneda gala. rato y guerra civil. El triunvirato,
Fuente: Nat iu11al Cwgm¡ihic 1-/istoria,
reafirmado después de serias tensio-
203, p. 66
nes en el acuerdo de Luca en el 56
jefe galo fue hecho prisionero y llevado a.e.e. -que otorgó una prórroga de
a Roma, donde fue encarcelado duran- cinco años al gobierno de César-, se
te varios años hasta ser exhibido de disolvió finalmente en el año 54 a.e.e.,
forma vejatoria en el triunfo gálico de tras la muerte de Julia. La desapari-
César, y después inmediatamente ejecu- ción de Craso durante una campaña
tado (46 a.e.e.). militar contra los partos (53 a.e.e.)
contribuiría a degradar aun más la
12.4. I NESTABILIDAD POLÍTICA situación política en Roma. El Senado
Y GUERRA CML y Pompeyo prepararon una acusación
contra César en el 49 a.e.e., por la que
Pompeyo, cónsul único. En pre- perdería sus inmunidades al concluir
visión de una probable ruptura con el mandato de su segundo gobier-
César, Pompeyo inició su acercamien- no en la Galia. Éste fue el principal
to al Senado y a los optimates para, motivo por el que César se rebeló y
con su apoyo, poder conferir a sus cruzó el río Rubicón. Aprovechando
acciones políticas una apariencia de la fuga de Pompeyo a Oriente, logró
legitimidad. El clima de violencia en en poco tiempo el control sobre una
el que tenían lugar las elecciones buena parte de Italia. A partir de este
en Roma favoreció que se recurriese momento, toda su acción militar estu-
a una personalidad fuerte capaz de vo condicionada por los movimientos
poner fin a la inestabilidad política de las fuerzas pompeyanas. En primer

348 1 MANUAL DE INICTACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Fase fi,ial (k la Repúbli ca rnm ana 1

luga1~ se dirigió a Hispania, donde formalmente intactas esas mismas


derrotó a las legiones comandadas instituciones republicanas que los
por los legados de Pompeyo; después senadores más influyentes pretendían
marchó con su ejército a Oriente en ilusoriamente que reformase, su poder
busca de un encuenlro frontal con su se aproximaba cada vez más al de un
enemigo, que se produjo en Farsalia monarca absoluto.
(Tesalia), en el año 48 a.e.e. Derrotado,
Pompeyo huyó a Egipto, donde fue 12.5. LA DICTADURA DE CÉSAR
asesinado por orden del joven rey
Ptolomeo XIV. El prolongado contacto de César
Durante cerca de un año, César con el mundo helenístico -en Egipto
permaneció en Egipto, involucrado y Asia Menor- lo convenció de que la
en cuestiones dinásticas: alimentó las única manera de gobernar a un nume-
ambiciones de Cleopatra, hermana de roso grnpo de sociedades heteróclitas,
Ptolomeo y corregente, quien aspi- como las que formaban los dominios de
raba a adueñarse del trono en solita- Roma, era establecer un modelo similar
rio. Finalmente, acabó con las restan- a las monarquías helenísticas, fundadas
tes fuerzas pompeya nas, primero en en el culto personal al gobernante como
Tapso (46 a.e.e.), en África, y después sustituto de la falta de solidaridad entre
en Munda (45 a.e.e.), en Hispania. sus pueblos. Estuvo plenamen te seguro
Puesto que con la absoluta derrota de -quizás por una compleja combina-
Pompeyo y sus partidarios el Senado ción de orgullo y vanidad- de que él
no podía seguir oponiéndose a Césai~ poseía esas cualidades superiores que
decidió plegarse a su voluntad nom- eran necesarias para cumplir su misión.
brándole dictador con el objeto de que De hecho, su soberbia -manifestada
llevase a cabo una profunda reforma incluso en su deseo ele ser admirado por
del Estado; de hecho, en sus dos últi- su inusitada clemencia- le llevó a des-
mos años de vida fue especialmen- preciar abiertamente las instituciones
te apremiado por Cicerón y Salustio romanas, y su vanidad a aceptar una
para que reformara las instituciones serie de títulos honoríficos que, de algu-
republicanas. Así pues, César se con- na forma, incitaron a la conspiración
virtió al mismo tiempo en cónsul, para arrebatarle la vida.
comandante en jefe del ejército, pon- Medidas sociopolíticas. Una vez
tífice máximo de la religión romana conseguido el poder, César no se aban-
y tribuno de la plebe. Manteniendo donó a las venganzas personales, como

111 OR IC l ·'. N Y DFS/\R RO L LO DEL POD E R ROM ANO 1 149


Tema 12

había hecho Sila. De hecho, precisa- saneamiento de la economía agrícola


mente una característica constante de para fomentar la demanda de mano de
su comportamiento fue la clemencia y obra y reducir las abultadas listas de
la moderación frente a sus adversarios desocupados en la Vrbs. En este mismo
con la intención de promover una opi- sentido, obligó a los grandes propie-
nión favorable hacia su persona y su tarios de tiena (possessores) a utilizar
acción política. Éste es el motivo por en las labores del campo a un cierto
el que amplió el Senado, de seiscientos número de braceros libres, disminu-
a novecientos miembros, dando entra- yendo así la mano de obra esclava.
da en el mismo a individuos itálicos, El proceso de romanización de
libertos, veteranos y provinciales, aun- las provincias. César estuvo decidi-
que también reslringiendo sus funcio- do a fomentar al máximo el proceso
nes al considerarlo fundamentalmente de romanización de las provincias.
un órgano consultivo. Extendió la ciudadanía a muchas
Nada más asumir el poder dictato- poblaciones -por ejemplo, a los habi-
rial, se ocupó de las dificultades de los tantes de la región transpadana- y
sectores sociales más humildes (por envió a miles de ciudadanos a las
ejemplo, poniendo freno a los abusos colonias fuera de Italia, asignando a
de los alquileres), pero, al mismo tiem-
po, tranquilizó a las clases pudientes
garantizándoles la protección de sus
riquezas y frenando cualquier reivindi-
cación que pudiese dañar los intereses
de la propiedad privada. Sin embar-
go, la búsqueda del consenso no le
impidió limitar la política asistencial
del Estado, que suponía una gravosa
carga para el erario, reduciendo prác-
ticamente a la mitad el número de
beneficiarios (de 320.000 a cerca de
150.000) de los «subsidios », es decir,
de la distribución gratuita de cereales
al pueblo sin apenas recursos. A la vez,
impulsó la construcción de grandes B11slo de .J 11l io C\;s;i r. K1 111s lhis tori sc hL'S
obras públicas y elaboró proyectos de M11sc11111 (Vic11<1) . Fnto: R. G. S.

350 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Fase li 11 al dl' la Rcpi'1blica rn nwn ~ 1

los veteranos tierras adquiridas por el


Estado o procedentes del ager publi-
cus. Aceleró el proceso de urbaniza-
ción de las provincias con la creación
de nuevas ciudades y mercados con la
intención de que actuasen como cen-
tros impulsores de la economía local
y de la cultura romana. Era evidente
que, con este plan, se proponía inte-
grar a las provincias en la estructura
multiforme del Estado, substrayén-
dolas de la desaprensiva especulación
de los publicani. De ahí la in.flexible
aplicación de una ley -lex lulia de
repetundis- que castigaba duramente
los abusos de los funcionarios.
La reforma del calendario. En RL·lr;ilo de 1111 ;di o lú11 c io11ari o n11II;II 10
dLsli11 ado l'II ii\s i,1 iVl L'IH>I"' (m. 60 ;1.,·.,·.).
0

calidad de pontifex maximus, César


i\11 11sé'es Ro_v; 111., des lk; 111 \ -/\ r l s (i\1111sL'O dl'I
impulsó una importante reforma del C i11u lL'l 11L·11;1r io dl' 13n 1SL·las) . Fo lo: R. G. S.
calendario. El sistema usado hasta
enlonces por los romanos se basaba en sos matemáticos y astrónomos alejan-
los meses lunares, de forma que el año drinos y, en base a sus cálculos, estable-
resultaba cerca de una decena de días ció la duración del año en 365 días, con
más breve que el sola1~ Para completar uno adicional cada cuatro años (año
esta diferencia los pontífices intercala- bisiesto). Esta reforma tuvo una gran
ban un período de tiempo de 22 o 23 relevancia porque unificó la cronolo-
días cada dos años. Sin embargo, este gía en un área geográfica enorme. El
método era arbitrario y aproximativo. calendario juliano suf.rió algunas lige-
De hecho, en época de César se había ras modificaciones en el año 1582 por
creado una brecha de unos 90 días parte de una comisión nombrada por el
entre el año civil y el astronómico, de papa Gregario Xlll -que adoptó bási-
forma que las fiestas religiosas no coin- camente el informe enviado a tal efecto
cidían con las estaciones durante las por la Universidad de Salamanca-,
cuales se celebraban. César sometió el pero sustancialmente es el que, todavía
problema al examen de algunos famo- hoy, se mantiene en vigor.

I1l OR IGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 35 1


Tema 12

El asesinato de Julio César


(Nicolás de Damasco, Vida de Augusto, 81-90)

Ya no se reunían abiertamente para tomar decisiones, sino a escondidas, en peque-


ños grupos, en la casa de uno o de otro; y en estos encuentros, como era natural, se
hacían miles de propuestas y de discusiones para decidir el modo y el lugar donde se
iba a realizar el plan. Algunos proponían asaltarlo mientras recorría la Vía Sacra, por
donde pasaba a menudo. Otros decían que mejor con ocasión de los comicios electo-
rales que él mismo debía presidir en la llanura situada a la entrada de la ciudad, pues
para llegar allí debía atravesar un puente. En tal caso se echaiia a suertes el papel de
cada uno: unos deberían aiTojarlo desde lo alto del puente y otros, apostados abajo, le
asesinarían. Otros incluso proponían asesinarlo durante la celebración de los juegos
gladiatorios (que eran inminentes), de modo que a vista de la multitud las armas dis-
puestas para ejecutar el plan no habrían levantado sospechas. La mayoiia aconsejaba
matarlo durante una sesión del Senado, pues allí quedaría solo, sin séquito (no podían
entrar allí los que no eran senadores), nuentras que ellos, los conjurados, que eran
muchos, podían llevar el puñal debajo de la toga. Esta propuesta era la mejor.
Cierto golpe de suerte favoreció la marcha de los planes, haciendo que el propio
César fijase un día para que se reuniera el Senado para decidir sobre las propuestas
que ellos mismos habían presentado. Cuando se supo el día elegido, los conjurados
se reunieron para cuidar todos los detall es. La asamblea tuvo lugar en el pórtico de
Pompeyo, lugar habitual de las reuniones. De este modo la divinidad mostraba el
camino a las acciones de los hombres, como si todo fuera una broma y sujeto a los
hilos del destino: fue la divinidad quien lo condujo al lugar del enemigo (Pompeyo),
donde yacería el cadáver delante de su estatua, abatido delante de la image n de
aquél que ha bía derrotado en vicia [ .. .].
Servilio Casca fue el primero que lo hirió con una puñalada en la espalda, al lado
izquierdo, un poco más arriba de la clavícula, pero por la agitación falló el golpe. César
se levantó intentando defenderse del agresor. Casca durante el revuelo llama a su her-
mano en griego y éste clava el puñal en el costado de Césai: Casio avanzando un poco
le atestó un golpe que le atraviesa la cara. Décimo Bruto le clava el cuchillo bajo los
costados; Casio Longino, en la confusión del momento, falla al intentar herirlo y corla a
Marco Bruto en una mano; también Minucio, queriendo golpear a César, hirió a Rubrio
en el muslo. De este modo los conjurados se disputaban el cuerpo de César. Entonces,
a causa de las numerosas heridas, cae delante de la estatua de Pompeyo. Ahora no hay
ninguno que no golpee el cuerpo caído, para jactarse de haber participado en la empre-
sa, hasta que César murió tras haber recibido treinta y cinco puñaladas.

NICOLÁS DE DAMASCO, Vida de Augusto (ed. y trad. S. Perea Yébenes), Signifer


Libros, Madrid, 2006, pp. 96-98.

352 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HI STOR IA ANTIGUA


F.:isc lin :i l de l,1 RcpC1blica rnmana 1

Significado de las reformas. Aun de imperator, es decir, de jefe supremo


simplificando en exceso, se puede afir- del ejército.
mar que el plan de reformas impul- La conjura contra César. No cabe
sado por César se inspiraba en una duda de que esta acumulación de
concepción orgánica del Estado que poder en manos de una sola persona
pretendía superar los fundamentos suponía una gran anomalía dentro del
y mecanismos de poder del pasado, ordenamiento republicano y, por ello,
completamente inservibles para el pronto se difundió -especialmente
gobierno de un imperio tan vasto y entre la clase senatorial- la convic-
heterogéneo como el que Roma había ción de que César deseaba en realidad
formado ya en el siglo I a.e.e. En instaurar una monarquía de carácter
este sentido, César implantó medidas helenístico. Pocos días antes de la
como la apertura del Senado a nuevos fecha en que tenía prevista su partida
sectores sociales -reduciendo así la a una expedición militar contra los
autoridad de la antigua oligarquía partos -que había preparado con
aristocrática- y tendió a conceder gran esmero y profusión de medios,
la ciudadanía a amplias masas de la reuniendo a un imponente ejército
población, así como a fundar nuevas de 16 legiones-, se urdió un complot
colonias -acelerando de este modo el para atentar contra su vida, al que
proceso de integración de las provin- se adhirieron importantes miembros
cias en la realidad sociopolítica repu- de la clase senatorial y en el que des-
blicana-. Los problemas surgidos empeñaron un papel muy destacado
con la adecuación de las estructuras Junio Bruto y Cayo Casio, quienes
políticas y la alteración de las funcio- anteriormente habían combatido en el
nes institucionales fueron resueltos bando de Pompeyo. César fue asesina-
gracias a un singular proceso de con- do el 15 de marzo del afio 44 a.e.e. Sin
centración del pode1~ de ahí que la embargo, fracasó el objetivo de res-
supremacía de César en el orden cons- taurar el viejo modelo de la República
titucional fuese acentuada no sólo con oligárquica. La evolución de los acon-
su proclamación de dictador perpetuo tecimientos demostró la naturaleza
en el afio 44 a.e.e., sino también con ilusoria del proyecto diseñado por los
el reconocimiento del título vitalicio conjurados.

111 OR IC F. Y DESARROLLO DEL POD E R ROMA NO 1 3'i3


Te ma 12

Síntesis
La cada vez mayor incidencia de los desequilibrios sociopolíticos evidenciados
a lo largo del siglo II a.e.e. exigió de los dirigentes que defendían los intereses del
pueblo una valiente intervención para dislocar, desde la legalidad, los mecanismos
de poder controlados por la oligarquía senatorial. En el 133 a.e.e., el tribuno de la
plebe Tiberio Graco presentó una reforma agraria a través de una serie de propues-
tas legislativas tendentes a impulsar la redistribución entre los pequeños campesi-
nos de las tierras pertenecientes al ager publicus. Para vencer la fuerte resistencia
de la nobilitas, Tiberio se vio obligado a tomar algunas iniciativas contrarias a la
tradición, utilizando de forma partidista a las asambleas populares. En un ambien-
te de violencia extrema provocada por el enfrentamiento entre facciones políticas,
Tiberio fue asesinado. Diez años después, su hermano Cayo, elegido también tri-
buno de la plebe, afrontó el mismo problema, aunque con una estrategia diferente:
buscando en esta ocasión un mayor consenso social, trató de favorecer los intereses
del proletariado urbano. Propuso además extender la ciudadanía romana a los
aliados itálicos. Sin embargo, sus rivales lograron hacer fracasar ambos proyectos
y Cayo no fue reelegido como tribuno de la plebe, siendo una víctima más de la
violencia que desgarraba a la sociedad romana.
La lucha política hizo emerger dos facciones que defendieron intereses
contrapuestos: una correspondía a los optimates , la otra a los populares. Los
primeros representaban sobre todo a la oligarquía senatorial; los segundos, en
cambio, defendíanlos intereses del orden ecuestre, con el apoyo del pueblo.
El enfrentamiento entre ambas favoreció el ascenso de personajes que, sin
pertenecer a familias ilustres, emergieron con fuerza en la escena política: los
llamados h.omines novi. Entre éstos destacó Cayo Mario, elegido cónsul por
primera vez en el 107 a.e.e. con el apoyo de los populares . Sus éxitos militares
le convirtieron en un héroe nacional. En contra de la tradición secular, impul-
só una trascendental reforma militar, permitiendo enrolarse a los ciudadanos
desposeídos, a los itálicos y a los aliados. El control del ejército, convertido ya
en profesional, representó a partir de aquel momento una condición esencial
para acceder al poder.
Concluida la guerra social (de los socii) con la concesión de la ciudadanía a los
itálicos, Roma envió un ejército a Oriente para combatir a Mitrídates VI, rey del
Ponto. El Senado confió el mando a Sila, quien, después de varias victorias, firmó
con él la paz de Dárdano (85 a.e.e.). De regreso en Italia, arremetió contra sus
adversarios, muy vulnerables tras la muerte de Mario, e instauró una dictadura. Sin
embargo, una vez introducidas las medidas que creía necesarias para el buen fun-
cionamiento de las instituciones republicanas -en favor siempre de la oligarquía
senatorial-, decidió retirarse voluntariamente en el año 79 a.e.e.

354 1 MANUAL DE lN ICfACTÓN A LA HISTORIA ANTlGUA


Fase fin a l dl' la Repúhli l·a rn1n ana 1

En los años siguientes inumpieron en la escena política romana nuevos perso-


najes que consiguieron hacerse con el poder gracias a sus éxitos militares: Craso,
sofocando la peligrosa revuelta de esclavos encabezada por Espartaco; Pompeyo,
acabando con los piratas y venciendo definitivamente a Mitrídates VI en Oriente; y
César, conquistando la Galia en Occidente. Aunque Cicerón, un hamo novus muy
respetado por los optimates, se convirtió en una figura de contrapeso en la lucha
política romana en esta fase final de la República, fue perdiendo peso paulatina-
mente ante el ascenso de estos ambiciosos generales. En el año 60 a.e.e. se formó el
primer triunvirato con Pompeyo, Craso y César como una alianza para asegurarse
una posición preeminente dentro del Estado. Tras su disolución (54 a.e.e.) y la
muerte de Craso (53 a.e.e.), la rivalidad entre los otros dos generales condujo a una
guerra civil: Pompeyo huyó a Oriente, pero fue derrotado en la batalla de Farsalia
y, a continuación, asesinado por orden del rey Ptolomeo XIV (48 a.e.e.). Tras su
regreso a Roma, César inició un proceso de concentración del poder que le llevó a
convertirse en dictador perpetuo. Sin embargo, no tuvo tiempo para implantar en
toda su extensión la reforma constitucional que, según todos los indicios, tenía pro-
yectada, dado que fue víctima de una conjura organizada por la facción senatorial,
encabezada por Bruto y Casio, que le era hostil. Fue asesinado en los idus -día
quince- de marzo del año 44 a.e.e.

Verificación
l. Explique qué era el ager publicus y cuáles fueron los factores que favoreci eron
su formación.
2. Detalle las principales med idas legislativas impulsadas por Cayo Graco.
3. La actividad reformista de los Graco fue juzgada como peligrosa y contraria a la
República por la oligarquía en el poder. ¿Qué factores permitieron a la nobilitas
retrasar la aplicación de las reformas hasla provocar prácticamente su anulación?
4. Aclare qué fuerzas sociales representaban y cuáles eran los ideales que sos te-
nían, por un lado, los optimates y, por otro, los populares. ¿Qué se en ti ende por
homines novi?
5. Señale qué aspectos de la constitución si lana tenían el doble objetivo de reforzar
la autoridad del Senado y de disminuir el papel dese mpeñado por los populares
y la plebe.
6. ¿Qué acontecimientos de carácter político y militar permitieron a Pompeyo,
Craso y César adquirir fama y prestigio en la sociedad romana?

111 OR ICF.N Y DF.SARRO LLO DEL POD ER ROMANO 1 355


Te ma 12

7. Uno de los aspectos más significativos de la política de César fue su tendencia


a favorecer el proceso de romanización de las provincias. ¿Qué se entiende con
esta expresión?
8. ¿Por qué motivo el proyecto de restauración de la República en el que creían los
asesinos de César era poco realista?

356 1 MANUAL DE lNICIACTÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


TEMA 13

13.1. LA VJCTORIA DE ÜCTAVTO Para consolidar su propio poder,


Marco Antonio se aseguró el apoyo
Nuevos protagonistas en la escena de otro influyente partidario de César,
política. En vez de facilitar la restitu- Marco Emilio Lépido (98-ca.12
ción de la República -que era la inten- a.e.e.), un excónsul que, en aquellos
ción de los conjurados-, el asesinato de momentos críticos tras el magnicidio,
Julio César precipitó su final. El Senado podía disponer de las legiones que
fue incapaz de controlar la situación y estaban a punto de ser destinadas a
de hacer valer sus propias decisiones sin la Gallia Narbonensis y a la Hispania
la ayuda de quien disponía de la fuerza Citerior. Además, Antonio acentuó su
militar. Esto permitió que algunos per- respeto hacia los senadores, a los
sonajes aspirasen a la sucesión de César. que propuso la abolición de la insti-
Tal era el caso de Marco Antonio (83- tución dictatorial. Sin embargo, sus
30 a.e.e.), colega suyo en el consulado planes se vieron trastocados por la
durante el año de su muerte, quien trató repentina llegada a Roma del sobri-
de asumir el papel de protagonista en no nieto de César, Cayo Octavio (64
la escena política y de ganarse el favor a.e.c.-14 e.e.), quien en el momento
popular. Su carrera se había desarrolla- de la conspiración contra su tío abue-
do a la sombra de César, al que siempre lo -su madre Ática era sobrina del
se había mantenido fiel: asumiendo el dictador- se encontraba en el Epi-
cargo de tribuno de la plebe, le había ro preparando una expedición contra
defendido de los ataques de sus rivales los partos. Había siclo adoptado por
y, durante las campañas militares, pri- César, asumiendo entonces el nombre
mero en la Galia y después contra las de Cayo Julio César Octavio -el ape-
fuerzas pompeyanas, había destacado lativo «Octaviano» es un hipocorístico
corno un gran general. familiar usado en privado por algu-

11 1 OR IC l •: N Y Dl •: SARROLLO DEL PODER ROMANO 1 357


Tema l 3

nas personas cercanas, como Cicerón,


para expresar afecto o incluso, en
ocasiones, cierto desdén-. El joven,
que todavía no había cumplido los 19
años, reveló pronto su brillante talen-
to político, que le permitió manejarse
con habilidad en los intrincados jue-
gos del pode1~
El enfrentamiento entre Octavio
y Antonio. El joven Octavio reclutó
un ejército privado con dinero pres-
tado, enroló a los veteranos de César
y, con el apoyo de Cicerón, obligó al
Senado a aceptar su pretensión de
Marco Antonio (ca. 82-30 a.e.e) con[erirle el imperium como propre-
Nacido en Roma sobre el año 82 a.e.e., tor para combatir a Antonio, junto
acompañó y apoyó a César en la guerra con los recién elegidos cónsules Aulio
de las Galias. En el año 47 a.e.e. fue nom- Hirtio y Vibio Pansa. En el afio 43
brado magister equitum, y cónsul en el
a.e.e. acudieron en ayuda de Décimo
44. Tras el asesinato de César, leyó públi-
camente su testamento y logró poner Bruto, quien había sido atacado por
al pueblo en contra de los conjurados. las f·uerzas de Antonio, y en dos bata-
Vencido en Módena por Octavio, tuvo que llas le obligaron a retirarse a la Galia.
compartir el poder con él y con Lépido Sin embargo, ambos cónsules pere-
en virtud del pacto triunviral firmado en cieron en combate. Octavio marchó
Bolonia. Se vengó entonces de sus enemi-
inmediatamente sobre Roma e incitó
gos, entre los que se encontraba Cicerón.
al Senado a elegirlos a él y a Quinto
Tras la batalla de Filipos (42 a.e.e.) se
asentó en Oriente, donde se casó con Pedio en su lugar. Hizo entonces que
Cleopatra y repudió a su mujer Octavia, su adopción fuese finalmente recono-
hermana de Octavio. El enfrentamiento cida y, por medio ele una ley rogada
entre Antonio y Octavio se produjo en la por su colega en el consulado (lex
famosa batalla naval de Accio (31 a.e.e.) Pedia), se declaró la venganza pública
en la que Antonio y Cleopatra fueron
contra los asesinos de Julio César.
vencidos. Antonio se quitó la vida un año
después.
El segundo triunvirato. Cuando
Octavio se percató de que el Senado
no le confería los mismos poderes

358 1 MANUAL DE lNlCl ACJÓN A LA HlSTORIA ANTIGUA


La ex pa nsió 11 del Imperi o rn mano 1

que a César, cambió de estrategia y


se alió con Antonio. Marco Lépido,
gobernador de la Galia Transalpina,
también se unió a ellos, formando así
el segundo triunvirato en noviembre
del año 43 a.e.e., que fue confirmado
por una lex Titia, con facultades para
reorganizar la República (triumviri
rei publicae constituendae). Esta ley
otorgaba a los triunviros un imperium
de cinco años. El primero de enero
del año 42 a.e.e. César fue reconocido
como dios y, por tanto, Octavio pasó a
ser divi filiu s («hijo de dios»). La lucha Marco Emilio Lépido (98-ca. 12 a.e.e.)
contra los conspiradores se entabló en Hijo del cónsul homónimo que trató de
rebelarse contra la República en el año 78
el curso de ese mismo año. Después
a.e.e, Lépido fue gobernador de la Hispania
de la proscripción del año anterior
Citerior y cónsul en el año 46 a.e.e. Aliado
impuesta por Antonio con el consen- de César, tras su muerte se unió a Antonio
timiento de Octavio, que costó la vida frente a Octavio. Los tres firmaron después
a Cicerón, las fuerzas de los triunviros el pacto triunviral de Bolonia, mediante el
derrotaron al ejército combinado de cual Lépido obtenía el control de Hispania
Cayo Casio y Marco Junio Bruto en y la Galia Narbonense. Tras la batalla de
Filipos, en la redistribución de las provin-
Filipos (Macedonia); ambos conspira-
cias, obtuvo África, que le fue confirmada
dores se quitaron la vida. Más tarde, en los acuerdos de Brindisi (año 40). En
por medio del acuerdo alcanzado en el año 36 a.e.e. Octavio le envió a Sicilia
Tarento (37 a.e.e.), los poderes de los a luchar contra Sexto Pompeyo, a quien
triunviros f·ueron ampliados a otros venció y obligó a huir. Aprovechando las
cinco años. Sin embargo, después del ocho legiones que habían quedado en la
isla, Lépido trató de gobernarla para su
36 a.e.e., Lépido se vio reducido a la
provecho, pero, al no obtener el apoyo de
condición de «cautivo» de Octavio
los soldados, tuvo que suplicar clemencia
en Circes, aunque se le permitió con- a Octavio, renunciar a sus magistraturas y
servar el título de pontifex maximus poner todas las legiones a su disposición.
durante el resto de su vida. Por su Se retiró entonces de la vida pública y
parte, Octavio y Antonio mantuvieron, murió en el año 12 a.e.e.
entre varias vicisitudes, una relación

11 1 OR IC l·: N Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 359


Tema 13

ambigua de amistad y rivalidad que cer a las desmoralizadas fuerzas de


se transformó en abierta hostilidad en Antonio; poco después, éste se suicidó
el año 32 a.e.e., cuando Antonio tomó junto con Cleopatra. En el 30 a.e.e.
por esposa a Cleopatra tras repudiar quedaba claro que el flamante vence-
a Octavia, hermana de Octavio, con dor se había convertido en el indiscu-
quien se había casado en el 40 a.e.e. tible aspirante al poder unipersonal
para consolidar el tratado de Brindisi, de César.
por el que se había renovado una vez
más la alianza entre los triunviros, que 13.2. EL PRINCIPADO DE AUGUSTO
ahora quedaba definitivamente rota.
La batalla de Accio. Dentro del Una «República monárquica». La
contexto de su enfrentamiento a solución aportada por Augusto a la
Antonio y Cleopatra (del 32 al 30 desestabilización del poder político en
a.e.e.), tras haber expirado su mandato Roma fue la configuración gradual de
como triunviro, la mejor justificación un nuevo régimen: el Principado (de
de los poderes militares de Octavio princeps, «primero», «principal»). Se
fue, sin duda, el juramento de leal- trataba de un sistema en el que un
tad prestado por las provincias occi- imperato1~ con supremo poder militar
dentales, junto con la sacrosanctitas -imperium-, el mando absoluto sobre
(inviolabilidad) tribunicia anualmente las provincias y la autoridad supe1ior
renovada -después del 31 a.e.e., le dentro del Estado romano, goberna-
sería también renovado el cargo de ría por delegación del Senado y de la
censor-. En la decisiva batalla naval Asamblea popular (Senatus populus-
de Aedo (Actium) -promontorio de que romanus), conservando todas las
Acarnania, en la costa occidental grie- formalidades republicanas y actuan-
ga de Etolia-, que aconteció el 2 de do con estricto respeto a las leyes. El
septiembre del 31 a.e.e., Cleopatra y P1incipado no fu e concebido en su con-
Marco Antonio trataron de romper junto por Octavio, sino que fue configu-
infructuosamente el cerco formado rándose en sucesivas etapas, a medida
por Ja flota de Marco Vipsanio Agripa que fueron evolucionando las relaciones
-el amigo y general más valioso de entre el divi filius, el Senado, el pue-
Octavio-, perdiendo en el intento blo romano y el ejército. Octavio supo
casi toda la suya. El siguiente paso desde un principio que debía conciliar
fue la conquista de Alejandría, donde el ejercicio del poder supremo uniperso-
Octavio no tuvo problemas para ven- nal, manifestado ante todo en el mando

360 1 MANUAL DE INICIAClÓN A LA 1-JISTORlA ANTIGUA


L a ex pan sión del frnpel'io rnrnano 1

El poder «monárquico» del Principado inaugurado por Augusto


(Casio Dion, Historia romana, 53, 17, 1-6)

Y así, todo el poder del pueblo y del Senado pasó a manos de Augusto y desde
entonces se instauró una monarquía en sentido estricto. Pues debería considerarse
que monarquía era la denominación más acertada, incluso aunque, en algunas
ocasiones, dos o tres personas compartieran el poder al mismo tiempo. Pues tanto
odiaron los romanos el nombre de «monarquía» que no llamaron a sus emperado-
res ni dictadores, ni reyes ni nada semejante. Pero puesto que todo el poder de la
constitución recaía sobre ellos, en cualquier caso estuvieron sometidos al gobierno
de reyes. Las magistraturas previstas por las leyes, incluso hoy en día, se han man-
tenido vigentes, excepto la censura. Pero es tos magistrados actúan y admjnistran
todos los asuntos de su competencia, sencillamente, como decide quien en ese
momento detente el poder. Y para dar la impresión de que tienen este poder no
como consecuencia de un gobierno tiránico, sino como un poder derivado de las
leyes, se apropiaron, bajo sus títulos precisos, de todas las funciones de las magis-
traturas que en la democracia tenían los máximos poderes según el consenso gene-
ral de todos; de todas excepto de la dictadura. Pues con mucha frecue ncia ocupan
el consulado y siempre que están fu era del pomerio se hacen llamar procónsules.
Pero, en lugar del título de rey o dictador, llevan el título de emperador de por
vida, no sólo aquellos que han conseguido alguna victoria sino también todos los
demás, como prueba de su poder absoluto. Y aunque nunca asumen aquellos títu-
los, que de manera radical han sido excluidos de la constitución, se han asegurado
su función bajo el título de emperador. Y gracias a estos títulos han adquirido la
autoridad para proceder a la leva, para recaudar din ero, para emprender guerras y
acordar la paz, para gobernar al ex tranjero y al ciudadano siempre y en cualquier
lugar, sin distinción , de modo que in cluso pueden condenar a mu erte a caballeros
y senadores dentro del pomerio, y para tocias las demás cosas que en otro tiempo
les estuvo permitido hacer a los cónsul es y a los demás magistrados que poseían
un poder independiente [ ... ].

CASIO DION, Historia romana (libros L-LX) (trad. J. M. Cortés Copele), Credos
(BCG, 395), Madrid, 2011, pp. 192-194.

sobre el ejército y en el gobierno único apaiiencias del régimen republicano, en


sobre casi todas las provincias, con la particular frente a su órgano institucio-
conservación de las fom1alidades y las nal más importante: el Senado.

11T OR IGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 361


Tema 13

Acumulación de poderes. Una vez


que Octavio estuvo seguro de haber
consolidado su dominio del Estado,
decidió realizar un gesto que, por los
riesgos que entrañaba, fue grandioso.
En enero del año 27 a.e.e. declaró ante
el Senado que ya había cumplido con
todas las tareas especiales que se le
habían encomendado para restaurar El pomerio
la República y que, por ello, deseaba
Originariamente, el pomerio era un espacio
transferir el gobierno del Estado al de terreno sagrado limitado por piedras
Senado y al pueblo romano. Tal y que marcaban sus límites y situado a lo
como había planeado, el Senado se largo de los muros de la ciudad, tanto en
negó a aceptar su renuncia y le pidió la parte externa como en la interna, en el
que conservara intactos sus poderes. que no estaba permitido habitar ni reali-
zar actividades artesanales o agrícolas. El
Así pues, Octavio quedó como res-
circuito de los muros romanos, antes de
ponsable único del gobierno de las adquirir su carácter de defensa militar fue
doce provincias no totalmente paci- considerado una defensa sagrada porque
ficadas, y el Senado controlaría indi- separaba un espacio caótico, plagado de
rectamente las restantes a través del espíritus y demonios, de otro organizado
mando de diferentes promagistrados. en su interior y dotado de un centro. En la
Además, Octavio recibió por diez años concepción romana de la ciudad, el centro
o mundus era un hoyo excavado, antes de
un imperium proconsular sin límites y
construir ninguna otra cosa, en el centro
su sacrosanctitas tribunicia sería reno- mismo del espacio urbano. Algunos cultos
vada anualmente. Con el objetivo de y ceremonias sólo podían celebrarse dentro
conciliar dicho imperium con el que del pomerio (por ejemplo, los comitia curia-
poseía de forma natural el Senado, ta); otros, necesariamente fuera del mismo
los patres le confirieron el título y (como los comitia centuriata). Dentro del
pomerio no podían ejecutarse condenas a
las prerrogativas de augustus , lo que
muerte, ni se permitía el acceso a unidades
equivalía a la auctoritas suprema, con militares armadas.
implicaciones religiosas. Por tanto, se
estableció que Octavio no tendría ya
más poder (potestas) que sus colegas, toritas augustal, el imperium procon-
pero sí mayor auctoritas. Quedó, así, sular del prínceps sobrepasaba a todos
como primus inter pares. Dada su auc- los demás. Fue entonces -el 16 de

362 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA 1-1 ISTOR IA ANTIGUA


La expa nsió n del Imperi o rn n1 ;111< , 1

enero del 27 a.e.e.- cuando Octavio Un ejército permanente y profe-


cambió su nombre oficial por el de sional. El reordenamiento del aparato
Jmperator Caesar divi filius Augustus. militar del Estado fue para Augusto
En el año 23 a.e.e., antes de par- una necesidad prioritaria. Miles de
tir de Roma a un largo viaje por las soldados fueron licenciados y se redujo
provincias, Augusto adoptó sus últi- considerablemente el número de legio-
mas disposiciones constitucionales: nes: durante las guerras civiles habían
renunció a su consulado y recibió un llegado a ser más de sesenta, mientras
proconsulado general para todos los que con Augusto pasaron a ser veinti-
dominios del mundo romano: el impe- siete o veintiocho, cada una de las cua-
rium maius. Algunos años después les estaba formada por cerca de 6.000
recibiría poderes censorios y facul- hombres, todos ciudadanos romanos.
tades consulares perpetuas (¡sin un Los provinciales podían enrolarse en
consulado!). Después, en el 18 a.e.e., las tropas auxiliares (auxilia) y, al fina-
el Senado le confirió el ius edicendi, el lizar su servicio mililar -que dura-
derecho a promulgar leyes. ba al menos veinte años- recibían
como premio la ciudadanía romana.
Se calcula que el ejércilo esluvo com-
puesto por cerca de 300.000 soldados
(un conlingente no muy numeroso si
se piensa en la extensión territorial
del Imperio y en la longitud de las
fronteras que habrían de defenderse).
De hecho, el alistamiento era volun-
tario, lo que permitió la creación de
un ejército permanente y profesional
sumamente eficaz. Al licenciarse, los
legionarios veteranos se ganaban el
derecho a recibir una grat ificación en
dinero; de hecho, Augusto estableció
el principio según el cual el Estado
debía afrontar esle gasto: así se ate-
nuaban los peligrosos lazos personales
Rctr~1to lk- (k tavio (rn. 27 ;1.l'. l°.). Gliplnll'Gl
entre los soldados y su general que
de M 1111ic l1. Foto: R. G. S. tanto daño habían ocasionado a la

111 OR IGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 363


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de Augusto
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conquistas de Augusto
DEL DESIERTO
ARÁBIGO
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reinos 1~ e~, or Roma
" protegidos P
La ex pansión del l mpe rio rn llla1w 1

sociedad romana durante el período


de guerras civiles. Su necesaria finan-
ciación procedía de la aplicación de
dos nuevos impuestos: uno repercutía
sobre las herencias en un 5% y el otro
sobre los contratos de compraventa en
un 1%. El montante que resuhaba de
esta fiscalidad especial se transfería al
tesoro militar.
Política exterior. Sin una gran
inclinación hacia las actividades mili-
tares, Augusto ejerció un gobierno
eminentemente civil , dejando el ejér-
cito al mando de Agri pa dentro de
los límites estrictos de la ley. Si bien
Esl.il1 1a l'll hrn 11n · dl'I ,·111pl'r:1 d o r i\ t1 gt1s lo
no impulsó una política agresiva, se L' lll'<>lll1 ·ada c1 1 el Ma r l '.gL'<> l'lll l'l' l;1s is; il;1s de
interesó en consolidar las fronteras, Eu hL'il v i\gios FJslraios (rn. 12 :1.L·.c.) . M 11S\'<>
extendiéndolas con prudencia hacia N;1cirn 1;il de i\rq uco lo¡úa (i\ le11as) . h,to : R.
<; S.
los territorios semiconquislados o que
estaban más expuestos al radio de
inDuencia romano. Consciente de que
las continuas expediciones militares
podían fomentar las ambiciones de
los generales (como había sucedido en
el pasado reciente), prefirió confiar el
mando de las legiones a los miembros
de su enlomo familia1~ principalmente
a sus dos hijastros, Tiberio y Druso,
o a personas de su lota! confianza,
como Agripa, el artífice de la victoria
de Accio.
Con la finali zación de las guerras
cántabras (14 a.e.e.), Hispania fue
finalmente sometida a la autoridad Relra l u de Ma1-u> Vípsa11 io i\ gripa. M11 seo
de Roma y reorganizada, así como la del Louvre. Folo: R. G. S.

lil OR IGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 365


Tema 13

La política exterior de Augusto


(Augusto, Res gestae, 25-32)

Libré el mar de piratas. En esta guerra, hechos prisioneros alrededor de treinta mil
de los esclavos que habían huido de sus dueños y habían cogido las armas contra la
República, los entregué a sus dueños para que recibieran castigo. Toda Italia espon-
táneamente me prestó juramento de lealtad, y me reclamó como general de la guerra
que vencí en Accio; también me prestaron ese juramento las provincias de la Galia,
Hispania, África, Sicilia y Cerdeña. Los que, bajo mis enseñas militares, sirvieron
entonces al ejército fueron más de setecientos senadores, de los cuales, antes o después,
ochenta y tres fueron nombrados cónsules, y alrededor de ciento setenta, sacerdotes,
hasta el día en que se escriben estas cosas. Amplié las [ronteras de todas las provincias
del pueblo romano de las que eran vecinos pueblos que no obedecían a nuestro impe-
rio. Apacigüé las provincias gálicas e hispánicas, así como la germánica, de modo que
el Océano fue el límite desde Cádiz hasta la desembocadura del río Elba. Sin hacer
injustamente la guerra a ningún pueblo, pacifiqué los Alpes, desde aquella región que
está próxima al mar Adriático hasta la Etniria. Mi flota navegó por el Océano, desde
la desembocadura del Rin hasta los territorios de los cimbrios, en la región del sol de
Oriente, adonde ni por tierra ni por mar había llegado antes de ese momento ningún
romano; y los cimbrios y los cárides y los semnones y otros pueblos germanos del
mismo territorio pidieron, por medio de legados, mi amistad y la del pueblo romano
[... ]. Incorporé Egipto a la dominación del pueblo romano [.. .]. EstaSlecí colonias de
soldados en África, Sicilia, Macedonia, ambas Hispanias, Acaya, Asia, Siria, Galia
Narbonense, y Pisidia. Italia tiene veintiocho colonias [undadas por mi autoridad, que,
mientras vivo, han sido muy celebradas y concurridas[ ... ]. Me fueron enviadas con fre-
cuencia embajadas desde la India, no vistas antes de ese momento por ningún general
de los romanos. Buscaron nuestra amistad por medio de legados los reyes de Bastarna,
Escitia y de los sármatas, que están a uno y a otro lado del río Tanais, y el rey de los
albanos y el de los hiberos y el de los medos. [... ] Siendo yo Príncipe, experimentaron
la lealtad del pueblo romano muchísimos otros pueblos, que antes no tenían ninguna
relación de embajadas o de amistad con el pueblo romano.

X. o'ORS, Antología de textos jurídicos de Roma, Akal (Akal/Clásica, 61), Madrid,


2001, pp. 307-312.

Gallia. Algunos territorios germanos de sus tres legiones en el bosque de


fueron abandonados tras el desastre Teutoburgo en el año 9 e.e. Desde los
de Quintilio Varo y la aniquilación primeros años de su gobierno, Augusto

366 1 MANU AL DE INICIACIÓN A LA HISTO RIA AN TIGU A


La expa ns i,í 11 del Im pe ri o rnm a no 1

se propuso consolidar los dominios Imperio universal se convierte en parte


romanos en Oriente, donde la cuestión integrante de la ideología oficial del
más grave era la rivalidad mantenida Estado: el dominio imperial, extendi-
desde hacía mucho tiempo con los do a todo el orbe, se manifiesta en la
partos. En Roma escocía todavía el pax Augusta y está dispuesto siempre
recuerdo de la derrota sufrida por a extender a nuevos territorios sus
Craso (53 a.e.e.) y el fracaso de la expe- «beneficios». Así pues, esta paz impli-
dición de Antonio. Augusto también caba una pretensión de dominio uni-
trató de resolver la situación recurrien- versal y exigía el desarrollo sin límites
do más a la fuerza de las armas que de una política imperialista.
a la diplomacia: gracias a los éxitos Apogeo cultural. Desde un punto
obtenidos por Tiberio, pudo recuperar de vista cultural, la época augustea
en el 20 a.e.e. las insignias militares íue la edad de oro de las letras roma-
arrebatadas a Craso. Sin embargo, la nas. Bajo la protección de Mecenas,
solución al problema parto fue sólo uno de los hombres más cercanos
temporal, ya que los romanos tuvieron a Augusto, Vfrgilio y Horacio hicie-
que hacer frente a esta potencia orien- ron sus ex traordinarias aportaciones
tal en numerosas ocasiones a lo largo a la poesía romana, mientras que
de los siguientes siglos. Tito Livio escribía su gran historia
Pax Augusta e Imperio universal. de Roma. Augusto entendió pronto
No puede negarse -y así lo hizo saber la importancia que tenía la contri-
la incansable propaganda augustea- bución de artistas y literatos para la
que el Principado de Augusto, desde nueva imagen que deseaba difundir
el 30 a.e.e. -formalmente desde el de su Principado. La temática funda-
27 a.e.e.- hasta su muerte (14 e.e.), mental de la propaganda ideológica
marcó un período de pacífica prospe- augustea consistía en la exaltación del
ridad en el ámbito político romano, así sentimiento de libertad, acentuando
corno una época memorable de recu- la idea del consenso (el consensus
peración de la vida pública, muy que- universorum, es decir, la aprobación
brantada por los años de las pasadas unánime, aparece de forma recurrente
guerras civiles y las proscripciones, en los mensajes políticos del princeps,
desde Mario y Sila hasta la secuela del para evidenciar que el nuevo régimen
asesinato de César y las oscuras medi- político no había sido impuesto por la
das tomadas por el segundo tiiun- fuerza) y el principio de la tolerancia
virato. Con Augusto, el concepto de (clementia) en el ejercicio del pode1~

11 1 OR IGEN Y DESARROLLO DE L PODER ROMANO 1 367


Tema 13

El culto imperial a comienzos del Principado (época de Tiberio)


(Inscripción de Gytheion: Supplementum Epigraphicum Graecarum, XI, 922-923)

[ ... ] Y que (el agoranomo) ponga en la primera (base en el teatro) la (ima-


gen) del divino Augusto, padre de Tiberio César, en la segunda, situada a la
derecha, la de Julia Augusta (Livia), y, en la tercera la de Tiberio César, hijo de
Augusto, y la ciudad suministre las imágenes (al magistrado). Y que co loqu e
además una mesa en medio del teatro y un pebetero para incienso, y que, antes
<le la llegada de los artistas, los miembros del Consejo y los colegios de magis-
trados a l completo quemen incienso por la salvación del príncipe.
Que (el agoranomo) celebre el primer día como el del divino César, hijo del
divino (Julio César), Augusto, Salvador, Liberador; el segundo día como el del
emperador Tiberio César, Augusto y padre de la patria, el tercero como el de
Julia Augusta, Fortuna de nuestro pueblo y de nuestra ciudad, el cuarto como
el de Germánico César (hijo) de la Victoria, el quinto como el de Druso César
(hijo) de Afrodita, y el sexto como si fuera el de Tito Quintio Flaminio [ ...].
Que el agoranomo, después de haber celebrado los días dedicados a los
dioses y a los príncipes, haga venir a los artistas durante otros dos días más
de concursos escénicos, el uno en memoria de Cayo Julio Euricles, que fue en
varias circunstancias el bienhechor de nuestro pueblo y de la ciudad, y el otro
en honor de Cayo Julio Lacón, defensor de la seguridad y de la salvación ele
nuestro pueblo y de la ciudad. Que organice estos concursos después ele los de
la Diosa, en los días que pueda [ ... ].
Carta de Tiberio: Tiberio César, hijo del divino Augusto, Augusto, pontífice
máximo, revestido ele la potestad tribunicia por <lecima sexta vez, a los éforos
de Gytheion y a la ciudad, salud. El embajador que nos habéis mandado, a mí
y a mi madre, Décimo Turranio Nicanor, me ha dado a conocer vuestra carla
y la copia adjunta de la ley que habéis aprobado por piedad a mi padre y a mi
propio honor. A la vez que os doy la enhorabuena, soy <le la opinión de que
conviene que todos los hombres en general, y vuestra ciudad en particular,
mantengan intactos los honores divinos en agradecimiento a la grandeza de los
favores que mi padre ha hecho por el universo entero; pero respecto a mí, me
contento con honores más comedidos y humanos. En cuanto a mi madre, ella
os contestará cuando se entere de lo que habéis decidido respecto a los honores
que le queréis tributar.

M. KAPLAN y N. RlCHER (dirs.), El mundo romano (trad . J. Mangas Manjarrés),


Universidad de Granada, Granada, 2003 (orig. Rosny-sous-Bois, 1995), p. 224.

368 1 MANUAL DE lNlCIACIÓN A LA 1-llSTORIA ANTIGUA


La ex pansión del Im peri o roma110 1

Augusto rechazó cualquier forma des-


mesurada de adulación a su persona;
sin embargo, trató de hacerse con
el apoyo de los intelectuales para el
sostenimiento ideológico de los prin-
cipios e ideales en los que se asentaba
su Principado. Según su concepción,
la cultura debía ponerse al servicio
del Estado. Los eruditos, por tanto,
debían ensalzar las tradiciones y bue-
nas costumbres romanas.
La religión tradicional y el culto ¡ E¡ Pa 11ld >11 e¡e Roma (27 a.l'.c. ). Fo to: R. G. S.
imperial. De forma muy particular,
se reclamó la atención sobre la devo- como una divinidad (dea Rom.a et
ción, entendida como sentimienlo Augustus). Así es como nació el llama-
del deber hacia los dioses (pietas), do culto imperial.
y sobre la conquista de la paz (pcL,;, El problema sucesorio. A pesar
deorum). Ahora bien, junto al respe- de que el poder de Auguslo era estric-
to a la religión tradicional, Augusto tam en te personal y se basaba, de
extendió también los cultos consagra- manera formal, en la delegación del
dos a la nueva «monarquía». Entre Senado y del pueblo romano según
ellos figuraba la veneración a César, el el sistema consli lucional republica-
divus Iulius, el cullo a Marte Vengador no, se entendía y se aceptaba que el
(Mars Vltor), a Venus Genetrix y al Principado representaba, en realidad,
dios personal del princeps, Apolo, o la una monarquía di simulada y que el
propagación como divinidad de la Pax prínceps sería sucedido por otro impe-
Augusta. Pero, sobre todo, la propia rator de su propia familia, aun si
persona del emperador, aunque sin se pedía al Senado su confirmación.
llegar a la divinización, íue enmarcada Dado que no tenía descendencia mas-
en una atmósfera sobrehumana, digna culina -solamente una hija, Julia,
de veneración, con templos, sacerdo- a la que acabó desterrando por sus
cio (flamines augustales) y ritos en los escándalos-, Augusto ensayó diver-
que el «espíritu» de Augusto (genius, sas soluciones, que fueron fallando a
numen) fue asociado al bienestar de lo largo de los años. Esa búsqueda de
Roma, considerada ahora también heredero dio pie a frecuentes intrigas

111 OR IGEN Y DESARROLLO DEL PO DE R ROM AN O 1 369


Tema 13

palaciegas. Un primer candidato a la


sucesión fue Marco Claudia Marcelo,
hijo de su hermana Octavia y marido
de Julia, pero falleció prematuramen-
te en el 21 a.e.e. La hija de Augusto
volvió a casarse entonces con Agripa,
quien se integró así en la familia impe-
rial, corno recompensa a su fidelidad
al prínceps. Es posible que Augusto
tuviese en cuenta a su amigo Agripa
como suceso1: En todo caso, adoptó
a dos de los hijos nacidos de la unión
entre Julia y Agripa, Cayo y Lucio, con
vistas a una hipotética sucesión (17
a.e.e.). Pero el destino adverso volvió
a abatirse sobre los planes dinásticos
de Augusto. Agripa murió pronto (12
a.e.e.) y Julia se casó con Tiberio, Rl'ira lo lk L ivia (20 a.L'.l'.). M 11sl'o
Arqu co l{>g ico Naciona l dl' A1c11;1s .
fruto de un anterior matrimonio de
Fo to: R. G. S.
Livia -mujer de Augusto desde el 38
a.e.e.- con Tiberio Claudia Nerón. ba como h.1turo suces01: Acusado de
Aunque Tiberio había sido distinguido conspiración, Póstumo fue eliminado.
con honores y mandos militares, la Cuando Augusto murió en el 14 e.e. ,
preferencia de Augusto por sus nietos Tiberio, que había asumido el año
Cayo y Lucio impulsó al hijo de Livia anterior el imperium proconsular y la
a autoexiliarse a la isla de Rodas en tribunicia potes tas, fue reconocido por
el 6 a.e.e., de donde regresó cuatro el Senado como nuevo prínceps.
años después. Al cabo de poco tiempo,
aquéllos murieron de modo imprevis- 13.3. EL APOGEO DEL IM PERIO:
to. Augusto adoptó entonces a Tiberio EVOLUCIÓN POLÍTICA
y a Agripa Póstumo, hermano menor
de Cayo y Lucio, mientras Tiberio El edificio augusteo demostró ser
hacía lo mismo con Germánico -hijo estable al mantener más de medio
de su hermano Druso, gran general siglo una sucesión de cuatro empe-
ya desaparecido-, quien se perfila- radores de la dinastía Julio-Claudia.

370 1 MANUAL DE l NJCIACLÓN A LA H ISTOR IA ANTIGUA


La L'Xpan siú n del I rnper io ro mano 1

La solidez del nuevo sistema político


y su adecuación a las necesidades del
mundo romano quedaron confirma-
das por el hecho de que el crítico fin
de la dinastía fundada por Augusto,
tras un breve período intermedio de
luchas civiles por alcanzar el poder, no
degeneró en anarquía militar ni trajo
de regreso el antiguo régimen republi-
cano, sino que condujo a la continua-
ción del Principado con los Flavios y Lucio Ello Sejano
los Antoninos, dinastías que dieron Nombrado prefecto del pretorio en los
a Roma una serie ininterrnmpida de primeros años del principado de Tiberio,
excelentes emperadores. en el año 23 e.e. apoyó al emperador en su
La dinastía Julio-Claudia. Ahora decisión de trasladar a Roma a todas las
bien, el Principado también mostró cohortes pretorianas, lo que aumentó enor-
memente su poder. Su enorme influencia en
sus limitaciones internas. El siste-
el emperador le hizo aspirar a sucederle en
ma se había mostrado eficaz siem- el trono. En ese mismo año 23 había muer-
pre que la púrpura imperial recayese to el único hijo de Tiberio, Druso, que pare-
en un hombre capaz y equilibrado. cía el único obstáculo para sus ambiciosos
Desde luego, esta condición no siem- planes. Al parecer, en el año 26 e.e., Sejano
pre fue satisfecha por herencia, como había animado al emperador a retirarse a
la isla de Capri para maniobrar a su gusto.
lo demostrarían los casos de Calígula
En primer lugar, desterró a Agripina, viuda
y Nerón. Aun así, la dinastía Julio- de Germánico (sobrino del emperador), y a
Claudia produjo dos buenos empera- su hijo Nerón. Después, envió a prisión al
dores: Tiberio y Claudio. otro hijo, llamado también Druso. Cuando
Tiberio. Tiberio Claudio Nerón alcanzó la dignidad de cónsul, intentó con-
(14-37 e.e.) se ganó una mala imagen solidar su proyecto casándose con Julia
histórica, no totalmente inmerecida, Livila, nieta de Tiberio. En ese momento,
Antonia, madre de Germánico, logró infor-
porque desde el 21 hasta el 31 depen-
mar a Tiberio, quien se dirigió al Senado
dió de una personalidad malvada: acusando a Sejano de traición. El Senado
el prefecto de la guardia pretoriana, lo condenó a muerte y en octubre del año
Lucio Elio Sejano. A pesar de ser muy 31 e.e. fue ajusticiado junto a parientes y
capaz como militar y astuto como amigos considerados cómplices.
político, su mente atormentada y su

11 1 OR IC l '. N Y DF.S1\RROLLO DEL PODER ROMANO 1 37 1


Tema 13

aislamiento en la isla de Capri le hicie-


ron prestar oídos a las intrigas de su
prefecto, dando crédito a muchas acu-
saciones de traición insuficientemente
probadas. Sin embargo, su gobierno
fue competente. Buscó abiertamente
la colaboración de los senadores y
otorgó al Imperio una notable solidez
económica: la hacienda -el erario-
estaba en orden y los gobernadores
provinciales bien fiscalizados. Por
medio de su hermano Druso y de su
sobrino Germánico -hijo adoptivo-
vengó la catástrofe romana del bosque
de Teutoburgo derrotando a Arminio,
recuperando las águilas de Varo y disi-
pando la amenaza germana durante El crn¡x-rad or Tiberi o ( 13 L' .c.) . Mt1sco tkl
largo tiempo. Pese a la insistencia de Lo11 vrc. Foto: R. G. S.
Germánico, no apoyó el proyecto de
conquistar toda la Germanía, pues dad padecida en septiembre del 37
comprendió las dificultades prácticas e.e., su carácter cambió radicalmente.
de mantene1~ sin suficientes abaste- Declaró entonces que gobernaría con-
cimientos, una provincia romana en lra el Senado, para el pueblo y para
medio de los bosques teutónicos. los caballeros (equites ). Cayo fue mal
Calígula. Cayo Calígula, Cayo aconsejado por los servidores egip-
Julio César Germánico (37-41 e.e.), cios que halló en la casa de su abuela
tenía veinticinco años cuando accedió Antonia (hija de Marco Antonio), en
al poder imperial. El Senado le otorgó la que él se crió. Sus relaciones con
todos los poderes y él prometió gober- su hermana Drusila hicieron temer un
nar de acuerdo con los senadores, incesto al estilo de los soberanos de
considerándose así mismo como un Egipto. De hecho, construyó en Roma
senador más. El tesoro acumulado por un templo a !sis, cuyo culto se hizo
Tiberio le permitió ofrecer amplias oficial. Sus desorbitadas liberalidades
donaciones a plebeyos y a los preto- habían colocado al tesoro en serias
rianos. Pero, tras una grave enferme- dificultades. Con relación a los reinos

372 1 MANUAL DE TNICIACJÓN A LA HISTOR I A ANTIGUA


La ex pansió n del I rnpcri o rn rn ano 1

Mauritania. La época demencial de


Calígula no duró más de cuatro años.
Su despótico régimen y sus locas pre-
tensiones de divinidad (Néos Hélios)
llegaron a su fin en el 41 e.e. por una
revuelta de la guardia pretoriana.
Claudio. La época de Claudio,
Tiberio Claudio Nerón Germánico (41-
54 e.e.), ha sido considerada como
un período de buen gobierno y de
expansión del Impeiio, con la definitiva
conquista de Britania por Aulo Plauto
en el 43; el propio Claudio se presentó
en la isla para aceptar la rendición de
Camulodunum (Colchester). Hombre
físicamente débil, considerado imbécil
Rcl rato de Ca lígula . M usco i\1l .¡t1co l<'>gico de hasta que los pretorianos lo eligieron,
Aquil cva. Fo to: R. G. S. cuando ya tenía cincuenta años, para
suceder a Calígula -por ser hermano
clientes, su políLica fue caprichosa. del amado y recordado Germánico, que
Abandonó Armenia. Con el título de había muerto en el 19 e.e. de una acci-
rey asignó al nieto de Herodes el dental caída del caballo durante una
Grande, Agripa I, la antigua tetrarquía campaña militar en Oriente-, había
de Filipo (año 37) -más tarde Claudio dedicado su vida al estudio y al cultivo
le nombraría rey de Judea (año 41), de las letras. Claudio volvió a la política
poniendo de este modo fin al gobierno práctica del gobierno augusteo, aunque
allí de los procuradores-, pero des- dependió en exceso de libertos para
tituyó al tetrarca de Galilea, Herodes llevar la administración imperial. De
Antipas, y lo desterró a Lugdunum, hecho, en la obra de este emperador
Lyon (año 39). A los hijos del prínci- no es fácil distinguir lo que se debe en
pe tracio Cotis, con quien había sido realidad a esos hombres notables, a los
criado, les dio la Tracia, el Ponto, el cuales confió la dirección de los ser-
Bósforo y la Armenia Menor (38). vicios centrales: Polibio fue destinado
Pero ordenó ejecutar al hijo de Yuba a los archivos (a studiis), Narciso a la
II, Ptolomeo, y quiso anexionarse la correspondencia (ab epistulis ), Palas

111 O1rn ; 1:N Y l l l iSi\RROLLO DEL PODER ROMANO 1 373


Tema 13

riéndolo a su propio hijo Británico. Los


historiadores antiguos creyeron que fue
envenenado por Agripina, deseosa de
anticipar la sucesión de Nerón, quien, a
su vez, utilizaría la misma táctica con-
tra el joven Británico.
Nerón. El gobierno de Nerón,
Lucio Domicío Ahenobarbo Nerón
(54-68 e.e.), fue menos dañino para
el Imperio de lo que habría podido
ser, pues mientras el gran comediante
actuaba o cantaba, los ejércitos roma-
nos, con generales capaces, defendían
las fronteras y sofocaban las rebelio-
nes, como en Britania a las órdenes
de Suetonio Paulina, o en Judea a
Retrato de Claudio con l:1co ro I1 a c ívica (l' ll 1 las de Vespasiano y Tito. Aun así,
má rm ol del l\·1 1t élico). 1\11 11sco N;1l· io 11;d dL·
el irresponsable reemplazo del hábil
Arq ueo logía (Atl' 11as). Fc, to: R. C . S.
general Gneo Domicio Corbulón por
al fisco (a rationibus), Cali.xto a las el inútil Clodio Trásea Peto en las
peticiones y a la justicia (a libe/lis). guerras contra los partos (53-63 e.e.)
Podriamos afirmar que formaron una convirtió una campaña victoriosa en
especie de gabinete imperial. A nivel una paz negociada. Si no totalmente
privado --pero de gran repercusión en loco corno Calígula, Nerón tuvo tam-
el ámbito público- Claudia fue parti- bién una larga lista de crímenes en su
cularmente pusilánime con sus cuatro haber, como el asesinato de Británico,
esposas: sólo cuando la tercera, Valeria el de su propia madre, Agripina, y la
Mesalina, se atrevió a celebrar un matri- ejecución de su mujer, Octavia, para
monio público con el senador Cayo complacer a su nueva esposa, Popea.
Sitio, después de un largo petiodo de la La fracasada conspiración de Cayo
más escandalosa promiscuidad, ordenó Calpurnio Pisón (65 e.e.), en la que
su ejecución. Se casó después con su participaron algunas de las mejores
sobrina Agripina, quien lo persuadió personalidades de Roma, costó la vida
para adoptar como sucesor a Nerón, a Séneca, quien había sido preceptor
hijo de su p1irner matTimonio, prefi- del princeps.

374 1 MANUA L DE [N1CIAC IÓN A LA lll STOR IA ANTIGUA


La ex pansi{i n del lniperi o rn 1na no 1

de mayor antigüedad en la Hispania


Tarraconensis, un general de edad pro-
vecta. La rebelión fue sofocada por L.
Verginio Rufo, legado de la Gerrnania
·~
Superior. Al morir Víndex, Galba fue
·, ~ proclamado emperador por sus tropas.
~ Ninfidio Sabino, prefecto de la guar-
dia pretoriana, reconoció corno tal a
Galba, mientras que el Senado decla-
raba enemigo público a Nerón, quien,
completamente aislado y tras huir de
Roma, se suicidó el 9 de junio del año
68. Galba trató de colaborar con la
clase senato1ial, lo que significaba una
vuelta a los orígenes del Principado,
aunque sus drásticas medidas econó-
micas y su duro carácter lo hicieron en
seguida impopular. Adoptó como here-
dero a Pisón Luciano, una decisión que
resultó políticamente errónea. Marco
Salvio Otón (ca. 32-69 e.e.), legado de la
Lusitania y anterior marido de Popea,
Re tra to dl' i\gri pi 11a, esposa de Cla11d io y quien inicialmente había apoyado a
111ad rc de Nc1ú11 (S I -S-t L'.c.l. M11scu de la Galba llevando consigo sus tropas a
Ac1/ipo lis (A te11;1s) . Fo to: R. G. S.
Roma -probablemente con la esperan-
El año de los cuatro emperadores. za de sucederlo-, tomó de inmediato la
La sucesión de Nerón trajo una época iniciativa: ordenó la ejecución de Galba
muy convulsa, pues cuatro aspirantes al y se hizo proclamar emperador. En el
poder imperial vistieron la púrpura en 69, las legiones de la Gennania Inferior
el plazo de un año (68-69 e.e.). El proce- nombraron a su general y gobernador,
so comenzó con la rebelión de G. Julio Aulo Vitelio Germánico (15-69 e.e.),
Víndex, legado de la Galia Lugdunense, nuevo emperador, con el apoyo tam-
quien precipitó la caída de Nerón y pro- bién de la Germania Superior. Éste
puso como emperador a Servio Sulpicio derrotó a Otón, quien resultó muerto
Galba (ca. 3 a.e.c.-69 e.e.), el legado en batalla, y vistió la púrpura impe-

111 O1rn; ¡;_N y IWS/\RROLLO DEL PODER ROMANO 1 :n s


T l ' lllil I .~

rial con el reconocimiento del Senado.


Sin embargo, por la misma época las
legiones de Oriente otorgaron su leal-
tad a Tito Flavio Vespasiano (9-79
e.e.), gobernador de la rebelde Judea,
quien prácticamente ya había sofocado
la revuelta, convertida realmente en
una sangrienta gue1Ta. Los ejércitos del
Danubio le siguieron. Así estalló otro
conflicto, que terminó con la victoria de
Vespasiano y la muerte de Vitelio. Una
vez más, el Senado sancionó la elección
hecha por las armas.
Los «buenos» emperadores. Con
el gobierno de Vespasiano, Roma inició
un largo y casi ininterrumpido período
de paz y prosperidad que llegó hasta
Relra lo de Vcspasia11n ( Bi-i ti sli Mt1sL·11 111 ).
la época de Marco Aurelio. Después
Fnlo: R. G. S.
de Vespasiano llegó su hijo Tito (79-
81 ), luego Domiciano (81-96), Nerva
(96-98), Trajano (98-117), Adtiano (117-
138), Antonino Pío (138-161) y Marco
Aurelio (161-180). Todos ellos -aun-
que en cierto sentido con la excepción
de Domiciano- fueron emperadores
competentes y recuperaron el estilo de
gobierno augusteo, que combinaba la
administración justa del Estado con
la autoridad, y la centralización del
poder imperial con el debido respeto
al Senado. Aunque excesivamente des-
confiado, como Tiberio, y con excéntri-
cas pretensiones divinas, como Calígula,
Rcl ral o de Tito. Musco Nacional tk· incluso Domiciano fue w1 excelente
/\i-qurn logía (Alc11as). Foto: R. G. S. administrador del Imperio.

376 1 MANUAL DE lN lCIAClÓN A LA HI STORIA ANTIGUA


La expa nsión del 1111 pcri o rom;i no 1

~ ~ ~rr~-r~r.r rr.f-í: _·.


• '""' ....... .. ; _..1,.;

Arco ele Tito en Ro1m 1. Fot o: R. G. S. ColossL'll. Dibujo de Lihern Patri gnani .
1 1 Ful'ntc: Edi,.i01 1i d'A r lL' I. F. I. , FircllZC (2020)

La dinastía Flavia. Tito Flavio sioneros judíos. Su atrayente perso-


Vespasiano (69-79 e.e.), fundador de nalidad le valió el epíteto de Titus,
la dinastía, fue hijo de un modesto amor et deliciae generis humani, «Tito,
recaudador de impuestos del muni- amor y delicias del género humano»
cipio italiano de Reato. Durante su (Suetonio, Vita divi Tití, I, 1). Tras su
gobierno, extendió el dominio de prematura muerte, fue sucedido por
Roma sobre Britania. Reorganizó el su hermano Tito Flavio Domiciano
Imperio, que estaba padeciendo las (81-96), quien gobernó con modera-
consecuencias del nefasto gobierno ción durante sus primeros diez años.
neroniano y las dificultades provoca- Emprendió una guerra triunfal contra
das por su agitada sucesión. Otorgó la los catos, después de atravesar el Rin
ciudadanía latina a Hispania y reor- cerca de Maguncia. Su administración
denó el Senado, en el que introdujo a imperial fue competente, pero a partir
senadores procedentes de las provin- de la fracasada rebelión del l.egado de
cias. Su hijo, Tito Flavio Vespasiano Germanía, Antonio Saturnino (89),
(79-81 e.e.), completó el sometimiento se volvió desconfiado hasta la obse-
de Judea al poder romano y luego pres- sión y especialmente despótico, lo que
tó su atención a Roma; gastó grandes le llevó a ordenar de forma cruel y
cantidades de dinero (con las reservas arbitraria numerosas ejecuciones de
que había dejado su padre) en el embe- víctimas supuestamente involucradas
llecimiento de la ciudad y concluyó el en intrigas contra el poder imperial.
anfiteatro Flavio -el Coliseo-, un Esta despiadada conducta condujo a
proyecto constructivo iniciado por su asesinato en una conspiración pala-
Vespasiano en el que trabajaron pri- ciega en el año 96.

11 1 OR l( ; F.N Y ll F.Si\ RROLLO DEL PO DER ROMANO 1 377


Tema 13

Antonino Pío y Marco Aurelio- com-


partieron un interés común por el
gobierno justo y eficiente de los asun-
tos públicos, contribuyendo a la pros-
peridad del Imperio y conservando la
herencia cultural grecorromana.
Trajano. Marco Ulpio Trajano (98-
117) emprendió dos guem1s contra el
rey dacio Decébalo (JO J-J02 y 105-107),
quien, al ser definitivamente derrota-
do, se quitó la vida junto con toda
su corte en un banquete suicida. Así
pues, Trajano conquistó y se anexionó la
Dacia, una amplia región situada al otro
lado del Danubio. También llevo a cabo
Res tos ele los palacios i mper iales (desde el una gran campaña militar contra los
Ci rco 1V bx i1 no). Fo to: R. G. S. partos (113-117), como resultado de la
cual incorporó Armenia y forn1ó las pro-
La dinastía Antonina. Los cons- vincias de Mesopotamia (115) y Asiria
piradores lograron del Senado la (116), con el río Tigris como frontera
inmediata aprobación de su sucesor, 01iental del Imperio. Fue un soberano
Marco Coceyo Nerva (96-98), viejo excelente que se ganó por méritos pro-
senador respetado y rico, quien siguió pios el título de optimus princeps. Sin
la línea política moderada de los pri- embargo, falleció antes de afianzar sus
meros Flavios e inauguró la práctica logros, lo que habría podido hacer, sin
de seleccionar por adopción al suce- duda, de haber vivido algunos años más.
sor imperial. Su elección recayó en Adriano. Publio Elio Adriano (117-
el destacado general Trajano, cuya 138), que fue adoptado por Trajano en
adopción, en el 97, aseguró la esta- su lecho de muerte -según aseguró
bilidad política y el equilibrio de las su esposa Platina, la esposa de éste-,
fuerzas militares durante su breve había prestado valiosos servicios mili-
gobierno, que además proporcionó tares bajo las órdenes del emperador.
una transición sosegada de la dinastía Al igual que Trajano, procedía de una
Flavia a la Antonina. Los cuatro empe- familia romana emigrada a Hispania
radores siguientes -Trajano, Adriano, en época de los Escipiones. El abuelo

378 1 MANUAL DE lNlClACIÓN A LA 1-llSTOR IA ANTTGUA


La ex pansi6 11 del l111peri o ro mano 1

l . Peristilo
2. Sala de audiencias
3. Basílica
4. Larario
5. Sala de banquetes
(cenatio)
6. Ninfea
7. Entrada de la Do11111s
Augusto
8. Atrio
9. Primer peristilo
1O. Segundo peristilo
11. Tcrc<:r peristilo
12. Estadio
13. Exedra semicircular
(trib11110)
14. Paedagogium

/ )onws Flal'io : cstnncias de rcprcscnlaciún /)011111s A 11~11, 11sto

/)011111s Fla \lia : esta ncias rcsidt..•nci.ilcs cstaJio

Pl ano del pal:,cio i111pcrial dL' Dorni ciano en el Palatin o ( Roma). fü1 sado L' ll A. 13ern ;wdi e/ olii,
Lo s/nri(I, .f.. Dll l/'!111¡)('/ll mllt{l l/ n (/ C(lr/o M11g110, M ond adori/ DL' Ag:osli 11i , ov:1ra, 2007, p. 'i 1

paterno de Adriano estuvo casado con bre de excepcional capacidad intelec-


Ulpia, una tía de Trajano. Fue un hom- tual y determinación, autodisciplina y

111 OR IC l '. N Y lll ·'. Si\RROLLO DEL PODER ROMANO 1 379


Tema 13

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F11cn1t:: J.-CI. Go lvin _v C. S,tl lés, J>alacins i111¡1crial<'s de /11 Nn11w 1111/ig11a (trad. J. Ga 1-d;1 C irdi t:I),
Dcspc rl a Ferro, M adrid , 20 16 (ori g. Pari s, 2006), p. tl9

RL·l ral o de T;1_ja 1H>.


Dclalll' de la co lu11111;1 lraj,1 na ( Roma). Fo to: R. G. S. Glipl olcca de M 1111 ic l1.
r-0 10: R. C. S.

380 1 MANUAL DE l NICIAClÓN A LA HI STOR IA ANTIGUA


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o(l'1 la mue11e de Augusto ( 14 e.e .) Leptis Magna Mar Mediten-áneo


r anexiones y conquistas entre e l
-o a,io 14 y el aiio 98 e.e .)
o Pérsico
o conquistas de Trajano
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;,::, (98-11 7 e.e.)
';,:!
o • principales campamentos
legionarios
~
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frontera (limes) fonificada
z
o
(.,.J
00
Tl' lll;l 1.,

cia- y del gobierno central, así como


de sus recursos humanos y financie-
ros. Tal conocimiento le llevó a la
convicción de que el Impedo se había
extendido en exceso: nuevas conquis-
tas habrían causado un inaceptable
desequilibrio entre gastos y beneficios.
De hecho, fue partidario de abando-
nar algunos de los últimos territo1ios
incorporados al Imperio, o al menos,
de favorecer su sometimiento al régi-
men descentralizado de un Estado
cliente, mucho menos costoso y con
resultados casi equiparables desde el
punto de vista de su dominio político.
Esta actitud «defensiva» provocó una
cierta reacción adversa en el Senado,
especialmente entre el sector <<impe-
rialista» del círculo gobernante. Ahora
Retrat o de Ad i-iano. Gliptotcca dt· M1111ich. bien, si el Senado se mantuvo secreta-
Foto: R. G. S. mente hostil, Adriano logró ganarse, en
cambio, el favor del pueblo.
tenacidad, que combinaba una refina- Se mostró también muy favorable
da educación clásica - sustentada en a la consolidación y desarrollo de la
una irrefrenable pasión por la culturn cultura grecorromana, a la que consi-
griega- con un gran talento para la deraba la esencia y fundamento de la
gestión administrativa y una sobresa- civilización. Su gran interés en la tra-
liente carrera militar. Si Trajano fue el dición helénica y en la revitalización
último gran conquistador del Imperio de los dioses del Olimpo fue la causa
romano, Adriano fi.1e el verdadero artí- -quizás involuntaria- de la última y
fice de su legado. Poseía un vasto y pre- más trágica rebelión de los judíos. El
ciso conocimiento de todas las provin- sacerdote Eleazar y el dirigente radi-
cias -que inspeccionó personalmente cal Simón Bar Kojba incitaron a una
para asegurarse de que estuviesen bien gran insurrección (132-135) contra
administradas y gobernadas con justi- la fundación de una colonia romana

382 1 MANUAL DE INJCIAClÓN A LA HlSTOR IA ANTIGUA


La t·xp,rnsi<í11 del lmperi o ro ma no 1

Los partos vistos por los romanos


(Tácito, Anales, II, 1-2)

Durante el consulado de Sisenna Estatilio Tauro y Lucio Libón [16 e.e.] se


produjeron perturbaciones en los reinos y en las provincias romanas del Oriente.
Primero, entre los partos, que tras haber pedido y recibido de Roma un rey, aunque
pertenecía a la familia de los Arsácidas lo rechazaban como a extranjero. Se trata-
ba de Vonones, entregado como rehén a Augusto por Fraates. En eíecto, Fraates,
a pesar de haber rechazado a los ejérci tos y generales romanos, había dirigido a
Augusto toda clase de muestras de respeto, enviándole una parte de su prole corno
gara ntía de amistad; y no tanto por mi edo a nosotros corno por desconfianza hacia
sus paisanos. Tras el fin de Fraates y de los reyes que le siguieron, a causa de las
matanzas intestinas acudieron a la Ciudad unos embajadores de los notables partos
con la misión de hacer volver a Vonones, el mayor de sus hijos. El César pensó que
era un honor para él, y lo colmó de riquezas. También los bárbaros lo recibieron
con alegria, como suele ocurrir con los nuevos príncipes. Pero luego sintieron
vergüenza: los partos habían degenerado; habían ido a otro mundo a pedir un rey,
contaminado por las costumbres de los enemigos; ya el solio de los Arsácidas se
consideraba y se adjudicaba como una provincia romana; ¿dónde es taba aquella
gloria de los que habían matado a Craso y puesto en fu ga a Antonio, si un esclavo
del César, que por tantos años había soportado la serv idumbre, imperaba sobre los
partos? Tambi én el propio Vonones exasperaba los desprecios con su apartamiento
de las costumbres de sus mayores: raramente cazaba, se preocupaba poco por los
caballos; cuando marchaba por las ciudades era llevado en litera, y desdeñaba los
banq uetes a la usanza patria. También producían risa los griegos de su séquito, y
el se llo de su anillo es tam pado incluso en los utensilios más viles. Eso sí, era fácil-
men te accesible y de una espontánea benevolencia, virtudes desco nocidas para los
partos y que por ello las consideraban vicios nuevos; bastaba que se apartara de
sus costumbres para que a borrecieran por igual lo que de malo y de honesto en él
había.

TÁCITO, Anales (libros I-VI) (trad. J. L. Moraleja), Gredos (BCG, 19), Madrid,
1979, pp. 122-123.

en Aelia Capitalina, Jerusalén, y la guo Templo judío (no está claro, sin
consagración de un templo a Júpiter embargo, si esta medida fue la causa o
Capitolino en el mismo lugar en el la consecuencia de la guerra). Una vez
que se hallaban las ruinas del anli- so rocada la revuelta - que causó terri-

111 OR IC l '.N Y lll'.St\RROLLO DEL POD ER ROMANO 1 383


Tl·ma 13

res sin precedentes. Adoptó al senador


Tito Aurelio Arrío Antonino, quien
durante mucho tiempo había sido
miembro del consejo imperial (consi-
lium principis), e hizo que él, a su vez,
adoptara a un joven al que Adriano
había llegado a admirar: Anio Vero, el
futuro Marco Aurelio. Al año siguien-
te el emperador falleció y Antonino
obtuvo fácilmente el reconocimiento
del Senado como legítimo sucesor.
Antonino, después llamado Pío por
su devoción a su padre adoptivo, tuvo
Arco de Adri,1110 en Atrnas. Foto: un largo y feliz gobierno (138-161) en
Foto: R. G. S.
el que apenas hubo acontecimienlos
significativos. Si Adriano había con-
solidado magistralmente el Imperio,
Antonino Pío, poco proclive a vi.ajar
y a adoptar grandes planes políti-
cos, favoreció extraordinariamente el
bienestar general en el mundo roma-
no. Su largo período de gobierno se
caracterizó por haber implantado una
paz duradera. Compartió la admira-
ción de Adriano hacia el joven Marco
Aurclio, a quien unió en matrimonio
Biblioteca de Ad ria no en Atenas.
Folo: R. G. S. con su hija Fauslina, y lo asoció al
poder imperial a partir del año 146;
bles bajas-, la población judía f-ue a su muerte, Marco Aurelio no tuvo
expulsada de la ciudad santa, lo que dificultad para sucederlo.
dio lugar a la última gran diáspora. Marco Aurelio. Marco Anio
Antonino Pío. Después de veinte Aurelio Vero, Marco Aurelio (161-
años de exitoso gobierno, en el año 180), fue corregente del Imperio
137, Adriano -ya enfermo- recibió desde el 146 hasla el 161. Fue el
del Senado numerosos elogios y hono- último gran emperador de la dinastía

384 1 MANUAL DE JNICIAClÓN A LA HlSTORIA ANTIGUA


La ex pans ión del I mpcri o rn rn ano 1

Antonjna y también, en toda la exten- clientes. Otra amenaza mayor aun


sión de la palabra, una figura trágica. apareció en las fronteras del norte:
Cumpliendo estrktamente el testa- los marcomanos, cuados y otras tri-
mento de Adriano, formó una «cole- bus germanas cruzaron en el 166 el
gialidad» con su incompetente «her- Danubio. Marco Aurelio movilizó a
mano» -pues había sido también todas las fuerzas disponibles, drásti-
adoptado por Antonino Pío- Lucio camente reducidas por la peste, y se
Aurelio Vero. Sin embargo, duran- puso al frente. Para asegurar la fron-
te el período relativamente corto de tera oriental otorgó a Avidio Casio,
dicha corregencia hasta la muerte gobernador de Siria, el mando de toda
de éste (161-169), tuvo que reparar Asia Menor. La victoriosa ofensiva de
constantemente sus errores, mien- Marco Aurelio obligó a los cuados a
tras trataba de conservar limpia su solicitar la paz. La súbita muerte de
imagen. La infatigable dedicación de Lucio Vero, en enero del 169, preci-
Marco Aurelio, la fuerza transmitida pitó el regreso del otro emperador a
por su excepcional personalidad y su Roma. Tras muchas vicisitudes, logró
buen ejemplo ayudaron a mantener vencer a los marcomanos, lo que per-
la integridad del Imperio en las cir- mitió ocupar sus tierras; sin embargo,
cunstancias más adversas. El ejército la súbita rebelión de Avidio Casio en
enviado para rechazar la invasión de el 175, al parecer porque creyó que
los partos, formalmente encabezado Marco Aurelio había muerto, obligó
por Lucio Vero pero en realidad diri- a éste a dividir peligrosamente sus
gido por los generales Avidio Casio tropas con el fin de sofocar el levanta-
y Estado Prisco, infligió sucesivas miento, hecho que le impidió someter
derrotas al enemigo hasta conquistar definitivamente a los marcomanos,
finalmente su capital, Ctesifonte, en quienes, aprovechando este respiro,
el 165. Cuando los partos estaban casi planearon una nueva invasión. Con la
completamente sometidos, una terri- valiosa ayuda de los generales Claudia
ble peste azotó al ejército romano, Pompeyano y Licinio Sura, Marco
obligándolo a la retirada. La epidemia Aurelio volvió a vencer a los bárbaros,
lo acompañó en su regreso a Roma, pero su fallecimiento inesperado a
donde sus efectos fueron devastado- causa de la peste no le permitió con-
res. A pesar de ello, se lograron recu- solidar su victoria.
perar Capadocia y Siria, y Armenia y Siendo ante todo un filósofo,
Orcómeno se transformaron en reinos Marco Aurelio representó una de las

111 Ol{ IC l '. N Y l >l '. S1\ RROL LO DEL PODER ROMANO 1 385
Tt·m a 11

más elevadas expresiones del estoi- y humanista, pudiera verse obliga-


cismo tardío. Llevó el Imperio y su do a transigir con opiniones opues-
propia vida personal desde la pers- tas. Tuvo conciencia de que vivía en
pectiva del pensamiento estoico. Se tiempos difíciles, gobernando a una
consideraba una especie de «agente» sociedad civilizada y madura que, sin
de la razón universal, comprometido embargo, daba ya algunas señales de
a actuar siempre con arreglo al lógos agotamiento . En estas circunstan-
divino y obligado por el deber de cias, pensó que el emperador debía
ejercer de forma ecuánime y mode- compensar sus limitaciones con una
rada el poder imperial. Su condición suprema devoción al cumplimiento
de emperador romano representaba de sus tareas de gobierno y ser así
para él, según sus estrictas normas ejemplo para todos los ciudadanos
éticas, un compromiso ineludible romanos. Sus Meditaciones, escritas
en la defensa de los intereses del en griego durante las campañas mili-
Imperio aun cuando, como filósofo tares, desvelan que siempre colocó
sus deberes imperiales por encima
de sus consideraciones personales, y
pueden considerarse junto al Manual
de Epicteto, como una de las mejores
manifestaciones de la ética estoica.
La elección de Cómodo. Marco
Aurelio decidió interrumpir la secuen-
cia de adopciones imperiales que
había preval.ecido desde Trajano -y
que tan buen resultado dio entre
gobernantes que no tenían herederos
varones- en favor de su hijo natu-
ral, Cómodo, entre otras razones por-
que no encontró un candidato para
sucederlo que obtuviese la aceptación
general. Pronto comprendió las limi-
taciones de Cómodo, pero con un
exceso de indulgencia paterna esperó
RL'l i-<1 10 de Nbrrn Aurclio. GliplolL'ca d l·
que algún día pudiese convertirse en
M11 niL·l1. Fol o: R. C. S. un buen emperador si se rodeaba de

386 1 MANUAL DE INICTACl ÓN A LA IIISTOR IA ANTIGUA


L::i cx p;m si(rn del I mperio roma no 1

excelentes consejeros. En el año 177


le asoció al poder y partió a combatir
la nueva invasión de los marcomanos,
que en el 180 fueron vencidos por
completo. Tras su fallecimiento como
consecuencia de la peste, Cómodo
prefirió -contra la voluntad de las
tropas- firmar un acuerdo de paz con
los marcomanos para poder regresar
a su vida de placeres en Roma. El
lamentable gobierno de Marco Aurelio
Cómodo Antonino (161-192), quien
dejó el Imperio en manos de los pre-
fectos del pretorio, provocó un perío-
do de enorme inestabilidad en Roma.
Los Severos. Tras la difícil sucesión
Mosa ico prnec·dt·111L· dl' Po111pc_y;1 (casa 1, 'i,
de Cómodo, en la que cuatro candi- 2) q 11 t· si1nho li z,1 l,1 t·;id11c id,1d dl' la vid,1 v l:1
datos se disputaron la púrpura, Lucio in cv i lah ilid ad dt· l,1 11111 tTl t' ( 111t· 111t· 11lo nimi).
M 11sco A rqlll'<l l(,g ico d e 1 ,·1poks.
Septimio Severo (J 93-211 ), de origen F1 1l' 11 lt': S. lk C1 rn, Muse// Arc/,eu/ugico
africano, logró restaurar la disciplina N11:i/1110/e di N11¡1nli. EIL·da/Sopr i 11 tendcnza
y la eficiencia del ejército, instauran- Arc lirn logiG1 d i lapo li , N:i po li , 1999, p. 76

do un régimen típicamente militar.


Durante su gobierno, especialmente
en su última etapa, tuvo que afron-
tar numerosas guerras contra los pue-
blos bárbaros que amenazaron, como
nunca antes, las fronteras del Imperio.
La incompetencia de su hijo -tenido
con su segunda mujer, Julia Domna-y
suceso1~ Lucio Septimio Bassiano (tras
el acceso al poder, Severo Antonino
Augusto), Caracalla (211-217), provo-
có otro período de incertidumbre. El
.Julia Dornn;:i y Scpl i m io Scvcm c< 11 1 s11s
hecho más relevante de su gobierno h i jos C,1rnca ll a v Gcla. Nalio1111 / c;e/l,~m¡1/lic
-por el que ha pasado a la posteri- llis111ri11, 204, p. 63

11 1 O l{ IL l ·'. N Y DF.Si\RROLLO DEL PODER ROMANO 1 38 7


Te ma 13

dad- fue la publicación de un edic-


¡ • ¡ · ,
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f. .,',. ' ¡: to, la famosa Constitutio Antoniniana
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del año 212, por el que concedió la
.i
ciudadanía romana a todos los habi-
tantes libres del Imperio. Dos muje-
res de la familia de los Severos, Julia
Mesa -hermana de Julia Domna y, por
tanto, cuñada de Septimio Severo- y
la hija de ésta, Julia Mamea, trata-
ron después de superar la situación
Marco Didio Juliano (133-193)
de desgobierno en que se hallaba el
Didio Juliano fue emperador de Roma del
28 de marzo al 1 de junio del año 183 e.e.
Imperio. Primeramente, impusieron a
Nacido probablemente en Milán en el 133, uno de los nietos de Julia Mesa, el
cursó con competencia y honor todas las muy poco prometedor Marco Aurelio
magistraturas del cursus honorum: desde Antonino, Heliogábalo (218-222), que
la cuestura, que obtuvo antes de la edad introdujo en Roma el culto a El Gabal,
requerida, hasta el consulado, habiendo divinidad solar procedente de Emesa
sido gobernador de Bitinia y del Ponto (del
(Sol lnvictus ), desplazando a Júpiter
189 al 192) y procónsul de África en el año
192 e.e. Tras haber combatido con éxito al en el Panteón. Después, con mejores
pueblo germánico de los catos, regresó a resultados, auparon al poder a su otro
Italia y, ante la muerte de Pertinax (193), nieto, Marco Aurelio Severo Alejandro,
compró a los pretorianos con ayuda de Alejandro Severo (222-235), hijo de
Flavio Sulpiciano (el suegro del empe- Julia Mamea. Sin embargo, su política
rador fallecido) y logró que el Senado le
de fuertes restricciones provocó no
reconociese la dignidad imperial. No pudo
imponerse en todo el territorio del Imperio
pocas antipatías en el ejército, razón
porque tuvo la oposición de tres grandes por la que fue asesinado junto a su
militares: Cayo Pescenio Níger, jefe de los madre durante una campaña militar
ejércitos de Siria; Lucio Septimio Severo, en Germanía.
que comandaba las fuerzas del frente danu-
biano; y Décimo Clodio Albino, comandan-
te de las tropas britanas. Cuando Septimio 13.4. LA EVOJ, UCIÓN DE LA
Severo marchaba ya sobre Roma, los preto- ECONOMÍA EN EL IMPERIO
rianos traicionaron a Didio Juliano e indu-
jeron al Senado a darle la espalda. Poco Fusión cultural. A comienzos del
después, lo asesinaron. Gobernó 66 días. siglo n e.e. el Imperio romano era un
«organismo» supranacional que com-

388 1 MANUAL DE INlCIACIÓN A LA HI STO RIA ANTIGUA


La cx p:111sión del Imperi o rnmanu 1

Universalización del derecho de ciudadania (212 e.e.)


(Constitutio Antoniniana, Papiro Giessen 40, col. I)

El emperador César Marco Aurelio Severo Antonino Augusto declara: Daguna]


puedo manifestar mi agradecimiento a los dioses inmortales que me protegen [laguna]
considero pues que puedo [laguna] servir a su grandeza [laguna] haciendo participar
conmigo en el culto de los dioses a todos los que pertenecen a mi pueblo. Por ello con-
cedo a todos los [peregrinos] que están sobre la tierra la ciudadania romana [salvaguar-
dando los derechos de las ciudades] con la excepción de los dediticios. Pues es legítimo
que el mayor número no sólo esté sometido a todas las cargas, sino que también esté
asociado a mi victoria. Este edicto será [laguna] la soberanía del pueblo romano.

L. A. GARCÍA MORENO et alii, Historia del mundo clásico a través de los textos, 2.
Roma, Alianza, Madrid, 1999, p. 242.

B:í 1-h;1rns 1·e11cidos. Arco ¡k• Septimio Severo Retrato ele Ca racal la (rn. 212-2 1S). Museo del
c11 el Fmo rn111a110. Fo to: R. G. S. Louvrc. Foto: R. G. S.

prendía vastos territorios y reunía a estuvieron condicionadas por las espe-


culturas y tradiciones diversas. Sus cíficas características medioambien-
heterogéneas poblaciones -con cos- tales a las que, desde una época muy
tumbres de vida, creencias religiosas antigua, debieron adaptarse: desde los
y formas económicas particulares- desiertos africanos a las llanuras de la

111 ORIC l :N ~ Dl ·.S/\RROLLO DEL PODE R ROMANO 1 389


Tema 13

Galia, y desde los bosques del Rin a las


zonas montañosas de Anatolia. Ahora
todas ellas se encontraban sometidas a
una única autoridad política y podían
beneficiarse de una cierta estabilidad
en las relaciones entre sociedades y
etnias de signo cultural muy diferen-
te. Gracias a las conquistas militares
de nuevos territorios, la expansión
del Imperio sentó las bases para que
Cayo Pescenio Níger (ca. 135-194) se iniciara un largo proceso de asimi-
Emperador de Roma de abril del 193 a lación y fusión de la cultura romana
octubre del 194 e.e. En el año 191 el empe- con las costumbres locales, dando
rador Cómodo le había otorgado el consu- como resultado una civilización relati-
lado y el gobierno de Siria. Tras la muerte vamente uniforme dentro de la diver-
de Pertinax y la llegada al poder de Didio
sidad: se crearon las condiciones para
Juliano mediante el soborno a los pretoria-
nos, el pueblo lo aclamó como su verdadero la difusión de normas jurídicas homo-
emperador, a lo que se sumaron las legiones géneas, el uso de una lengua común,
de Siria asentadas en Antioquía. Al mismo la construcción de infraeslructuras
tiempo, otras fuerzas militares elegían a que facilitaban no sólo las comunica-
sus propios emperadores: Clodio Albino, en ciones entre territorios sino también
Bretaña; y Septimio Severo, en Iliria. Éste
el conocimiento de los avances técni-
se adelantó a los acontecimientos y marchó
cos y el acercamiento en los modos de
sobre Roma, derrocando a Didio Juliano
y matando a los asesinos de Pertinax. vida, así como el desarrollo económi-
Además, envió tropas a Tracia para impedir co de áreas anteriormente deprimidas
el paso de Pescenio Níger a Occidente. De y una rápida urbanización.
este modo, el Imperio quedó dividido en El surgimiento de nuevas ciu-
dos: la parte oriental, con Pescenio Níger dades. Las ciudades surgieron sobre
en Antioquía; y la occidental, con Septimio
todo para responder a las exigen-
Severo en Roma. En el verano del año
193 estalló la guerra, que concluyó con la cias económicas o estratégicas de
victoria de Severo en la batalla de Issos una comunidad determinada. El
(194 ), en la frontera entre Cilicia y Siria. establecimiento -especialmente en
En su huida, Pescenio Níger fue capturado zonas fronterizas- de campamen-
y decapitado. tos militares permanentes favoreció
en muchas ocasiones el desarrollo

390 1 MANUAL DE TNTCIAClÓN A LA 1-1 ISTORfA ANTIGUA


La cx ¡n1n si<'i 11 del l mpc,-io ro mano 1

de nuevas comunidades. De hecho,


el asentamiento de una guarnición
atraía a nuevas gentes e impulsaba
las relaciones comerciales, así como
el aumento de la producción agrícola
y artesanal locales. El nacimiento de
nuevas ciudades fue Ja consecuencia
más evidente del exitoso proceso de
«romanización» -por mucho que este
concepto haya sido cuestionado por
una parte de la historiografía actual, Décimo Clodio Albino
sin ofrecer interpretación alternativa Emperador romano del 193 al 197 e.e.
alguna- incluso en regiones lejanas Nacido en el seno de una rica familia afri-
situadas en los márgenes del Imperio. cana en Hadrumentum, (actual Susa, en
Los restos de calzadas, teatros, anfi- Túnez) entró en el ejército bajo el mando
teatros, circos, termas o acueductos, de Marco Aurelio. Cursó su carrera militar
rápidamente: fue gobernador de Bitinia
que todavía pueden verse en tantos
(175) y, ya con Cómodo, se le otorgó el
lugares de Europa, Próximo Oriente gobierno de Britania. Fue aclamado empe-
y África, testimonian el logro ele un rador por los legionarios britanos en el año
nivel de vida muy elevado en com- 193 e.e., tras el asesinato de Pertinax en
paración con el que se conocía con Roma y la proclamación de Didio Juliano
anterioridad a la llegada de la cultura por los pretorianos romanos, a quienes
éste había sobornado antes de obtener el
propiamente romana.
apoyo del Senado. Contemporáneamente,
El colapso de la agricultura ita- las legiones de Panonia proclamaban a
liana. No puede negarse que la base Septimio Severo, y las de Siria a Cayo
de la economía antigua -y, por tanto, Pescenio Níger. En un primer momento,
también del Imperio romano- era la Septimio Severo se alió con Clodio Albino,
agricultura. Egipto y otras áreas del concediéndole el título de César, para hacer
norte de África proporcionaban ingen- frente a Pescenio Níger. Tras vencer a
Pescenio, se volvió contra él. Entonces,
tes cantidades de grano, la Gallia había
Clodio Albino se hizo proclamar Augustus
incrementado considerablemente su por su ejército y penetró en la Galia. En el
tradicional viticultura, e Hispania pro- año 197 e.e. fue finalmente derrotado por
ducía aceite de oliva en abundancia. Septimio Severo en la batalla de Lugdunum
Sin embargo, en Italia la producción (Lyon), en la que encontró la muerte.
agraria había caído estrepitosamente,

l l l OR IC.F.N Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 391


Tema 13

provocando fuertes desequilibrios eco- cuenda, el estado de degradación de


nómicos, bien con el excedente en los los campos de cultivo cada vez era
mercados de un determinado produc- mayor y la economía agrícola de la
to, bien con su rarefacción. El fenóme- península itálica experimentó un lento
no se detectó ya a finales del siglo I e.e. declive que se transformó a principios
tras una sobreabundante producción del siglo 111 en una crisis profunda: los
de vino: Domiciano tuvo que intervenir colonos, acuciados por las deudas e
tratando de poner límites a la viticultu- incapaces de recuperarse, siguieron
ra a través de medidas que, sin embar- ligados a la tierra y al patronus, en una
go, no siempre fueron respetadas. Por situación que de facto los asemejaba
el contrario, la difusión de nuevas a los esclavos, a pesar de que goza-
técnicas de trabajo en las provincias, ban de libertad jurídica. Los présta-
en las que los soldados veteranos pro- mos concedidos por Nerva y Trajano
pietarios de tierras se asentaban, había no fueron suficientes para frenar la
posibilitado un gran desarrollo agrí- expansión de los latifundios, en los
cola. El despoblamiento del mundo que el fenómeno del colonato estaba
rural había favorecido el desa1Tollo de ya entonces bastante difundido. Sólo
los latifundia: los grandes terratenien- por medio del sostenimiento de la
tes adquirían a bajo precio las tierras pequeña propiedad los emperadores
abandonadas y las arrendaban después habrían logrado fortalecer la produc-
a campesinos libres, conocidos como ción agrícola italiana para hacer fren-
colonos. te a la creciente vitalidad económica
Los efectos del colonato y el de las provincias.
latifundio. El desarrollo del colona- Las provincias occidentales. En
to -favorecido por la disminución el curso de los dos primeros siglos del
de la afluencia de esclavos tras el fin Imperio se produjo un fuerte progreso
de las continuas guerras de conquis- económico sobre todo en las pro-
ta- no supuso un incremento de la vincias occidentales. En estas regio-
productividad: el propietario del lati- nes - muchas de ellas con sistemas
fundio sólo se preocupaba de percibir sociales de carácter tribal previos a
el canon estipulado; el colono, por su la conquista-, la urbanización fue
parte, no disponía de fondos para lle- consecuencia directa de la ocupación
var a cabo las oportunas inversiones romana. En la península ibérica, por
en la explotación agraria con el fin ejemplo, Augusto impulsó la implan-
de aumentar las cosechas. En conse- tación de colonias de veteranos para

392 1 MANUAL DE INI CIACIÓN A LA HI STORIA ANTIGUA


La expa nsión d el 1111pcrio roma no 1

facilitar una pacificación duradera del mitió satisfacer la demanda interna y


territorio: a partir de aquel momen- reservar una parte importante de la
to, la península ibérica experimentó producción para los mercados extran-
un rápido desarrollo económico. Los jeros. El artesanado era muy flore-
itálicos asentados en suelo hispáni- ciente: especialmente demandados
co dif1.mdieron avanzadas técnicas de eran los artículos textiles, los objetos
cultivo que favorecieron el progreso de cerámica -que en poco tiempo
de la agricultura (grano, aceite, vino, inundaron los mercados de las regio-
lino). Por otTa parte, el subsuelo -rico nes occidentales- y los realizados en
en oro, plata, plomo, estaño y hie- vid1io soplado, cuyo principal centro
rro- ofrecía abundantes cantidades de producción era Lugdunum (Lyon).
de minerales para la artesanía local, Sin embargo, esta primacía en la pro-
y la presencia de comerciantes de ducción vítrea fue trasladándose gra-
origen oriental, sobre todo en Gades dualmente a la región germánica y,
(Cádiz), garantizaba las exportaciones sobre todo, a Colonia, aprovechando la
tanto de las materias primas como de red fluvial sobre el Rin . Diferente era
las manufacturas. la situación en la que se encontraba
En poco tiempo, las Galias se con- Britannia , donde el proceso de romani-
virtieron en una de las regiones más zación se había iniciado más tarde. El
ricas del Imperio. La abundancia de artesanado estaba poco desarrollado,
productos agrícolas, favorecida por razón por la cual de la isla se exporta-
la fertilidad de la tierra y el cultivo ban sobre todo materias primas pro-
basado en métodos intensivos, per- cedentes ele las explotaciones mineras

Rc li vw c,¡II l ·sn· I1 a dl' lrab:1jo en una hcrrl'ría (M11sL'11 Arclicologico N;i,.io11:1k- di /\q 11ik• i;1).
fo lo: R. C. S.

11 1 Ol{ ICI'. Y 1)1 '.Si\RROLLO DEL PODER ROMANO 1 393


Tema 13

-oro, plata, hierro, plomo y estaño- sificación de sus relaciones políticas y


y productos agrícolas en cantidades socioeconómicas. Con la dominación
relativamente modestas. En cambio, romana, la urbanización y la econo-
Britania importaba manufacturas del mía de intercambio se vieron favoreci-
continente, como objetos fabricados das gracias a la ampliación de los mer-
en vidrio, cerámica, bronce o latón. cados y la implantación de un sistema
Las provincias orientales. Las jurídico homogéneo. Impulsada por
provincias orientales gozaban de la la seguridad interna y la unificación
ventaja que suponían las tradiciones monetaria, la economía encontró tam-
procedentes de civilizaciones mucho bién en Oriente condiciones óptimas
más antiguas y avanzadas que las para su desarrollo.
occidentales. De hecho, antes de que En la práctica, Egipto conservaba
llegasen las legiones romanas, muchas el monopolio de la producción de
regiones estaban culturalmente muy papiro y contaba con el privilegio de
desarrolladas y tenían una vigorosa un artesanado que utilizaba técnicas
economía urbana basada en el comer- de trabajo muy avanzadas. La ciu-
cio y el intercambio. Las colonias dad de Alejandría se convirtió en un
griegas asentadas en Asia Menor y en centro activo de producción y distri-
el Egeo, así como en el Mediterráneo bución de enorme importancia en el
occidental, habían otorgado dinamis- Mediterráneo. Siria constituía otra
mo a comunidades autóctonas mucho área de íloreciente atracción econó-
más atrasadas por medio de la inten- mica, con actividades muy diversifi-
cadas. Siendo una zona estratégica
de comunicaciones, numerosas cara-
vanas atravesaban esta provincia. El
suelo era fértil y la construcción de
infraestructuras -sobre todo obras
de canalización y drenaje- incremen-
tó la productividad de los campos.
Además, siguiendo antiguas tradi-
ciones, la artesanía había florecido
extraordinariamente en toda la región:
eran célebres sus manufacturas texti-
Vista del fo ro rn rna1'.o de At c~1a~. 1
les en lino y seda, utilizando la apre-
f·oto: R. G. S. ciada púrpura para la tintura de los

394 1 MA NUAL DE INICIAC IÓN A LA HI STOR IA ANTIGU A


La expa nsic'in tlc·I lm¡wrio roma no 1

tejidos. Antioquía se convirtió en la Pero en un mundo en el que prima-


tercera ciudad más importante del ba el concepto negativo del trabajo
Imperio romano, después de la propia manual, ciertas profesiones liberales,
Roma y Alejandría. tales como las ejercidas por médicos,
pedagogos o artistas, eran frecuente-
13.5. L A ESTR UCTURA SOCIA L mente ocupadas por libertos o perso-
nas de baja extracción social.
Una sociedad jerarquizada pero La riqueza. Gracias a su alto poder
permeable. Dando continuidad a la adquisitivo, las familias senatoriales
estratificación tradicional, en época y ecuestres se permitían un eleva-
imperial las clases sociales más eleva- do nivel de vida. Poseían espléndi-
das se consolidaron conforme a tres das villas urbanas y rústicas, donde,
ordines -senatorial, ecuestre y decu- rodeados de objetos suntuosos de
rional-, es decir, diferentes estamen- exquisito refinamiento y de fabulosas
tos con específicos niveles de riqueza, obras de arte, disfrutaban de grandes
funciones y signos distintivos. Por comodidades. Para ellas eran los altos
debajo de estas categorías sociales, la cargos de la administración imperial,
condición de libre -a título original, los mayores rangos militares y los
como el ingenuo, o tras la manumi- gobiernos provinciales, mientras que
sión, en el caso del liberto- seguía la dirección de las ciudades recaía en
siendo esencial frente a la ínfima las oligarquías decurionales. Sin duda,
categoría del esclavo. A pesar de ser los servicios políticos prestados y la
una sociedad rígidamente jerarquiza- lealtad a la casa imperial podían favo-
da, existían ciertas posibilidades de recer igualmente el ascenso social.
ascenso. Las cualidades individuales Desde Augusto, la condición de
podían favorecer la promoción per- senador fue hereditaria, pero la entra-
sonal. De hecho, la especial aptitud da en el orden ecuestre se produ-
para los negocios hizo progresar a cía cuando el emperador otorgaba el
algunos libertos, de los que es expo- honor. Algunos infortunios, como la
nente el rico Trimalción, protagonista condena jurídica o la ruina económi-
del Satiricón de Petronio. Destacados ca, podían conducir a la exclusión de
oradores y abogados progresaron en un estamento. Las diferencias sociales
la escala social, puesto que su arte se aprecian perfectamente en la con-
ayudaba de forma extraordinaria a traposición, a partir de mediados del
la proyección en el ámbito político. siglo lle.e., de dos categorías jurídicas:

111 OR l <; l '. N Y 1) 1'. Si\RROLLO DEL PODER ROMANO 1 395


Tema 13

los honestiores, poseedores de un alto


status socioeconómico y de un indis-
cutible prestigio social, y los hunú-
liores, pertenecientes a la plebe con
recursos reducidos. Desde el punto de
vista del derecho penal, los primeros
eran considerablemente mejor trata-
dos que los segundos, ya que estaban
libres de penas humillantes, mien-
tras que, ante idénticos defüos, los
La cena de Trimalción
humiliores podían ser condenados a
Trimalción es un personaje grotesco,
tortura, trabajos forzados, crucifixión,
paradigma del nuevo rico. Es descrito
muerte en el anfiteatro (damnatio ad como el antiguo esclavo que logra hacer
bestias), etc. fortuna en el Satiricón, obra de la que se
Los orclines . El orden senato- han conservado solo algunos fragmentos
rial (ardo senatorius) fue un grupo en prosa y verso, y cuya autoría y data-
social restringido, pero muy potente, ción son todavía inciertos: los expertos
con un alto concepto de su supe- suelen atribuirla a Petronio, quien tra-
bajó en la corte del emperador Nerón, y
rioridad y fuerte cohesión interna,
fechan su elaboración en torno al año 60
pese a que estaba muy diversificado e.e. El Satiricón es una comedia popular,
y sufrió graves altibajos a lo largo en concreto una parodia de la novela
de la época imperial, al desaparecer griega erótico-aventurera, es decir, del
muchas de sus principales familias relato de las peripecias de una pareja
caídas en desgracia ante emperadores de jóvenes homosexuales: Encolpio y
Gitón. En medio de sus andanzas, los
como Calígula, Nerón o Domiciano.
dos protagonistas se ven envueltos en la
Augusto fijó las condiciones para per- celebración de un banquete organizado
tenecer al rango --censo de un milJón por Trimalción. La cena es un ejemplo de
de sestercios, superado ampliamente vulgaridad y mal gusto, con ostentación
por la mayoría-, y clarificó los límites del lujo y exhibición de pretenciosa igno-
que lo separaban del orden ecuestre. rancia, una sucesión continua de platos a
Durante el Imperio, sus efectivos se cual más extravagante. Durante los siglos
centrales del Imperio e incluso en la Edad
renovaron con la entrada de homines
Media, se consideró inmoral, por lo cual
novi («hombres nuevos»), procedentes sólo se difundió ampliamente a partir del
de las aristocracias provinciales, hijos siglo xvn.
de equites o caballeros, que asumie-

396 1 MANUAL DE INICfACIÓN A LA II ISTORIA ANT IGUA


La cxpa 11 ~ici11 del Imper io ro mano 1

ron plenamente la ideología de este su principal promotor. Para entrar en


estamento privilegiado. Los senado- él era necesario poseer una fortuna
res solían ser grandes propietarios de tasada como mínimo en 400.000 ses-
tierras (fundi), tanto en Italia como tercios, pero, de hecho, había caballe-
en provincias. Este nivel económi- ros más ricos que algunos senadores.
co les permitía vivir con desorbitado Su riqueza procedía de los beneficios
lujo y prodigar numerosas liberalida- que obtenían en destacados cargos
des -obras públicas, donaciones-, públicos, pero sobre todo de sus acti-
un fenómeno habitual en el mundo vidades comerciales e industriales, así
romano conocido con el nombre de corno de la banca.
«evergetismo». Constituían un orden El orden decurional (ardo decu-
fuertemente cerrado por una tupida rionum), a diferencia del senatorial y
red de lazos familiares y adopciones. ecuestre, no era un ardo con validez
En el ámbito privado, los hijos de en todo el Imperio, sino sólo a nivel de
senadores recibían una esmerada edu- cada ciudad, donde constituía la clase
cación -jurisprudencia, oratoria, arte dirigente. Sus integrantes, personajes
militar-, que les preparaba para las de un alto nivel económico, ejercían
funciones más importantes, empezan- las magistraturas locales, copaban los
do por los puestos senatoriales infe- puestos del consejo o curia y asumían
riores, con cuyo desempeño adquirían los sacerdocios del culto imperial.
una valiosa experiencia. Tampoco era un rango hereditario,
El número de caballeros que inte- aunque su privilegiada posición favo-
graban el orden ecuestre (ardo eques- reció que los hijos de los decuriones
ter) era mucho más elevado y se incre- se mantuvieran en el estamento a lo
mentó considerablemente durante el largo de generaciones, creando una
Alto Imperio. Tuvieron también con- oligarquía cerrada, si bien en ciertos
ciencia de grupo, aunque éste estu- casos familias «nuevas », e incluso des-
viese mucho más diversificado que cendientes de libertos, pudieron acce-
el senatorial. Teóricamente, la perte- der a él por razón de su riqueza. En
nencia a este orden no era heredita- este sentido, los decuriones solían ser
ria, aunque de facto se configuraron propietarios de grandes extensiones
familias ecuestres, de las que se nutrió de tierra localizadas en el territorio
el orden senatorial para renovar sus municipal al que pertenecían, pero
filas . Los equites constituyeron un también tenían intereses en el comer-
estamento afín al régimen imperial, cio y la manufactura. Su patrimonio

111 Ol{ IC l •: N Y 1>1 :_ S/\RROLLO DEL PODER ROMANO 1 397


Tema 13

La cuestión jurídica de los niños nacidos libres y criados en la esclavitud


(Plinio, Epistolario, X, 65-66)

G. Plinio al emperador Trajano.


Mi señor, es un problema importante y que afecta a toda la provincia el
del esta luto jurídico y los gastos de alimentación de los denominados 0prnrnú<;
[esclavos nacidos libres]. Como, después de haber revisado Jas disposiciones
de los anteriores Príncipes a este respecto, no he encontrado en ellas ningún
precepto ni particular ni general que pueda aplicarse a Bili nia, he creído oportuno
consultarte para que me indiques la norma a la que quieres que me atenga en
casos como éstos. En eíecto, he considerado que en un asunto como éste, que
requiere ser regulado directamente por tu autoridad, no podía contentarme
con los precedentes jurídicos de las resoluciones tomadas por los an teriores
gobernadores en esta provincia Se me ha leído un edicto que se atribuye al
divino Augusto y que se refiere a Andania. Se me han leído asimismo una carta
del divino Vespasiano a los lacedemonios, otra del divino Tito a éstos mismos y
a los aqueos, y otras tres de Dorniciano: una al procónsul Avidio Nigrino, otra al
también procónsul Armenio Brocco, y una tercera a los lacedemonios. No te he
enviado estos documentos, por un lado, porque me parece que han sido copiados
con poca diligencia y que incluso algunos de ellos son de dudosa autenticidad,
y por otro, porque es toy convencido de que en tus archivos deben hallarse los
textos genuinos y libres de errores de copia.

Trajano a Plinio.
El problema suscitado por aquellos que, aunque nacidos de condición libre, tras
ser abandonados por sus padres, fueron recogidos por otras familias y educados en
régimen de esclavitud, ha sido tratado con frecuencia . Sin embargo, entre las dis-
posiciones de los Príncipes que me precedieron no se halla ninguna norma que sea
de aplicación en todas las provincias. Existen, en efecto, unas carlas ele Domiciano
a Avidio Nigrino y a Armenio Brocco a las que quizás deberíamos atenernos, pero
entre las provincias ele las que aquél se ocupa en sus rescriptos, no figura Bitinia.
En consecuencia, creo que a aquellos que deseen reivindicar la libertad de cual-
quier persona que se encuentre en semejante situación no debe negárseles ese
derecho, y que no debe exigirse tampoco como precio de la libertad de este tipo de
esclavos el pago de la manutención de los mismos desde su infancia.

PUNJO EL JOVEN , Epistolario (libros I-X). Panegrírico del emperador Ii'c1jano (trad.
J. C. Martín Iglesias), Cátedra, Madrid, 2007, pp. 622-624.

398 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HrSTOR IA ANTIGUA


La L'~ pa ns i{J 11 dl' I 1111pl'rio rn m;rn o 1

los llevaba a asumir buena parte de los Algunos libertos ricos llegaron
gastos comunitarios como una forma a destacar económicamente a nivel
de evergetismo, lo que terminó por municipal gracias a sus negocios
arruinar a muchos de ellos. - comerciales y artesanales- y, a
La plebe y los libertos. Los estra- pesar de que les estaban vedados
tos urbanos inferiores tenían una com- los cargos públicos, podían ser reco-
posición muy heterogénea: artesanos, nocidos excepcionalmente con los
comerciantes, profesiones liberales, ornamentos del rango decurional.
aunque muchos individuos trabaja- Estos libertos acomodados -sector
ban para otros. Había una separación social afecto al régimen imperial-
clara entre plebe urbana y rústica, constituían una especie de ordo -los
según el nivel cultural, tradiciones, augustales- encargado del culto al
actividad económica y lugar de resi- emperador. Solían promover también
dencia. Los miembros de las clases actos de evergetismo.
bajas urbanas podían asociarse en Los esc1avos. No cabe duda de que
collegia, con fines laborales, religiosos para los esclavos la esperanza era la
o funerarios: tenían su propio teso- manumisión, que los transformaba
ro, magistrados, comidas en común en libertos, posibi lidad más frecuente
y patronos. El pueblo de Roma era durante el Imperio, aunque conve-
especialmente beneficiario de las lar- nientemente regulada porque abría el
guezas imperiales. La plebe rústica, acceso a la ciudadanía romana. Las
que constituía el grueso de la pobla- familias ricas poseían una gran canti-
ción del Imperio, era empleada, junto dad de esclavos, aunque las fuentes ele
con los esclavos -cuyas condiciones suministro cambiaron ligeramente en
de trabajo eran peores-, como mano época imperial, ya que las guerras ele
de obra en los grandes latifundios. El conquista no eran tan habituales como
sistema de colonato o arrendamiento en el pasado. En ese período eran
de tie1Tas a cambio de un canon se fundamentalmente hijos de esclavos
fue imponiendo en época imperial en (vemae), libres voluntariamente con-
muchos lugares. vertidos en esclavos o niños expósitos.

111 OR IC l :.N Y Dl \Si\RROLLO DEL PODER ROMANO 1 399


Tema 13

Síntesis
Después de una primera fase de hostilidad, los herederos políticos de César
-Marco Antonio, Emilio Lépido y Cayo Octavio- llegaron en el 43 a.e.e. a una
alianza (segundo triunvirato) que obtuvo un respaldo jurídico al conceder a sus
miembros el cargo de cónsules durante cinco años -prorrogados sucesivamente-
para reformar la República. Los principales asesinos de César fueron perseguidos
y derrotados finalmente en la batalla de Filipos (42 a.e.e.). Sin embargo, Lépido fue
gradualmente relegado a un segundo plano, haciendo surgir así la rivalidad latente
que existía entre los otros dos triunviros, los cuales se enfrentaron en una nueva
guerra civil de la que salió victorioso Octavio: el choque definitivo se produjo en
la batalla naval de Accio en el 31 a.e.e., fecha que señala el fin de la República y el
inicio del Imperio.
A pesar del respeto formal al ordenamiento republicano, el poder absoluto de
Octavio apuntaba hacia la instauración de un régimen de carácter monárquico: el
Principado. Reconocido como el «senador» de más autmidad (princeps), Octavio
recibió en el año 27 a.e.e. el título de augustus, que le confería un halo de sacrali-
dad y le permitía presentarse ante el pueblo como el hombre elegido por los dioses
para ejercer con todas las garantías el poder sobre el Estado romano universal. Las
facultades de Augusto se basaron en un triple fundamento jurídico e ideológico: 1)
el imperium proconsular general, renovado cada diez años; 2) poderes y sacrosanc-
titas tribunicios automáticamente renovados cada año, con el ius edicendi (derecho
a promulgar leyes), reforzado por las facultades consulares y censorias; y 3) la
auctoritas augustal, que lo convertía en primus ínter pares y, por tanto, en prínceps.
Su política exterior fue prudente y estuvo encaminada a reforzar las fronteras y
a consolidar la autoridad romana: centró su atención sobre todo en el completo
sometimiento de Hispania, en el control de los Alpes, en la expansión en el área
danubiana y en la alianza con los partos, con el objetivo de implantar una paz dura-
dera en el mundo romano (pax Augusta) . En el ámbito militar confió especialmente
en los miembros de su círculo más cercano: primero Agripa y después sus hijastros
Tiberio y Druso.
La aceptación de la designación de Tiberio a la sucesión de Augusto no dejaba
dudas sobre el carácter monárquico del Principado. Durante la mayor parte del
siglo re.e. el Imperio fue gobernado por dos dinastías: la Julio-Claudia (14-68) y la
Flavia (69-96). La transición de una a otra fue convulsa: el mundo romano volvió a
sufrir una guerra civil en la que se sucedieron hasta cuatro emperadores -Galba,
Otón, Vitelio y, finalmente, Vespasiano-, todos apoyados, en uno u otro momento,
por el Senado y las legiones. La inestabilidad política y la violencia se explican
por la ausencia de un mecanismo preciso de sucesión y por la lucha entre los
principales focos de poder (el Senado y el ejército) para asegurarse una posición

400 1 MANUAL DE JNlCIACTÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


La ex ¡xms i<í n del Imperi o ro m:1110 1

de hegemonía dentro del Principado, un sistema que en ningún momento se puso


en entredicho: la vuelta a la República era ya imposible. Incluso, ciertas iniciativas
políticas impulsadas por algunos emperadores competentes confirieron estabilidad
al régimen: Claudio creó un sistema administrativo eficiente en manos de los liber-
tos imperiales de su máxima confianza; Vespasiano y Domiciano aumentaron los
recursos del erario y mejoraron el sistema defensivo en las fronteras. A lo largo de
este primer siglo del Imperio los provinciales fueron accediendo progresivamente a
las magistraturas y al Senado. Siguiendo la tradición anterior -inaugurada por el
propio Augusto-, se concedió gran protagonismo al elemento ecuestre. A la muer-
te de Domiciano, el Senado consiguió retomar brevemente el control de la situa-
ción política otorgando la púrpura a uno de sus más respetados exponentes, Nerva
(96-98). Consciente de que el poder imperial dependía de la fidelidad del ejército,
adoptó como sucesor a un prestigioso general de origen hispano, Trajano. Gracias
al gobierno enérgico y equilibrado de Trajano y Adriano -auténticos pilares de la
dinastía Antonina (96-192)- el Imperio conoció una fase de gran estabilidad, que
se prolongó durante el gobierno de Antonino Pío y buena parte de la época en que
Marco Aurelio vistió la púrpura en solitario. Aunque en éste primaron sus obliga-
ciones como emperador, algunos principios procedentes de su pensamiento estoico
se deslizaron en su moderado -aunque no siempre acertado- ejercicio del poder.
La mortífera aparición de la peste -de la que él mismo sería víctima- lastró pro-
fundamente su acción de gobierno. En cualquier caso, su hijo Cómodo (180-192)
se encargaría después de deshacer los fundamentos en los que se había apoyado el
poder imperial y que habían proporcionado una próspera estabilidad al Principado.
En el curso del siglo u e.e. el Imperio dio sobradas muestras de ser un «orga-
nismo» militarmente fuerte y socialmente estable. La importancia de las provincias
aumentó notablemente, tanto a nivel político como económico, y el aparato admi-
nistrativo demostró ser muy eficiente. Se podría afirmar que, aun sin ser uniforme
en todas las regiones, el proceso de romanización logró integrar a las provincias del
Imperio en un sistema de poder culturalmente homogéneo. El reconocimiento del
orden decurional -propio de las élites provinciales- como estamento socialmente
privilegiado, junto con el senatorial y el ecuestre, constituye una evidencia inequí-
voca de la implantación supranacional del sistema jerárquico -aunque al mismo
tiempo dinámico- de la sociedad romana.

Verificación
l. Resuma los acontecimientos que indujeron a la creación del segundo triunvira-
to y señale en qué aspectos se diferenciaba del primero.

111 ORIGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 401


Tema 13

2. Con Octavio las instituciones republicanas conservaron formalmente su vigen-


cia, pero el ejercicio del poder fue sustancialmente de carácter monárquico.
Explique esta aparente contradicción.
3. Enumere los principales cargos acaparados por Augusto y detalle por qué los
títulos de princeps y augustus le aseguraron una posición de preeminencia.
4. Describa brevemente el sistema administrativo implantado por el emperador
Claudia.
S. ¿Qué diferencias existieron entre las transiciones de las dinastías imperiales a
lo largo del siglo r e.e.?
6. Señale los aspectos más significativos y originales del gobierno de Marco
Aurelio.
7. Explique los factores que aceleraron el crecimiento económico de las provincias
occidentales del Imperio romano.
8. ¿Cuáles eran los ordines sociales romanos? Diferencie sus características.

402 1 MANUAL DE INICJACIÓN A LA I IISTORIA ANTIGUA


TEMA 14

14.1. LA PARTICIPACIÓN EN LA VJOA que pudiera desarrollar un programa


POLÍTICA político de largo alcance. La única
institución permanente y que, por
La importancia del Senado. ello, gozó a lo largo del tiempo de una
Como consecuencia de la larga lucha gran autoridad fue el Senado, forma-
política entre patricios y plebeyos, do al principio por exmagistrados. El
que, desde el siglo val 111 a.e.e., había número de sus componentes varió a lo
provocado momentos de enorme ten- largo de los siglos: hasta el 11 a.e.e. los
sión, se amplió la participación activa senadores eran unos trescientos; con
del cuerpo cívico romano en la vida César Jlegaron a ser novecientos, aun-
pública. Sin embargo, el funciona- que a partir de la época de Augusto
miento tradicional de los procesos fueron cerca de seiscientos.
electivos y la persistencia del criterio Aunque privado en época imperial
censitario restringía todavía el acce- de muchos de sus antiguos poderes, el
so a las magistraturas. Si bien las Senado era todavía entonces la princi-
competencias de determinados cargos pal institución del Estado; ele hecho,
fueron modificándose con el paso del como prestigioso y aulori1.aclo vestigio
Liempo y los cambios en el contexto del antiguo ordenamiento repub li ca-
político, el ordenamiento institucional no, confería conlinuidad y legitimi-
romano conservó una constante fun- dad al poder imperia l. Ciertamente
damental: las magistraturas eran cole- el Senado estaba controlado por el
giadas y tenían una duración limitada emperador -que podía nombrar
(por ejemplo, los dos cónsules perma- directamente a los magistrados y, por
necían en el cargo sólo un año). Por tanto, convertir a sus candidatos en
consiguiente, la República romana no senadores-, pero mantuvo numero-
dispuso nunca de un gobierno estable sas prerrogativas forma les e incluso

111 O1rn ;1;, N Y DESARROLLO DEL POD E R ROMANO 1 403


Tema 14

políticas: era el órgano que ratificaba de precisar los criterios de suces10n


el nombramiento de los emperado- de los cargos públicos, imponía un
res; nombraba a los gobernadores paréntesis forzoso de dos años antes
proconsulares de la mayor parte de de concurrir a la elección para la
las provincias -los otros eran desig- misma magistratura.
nados por el emperador, los llamados La riqueza como condicionan-
legati Augusti pro praetore-; y llevaba te de la vida política. La riqueza
el control del erario. Ampliado con familiar -que siempre repercutía en
la incorporación de nuevos miem- la capacidad económica personal-
bros procedentes de las provincias, el era una condición indispensable para
Senado se convirtió en una asamblea poder desarrollar una carrera política.
política y socialmente representativa Durante mucho tiempo las decisiones
del nuevo orden imperial; en períodos de la comunidad ciudadana fueron
de crisis representó la continuidad de tomadas por su principal asamblea,
la tradición contra la usurpación mili- los comitia centuriata, cuya composi-
tar, así como los intereses de la vieja ción estaba determinada, tal y como
nobilitas contra el poder extraordina- ya ha sido mencionado, por el censo.
rio del ejército y el consejo imperial A partir ele la aprobación ele la lex
(consilium principis ). Hortensia (287 a.e.e.), las asambleas
El acceso a las magistraturas. de la plebe tuvieron también la facul-
Con el cambio de las circunstancias tad de legislar, y sus plebiscitos fueron
históricas, los antiguos principios de equiparados a las leyes.
colegialidad y anualidad de los car- Las elecciones. La organización de
gos públicos dejaron de respetarse. una campaña electoral era muy costo-
Por ejemplo, para el gobierno de las sa, ya que para conseguir el apoyo
primeras provincias se envió a los necesario -además ele los métodos
pretores, a quienes se les reconocían intimidatorios a los que a menudo
unos poderes muy amplios, tanto en el recurrían los candidatos- era cos-
ámbito civil como militai~ En muchas tumbre repartir importantes sumas de
ocasiones los magistrados obtuvieron dinero entre los potenciales electores.
del Senado y las asambleas la proroga- Sólo a partir del afio 139 a.e.e. el voto
tio imperii, es decir, la posibilidad de comenzó a ser secreto. Hasta enton-
ejercer por más liempo su mandato. ces, los electores -distribuidos por
Para evitar abusos, en el año 180 a.e.e. tribus- entraban en los lugares desti-
se promulgó la lex Villia que, además nados para las votaciones (los saepta)

404 1 MANUAL DE LNICIACl ÓN A LA HI STORIA ANTIGUA


E l mundo c11lt 11i-;il de los ro manos \

y pronunciaban en voz alta el nombre (duumviri y aediles). El hermano de


del candidato al que otorgaban su Cicerón, Quinto Tulio Cicerón, escri-
voto (o bien consignaban su decisión bió un valioso manual del candida-
sobre un proyecto de ley) ante los to (Comm.entariolum petitionis) para
rogatores encargados de registrar las las elecciones consulares en la Roma
preferencias. Es evidente que a través republicana, muchos de cuyos conse-
de este procedimiento los nobiles y jos todavía podrían aplicarse perfecta-
los más pudientes ejercían un férreo mente en la actualidad.
control sobre sus clientelas electora- Un nuevo cursus honorum en el
les. Posteriormente, a instancias de un Imperio. En el paso de la República
tribuno de la plebe, Aulo Gabinio, se al Imperio algunas magistraturas per-
introdujo el sistema de las tabliJlas de dieron gran parle de sus competen-
cera donde se escribía el nombre del cias. Los emperadores acentuaron la
candidato para garantizar así el voto tendencia al absolutismo, vaciando
secreto (lex Gabinia tabellaria del año de facto las funciones ejecutivas y
131 a.e.e.). Métodos análogos de vota- legislativas de emblemáticas institu-
ción fueron empleados -también en ciones y magistraturas tradi cionales
época imperial- en el ámbito munici- (como las ele los tribunos de la plebe).
pal para la elección de los magistrados A través ele la censura, controlaban
locales y cargos administrativos. Los además la composición del Senado
muros de las calles de Pompeya, por y podían, co mo ya ha sido se ñalado,
ejemplo, presentan numerosos tes ti- «reco mendar» -es dec ir, imponer-
monios de propaganda electoral (lituli ª sus candidatos a las magistraturas .
picti, «rótulos pintados»). Gracias a De hecho, Ves pasiano publicó una
la privilegiada información propor- norma específica para tal propósito:
cionada por los restos conservados de la /ex de imperio Vespasiani (afio 70
esta ciudad de la Campania, que fue e.e.). En cambio, se creó un comple-
destruida por la erupción del Vesuvio jo aparato burocrático al que tenía
en el año 79 e.e., conocemos con Lodo acceso quien desea ra y es tuviera en
detalle la organización política de una condiciones de emprender la carrera
ciudad de tamaño medio, así como política: a los mi embros del orden
las condiciones en que se desarrolla- ecuestre se les presentó muy pronto
ban las elecciones de los miembros la posibilidad ele realizar su parti-
de la curia o senado local (decurio- cular cursus honoru111 dentro de la
nes) y de los principales magistrados administración imperial.

lll ORl GEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 405


Tema 14

hasta los 60 años. La vida militar


estaba regida por una dura disciplina:
los soldados estaban sometidos a un
adiestramiento continuo y a diver-
sos trabajos como la construcción
de campamentos e infraestructuras
(puentes, acueductos, calzadas, etc.).
La superioridad bélica de los roma-
nos se debió a una serie de factores
como la perfecta organización de la
L11ccrna prncl'denle de Duml!1po111e (;1cl1 1;1I estructura milita1~ el rigor del adies-
Ca rnh rid gl') co n la rep rcsc11laci<in tk- 1111 arco tramiento, la adopción de estrategias
de Ir i 11 111"0 sob1·c 1111 puc 1IIL' v un,I ciudad al
lú ndo. Fo to: R. C. S. ajustadas a los medios disponibles y
la adaptación a las condiciones de los
14.2. L A GUERRA Y LA PROTECCIÓN te1ritorios enemigos y a sus formas de
DIV INA combate. Casi nada se dejaba al azar:
incluso los campamentos se constru-
Las guerras a partir de las cuales la yeron con especial cuidado. Rodeados
República romana comenzó a impo- por un foso y una alta empalizada,
ner su dominio en el Mediterráneo tenían una estrnctura regular: alber-
fueron llevadas a cabo por ejércitos gaban en su interior tiendas unifor-
de ciudadanos de extracción social mes para el alojamiento de los solda-
popular. Las legiones eran reclutadas dos y en el centro se dejaba un amplio
sólo en caso de necesidad y, una vez espacio para la tienda del comandante
terminadas las operaciones militares, (tribunus m ilitum en época republi-
los hombres llamados a las armas cana y legatus en época imperial) y el
regresaban a su vida civil y reempren- altar de los sacrificios.
dían las ocupaciones que habían sido Salvo las autoridades militares de
interrumpidas por la guerra. inferior rango (centuriones, prim.ipili,
La organización del ejército. Los signiferes, etc.), en el ejército roma-
jóvenes ciudadanos podían ser reclu- no no había oficiales de carrera. El
tados en el ejército desde los 17 años servicio militar proporcionaba una
y, en épocas de conflicto bélico, hasta magnífica oportunidad de adquirir
los 45; en caso de extrema necesidad, experiencia a los descendientes de la
podían ser llamados a filas incluso élite política romana que aspiraban

406 1 MAN UAL DE INICIACIÓN A LA HI STORJ A ANTIGUA


El mu ndo c11llura l (k lo~ ro ma nos 1

La importancia de la disciplina y del mando ejemplar en el ejército


(Historia Augusta , Elio Esparcia no, Adriano, 10-11)

Después de esto, [Adr iano] se dirigió a la Galia y ayudó a todas las ciudades con
distintas liberalidades. Desde allí se trasladó a Germa nia y, a unque prefería la paz a
la guerra, en trenó a los soldados, como si la guerra fuera inmedia ta, instruyéndoles
con pruebas de resistencia, dá ndoles ejemplo de vida mili tar incluso con su presencia
entre los pelotones y comiendo con placer el ra ncho castrense dela nte de todos, es
decü~ tocino, queso y agua mezclada con vinagre, a imitación de Esc ipió n E rnilia no,
de Metelo y de su protector Traja no, remunerando a muchos con prem ios y a algunos
con ca rgos, para que pudieran soporta r sus órdenes que resulta ba n muy severas. Fue
él efectivamente quien, después de César Octav io, ma ntuvo la disciplina que se estaba
relaja ndo por la despreocupación de los príncipes que le precedieron. Reguló los ser-
vicios y los gastos y no toleró jamás que nadie se a usentara del campa mento sin causa
justificada, no siendo la sim patía de los soldados, s ino la justicia la que determina ba
la recomendació n de los tribunos. Y a nima ba a los demás ta mbién con el ejemplo de
su vir tud , ya que hacía marchas armado por espacio de veinte mil pasos, hacía demo-
ler los suntuosos comedores de los cua rteles, los pórti cos, las grutas a rtificia les y los
jardines, vestía con frecuenc ia una indumenta ria muy sencilla, empuñaba un ta halí
desprovisto de oro, prendía su sayo con una f'íbu la sin piedras preciosas y llevaba
envainada una espada que sólo tenía la empuñ adura de ma rGI ; visila ba a los soldados
enfermos en sus aloja mientos, escogía el lugar para cmpla1.a r el ca mpa mento, no da ba
el bastón de mando de centu rión a nadie que no fu era fu erte y que no tu viera buena
fa ma, ni nombra ba tribunos más que a los que tenía n la barba pobl ada o una edad lal
que, por su prud encia y a ños, pudiera n sobrellevar el peso del tribunado y no permitía
que los tribunos acepta ran ningún presente de los soldados, hacía desa pa recer todo
tipo de refina mientos de tocias las pa rtes y, fina lme nte, repara ba el a rma mento de los
soldados y re nova ba su equipaje. Respecto a la edad de los soldados, él considera ba
ta mbién que nad ie debía servir e n el e jército, contra ria ndo las costumbres a ncestrales,
con menos años de los que el valor milita r exigía, ni con más de los que permit ía la
condició n huma na, y procura ba sie mpre conocer a los soldados y saber su número.
[... ] Con todo, se esforzaba más que ningún otro em perador por no com pra r nunca ni
conservar nada que fuera superíluo. Y así, después de ha ber ca mbiado la act itud de
los soldados comportá ndose corno un rey, se dirigió a Bre taña donde re primió gran
número de a busos, s iendo el primero que construyó un muro de oche nta mil pasos de
longitud, para que ma ntuviera separados a los bárbaros ele los ro ma no!j [ ... ].

Historia Augusta (trad . V. Picón y A. Cascón ), Akal (A kal/Cl ás ica, 16), Mad rid ,
1989, pp. 57-59.

111 OR IGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 407


Tema 14

a ocupar las más importantes magis- Púnica, se debió en buena medida


traturas del Estado -razón por la que a los contradictorios criterios de los
los puestos reservados a los oficiales dos cónsules respecto a la elección
superiores formaban parte del cursus del momento más oportuno para ata-
honorum- o de poseer el imperium car a Aníbal.
a los políticos que ambicionaban A finales de la época republicana
el máximo poder dentro del marco la situación cambió, dando lugar
constitucional republicano. Como ya a una completa remodelación del
se ha visto, tales fueron los casos de ejército que se consolidaría durante
Mario, Sila, Pompeyo, Césai~ Marco el Imperio. La expansión del terri-
Antonio o Cayo Octavio, que utiliza- torio y, por tanto, el aumento de las
ron las legiones para conquistar el fronteras imperiales impuso la nece-
podeL sidad de disponer de un ejército per-
Del ejército popular al ejército manente basado en la conscripción
profesional. Durante los primeros voluntaria y en el reclutamiento de
siglos de la República, la defensa hombres especialmenle preparados
del territorio era la prioridad del para la vida militar. Ahora bien, la
cuerpo cívico romano y, por ello, el formación de un ejército profesio-
ejército constituía la máxima expre- nal -necesario para la superviven-
sión de una sociedad unida por un cia de un Imperio que no podía ser
objetivo común. Los deberes milita- salvaguardado por tropas reunidas
res y los derechos políticos estaban de forma ocasional- provocó serios
estrechamente unidos, razón por la problemas financieros que el Estado
que las legiones estaban formadas trató de resolver con una mayor
únicamente por hombres libres que presión fiscal. El erario militar crea-
poseían la ciudadanía romana. En do por Augusto estuvo destinado al
esa época, el ejército era comandado sostenimiento de las legiones. Por
por los cónsules en días alternos, una disposición del princeps, los legiona-
decisión encaminada a impedir el rios recibían 225 denarios anuales,
mando unipersonal sobre las tropas, cantidad dividida en tres pagas y, una
pero que, al mismo tiempo, dificul- vez licenciados, eran indemnizados
taba la continuidad y coherencia de con 3.000 denarios (de estas sumas
la estrategia a seguir en el campo de de dinero eran detraídos los gastos
batalla. Por ejemplo, el desastre de derivados de la manutención y el
Cannas, durante la segunda Guerra equipamiento militar).

408 1 MANUAL DE l Nl CLACIÓN A LA HI STORIA ANTIGUA


E l m11ndo c ul111r,il d e los rn111anos 1

una cierta concepción religiosa de la


guerra que implicaba la necesidad de
cumplir ciertos rituales indispensables
para gozar de la protección divina.
En la mentalidad de los antiguos, la
prosperidad de un pueblo dependía de
la benevolencia de los dioses. Por ello,
en la ceremonia religiosa destacaba la
evocatio, es decir, la invocación a los
dioses en busca de protección contra
los enemigos. Haciendo uso de sus
prerrogativas sacerdotales, el general
romano pronunciaba algunas fórmulas
rituales y sacrificaba a un animal para
examinar sus entrañas y detectar en
RL·liL'VL' d e los p1Uoria1ws pi l'Sl'III L':-- L'II l' I ellas los signos de la voluntad divina.
arco dl' 11 ·i111!1"0 ,-rii. >: id o p;1r;1 t·l' ll'hr;1r l;1
dl'ii11ili v;i co1 1q11ist;1 (k· Brila11i;1 L'I I c l -ne.e. Para obtener ]a confirmación de Ja
(M l!Sl'(J tk·I LOII VI\'). legitimidad de la guerra, los romanos
F11 ,·111l': C. C ir< >ÍI \' v IJ. Roµl'r (di rs.) , !),,
habían instituido ya en época monár-
i'l'sch11 •,· 11 l'c•111¡1cr,•11r. !.'or! m1111ii11 d1111s les
rnllcc!i1J11s d11 A/11sfr d11 / ,IJ/1\ 'ff , M 11sC·,· d11 quica el colegio sacerdotal de los felia-
LoulTL', l \1ris, 2008, p. 1lJLJ les (collegium fetialiu111), encabezado
por el pater patratus. Tras asegurar-
El bellum. iustwn. Los éxilos en se de qu e Roma había surrido una
la guerra dependían, indudablemente, grave oícnsa, estos sacerdotes, qu e
tanto de la estrategia militar como eran inviolables, se dirigían al pue-
del grado de adiestramiento de las blo enemigo pronunciando de forma
tropas. Pero para los romanos existía solemne la siguiente rórmula ritual:
además un principio esencial que ser- «somos los enviados oficiales del pue-
vía de motivación rnáxjma en el com- blo romano, embajadores según el
bate: la acción militar adquiría una derecho humano y divino» (Tilo Livio,
fuerza inusitada si estaba inspirada I, 32, 6), estableciendo a continuación
en el bellum iustum -es decir, en el las condiciones para reparar dicha
respeto al principio de «guerra legíti- ofensa. Si en el plazo ele lreinla días
ma»- sancionado por la concepción no recibían respuesta, declaraban que
sagrada del poder. Se establecía así la guerra era justa. Ellos mismos eran

11 1 OR ICF.N Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 -109


Tema 14

segunda Guerra Púnica, tras regresar


victorioso de Sicilia-, o cuando se
consideraba que el enemigo era indig-
no, como en el caso de las revueltas de
esclavos del siglo I a.e.e. El triumphus
consistía en un solemne desfile militar
del general victorioso que, caracteri-
zado como Júpiter, vestido con una
toga púrpura y portando una coro-
na de laurel, realizaba el recorrido
Fotograría aérea del campamento romano de
triunfal montado majestuosamente
Houscstca ds ( orthu1 nbcrl a11d, lnglatcl'l"a).
Fuente: Furnt c: Ph. Oc Scmz;1 (l'l l. ), C/ sobre una quadriga. Este importante
1111111do (111 /i_~ 11 u 1·11 .~11erra. /h w historia .~lohal reconocimiento era concedido por el
(t ra d. M . Vi lla11ucK1 Acuih1). Ab l, Mad rid ,
Senado siempre que se hubiera cum-
2008 (ori g. Lonclun , 2008), p. i 'i',7
plido una serie de requisitos, como
los encargados de ratificar el eventual que el aspirante hubiera dirigido per-
tratado de paz (acordado en sus deta- sonalmente la batalla, hubiera con-
lles por la autoridad política compe- quistado para Roma el territorio ene-
tente), pronunciando una fórmula de migo y hubiese causado, al menos,
exsecratio, es decir, de maldición, por cinco mil bajas al ejército adversa-
la que se atraía el castigo divino sobre rio. Con el Imperio, esta ceremonia
quien no respetase los pactos. quedó reservada, por razones obvias,
La ovatio y el triumphus. Ningún al emperador y a los miembros de su
buen general romano debía descuidar familia. Se entendía que, aunque no
las señales enviadas por los dioses. hubiese estado presente físicamente
Si había cumplido con todas las for- en la batalla, sus generales habían
malidades religiosas y contaba con el logrado la victoria gracias al genius y
beneplácito divino, su victoria sería numen del emperador.
reconocida por el pueblo romano.
Podía ser premiado con una ovatio o 14.3. LA REUGlOSIDAD ROMANA
con un triumphus. Se concedía una
ovatio cuando la guerra en la que el La religiosidad tradicional romana
general había obtenido destacados se manifestaba en los cultos públicos
éxitos aún no había concluido -como y privados. Los primeros eran celebra-
en el caso de Marcelo, durante la dos por los sacerdotes en nombre de

410 1 MANUAL DE INIC IACIÓN A LA HI STO RIA AN TI GUA


El rn t111d o cultt1rn l ele los ro manos 1

todo el cuerpo cívico, mientras que los mensajero divino, dios protector del
segundos eran düigidos por el pater comercio y los viajeros; Plutón (sobre-
familias -literalmente «padre de la nombre ritual de Hades) y Proserpina
familia», pues el término familias con- (Perséfone) -originariamente, divi-
servó siempre la forma del genitivo nidad agraria que presidía la germi-
arcaico- en el ámbito privado dentro nac10n-, que eran los dioses de los
de la unidad familiar. infiernos, del mundo subterráneo o
La tríada capitolina y el resto de] ctónico.
panteón romano. Muchas divinida- Junto a estas divinidades tradicio-
des romanas equivalían a los dioses nales de origen grec01Tomano, se fue-
griegos con nombres diversos: por ron introduciendo en el mundo religio-
ejemplo, lovis o Júpiter (similar a so otras aportadas por los prisioneros
Zeus) era el padre de los dioses; Juno de guerra o los comerciantes llegados
(Hera) era la diosa de la fecundidad y a Roma desde Oriente. Muchos de
el matrimonio. Estas dos divinidades, esos «nuevos» dioses habían recibi-
junto con Minerva -probablemente do culto y contaban con sus propios
una antigua diosa itálica identificada sacerdocios ya en época helenística.
con la griega Atenea y considerada Ritualismo y tradición. Ciertos
como la protectora de las ciencias y aspectos de la religión romana se
la inteligencia- formaban la llamada mantuvieron siempre fieles a la tra-
tríada capitolina, a la que f-t1e dedicada dición según el principio -sostenido
un templo en la colina del Capitolio en incluso por Cicerón- que defendía
el año 509 a.e.e. Entre las otras divini- la conservación de los ritos de los
dades principales (conocidas como clii antepasados como la forma más ade-
consentes) podemos encontrar a Marte cuada de practicar la religión trans-
(equivalente a Ares), dios de la gue- mitida directamente por los propios
rra; Apolo, dios de la música y de la dioses inmortales (Cicerón, De natura
poesía; Neptuno (Poseidón), dios del cleorum, lll, 5). Así se preservaron
mar; Venus (Afrodita), diosa del amor; intactas plegarias e invocaciones que,
Diana (Artemisa), diosa de los bos- con el paso del tiempo, se convirtieron
ques y la naturaleza, de la fecundidad en incomprensibles pero que no fue-
y las mujeres; Vesta (Hestia), diosa ron modificadas por temor a que per-
del hogar familiar y, por extensión, diesen su eficacia. Por ello, un rasgo
de la res publica; Vulcano (Hefesto), característico de la religión romana
dios del fuego; Mercurio (Hermes), fue su rígido ritualismo: la posibilidad

111 OR ICF.N Y Di'.SA RROLLO DEL PODER ROM ANO 1 4 11


Tc ma 14

de que los ruegos fueran atendidos sujeta al capricho de los dioses y, por
dependía de la precisión con la que se tanto, era objeto de una fórmula pre-
realizaban las ceremonias; cualquier cisa de invocación (todas ellas apare-
error, por mínimo o involuntario que cían recogidas en los Indigitamenta, es
fuese, podía comprometer de forma decü~ los rituales que especificaban las
irremediable la validez del ritual. Este prerrogativas de los dioses tutelares y
exagerado formalismo se explicaría a las ceremonias invocatorias propias
partir de la relación existente entre el de cada uno de elJos). La lista de las
hombre y el mundo divino. Al igual divinidades invocadas era intermina-
que sucedía con los griegos, los roma- ble en cuanto que podían ejercer una
nos no contemplaban la posibilidad influencia determinante sobre el espa-
de establecer una relación de simpa- cio, el tiempo o cualquier actividad
tía personal con las divinidades por humana (por ejemplo, todas y cada
las que sentían devoción: consciente una de las diferentes fases del cultivo
de la extraordinaria fuerza de los de la tierra estaban bajo el control de
dioses, el fiel creyente se limitaba a fuerzas divinas muy específicas).
ofrecerles sacrificios y exvotos con Los cultos privados. En el ámbito
el fin de aplacar su ira. Es decir, los privado el culto a los lares y penates
rituales cumplían una función pre- -divinidades tutelares de la casa y la
ventiva por medio de la cual se esta- familia- adquirió gran importancia.
blecía un pacto con la esfera divina. Los lares compitales eran originaria-
En este sentido, debe hacerse notar mente venerados en los campos, y en
que la palabra fides -de la que pro- su honor se levantaban pequeños alta-
cede «fe», que para nosotros denota res en las encrucijadas que delimita-
la creencia en una realidad sobrena- ban las propiedades (después también
tural- para los romanos significaba en los cruces de las calles), donde se
principalmente «lealtad», respeto a la celebraban las fiestas de los compi-
palabra dada. Por medio de los ritos talia (de compitum, «encrucijada»).
y las ofrendas el devoto se aseguraba Los lares fam.iliares, considerados por
la benevolencia divina con la espe- los romanos como las almas de los
ranza de obtener beneficios en la vida difuntos que habían pasado con bien
real: salud física, una buena cosecha, a la otra vida, eran los espíritus benig-
protección ante todo tipo de peligros, nos que protegían a los que vivían en
etc. Cualquier actividad, incluso la la casa. Junto a los penates, con los
que podiia considerarse banal, estaba que a menudo se confunden, recibían

4 12 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HI STOR IA ANTIGUA


El mu11d o n iltur:il de los ro ma nos 1

dentro del hogar un culto preferente. sentido en que ensalzaba las cualida-
Ante el lararium -una especie de des más auténticas del civis Romanus
altar doméstico en forma de taberná- ( «ciudadano romano»). No por casua-
culo- los habitantes de la casa rea- lidad, en época imperial se recurrió a
lizaban un pequeño sacrificio diario. la destrucción de este tipo de estaluas
Su protección se invocaba especial- y bustos, junto con sus inscripciones,
mente en los días más señalados para en el caso de los emperadores que
la familia, como los cumpleaños o el fueron juzgados indignos y contrarios
día en que tomaba la toga viril alguno a la tradición romana. Esta forma
de los adolescentes de la casa. Los de remoción del recuerdo colectivo
penates eran dioses domésticos cuya -conocida con el nombre de damna-
misión era preservar la unión familiar. tio o abolitio memoriae- afectó, por
Representaban la santidad del fuego decreto del Senado, a emperadores
doméstico, cuidaban igualmente de como Nerón o Domiciano.
las personas que integraban la familia Los cultos públicos. La atribución
y ejercían sobre ellas un efeclo bené- de la grandeza de Roma a la voluntad
fico que era complementario del que de los dioses explicaría la importancia
correspondía a los genii, lares y manes. concedida a los cuhos públicos, al
Sus pequeñas estatuillas se colocaban servicio de los cuales fueron instilui-
en la sala principal de la casa, guar- dos determinados colegios (collegia)
dadas en un armario junlo al hogar, sacerdotales. En su famoso panegírico
que siempre permanecía encendido. del emperador Trajano, Plinio d Joven
Esta estancia era considerada como afirmaba que cualquier acto de la vida
un recinto sagrado, de tal forma que, de los romanos «debía ir precedido de
si el dueño de la casa se refugiaba en una invocación a Jos dioses, ya que
ella, no podía ser apresado hasta que los hombres nada podían emprender
la abandonara. favorable ni adecuadamenle sin la
Hubo también una profunda ayuda, el consejo y la estima de los
veneración de las imágenes de los dioses inmorlales» (T, 1). La autoridad
antepasados que, en ciertas ocasio- religiosa más imporlanle en la anligua
nes memorables, eran cuidadosamen- Roma era el pontifex nzaximus que,
te expuestas y honradas por toda la entre otras compelencias, debía vigi-
familia. El culto a los antepasados, lar el correcto desarrollo de los ritua-
considerados como modelo de vir- les, distinguir entre días propicios y
tud, adquiría una [-unción social en el funestos (Jasti et nefasti) y sancionar

111 OR 1<; 1:.N Y IW.SARRO LLO DEL PODER ROMANO 1 -tll


Tema 14

las decisiones tomadas por el Estado. hecho extraordinario (el nacimien-


Esta última prerrogativa explica el to de animales extraños, fenómenos
peso político de este cargo, codiciado atmosféricos inusitados) por medio
por los miembros más preclaros de del cual la divinidad deseaba enviar
las familias patricias y asumido por a los hombres una advertencia. En su
los emperadores que, de este modo, se tratado sobre la adivinación, Cicerón
presentaban ante el pueblo como los recogió un largo elenco de «señales»
garantes de la voluntad divina. que el Senado había ordenado inter-
Uno de los colegios sacerdotales pretar: la aparición en el cielo de dos
más influyentes era el de los augures, soles y tres lunas, el resplandor de
que tenían la función de descifrar unas llamas en el cielo, una lluvia de
las señales ocultas enviadas por las piedras, estatuas que sudaban, ríos
divinidades. De la misma forma que que se teñían de sangre ... El gran ora-
los oráculos tuvieron gran relevancia dor concluía afirmando que «median-
en el mundo griego, los auspicios que te estos portentos se le anunciaban
supuestamente anunciaban los desig- al pueblo romano grandes guerras y
nios divinos gozaron de enorme cre- perniciosas disensiones» (De divina-
dibilidad entre los romanos. El vuelo tione, I, 97).
de los pájaros, los fenómenos atmos- Los cultos mistéricos. El respeto
féricos o las vísceras de los animales por la tradición no impidió la acepta-
escondían mensajes enigmáticos que ción de nuevos cultos que, de hecho,
debían ser interpretados por sacerdo- tuvieron gran dif·usión en la sociedad
tes expertos (en este último caso, por romana a partir del momento en que
los haruspices). Estaba ampliamente Roma entró en contacto con Oriente,
difundida la convicción de que los dio- generando un proceso extraordinario
ses revelaban el futuro por medio de de asimilación y sincretismo religioso.
presagios (omina) o prodigios (111.ons- En los últimos años de la República
tra). Con la utilización del término y durante la época imperial aumentó
0111.en -que los romanos hacían deri- significativamente el número de segui-
var de la misma raíz de os, «boca»- se dores de divinidades egipcias - Isis,
daba a entender que una frase podía Osiris, Serapis- e iranias -el dios
encerrar una profecía; en cambio, con Mitra fue especialmente venerado por
el vocablo 111.onstrum -que deriva los legionarios, que difundieron su
del verbo ,nonere, «advertir», «prea- culto incluso en las provincias occi-
nunciar»- se pretendía describir un dentales-.

4 14 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HI STORIA ANTIGUA


E l mundu nillu 1·,tl lk los nJ111 a11os 1

las buenas costumbres- y que sus


adeptos reconociesen y se mostrasen
, .·
.·. ·.. .. . ·. , -: , ~ .. - -· respetuosos con los dioses tradicio-
nales, cuya protección había contri-
buido a imponer el dominio de Roma
sobre todo el orbe conocido. Por otro
lado, desde la perspectiva del Estado
romano, el respeto a los ritos y cere-
monias religiosas en honor al difun-
to emperador divinizado tenía un
significado político determinado: era
el signo explícito del reconocimiento
Mill 'L'u v11 c·I i"il l inH >cs 11·;1lo dclx 1jo de la
i¡_!k sia 111cdicv,tl de· Sa n Ck•mc· nl c c·11 Ru 11 n de la autoridad romana, una especie
1-'o lo: R. G. S. de obsequio hacia el poder estable-
cido que confería, al mismo tiempo,
En Roma, como antes en Grecia, cierta cohesión social. En la propia
los cultos mistéricos suplieron de concepción de la tolerancia religiosa
alguna forma la incapacidad de la res idió la principal causa del enfren-
religión oficial para satisfacer el tami ento entre la autoridad imperial
deseo de los hombres de entrar en romana y las religiones monoteístas
contacto personal, a través de su excluyentes como el judaísmo y el
conciencia individual, con la supues- cristianismo.
ta esfera sobrenatural en la que habi-
taban las fuerzas divinas. El fi el cre- 14.4. VIDA PRIVJ\L>J\ Y VIDA PÚBUCA
yente pedía a los dioses tradicionales
su protección en la vida terrena; en El poder del pater familias. En la
cambio, los iniciados en los cultos sociedad romana arcaica el pater fami-
mistéricos es peraban, por medio de lias gozó de un amplio poder reconoci-
los ritos de purificación, encontrar la do jurídicamente por las Leyes de las
salvación del alma y la regeneración XII Tablas. La familia romana com-
interior. El Estado romano se mos- prendía al marido, la esposa, los hijos
tró muy tolerante con estas nuevas y los esclavos, es deci1~ todas las per-
religiones, siempre que no se mos- sonas que vivían bajo el mismo techo.
trasen contrarias a la moral pública El pater familias tenía el derecho de
-es decir, que no atentasen contra aceptar o rechazar al hijo recién naci-

111 OR ICl-'.N Y DESARROLLO DE L POD ER ROMANO 1 41 5


Te ma 14

do. En el segundo caso, el niño era social o económica sin que intervinie-
abandonado a su suerte en un lugar ra ninguna motivación sentimental-,
público y cualquiera podía recogerlo y la mujer pasaba de estar sometida a la
adoptarlo. La pobreza extrema obliga- autoridad paterna a la del marido. El
ba a algunas familias a decantarse por papel que desempeñaba en el núcleo
esta dolorosa opción. familiar viene definido por la propia
El matrimonio. El matrimonio en etimología del vocablo matrimonium,
la antigua Roma tuvo sobre todo una ligado a la palabra «madre », es decir,
función social. De hecho, fue el prin- el de la procreación para perpetuar
cipal medio por el cual las familias la estirpe, única razón por la que
patricias cimentaban sus relaciones la sociedad reconocía oficialmente
y estrechaban sus lazos para acre- la unión estable de dos personas.
centar su prestigio social y su domi- Considerando el carácter patriarcal de
nio económico. Las formas de unión la sociedad romana, se puede deducir
matrimonial eran diferentes según su que las cualidades más estimadas en
modalidad: cuando la ceremonia era una buena esposa eran la fertilidad,
oficiada por el pontifex 1naximus reci- la sumisión y la discreción. En los
bía el nombre de confarreatio porque primeros tiempos de la República, si
concluía con la ofrenda de una torta una mujer no respetaba este modelo
hecha con harina de trigo (farreum); ideal de comportamiento, podía ser
en otras ocasiones se realizaba un acto fácilmente repudiada por el marido
de venta ficticia (coemptio) por parte -en cambio, no se contemplaba el
del padre de la novia; con el paso del procedimiento inverso, es decir, que
tiempo, se llegaba a la unión matri- la iniciativa del divorcio partiese de
monial con la simple cohabitación la mujer-. Sin embargo, con el paso
ininterrumpida durante al menos un de los siglos y la relajación de las
año. A comienzos de la época impe- tradiciones más estrictas, la situación
rial ésta era la forma más habitual de de la mujer fue cambiando, hasta el
matrimonio. punto de llegar a adquirir una mayor
La evolución de la condición dignidad y asumir un papel mucho
femenina. La entrada en una nueva más autónomo dentro de la sociedad.
familia no ponía fin a la condición de Tanto en la vida privada como en la
subordinación de la mujer respecto esfera pública, pudo tomar libremen-
al hombre. De hecho, con el matri- te iniciativas que no habrían sido
monio -decidido por conveniencia permitidas, por ejemplo, a la mujer

4 16 1 MANUAL DE I NICIACIÓN A LA HI STORIA ANTIGUA


El 1nt111d o cullu ra l de los ro manos 1

ateniense, obligada a pasar toda su III, 16). Es muy posible que esta afir-
vida en el interior del hogar. mación no respondiese a la realidad,
Las iniciativas de Augusto. El pero testimonia, en cualquier caso, el
emperador Augusto impulsó varias cambio radical de la situación de la
leyes para favorecer las uniones matri- mujer en la sociedad romana de época
moniales, estableciendo la edad míni- imperial respecto a la que tenía en
ma para casarse (doce años para las siglos precedentes.
mujeres y catorce para los varones) y Con la afluencia a Roma de ingen-
algunas otras normas restrictivas para tes cantidades de riquezas tras las
quien se negara a contraer matrimo- guerras de conquista en Oriente (a
nio o a tener hijos. Asimismo, decretó partir del siglo u a.e.e.), las mujeres de
una ley concreta por la que se con- las familias más pudientes comenza-
sideraba al adulterio como un delito ron a adoptar costumbres orientales
público y no sólo privado: en caso y a adornarse con joyas de oro muy
de infidelidad de la mujer, el marido refinadas. En repetidas ocasiones el
estaba obligado a divorciarse y ella Senado promulgó leyes contra el lujo
sería condenada al exilio. Pero ade- que, sin embargo, apenas íucron res-
más, incluso la esposa, contando con petadas. El propio Tiberio llegó a reco-
varios testigos que respaldaran sus nocer Ja ineficacia de esas medidas
decisiones, pudo ejercitar su derecho que, en todo caso, demuestran, una
a abandonar al marido y a recuperar vez más, que los comportamientos
su dote. A su vez, a las mujeres con sociales habían cambiado ya radical-
al menos tres hijos se les concedió mente en época imperial.
la posibilidad de dirigir negocios y La educación. Los hijos eran, por
de tomar decisiones económicas de lo general, educados en el seno de
cierta relevancia como, por ejemplo, la familia. Hasta los siete años eran
la adquisición de tierras o la manu- confiados al cuidado ele la madre; los
misión de un esclavo. Algunos autores niños varones pasaban entonces a la
antiguos se lamentaban por el -a su res ponsabilidad del padre, quien ele-
juicio- excesivo número de divor- gía a un pedagogo, normalmente un
cios. El filósofo Séneca escribió que esclavo o liberto de origen griego, ele
ciertas damas ilustres habían tomado forma que su enseñanza fuese bilingüe.
la costumbre «de contar sus años no En cambio, las familias con menos
por el nombre de los cónsules, sino recursos solían enviar a sus hijos a
por el de sus maridos» (De benef¡ciis, las escuelas de pago públicas, en las

111 ORIGEN Y DESARROL LO DEL PODl::R ROMANO 1 417


Te ma 14

.\::Jt~·r,
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,F<:f!r.-t , •
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)

Relieve co n escena escolar (fi1 iak-s del siglo 11-pri11cipio!:> del siglo 111 ). Rli L· inisclit·s L1nd cs 11111sL'llll1
(Tn!ve1·is). Fo to: R. G. S.

que recibían nociones elementales de dio de la historia a través de exempla


escritura y aritmética por medio de (es decir, de personajes considerados
técnicas repetitivas y de la imposición ejemplos de virtudes y de hechos subli-
de una férrea disciplina con métodos mes del pasado) proporcionaban una
agresivos que llegaban incluso a la gran fuerza moral al adolescente. A tra-
brutalidad. Este tipo de escuela prima- vés de los memorables episodios de la
ria (ludus litterarius) contaba a veces historia y de las celebridades ensalza-
con un local improvisado, cuando no das por la tradición se expresaban los
aprovechaba los pórticos. La educa- valores patrióticos con los que se había
ción de las niñas terminaba a los doce cimentado la grandeza de Roma y, a la
años, edad a partir de la cual podían vez, se construía el discurso ideológico
contraer matrimonio. En cambio, los que cohesionaba a la clase dominante.
niños pertenecientes a familias acomo- La incorporación a la vida públi-
dadas solían continuar con los estu- ca. A los 17 años los jóvenes se inicia-
dios en las escuelas de grado superior. ban en las actividades de la vida públi-
La retórica, en concreto, gozaba de ca. Para ser considerados a todos los
gran consideración, pues se pensaba efectos como verdaderos ciudadanos
que saber utilizar la expresión oral al solían recibir adiestramiento militar y
servicio de la persuasión era el conoci- acompañaban al padre, o al hombre
miento más idóneo para incorporarse político a quien eran confiados, en el
a las asambleas. La capacidad oratoria Foro o en el Senado; quizás, incluso,
cumplía, por tanto, una función cívi- viajaban a algunas ciudades del mundo
ca. Además, la lectura de los clásicos griego para aprender mejor la lengua o
-especialmente griegos- y el estu- asistir a las lecciones de famosos filóso-

418 1 MANUA L DE IN ICIACIÓN A LA HISTOR IA ANTrGUA


E l mu ndo cullu i-al el e los m 1na11os

conocer las Leyes de las XII Tablas;


para el resto de saberes, sólo la práctica
y la experiencia personal proporciona-
ban los conocimientos necesarios para
desarrollar un buen cursus honorwn. El
servicio militar representó siempre la
vía más directa para conseguir notorie-
dad, condición necesaria, junto con la
riqueza, para presentarse a las eleccio-
nes con garantías suficientes de éxito.
La vida en las termas
Durante la época imperial, el Estado
Las famosas termas romanas eran un lugar
en el que se buscaba el bienestar físico
asumió la responsabilidad de establecer
y se entablaban relaciones sociales. Entre escuelas públicas. Vespasiano creó en el
las numerosas prestaciones que se ofrecían año 78 e.e. una especie de «academia»
se encontraban, además de los baños, los de retórica al frente de la cual süuó al
masajes, el corte de pelo, la depilación, la hispano Quintiliano. Con ello se perse-
consigna para la ropa y diversos servicios guía el objetivo de contribuir a la for-
de comida. El ingreso costaba poco o era
mación humanística de la futura clase
gratuito: algunos magistrados se comprome-
tían a cubrir los costes mediante donaciones dirigente, cuyos componentes, gracias a
que permitiesen la entrada al mayor número su elocuencia, serían capaces de llegar
de personas. Pero algunos servicios «extra» a un consenso político que permitiera
eran muy caros y sólo accesibles a los el buen funcionamiento del aparato de
más pudientes. Las termas más importantes Estado al servicio del emperadoc
tenían también un uso cultural. Contaban
Panem el circenses . El creci-
con bibliotecas, salas de conferencias e
incluso auditorios para recitales de música.
miento desmesurado de la ciudad de
En este sentido fue famosa la gran biblioteca Roma debido al prolongado éxodo
de las Termas de Diocleciano, que pone de de población procedente del ámbito
manifiesto la dimensión cultural y social de rural generó una problemática si tua-
estos espacios. ción caracterizada por fuertes des-
equilibrios sociales: en contraste con
fos. No existían escuelas especializadas la reducida élite que constituía la clase
en las que se recibiera instrucción mili- dirigente, hubo una masa de población
tar o se enseñaran nociones jurídicas y proletaria - es decir, que sólo tenía
administrativas para ocupar las magis- su prole- que apenas disponía de
traturas. A los jóvenes se les exigía recursos suficientes para sobrevivir.

111 OR IGEN Y Dl:.SARROLLO DEL PODER ROMANO 1 4J S


Te ma 14

El Estado creyó resolver el problema ro, aun a riesgo de caer en la ruina,


impulsando una política asistencial ofreciendo fastuosos espectáculos con
consistente en la distribución gratuita el único objetivo de atraerse el voto
de grano, hecho que contribuyó a acre- de la mayor parte de los ciudadanos.
centar el parasitismo social con los El poder imperial dilapidó auténticas
consiguientes efectos negativos tanto fortunas para costear este tipo de
en la economía como en el orden evergetismo, por medio del cual el
público, ya fuese porque la cantidad príncipe o los magistrados al servicio
de los suministros era muy alta e del aparato del Estado se presentaban
improductiva, ya porque la masiva como insustituibles benefactores de
presencia de desocupados e insolven- la sociedad: se calcula que en el siglo
tes constituía una amenaza constante n e.e. más de 120 días al año estaban
para la estabilidad social. La clase diri- dedicados a juegos circenses o gladia-
gente comprendió pronto que debía torios, durante los cuales los ciuda-
anticiparse a cualquier levantamiento danos dejaban de lado sus ocupacio-
neutralizando el descontento social nes para acudir al anfiteatro Flavio
con la distJibución de alimentos (prin- (Coliseo) o al Circo Máximo.
cipalmente grano) y la organización de El desarrollo tecnológico de
diferentes espectáculos a lo largo del los romanos. El moderado desarro-
año (panem et circenses). llo tecnológico de los pueblos de la
Los espectáculos públicos como Antigüedad ha sido justificado, bien
instrumento político. Los espectá- por la masiva utilización de mano de
culos públicos fueron considerados obra servil, bien por la falta de nece-
por los emperadores como un valio- sidad de incrementar la producción
so instrumento político para obtener o porque los dispositivos mecánicos
popularidad y transformar la poten- fabricados principalmente en made-
cial agresividad de las masas popula- ra no resultaban muy eficientes. Sin
res en una fuerza inocua para el poder embargo, a pesar de sus limitaciones,
establecido. Además, tanto en época hay que reconocer que la tecnología
republicana corno imperial, no había romana alcanzó logros significativos.
mejor forma de publicidad electoral Algunas de sus mayores innovaciones
que la organización de juegos para el fueron motivadas por las exigencias
pueblo: los candidatos a ocupar las militares. Se construyeron increíbles
magistraturas estaban dispuestos a máquinas que perfeccionaban las téc-
gastar enormes cantidades de dine- nicas de asedio o poliorcética: por

420 1 MANUA L DE IN ICIAC IÓN A LA HI STO RfA AN TI GUA


E l 11111ndo c ul tura l lk los rnina11os 1

subterráneas y estructuras elevadas


con las que se conseguían superar
las oscilaciones orográficas con gale-
rías y arcos. A finales del siglo T
e.e. Roma estaba provista de nueve
acueductos, de cuya eficiente gestión
nos informa Frontino, nombrado por
Nerva curator acquarum, es decir, el
superintendente del suministro hídri-
co de la ciudad. Mediante las obras
de ingeniería hidráulica, los romanos
Pl ac:1 de lcrraco la 111o ldL·:1 d :1 co n csCL' lla
fueron capaces de modificar las con-
d e ve1111/io. MusL'O Na1.irn1;ilc Ro 111:rn o diciones naturales de determinados
l' ll Pa lano M ;1ss i111 0 all c T LTllll' ( Ro rna). territorios, aumentando las tierras
f'ri1 11c ra n 1il:1 d dl'I sig lo I L'.C.
r:11L· 111L': l. Rod::i Lk· l.l:111z:1 . Rrnna. S. P.O. R.
disponibles para el cultivo o alteran-
.'-ic11t1/11s l'n¡m/11s1¡1w l<n111r1111 1s, F11ml;w i(,11 do profundamente el paisaje para
C 11 1a l lsa lw l 11 , Ma drid . 2007, p. 346
extraer de forma agresiva el mineral
de las montañas (tal fue el caso de
ejemplo, dispositivos fijos o móviles la destructiva técnica conocida como
para arrojar flechas o proyectiles, ruina 111.ontium que fue utilizada en
como las ballistae y los scorpiones, las minas de oro de Las Médulas,
accionados por mecanismos de tor- en la región actual de El Bierzo, en
sión capaces de alcanzar con gran León).
precisión un objetivo situado a una Otro importante logro de la ingenie-
distancia de varios cientos de metros. ría civil romana fue la creación de una
Ahora bien, los avances más sofisti- vasta red de vías o calzadas por todo el
cados procedieron de la ingeniería Imperio. A pesar de que en origen sir-
civil. Los romanos supieron mejorar vieron para favorecer el desplazamiento
los métodos y técnicas desarrolla- de las legiones y para permitir un mayor
dos anteriormente por otros pueblos control de los territorios conquistados,
como los griegos, etruscos y fenicios. tanto las vías pavimentadas (calzadas)
Especialmente innovadoras fueron como las que constituían simples cami-
las construcciones para conducir el nos de finne apisonado, resultaron de
agua a las ciudades desde los manan- vital importancia al facilitar la comuni-
tiales por medio de canalizaciones cación terrestre entre los diversos cen-

11 1 ORIC l'. N Y 1>1 :S/\RROLLO DEL PO DER RO MANO 1 42 1


Tema 14

Sobre unos juegos demasiados costosos


(Marcial, Epigramas, X, 41)

Contra Proculeya, que se separó de su marido por avaricia.


En el mes inaugural de Jano, Proculeya, a lu viejo marido
abandonas y le ex iges que haga separacion de bienes.
¿Qué, pregunto, qué ha pasado? ¿cuál es la razon de este inesperado arrebato?
¿no me contestas nada? Yo le lo dire: era pretor.
Su toga de púrpura para los juegos Megalenses le habría costado cien mil
sestercios aun ofreciendo espectácu los muy baratos,
y el festival popular se habría llevado veinte mil.
Esto no es un divorcio, Proculeya: es un negocio.

MARCIAL, Epigramas, 11 (trad. J. Fernández Va]verde y A. Ramírcz de Verger),


Gredos (BCG, 237), Madrid, 1997, pp. 183-184.

T1·,mslúr1nació11 del paisaje co rno l'l'Sllllado tk· l,1 l'~plol ,KÍílll 1ni1 ll'ra 1rn11.111:1 l' l l l,¡¡s MC·d11l,1s
1 ( Lcrn1 ). h,10: R. G. S.

422 1 MANUAL DE INlCJAC IÓN A LA J-llSTORTA ANTIGUA


E l nn111d o c 11 l1 11r:tl de los ro m anos 1

tros comerciales del Imperio. De hecho, 14.5 . EL DERECHO ROMANO


se considera que la vía o calzada es el
primer signo de la dominación romana El Derecho romano se extiende
sobre un determinado territorio. Son desde los orígenes de la ciudad de
célebres también las grandes estructu- Roma (según la tradición, a media-
ras portuaiias en las que destacan las dos del siglo vur a.e.e.) hasta la época
amplias dársenas para acoger a navíos del emperador bizantino Justiniano
de considerables dimensiones destina- I (527-565 e.e.), a quien se debe
dos al comercio transmarino. la gran compilación (Corpus luris
Tecnología y política. Las ter- Civilis) con que se cierra la historia
mas y los anfiteatros, los circos, los jurídica de Roma.
acueductos, los puentes, los puertos, Definición y origen del Derecho
las calzadas... son la prueba fe ha- romano. Según el célebre jurista
ciente de una tecnología avanzada
pero sobre todo el resultado de la
aplicación de una política muy eficien-
te: la posibilidad teórica de levantar
semejantes construcciones e infraes-
tructuras había estado al alcance de
otros imperios, pero sólo el romano
supo emplear los recursos económicos
necesarios para hacerlas realidad y
dotarlas de un eficaz aparato adminis-
trativo que se encargara de su man-
tenimiento y buen funcionamiento.
Cuando el Imperio comenzó a mostrar
los primeros síntomas de debilidad
y el poder central se vio incapaz de
sostener estas ingentes obras públicas,
los logros alcanzados durante siglos
por la ingeniería romana comenzaron
a desmoronarse como reflejo mismo
de las condiciones en que se hallaba el
poder político que hasta ese momento
los había hecho posibles. Arncduclo de Scgovia. Foto: R. C. S.

111 OR IC l•: N Y IW S/\RR OLLO DEL PODER ROMANO 1 423


Tema 14

Celso, el derecho es «el arte de lo por los sacerdotes. En sus inicios,


bueno y de lo justo» (ius est ars boni el pueblo romano se rigió por un
et aequi). Este autor continúa afir- conjunto de costumbres y principios
mando que los juristas eran como que consideraba heredados de sus
los sacerdotes que rendían culto a antepasados (mores maiorum) y que
la justicia, «separando lo justo de lo se confundían prácticamente con
injusto, discerniendo lo lícito de lo sus tradiciones religiosas y morales.
ilícito, anhelando hacer buenos a los Intérpretes y depositarios de esas
hombres, no sólo por el temor a los tradiciones eran los pontífices, que
castigos, sino también por el estímulo formaban el colegio sacerdotal más
de los premios, dedicados, si no yerro, importante de Roma.
a una verdadera y no aparente filoso- El derecho escrito de los ciuda-
fia» (Digesto, I, 1, 1). No cabe duda danos. La lucha por la igualdad polí-
de que a los romanos se les debe no tica que libraron los plebeyos contra
sólo la ciencia del derecho como ins- los patricios tuvo como una de sus
trumento regulador de la convivencia más destacadas reivindicaciones la
social, sino también una buena parte publicidad del derecho con el fin de
de la teoría jurídica (teoría de la perso- que fuese conocido por todos. A par-
nalidad, de la capacidad de actuación, tir de mediados del siglo v a.e.e., el
del régimen de las cosas y de los con- derecho consuetudinario no escrito
tratos, etc.). Los preceptos esenciales fue formulado en la Ley de las Doce
del derecho, «vivir honradamente» Tablas expuesta en el Foro. Esta Ley
(honeste vivere), «no perjudicar a los constituyó la base jurídica por la
demás» (alterum non laedere) y «dar que, durante tres siglos, habrían de
a cada cual lo que le corresponde» regirse los ciudadanos romanos: el
(suum cuique tribuere), en los que se ius civile. A partir de entonces, se
asientan los vínculos entre la moral desarrolla un proceso de seculari-
y el deber cívico, adquieren al mismo zación del derecho, cuyo estudio y
tiempo un carácter privado y público, conocimiento deja de ser privativo
pues contribuyen al ordenamiento no de los pontífices para convertirse en
sólo de las relaciones entre individuos la tarea de los juristas , que asumen
sino también entre éstos y la sociedad el papel principal en la creación
en la que viven. del derecho. También en el mismo
En Roma, como en general en la período comienzan a aparecer leyes
Antigüedad, el derecho fue iniciado aprobadas en las asambleas popu-

424 1 MANUAL DE INTCIAClÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


El m1111 do c11l 1urn l de lo~ rnm :1nus 1

lares (leges, en sentido estricto) o en creaba el «derecho de los ciudada-


las de los plebeyos (plebiscita), pero nos» -ius civile-, y el praetor pere-
su importancia era todavía reducida. grinus, que podía servirse igualmen-
Este derecho arcaico, que se extien- te del ius civile y que solía ampliarlo
de desde los orígenes hasta el siglo con normas jurídicas ajenas a la cos-
m a.e.e., es el llamado ius quiritium. tumbre romana, instituía el «dere-
Era un sistema rígido, formalista, cho de gentes» -ius gentium-.
exclusivo de los ciudadanos roma- Como ya se ha visto, a partir del
nos. Se basaba en la familia y estaba siglo llI a.e.e. , Roma extendió sus
dominado por la autoridad del pater dominios por todo el Mediterráneo,
familias, que ejercía un poder abso- apareciendo nuevas necesidades
luto sobre las personas y los bienes a sociales y económicas. La irrupción
él sometidos. de la cu ltura helenística abrió un
El derecho honorario o de los nuevo horizonte cultural, presentan-
pretores. Transcurrido un siglo do una visión más flexible y huma-
desde la publicación de la Ley de las nista de la vida . La filosofía grie-
Doce Tablas, se nombró a un magis- ga ofrecía también a los juristas el
trado especial para re levar a los repertorio intelectual adecuado para
cónsu les de sus (-unciones judiciales: hacer posible un aná lisis racional
el praetor urbanus. Y en el año 242 y sistemát ico del derecho. El ius
a.e.e . se nombró a otro pretor para quiritium seguía en vigor, al menos
que se ocupara especialmente de las teóricamente, pero, junto a él, apa-
relaciones entre los ciudadanos y los reció el ius honorarium para refor-
extranjeros: el praetor peregrinus. En zarlo, completarlo o, según los casos,
fechas posteriores fue aumentado corregirlo.
el número de estos magistrados. Al Derecho clásico. La nueva fiso-
inicio del desempeño de su cargo, nomía del Derecho romano se per-
a principios de año, tanto el praetor fila con cla ridad a partir de finales
urbanus como el praetor peregrinus del siglo I a.e.e. y durante cerca
- que eran elegidos anualmente por de trescientos afias, hasta mediados
votación popular- tenían la obliga- del siglo In e.e. En su centro siguen
ción de publicar una declaración de estando los juristas o jurisconsultos
las reglas (edictum) que habían de (iurisprudentes o iurisconsulti), con
servir para interpretar el ius quiri- personalidades tan destacadas como
tium. Así pues, el praetor urbanus Juliano, Celso, Papiniano, Ulpiano y

111 ORICI :, Y lll ·'. St\ RROLLO DEL PODER ROMANO 1 425
Te ma 14

Paulo. Muchos de ellos gozaban de hecho, sólo se aplicó íntegramente


la ventaja de tener una experiencia en la ciudad de Roma. En las pro-
práctica, por haber desempeñado vincias se usaba un derecho «vul-
puestos en la Vrbs y cargos adminis- garizado», en el que se mezclaban
trativos en las provincias. Algunos elementos simplificados de genui-
trabajaron en los tribunales, otros no derecho clásico con costumbres
eran hombres de letras que escri- jurídicas locales. Por influencia de
bían sobre cuestiones jurídicas. Bajo la filosofía griega, el Derecho roma-
la influencia de Aristóteles y los no tendió a establecer una relación
estoicos, poco a poco subordina- directa entre el «derecho de gentes»
ron el derecho a ciertos conceptos (ius gentium) y el «derecho natural»
éticos, definiendo términos como (ius natura/e).
equidad (aequitas), costumbre (mas Derecho posclásico. La distin-
maiorum) o dignidad (honestas, dig- ción entre derecho civil (ius civile) y
nitas). Un jurista que en vida no gozó derecho de gentes (ius gentiwn) dejó
de gran fama, Gayo, alcanzó en cam- de existir cuando Caracalla otorgó
bio una enorme reputación siglos en el año 212 e.e. la ciudadanía
más tarde, gracias sobre todo a un romana a todos los habitantes libres
breve manual para estudiantes, que del Imperio. A partir del siglo III
constituye una de las fuentes más e.e., el Derecho romano clásico sufre
importantes para el conocimiento una degradación formal debido a la
del derecho de esta época. En el aplicación del derecho vulgar en las
reducido margen en que el Estado provincias. Desapareció así la labor
interviene en la elaboración de nue- creadora de los juristas. A partir de
vas normas jurídicas, lo hace a través la época tetrárquica, el emperador
de las decisiones del Senado (sena- asumió el monopolio de la elabo-
tusconsulta) y de las leyes dictadas, ración del derecho, cuya principal
ya en época imperial, por el propio fuente fueron entonces las constitu-
emperador (constitutiones principis ). ciones imperiales, compiladas poste-
Quizás el mayor logro del Derecho riormente por el Código de Teodosio,
romano clásico fue el análisis y la que entró en vigor en el año 439
regulación de los contratos como e.e. A partir de Constantino y sus
instrumento del intercambio eco- sucesores, el cristianismo dejó sentir
nómico. Fue también un derecho también su profunda influencia en el
de técnica refinada y difícil, que, de Derecho romano.

426 1 MANUAL DE INICIAC IÓN A LA HI STORIA ANTIGUA


El inundo cultural de los romanos 1

Corpus Iuris Civilis. Justiniano


e· r :-: ~-=:>-:;..,.•
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·rH EODOSI ANVS


1) I J
cierra la evolución del Derecho roma-
L V ~I I' i h: P 1: T \. 1 ~
, t)M \1 1 X 1 \ l;.1 1 . no y promueve, en los comienzos de
11ll1
,...,I..,I~...,,. ......1l) (
\l 1 ,( 1 / 11 1~

su gobierno, del 528 al 534 e.e., la


1-. 1·,, 1
ingente tarea de su recopilación. La
obra fue llevada a cabo por diversas
comisiones de juristas y dirigida
sobre todo por Triboniano. La com-
pilación de Justiniano o Corpus Iuris
Civilis , como se llamará desde la
Edad Media, se compuso originaria-
La ley de citas
mente de tres partes; las Institutiones,
Constitución imperial promulgada conjun-
lamente en el 426 e.e. por el emperador de manual elemental para estudiantes
Occidente Valentiniano III (425-455) y el de inspirado en el de Gayo; los Digesta
Oriente Teodosio 11 (408-450) en la que se o Pandectae (Digesto o Pandectas),
establecían las normas de uso de la antigua gigantesca antología de la jurispru-
jurisprudencia romana todavía en vigor dencia clásica (iura); y el Codex o
(iura). Recogida en el Código de Teodosio
Código, colección de constituc iones
1[ (Codex Theodosianus, I, 4,3) del 438, cuyo
espíritu se mantuvo en el de Justiniano I
imperiales que van desde Adriano al
(Codex Iustinianus) del 529, estuvo vigen- propio Justiniano. A el las se agregó
te hasta la publicación en el año 534 del una cuarta parte: las Novellae leges ,
Digesto. La ley de citas otorgaba valor nuevas constituciones dictadas por
vinculante, entre otras fuentes jurídicas, Justiniano y algunos de sus inmedia-
a las sentencias del jurista Gayo (siglo n tos sucesores, después de la publi-
e.e.) y de los cuatro mayores expertos en
cación del Códi go. Este emperador
leyes de la época de los Severos (193-235):
Papiniano, Paulo, Ulpiano y Modestino. bizantino tuvo una mot.ivación prác-
En caso de discordancia de opiniones, tica: quiso hacer una recopi lación
prevalecía la mayoritaria. En ausencia de del derecho aplicable; pero le movió
mayoría, primaba la decisión de Papiniano. también la preocupación «clasicista»
De no haberse pronunciado éste sobre el de salvaguardar para la posteridad lo
lema en cuestión, el juez del caso era libre
mejor del Derecho romano anterior,
de elegir entre los dictámenes de los cuatro
restantes. Posteriormente, se permitió acu-
para que pudiera servir de base a la
dir también a los criterios de los juristas formación de los futuros juristas.
citados por todos ellos.

l1l ORIGEN Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 427


Tema 14

Síntesis
Tanto en época republicana como imperial la riqueza era indispensable para
desarrollar una carrera política en la antigua Roma: las campañas electorales eran
muy costosas para los candidatos y, una vez convertidos en magistrados, éstos
debían seguir desembolsando grandes cantidades de dinero para sostener los gas-
tos que conllevaba el ejercicio del «evergetismo», como la organización de juegos
o la construcción de edificios públicos. Durante el Imperio los juegos adquirieron
una importancia cada vez mayor, ya que los emperadores eran conscientes de que
estas formas de espectáculo servían para neutralizar la potencial agresividad de
las masas de desposeídos y desocupados de Roma, para los que regularmente se
realizaban distribuciones gratuitas de grano (panem et circenses ). Esta política asis-
tencial favoreció el fenómeno del parasitismo social sin que se lograra dar solución
al progresivo empobrecimiento de las clases desfavorecidas.
En los tiempos monárquicos, la familia, sometida a la autoridad del pater fami-
lias, tuvo una gran importancia en la primitiva sociedad romana. Con el paso de
los siglos, el sometimiento absoluto de la mujer, primero, a su padre y, después, a
su marido, se relajó considerablemente, hasta el punto de tener la posibilidad de
participar activamente en determinados ámbitos de la vida pública y de ejercer un
papel decisivo en la educación de los hijos (dos logros desconocidos, por ejemplo,
en la Atenas clásica). A partir de los siete años, los hijos de las familias modestas
eran enviados - en el mejor de los casos- a las escuelas públicas, las cuales no
gozaban de buena fama debido a los métodos violentos de instrucción que emplea-
ban; en cambio, las familias pudientes dejaban al principio la educación de sus
hijos en manos de los pedagogos -normalmente de origen griego-; después los
introducían en la vida pública bajo la tutela del padre o de algún prócer que asumía
la responsabilidad de formarlos en el arte de la oratoria y del juego político.
El ejército ciudadano de época republicana fue sustituido en época imperial por
un ejército profesional. Los romanos justificaron siempre sus campañas militares
con el principio del bellum iustum. La benevolencia de los dioses fue considerada
como una condición esencial para obtener la victoria, razón por la que era impres-
cindible celebrar rituales minuciosos -como, por ejemplo, la evocatio- para
atraer el favor divino.
La religión oficial del Estado, que desempeñaba un papel importantísimo en
el ámbito político, era omnipresente en la sociedad romana. Los cultos públicos
estaban a cargo de magistrados sacerdotales, entre los que destacaban los pontí-
fices, augures, arúspices, fetiales, etc. En los cultos privados asomaba la religiosi-
dad íntima de las famílías, muy relacionada con la veneración de los espíritus de
los antepasados y de las divinidades protectoras del hogar (lares y penates). En la
sociedad romana - como en la griega- estaban muy difundidos los cultos orienta-

428 1 MANUAL DE lNIClACIÓN A LA HISTORIA ANTLGUA


El 111 1111do u il11 m tl de los m nia nos 1

les y los rituales mistéricos, que ofrecían a sus iniciados la esperanza en una vida
ultra terrena.
Uno de los rasgos más característicos -e impresionantes- de la civilización
romana fue su alto nivel técnico, testimoniado por las imponentes construcciones
de las que aún quedan restos arqueológicos perfectamente visibles (acueduc-
tos, puentes, anfiteatros, circos). Pero estos monumentos supervivientes de la
Antigüedad romana no sólo son el reflejo del desarrollo tecnológico alcanzado, sino
también de la eficacia del sistema político y administrativo diseñado por Roma a lo
largo de su milenaria historia. Aunque intangible, el Derecho romano -recogido,
en su más perfecto desarrollo, en el Corpus luris Civilis- se alza también como
uno de los logros más sobresalientes que el mundo romano ha legado a nuestra
civilización occidental.

Verificación
l. Explique de qué modo el sistema electoral garantizaba una posición de preemi-
nencia a la clase romana dirigente.
2. ¿Por qué se puede afirmar que la riqueza era una condición imprescindible para
desarrollar una carrera política en el mundo romano?
3. ¿Bajo qué formas se entendía que se manifestaba la voluntad divina? ¿Quiénes
estaban facultados para descubrirla y a través de qué medios?
4. Incluso la guerra estaba relacionada con la esfera sagrada que envolvía a la
cultura romana: ¿por qué?
5. El papel desempeñado por la mujer romana dentro de la familia y la sociedad
cambió a lo largo de los siglos. Resuma brevemente esta evolución y compárela
con la condición femenina en otras sociedades antiguas.
6. ¿Cuáles fueron los principales objetivos que las autoridades romanas perse-
guían con la promoción de grandes construcciones públicas? ¿Quiénes y por
qué las costeaban?
7. Señale las diferencias entre el ius civile y el ius gentiwn.
8. Detalle las partes en las que se divide el Corpus luris Civilis.

11 1 Ol<ICF. Y 1) 1;.SARRO LLO DEL PODER ROMANO 1 429


l
TEMA 15

15.1. P ALESTrNA EN EL CAMBIO


DE ERA

La presencia romana en Pales-


tina. En el año 63 a.e.e. las tropas de
Pompeyo Magno conquistaron Jeru-
salén. Aun así, los romanos -que en
ese mismo año habían creado la pro-
vincia de Siria- se limitaron a ejer-
cer un control indirecto sobre Pales-
tina. Ostentando primeramente el
título de tetrarca, en el año 37 a.e.e.
Herodes el Grande, de origen idu-
meo, fue reconocido por Roma corno
rey de Judea (la región más impor- ln~LTipc i<.l l l lati11 a l k 1'0 11c io Pil alo
pmLTdl'IIIL' Lil-1 IL'lltplo lkd iL·ad o a Ti hLT Í<> L' II
tante de Palestina), desarrollando en
CL·s:1i-ca. i\11 11sL'o dl' ls 1·:1,·I (.krn sal é· 11 ).
su reino una política claramente filo- 1:11c n k : S. Koc lt:11 , 1-'md 1::~¡1/c11t!ur tic 'f'i<'I HI

rromana. A su muerte en el 4 a.e.e., So11/a, Folio , 13:11 n ·lo 11:1, 200 1, p. 62

sus hijos se repartieron la región has-


ta que, transformada en provincia El contexto político-religioso.
por Augusto, pasó al dominio direc- Cuando nació Jesús de Nazaret -en
to de Roma, siendo gobernada por torno al año 4 a.e.e.-, el ambien-
procuradores (6-4 l e.e.), entre los te político, social e ideológico de
que destacó la célebre figura de Pon- Palestina era muy complejo. El sane-
cío Pilato (26-36 e.e.), presente en los drín (del hebreo rabínico sanhedr1n, y
evangelios cristianos. éste del griego synédrion, «asamblea»)

111 ORIC l(N Y 1i 1:_ S/\ RROLLO DEL PODER RO MANO 1 43 1


Tema 15

de Jerusalén, una asamblea de «ancia- lo que se refiere a los preceptos de la


nos» presidida por el sumo sacerdote Torá, que constituía el elemento esen-
y constituida por los miembros más cial de su enseñanza. En cambio, los
destacados de las principales familias zelotas diferían de estos últimos por
sacerdotales, representaba la institu- su radical y violento nacionalismo,
ción judía de mayor autoridad. A este que los llevó a oponer una resistencia
amplio consejo pertenecían también armada clandestina contra el poder
los «escribas», maestros y estudiosos romano. El historiador judío Flavio
de la Ley mosaica, que gozaban de Josefa menciona también la existen-
gran prestigio y admiración entre el cia de un movimjento -al que llama
pueblo judío. «Cuarta Filosofía»- claramente hostil
Dentro del sanedrín, la facción o a la dominación extranjera. Inspirado
«secta» que contaba con mayor pre- por un tal Judas el Galileo, se mostra-
dicamento era la de los saduceos, ba en contra del censo y, por tanto, del
quienes, moderadamente favorables tributo que habría de pagarse a Roma.
a Roma, eran considerados como una Rechazando cualquier forma de quie-
especie de garantía de la estabilidad tismo -tendencia a la pasividad, de
social en Judea. En materia religiosa una esperanza puramente religiosa-,
se mostraron conservadores, lo que admitía la lucha armada del pueblo
se reflejaba también en su actitud judío, confiando en que éste contaría
política. Frente a ellos se situaban con la ayuda divina para derrotar defi-
los fariseos -literalmente, los «sepa- nitivamente al imperialismo romano.
rados»-, cuyos antecesores parecen Todos los grupos judíos compartían
haber sido los hasidim. de la época la esperanza en la llegada triunfal del
de los macabeos, razón por la que mesías/rey descrito en las Sagradas
su grupo tenía cierto carácter nacio- Escrituras, es decit~ del Salvador que,
nalista. De este colectivo formaban en virtud de la antigua alianza y de las
parte los «escribas» -en los evan- promesas divinas, vendría a redimir
gelios «escriba» es frecuentemente al pueblo de Israel. Estas expectativas
sinónimo de «fariseo»-. Aunque no mesiánicas fueron vividas con gran
cuestionaban abiertamente el domi- intensidad en la comunidad ascética
nio romano, no fueron colaboradores de los esenios, quienes, aislados en el
corno los saduceos. Si bien albergaban desierto, compartían sus bienes. El
deseos de liberación, se preocuparon descubrimiento a mediados del siglo
más por el formalismo religioso en xx de una serie de manuscritos perte-

432 1 MANUAL DE INICIAC IÓN A LA HISTORIA ANT IGUA


El s11l'gi n1ienlo del cri sti anismo 1

necientes a los esenios asentados en a valorar los detalles de la crítica


Qumrán, en el desierto próximo a la historico-filológica, debe tenerse pre-
oriJla del Mar Muerto, ha permitido sente que en la redacción que conoce-
conocer con bastante precisión las mos de los evangelios (de euangélion,
características y organización de esta «buena nueva») , el que se considera
secta. La comunidad esenia llevaba más antiguo es el llamado de Marcos,
una vida prácticamente monástica, que quizás pueda fecharse poco des-
alejada de Jerusalén y de sus sacerdo- pués del año 70. Los otros sinópticos
tes -considerados indignos-, y some- (así llamados porque, al presentar
tida a una estricta regla de convivencia muchas semejanzas, pueden leerse
comunitaria y prácticas rituales. de forma conjunta), el de Mateo y
el de Lucas, dependen del anterior,
15.2. LA FIGURA HISTÓRICA que les sirvió de fuente, y han de
UE J ESÚS fecharse entre los años 80 y 90. El
cuarto evangelio, llamado de Juan,
Las fuentes. Las escasas noticias es aun posteri01~ en torno al año 1OO.
de escritores no cristianos sobre Jesús Son todos, por tanto, documentos no
de Nazaret son marginales y muy coetáneos de los hechos, que surgen
imprecisas. Suetonio se refiere a los de una tradición transmitida oral-
seguidores de un personaje llamado mente (conocida como íuente Q) en
Chrestos («Cristo») como instigadores círculos enfervorizados, en los que se
de disturbios producidos en ámbitos fue idealizando la ligura del maestro
judíos de la ciudad de Roma durante con elementos legendarios que res-
la época de Claudia (Claudia, 5, 25), y pondían a los intereses ideológicos
a los cristianos como gente dedicada a de las comunidades dentro de las
perversas supersticiones. Tácito men- cuales se redactaron, lo que dio lugar
ciona a Jesús como cabecilla judío a profundas contradicciones. Aunque
ejecutado por el procurador Poncio los evangelios no son documentos
Pilato y comparte la misma idea que propiamente historiográficos, ni pre-
Suetonio acerca de sus seguidores tenden serlo, sino escritos de carácter
(Annales, 15, 44). religioso, moralizante y didáctico, a
La principal fuente para el conoci- través de los cuales se construyó una
miento histórico de Jesús de Nazaret poliédrica visión de Jcsus de Nazaret,
es el conjunto de escritos recogido una vez sometidos a un adecuado
en el Nuevo Testamento. Sin entrar análisis historico-filológico, resultan

111 ORIC l~N Y 01:<'.SARROLLO DEL PODER ROMANO 1 433


Tema 15

portamiento acorde con él, se prepa-


rara ante la inminente manifestación
de Dios-, Jesús de Nazaret fue un
judío piadoso cuyo profundo senti-
miento religioso -propio de los vi-
sionarios apocalípticos de la época-
sedujo a un considerable número
de seguidores. Muchos de ellos pro-
cedían del círculo más próximo del
Bautista o se habían sentido atraídos
por su mensaje.
Tendencia nacionalista. En estas
Mu ncd;i de bronce con l:1 leyenda !11d{l(:u particulares circunstancias, Jesús fue
Co¡ilo, conrr1cmmando la victoria sob re
.J1 1dea . considerado por sus adeptos -y él
F11c.:11 lc: S. Kochav, Israel. /.:,splc11dor de Tierra mismo se presentó- como el mesías/
S1111/o, Folio, Barcclon:1, 200 1, p. 6'i
rey davídico de Israel que habría de
liberar al pueblo judío del yugo roma-
imprescindibles para conocer los ras- no (Le 24,21; Hch 1,6). De hecho,
gos principales de la personalidad del su predicación acerca de la inmi-
maestro, así como la mentalidad e nente llegada del «reino de Dios»
ideología de las primeras comunida- tuvo inequívocas implicaciones de
des nazareas, cuyo desarrollo pode- carácter religioso -escatológico y
mos descubrir también gracias a los mesiánico- y político -nacionalis-
Hechos de los Apóstoles (ca. 90), las ta- a un mismo tiempo, razón por
auténticas cartas paulinas (entre los la que fue vista como un acto sub-
años 50 y el 58) y aquellas otras que versivo equiparable a un crimen de
fueron escritas por diferentes autores lesa majestad (laesa maiestas populi
(entre el 70 y el 120). romani). Las autoridades romanas
Un profeta apocalíptico. Estre- percibieron, tanto en su ideología
chamente vinculado al grupo apoca- «liberadora» como en sus movimien-
líptico dirigido por Juan el Bautis- tos proclives a la sedición -sobre
ta -predicador que se sintió divina- todo cuando llegó a Jerusalén (Me
mente inspirado al exhortar al pueblo 14,47, Le 22,35-38)-, una peligrosa
de Israel para que, mediante el arre- amenaza al orden establecido. De ahí
pentimiento y un determinado com- que, una vez detenido, interrogado

434 1 MANUAL DE INTCTACJÓN A LA H ISTORIA ANTlGUA


El sur¡!'ÍlllÍ L' nl o del cr isli ani sm o

y condenado conforme al procedi-


miento legal romano, le aplicaran la
pena de muerte más infamante (mors
aggravata) reservada a los insurgen-
tes: la crucifixión.
De la historia al mito. Salvo algu-
nas trazas ineludibles procedentes
de la primera tradición judeocristia-
na que se había hecho eco de las
genuinas enseñanzas del maestro, los
escritos neotestamentarios - princi-
1 foorn rn rn a I1 0 dL' Cmi111 0 . Foto: R. G. S.
pal fuente histórica de que dispo-
nemos- quedaron impregnados del
15.3. IDEOLOGÍA CRISTIANA Y
pensamiento paulino que estaba enca-
CULTURA GRECORROMANA
minado a despojar a la figura de Jesús
de todo rastro de mesianismo judío. Una doctrina extraña y contra-
La corriente inaugurada por Pablo de dictoria. Gran parte de la doctrina
Tarso, predominante ya en las princi- defendida por los cristianos colisio-
pales comunidades cristianas a fina- naba con las concepciones y valores
les del siglo I e.e., impulsó de forma ideológicos aceptados por la tradición
decisiva un irreversible proceso de cu ltural grecorromana. Un dios único
«despolitización» y «desjudaización» y excluyente hecho hombre y cruci-
del Jesús histórico mediante su hibri- ficado, o la resurrección de la carne,
dación con ciertos elementos de la fueron algunas de las ideas que susci-
literatura greco-oriental procedentes taron perplejidad e incluso hilaridad
de las religiones mistéricas, La predi- entre los paganos, como pudo com-
cación del nazareno, profundamente probar Pablo de Tarso en el Areópago.
enraizada en el mundo religioso judío La religión cristiana nacía de una
y caracterizada por su reivindicación revelación de la propia divinidad y,
sociopolítica, fue transformada por el por tanto, su fundamento y veracidad
pensamiento paulino en un mensaje se remitían en última instancia a un
de tendencia «universalista» cada vez principio que no obedecía a la razón
más alejado de su primigenio contexto ni admitía discusión alguna. La pre-
histórico. Se pasó así del Jesús históri- tendida posesión de la verdad confería
co al mito del Cristo de la fe. al cristianismo, según sus seguidores,

111 ORI C I\N Y DFSAR ROLLO DEL PODER RO M ANO 1 43S


Tema 15

una enorme superioridad sobre cual- hacerse entender, viéndose obligados


quier otra religión o escuela filosófica. desde un primer momento a buscar
La primera reacción pagana vino de formas de aproximación por medio
la mano de algunos intelectuales de de conceptos afines o conocidos para
los siglos n y III como Frontón, Celso los destinatarios de su predicación.
y Porfirio, quienes comenzaron a des- Los autores cristianos tomaron pres-
velar las incongruencias y contrasen- tados algunos géneros literarios clási-
tidos presentes en la nueva doctrina. cos para construir su propio discurso,
Precisamente su novedad generaba e incluso adoptaron ciertas ideas ya
gran desconfianza en el mundo paga- presentes en escuelas filosóficas que
no, para el que sin tradición ningu- gozaban de enorme prestigio en el
na creencia religiosa podía ser digna mundo grecorromano. El furibundo
de respeto. De ahí que los autores ataque al politeísmo -degradando a
cristianos trataran de demostrar que los dioses paganos a la categoría de
contaban con la enorme antigüedad perversos daemones y condenando el
de los escritos judíos que ellos habían culto a las imágenes como pernicio-
asumido como propios, al tiempo que sa idolatría- no ocultó el deseo de
se distanciaban de la religión judía aproximación a las teorías neoplató-
argumentando que su legado había nicas. Con pensadores como Plotino
pasado, por designio divino, al verus (204-270) y su discípulo Porfirio (234-
Israel (la Iglesia), dado que los judíos 301), el neoplatonismo se convirtió
habían abandonado la senda correcta. en un sistema monista en el orden
Se dio inicio así al desarrollo de una filosófico y monoteísta en lo religioso.
dilatada polémica cristiana antijudía La realidad suprema fue concebida
(adversus Judaeos) . como el Uno que, a su vez, compren-
Aproximación al neoplatonismo. día la Bondad y la Belleza. El Uno,
Con el triunfo de la corriente paulina, Dios trascendente, se manifestaba y
los cristianos admitieron la posibi- actuaba a través del Demiurgo para
lidad de que los gentiles pudieran crear y gobernar el mundo a través
acceder a la verdad cristiana. Así se de otros poderes subordinados como
explican ciertas concordancias doctri- los dioses, los ángeles y los daemones,
nales de la teodicea y ética cristianas que encontraban así una justificación
con el platonismo y el estoicismo. compatible con la unidad fundamen-
El proselitismo desplegado en ámbi- tal de la fuerza divina. El monoteísmo
tos paganos forzó a los cristianos a neoplatónico confluyó con el culto

436 1 MANUAL DE INIC LACTÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


E l s11i-¡,:imic11lo del ci-i sliani smo

solar, de carácter más popular, que


encontró su máximo defensor en el
emperador Aureliano, que lo convirtió
en religión oficial: Hélios, dios solar,
portador de la paz y dios supremo,
fue así identificado con el Demiurgo
neoplatónico.
La opción integradora. A par-
tir del siglo n se puede detectar ya
un claro intento de síntesis entre la
filosofía griega y el cristianismo. Ese
esfuerzo provino en primer lugar del
apologista Justino: si la filosofía estoi-
ca, por ejemplo, era perniciosa por su
panteísmo y materialismo, no por ello
dejaba de ofrecer una ética encomia- El Cri slo-1kli os. Scp11 lci-o M «de los J11li os,, .
Nec1ú poli s \/;1lic.1 11;1s (seµ:uml,1 111il .1d del
ble. Y lo mismo podía afirmarse del siµ:lo 11 ).
platonismo. En esta misma dirección F11cnil': I'. l.i w i-;111i V e;_ Spi11ol.i, /,(' 11,nn¡N1!i
avanzaron Clemente y Orígenes, here- Vrt1 irn ll('. /.11 cillri t!l'i 1111,r/i t!i l?u11111, Lihl"LTÍ.i
L:dili-icL' \/;lliL·.111;1/J,1c.1 Book, C' ill :1del
dero este último del método alegóri- \/.i i iL·.1 110/Mil,1110, 2010 , p. l l 'i
co utilizado por Filón de Alejandría.
Poseedor de una excelente formación desarrolla un duro ataque a la paideía
en filosofía griega e influido por el pla- griega, que no podría haber construido
tonismo de su época, Orígenes elaboró sin la formación clásica que tan pro-
una ingente obra teológica que es una fundamente detestaba. El apologista
compleja síntesis de cristianismo y Tertuliano, brillante jurista norteafrica-
cultura clásica. no, conocedor de Platón, de Aristóteles,
Rechazo de la cultura clásica. del estoicismo y seguidor del discurso
Frente a la opción integradora, había retórico de la segunda sofística, se
otras formas de pensamiento cristiano negaba a definir al cristianismo con-
que eran completamente contrarias forme a los principios de la razón, a
a cualquier tipo de contacto con la pesar de que usara los métodos de
cultura clásica. Taciano, paradójica- argumentación que había aprendido
mente discípulo de Justino, elaboró de la tradición clásica para defender y
un Discurso a los griegos en el que propagar la verdad cristiana.

111 O1rn ;1:. Y DF.Si\RROLLO DEL PODER ROMANO 1 437


Tema 15

La aceptación del sistema de esta ideología sumisa y conformista.


sociopolítico romano. A pesar de su Puesto que los cristianos no aspiraban
exclusivismo religioso, los cristianos a un reino terrenal, sino celestial, Jus-
se mostraron siempre favorables a las tino, por ejemplo, defendió ante los
estructuras de poder y aceptaron el emperadores romanos la idea de que,
sistema sociopolítico imperante en el obedientes en todo al Estado (salvo en
mundo romano. En los textos apolo- la idolatría), no había en el Imperio
géticos podemos encontrar con fre- mejores promotores de la paz que los
cuencia elocuentes declaraciones de cristianos.
obediencia a las autoridades y al orden Incluso el sistema esclavista -tan
social establecido. En una de sus epís- importante para la economía roma-
tolas, Pablo conminó a que «todos se na- fue convenientemente justificado
sometan a las autoridades constituidas, en la nueva religión: «Todos los que
pues no hay autoridad que no proven- están como esclavos bajo el yugo de la
ga de Dios, y las que existen, por Dios servidumbre consideren a sus dueños
han sido constituidas. De modo que, como dignos de todo respeto, para que
quien se opone a la autoridad, se rebela no se blasfeme del nombre de Dios y
contra el orden divino, y los rebeldes de la doctrina»(/ Tm 6,l; cf. l Co 7,17-
se atraerán sobre sí mismos la conde- 24; Ef 6,5 y 7,8).
nación» (Rm 13, 1-2). En su plegaria
a favor del poder imperial, Clemente ] 5.4. LAS PERSECUCIONES CONTRA
de Roma sigue esta misma línea de LOS CRISTIANOS
pensamiento cuando afirma que «Tú,
Señor, les diste la potestad regia, por Causas y razones. Una vez perci-
tu fuerza magnífica e inefable, para bida su separación del judaísmo, los
que, conociendo nosotros el honor y cristianos fueron vistos por las auto-
la gl01ia que por Ti les fue dada, nos ridades romanas como los seguidores
sometamos a ellos, sin oponernos en de un sedicioso culpable de maiestas
nada a tu voluntad. Dales, Señor, salud, imminuta y condenado a la crucifi-
paz, concordia y constancia, para que xión, a quien rendían culto como a
sin tropiezo ejerzan la potestad que un dios. Al rechazar cualquier otra
por Ti les fue dada» (I Epístola a los forma de religión y reducir a los dioses
Corintios, 61, 1). Con la apologética paganos a la degradante categoría de
cristiana de los siglos II y III asistimos maléficos daemones, fueron conside-
a la definitiva reafirmación eclesiástica rados ateos. Su negación a aceptar el

438 1 MANUAL DE lNlClACIÓN A LA I-HSTORIA ANTIGUA


El surg i111i l.' 11 l " dl'I cris ti a ni sm o 1

culto político al emperador les con- mecanismo coercitivo para provocar


vertía además en personas incívicas. la apostasía y así salvar la vida. Ahora
Los romanos estaban convencidos de bien, a pesar de que se ha mantenido
que tanto su intolerancia como su en la tradición eclesiástica la imagen
exclusivismo religioso ponían en peli- de la muerte masiva de crislianos
gro la pax deorum (la benevolencia de devorados por las fieras en la arena, la
los dioses con el Imperio). De hecho, damnatio ad bestias fue una condena
muchos intelectuales compartían la aplicada a los cristianos sólo de forma
creencia popular sobre los abomina- excepcional, bien porque este tipo de
bles delitos (flagitia) cometidos por los pena no foe asumido por las autorida-
cristianos durante la celebración de des romanas corno habitual para estos
sus secretos y nocturnos rituales, con casos, bien porque una parte conside-
los que mostraban un prohmdo odio a rable de los cristianos sentenciados a
la humanidad (odium humani generis ). muerte gozaba de una posición social
Base jurídica. En la época anle- privilegiada en virlud de la cual eran
rior a los edictos imperiales que decre- normalmente ejeculados mediante la
taron su persecución generalizada, los decapilación por espada (ad gladium).
cristianos foeron procesados según Evolución del fenómeno perse-
el ius coercitionis reconocido a los cutorio. Las reacciones hosliles del
magistrados romanos con imperium Estado romano contra el movimiento
dentro del sistema de la cognitio extra cristiano no siguieron un palrón único
ordinem por el simple hecho de admi- y homogéneo, ni tuvieron a lo largo
tir su pertenencia a una malefica el del tiempo una misma inlensidad y
nova superstitio, es decir, por el nomen desarrollo. La idea de que los seguido-
christianwn. En muchas ocasiones, res del Cristo sufrieron continuo acoso
hubo gobernadores provinciales que, y persecución en el mundo romano
cediendo a la presión de las masas hasta la paz de Constantino se asenló
populares, actuaron contra los cristia- durante muchos siglos tan férreamen-
nos para mantener la paz en su pro- te en la historiografía eclesiáslica que
vincia (pacata atque quieta provincia). llegó a converlirse en un tópico tan
Las condenas a muerte. Según incuestionable como falso . El movi-
el procedimiento judicial romano, la miento cristiano enconlró su cauce de
tortura -raramente aplicada a los expansión en el seno de una sociedad
miembros pertenecientes a las clases que se mostró extraordinariamente
sociales altas- fue utilizada como un permeable a nuevas creencias reli-

111 (ll< l<;1:. N Y 1)1 :.St\RROLLO DEL POD ER ROMANO 1 419


Tema 15

giosas y que favoreció un entorno de te el cambio de era. A partir de los tex-


convivencia en el que lo normal fue la tos neotestamentarios (sobre todo los
tolerancia y lo excepcional los movi- Hechos de los Apóstoles), cuya redac-
mientos persecutorios. ción se sitúa grosso modo en el último
Hasta el incendio de Roma del afio cuarto del siglo I, somos capaces de
64 d. C. no disponemos de informa- percibir la existencia de un conflicto
ción fehaciente como para formarnos latente entre el naciente judaísmo nor-
una idea clara de la situación en que se mativo y los primeros cristianos, pero
encontraban los primeros grupos cris- todavía resulta extremadamente difícil
tianos respecto a la autoridad romana. adivinar la presencia de la autoridad
Es muy posible que pasaran inadver- romana en medio de las desavenencias
tidos dentro de la órbita del judaísmo que, cada vez con mayor fuerza, sepa-
en la que habían surgido. A partir raban a estos últimos de la tradición
de la época de Nerón comenzamos judía. Las fuentes que nos transmiten
a percibir acciones persecutorias de información sobre el período de per-
carácter esporádico y local que llega- secuciones anterior a mediados del
rán hasta el afio 249, momento en que siglo m son escasas y, con frecuencia,
Decio inaugura la fase de las grandes poco seguras. Con todo, sirven para
persecuciones. Aunque con períodos configurar una idea general que nos
de cierta tranquilidad, los cristianos ayuda a comprender la evolución de
sufrieron a lo largo de este tiempo una las difíciles relaciones que existieron
intensa persecución, cuyas cruentas entre el cristianismo y las autoridades
consecuencias sólo cesaron definitiva- que regían el Imperio romano. La pau-
mente con el llamado Edicto de Milán latina difusión del cristianismo duran-
del año 313 en el que se establecía una te sus inicios fue favorecida por una
tolerancia legal largamente esperada sociedad que se mostró extraordinaria-
por la Iglesia. mente permeable a nuevas creencias
Ausencia de hostilidades. Las religiosas. De hecho, no pueden defi-
primeras comunidades cristianas no nirse con el término de persecución las
constituían todavía una realidad socio- medidas de orden público (expulsión
lógica lo suficientemente consolidada de los judíos y de los seguidores de
como para que la administración impe- un tal Chrestos , supuestos cristianos,
rial romana advirtiera su presencia de la ciudad de Roma) atribuidas al
entre las nuevas corrientes que habían emperador Claudio, ni la represión
surgido dentro del mundo judío duran- neroniana, únicamente proseguida en

440 1 MANUAL DE INICIAC IÓN A LA HI STORIA ANTIGUA


El su1"p: i111il'11 l o dl'i c J"i sliani sm o

la capital del Imperio y basada en una lugar, prohibía buscar expresamen-


acusación ocasional, que aconteció en te a los cristianos (conquirendi non
un período de tiempo relativamente sunt). En segundo lugar, las acciones
corto, circunstancias que no evitaron judiciales sólo debían iniciarse cuan-
que Nerón fuese recordado por la tra- do existiera una denuncia formal,
dición cristiana posterior como el «pri- teniendo presente que, en caso de
mer gran perseguidor» de la Iglesia. que el delator no lograra demostrar la
El rescripto de Trajano. La fuen- verdad de su acusación, se expondría
te más segura y autorizada para el gravemente a un proceso por calum-
estudio de las primeras fases de la nia. Al mismo tiempo, se advertía
persecución contra el cristianismo es, tajantemente que no debían admitirse
sin duda, la documentación jurídica denuncias anónimas, lo que permitió
plasmada en los rescriptos imperia- a los cristianos librarse de no pocas
les, es decir, las respuestas enviadas molestias y angustias. Y por último,
a los funcionarios provinciales por el el emperador consentía que, quien
palacio imperial , que tenían fuerza de renegase de su fe cristiana y lo demos-
ley. Con un cierto espíritu de modera- trase invocando a los dioses, fuese
ción, benevolencia y pragmatismo, el perdonado en virtud de su arrepenti-
rescripto que Trajano (98-ll 7) envió miento, por muy dudosa que hubiera
como respuesta a una consulta rea- sido su conducta pasada. A pesar de
lizada por Plinio el Joven -legatus los esporádicos brotes persecutorios
Augusti pro praetore en la provincia surgidos en determinadas provincias,
de Ponto-Bitinia entre los años 111 apenas hubo cambios jurídicos signi-
y ca. 113- sirvió durante mucho ficativos durante los gobiernos de los
tiempo como base jurídica para los restantes Antoninos y de los Severos,
procesos incoados contra los cris- cuyas dinastías se mostraron incluso
tianos. El emperador establecía de tolerantes con los cristianos.
modo terminante que todos aquellos Los apologistas. Dado que las rela-
que resultaran culpables de perte- ciones entre los cristianos y las autori-
necer a la secta cristiana debían ser dades imperiales se hicieron cada vez
castigados por el nomen christianum. más tensas y difíciles, muchos escrito-
No obstante, hacía ciertas salvedades res cristianos trataron de mejorar la
muy importantes que contribuían a imagen de la religión cristiana a través
mitigar considerablemente la severi- de diferentes escritos, las apologías, en
dad de las persecuciones. En primer defensa y exaltación de su doctrina y

111 ORIC l '. N Y IH '. Si\RROLLO DEL PODER ROMANO 1 44 1


Tem a 15

valores éticos. Aun siendo parciales, también hubo casos de cristianos


los textos de los apologistas (Arístides, que se negaron tenazmente a cum-
Justino, Tertuliano, etc.) ofrecen tam- plir el edicto y fueron encarcelados
bién valiosa información acerca de las o sufrieron el martirio. Los que, bajo
complejas relaciones mantenidas con tortura o amenaza, terminaron por
el Imperio y de la tensión espiritual abjurar recibieron el nombre de lapsi
presente en el seno de las primeras (literalmente, «caídos »).
comunidades cristianas. La pe rsecución de Valeriano.
La persecución de Decio. En el Con la muerte de Decio en el 251
año 249, el emperador Decio (249- la persecución perdió fuerza . Con
251 ), descendiente de una familia sus inmediatos sucesores hubo movi-
senatorial romana, trató de reavivar mientos persecutorios muy localiza-
las tradiciones y reforzar la unidad dos, pero en el año 257 Valeriano
del Imperio restaurando y fomen- (253-260) inició otra persecución
tando el culto imperial (restitutor general, aunque selectiva. Sus medi-
sacrorum). Para este propósito el das apuntaron directamente contra
cristianismo representaba un consi- la jerarquía eclesiástica. De ahí que,
derable obstáculo por su ya amplia en su primer edicto, obligase a sacri-
implantación social. Apenas llegado ficar a los dioses solamente al clero
al poder, publicó un edicto por el que cristiano y prohibiese, bajo pena de
se obligaba a todos los cristianos a muerte, la celebración de cultos. Pero
realizar actos externos y públicos de además ordenó mediante el mismo
sumisión religiosa al emperador y a
los dioses oficiales. A los que reali-
zaban sacrificios se les entregaba un
certificado (libellus) de haber cumpli-
do con la norma para no ser moles-
tados de nuevo. Los que se negaban
podían ser encarcelados, torturados
y condenados a muerte. Esta perse-
cución produjo una profunda convul-
sión en las iglesias cristianas. Hubo
muchos que, de una u otra forma,
consiguieron el citado certificado Moneda de pla la del l' i11pcr:1dor Dcc in.
-los llamados libellatici-, aunque Fucn lc: Wiki rncd ia corn rnons

442 1 MANUAL DE lNlCLACIÓN A LA l-í[STORLA ANTIGUA


El su i-¡:ci 111 ic nl o del crist iani sinn

También las medidas de Valeriana


produjeron, por un lado, numerosas
apostasías y, por otro, algunos márti-
res de renombre (como el del propio
Cipriano) que fueron nutriendo el
género literario de los Acta martyrum.
Su hijo Galieno (260-268), un neopla-
tónico convencido que aborrecía la
violencia religiosa, no sólo terminó
con este proceso persecutorio, sino
que dictó medidas para devolver a
los cristianos sus lugares de culto y
facilitar el ejercicio de su religión. Se
inició así una larga era de paz de casi
medio siglo interrumpida sólo por
hechos aislados.
RL'lrn l o del l' lll!)L' l'~d o r \l;il , T i;11~0 (2'i3 -260). 1
M11 sc·os L 1p1i o l111ns. l •o ln: R. G. S.
La «gran persecución» de Dio-
cleciano. A partir de su ascenso al
decreto el cierre de todas las igle- poder~ Diocleciano (284-305) inició una
sias, así como la confiscación de los labor profunda de reestructuración y
cementerios y demás lugares de reu- consolidación de las bases políticas,
nión. Al año siguiente se hizo público sociopolíticas y culturales del Imperio
un segundo edicto por el que, según romano. El nuevo sistema político ins-
nos informa el obispo Cipriano de taurado por él, la Tetrarquía, basada
Cartago, se endurecían las penas y en un reparto del poder entre cuatro
se ampliaba su radio de acción con emperadores, requería a su entender
el fin de alcanzar también a todos una revitalización de la esfera religiosa
aquellos sospechosos que gozasen de tradicional que habría de servir como
un alto rango social. A partir de ese fundamento ideológico de la nueva
momento, no sólo serían condenados sociedad. Ese objetivo encontró un
a muerte los dignatarios eclesiásticos obstáculo en la Iglesia cristiana, que
(obispos, presbíteros, diáconos) que en estos momentos era ya un poder
rehusasen sacrHicar a los dioses, sino sólidamente organizado y cuyos miem-
también los cristianos pertenecientes bros se encontraban presentes en todos
a los órdenes ecuestre y senatorial. los ámbitos de la administración, tanto

111 ()l{ l( ;¡:_N Y ll F.Si\RROLLO DE L PODER ROMANO 1 +43


Tema 15

nes dirigentes. Se ordenó la destrucción


de todas las iglesias, la quema pública
i
l'
de sus libros sagrados (que, además,
debían ser entregados a las autoridades
por los propios ministros cristianos), la
prohibición de los servicios religiosos,
la confiscación de todos los bienes ecle-
siásticos y la destitución inmediata de
todos aquellos cristianos que ocupasen
cargos públicos. Los pertenecientes a
las clases elevadas (honestiores) per-
delian todos sus privilegios, y los que
tuviesen la condición de esclavos nunca
podrían ser manumitidos. Apenas unos
meses después -en la primavera del
año 304-, impuesta ya claramente la
voluntad de Galerio sobre los designios
del Imperio, se estableció la obligación
Rctralo del t·m pcrnclo r Ga lkno. Muscos para todos los habitantes del mismo de
Capitolinos (Ro ma). Fo to: R. C. S.
ofrecer públicamente sacrificios y liba-
civil como milita1~ incluida la propia ciones a los dioses tradicionales roma-
familia imperial. Esto condujo a Dio- nos. La persecución tuvo una enorme
cleciano a iniciar en los últimos años dureza en todo el Imperio, salvo en
de su gobierno una nueva persecución Ja Galia y Britania, donde Constando
que sería, si cabe, la más cmenta y Cloro -padre del futuro emperador
duradera de las que sufrió el cristianis- Constantino- se limitó a destruir los
mo en el ámbito del Imperio romano. lugares de culto. Al parecer, los márti-
Parece que fue su colega Galerio quien res fueron muy numerosos.
incitó al reticente Diocleciano a decre- A partir del año 305, en que abdicó
tar esta persecución en el 303 con la Diocleciano, el ritmo e intensidad de
promulgación de varias medidas que, Ja persecución se vieron condiciona-
aplicadas de forma progresiva a partir dos por los avatares de las guerras
de ese año, afectaron muy negativa- civiles que se sucedieron. En Oriente,
mente a la Iglesia como institución y, Galerio y Maximino Daya mantuvie-
especialmente, a sus más altos e insig- ron las medidas persecutorias con

444 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORTA ANTfGUA


El s11rµ i111i c 11 to del crist ia 11i s111 0

todo rig01~ mientras que en Occidente nidad «judeocristiana» asentada en


se relajaron considerablemente. Esta Jerusalén gozó de una gran autoridad,
situación se prolongó en Oriente hasta la progresiva expansión de la corriente
el año 311, momento en que Galerio, paulina -de clara vocación universa-
poco antes de morir, convencido del lista- fuera de Palestina daría lugar a
limitado éxito de las medidas vio- la formación de nuevas comunidades
lentas y presa quizás de «terrores en las que predominaría el elemento
religiosos», promulgó un edicto de gentil.
tolerancia que ponía fin a la perse- La difusión del cristianismo.
cución. Sólo de modo parcial, y por Partiendo de Palestina y de Asia
poco tiempo, Maximino Daya reanu- Menor, el cristianismo se extendió
dó las medidas anticristianas hasta de forma extraordinaria en la parte
su muerte en el 313. Por el contra- oriental del Imperio a partir del últi-
rio, el resultado de las guerras civiles mo cuarto del siglo r. Los primeros
en Occidente sirvió para consolidar cristianos, de condición social humil-
la paz de la Iglesia. Tras la victoria de, formaban parte principalmente de
obtenida sobre Majencia en la batalla la población urbana. Especialmente
del puente Milvio, Constantino, dueño en esta época, hubo cristianos cuyo
único de Occidente, obligó a su colega comportamiento favorecía su asimila-
de Oriente, Licinio, a ratificar formal- ción a ciertas conductas asumidas por
mente las medidas de tolerancia hacia los paganos, permitiendo, por ejem-
los cristianos en el llamado Edicto de plo, que se les comparara con los filó-
Milán del año 313. sofos cínicos por su pobreza, parrhesía
( «audacia de palabra»), predicación
15.4. LA ORGAN IZACIÓN itinerante, forma de vestir desharra-
ECLESIÁSTICA pada, etc. A partir del siglo n, algunos
miembros de grupos sociales vincula-
Primeras comunidades. Tras la dos con la administración y el ejército
muerte de Jesús y el fracaso mesiáni- comenzaron a sentirse atraídos por
co, algunos de sus más cercanos cola- esta nueva religión. En el siglo IJJ , la
boradores, conocidos como «apósto- Iglesia contaba ya con cierto número
les», trataron de recomponer el grupo de personajes pertenecientes a la élite
de sus seguidores y ampliar su base social (honestiores), muchos de los
social a través de un activo proselitis- cuales formaban parte de la jerarquía
mo. Aunque en un principio la comu- eclesiástica.

111 CW 1c; 1:.N Y 1) 1·'.SARROLLO DEL PODER ROMANO 1 445


Tema 15

La jerarquía. La asamblea de fie- bíteros (del griego présbys, «anciano»),


les comenzó a recibir muy pronto el pero Pablo (Rom 12,8) menciona ya a
nombre de ekklesía, término del que aquellos individuos que, en virtud de su
deriva la palabra «iglesia». La configu- reconocida condición de proistámenoi
ración de una estmctura estable, sobre («superiores a los demás»), se fueron
la que se habría de asentar el concepto convirtiendo en los dirigentes carismá-
de autoridad dentro de las primeras ticos de los grupos cristianos locales.
comunidades ciistianas, fue el resulta- Ausente en los evangelios, la figura
do de un largo proceso cuyos primeros del epíslwpos («inspector», «supervi-
estadios apenas pueden percibirse con sor») emerge en el resto de los escritos
cierta nitidez en la época del Nuevo neotestamentarios como un miembro
Testamento. Si bien es cierto que el destacado en la dirección religiosa de
«ministerio» fue concebido desde sus la comunidad; es habitual, de hecho,
mismos orígenes como un «servicio» encontrarlo vinculado al presbíteros,
(diakonía) a la comunidad, y así apa- del que se presume sinónimo en algu-
rece reflejado en las epístolas paulinas, nos textos y sobre el que destaca por
pronto adquiriría rasgos propiamente sus dones especiales en otros, y tam-
organizativos, litúrgicos, misioneros bién al diákonos («servidor»). Con el
y apologéticos. Al p1incipio la mayor tiempo, los presbíteros asumieron, por
parte de esas funciones fueron asumi- delegación de la función pastoral del
das por un consejo de ancianos o pres- obispo, la responsabilidad de algunos

s~rcúfago l'l"ist iano situado corno al iar l' II el Ora torio ele Sa n Bcn1,mli110 (Sa 11 Franrcsco ,1 1 Prnto)
en PL·rugia (rn. 360). Foto: R. G. S.

44 6 1 MANUAL DE INIC IACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


El s11r!:!im il' lllo dl' I Cl"isti :rnisrno

M osa ico del übsidc de


la iglesia de Sa nta Sa nta
P11d cn:r.i;1 na ( fi11ak:s tkl
siglo 1v). Ro 1na.
Fo to: R. G. S.

aspectos espirituales y litúrgicos de la temprana presidencia de la eucaristía


comunidad, mientras que los diáconos comunitaria permitió al obispo eri-
se ocuparon fundamentalmente de las girse en el depositario de la memoria
cuestiones materiales, administrativas colectiva y en el máximo garante de la
y asistenciales. unidad eclesial dentro de su congrega-
El episcopado monárquico. A ción. Salvo en algunas comunjdades
medida que la influencia de los maes- excepcionales, como la de Alejandría
tros carismáticos h1e disminuyendo y Roma, que prolongaron hasta fechas
conforme avanzaba hacia su fin el pri- muy tardías el ejercicio de la autoridad
mer siglo de nuestra era, la autoridad eclesial por un consejo presbiterial, el
del obispo fue nutriéndose de todos obispo, asistido de forma subordinada
aquellos elementos reverenciales pro- por presbíteros y diáconos, se impuso
pios de la «iluminación apostólica», a mediados del siglo n como máximo
a la vez que fortalecía su preemi- dirigente religioso en la mayoría de
nencia con la imparable tendencia a las congregaciones que comenzaban a
acumular funciones de importancia extenderse por todo el Mediterráneo.
capital para la comunidad «en Cristo ». A principios del siglo siguiente, cada
Al considerarse los sucesores de los comurudad cristiana era ya regida por
apóstoles, los obispos comenzaron a un solo obispo: el len to proceso de
suplantar a los maestros y profetas institucionalización eclesiástica había
carismáticos y a convertirse en los culminado finalmente en el denomina-
ministros por excelencia de la pala- do «monoepiscopado» o «episcopado
bra y el sacramento. Tal y como da monárquico». Esto no impidió, sin
a entender Ignacio de Antioquía, la embargo, que desde finales del siglo

111 OR IC l '. N Y DESARROLLO DEL PODER ROMANO 1 447


Tema 15

rr, se organizasen también sínodos de


obispos para adoptar medidas comu-
nes que afectaban por igual a las dife-
rentes iglesias.
El obispo de Roma. La presen-
cia de una primera comunidad cris-
tiana en Roma se remonta a una
época muy temprana: apenas trans-
curridos unos pocos años tras la Las catacumbas
muerte de Jesús. En poco tiempo, el Con este nombre se hace referencia a los
número de sus miembros creció de sepulcros subterráneos utilizados tanto por'
forma espectacular, tal y como evi- los paganos como, sobre todo, por los
dencia la extensión de las catacumbas judíos y los cristianos, para enterrar a sus
-cementerios subterráneos- de los muertos y, eventualmente, celebrar en su .
cristianos a partir del siglo IJ. Sin interior ciertas ceremonias religiosas. La'·
mayor parte de ellas -datables entre los
embargo, no es posible corroborar la
siglos I y vm e.e.- se encuentran en Roma,
tradición según la cual esta comuni- aunque se han descubierto también algunas :
dad fue fundada por Pedro y Pablo en otras ciudades como Nápoles, Venosa, ·
(Doroteo de Tesalónica, en el siglo Siracusa, Beit She'arim (Israel), Alejandría, ·
IV, les atribuyó un doble episcopado); Cartago o Hadmmentum (norte de África). ·.
probablemente sería instaurada por Generalmente se componen de varias gale- ·
rías, vestíbulos, cámaras y capillas. En las '
unos desconocidos judeocristianos,
paredes de las catacumbas cristianas se .
tal vez aquellos mismos que en época superponen las tumbas, a modo de nichos.
del emperador Claudia provocaron La decoración consistía principalmente en
ciertos disturbios entre los miembros pinturas al fresco . Las más antiguas poseen
de la comunidad judía local, razón un estilo simple e ingenuo en el que se
por la que los judíos fueron momen- hace patente un marcado simbolismo. Las
táneamente expulsados de la capital figuras del Buen Pastor, el Salvador y el
pez constituyen algunos de los temas más
del Imperio. Tampoco existe ninguna
frecuentes de la pintura paleocristiana, que
prueba sólida de la presencia real de halló en las catacumbas su principal foco •I
Pedro en Roma, ni de que éste llegara de expresión. Sólo Roma cuenta con más .
a ser su primer obispo, tal y como de cuarenta ejemplos de estos conjuntos de
da a entender la famosa - y sospe- galerías y cámaras subterráneas excavadas
chosa- frase de Mt 16,18 («Tú eres en la roca a distintas profundidades.
Pedro, y sobre esta piedra edificaré

448 1 MANUAL DE IN[CIAOÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


El s11rgi111i e11 lo de l tTisli a11i smo

mi Iglesia»). Ni siquiera Pablo -que ¡~::\ttt


presumiblemente escribió desde esta
ciudad sus últimas epístolas- men-
ciona al apóstol en la capital del
Imperio y nada se dice al respecto
ni en los Hechos de los Apóstoles,
ni en los evangelios sinópticos. De
hecho, según las fuentes conservadas,
podemos afirmar que a mediados del
siglo n nada se sabía todavía sobre
la supuesta designación de Pedro
como piedra y cimiento de la Iglesia,
como tampoco sobre su estancia y
martirio en Roma. En realidad, antes Dl'l alk· dt"I 111os,1irn d..: la basíli ca de Aq uileva
(íi11;iles del siµlo IV). Ciclo de .lonás.
de mediados del siglo IU, la promesa F11cnl c: C. Ossllla d /1/ii, / ,11 sturi/1 di Ci1111/I
de Pedro en Mt 16, 18 no desempe- 11ci 11 11,suici di'/111 Husilica di !11¡11ilt'iu.
ñó ningún papel en las pretensiones U111 11L'rl o /\ll c1m rnli , Tori110, 201 9, p. 10

romanas de dirección y autoridad


sobre la Iglesia universal. Esteban Occidente, mantuvieron contactos
I (254-257) fue el primer obispo de epistolares con la nutrida comunidad
Roma en remitirse fugazmente a este asentada en la capital del Imperio. Es
pasaje bíblico para «tener a su cargo posible incluso que, en determinados
la sucesión de Pedro» (successioneni momentos, se reconociese al obispo
Petri tenere contendit). Dos siglos des- romano cierta capacidad de arbitraje
pués, el obispo Zósirno será quien en los problemas suscitados en otras
desarrolle por primera vez una pro- sedes, sobre todo occidentales. Pero
funda exégesis de Mt 16,17-19 para esto no implicaba que se aceptaran
fundamentar el pretendido primado sus opiniones (por ejemplo, en el
del obispo de Roma. debate de la fecha de celebración
Es innegable que el prestigio de la Pascua), ni mucho menos su
adquirido por algunas iglesias deri- pretendida primacía en el ámbito
vaba en parte del lugar donde se jurisdiccional, como demuestra la
hallaban o de su elevado número controversia mantenida con la igle-
de fieles. Muchas comunidades cris- sia de Cartago en tiempos del obispo
tianas, tanto de Oriente como de Cipriano (mediados del siglo 111).

111 ORIC I·'. Y Dl·'. SARROLLO DEL PODER ROMANO 1 449


Tema 15

Síntesis
Jesús de Nazaret nació en Palestina durante el Principado de Augusto. Con el
telón de fondo del imperialismo romano, hubo dentro del judaísmo de la época
diferentes visiones de la situación política en la que se encontraba Judea. Según
Flavio Josefo, podían distinguirse diferentes facciones o sectas dependiendo del
grado de exigencia en el cumplimiento de los preceptos de la Ley y del nivel de
implicación en la resistencia a la dominación romana (saduceos, fariseos, zelo-
tas, esenios ... ). Estrechamente vinculado al antiguo grupo apocalíptico de Juan el
Bautista, Jesús de Nazaret -un piadoso judío de tendencias mesiánicas- asumió
la predicación acerca de la inminente llegada del «reino de Dios» con inequívocas
implicaciones de carácter religioso -escatológico - y político -nacionalista- a
un mismo tiempo. Juzgado y ejecutado por sedicioso, sus seguidores dieron conti-
nuidad al mensaje del maestro formando pequeñas comunidades judeocristianas.
El triunfo de la corriente universalista impulsada por Pablo de Tarso permitió la
rápida expansión del movimiento religioso cristiano con la incorporación de nue-
vos creyentes de origen gentil.
Con vistas a una total emancipación del judaísmo (aun habiendo heredado su
legado escriturario), los cristianos comenzaron a precisar su doctrina buscando
un equilibrio entre la antigüedad de la tradición hebrea y la novedad del mensaje
cristológico. Aunque hubo apologistas que rechazaron de plano todo contacto con
la cultura politeísta - considerada siempre como idolátrica- , podemos descubrir
en otros autores cristianos (Justino, Clemente, Orígenes) una tendencia claramente
integradora que busca la aproximación al neoplatonismo y al estoicismo. En todo
caso, parece que el cristianismo nunca puso en tela de juicio la estructura sociopo-
lítica del Imperio romano. De hecho, los apologistas no dejaron de manifestar la
completa lealtad de los cristianos al poder imperial.
Si bien es cierto que los círculos intelectuales paganos habían llegado a con-
cebir la idea de una divinidad única definida filosóficamente como una entidad
superior en términos flexibles de racionalidad universal, no aceptaban la expresión
de un monoteísmo exclusivo y excluyente que atentara contra otras creencias que
poseían sus propias teogonías. La concepción cristiana de la divinidad exigía una
actitud intolerante hacia el universo «idolátrico » del paganismo. Estos principios
excluyentes que atacaban la «concordia religiosa» imperante en el mundo romano,
fueron considerados incompatibles con el orden establecido. En consecuencia, las
persecuciones contra los cristianos deben ser entendidas como un procedimiento
extremo encaminado a la defensa de los valores fundamentales en los que se asen-
taba la civilización grecorromana. Para valorar la base jurídica del proceso perse-
cutorio con anterioridad a los decretos generales de mediados del siglo IIl contamos
con los rescriptos imperiales de Trajano y Adriano. De estos textos se puede deducir

450 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORLA ANTIGUA


El s11i-g. i m ic n lo del c i-i st iani snio

que los cristianos -seguidores de un sedicioso condenado a muerte aggravata por


un delito de lesa majestad- fueron procesados por el nomen christianum dentro
del sistema de la cognitio extra ordinem.
Conscientes de la fortaleza que había alcanzado la jerarquía eclesiástica ya a
mediados del siglo 111, los emperadores que, como Valeriana y Diocleciano, estuvie-
ron decididos a impulsar la represión de la religión cristiana introdujeron es sus
decretos generales medidas con las que poder golpear a la base institucional de la
Iglesia, encarnada por los obispos y el resto de dignatarios eclesiásticos. Con la
consolidación del llamado episcopado monárquico a partir de la segunda mitad del
siglo u, las comunidades cristianas fueron capaces de definir la doctrina cristiana
dentro de unos parámetros uniformes -cercanos ya al concepto de ortodoxia-
frente a otras expresiones religiosas, y de crear una estructura organizativa de gran
firmeza que demostró ser muy eficaz precisamente en los momentos en que se
sentían más amenazadas.

Verificación
1. Describa brevemente la situación política de Palestina en época de Jesús y las
posturas defendidas por las diferentes corrientes religiosas judías.
2. Explique por qué la corriente paulina favoreció la expansión de las primeras
comunidades cristianas.
3. Detalle las principales fases históricas de las persecuciones contra los cristianos
en el Imperio romano y sus respectivas bases jurídicas.
4. ¿En qué consistía la acusación por el nomen christianum?
S. ¿Qué factores iníluyeron en la aproximación del monoteísmo cristiano al neo-
platonismo?
6. ¿En qué consistía el episcopado monárquico y a partir de qué época se desa-
rrolló?
7. ¿Quiénes eran los libellatici y los lapsi?
8. ¿En qué basaría la sede episcopal romana sus pretensiones de alcanzar el pri-
mado?

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458 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


IV

TEMA 16. Evolución política tardoimperial


TEMA 17. Transformaciones sociales y culturales

El período histórico conocido como Antigüedad tardía abarca grosso modo


el arco temporal que va desde finales del siglo lU a mediados del siglo VI e.e.
Es una época de profundas transformaciones políticas y culturales. A lo largo
del siglo m el Imperio romano comenzó a debilitarse debido a la inestabilidad
del poder político provocada por los continuos pronunciamientos militares.
El ejército propuso a numerosos candidatos salidos de sus filas al cargo de
emperador, la mayoría de los cuales, sin embargo, no consigu ió mantenerse en
el poder durante mucho tiempo. Con Diocleciano, un general ele origen ilirio,
la estabilidad llegó al Imperio. Promovió una serie de reformas con las que se
propuso fortalecerlo; en concreto, estableció un nuevo sistema político -la
Tetrarquía- en el que la sucesión imperial estaba convenientemente regulada.
En su época se produjo también el último intento de acabar con el cristianismo,
una religión que se había difundido de forma extraordinaria sobre todo en la
parte oriental del Imperio (después lo haría en la occidental) debido a su sólida
estructura jerárquica. De hecho, el problema religioso adquirió una especial
relevancia: en menos de un siglo se pasó de la persecución a la tolerancia (con
el emperador Constantino en el año 313) y, finalmente, tras el paréntesis pagano
de Juliano (361-363), a la declaración del cristianismo como única religión lícita
en el Imperio (con Teodosio en el 380). Los emperadores cristianos trataron a
toda costa de favorecer la cohesión interna (también desde un punto de vista
religioso) en una época en que el Imperio se encontraba en dificultades por la
presión ejercida en sus fronteras por los llamados pueblos bárbaros. Las tribus
germánicas, presionadas a su vez por los hunos procedentes de las estepas, ter-

1 459
minaron por penetrar en los territorios imperiales, instalándose en diferentes
regiones occidentales. En ellas se constituyeron nuevos reinos (suevos, visigodos,
vándalos .. .), en los que no tardó en surgir el problema de la convivencia entre
los diferentes grupos de población, aunque el alto grado de «romanización» de
estos pueblos facilitó finalmente su acercamiento. Otro aspecto llamativo de
esta época convulsa fue la pérdida definitiva de la unidad territorial: Oriente
y Occidente se separaron de forma irreversible. Mientras que la nueva capital
imperial, Constantinopla, situada en una importante posición estratégica y bien
defendida, se convirtió en una ciudad floreciente, la antigua capital, Roma,
entraba en una etapa de inexorable decadencia.

460 1 MANUAL DE INICIAC IÓN A LA HI STORLA ANTIGUA


TEMA 16

16.1. EL SIGLO IU: TENSIONES dad, escasez de recursos, devaluación


Y FLUCTUACIONES monetaria, pérdida drástica de poder
adquisitivo, especulación, presión fis-
Nuevos planteamientos historio- cal, etc. De haberse producido todos
gráficos. Hasta hace relativamente poco esos fenómenos adversos a la vez y en
tiempo, una parte de la histmiografía el grado extremo en que han supuesto
actual venía defendiendo la idea de que algunos historiadores, el sistema impe-
en el siglo rn el Imperio romano experi- 1ial romano se habría paralizado por
mentó una c1isis profunda y generaliza- completo y se hab1ía visto abocado a la
da. Es evidente que, en el ámbito polí- mina más absoluta. Sin embargo, sabe-
tico, el control del poder central sobre mos que eso no sucedió. Si se examina
todos los territorios sufrió --especial- la situación política, socioeconómica y
mente en la segunda mitad del siglo- cultural desde una perspectiva regional
un acusado debilitamiento que condujo o incluso provincial, podrá comprobar-
a la traumática pérdida de la tradicional se que hubo oscilaciones en el ritmo
unidad del Imperio, dando lugar incluso de degradación y recuperación de los
a la aparición de varios emperadores parámetros que definen el progreso,
legítimos y usurpadores a un mismo estancamiento o declive de una socie-
tiempo (en Occidente, los emperadores dad determinada y de un territorio con-
galos; en Oriente, el gobierno autónomo creto. Por ejemplo, Britania y Panonia
de Palmira). Ahora bien, esta innegable ofrecen signos inequívocos de progre-
inestabilidad política se ha relacionado so económico durante este periodo, al
con una supuesta «crisis económica» igual que ciertas regiones occidentales
generaJjzada que habJia afectado a todo como la Galia, Hispania o África, en las
el Imperio y que se habría caracteriza- que pueden detectarse algunos cam-
do por una alarmante baja productivi- bios coyunturales que no afectaron a

IV ANT IGÜEDAD TARDÍA 1 461


Tema 16

su estructura socioeconómica. En otros gozar de prosperidad en otros períodos


lugares, en cambio, sí pueden verificarse en los que soplaron vientos favorables.
ciertos signos de depresión económica Por ello, el siglo m fue sobre todo una
que lastraron muy significativamente época de «fluctuaciones».
el desarrollo social, tanto en el ámbito
urbano como rural. En esos casos sería LOS EMPERADORES ROMANOS
más conveniente utilizar el concepto de DEL SIGLO m: DE SEPTIMIO
SEVERO A DIOCLECIANO
«crisis coyuntural».
Septimio Severo 193-211
No es posible asumir, sin ningún
Caraca!Ja 211-217
tipo de análisis crítico, el cuadro pesi- Macrino 217-218
mista presentado por algunos autores Heliogábalo 218-222
coetáneos como el obispo Cipriano de Severo Alejandro 222-235
Cartago o el senador Casio Dion. El pri- Maximino el Tracio 235-238
mero introdujo en su discurso ideoló- Gordiano I 238
Gordiano II 238
gico elementos escatológicos recibidos
Pupieno 238
de la tradición literaria cristiana que
Balbino 238
preconizaba dramáticamente el «final Gordiano III 238-244
de los tiempos» y la «destrucción del Fi]ipo el Árabe 244-249
Imperio romano» para mover a sus Decio 249-251
fieles a un estado de affepentimiento y Trebonio Galo 251-253
piedad religiosa. El segundo, miembro Emiliano 253
Valeriano 253-260
insigne de la élite senatorial, achacaba
Galieno 253/260-268
los malos tiempos a la discriminación
Póstumo 260-268
de su ardo provocada por la promo- Leliano 268
Jmperium
ción dentro de la administración impe- Mario 268
Galliarum
rial, al menos desde época severiana, Victo1ino 268-270
Tétrico 270-273
de los ecuestres en det1imento de los
Claudio el Gótico 268-270
senadores. Hubo «transformaciones» y Aureliano 270-275
«cambios», tanto a nivel imperial como Tácito 275-276
provincial, pero no «crisis generaliza- Floriano 276-282
das» que afectasen por igual a todos los Probo 276-282
territorios y ámbitos sociales. Incluso Caro 282-283
Numeriano 283-284
aquellas regiones que sufrieron dificul-
Carino 283-285
tades en determinados momentos y en
Diocleciano 284-305
ciertos sectores económicos pudieron

462 1 MANUAL DE lN IC.lAClÓN A LA HISTORLA ANTIGUA


E\'O luci<'> n po líl ic;:1 t~rd oi mperial 1

La anarquía militar. El período c1a, se intensificaron las incursio-


comprendido entre el 235 -año en nes de los pueblos bárbaros. La
que se extinguió la dinastía de los defensa de los territorios presentó
Severos tras el asesinato de Severo cada vez más dificultades al surgir
Alejandro- y el 284 -año en que en ciertas regiones fuertes tenden-
Diocleciano accedió al poder-, es cias de carácter centrífugo. Hacia el
uno de los más confusos y convulsos año 260 el general romano Marco
de la historia del Imperio romano. Casiano Latinio Póstumo formó en
Su reconstrucción histórica presenta la Galia un Estado-conocido como
muchas dificultades debido al redu- /mperium Galliarum- que logró
cido número de fuentes disponibles mantener su independencia frente a
y a la exigua información y las Roma durante algo más de un dece-
numerosas lagunas que presentan. nio, gracias al apoyo o la anuencia de
En cualquier caso, se puede afirmar las principales provincias occidenta-
que, durante ese medio siglo, alcan- les. En Siria, la ciudad de Palmira
zaron el poder numerosos empera- consiguió emanciparse del control
dores, casi todos ellos elegidos por romano debido en buena medida al
el ejército y vulnerables ante los fre- control de las rutas caravaneras que
cuentes pronunciamientos militares unían Oriente con el Med iterráneo.
de las legiones, siempre dispuestas Odenato, un príncipe árabe de
a ofrecer su apoyo a los candidatos Palmira, logró formar un auténti-
que mostrasen más interés en favo- co reino expandiendo su poder por
recerlas. Sería superfluo detenerse Mesopotamia y amp lias zonas del
en los gobiernos - la mayor parte Oriente romano (262-267); tras su
de ellos efímeros- de los muchos muerte, su viuda, Zenobia, asumió
soberanos que se sucedieron. Bastará el poder como regente y, en nom-
con presentar el cuadro general de la bre de su hijo Vabalato, se declaró
situación, señalando los principales independiente de Roma (271 ). Para
rasgos que caracterizaron a este largo entonces ya había conquistado Siria,
período de inestabilidad política. Egipto (269) y Asia Menor (excep-
La formación de poderes autó- to Bitinia). La autoridad romana
nomos. La inestabilidad políti- fue restab lecida por el emperador
ca debilitó la capacidad de control Aureliano (270-275), quien, en el año
del poder central sobre las fronte- 273, puso fin al «Imperio de las Galias»
ras del Imperio y, en consecuen- y destruyó la ciudad de Pa]mira.

IV A1 TI GÜEDAD TAR DÍA 1 463


Tema 16

a las exigencias de los soldados. En este


sentido, la obligada prodigalidad impe-
rial con el ejército empobreció extraor-
dinmian1ente las finanzas del Estado.
El desequilibrio económico. Ante
la necesidad de aumentar las reser-
vas del erario para afrontar los gastos
derivados del aparato estatal y militar,
las auto1idades imperiales se vieron
Estela runcra ria !"a miliar prnccdcnle de
obligadas a ejercer una mayor presión
Pal mira (Si ri,1). Siglos 11- 111 e.e. Filzwill iam
Muscum (Carnbridgt·). fiscal que, en determinadas regiones
Foto: R. G. S. y sectores productivos, contribuyó a
agravar el desgaste económico. Para
El desequilibrio institucional. A limitar los daños derivados de una
lo largo del siglo m, la capacidad de menor capacidad de adquisición de
intervención política del Senado sufrió moneda (que en algunos momentos
una inexorable disminución frente sufrió importantes devaluaciones), se
a la imposición militar de sucesivos favoreció la «economía natural »: parte
emperadores. Conforme éstos fueron de la paga a los soldados era en especie,
asumiendo gradualmente formas de razón por la que se introdujo un nuevo
gobierno cercanas a la autocracia, el impuesto, la annona militai~ Los cam-
Senado dejó de tener posibilidad real pesinos se vieron obligados a reservar
de legislar. En cambio, con el aumento para el Estado una cuota fija de sus
desmesurado de su poder, el ejército cosechas equivalente a una cantidad
pasó de ser un instrumento al senricio numeraria determinada (adaeratio ). La
del Impe1io a convertirse en el principal progresiva devaluación monetaria tuvo
elemento de decisión a nivel político, dos efectos importantes sobre el siste-
dado que la aclamación de las tropas ma económico imperial. Por un lado,
fue asumida como la condición esencial aumentó el volumen de efectivo cir-
que garantizaba la sucesión imperial. culante que, al ser moneda devaluada,
Este mecanismo espurio, impropio del exigía del Estado frecuentes emisiones.
proceso electivo, limitó inevitablemente Si, conforme a la Ley de Gresham, la
la capacidad de acción de los empera- moneda «buena» fue retirada «natural-
dores recién llegados a la púrpura, los mente» de la circulación, las transaccio-
cuales debían además seguir cediendo nes comerciales requerían una mayor

464 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA H.ISTOR[A ANT IGUA


Ern lt1ció11 polít ica tardoimpcr ial j

cantidad de moneda para suplir un Tendencia al absolutismo. La


nivel similar de necesidades. Por otro inestabilidad política y la anarquía
lado, la devaluación monetaria tuvo un militar estuvieron estrechamente
efecto indirecto sobre los precios de los relacionadas. El progresivo proce-
productos en el mercado libre y sobre so de «barbarización» iniciado en
las retribuciones oficiales del Imperio al época de los Severos explicaría que
ejército y a la administración, generán- los nuevos soldados dejasen de sentir
dose una situación inflacionista. fidelidad a las instituciones: sólo les
atraía el interés material y el presti-
gio militar del emperador. Por eso,
algunos emperadores acentuaron la
tendencia al absolutismo insistien-
do enfáticamente en la protección
divina de que gozaban. De ahí que
fomentaran también el culto al dios
Sol (Hélios), que presentaba eviden-
tes analogías con el del dios Mitra,
especialmente difundido entre los
soldados. Precisamente a este culto
La ley de Gresham
se vincularon los rituales en honor
SirThomas Gresham (Londres 1519-1579),
del emperador.
descendiente de una familia de banqueros,
fue consejero de la reina Isabel, que le conce- El siglo lll, considerado en su con-
dió el título de «mercader real». Construyó junto, se presenta como una época de
a sus expensas la Bolsa de Londres (Royal transición en la que los viejos mode-
Exchange) y en su testamento estableció los de pode1~ elaborados en época
que su casa se transformase en un centro augustea y perfilados posteriormente,
científico, que lleva su nombre. Este nom-
experimentan una profunda trans-
bre también hace referencia a una de las
leyes fundamentales de la teoría monetaria:
formación. Las tornadizas circuns-
si aparecen en circulación dos monedas tancias impusieron la necesidad de
con el mismo valor nominal pero diverso instituir nuevos mecanismos en el
contenido en metal precioso, la moneda ejercicio del poder imperial, de forma
más valiosa se aparta para ser recaudada, que pudiese adaptarse a una sociedad
mientras la otra permanece en circulación. cambiante en la que los elementos
Esta teoría se conoce popularmente como
tradicionales sufrieron tambi én des-
«la moneda mala expulsa a la buena».
tacadas modificaciones.

IV ANT IGÜEDAD TARDfa 1 465


Te ma 16

16.2. LA TETRARQUÍA cerca de Nicomedia, se enfrentó al


prefecto del pretorio Aper y marchó
Diocleciano. Cayo Aurelio Valerio hacia Oriente para vencer a Carino,
Diocleciano (284-305), nacido en el hermano de Numeriano, en el valle del
245, ascendió al poder imperial en el Margo, en Mesia (285). Compartió el
año 284 gracias, una vez más, al apoyo gobierno imperial con su viejo cama-
del ejército. Originalmente llamado rada Maximiano (286-305 y 307-308),
Diocles, era un dálmata de extrac- primero como «césar» y más tarde
ción humilde (hijo de un liberto) que como segundo «augusto». Pocos años
ascendió a comandante de la guardia después creó el sistema de gobierno
personal (protectores) de Numeriano. conocido como Tetrarquía (del griego
Elegido emperador por los soldados tétra, «cuatro», y arché, «gobierno»),
convencido de que cada una de las
partes principales del Imperio necesi-
taba una autoridad personal superior
apoyada por un segundo dignatario
del más alto rango.
Dos Augustos y dos Césares.
El acto de constitución del nuevo
régimen tetrárquico tuvo lugar
simultáneamente en Sirmium y en
Milán el primero de marzo del afio
293. Diocleciano nombró «césar» a
Galerio (293-311), un experimenta-
do militar de su ejército, originario
de las provincias danubianas, que
debió repudiar a su esposa y casarse
con Valeria, la hija de Diocleciano.
Por su parte, Maximiano proclamó
«césar» a su prefecto del pretorio,
Flavio Constando Cloro (293-306),
de estirpe noble, que ya se había sepa-
rado de su mujer Elena -la madre del
Grnpo csrn ll (irico de los ll'l ra i-cas. Sa n
Ma rcos de Vc nec i:1. h1turo emperador Constantino- para
Folo: R. G. S. contraer matrimonio con Teodora,

466 1 MANUAL DE lNJCIAC IÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Evolu ciún políl ica larcloim peri:i l 1

LA TETRARQUÍA (desarrollo inkial)

ORIENTE OCCIDENTE

DIOCLECLANO MAXJM ILI ANO

tilulo: Augus111s (sen ior) título: A11gus11.1s


aLributo divino: /o vi11s a tribut o di vino: /-/erc11/e11s
ca tegoría : maior ca tegoría: 111aior
capital: Nicomedia ca pital: M ilún
_jurisdicción: Asia, Oriente y Egipto ju r isdicc ión: llalia y África

GALERIO CONSTANCIO

título: Caesar títul o: Caesar


atribulo di vino: lo vi11s atribulo divino: Herculeus
ca tegoría: 111i1 10r categoría: minor
capital : Sin11iu111 (Tcsalúnit:a a ca pital: Tréveri s
partir del aiio 300) jurisdicción: BriLania, Galia e
jurisdicción: Grct·ia y provincias c.J clegación cid Hispania
danubianas pockr militar

la hija de Maximiano. Además, los basada en una jerarquía mílico-re-


nuevos «césares» debieron adoptar el bgiosa: los dos «augustos » (parentes
gentibcio Valerius en su nomenclatu- nostri) llevaron apelativos diferentes:
ra oficial, correspondiente al nombre Diocleciano aparece corno lovius -es
del «augusto» Caius Aurelius Valerius decir, descendiente de Júpite1~ lovis-,
Diocletianus, como ya había hecho mientras que Maximiano adquiere la
Maxirniano. Las sedes imperiales se categoría de Herculeus. Como «césar»
fijaron en las cortes de Nicomedia y de Diocleciano, Galerio íue también
Milán -donde residían los «augustos» lovius, en tanto que Constancia fu e
Diocleciano y Maximiano, respecti- designado como Herculeus, y ambos
vamente-, y en Tréveris -donde se (fratres entre sí) fueron considerados
situaba la corle de Constancia- y filii augustorum («hijos de los augus-
Sirmiwn, residencia oficial de Galerio, tos »). Unos son maiores , los «augus-
quien a partir del año 300 se trasla- tos», encargados de diseñar la estrate-
daría a Tesalónica (actual Salónica). gia y las reformas politicas necesarias,
A nivel simbólico, los cuatro empe- y los otros -los «césares»-, minores ,
radores crearon una fraternidad eran los que debían ejecutarlas. Entre

rv ANT IGÜEDAD TARDÍA 1 467


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Constancia Cloro •
residencias de
........
·:,,.,.__
• IMPERIO
Max im iano ■ los Tetrarcas
SASÁNIDA
Ga lerio
• campamentos
de las legiones

Dioc leciano
W2. zonas con comunidades
cristi anas
Evo luc ió n políti ca larcl uirnpcr ial 1

todos imperaba la concordia, que fue acciones, y los dos «césares» concluye-
convenientemente celebrada en las ron con victoria varias campañas mili-
leyendas monetales. Pero, a pesar de tares: en Occidente, Constancia Cloro
todo ello, es evidente que la aucto- restableció la autoridad romana en
ritas del senior augustus se impuso Britania, donde habían surgido algu-
sobre la de sus colegas. Sin duda, este nas rebeliones; y, en Oriente, Galerio
sistema político confería al Estado consiguió frenar el expansionismo sas-
una nueva base ideológica. La figura ánida, reforzando el dominio romano
del emperador había dejado de ser en los territorios situados a lo largo del
prínceps para convertirse en dominus curso del río Tig1is. Durante los veinte
(«señor»). En consecuencia, se intro- años que Diocleciano y Maximiano
dujo un fastuoso ceremonial en la permanecieron como «augustos», la
corte que dificultaba el acercamiento Tetrarquía funcionó tal y como había
al emperador: mediante un complejo sido diseñada. Sin embargo, en el
ritual -en el que se incluían gestos de momento de la sucesión, surgieron
sumisión corno la proskynesis- apa- desavenencias que desestabilizaron el
recía el soberano en el centro de una sistema: las ambiciones personales se
escenografía con la que se pretendía impusieron al interés del Imperio y el
crear una atmósfera sagrada. edificio tetrárquico terminó por des-
Con este sistema, destinado a man- moronarse.
tener una imagen de unidad política, La reforma territorial. Cada una
se deseaba garantizar una sucesión de las cuatro autoridades imperial es
tranquila y eliminar los peligros de tuvo su propio prefecto, quien tenía
las luchas dinásticas y los intentos de competencias en su correspondiente
usurpación . A tal efecto, estaba previs- área de gobierno (cuatro prefectu-
to que, una vez cumplidos los veinte ras). El número de provincias pasó
años de gobierno, los «augustos » abdi- de cincuenta a cien, pues los territo-
caran de todos sus derechos y cedieran rios de menor extensión podían ser
el poder imperial a sus «césares», quie- mejor dirigidos y supervisados por
nes, convertidos entonces en «augus- sus respectivos gobernadores, quie-
tos», nombralian a sus «césares» res- nes sólo tenían funciones civiles, ya
pectivos. Desde el punto de vista mili lar, que los asuntos militares excedían
el ejercicio colegiado del poder obtuvo de su competencia. Las provincias
resultados muy positivos, ya que los h.1eron subdivididas en trece dióce-
dos «augustos» lograron coordinar sus sis, cada una de las cuales estaba

l V ANTIGÜE DAD TARDÍA 1 469


Te ma 16

Frescos del te111p lo rnma1Hl


de L11 xo r c 11 los que ap;1 rccc
J'L'j)l'L'scntados los lclrarcas
co n su séq 11 ilo m ililar.
Finaks del siglo 111 L'.C.
r 11cn le: Noli11110/ C:<'ng,rnpl,ic
l!istnrio. 20ó, pp. 10-1 1.

gobernada por un vicario que, a su Reforma tributaria. Para prestar


vez, estaba subordinado a uno de los apoyo económico al nuevo sistema,
cuatro prefectos. Diocleciano implantó una exigente
Reforma militar. Diocleciano reforma fiscal adaptada a las con-
emprendió una profunda reorgani- diciones de los contribuyentes. La
zación del ejército imperial, que fue mayor presión imposiliva recaía en la
dividido en cuatro mandos, cada cual producción agrícola. Se estipuló un
bajo uno de los cuatro emperadores. presupuesto anual, junto con un plan
En el campo operativo, la milicia fue de censo quinquenal. Se dividieron
separada en dos cuerpos. Uno de ellos, los campos según la unidad fiscal de
móvil -las tropas comitatenses-, esta- medida, el iugum, calculado de acuer-
ba compuesto sobre todo por la caba- do con las diversas calidades de las
lleiía, que incluía a la guardia imperial tierras y de las cosechas. Los in1pues-
montada (scholae palatinae), integrada tos se pagaban en especie (annona
casi exclusivamente por germanos. El civil y militar). El iugum fue definido
segundo grupo, los limitanei, principal- corno el área que podía ser cultivada
mente estaba formado por componen- por un hombre (caput). Además, hubo
tes de infantería acantonados en las for- una capitatio humana y una capita-
tificaciones fronteiizas que eran sobre tio animaliwn. Los aparceros fueron
todo ciudadanos romanos. Se estima obligados a quedarse en sus tierras
que el total de la fuerza militar romana para evitar la evasión de impuestos:
ascendió a unos 500.000 hombres. los grandes latifimdios serían respon-

470 1 MANUA L DE lNlC IAClÓN A LA HISTO RI A ANT IGUA


E1o luc:i 1'i 11 po líti c:a l,mlo irn peri al 1

Los impuestos y los pobres en época de Galerio


(Lactancio, Sobre la muerle de los perseguidores, 23)

Pero lo que e n verdad provocó una auténtica calástrofe pública y un duelo


general fue el censo que se impuso a todas las provincias y ciudades. Se enviaron a
todas partes inspectores, que todo lo removían provocando una especie de estado
de guerra y de caulividad insufribles. Los campos eran medidos terrón a Lerrón, las
vides y los árboles contados uno a uno. Se regislraban los animales de Lodo Lipo, se
anotaba el número de perso nas; se reunía en las ciudades a toda la població n rústi-
ca y urbana. las plazas. todas. Rebosaban de ra milias amonlonadas como rebaños,
cada uno acudía con sus hijos y sus esclavos[ .. .]. El resultado de eslas medidas fue
que había que pagar por la propia cabeza y por la propia vida. Sin emba rgo, no se
le nía confianza e n los mismos inspeclores, por lo que, lras unos, se e nviaban olros
en la esperanza de que localizase n nuevos recursos imponibles; y para qu e no diese
la impresión de que su misión había resullado vana, duplicaban sislemálicamenle
las lasas a su libre anlojo, aunque no encontrase n nada nu evo.
Entretanto disminuía el número de animales y los hombres morían , mas no se
dejaba de pagar impueslos por los muertos: ni vivir, ni morir gra tis era posib le ya.
Quedaban sólo los mendigos de los que nada se podía reclamar: la indigencia y la
desgracia los protegía de cualquier alropello. Al menos, es te hombre misericor-
dioso [Galerio] se compadeció de ellos, de s uerle que no les faltase nada: mandó
reunirlos a todos, embarcarlos v arrojarlos al ma1: ¡Qué humanitarismo el de este
hombre que procuró qu e durante su reinado no hubiese ningú n pobre! De este
modo, a l Lomar medidas para que nadie elud iese el censo simulando ser un men-
digo, asesinó contra todo derecho a una muchedumbre de aulénticos mendigos.

LACTANCIO, Sobre la muerle de los perseguidores (trad. R. Teja), Gredos (BCG, 46),
Madrid, 1982, pp. 132-136.

sables de todas sus contribuciones El Edicto de Precios. Puesto que


al fisco. Los artesanos y otros oficios la continua devaluación de la moneda
fueron organizados en corporaciones, reducía el valor del dinero, Diocleciano
también responsables de los tributos introdujo el pago en especie para los
de sus miembros. Para garantizar el impuestos agrícolas. También trató
pago de las cargas fiscales, todas las de revalorizar el numerario a través
ocupaciones fueron permanentes y de una reforma monetaria que fijó el
hereditarias, incluso las militares. valor del aureus en 5,67 gramos de

IV ANTIGÜEDAD TARDÍA 1 47 1
Tema 16

oro. Un aureus equivalía a 25 argenti y de forma hereditaria, terminaron por


a 800 denarii . La economía monetaria exacerbar al pueblo. A pesar de que el
coexistía con la economía natural o en Edicto de Precios logró en un princi-
especie. Como medida adicional con- pio frenar la inflación, generó al poco
tra la inflación, Diocleciano promulgó tiempo otros problemas, como el de la
en el año 301 un edicto que fijaba especulación (muchos productos bási-
el precio máximo de una larga lista cos desaparecieron de los mercados
de productos y artículos (Edictwn de oficiales para ser vendidos clandesti-
Pretiis), aunque el resultado -tal y namente a precios muy superiores), de
como era de esperar- fue la aparición ahí que tuviera que ser abolido pocos
de un mercado negro. años después de su publicación.
El resultado de las reformas.
Puede afirmarse que, en términos J6.3. CONSTANTINO Y EL IMPERIO
generales, las medidas impulsadas por CRISTIANO
Diocleciano tuvieron éxito. Las fron-
teras quedaron bien defendidas. En Fracasada renovación de la
Roma y en otras partes del Imperio Tetrarquía. En el 305, tras cerca de
se levantaron grandes construcciones, dos décadas en el poder, Diocleciano
entre ellas la enorme fortaleza-palacio decidió abdicar, obligando al reacio
de Salona, donde vivió Diocleciano Maximiano a hacer lo mismo. Los
tras su abdicación en el año 305. El dos «césares» -Constancia Cloro y
sistema productivo funcionó satisfac- Galerio- pasaron, tal y como estaba
toriamente y los impuestos fueron previsto, a ser «augustos» , el prime-
recaudados regularmente. Sin em bar- ro de la paiie occidental del Imperio
go, el nuevo Estado resultante del y el segundo de la oriental. Aunque
sistema tetrárquico, de acusada ten- Constantino -hijo de Constancio-
dencia totalitaria, empezó pronto a y Majencia -hijo de Maximiano-
mostrar los efectos negativos de su am bicionaban secretamente el título
exceso de regulación y rigidez buro- de «césar» , éste fue asignado a dos
crática. Aunque parece que las medi- candidatos de Galerio (su sobrino
das dictadas para el sostenimiento del Maximino Daya para Oriente y Flavio
Estado fueron cumplidas, la perpetua Severo para Occidente), decisión que
adscripción de los campesinos a la aumentó el prestigio de este último
tierra y la permanencia forzosa de las dentro de la nueva Tetrarquía. El frágil
personas en sus oficios, transmitidos sistema político creado por Diocleciano

472 1 MANUA L DE IN ICIACIÓN A LA 1-JLSTORIA ANTIGUA


Evo l11ci(111 ¡)() l íl ica larcl ni mpcri a l 1

aparentemente funcionó en este primer Constantino y Licinio. Después


procedimiento de sucesión, pero su de algunos enfrentamientos previos
efectividad sólo duró un año. Cuando en los que Constantino (306-337)
en el 306 Constancia Cloro murió en dio sobradas muestras de sus dotes
Brilania, su hijo Constantino -que lo militares, éste logró vencer a su
había acompañado en esta expedición rival Majencio (306-312) en la famo-
militar- fue aclamado «augusto» por sa batalla del puente Milvio, a las
las tropas de su padre. Se inició así mismas puertas de Roma (312). Se
un nuevo período de guerras civiles, convirtió así en el único empera-
durante el cual emergieron figuras de dor de Occidente. Entonces llegó a
f-tterte personalidad como Majencia un acuerdo con Licinio (308-324),
en Occidente, y Galerio y su sucesor quien, tras la muerte de Galerio,
Licinio en Oriente. asumió el título de «augusto» para
Oriente. Ambos se reunieron en
Milán en el año 313 para sellar u na
alianza y llegar a un pacto vinculan-
te para Lodo el Imperio tanto en el
orden político como religioso. Allí
no sólo delimitaron sus respectivas
zonas de iníluencia, sino que además
decidieron adoptar conjuntamente
una actitud tolerante hacia la reli-
gión cristiana. Sin embargo, después
de algunos años de tensa relación, las
divergencias entre los dos «augus-
tos » se acentuaron de tal forma que
el enfrentamiento militar se hizo
inevitable. Tomando como pretexto
la actitud intransigente de licinio
[Tente a los cristianos, Constantino
tomó la iniciativa y atacó a su rival,
venciéndolo finalmente en las bata-
Ca be1.a de un a cs la l11a 111o nu111 enlal dl' I llas de Adrianópolis y Crisópolis
c 111pcra dor Crn 1sl,111ti 110 el Gran de. Pa lio de·
los M 11srns Capil ol in os ( Ro 111;1).
(324), donde aquél fue apresado
Po lo : R. G. S. y enviado al exilio en Tesalónica.

! V ANTIG ÜEDAD TARDÍA 1 473


Te ma 16

zación del ejército. Las tropas comita-


tenses f-t.ieron puestas al mando de un
magister equitum para la caballería y
de un magister peditum para la infan-
tería. Los limitanei siguieron siendo
las fuerzas permanentes de defensa de
las fronteras. La guardia pretoriana
fue definitivamente desmantelada y
sus funciones pasaron a las scholae
palatinae. El número de germanos del
ejército se incrementó de forma consi-
derable. El reclutamiento hie reforza-
do, estableciendo la obligatoriedad del
servicio militar con severos castigos a
Arco d<: Crn1stan ti1 1<> L' ll Ro111;'.· 1
quienes lo incumplieran.
Foto: R. G. S.
La fundación de Constantinopla.
Acusado de organizar un complot, La elección de una nueva capital del
fue ajusticiado al año siguiente. A Imperio fue un hecho sobresaliente
partir de entonces, el Imperio se en su ambicioso programa de gobier-
reunificó bajo la autoridad única no. La decisión de transformar la
de Constantino. La disolución del antigua Bizancio en la nueva ciudad
sistema tetrárquico dio paso a una de Constantinopla -fundada el 11 de
monarquía absoluta de facto. mayo del año 330- obedeció a razo-
Continuidad reformista. Aunque nes estratégicas. Desde hacía mucho
en cierto sentido completó las refor- tiempo se venía reconociendo que
mas impulsadas por Diocleciano, Roma estaba demasiado lejos de las
Constantino desarrolló una política fronteras amenazadas para seguir
innovadora, especialmente -como siendo capital del Imperio. Cercana
veremos- en el ámbito religioso. Si a las conflictivas fronteras orienta-
el primero había sido un gran admi- les y septentrionales, Constantinopla
nistrador imperial, el segundo demos- -situada además en un enclave que
tró ser un magnífico militar y un ofrecía magníficas defensas natura-
mejor estratega político. Conservó el les- era la ciudad idónea para con-
buen sistema defensivo ideado por vertirse en la nueva capital imperial.
Diocleciano y completó su reorgani- Y no habría que olvidar tampoco

474 1 MA.t\JUAL DE [NIClAClÓN A LA HlSTORlA ANTfGUA


Ern lu c ió n po líli ca la rdoi mpe ri a l 1

Los acuerdos de Milán sobre la libertad religiosa (enero de 313)


(Lactancia, Sobre la muerte de los perseguidores, 13)

«Habiéndonos reunido felizmente en Milán tanto yo, Constantino Auguslo, como


yo, Licinio Augusto, y habiendo tratado sobre todo lo relativo al bienestar y a la segu-
ridad públicas, juzgamos oportuno regular, en primer lugar, entre los demás asuntos
que, según nosotros, beneficiarán a la mayoría, lo relativo a la reverencia debida a la
divinidad; a saber, conceder a los cristianos y a todos los demás la facultad de practicar
libremente la religión que cada uno desease, con la finalidad de que todo lo que hay
de divino en la sede celestial se mostrase favora ble y propicio tanto a nosotros como a
todos los que están bajo nuestra autoridad. Así pues, con criterio sa no y recto, hemos
creído oportuno tomar la decisión de no rehusar a nadie en absoluto este derecho, bien
haya orientado su espíritu a la religión de los cristia nos, bien a cualquier otra religión
que cada uno crea la más apropiada para sí, con el fin de que la suprema divinidad,
a quien rendimos culto por propia iniciativa, pueda prestarnos en toda circunstancia
su favor y benevolencia acostumbrado. Por lo cual, conviene que tu excelencia sepa
que nos ha parecido bien que sean suprimidas todas las restricciones contenidas en
ci rculares an leriores dirigidas a tus negociados, referentes a l nombre de los cristia nos
y que obviamente resul taban desaíorlunadas y ex lrañas a nuestra clemencia, y que
desde ahora todos los que desean observar la religión de los cristianos lo puedan hacer
lfüremenle y sin obstáculo, sin inqui etud , ni molestias. Hemos creído oportuno poner
en conocimi ento de tu diligencia esla disposición en Lodos sus exlremos, para que
sepas que hemos concedido a los propios cristia nos incondi cional y absolula !'acuitad
para practicar su religión. Al constalar que les hemos otorgado eslo, debe entender tu
excelencia que también a los demás se les ha concedido licencia igualmente maniliesta
e incondicional para observar su religión en orden a la conservac ión de la paz en nues-
tros días, ele modo que cada cual Lenga libre !'acuitad de praclicar el culto que desee [.. .]
A fin de que puedan Llegar los términos del decreto, muestra ele nuestra benevolencia,
a conocimiento de tocios, deberás ordenar su promu lgac ión y exponerlo en público en
todas partes para que todos lo conozcan, de modo que nadi e pueda ignorar esta mani-
íestación de nueslra benevolencia. »

L ACTANC IO, Sobre la muerte de los perseguidores (trad. R. Teja), Gredos (BCG, 46),
Madrid, 1982, pp. 203-206.

que es ta ciudad controlaba el tráfico El triunfo del cristianismo. Casi


comercial que conectaba ambas par- desde un principio Constantino mani-
tes del Imperio. festó su voluntad de iniciar Lma polí-

rv ANT IGÜEDAD TARDÍ A 1 47'i


Tema 16

tica de tolerancia religiosa que favo- condicionaba el curso de los aconteci-


reció especialmente al culto cristiano, mientos, manifestando su predilección
en tanto que Licinio había alternado o aversión por un soberano al conce-
momentos de indiferencia y de hos- derle la victoria o al humillarle con la
tilidad frente a los seguidores de esta derrota. Tal convicción se acomodaba
religión. Aunque el acuerdo alcanzado perfectamente al principio del origen
en Milán, en el año 313, por el que se sagrado del poder: Diocleciano había
legalizaba la práctica del culto cristiano, adoptado el nombre de Iovius, des-
probablemente nunca fue fonnalizado cendiente de Júpiter, y la deidad paga-
en un documento oficial, se le conoce na le había otorgado la supremacía.
como Edicto de Milán. A ojos de sus Constantino se había confiado al dios
contemporáneos, Constantino aparece c1istiano y, por tanto, era del todo con-
como el primer emperador protector traproducente continuar persiguiendo a
y seguidor de la religión cristiana. Las los adeptos a la divinidad que le había
primeras victorias obtenidas p1imero conducido al éxito.
sobre Majencia y después sobre Licinio,
cuando éstos habían reiniciado momen-
táneamente la persecución contra los
cristianos, fueron interpretadas como
un signo del favor divino. De hecho,
en la víspera de su enfrentamiento con
el primero en la batalla del puente
Milvio (312), cuenta la tradición que,
habiendo visto en el cielo la figura de
la cruz, pronunció la famosa frase in
hoc signo vinces («con este signo ven-
cerás»), sin duda un vaticinio ex eventu.
Es muy improbable que Constantino
decidiera acercarse al cristianismo por
sincera adhesión a la nueva fe, pero
si así fue, dicha adhesión no in1plicó
un total abandono de la visión pagana
del mundo. Según los fundamentos del
Rc1 r:1to en hrn11n· de Co nslanlino c I1 los
poder imperial definidos por el modelo Museos C.1p i 1o li110~ (Ro 11 1a ). Roma.
conceptual romano, la voluntad divina Foto: R. G. S.

476 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HI STORlA ANTIGUA


Evo l11 ció 11 pol íti ca 1ard o im¡w 1fol 1

Un solo Dios, un único emperador (año 339 e.e.)


(Lactancio, Vida de Constantino , l, 2, 4-6)

Y eso es también lo que el mismo Dios, a quien Constantino veneraba, refren-


dó con brillantes sufragios, asistiéndole <propicio> al comienzo, medio y fin de
su imperio, y proponiendo a es te hombre ante el género humano como lección
magistral de un modelo religioso. Efectivamente, al habérnoslo propuesto a él solo
de entre los autocrátores conocidos por la tradición desde el principio, cual astro
máximo y estentóreo heraldo de la piedad inamovible, a él solo le ha mostrado la
ratificación de su piedad mediante los favores que de toda suerte le procuró: hon-
rando la <duración> de su imperio con tres rondas completas de décadas, y fijando
a l doble de éstas el transcurso de su vida entre los hombres. Con haberle dado la
imagen de su propio poder monárquico, lo ha des ignado como vencedor de toda
tiránica estirpe y destructor de sacrílegos gigantes, que en la loca temeridad de
su espíritu levantaron las armas de su impiedad contra Él, el soberano de todo el
Universo. Pero éstos nada más aparecer, por así decir, se esfumaron; Dios en cam-
bio, que es uno y único, al atrincherar a su siervo, él solo frente a todos, con toda
la armadura divina, y al purgar por su intermed io la vida huma na de esa masa de
ateos, hizo de él, para todos los pueblos, un maestro de piedad hacia sí mismo, un
maes tro que a plena voz testifica a todos los oídos que él conoce al que es Dios, y
que vuelve la espalda a l desvarío de los que en modo a lguno lo son. Eso es lo que
él ponía en práctica y proclamaba, como leal y buen servidor, declarándose sin
paliativos esclavo, y reconociéndose siervo del soberano universa l. Dios, por su
parte, recompensándo le al punto, lo hizo seño1~ amo victorioso y a él sólo, de entre
los emperadores desde el pasado, insuperable e invencible, por s iempre victorioso
y permanentemente adornado co n los trofeos logrados ante los enemigos, un empe-
rador tal cual nadie recuerda que haya antes exis tido, por lo que haya oído de los
antiguos, tan amado de Dios y triplementc bienaventurado, tan piadoso y ta n del
todo venturoso, que domeñó con toda faci lidad más naciones qu e sus predecesores
y condujo hasta el final un imperio indemn e.

LACTANCIO, Vida de Constantino (trad. M. Gurruchaga), Gredos (BCG, 190),


Madrid, 2010, pp. 145-146.

Iniciativas a favor de los cristia- das legislativas con las que benefició
nos. Cuando ejerció el poder imperial extraordinariamente a las comunida-
en solitario (a partir del año 324), des cristianas. Autorizó la restitución
Constantino impulsó diversas medi- de las iglesias y de los bienes confis-

IV ANTIGÜE DAD TA RDÍ A 1 477


Tema 16

cados durante la Gran Persecución; víctima de una emboscada y murió a


estableció la inmunidad fiscal para las afueras de Aquileya (340). Después
el clero; permitió la instauración de de vencer a los francos y realizar
tribunales eclesiásticos con jurisdic- numerosos viajes por las provincias
ción en el ámbito civil (audientia epis- occidentales, Constante fue asesinado
copalis), evitando la tramitación de en el 350 por orden de su magister
las causas ante los tribunales civiles; militum, Magno Magnencio, quien se
y reconoció a la Iglesia la capacidad convirtió en usurpador (350-353). Al
legal de recibir legados y donaciones. año siguiente, Constancia II lo derro-
Este último derecho incrementó nota- tó en Mursa (septiembre del 351)
blemente el patrimonio de la Iglesia, y le obligó a renunciar a su poder.
posibilitando así el despliegue de una Dos años después se suicidaría en la
amplia actividad asistencial a favor de Galia. Habiendo quedado como único
los más humildes, con la consiguiente emperador, Constancia II eligió ini-
creación de relaciones de dependencia cialmente a su primo Constancia Galo
«espiritual» y «clientelar». como «césar», pero, sospechando su
La familia constantiniana. La traición, lo hizo ejecutar en el 354.
sucesión de Constantino provocó Al año siguiente, nombró en su lugar
una lucha fratricida entre sus hijos. a su otro primo, Juliano (361-363),
El primogénito, Crispo, había sido hermanastro de Galo. Formado inte-
ejecutado en el 326 por instigación lectualmente en Oriente -sobre todo
de su madrastra, Fausta -segunda en Nicomedia y en Constantinopla-,
esposa de Constantino-. Respecto a al llegar a la Galia, cuyo gobierno le
los tres hijos restantes, Constantino había sido confiado, Juliano demos-
11 (337-340) recibió el gobierno de tró sobradamente sus dotes militares
la prefectura de la Galia (Britania, combatiendo con éxito a los pueblos
Hispania y Galia), con capital en germánicos (batalla de Argentoratum,
Tréveris; Constando 11 (337-361) Estrasbtu-go, en el 357) y su capacidad
obtuvo la prefectura de Oriente, y en el ámbito político reorganizando
Constante (337-350) consiguió Italia, con eficacia la administración de su
Iliria y África. Los sobrinos Dalmacio prefectura.
y Anibaliano fueron ejecutados por Juliano. Tras haber sido procla-
Constancia. Deseando imponer su mado emperador por el ejército de la
tutela sobre su hermano Constante, Galia en el 360, Juliano fue reconocido
Constantino II invadió Italia, pero fue como tal por todo el Imperio a la muer-

478 1 MANUAL DE lNlCJACfÓN A LA HISTORJA ANTIGUA


Evoli1 c it11 1 po lítica la rcl o i rnper i al 1

.,..
j,: _ ,... ___ _ ·- ~

el cristianismo se había difundido de


una forma asombrosa, especialmente
en la parte oriental del Imperio. La
t muerte prematura de Juliano durante
una expedición militar contra los per-
.
~ sas puso fin a cualquier esperanza de
~ restauración del viejo paganismo. Su
sucesor Joviano (363-364), que gober-
nó apenas unos meses, revocó todas
las medidas contrarias a las Iglesias
cristianas y volvió a otorgar vigencia a
la legislación anterior.
Dos realidades diferentes. No
puede afirmarse en rigor que, a partir
del sistema tetrárquico, hayan existi-
do dos Imperios romanos diferentes.
RL'I ralo del l'ill¡)l Tador .l uli;1no. M 11s~e de 1
Sin embargo, es cierto que, desde
Clu 11 v (MusC·t· Na tio11al d11 Mow 11 Agc).
Paris. Fo to: R. e;_ S. hacía largo tiempo, se empezaban a
distinguir dos partes en el Imperio,
te de Constancia II (361) . Austero, de una oriental y otra occidental. Esta
espíritu ascético y profunda cultura, diferenciación se acentuó aun más
trató de restablecer con tenacidad y cuando, tras el efímero gobierno de
sincera convicción los antiguos valo- Joviano, accedieron al poder imperial
res del paganismo, opuestos -según dos hermanos a la vez: Valentiniano I
su percepción- al dogmatismo cris- (364-375) en Occidente y Valen te (364-
tiano en el que él fue educado; por este 378) en Oriente. Ahora bien, con ellos
motivo, recibió el sobrenombre de no se estableció ninguna división ofi-
«Apóstata». Emulando la labor asis- cial del Imperio: realmente se trataba
tencial de la Iglesia, trató de organizar de dos soberanos simu ltáneos encar-
una especie de clero pagano equiva- gados de gobernarlo. Valente, empera-
lente a la jerarquía eclesiástica. Sin dor arriano - como Constancia II-,
embargo, los antiguos ideales paga- desarrolló una política religiosa tole-
nos, ya prácticamente olvidados, no rante. Tuvo que sufrir, sin embargo, la
volvieron a arraigar en la sociedad presión de los visigodos, que se insta-
romana, en la que, por el contrario, laron en territorio imperial provocan-

IV ANT IGÜEDAD TARDÍA 1 479


Tema 16

La derrota de Adrianópolis (agosto de 378)


(Orosio, Historias contra los paganos, VII, 33, 9-15)

Por otro lado, en el año decimotercero del reinado de Valente, es decir, poco
tiempo después de que Valente llevara a cabo por todo Oriente persecuciones
con tra las comunidades cristianas y ejecuciones de santos, brotaron al mismo
tiempo abundantes frutos de la famosa raíz de nuestras desgracias. En efecto,
el pueblo de los hunos, apartado durante mucho tiempo en montes inaccesibles
y excitado ahora por una repentina locura, se levantó contra los godos y, tras
acosarlos por todas partes, los expulsaron de sus antiguos lugares. Los godos,
tras pasar en su huida el Danubio, fueron recibidos por Valente sin firmar
ningún tratado ni entregar siquiera -con lo cual se podía haber confiado con
más seguridad en los bárbaros- las armas a los romanos . Poco tiempo des-
pués, empujados por el hambre y las injurias que recibieron de la intolerable
avaricia del general Máximo, se levantaron en armas y, tras derrotar a l ejército
de Valente, se esparcieron por Tracia, turbándolo todo con matanzas, incen-
dios y robos. Valente, saliendo de Antioquía, cuando ya se vio arrastrado por
su último destino en la desgraciada batalla, ordenó, estimu lado por un tardío
arrepentimiento de su enorme pecado, que volvieran de l exilio los obispos y
demás santos.
Así pues, este lamentable combate con los godos en Tracia, que ya entonces
estaban muy bien dotados tanto por haber ejercitado sus fuerzas como por
la abundancia de recursos , lo entabló en el año decimoquinto de su reinado.
En esta batalla los escuadrones de la caballería romana, turbados en seguida
ante el primer ataque de los godos, abandonaron la defensa ele la infante-
ría. A continuación, las legiones de infantes rodeadas por todas partes de la
caballería enemiga, abrumadas en un primer momento por nubes de dardos
y batidas totalmente después, perecieron alcanzadas por las espadas y picas
de sus perseguidores, cuando locas de miedo se vieron obli gadas a esparcirse
fuera de los caminos. El propio emperador, cuando herido por un dardo y dacio
a la huida se escondía, tras haber ll egado allí con dificultades, en la cabaña
de una pequeña granja, fue alcanzado por los enemigos que le perseguían, y
fue quemado al prender aquéllos fuego a la casa; y, para que el recuerdo del
castigo que recibió y de la ira divina sirviese todavía más de ejemplo terrible a
las generaciones futuras , se vio incluso privado ele lo que es común a todos los
hombres , la sepultura.

ÜROSTO, Historias (trad. E. Sánchez Salor), Gredos (BCG, 54), Madrid, 1982, pp.
245-247.

480 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HJSTOR LA ANTIGUA


Evo lt1c ic'i11 políti ca lardoimpl'l"ial 1

do graves tensiones con la población al instituir la figura del defensor plebis


romana, El enfrentamiento bélico se para la defensa de las ciudades pro-
hizo inevitable: el ejército romano fue vinciales que sufrían los abusos de los
derrotado en la batalla de Adrianópolis funcionarios y de los ricos propietarios
(378), en la que el propio empera- de tierras. Murió en Panonia luchando
dor encontró la muerte, Valentiniano contra los cuados,
I también tuvo que combatir varias Teodosio. Mientras en Occidente
invasiones de alamanes en la Galia y gobernaban Valentiniano I y su hijo
de pictos en Britania, y sofocar la rebe- Graciano (367-383), Constantinopla
lión del maurus Firmo en África (372- qu edaba desamparada con la desapa-
374), Obtuvo brillantes éxitos gracias, rición de Valente, Entonces el hispa-
sobre todo, a los méritos del general no Teodosio, que - como su padre-
Teodosio -padre del futuro empera- había sido un excelente general, fue
dor homónimo- al que, sin embargo, llamado de su retiro en Hispania por
mandó asesinar por sospechar que Graciano para que, con el título de
preparaba un complot Al ser un mili- «augusto », se encargase del gobierno
tar de carrera, Valentiniano 1 favo re- de la parte oriental del Imperio. Fiel
ció abiertamente al ejército, pero a la a la ortodoxia ni ce na, Teodosio I el
vez mostró tendencias humanitarias Grande (379-395) se mostró abier-

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J\lhans), en l ng:lalerra . Albans), en .Inglaterra. Alh;111s), en l 11gl,1iLTr<1.
Fuenlc: D. T liornld , Fuente: D. Thornld . '/1,e Fucn tl': D. Tlmrnld , '/11,·
Tite :·-i1111d/Jrid_l.',l' 1/uart!. Sallllbridge Hoart!, St. .'i1111d/Jrid.!!.c llu11nl, St.
Sl. J\lha11s Museums. Albans Museu ins, Sl. J\ lh:111s M11sL·111ns, St.
St. J\ lha11s , s/1", p. 11 Alh;m.,, s/1", p. 11 1\l h:rns. str. p. 11

íV ANT IGÜEDAD TARDÍA l 4tl l


Tema 16

tamente antipagano. Graciano, que en Aquileya. Ahora bien, no sería


gobernaba en Occidente, ya había ésta la única ocasión en que tuviera
renunciado al título de pontifex maxi- que enfrentarse a un pretendiente al
mus que había sido adoptado for- Imperio occidental. En el año 394, se
mal mente por todos los emperadores vio obligado a acabar con Eugenio
romanos anteriores. En el año 380 Flavio, que había sido proclamado
ambos emperadores publicaron un «augusto» en la Galia con el apoyo de
edicto en Tesalónica por el que se la facción pagana de la aristocracia
impuso el cristianismo como única senatorial.
religión a todos los habitantes del División entre Oriente y Occi-
Imperio. En el año 383 el usurpador dente. Una vez que Teodosio ejerció
Magno Máximo (382-388) provocó la el poder de facto en solitario tras la
muerte de Graciano, que fue sucedi- muerte de Graciano en el 383, nombró
do por su hermanastro Valentiniano «augusto» para Oriente a su hijo Arca-
11 (383-392) . Al ser éste todavía un dio, y algunos meses después de la
niño, su madre Justina se hizo cargo desaparición de Valentiniano JI (392),
de la regencia. Teodosio acudió en su hizo lo propio con su otro hijo Hono-
ayuda cuando Máximo invadió Italia rio para Occidente (393), aunque en
en el 388, derrotando finalm ente al este caso bajo la tutela del general
usurpador y ordenando su ejecución vándalo Estilicón. Tal y como esta-

Reconstniccicín Lridimcnsional de la Aqui lcva (k•I siglo 1v e.e.


Fuente: C. T iussi, L. V illa y M. Novel lo (cds.), Custa11ti1w e '/'eodom. ()11ilei11 11el / \/ seco/u, Ekcla/
Fondazione Aquileia, Mi lano, 2013, p. 'i9

482 1 MANUAL DE INICIAC IÓN A LA HI STORlA ANTI GUA


C:\'o luc ió 11 polític.1 t;irdo im pc ri a l \

ba previsto, a la muerte de Teodo- Disgregación territorial de]


sio (395), sus dos hijos asumieron las Occidente tardorromano. En Jos
riendas de un Imperio dividido en dos primeros decenios del siglo v comen-
partes. Aunque nominalmente todavía zó a manifestarse la fragilidad de
era considerado como una realidad los sistemas defensivos romanos de
unitaria, la bipartición jurisdiccional Occidente, incapaz de salvaguardar
conforme a los planes disefi.ados por su integridad territorial. A medida
Teodosio determinó la definitiva divi- que los soberanos orientales fueron
sión política del Imperio: Arcadio fue desviando hacia Occidente a los pue-
nombrado emperador de Oriente (395- blos nómadas que se presentaban
408) y Honorio (395-423) de Occiden- ante sus fronteras, se iba implantan-
te. Las dos partes del Imperio ya no se do en el ámbito occidental una apa-
reunificarían nunca más y habrían de rente política de colaboración entre
vivir acontecimientos históricos com- los romanos y los diferentes pu e-
pletamenle diversos: debilitado por blos germanos que terminaría por
un inexorable proceso de desintegra- fracasar es trepitosamente. Mienlras
ción, Occidente apenas logró sobre- tanto, favorecida por las circunstan-
vivir unos ochenta afi.os; en cambio, cias, la Iglesia -y la sede episcopal
Oriente prosperaría duran Le otro mile- romana en particular- fue ganando
nio (hasta el año 1453). cada vez más prestigio, convirtién-

Disco de TL'odosio. Moneda de orn Mo11L'd;1cll' oro


Fuenll": M. Al 1n;1µ.m- (solid11s) del l'llll)L' r;1dor (so/idus) d,·1,·1111x-r;1d, 11 ·
God1c.i el o/ii (L-ds.), Arcad io proceden le lk l l lo11orio pnll·L•dc11IL' lkl
r:/ discu dr Trndnsio, Tesoro de Sa11driclgc Teso ro d,· Sallllridg,·
Rea l Acatkm i.i de la en \ferok1111i11111 (S I. en \fcm/11111i11111 (SI.
Hislo1-i-1 , Madrid , 2000, Albans), en lngla lerr;1. Alha 11s). l'II l11gl;1 i,•1r;1.
rnbi,Tta Fuente: D. Thornld, 7'/w h ll'll il': D. Thornld , '/11,·
S1111dhridge l-loorc/, St. Sw11/lni1f!!,t' l/11ord, Si.
Alhans Muse11ms, Si. Alha ns M11s,·11111s, Si.
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IV ANTIGÜEDAD TARDÍA 1 483


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e:) Imperio romano de Oriente en el 476

e:) reinos bárbaros en el siglo V


Evo luci<'> n política lardoimperial 1

dose en la única fuerza de cohesión


social y en la institución con mayor
autoridad en Occidente.
Las iniciativas de Estilicón. El
general Estilicón (365-408), hombre
fuerte del emperador Honorio, vio la
necesidad de llegar a acuerdos (foe-
dera) con las poblaciones bárbaras
que habían penetrado ya en territorio
romano. Los visigodos, que habían
sido empujados hacia Italia por el
gobierno de Constantinopla, represen-
taban la amenaza más cercana ya
que habían asediado Pollentia (402)
y Verana (403). Pero, poco después,
Sl' ll o de ,.,din, dl' i\la ri L·o. rl'V de los
en el año 406, la irrupción violenta v isigodos: 1\ /,;\/UC(IS !? !'."X 1,·url!UIWM
de otros grupos bárbaros (ostrogodos, (4X4-'i07) . K 111 1stlii slori sc li L·s MttSL'lltJJ
vándalos, alanos y suevos) requirió ( V il'll;1 ).
htL'IIIL·: S. l la;1µ. kd.). 1\lost,-r¡1iff c's i11 //, ('
la intervención militar de Eslilicón, Ct1llff tiu11 o( (;ffck 011d /?0111011 !\11til¡11itics.
quien logró vencerlos en las cercanías 1\ /lri1f Luid, · In //, e 1,·1111st/1isluriscl,es
de Fiésole gracias a la ayuda recibida 1\J11s1·11111. lú111stl1isturiscl1C'S Al11s1'11111,
ViL'IJIJ;1. 2012 . p. 2--1 9
de las tropas desplazadas desde el Rin
y Britania, si bien a costa de dejar tarde, los visigodos de Alarico no
desguarnecidas aquellas zonas. Eslo tuvieron apenas obstáculos para ase-
permilió a francos, alanos y vándalos dim- Roma, que fue saqueada durante
ocupar gran parte de la Galia, mien- lres días de forma inmisericorde (410).
tras que anglos y sajones se estable- Los vándalos. El proceso de dis-
cieron en Britania. Mienlras tanto, la gregación de Occidente parecía irre-
vulnerabilidad de la península itálica versible. Obligados por los hunos a
aconsejaba el traslado de la residencia desplazarse desde las regiones danu-
de Honorio a Ravena (402), una ciu- bianas hacia el territorio romano, los
dad poco atrayente para los bárbaros vándalos atravesaron el Rin, pasaron a
deseosos de botín y rodeada de lagu- la Galia y después a Hispania, provin-
nas que servían de baffera defensiva cia que, junto con los suevos y alanos,
natural. De hecho, algunos años más devastaron antes de dirigirse, bajo

l\/ ANTIGÜE DAD TARDÍA 1 48'i


Tema 16

La degeneración de los romanos en comparación


con los bárbaros (ca. 440-450)
(Salviano de Marsella, Sobre el gobierno de Dios, V, 4, 15-18)

En cuanto a la forma de vida de los godos y los vándalos, ¿podemos qui-


zás considerarnos superiores en algún aspecto o simplemente compararnos
a ellos? Para empezar, comencemos por el amor y la caridad que, según la
doctrina del Señor, constituyen las virtudes más importantes, recomendadas
no sólo a lo largo de toda la Sagrada Escritura sino también por sus propias
palabras: «En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor
los unos a los otros» [Jn 13,35]. Casi todos los bárbaros, al menos los de una
misma estirpe o los súbditos de un mismo rey, se aman, mientras que casi
todos los romanos se persiguen mutuamente [ ... ].
Pasemos ahora a otra monstruosidad incalificable que se origina en la
impiedad que acabamos de mencionar y que, desconocida por los bárbaros,
es muy habitual entre los romanos: imponerse mutuamente tributos injustos.
¡Pero qué digo!, no para ellos, porque ciertamente sería más llevadero si todos
sufrieran lo mismo. Más grave es el hecho de que unos pocos abusan del pue-
blo: para esos depredadores, los impues tos estatales son como un botín perso-
nal, ya que convierten las cargas fiscales en beneficios privados . Y no son sólo
los funcionarios de alto rango quienes hacen esto, sino también los de más
baja condición; ¡no so lo los jueces, sino tambi én sus subalternos!
¿Acaso hay alguna ciudad, e incluso municipio o aldea, donde todos los
curiales no se comporten como tiranos? Incluso se jactan también de este
nombre, que parece sinónimo de poder y honor. Todos los piratas, además,
se sienten orgullosos cuando se cree que son mucho más brutales de lo que
realmente son. ¿Hay a lgún rincón de la tierra, repito, donde los poderosos no
devoren las entrañas de las viudas y los huérfanos, y hasta de los propios san-
tos [sacerdotes]? Incluso estos últimos, de hecho, son tratados como viudas y
huérfanos, ya que se niegan a defenderse, bien porque son conscientes de su
vocación religiosa, bien porque no pueden hacerlo por su humildad y por su
baja condición. Por tanto, nadie está a salvo; nadie, con la excepción de los
poderosos, se salva de las incursiones de esos ladrones que le desvalijan , a
menos que uno sea un bandido como ellos. La situación -o más bien, el nivel
de criminalidad- ha degenerado hasta tal punto que nadie sobrevive sa lvo el
malvado.

Traducción de Raúl González Salinero

486 1 MANUAL DE TN lClACIÓN A LA H ISTORlA ANTIGUA


Evo luci<Ín políti c~ t:irdoim peri:d 1

el mando de Genserico, al norte de


África (429), donde finalmente forma-
ron un reino que duró algo más de un
siglo, hasta que fue conquistado por
las tropas de Justiniano en el año 534.
Los hunos. Sin duda, los hunos
de Atila fueron el peligro más grave
para el Imperio occidental. Los roma-
nos trataron de organizar la defen-
sa gracias a las iniciativas de Flavio
Aedo, un general ilfrico que ejerció
el poder efectivo, aunque éste reca-
Gala Placidia (ca. 390-450) yera nominalmente en Gala Placidia,
Hija del emperador Teodosio I, nac10 en hermana de Honorio, en nombre de
torno al año 390 En el 410 fue entrega- su hijo Valentiniano 111 (425-455).
da como rehén al visigodo Alarico, quien Los ejércitos coaligados de romanos
la casó con su cuñado Ataulfo. Tras la y germanos (entre los que destacaban
muerte de su esposo fue devuelta a su
los visigodos) derrotaron a Atila en los
hermano Honorio en Ravena. Contrajo
un segundo matrimonio con el patricio Campos Cataláunicos (451).
Flavio Constancia, de quien tuvo dos hijos: Odoacro y el último emperador
Honoria y Valentiniano III, el futuro empe- de Occidente. Durante los siguientes
rador. En el año 421 obtuvo de su hermano veinticinco años, la situación en que se
el título de Augusta, junto con su marido, y encontraba el mermado Imperio occi-
fue asociada al Imperio. Después del deceso
dental se hizo ingobernable. De hecho,
de su segundo consorte, se enemistó con su
hermano y marchó a Constantinopla. Sólo fue imposible restablecer el orden impe-
regresó a Italia cuando falleció el empera- rial. Alcanzaron la púrpura numerosos
dor para ocuparse de la regencia del trono personajes carentes de autoridad, mien-
junto a su hijo Valentiniano III. Ávida de tras que los verdaderos dueños del poder
poder y aficionada a las intrigas cortesanas, (ueron los generales de 01igen bárbaro
contribuyó a inestabilizar aún más la frágil que, de vez en cuando, lograban ocupar
autoridad imperial. Fue enterrada en San
posiciones de preeminencia. En el año
Pedro del Vaticano y, según la tradición,
trasladada más tarde a Ravena, al mausoleo 476, uno de esos generales, Odoacro,
que lleva su nombre, excepcional ejemplo que contaba con importantes tropas
de arte bizantino en Italia. federadas de bárbaros estacionadas en
Italia, depuso al último emperador de

JV ANT IGÜEDAD TA RDÍA 1 487


Tema 16

Visión catastrofista del Imperio según un padre de la Iglesia (año 396)


(Jerónimo, Epistula, IX, 16, 1-2)

Lo que ahora voy a narrar no son calamidades de algunos desgraciados, sino


la frágil situación de la misma condición humana. El alma se horroriza siguien-
do las catástrofes de nuestros tiempos. Ya van veinte años, y aun más, que desde
Conslanlinopla hasta los Alpes Julianos se derrama diariamente sangre romana. A
Escitia, Tracia, Macedonia, Tesalia, Dardania, Dacia, a los dos Epiros, Dalmacia, y
a todas las Panonias, las devastan, despueblan y saquean godos, sármatas, cuados,
alanos, hunos, vándalos y marcomanos. ¡Cuántas matronas, cuántas vírgenes de
Dios, cuántas personas libres o nobles no han servido de juguele a estas fieras! Son
capturados los obispos, asesinados los presbíteros y los clérigos de diversos grados,
arrasadas las iglesias, los caballos son recogidos junto a los altares de Cristo, las
reliquias de los mártires han sido desenterradas: «duelo por doquier, doquier gemi-
dos; por doquier la imagen de la muerte».
El orbe romano se derrumba, y sin embargo nuestra cerviz altanera no se humi-
lla. ¿Qué án imos crees tú que ti enen ahora los corintios, los atenienses, los lace-
demonios, los árcades y la Grecia entera en que dominan los bárbaros? Y sólo he
nombrado unas pocas ciudades, en las que antiguamente hubo no pequeños reinos.
El Oriente parecía inmune a estos males cuya sola noticia le consternaba; pues
bien, el año pasado, desde las más alejadas rocas del Cáucaso, irrumpieron hasta
aquí no los lobos de Arabia, sino los del Septentrión, y en poco tiempo han recorri-
do gran número de provincias. ¡Cuántos monasterios saqueados, cuántos ríos han
cambiado sus aguas por sangre humana! Ha sido asediada Antioquía, y también las
demás ciudades a las que bañan el Halis, el Cidno, el Orontes y el Éufrates. Tropeles
de prisioneros han sido deportados; Arabia, Fenicia, Palestina y Egipto son ya
prisioneras del miedo. «No; aunque tuviera cien lenguas y cien bocas, y una voz
de hierro, no podría enumerar todos los nombres de estas catástrofes». Y eso que
no me he propuesto escribir la historia, sino llorar brevemente nuestras miserias.
De lo contrario, para contar todo esto debidamente, Lanto Tucídides como Salustio
resultarían ser mudos.

JERÓNIMO, Epistolario (ed. bilingüe J. Bautista Valero), BAC (n." 530), Madrid,
1993, pp. 603-604.

Occidente, Rómulo Augústulo (475- la población romana de la época este


476). Este hecho pasó prácticamente tipo de gestos era insignificante y apenas
inadvertido, lo que demuestra que para afectaba a una vida cotidiana que hacía

488 1 MA UAL DE INICIACIÓN A LA HíSTOR IA ANTíGUA


Evoluc i<'> n po lít ica tard o impc 1·i:1 I 1

tiempo se había desligado del ámbito tituyeron a los vicarios en las diócesis
político -cada vez más degradado-. que presentaban problemas mililares.
De ahí que Odoacro no recibiera ningún El control de las tropas estacionadas en
tipo de reconocimiento fom1al, conten- las provincias fronterizas correspondió
tándose con Uevar el título de rey de los a la autoridad militar del dux limitis.
hérulos. El emperador oriental, Zenón Por encima de las diócesis se situaban
(474-491), decidió no intervenir en los las «prefecturas del pretorio» que, a par-
acontecimientos. En ausencia de un tir de mediados del siglo N, fueron tres:
«augusto» en Occidente, se consideró la «prefectura de las Galias», que incluía
depositario único del título imperial. a las diócesis de la Galia, Britania e
Hispania, cada una de ellas con sus
16.4. ADMINISTRACIÓN respectivas provincias; la «prefectura
TARDOIMPETUAL central», que agrupaba a las diócesis
de África, ltalia e Ilírico, divididas cada
Administración territorial. Du- una de ellas en diferentes provincias; y,
rante la Tetrarquía, la mayor parte finalmente, la «prefectura de Oiiente»,
de las provincias -que prácticamen- con autoridad sobre las diversas dióce-
te duplicaron su número- fu eron go- sis orientales, incluida la de Egipto.
bernadas por praesides, generalmente Administración central. A partir
de rango ecuestre (viri perfectissimi). del siglo 1v se incrementó extraordina-
A partir de época constantiniana, se riamente el número de oficiales y sub-
creó un nuevo tipo de gobernador pro- alternos adscritos a la cancillería impe-
vincial, el consularis (consulares, en rial, creándose nuevas figuras como
plural), que desplazó en su función a los agentes in rebus, agentes secretos
los praesides en las provincias más im- encargados de inspeccionar la labor
portantes, aunque a lo largo del siglo de otros funcionarios, generalmente
1v se atestigua también el término co- del ámbito provincial, pero también la
rrector (correctores, en plural) para re- de los altos cargos pertenecientes a Ja
ferirse al mismo cargo. administración central y palatina (offi-
Para un mejor control de las provin- cia palatina). Entre ellos destacaban los
cias, éstas se agruparon en «diócesis», magistri (equitum y peditwn, ya mencio-
unidades administrativas superiores nados) y los comites de la administra-
que englobaban varias de ellas bajo la ción central, cargos ambos instaurados
autoridad de un «vicario». A partir de por Constantino. El magíster officiorum
época constantiniana, los conúles sus- era el jefe de la cancillería imperial,

lV ANTIGÜEDAD TARDÍA 1 489


Te ma 16

con autoridad sobre todas las oficinas que se asentaron en Italia (ostrogodos),
o departamentos (scrinia). Entre los Galia (francos y burgundios), Hispania
comites de mayor rango destacaban el (suevos y visigodos) y el norte de
comes sacrarum largitionum o jefe de África (vándalos), habían recibido, tras
las finanzas imperiales, y el comes rei muchas décadas de estrecho contacto
privatae (o comes rerum privatarwn), con el mundo romano, una impronta
encargado del departamento que admi- indeleble de la cultura tardoantigua:
nistraba el patrimonio personal del asumieron como propia la lengua latina,
emperador. Todos estos funcionarios, así como el Derecho romano posclásico;
junto con el quaestor sacri palatii («cues- heredaron sus estructuras administrati-
tor del palacio imperial», una especie vas y las formas institucionales a través
de ministro de justicia), formaban parte de las que se ejercía el poder político;
del consistorium sacrum -en sustitu- adoptaron la religión cristiana y su ico-
ción del anterior consilium principis-, nografía, etc. Además, el propio Impero
reservado exclusivamente a senadores romano sobrevivió en Oriente. Aunque
por Constantino y, más tarde, integrado al principio de una forma preca1ia bajo
sólo por «consulares» que recibían el los débiles gobiernos de Arcadio (395-
nombre de comites consistoriani. En la 408) y de su hijo Teodosio II (408-450),
corte hubo también un comitatus com- el Impe1io comenzó a dar muestras
puesto por jefes militares o civiles que de una tímida recuperación con los
acompañaban al emperador en sus des- subsiguientes emperadores isáuricos.
plazamientos, por lo que fueron tam- A partir del segundo cuarto del siglo VI,
bién llamados genéricamente comites. con Justiniano (527-565), volvelia a sus
Los funcionarios militares formaban las épocas de glo1ia. De hecho, el período
scholae palatinae. Y, en fin, el praepositus justinianeo podlia considerarse como
sacri cubiculi («intendente de la cámara la última fase «romana» del Imperio de
imperial») era el comandante en jefe de Oriente, aunque ya mostrara señales de
la guardia personal del emperador. su gradual «bizantinización».
Restitutio Imperii . Asociado al
16.5. LA VITALIDAD DEL IMPERIO trono poco antes de la muerte de su
ORIENTAL tío Justino I (518-527), Justiniano I
subió asumió el poder imperial con
La civilización romana no desa- la idea fija de reconstruir la unidad
pareció con la caída del Imperio de del antiguo Imperio romano (resti-
Occidente. Los nuevos reinos bárbaros, tutio Imperii). Bajo el pretexto de

490 1 MANUAL DE lNlClAC IÓN A LA HI STORJA ANTIGUA


Evolución po líti ca tarcl o imperi al 1

combatir la herejía arriana, envió al


general Belisario al norte de África
con la intención de conquistar el
reino vándalo, que sucumbió pron-
to a las tropas bizantinas en el año
534. El siguiente objetivo f1-1e Italia.
El mismo general desembarcó en
Sicilia (535) y, avanzando con ciertas
dificultades hacia el norte, alcanzó
Nápoles y Roma, pero la interven-
La co1ü· dl' .J11stiniano c11 el mosa ico del lacio
ción de los francos, que acudieron en izq11 iL-rd o tk•I ..í hsidl' dl' l;1basílica de San
ayuda de los ostrogodos, entorpeció Vital l' II Raw11;1, co 11s;1gr;1d,1 por el obispo
Maximia no l'I 17 dL' 111;1yo de 548.
gravemente la ocupación bizantina
r oto: R. G. S.
del resto de la península itálica .
Con todo, Belisario logró apoderarse ma político íue la profunda revisión
de Ravena antes de ser llamado a del ordenamiento jurídico romano,
Oriente para combatir a los persas, que dio origen a una monumental
que acababan de reanudar las hos- obra conocida posteriormente con
tilidades contra el Imperio. Varios el nombre de Corpus !uris Civilis. Al
años después, Justiniano aprovechó Ílnal de ]a guerra gótica, la validez
las desavenencias en la sucesión al de la legislación justinianea se exten-
trono visigodo para ocupar, en el dió a toda Italia mediante la Prag-
año 552, el sur de la península ibé- rnática Sanción, un edicto promulga-
rica y las islas Baleares con un do en el año 554. La administración
contingente de tropas al mando del de la península itálica fue también
patricio Libcrio (antiguo prefecto reformada, convirtiendo a Ravena
del pretorio del ostrogodo Teodorico en sede del exarca imperial. Justinia-
el Grande). no no había concebido la reconstruc-
La política justinianea. Inspirán- ción de dos imperios, uno de Occi-
dose en la más pura tradición políti- dente y otro de Oriente; al contrario,
ca romana, Justiniano se dedicó a la los territorios conquistados fueron
reorganización administrativa tanto considerados como parte integrante
de los nuevos territorios occidentales del Imperio oriental y, en consecuen-
como del núcleo del Imperio orien- cia, gobernados como el resto de las
tal. Un aspecto esencial de su progra- provincias.

IV ANT IGÜEDAD TARDÍA 1 49 1


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Imperio romano de Oriente


a inicios del siglo V I

territorios reconq uistados


por Justiniano (536-565)
Evo l11 ciú11 pol ítirn lal'do im perial 1

El dominio imperial de Justiniano co frente a la autoridad religiosa y la


se caracterizó por un despotismo exa- necesaria subordinación de los obis-
cervado y una enorme presión fiscal. pos al emperador. Este concepto abso-
La necesidad de una ingente cantidad lutista del poder imperial permitió a
de recursos financieros transformó al Justiniano utilizar a la Iglesia corno
Estado en un organismo insaciable, un instrumento de su voluntad.
dispuesto a exprimir a sus súbditos Hacia una nueva época. El inten-
hasta donde fuese posible. El régi- to justinianeo de repetir los modelos
men político impuesto por Justiniano civiles y culturales del pasado carecía
tenía como objetivo la restauración de de sentido y, a la vez, de perspectiva
la autoridad imperial, ejerciendo con histórica: el mundo mediterráneo se
firmeza su poder supremo y presen- había convertido en el fermento de
tándose como el inflexible defensor nuevas fuerzas desequilibrantes hasta
de la ortodoxia religiosa. Los éxitos entonces insospechadas. La consoli-
militares encajaban perfectamente en dación del poder de los visigodos en
esta ideología reparadora del orden al el extremo occidente, el ascenso de
presentarse como el resultado provi- los francos y longobardos en la Galia
dencia] de una lucha en defensa de la e Italia, el fortalecimiento de la Iglesia
doctrina católica allí donde había sido como poder emergente y el avance del
amenazada por la herejía arriana. La islam transformarían definitivamente
exaltación de los valores religiosos el mundo a lo largo del siglo siguiente.
fue siempre propicia para implantar El Imperio de Oriente tampoco sería
con éxito la teoría cesaropapista, es el mismo: Heraclio (610-641) fu e ya
decir, la superioridad del poder políti- un emperador claramente bizantino.

Síntesis
A pesar de que los desequilibrios socioeconom1cos surgidos en el mundo
romano a lo largo del siglo m no afectaron por igual a todos los territorios -ni a
todos los sectores, ni en los mismos momentos-, lo cierto es que la inestabilidad
política, provocada por los constantes pronunciamientos militares y la sucesión de
emperadores efímeros sustentados por un ejército caprichoso y exigente (anarquía
militar), afectó muy negativamente a la sociedad. La excesiva liberalidad imperial
para satisfacer la avidez de los soldados de los que dependía no sólo el poder del
emperador de turno, sino también la defensa del Imperio frente a los pueblos
bárbaros -exteriores-, obligó a aumentar la presión fiscal y, en determinados

IV AN TI GÜEDAD TARDÍA 1 493


Tema 16

momentos de especial necesidad, a devaluar la moneda. Incluso, durante un corto


período de tiempo, algunos territorios alcanzaron su autonomía política subvirtien-
do la autoridad imperial: tales fueron los casos de la Galia (el llamado lmperium
Galliarum), entre los años 260 y 273, y del reino de Zenobia de Palmira (267-273).
Con la llegada al poder de Diocleciano terminó un largo período de inestabili-
dad política y se inició una fase histórica caracterizada por la consolidación de las
estructuras del poder imperial. Para neutralizar la disgregación interna y reducir la
amenaza externa de los pueblos bárbaros, proyectó una serie de reformas que die-
ron al mundo romano una nueva fisonomía, muy diferente a la del pasado inmedia-
to. Instituyó el sistema de la Tetrarquía, una forma de gobierno colegiada basada
en la colaboración entre dos emperadores «augustos» , encargados respectivamente
del respectivo gobierno de la parte oriental y occidental del Imperio, y dos empe-
radores subordinados que recibieron el nombre de «césares», candidatos naturales
a la sucesión. Además, introdujo importantes reformas, entre las que destacaron la
reorganización provincial, la reestructuración del ejército, un nuevo sistema fiscal
y algunas medidas para frenar la inflación (Edictum de Pretiis) . Muchas de ellas
serían desarrolladas posteriormente por Constantino, quien desmanteló el sistema
terárquico al eliminar progresivamente a sus rivales (primero a Majencia, después
a Licinio). Impulsando el llamado Edicto de Milán (313) por el que se establecía
la tolerancia religiosa, este emperador se apoyó en la Iglesia para asentar su poder
sobre una base ideológica firme.
Durante la época tardoantigua (siglos 1v-v1) el mundo romano cambió profun-
damente, tanto por causas internas, como por la presión de los pueblos bárbaros
sobre las fronteras del Imperio, en el que terminaron por asentarse, provocando
finalmente la disgregación de su parte occidental. La autoridad del poder central
fue debilitándose progresivamente hasta llegar a un punto -ya a mediados del
siglo v- en que se había perdido el control real sobre la población. Tras un breve
intento de restauración de la cultura pagana con el emperador Juliano, el Imperio
asumió la confesión católica a partir del Edicto de Tesalónica del 380, en detri-
mento de otras expresiones cristianas, del paganismo y del judaísmo. Para poder
consolidar las estructuras del Estado, Teodosio dividió el poder entre sus dos hijos,
Honorio en Occidente y Arcadio en Oriente. A partir de aquel momento, las dos
partes del Imperio tuvieron un desarrollo histórico diferente: mientras la occiden-
tal estaría abocada a su desaparición como realidad política en apenas ochenta
años, la oriental fue gobernada por soberanos autócratas que supieron conservar
su autonomía. Antes incluso de que su disgregación política fuera irreversible, los
territorios occidentales del Imperio fueron el punto de encuentro entre el mundo
germánico y el romano, dando lugar a la aparición de diferentes reinos bárbaros
con una profunda impronta romana. En Oriente, el emperador Justiniano <lesa-

494 1 MANUAL DE INICIAC IÓN A LA H!STORIA ANTIGUA


E1o li1 c ic'J11 polític·a l ai-do impcrial 1

rrolló una ambiciosa política de «reconquista» de los territorios occidentales que


habían pasado a formar parte de esos nuevos reinos bárbaros (restitutio Imperii),
a la vez que se enfrentaba al expansionismo de la Persia sasánida. Logró también
consolidar el poder imperial reorganizando la administración -cuya burocracia
fue mucho más eficaz-, forta leciendo el ordenamiento jurídico gracias al Corpus
Iuris Civilis y estrechando aun más las relaciones con la Iglesia bajo las rígidas
condiciones de su ideología cesaropapista.

Verificación
l. ¿Cuáles son los principales rasgos que definen la llamada «anarquía militar»?
2. Explique brevemente en qué consistió el sistema político de la Tetrarquía.
3. ¿Cuáles fueron las relaciones de Constantino con la Iglesia?
4. Defina la política religiosa implantada por Juliano «el Apóstata».
5. Trace un cuadro sintético de los diferentes pueblos que penetraron y se instala-
ron en el Imperio romano a lo largo de los siglos 1v-v.
6. Resuma el proceso de división del Imperio romano desde mediados del siglo IV.
7. ¿En qué consistió la llamada restitutio Jmperii?
8. Señale sucintamente las principales reformas emprendidas por Justiniano.

LV ANTI GÜ EDAD TARDfA 1 495


TEMA 17
Transformaciones
sociales y culturales

17 .1. ECONOMÍA Y SOCIEDAD se realizaba a larga distancia, pero


también para el circunscrito a áreas
Limitación de los mercados. Los locales, donde se produjo una reduc-
acontecimientos políticos tuvieron ción considerable de los mercados.
una gran repercusión en la economía. Economía rural y urbana. Las
La inestabilidad política y el debilita- villae rústicas, convertidas en uni-
miento del poder imperial en algunas dades autárquicas, asumieron una
provincias provocaron un deterioro buena parte de las actividades econó-
general de las condiciones en que rn icas de producción y distribución
se encontraban las infraestructuras que eran características de los cen-
públicas: en muchos lugares se des- tros urbanos, lo que no equivalía a un
cuidó el mantenimiento de las vías, abandono total de las ciudades. Una
puertos, acueductos o sistemas de buena parte de los rustici tardoimpe-
irrigación y drenaje por falta de fon- riales -es decir, pequeños y media-
dos, debido a la decadencia del anti- nos propietarios de tierras- residían
guo evergetismo y a la degradación en ellas, mientras que la mayoría
del ardo decurionum, así como a la de domini o patroni, propietarios
inseguridad ocasionada por la llega- de grandes fundi, se trasladaron a
da - ya fuese violenta o pacífica- sus residencias rurales con la inten-
de pueblos bárbaros que, en algunos ción de evitar sus obligaciones fisca-
casos, sólo pretendían obtener botín y, les. Si bien los excedentes agrícolas
en otros, se proponían ocupar territo- si guieron abasteciendo los mercados
rios desplazando a la población roma- urbanos, se verificó un importante
na local. Esto representó, sin duda, descenso de la oferta en determina-
un serio obstáculo para el desarrollo dos productos que en ese momento
comercial, especialmente para el que eran consu midos directamente por

IV ANTIGÜEDAD TA RDÍA 1 497


Tema 17

los proveedores, un fenómeno que ha hecho de que a menudo el propietario


sido definido con la expresión «enra- (dominus fundí) tuviera que asumir
recimiento de los mercados». las obligaciones fiscales de los colonos
Colonato y patrocinio. En la época que se encontraban bajo su dominio
tardorromana el colonato se convirtió -que más tarde repercutiría en un
en la forma de explotación agríco- incremento de la renta- empeoraron
la predominante. Los colonos fue- considerablemente la situación social
ron campesinos jurídicamente libres y económica de muchos colonos, los
que trabajan normalmente las tierras llamados adscripticii. Ciertamente, el
de otros a cambio de un canon. La dominus o patronus proporcionaba
implantación a partir de Diocleciano protección a sus colonos ante los
del sistema fiscal iugatio-capitatio ace- peligros externos . De hecho, algunas
leró la forma de producción carac- villae se rodearon de fuertes murallas
terizada por una doble dependencia contra las posibles agresiones de los
económica del colono: por un lado, grupos bárbaros que pudieran lle-
la adscripción a la tierra y, por otro, gar a su territorio. Recluidos en sus
su sometimiento al dominus o pro- «fortalezas », muchos domini se com-
pietario del fundus , quien a menudo portaron corno pequeños soberanos,
debía responsabilizarse de satisfacer asumiendo Í1.mciones propias de un
la capitatio que obligaba al colono. rey como la administración de justicia
Al principio, las abrumadoras obli- entre sus dependientes.
gaciones fiscales provocaron la huida La circulación monetaria. Parece
frecuente de colonos, razón por la que que durante el siglo IV hubo una
fueron abolidas por Constantino en el cierta recuperación de la circulación
332, autorizando a los domini a tratar de piezas de bronce y plata -hasta
como esclavos a los colonos fugitivos entonces desplazadas de los circuitos
(C.Th. , V, 17, 1). Al igual que otros ofi- de intercambio monetario-, y las
cios, la condición del colono se había monedas de oro (solidi) acabaron, a su
convertido ya entonces en hereditaria, vez, reemplazando a otras debido a las
por lo que la producción agrícola esta- grandes emisiones efectuadas. Ahora
ba legalmente garantizada. El colono bien, la implantación del oro en las
fue ligado (adscriptus) sin remisión a transacciones cotidianas no se produ-
la tierra, que no podía ser vendida o ciría hasta finales de siglo. No puede
legada sin que él mismo fuera trans- afirmarse, por tanto, que hubiese una
ferido con ella. Esta circunstancia y el «desmonetización» de los sueldos ofi-

498 1 MANUAL DE INICfACIÓN A LA HlSTOR fA ANT IGUA


Tra11s ro n nac io 11es soc ia les _v culturak, \

ciales (por ejemplo, en el ejército); militia (administración imperial) o la


sí, en cambio, puede detectarse la militia armata (el ejército), ámbitos
práctica de la «aderación» -tasación en los que existía exención tributaria.
en dinero- progresiva de las contri- Cuando, a partir del 330 el cargo de
buciones annonarias y/o fiscales. Si «curial» se convirtió en hereditario
los usos monetarios se impusieron en y comenzó a verificarse la existen-
las relaciones de los ciudadanos con cia de situaciones fraudulentas, los
la administración imperial, resulta emperadores se apresuraron a esta-
razonable suponer que, a pesar de la blecer determinadas prohibiciones:
escasa infonnación disponible, habría Constantino vetó el acceso al clero
ocurrido algo similar en el ámbito de a los descendientes de las familias
las relaciones comerciales. Al menos curiales; en el 361 Constancia II se vio
habría que pensar en la compatibi- obligado a expulsar del Senado orien-
lidad y simultaneidad del sistema tal a los miembros de origen decurio-
monetario con la )Jamada «economía nal (más tarde, su permanencia se per-
natural» o intercambio en especie. mitió a condición de dejar a un hijo en
El ordo clecurionwn. En el la curia local); y, fu1almente, Teodosio
Imperio tardorromano el ardo decu- estableció las obligaciones concretas
rionwn siguió al frente de la admi- de los curiales para evitar en lo posible
nistración de las ciudades, pero fue su movilidad social. Uno de los signos
gradualmente perdiendo el prestigio evidentes del rechazo de los cargos
social del que había gozado en épocas adscritos a ]a administración munici-
anteriores. Desde finales del siglo 111 pal es la legislación que fue progresi-
los emperadores responsabilizaron a vamente rebajando la edad mínima de
los miembros de las curias - «curia- entrada en la curia, de veinticinco a
les»- de los impuestos asignados a dieciocho y luego a dieciseis años, así
los municipios. El progresivo aumen- como la obligación de entrar a formar
to de la presión fiscal ejercida sobre parte de ella para los hijos de vetera-
ellos provocó en muchos casos la nos que, siendo propietarios, estuvie-
huida y sobre todo el desinterés de sen impedidos físicamente para servir
los propietarios en formar parte de en el ejército.
los consejos municipales. De hecho, Honestiones y /zumiliores. Toman-
muchos curiales trataron de librarse do en consideración la dignitas perso-
de sus obligaciones fiscales ingresan- nal, la división social entre honestiores
do en el clero, la guardia palatina, la ( «los más honorables») y humiliores

IV ANTIGÜE DAD TA RDÍA 1 499


Tema 17

( «los más humildes») ya existía, al urbana, pequeños campesinos inde-


menos como diferenciación jurídica pendientes, trabajadores agrícolas
en el ámbito del derecho penal, des- (coloni), modestos comerciantes, arte-
de mediados del siglo rr e.e. En época sanos y asalariados (operarii, fabri),
tardorromana, el grupo de los hones- etc., a los que los textos de la época
tiores estuvo integrado por miembros suelen denominar también tenuiores
de los ordines tradicionales (senato- ( «los más débiles») por su precaria
rial, ecuestre y decurional), así como situación socioeconórnica.
por todos los que tenían algún tipo Movinúentos de protesta social
de auctoritas, razón por la que sue- en el Imperio occidental. Durante
len equipararse a los potentes. A esta el siglo IV África fue una región espe-
élite social pertenecían también las cialmente conflictiva. El movimiento
jerarquías eclesiásticas, los grandes social de los «circunceliones» surgido
propietarios rurales (domini, patroni, en Numidia aglutinó a campesinos
possessores) e incluso los negotiatores descontentos que, según Agustín de
y navicularii que, además de tener Hipona, merodeaban por el territorio
importantes fortunas, prestaran ser- acechando a las haciendas rurales
vicios de transporte marítimo al Esta- (circumiens cellas rusticanas). Muchos
do como, por ejemplo, la annona. El de ellos fueron, en la versión agus-
amplio grupo de los hu miliares, de tiniana, trabajadores «desocupados »
composición social heterogénea, eng- (otiosi) y «errantes» (vagantes) sin
lobaba a todos aquellos que no per- residencia fija, lo que ha dado lugar
tenecían a la clase «superior»: plebe a pensar en jornaleros estacionales. A

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(p rin cipi os del siglo IV e.e.). M u sco Cc: 11 trait' M onil"m<11t ini ( Ro n1 a). folo : R. G. S.

500 1 MANUAL DE JNlCIACIÓN A LA HISTORLA ANTI GUA


Ti-ans ro rn1 ;1c io11L'~ soc iales v cu lt u ra les 1

estos primeros rebeldes «circuncelio- de provocar la sedición (secessio) de


nes », a los que la corriente cristiana casi toda la Galia hacia el 435, siendo
donatista sirvió de base ideológica reducido finalmente por Litorio con
-de hecho, entre ellos hubo también la ayuda de la caballería de los hunos
agonisti donatistas-, se les unieron (437). Hidacio recogió en su Chrunica,
luego grnpos de pequeños campesi- aunque de forma muy somera, los
nos libres, colonos, esclavos f-t1gitivos sucesos protagonizados por los bagau-
(serví fugitivi) e incluso algunos ele- das hispanos, señalando que su violen-
mentos de la plebe urbana. Agustín to levantamiento f-tie definitivamente
afirma que el objetivo de todos ellos sofocado en el año 454 gracias a la
era atentar contra los intereses de la resuelta intervención del ejército fede-
Iglesia y de los grandes propietarios rado visigodo al mando de Federico,
rurales: incendiaban iglesias, agredían hermano del rey Teodorico TT.
al clero católico y asaltaban las villae.
El comes Africae sofocó eventualmen- 17.2. IMPERIO CRISTIANO, IGLESIA
te la revuelta, pero es probable qu e Y RIVALIDAD RELICIOSA
esos «circunceliones», o al menos, una
parte de ellos apoyara la fal lida usur- Influencia eclesiástica en la poü-
pación de Firmo en el 372-373 y, sin tica imperial antijudía. A partir de
lugar a dudas, los que aún quedaban principios del s iglo IV, cuando se ini-
terminaron por sumarse a la causa del cia el largo proceso de «cristianiza-
rebelde Gildo contra Roma en el 397 . ción » del Imperio romano, la Iglesia
A su vez, la «bagauda» fue una comienza a disponer de los recursos
revuelta social protagonizada por necesarios para impulsar y extender
campesinos oprimidos y otros grupos de forma extraordinaria el fenóme-
urbanos -todos ellos considerados no ideológico del antijudaísmo, que
como tenuiores o simples pauperes- había acompañado al credo cristiano
que, tanto en la Galia (407-437), como desde sus primeros ti empos y que
en la parte occidental de la provincia caracteri zaba a una extensa parte de
Tarraconense, en Hispania (441-454), la literatura patrística. Haciendo uso
se levantaron contra las estructuras de su posición privilegiada, la hosti-
del poder establecido, ya fuese éste la lidad hacia los judíos h1e extendida
Iglesia, el Imperio o las autoridades por la jerarquía ecles iástica hasta el
locales. Tibatón, el dirigente carismáti- ámbito del poder imperial. Diferentes
co de la primera revuelta, fue acusado disposiciones legales recogidas en

IV ANTI GÜEDAD TARDÍ A 1 50 1


Te ma 17

el Codex Theodosianus muestran la na. La jerarquía eclesiástica conside-


inequívoca intención de perjudicar raba que la presencia de los que pro-
el status jurídico de los judíos. En fesaban la religión judía en posiciones
ellas puede observarse nítidamente el de prestigio podría ocasionar un daño
importante papel que influyentes obis- poütico, y también moral, a los cris-
pos y destacados padres de la Iglesia tianos que no podían acceder por sí
desempeñaron en la corte imperial. mismos a determinados puestos de
De hecho, Constantino presentó fre- relevancia. Siguiendo el principio que
cuentes muestras de respeto hacia los escritores eclesiásticos introduje-
la autoridad episcopal en materia ron en el código de comportamiento
de fe, sancionando en muchas oca- social, quedaría vedado para los judíos
siones las decisiones de los obispos. ejercer cualquier tipo de autoridad
Posteriormente, tanto Graciano como sobre los cristianos. Por medio de la
Teodosio I estuvieron también someti- sutil influencia de la Iglesia, el poder
dos al influjo de su autoridad religiosa. imperial promulgaría algunas leyes
E incluso Honorio llegó a afirmar que que intentarían corregir estos pre-
la idea del trato humano que, según tendidos «desajustes sociales». Aparte
este emperador, debía concederse a de las reiteradas constituciones que,
los prisioneros encontraba su origen desde la época de Constantino, pro-
en «el laudable cuidado de los obis- hibían a los judíos la posesión y libre
pos de la religión cristiana» (C. Th., disposición de esclavos cristianos, los
IX, 3, 7). En lo relativo al carácter y legisladores sintieron una especial
dirección de la legislación antijudía, .la preocupación por apartar a los judíos
influencia, por ejemplo, de Ambrosio de la administración imperial. A partir
de Milán sobre Teodosio I, y la de Juan del año 425 tampoco podrían disfrutar
Crisóstomo sobre Arcadio durante la del derecho de causas agere, es decir,
época en que aquél se encontraba en ejercer la profesión de la abogacía.
Constantinopla, fueron, sin duda algu- Con ello, la discriminación legal llega-
na, decisivas. ba a tal extremo que incluso negaba
Consecuencias sociales de la a los judíos su propia defensa. Esta
controversia religiosa. La concordia precaria situación jurídica ya no se
entre la doctrina de la Iglesia y las con- revertiría; es más, se vería agravada en
ductas permitidas dentro del Imperio las disposiciones legales emitidas por
determinaría el lugar que los judíos Teodosio II, en las que se les negaba
debían ocupar en la sociedad cristia- todo tipo de honori et dignitates, pues-

502 1 MANUAL DE l NICIAClÓN A LA l llSTOR IA ANTIGUA


Tr:111srorin:1,·io11cs soci,il cs v cultu ra les 1

to que, según afirmaba el legislador, primera vez las que profesaban la reli-
no podía permitirse que los inimici gión judía) tenían prohibido acusar
de la fe cristiana pudiesen hacer uso o denunciar crímenes públicamente,
de su posición contra los cristianos hecho que colocaba en una posición
e incluso contra los mismos sacrae de grave desventaja en el ámbito judi-
religionis antistes ( «sacerdotes de la cial a los judíos, los cuales sólo conta-
sagrada religión»), lo que constituiría ban con la licentia accusandi in causis
un insulto fi.dei nostrae ( «nuestra fe»). propriis («permiso para acusar en sus
Inferioridad jurídica. Esta legisla- propias causas»).
ción imperial que excluía a los judíos Una convivencia sospechosa. Los
de cualquier cargo público, así como estrechos lazos de vecindad y convi-
de las dignidades que los acompaña- vencia que con frecuencia mantuvie-
ban, no sólo les negaba toda posibi- ron cristianos y judíos, y que detectan
lidad de ejercer legítimamente cual- con preocupación las fu entes cris-
quier autoridad sobre la población tianas del momento, provocaron un
cristiana, sino que además les situaba ambiente de recelo y desconfianza en
en una posición de evidente inferiori- la jerarquía eclesiástica. El riesgo de
dad jurídica. A partir de Constantino, judaización provocó en el seno de la
la religión se convirtió en un funda- Iglesia una drás tica reacción en contra
mento legal que podía modificar la de los contactos de los fieles cristianos
situación y la capacidad jurídica de con los judíos, cuyo último objetivo
los ciudadanos. A la prohibición de no era otro que conseguir su total ais-
ejercer cargos públicos o de poseer lamiento y su exclusión de la sociedad
esclavos cristianos, se añadió la inha- cristiana.
bilitación de los judíos para acusar La caracterización como pueblo
(ius accusandi) y para prestar testi- traidor. En la literatura patrística des-
monium contra los cristianos en pro- cubrimos la imagen del judío rebelde
cedimientos judiciales. Dos cánones (rebellantes Iudaei), inhabilitado para
conciliares del norte de África de la ocupar un lugar honorable en la socie-
primera mitad del siglo v (emanadas dad cristiana. Las grandes revueltas
del concilio de Cartago del 419 y del judías de los siglos 1 y n, así como la
de Hipona del 427) disponían que, en posterior en tiempos de Constancia
las causas que debían dirimirse ante Galo (353), habían consolidado su
tribunales eclesiásticos, las personas reputación como pueblo sedicioso e
infames (entre las cuales aparecen por insubordinado. Con la cristianización

IV ANTIGÜEDAD TARDÍA 1 .103


Tema 17

del Imperio, los judíos fueron con- incredulidad judaica y deslealtad al


siderados «potenciales traidores» de Imperio cristiano, pronto llegarían a
un poder temporal sancionado por infiltrarse en la ideología imperial.
designios divinos que ellos no acepta- Prohibición de matrimonios
ban. Así pues, autores cristianos como mixtos. La nueva ideología politi-
Ambrosio de Milán o Cromacio de co-religiosa que relegaba a los judíos
Aquileya buscaron en las Escrituras de la sociedad cristiana determinaría,
comparaciones que relacionaran la necesariamente, su posición social y
traición judía a un soberano con la de también el carácter mismo de las
Judas a Jesús, como si la condición relaciones entre judíos y cristianos,
de traidor h1ese inherente al pueblo incluso en cuestiones que formaban
judío. La caracterización de los judíos parte del derecho privado como, por
como rebeldes y traidores formaba ejemplo, la institución del matrimo-
parte de un mensaje antijudío que nio. Ya desde el sínodo hispano de
pretendía apartarlos de la sociedad Elvira (celebrado en torno al año 304)
cristiana. Contribuía, de hecho, a la quedaban radicalmente prohibidos los
configuración de la idea que negaba al matrimonios mixtos de mujeres cris-
judío la consideración de romano. Los tianas con paganos, herejes y judíos,
efectos de valoraciones corno éstas, de forma que no pudi ese prosperar
que tendían a acreditar el nexo entre ninguna relación entre un f,.delis y un
inf,.delis. Con ello, el concilio pretendía
evitar cualquier peligro de «contami-
nación», disponiendo como medida
de fuerza la invalidez eclesiástica de
dichos matrimonios al no contar con
la bendición de la Iglesia. En este sen-
tido, es muy significativo que autores
tan importantes como Ambrosio de
Milán, en la segunda mitad del siglo
1v, demonizasen las uniones matrimo-
niales mixtas, considerando válidos
solamente los enlaces entre cristia-
Madi\ co n la rL' prcse nla c ió n de la nos y cristianas. Es sumamente difícil
c ru c ifi xió n v el a ho rca inie nl o de Judas
prnceclc 11 le de Roma (ca. 420-430). Bril is h
negar la impronta que estas ideas de
M 11 sl' lllll . Fo to: R. G. S. influyentes obispos dejaron en la opi-

504 1 MANUAL DE JNICIACIÓN A LA HLSTORIA ANT IGUA


T1 ·a nsfo r rn aL·io 11 L'S soc ial es v c ultu ra les 1

njón de piadosos emperadores como con total nitidez en las actitudes que
Teodosio I (C.Th., 111, 7, 2). pretendía imponer a sus fieles en las
Aislamiento social. El verdadero relaciones entre ambas comunidades.
aislamiento al que la Iglesia aspiraba La Iglesia partía de una firme ini-
respecto a los judíos se manifiesta ciativa de insociabilidad cristiana y
estaba decidida a fomentai~ con ello,
la exdusión y marginación social de
los judíos. Puesto que e] pueblo judío
venía siendo considerado como una
entidad extraña y extranjera en la
sociedad cristiana, el populus eccle-
siae no debía incluir a los judíos, a
pesar de la condición de ciudadanos
romanos que éstos ostentaban. Para
Agustín, la Iglesia, civitas Dei, conside-
rada como populus Dei, debía relegar
a los judíos, ya que habrían de ser con-
siderados como aquellos que habían
rechazado a «Cristo» y, por tanto,
debido a su ignominiosa herencia y
a sus creencias religiosas, se habían
apartado de la sociedad cristiana (De
civ. Dei, XVUI).
Expulsión de los judíos de la
sociedad cristiana. En definitiva,
durante los siglos IV y v, la literatura
patrística y los doctores de la Iglesia
condenaron teológicamente a los
judíos, predicando y promoviendo con
insistencia su aislamiento. La identi-
ficación de los intereses de la Iglesia
con los del Imperio no sólo acabó con
M os,1i co c01 1 I¡¡ fi gura de l,1 r!cclesio ex cualquier posibilidad de integración,
cirn 1111,:i.,iu11,:. lg:k s ia (k Sa 11 la Sa bina en el
Avrnli no ( Ro n1,1). Pri mer terc io del ~ig:lo v .
sino que además supuso el punto de
FolP¡!_raría de Ju,1 11 Ca rlos Ga rcía Alía . partida del proceso por el cual se arro-

LV ANTIGÜEDA D TARDÍ A 1 505


Te ma 17

jaba a los judíos fuera de la sociedad bién el Espíritu Santo- tuvo un prin-
cristiana. Su constante degradación cipio. Al ser una creación del Padre,
jurídica los llevaría en último término el Hijo habría de ser necesariamente
a la segregación. El origen de lo que posterior a su progenito1~ lo que cues-
después se conocerá como el ghetto tionaba al mismo tiempo su propia
medieval se encuentra, por tanto, en el naturaleza divina, ya que su «eterni-
antijudaísmo desarrollado en el cris- dad» resultaba inasumible en tanto
tianismo de los siglos IV y v. que criatura del Padre. Tras acaloradas
El conflicto amano. En un momen- discusiones, el concilio se mostró con-
to determinado, Constantino vio en el trario a esta doctrina y estableció una
c1istianismo una poderosa fuerza de fórmula a partir de la cual se definió la
cohesión que podía conferir unidad ortodoxia: el Hijo era consustancial al
ideológica al Imperio. De ahí que, una Padre, siendo engendrado -no crea-
vez superados los primeros momentos do- y de la misma naturaleza divina.
de inseguridad con su implantación Algunos obispos orientales denuncia-
del principio de tolerancia religiosa, y ron la aparente contradicción de estas
después de su decidido acercamiento afirmaciones y propusieron la alterna-
personal a la doctrina cristiana, el tiva de sustituir la idea de que Padre
emperador considerase oportuno inter- e Hijo fueran de la «misma sustan-
venir en las disputas teológicas que cia» (honwousios) por la de «sustancia
amenazaban a la Iglesia con una rnp- similar» (homoiousios), propuesta que
tura sumamente perniciosa para los suscitaría renovados debates. Los obis-
nuevos intereses del poder imperial. pos que se negaron a firmar las actas
En el año 325 él mismo convocó en conciliares fueron depuestos de sus
la ciudad de Nicea - situada en Asia sedes y desterrados. Uno de ellos fue
Menor- un concilio, al que asistieron Atanasio de Alejandría, quien vivió
cerca de trescientos obispos, para dis- en constante conflicto con los arria-
cutir la doctrina formulada en torno nos, contra los que ditigió la mayor
al año 318 por el presbítero alejandri- parte de sus escritos teológicos. Ahora
no Arrio (256-336), que comprome- bien, el predominio arriano en las
tía gravemente el dogma trinitario al sedes episcopales orientales fue tal, que
negar la naturaleza divina de la perso- Atanasia sufrió cinco veces el exilio y
na de «Cristo». En efecto, el arrianismo otros obispos padecieron una intensa
defendía la unicidad de Dios afirmando persecución cuando, oponiéndose a
que el Hijo - y, en consecuencia, tam- la postura defendida por su padre,

506 1 MANUAL DE INlCIACTÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


T rans l"orn 1acio ncs sociales _v c ul tu rnks 1

el emperador Constando II logró en torno al año 311, se extendió pron-


mediante dos concilios -uno oriental, to por todo el norte de África, reca-
en Seleucia, en el 358; y otro occiden- bando el apoyo de cerca de setenta
tal, en Arirninio, al año siguiente- obispos. Más allá de la controversia
declarar ortodoxa la doctrina arriana suscitada por el nombramiento de
anterior al concilio niceno, sumándose Ceciliano -que había sido ordenado
así a la corriente religiosa mayoritaria por Félix de Aptonga, según ellos un
entre los obispos orientales. Desde el traditor- como obispo metropolitano
punto de vista imperial, en esta época de la sede cartaginesa, los donatistas
la doctrina católica sería considerada defendieron una doctrina que sólo
como una «herejía», iniciándose un mostraba signos de heterodoxia en
período de dominio arriano que se dos principios: por un lado, consi-
prolongaría, con breves interrupciones, deraban que la Iglesia debía estar
hasta el momento en que, mediante el compuesta sólo de fieles «puros»
Edicto de Tesalónica (380), Teodosio (katharoí), que no hubieran cometido
declaró herejes (haeretici) a todos los pecados graves, como la apostasía
antinicenos y estableció la doctrina después del bautismo; y, por otro,
católica aprobada por el Concilio de afirmaban que los sacramentos -en
Constantinopla del año 381 como orto- especial el bautismo y la penitencia-
doxia. No obstante, el conflicto entre administrados por miembros impuros
estas dos corrientes cristianas mantuvo de la Iglesia carecían de valor alguno.
encendidos sus rescoldos incluso en Aunque Donato murió en el año 355,
siglos posteriores. el «cisma» continuó vigente hasta los
El donatismo. El movimiento primeros años del siglo v, momento
donatista, surgido en Cartago entre en que todavía un edicto del empe-
los seguidores del presbítero Donato rador Honorio (405) condenaba a los

=---·"'. ·- ~ ,

Front,il de la n1hicrta dl' 11 11 ,-,; 1rd>Ligo cri st i,1110 crn 1 l,1adrn·.1ci(111 tk· los 111aµ:os _,, los ll l 'S lil·hrcos
L'll L'I ho r no procn lcnt c d e Cliirchcl (A rgelia). St'gunJa 111 it ad tk l ,-, i¡.,:lo 1\. M 11sL·o de l L< ll 11n·.
Foto: R. G. S.

JV ANTIGÜEDAD TARD ÍA 1 '.'i07


Tema 17

donatistas como herejes, dándose por Córdoba, quien elevó una denuncia
hecho su vinculación con el movi- a Hidacio, obispo metropolitano de
miento «circuncelión». Mérida y responsable de la provincia
El priscilianismo. Puede afirmarse eclesiástica de Lusitania. Al no haber
que en el cristianismo antiguo siem- sido todavía ordenado obispo, Pris-
pre se mantuvo viva, aunque de una ciliano no pudo estar presente en el
forma marginal y minoritaria, una concilio de Caesaraugusta (Zaragoza)
corriente ideológica que defendía a del año 379 - al que asistieron diez
ultranza la pobreza, la continencia y el obispos hispanos y dos galos-, en el
rigorismo de tendencia ascética. Esta que se le encausó bajo las acusaciones
corriente, latente bajo las estructuras de magia, prácticas maléficas y mani-
del poder eclesiástico, aflorará en His- queísmo. Debemos tener presente, en
pania en la segunda mitad del siglo IV este sentido, que el poder imperial
y se extenderá por toda la península había prohibido severamente, desde el
ibérica incluso después de la desapa- decreto de Diocleciano del 297, toda
rición de su principal artífice e impul- manifestación de esta última doctrina.
sor, Prisciliano. Nacido en el seno de Prisciliano fue consagrado obispo de
una acomodada familia a1istocrática Ávila en el 381 y algunas otras sedes
originaria de la Gallaecia, se mostró episcopales hispanas fueron ocupadas
partidario de una doctrina cristiana de por obispos afines a su pensamien-
signo rigorista a la que se adhirieron to, tales como las de Astorga-León y
no sólo numerosos miembros de fami- Córdoba. Temerosos ante la rápida
lias aristocráticas hispanorromanas (y, difusión de las ideas priscilianistas y
en particulat~ algunos representantes su creciente influencia en medios ecle-
destacados de las jerarquías eclesiás- siásticos, sus detractores acudieron al
ticas), sino también una pa1ie consi- emperador Graciano para que inter-
derable del campesinado y del pueblo viniera en el asunto, en tanto que los
llano de reciente cristianización. De seguidores de Prisciliano solicitaron
hecho, podría afirmarse que el prisci- el apoyo del obispo de Roma, que en
lianismo debió de convertirse en una estos momentos era Dámaso, también
fuerza propagadora del cristianismo de origen hispano. No obstante, éste
especialmente en los medios rurales, se negó a recibirles, tal y como había
sobre todo del noroeste hispano. El hecho antes el obispo de Burdigala
primer obispo en advertir el peligro (Burdeos) y el propio Ambrosio de
de este movimiento fue Higinio de Milán. Poco después, Itacio, obispo

508 1 MANUAL DE lNICIACIÓN A LA HISTORIA ANT IGUA


Trallsro rn iacio nL·s soc ial es_ cullur:,lc·~ j

Reclutamiento obligatorio de los monjes en época de Valente


(Orosio, Historias contra los paganos, VII, 33, 1-4)

En el año 1128 de la fundación de la ciudad, Valente, Lrigesimonono emperador,


conservó el poder dura nte cuatro años Lras la muerte de Valenliniano, que era el
único que hubiese podido hacerle enrojecer de vergüenza por sus impías actuacio-
nes. Inmedialamente, como si se hubiera desenfrenado la audada de su libertad,
promulgó una ley según la cual debían ser obli gados a la milicia los monjes, es decir
aquellos crislianos que, dejando a un lado las distintas profesiones de las cosas del
mundo, se habían dedi cado, como única profesión, a la fe . Aquellas ex lensas zonas
abandonadas y amplios des iertos de Egiplo, no conoc idos hasla a hora por los hom-
bres a causa de la sed y aridez, además de la peligrosa abundancia de serpientes,
habían sido oc upadas por una enorme multitud de monjes que habi laban en ellas.
A ellas fueron enviados los tribunos y soldados para arrancar a los san los y aulén-
ticos so ldados de Dios bajo una nu eva form a de persecuc ión. Perdieron enlonccs la
vida gra n núm ero de sa nlos. Que mi propia decisión de no decir más sea sufi ciente
insinuación de qué acciones se llevaron a cabo por las dislinlas provincias a causa
de és las y otras órdenes semeja ntes conlra las co munidades ca lóli cas y los pu eblos
que profesaban la verdadera fe.

ÜROSlü, Historias (Lrad. E. Sánchez Salor), Greclos (BCG, 54), Madrid, 1982, p.
244.

de Ossonuba -la moderna Estoi, en de carácter civil de la prefectura del


el Algarve portugués- consiguió del pretorio de las Galias, con sede en Tré-
emperador Máximo, usurpador enton- veris (actual Triet~ en Alemania). Aun-
ces del Imperio tras el derrocamiento que posteriormente se retiró, Itacio
de Graciano, una orden de detención actuó en un principio como acusador
contra los priscilianistas, que fueron principal de Prisciliano, cuyo proceso
conducidos a Burdeos. Allí se celebró culminó con una sen tencia civil de
un nuevo sínodo en el año 384 presi- condena a muerte de los encausados
dido por el obispo Delfina, en el que por magia, maniqueísmo y prácticas
Prisciliano y sus seguidores fueron maléficas. Prisciliano y sus seguidores
condenados como «herejes». El caso fueron ajusticiados mediante decapi-
terminó, por expreso deseo de Pris- tación por orden imperial a comienzos
ciliano, en el tribunal jurisdiccional del año 385.

IV ANTIGÜEDAD TARD ÍA 1 509


Tema 17

La irrupción del monacato. Sur- Hubo también grupos de ascetas


gido en Egipto a partir de la anachóre- formados por familias enteras, como
sis o huida al campo para escapar a la la de Basilio de Cesarea, que se retira-
presión fiscal ejercida sobre las ciuda- ban de la vida pública para refugiarse
des y encontrar al mismo tiempo una -o recluirse- en alguna de sus villae,
vía de escape espiritual por medio de donde organizaban centros asistencia-
la cual vivir de forma rigurosa según la les de ayuda a los pobres y huérfanos.
doctrina cristiana, el monacato adqui- Antes de su definitivo viaje a Oriente,
1ió gran fuerza a mediados del siglo Jerónimo se convirtió en Roma en el
v, tanto en Oriente como en las pro- guía espiritual de un grupo de muje-
vincias occidentales, como una for- res aristocráticas que, influidas por
ma de protesta contra la mundanidad el emergente espíritu del monacato
de la vida eclesiástica (el priscilianis- oriental, llevaban una vida ascética en
mo incidiría, precisamente, en esa mis- el interior de sus mansiones urbanas,
ma línea de pensamiento). Impulsados donde se dedicaban al estudio y a la
por la práctica del ascetismo y la bús- exégesis de las Sagradas Escrituras a
queda del sacrificio, muchos clérigos través de la lectio divina con el objetivo
abandonaron las ciudades para regre- de alcanzar la «santidad» (propositum
sar después a ellas, conve11idos ya en sanctitatis ). Agustín de Hipona distin-
monjes fervorosos, con la firme inten- guió dos tipos de monjes (y monjas):
ción de destruir los templos «paganos», los de verdadera vocación ascética,
tal y corno refiere Libanio en Pro tem- procedentes generalmente de familias
plis ( «En defensa de los templos»), un aristocráticas, y los que accedían al
discurso que el rétor antioqueno diri- monacato para escapar de una preca-
gió hacia el año 386 al emperador Teo- ria situación social (campesinos arrui-
dosio I, reclamando la misma toleran- nados, colonos, etc.), siendo estos últi-
cia religiosa que los antiguos cristia- mos los que, eventualmente, apoyaron
nos habían exigido en tiempo de per- las revueltas sociales de la época.
secuciones. Le solicitaba, en concreto, Hasta finales del siglo IV el fenóme-
que pusiera fin a «esta plaga» de «mon- no del monacato se desarrolló al mar-
jes-bandidos» -a los que aplicaba el gen del control de la Iglesia; de hecho,
término griego de lestaí, equivalente los monasterios no pasaron a formar
al latino latrones- que, con sus des- parte de la jurisdicción episcopal hasta
manes, alteraban gravemente el orden mediados del siglo v, momento en que
público en las ciudades. el concilio de Calcedonia del año 451

510 1 MANUAL DE l NICIACIÓN A LA HISTORIA ANT IGU/\


Tr~nsl"orn1aciones soc iales _v nill u m ies j

l nlci-iordc la h.isílirn cri slia 11a 1


tll' Aqu ilt·_v:1 ( lin :dvs de l si~lo
11'}. Fo!": R. C. S.

decretó la adhesión de los monasterios traordinaria protección legal ofrecida


al régimen eclesial. Concluía entonces a las instituciones eclesiásticas por el
la primera etapa de desarrollo del Estado, facilitando y promoviendo las
monacato, en la que esle fenómeno donaciones a su favor y otorgándoles
se había manifestado a menudo como privilegios fiscales.
una forma más de desintegración de.! La lucha contra el paganismo. A
tejido social tardorromano y, sobre pesar de que Constantino confiscó los
todo, como una respuesta eficaz al tesoros de los templos paganos para
arbitrario sistema de abusos implan- satisfacer en determinados momentos
tado por las jerarquías eclesiásticas en sus necesidades de oro, fue su hijo
muchas regiones del Imperio. Constancia II quien realmente inició
El creciente patrimonio ecle- una política religiosa inequívocamente
siástico. Tal y como aparece atesti- antipagana con el fin de privar a la
guado en las fuentes, una gran parte vieja aristocracia pagana de sus cultos
del patrimonio eclesiástico se formó y privilegios tradicionales. Una prime-
a lo largo del siglo rv por el trasvase ra ley del 354 prohibió la reali zación de
de los bienes procedentes de los tem- sacrificios, a la que dos años después
plos paganos a la Iglesia gracias a la se añadieron otras disposiciones con-
intensa política antipagana impulsa- tra la adoración de las estaluas (356)
da por algunos de los emperadores y, más tarde, conlra la práctica de la
cnstlanos. Otra parte de esa riqueza haruspicina (357-358). Si bien es cierto
se obtuvo como resultado de la ex- que este mismo emperador ordenó el

lV ANT IGÜEDAD TARDÍA 1 5 11


Tema 17

cierre de los templos paganos en el año El Altar de la Victoria. El altar


356, parece que éstos se mantenían y estatua de la Victoria, situados en
todavía en pie cuando Juliano volvió la Curia romana, constituían un sím-
a abrirlos durante su breve gobierno bolo tradicional estrechamente liga-
(361-363). Cuando Teodosio I deci- do a la propia historia del Senado.
dió prohibir definitivamente los cultos La estatua de la divinidad, una céle-
paganos, se vio obligado a reinstaurar bre obra de arte traída de Tarento
gran parte de la legislación anterior, por orden de Augusto, fue destinada
signo de que había sido completamen- a adornar y proteger la nueva Curia
te ignorada durante años. Sus nuevas Julia. Ante su ara, los sacerdotes
disposiciones incluían la confiscación prestaban el juramento de fidelidad
de los lugares de culto paganos y pro- a las leyes y a los emperadores roma-
hibían la celebración de sacrificios nos. En momentos de crisis, la mayor
y las visitas a los antiguos templos. parte del Senado tradicionalista se
De hecho, los ritos profanos fueron mantuvo fiel a la diosa, a la que se le
ilegalizados y los festejos públicos de solía ofrecer incienso y vino, y por la
origen pagano (como las tradicionales que también los senadores emitían
fiestas del ciclo religioso romano o los sus juramentos. Con el triunfo del
juegos olímpicos) quedaron definitiva- cristianismo, la posición del altar
mente suprimidos. y de la estatua de la Victoria en el
Senado comenzó a tambalearse. Si
bien Constantino ignoró su presen-
cia, su hijo Constancio II mostró una
actitud abiertamente intransigente
al ordenar la retirada inmediata de
este símbolo pagano de la Curia
romana. En el paréntesis de retorno
a la antigua religiosidad con Juliano
como único «augusto» (desde el 3
de noviembre del año 361 al 26 de
junio del 363), los senadores recu-
Esta tua de magis trado roma no de fin a les peraron su ara y su estatua. El culto
del si¡!IO IV o principios del v (q ui z~ís Q. a la Victoria conmovió de nuevo los
A11 reli11s S_v111r11achus) . Musco Ce ntra le
Montcma rlini ( Roma ). pechos de los aristócratas más devo-
Folo: R. G. S. tos. Cuando «el Apóstata» murió

5 12 1 MANUAL DE INfCIAC IÓN A LA HISTORIA ANTJGUA


Tra nsío rrn ac ioncs sociales y cu lturales

en el frente persa, el gobierno del Victoria en el interior del Senado.


Imperio volvió a manos de los empe- Sin embargo, poco duró la alegría
radores cristianos. Valentiniano I se de la aristocracia senatorial más
mostró ciertamente tolerante con los conservadora porque, tras la derrota
senadores paganos, que aún forma- de Eugenio el 6 de septiembre del
ban mayoría, y la Victoria permane- 394, Teodosio I revocó el permiso
ció en su lugar. Fue su hijo Graciano y destrozó las ilusiones paganas.
quien la retiró definitivamente de En la paralela batalla de las ideas,
la Curia. En el año 382, una dele- Ambrosio triunfó una vez más gra-
gación del Senado encabezada por cias a sus poderosos aliados.
el orador Símaco pidió audiencia
ante el emperador con la esperanza
de lograr su restitución, pero no fue
recibida. La familia pagana de los
Símacos se situó desde un principio
en el centro de la controversia que
enfrentaba a la aristocracia tradi-
cional con la que había aceptado los
principios de la doctrina cristiana.
Muerto Graciano el 25 de agosto
del año 383, Símaco, Pretextato y
los demás senadores paganos vieron
renacer sus esperanzas de éxito en
sus reivindicaciones. En el verano
del 384, siendo prefecto urbano,
Símaco escribió su célebre tercera
Relatio en favor de la restitución al
Senado del ara y la estatua dedica-
das a la vieja deidad. La firme opo-
sición del obispo Ambrosio de Milán
hizo fracasar esta nueva tentativa.
En el año 393, el emperador «tira-
no » Eugenio, un cristiano tolerante, Mosaico del obispo Arn hrosio de M il(111
en la capill a de Sa n Vil Ion.: i11 cicl d'O rn.
concedió por fin el ansiado permiso Basílica de San J\ 111 brnsio (M il;í 11 ). Siµlo v.
para llevar a cabo el culto a la diosa Foto: R. G. S.

IV ANT IGÜE DAD TARDÍA 1 5 13


Tema l7

La controversia en tomo al Altar de la Victoria


(Símaco, Relationes, III, 3-10)
[... ]¿Quiénes tan allegado a los bárbaros que no reclame el ara de la Victoria? Somos
precavidos con respecto al futuro y evitamos los portentos producidos por cambios de
situación. ¡Que por lo menos se devuelva a su nombre el honor que se ha denegado a su
numen! Vuestra Eternidad debe mucho a la Victoria y aún le deberá más. Que rehúsen
esta fuerza aquellos a quienes no haya beneficiado nada; no abandonéis vosotros un
patrocinio favorable a los triunfos. Ese poder es apetecido por todos. Nadie que confie-
se que es deseable niega que deba ser objeto de culto. Y si no fuera legítimo evitar este
presagio, lo apropiado hubiera sido abstenerse por lo menos de tocar los ornamentos
de la curia. Conceded, os lo ruego, que en nuestra vejez dejemos a la posteridad lo que
recibimos de niños. Es grande el amor a la tradición; con razón no perduró mucho
tiempo la acción del divino Constancio. Vosotros debéis evitar Lodos los precedentes que
habéis sabido que fueron pronto abolidos. Atendemos a la eternidad de vuestra fama y
de vuestro nombre para que la época futura no halle nada que deba corregirse. ¿Dónde
prestaremos juramento a vuestras leyes y palabras? ¿Con qué sacrilegio se aterrorizará
a un espíritu falaz para que no mienta en sus testimonios? No hay duda de que Dios lo
llena todo y de que no hay ningún lugar seguro para los pérfidos, pero tiene grandísimo
poder con vistas a que se tema delinquir verse también abrumado por la presencia de
un numen. Aquella ara guarda la concordia de todos, aquella ara está en armonía con
la fe de cada uno, y nada otorga más autoridad a nuestras resoluciones que el hecho de
que el estamento lo decida todo como quien ha realizado un juramento. ¿Estará abierta
por lo tanto al pe1jurio una morada sin consagrar y juzgarán aceptable esto mis ínclitos
príncipes, que están protegidos por el juramento público? [... ]
Además, si un tiempo prolongado da prestigio a los cultos, debernos preservar una
fe de tantos siglos y seguir a nuestros padres, que venturosamente sigLúeron a los suyos.
Imaginemos ahora que Roma se presenta y se dirige a vosotros con estas palabras:
«¡Vosotros, que sois los mejores entre los príncipes, los padres de la patria, respetad
mis años, a los que me ha conducido la piedad de unos ritos! ¡Que pueda seguir las
ceremonias ancestrales, puesto que no me pesa! ¡Que pueda vivir de acuerdo con mi
costumbre, porque soy libre! [...].
Por eso os rogamos que haya paz para los dioses patrios, para los dioses Indígetes.
Es razonable considerar único lo que todos honran. Contemplamos los mismos astros,
el cielo es común a todos, nos rodea el mismo mundo. ¿Qué importancia tiene con
qué doctrina indague cada uno la verdad? No se puede llegar por un solo camino a un
secreto tan grande [.. .].

SíMAC0, Informes. Discursos (trad. J. A. Valdés Gallego), Gredos (BCG , 315),


Madid, 2003, pp. 38-42.

514 1 MANUAL DE !NlCJAClÓN A LA HISTORIA ANTlGUA


T ra ns l'o r 111ac io 11cs soc iales v c ulturales

Síntesis
Aunque el debilitamiento del poder imperial y de las estructuras políticas pro-
vinciales tuvo una repercusión negativa en determinados territorios, afectando
tanto a las redes comerciales de larga distancia como a los mercados locales, cuya
diversidad mermó considerablemente, la economía tardoantigua logró evitar su
total desplome gracias a un equilibrio entre la producción agraria del mundo rural
y la redistribución de bienes en el ámbito urbano. Las villae rústicas tendieron a
convertirse en unidades autárquicas y en polos de atracción para una gran mayoría
de la población dispuesta a trabajar dentro del cada vez más extendido sistema del
colonato. Los grandes propietarios o domini se trasladaron a sus residencias rura-
les, muchas de las cuales fueron fortificadas para ofrecer protección a los colonos,
adscritos ya a la tierra, ante cualquier peligro externo. Hubo, sin embargo, peque-
ños y medianos propietarios que residieron en las ciudades. Los usos monetarios
no se perdieron por razones fiscales y probablemente por las necesidades impuestas
en determinados ámbitos comerciales, pero hubo una tendencia cada vez mayor a
los intercambios en especie.
A lo largo de la época tardoantigua el ardo decurionum f1.1e perdiendo pres-
tigio social. Los curiales, obligados a sostener los cargos municipales, trataron
de librarse de sus obligaciones fiscales ingresando en el clero o en la militia. Los
emperadores reaccionaron regulando la función curial para evitar en lo posible la
movilidad social.
La sociedad tardorromana estaba dividida en dos grupos antagónicos: los
honestiores (élite privilegiada de la que formaban parte los ordines tradicionales,
los grandes propietarios rurales y los ricos negotiatores) y los humiliores (plebe
urbana, campesinos independientes, coloni, operarii, fabri, etc.). Como reacción a
los profundos desequilibrios sociales, surgieron ciertos movimientos de protesta,
especialmente en el Imperio occidental: los «circunceliones» en el norte de África
a lo largo del siglo IV, y los «bagaudas» en la Gallia e Hispania en la primera mitad
del siglo v.
Estrechamente adherido al proceso de «cristianización» del Imperio romano,
el fenómeno ideológico del antijudaísmo cristiano ejerció una profunda influencia
sobre el poder imperial, dando lugar a una amplia legislación contra los judíos,
cuyo objetivo no era otro que el de reducirlos a una posición de inferioridad jurí-
dica y, en último término, condenarlos a la marginalidad y total exclusión social.
Pero la controversia religiosa no se limitó únicamente al judaísmo. El arrianismo
supuso, sin duda, el mayor reto al que tuvo que enfrentarse la Iglesia católica tras la
tolerancia religiosa decretada por Constantino en el año 313. La doctrina cristiana
formulada por el presbítero alejandrino Arrio en torno al año 318 comprometía
gravemente el dogma trinitario al afirmar la inferioridad ontológica de la natura-

IV ANTIGÜEDAD TARDÍA 1 51º


Tema 17

leza de «Cristo» con respecto a la naturaleza divina de Dios-Padre, propiciando así


un conflicto de inusitada virulencia que dividió a la Iglesia a lo largo de todo el siglo
IV, y que mantuvo vivos sus rescoldos incluso en siglos posteriores. El donatismo en
el norte de África - que defendió un cristianismo depurado de todos aquellos ele-
mentos que enturbiaban su verdadera esencia sacramental- o el priscilianismo en
Hispania -que anteponía la continencia y el rigorismo ascético a la disciplina ecle-
siástica- opusieron una férrea resistencia a la Iglesia católica. El reconocimiento
del credo católico como «ortodoxia» y la prohibición de otros cultos establecida
en el Edicto de Tesalónica (380) culminaron la lucha que, desde hacía décadas, los
emperadores cristianos habían emprendido contra el paganismo. La retirada del
Altar de la Victoria de la Curia del Senado por orden de los emperadores cristianos
Graciano y Teodosio I representa de forma simbólica la definitiva derrota de la
tradición cultural pagana.

Verificación
1. Explique en qué consistía el colonato en época tardoantigua.
2. ¿Cuál era la situación de los curiales a partir de finales del siglo m?
3. ¿Cuáles fueron los principales movimientos de protesta social que surgieron en
el Occidente tardorromano?
4. ¿Qué consecuencias tuvo la controversia antijudía durante la época tardoanti-
gua?
5. Indique brevemente en qué consistía la doctrina arriana.
6. ¿Qué tipo de relación, dependiendo de las circunstancias, existía entre la expe-
riencia monacal y el mundo urbano?
7. Comente las principales medidas tomadas por los emperadores cristianos con-
tra el paganismo.
8. ¿Por qué el Altar de la Victoria fue retirado de la Curia del Senado en época del
Imperio cristiano? ¿Qué transcendencia tuvo este gesto?

516 1 MANUAL DE INICIACIÓ A LA HISTORIA ANTIGUA


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IV ANTIGÜEDAD TARDÍA 1 52 1
CRONOLOGfA BÁSICA

Años
Principales acontecimientos
a.e.e.
Invención de la escritura y su ap licación buroc,-ática en Babilonia . Primer
ca. 3400
uso del bronce. Aparición de la primera ciudad identificada (Uruk)
ca . 3150-3125 Menes unifica Egipto
3100 Auge del sis tema de ciudades-Estado en Babilonia
ca. 2700-2200 Reino Antiguo egipcio
Djeser extiende los dominios de Egipto hasta la primera catara ta (desde la
ca. 2700
desembocadura del Nilo)
ca. 2500 Primeras inscripciones reales en Babilo nia
ca. 2500-2345 V dinastía egipcia: ex pediciones en Siria y Nubia
2350 Listas léx icas bilingües en Ebla
2335-2279 Sargón I de Akkad
2200-2040 Primer Período Intermedio egipcio
ca. 2150 Derrumbe de la hegemonía de Akkad
2040-1750 Reino Medio egipcio
Llegada a Grecia del pueblo indoeropeo conocido en los poemas ho méri-
ca. 2000
cos como «aqueos»
1875- 1540 Scsostris III anexiona Nubia. Incursiones en Libia.
1800-J 500 Periodo Minoico medi o en Creta
1792-1750 Hammurabi

1 523
Anexos

Años
Principales acontecimientos
a.e.e.
1750-1540 Segundo Período Intermedio egipcio
ca. 1730 Comienza el dominio de los hicsos en Egipto
1595 El rey hitita Mursili I saquea Babilonia
ca. 1550 Expulsión de los hicsos de Egipto por Amosis.
c.b.1500 Primera evidencia del Estado de Mitanni en el norte de Siria
1479-1458 Regencia y gobierno de Hatshepsul
ca. 1450 Presión de los kaska al norte del reino hitita
1452-1336 Amenofis IV (Amenhotep JV)
ca. 1400 Desaparición de la civilización minoica
ca . 1380-1340 Nefertiti
1347 Reforma religiosa de Akenatón
1344-1322 Suppiluliuma I
1336-1327 Tutankamón
1327-1323 Ascensión al trono del anciano visir Ay
1323-1295 Horemheb desmantela la reforma rel igiosa de Alón
1275-1213 Ramsés II
ca. 1274 Batalla de Kadesh en lre el faraón Ramsés TI y el rey hitita Muwatalli U
1259 Tratado de paz firmado por Ramsés Il y Hattusili TIT
ca. 1200 Llegada de los pueblos del mar
11 84-1153 Ramsés ITI. Conspiración de su segunda esposa, Tiy
1069-715 Tercer Período Intermedio egipcio
Smendes separa el poder del faraón (en Tanis) del poder del sumo sacer-
1069-1043
dote de Amón (en Tebas y Karnak)
ca. 1010-971 David , rey de Judá
850 Inscripción de Tell Dan mencionando la «casa de David »
883-859 Asurnasirpal II
858-824 Politica expansiva del rey as irio Salmanasar III
823-745 Período de decadencia del poder asirio
776 Primera Olimpiada

524 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA AN Tl (; ll/\


Anexos 1

Años
Principales acontecimientos
a.e.e.
754 Fundació n legendaria de Roma
743 Primera Guerra Mesenia
735 Fundación de Siracusa
715-323 Época ta rdía egipcia. Independencia de Nubia
714 Sargón IT saquea Urartu
703 Fundación de Tarento
685 Segunda Guerra Mesenj a
672-525 Dinastía saíta egipcia
672-664 Gobiern o en Egipto de Necao I como rey vasallo de los as irios
668 Fundación de Ta rento
664-663 Assurba nipal invade Egipto
664-610 Psamético, faraón de Egipto
ca. 630 Fundación de Cirene
614 Asures destruida por los medos de Ciaxa res
612 Saqueo medo de Níni ve
Batalla de Karkemish: los ba bilonios de Nabucodon osor II venccieron a
605
los egipcios. El poder asirio desapa rece
ca . 600 Fundación de Massalia
ca. 594 Reform as de Solón en Atenas
587 Nabucodonosor II saquea Jerusa lén
559-331 [mperi o persa
ca.. 550 Creación de la Liga del Peloponeso en cabezada por Es pa rta
546-528 Tiranía de Pisísh·ato en Atenas
540 Batalla naval de Alalia
539 Ciro el Grande termina con la independencia de Ba bilonia
ca. 538 Polícrates, tirano de Samos
525 El rey persa Cambises conquista Egipto
522 Darío usur pa el tron o persa
514 Muerte de Hipa rco por los tiranicidas Harmodio y Aristogitón

1 525
Anexos

Años
Principales acontecimientos
a.e.e.
511 Supuesta expulsión de Tarquinio de Roma
510 Final de los pisistrátidas
499-494 Revuelta jonia contra los persas
494 Naufragio de la flota persa frente al monte Atos
490 Batalla de Maratón
485-464 Jerjes, rey de los persas
484 Je1jes aplasta las revueltas babilonias
480 Je1jes invade Grecia. Batalla de Salamina
479 Batallas de Platea y Mícale
477 Formación de la Liga de Delos
467 Batalla de Eurimedonte
461 Condena al ostracismo a Cimón en Atenas. Asesinato de Efialtes
454 Traslado a Atenas del tesoro de la Liga de Delos
451 Ley de Pericles limitando la ciudadanía ateniense
451-450 Ley de las Doce Tablas en Roma
449 Paz de Calias establecida entre Atenas y Persia
ca. 440 Heródoto floruil
431-404 Guerra del Peloponeso
431-421 Fase arquidámica de la Guerra del Peloponeso
ca. 429 Muerte de Pericles víctima de la peste
415-413 Expedición ateniense a Siracusa
411 Boulé de los Cuatrocientos en Atenas
404-403 Régimen de los Treinta tiranos en Atenas
401 A1tajerj es JI vence en la batalla de Cunaxa
ca . 390 Los galos ocupan Roma
386 La paz del Rey o paz de Antálcidas
380-362 Recuperación de la independencia de Egipto con Nectanebo I
371 Batalla de Leuctra
362 Batalla de Mantinea

526 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIG UA


Anexos 1

Años
Principales acontecimientos
a.e.e.
359-336 Filipo, rey de Macedonia
346 Paz de Filócrates
343 Momentánea reconquista persa de Egipto
338 Batalla de Queronea
336-323 Alejandro Magno, rey macedónico
335 Alejandro pasa a Asia y gana la batalla de Gránico
333 Batalla de Issos
332 Alejandro Magno conquista Egipto
Fundación de Alejandría. Batalla de Gaugamela. Alejandro en tra en
331
Babilonia. Incendio de Persépolis
327 Alejandro invade la India
323 Alejandro Magno muere en Babilonia
312 Seleuco, rey en Babilonia
Los generales y «sucesores» ele Alejandro (diádocos) tornan el título de
306 «rey»
280-272 Guerra de Pirro en Italia y Sicilia
262-242 Primera Guerra Púnica
242 Los romanos se apoderan de Sicilia
218-20 l Segunda Guerra Púnica
217 Batalla del lago Trasimeno
216 Batalla de Cannas
202 Batalla de Zama
189 Los romanos derrotan al rey Antíoco en Magnesia
168 Derrota de Perseo en Piclna por Emi lio Paulo y fin del reino macedonio
146 Destrncción de Cartago y Corinto
135-132 Primera guerra servil
134-133 Tiberio Graco
133 Muerte del último rey ele Pérga mo

1 527
Anexos

Años
Principales acontecimientos
a.e.e.
La /ex Gabinia tabellaría establece el voto secreto en las asambleas roma-
131
nas

123-121 Cayo Graco

111-106 Guerra de Yugurta

103-99 Segunda guerra servil

91 -89 Guerra social o de los aliados (socii)

88 Sila alcanza el poder en Roma

87-63 Guerra intermitente contra Mitrídates VI (Eupator Dioniso), rey del Ponto

79 Sila se retira d e la política a la Campania

78 Muerte de Sila

73-71 Tercera guerra servi l: revuelta de esclavos dirigida por Espartaco

70 Pompeyo y Craso, cónsul es

La lex Gabinia de uno impera/ore con tra praedones consliluendo co nced e a


67
Pompeyo el mando militar para acabar con los piratas

63-62 Conspiración ele Catilina

63 Pompeyo co nquis ta Jerusalén

60-49 Primer tr iunvirato

58-49 Julio César en las Galias

55 y 54 Expediciones de César a Britania

49 César c ruza el Rubi cón

48 BatalJa de Farsalia

44 Asesinato de César

42 Batalla de Filipos (Macedonia)

31 Batalla ele Accio

27 Augusto «restaura la R epública », es decii; inic ia el Principado

Años
Principales acontecimientos
e.e.
14 Muerte de Augusto

14-37 Tiberio, emperador

528 1 MANUAL DE IN ICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Anexos 1

Años
Principales acontecimientos
e.e.
21-31 Dominio de Sejano, prefecto de la guardia preloriana
37-41 Cayo Calígula, emperador
41-54 Claudio, emperador
43 Definitiva conquista de Britania por Aulo Plaulo
ca. 50 Pablo de Tarso en Alenas. Intrigas palaciegas de Agripina
54-68 Nerón, emperador
55 Muerte de Británico (hijo de Claudio)
59 Nerón ordena matar a su madre Agripina
64 Devastador incendio de Roma
68 Muerte de Nerón
69 Año de los cuatro emperadores
69-79 Vespasiano, emperador
70 Destrucción del Templo ele Jernsalén
8 1-96 Domiciano, emperador
96-98 Nerva, emperador
98-IJ 7 Trajano, emperador
101-107 Guerras dacias
112 Plinio el Joven, procónsul en Bitinia
J 14 Armenia, provincia romana
117-138 Adriano, emperador
120 Construcción del muro de Aclriano en Britania
138-161 Antonino Pío, emperador
132-1.35 Rebelión judía encabezada por Simón Bar Kojba
161 - 180 Marco Aurelio, emperador
165 Brote de una epidem ia que afectó a tocio el Imperio cluranle quince años
l92 Asesinato de Cómodo
Guerra civil por la sucesión en el Imperi o en tre Septimio Severo y
194
Pescenio Níger, venc ido en Asia
2.11 Muerte de Sepl in1 io SL' VLTO en Eboracum (York)

1 'i29
~nexos

Años
Principales acontecimientos
e .e.
Caracalla asesina a su hermano Geta. Promulgación de la Constitutio
212
Antoniniana
217 Asesinato de Caracalla
Desaparición del reino parto y comienzo del lmperio sasánida en Persia,
226
con capita l en Ctesifonte
249 Persecución de Decio con tra los cristianos
257 Persecución de Valeriana con tra los cristianos
258 Rebelión de Póstumo en las Galias
261-268 Galieno, emperador en solitario
268 Tétrito, emperador en las Galias
284-305 Diocleciano, emperador
292 Establecimiento de la Tetrarquía imperia l
303-305 La gran persecución contra los cristiano
305 Abdicación simultá nea de Diocleciano y Maximiano
306 Muerte de Constancia Cloro
Acuerdos de Milán por los que proclamó la libertad religiosa en todo el
313
Imperio
315 Arco de Constantino en Ro ma
324 Mue1te de Licinio
325 Concilio de Nicea
330 Fundación de Constantinopla
337 Muerte de Constantino
340 Muerte de Constantino Il en Aquileya
350 Asesinato del emeprador Constante.
350-353 Usurpación de Magncncio Magno .
360-363 Juliano, emperador pagano
364 Muerte del emperador Joviano
375 Muerte de Valentiniano I: le sucedieron Graciano y Valentiniano II
378 Valente es ve ncido y muerto en la batalla de Adrianópolis
380 Edicto de Tesalónica

30 1 MANUAL DE l \JTCfAClÓN A LA l llSTORTA ANTIGUA


/\ nl' .\OS 1

Años
Principales acontecimientos
e.e.
384 Teodosio prohíbe los sacrificios paganos
382-388 Usurpación de Magno Máximo
388 Teodosio l. derrota y manda ejecutar a Magno Máximo en Aquileya
394 Muerte del usurpador Eugenio Flavio
Muerte de Teodosio I. División definitiva del Imperio: le suceden sus hijos
395
Honorio, en Occidente, y Arcadio, en Oriente. Agustín, obispo de Hipona
396 Los godos al mando de Alari co invaden Tracia, Macedonia y Tesalia
408 Muerte de Arcadio: le sucede Teodosio lI
410-411 Saqueo de Roma por Alarico
423 Muerte de Honorio: le sucede Valentini a no IJJ
433 Atila, rey de los hunos
438 Código Theodosia no
450 Muerte de Teodosio L1 en Constantinopla
453 Muerte de Atila
454 Valentiniano Ill ases ina al ge neral Aec io
455 Muerte de Valentiniano Jll. Avito go bierna Italia
Derroca miento de Rómulo Augústulo por Odoacro. Fin del Imperio roma-
476
no occidenta l
527-565 Justiniano, emperador romano de Oriente

EL COM ENTARIO BREVE DE TEXTOS HISTÓRICOS

Pautas para la realización de un comentario breve


de textos históricos

El objetivo primordial del comentario de textos históricos es el acceso, con


las claves propias de la disciplina histórica, al significado de un extracto o pasaje
procedente de una fuente escrita determinada. Para alcanzar satisfactoriamente
dicho objetivo será necesario explicar aquellos rasgos fundamentales que, refle-
jados en el texto, contribuyan a su comprensión y, por tanto, aJ conocimiento de
la sociedad y época a la que pertenece.

1 53 1
Anexos

Aunque no existen normas fijas para la realización de un comentario de texto,


y menos aún si éste es de carácter reducido, es esencial seguir de forma clara y
ordenada un método coherente en el que, al menos, se dilucide la naturaleza del
texto y se expliquen aquellos elementos que contribuyen a insertarlo dentro de
un contexto histórico bien definido.
1. Naturaleza del texto

a. En primer lugar, se debe establecer la categoría y estilo del texto al que


nos enfrentamos. El texto puede ser de carácter epigráfico, epistolar, lite-
rario (narrativo, poético, épico .. .), legislativo, político, filosófico, religio-
so, administrativo, etc.
b. En segundo lugar, debe indicarse el autor y el título de la obra (si se cono-
cen) de los que procede el texto: alguna «pincelada» biográfica, la lengua
original en la que el texto está escrito y a quién o quiénes estaba dirigido.
c. En tercer lugar, debe identificarse con claridad el lugar de origen del texto,
es decir, su procedencia geográfica.
d. A continuación, resulta ineludible señalar la datación del mismo: estable-
cer su cronología exacta o lo más aproximada posible.
2. Resumen del texto

Ningún comentario de texto será válido sin presentar la sinopsis o resumen


del contenido del documento. Es decir, en pocas líneas (4-5 a lo sumo), habría
que dar respuesta a una simple pregunta: ¿de qué trata el texto propuesto? A este
respecto, resulta de gran utilidad subrayar los datos (nombres propios, topóni-
mos, fechas, cifras) y elementos internos (vocablos, expresiones) que sean más
significativos.
3. Descripción y explicación del contexto histórico
Se trata de la fase más importante del comentario reducido del texto histórico.
a. No debe caerse en el error de repetir con distintas palabras las mismas
ideas y alusiones recogidas en el texto (cabría suponer que este procedi-
miento sería admisible en la fase anterior, es decit~ en su resumen, pero
no en ésta). Tampoco sería correcto excederse en la explicación de todos
los aspectos que definen un período histórico determinado. Si el texto,
por ejemplo, refleja una situación relativa al ámbito económico, no sería

'i 32 1 MANUAL DE TNTCIACTÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Alll'..\OS ¡

lógico extender nuestras explicaciones al ámbito religioso, salvo que en el


texto aparezcan ideas que relacionen explícitamente ambos ámbitos (por
ejemplo, que se trate de los tesoros que contenían los templos o del erario
público depositado en algunos de ellos).
b. Se deben analizar con detenimiento los términos y datos que aparezcan
en el texto con el objeto de ponerlos en relación con el momento histórico
que describen y de explicar qué significado adquieren en dicho contexto.
4. Conclusiones
En este apartado final se deben incluir las consideraciones finales surgidas del
análisis previo del texto.
a. Deben resaltarse aquellos términos e ideas que, por su importancia, con-
ducen a la adecuada comprensión del texto. Es decir, aquellas palabras
que, a nuestro juicio, resultan «clave» para la interpretación del contenido
del documento.
b. Sería pe1iinente aquí establecer, siempre brevemente, posibles paralelos
históricos cercanos.
c. Sería conveniente, a su vez, señalar posibles consecuencias históricas o la
trascendencia de la información que proporciona el texto.
d. Las conclusiones podrían cerrarse exponiendo brevemente la opinión
personal o de algún historiador -si se conoce- que se haya acercado al
texto o a la época en la que éste se sumerge.
Nota adicional:

No es necesario que en la redacción del comentario aparezcan indicados lite-


ralmente estos cuatro apartados. De hecho, lo ideal es que, siguiendo como guía
estas pautas, dicha redacción sea continua, clara y fluida.

EJEMPLO RESUE L:rO DE COMENTA RIO BREVE DE TEXTO III STÓR ICO

Tucídides, Guerra del Peloponeso, 111, 86-87

A fines del mismo verano, los atenienses enviaron veinte naves a Sicilia al
mando de los estrategos Laques, hijo de Melanopo, y Caréades, hijo de Eufüeto.
La razón era que los siracusanos y los leontinas habían entrado en guerra unos

1 533
Anexos

contra otros_[ ... ] Así las cosas, los leontinos y sus aliados enviaron una embajada a
Atenas para persuadir a los atenienses, en virtud de su antigua alianza, y dado que
eran jonios, a enviarles naves, pues estaban bloqueados por mar y por tierra por los
siracusanos. Los atenienses se las enviaron con el pretexto de su parentesco, pero
en realidad porque querían impedir que llegara al Peloponeso el trigo de aquellas
tierras y porque así harían un primer ensayo para ver si tenían posibilidades de
hacerse dueños de la situación en Sicilia [ ... ] En el invierno siguiente, la epidemia
azotó a Atenas por segunda vez; aunque en realidad nunca había cesado completa-
mente, había tenido, sin embargo, algún período de respiro[ ...] así no hubo ningu-
na desgracia que abrumara a los atenienses con más violencia que ésta ni nada que
debilitara tan gravemente su poderío. Murieron, en efecto, no menos de cuatro mil
cuatrocientos hombres en las filas de los hoplitas y no menos de trescientos entre
los de cabalJería, así como un número imposible de determinar entre el resto de la
población [ .. .].

Tucídides, Historia de la Guerra del Peloponeso (libros 1/l-IV) (trad. J. J. Torres


Esbarranch), Gredas (BCG, 151), Madrid, 1991, pp. 146-151.

El texto objeto del presente comenta1io --originariamente escrito en griego-


procede del libro tercero de la Guerra del Peloponeso de Tucídides. Se trata de una
fuente de carácter histórico y de naturaleza pública. El historiador Tucídides (ca.
460-ca. 400 a.e.e.) era de procedencia tracia, aunque por su parentesco con la
familia de Cimón y Milcíades, pertenecía a la aristocracia ateniense. Fue elegido
como uno de los dos generales que mandaron una expedición a Tracia, pero fue
desterrado por su fracaso militar en la campaña de Anfipolis, regresando a Atenas
en el año 404 a.e.e.
A diferencia del historiador Heródoto, Tucídides pretende construir «una his-
toria exacta, justa y verídica», razón por la que no admite digresiones y antepone
la verdad al artificio puramente estilístico. Ahora bien, la supuesta imparcialidad
tucididea no siempre es absoluta. En este sentido, se decanta por la democracia
ateniense como sistema político ideal. En su opinión, se trataría de un régimen
que no limitaba la participación política de aquellos que, siendo pobres o de oscu-
ro linaje, tuviesen talento y méritos suficientes para acceder a la vida pública. Para
Tucídides era más importante la ciudad que el individuo. Su gobernante, fuese
cual fuese su condición social, debía velar siempre por la comunidad ciudadana
sin dejarse tentar por la corrupción. En este sentido, Pericles representaría para él

534 1 MANUAL DE JNl CIACIÓN A LA H ISTORIA ANTJGUA


Anex o~ 1

el magistrado ideal, una opinión que tampoco está exenta de subjetividad.


Los capítulos 86-87 del tercer libro de su Guerra del Peloponeso (431-404 a.e.e.)
se insertan dentro de la fase conocida como «Guerra Arquidámica» o «Guerra de
los Diez Años» (431-421 a.e.e.). El texto narra la primera expedición ateniense a
Sicilia a cargo de Laques y Caréades (otoño del 427 a.e.e.) y los desastrosos sucesos
ocasionados por la peste en Atenas (invierno del 426-425 a.e.e.).
Tras las Guerras Médicas, el mundo griego observó de qué manera se fue con-
solidando la formación de dos polos o potencias antagónicas que giraban, una en
tomo a Esparta (Liga del Peloponeso) y otra en torno a Atenas (Liga de Delos).
Durante el llamado período de la Pentecontecia, las diferencias entre ambos blo-
ques fueron creciendo hasta tal punto que desembocarían en un conflicto armado
cuyo detonante formal fue el golpe de mano de los tebanos contra Platea en el 431
a.e.e. Las causas de esta guerra fueron varias, aunque generalmente se admite que
el crecimiento desmesurado del podelio de la democracia ateniense venía susci-
tando desde hacía tiempo en la oligarquía espartana una enorme desconfianza.
Esparta pretendía mantener la autonomía de las póleis que entraban en su órbita
de influencia, cada vez más amenazada por el «imperialismo ateniense» defen-
dido y propiciado en estos momentos por Pericles. Las rivalidades económicas
enh-e Corinto y Atenas, evidenciadas ya con la intervención ateniense en Corcira
(antigua colonia corintia), empujó a Esparta a inclinarse por una guerra abierta
contra Atenas.
La primera parte del texto nos sitúa en Sicilia, en el cuarto año de la llamada
«Guerra de Arquídamo». En el año 427 a.e.e. llegó a Atenas una embajada envia-
da desde la colonia de Leontinas -encabezada por el célebre sofista Gorgias-
para solicitar ayuda en el conflicto que enfrentaba a ésta y a otras ciudades con
una coalición dirigida por la poderosa Siracusa, aliada a su vez e.le Esparta («los
leontinos y sus aliados enviaron una embajada a Atenas para persuadir a los ate-
nienses»). Haciendo valer su origen común y su amistad con Atenas, ciudad que
se consideraba madre de todos los jonios, dicha embajada consideraba legítima
su intervención. Los atenienses accedieron a esta súplica y enviaron -«con el
pretexto de su parentesco »- una expedición de veinte barcos al mando de Laques
y Caréades. Dos añcs más tarde (425 a.e.e.), Atenas envió de nuevo a Sicilia una
segunda escuadra con cuarenta naves (en las que viajaba Demóstenes) con el fin
de asegurar su posición en Occidente.
Llegados a este punto, cablia preguntarse por las razones reales de la interven-

1 535
t\ nexos

ción ateniense en Sicilia. El propio Tucídides distingue, como es habitual en él,


una motivación inmediata y superficial de otras más profundas. Mediante la pri-
mera, la razón del parentesco, los atenienses trataron de justificar su actuación de
cara al exterior, aunque, según advierte nuestro historiador, resultaba evidente que
realmente «querían que no llegara al Peloponeso trigo de aquellas tierras [Sicilia]»,
al tiempo que deseaban extender su dominio imperialista en Occidente («para
ver si era posible someter Sicilia a su Imperio»). Según la mayor parte de los
historiadores actuales, Tucídides no estaba desacertado en sus observaciones. Sin
embargo, podrían añadirse otras no menos importantes. En este sentido, cabría
señalar que Atenas deseaba asimismo obligar a Siracusa y a los dorios sicilianos
a destinar el grueso de sus fuerzas para defenderse de otras ciudades griegas de la
isla, neutralizando así la peligrosa posibilidad de que pudieran enviar al continen-
te griego barcos y tropas de apoyo para Espa1ia. Sin embargo, las póleis -hasta
entonces enemistadas y ahora animadas por el siracusano Hermócrates- decidie-
ron firmar un tratado de paz en la reunión de Gela (424 a.e.e.) para evitar que la
influencia ateniense en la isla se intensificara aun más. Más tarde, Siracusa puso a
disposición de Esparta un fuerte contingente de barcos bajo el mando del propio
Hermócrates, aunque gran parte de esta flota se hundió en la batalla de Cícico.
Por estas mismas fechas, los acontecimientos en la Grecia continental no
parecen haber sido muy halagüeños para Atenas. En la primavera del 430, el Ática
fue devastada por el ejército peloponesio, y Tucídides mismo cuenta que un brote
de peste azotó despiadadamente a la población ateniense, resultando gravemente
afectado el ejército hoplita. Surgió entonces el rumor de que aquella calamidad
había sido enviada por Apolo, vinculándola al oráculo de Delfos, que había sido
favorable a Esparta. Pericles -que a la postre sería una víctima más de la peste-
fue considerado culpable de aquella situación, razón por la que se le impuso
una multa y no fue reelegido al año siguiente en el cargo de estratega que venía
ocupando desde hacía quince años. En el año 427 se eligieron nuevos generales
para dirigir las operaciones de guerra contra Esparta - entre ellos Nicias, Laques,
Nicóstrato y Demóstenes-, quienes siguieron, en esencia, los planes ideados por
Pericles. Durante esta fase de la guerra la situación fue incierta para los conten-
dientes. Atenas sufrió graves reveses, pero también contó con éxitos importantes.
El final de este período se alcanzará con la famosa paz de Nicias del año 421 a.e.e.,
que no fue sino una tregua. Alcibíades, sobrino de Pericles por línea materna, se
convirtió entonces en el hombre fuerte de Atenas (fue elegido estratega en el 420).

'i 36 1 MANUAL DE lNICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


A nexos 1

Tras varios años de confusión, éste preparó una nueva expedición a Sicilia, pero
fue acusado de sacrilegio y huyó a Esparta en busca de la protección del rey Agis,
a quien aconsejaría en las acciones bélicas contra su antigua pat1ia. Al final, Nicias
se encargaría de aquella dificil empresa, a la que él mismo se había opuesto. El
ejército ateniense sería totalmente derrotado en el 413. A partir de este momento
se abrió un período en el que se produjeron diversos levantamientos y la demo-
cracia fue temporalmente derrocada, imponiéndose el régimen moderado de la
Boulé de los Cuatrocientos (411). La alianza de Esparta con los persas precipitó la
total derrota ateniense y la pérdida de su Imperio en abril de 404 a.e.e. Atenas fue
absorbida entonces (como un miembro más) por la Liga del Peloponeso.
No obstante, debe advertirse que las nefastas consecuencias, tanto sociales
como económicas y culturales, de la Guerra del Peloponeso no fueron sufridas
sólo por Atenas, sino que abarcaron a todo el mundo heleno: los Estados griegos
contrajeron deudas impagables con Persia; al extinguirse el control ejercido por la
flota ateniense, apareció la lacra de la piratería en el Egeo; hubo una caída gene-
ralizada del comercio y de la economía; debido a las enormes pérdidas de vidas
humanas durante el largo conflicto, la población griega quedó seriamente dañada,
a la que sobrevino, además, una profunda crisis moral, ideológica y religiosa de
difícil y larga recuperación.

EL BREVE COMENTARIO 1-IISTÚRICO DE IMÁGENES

Pautas para la realización de un breve comentario


histórico de imágenes

a) Descripción del documento gráfico:

l. Encuadre cronológico y cultural: época, fechas -si se conocen-, cultura


a la que pertenece, situación geográfica.
2. Aspectos tecnológicos/constructivos y formales: tipo de objeto u obra,
material en el que se realiza, estructura, uso del color, descripción icono-
gráfica general.
b) Extracción de la información que proporciona:

l. Significado y función : uso del objeto iconográfico o edificio, paralelismos


con otros objetos u obras similares.

1 c-.,37
lncxos

2. Contexto histórico y cultural: ¿qué aporta?


c) Relación con los contenidos asimilados:

1. A qué tema corresponde.


2. Mención de algún autor o personaje estudiado relacionado con el conte-
nido de la imagen.
3. Información sobre la relación de la imagen con algún grupo social, o
respecto a la situación precisa que ocupa dentro de su contexto histórico.
4. Aportación documental sobre hechos políticos, sociales, culturales, etc.
de relevancia: breve explicación de la información que la imagen revela
acerca de tales hechos.
Nota adicional:
No todas las imágenes son susceptibles de análisis con el mismo grado de
profundidad. Algunas de ellas se prestan a una interpretación polivalente, en
la que, en todo caso, debe discernirse su significado dominante. La mirada del
historiador ha de saber distinguir entre la apariencia y la certeza, aunque ambas
-dependiendo de las circunstancias y de los códigos estéticos o ideológicos de
cada época- se oculten bajo formas convencionales o estereotipadas. Teniendo
en cuenta todos estos aspectos, el comentario debe seguir un discurso lógico en
el que no es necesario señalar expresamente cada uno de los puntos de análisis,
los cuales -según las exigencias explicativas- son intercambiables. La redac-
ción debe ser correcta, clara y coherente.

E JEMPLO RESU ELTO DE BREVE COMENTAR IO HI STÓR ICO DE IMA(;EN

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1 © Raúl Gonzá lez Sa li ncrn

38 1 MANUAL DE lNlClACIÓN A LA JUSTOR LA ANT IGU A


A nexos \

La imagen de la doble antorcha que aparece en el relieve del fragmento mar-


móreo visto en primer término constituye uno de los símbolos más reconocibles
de los misterios eleusinos, celebrados en honor de Deméter y de su hija Perséfone
(Coré). La ciudad de Eleusis (Ática), situada en el golfo Sarónico, frente a la isla de
Salamina y a una distancia de unos 20 km de Atenas -con la que estaba comuni-
cada a través de una via Sacra-, contaba ya con un área de culto en época micé-
nica (siglo xv a.e.e.), aunque no será hasta el siglo vm a.e.e. cuando aparezcan los
testimonios arqueológicos más significativos, momento en el que, según todos los
indicios, se sitúa igualmente la redacción del Himno homérico a Deméter, principal
fuente para conocer el mito que dio lugar a la fundación de los misterios eleusinos,
que, junto con los dionisíacos, fueron los más importantes y famosos del mundo
antiguo. A partir de la época de Pisístrato (ca. 600-ca. 527 a.e.e.), se pueden seguir
sin dificultad las sucesivas etapas constructivas del edificio cultual más importante
del santuario, el Telesterion, lugar al que sólo podían tener acceso los iniciados. Sus
restos actuales con-esponden a la nueva construcción que Pericles (ca. 495-429
a.e.e.) encargó al arquitecto del Partenón, Ictino: se trataba de un edificio impo-
nente de planta cuadrada dividido en su interior por seis filas de siete columnas
cada una de el.las. La fama de los misterios eleusinos perduró en época romana,
hasta el punto de que algunos emperadores desearon convirtirse en iniciados.
Avanzado el Imperio cristiano, Teodosio I prohibió los misterios. Poco después, en
el año 394 e.e., el santuario fue completamente destruido por los godos de Alarico.
Al igual que los grandes juegos panhelénicos de Olimpia, los misterios eleu-
sinos representaban para los griegos una de las principales manifestaciones de
su identidad cultural. En época clásica estaban abiertos a todos los que habla-
ban griego y se mantenían puros, es decir, los que no habían sido manchados
por crimen o sacrilegio alguno. En ellos podían participar incluso las mujeres,
los esclavos y los extranjeros integrados en la cultura helénica. En el momento
álgido de su poder, Atenas se hizo con el conh·ol del culto de Eleusis -al igual
que con el de los otros santuarios más importantes, como Delfos o Delos- para
reafirmar ideológicamente su hegemonía política y cultural.
En primavera, durante el mes Antestherión (febrero-marzo), tenían lugar a
las afueras de Atenas los «pequeños misterios». En esa ocasión se contaba con
la presencia del arconte-rey ateniense -hasileús- y de los sacerdotes llegados
de Eleusis para realizar los preceptivos actos de purificación. Los «grandes mis-
terios» se celebraban en el mes de Boedromión (septiembre-octubre), probable-
mente para exorcizar la llegada del invierno, y duraban al menos una semana

1 539
\nexos

entera. Según la tradición, los misterios habían sido revelados directamente por
Deméter con ocasión de una parada de descanso en Eleusis durante la infatiga-
ble búsqueda de nueve días -en cuyas noches llevaba en sus manos antorchas
encendidas- de su hija Perséfone, que había sido raptada por Hades, el dios de
los Infiernos. Apiadándose de ambas, este último permitió a Perséfone regresar
con su madre cada año durante un período determinado, momento en que la
tierra fructificaba. Durante el resto del año, justo cuando ella debía regresar a los
Infiernos, la tierra, maldecida por Deméter -diosa de los cereales- se mostraba
improductiva. Se puede considera1~ por tanto, que el origen del culto eleusino era
fundamentalmente agrario. Su principal sacerdote era el hierofante -hierophán-
tes, literalmente, «el que muestra los objetos sagrados», es decir, los hierá-, que
se encargaba de la parte más importante de la celebración: la «visión». Le acom-
pañaba el daduco -dadouchos-, el «portador de la antorcha», en la apertura de
los misterios. Éste iluminaba el camino hacia el «verdadero conocimiento». Al
final de la procesión sagrada -que acontecía siempre en noche de luna llena-
el Telesterion se abría con la espectacular aparición del hierofante en la puerta,
dando la bienvenida a los iniciados, quienes -con la cabeza descubierta- entra-
ban al espacio interior profusamente iluminado por las «antorchas eleusinas»
que portaban los iniciados ya veteranos (el edificio contaba con una abertura en
el techo para permitir la salida del humo de las antorchas). Por medio de estos
misteriosos rituales -que no podían desvelarse a los profanos-, de profundo
carácter soteriológico, se consideraba que se entraba en contacto con el más allá:
los iniciados confiaban así en tener garantizado un lugar privilegiado en la vida
después de la muerte.

i40 1 MAN UAL DE INICIACIÓN A LA T-HSTORIA ANT IGUA


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1 547
A aedo(s): 123 Ala lia {batalla): 28 1
A: vid. a.ntiquo Aelia Capi!Olina (Jerusa lé n): 383 alamano(s): 48 1
Abidos: 74(1), 185 aequilas: 426 a lano(s): 485, 488(t)
abogacía: 502 a.era.rium (fisco): 47 1 y vid. erario Alarico: 485, 539
aboli1io 1nen1oriae: 413 públi co Alba Longa: 282-283
Abra hán: 93 Árrica, al'ricano(s): 129, 269, 3 16, Alban ia: 308
acadio(s): 88(1), 82-84 327, 333, 366(1), 309(1), 325(s), Albanos (montes) : 282
Acamia: 221 336, 359(1), 366(1), 387, 388(1), a lbanos (pue blo): 366(1)
Acarnania: 360 39 1, 448(1), 461, 478, 48 1, 487 , Alcib íacb: 223, 223(1), 224, 236(s),
Acaya: 120(1), 366(1) 489,49 1, 500, 507, 515(s). 5 l 6(s) 536
Accio (bata ll a): 358(1), 360, 365, Alrodita: 159, 208, 368(1), 4 11 Alcmeón de Crolona: 274
400(s) Agamcnón: 120(1), 124( 1), 16 1 Alcmeónidas: 143
aceit e de oli va: 146- 147 , 149,203, 11geutes i11 rebus: 489 a ldea (concepto): 4 1-42, 45 , 48,
251 (s), 255, 39 1, 393 ager publicus: 295, 329-330, 330(1), 5l(s), 13 1
acrofonía: 50 334, 35 1, 354(s) Alejand ría: 234( 1), 263(s), 244,
acrópo lis de Ate nas: 143, 145(1) , Agesilao: 227 250(1), 254, 260-26 1, 263(s), 360,
149, 187, 198(1), 199-20 1, 2 14(s) Ágidas: 187(1) 394-395, 447, 448(1), 5 l 5(s)
Acta nrn r/yrum: 443 Ag is (rey espa rtano): 537 Alejandro Magno: 53, 67, 100(1),
Aclium: vid. Accio (batalla) agogé («educac ión»): 140 102 , 162(1), 239, 242-246, 246(1),
acueduclo(s): 278, 406, 429(s), 423 agonisli: 50 1 248-250, 252(1), 253, 257-259 ,
11daeratio («aderación» ): 464, 499 ágora (agorá.): 255, 256(1), 273( 1) 262(s), 3 17, 368
Ad herba l: 333 agoranomo: 368(1) Alejandro Severo, M11rc11s Aureli11s
adivinacuón e trusca: 280, 28 1(t) agricu ltura egipcia: 69-70 Severus Alexa11der (emperador):
Ad riano, Publius Aelius Hadria.nus Agrigenlo: 272, 312(1) 388
(emperador): 166( 1), 376, 378, Agripa , Marco Vipsanio: 360, 365, a lemán (le ngua) : 85
401 (s), 407(t), 450(s) 370, 400(s) Aleman ia : 509
Adrianópoli s: 473, 480(1) , 48 1 Agripa I: 373 Alepo: 83(1)
Adriático (mar): 308, 3 14, 366(t) Agripina {v iuda de Germá nico): Ales ia: 346, 348
adscriplici: 498 37 1(1) alf'abclo l'onél ico: 98
adversus ludacos: vid. anlijudaís- Agripina, la Menor: 374 alislam icnlo: vid. rccl ulami e nlo
mo Agustín de Hipo na: 500-50 1, 504, 111i li 1ar
Aecio, Flavio: 487 5 10 Allia {riac hu elo): 306
aedilis cunt!is (aediles cundes): Ahura-Mazda: 104(1), 105 Alpes: 3 15, 366(1)
vid. ed il(cs) Akenalón: 60, 62, 66(1) Alpes Ju lianos: 488(1)
aeclilis mun icipa l (aecliles mun ici- Aka (rey m ítico sumcrio): 8 1(1) Allar de la Victoria: 5 12-5 13,
pa les): 405 Akkad: 83 5 14(1)

• Las lclTas entre pa réntes is q ue acompañan a a lg unos núm e.-os de pág ina co rresponde n a los
tex tos ele íue ntes (l), a las le ngüetas (1) y a las sínll's is (s).

1 549
Índice analítico

a!terum non laedere: 424 lio): 384 apostasía, apóstala(s): 439, 443,
Alto Egipto: 53-55, 57-58, 65(1), Annales (escuela historiográfica): 479,507
74(t), 76(s) 27(1) Apóstata: vid. Juliano (empera-
Amarillo (río): 43 annona civil: 470, 499, 500 dor)
Amazonomaquia: 256(1) annona ludorwn: 299 apóstol(es): 445, 447
Ambrosio de Milán: 502, 504, annona militar: 464, 470, 499 Apuleyo Saturnino, Lucio: 334-
508,513 Anopea: 187 335, 335(1), 346
Amenemhet I: .'í6 Anquises: 283 Apulia: 315
Amenhotep I: vid. Amenofis I Antálcidas: 227, 228(t) Aqua Appia: 295(1)
Amenholep JI: vid. Amenofis II An tef VII: 58 Aquae Sextiae: 335(1)
Amenholep III: vid. Amenofis III Antela: 166, 187(1) Aquea: 142
Amenholep IV: vid. Amenofis IV Antigónidas: 262(s) Aquemenes (rey persa): 98
Amenofis I (faraón): 58 Anlígono I: 252 aqueo(s): 119, 120(1), 122-.123,
Amenofü II (J"araón): 60, 68 Antígono II Gónatas: 252, 261 126, 167
Amenofís III (faraón): 60 antijudaísmo: 436, 501-502, 504- Aquileia: 317, 478, 482
Amenofis IV (faraón): 60, 66(1), 505, 515(s) Aquiles: l 20(t)
73, 96(1) Antíoco I Soter: 250, 256(t) Aquileya: vid. Aquileia
Amílcar Barca: 272, 315 Anlíoco ll: 251 (t), 257 Aquilio, Marco: 340
Amón (dios-sol egipcio): 60-62, Antíoco III el Grande: 251 (t), Arabia, árabe(s): 104, 281 (t), 463,
63(1), 64, 73-74, 245, 246(1) 317-318, 321 488(1)
Amón-Ra (dios egipcio): 60, 73 Antioquía: 261, 263(s), 317, Aram: 88(1)
amorreos: 41, 83 390(1), 395, 480(t), 482, 488(t), Aram Harshmalki: 88(1)
Amose (hermana de Amenofis I): 510 arameo, arameos: 88(1), 94
58 anlipaganismo, antipagano(s): arbitraje: 300(t)
Amosis (faraón): 58 482, 511-512, 516(s) «arca de la alianza»: 95
Amulio: 283 Antípalro (macedonio): 244, 259 a rea des: 488( t)
amurru: 41 antiquo («lodo queda como Arcadia: 229
anachóresis: 510 antes», «rechazo»): 306 Arcadio, Flavius Arcadius Augus-
anacronismo: 31 Antonia (hija de Marco Antonio tu s (emeprador): 482-483 ,
analística romana: 306 y madre de Germánico): 371 (1), 494(s), 502
anarquía militar: 463, 465, 493(s) 372 arché: 171
Anatolia: 39, 44, 81, 86, 88, Antonino Pío, Aelius Hadrianus arcontado, arconle(s): 142 ,
92(1), 101, 106(s), 250,274, 390 Antoninus Augustus Pius 145(1), 146, 150, 152, J54(s),
Anaxándridas: 187(1) (emperador): 376, 378, 384, 161
Anaximandro: 172 401 (s) Areópago: 142, 144, 19.'í, 19.'í(I),
Anaxímenes: 172 Antoninos (dinastía imperial): 213(s), 435
Anbucala: 315 371, 378, 384-385, 401 (s), 441 Ares: 142, 159,411
Aneo Marcio: 277(t), 286 Antonio, Marco: vid Marco Anto- Argentoratwn (batalla): 478
Andrónico: 323 nio argentus, argenli: 472
Anfictión (rey mítico): 167 Antonio Saturnino: 377 Arginusas:225
anfictionía(s): l 67 Apella: 133, 142, l 54(s) Argólida: 119, 167, 187
Anfictionía de Argos: 167 Apenino(s): 307, 335 Argos: 24, 135, 142, 167, 194,
Anfictionía de Beocia: 167 Aper: 466 217-218, 227
Anfictionía de Calauria: 167 Apio Claudia, el Ciego: 295(1), Ariminio: 507
Anfictionía Délfica:167 296 Aristarco de Samos: 260
Anfictionía Délica: 167 Apis (figura mitológica egipcia): Arístides (apologista cristiano):
Anfictionía del Istmo: 167 73 442
Anfípolis: 222, 240(1), 24 l(t), 534 apocalíptica, apocalíptico: 450(s) Arístides (aristócrata ateniense):
anfiLeatro(s): 429(s), 420 apoikíai (colonias): 129, 131 194
Anfiteatro Flavio: vid. Coliseo Apolo: 164, 166(1), 167, l 76(s), Aristól"anes: 29, 21 O
ángeles: 436 193, 234(1), 411, 536 Aristogitón: 149
anglo(s): 485 Apolo Licio: 259 Aristóteles: 31, 139(1), .158, 169-
Aníbal Barca: 315-316, 318, Apolo Pitio: 167 170, 231 (1), 243, 259, 426, 437
325(s), 328, 333, 408 apologética cristiana, apologis- aritmética: 208, 261
Anibaliano: 478 la(s): 438, 441-442, 446, 4SO(s) armada ateniense: 225, 236(s)
Anio Vero (futuro Marco Aure- Apopi I (rey hicso): 58 Armenia: 378, 385

550 1 MANUAL DE INICIAC IÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Índice analítico

Armenia Menor: 373 Atanasio de Alejandría: 506 lianus Augustus (emperador):


armenio (lengua): 85 Ataulfo: 487(1) 23,437, 463
Armenio (rebelde germano): 372 ateísmo, ateo(s): 438 Aurelio Arrio Antonino, Tito: 384
Armenio Brocco: 398(l) Atenas, atenienses: 19, 3 1, 10 1, aureus, aurei: 47 1-472
Amo (río): 278 114, 133, 127-128, 136, 138, auspicia (auspicios): 294,414
Arpino: 345(1) 142- 144, 145(l), 148, 149, autarquía: 497, 5 15(s)
arqueología: 23 149(1), 150, 152- 153, 154(s), autocracia: 464, 494(s), 497
Arquída mo: 22 1, 535 16 1, 190, 19 1(s), 192(s), 193- auxilia (tropas auxi liares): 363
Arquímedes: 3 12(1) 194, 195(1), 196- 197, 199, Avcntino: 284, 295
arquileclura egipcia: 71 , 260 199(l), 200-20 1, 203-208, 210- Avid io Casio: 385
Arrio, arrianismo, arrianos: 479, 21 1, 2 13(s), 214(s), 217-222, Avidio Nigrino: 398(1)
493, 505-506, 515(s), 5 16(s) 223(1), 224-227, 228(t), 229- Ávila: 508
Arsácidas: 383(1) 230, 231 (1), 232-233, 236(s), awilu («hombres libres »): 83
Arlajerjes 1 (rey persa): 10 1 239-240, 240( 1), 242, 244, Ay (visir egipcio): 62
Arlaje1jes U (rey persa): 101 , 227- 256(1), 259-26 1, 263(s), 293,
228, 228(l), 236(s) 296, 34 1, 428(s), 534, 534(1), B
Arlaje1jes m (rey persa): 1O1 535-537, 539 Baal (dios): 73
Artemidoro: 256(l) Atenea (diosa griega): 73, 149, Babilonia, babilonios: 66, 83-84,
Artemisa (diosa griega): 234(1), 159,200, 214(s), 4 11 89, 92(1), 96, 100-101, J05(s),
4 11 Atenea Niké: 200 159, 170, 234(1), 246, 248, 245
Arlemisium: 186 Atenea Parthénos: 234(1) Bactriana: 246
arúsp ices: 279 Atenea Políade: 143 , 199-200 bagauda(s): 501, 5 15(s)
Asca nio: 283 atenienses: l 45(t) Báguidas: 135
ascetismo, ascetas: 51 O, 516(s) Atenión: 340 Bajo Egipto: 53-55, 57, 64, 65(1),
Asd epio: 234 Ática: 11 9, 133, 144, 145(1), 148, 74(1), 76(s)
Asculum Piceno: 308 150, 154(s), 203,205,2 17,22 1, Balcanes: 239
Asdrúbal: 3 15 223,225,297,536,539 Baleares, ba leares: 281, 309(t) ,
Asia: 85, 366(L) Áli ca (madre de Octavio 491
Asia Menor: 44, 73, 105(1), 106(s), Augusto). 357 Balikh (rey mil ico sumerio): 8 1(1)
114- 11 5, 12 1, 123, 127- 129, úti co (dialecto griego): 257, ballis111e: 421
149(1), 163, 162(1), 17 1-172, 262(s) banca, bancos: 160, 397
200, 213(s), 225, 227, 217, At ila: 487 bandiclo(s): 486(1)
228(1), 236, 242, 244, 250, 269, at imbran ios: 256(1) ba nquetes romanos: 396(1)
252, 258, 262(s), 274, 275, 279, Ali s: 165, 277(1) Baquílicles: 274
318, 336, 349, 394, 445, 463, atletas: 16 7 Bar Koj ba, S imón: 382
506 Alón (dios-sol egipcio): 60-62, «barbarizaciún »: 465
asimilación cultura l: 257-258, 66(1), 73, 96(1) bárbaro(s): 179, 191, 198(1), 242,
262(s) Atreo: J 20(t) 383(1), 385, 387, 407(1), 459,
Asiria, asirios: 42, 6 1, 64, 66, Alum (dios egipcio): 72 463, 480( t), 485, 486( 1), 487,
80, 89-92, 95-96, 100, J 00(1), auc/oritas: 294, 400(s), 469 488(1). 490, 493(s), 494(s),
105(s), 378 audienlia episcopalis: 478 495(s), 497 -498, 5 14(1)
Asopo (río): 189(1) augur, augures: 413, 4 l 28(s) Barca (fami lia carlaginesa): 315
Aspasia: 208 augustales: 399 Barsa lnunna (rey mít ico sume-
Asuán : 65(1), 260 Augusto, Octavio: 19, 270, 328, rio): 8 1(l)
Assur (dios): 89 360, 36 1, 361 (l), 362-365 , basileús: 142, 16 1, 539
Assurbanipa l: 89 366(1), 367-368, 368(t), 369- Basil io de Cesa rea: 510
Aslarlé (diosa): 73 37 1, 383(1), 392, 395-396, Basla rn a: 366(1)
Astorga-León: 508 398(t), 401(s), 403, 408, 4 17, Baslel (diosa egipcia): 72
astrología: 170 431 , 450(s), 5 12 Bcda el Venera ble: 25
astronomía egipcia: 70 Augústulo: vid. Ró mu lo Augús- bcduino(s): 68(1)
astronomía griega: 260 lulo Beil Shc'a rim: 448(1)
astrónomos: 35 1 augus/us (títu lo): 362, 400(s), 465 Belisa rio: 49 1
Asurnasi rpal II (rey asirio): 89 augustus se11ior: 469 belh1111 i11slw11: 409, 428(s)
Atab (rey mílico sumerio): 8 1(t) Au lo Gabinio: 405 bellum socia/e: 331
Alalo, aláliclas: 242, 261 Au lo Plaulo: 373 Beneven/11111: 308
Atalo m de Pérgamo: 329 Aureliano, L11ci11s Oo111ili11s Aure- Beoc ia: 119, 127, 167,188, 189(1),

1 55 1
Índice analítico

217,222,240 Calígula, Caius Ju/ius Caesar 282, 289(s), 294, 308, 309(t),
Besso: 246 Augustus Germanicus (empera- 311-312, 312(1), 314-316,
Bestia, Lucio Calpurnio: 333 dor): 371-373, 376, 396 316(1), 320(t), 321-322, 324(s),
Biblia hebrea: 24, 39, 42, 94, Calixto (liberto de Claudio): 373 325(s), 373(t), 448(1), 449, 507
432,436 Calpurnia (hija de Pisón): 347(t) «casa de David »: 95
biblioteca(s): 419(1) Calpurnio Bíbulo: 347(L) Casca, Servilio: 352(1.)
Biblos: 57 Calpurnio Pisón, Cayo: 374 Casia: 244
Bierzo, El: 421 calzada(s): 406, 421, 423 Casio, Cayo: 353, 355(s), 359
Bitinia: 258, 391(1), 388(L), 398(t), Cambises I (rey persa): 66, 100, Casio Dion: 462
463 191 (s) Casio Longino: 352(t)
Bizancio, bizanlino(s): 427, 474, Cambises II (rey persa): 1O1, casta(s) sacerdotal(es): 56, 60,
487(1), 491 106(s) 77(s), 80, l05 (s), 162, 170, 173-
Bloch, Marc: 27(1) camino real persa: 102, 104 174, 234, 244-245
Blosio: 328 Campamentos militares: 390- Castel Gandolro: 282
Boco: 339 391, 406, 407(L) catacumba(s): 448, 448(1)
Bolonia: vid Bononia Campania: 274, 278-279, 282, Catania: 131
Bolsa de Londres: 465(1) 307,339,405 Catilina , Lucio Sergio: 341(1),
Bolsena (lago): 279 ca mpañas electorales: 404 342(1), 343, 345(1)
Bona Dea : 344 Campus Cataláunicos (batalla): catoli cis mo, cató li co(s): 493,
Bononia: 317, 358(1), 359(1) 487 494(s)
Bós[oro: 373 campos de urnas: 274 Calón, Marco Porcio: 321-322,
Boulé (Consejo de los Quinien- Campos Raudios: 335(1) 347(t)
tos): 151-152, 154(s), 195,537 Cwnulodunwn (Clochesler): 373 catos: 377, 388(1)
Brásidas: 221-222 Canaán, cananeos: 64, 93-94, Cáucaso: 119, 488(t)
Breno: 307 210(1) Cayo (nielo de augusto): 370
Bríndisi: 336, 359(1), 360 canales, canalización: 170, 278, Cecilia, gens: 333(1)
Britania: 254, 373-374, 388(1), 421 Cecilia Metela: 333(1)
377, 390(1), 391 (1), 393-394, Cannas (batalla): 315, 325(s), 408 Cele<lonia: 221
407(t), 444, 461, 473, 469, 478, Canuleyo, Gayo: 296 Celio: 284
481, 485, 489 caos: 159 Celso (jurista): 424-425
Británico (hijo de Claudio): 374 Capadocia: 385 Celso (intelectual pagano): 436
Britannia: vid Britania capilatio animaliurn: 470 celtíbcro(s): 311
Bruto, Décimo: 352(t) capilatio humana: 470 ce menterio(s): 443
Bruto, Marco Junio: 352(L), 353, Capitolio de Roma, capitolinu: censo romano: 404, 432
355(s), 359 234(1), 294, 287, 306, 411 censor, censores: 299, 300(t), 303,
Bubaslis: 64 Capri: 371 (1), 372 324(s), 333(1), 341 (1), 360
bucchero: 279 Capua:340 censura: vid. censor, censores
Buen Pastor: 448(1) Caracalla, Marcus Aurelius centuria, centuriones: 406
Burdeos: vid. Burdigala Severus Anloninus Augustus Centuripc: 312(1)
Burdigala (Burdeos): 508-509 (emperador): 387, 389(t), 426 Cerdeña: 281,314, 366(t)
burocracia: 47 carava nas, rutas caravaneras: 58 , César; Julio: 19, 270, 303, 328,
burocracia egipcia: 68-69 79, 86, 105(s), 250, 254, 463 340, 341 (1), 342-343, 343(1),
Bulo: 54 Carbón, Gayo: 329, 337(1) 344-345, 345(1), 346, 347(1),
carbono 14: 25 348-351 , 352(t), 353, 355(s),
e Caréades: 533( t), 535 357-358, 358(1), 359(1), 360,
caballería romana: 303 Caria: 200 367, 368(t), 369, 400(s), 403,
Cabo Verde: 254 Cariátides: 200 408
Cádiz: vid Gades cárides: 366( t) ccsaropapismo: 493, 495(s)
Caere: 279, 281, 286 Carino, Marcus Aurelius Carinus Charek (rey hicso): 58
Calauria: 167 (emperador): 466 Chechi (rey hicso): 58
Calcidia: 185, 222, 240 carisma, carismático: 446-447 China: 104
calendario gregoriano: 25 Carnéades de Atenas: 323 Chipre: 44, 11 5, 121, 21 O(t)
calendario griego: 162(1) Carondas: 131 Chrestos («Cristo»): 433-440
calendario juliano: 25 Carras (batalla): 34 l (1) Ciaxares (rey medo): 89
Calias: 217, 236(s) Cartago, cartagineses: 98, 210(t), Cibelers: 165, J 66(1)
Calícrates: 198(t), 200 254, 258, 269, 271-272, 280- Cicerón, Marco Tulio: 19, 20(L),

552 1 MANUAL DE lNICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Índice a na líti co

324, 340-342, 342(1), 345(1), Cleómenes I: 14S(t) , 149 , 187(1) comilia lribula: 297, 304
347(1), 349, 3SS(s), 358, 358(1), Cleón: 221 , 222 Cómodo, Marcus Aurelius Com-
359,405,411 , 414 Cleopatra: 349, 358(1), 360 modu s (e mperador): 386,
Cicerón, Quinto Tulio: 405 Cleopatra (esposa de Filipo II): 390(1), 391 (1) , 401 (s)
Cícico (batalla): 536 242 compilalia: 412
Cícladas (islas), cicládico: l 13 , Cleostato de Ténedos: 162(1) concilio(s): 448
115, 121, 153(s), 193 clero cristiano: 442, 499, 501 Concilio de Calcedonia (451 ):
Cilicia, cilicios: 244, 281 (t), 390(1) «clero» pagano: 479 510-511
Cilón : 136, .143-J 44, 145 (t) Cleruquías, cleucos: 199 Concilio de Cartago (419): 503
cimbrio(s): 334, 335(1), 366(t) cli entela, clienteli s mo: 288, Concilio de Constantinopla (381 ):
Cimón: 194-195, 195(1), 213(s), 288(t), 289, 290(s), 298, 305, 507
534 405 Concilio de Elvira (ca. 304): 504
cinismo, cínicos: 445 Clístenes (Alcmeónida): 150-153, Concilio de Hipona (417)): 503
Cinna: 336 154(s), 196,207, 223(1), 293 Concilio de Nicea (325): 506-507
Cinoscéfalos: 318 Clístenes (Ortagórida): 135 Concilio de Zarago7.a (379): 508
Cipriano de Cartago: 443, 449, Cloaca Maxima: 287 concilium plebi:;: 345
462 Clodio Albino, Décimo, Decil-nus concordia: 469
Cípselo: 135-136 (t) Clodius Ceionius Septimius concordia ordinwn : 341
Circes: 359 Albinus (emperador): 388(1), con/úreatio: 416
circo(s): 420, 423, 429(s) 390{1), 391 (1) coníli cto patricio-plebeyo: 269,
Circo Máximo: 420 Clodio, Publio: 344 295-298, 424
circulación monetaria: 254, 498 Clusió: 277(t) Con:;ejo de los Quinientos: vid.
circunceliones: 500, 508, 51 S(s) Cnossos: 115-116 Boulé
Ciro I (rey persa): 98, 190, 191 (s) Codex lustinianus: 427, 427(1) consensus universon11n: 367
Ciro II (rey persa): 100, 106(s) Codex Theodosianus: 426, 427(1), consiliw'II principis: 384, 404
Ciro el Grande: vid. Ciro II 501 consistoriw11 sacm1'11: 490
cirugía egipcia: 72 Código de Hammurabi: 84, 85(1), Constanciu Cloro, Flavius Vale-
Cispio: 284 88, 233 rius Co11sta111im (emperador):
Cítera: 21 0(t) Código de Justiniano: vid. Codex 444, 469, 472-473
ciudad (concepto): 45, 48, 51 (s), luslinuanus Constan cio ll, Fla vi11s !11/i11s
131 Código de Teodosio: vid. Codex Consta11/i11s A11g11stm (empera-
cuidadanía latina: 377 Theodosianus dor) : 478-479, 511-512, 514(1)
ciudadanía romana: 327, 331 , cognitio extra orclinem: 439, Constancio Jll , Fla vi11s Co11st1111-
335-336, 354(s), 363 , 388, 451 (s) tius (emperador): 487(1)
389(t), 350, 353, 399,408, 426 colegialidad: 403, 469 Consla ncio Galo, Fla vi11s C/011-
ciudades jonias: vid. Jonia , _jonios colegio de pontífices: 294 clius Cons/1111/ius Callus (rn e-
civili7.aciones nuviales: 43 Coliseo: 234(1), 377, 420 sar): 478, 503
civis Romanus (ciudadano roma- collegium, collegia: 399,413 Constante, Flavius lulius Cons-
no): 413 collegium fetialium: 409 lans (emperador): 478
civilas, civitates: 297 colonato, colono(s): 330, 392 , Constantino 1 el Grande , Fla vius
civitas Dei: 504 399, 498, 500, Sto, SlS(s) Valerius Co11sta11ti11us (empera-
Champollion, J ean Franc;:ois: Colonia: 393 dor): 427, 439, 444, 459, 472-
67(1) colonias jonias: 225, 236 475, 475(1), 476, 477(1), 478,
Claudia: 328 colonización griega: 114 589, 494(s) , 498-499, 502-503,
Claudia (familia): 344 comed ia(s): 170, 21 O 506, 507, 5 11-512, SIS(s)
Claudio, Tiberius Claudius Nero comes, comiles: 489-490 Constantino 11 , Fla vius Clawlius
Gennanicus (emperador): 373, carnes Af,-icae: 501 Constanti1111S (emperador): 478
401(s), 433,440,448 comes rei privatae: 490 Consta ntinopla: 460, 474, 478 ,
Claudio Marcelo, Marco: 370 comes sacra ri.1111 largitio,111111: 490 487(1), 488(1), 502
Claudio Nerón, Tiberio (primer comitatense:;: 470, 474 Constilulio Antoninia11a (212):
esposo de Livia): 370 comitatus: 490 388, 389(1)
Claudio Pompeyano: 385 cornites co11sistoria11i : 490 consul (consules): vid. c<insul(cs)
Cl ement e de Alej a ndría: 437, con'litia ce11t11ri11111 : ., 04, .162(1). cónsul(es): 277(1), 295(1), 299,
4S0(s) 404 300(1), 303, 305, 324(s), 33 1,
Clemente de Roma: 438 comitia rnri11111 : 2X7, 294, .104, 333, 333(1), 334-336, 337(1) ,
clementia: 367 362(1) 340, 342-343, 343(1), 345 ,

1 SS3
nclicc analítico

347(t), 349, 358(1), 359(1), 482, 503-504, 506, 508,512 Dámaso (obispo de Roma): 508
366(1), 37 1(1), 403,408,417 «cris tianizac ión»: SO 1, 508, dwnnalio ad beslias: 396, 439
consu lado(s): 334, 335(1), 341 (1), 51 S(s) damnalio menwriae: 413
342, 342(1), 345, 357-358, 363, Critias: 225-226 Danubio (río), danubiano: 122,
388(1) Croacia: 3 l 4 376, 378, 388(1), 480(t), 485
consularis, consulares: 489 Cromado de Aqui lcya: 504 Dardanelos: 240
Corbulón, Gneo Domicio: 374 Crono (divinidad griega): 120(1), Dardania: 488(1)
Córcega: 281, 314 159, 165(1) Dárdano: 336
Corcira: 219, 224, 535 cronología: 22-25 Darío 1 (rey persa): 66, 101-102,
Córdoba: 508 cronología absoluta: 25 106(s)
Coré: vid. Pcrséfone cronología relativa: 25 Darío II (rey persa): 1O1
Corebo: l 98(t) Crotona: 308 Darío lll Codomano (rey persa):
corego(s): 213 crucifixión: 396, 435, 438 1O1, 244-245
coreutas: 211 Ctesi fon te: 385 David: 94-96
Corfinium: 355 clóni co: 411 de seplem orbis núraculis: vid.
Corfú: vid. Corcira cuado(s): 385, 488(t) s iete maravillas del mundo
Corinto: 11 9, 131 , 136(1), 135, «Cuarta Fi losofía»: 432 dea Roma et Auguslus: 369
167,193,208, 2l0(t), 2 18-2 19, cuarta Guerra Sagrada: 239 deca pitación : 439
224,227,242,277(0, 318,535 cuatrirremes: 273(1) Dccébalo: 378
Cornelia: 328 cuatro emperadores (año de los): decem.viri: 296
Cornelia (hija de Cinna): 344 375 Decio, Gaius Messius Quinlus
«cornclios» (procritos): 339 Cuatrocientos: 537 7raianus Decius (emperador):
coro teatral: 211-212 cuestor(cs): 295(1), 300(L), 299, 440,442
corona bla nca: vid. hedyel 305, 324(s), 344, 388(1) decuriones: 395,397,405
corona roja: vid. desheret cueslor(es) mililar(es): 296 delatores: 226
corporaciones: 471 cu lto dionisíaco: 157- 158 Delfino de Burdeos: 509
Corpus Hipocraticwn : 235 cu lto imperia l: 369, 397,399,439 Delfos: 13 1, l 36(t), l 4S(t), 164,
Corpus luris Civilis: 423, 426, cu lto órfico: 165, 166(1) 166(1), 167, 234(1), 240, 536,
429(s), 491 , 49S(s) cu lto solar: 436,437, 465 539
corrector, corree/ores: 489 cultos misléricos: 157, 164-165, Delos: 115, 164, 167, l76(s), 197,
corriente paulina: vid. paulinis- 258, 414-415, 428(s), 535 l 98(t), 254
mo cultos orientales: 428(s) Delta del Nilo: 62-63, 66, 67(1),
corrupción: 1O1, 240(1), 322 , cultos romanos: 30 1 73,244
342(1), 534 cu ltura clásica: 437 Demarato: 277(1)
co rle persa: 194 cu ltura vi llanoviana: 271 Deméler: 165-166, 258, 539-540
con1i: 312 Cumas: 282, 339(1) Demiurgo: 436-437
cosmogo nía: 159 Cu naxa (batalla): 101 democracia: 3 1-32, 139(1), 142,
Cotis: 373 cuneiforme: 49 152-153, 146(1), 194, 195(1),
Craso, Marco Licinio: 333(1), 340, cura urbis: 299 196-197, 203-205, 2l3(s),
34 1(1), 342(1), 343, 343(1), 344- curalor acquarum: 421 214(s}, 2 17-2.19, 221-222-223,
346, 347(t), 348, 3SS(s), 367, Curia Julia: 5 12 223(1), 225-226, 233, 236(s),
383(t), 383(1) Curia romana: 512, 516(s) 241 (1), 361 (t), 534-535, 537
Craso Muc iano, Licinio: 329 curia(s) municipal(es): 397,405 demografía: 23
Cremona: 3 14 curia(s) lardoanligua(s): 499 demonios: 367(1)
Creso de Lidia: 146(]) curial(es): 486(1), 499, Sl S(s) Demóstenes: 239-240, 240(1), 536
Creta, cretenses: 57, 113, l 15, cursus honorum: 298, 343-344, demótico: 67(1)
11 8, 121-122, 124(1), l53(s) , 388(0,405,408,4 19 denarius, denarii: 471-472
186 dendrocro nología: 25
crisis coyuntural: 462 D derecho consuetud inario: 294
crisis del siglo III e.e. : 461 Dacia, dacios: 378, 488(t) derecho de as il o: 160, 256(1)
Crisópolis: 473 daduco:540 derecho de los pretores: 425
Crispo: 478 daemones: 436, 438 derecho hitita: 88
cristianismo, cristianos: 24, 96(1), Dalmacia, dálmata(s): 3 14, derecho honorario: vid. ius hono-
162, 415, 426, 433-440, 442, 465(1), 488(l) rarium
444-445 , 448(1), 4SO(s), 451 (s), Dalmacio: 478 Derecho romano: 423-427, 429(s)
459, 473, 475-477, 479, 480(1), Damasco: 88(1) Derecho romano clásico: 425

;54 1 MANUAL DE JNTCIAC IÓN A LA HISTORIA ANTl GUA


Índi ce a11a li1i v(I

Derecho romano posclásico: 426 divinidades etruscas: 280 eclictum, edicta.: 425
Derecho romano vu lgar (o vulga- divinidades grecorromanas: 388, Ediclum de Praeliis: vid. Edicto
rizado): 426 389(t), 411-415, 444 de Prec ios (30 1)
desherel: 54 d ivinidades ol ímpicas: 159- 160, ed il(es): 295(1), 299, 305, 324(s)
desierto si rio: 83 l 76(s), 200, 383 ed ucac ión: 208-209, 211, 214(s),
Destino: vid. Hado divorcio: 416-417 231, 417-148, 428(s)
determinantes (ligüística): 49 divus Iulius: 369 Eet ión : 136 (t)
devaluación monetaria: 461, 464- Djeser: 54-55 Éíeso: 234(1)
465, 494(s) doctrina teológica: 162 Efia ltes: 195, 195 (1) , 196, 226
diácono(s): 443, 447 dodecápolis etrusca: 279 éíoros espa rta nos: 141 -142,
diacronía: 32-33 Dodona: 164 l 54(s), 368(1)
diádocos (sucesores): 249, 253, dogma trinitario: 506, 5 l 5(s) Egeo: 88, 113, 11 5, 11 8, 122- 123,
258, 262(s), 308, 317, 446 Domiciano, Tifus Flavius Domi- 129, l 53(s), 190, l 92(s), 193,
diakon.ía («servicio»), diákonos: lianus (emperador): 376-377, 197, 213(s), 2 14(s), 2 17-2 19,
446 39 1, 396, 398(t), 401 (s), 413 222, 224, 227, 236(s), 240, 244,
dialéctica: 231, 231 (1), 232 clominus, domini: 497,500, 5 15(s) 276,394,537
Diana (diosa romana): 41 J dominus imperi al: 469 Egina: 218, 221
diarquía espartana: 140, 154(s) donatismo, donatistas: 501 , 507- Egip to, egipcios: 34(1), 163-164,
Diasias: 145(1) 508, 5 l 6(s) 162(1), 170, 173- 174, 185, 2 18,
diáspora judía: 384 Donato (presbítero): 507 233, 234(1), 244-245, 249, 250,
dictador, dictadura: 295(1), 30 1, Dórida: 127 252, 252(1), 262, 269, 343(1),
324(s), 339, 344, 349-350, 357, dorio(s): 122-1 23, 127-128, 140, 349, 366(1), 372, 394, 463,
36 l(t) 153(s), J54(s), 189(!), 224, 536 488(1), 489, 509(1), 51 O
dictalor: vid. dictador Doroleo de Tesalónica: 448 Eg ipto faraón ico: 39, 45, 50, 63,
Didi o Juliano, Marco, Marcus Dórpfdd, Wilhelm: 124(1) 93-94, 97, 101 , 115, 12 1
Didius Ju/ia nus (emperador): do te: 207,417 Egipto ptolemaico: 254-255, 258,
388(1) dracma, dracmas: 147 260, 262(s), 3 17-3 18
Digesto (Digesta): 427 Dracón: 144, 296 Egospóta mos:
e/ignitas: 426, 499 Drusila (herma na de Ca lígu la): ejérci to as iri o: 89
dii consentes: 411 372 ejérci to egipcio: 69
Diluvio, diluvios: 43, 8 1(t) Druso (padre del emperado r ejérci to hitita: 88
dinastía IlI de Ur: 4 1, 83 Tiberio): 365, 370, 371 (1), 372, ejército persa: 102
diócesb tardoimperiales: 469, 400(s) ejército romano: 340, 342, 360-
489 Druso Césa r: 368(!) 36 1, 363, 366(!), 374, 385, 388,
Dioclec ia no, C. Aurelius Va le- Druso el Joven (hijo de Agripina): 400(s), 404, 406-409, 428(s).
rius Dioclelianus (emperador): 37 1(1) 445, 459, 463-466, 470, 393(s),
419(1), 443-444, 451 (s), 459, duu111 viri: 405 499
463, 466-467, 470-472, 474, dux limitis: 489 í:kklesía: 133, 142, 15 1- 152, 195,
476, 494(s), 498, 508 207
Di onisíacas: 2 ll-212 E Ekklesía cristiana: 446
Dionisio de Hali ca rnaso: 274 Eanna (ciudad sume ri a): 81 (1) El Esco1pión: vid. Esco1pión
Dionisio de Siracusa: 273(t), 274 Ebla: 39, 81-82, 83(1), 105(s) El Fayum: vid. Fayu m
Di oniso (d ios gri ego), dion is is- Ebro (río): 3 14 E l Gaba l: 388
mo: 96(1), 165, 166(1), 258 Ecbatana: 246 Elam : 80
dioses del Olimpo: vid . divinida- «economía natural »: 499, 5 15(s) E I-Amarna: 60
des olímpicas ecueslre(s) : vid . orden ecuestre Ela tea: 187
dioses grecorroma nos: vid. divi- Edad del Bronce: 94, 126-1 27 , Elba (río): 278, 366(1)
nidades grecorroma nas 284 Elea: 274
diplomacia, diplomático: 20, 2 18, Edad Media: 396(1), 427 el ecc iones romanas: 404, 420,
242,257,303, 311,318,367 y Ed icto de Milán (supuesto): 440, 428(s)
vid. embajadas 445, 459, 473, 475(1), 476, electro: 128
disciplina apolínea: 158 494(s) ele l"anles de guerra: 25 1(1), 308
disciplina et ru sca: 280 Edicto de Precios (301): 471-472, Eleían tina: 65(1)
disciplina militar: 406, 407(1) 494(s) Elena (primera esposa de Co ns-
divi filius: 359-360 Edicto de Tesa ló ni ca (380) : tancio Clo ro): 466
divinidades egipcias: 72-73, 77(s) 494(s), 507, 5 l 6(s) E leusis: 165, l 98(t), 226, 539-540

1 55
ndicc anaütico

Elegía de Salamina: 146(1) Escitia, esc ila(s): 100(1), 36(t), éihnos: 276
Élide: 221 488(1) éih.us: 122
EI-Lisht: 57 esclavis mo, esclavitud, esclavos: ética: 158, 163, 21 O, 230, 232-233,
El-Rashid (Rosetta): vid. piedra 18, 27, 204, 206, 224, 2S l (t), 295(1). 386, 437
de Rosetta 256, 259, 261 , 309(1), 311, éti ca crist iana: 436, 442
Elvio Cinna, Gayo: vid. Cinna 316(1). 317, 323-324, 329, 330(t), etimología: 33
embajadas, embajadores: 300(t), 331, 339-340, 350, 366(t), 399, Etiopía, etíopes: 69 .
366(1), 534(1), 535 392, 395, 398(t). 415,417,438, Etolia: 360
Emesa: 388 444,498, 501-503, 539 Elruria, etruscos: 269, 271,
Emilio Paulo, Lucio: 315 esclavi tud por deudas: 144-146, 274, 277(t), 275-276, 278-271,
Empíreo: ] 59 154(s), 297, 324(s), 32S(s) 281 (t) , 282, 284, 286-287,
Encolpio: 396(1) Escorpión (rey egipcio): 54 289(s), 290(s), 293, 306-307,
Endaranna (rey mítico sumerio): escriba(s): 123, 127 322, 366(1), 421
81 (1) escribas egipcios: 69, 72, 77(s) etrusco (lengua): vid. lengua
Eneas: 283 escribas judíos: 432 etrusca
Enmenunna (rey mítico su me- escritura: 48-51, 208 Eubea(islagriega): 127, 193,197,
rio): 81(t) escritura minoica: 116 217, 316(1)
Énoe: 256(1) escuela aleálica: 274 eucaristía: 447
Eólida, eolio(s): 127, 193 Escuela de Anales: vid. Arma/es Euclides: 261
Epaminondas: 229, 237(s) escu ltura, escu ltores griegos: 167, Eufi lelo: 533(1)
épica: vid. poesía épica 174,260 Éu frates (río): 43, 48, 79, 88(1),
Epicteto: 386 esenio(s): 432-433, 4SO(s) 100(1), 105(s), 234(1), 252(1),
Epidauro: 193 Esfacteria: 256(1) 488(1)
epidemia(s): 206, 221, 223, 385, Esfero: 139(1) Eugenio, Flavius Eugenius
534(t), 535 es lavo (lengua): 85 (emperador-usurpador): 482,
ep ilepsia: 235 elefantes de guerra: 315 5 13
Epino: 308 Esparta, espartanos: 19, 138, 140, ewnonia (buen gobierno): 138,
Epiro: 163-164, 357, 488(t) 145(s), 149, 184, 186, 187(1), 139 (1), 153
episcopado, ep iscopal: 443, 446- 190, 191 (s), 193-194, 195(1), Eu no (esclavo siri o): 340
448, 451 (s), 5 lO 197, 2l3(s). 217-222, 223(1), Eupator Dioniso (Mitrídates VI):
episcopado monárqui co: 447- 224-229, 236(s), 237(s), 256(1), 336
448, 45l(s) 535-537 Eupátridas: 148
epískopos: vid. obispo(s) Espartaco: 340, 341 (1), 355(s) Euricles, Cayo Julio: 368(1)
Época Tardía egipcia: 53, 64-67, esparlialas: 140, 141 , 142, 154(s), Eurimedonte (río): 194
73 , 75, 76(s) 195 , 227 Europa: 44, 85, 273(1), 306, 391
eques, equites (caballero, caba- Espítiru Santo: 506 Europóntidas: 141
lleros): 287,345 (1), 346, 372, Esquilino: 284 Eusebio de Cesarea: 25
396-397 Esquilo: 212,274 evangel ios cristianos: 431-433,
erario militar: 410 Es lacio Prisco: 385 446,449
erario público: 404, 464 estadística: 23 Evémero, cvemerismo: 324
Erasístrato: 261 Estado (concepto): 48 everge ti smo, evérgeta(s): 205,
Eratóstenes: 260 Estatilio Tauro, Sisenna: 383(1) 260, 397, 399, 420, 428(s),
Erecteón: 200 Esteban I (obispo): 449 429(s), 497
Erice: 21 O(t) estela de Kaminia: 275 evucaliu: 409, 428(s)
erística: 231 (1) Eslilicón: 482, 485 exarca imperial: 491
Eri trea: SS estilo geométrico: 174 exclusivismo religioso: 438-439,
escepticismo: 231 est ilo orientalizante: 174 450(s)
Escévola: 306 Esloa: 254(1) exi lio: 417
Escipión, Publio Comelio: 315- Esto i (Algarve): 509 exi lio babilonio de los judíos: 96
316 estoicismo, esto icos: 256, 256(1), exsecralio: 41 O
Escipión el AfTicano: 328, 323 386, 426, 436-437, 450(s)
Escipi ón Em ili ano, Publio Crn~ Eslrasburgo: vid. Argenturatum F
nelio: 317, 321, 32S(s), 333, 410 estratigrafía: 22, 26 Fagutal: 284
Escipión Nasica, Publio: 329 Eta (monte): 187(1) falange: 137,239, 242
Escipiones (círculo intelectua l): Elana (pastor y rey mítico sume- faraón (figura y concepto): 55,
323,378 rio): 8 l(t) 67-69, 73-74, 76(s), 77(s), 255

56 1 MANUAL DE lNlCLAC IÓN A LA HI STORIA ANTIGUA


Índice ana lítico

fariseo(s): 432, 450(s) Flavio Severo, Flavius Valeriu s Ga lia, ga lo(s): 269, 237 , 306,
Farnabazo: 223(1) Severus (emperador): 472 309(t), 3 14, 3 17, 366{t), 3 15,
Farsalia (bata ll a): 343(1), 349, Flavio Sulpiciano: 388(1) 325{s), 346, 347{t), 348, 357-
355(s) Flavios (dinastía imperi al): 37 1, 358, 346, 39 1, 39 1(1), 407(t),
fasti clies: 298, 413 376-378, 400(s) 390, 393, 444, 46 1, 478, 481-
fau nos: 160 Floro: 30{t) 482, 485, 489, 494(s), 50 1,
Fausta (segunda esposa de Cons- fl o ta a teni ense: 181, 184- 186, 5 15(s)
tantino): 478 188, 190, 191{s), 199,204, 206, Ga li a Cisalpina: 307, 317, 340,
Faustina: 384 214(s), 2 17, 224-225, 236{s), 346, 347(t)
Fausto (hijo de Si la) : 347(t) 536-537 Galia Lu gdunense: 375
Fayum: 57, 73 fl ola cartaginesa: 236(s}, 3 11 Gal ia Na rbonense: 366(t)
Febvre, Lucien: 27(1) fl ota egipcia: 65 Gali a Transalpina: 346, 347(t),
Federico (godo): 501 fl ota etrusca: 278 359
Félix de Apto nga: 507 Ilota fenic ia: 179, 188 Gal icno, l'ublius Lici11iw; Egna-
Fen icia, l"cn icios: 39, 97-98, flota minoica: 118 tius Gallienus (emperador): 443
106(s), l 27, 188, 2 10(1), 244, fl ota persa: 181, 186, 190, 197, Ga li lea: 93, 373
3 11 ,42 1, 488(t) 526 Gallaecia: 508
Fénix (río): 166 Il ota ro ma na: 308, 312, 360, Gallia: vid. Ga lia, galo(s)
Festivales Dion isíacos: vid. Dio- 366(1) ga1has: 104(1)
nisíacas flota siracusa na: 272, 282 Ga uga mela (batalla): 245-246,
Festos: 11 6 flu ctuaciones: 46 1-462 262(s)
fetia les (sacerdotes): 409, 428(s) Fócide, [acenses: 164, 217, 240, Gayo (ju ri sta): 426-427, 427(1)
fieles: 289, 4 1l 280 Gayo Canuleyo: vid. Canuleyo,
Fidias: 198(t), 199, 2 l 4(s), 234(1), fuedus Cassianu11 1: 306 Gayo
256(1) fo néti ca: 50 Gebelein : 58
Fidón: 135 Foro Boario: 287 Gela: 272, 536
Fiésole: 342(1) Foro romano (Forurn ): 30, 34 1, Geló n de S iracusa: 272
f¡lii augustorum: 467 296, 346, 347(1), 41 8 ge11ii: 41 3
Filipo II, 239-240, 240(1), 24 1(1), Fo rtuna (div inidad): 287, 368( t) gen ius imperatoris: 369, 4 1O
242, 246(t), 259, 262{s) Fraatcs: 383(1) ge11 né!111i («cla nes»): 143
Filipo V: 3 17-3 18 fracaso mes iánico: 445 ¡;énos: 137
F ilipos (bata ll a): 358(1), 359, fra nco(s}: 478, 485, 493 ge11s, gentes: 286, 288, 290(s), 305
359(1 ), 400{s) ji-ates im peria les: 467 gens Cecilia: 333(1 )
fili steos: 94 Fregell es: 33 1 Genscri co (rey vú nda lo): 487
Fil ócra tes: 239 Frigia, lri gios: 244, 28 1(t) geomet ría: 170, 26 1
Filón de Aleja ndría: 437 rronteras romanas: 470, 472 , 474, Gcrmal: 284
Fil ón de Biza ncio: 234(1) 483 Germa ní a, germ anos: 372, 375,
Fil ón de Heraclea: 234(1) Fronlin o: 42 1 377, 388, 393, 407(1), 385, 459 ,
fi losofía, fil ósc>i"os: 157-158, 167, Frontón: 436 470,478, 487, 494(s)
171-173, l 76(s), l 77(s), 209, fu ego domés l ico: 4 13 Germán ico (herman o del empe-
230, 232-233, 236, 237(s), 259, fu ente Q : 43 3 rador Tiberio): 370, 372
246{t), 274, 323-324, 341, 385- lul gural es: 280 geronles esparlanos: 139(1), 141 -
386, 4 17 , 424-426, 436-437, fimdu s, fiindi : 498 142, l 54(s)
450{s) Gero11sía: vid. Gcrusía espa rlana
Filotas: 248 G Gerusía es partana: 141 , l 54(s)
Firmo (usurpador): 481,50 1 Gabinio, Aulo: vid . Au lo Gabinio ghello: 505
física: 209 Gadcs (Cád iz): 366( t}, 393 Gibra ltar: 98
Flaco, Fulvio: 329, 331 Ga la Placidia: 487, 487(1) Giges (tirano): 135
f/agil ia: 439 Ga lacia, gá latas: 250, 258 Gildo (rebelde): 50 1
{lamen, fla.111i11 es: 369 Ga lba, Setvio Sulpicio, Se,vius gim nasio: 209,23 1,259, 273{1)
Flam inino, Tito Quinctio: 3 18 Sulpicius Galba (emperador): Gil ón: 396(1)
Fla minio, Cayo: 3 15 375, 400(s) Giza: 234(1)
Fla mini o, Tito Quinlio: 368(1) Galerio, Ga ius Galerius Valerius gladiador(es) , gladiatorio: 352(1),
Flavio, Gneo: vid. Gneo Flav io Maxinúnianu s (empe rador): 420
Flav io Constancio: 487(1) 444-445, 466-467, 469, 47 1(t), Glaucia, Se1v ilio Cayo: vid. Scrvi-
Flavio Josefo: 54(1), 432, 450(s) 472-473 li o Gla ucia
1dice analítico

Gneo Flavio Uurisla): 295(1), 341, Halis (río): 48(l) 136, 146(1), 159, 234(1), 274, 534
344, 345(1) Hammurabi (rey babilonio): héroe(s): 160, 173, 200
godo(s): 480(t), 488(t), 539 83-84, 85(1), 105(s), 233 Herófilo: 260
Golfo Pérsico: 82, 105(s), 250, Hannón: 309(l) hérulo(s): 489
252(1), 254 Harakhte (dios egipcio): 72 Hesíodo: 159
Golfo Sarónico: 539 Harmodio: 149 Hestia (divinidad romana): 411
Gorgias (sofista): 231 , 231(1), 535 haruspex etrusco: 280 hetaírcL5: 208, 210(1)
Gorgo: 187(1) haruspices: 414, 428(s) Hetaireías: 149(1)
Graciano, Flavius Gratianus haruspicina, haruspicini: 280,511 heta.íresis: 208
Augustus (emperador): 481- hasidim: 432 hetairotrópos: vid. proxeneta(s)
483, 502, 508-509, 513, 516(s) Hathor (diosa egipcia): 72-73 hiberos: 366(1)
Graco, Cayo Sempronio: 328, Hatshepsut: 59-60, 63(1) hicsos: 57
331 , 354(s) Hatti: 6 1 Hidacio de Chaves: 501
Graco, Tiberio Scmpronio: 328- hedyet : 54 Hidacio de Mérida: 508
329, 331 -332, 354(s) hecatombe: 161 Hidarnes: 187
grammalistés: 127 Hechos de los Apósloles: 434, 440, Hidaspes (batalla): 243
Gran Esfinge: 60 449 Hieracómpolis: 54
Gránico (batalla): 102, 244 Hefertum (figura mitológica Hierocles: 312(1)
«gran mayordomo»: 69 eg ipcia): 74 hierocracia: 162
«gran persecución»: 443-444, 478 Hefesto (dios griego): 72,411 hieródulia: 208, 210(1)
Gran Rethra: 138 Hélade, helenos: 127 , 138, 167- hierofante: 540
Gran Rey: 227, 228(t), 244 168, 217,227, 236(s), 242,259 Hierón ele Siracusa: 312(1)
Grecia, griegos: 72, 1O1, 113- Helena de Troya: 126 hieros gámos (mat1imonio sagra-
114, 127, 306, 318, 327, 343(1), Helénico de Mitilene: 24 do): 210(1)
345(1), 415, 488(t) helenismo romano: 322-324 Higinio de Córdoba: 508
Grecia arcaica: 34(t) Helcsponto: 126, 185, 193, 225, «hijo de Zeus» : 246(t)
G regorio Xll[ (papa): 351 243 hijos de esclavos: vid. vemae
Gresham, Thomas: 465(1) Heliogábalo, Ma.rcus Aurelius Himno homérico a Deméter: 539
gricgo (lengua): 67(1), 85, 323, Anloninus Augus/us (empera- Hiparco: 149
352(t), 418, 539 dor): 388 Hiperbereteo (mes): 251(t)
guardia pretoriana: 372-373 , Heliópolis: 60, 68, 72, 74(l) Ripias de Atenas: 142, 149
388(1), 390(1), 474 henotcísmo: 96(1) Hipias de Eli s: 24
«guardianes de la cosecha»: 255 hektémoroi ( «los de la sexta parle Hipócrates, hipocrático(s): 234,
Guerra Arquidám ica: 221, 535 de las cosechas»): 144, 148 234(1), 235, 260
Guerra de Yugurta: 332-333, Heliéa. («tribuna l de justicia»): hippefs («caballeros»): 143
339(1) 146, 195 Hircano II: 343
guerra legítima: 409 hcliocenlrismo: 260 Hirtio, Aulio: 358
guerra siria: 318 Hélios: 437 Hispania.: 3 15, 400(s)325(s), 327,
guerra social: 335-336 Helmantikó: 315 340, 343-345, 348-349, 377-378,
guerras cántabras: 365 Hera: 411 391, 392-393, 461, 478, 481,
Guerras del Peloponeso: 194, Heraclea: 308 485,489,491,50 1,508, 515(s),
217-226, 230, 236(s), 272, 535, Heracles: 169(1), 277(t) 516(s)
537 Heraclio, Flavius Heracliu s Hispa.nía Citerior: 317, 359(1),
Guerras Médicas: 179, 190-191, Augus/us (emperador bizanti- 366(l)
194, 200, 213(s), 535 no): 493 Hispa.nía Ta.m1conensis: 375
Guerras Púnicas: 33, 258, 269, Herculano: 22 Hispania Ul!erior: 317,344, 366(t)
30~ 311,312(1),321,327 Herculeus: 467 Hissarlik: 124(1)
guerras samnitas: 307 herejía, herejes: 162, 504, 507- historiografía: 27-28, 32
guerras serviles: 340 509 historiografía latina: 307
Gytheion (inscripción de): 368(l) Hermas: 256(1) hitita(s): 62-63, 76(s), 83(1), 84,
Hermes (divinidad griega): 411 86-89, 106(s), 128
H Hermócrates: 536 hitita (lengua): 85
Hades: 320(1), 540 Hermópolis: 72 holocausto: 161
Hado(s): 159-160, 165, 176(s) Herodes Antipas: 373 Homero, poemas homéricos:
Hadrumentum: 391(1), 448(1) Herodes el Grande: 373, 431 119, 122-127, 149, 159,161
Halicarnaso: 234(1) Heródoto: 20(t), 24, 30(t), 123, homines novi: vid. homo novus

58 1 MANUAL DE INICIAClÓN A LA HJSTORTA ANTTGUA


homo novus, homines novi: 298, lmperator Caesar divi fi lius Iságoras: 149
332-333, 342, 354(s), 3SS(s) , 396 Augustus : 363 ls is (diosa egipcia): 72, 258, 372,
hónwioi espartanos: 140 imperialismo a nt iguo: 87, 89, 9 1 4 14
homoiousios: 506 imperialismo asirio: 89, 9 1 isl a Tiberi na: 283
homoousios: 506 imperialis mo ateni ense: 193 -1 94, islam, islamismo: 96(1), 493
honestas: 426 196-198, 2 14(s), 222 , 227-228, Islas Baleares: vid. Balea res
honeste vivere: 424 535-536 lsócrates: 23 1(1)
honestior, honesliores: 396, 444- imperialismo romano: 269, 3 10, isonomía: 153, 2 14(s)
445, 499 , 5 1S(s) 320(1), 321 , 327-328, 33 l, 367, Israel , isrealita(s): 88(1), 92-97,
honori et dignitates : 502 382, 432 , 4SO(s) 432, 434, 436, 448(1)
Honoria: 487(1) Impe rio as irio: vid . Asiria, asirios Issos (bata lla): 100(1) , 244, 390(1)
Honorio, Flaviu s Hon.orius Impe rio cristiano: 539 Ílaca: 123
Augustus (emperador) : 482- Imperio de las Ga lias: v id. lrnpe- Itacio de Ossonoba: 508-509
483, 485, 487, 487(1), 494(s), rium Calliarurn Italia: 163, 269, 27 1, 273(T9, 276,
502,507 Impe rio hitit a: vid. hitita(s) 293, 300(1), 306-308, 316, 3 18,
hoplila, hoplitas: 137, l 98(t), 220, Im perio Medio asir io: 9 1(t) 327, 331 , 334, 339(1), 340, 344,
224, 534(t), 536 Imperio Nuevo asirio: 89 348,350, 366(t), 388(1), 39 1,397,
Horacio: 322, 367 Imperio persa: vid. Pers ia, pe rsas 478,482,487,487(1), 489, 491
Horcas Caudinas (batalla): 307 Imperio romano: 270 Italia central: 324(s), 32S(s)
Horemheb (faraón): 6 1-62 imperium: 294, 299,301, 358-360, Italia me ridi ona l: 121, 129,
Horus: 54, 60, 62, 6S(t), 67, 72-73, 362, 370, 400(s), 408, 439 l 53(s), 308, 3 12 , 322
77(s) imperiurn domi militiaeque: 299 llá lica (cap ital de los socii): 335
humanitas: 324 lmperium Galliarum: 461-463, iugatio-capitatio: 498
humilior, humiliores : 396, 500, 494(s) iug11m: 470
SI S(s) imperium maius : 363 lu ppiler laliaris: 282
huno(s): 459, 480(t), 485, 487, im piedad : 233 iura: 427, 427(1)
488(t), 501 «impi edad vulgar»: 324 iurisconsulti: 425
hybris : 163 in hic signo vinces: 476 iurisprudentes : 425
hypokrités : 2 11 -212 incend io de Roma con Ne rón : ius accusandi : 503
440 ius age11di cum plebe: 301
I India: 104, 243 , 248, 254, 366(1) ius auxilii: 296, 301
Iberia, iberos: 269, 279, 3 14-315, l ndigitamenta: 4 12 ius civile: 424
317, 309(t) lndo (río): 43, 85, 1O1, 248, ius coercition is : 30 1, 439
Ictino: 198(t), 200, 539 262(s), 318 ius edicendi: 363, 400(s)
idi ograma: 49-50 ind oeuropeo(s): 20( t), 85-86, ius Flavianurn: 295(1)
idol atría, idolátrico, idólatras: J06(s), 113 , 119,122, 127,276, ius gentiwn: 425-426
436, 438, 4SO(s) 282,284 ius hon.orariu111: 425
idomeo(s): 431 inestabilidad política: 463 , 494(s) ius in.tercessionis: 296, 298, 30 1
Ifigenia: 161 infamis, infames : 503 ius natura/e; 426
Iglesia: 436, 440, 443-445, 449, infantería romana: 303 ius quiritium: 425
451 (s), 478-479, 483 , 493, inflación: 465, 472
494(s), 49S(s), 501, 503-506, ingeniería: 170 J
5 10-5 11 , Sl S(s), 516(s) ingenuus (inge nuo): 395 Jano (div inidad roma na): 422(t)
Ignacio de Anti oquía : 447 Inglate rra: 98 Jenocles de Co la rges: J 98(1)
J/íada : 123-124 inimicus, i11i111ici: 503 jerarquía ecles iást ica: 442, 444-
Ilio: vid . Troya l nslitucio11es (/11stit11tio11es) : 427 446, 479, 50 1-503, 508, 51 1
Jliri a, ilírico: 3 14, 346, 347(t), inlercessio (velo): 298 Je1jcs I (rey persa): 101 , 187(1) ,
390(1),459,487,489 into le rancia reli giosa: 439 189(t), 191(s)
ilotas: 138, 140, l 54(s), 195, in vasión dl' los galos (ca. 390 jeroglifo(s), jeroglífico: 67(1), 98
195(1), 2 l 3(s), 227 a .e.e.): 106 Jerónimo: 5 10
Illashadum (rey mítico sumerio): /ovis: 4 11 , 467 Jerusa lén: 95-96, 100(1), 234(1),
8 1(t) lovi11s : 467 , 476 25 1(t), 343, 383, 431-434, 445,
imáge nes de los antepasados: 4 13 lrak : 92( 1) 343, 383, 431-434, 445
Imhote p: 55 lrún, iran io: X~. 'IX. IIH( i ). 2:i2, Jesús de Nazare t: 431, 433-435,
impera/ar: 353, 360, 36 1(t), 363, 4 14 445, 448, 4SO(s), 504
369 ls;ihd (r,·i11;1 i11¡•,h·,: d : .J<, ~(I) Jonia.jonios: 100, 127- 128, 171-1 72,
ndice analítico

190, l9l(s}, 192(s), 244, 534(1) batius lustinianus (emperador 392,399,470,497


Josdo: vid. Flavio Josefo oriental): 423, 427, 427(1) , 487, latín: 18- 19, 30, 49, 51, 85, 163,
Josías: 95-96 490-491, 493, 494(s) 298, 323-324, 490 ,5 10
Josué (libro bíblico): 92 Just ino (apoligisla c ri s tiano) : latín culto: 30, 323
Joviano, Flavius fovianu s Augus- 437-438, 442, 450(s) latino(s): 282, 331-332
lus (empe rador): 479 Juslino I. Flavius Iuslinus (empe- latino-íalisco: 283
Juan (evangelio): 433 rador bi za ntino): 490 Laurión: 184
Juan Crisóslomo: 502 lavinium: 283
Juan el Ba utista: 434, 450(s) K leclio divina: 51 O
Judá: 95-96 Kadesh (batalla): 62-63, 86 legati AugusLi pro praelore: 404
judaísmo, _judíos: 92, 94, 96-97, Lágidas : 250, 250(1) legalus militar: 406
106(s), 162 , 382-384, 415, 431- Kalubum (rey mítico s ume rio): leges: 425
433, 436 , 438 , 440, 448, 448(1). 81(t) leges liciniae-Sexliae: 297
450(s), 501-506, 5 15(s) Kalumm (rey mítico sumerio): leg iones romanas: 258, 269, 316,
judaizació n: 503 8 1(L) 340, 363, 400(s), 394, 406, 408,
Judas el Galileo: 432 Kaminia: 275 421 , 463, 480(1)
Judas Iscariote: 504 Kamosis (faraón): 58 legis acliones: 295(1), 297
Judea: 39, 251 (l), 376, 431-432 , Karkemish (batalla): 66 Le mnos: 275
450(s) Karnak: 59-60, 63(1), 64 Lépido, Ma rco Emilio: 345(1),
judeocrisli a nis mo , judeocri s tia- kaska (pueblo): 86 357, 358(1), 359, 359(1), 400(s)
nos: 445, 448, 450(s) ka tha roí: 507 le ngua e trusca: 276
Jueces (libro bíblico): 92 Kefrén (íaraón): 55 León:421
juegos circe nses: 420, 428(s) Keops (íaraón}: 55, 71 Leonlinos: 219, 272, 533(1),
juegos gladiatori os: 420, 428(s) Khabur: 88(1) 534(1) 535
Juegos Mega le nses: 422(1) Khafre: vid. Kefrén Lesbos: 135
Juegos Olímpi cos: 145(1), 512 Khepri (dios egipcio): 72 Leuc lra: 229, 237(s)
juegos sagrados: 16 7, 169(1) Kho nsu (deidad egipcia): 74 ley de citas: 427(1)
Julia Domna: 387-388 Khorsabad: 92(1) Ley de las XII Ta blas: 85(1). 289,
Julia Mamea: 388 Khufit: vid. Keops 296,415,419,424-425
Julia Mesa : 388 Kish: 8 1(1) Ley de l Talión: 85(1) , 88
Julia (hija de Augusto): 369 Kiya (reina eg ipc ia): 66(1) Ley mosa ica : 432, 450(s)
Julia (hija de César): 345 klerouchíai: vid. cleruquías /ex Ccmuleia: 296
Julia (niela de Tiberio): 371 (1 ) koiné (comunidad): 274, 286, 323 /ex de imperio Vespasiani: 405
Julia Livila: vid. Livila k1ypleía: 140 /ex cluodecim. tabularun·1: vid. Ley
Juli a no , Flavius Claudius Ku llassi nabel (rey mítico sume- de las XII Tablas
lulianus (emperador): 478-479, ri o): 8 1(1) /ex Gabinia ta bel/aria: 405
494(s), 512-513
L /ex Hieronica: 312(1)
Juliano (jurista): 425, 427(1)
laced e mo nio( s): 140, J45(t},
/ex Horlensia: 297, 404
Juliano I: vid. Didio Juliano, Ma1° /ex lulia (90 a.e.e.): 335
228(t), 398(t}, 488(1)
co
Lacinio (cabo): 308 /ex lulia de repelundis: 351
Julio César: vid. César, Julio /ex Ogulnia: 297
Lacio: 282-284, 286, 290(s), 295,
Julio-Claudias (din astía impe-
306,322
/ex J>edia : 358
rial ): 370-371, 400(s), 400(s)
Lacón, Cayo Juli o: 368(t)
/ex Plautia Papiria: 336
Julio Vindex, G.: vid Víndex, G. /ex Sempronia: 329
Laconia: 138
Julio
laesa maiestas populi ronwni: 434 /ex Tilia: 359
Juno: 280, 283, 306, 411
Lago (noble macedo ni o): 250,
/ex Varia: 335
Júpiter: 280, 286-287, 294, 388,
250(1)
/ex Villia: 404
410-411 , 467, 476 Ley de Gresham: 464, 465(1)
Lámacos: 224
Júpiter Capitalino: 383 Libanio (rélor): 51 O
lapsi: 442
_juri sconsultos romanos : vid . Líbano: 82, 95, 97, 251 (l)
Laques: 533(1), 535-536
iurisconsulti lararium: 412 libe/lus, libellatici: 442
_juri sprudenc ia: 397 Liberio: 491
lares (dioses): 412 , 42 8(s)
juristas romanos: 424-425 libe rlo(s): 295(1), 298, 350, 397,
lares compila/es: 412
Juslina (madre de Valentiniano 395,399,417,466
lares familiares: 412
II): 482 libertos imperi a les: 373-374
lati[undia : 329, 330(1), 331, 344,
Justiniano [, Flavius Petrus Sab- Libia , libios: 57-58, 63-64, 273(t)

60 1 MANUAL DE INIC IACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA


Í ncli cc analíLico

Libón, Lu cio: 383 ludus lillerarius: 41 8 Mar Negro: 85, 129, 148, 179,
Libro de los Mue rtos: 75 Lugdunum (Lyon): 373, 391 (1), 18 1, 222
libros ritual es e truscos: 280 393 Mar Rojo: 57, 254
licencia accusandi: 503 Lusitania: 375, 508 Marató n: 256(1)
Liceo: 259 Marcelo: 4 1O
Liciniae-Sextiae (/eges): vid. leges M Marco Anton io: 345(1), 357-358,
liciniae Sextiae maal: 54, 76 358(1), 359-360, 383(L), 408
Lic inio, Flaviu s Galerius Valerius macabeo(s): 343, 432 Marco Aure li o, Marcus Aure-
Licinianus (empe rador): 445, Macedon ia , macedo ni os: 167, lius Anlonin.us (e mperador):
473, 476, 494(s) 239-240, 240(1), 242-243, 248- 23, 376, 378, 384-385, 39 1(1),
Li cinio Estoló n, Cayo: 297 250, 252-2 53, 255, 258-259, 400(s)401 (s)
licita religio: 459 26 1, 262(s), 269, 317-31 8, marcomano(s): 385, 387, 488(L)
Licurgo: 138, 139( L) 325(s), 366(1), 488(!) Marcos (eva ngel io): 433
Lidia : 100, 128, 135, 128, 135, maestros itinerantes: 23 1 Marduk (d ios babilonio): 100,
146(1) magia (acusació n de): 508-509 246
Liga de Delos: 193- 194, 197, 199, magia egipcia : 71-72 , 76 Margo (valle): 466
2 13(s), 2 14(s)2 17-2 19, 222, magister equitum: 358(1 ), 474,489 Mari: 8 1-82, 105(s)
224, 535,539 magíster rnilitw11: 478 Ma ri o, Cayo: 328, 333-335,
Li ga del Pelo po neso: 142 , 217- magíster otficion1111 : 489 335(1), 336, 339(1), 340, 343,
219, 225,227, 535 ,537 magíster pedit11m: 474,489 344, 354(s), 367, 408
Li ga La tina: 306 nwgister populi : 294 Ma ri s: 280
Lígdami s de Naxos: 136, 148 magistraturas gri egas: 13 1, 148 , Márma ra: 193
ligur(e)s: 3 17 150, 152, 154(s), 197, 203, Mars Vltor: 369
Li guria, li gures: 309(!) 214(s) Ma rsel la : vid. Marsilia
li111itanei: 470, 474 magistra turas ron1 a nas: 270, Marsilia : 280
lineal A (escritura mino ica): 11 6, 279, 289, 294, 295(1), 297-299, marsos: 335, 335(1)
12 1 301 , 320(L), 324(s), 327, 359(1), Mart e: 280, 283, 411
lineal B (esc ritura mi cé nica): 121 361(1), 388(1), 397, 401 (s) , 403- martiri o, mártires: 442-444, 449
lino: 394 405 , 408, 419-420, 428(s) masagetas (pueb lo): 1O1
Lisa ndro: 225, 228 Magna Grec ia (Megále Hellás): Mas hda (re_v míti co s um c rio):
«Lis ta Real» sumeria: 8 1(!) 114, 129, l 53(s), 2 19, 269, 27 1, 8 1(L)
litera tura egipcia: 70 274, 289(s), 308, 3 1O, 3 12, 314, Mas ini sa: 3 16, 3 16(1), 32 1,332
lite ratura pa lrías li ca: 501, 503, 325(s) mat emát icas: 171 , 175,209,26 1,
505 Magnes ia (ba ta ll a): 32 1 35 1
Litorio: 501 Magno Magnc nc io, Fla vius Mag- Ma teo (evangeli o): 433
litugia(s) : 204-205 11us Magne11ti11s (usurpa do r): matrim o ni o patrici o- ple beyo:
Li via (Julia Augus ta): 368(L) , 370 478 324(s)
Livila (niela del e mperador Tibe- Magno Máx im o, Magnus Clemeus malri mo n io roma no: 41 6-4 18
rio): 371 (1) Maximus (e mperado r): 482 matrimonio tardorrornano: 504
Li vio: vid. Tilo Li vio Magunc ia: 377 /'1/{IU ri : 3 11
Livio Andrónico: vid. Andrón ico nrniestas illlminuta : 438 Ma uritania: 373
Lócride : 187(1), 217, 22 1 Maje nc io , Marcus Aure li us mauri slas: 25
Locros: 13 1, 308 Va le riu s Maxenlius (cmpe ra- rll{/ 1/rll S, 1/Wllri: 48 1
locupletes: 332 do r0usu rpador) : 445, 472 -473 Maximi ano, Marcus Aureliu s
lagos : 157, 386 mal a ria : 248, 262(s) Va le riu s Max iminus (empera-
Lo ngino, Cas io: 352(L) Ma leve11twn: 308 dor): 466-467, 469,472
lucano(s): 335 Malia: 11 6 Maxirnino Daya, Ga lerius Va le-
Lucas (eva ngeli o): 433 Maliaco (goll"o): 187(1) rius Maximi1111s (e mperado r):
Luce res: 287 mamerlino(s): 3 12(1) 444-445 , 472
lu cha gri ega: 209 Manetón: 53-54, 58 Máx im o (cmperadoHrs urpador) :
Luc io (nielo de Augusto) : 370 manique ís mo: 508-509 vid. Magno Má ximo
Lucio Corncl io Sil a: vid. Sila Manl io Torcua lo : vid. Torc ualo mayéuli ca: 232
Luc io Vero, Lucius Aurelius Verus Mantinea: 193, 229 mazde ís mo , mazdcís ta : 96(1),
Antoninus (emperador): 385 manumisió n: 204 104(1), 105
Lucum ó n, lu cumo nes: 277( 1), Mar Casp io: 85, 254 Mea ndro: 136
279, 290(s) Mar Mue rte: 433 Mece nas: 367
ndice analítico

Media, medo(s): 89, 100-101 , Cecilia: 333(1) monolatría: 96(1)


100(1), 366(t) Metelo Denter, Lucio Cecilia: monoteísmo: 96, 96(1}, 162,436
medicina, médicos: 233-236, 333(1), 335(1} monstrum, monslra (prodigio,
237(s), 260, 274, 395 Melelo Macedónico, Quinto: prodigios}: 414
medicina egipcia: 71-72 333(1) Montu (dios egipcio): 73
medicina hipocrática: 234-236, Metelo Numídico, Quinto: 333(1) mors aggravata: 435
237(s) Metelo Pío Escipión, Quinto: ,nos, in.ores maiorum: 424,426
Medievo: 85(1) 333(1) Mossul: 92(1)
médirnnoi: 146 Melelos (familia romana): 333(1), Mucio Escévola: vid. Escévola
medimnos: vid. médimnoi 335(1) mujer ateniense: 207, 214(s), 207-
Médulas, Las: 421 Metón ele Atenas: 162(1) 208, 416-417
Megacles: 143, 148 Metone: 221, 240(1) mujer cristiana: 504, 51 O
Megále fle/lás: vid. Magna Grecia metretés: 146 mujer espa rtana: 14 l , 208
Mégara: 135, 143,148,217,2 19, Mícale: 188, 190, 191 (s) mujer griega: 539
221,226 Micenas, micénico: 115, 118-124, mujer judía: 428(s)
Melanopo: 533( l) 126, 124(1), l 53(s), 159, 539 mujer romana: 296, 416-417
Melos: 222 Micerino (fa raó n): 55 Munda (batalla): 349
Memnón de Rodas: 244 Micón: 256(1) nw.ndus: 362(1)
memoria histórica: 17 Milán: 388(1), 466-467, 473,476 muro serv iano: 287
ménades: 158 Milazzo: 312, 312(1) «m uros largos»: 194, 199, 225,
Menelao (rey espartano): 126 Milcíacles: 181, 183, 191(s}, 194, 227
Menes: 53 5134 Mursa (batalla}: 478
Menfis: 54, 58, 62, 64, 67(1), Mileto: 136, 136 (l) Mursili T (rey hitita): 83(1), 86
72-74, 245 Miliquio: 145(1) Mursili JI (rey hitita): 86
Menkaure: vid. Micerino militia: 499, 515(s) Museo: 260, 263(s)
Men.vra: 280 militia armata: 499 111.ushkennu («subalternos»}: 84
mercenario(s): 66, 243-245, 253, Minerva: 280, 411 música: 208, 231, 277(t)
256, 272, 273(1), 309(!}, 311, Mino (rey mítico): 115 Mut (diosa egipcia): 74
314-315 minoico(s}: 115, 153(s) Mu/in.a: 317, 358(1)
Mercurio (divinidad romana): Minoico Medio: 115 Muwalalli II (rey hitita): 87
280,411 Minucio: 352(1) Mylae (Milazzo}: 312
Merenplah (faraón): 63 misterios dionisíacos: 539
Meritalón (hija de Akenatón}: 61, misterios eleusinos: 539-540 N
66(1) Mitanni: 60-61 Nabu (templo de): 92(1)
Merneplah (faraón): 93 Mitilene: 344 Nabucodonosor Il (rey neobabi-
Mesalina, Valeria: 374 milo: 157 lonio): 96, 100(1)
Mesenia, mesenios: 138, 140, mitol ogía: 159 nacionalis mo , nacion a li sta(s):
154(s), 195, 195(1) Mitra: 165,414,465 432, 434, 450(s)
Mesia: 466 Mitrídates VI: 335(1), 336, 339(1}, Napata (capital nubia): 64
mesianismo: 432, 435, 450(s) 354(s), 355(s), 343, 343(1) Napoleón: 67(1)
mesías/rey: 432, 434 M nesicles: 200 Nápoles: 448(1}
Mesopolamia: 39, 4 l, 43, 45, 48, Móclena: vid Mutina Naram-Sin (rey acadio): 83(1),
70, 79-80, 83-86, l 05(s), 173- modestia feme nina: 209(1) 88(1)
174, 252(1), 378 Moisés: 85(1}, 93 Narciso (liberto ele Clauclio): 373
Messana (Mesina): 3 ll-312, momificación: 75, 77(s) Narin: 58
312(1) monacato cristiano: 510-511 Narmer: 50, 54
Melágenes de Xípete: 198(1) Monarquía romana: 293-294, navicularius, navicularii: 500
metalurgia: 278 303, 361(1), 369 Naxos: 136, 142
meleco(s): 204, 214(s}, 259 monarquía Linila: vicl. tinila nazoreo(s): 434
Melela, Cecilia: vicl. Cecilia Mete- monaslerio(s): 488(1) Necao I (faraón): 64
la monecla(s), monetización: 128, Necao JI (faraón): 65, 100(1)
Metelo, Lucio: 333(1}, 407(1) 144, 253, 271, 464, 494(s), 498, Neclanebo J (Faraón): 66
Metelo, Quinto: vid. Quinto Melelo 515(s) nefasti dies: 298, 413
Melelo Céler: 346 monedas griegas: 128, 144 Neleribre: 65(L)
Metelo Crélico, Quinto: 333(1) monjes-bandidos: 509(t), 51 O Nefertiti (reina egipcia): 60-61,
Metelo Crético Silano, Quinto monoepiscopado: 447 66(1)

;62 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA 1-lISTORIA ANTIGUA


Índice a11alítico

Neferure: 59 Nul (diosa egipcia): 73 353, 443,462, 500


negoliatores: 500, 51S(s) ordines: 395
Ncibul-u~ Barthold George: 30(t) o ardo decurio11alis (decurio na l):
Neit (diosa egipcia): 73 ob ispo(s): 443, 446-449, 493, vid. orden decurional
Nekbet: 54 45.l (s), 488(1), 502, 504, 506- urdo decurionum (de los decurio-
Nemea: 167 509 nes): orde n decurional
Neolítico: 41 , Sl(s) obispo ele Roma: 448-449 ore/o equester: vid. orden ecuest re
neop itago ri s mo, neopitagóri- objeliviclacl hi storiográfica: 36 ore/o equiturn: vid. orden ecues tre
co(s): 324 ocas sagradas: 306 ore/o senalorius: vid . orden sena-
neopla to ni smo, neoplatónico : «octaeteris» : 162(1) torial
436, 4S0(s) Oclavia (hija de Claudio): 374 orfi smo: 165, 166(1)
Néos Hélios: 373 Oclavia (hermana de Augusto): Oríge nes (a utor cri stiano): 437,
Neptuno (dios romano) : 411 358(1), 360, 370 4S0(s)
Nerón, Lucius Domitius Octavio, Cayo Julio César: 345(1), Orantes (río): 488(t)
Ahenobarbus (Nero Claudius Cae- 357-358, 358(1). 359, 359(1), Ortagóridas (dinastía griega) : 135
sar) (emperador) : 371, 37 1(1), 360, 362-363, 400(s), 407(1), ortodoxia, ortodoxo: 162, 45l(s),
374-375, 396, 396(1), 413, 440- 408 481,493, 506-507, 516(s)
44] Oclenato: 463 osco (lengua): 307
Nerva, Marcus Cncceius Nerva Odeón ateniense: 200 Osiris (d ios egipcio): 67, 72-73,
(emperador): 376, 378, 392, Odisea: 123-124 74(1), 75, 77(s), 414
401(s),421 Odiseo: 120(t) , 123 os tracismo: 195, 195(1), 213(s)
nexum: vid. esclavitud por deudas odiu m huma ni generis: 439 óstrakon , óstraka: 68(1), 75, 152
Nicea: 148 Ocloacro: 487, 489 os trogodo(s): 485, 491
Nicias: 222, 224, 536-537 Ofanlo (río): 308, 3.15 Otón, Marco Salvio, Marcus Sal-
Nicomecl ia: 466, 478 officia palatina: 489 vius Oto (empe rado r): 375,
Nicóstrato: 536 ofkos: 207 400(s)
Nificlio Sabino: vid Sabino, Nifi- Olimpia (esposa de Filipo IJ y ovatio , ovatio11es: 41 O
cl io madre de Aleja ndro): 242
Nilo (río): 43, 53-54, 58, 69, 77(s), Olimpia: 164, 167, 169(1), 193, p
11 5,244 234(1), 539 Pablo de Tarso: 435, 438, 446,
Nínive: 89, 92(1) Olimpiadas: 24, 167 448-449, 450(s)
nobilitas romana, nobiles : 298, Olimpo: 159, l 76(s), 382 padres de la Igles ia: 502
323, 324(s), 332, 354(s), 404- oli vo: 206,221 paga ni smo, paganos: 435-436,
405 omen, omina ( presagio, presa- 438, 445, 448(1), 450(s), 459,
nómadas, no madi smo: 41-42, 46, gios): 414 476, 479, 482, 494(s), S04,
79, 84-86, 88(1), 10 1 Once, los: 146 510-513, 516(s), 476,479,482,
nomarca, nomarcas: 55 Ónfá le: 277(1) 494(s), 504, 5 11 -5 12, 5 14(1),
nomen Chrislian.um: 439, 451 (s) Onqucs lo: 167 5 l 6(s)
n.o,noi (leyes escritas): J 27 Oppio: 284 págos («colin a»): 142
Norbano: 337(1) optimates: 329,332, 34 1-342, 348, pag11s («a ldea»): 284
Novellae leges : 427 354(s) paideía gri ega: 324, 437
Nubia, nubios: 55, 57-58, 60, 64, opti11111s princeps: 378 «país de los aromas»: 63
65(1) orácul o, o rácul os: 131, 136(1), pa lac io, palacios (con ce pto):
Nuevo Testamento: 433, 435, 440, l 39(t), 145(1) 163- 164, 166, 46-47
446 172(1). 176(s), 189(1), 240, palacios micéni cos: 122, l 53(s)
Numa Pompilio: 286 246(1), 41 4, 536 palacios minoi cos: 116, 11 8, 122
Numancia: 317 orador(es): vid. ora toria pa /aístra : vid. pa les tra
numen : 5 l 4(t) oratoria, orador(es) : 323, 397, Palas (libert o de Claudio): 373
numen impera/orís: 369, 41 O 418, 428(s) palashtu: vid . fili steos
Num e ri ano, Marcus Aurelius Orcómeno: 124(1), 339(1), 385 Palatino: 283-284, 287, 290(s)
Numerius Numerianus (empe- orden ecuestre: 332-333, 345(1), Palatual: 284
rador): 466 346, 395-397, 401 (s), 405, 443, Pa lestin a: 57, 60-6 1, 63-64, 94,
Numidi a, nú midas: 31 1, 3 16, 333, 462,489,500 97,244,43 1,445, 450(s), 488(1)
335(1), 343(1), 500-50 1 orden decu ri ona 1: 395, 397, palestra: 208
numi smá tica: 23 401 (s). 497, 499-S00, 5 15 (s) Pa leta de Narmer: 54
Numilor: 283 orden sc nat ori ;il : 39S-396, 40 1(s) , Palmira: 461, 463
.ndice analítico

Pana teneas: 149, 200 Pausanias (macedon io): 242 197, 199, 201, 213(s), 214(s),
pancracio: 169(1) Pausanias (rey espartano): 226 218, 223(1), 224, 242-246, 248,
Pandec tas (Pandee/lle): 427 Pax Augusta: 367, 369, 400(s) 253, 259, 262(s), 336, 479,
Pa necio de Rodas: 323 pax. deorum : 369, 439 495(s), 513, 537
panem el circenses: 419-420, paz de Antálcidas: 227, 236(s) Pertinax, Pu/Jlius Helvius Perli-
428(s) paz de Ca li as: 101 , 217-21 8, nax (emperador): 388(1), 390(1),
Pan eno (hermano de Fidias): 236(s) 39 1(1).
256(1) paz de Filócratcs: 239 Perugia: 279
Pan filia: 194, 2 l 3(s) paz de Nicias: 222, 236(s), 536 Pescenio Ni ge1; Cayo, Caius Pes-
Pangeo: 239, 256 paz del Rey: 227, 236(s) cennius Niger (emperado r):
panhelenismo: 166- 168, 176(s), 539 pedagogo(s) griego(s): 323, 395, 388(1), 390(1), 39 1(1)
Panonia: 391 (1), 461 , 488( L) 417, 428(s) pes te: 206, 22 1, 223, 227, 228(t),
panoplia: 137 pediakoí: 148 236(s). 385, 401 (s), 535-536
Pansa, Vibio: 358 Pedio, Quinto: 358 Petronio: 395
panteísmo egipcio: 75 Pedro: 448-449 phratríai (hermandades): 128
panteón egipcio: vid. divinidades Pella: 242, 261 phylaí (tribus): 128, 143
egipcias pe/ese/: vid. filisteos Piacenza: 3 14
panteó n etrusco: vid. divinidades Pelópidas: 229, 237(s) pictograma(s): 48-50, 98
etruscas Peloponeso: 119, 127, 140, 142, Pidna: 240(1), 24 1(t)
panteón grecorromano: vid. divi- 145(1), 164, 167-168, 169(1), Pidna (ba ta ll a): 31 8
nidades grecorromanas 186-187, 190, 193, 195, 213(s), piedra de Rosetla: 67(1)
panteón olímpico: vid. divinida- 217-21 8, 222, 223(1), 22 8, pietas: 369
des olímpicas 534(1), 536 Pilato: vid. Ponci o Pila to
papiro de Turín: 58 penales (dioses). 412, 428(s) Pilos: 119,193
pardlioi: 148 pensa mi ento paulino: vid. pau- Píndaro: 274
pa ras itismo social a teniense: 205 linismo pirámide(s): 71 , 170, 173, 234(1)
parasitismo social romano: 420, penlacosiomédimnoi: 146 piratas, piratería: 197, 204, 218,
428(s) Pentateuco: 92 277(1), 279, 314, 343-344,
paren/es noslri: 467 pen latlón: 169(1) 366(1), 486(t). 537
Paris (hjjo del rey troya no): 126 Pen tecontecia: 193, 535 Pirco: 184, 194, 199, 204, 206,
Parma: 317 Penlilidas: 135 225, 226-227
Parménides: 274 Pepi I (l'araón): 55 Pirro: 295(1). 308, 325(s)
Parmenión: 248 Pepi II (faraó n): 55 Pisidia, pisidios: 28 1(t) , 366(t)
parrhesía ( «audac ia de palabra»): per-aa («casa del rey»): 67, 76(s) Pis íslralo: 136, 146(1), 148,
445 peregrinación , peregrinos: 163, 154(s), 212 , 539
Parte nón : l 98(t), 200, 2 14(s), 539 166, 176(s) Pisón, Lucia no: 375
Parlia, partos: 252, 252(1), 34 1(1), peregrinus, peregrini (extranjero, Pistoria: 342(1)
353, 367,374,378, 383(0, 385 extranjeros): 298, 389(l) Pitágo ras, pitagorismo: 274
Pascua: 449 Pérgamo: 258, 26 1, 263(s), 329 Pitia: 139 (t), 164, 166(1), l 76(s)
pastoreo: 84, 86 Periandro: 135-136 (l) Pítico: 135
palerfamilias: 296,411,414,425, Pericles: 31-32, 195, 195(1), l 96- Platea: 188, 189(1), 190, 19l(s),
428(s) 197, 198(t), 199-201 , 205-208, 22 1, 535
pater patratus: 409 212, 213(s), 214(s), 21 8-219, Platón, pla tonismo: 139 (t), 140,
paires: 285, 287, 290(s), 362 221-223, 223(1), 226, 230, 232- 231 (1 ), 232-233, 237(s), 274,
patriarcas bíblicos: 93 233, 236(s), 534-536, 539 324, 436-437
patriciado, patricios: 287-288, perieco(s): 140 Plaulo: 29, 324
288(l), 290(s), 294-295, 295(1), períuikoi: vid. perieco(s) plebe: 294, 296, 396, 399, 404
296-298, 303, 305, 324(s), 336, peripatéticos: 259 plebe rústi ca: 399
344,403,4 14,4 16,424 persecuciones ant icristianas: pl ebe urbana: 399, 500-50 1,
patrimonio eclesiástico: 511 438-445, 450(s), 459, 476, 5 1O 515(s)
patronus , patroni: 288-289, Perséfon e (diosa gri ega): 411 , plebeyos: 287-288, 288(t). 290(s).
290(s), 298,392, 497, 500 539-540 294-295, 295(1), 296-298, 305,
paulinismo: 435-436, 445-446 Perseo (rey lágida): 318 324(s), 372, 403, 424-425
Paulo (jurista): 425, 427(1) Persépolis: 102, 246 ple/Jiscila: 4 25
pauper, pauperes: 501 Persia, persas: 66, 97-105, J06(s), ple/Jiscilum Oviniwn : 303
Pausanias (escritor griego): 256(1) J 14, 136, 190, 19 1(s), 193-194, ple/Js: vid. plebe

;64 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HI STORIA ANTIGUA


Índi ce analíti co

Plinio el Joven: 398(t), 413, 441 Ponto-Bitinia: 441 Prim era Guerra Púnica: 3 l 1,
Plistianax: 218 Ponlo Eux ino: vid. Mar Negro 32S(s)
Plotina: 378 Popea (esposa de Nerón): 374- prime ra gue rra servi 1: 340
Plotino: 436 375 prímipíli : 406
Plutarco: 308 populares: 332,334, 336, 341-342, prínceps: 270, 360, 362, 366(L),
Plutón (dios romano): 411 354(s) 367, 369-370, 374, 378, 400(s),
Po (río): 279, 307, 314-315 Populonia: 278-279 408,469
pobreza, pobre(s): 30-31, 42, populus Dei: 504 Principado: 328, 360, 367, 368(L),
105(s), 127, 139(L), 161 , 196, populus ecclesíae : 504 369, 37 1, 375, 400(s), 401 (s),
203, 206, 212, 222, 253, 282 , Porfirio : 436 450(s)
289(s), 298, 329, 330(1), 416, pórnai : 208 Prisciliano, priscili anismo, pris-
428(s) , 445 , 464, 471(l), 508, Porsena: 306 cilianistas: 508-51 O, 5 16(s)
510, 534 Porsinas: 277(1) Pritileya: 188
poesía épica: 34(1), 122-124, 231 pórtico de Pompeyo: 352(1) procedimi ento _jurídico romano:
poetas: 167 Poseidón: 167, 200 439
póleís: vid. pólis possessor, possessores : 329, 332, procó ns ul , proconsulado, pro-
polemarco: 142, 151 350,500,500 co nsular: 362, 34 1(1), 398(1),
polé mica anlijudía: vid. anli_ju- Póstumo, Agripa (n ieto de Augus- 404
daísmo to): 370 Proculeya: 422(1)
Polibio (historiador): 300(L), Póstumo, Marco Cas iano Lati- procuradores romanos de Judea:
309(1), 3 l 6(L), 318, 320(t) ni o: 463 373,43 1
Polibio (liberto de Claudio): 373 polestas: 362 prol"ela(s) apocalíptico(s): 434
Polícrates: 136 Potidea: 13 l, 240(1) profe ta(s) carismálico(s) : 447
Polignoto de Tasos: 256(1) praeposi/11s sacri cubiculi : 490 proísltfrnenoí: 446
poliorcética: 420 praeses , pmesides: 489 prókrítoi («prel"eridos»): 152
pólis (c iudad-Estado), póleís : 114- praelor, praetores : vid. pretor(es) prol e tariado, prole tari os: 328,
115, 131- 134, 138, 142, 147- praelor Etruríae: 279 332,334,4 19
149, 152, 153, 153(s), 154(s), prae1or peregrínus : 425 propaga nda asiria: 9 1
157- 158, 160-16 1, 164, 166(1), praelor urbanus: 425 Propil cos de la acrópolis atenien-
167- 169, 173, l 76(s), 179-181 , predicación itine rante: 445 se: 149, 200
185- 186, 188, 190-191, 191(s), prcíecto del pretorio: 37 1(1), 372 , Propóntide: 193
192(s), 193- 194, 196- 197, 375,387,466, 469, 491 prorog11tío í111períí : 404
199, 20 l, 203, 205-206, 209- prefectura del pretorio de las proscripción de Antonio: 359
211, 2l3(s), 214(s), 217-219, Galias: 509 prosc ripc iones de Sila: 337(1),
222-225, 226-230, 233, 236M, prefectura del pretorio de Orien- 34 1(1), 342(1), 344, 367
237(s), 240, 242-243, 248, 252, te: 489 proselitism o, prosélito(s): 436,
255, 257 , 262(s), 272, 289(s), pre l"ecturas del pretorio tardoim - 445
3 1O, 318, 535-536 peria les: 469-470, 489 Proserpina (diosa romana): 411
politeísmo: 158, 436 presb ít ero(s): 443 , 446-447, prosk_)ínesis: 248, 469
pomerio: 361 (t), 362(t) 488(1) prostituc ión: 208, 201 (1)
Pompeya (ciudad): 30 Pretex talo (senador): 5 13 prostituc ión sagrada : 208, 210(1)
Pompeya (segu nda esposa de pretor(es): 299, 324(s), 34 1, 344, Protúgoras: 231, 23 1(1)
César): 344, 405 404 prot ecc ión divina: 406, 409, 415,
Pompeyo, Sexto: 359(1) pre torianos: vid. guard ia preto- 465
Pompeyo Magno, Gneo: 328, 340, riana provinc ias romanas: 303, 3 17 ,
341 (1), 342-343, 343(1), 344- Príamo (rey troyano): 126 327, 343, 346, 347(l), 350-35 1,
345, 345(1), 346, 347(1), 348- primado romano: 449 353, 359(1), 360-363, 366( 1),
349, 352(1), 353, 355(s), 408, Primer Período Intermedio egip- 372, 377-378, 382, 383( l), 392-
431 cio: 53, 55-57, 70, 74(1), 75-76, 397, 398(1), 40l(s), 404, 414,
Poncio Pilato: 431 , 433 77(s) 426, 431, 439 , 441 , 461-463,
pontífice(s), pont.ife.x, pontífices: Prime r Triunvirato: 34 1(1) , 343(1), 466,469, 471(1), 478,48 1,485,
344,349,424 344-347, 347(1), 348-349, 400(s) 488(1), 489, 491, 494(s), 497,
ponlífex max imus: 33, 344, 351, Prim era Gul' IT:1 dd Pdoponcso: 50 1, 506, 509(l), 51 O, 5 l 5(s)
359,368(0,413,416,482 218 provocatío 11d pop11h1111: 297
pontífices roma nos: 294, 428(s) Prinwra C11l'rr:i .ludía : 376 proxen eta(s): 2 10(1)
Ponto: 336, 343(1), 373, 388(t) PrimL·ra C11l'rr:1 M,·s,·11ia : 138 Psamé tico (tirano): 135

1 56'
[ndice analítico

Psamélico II (faraón): 65(1) rebellantes Iudaei: 503 Roma, romanos: 19, 258, 261,
Psamélico III (faraón): 65 reclutamiento militar: 296, 262(s}, 269, 277(1), 282-286,
Plah (dios egipcio): 72-75 300(t}, 303, 334, 363, 41 O, 474 28 8, 290(s), 293, 295(1), 296 ,
Ptolomeo (hijo de Yuba I): 373 reformas agrarias de los Graco: 300, 306-308, 310-312, 312(1),
Ptolomeo I Soler: 250, 252(1), 257 329-332 314-316, 316(1), 317-318 ,
Plolomeo V Epifanes: 67(1) Regia: 287 320(1), 321-322, 324, 324(s),
Plolomeo XIV: 343(1), 349, 355(s) Regio: 219, 308 325(s) , 327, 330, 333, 335,
Ptolomeos: 250, 250(1), 254-255, Reino Antiguo egipcio: 53-55, 70, 335(1), 336, 339, 339(1), 340-
260, 263(s) 75, 76(s), 77(s) 341, 342(1), 343(1), 344-346,
publicani: 346, 351 «reino de Dios »: 434 348-350, 353, 358, 358(1),
«pueblos del mar»: 88, 94, 122- Reino Medio asirio: 88(1) 360, 363, 365, 367, 369, 371,
123 Reino Medio egipcio: 53, 57, 73 , 371 (1), 372, 374-377, 383(t),
puente Milvio (batalla): 445, 473, 76(s), 116-118 385, 387, 388(1), 390(1),
476 Reino Nuevo egipcio: 67, 68(1) 391 (1) , 395,399, 405 , 409-411,
pugila to: 169(1) reinos clientes: 373 414-4 18, 421 , 423-426, 428(s),
Púlquer; Apio Claudia: 328-329 Rekrnire (visir): 68 429(s), 431-433, 440-441 , 447-
púni co(s): 271 , 311 religión egipcia: 72-76 448, 448( 1), 449, 460, 463 ,
Punl: 55 religión griega: 158-166, 173-174 472 , 474, 480(0. 483, 485,
púrpura: 394, 422(1), 464, 487 religión persa: 105 486(1), 494(s), 501, 508, 510,
religión romana: 41 O 512, 5 14(1)
Q religión zoomórfica egipcia: 158 Roma arcaica: 323
Qades h (deidad): 73 Re mo: 283 Roma moná rqui ca: 271
quaestor (quaestores ): vid . cues- República romana: 256, 269- «romani zacio n»: 350, 391, 460
Lor(es) 270293-324, 324(s), 325(s), romanización de las provincias:
quaeslor sacri palatii : 490 327-353, 354(s), 355(s), 357- 350
quaestores parridici: 299 362, 366(t) , 400 (s), 401 (s), 405- Rómulo: 283, 286, 288(1)
quema de libros: 444 406, 408, 414, 416, 428(s) Ró mulo Augúslulo: 489
Querconeso: 190 res publica: 298, 311, 323, 411 Rosella: vid . pi edra de Rosella
Queronea: 239-240, 242, 339(1) Reshef (deidad): 73 Roxana: 248
quietismo: 432 reslilUtio hnperii: 490, 495(s) Rubi cón: 348
quinquerremes: 273(t) restitulor sacrorwn: 442 Rubrio: 352(1)
Quintiliano: 419 resurrección de la ca rne: 435 ruina montium: 421
Quinto Metelo: 333 Rethra : 138 ruslici: 497
Quirinal: 284 retórica: 323, 231, 231 (1), 41 8
Qumrán: 433 revelación di vina: 162 , 170, s
176(s), 279,435 Sabino, Nifidio: 375
R sab inos: 283-284
revolución urbana: 43, 47
Ra: 54, 72, 76 sacerdocio, sacerdotes: 46, 48,
revuel tas de esclavos: 340, 41 O
Ra-Horakhty (dios-sol Alón): 60 424, 539
revu eltas soc ia les: 500-501, 51 O
Rahotep: 58 sace rdocio egipcio: 63, 69, 75,
rex: 285, 287, 293, 298
Ramnes: 287 77(s)
rex sacrorurn: 294
Ramsés I Menpehlyre (faraón): sacerdocio griego: 161 , l 76(s)
Reyes (libros bíblicos): 92
62 sace rdocio judío: 432-433
reyes es parta nos: l 39(t}, 149,
Ramsés II (faraón): 62-63, 76(s), sacerdocio romano: 410-41 l, 424
l54(s)
87 sacerdocio su merio: 80
reyes romanos: 361 (t)
Ramsés III: 63 sacra.e religionis anlistes: 503
reyes-sacerdotes minoicos: 116,
Ramsés IV: 63 sacrificio(s) reli gioso(s): 160 ,
118
Ramsés XI (faraón): 64 5 11-512
Rezon (arameo): 88(1)
«rasenna» : 274 sacril egio, sacríl ego: 142, 145(t),
Rhea Silvia: 283
«rasna» : 274 169,537,539
rigor historiográfi co: 36
Rávena: 485, 487(1), 491 sacrosanctita s tribuni cia: 360,
Rímini: 314
razón, razonamiento, racionali- 400(s)
Rin (río): 366(1), 377, 390, 485
dad : 157-158, 171 , 177(s), 231, saduceo(~): 432, 450(s)
Rodas: l 15, 234(1), 244, 254, 260-
233,235,425,437 saepta: 404
261 , 263(s), 341 , 370
Re: 65(1) Sagradas Escriluras: 486(t), 510
rogalores : 405
Reato: 377 Sagunlo: 314-315, 325(s)
Rollin, Charles: 30(1)

566 1 MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORlA ANTICll i\


Índi ce ;rn a líti co

Sagur: 88(1) Segunda Guerra Púnica: 3 12(1), Scrvilio Ce pión: 347(t)


Sais, sa íla(s): 64-65, 73 , 75 315, 325(s), 328, 408, 41 O Servilio Glaucia, Cayo: 334,
sajó n, sajones : 485 segu nda guerra serv il: 340 335(1), 346
Sakkarah: 55 segunda sofísti ca: 437 Se rvio Tulio: 286, 290(s)
Salami na: 186, 191 (s), 539 Segundo Pe ríodo Intermedio Sesostris I: 57, 68(1)
Salitis (rey hicso): 57-58 egipcio: 53, 58-63, 70, 73, Seslos: 185, 190
Salmanasar 111 (rey asirio): 89 75-76, 76(s), 106(s) Scth (deidad egipcia): 67, 73
Salomón: 95, 234(1) Segundo Triunvirato: 345(1), 358- Sethlans: 280
Salona: 472 360, 367, 400(s) Sethnakhte (faraón): 63
Salónica: vid. Tesalóni ca seisáchtheia («exoneración»): 144 Seti (raraón): 62
Salustio: 327, 349, 488(t) Sejano, Lucio Elio: 371, 37 1(1), Severo Alejandro, Marcus Aure-
sa lvación re!igiosa: 415 372 lius Severus Alexander (e mpe-
Samaría: 95 Se khmet (diosa egipcia): 72-74 rador): 463
Samnio, sam nitas: 307-308, 335 sella cuntlis: 279 Severos (d inas tía imperia l): 387-
Samos: 136, 197 Se leucia: 252(1), 317, 507 388, 401 (s), 427(1), 441 , 462-
Samucl (libro bíblico): 92 Seléucidas: 250, 254, 258, 262(s) 463 , 465,
Samug (rey mítico sumerio) : Seleuco I Nicátor: 250, 252(1), Sextio, Luc io: 297
8 1(1) 257(1) Sexto Pompeyo: vid. Pompeyo,
sanedrín: 43 t Seliunte: 224 Sexto
sánscrito (l engua): 85 sem in ó mada, seminomad ismo: Shahaka (faraón): 64
Sardes: 185, 227 84-85, 88(1), 94 S he llal: 65(1)
Sargón I (rey acad io): 82, 105(s) semnones: 366(t) Shes honk 1 (faraón de orige n
Sargón íl (rey usurpador as irio): Senado romano, senadores : libio): 64
89, 92(1) 281 (l), 285, 287, 290(s), 294, Sica: 309(1)
sármata(s): 366(1), 488(1) 295(1), 299, 300(1), 301, 30 1(t), Sic ilia: 114, 136, l 53(s), 219,
sátiros: 160 302-303, 318, 324(s), 328- 223, 223(1), 224, 231 (1), 236(s),
sá trapa(s), sat rapía(s): 100(1), 329, 331-336, 339, 339(1), 340, 271-272, 274, 281 , 289(s), 308,
1O1-102, 136, 223(1), 227-228, 341 (1), 342, 342(1), 343, 343(1), 309(1), 3 12, 312(1), 316, 340,
244,246, 248, 250(1), 253 345, 347(1), 348-350, 352(1), 343(1), 345(1), 366(1), 41 O, 491 ,
Sa turnino: vid . Apuleyo Saturni- 353, 354(s), 358, 36 1, 36 1(1), 533(1) , 534(1), S 15, 536-537
no, Lucio 362-363, 369-370, 37 1(1), 372, Sición: 135, 142, 193
Saturnino, Antonio: vid. Antonio 375-378, 382 , 384, 388(1), sicofan tes: 226
Saturnino 391(1), 400(s), 401(s), 403-405, S ie ne: vid. Asuán
Saúl: 94 410, 413-414, 417-418, 426, siete maravillas del mundo:
Scalige1; Jose ph Juste: 25 464,499, 512-513, 516(s) 234(1)
Schlie man, He inrich: 124, 124(1) senalus consultum. (se11atus con- signifer, signiferes: 406
scholae palati11ae: 470, 474, 490 sulta, pi.): 303, 33 1, 426 Sila, Luc io Corncl io: 303, 328,
sco171io, sco171Í011es: 421 Senatus populusque romanus: 333-334, 335(1), 336, 337(1) ,
scrinia: 490 360 339, 339(1), 34 1(1), 342(1), 343,
Sebennytos: 54(1) Séneca: 374,417 343(1), 350, 354(s), 367, 408
secessio: 295, 50 1 senior augustus: 469 Silario (río): 34 1(1)
secu lari zación jurídica: 424 Se nmul: 59 Silosontc: 136
seda: 394 senones: 333(1) Sí maco (orador): 513
sedcntario(s) , sedentar ismo: Se nwosret: vid. Sesoslris I Sinaí: 44, 50, 97
41-42, 79, 85-86 Se ptentrión: 488(1) sincretismo: 258, 262(s), 414
sedición: 434 Septimio Bassiano, Lucio: 387- sinc ronía: 32-.1:1
Seges ta : 224 388 «sinecismo» : 284, 290(s)
segu nda co lon izac ión griega: Septimio Severo. Lucius Sepli- sínodo(s) c risliano(s): 448
174, 271, 289(s) mius Sevem s (e mperador): sinóp ticos (evangel ios): 433, 449
Segunda Gue rra del Peloponeso: 252(1), 387, 3~~(1), 390(1), 39] (1) Sinuhé: 68(1)
219-220 Septimonti11 111: 2M Siquén: 93
Segunda Guerra Judía: 382 Serapis: 166( 1). 2S:-\ , 414 Siracusa, sirac usanos: 136,
Segunda Guerra Macedónica: Sertorio: 34.1 223(1), 224, 272, 273(1), 274,
32 1 servicio milil:ir: .12X-.129, 330(1), 289(s), 3 12, 3 12(1), 3 16, 448(1),
Segunda Guerra Mcsenia: 138 334,4 10,474 533(1), 536
Segunda Gue rra Mundial: 33 Servilio, C11,·, ,: 11~ Siria, siri os: 41 , 55, 58, 60-6 1,

1 56'.
ndice analítico

63-64, 68(1), 80-81, 86, 88(1), Tarco: 277(t) teolog ía: 162
92(1), 97, JOO, JOO(I), 105(s), Ta rento: 307-308, 31 O, 325(s), 359 Teopompo: 138
249-2SO, 2S2 , 257-258, 262(s), Tarqui.nia: 277(t), 286 Terámenes: 225-226
317-318, 325(s), 343, 366(t), Tarquinii: 279, 286 Tercera Guerra Púnica: 321-322
385, 388(1), 390(1), 391(1), 394, Tarquinio el Soberbio: 277(t), Tercera Guerra Sagrada: 239-240
431 , 463 286, 290(s), 293 tercera guerra samnita: 307
Sinnium: 466-467 Tarquinio Prisco: 277(1), 286, tercera guerra servil : 340
siropaleslino(s): 115 290(s) Tercer Período Intermedio egip-
s is te ma fonético: vid. fonética tarquinio(s): 293 cio: 53, 64-67, 73, 75, 76(s)
Sitio, Cayo: 374 Tarraconense: 501 Termaico: 239
Smendes: 64 Tates: 172 termas: 419(1)
Smenkare: 61, 66(1) Teágenes: 135, 143, 145(1) Te rmas ele Diocleciano: 419(1)
Sobck (dios egipcio): 73 teatro: 170, 210-213, 2 l 4(s), lerminus a quo: 26
socii («aliados»): 327-328, 33º, 262(s), 368(t) tennin.us ad quem.: 26
330(1), 332, 335-336, 354(s), Tebas (ciudad egipcia) , tebanos: lenninus ante quern: 26
Sócrates: 198(1), 226, 232, 237(s) 61-62, 63(1), 64, 68, 73-74, 83(1) lerminus post quem: 26
sofística, sofistas: 230-231 , 231 (1), Tebas (ciudad griega), teba nos: lermoluminiscencia: 25
232, 237(s), 437 119, 190, 2l7, 226-227, 228(t), Termópilas: 166
Sófocles: 212 229, 237(s), 239, 221, 240, 242- Tersites: 120(1)
Sol Invictus: 388 243, 535 Tertuliano (apologista c ri st iano):
so/idus, solidi: 498 Teispes (rey persa): 98 437,442
Solón: 144, 146, 146(1). 147, 152, Telamón: 314 Tesalia: 127, 148, 159, 217, 229,
l 54(s), 207, 297 Teles/erion: 539 349, 488(t)
Sopatro: 256(1) Telipinu (rey hitita): 86 Tesalónica (Salónica): 467, 473,
sophrosyne: 163 Tell Basta: vid. Bubastis 482
Sóter («salvador»): 257 Tell Dan (inscripción ele): 95 Tesino (río): 315
Stoá. Poikíle: 256(1) Tell el-Amarna: vid. EI-Amarna tesoro militar: 365
slralegós, slrategoí (estratega, Temístocles: 191 (s), 194, 195(1 ), Tespis (poeta): 212
estrategas): 151, 536 213(s) Tetrarquía (sistema po líti co):
Subura: 284 te mplarios: 20(t) 426, 443, 4S9, 466-472, 479,
Sudán: 63(1) te mplo, te mplos (concepto): 489, 494(s)
Suetonio: 30(1), 433 46-47, IOS(s) Tetrarquía de Galilea: 373
suevo(s): 460, 485 Templo ele Jerusalén: 96-97, Tetraquía de Filipo: 373
Sulpicio Rufo, Paulus: 336 234(1), 251 (t), 383 Teutoburgo: 366, 372
Súmer, sumerios: 50, 79-83, templos egipc ios: 56, 60, 69-71 teutones: 334, 335(1), 372
105(s), 163, 170 templos gri egos: l60 , 171, 173- Texlos de las Pirámides: 75-76
sumo sacerdote judío: 432 174, 189(t), 273(1) Textos de los Sarcófágos: 75
superstitio : 439 templos paganos: 511-513 1henwi (leyes orales aristocráti-
Suppiluliuma I (rey hitita): 62, 86 templos romanos: 301 cas): 127, 144
Surena (parto): 341(1) templos sumerios: 80 Théos («dios»): 257
Susa: 80, 102, 246, 391(1) tenuior, tenuiorcs: 500-501 Thera (Santorini): 11 8
suum cuique lribuere: 424 teocracia: 270 1hetes («trabajadores»): 144, 146
synédrion: 167, 193,431 teod icea: 436 11wrms: 280
synkrelismós: 324 Teoclora (segunda es posa de Tibatón (rebelde): 501
syssílion: 140 Conslancio Cloro): 466 Tíber: 278, 282-283, 290(s), 293
Teodorico el Grande: 491, 501 Tiberio, Tiberius I ulius Caesar
T Teodosio .T el Grande, Flavius Auguslus (emperador): 365,
Taa I el Viejo (faraón): 58 Theodosius Auguslus (empera- 368(1), 370, 371, 371 (1). 372,
Taa II el Valeroso (faraón): 58 dor): 166(1), 168, 169(1), 459, 376, 400(s), 417
Taciano (apologista cristiano): 481-483, 487(1), 494(s), 499, Tiglal-Pileser III (rey asirio): 89,
437 502, 504, 507, SJO, 512-513, 91 (t)
Tácito: 433 5 l 6(s), 539 Ti gris (río): 43, 79, 1OS(s), 245,
talasocracia: 27 l , 279 Teodosio TI, Flavius Theoclosius 252(1) , 378, 469
Tanais (río): 366(1) (emperador): 427(1), 502 timocrac ia: 146, 244, 324(s)
Tanis: 64 teofánía: 162 Timoteo: 256(1)
Tapso (batalla): 349 lcogonía(s): 159, 450(s) Tinia: 280

68 1 MANUAL DE lN lCJACIÓN A LA HISTORJA ANTIGUA


Índice a11:dítico

Tinis: 53-54 Tréveri s (Trier): 478, 509 Urna mmu : 80


tin ita (s): 53 tríada ca pitolina: 4 11 Uruk: 80
Lira nía(s), tirá n ico: 134- 137 , Triboni a no (j urbta) : 427 us urpació n, us urpadores: 63, 67,
139(1), 146(1), 149- 1so, 194, 1ribuni plebis: vid. tribuno(s) de 86, 89, 93(1), 404, 46 1, 469, 478,
l 98(t), 272, 274, 36 1(1), 486(1) la ple be 482, so1, 509
tiranic idas: 149 tribunitia potes/as: 370 11/i rogas («co mo pro po nes »): 306
Tiribazo: 227 lri buno(s) de la ple be: 296-297,
Tirinto: 11 9, 124, 124(1), 126 299, 30 1, 300(L), 305, 324(s ), V
Tiro, li rios (c iudad fe nic ia ): 100 , 329, 331, 339, 345, 347(1), 349, Va ba la to: 463
31 1 354(s), 357, 405 , 407(1) vacceos: 3 1S
Tirreno (rey): 274, 277(1) lribun o(s) mi lit a r(cs) : 295 (1 ), vae victis!: 307
tirre no(s), li r ré ni co(s) : 274, 300(t), 344, 406 Va le nte, Flavius Iulius Va lens
277(1), 314 tribus a tenienses: 150- 152 (emperador): 479, 480(1 ), 509( 1)
Tisa le rnes: 223(1) tribus ro manas: 404 Va lent inia no I , Flavius Valenli-
Tita nes: 159 tributaci ón m ino ica : 11 6 nianus (e mpe rador): 479, 48 1,
Tilies: 287 tributo a Ro ma: 432 509(1), S 13
Tito, Tifus Flavius Vespasianus Tr ifón: 340 Va le ntin ia no Il, Fla vius Va lenli -
(emperado r): 376-377, 398(1) Trima lció n: 395, 396(1 ) ni a nus (emperador) , 482
Til o Li vio: 30(L), 293, 304, 307, trirreme(s): 184, 188, 3 16(1 ) Va le ntini a no Ill, Fla vius Placi-
367 Lritías (d is tritos): 1SO dius Valen1i11ia11us (e mpe ra-
Tito Taci o: 283 triu mphus: 4 10 do r): 427(1), 487, 487(1)
Ti lroni o: 187 Tróade: 124, 124(1) Va leri a no, Publiu s Lic iniu s Va le-
lillt/i picli : 405 Troya, troya nos: l 20(L), 122- 124, rianus (e mpe rado r): 442 -443,
Tiy: 60, 64 124(1), 126, 200, 256(1), 283 45 1(s)
toga viria l: 4 13 Tu cídidcs: 19, 2 1, 24, 133- 134, Va le ri o Máx imo: 29
to lera nc ia hitita : 87-88 170, 2 19, 22 1-22 2, 224, 488( l), vá ndalo(s): 460, 485, 486(1), 488(1),
toleranc ia religiosa: 440-44 1, 445, 534,536 491
459, 473, 479, 494(s), 506, SI O, Tudha liya 111 (rey h iti ta): 86 Varo, Qu inli li o: 366, 372
S IS(s) Tuku lt i-Ninurta 1 (rey asirio): 89 Va rré>n, Cayo Te re nc io: 3 1S
r o mbos (isla del Nil o): 58 Tu lio Hoslilio: 286 Vatica no: 487(1)
topo nimia: 24 Tú nez: 31 O(l), 39 1(1) Va tinio, Pa u lo: 345
To n\ (Ley mosa ica): 432 Turan : 280 Ve lia :284
To rcua lo: 306 Tu rqu ía: 34 1(t) ve ncedo res: 29
to rtu ra : 396, 439 , 442 Turran io Nicano r, Déc imo: 368(t) venc idos: 29
tosca na: 274 «tuscos»: 277(L) venecia nas: 3 17
Toth (d ios egipcio): 72 Tuscu lum : 306 Ve nosa : 448( 1)
tra bajos rorzados: 396 Tu ta nka mó n: 6 1 Ve nus: 280 , 283, 4 11
Trac ia, tracios : 148, 193-194, Tu ta nka tó n: 6 1 Venus Ge11etrix: 369
22 1-2 22, 239, 3 18, 373, 390(1), Tutmos is 1 (faraón): 58-59, 63(1) Ve rc in géto ri x: 346
480(1), 488(1), 534 Tu tmos is 11 (fara ó n): 59, 63(1 ) Ve rgi n io Rufo, Luc io: 375
trad ició n: 158 Tutmosis 1H (fara ó n): 59-60, 62, vem ae (h ijos de escla vos): 399
tragedi a(s) : 158, 170, 2 10-2 11, 63(1), 68, 83 (1) Vc rres: 345(1)
2 14(s) Tutmosis JV (faraón): 60 vem s Israel: 436
Tra ja no, Marcus Ulpi11s 1J·aia11us tyrannos: 135, vid. tiranía(,) Ves pas ia no, Tito Flav io, Tit11s
(empe rado r): 252(1), 270, 376, Fla vius Sabi1111s \lesf1a sir11111s
378, 382, 386 , 392, 398(0 , u (e m pe rad o r): 376-377 , 398( 1).
40 1(s), 407(1), 4 13, 44 1, 4SO(s) U: vid. uti rogas 400(s ), 40 1(s), 405, 4 19
Trásea Pe to, Clod io: 374 Uli ses: vid. Od iseo Ves ta , vesta l(es): 283, 287, 4 11
Trasíbulo: 136, 136(1), 226 Ulp ia : 379 Vesuvio (volcá n): 405
Trasime no (lago) : 3 1S Ulpia no (j uris ta): 425 , 427(1) vete rinaria egipc ia: 72
Tre bi a (río): 3 1S Um bría: 28 1(1) vello nes: 3 1S
tregua de tre in ta años: 217-2 18, //11i: 280 vetu lo nia: 278-279
236(s) Uni ve rsidad de Sa lamanca: 35 1 Vía Apia: vid . \lia Appia
tregua sagrada : 16 7 llr: 4 1, ~O. 1n, 91 Via Aflpia: 295(1 ), 333(1), 340
tre inta jueces (de Pis ís tralo): 148 ll r:11111 : 92( 1) Via Aurelia: 3 14
tre inta tira nos: 225-226 11rh:111 i,11c ii', 11 r,11 11:1 11:1: .192, 394 Via Fla111i11ia : 3 14
Índice analítico

Via sacra de la acrópolis atenien- visir; visi res: 57, 68, 76(s) Zama (ba ta ll a): 316, 316(1), 325(s)
se: 200 Viteli o, Aulus Vitelius Genna.- zelota(s): 432, 450(s)
vía sacra olímpica: 169 nicus (empe rador) : 375-376, Zenobia : 463
vía Salaria: 283, 290(s) 400(s) Zenobia de Palmira: 494(s)
vicario(s): 489 Volsinii: 279 Zenón (emperador bizantino): 489
Victoria (d ivinidad): 368( t), 5 12- Volle1m: 279 Zenón (estoico): 256(1)
513, 5 14(t), 516(s) Vullumna : 279 zeugflai («pequeños propietarios»):
victoria «pírri ca» : 308 Vonones: 383(t) 143, 146
vid, viticultu ra: 206, 22 1, 278, Vulcano (di os romano): 280, 41 1 zeugitas: vid. zeugftai
39 1-392 Vulci: 279 Zeus: 120( t), 145(t), 159, 165( t),
vida de ul tra tum ba egipc ia : 167, 169(1), 189(t), 234(1 ),
75-76, 77(s) w 246(t), 300(t), 411
villae: 395, 497-498, 5 1O, 5 15{s) Wa ltari, Mika Toim i: 68(1 ) Zeus Amón: 164
vill a novia nos, vill anoviana: 27 J, wardu («esclavos» ): 83 Zeus Miliqu io: 14S( t)
274, 289(s) y zil/ah (pretores etruscos): 279
Vi mi na l: 284 ziqqurat: 80, 92( 1), .160, 170,
Ya hvé: 93, 95
Víndex G. Juli o: 375 Yasna : 104(1) 173
vin o: 146, 172(1), 203, 25 1(t), 255,
Yatrudos; 256(t) zóon poli! ikón: 169
278, 392-393 , 512 zoroas trismo, Zoroaslro: 96(1 ),
Yuba l. 373
Virgili o: 367 104(1)
Yugurta: 333-334, 335(1), 336
Vishtaspa: 104(1) Zós imo (obispo): 449
viri pe1fectissi111i: 489 z Zuqaq ip (rey mítico sumcrio):
vis igodo(s): 460, 479, 485, 487, Zaleuco: 131 81 (1)
491,493,501

570 1 MANUAL DE lNlCIAClÓN A LA HlSTORIA ANT ICLIA


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