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Manualdeiniciacionalahistoriaantigua
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MANUAL DE INICIACIÓN A LA HISTORIA ANTIGUA
7001103GR03AOJ
ISBN: 978-84-362-7707-4
Depósilo legal: M-18483-2021
PRESENTACIÓN, 13
INTRODUCCIÓN, Ciencia histórica e Historia Antigua, 17
Verificación, 36
Selección bibliográfica, 37
8
ÍNDICE
9
ÍNDICE
10
ÍNDl CE
N ANTIGÜEDAD TARDÍA
ANEXOS, 523
11
Presentación
13
Presentación
15
INTRODUCCIÓN
Ciencia histórica
e Historia Antigua
17
lnlrod ucción
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Introducción
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Gaza
21
lntroclucción
zados tras el incendio que destruyó confines del Imperio romano. Incluso,
el edificio en el que se conservaban. las monedas pueden aportar testimo-
A pesar de ello, se ha descubierto un nios de cambios de orden religioso e
método que permite leerlos con el institucional: por ejemplo, en algunas
microscopio electrónico. monedas del siglo rn e.e. el emperador
Naturalmente, los textos escritos Aureliano aparece representado como
sobre materiales perdurables (pie- un dios solar, lo que demuestra una
dra, metal, terracota, etc.) son mucho nueva concepción del poder sustenta-
más numerosos. Estas inscripciones da en la religión.
deben ser cuidadosamente traducidas Estadística, economía y demo-
e interpretadas por los epigrafistas. Es grafía. Para épocas más recientes, en
enorme la cantidad de inscripciones las que disponemos de mayor y más
griegas y latinas que han llegado hasta precisa información, es posible acu-
nosotros: lápidas que recuerdan un dir a otras disciplinas: la estadística,
hecho en particular o que contienen que recoge, calcula e interpreta datos
claúsulas legales, cipos que señalan conectados entre sí; la economía, que
el límite de una propiedad rústica, valora los sistemas de producción, dis-
graffiti de propaganda electoral sobre tribución y consumo de la riqueza en
las paredes ... un momento y lugar determinados; la
La numismática se ocupa de las demografia, que es capaz de establecer
monedas, que aportan indirectamen- las variaciones de la tasa de natalidad o
te valiosísima información sobre el mortalidad de una población a lo largo
grado de desarrollo de la economía del tiempo. Por supuesto, la lista es
y sobre diferentes aspectos de la vida mucho más extensa, pero estos pocos
social. Su mayor o menor difusión ejemplos nos permiten hacernos una
indica momentos de crecimiento o idea de la complejidad y del rigor con
crisis de la actividad económica y los que debe ser llevada a cabo la inves-
permite estudiar la extensión y las tigación histórica.
fluctuaciones de las complejas rela-
ciones comerciales. Por ejemplo, si se LA DATACIÓN 1-IISTÚRIC/\
encuentra una moneda del emperador
Marco Aurelio (siglo JJ e.e.) en una Coordenadas espacio-tempora-
lejana región de Oriente, ello cons- les. Toda acción humana (incluida la
tituirá la prueba de la existencia de reflexión que ha suscitado o el pensa-
relaciones comerciales fuera de los miento del que eventualmente puede
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cisar las dataciones proporcionadas por d :./:r.;,,, u,11,,, ( , 1:i. •m c> lur.111("
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Ed ición de los 0¡1cr11 01111 1ir1 de faasmo de Ro l lcrdarn , impresa por .Jfri'>mc Frnbcn ( l 'i40- l 'i4 I)
con censuras inqu isitorial es a base de hojas arra ncadas _v pál"l"a ros c11 lcros tachados.
Fuente: P. Manínez-Burgos García (ccl. ), Jims1110 en E.~11r111r1. L11 recepci1í11 e/('/ /1111111111is1110 en el
1wi111er Rt'1111ci111il'1//11 <'S/Hlliol, SEACEX, Madrid , 2002, p. 2 11
11na clase social privilegiada, por lo como porque se deseaba hacer hinca-
mal es bastante difícil que acepta- pié en los valores que esos hombres
se n o apoyasen cualquier cambio representaban: el coraje, la fuerza, la
del status qua. Cuando leemos sus lealtad, el desprecio por el dolor, el
11arraciones de guerras o batallas, respeto a la voluntad divina, el amor
la versión que se nos ofrece es casi a la patria, etc., valores que permitían
siempre la del vencedor, que la mayo- al mismo tiempo cohesionar interna-
ría de las veces se ocupaba de hacer mente al Estado y difimdir su cultura
desaparecer totalmente las huellas de en un ámbito cada vez mayor. Este es
los vencidos. Incluso cuando los tex- el caso de la obra de Valerio Máximo
tos se inspiran en criterios de mayor (siglo 1 e.e.) Hechos y dichos memora-
tolerancia, en las descripciones de bles, en la que se narran algunos acon-
los pueblos sometidos se descubre tecimientos aislados encaminados a
la tendencia del autor a situarse en aleccionar al lector, sin preocuparse
una posición de superioridad, como en absoluto del estudio de las causas
alguien convencido de pertenecer a que los provocaron. Incluso a veces
una civilización más avanzada. se condenan los cambios producidos
Los temas de los antiguos histo- en la sociedad recurriendo a criterios
riadores. En las obras de los antiguos exclusivamente morales.
historiadores descubrimos un estudio
detallado de los sucesos político-mili- Los Dlt"ERENTES MENSAJES
tares, al tiempo que un escaso interés DE LOS DOCUMENTOS
por los asuntos económicos y sociales.
Tanto los antiguos historiadores grie- Fuentes literarias y restos mate-
gos como los romanos utilizaban el riales. Además de consultar las fuen-
recurso literario de hacer hablar direc- tes historiográficas antiguas, el his-
tamente a los protagonistas de los toriador puede tratar de conocer la
sucesos que narraban, reproduciendo realidad social en toda su complejidad
a veces sus discursos de una manera acudiendo a las obras literarias coetá-
algo fantasiosa. También se recurría neas: por ejemplo, tanto las comedias
con mucha frecuencia al ejemplo de griegas de Aristófanes (ca. 450-ca. 385
hombres célebres que habían actuado a.e.e.) como las latinas de Plauto (250-
de manera heroica en determinados 184 a.e.e.) proporcionan valiosa infor-
momentos, tanto porque se consi- mación sobre los comportamientos y
deraba que eran temas interesantes, mentalidades de los diferentes proto-
1 29
lnlrodun:ic'in
tipos sociales (el esclavo, el ciudadano captar las diferencias entre el latín
pobre pero libre, el noble pah·icio, culto usado en las solemnes ocasio-
etc.), reflejados en los usos lingüísticos nes oficiales y el lenguaje popular
propios de cada estrato social, en las hablado en la vida cotidiana. El
relaciones interfamiliares, en los debe- estudio de la cerámica puede servir
res asumidos dentro de la comunidad, al historiador del arte para estable-
en la utilización del tiempo libre, en cer la evolución de los estilos y de la
los hábitos alimenticios, etc. técnica, al tiempo que permitirá al
Las importantes inscripciones historiador de la economía valorar la
romanas situadas en lugares públi- cantidad y difusión geográfica de los
cos como el Foro o los templos, o hallazgos y conocer el grado de desa-
los grafitos incisos o pintados en las rrollo y la capacidad de expansión de
paredes de las casas de Pompeya la artesanía en una determinada área
pueden ser objeto de estudio para y época histórica.
1 31
l nl rnducción
1 33
lnlrnducdlÍn
Hacia el final de la época arcaica en Grecia, tuvo inicio el desarrollo de las obras
de historia, las mismas que son, sin duda, las antepasadas de las que se escriben
en la actualidad. A partir de ese momento, y hasta el término de la Antigüedad, se
registra una sucesión ininterrumpida de obras escritas por historiadores griegos,
primero, y luego romanos. Precisamente, una de las principales tareas de los histo-
riadores modernos de la Antigüedad consiste en la investigación y caracterización
de esta tradición historiográfica. Sin embargo, sólo una proporción mínima del
conjunto sobrevivió al colapso del mundo antiguo. Por lo demás, los intereses
de los historiadores de entonces eran más restringidos, limitándose, con conta-
das excepciones, a la historia política. Aún más, incluso allí donde su interés era
mayo1~ dieron por supuestos muchos aspectos que hoy desearíamos conocer, bien
sea sobre las condiciones económicas o sobre las instituciones políticas. Y hay que
considerar, por fin, que en general se inclinaban por explicar los actos humanos en
términos fundamentalmente morales.
Naturalmente, mucho es también lo que se puede aprender a través de obras
distintas de las históricas, trátese, por ejemplo, de la poesía épica, de las tragedias
y comedias, de los discursos, de los tratados filosóficos , o del género lírico: buena
parte de estas obras, empero, son, como las históricas, producto de una clase social
restringida de la que expresan su limitada visión, aun cuando puedan al tiempo
revelar de manera inconsciente cuáles son sus presunciones y preconceptos.
Por otra parte, los productos literarios del mundo grecorromano son de diver-
sas maneras ajenos a nosotros, dando lugar a considerables problemas de inter-
pretación, independientes de las dificultades que suscitan las posturas veladas o
manifiestas que orienten dichas obras. Por ello, las conclusiones que el historiador
pueda obtener a partir de es tos textos deberán fundarse en el conocimiento de las
tradiciones intelectuales en que aquéllos se integren .
Pero inclusive cuando se logre superar estas y otras dificultades (sobre todo lin-
güísticas) en el manejo de las fuentes antiguas, resta encontrar la forma de mitigar
las consecuencias del limitado interés de los autores de la Antigüedad, así como de
la pérdida de gran parte de su obra. A ese propósito, se podrá acudir al material
documental creado en la Antigüedad, desde largos textos hasta sellos diminutos,
que produjeron los oficiales encargados de la organización de las actividades públi-
cas, o los cabezas de familia al organizar sus propios asuntos, o los individuos que
de ese modo dejaban una marca propia en el mundo. Dicho material se grabó a
menudo en piedra, bronce o sobre otros objetos perdurables; de hecho, buena parte
del mismo se ha salvado de la destrucción, y va saliendo a la luz en cantidades siem-
pre crecientes. En Egipto, por la sequedad de su clima, se han conservado muchos
documentos escritos en papiros. Estos textos, a pesar de ser con frecuencia frag-
mentarios y de difícil comprensión, pueden permitimos profundizar de una manera
1 35
Introducción
dades como Esparta o Tebas, o sobre decir, de los valores, resulta en ocasio-
los esclavos y los extranjeros. En todo nes muy difícil. Los acontecimientos
caso, dicha información, ya sea deta- del pasado cobran vida de nuevo a
llada o exigua, expresa siempre un través de la reconstrucción del histo-
punto de vista particular y es resulta- riador, pero nos llegan reflejados en la
do de una preselección de individuos mente de quien los registra y explica.
que consideraban como dignos de ser Por ello, resulta imposible anular por
rememorados sólo aquellos hechos completo los márgenes de subjetividad
que confirmaban las concepciones de presentes en toda obra histórica. El
las que derivaban. Teniendo presentes momento presente -con su condicio-
estos dos límites (no todos los hechos namiento cultural, filosófico, moral,
del pasado pueden ser conocidos y los religioso, ideológico- aparece siem-
que se conocen han sido preseleccio- pre insinuado en la mente del estudio-
nados), cabría preguntarse sobre la so y estimula su curiosidad intelectual.
«objetividad » del historiador. Así pues, frente al «espejismo» de la
Hechos y sistemas de valores. Al objetividad, es preferible y más correcto
analizar un problema, el historiador referirse al «rigor historiográfico» con
se inspira siempre -de forma más o el que debe conducirse cualquier inves-
menos consciente- en un sistema de tigación histórica. Dicho concepto ha
valores: su adhesión a una ideología de medirse a partir de la se1iedad con la
política o a una fe religiosa puede que son valoradas todas las fuentes dis-
influir en su interés sobre un determi- ponibles y sobre todo a partir de la pre-
nado tema o época, así como condicio- disposición a modificar los resultados
nar su lectura. Discernir con claridad de la investigación ante nuevos descu-
los hechos de la interpretación, es brimientos o teodas más convincentes.
Verificación
l. ¿Qué objetivos se propone alcanzar el estudio de la Historia?
2. ¿Qué se entiende por documentos y por fuentes (primarias y secundarias, inten-
cionadas y no intencionadas)?
3. Principales disciplinas a las que el historiador puede recurrir para explorar el
pasado.
4. ¿Qué se entiende por «tiempo breve» y por «fenómenos de larga duración»?
5. ¿En qué consiste la objetividad del historiador?
1 37
I
Favorecidos por el. medio físico en que surgieron, algunos núcleos urbanos
que alcanzaron pronto un nivel organizativo de tipo estatal lograron contro-
lar y explotar de forma intensiva los recursos naturales ofrecidos por amplias
regiones incluso durante períodos de tiempo extraordinariam ente prolongados.
Mesopotamia y Egipto fueron las dos áreas geográficas en que se desarrollaron
los primeros Estados más poderosos. La búsqueda de materias primas empujó a
los pueblos mesopotámicos a impulsar frecuentes contactos con otras regiones;
dichos contactos favorecieron el desarrollo de las vías caravaneras, en torno a las
cuales florecerían ricas ciudades que, en ocasiones, se convirtieron en el centro
de un potente reino (tal sería el caso, por ejemplo, de Ebla). Durante el II milenio
a.e.e. también Anatolia participó de forma estable en esta red próximo-oriental
de contactos comerciales: en el interior de su vasto antiplano surgiría el Imperio
hitita, que mantendría su fuerza hasta ca. 1200 a.e.e., momento en que trató
infructuosamente de extender sus límites tanto hacia Mesopotamia como hacia
la costa siropalestina. Estos potentes imperios dejaron importantes testimonios:
bastaría recordar sus nutridos archivos como fuente inagotable de noticias y
datos históricos. Los documentos escritos conservados y los restos arqueológicos
que han llegado hasta nosotros permiten comprender tanto el proceso de forma-
ción de los organismos estatales y los factores que favorecieron el alcance de un
grado suficiente de cohesión y de estabilidad social interna, como los modelos a
partir de los cuales las figuras de poder (soberanos, sacerdotes, escribas, milita-
1 39
res) lograron conciliar sus propios intereses con las estrategias encaminadas a
desplegar una política efectiva de expansión y encontrar aquellos nuevos recur-
sos indispensables para hacer funcionar la maquinaria del Estado: en primer
lugar, el complejo aparato burocrático y el ejército. Ahora bien, hubo también
pueblos que, a pesar de encontrarse al margen de los grandes imperios y pri-
vados de sofisticadas estructuras políticas, han dejado importantes testimonios
del avanzado grado de civilización que alcanzaron: los fenicios, que con su flota
crearon a partir del inicio del I milenio a.e.e. una destacada red comercial medi-
terránea al servicio de las grandes potencias, contribuyendo a establecer lazos
regulares entre Oriente y Occidente; y los judíos, artífices de un legado cultural
basado en un rigorismo monoteísta que, tal y como testimonia la Biblia hebrea,
ha dejado una profunda impronta en la historia de la humanidad.
los habitantes de las ciudades, suelen del territorio y los métodos rudimen-
calificar a estas gentes de «bárbaras ». tarios de producción no permitían la
Una descripción de la vida nómada acumulación significativa de riquezas.
se puede contemplar en los relieves Dentro del recinto de la aldea las
asirios de la primera mitad del primer viviendas, similares entre sí, revelan
milenio a.e.e., así como en algunos una gran uniformidad: la distinción
libros de la Biblia hebrea referentes a entre ricos y pobres no aparecería
Arabia o a los amonitas. hasta más tarde, con la aparición de
Siendo las aldeas autosuficientes, las ciudades.
en su interior no había todavía nin- El órgano establecido para la toma
guna distinción en los trabajos des- de decisiones en el interior de la aldea
empeñados por los miembros de la era la «asamblea de ancianos», cuya
comunidad. Aún no existía la posi- experiencia representaba un valor
bilidad de emprender actividades de indiscutible para la preservación y
intercambio más allá de las excepcio- transmisión de la tradición. De ahí
nes que se registran en algunas aldeas que la aldea se caracterice sustancial-
favorecidas por su privilegiada situa- mente por su uniformidad política,
ción geográfica o por la abundancia ya que no se percibía ningún tipo de
de materias primas disponibles en sus jerarquía a partir de la que se distin-
proximidades. Entre los habitantes de guiese con claridad quién poseía el
la aldea no se evidenciaban diferen- poder y quién ocupaba un puesto de
cias sociales: la explotación parcial subordinación.
NOMADISMO SEDENTARISMO
nomadismo nomadismo
abierto: ◄-----•► cen-ado: zona
desierto entre aldeas
los para señalar también los sonidos ciones locales para idear sus propios
vocálicos. Cuando, a partir del siglo sistemas de escritura. Tomados en
v1u a.e.e., llegaron a las costas de la herencia, con algunas variantes, por
1talia meridional, difundieron su alfa- el latín, han constituido la matriz del
beto, en el que se inspiraron las pobla- alfabeto usado en Occidente.
Síntesis
El punto de partida de la llamada revolución urbana puede situarse en el
momento en que se produjo un nuevo y decisivo equilibrio entre la población y los
recursos naturales a finales del Neolítico, cuando, gracias a las ingentes obras de
canalización emprendidas en el curso de los grandes ríos, algunos grupos sedenta-
rios consiguieron garantizar un constante abastecimiento hídrico que permitiera el
desarrollo de una agricultura de regadío encaminada al incremento de la producti-
vidad de los cultivos. En condiciones normales, estas comunidades agrícolas eran
capaces de obtener cosechas superiores a sus inmediatas necesidades. Los exceden-
tes podían no sólo almacenarse como reserva para afrontar eventuales períodos de
carestía, sino que tambi én servirían para mantener a los «artesanos especialistas»
que no se dedicaban directamente a la producción de alimentos pero que propor-
cionaban los utensilios necesarios que servían a la comunidad para obtenerlos de
forma mucho más eficiente. Surgió así una nueva organización del trabajo basada
en la especiali zación.
Otro aspecto que caracterizaba a la ciudad era su organización jerárquica: el
poder político, estTechamente ligado a la esfera religiosa, fue asumido bien por un
soberano que era habitualmente considerado como el representante de la divinidad
en la tierra, bien directamente por la casta sacerdotal. De ahí que tanto el palacio
como el templo se convirtieran en el centro y símbolo del poder.
Por otro lado, la construcción a gran escala de obras públicas, la acumulación
de excedentes en grandes almacenes y la distribución de las raciones a los operarios
requirieron la implantación de una administración centralizada que dio lugar a la
aparición de la burocracia. No fue, por ello, casual que surgieran en el ámbito de
la ciudad las primeras fomias de escritura, inicialmente utilizadas para llevar los
registros y la contabilidad ele los bienes producidos por la comunidad. A su vez, la
necesidad de defender las riquezas almacenadas dentro ele las murallas impulsó la
formación de un ejército ciudadano.
En conclusión, mientras que la aldea se caracterizaba por la autosuficiencia
económica y la uniformidad social, la ciudad puede considerarse como una estruc-
tura políticamente jerarquizada, en cuyo interior se observa ya una clara diferen-
ciación socioeconómica.
Verificación
1. ¿Por qué la agricultura y la cría de ganado indujeron al hombre a abandonar
gradualmente el nomadismo?
2. ¿En qué consistía la organización interna de la aldea?
3. ¿Qué importancia tuvo el factor de las condiciones geográficas y de la utiliza-
ción de los recursos naturales en el desarrollo de las primeras civilizaciones
fluviales?
4. Clarificación de los fenómenos de «estratificación social» y de «estructura jerár-
quica» .
5. Diferenciación entre el palacio y el templo como centros y símbolos del poder.
e Capi1a lcs
cuasitrascendente que otorgaría la sal-
Pirümides vación eterna a los justos y aniquilaría
a los malvados. Además de suponer
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F. LARA PEINADO, El Egipto faraónico, Istmo, Madrid, 1991, n." 92, pp. 207-208.
tesoro, que se nutría de los impuestos tanto, de controlar las riquezas que
pagados por los ciudadanos siguiendo se enviaban a la capital. Los escribas,
un avanzado sistema fiscal. Por otra por su conocimiento privilegiado de
parte, sabemos que ya en la segunda la escritura, eran el motor del com-
dinastía existía un método de tasación plicado aparato burocrático egipcio,
basado en el censo «de los campos y necesario y presente en todas las acti-
del oro» mediante el que los ciudada- vidades económicas. La burocracia
nos eran censados según sus rentas y era esencial en todos los órdenes de
los campos eran medidos y registra- la vida en un Estado como el egip-
dos dependiendo de su calidad y del cio: había que catalogar las mercan-
tipo de cultivo al que se dedicaban. cías, valorarlas, organizar y vigilar el
Para ello existía una oficina del catas- comercio (interno y externo), esta-
tro, con empleados que se ocupaban blecer relaciones con otros pueblos y
de medir, registrar y catalogar las tie- mantener el equilibrio tanto dentro
rras. Las pertenecientes al faraón eran corno fuera del Estado. Los militares
administradas por un alto funciona- fueron esenciales en los momentos de
rio, el «gran mayordomo». política expansionista, en los que se
encargaron de organizar las campafias
2. 3. SOCI EDAD, ECONOMÍA Y CUJTURA de conquista en las regiones que inte-
resaban eventualmente desde el punto
La jerarquía social. El faraón ocu- de vista económico o estratégico.
paba el primer puesto dentro de la En los niveles más bajos del orden
sociedad egipcia, pues ejercía el con- social se encontraba un grupo muy
trol máximo en todos los órdenes del variado de personas dedicadas sobre
Estado: político, religioso, adminis- todo al trabajo manual, tanto en el
trativo, jurídico y militar. Para poder campo de la producción alimenta-
gobernar un territorio tan vasto y ria (agricultores, pastores, cazadores,
heterogéneo, contaba con un siste- pescadores ... ), corno obreros en gene-
ma burocrático muy desarrollado. Los ral (carpinteros, excavado,-es, cante-
sacerdotes representaban al faraón en ros ...) o artesanos de toda índole.
las distintas localidades y, como tales, El Nilo y la agricultura. Todos los
compartían su prestigio y parte de su afios, durante el verano, la crecida del
poder, especialmente porque los tem- río inundaba el valle. Este fenómeno
plos eran los encargados de explotar natural, provocado por las lluvias en el
las tierras de propiedad real y, por altiplano etíope que hacían aumentar
el caudal del gran río, era visto por los de capital importancia para conocer
egipcios como una señal de la benevo- diversos aspectos de la vida cotidiana,
lencia divina. Al retirarse las aguas, el de la religión, de las relaciones sociales
limo residual transformaba la tierra o del funcionamiento del Estado en el
en campos de enorme fertilidad. Esa antiguo Egipto. Los numerosos testi-
franja de terreno, de una anchura de monios que han llegado hasta noso-
entre diez y veinte kilómetros, fue his- tros, escritos sobre papiro o inscritos
tóricamente muy cultivada. La siem- en los muros, pertenecen a géneros
bra se realizaba en otoño y la recogida muy diversos: himnos, poesías, cuen-
de la cosecha durante los meses de tos, obras de contenido pedagógico,
sequía. La actividad agrícola fue la relatos de viajes, o textos en los que se
base de la economía egipcia, susten- plasmaba la sabiduría popular (senten-
tada sobre todo en la producción de cias, proverbios, consejos). El arco cro-
cereales (trigo y cebada), de lino, de nológico que abarcan es enorme, desde
papiro y de hortalizas. El excedente el Reino Antiguo hasta mucho más allá
de las cosechas, casi siempre abun- del Nuevo, y aluden a temas muy diver-
dantes, se almacenaba en depósitos sos: hechos históricos de especial rele-
controlados por sacerdotes, escribas vancia, personajes singulares (sobre
y otros funcionarios. Por la impor- todo, faraones), pueblos extranjeros,
tancia de su cometido, este sector etc. La información que nos apor-
privilegiado de la sociedad contaba tan estas obras nos permite conocer
con grandes beneficios económicos la evolución del Egipto antiguo, sus
(y especialmente exenciones fiscales) fluctuaciones políticas entre etapas de
otorgados por el faraón, con lo que inestabilidad y de paz, los momentos
la carga impositiva recaía en los más en que persistieron o cambiaron las
humildes, que estaban obligados ade- tradiciones, cuándo hubo prosperidad
más a realizar trabajos y servicios de y cuándo crisis económica ...
todo tipo sin obtener por ello ninguna La astronomía. En el ámbito
retribución. Las revueltas que tuvie- religioso, dentro de los templos, se
ron lugar durante el Primer Período desarrolló la astronomía debido a la
Intermedio fueron la consecuencia necesidad de conocer con cierta exac-
de esta situación, que se había hecho titud la posición de los astros para
insoportable para los campesinos. poder celebrar los rituales en honor a
Los documentos literarios. Los los dioses en el momento adecuado.
textos literarios constituyen una fuente Sucedió lo mismo en Mesopotamia,
punto de que eran muchos los extran- Aunque se mantuvo siempre un cierto
jeros que requerían sus servicios. Han caracter «local» de algunos dioses,
llegado hasta nosotros interesantes heredado de la época protohistórica
tratados de cirugía y veterinaria, rece- del Egipto no unificado, el panteón
tas y tratamientos para curar muchas egipcio fue numerosísimo y muy hete-
enfermedades. En estos momentos la rogéneo. Entre otros muchos, pode-
frontera entre magia y medicina era mos citar a Horus, dios halcón, señor
muy sutil: para incrementar la eficacia del cielo, que con un carácter espe-
del tratamiento se recitaban fórmulas cíficamente solar es conocido como
mágicas y se usaban amuletos muy Harakhte (dios de los dos horizon-
variopintos. Esta confusión entre lo tes); Ra, dios de Heliópolis, llamado
mágico y lo médico es un rasgo muy Khepri (el que se trasforma) por la
común a todos los pueblos antiguos y se mañana y Atum al final del día; Ptah,
explica fácilmente si tenemos en cuenta el dios de Menfis, identificado por los
que los orígenes de las enfermedades griegos con Hefesto, protector de los
eran prácticamente desconocidos, por artesanos; Toth, con aspecto de ibis
lo que se atribuían a influencias malig- o de babuino, señor de Hermópolis,
nas que, según el imaginario colectivo, inventor de la escritura y de la ciencia
se neutralizaban mejor acudiendo a y, como tal, benefactor de escribas y
sortilegios mágicos antes que a fórmu- científicos; Osiris, el dios del Más Allá,
las médicas. Los primeros en separar muerto y resucitado, guardián de la
superstición y medicina, considerando naturaleza en su ciclo natural de vida
a ésta como disciplina autónoma, fue- y muerte. Entre las grandes diosas
ron, sin duda, los griegos. egipcias cabe mencionar a Hatho1~
diosa del cielo, en origen vaca celes-
2.4. LA RELIGIÓN EGIPCIA te y después diosa del Occidente y
del amor; Isis, esposa y hermana de
Un panteón complejo. La religión Osiris, y madre del dios-niño Horus;
del antiguo Egipto es de una enorme Sekhmet, diosa leona, la «poderosa»,
complejidad ya que aglutina multitud señora de las batallas; Bastet, diosa
de dioses y creencias. El motivo es gata, señora del placer y del amor.
que durante generaciones los antiguos Algunas de estas divinidades (como
egipcios asimilaron sin ningún tipo Ra, Ptah, Toth, Osiris o Hathor) tenían
de problema distintos dioses, incluso un carácter nacional ya desde las
los que eran muy diferentes entre sí. primeras dinastías, otras lo alean-
Para simplificar este caótico pan- liares: en Menfis, este trío estaba inte-
teón, los egipcios, especialmente en grado por Ptah, su esposa Sekhmet y
los núcleos principales, agruparon su hijo el dios-loto Hefertum; en Tebas,
diversas divinidades generales con Amón, Mut (diosa buitre) y el dios
otras locales formando tríadas fami- lunar Khonsu.
F. LARA PEINADO, El Egipto faraónico, Istmo, Madrid, 1991, n." 26, p. 71.
tribunal del Más Allá. Para los egip- su vida terrena proviene del Primer
cios, la sentencia, siempre favorable, Período Intermedio, momento en que
que declaraba al fallecido inocente la idea de justicia (humana y divina)
o «justo», se obtenía a través de la impregna como precepto moral toda
magia, como queda perfectamente la mentalidad egipcia. Precisamente
plasmado en el capítulo CXXV del en este momento aparece la imagen
Libro de los Muertos . El concepto de de ]a «balanza de la justicia» en la
tribunal divino que juzga a los difun- que se sopesa la conducta: las malas
tos es muy antiguo. Tiene sus orí- acciones hacen que pese el plato
genes en el tribunal del «gran dios» del corazón, que desciende, cuando
(quizás Ra) que se menciona, aunque debería permanecer en equilibrio con
de forma muy esquemática, ya en los el plato de la justicia (m.aat). Esta
Textos de las Pirámides. Sin embargo, concepción, completamente desarro-
la idea de una justicia divina que llada ya en el Reino Nuevo, se fue
juzga a justos e injustos en base a perdiendo poco a poco en favor del
sus buenas o malas acciones durante universo mágico.
Síntesis
La primera civilización histórica del continente africano se manifestó en Egipto
y duró casi tres mil años, manteniendo a lo largo de ese tiempo prácticamente inal-
terables sus propias características culturales. Tras la unificación de los dos reinos
existentes en época protohistórica, el Alto y el Bajo Egipto, en una sola entidad
política en torno al año 3000 a.e.e., el Estado egipcio comenzó a fortalecer el poder
monárquico dentro de un sistema sucesivo de dinastías (treinta y una en total,
según la tradición que, en líneas generales, ha sido asumida por la historiografía
actual). La historia del Imperio egipcio aparece dividida en diferentes épocas de
«esplendor» separadas por períodos relativamente cortos de inestabilidad políti-
ca: Reino Antiguo; Primer Período Intermedio; Reino Medio; Segundo Período
Intermedio; Reino Nuevo; Tercer Período Intermedio y Época Tardía. Este Imperio
alcanzó su apogeo durante el llamado Reino Nuevo (1550-1070 a.e.e.), cuando algu-
nos faraones como Ramsés II impulsaron una política fuertemente expansionista,
lo que ocasionó el enfrentamiento directo con las otras potencias imperialistas del
momento como la de los hititas. Ahora bien, desde un punto de vista ideológico, los
períodos intermedios ofrecieron un mayor dinamismo cultural.
La organización política egipcia fue piramidal, en cuyo vértice se situaba, sin
duda, el faraón, palabra de origen bíblico que transcribe el término egipcio per-aa,
e:; decir, «casa del rey». Por filiación divina, éste pudo ser considerado dios en la
ti erra y señor de todo el país. Para administrarlo eficazmente, el faraón contaba con
la ayuda del «visir» - especie de primer ministro que reunía en su persona una gran
cantidad de funciones gubernamentales- y de un amplio cuadro de funcionarios
encargados especialmente del sistema fiscal.
La sociedad egipcia presenta un carácter fuertemente jerarquizado. Por debajo
del faraón, la nobleza y las castas sacerdotales ocupaban la posición más privile-
giada, tras la cual se situaban los escribas, cuya profesión gozaba de un enorme
prestigio. Los niveles más bajos del orden social estaban ocupados por quienes
trabajaban en las manufacturas y especialmente en el campo, cuya prosperidad
dependía del ritmo estacional de las crecidas del Nilo.
El universo religioso egipcio presentaba un extenso y heterogéneo panteón com-
puesto por numerosos dioses de carácter local e incluso foráneo . En su dimensión
divina, el faraón aparecía asimilado a Homs, dios al que correspondía el ejercicio
del poder en la tierra, y a Osiris en el momento de su muerte. Aunque en un prin-
cipio (en época del Reino Antiguo) sólo el faraón tenía abiertas las puertas del
paraíso, a partir del Primer Período Intermedio se permitió el acceso al mundo de
ultratumba a la nobleza y a los más altos funcionarios. Después, con el paso del
tiempo, se pensó que cualquier egipcio identificado con Osiris podía alcanzar el
Más Allá, siempre y cuando fuese capaz de costear su momificación y su tumba.
Verificación
l. ¿Cuál es la división convencionalmente admitida de la historia del Egipto faraó-
nico?
2. Jerarquía del poder político egipcio.
3. Condicionamientos geográficos en el ámbito económico del Egipto faraónico .
4. ¿Qué lugar ocupaba la figura del faraón en la religión egipcia?
5. La muerte en la religión egipcia.
F. LARA PElNADO, Textos para la historia del Próximo Oriente antiguo , Cátedra,
Madrid, 2011 , p. 86.
con Mari y Siria. Las rutas comerciales que aprovecharon su privilegiada posi-
que reconian la costa mediterránea ción para transformarse en centros
y la península anatólica fueron muy de suministro de mercancías. En esta
importantes, ya que penetraban en región, la constitución de reinos autó-
territorio sirio, donde las condiciones nomos se explica por la necesidad de
medioambientales eran muy diferentes controlar económica y también polí-
a las de Mesopotamia. ticamente la actividad comercial en
En Siria, el proceso de urbanización tenitorios cada vez más extensos. Uno
no respondió a la necesidad de reali- de los primeros reinos de este tipo tuvo
zar grandes construcciones u obras de su epicentro en la ciudad de Maii, en el
canalización, sino a la circunstancia Éufrates. Y su mayor expresión fue el
particular de que los pequeños pueblos imperio de Ebla, que reunió bajo una
agrícolas estaban situados a lo largo misma autoridad a todo el territorio
de las rutas comerciales, de tal modo sirio entre los años 2500 y 2250 a.e.e.
1L 'sultado de la toma de la ciudad por el Área di: inlhu: t11.i 1 di..' las primcr;1s
0 c iuJaJcs- l·:s1ad11 s umcri;1s
111onarca hitita Mursili, tras la que llegaron ( IV-111111ikni11s a.l'X.)
l.i111.::1de ..:osla en d 111 m ikn iu
1·! abandono y el olvido. En la primera mitad
del siglo xv a.e.e. el faraón Tutmosis III la
recordaba todavía entre el elenco de sus vic-
torias sirias, donde aparece junto a Alepo en soberanos sumerios de la ciudad de u,~
las famosas inscripciones del gran Templo No obstante, este «renacimiento» sume-
de Karnak, en Tebas. Pero comenzaba ya la rio (dominado por la TU Dinastía de Ur)
época de los grandes imperios y terminaba
duró muy poco, ya que su autotidad
la de las civilizaciones urbanas arcaicas y los
Estados territoriales, que había nacido en los sucumbió al empuje de nuevas pobla-
inicios del tercer milenio a.e.e., en la que la ciones procedentes del desierto sirio, los
ramosa Ebla fue una de sus protagonistas. Su amOJTeos.
recuerdo (y reconocimiento de su importan- La sociedad babilonia. Los reyes
cia histórica) sólo resurgió hace apenas algo babilonios llegaron a imponer un domi-
más de medio siglo.
nio incontestable. Entre todos ellos,
destaca Hammurabi (ca. 1792-1750),
trnir una nueva capital, Akkad, situada cuyo famoso código de leyes permite
probablemente en la parte central de reconstruir los grandes rasgos de la
Mesopotamfa, cuyos restos arqueológi- sociedad de su tiempo. La población
cos no han sido hallados. El dominio estaba dividida en tres clases: los hom-
de la dinastía sargónida duró aproxi- bres libres (aw ilu), los esclavos (wardu)
madamente hasta el año 2150 a.e.e., y la clase intermedia. Esta última esta-
momento en que llegaron al poder los ba formada por individuos semilibres
\... ..
Mar Mediterráneo
esh
PUEBLOS a. 1300 a.e.e.)
DEL MAR
1200 a.e.e.
;1ún con Tiglat-Pileser 111 (744-727 Todos los soberanos asirios intenta-
;1.e.c.) y el usurpador Sargón 11 (721- ron sistemáticamente perfeccionar las
705). Sin embargo, bajo el reinado de técnicas bélicas y potenciar sus ejérci-
Assurbanipal (668-631) las disensio- tos. Las campañas mili tares ordena-
nes internas en la familia real anti- das por el rey se realizaban en nombre
ciparían el problema sucesorio entre del dios Assm~ divinidad nacional de
l1 ermanos que terminó por debilitar los asirios, creador del universo y
;ti poder imperial y sumió a Asiria en expresión de la virtud bélica. La gue-
u na terrible guerra civil. Poco tiempo rra tenía siempre una connotación
después, en el 614 a.e.e., la ciudad religiosa y la protección de su dios era
de Assur fue destruida por los medos condición indispensable para lograr
de Ciaxares (653-585 a.e.e.) y Nínive la victoria. Para evitar tentaciones de
saqueada dos años más tarde. posibles revueltas o reacciones con-
ANATO
e!? \]
G~ CAPADOCIA MEDIA
ur
Mari • ,
¼los \
SIRIA
Tiro
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';f
I ,¡ r/1
Babi lonia ~
" \
'
1," Susa
• PERSIA
Sais • Ó
Jerusalén
Menfis ,
l~~rT',
Núcleo originarío (siglo XV I a.e.e.)
F. LARA PEINADO, Textos para la historia del Próximo Oriente antiguo, Cáledra,
Madrid, 2011, p. 236.
La red comercial fenicia. Los por los fenicios fue el alfabeto fonéti-
mercaderes fenicios crearon una co, es decü~ un alfabeto que no recu-
impresionante red comercial maríti- rría a imágenes (como los jeroglíficos
ma, con escalas en posiciones estra- o los pictogramas), sino que estaba
tégicas a lo largo de las rutas más constituido por un grupo de sím-
frecuentadas y en puntos cercanos a bolos gráficos convencionales, cada
los potenciales mercados. Con el tiem- uno de los cuales identificaba un
po, estas escalas se convirtieron en sonido. Los otros pueblos utilizaban
paradas fijas dotadas de negocios bien miles de signos, ya que en la prácti-
surtidos, que poco después dieron ca cada palabra correspondía a una
origen a las primeras colonias. Una de figura distinta. Con este nuevo méto-
las más importantes fue Cartago, en la do se reducía considerablemente el
costa africana, fundada según la tradi- número de símbolos, lo que hacía
ción en el año 814 a.e.e. Esta ciudad la escritura mucho más sencilla y
ha tenido un papel muy relevante en fácil de aprender. El alfabeto fenicio
la historia del Mediterráneo. representaba solamente las conso-
Desde su territorio los fenicios nantes. Fueron los griegos quienes lo
exportaban tanto materias primas completaron añadiéndole las vocales.
como productos elaborados. Eran Este es el alfabeto que , con algunas
hábiles carpinteros, famosos orfebres variaciones, ha llegado hasta nues-
del oro y magníficos tejedores o arte- tros días.
sanos del vidrio. Pero debían importar
las materias primas de las que care- 3. 7. EL IMPERIO PERSA
cían, como los metales (oro, plata,
cobre, hierro) o el marfil. Sus naves El expansionismo persa. A par-
debían realizar viajes muy largos. Para tir del año 700 a.e.e., un grupo de
obtener marfil, debían llegar hasta tribus de origen persa se asentó en
las costas africanas y para adquirir el una zona montañosa del actual Irán.
estaño (indispensable en el proceso Al parecer estaban organizadas bajo
de fusión del bronce) atravesaban el la autoridad de un jefe tribal llama-
estrecho de Gibraltar hasta alcanzar do Aquemenes (700-675), de ahí su
las costas inglesas. nombre de aqueménidas. La expan-
El alfabeto fonético . Desde el sión del poder persa continuó con
punto de vista de la cultura, la inno- Teispes (675-640). Durante el reinado
vación más importante introducida de su hijo Ciro I (640-600) los persas
/
~
l''
~
o
obsidiana
~
rn Ug~
r Lixus 2
> Arado p1í1~ (____
(J Biblos
e ar;nas ~
o madera
> vídreo
o C iudad fenicia
> joyas
Colonia fenicia
r oro
o(/) (desde el siglo IX a.e.e.)
eslavos Leptis especias
papiro, lino, oro. cereales, pe1:f11mes
Principales vías comercia les
mw:fil, esclavos, joyas oro
Tem a 3
Territorio de origen
de los persas
o Conquistas de Ciro
rr. rusalén
~ .
Conquistas de Cambises
n
......
e:
o Conqu •istas de Dario 1
o►
r ■ Capita les de l Imperio
o
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Cam ino real
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-o
rn
;,o
o
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:l
o
l.,J
Zoroastro
Zoroastro fue el fundador semi-mítico del
zoroastrismo, religión nacional de Irán
desde la época aqueménida hasta la con-
quista árabe (desde el siglo VI a.e.e. hasta el
VII e.e.). Los datos sobre su vida de predica-
dor errante e ignorado, hasta la obtención
de la protección del rey Vishtaspa y la difu-
sión de su doctrina en el mundo iránico
Relieve de dos cortesa nos proceden te del (sacados de la información aportada por
palacio de Jerjes en Persépulis (Irán) (w. 480
los gathas del Yasna), se mezclan con tes-
a.e.e.). Fiti'.william Museum (Ca mbridge).
Foto: R. G. S. timonios legendarios. Elementos lingüísti-
cos y geográficos hacen pensar en la parte
autosuficiente. Ello fue posible por oriental de Irán como escenario probable
de la vida de Zoroastro. La mayoría de
la abundancia y variedad de sus
estudiosos señala los principios del siglo VI
productos agrícolas, así como por la a.e.e. como el momento en que llevó a cabo
floreciente actividad artesanal. Con su predicación, aunque algunos arcaísmos
una red comercial tan importante lingüísticos podrían remitir a una época
como el camino real, los soberanos anterior. A pesar de que existen varias
persas fueron capaces no sólo de versiones que presentan a Zoroastro como
un reformador político-social, o como un
abastecer las necesidades internas de
hechicero, las investigaciones modernas
sus territorios, sino incluso de esta- coinciden de forma unánime en que su
blecer un importante intercambio mensaje está estrechamente ligado a los
comercial con el exterior, tanto en rasgos monoteístas de la religión de Ahura-
oriente (India, China o Arabia), como Mazda o mazdeísmo.
en occidente.
Síntesis
La inmensa área geográfica comprendida entre la región mesopotámica, el Asia
Menor y la costa siropalestina conoció un precoz desarrollo de la civilización que
dio lugar a la formación de peculiares y poderosos imperios. En los territorios
inundables que se extendían entre los ríos Tigris y Éufrates los sumerios fundaron
numerosas ciudades independientes que nunca llegaron a reunirse en un Estado
unitario. La explotación de los recursos naturales -es decir, las actividades econó-
micas de carácter agropecuario- estaban controladas por las castas sacerdotales:
según la concepción religiosa de los sumerios, todas las tierras de cultivo pertene-
cían a las divinidades y, por ello, las cosechas debían ser acumuladas en los alma-
cenes dependientes de los templos. La pobreza de las materias primas disponibles
empujó a los mercaderes a intensificar los contactos con otras zonas limítrofes e
incluso con territorios más lejanos como Siria, al norte. En torno a las incipientes
rutas caravaneras prosperaron importantes centros comerciales como Mari y Ebla.
El primer imperio universal que unió bajo una única autoridad a toda la región
comprendida entre el Golfo Pérsico y el Mediterráneo fue fundado por Sargón I de
Akkad hacia el 2300 a.e.e. y sobrevivió cerca de dos siglos. Posteriormente, a inicios
del II milenio a.e.e., la ciudad de Babilonia logró imponer su hegemonía gracias a
la fortaleza del reinado de Hammurabi (ca. 1792-1750 a.e.e.), especialmente recor-
dado por su célebre código de leyes.
Otro potente imperio que tuvo su centro en Mesopotamia, en este caso en torno
al curso del Tigris, fue el de los asirios, que alcanzó su apogeo en los siglos rx-vn
a.e.e., gracias a su indiscutible superioridad militar. Su dominio sobre los pueblos
conquistados (algunos de los cuales sufrían deportaciones masivas) se basó siem-
pre en una política del terror que, con el tiempo, no fue suficiente para mantenerlos
controlados. De hecho, el Imperio asirio cayó sumido en la inestabilidad política
provocada por las constantes rebeliones.
Verificación
1. ¿En qué sentido se puede hablar de una «economía del templo» entre los sume-
rios?
2. ¿Cuál fue el primer imperio universal surgido en el ámbito mesopotámico?
3. ¿Qué se entiende por «pueblos indoeuropeos»?
4. ¿En qué aspectos la sociedad hitita se diferenció de las que se desarrollaron en
las cuencas fluviales?
5. Señale tanto los puntos fuertes como los elementos débiles de la potencia asiria.
6. Explique cuáles fueron las principales aportaciones culturales tanto de los
judíos como de los fenicios.
7. ¿Cómo lograron los fenicios monopolizar el comercio internacional?
8. Explique en qué consistía el sistema de satrapías en el Imperio persa.
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l l 13
impulsada por los soberanos persas, que a inicios del siglo v a.e.e. constituyó el
principal revulsivo en las relaciones de poder entre los Estados griegos, estuvo
orientada hacia el continente europeo y la península griega. Atenas fue la ciudad
que reaccionó de manera más contundente para repeler este ataque; como resul-
tado, se convirtió en la pólis de mayor importancia e influencia en la órbita del
mundo griego. Se analizarán también las razones que llevaron a muchos griegos
a dirigir su mirada hacia el exterior, fundando (especialmente entre los siglos
VIII y VI a.e.e.) nuevas ciudades en tierras lejanas, desde Asia Menor hasta Sicilia
y las costas del sur de Italia (llamadas después Magna Grecia), exportando su
modelo político y sus tradiciones, que, a su vez, influyeron en las civilizaciones
que surgieron en Occidente.
IMPERIO
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HOMERO, llíada (trad . A. López E ire), Cátedra, Madr id, 1993, pp. 88-90.
sociales facilitaron, sin duda, su des- dose con la lira, cantaban las hazañas
trucción cuando fueron alacados, uno de los dioses y de los héroes, las guerras
lras otro, por los violentos contingen- emprendidas y las vict01ias logradas.
tes militares de los pueblos del mar. De esta manera consiguieron transmi-
Las luchas intestinas entre los propios tir oralmente un pat1imonio cultural
micénicos acentuaron mucho más, si muy rico que reflejaba las concepciones
cabe, el aislamiento de cada centro morales, religiosas y éticas de la Grecia
político ante la imparable agresión de más anligua. Esta vasta y poliédrica tra-
las nuevas gentes llegadas del mar con dición épica se füsionó en gran medida
las mismas ansias de saqueo que habían en la Ilíada y la Odisea: en el primero de
len.ido en el pasado los propios micéni- estos dos poemas se narra una fase de
cos. Sabemos que cuando llegaron los la guerra emprendida por los micénicos
dorios, cierto tiempo después, fueron (llamados aqueos) contra Troya, una
definitivamente destruidos los últimos ciudad de Asia Menor; en el segundo se
vesligios, ya dispersos, de la civilización conlaban, en cambio, las peripecias que
micénica. La poesía épica conservó las Ulises -rey de la pequeña isla de Í taca y
huellas supervivientes de su cullura, uno de los más deslacados héroes de la
configurándose como un faclor esen- guerra- hubo de sufrir duranle veinle
cial en la formación de la civilización afios en el viaje de regreso a su patria.
griega al actuar como puente entre la La cuestión homérica. Los anti-
naciente civilización helénica y la egea guos atribuyeron estos dos poemas a
que acababa de ser deslruida. Homero, un aulor que el historiador
Hcródolo silúa en el siglo IX a.e.e.,
4.2. EL MUNDO DE LOS POEMAS
pero sobre el que apenas poseemos
IIOMÉRICOS datos seguros. El principal mérito de
Homero fue el de recoger y seleccionar
La tradición de los aedos. Todo ele manera sistemática la obra conserva-
aquello que excedía la necesidad del da en la memoria colecliva de los aedos.
mero registro y que, en cambio, lenía Según la tradición, todo esle malerial
que ver con el desarrollo de los acon- h.ie transc,ito en el siglo v1 a.e.e. La lesis
lecimienlos, no se confió a la habilidad según la cual puede detectarse en los
del escriba, sino a la memoria de los dos poemas un núcleo cultural que, con
aedos (del griego aeído, «canlar»), que diferentes elaboraciones, se remontaba
actuaban en la corle de los soberanos oralmente a los antiguos rapsodas ha
durante los banquetes y, acornpañán- siclo confirmada por el análisis filológi-
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En este «período oscuro» tampoco bién unidades más pequeñas como las
se disponía de monedas, es decir, pie- «hermandades» o phratríai (phratría,
zas de metales preciosos en los que se en singular). Tanto unas como otras
estampaba un sello para garantizar su permitieron a sus miembros más pode-
calidad y valor. De hecho, las primeras rosos disponer de personas dependien-
monedas fueron acuñadas en Lidia, tes en la misma medida en que los más
en el oeste de Asia Menor, hacia fina- débiles se procuraban protectores.
les del siglo VII a.e.e. (de electro, una El ascenso de la aristocracia.
aleación de oro y plata); los Estados Los cambios más trascendentales se
griegos empezaron a acuñar monedas produjeron en el ámbito social; se
(sobre todo de plata) hacia mediados caracterizaron por la progresiva pérdi-
de ese mismo siglo. da de autoridad de la monarquía y por
Es evidente que una sociedad que el fortalecimiento de la aristocracia.
apenas deja huellas de sí misma revela Entre los factores que pueden explicar
de alguna forma que atraviesa una fase el ascenso de determinadas familias se
de decadencia, pero considerar a la encuentra, sin duda, la acwnulación de
Edad Oscura helénica corno un perío- todo tipo de riquezas procedentes de la
do totalmente negativo sería inexacto, explotación de los latifundios (vastas
ya que representa también una era de extensiones de tierra cultivable) y los
transformación, durante la cual se pro- estrechos lazos sociales establecidos
dujeron innovaciones de gran impor- por antiguas tradiciones familiares.
tancia. Una de las más destacables Además, no puede olvidarse que los
fue, sin duda, el advenimiento de la miembros de la aristocracia consti-
tecnología del hierro que, tras el colap- tuían el elemento principal del ejército
so del Impelio hitita y los posteriores en tanto que sólo ellos podían permi-
movimientos migratmios, no sólo se tirse tener una armadura completa y
extendió por el Oriente Próximo sino adiestrarse en la lucha a caballo.
también por la península griega. Resulta imposible saber con preci-
Dentro de una misma ciudad, la sión en qué momento se produjo la tran-
población se dividía en «tribus», phylai sición de la monarquía al régimen polí-
(phylé, en singular), es decir, grupos tico aristocrático. En algunas regiones
emparentados de forma hereditaria: pudo haber sido el resultado de un debi-
en las ciudades dorias había tres y litamiento gradual de las funciones del
entre los jonios se conocen seis, de las rey, pero en otros lugares fue consecuen-
que Atenas tenía cuatro. Hubo tam- cia de la acción violenta que condujo a
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territorios colonizados
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El asce nso de las póleis 1
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4.5. LA TIRANÍA
La crueldad de un tirano
(Heródoto, V, 92)
[ ... ] Entretanto, con el paso del tiempo, el hijo de Eetión fue creciendo; y, como
había escapado al citado peligro gracias a la jarra, para llamarlo se le impuso el
nombre de Cípselo. Pues bien, cuando se hizo un hombre, Cípselo que se hallaba
en Delfos formulando una consulta, recibió un oráculo sumamente favorable, por
lo que, depositando su confianza en él, se lanzó sobre Corinto y se apoderó de la
ciudad. Por cierto, que el contenido del oráculo fue el siguiente:
«Dichosa esa persona que bajando está a mi morada, Cípselo, hijo de Eetión,
soberano de la gloriosa Corinto tanto él como sus hjjos, pero ya no los hijos de sus
hijos.»
Esa fue, en suma, la afirmación del oráculo. Y, una vez erigido en tirano, he aquí
la clase de hombre que fue Cípselo: desterró a muchos corintios, a otros muchos los
privó de sus bienes, y a un número sensiblemente superior de la vida.
Cípselo ejerció el poder por espacio de treinta años y su vida fue afortunada
hasta el final, sucediéndole en la tiranía su hijo Periandro. Pues bien, al principio
Periandro se mostró más benévo lo que su padre; pero, desde el momento en que,
por medio de mensajeros, entró en contacto con Trasíbulo, el tirano de Mileto, se
volvió mucho más sanguinario, si cabe, que Cípselo [ ... ].
HERÓDOTO, Historia (libros V-VI) (trad. C. Schrader), Grcdos (BCG, 39), Madrid,
pp. 164-166.
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1 CINCO ÉFOROS
GERUSÍA
EJÉRCITO ■---------- ---=:::! (Consejo de ancianos
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1
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o gerontes)
ESPARTIATAS
(ciudadanos con plenos derechos)
Forma n la APELLA o ASAMBLEA POPULAR
PERIECOS
(sometidos por el Estado espa,ta no,
con derechos restringidos)
!LOTAS
(esclavos sin derechos)
tiocho aristócratas ancianos mayores arcontes -es decir, «jefes»- que eran
de sesenta años (los gerontes), quienes elegidos anualmente. El arconte pole-
se mantenían en el cargo de mane- marca (de pólemos, guerra) asumía las
ra vitalicia: como representantes de funciones militares; el arconte epónimo
las principales familias espartiatas, en daba nombre al año y ejercía el poder
ellos residía la capacidad legislativa judicial; el arconte basileús sustituía a la
al tiempo que ejercían un importante figura del antiguo rey en sus funciones
control sobre todas las instituciones religiosas. Estos tres arcontes eran ayu-
del Estado. La elección tanto de los dados por otros seis arcontes llamados
éforos como de los gerontes era com- tesmotetas (thesmothétai, thesmothétes
petencia de la Apella, una asamblea en singular), es decir, «los guardianes
popular compuesta exclusivamente de las leyes» . Los nueve arcontes, todos
por espaiiiatas. ellos aristócratas, permanecían en el
Surgimiento de la Liga del cargo durante un año y a continuación
Peloponeso. A mediados del siglo V1 ingresaban en el consejo del Areópago,
a.e.e. Esparta logró organizar bajo su así llamado porque se reunía en la
hegemonía una Liga, que llegó a agluti- colina (págos) donde se había e1igido
nar a todos los Estados de la península el templo del dios Ares. Las funciones
del Peloponeso, a excepción de Aquea y principales de este órgano de gobierno
Argos. Los aliados gozaban de igualdad era la vigilancia en el cumplimiento de
de votación en política exterior y se las leyes, el control sobre la actuación
comprometían a pagar impuestos en de los magistrados y el ejercicio de la
caso de guerra. La Liga del Peloponeso función judicial como tribunal supremo
adoptó una política antitiránica y para los delitos más graves (incluido el
Esparta ayudó a expulsar a los tiranos de sacrilegio).
de Sición y Naxos, y después a Hipias Con el régimen aristocrático el
de Atenas (510 a.e.e.). pueblo estaba excluido de la política:
Estructura política de la Atenas su única prerrogativa era la de reu-
arcaica. En la remota época micénica nirse en la Ekklesía, es dech~ en la
Atenas había sido gobernada por un rey. asamblea para elegir a los arcontes
La abolición de la monarquía heredita- y escuchar las decisiones tomadas
ria propició en época ai·caica la implan- por las familias nobles de la pólis. En
tación de un régimen aristocrático en cambio, durante el período democrá-
el que el ejercicio efectivo del poder tico (siglo v a.e.e.), sus competencias
recaía en nueve magistrados llamados aumentarán considerablemente.
.
9 ARCONTES
t:KKLESÍA elegidos entre
ClUDADANOS los nobles aristócratas
LIBRES asamblea que eli ge a (cargo anual)
los arcontes y at ie ndc
a sus decisiones
ARCONTE runciones
POLEMARCO militares
.
EPÓNIMO judiciales
MUJERES consejo de los
cxarcon tes (cargo
vil alicio), ARCONTE runciones
juzga los dcli1os BASILEÚS religiosas
EXTRANJEROS carentes de mús graves
último, los que estaban incluidos en la ción de todos los productos agrícolas
cuarta clase sólo podían formar parte (salvo el aceite) para garantizar el
de la Heliéa (tribunal de justicia para abastecimiento interno de alimentos.
las apelaciones de los magistrados) y Favoreció también la inmigración de
de la Elddesía (asamblea de ciudadanos artesanos y reguló los festivales reli-
en la que cada año se elegía por sorteo giosos, base del calendario ateniense.
a los magistrados). Balance de las reformas solonia-
Incipiente desarrollo de la eco- nas. A pesar de haber impulsado pro-
nomía monetaria. Solón devaluó el fundos cambios en la organización de
dracma (unidad monetaria atenien- la pólis ateniense, las reformas de Solón
se) hasta cerca de una cuarta parte no consiguieron dar solución definitiva
de su valor, aumentó los tamaños de a la inveterada cdsis social. Dado que
pesos y medidas y prohibió la exporta- se negó a expropiar y redistribuir tierras
CI UDADANOS
AREÓPAGO
LI BRES J CLASE □ CLASE (hippeís)
(penlacosio111édi111no i ) renta! a nual de a l menos consejo de
es tá n di vididos
renla anual de al menos 300 médimnos exa rcorlles
según la rema
500 médimnos
agrícola
M UJERES
HI CLASE (zeugi1ai)
renta anual de al menos
500 médimnos
IV CLASE (thetes)
con al menos de 200
médimnos o privados de
renta agra ria
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9 ARCON T ES
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elegidos entre
los miembros de las
primeras clases
M AG ISTR AT URA
EKKLESÍA DE LOS ONCE
EXTR AN JEROS carentes de abierta
(M ETECOS) derec hos Lambién a
asamblea de la tercera clase
ci udadanos
ESCLAVOS
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6.000 jueces
populares
CIUDADA NOS
LIBRES
IIEU É'A BOULl
EKKLES ÍA
MUJE RES
AREÓPAGO
10 ESTRATEGOS consejo de
ESCLAVOS
anuales los exarcontes
fija la lista de sus miembros -la per- respetabilidad religiosa). Sin embar-
tenencia a ellas se conservaba incluso go, existía w1 obstáculo que impedía
con el cambio de domicilio-, poseían la plena democratización del poder:
su propia vida social -sólo los miem- dado que los cargos públicos no eran
bros adscritos a una tribu podían retribuidos, en la práctica la partici-
ser ciudadanos atenienses-, así como pación en la Boulé estaba restringida
sus cultos religiosos y asambleas. El a un reducido número de ciudada-
objetivo de esta compleja subdivisión nos que podían permitirse abandonar
territorial no era otro que la mezcla de durante un año su actividad privada.
los ciudadanos, incluyéndoles en una Con Clístenes, tanto el Consejo
unidad política que resultara repre- (Boulé) como la Asamblea (Elcklesía)
sentativa de los intereses de toda la adquirieron un poder considerable. La
población. De hecho, en el interior de
cada tribu se podían encontrar comer- ·1·rili:1s 11rh,111as
cian tes y mercaderes que habitaban
"l'ritia s ú•Skr.ts
en la ciudad y en la costa, campesinos
y pastores asentados en el interior, Trit ía s dd i11h.: ri\1r
/ Suni ón
el sorteo dependía de la decisión de los <) •
dioses, lo que le confería una oportuna
lecer el principio de isonomía («igual- aunque está fuera de toda duda que
dad») sobre la antigua eunomía («buen con Clístenes el gobierno de la pólis
orden») aristocrática. Sólo quedaba eli- basado en el privilegio perdió toda jus-
minar los impedimentos de naturaleza tificación ideológica en la conciencia
económica que todavía dificultaban de los ciudadanos y que, con sus medi-
una mayor extensión de la participa- das reformistas, Atenas se encaminó
ción popular en el ejercicio del poder, definitivamente hacia la democracia.
Síntesis
Las primeras formas de civilización en el Egeo se desarrollaron en el archipiéla-
go de las Cícladas. A lo largo del II milenio a.e.e. la isla de Creta fue gradualmente
alcanzando una posición de supremacía. Los minoicos no tuvieron rivales en el
control de las rutas marítimas que conectaban con las costas del Egeo. Su declive se
manifestó, sin embargo, hacia el 1400 a.e.e. con el predominio de los micénicos, un
pueblo belicoso que había fundado numerosas ciudades fortificadas en la península
griega y que se aventuró al mar en busca de nuevos horizontes. Los micénicos no se
organizaron en un Estado unitario pero dieron vida a una cullura homogénea que
concedía gran importancia al uso de la fuerza militar. Su sociedad estaba gobernada
por un rey que no sólo comandaba el ejército, sino que además adminish·aba la jus-
ticia y controlaba la economía de la ciudad. Hacia el siglo XII a.e.e., sus palacios for-
tificados sufrieron grandes destrucciones. La caída definitiva del mundo micénico se
debió probablemente a la invasión de los dorios, un aguerrido pueblo procedente del
norte. Con la desaparición de la civilización micénica comenzó en Grecia un largo
período histórico del que apenas existe información segura salvo de la progresiva
sustitución del sistema de gobierno monárquico por el de los regímenes aristocráti-
cos, cuyo predominio fue a su vez puesto en duda durante la época arcaica (siglos
vm-vr a.e.e.), cuando el démos -es decir, el pueblo- comenzó a beneficiarse de las
lentas pero firmes transformaciones socioeconómicas que derivaron del fenómeno
de la «segunda colonización». La fundación de numerosas colonias, sobre todo en la
Italia meridional (Magna Grecia) y en Sicilia, favoreció extraordinariamente la eco-
nomía mercantil en beneficio de los campesinos y artesanos, los cuales comenzaron
a manifestar su desacuerdo con los viejos privilegios de la aristocracia.
La posibilidad de hacer sentir sus reivindicaciones fue facilitada por la implan-
tación y difusión del modelo político de la pólis, el sistema de poder más represen-
tativo de la civilización helénica. En el marco de la pólis surgieron los mecanismos
de decisión por medio de los cuales -incluso dentro de sus diversas modalidades y
circunstancias- los ciudadanos pudieron contribuir a la resolución de los proble-
mas que afectaban a toda la comunidad.
Verificación
1. Señale las posibles analogías y diferencias entre la civilización minoica y micé-
nica. ¿Cuándo alcanzó cada una su apogeo? ¿En qué área geográfica? ¿Cuándo
y por qué desaparecieron?
2. ¿Dentro de qué límites se puede atribuir valor histórico a los poemas homéri-
cos?
3. ¿Cuáles fueron los factores que permitieron a las familias aristocráticas impo-
ner su supremacía?
4. ¿Qué se entiende por «segunda colonización»? ¿Qué áreas geográficas cubrió?
¿Qué clase de vínculos unían a las colonias con sus metrópolis?
S. Ilustre los aspectos más característicos del Estado espartano y, en particular,
explique qué tipo de relaciones existían entre los espartiatas, los periecos y los
ilotas.
6. Señale las más importantes competencias de las principales magistraturas de
Atenas en época arcaica.
7. Resuma los aspectos más significativos de la reforma de Solón .
8. Explique la reforma institucional de Clístenes basada en el principio de isono-
mía.
9. En Atenas, la época que se abre con el arcontado de Solón y que se cierra con el
de Clístenes se caracteriza por el ascenso del démos y por el declive del mono-
polio político aristocrático. Solón, Pisístrato y Clístenes representan tres etapas
significativas en el proceso de democratización de la vida política ateniense.
Evidencie las diferentes fases de esta evolución .
Temp lo dú1·ico dl' Apolo l'II Cori11l o (si¡.do VI Templo (k' I IL'il'slo L'I I L' I úg:ora de /\l enas
,I.L'.c.). Fo lo: R. G. S. 1 1 (449-4 I S ,1.c.c.). Folo: R. C . S.
pero tambi én el menos frecuente, era giosos, tras la caída de los regímenes
el holocausto, en el que la víctima monárquicos, se entendía como algo
reservada al di os se quemaba por natural que fuese la pólis en su con-
completo; el más solemne era la heca- junto la que asumiese todas las cere-
tombe (inmolación de cien bueyes); el monias de orden reli gioso. En Atenas,
más eficaz, aquél en el que se vertiera uno de los nueve a rcontes, el arconte
la sangre más preciosa, como en la basileús, tenía la responsabilidad de
inmolación de lfigenia, la hija virgen organiza r y controlar el correcto desa-
del mítico Aga menón (rey de reyes), rrollo de dichas ceremonias.
El pobre qu e no tenía víc timas o[re- Los ri Los eran oficiados por los
cía figurillas de barro, y no por eso el sacerdotes, verdaderos «expertos» en
sacrificio era peor recibido. No había los formalismos religiosos. Resulta
nada misterioso ni secreto en estos ll a mativo qu e en el mundo griego
rituales; de hec ho, represe ntaban el los sacerd otes no constituían corpo-
vínculo más directo y abierto qu e los ración algun a, de la misma forma
griegos podían concebir en la rela- qu e tampoco poseían privilegios que
ción establecida entre los dioses y la se transmitiese n de forma heredita-
ciudadanía. ri a: eran para ngonablcs a cualqui er
Mientras que en los poemas homé- otro h.mcionari o del Es tado. Al igual
ricos leemos que eran los so beranos que cualqui er magistrado, ejercían sus
y los príncipes guerreros qui enes se funcion es durante el tiempo limitado
encargaban de celeb rar los ritos re li- en que ocupa ban su ca rgo. Por ello,
ayunos y vigilias, así como diversas cuerpo como una especie de cárcel del
pruebas -para nosotros hoy desco- alma, asumiendo as í el principio por
nocidas-, con el Íln de poder entrar el que se creía que en la personalidad
en co muni ón con las ocultas fu erzas de cada indi vid uo ex istía un com po-
divinas y el mundo de ultratumba. nente propiamente espirilual.
El iniciado expresa ba así su deseo de Los cultos misléricos tuvieron una
sustraerse a la inescrutable voluntad gran difusión en el mundo grecorro-
de los Hados y de superar con éxito la mano. Los más célebres en el mundo
sucesión cícl ica de la vida y la muerte griego fu eron los cultos ele Eleusis en
con la espera nza de su resurgimiento honor a Deméter y los órficos en honor
en la dimensión del más allá. En esta a Dioniso; en el mundo romano desta-
concepción estaba implícita la idea del caron los cultos de Cibeles, Atis y Mitra.
Rcslos del lcn 1plo ele Zeus Ol_írnpi co (470-456 1 Maquela del sa ntuario el e Oli1npia. co 11 l:1
a. e.e.) . Ol1 111 p1a. Foto: R. G. S. ll'CO nstrucc i<in del ll.:111plo ele 7.cus Oli111pi co
en el cen tro ( Museo de Olimpia) .
Foto: R. G. S.
héroes han perdido gran parte de su mitad del siglo VII a.e.e. los escultores
valor sagrado, aun cuando se encon- griegos crearon en piedra las plime-
traban vinculadas a los templos. El ras estatuas de mayores dimensiones,
arte va asumiendo gradualmente un inspirándose en la estatuaria egip-
valor autónomo, dejando de estar cia: son los koúroi («muchachos») o
al servicio del poder político o de las kórai («muchachas»), figuras mas-
las castas sacerdotales. No siempre culinas o femeninas representadas a
estaba encaminado a satisfacer las tamaño natural. Esa influencia egipcia
necesidades plásticas de la religión. es reconocible en la forma rígida que
El origen del arte como manifestación adoptaba el cuerpo esculpido. Poco a
del deleite humano se encuentra en poco, los artistas fueron concediendo
Grecia, donde el arte profano (adje- mayor espacio a su propia creatividad,
tivo que etimológicamente significa consiguiendo dar a la figura humana
precisamente «aquello que se encuen- formas más flexibles y dinámicas. El
tra fuera de los templos») conocerá apogeo del arte griego se alcanzó en el
por primera vez en la historia de la período clásico (del siglo v a la mitad
humanidad un desarrollo notable. del siglo IV a.e.e.), en el que los artistas
La evolución de los estilos. Los se ajustaron a unas leyes formales más
orígenes del arte griego se encuentran precisas, al tiempo que buscaban el
en el estilo geométrico (siglo VIII a.e.e.), ideal de belleza dando rienda suelta a
representado sobre todo por las deco- su inspiración.
raciones de carácter abstracto y por El papel del artista. Puesto que
las pequeñas esculturas de definición no estaba limitado por una concep-
imprecisa. El movimiento migratorio ción del mundo exclusivamente reli-
de la segunda colonización puso en giosa, el artista griego gozaba de una
contacto a los gliegos con las culturas gran libertad, la cual no sólo se mani-
próximo-orientales, que influyeron en festaba en la elección del tema o
la evolución de los estilos e inspiraron del argumento a representar en sus
algunas formas que imitaban mode- creaciones, sino que se traducía en la
los egipcios y mesopotámicos. El arte autonomía de su voluntad en el plano
propio de este período se conoce como compositivo. Es cierto que, por ejem-
estilo orientalizante, durante el cual plo, el escultor debía respetar ciertas
desaparece la cerámica geométrica y normas y reglas matemáticas sin las
se producen vasos con representacio- cuales resultaba imposible conferir a
nes menos esquemáticas. A partir de la la obra un sentido de equilibrio, sime-
Síntesis
La civilización que se desarrolló en el mundo griego presenta aspectos pro-
fundamente innovadores respecto a los precedentes del Próximo Oriente anti-
guo. No solamente se afrontaron de forma diferente los problemas políticos o
religiosos, sino que también se utilizaron nuevos métodos para alcanzar la sabi-
duría y se idearon insólitas vías para acceder al significado de las obras de arte,
dando lugar a una sensibilidad desconocida hasta entonces.
En el ámbito de la religión, las principales divinidades eran las llamadas
«olímpicas» porque se suponía que habitaban el monte Olimpo. A pesar de
adoptar formas de comportamiento propiamente humanas (con sus defectos y
virtudes), se diferenciaban de los hombres por gozar del privilegio de la inmor-
talidad. Por encima de las fuerzas divinas, se situaba el Hado o Destino, contra
el que nada se podía hacer. Los sacerdotes no eran considerados representantes
de las divinidades en la tierra, tal como ocurría en las sociedades próximo-orien-
tales; eran simplemente funcionarios públicos, expertos nombrados por la pólis
para dirigir la celebración de los sacrificios en nombre de toda la comunidad de
ciudadanos. Junto a la religión oficial -o mejor, al margen de ella-, existían
otros niveles de religiosidad: a través de los cultos mistéricos, el individuo podía
intentar -al menos así se creía- establecer un contacto directo y personal con
el mundo sobrenatural para calmar el propio sufrimiento, para invocar la ayuda
o protección de los dioses y, sobre todo, para asegurarse una vida mejor en el
mundo ultraterreno. Por otro lado, existía la convicción general de que los dioses
podían manifestar su voluntad y predecir el futuro a través de los oráculos: por
este motivo surgieron numerosos santuarios que, considerados como centros
panhelénicos, eran el destino de continuas peregrinaciones. El más famoso de
ellos era, sin duda, el de Delfos, donde se hallaba el oráculo de Apolo, verbalizado
por la famosa Pitia.
En Grecia, el arte dejó de estar al servicio del poder político o de la religión;
de hecho, adquirió pronto un valor autónomo. Cualquier escultor o pintor
podía llevar a cabo su trabajo incluso con la intención de realizar una obra
por el simple placer de causar admiración. A pesar de que el artesano griego
podía parangonarse al oriental, gozaba de una mayor consideración, si bien no
podía esperar ningún ascenso en la escala social por muy destacada que fuese
su genialidad.
La filosofía surgió en el marco histórico de las póleis que, por sus caracte-
rísticas, proporcionaba las condiciones idóneas para que una élite intelectual
sintiese el impulso de comprender el universo renunciando a las tradicionales
explicaciones mitológicas. La sabiduría de los pueblos orientales, resultante de
una revelación divina, se caracterizaba por su perpetua inmovilidad y por ser
Verificación
1. Resalte las principales diferencias entre la concepción religiosa de los griegos y
la de los pueblos próximo-orientales (sumerios, babilonios, egipcios, etc.).
2. ¿Por qué carecía Grecia de una influyente casta sacerdotal?
3. Tanto los ritos en honor de las divinidades olímpicas como los cultos mistéricos
imponían diversas exigencias colectivas e individuales: ¿cómo se puede expUcar
la compaginación de estas dos dimensiones de religiosidad?
4. La fragmentación política fue una constante en la historia helénica. Sin embar-
go, tanto en la época arcaica como en la clásica hubo ciertas formas de panhe-
lenismo: ¿cuáles?
S. ¿En qué consiste el carácter innovador de la filosofía griega?
6. ¿Qué tipo de personas encargaba principalmente las obras de arte en las socie-
dades del Próximo Oriente antiguo y en Grecia? Explique hasta qué punto inllu-
yeron en la naturaleza y función de la producción artística.
Las tropas del Gran Rey, que recelos para coaligarse y diseñar una
habían llegado a los confines sep- estrategia común. En cambio, por muy
tentrionales de la península griega, enorme que fuese, el cuerpo expedi-
representaban un grave peligro para cionario persa no estaba motivado por
la propia supervivencia de las póleis: elevados ideales; era excesivamente
si el expansionismo persa no hubiese heterogéneo en su composición y, en
sido neutralizado in extrem.is, no sólo el fondo, apenas estaba involucrado
habrían perdido su autonomía inter- en la política expansiva impulsada
na sino también su capacidad para por su rey. Tanto si se alcanzaba la
desarrollar una política exterior total- victoria como si se caía en la derro-
mente independiente. La concepción ta, las estrncturas sociopolíticas de la
del Estado y de la vida pública de las enorme potencia supranacional persa
póleis, basadas en el debate y la dialéc- no sufrirían -como así se verificó-
tica, colisionaba frontalmente con la cambio alguno que afectase a las tro-
concepción política de un poder cen- pas que luchaban bajo las órdenes del
tralizado y autoritario. Para los persas Gran Rey.
las leyes no eran sino la manifestación
de la voluntad del rey aplicada despó- 6.2. PRI MERA GUERRA MÉDICA
ticamente con la fuerza del ejército.
Las razones de la victoria final de La revuelta jonia. La revuelta de
las póleis. Tal y como examinaremos a las ciudades jonias -encabezada por
continuación, el enfrentamiento bélico Mileto- contra la dominación persa
concluyó con la victoria de los griegos en el año 499 a.e.e. provocó el inicio
a pesar de que disponían de menores de las hostilidades entre el mundo
recursos y contingentes. Es probable de las póleis y el poderoso Imperio
que, al emprender su campaña militar persa. Sobre los motivos del alzamien-
contra los griegos, Darío hubiese con- to se pueden formular varias hipó-
fiado demasiado en las rivalidades y tesis. Aunque en el fondo estaban
disensiones que dividían a las diversas presentes las legítimas aspiraciones
póleis. El curso de los acontecimientos políticas -es decir, el deseo de volver
demostraría que había sido un error a adquirir la autonomía perdida-,
fatal cometido no sólo por él, sino no puede ignorarse una reacción a
también por su sucesor Jerjes; frente a las exigencias económicas impuestas
un mismo peligro, las ciudades griegas por los persas, quienes, contra los
fueron capaces de superar sus mutuos intereses de los jonios, estaban ya en
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Co nfli cto t' nlre gri egos y persas \
con la intención de dirigirse por mar a tes que exacerbaron el clima político.
Atenas, doblando el cabo Sunión -la La formación de facciones cada vez
punta más meridional del Ática-, y más radicalizadas reflejaba la rivalidad
así coger desprevenida a la ciudad, existente entre las familias aristocráti-
pero Milcíades regresó pronto con sus cas. No por casualidad en esta época
tropas logrando evitar un nuevo des- se comenzó a recuffir con demasia-
em barco y obligando, una vez más, al da frecuencia al ostracismo, un pro-
enemigo a la retirada. cedimiento de destierro excepcional
Concluía así, en septiembre del ideado por Clístenes para prevenir la
año 490 a.e.e., la primera Guerra tiranía, pero que ahora sería utilizado
Médica (término que hace refere nci a de forma partidista para alejar a los
a los «m edos», pueblo as imilado por adversarios políticos.
los persas en los primeros momentos Las propuestas de Arístides y
de formación de su lmperio). Di ez Temístocles. La búsqueda de solucio-
años después se iniciaría la segund a nes a los acuciantes problemas inter-
contienda. nos y a la defini ción de las relaciones
internaci onales dio lugar a la apari-
6.3. ATENAS: UN DECENIO DE
ción de dos posiciones pol íticas opues-
PROFUN DOS CAM BIOS tas e irreconcili ables, dirigidas inicial-
mente por dos perso najes ele enorme
Los atenienses fueron conscientes ascendencia qu e gozaban de las sim-
de que el triunfo de Mara tón tuvo una patías y el apoyo ta nto ele la noble-
repercus ión extraordinaria no sólo za como del pueblo. Por un a parte,
dentro, sino también fuera de Grecia.
Atenas fue proyectada al más alto nivel
de prestigio y la fama de los griegos se
hi zo universal. Sin embargo, los hopli-
tas intuyeron pronto que esa increíble
victoria sobre los persas no señalaba
más que una interrupción temporal
del conflicto. En los a ños siguien-
tes, los preparativos para afrontar una
previsible reanudación de las hostili-
dades, así como la estrategia a seguir,
suscitaron en Atenas encendidos deba- 1 R11i nas del Cerámico (Atrnas). Foto: R. G. S.
gran flota. Aunque esta propuesta fue tivos de una invasión a gran escala. No
\ ' 11 un primer momento impopular obstante, su sucesor Jerjes recupera-
- según una antigua costumbre, los ría pronto el ambicioso plan diseñado
l· iudadanos tenían derecho a repar- por su padre. Tras someter a Egipto y
1irse anualmente los beneficios proce- consolidar su gobierno interno, puso
dentes de esa explotación minera-, la en marcha los preparativos para enviar
prevención ante una nueva y decisiva una nueva expedición persa contra
guerra contra los persas prevaleció al Grecia. Inició la excavación de un
li.nal en el ánimo de los atenienses. canal en la península Calcídica para
Sin embargo, como era de espera1~ que su inmensa flota pudiera evitar el
la propuesta de Temístocles provocó promontorio del monte Atos, donde
una profunda división en el cuerpo años atrás sus barcos de guerra habían
ciudadano difícilmente disimulable. sufrido considerables daños debido
Políticamente derrotado, Arístides fue a una violenta tempestad, al tiem-
condenado al ostracismo en el 482 po que mandó construir dos puen-
a.e.e. Las previsiones de Temístocles tes con la sucesiva unión de navíos,
resultaron muy acertadas: en poquísi- desde Abidos hasta un punto cercano
mo tiempo se lograron construir dos- a Sestos, que permitiesen a sus nume-
cientos trirremes, convirtiendo así a rosas tropas atravesar sin difi.cultades
Atenas en la mayor potencia marítima el Helesponto. Así, a comienzos del
del Egeo y en la pólis más fuerte para año 481 a.e .e., un enorme ejército
salvaguardar a Grecia de la inminente compuesto por cerca de cien mil hom-
invasión persa. bres, bajo el mando del propio Rey de
Reyes, partió ele Sardes hacia la penín-
6.4. S EGUNDA G UERRA M ÉDI CA sula griega, en tanto que una ílota ele
más ele setecientas naves fue enviada
La expedición de Jerjes. directamente al Ática.
Profundamente contrariado por la División entre las póleis . Ante
derrota en Maratón, Daría decidió el peligro inminente ele una invasión
movilizar un gran ejército contra total, los griegos vieron la necesidad
Grecia con el firme propósito de ane- de organizar una liga clefensiva de
xionarla a su inmenso imperio. Ahora póleis. Para muchas de ellas no resultó
bien, la rebelión de Egipto y la muerte fácil, ni siquiera en estas graves ci1:.
del Gran Rey, en el 485 a.e.e., inte- cunstancias, abandonar sus ancestra-
rrumpieron bruscamente los prepara- les envidias y rivalidades. Sin embar-
go, a pesar de que Esparta y Atenas caciones y las vías madtimas de abas-
perseguían objetivos diferentes (la pri- tecimiento del enemigo. Como signo de
mera deseaba salvaguardar su supre- reconciliación en tan difíciles circuns-
macía en el Peloponeso; la segunda tancias, se permitió regresar a la patria
expandir aun más su comercio por el a los exiliados que, como AJ.istides,
Egeo), comprendieron que en aque- habían sido condenados al ostracis-
llos momentos críticos debían estar mo. Por último, se decidió renunciar
unidas por un bien común: salvar su a la defensa de la Grecia septentrio-
independencia. Los representantes de nal -cuyas principales ciudades no
las diferentes ciudades griegas se reu- se habían implicado en la guerra-,
nieron en Corinto en el año 481 a.e.e., saliendo al paso del ejército persa
bajo la presidencia de Esparta. El en el desfiladero de las Termópilas,
intento de formar una alianza panhe- única vía de acceso directo a las regio-
lénica no tuvo el éxito esperado. Aun nes centrales de la península griega.
así, a pesar de que la mayoría de las Con ese propósito serían enviados allí
ciudades del noroeste y Creta recha- 10.000 soldados de infantería bajo el
zaron ingresar en la liga, se logró el mando del rey espartano Leónidas;
compromiso firme del resto. mientras tanto, la armada ateniense
La estrategia de las ciudades intentaría derrotar a la flota persa en el
griegas. Teniendo presente que el cabo Artemisium (punto septentrional
número disponible de soldados aliados de Eubea). Sin embargo, los hechos
alcanzaba la mitad de los contingentes siguieron un curso diferente.
del ejército persa, era esencial diseñar La batalla de las Termópilas.
una estrategia común que, de alguna Tras un primer enfrentamiento irre-
manera, supliera la inferioridad en la suelto, la flota ateniense regresó al
que se encontraban las póleis griegas. Ática, siguiendo el plan propuesto
Los espartanos prefirieron en un pri- por Temístocles de atraer a la armada
mer momento concentrar el grneso de persa hacia el estrecho de Salamina,
las fuerzas en la defensa del istmo de donde las naves griegas, más velo-
Corinto. Atenas rechazó esta propuesta ces, podrían derrotarla con mayor
porque implicaba abandonar el Ática a facilidad. Mientras tanto, el avance
la devastación de las h·opas invasoras. por tierra del ejército de Jerjes pare-
En su lugar, Temístocles propuso des- cía imparable. Como era previsible,
truir, con su flota recién formada, la las póleis de Tesalia se sometieron
escuadra persa y cortar así las comuni- al poder persa sin oponer ninguna
Atenas, derrotando al pequeño contin- 480 a.e.e.), los persas habían perdido
gente que había insistido en defender cerca de 200 navíos, entre ellos los
la acrópolis, y después saqueaban e que formaban la flota fenicia, cora-
incendiaban la ciudad. zón mismo de su armada. Jerjes, que
La batalla de Salamina. La gue- había observado el desastre desde un
rra había llegado a una fase decisiva: trono situado en lo alto de una coli-
si los persas -hasta ese momento na, se dio cuenta demasiado tarde de
invencibles en tierra firme- hubie- la ingeniosa trampa en la que había
sen conseguido aniquilar a la flota caído. Privado de Lodo abastecimien-
ateniense, las póleis habrían perdido to por vía marítima, se vio obligado
definitivamente toda posibilidad de a regresar a Persia con el único con-
supervivencia. Pero la batalla naval suelo de haber incendiado Atenas.
se decantó a favor de los griegos. Por En su retirada, el ejército persa fue
medio de un mensajero, Temístocles dividido en tres secciones: una terce-
hizo creer a Jerjes que la flota ate- ra parte del mismo, que incluía a los
niense, concentrada en el estrecho Inmortales, siguió al rey; otra, a las
de Salamina, trataría de escapar por órdenes de Artabaces, regresó por la
la noche. Creyendo que los griegos ruta que se dirigía hacia Tracia; y el
se encontraban en una situación des- otro tercio, que se encontraba bajo el
esperada, el Rey de Reyes ordenó a mando de Mardonio, pasó el invierno
sus barcos penetrar en el estrecho y en Beocia.
bloquear los dos canales que rodean Las batallas de Platea y Mícale.
la isla de Pritileya, ocupada por los Al año siguiente Mardonio volvió a
persas. La flota griega, siguiendo el invadir el Ática con un ejército de
plan de Temístocles, acorraló a las cerca de 60.000 hombres. Los grie-
naves enemigas que, incapaces de gos, que en esta ocasión se encontra-
maniobra1~ no pudieron aprovechar ban a las órdenes del rey espartano
su superioridad numérica . Dentro de Pausanias, marcharon a enfrentarse al
un enorme desconcierto, los barcos general persa en Platea. De nuevo, sus
persas colisionaron entre sí, unos fuerzas eran claramente inferiores.
huyendo de los griegos, cuyos trirre- Mientras las lropas atenienses eran
mes se movían con enorme facili- retardadas por los beocios, aliados de
dad, y otros tratando inútilmente de los persas, los hoplitas espartanos de
avanzar. Al término de la batalla (que Pausanias no sólo lograron resistir la
tuvo lugar el 23 de septiembre del carga de la caballería enemiga, sino
Esou tLO, Tragedias (trad. B. Perea Morales), Gredos (BCG, 97), Madrid , 198 6,
pp. 25 2-253.
Síntesis
A partir de mediados del siglo Vl a.e.e., la expansión del Imperio persa impul-
sada por sus ambiciosos soberanos -Ciro, Cambises y Darío- arrebató su auto-
nomía a las ciudades griegas que habían sido fundadas en épocas anteriores bajo
los principios políticos de la pólis en la costa jonia de Asia Menor. La revuelta
encabezada por la ciudad jonia de Mileto y la ayuda prestada por Atenas y Eretria
ofrecieron a Darío el pretexto para organizar una expedición militar contra la
Hélade. Bajo el mando de Milcíades, Atenas logró que fracasara el primer intento
de agresión (primera Guerra Médica), derrotando a las tropas persas en la llanura
de Maratón (490 a.e.e.). Ante la más que previsible reanudación ele las hostilidades,
la elección de la estrategia a seguir en la defensa del mundo griego suscitó ásperas
controversias entre las ciudades que integraron la liga panhelénica. Al final pre-
valecieron las propuestas presentadas por Temístocles, que logró hacer construir
una potente armada. Consciente de que la utilización de la ílota como principal
medio de defensa de la patria contribuiría a acrecentar el peso político del clémos,
Arístides, el principal exponente de la aristocracia ateniense, trató ele oponerse a
estos planes, pero fue condenado al ostracismo en el 482 a.e.e.
Muerto Darío, su sucesor Jerjes continuó con los preparativos para una nueva
y ambiciosa campaña militar (segunda Guerra Médica). Su ejército logró incendiar
la ciudad de Atenas, pero sufrió una durísima derrota en la bahía de Salamina
(480 a.e.e.), viéndose obligado a ordenar la retirada y, tras las sucesivas derrotas en
Platea y Mícale, a abandonar definitivamente sus planes de adhesión ele Grecia al
Imperio persa.
A pesar de que en el desarrollo de la guerra la contribución de los aliados, sobre
todo Esparta, fue esencial, la victoria decisiva debe atribuirse a la ílota ateniense.
El resultado final del conílicto es, sin duda, sorprendente teniendo en cuenta la
desproporción numérica entre los ejércitos contendientes. Sin embargo, puede
explicarse si se comprende que esta guerra apenas representaba para Persia un
episodio más de la política expansiva impulsada en una región periférica de su
Verificación
1. ¿Cuáles fueron los principales factores que dieron lugar al enfrentamiento entre
el Imperio persa y el mundo griego?
2. La conclusión de la primera fase del conflicto con la victoria griega en Maratón
provocó una serie de cambios en Atenas. Explique las diferentes posiciones
políticas surgidas en el intervalo de diez años entre la primera y la segunda fase
de las Guerras Médicas.
3. En la reunión de Corinto se acordó una alianza en cierto sentido precaria: expli-
que los motivos que dieron lugar a las diferencias entre las póleis.
4. Señale brevemente los acontecimientos bélicos más importantes de las dos
Guerras Médicas.
S. ¿Qué expectativas se abrieron al mundo de las poléis -especialmente Atenas-
tras la conclusión de las Guerras Médicas?
que separaron el final de las Guerras Atenas sería capaz de hacer frente a
Médicas del inicio de la Guerra del cualquier tipo de asedio. Sin embar-
Peloponeso (478-431 a.e.e.). go, los intereses de la aristocracia
La caída de Temístocles. Desde tradicional, que en aquellos momen-
la derrota persa y el inicio de las tos estaba representada por el hijo
luchas entre las diferentes póleis por la de Milcíades, Cimón -un noble que
supremacía en Grecia transcurrió un gozaba de una enorme popularidad-,
período de casi cincuenta años duran- frenaron todas sus aspiraciones polí-
te el cual se produjeron importantes ticas. Acusado de querer instaurar la
transformaciones sociales y decisivas tiranía, Temístocles fue condenado
reformas políticas que propiciaron, en al ostracismo en el año 471 a.e.e.
un principio, el ascenso de la potencia Obligado a marchar al exilio, al prin-
imperialista ateniense, aunque des- cipio se refugió en Argos, antigua ciu-
pués también su decadencia. dad rival de Espa1ia, y finalmente ter-
A pesar de su popularidad, la carre- minó en Oriente, acogido en la corte
ra política de Temístocles sufrió un persa, donde murió en el 462 a.e.e.
desgaste muy rápido. Su ejercicio del El aristócrata Cimón. Nombrado
poder tomó pronto una orientación máximo estratega de la Liga de Delos,
claramente antiespartana; de hecho, Cimón (510-449 a.e.e.) retomó la
estaba convencido de que el verdadero lucha contra los persas, a los que hos-
peligro para los atenienses no prove- tigó especialmente en la costa tracia.
nía ya de los persas, sino de la inflexi- No obstante, su mayor éxito militar se
ble oligarquía que gobernaba Esparta. produjo hacia el año 467 a.e.e. en la
Por ello, sostenía que el régimen desembocadura del río Eurimedonte,
democrático, completamente opuesto en Panfilia (Asia Menor). Sucesor de
al de Esparta, debía reforzarse a toda Arístides al frente del «partido» aris-
costa. Apenas acabada la guerra, quiso tocrático, impulsó en Atenas una polí-
que Atenas fuese protegida por sólidas tica sustancialmente conservadora,
estructuras defensivas ordenando que estableciendo buenas relaciones con
se iniciasen los trabajos para la cons- aquellas póleis que eran gobernadas
trucción de unos largos muros que por la aristocracia, entre las que des-
debían conectar de forma segura la tacaba, naturalmente, Esparta. Sin
ciudad con el puerto del Pireo. Estaba embargo, fue su intento de aproxima-
convencido de que, teniendo siempre ción a esta ciudad lo que precisamente
la posibilidad de dirigirse hacia el mar, ocasionaría su caída en desgracia.
démos era cada vez mayor. Estas refor- democracia; mantuvo el continuo
mas revalidaban de manera radical el apoyo del dénws por medio de sus
concepto de soberanía popular según reformas democráticas y su política
el cual el poder del Estado debía estar igualitaria, mientras que, al mismo
totalmente en manos del démos. Sin tiempo, su probidad personal y su
embargo, tales innovaciones consti- incesante búsqueda de todas las for-
tucionales exacerbaron las relaciones mas de excelencia le permitieron con-
entre ambas facciones políticas hasta tar con el apoyo incondicional de los
el punto de provocar el asesinato del mejores ciudadanos de la pólis. Por
propio Efialtes (461 a.e.e.). otro lado, su política exterior favore-
ció la tendencia imperialista de Atenas
7 .2. L A ÉPOCA DE P ERfCLES frente a otras ciudades que, de aliadas,
pasaron a ser súbditas.
El gobierno de Pericles. En una Ampliación de la democracia.
Atenas dominada por la creciente Según el ordenamiento constitucional
influencia de los thétes -estrato social establecido por Clístenes los cargos
del que se nutrían las tripulaciones de públicos -a excepción de los mili-
la armada-, la muerte de Efialtes no tares y financieros- eran asignados
logró frenar el avance del programa por sorteo, pero por motivos econó-
político democrático. La genialidad micos, muchos ciudadanos no tenían
de Pericles (495-ca. 429 a.e.e.) como realmente posibilidad de ocuparlos
hombre de Estado se reveló muy pron- ni de participar de forma continuada
to. Permaneció en el poder durante en las asambleas. Para resolver este
largos años ocupando el cargo de problema, Pericles estableció la retri-
estratega. Como jefe indiscutible de bución de dichos cargos, de tal forma
la facción democrática, gozó de la que los ciudadanos más empobrecidos
predilección del pueblo, lo que le per- tuviesen oportunidad de participar
mitió impulsar reformas radicales que activamente en las instituciones del
convirtieron a Atenas en una auténti- Estado. Estas innovaciones estuvieron
ca potencia a nivel internacional. Su acompañadas por una ley según la
prestigio político fue tan sobresaliente cual el derecho de ciudadanía corres-
que seguimos refiriéndonos al siglo v pondía únicamente a personas cuyos
a.e.e. como el «siglo de Pericles». progenitores fuesen atenienses. Sin
El gobierno de Pericles diseñó un duda, esta disposición legal restrin-
régimen basado enteramente en la gía las posibilidades de participación
La reconstrucción de la Acrópolis
(Plutarco, Vida de Pericles, 12-13)
Pero lo que más encanto y adorno proporcionó a Atenas y mayor asombro a
los demás hombres y lo único que testimonia a favor de Grecia que no fue mentira
aquel poder que se le atribuye y la antigua prosperidad, fue la construcción de sus
monumentos. De las medidas políticas de Pericles, ésta sobre todo miraban con
malos ojos sus enemigos que lo criticaban en las asambleas con arengas como ésta:
« El pueblo es calumniado e insultado, por traerse para su provecho particular las
riquezas comunes de los griegos desde Delos; y el pretexto mejor de que dispone
contra sus detractores, que por miedo a los bárbaros sacó de allí y guarda en sitio
seguro los tesoros públicos, ése se lo ha quitado Pericles. Piensa Grecia que es víc-
tima de una terrible violencia y que está claramente sometida a una tiranía, cuando
ve que con sus obligadas aportaciones para la guerra nosotros doramos la ciudad y
como a una mujer vanidosa la embellecemos, adornada con costosas piedras, esta-
tuas y santuarios de miles de talentos». Pericles entonces explicaba al pueblo que
no tenían que dar cuenta de las riquezas a los aliados, puesto que hacían la guerra
por ellos y mantenían a raya a los bárbaros sin que aportaran un solo caba llo, nave
u hoplita, sino solamente dinero y éste no pertenece a los que lo dan, sino a los
que lo reciben, si proporcionan aquell o por lo que lo reciben. Decía además que
era preciso, cuando la ciudad estaba ya suficientemente pertrechada de lo esencial
para la guerra, que orientara su prosperidad hacia estas obras de cuya existencia
le vendría una gloria imperecedera y un bienestar seguro durante su ejecución;
pues surgiría todo tipo de trabajos y necesidades diversas que iban a poner en pie
todos los oficios y en movimiento todos los brazos, convirtiendo en asalariada a
prácticamente la ciudad entera, mientras se embellecía y se alimentaba al mismo
tiempo por sí misma [ ... ]. En el alzado de las obras, de imponentes proporciones e
inimitables en gracia y belleza, pues los artistas competían por superar la práctica
de su arte con la perfección del trabajo, lo más extraordinario fue la rapidez [ .. .].
De todo se ocupó y de todo íue su supervisor Fidias, aunque las obras contaban
con importantes arquitectos y artistas. Así el Partenón hecatómpedon lo construyeron
Calícrates e Ictino, y el telesterion de Eleusis empezó a construirlo Corebo; este hizo
las columnas que se apoyaban en el suelo y las unió a los arquitrabes; a su muerte
Metágenes de Xípete añadió el friso y las columnas superiores, mientras que la clarabo-
ya sobre el santuario la acabó Jenocles de Colarges. El muro largo sobre el que Sócrates
dice que él mismo oyó a Pericles presentar el proyecto, lo realizó Calícrates [...].
J::rc.1c1eó11 l 'artc11ú11
ll 1e11<'CI l 'rá11111chux
JJiuaco fecu
Templu de
Atenea Nikt;
1. P:1rtc11ún
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5. fcmpl,) ,k Atcnc:'I Nikt' .
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podían adaptarse con cierta rentabili- Durante el siglo v a.e.e. se había exten-
dad sólo al cultivo de la vid y el olivo, dido de forma caótica, creando serios
la intensificación del comercio y la problemas de organización interna.
creciente importancia del puerto del Debido a la falta de estructuras eficien-
Pireo en época de Pericles atrajeron tes, la calidad de vida en la ciudad se
hacia la pólis a una buena parte de la había degradado considerablemente
población campesina que, gracias a la para la mayoría de los habitantes per-
flota y al imperio, esperaba mejorar tenecientes al démos. Las calles, sin
sus condiciones de vida. Ahora bien, pavimento, se habían convertido en
Atenas ejercía una fuerte atracción intrincadas callejuelas sucias, oscuras
no sólo por razones económicas: en y peligrosas durante la noche. Por
ella se desarrollaba toda la actividad ello, para trasladarse de una parte a
política y cultural, en ella se encon- otra de la ciudad, los ciudadanos más
traban los templos de los dioses y se acomodados se hacían acompañar de
celebraban las fiestas señaladas en el esclavos que iluminaban el recorrido
calendario griego. con antorchas. Las viviendas, salvo
La estructura urbanística. Atenas aquellas pertenecientes a personajes
había nacido de la unificación de eminentes, eran pobres, con estancias
pequeños poblados próximos entre sí reducidas y escasos muebles. Las pare-
sin ningún tipo de planificación previa. des eran de madera y de ladrillos de
adobe; los tejados estaban aterrazados:
era allí donde los habitantes pasaban
la noche en busca de un poco de fres-
cor para combatir el sofocante calor
veraniego. El suministro de agua siem-
pre representó un grave problema: a lo
largo del siglo IV a.e.e. este servicio fue
confiado a un magistrado electivo; las
deficiencias higiénicas explican la apa-
rición de frecuentes epidemias, como
la de la peste surgida en el año 429
a.e.e., durante la cual murió Pericles.
El ejercicio de los derechos polí-
El tcmplll dl' 1It:ksto (449-42'i a.L'.c.) c11 el
,í¡mra, visto tksdc la Au(1polis (AIL' 1w s). ticos. Para el ciudadano ateniense era
Foto: R. G. S. inapropiado desatender los asuntos
públicos: obtenía el derecho a partici- del hombre durante toda su vida. Tan
par en la Ekldesía una vez cumplidos sólo disponía de su propia voluntad en
los dieciocho años, momento en que el ámbito doméstico: rodeada de hijos,
adquiría la mayoría de edad, aunque dirigía la casa (ofk.os), el trabajo de la
en la práctica esperaba hasta los vein- servidumbre y organizaba la vida fami-
te porque antes debía prestar el servi- liar siguiendo unas costumbres tra-
cio militar durante dos años. Como ya dicionales casi ritualizadas. Ninguna
ha sido señalado, al término del largo de las actividades que debían desarro-
proceso de democratización iniciado llarse fuera del hogar le era permitida,
por Salón, continuado por Clístenes y de forma que le resultaba muy difícil
culminado por Pericles, el ciudadano entablar amistades o tejer una red de
de Atenas podía gozar de los plenos relaciones sociables estables.
derechos, tanto civiles como políticos,
que le permitían asumit~ dentro de
un régimen de democracia directa,
importantes responsabilidades en el
ámbito público.
La condición de la mujer. En
cambio, las mujeres pasaban su vida
en el interior de su hogar, del que
salían casi exclusivamente para parti-
cipar en algunas fiestas religiosas. En
realidad, las mujeres libres -priva-
das de derechos civiles- tenían muy
poca libertad en la vida cívica; tanto
su identidad como su personalidad se
diluyen en una sociedad claramente
dominada por los hombres. Cuando
tenían edad de casarse (dieciséis afios),
debían aceptar la elección del padre
-no existía el concepto de «noviaz- Estela r1 111er;1ri;i l° II 111;'m11 ol dt· /\ 11r;m'il's,
go»-, que era quien aportaba la dote, 11it· lo l'II l;1s rodi lt1s (4.1 0--no ,l.t'.C.).
CO!l S Ii
Síntesis
Al término de las Guerras Médicas, dos póleis -Esparta y Atenas- emergieron
como las más importantes del mundo griego; sin embargo, se regían por sistemas
políticos opuestos y se inspiraban en ideologías radicalmente diferentes. Por estos
motivos, su alianza fue muy breve. Esparta consolidó su dominio militar en el
Peloponeso, mientras Atenas creaba en el año 477 a.e.e. la Liga de Delos, asegurán-
dose así el control sobre el Egeo.
En esa misma época, el debate político en Atenas fue ganando cada vez más
intensidad. Aunque Temístocles logró mantenerse un poco más en el poder, al poco
tiempo fue obligado a exiliarse (471 a.e.e.), dejando el paso franco a la facción
aristocrática bajo la dirección de Cimón, quien reemprendió las hostilidades contra
los persas, derrotando a su armada en Parrfilia (Asia Menor). Promovió también
una política de acercamiento a Esparta, lo que motivó su caída y la ocasión para
que los partidarios de la democracia radical recuperasen el poder (un contingente
militar ateniense había sido despreciado por los espartanos cuando acudió en su
ayuda para afrontar una grave insurrección ilota) y condenasen al propio Cimón al
ostracismo (461 a.e.e.).
Bajo el gobierno de Pericles, los miembros de la facción democrática debilita-
ron el poder de las instituciones todavía controladas por la aristocracia, en primer
lugar el Areópago, cuyas principales competencias fueron transferidas a otros
organismos públicos en los que el pueblo poseía la mayoría. En el ámbito de la
política interior, Pericles impulsó una serie de medidas legislativas encaminadas
Verificación
1. Señale las principales áreas de influencia de las dos poléis hegemónicas del
mundo griego en el siglo v a.e.e. y cuáles fueron las premisas de su rivalidad.
2. Explique los momentos álgidos de la lucha política entre las facciones aristo-
crática y democrática en la Atenas del período comprendido entre el fin de las
Guerras Médicas y el asesinato de Efialtes.
3. ¿Por qué se puede afirmar que Pericles instauró en Atenas un régimen democrá-
tico y al mismo tiempo impulsó una política imperialista? ¿Qué relación existe
entre estos dos fenómenos históricos aparentemente contradictorios?
4. La participación en la vida política, incluso en un régimen democrático como
el ateniense, no estaba abierta a todos los componentes sociales, sino que esta-
blecía límites infranqueables y ciertas exclusiones; indique cuáles eran las más
evidentes.
S. ¿Qué significado político e ideológico albergaba la reconstrucción de la acrópo-
lis en el proyecto cuya realización Pericles confió a Fidias?
6. Puede afirmarse que el teatro griego era, a un mismo tiempo, una forma de
educación colectiva y una oportunidad para fomentar el debate ético y político,
así como la reflexión religiosa, sin renunciar a su dimensión lúdica como medio
de entretenimiento social. ¿Por qué?
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CONTRA SJRACUSA
(415 -413 a.e.e.)
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La lucha po 1· la hcgg rno nía (siglo 1v a.e.e.) 1
encontrar las claves históricas que Arquídamo, que destruyó a placer las
determinaron el desenlace del con- cosechas y plantaciones de vid y olivo,
ílicto y que explican sus inmediatas base de la economía agrícola atenien-
consecuencias. se. Por su parte, Atenas, siguiendo su
Estrategias contrapuestas. Desde plan estratégico, emprend ió opera-
un punto de vista militar, ]os esparta- ciones ele represalia sobre territorio
nos confiaban en su infantería hoplita enemigo. Una escuadra de cien barcos
y en la superioridad numérica de sus cayó por sorpresa sobre Metone, si
fuerzas. Los atenienses, sin embargo, bien la rápida ayuda del general espar-
estaban plenamente convencidos de tano Brásidas impidió que se tomara
que su armada era invencible y, por la ciudad . Embarcados de nuevo, se
ello, trataron de utilizar su dominio en dedicaron a saquear las costas de
el mar para cond ucir el en[ren tam ien- Élide, Acamia y Celedonia, tomando
to hacia una modalidad de combate algunas ciudades. La ofensiva atenien-
en la que friese esencial contar con las se a lcanzó tambi én a otros lugares ele
fuerzas navales, al mismo ti empo que Tracia, ele la Lócricle, Egina y Mégara.
evitaban al máximo cualqui er encuen- Al año sigu iente, un acontecimien-
tro frontal en tierra firme. to inesperado golpeó duramente a
Las hostilidades comenzaron en Atenas: la aparición de la peste (430
el año 431 a.e.e. y ambas estrategias a.e.e.), que causó au ténticos estragos
cumplieron inicialmente sus objeti- entre la población. Tucídides dejó una
vos: mientras que los atenienses ob tu- viva y dramática descripción de la
vieron fáciles victorias en sus incur- epidemia, que provocó también la
siones desde el mai~ los espartanos retirada de los espartanos del Ática. La
lograron controlar todos sus territo- desmoralización que cu ndi ó entonces
rios con un fuerte despliegue de sus quebró el presti gio de Pericles, que
tropas hoplitas. perdió el cargo de estratega ejercido
La llamada guerra Arquidámica. ininterrumpidamente desde el 443-
Los primeros diez años de la segunda 442 a.e.e. A pesar ele que volvería a
Guerra del Peloponeso son conocidos ser elegido para ese mismo puesto en
como guerra Arquidámica (431-421 la primavera del 429 a.e.e. , murió al
a.e.e.). Las hostilidades se abrieron poco tiempo víctima de la peste. Con
con el ataque tebano sobre Platea su desaparición, la vida política en
y la invasión del Ática por el ejér- Atenas volvió a polarizarse de forma
cito lacedemonio del rey espartano muy acusada entre Cleón, dirigente
[ ... ] los lacedemonios, abrumados por la doble guerra que soslenían contra
los griegos y conlra los persas, enviaron al navarco Antálcidas a Artajerjes para
negociar la paz. Una vez que hubo expuesto del mejor modo posible el objeto de
su misión, el Rey declaró que concluiría la paz en las condiciones siguienles: las
ciudades griegas de Asia estarían sometidas al Rey, mientras que todos los otros
griegos serían independientes; a aquellos que rehusaran y no aceptaran las cláusu-
las del tratado les haría la guerra con la ayuda de aquellos que las aprobaran. Los
lacedemonios aprobaron los términos sin poner objeciones, mientras que los ate-
nienses, los tebanos y algunos otros se irritaron por el abandono de las ciudades de
Asia; pero, al ser incapaces de sostener una guerra ellos solos, se vieron obligados
a ceder y aceptaron la paz.
el ejercicio del poder político fue sus- las condiciones necesarias para redu-
tituido por la convicción de que cual- cir al máximo los corrosivos conflictos
quier servicio personal en favor del externos y favorecer con ahínco la
Estado debía apoyarse en competen- cohesión social.
cias o capacidades específicas. Los sofistas. A caballo entre
Nacida para ordenar la vida de los siglos v y 1v a.e.e., los sofistas
la colectividad ciudadana, la pólis se - «sabios»- fueron los primeros en
encontró a inicios del siglo IV con una percatarse de la crisis en la que había
serie de desafíos que debía afrontar: entrado el modelo de la pólis y, sobre
después de las atrocidades cometi- todo, de la distancia cada vez mayor
das durante las recientes Guerras del que separaba a la comunidad ciuda-
Peloponeso, la paz entre los Estados dana del individuo autónomo. Estos
griegos no estaba en absoluto garan- «maestros del saber» consideraban
tizada; además, las tensiones sociales que el objetivo primordial de la filo-
continuaban activas. En suma, era sofía debía centrarse en la forma-
evidente que el sistema político debía ción integral del hombre para poder
regenerarse completamente, creando después proporcionarle una habilidad
__ ....
Rt·rn 11stn1 cciú11 del s;1nl11ario de· Asclcpio L' II Epid:111 ro (_,¡,0-:17."i a. t·.c).
Fucnll': K. PL'lrop1il11 . E. S pa,.ari. Cnri111n. fvlin•11/ls, No11¡J/io11, Tiri11/n r l :'¡JÍdo11n ,, .1 01111
Dern prnilos, A1L·11as, sir, s/p
Síntesis
En la segunda mitad del siglo v a.e.e. Atenas experimentó tanto el apogeo como
el declive de su poder. Reanudó las hostilidades con los persas y se enfrentó a
Esparta (primera Guerra del Peloponeso). Mientras que con los primeros firmó la
paz de Calias (449 a.e.e.), con la segunda acordó una tregua (446 a.e.e.) que debía
haber durado treinta años pero que se rompió pocos años después de que Atenas
volviese a intentar extender su dominio hegemónico, interfiriendo incluso en la vida
política de otras ciudades-Estado griegas. Esparta decidió intervenir dando inicio
a la segunda Guerra del Peloponeso (431-404 a.e.e.), en la que estuvo involucrada
prácticamente toda la Hélade. Tras diez años de encarnizadas luchas, la primera
fase del enfrentamiento bélico concluyó con un cierto equilibrio de fuerzas y una
tregua temporal (paz de Nicias). Poco después, Alcibíades, nieto de Pericles y máxi-
mo exponente de la facción democrática, propuso engrandecer aun más el Imperio
ateniense con una ambiciosa expedición a Sicilia. A pesar de la férrea oposición de
los aristócratas, el plan presentado a la asamblea -que requería un enorme esfuer-
zo financiero- fue aprobado. Sin embargo, terminó siendo un completo desastre:
toda la escuadra ateniense fue cruelmente aniquilada (413 a.e.e.).
La última fase de la segunda Guerra del Peloponeso estuvo condicionada por
la colaboración persa con Esparta: los persas trataron a toda costa de provocar
la ruina del Imperio ateniense con la esperanza de crear las condiciones adecua-
das que favoreciesen un nuevo intento de expansión de su influencia en el área
del Egeo. Gracias a la ingente ayuda financiera de Persia, los espartanos fueron
capaces de construir una potente flota con la que sorprendieron a los atenienses,
apoderándose asimismo de toda su armada (405 a.e.e.). Al año siguiente, tras un
duro asedio de cuatro meses, Atenas se vio obligada a rendirse y a aceptar las humi-
llantes condiciones de paz impuestas por los vencedores: destrucción de todas sus
fortificaciones y de la flota restante, así como la renuncia a su autonomía política.
A comienzos del siglo IV a.e.e. la situación general de Grecia era muy confusa.
Una coalición de póleis se rebeló contra la hegemonía espartana. En este conflicto
intervino incluso el rey persa Artajerjes imponiendo, finalmente, la paz del Rey
(386 a.e.e.), según la cual las póleis griegas perdieron todo derecho a formar nue-
Verificación
l. Explique qué factores o acontecimientos permitieron a Atenas y Esparta des-
tacar entre las póleis griegas hasta alcanzar una posición hege mónica en la
segunda mitad del siglo va.e.e.
2. Las Guerras del Peloponeso dividieron el mundo griego en dos bloques con-
trapuestos: señale los principales motivos por los que Atenas y Esparta se
convirtieron en potencias irreconciliables, lo que daría lugar a un largo y cruel
enfrentamiento bélico.
3. ¿Cuáles fueron las verdaderas razones que llevaron a Persia a intervenir en el
conflicto? ¿Qué consecuencias tuvo dicha intervención para el desarrollo de la
fase final del enfrentamiento?
4. La victoria de Esparta y la disolución del Imperio ateniense acrecentaron la
inestabilidad en las relaciones entre póleis. ¿Cuáles fueron las causas de este
desequilibrio? Señale algunos ejemplos que muestren la debilidad de las ciuda-
des-Estado a comienzos del siglo IV a.e.e.
S. Elija y explique alguno de los aspectos más significativos de la vida cultural
griega durante este turbulento período histórico.
Ante todo, hay que temer que siendo Filipo hombre temerario y muy capaz
para sacar provecho de las circunstancias ora cediendo, si hay que ceder, ora ame-
nazando (¡y bien que suenan verosímiles sus amenazas!), ora calumniándonos y
desacreditándonos con nuestra ausencia, se vuelva y haga cambiar en su favor los
acontecimientos.
Y, sin embargo, atenienses, la mayor fuerza de Filipo es también, probablemen-
te, vuestra mayor ventaja. Efectivamente, el hecho de que él, y sólo él, sea el amo de
todo, lo decible y lo indecible, a la vez estratego, seño1~ tesorero, y en todas partes
donde esté haya un ejército, lodo esto que supone una gran ventaja para hacer la
guerra con rapidez y oportunidad, es, en cambio, un inconveniente para llegar a un
acuerdo, como él quería, con los olintios.
¿No les resulta, pues, evidente a éstos que ahora aquéllos no luchan ni por una
parle de tierra ni por honor, sino para evitar el aniquilamiento y el ser sometidos a
esclavitud? Conocen su comportamiento con los de Anl'ípolis que se entregaron y
con los de Pidna que le aceptaron. Además, toda organización democrática no tiene
ninguna fe en el poder absoluto y menos cuando los Estados son vecinos.
¿Con qué fin, se me podía deci1~ nos traes eso a colación ahora? Es para que
comprendáis y os cercioréis, atenienses, de dos cosas: cuán perjudicial es ir per-
diendo, una por una, las oportunidades de acción y hasta dónde llega el afán de
enh-emetimiento de Filipo, esa pasión compañera de su vida e ntera, que le impide
contentarse con lo que lleva hecho y permanecer tranquilo. Si su lema es mejorar
constantemente su situación y el nuestro que no hay que tomar en serio ningún
asunto, ya comprenderéis en qué es presumible que acabe todo es to . ¡Por los dio-
ses! ¿Quién de vosotros es tan ingenuo para ignorar que la guerra de allá va a pasar
aquí, si nos despreocuparnos de ella? Es que, incluso si ll ega a suceder eso, mucho
me temo, atenienses, que, corno quienes toman imprude nteme nte préstamos a
interés desorbitado y, después de un breve tiempo de abundancia, pi e rden todos sus
bienes, también nosotros tengamos que paga r a un alto precio nu es tra indolencia y,
por haber querido acomodarlo lodo a nuestro gusto, nos veamos finalment e obliga-
dos a lomar por fuerza muchas de esas difíciles medidas de las qu e no que ríamos
saber nada y que lo que entonces esté en juego sea nuestro propio país y cuanto
hay en él.
J. MANGAS, Textos para la historia antigua de Grecia, Cátedra, Madrid , 2000, pp.
271-272.
era muy numeroso, le era fiel y estaba de Rodas, estaban al servicio del rey
bien adiestrado. Le acompañaba un persa- tuvo lugar en las proximidades
nutrido grupo de intelectuales -cien- del río Gránico, en Frigia. Alejandro
tíficos e historiadores- atraídos por consiguió una importante victoria (334
el deseo de recabar información sobre a.e.e.) que quiso celebrar como si se
los diferentes países extranjeros que tratase de un t1iunfo panhelénico, ya
habrían de atravesar (y conquistar). que había supuesto la liberación de las
En la expedición participaron gentes ciudades jonias del yugo persa. A conti-
que tenían diversos intereses -solda- nuación, procedió a conquistar Caria y
dos que esperaban hacerse con un rico Cilicia. Mientras tanto, Memnón murió,
botín, griegos a la búsqueda de nuevas privando a Darío 111 Codomano (ca.
tierras que colonizar e impacientes 380-330 a.e.e.) de un hábil comandan-
aventureros deseosos de disfrutar de te. Un año después, Alejandro -que
nuevas experiencias y oportunidades contaba entonces con veintidós años-
para enriquecerse-, pero que forma- se impuso de nuevo a los persas en
ban una unidad bajo el mando de un la batalla de Issos (333 a.e.e.), obli-
soberano que había sabido conciliar gando a la mayor parte de las tropas
un grandioso proyecto expansionista del Gran Rey a huir precipitadamente.
con las aspiraciones particulares de Como consecuencia de ello, las costas
todos aquellos que se habían puesto a de Palestü1a y Fenicia (ueron sometidas
su servicio. sin demasiado esfuerzo, dejando a la
Mientras tanto, en la patria quedó flota enemiga sin sus más imp01iantes
una importante guarnición militar al bases en el MediteLTáneo. Contando
mando de un fiel colaborador -Antí- con el favor de las castas sacerdotales,
patro- encargado de salvaguardar la que siempre se habían mostrado hos-
integridad del territorio y de rechazar tiles a la dominación persa, Egipto fue
eventuales ataques procedentes tanto sometido sin resistencia alguna. En el
del norte como del mar Egeo. año 332 a.e.e., Alejandro decidió fundar
Primeras victorias sobre el ejérci- en el Delta del Nilo una nueva ciudad
to persa. El primer objetivo de la expe- portuaria, a la que dio el nombre de
dición consistía en la conquista de Asia Alejandría, que adquilió rápidamen-
Menor. El choque frontal con el gmeso te una extraordinaria imp011ancia no
de las tropas de los sátrapas -entre las sólo como centro comercial sino tam-
que se encontraban mercenarios grie- bién cultural, parangonable incluso a la
gos que, bajo las órdenes de Memnón Atenas del siglo v a.e.e.
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máxima expansión del imperio
alejandrino • ciudad fund ada por Alejandro
9.3. Los REINOS HELENÍSTICOS reino helenístico que más duró- cayó
bajo el dominio romano.
El grandioso proyecto universal de Una característica común al gobier-
Alejandro Magno quedó truncado con no de los sucesores de Alejandro fue
su prematura muerte. Una vez com-
pletada la conquista militar de tan
vastos territorios, al soberano mace-
donio le faltó tiempo para terminar
de diseñar la compleja organización
administrativa de su Imperio que, en
su inmensa extensión, englobaba una
gran variedad de culturas y tradiciones.
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El amplio mosaico de pueblos que for-
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maban parte de ese Imperio precisaba
de una mano fue1ie para seguir unido. "' ~¿·E L
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La muerte del gran rey macedonio \)~
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cuales destacaron por su importan-
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cia y fortaleza los ele Egipto, Siria y V
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Macedonia. Se conocen como «rei- V
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nos helenísticos», y la época en que :.a ~
Carta de Antíoco III el Grande a su gobernador Ptolemeo. «El rey Ant íoco
saluda a Pto le meo . Dado que los judíos no sólo e n el in s la nle mi smo e n qu e
invadim os su país mos traron su ap rec io por noso tros, sin o qu e ta mbi én cua ndo
llega mos a s u c iuda d nos rec ibi ero n esp léndid a mente, por un la do sa li e nd o a
nues tro encue ntro co n el Sena do y por otro ofrec ie nd o prov isio nes s in lasa para
los so lda dos y para los e lefa ntes, al Li e mpo qu e nos ayudaro n ta mbi én a ex pul-
sar a las gua rni cio nes eg ipcias de s us redu c tos en la ciud ade la, hemos co nsi-
derado justo co rrespo nd erl es ta mbi é n Nosotros por Lodo es to y, as í, res taurar
su ciuda d, des truida po r los s ucesos ocas io nados po r las guerras y co ntribuir
a su repobl a mi enlo, vo lviendo a reuni rse e n ell a las po bl acio nes desperdigadas
po r a hí. En es le se ntid o he mos dec idid o e n prim er lu ga r, e n razón a su pi edad ,
e ntrega rles en co ncep to de a po rtació n pa ra la com pra de ga nado destin a do a
los sacrifi cios así como d e vin o, ace ile e in c ienso, mo nedas de pl a la en núm ero
de ve in te mil y as imi smo var ias fan egas sag radas de ha rin a fin a de ac ue rd o co n
sus no rm as pa tr ias, y ta mbi én mil cua troc ie nlos sese nta mécl imn os de Lri go y
lrescienlos se te nta y c in co médimn os de sa l. Qui ero q ue es las cosas les sea n
aportadas a ell os y qu e sea ll evada a ca bo la o bra de l Templ o ta nlo e n lo qu e
co nc iern e a los pórti cos co mo a cua lq ui er o lra cosa qu e sea me nes ter reco ns-
tru ir. Y la ma dera pa ra las vigas deberá ser Lra íd a no só lo de la prop ia Judea
sin o ta mbi én ele las nac io nes ex tra nj eras y de l Líba no s in que nadi e ex ija pago
a lgun o. Y lo m is mo se ha rá con los de más ma teria les co n qu e la reparación del
Templ o deba res ultar más impres io nante. Y Lodos los de es ta nación se regirán
e n s us relac io nes c iuda da nas por las leyes de s us a ntepasados, y, por otro lado ,
el Se na do, los sace rdo tes, los escribas de l Te m plo y los tañedores sagrados
qu edará n exe ntos de las ca ntidades qu e paga n a títul o perso na l as í como de
la co ntribu c ió n pa ra la coro na y la re la ti va a la sa l. Y para qu e la ciud ad sea
repo bl ada cua nto a nles, concedo la nlo a s us ac tu a les hab ita nt es como a los qu e
regrese n a ell a an les del mes de Hiperbereleo la exe nc ió n el e toda contr ibu ció n
du ra nte tres años. Y los ex im im os tam bi é n para el futu ro del pago de la tercera
pa rle de las co ntribu c io nes, para qu e el e es ta ma nera sea n re para das sus pé rdi -
das. Y e n relac ió n co n c ua n los a ho ra so n esc lavos lu ego de haber s id o ll evados
cau ti vos de es la c iuda d, los dec lara mos libres La nlo a ell os mi s mos como a s us
vás tagos, y orde na mos qu e les sea n devueltas s us prop iedades».
FLAV IO JOSEFO, Antigüedades Judías (libros X LI-XX) (trad. J. Vara Do nado), Akal
(Akal/Clás ica, 46), Mad rid , 1997, pp. 671 -672.
9.4. ORGANIZACIÓN
emigraron a Oriente en busca de for-
S0 CIOEC0NÓMICA
tuna, o bien se alistaron como merce-
Consecuencias económicas de narios en los ejércitos de los diádocos.
las conquistas de Alejandro. Las En muchos casos la propia profesión
conquistas de Alejandro provocaron de mercenario estaba íntimamente
profundos cambios socioeconómicos relacionada con el fenómeno de la
que se prolongaron durante siglos y marginación social; especialmente en
que sirvieron como revulsivo para el épocas de crisis económica, quien
desarrollo de determinadas regiones disponía de fuerzas físicas y mentales
en el mundo antiguo. para adaptarse a la vida militar podía
En el origen de algunas transfor- convertirse en soldado a cambio de
maciones económicas pudo estar una paga casi siempre modesta, a la
el ingente botín procedente de los que ocasionalmente podía añadir una
inmensos tesoros acumulados por las participación en el botín de guerra.
satrapías persas. En vez de emplear Los privilegios de la élite gre-
estas riquezas en la producción de co-macedonia. Sólo una pequeña
bienes, fueron simplemente deposita- parte de la población emigrante pudo
das en los palacios: la concepción del realmente mejorar sus condiciones
sistema económico persa, siempre al de vida. La distribución social de la
servicio de la opulencia, no iba más riqueza generó fuertes desequilibrios,
allá del improductivo atesoramiento acentuando las diferencias ya existen-
de fastuosas riquezas. En cambio, el tes entre una élite privilegiada cada
inmenso patrimonio adquirido gra- vez más restringida y la amplia masa
cias a las conquistas fue empleado por de población cada vez más empobre-
Alejandro y sus sucesores en la inten- cida. En los diferentes reinos helenís-
sificación de la acuñación de monedas ticos hubo siempre un pequeño grupo
de oro y plata con el fin de emplearlas de origen griego y macedonio que
en el comercio. A esta sobreabundan- supo mantener una posición socio-
cia de circulación monetaria siguió económica elevada, sostenida por el
un considerable aumento de los pre- acceso a importantes cargos en la
cios, perjudicial, sobre todo, para los administración: los griegos se convir-
sectores sociales más empobrecidos; tieron en los principales funcionarios
los pequeños propietarios se vieron de la burocracia real, comerciantes,
a menudo obligados a vender sus banqueros y oficiales de alto rango en
campos de cultivo y muchos de ellos el ejército.
J. MANGAS, Textos para la historia antigua de Grecia, Cátedra, Madrid, 2000, pp.
274-275.
Síntesis
El atraso cultural y económico de Macedonia no impidió que, en la segunda
mitad del siglo IV a.e.e., alcanzase la hegemonía en el mundo griego gracias al
fortalecimiento de su monarquía con Filipo 11. Sus planes de promover una guerra
panhelénica contra Persia fueron truncados por la conjura palaciega que acabó con
su vida en el 336 a.e.e. Su joven hijo, Alejandro, que le sucedió en el trono mace-
donio, recuperó el proyecto expansionista de su padre, organizando una ambiciosa
expedición de conquista del Imperio persa. El avance del ejército macedonio fue
imparable: en poco tiempo, Alejandro aseguró el control de Asia Menor, Egipto y
todo el Próximo Oriente. Gracias a la decisiva victoria obtenida en la batalla de
Gaugamela (331 a.e.e.), el joven rey acabó definitivamente con la potencia persa.
Adaptándose a las costumbres culturales orientales, Alejandro confirió a su
poder un carácter sagrado, pero con ello se atrajo la oposición crítica de griegos y
macedonios, que consideraban su comportamiento como la expresión de un orgu-
llo desmesurado. Manifestando respeto hacia las tradiciones políticas y sociales de
los pueblos sometidos, Alejandro trató, en realidad, de llevar a efecto su insólito
proyecto de fusión y asimiliación de modelos culturales aparentemente diferentes.
Su desmedida ambición le impulsó a avanzar con su ejército a lo largo del curso del
Indo, hasta que sus agotadas tropas se negaron a seguirle; en el camino de regreso
el conquistador macedonio murió de malaria (323 a.e.e.). Su fulgurante imperio no
le sobrevivió a causa de las violentas luchas desencadenadas por los diádocos (sus
sucesores) para hacerse con el poder.
La fragmentación política del grandioso imperio de Alejandro dio origen a
los llamados reinos helenísticos, entre los cuales destacaron el de Egipto de los
Ptolomeos, el de Siria de los seléucidas y el de Macedonia de los antigónidas. La
autonomía política de estos reinos tuvo una duración variable, aunque antes de
finales del siglo I a.e.e. todos ellos fueron conquistados por los romanos, quienes,
sin embargo, heredaron gran parte del patrimonio cultural helenístico.
La época helenística (siglos III-I a.e.e.) trajo importantes transformaciones tanto
en el orden político y socioeconómico como en el ámbito cultural: el mundo de las
póleis dejó paso a un nuevo sistema dominado por monarquías de carácter absolu-
tista. Surgieron nuevas ciudades económica y culturalmente florecientes, aunque
privadas de autonomía política. Las actividades comerciales se incrementaron con-
siderablemente, favoreciendo así también la circulación de ideas.
En el ámbito religioso prevaleció la tendencia al sincretismo, consistente en la
integración de aquellos elementos rituales y creencias precendentes de cultos dife-
rentes que presentaban ciertas afinidades; los contactos entre personas y culturas
fueron favorecidos por el uso de una lengua franca : el griego en su dialecto ático.
El teatro dejó de ser el ámbito de expresión habitual de los ideales políticos, de la
Verificación
l. Etapas más significativas del reinado de Filipo 11.
2. Frente al avance del ejército de Alejandro Magno, el Imperio persa se desmo-
ronó rápidamente. ¿Cuáles fueron las causas de la debilidad de este imperio?
3. Describa la política de Alejandro hacia los pueblos sometidos. ¿Por qué sus aspi-
raciones al sincretismo cultural concitaron el rechazo de griegos y macedonios?
4. Explique en qué sentido el Imperio universal creado por Alejandro afectó a las
relaciones económicas en el ámbito internacional.
S. Principales diferencias entre el sistema político propio de la pólis clásica y el
surgido en época helenística.
6. ¿Cuáles fueron las principales potencias del Mediterráneo oriental durante la
época helenística (siglos HI-l a.e.e.)?
7. La vida cultural y científica en el mundo helenístico fue muy intensa. ¿Cuáles
fueron los centros más dinámicos?
8. Explique las razones de la discordancia existe nte entre los avances científi-
co-técnicos y sus limitaciones prácticas.
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TRITLE, L. A., The Greek World in the Fourth (2 vols.).
1 269
mo del Estado fue asumido por el princeps: a pesar de la supervivencia formal
de las magistraturas republicanas, Roma volvería así a convertirse, a todos los
efectos, en una monarquía. Augusto heredaría todos los poderes extraordinarios
asumidos por Julio César. Una vez terminadas las guerras civiles, este primer
emperador inauguró un período de paz y estabilidad. Tras su muerte (l4 e.e.), el
poder sería transmitido por vía dinástica. A pesar del juicio predominantemente
negativo de las fuentes antiguas sobre los emperadores, el Imperio se consolidó
gracias a la configuración de un ingente aparato administrativo y burocrático
capaz de hacer posible el gobierno de un territorio tan vasto y multiétnico en
el que se logró integrar tradiciones culturales diversas. El Imperio llegó a su
máxima extensión con el emperador de origen hispano Trajano (53-117 e.e.).
Sin embargo, la ausencia de un procedimiento legal que regulase la sucesión y,
sobre todo, los difusos límites del ejercicio del poder unipersonal, otorgaron una
amplia libertad a los emperadores en la elección del modelo ideológico en el que
inspirarse: mientras unos siguieron la línea moderada propia de las tradiciones
occidentales, otros se dejaron fascinar por el boato de las monarquías orientales
e imprimieron a su gobierno un carácter absolutista e incluso teocrático.
10.1. Los GRI EGOS DE OccmENTE regían por un sistema tribal depen-
diente de una primitiva economía de
La colonización griega. Si bien es subsistencia.
cierto que la península itálica alcanzó Una tensa situación política. Si
un alto grado de desarrollo con la en los siglos v11-v1 a.e.e. las colonias
extensión de la cultura vi!Janoviana griegas de la Magna Grecia y Sicilia
(siglos xn-vrn a.e.e.), la situación cam- lograron su consolidación sociopolí-
bió radicalmente a partir del siglo v,u tica y demográfica, en el siglo v a.e.e.
a.e.e., momento a partir del cual la sufrieron, en cambio, el desencade-
colonización griega puso en contac- namienlo de agudas tensiones. En el
to amplias áreas del sur de Italia y ámbito externo, su supervivencia se
Sicilia con la civilización helénica. La vio afectada por la cercana presencia
trascendental incidencia histórica de de dos poderosas Lalasocracias, la
este fenómeno puede comprenderse etrusca y la púnica, a las que estor-
por la enorme diferencia cultural que baba la prosperidad y el espírilu
separaba a los indígenas de los colo- dinámico de las colonias helenas.
nizadores. Éslos, que procedían de Otro faclor de ineslabilidad fue la
una sociedad altamente organizada, hostilidad surgida a veces en algunas
conocían la escritura y el uso de la poblaciones indígenas. Sin embar-
moneda como medio de pago en los go, no siempre los problemas para
intercambios comerciales. Los colo- las colonias vinieron de Íl.1era, sino
nos griegos habían sido capaces de que hubo frecuentes enfrentamientos
afrontar largos y peligrosos viajes por sociales entre el démos y las faccion es
mar hasta encontrar un asentamiento oligárquicas, y encarnizadas luchas
adecuado en lugares que estaban habi- entre unas ciudades y otras por razo-
tados por pueblos cuyas sociedades se nes de hegemonía.
Viendo Dionisio que algunos griegos habían pasado bajo el dominio de los
cartagineses co n sus ciudades y sus propiedades, pensaba que, mientras durara
la paz con los cartagineses, muchos de los que estaban bajo su poder querrían
aceptar la a utoridad de éstos, mientras que, e n caso de guerra , todos los que
habían sido sometidos por los cartagineses harían defección para pasar a su
lado. Se había enterado as imi smo de que muchos cartagin eses habían muer-
to en Libia, víctimas de una epidemia. Por estas razones , pensando que se le
presentaba una ocasión oportuna para emprender la guerra, decidió que debía
comenzar a efectuar los preparativos para la misma; preveía, en efecto, que la
guerra sería importante y de larga duración, puesto que iba a enfrentarse con
el pueblo más poderoso de Europa . Así pues, se puso inm ediatame nte a reunir
artesanos, unos, convocados mediante un bando, de las ciudades que estaban
bajo su dominio, otros de Italia y de Grecia, e inclu so de regiones sometidas al
poder cartaginés, a los que atraía con sa larios importantes. Proyectaba íabricar
armas en gran cantidad y proyec til es el e lodo tipo, y tamb ién construir cua-
drirremes y quinquerremes; este último tipo de navío ele cinco filas de remeros
no había siclo construido nunca e n aq ue ll a época. Una ve1. que hubo rec lutado
un gran número ele artesanos, los distribuyó según sus espec ia lid ades y los
puso a las órdenes de los ciud adanos más notab les con la promesa de gra nd es
recompensas para es timul ar la producción ele armas. Repartió as imi s mo un
mod elo de cada tipo de arma, ya qu e había reunido mercenarios de muchos
países. Deseaba equipar a cada un o ele sus so ldados con las armas propias de
su ti e rra y pensaba que su ejército por esta razón ca usaría una íuerte impre-
sión y que e n las batallas Lodos los combatientes sacarían el máximo partido
del armamento al que estaban acostumbrados . Y al esforzarse los siracusanos
con entusiasmo en la ejecució n del proyecto de Dionisio, se produjo un gran
espíritu de emu lació n en la fabricación de las armas. No só lo e n los pórticos
anter iores y posteriores ele los templos, sino también en los gimn asios y en los
pórticos del ágora, cualqui er espacio estaba ocupado por trabajadores, y tam-
bién Fuera de los lugares públicos, en las moradas más ilust res, se rabrica ban
armas en gran cantidad.
Adriático
Yo terra ~ ) \ ,<.>
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Cortona '-·•• Perugia ~
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Vetulonia • 'v O
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Cerveteri _. Roma SAMNITAS
Mar '
ún:a tk inllucncia cstrus1.:t1
(en ,.:1siglo VI a.e.e.)
Tirreno
• ciud.itks de la Oodecápo lis
Es cierto que los ro ma nos se refi eren a los tirrenos como «etruscos» y «luscos» .
Pero los gri egos los lla maron as í, según se di ce, en recuerdo de Tirreno, hijo de
Ali s, que envió colonos hasla aquí desde Lidia. En efecto, a causa del hambre y las
penurias, Atis, un o de los descendientes de Heracles y Óníale, de entre los dos hijos
que tenía se quedó, echándo lo a suertes, con Lido, mi entras a Tirreno le hi zo partir
en una expedición acompañado de la mayor parte de su pueblo. A su llegada , llamó
a es te territorio co n su propi o nombre, Tirrenia , y íundó doce ciudades, poniendo
al frente del gobierno de todas ellas a Tarco, de quien recibe el no mbre la ciudad
de Tarquinia, en torno a l cua l se ha bía creado la leye nda de que había nacido con
el cabell o cano por la gra n inteligencia que ha bía mos trado desde su niñez. Así
pues, a l encontrarse ento nces bajo el ma ndo de un so lo líder mostraron una gran
puja nza, pero parece razo na ble suponer que, a lgún tiempo des pués, se debilitó su
con federació n y que, tras sucumbir a la violencia de sus vec inos, se vieron disgre-
gados en ciudades independi entes. De no ser así, difícilmente ha bría n a bandonado
una ti erra íértil para tras la darse a l ma r y vivir de la pira tería, dedi cá ndose cada uno
a una zo na di fe rente del ma r, pu es to que, en cua ntas ocasiones uni ero n sus es íuer-
zos, fu eron capaces no só lo de deíend erse de qui enes les ataca ba n, sino ta mbi én de
responder con un contra taque y ll eva r a cabo un a ca mpa ña de gran envergadura.
Despu és de la fund ació n de Roma, llegó Dema ra lo aco mpa ñado po r gentes de
Co rinto y, tras ha ber sido acogido por los larquinitas, engend ró en una mujer del
luga r un hijo llam ado Lucumó n. Después de ha berse co nvertido en ami go de Aneo
Marcio, el rey de los ro ma nos, ésle subió a l trono y lo mú por nombre el de Lu cio
Tarquinio Prisco. Ci erta mente, se ocupó perso na lm ente, como antes lo ha bía hecho
su padre, de embell ecer la Tirreni a, tanto co n los a bunda n les recursos de los a rtesa-
nos que le ha bía n acompa ñado desde su lugar de origen, como co n los suministros
de Ro ma. Se dice ta mbién que los ornamentos triunfa les, las insignias de los cón-
sules y, en genera l, los embl emas de los magis trados, íueron llevados a Roma desde
Tarquinia , al igua l que las fasces, hachas, trompetas, ceremo ni as reli giosas, el arle
adivina toria y la música, que los romanos utili za n en los actos públi cos. El hijo de
és te fue Ta rquini o IT, lla mado el «Soberbio», qui en, co n su ca ída, puso fin a csla
din as tía. Po rsinas, rey de Clusio, ciudad del Tirreno, inlenló hacerse co n ese lrono
por las armas, mas, como no fue capaz de logra rlo, tras poner fin a su enemi stad
con los roma nos pasó a ser su aliado por medio de honores y pingües rega los.
ESTRABÓN , Geografía (libros V-VII) (trad. J. Vela Tejada y J. Gracia Arla]) , Gredos
(BCG, 288), Madrid , 2001 , pp. 45-47.
ginario abarcó grosso modo el territo- vamente altos; por su parte, la viticul-
rio comprendido entre los ríos Amo tura permitía la exportación de vinos
y Tíber, aunque paulatinamente fue muy apreciados en regiones incluso
extendiéndose hacia el sur hasta lle- distantes a las que se había llegado
gar incluso a la zona septentrional de por medio de grandes barcos de carga.
la Campania. Por evidentes razones Metalurgia. La riqueza metalúr-
defensivas, muchas ciudades etrus- gica de Etruria contribuyó extraordi-
cas se localizaron en lugares altos; nariamente a su progreso económico.
otras se situaron en zonas próximas Los yacimientos de cobre y hierro de
al mar. la isla de Elba y los de la costa sep-
Explotación de los recursos natu- tentrional de Etruria, con sus centros
rales. Los etruscos supieron explotar principales en Populonia y Vetulonia,
con habilidad los recursos naturales proporcionaban abundante mineral
que tenían a su alcance. Llevando a para desarrollar una próspera indus-
cabo un sistemático proceso de defo- tria metalúrgica. Existía una orga-
restación de grandes zonas, dispusie- nización racional del trabajo con un
ron, por un lado, de suficiente madera centro que coordinaba la actividad
para construir una importante flota y, extractora de los diversos yacimientos;
por otro, aumentaron la superficie cul- en algunos casos, el metal era comer-
tivable para garantizar una abundante cializado en estado bruto tras haber
producción agrícola. A tenor del alto sido reducido a lingotes y, en otros,
nivel de desarrollo que manifiestan se suministraba para la fabricación
los restos arqueológicos, los etruscos de armas, herramientas o útiles de
aplicaron sus avanzados conocimien- trabajo.
tos técnicos para cultivar los campos Manufacturas. En el campo de las
con gran eficacia: gracias a las obras manufacturas, los etruscos alcanzaron
de drenaje y de canalización, así como un altísimo nivel técnico: en la orfe-
a la construcción de acueductos, con- brería, por ejemplo, llama la atención
virtieron amplias zonas pantanosas o la habilidad y precisión conseguidas
yermas en productivas tierras de cul- en la aplicación sobre una lámina,
tivo. De ahí que su floreciente agricul- generalmente de electro - una alea-
tura posibilitara el desarrollo de otras ción de oro y plata-, de minúsculas
actividades económicas. Las cosechas esferas de oro que creaban sugestivas
de trigo y cebada se mantuvieron a lo decoraciones. El desarrollo de este
largo del tiempo en niveles cuantitati- tipo de manufacturas fue favorecido
Etruria, por su parte, analiza con gran sabiduría las descargas procedentes del
cielo, y se ocupa también de interpretar qu é es lo que se muestra a través de cada
señal y ele cada portento. Por lo qu e, entre nuestros mayores, el Senado decretó
con acierto en su momento, cuando nuestro poder ílorecía, qu e di ez de los hijos
de los jefes -elegidos de cada uno de los pueblos de Etruria- fu era n educados en
este sabe,~ a fin de que tan gran habilidad no se vi ese -a causa de la indigencia de
las personas, en busca del interés y de la ga nancia- privada de su consideración
religiosa. Por su parte, los fri gios, los pisidios, los cilicios y el país de los árabes se
someten más bien a las señales de las aves, lo mismo que tenemos entendido que
solía hacerse en Umbria [ .. .] Los etruscos, por su parte, puesto que, imbuidos de su
religión, inmolaban víctimas con gran dedi cación y frecu encia, se entregaron sobre
todo al conocimiento de las entrañas, convirtiéndose en ejercitadísimos intérpre-
tes de las apariciones, ya qu e, a causa de la densidad del aire, se producían entre
ellos muchas descargas del ciclo, y ya qu e, por esa misma causa, se ori ginaban
muchos fenómenos nunca vis Los: procedentes del cielo, en pa rle, otros de la tierra,
y algunos a raíz incluso de la concepción y generación de hombres y ga nados. El
carácter de es tas apariciones lo revelan además -como tú sueles dec ir- los pro-
pios vocablos que les asignaron sabiamente nuestros mayores, porque, como se nos
aparecen, se nos ponen por delante, se nos muestran y nos aportan predicciones, se
llaman 'apariciones', 'porten Los' , 'monstruos' y 'prodigios'.
CICERÓN, Sobre lcl adivinación. Sobre el destino. Timeo (trad. Á. Escobar), Gredos
(BCG, 271), Madrid, 1999, pp. 120-122.
Roma a finales de la
época republicana
- - Recorrido de la
l '/oaca Maxima
I_!_'.!!:~-
- - Murallas scrvia11;1s
~"-:_~~ ~1h,·1
3 Foro m mm, o
4 Basili1.:,1Julia
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Via Sacra
·1c111plo de Cibeles
7 Cin:o Múxim o
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11 Pórl ico de Mctdo
Janículo 12 Teatro de l'ompcyo
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14 Templo de l lcn.: ul cs
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Dibujo csq11c111át ico de las co li1 1as de Rornn _Y dl'I pos terior e111pla:r.nmicnto de los princ ipales
111onu111en tos L'X i:;tent cs a fina les de la Repúb lica
Los usos sobre el patronazgo fijados entonces por Rómulo y continuados duran-
te largo tiempo por los romanos eran los siguientes: los patricios debían explicar a
sus clientes las leyes que no sabían; en su presencia o ausencia preocuparse de igual
manera de hacer todo lo que hacen los padres por sus hijos con vistas al dinero o
a los tratos de dinero; entablar procesos en nombre de sus clientes si alguien los
engañaba en sus contratos, y defenderlos si eran acusados. Y para decirlo en pocas
palabras, proporcionarles completa seguridad en sus asuntos privados y públicos,
que era precisamente lo que necesitaban. Los clientes debían ayudar a sus patronos
a dotar a sus hijas casaderas, si los padres escaseaban en dinero, y entregar rescates
a los enemigos si alguno de ellos o de sus hijos caía prisionero. Si los patronos eran
condenados en juicios privados o tenían que satisfacer penas civiles con multas en
metálico, los clientes debían pagarlas de su propio dinero, considerándolo no como
un préstamo, sino como una muestra de agradecimiento. Como si fueran parientes
debían contribuir a los gastos de los cargos, dignidades y los restantes desembolsos
para actos públicos. Les era impío e ilícito a ambos por igual el acusarse unos a
otros en juicios, aportar testimonios conb"arios, votar en contra o aliarse con los
enemigos mutuos[ ... ]. En consecuencia, los lazos entre clientes y patronos perma-
necieron durante muchas generaciones sin diíerenciarse de los vínculos famiUares,
transmitiéndose a los hijos de los hijos. Y era un gran elogio para los hombres de
ilustres casas tener el mayor número posible de clientes, conservando la herencia
de patronazgos familiares y obteniendo otros nuevos por sus propios méritos. Y
unos y otros tenían una enorme y extraordinaria competición de buena voluntad
por no quedar atrás en agradecimiento: los clientes haciendo a sus patronos Lodos
los servicios que podían; los patricios procurando no molestar en absoluto a sus
clientes, y no recibiendo ningún regalo de dinero. Tan superior era para ellos la vicia
a todo placer, midiendo la felicidad por la virtud, no por la fortuna.
con los patricios: como veremos, las el soberano, en el ejercicio del poder
luchas de los plebeyos estuvieron político.
dirigidas contra los privilegios que la La clientela. Como ya ha sido men-
oligarquía aristocrática había deten- cionado, no todos los habitanles de
tado por su participación, junto con Roma estaban integrados en la vieja
Síntesis
El mundo itálico protohistórico presenta una considerable variedad de formas
culturales. Sin embargo, ninguna de ellas se muestra al mismo nivel que otras
civilizaciones mediterráneas coetáneas. Durante un largo período de tiempo, los
diversos asentamientos humanos permanecieron anclados en una pobre economía
agropecuaria sin conocer el uso de la escritura ni desarrollar estructuras urbanas
complejas. Hacia el año 1000 a.e.e. destacó la cultura villanoviana, dotada de carac-
teres culturales más avanzados. Ahora bien, la mayor contribución al progreso
cultural de estas gentes procedió del contacto con el fenómeno de la colonización
griega. A partir del siglo vm a.e.e. comenzaron a aparecer en la Italia meridional
(Magna Grecia) y en Sicilia ciudades-Estado de origen griego cuyo dinamismo polí-
tico y desarrollo económico y cultural influyeron poderosamente en las poblaciones
indígenas. En la misma época, los cartagineses comenzaron a expandirse por el
Mediterráneo occidental, tratando de establecer nuevas fundaciones que sirviesen
corno escalas para su comercio marítimo. Mientras tanto, a causa de la amenazante
presencia cartaginesa y de las tensiones sociales surgidas entre la aristocracia y el
démos, en la mayoría de las póleis de Sicilia se implantan regímenes tiránicos. De
hecho, algunos tiranos de Siracusa desarrollaron una ambiciosa políLica expansio-
nista que colisionó con los intereses de la potencia cartaginesa.
A partir del siglo IX a.e.e. los etruscos comenzaron a dar muestras de haber
alcanzado un grado de civilización muy avanzado, con un alto desarrollo tecnológi-
co y económico. La explotación de los recursos mineros, abundantes en su territo-
rio, impulsó extraordinariamente las actividades metalúrgicas. Desde un punto de
vista político, los etruscos no constituyeron nunca un Estado unitario: cada ciudad
era gobernada por un rey -lucumon- que acaparaba todos los poderes, principal-
mente los militares y religiosos, aunque, con el tiempo y un mayor desarrollo de
las actividades económicas, algunas de las familias aristocráticas más enriquecidas
lograron conquistar el poder debilitando así el sistema monárquico.
Hacia mediados del siglo VIII a.e.e. algunas aldeas del Lacio se agruparon en
torno a la comunidad situada estratégicamente en la colina del Palatino, desde
donde se controlaba perfectamente la zona en la que el río Tíber era vadeable y por
la que discurría la primitiva vía Salaria. Precisamente en este lugar se encuentra
el primer núcleo poblacional que daría origen a la ciudad de Roma, que, según
la tradición se remontaba al año 753 a.e.e., pero que en realidad fue el resultado
de un lento proceso de «sinecismo». El primer sistema político de Roma fue una
monarquía electiva. La reconstrucción del período monárquico (del 753 al 509
a.e.e.) presenta grandes dificultades. Sabemos que las familias aristocráticas más
influyentes formaron gentes unidas por la veneración a míticos antepasados comu-
nes. Sus miembros más destacados, los llamados patres, se constituyeron en una
especie de consejo real (origen del Senado, de senex, «anciano»). Según la mayor
parte de la historiografía, los componentes de estas familias aristocráticas serían
conocidos con el nombre de patricios, quienes disfrutaban plenamente de todos los
derechos políticos, frente a los plebeyos (probablemente emigrantes que se incor-
poraron posteriormente a la comunidad), que estaban excluidos de la primitiva
organización gentilicia. En una sociedad que carecía de leyes escritas, los plebeyos
corrían el riesgo de sufrir continuas sentencias injustas, razón por la que, como
ocurría en otras sociedades arcaicas, los más débiles buscaban protección en los
más fuertes. Se desarrolló así el fenómeno de la clientela: un patrono ofrecía su
tutela a un cliente a cambio de diferentes servicios y obligaciones.
Los últimos reyes romanos eran de origen etrusco (Tarquinio Prisco, Servio
Tulio y Tarquinjo el Soberbio). Roma conoció durante esta época grandes trans-
formaciones urbanísticas. A pesar de que la tradición considera que la monarquía
romana cayó a causa de una violenta insurrección a finales del siglo VI a.e.e., es
mucho más probable que se debiera al progresivo declive de la civilización etrusca
en todo el Mediterráneo occidental.
Verificación
l. ¿Cuáles fueron los motivos por los que la colonización griega de la Italia meri-
dional representó un importante factor de civilización en las poblaciones indí-
genas?
2. Señale los principales factores sociopolíticos que favorecieron la aparición de
regímenes tiránicos en Sicilia.
3. Explique cuáles son las principales problemáticas que aún generan el debate
historiográfico en torno a los etruscos.
4. Principales características de la religión etrusca.
S. Señale las causas que, de algún modo, fueron determinantes en la decadencia
política de las ciudades etruscas.
6. Indique las circunstancias por las que el lugar en que surgió la ciudad de Roma
presentaba condiciones idóneas para las poblaciones latinas asentadas en el
curso bajo del río Tíber.
7. Detalle las particularidades de la estructura gentilicia de la sociedad romana
arcaica. ¿En qué consistía el fenómeno de la clientela?
Los cónsules, mientras están en Roma y no salen de campaña con las legiones,
tienen competencia sobre todos los negocios públicos. Los magistrados restan-
tes les están subordinados y les obedecen, a excepción de los tribunos; también
corresponde a los cónsules presentar las embajadas al Senado. Además de lo dicho,
deliberan, asimismo, sobre asuntos urgentes, en caso de presentarse, y son ellos los
que ejecutan íntegramente los decretos. Igualmente, las cuestiones concernientes
a tareas del Estado que hayan de ser tratadas por el pueblo, corresponde a los
cónsules atenderlas, convocar cada vez la asamblea, presentar las proposiciones y
ejecutar los decretos votados por la mayoría. Su potestad es casi absoluta en lo que
concierne a preparativos bélicos y a la dirección de las campañas: pueden impar tir
las órdenes que quieran a las tropas aliadas, nombrar los tribunos militares, alistar
soldados y escoger a los más aptos. Además, en campaña, tienen la potestad de
infligir cualquier castigo a sus subordinados. Disponen a su arbitrio de los fondos
públicos: les acompaña siempre un cuestor, presto a cumplir las órdenes recibidas.
Si se considerara sólo este aspecto, no sería inverosímil decir que esta constitución
es simplemente monárquica o real. Y si alguno de los puntos concretados o que
se concretan a continuación se modifica ahora o dentro de algún tiempo, esto no
podrá ser tenido como argumento contra esta exposición mía actual.
La atribución principal del Senado es el control del erario público, porque
ejerce potestad sobre todos los ingresos y sobre la mayor parte de los gastos.
Aparte de lo que abonan a los cónsu les, los cuestores no pueden disponer de
fondos públicos sin autorización del Senado. Éste dispone también el dispendio
mayor, el más costoso, que ordenan cada cinco años los censores para restaurar
y reparar los edificios públicos; los censores deben recabar la autorización del
Senado. De modo semejante, caen bajo la jurisdicción del Senado los delitos
cometidos en Italia que exigen una investigación pública, como son traiciones,
perjurios, envenenamientos, asesinatos. También en Italia, si la cond ucta de un
individuo o de una ciudad reclama un arbitraje, un informe pericial, una ayuda
o una guarnición , de todo esto cuida el Senado. Es incumbencia de éste enviar
embajadas a países no italianos, cuando se necesita ya sea para lograr una recon-
ciliación, para hacer alguna demanda o, ¡por Zeus!, para intimar una orden, para
recibir la rendición de alguien o para declarar la guerra. Cuando llegan embaja-
dores a Roma, el Senado decide lo que debe contestárseles y el comportamiento
que debe seguirse con cada uno. En todo lo que se ha relacionado hasta ahora,
el pueblo no tiene participación alguna, de modo que a quien llegue a Roma en
ausencia de los cónsules, la constitución romana le parecerá perfectamente aris-
tocrática. Esta convicción la tienen muchos griegos, y algunos reyes, porque han
tratado sus asuntos únicamente con el Senado.
POLTBIO, Historias (libros V-XV) (trad. M. Balasch Recort), Gredas (BCG, 43),
Madrid, 1981 , pp. 169-170.
COMITIA
CURIATA
inicialmenle ?
formados por CÓNSULES DICTADOR
patricios, perdieron (dos)
después importancia, poderes ejecu tivos y militares tiene poderes
manteniendo sólo (cargo anual) absolutos, tan to
funciones religiosas civiles como
militares
PRETORES
(uno, después varios)
COMITIA
}) (cargo por seis
poderes judiciales meses)
CENTURIATA (cargo anual)
CENSORES
(dos)
confeccionan el censo de ciudadanos,
elaboran el a/bum senatorial,
juzgan la moralidad
(cargo por 18 meses)
EDILES CURULES
(dos)
vigila n el orden público,
1 supervisan los ed ificios y
COMITIA
los mercados
TRIBUTA
CUESTORES
(ocho, después más)
il adminis tran las finanzas
del Estado (cargo anual)
TRIBUNOS DE LA PLEBE
(dos, después hasta diez)
defienden los derechos de la plebe
(cargo anua l)
CONCIU IJM
PLEBIS
EDILES PLEBEYOS __....,. delegac ión
1 (dos) del poder
1
vigilan el orden público,
1 supe,visan los ed ificios y
los mercados
el igen a
l ::i
REFORMACENTURIADA
20 de tropas auxiliares
4" 50.000 - 25 .000 ases hasta, verutum (venablo)
ligeras
4 auxiliares (artesanos,
Desposeídos o
6ª músicos de corneta y
proletarios
tuba)
Lis indic,1cio11cs qtt l' ;q1;11 l'U' II L' II L' I ;1p.1rl ado dl· «pa lri 111011 io» prncnk-1 1 tk· l;1 ohr,1dL·
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aprnxi111ada 1n L'J1! c ;¡ dos siglos dL·sp11és .
expresar un voto favorable a una pro- por Tusculum -refugio del expulsa-
puesta de ley, se escribía la letra U (uti do Tarquinio el Soberbio-, junto al
rogas, «como propones»), de lo contra- lago Regillus, con victoria romana (496
rio, se consignaba la letra A (antiquo, a.e.e.). A raíz de este hecho, se habría
«rechazo», «todo queda como antes»). firmado un acuerdo con la Liga, el foe-
dus Cassianum (acuerdo casiano) data-
11.4. LA CONQUISTA DE ITALIA do hacia el 493 a.e.e., que establecía la
preeminencia de Roma. A lo largo de
Conquista del Lacio. Con la des- todo el siglo v a.e.e. la Vrbs a:.terna con-
aparición de la monarquía etrusca, la solidó su dominio sobre el Lacio.
República romana comienza a tomar La invasión de los galos. Acomien-
cuerpo haciéndose con el dominio de zos del siglo rv a.e.e. Roma conoció
las ciudades del Lacio al vencer a los uno de los momentos más críticos de
etruscos, que contraatacan para repo- su historia. Hacia el año 390 a.e.e. el
ner en el trono romano a la dinastía pueblo celta de los galos se desplazó
tarquinia. No disponemos de informa- en masa hacia el sur de Europa, inva-
ción segura sobre estas luchas, envuel- diendo Italia y, algo después, Grecia.
tas en leyendas. El rey etrusco Porsena Los anales de Roma registran la inva-
ocupa Roma y entonces un joven patri- sión de este pueblo, que derrotó a los
cio llamado Mudo intenta apuñalarle, romanos a orillas del riachuelo Allia.
pero falla el golpe. Llevado ante el rey A continuación, los galos marcharon
para que le interrogara, este pat1icio hacia Roma, ocupando la zona baja de
extende la mano diestra sobre un bra- la ciudad y sitiando el Capitolio. Una
sero en señal de castigo al miembro noche, cuando los invasores trataron
con el que había errado (de ahí el nom- de escalar la ciudadela mientras los
bre de Mudo Escévola, de Scaevola, centinelas dormían, las ocas sagradas
«zurdo»), asegurando que otros mil de Juno que había allí dieron la voz
jóvenes romanos estarían dispuestos de alarma y pusieron sobre aviso a los
a hacer lo mismo. Tras la posterior defensores, quienes pudieron final-
desaparición de Porsena y la definitiva mente rechazar el ataque. Ésta y otras
pérdida de la supremacía etrusca en el leyendas, como el combate singular
Lacio, renació la antigua Liga Latina, de Manlio Torcuato contra un gue-
de la que Roma estaba excluida. La rrero galo, poseen también un matiz
analística recuerda un enfrentamiento poético. En realidad, la «catástrofe
con esta confederación, acaudillada gálica» tiene, según los historiadores
Por eso, cuando todos los mercenarios estuvieron ya reunidos en Sica, Hannón,
que entonces era el jefe supremo de los cartagineses de África, se presentó allí y
les dijo que no se les podían satisfacer las esperanzas ni cumplir las promesas; se
refirió, por el contrario, a la dureza de los tributos, a la falta absoluta de recursos de
la ciudad, y explicó su intento de que renunciaran a una parte del salario que, como
él reconocía, se les adeudaba. Al instante se produjeron la sedición y el motín; había
reuniones continuamente, ya por linajes, ya asambleas generales. Los mercenarios
no eran todos de la misma nacionalidad ni hablaban idéntico idioma, por lo que
el campamento se llenó de confusión, de tumulto y de lo que llama alboroto. Los
car tagineses usan siempre de tropas mercenarias y heterogéneas, para evitar que
se pongan de acuerdo rápidamente y se subleven, y, además, no resulten díscolas
para los oficiales. Desde este punto de vista su cálculo es acertado, si alistan su
ejército entre muchos linajes. Pero cuando estallan la ira, el odio o el motín nunca
aciertan a enseñar, a aplacar y a hacer cambiar de actitud a estas gentes ignoran-
tes. Pues estas tropas no se comportan con una maldad humana, una vez que se
dejan llevar súbitamente por la cólera o la calumnia contra quien sea, sino que
acaban por convertirse en fieras salvajes y actúan como enloquecidos. Esto es lo
que ocurrió entonces entre aquellos mercenarios. Allí había iberos y galos, algunos
ligures y baleares, y no pocos semigriegos que en su mayoría eran desertores y
esclavos. Pero la mayoría eran africanos. Por eso, ni era posible reunir a todos a la
vez y celebrar una asamblea, ni encontrar cualquier otra solución al problema. En
efecto, ¿cómo sería posible? Era impensable que el general dominara las diversas
lenguas de cada grupo, y la organización de una asamblea por medio de un gran
número de intérpretes, que debían repetir lo mismo cuatro o cinco veces, era casi
más imposible, por así decir, que lo anterior. La única solución viable era hacer las
exhortaciones y las demandas por medio de los jefes respectivos; Hannón procu-
raba hacerlo continuamente. Pero, en último término, ocurría que los jefes o no
entendían lo que se les decía, o bien, alguna vez, se manifestaban de acuerdo con
el general, pero decían a los soldados lo contrario, unos por ignorancia y otros por
maldad. Ello motivó que todo rebosara de desconcierto, desconfianza y confusión.
Y, por encima de todo, los mercenarios creían que los cartagineses no les manda-
ban con tocia intención a los generales conocedores de las penalidades sufridas por
ellos en Sicilia, que eran los que les habían formulado las promesas, y que, por el
contrario, habían comisionado a uno que no les había acompañado jamás. El caso
es que acabaron por negarse a oír a Hannón. No se fiaban de los jefes subalternos,
y, enfureciclos con los cartagineses, se dirigieron contra su ciudad. Acamparon a
una distancia de unos ciento veinte estadios de Cartago, en el lugar llamado Túnez;
eran más de veinte mil.
PoLIBIO, Historias (libros 1-IV) (trad. M. Balasch Recort), Gredos (BCG, 38),
Madrid, 1981, pp. 153-155.
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aliados de Rom.i
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de los griegos de la Italia meridional,
aliados de Roma, quienes veían en la
cercana presencia de los cartagineses
un peligro para su propia segmidad.
Ante estas circunstancias, los habitan-
tes de Messana cambiaron de opinión y, Hierón de Siracusa (ca. 306-215 a.e.e.) ]
apoyados por las vecinas ciudades de la De origen humilde, hijo de Hierocles, ·j
Magna Grecia, pidieron ayuda a Roma, nació en Siracusa sobre el año 306 a.e.e. -~
que aceptó, dando lugar a la guerra En virtud de sus habilidades militares, '.f
contra Cartago. Esta primera contienda demostradas contra los cartagineses, obtu- ']
obligó a los romanos a construir una vo el título de estratega en el 275 a.e.e. ·1
armada según el modelo de los quin- Durante la guerra contra los mamertinos ll
de Mesina, tuvo un primer tropiezo en -1
querremes de su rival. Pero, además,
Centuripe, pero después logró una gran :j
idearon la táctica de abordar las naves victoria en Milazzo en el 265, tras la que ,
enemigas con cubiertas móviles: los fue proclamado rey de Siracusa. Su alianza -,,
llamados «cuervos» (corvi) que, al caer con Cartago en la primera Guerra Púnica ·1
l!
sobre el barco contrario, lo inmovili- le compelió a pagar tributo anual a Roma '!
zaban, permitiendo el combate cuerpo hasta que en el año 248 ésta le eximió de ;
dicha obligación por sus valiosos servicios.
a cuerpo. Gracias a este ingenio, entre
La buena relación con Roma se mantu-
otros factores, los romanos consiguie- vo incluso durante la segunda Guerra
ron su primera victoria naval en aguas Púnica. Hierón fue un monarca inteligen-
de Mylae (Milazzo). Tras numerosas te. Encargó al matemático Arquímedes
vicisitudes, algunas de ellas muy com- la fortificación de la ciudad y promovió
prometidas para Roma, la guerra ter- un gran desarrollo de la agricultura y el
minó con la conquista de Sicilia. Tras comercio, pero también de las artes y las
ciencias. Su ordenamiento tributario (lex
su derrota, se prohibió a Cartago que
Hieronica), muy preciso y equilibrado, fue
sus naves surcaran las aguas italianas, adoptado por los romanos, quienes lo apli-
siendo obligada asimismo a renunciar caron a toda Sicilia. Murió en el año 215
por completo a sus pretensiones sobre a.e.e. y todavía se conservan los restos de
Sicilia y a pagar una fuerte indemniza- su tumba en Agrigento.
ción de guerra durante un decenio.
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Tema 11
En resumen, las condiciones exigidas fueron las siguientes: «Que en África los
cartagineses retengan las ciudades que poseían antes de declarar esta última guerra
a los romanos, que conserven el país que anteriormente tenían, y los rebaños, y los
esclavos, y el resto de sus posesiones. Desde este día no se les inferirá daño alguno y
podrán regirse por sus leyes y costumbres. No se les impondrá ninguna guarnición
romana» . Éstas fueron las condiciones favorables; las contrarias, las siguientes:
«Los cartagineses repondrán a los romanos el valor de los daños que les han infe-
rido en tiempos de tregua. Les devolverán los prisioneros y los desertores de todo
este tiempo. Les entregarán todas sus naves largas, a excepción de diez trirremes.
Lo mismo vale para los elefantes. No podrán declarar la guerra sin la licencia de
Roma a ningún país que no sea africano. Entregarán a Masinisa edificios, territorio
y ciudades, o cualquier otra cosa que le hubiera pertenecido, a él o a sus antepasa-
dos, dentro de unos límites todavía por determinar. Irán suministrando a las fuer-
zas romanas trigo para tres meses y les abonarán los haberes de tres meses, hasta
que llegue de Roma la decisión definitiva acerca del pacto. Dentro de un plazo de
cincuenta años los cartagineses abonarán diez mil talentos, de modo que paguen
anualmente doscientos talentos de Eubea. Entregarán en fian za cien rehenes, los
que prescriba el general romano, mayores de catorce años y menores de treinta. »
PoLIBIO, Historias (libros V-XV) (trad. M. Balasch Recort), Gredos (BCG, 43),
Madrid, 1981 , pp. 169-170.
el Indo, emulando así la proeza que siguiente, durante los juegos ístmicos
había llevado a cabo Alejandro hacía que tenían lugar en Corinto, provocó
algo más de un siglo. una oleada de simpatía filorromana
La conquista de Macedonia. En el anunciando la «liberación de Grecia».
año 202 a.e.e. se difundió la sospecha Pero, si bien Roma se resistió a impo-
de que Filipo V y Antíoco III habían ner tributos y a ocupar toda Grecia
llegado a una alianza para aumentar de forma permanente, no renunció a
su poder frente al Egipto ptolemaico, la injerencia en la vida interna de las
cuya dinastía pasaba por momentos póleis, perdiendo en poco tiempo el
muy difíciles. El Senado romano temió apoyo inicial de los helenos.
que esta coalición pudiese represen- Las acciones militares y diplomá-
tar una amenaza para la República ticas impulsadas por los romanos no
y rompió las hostilidades con Filipo fueron suficientes para restablecer el
V, un soberano que fue presentado al equilib1io en Grecia. Al final, Roma
pueblo romano como un nuevo Anibal se aventuró a emprender otra guerra
al que había que neutralizar antes de contra Perseo, hijo y sucesor de Filipo
que se hiciese demasiado fuerte. Con V, derrotándolo en la batalla de Pidna
ello, el Senado daba muestras de su (168 a.e.e.). Las condiciones del tra-
teoría acerca de la «guelTa preventi- tado de paz fueron realmente duras:
va»: el conflicto con Macedonia fue Macedonia fue dividida en cuatro terri-
visto como un mal menor, pero a la vez torios independientes y miles de ciuda-
indispensable, para truncar el incipien- danos, entre los que se encontraba el
te ascenso de un monarca extranjero historiador Polibio, fueron conducidos
que podría volver a invadir con sus a Roma en calidad de «rehenes».
tropas la península itálica. La contien- La guerra siria. Aprovechando
da terminó con la vict01ia romana de que las circunstancias le favorecían
Cinoscéfalos (197 a.e.e.). Mediante la -Filipo V había sido derrotado y los
firma del tratado de paz, Filipo se com- romanos no habían dejado tropas de
prometía a reconocer la autonomía ocupación en Macedonia-, Antíoco
de las póleis griegas y a abandonar los 111 decidió ampliar sus dominios,
territorios conquistados en Tracia y en organizando en el año 192 a.e.e. una
Asia Men01: Tito Quinctio Flaminino expedición a Grecia. Sin embargo, al
demostró ser no sólo un enérgico gene- año siguiente su ejército fue venci-
ral, sino también un político astuto y do por los romanos. Persiguiendo a
un hábil diplomático. De hecho, al año las tropas sirias en su retirada, otro
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Tema 11
También entre los romanos los usos y costumbres referidos al dinero son
superiores a los de los cartagineses. Entre éstos nada hay vergonzoso si produce
un lucro; entre aquéllos nada hay más afrentoso que la venalidad o el hacerse
con ganancias ilícitas. Los romanos alaban tanto la riqueza adquirida honrada-
mente como desprecian el provecho extraído por medios inconfesables. Prueba
de esto es el hecho de que entre los cartagineses se llevan las magistraturas los
que distribuyen sobornos sin disimulos; esto, entre los romanos está castigado
con pena de muerte. De donde resulta que, si en los dos pueblos se proponen
premios opuestos para la virtud, han de ser desiguales también los medios para
llegar a ella . Pero la diferencia positiva mayor que tiene la constitución romana
es, a mi juicio, la ele las convicciones religiosas. Y me parece también que ha
sostenido a Roma una cosa que entre los demás pueblos ha sido objeto de mofa:
me refiero a la religión. Entre los romanos este elemento está presente hasta tal
punto y con tanto dramatismo, en la vida privada y en los asuntos públicos de la
ciudad, que es ya imposible ir más allá. Esto extrañará a muchos, pero yo creo
que lo han hecho pensando en las masas. Si [·uera posible constituir una ciudad
habitada sólo por personas inteligentes, ello no sería necesario. Pero la masa es
versátil y llena de pasiones injustas, de rabia irracional y de coraje violento; la
única solución posible es contenerla con el miedo de cosas desconocidas y con
ficciones de este tipo. Por eso, creo yo, los antiguos no inculcaron a las masas
por casualidad o por azar las imaginaciones de dioses y las narraciones de las
cosas del Hades; los de ahora cometen una temeridad irracional cuando preten-
den suprimir estos elementos. Para no explicar otras cosas: entre los griegos, a
los que tienen la administración, si reciben un talento en depósito, en presencia
de diez escribanos, sellado con diez sellos y delante de veinte testigos, a pesar
de todo, no se les pueden ex igir garantías; en Roma, por el contrario, estos
mi smos depositarios pueden entregar una suma mucho más fuerte de dinero
a los magistrados o a unos legados y, por la sola fuerza del correspondiente
juramento, el depósito se conserva intacto. Entre los demás pueblos es difícil
encontrar un hombre político que se haya mantenido alejado del dinero público
y esté lim pio de delitos de este tipo, pero entre los romanos es difícil hallar un
político que no haya observado una conducta así.
PüLIBLO, Historias (libros V-XV) (trad . M. Balasch Recort), Gredos (BCG, 43),
Madrid, 1981 , pp. 218-219.
contingente romano pisó por primera Estado que manifiesta una potencia
vez el continente asiático, obteniendo indiscutible no requiere necesaria-
una decisiva victoria sobre los sirios mente la absorción de territorios
en la batalla de Magnesia (189 a.e.e.). ajenos, sino solamente su control;
Antíoco III se vio entonces obligado a el término «imperiali smo » implica,
fi rmar la paz en el 188 a.e.e. sin embargo, una relación de poder
Con la conclusión de estas guerras des igual entre Estados o pueblos
Roma alcanzó indiscutiblemente una según la cual uno (opresor) domina y
posición hegemónica en el mundo explota a otro (oprimido), integrando
griego. Sin embargo, por el momento, territorios, so meti end o a poblacio-
no se mostró interesada en aplicar una nes enteras o subordinando formas
política de anexiones, prefiri endo ejer- de organización política a su propio
cer un control indirecto y reforzar los sistem a de dominio. Los Estados
lazos de amistad con los Es tados que imperialistas ejercen su poder sobre
le habían prestado ayuda, haciéndol es otros p olíti camente más débiles a
partícipes de los beneficios de la vic- través de la restricción de la libertad,
toria con concesiones territoriales en de la injerencia en sus asuntos inter-
detrimento de los sobera nos vencidos. nos, la co mpulsión , los tributos, la
De este modo, pudo consolidar su pro- co nfiscación y, finalmente, la explo-
pio prestigio y convertirse en el centro tación. Tal y co mo ha sido analizado,
de una vasta red de alian zas. el método usual del Estado romano
Tercera Guerra Púnica. Este últi- Í.Je la guerra de conquista que, en la
mo enfrentamiento fue el resultado co ncepció n helenísti ca de la época,
de la obsesión de Catón por destruir otorgaba a l vencedor el derecho de
definitivamente a Car tago. La agresión dominio más absoluto sobre el ven-
de és ta a Masinisa, el aliado de Roma, cido, ex igiend o de éste determina-
sirvió de pretexto para que Escipión dos beneficios y prestaciones (botín,
Emiliano invadiese con su ejército el tributos, indemnizac iones, etc.) . Se
reducido territorio que le quedaba a suele admitir que la fose hegemó ni ca
Cartago. Debilitada por la guerra ante- de la expansió n romana conc luyó e n
rio1~ la ciudad fue fácilmente tomada y torno al año 200 a.e.e. co n la presen-
destruida (146 a.e.e.). cia militar de Roma en Ori ente en el
De la hegemonía al imperia- contexto de la 11 Guerra Macedonia
lismo. En la Antigüedad, la forma y la guerra siri a co ntra Antíoco 111,
«h egemónica» de dominio de un interpre tand o el conflicto púni-
Síntesis
A partir de principios del siglo v a.e.e. Roma fue gobernada por una República
aristocrática dominada por el Senado y cuyo poder ejecutivo recaía en dos cónsules
elegidos anualmente entre los miembros de las familias patricias. Para impedir la
concentración del poder en una sola persona, las principales magistraturas fueron
colegiadas y de una duración limitada. Además de los cónsules, hubo pretores
encargados de la administración de justicia; cuestores que se ocupaban del erario
público; ediles que vigilaban el orden público; censores que confeccionaban el
censo de ciudadanos. Se instituyó también una magistratura extraordinaria, la
dictadura, que, por delegación, poseía poderes absolutos durante seis meses para
afrontar situaciones excepcionales que afectaban a la seguridad del Estado. La
única institución estable en el ordenamiento republicano fue el Senado.
Entre el siglo v y el rn a.e.e. se produjeron en Roma significativas innovaciones
institucionales y legislativas. Se impulsó una importante reforma timocrática con
vistas a mejorar la eficacia del ejército y a regular, en base al censo, la participa-
ción ciudadana en la vida política. En los primeros decenios de la República, los
plebeyos recurrieron a la secesión como medio de presión para obtener algunas
importantes conquistas legislativas: la publicación de las leyes escritas, la abolición
de la prohibición del matrimonio con los patricios, la abolición de la esclavitud por
deudas, el acceso al consulado, la equiparación de los plebiscitos a las leyes, etc. Al
término de estas luchas se formó una nueva clase dirigente, la nobilitas , compuesta
por patricios y plebeyos ricos.
A lo largo de los siglos v y IV a.e.e., Roma emprendió numerosas campañas
militares, al término de las cuales se convirtió en la principal potencia de la Italia
central. En el primer tercio del siglo m a.e.e. se enfrentó a Tarento, una potente
colonia espartana que se había aliado con el soberano helenístico Pirro, al que los
romanos lograron derrotar en el 272 a.e.e., extendiendo su dominio hasta la Magna
Grecia. En los territorios conquistados se fundaron algunas colonias y se estable-
cieron alianzas con diferentes municipios.
La consolidación de Roma como potencia hegemónica en el Mediterráneo la
llevó a enfrentarse con Cartago, una antigua colonia fenicia que había llegado a
construir un imperio marítimo sin parangón. Una vez que los romanos extendie-
ron su poder sobre las colonias griegas, rivales de los cartagineses, la colisión de
intereses era inevitable. La primera Guerra Púnica (264-241 a.e.e.) concluyó ines-
peradamente con la victoria romana, abriendo sus horizontes de dominio fuera de
la península itálica. La oligarquía mercantil cartaginesa, perjudicada gravemente
por las pérdidas sufridas al final de la guerra, decidió hacerse con nuevos enclaves
comerciales en la península ibérica. Cuando Aníbal, comandante supremo de las
fuerzas cartaginesas en Iberia, asedió la ciudad de Sagunto -aliada de Roma-,
dio comienzo un nuevo conílicto. El general cartaginés sorprendió a los romanos
con una estragegia brillante: con una rapidez inusitada logró presentarse en el
norte de Italia y derrotó sucesivamente a las tropas enviadas para frenar su avance.
En la batalla de Cannas (216 a.e.e.), las legiones romanas sufrieron una desastrosa
derrota. Al final se aprobó la propuesta de Cornelio Escipión de enviar un ejérci-
to a África con el fin de provocar el precipitado regreso de Aníbal a su patria. El
enfrentamiento entre los dos ejércitos tuvo lugar al sur de Cartago, en Zarna (202
a.e.e.), donde los romanos volvieron a alzarse con la victoria: por medio del tratado
de paz impuesto por Roma se arrebató a Cartago su autonomía política. A partir de
estos momentos, el imperialismo romano empezó a tener mayor incidencia, tanto
en Occidente (imposición del poder romano en África, Galia e Hispania) co mo en
Oriente (sometimiento de los reinos helenísticos de Macedonia y Siria). Aunque los
contactos con Ja cultura griega se remontaban a épocas más antiguas, la presen-
cia cercana del helenismo a partir de esta época ejercerá en Roma una iníluencia
decisiva.
Verificación
1. Resuma brevemente la situación política y militar ele Roma en época del foedus
Cassianum.
2. ¿Qué características compartían las principales magistraturas republicanas?
Enurnérelas señalando sus principales competencias.
3. Aclare qué se entiende por nobilitas.
4. Señale los principales hitos que marcaron el conflicto sociopolítico entre patri-
cios y plebeyos.
S. Consecuencias de la dominación romana sobre las póleis de la Magna Grecia.
6. Describa el avance de Aníbal hacia Italia y detalle las principales batallas y su
resultado hasta la definitiva derrota cartaginesa en África.
7. Explique las relaciones de fuerza entre las principales potencias helenísticas a
comienzos del siglo II a.e.e.
8. Defina los conceptos de hegemonía e imperialismo aplicados a Roma.
12. l. D ES EQUlLIBIUOS
cargas propias de un Estado impe-
SOClOPOLJTICOS
rialista. Por ello, llegó un momen-
Los problemas de la época. Tras to en que decidieron exigir, incluso
las Guerras Púnicas y sus conquistas utilizando la fuerza de las armas, la
tanto en Oriente como en Occidente, plena ciudadanía y una parte de los
Roma tuvo que afrontar varios proble- beneficios obtenidos de la aplastante
mas de difícil solución. Por un lado, dominación ejercida por Roma en la
parecía evidente que sus instituciones mayor parte de la cuenca mediterrá-
tradicionales -surgidas de la práctica nea. No pueden olvidarse tampoco los
política propia de una ciudad-Esta- desequilibrios que el sistema impe-
do- resultaban inadecuadas e ino- rialista romano tendió a fomentar en
perantes para gobernar con eficacia el seno de una sociedad fuertemente
un sistema imperialista que abarcaba polarizada. Refiriéndose al final del
toda Italia, el sur de la Galia, Hispania, siglo 11 a.e.e., el historiador romano
Macedonia, Grecia y África. Por otro Salustio (86-35 a.e.e.) ofrece una defi-
lado, la integración sociopolítica de nición tan crítica como precisa del
una buena parte de la población hacía régimen republicano: «En la paz y en
mucho tiempo que había sido incor- la guerra se procedía según el capri-
porada al mundo romano, había sido cho de unos cuantos privilegiados; el
incompleta, arrastrando deficiencias erario, la administración de las pro-
sociales y jurídicas que provocaron vincias, las magistraturas, los honores
una enorme inestabilidad. Estos pue- y los triunfos estaban concentrados
blos itálicos, que eran conocidos como en las mismas manos; el pueblo vivía
socii («aliados»), no disponían de la oprimido por el peso de la milicia y
ciudadanía romana a pesar de formar de la indigencia; el botín de guerra se
parte del ejército y de compartir otras lo repartían entre sí los generales con
algunos favoritos» (Yugurta, XLI, 7). nos trató de dar respuesta de manera
En efecto, no eran imperceptibles ni, infructuosa su hermano menm~ Cayo,
en consecuencia, podían ignorarse las dando lugar a una situación crítica que
necesidades de una inmensa y crecien- terminó en un enfrentamiento bélico:
te parte de la población, originaria- la llamada guerra social (91-89 a.e.e.).
mente formada por pequeños campe- Los Graco. La familia de los Graco
sinos que, reclutados para largos años destacó durante la segunda Guerra
de servicio militar, habían perdido sus Púnica. Tiberio Sempronio, el padre,
propiedades durante sus prolongadas había desarrollado una importante
ausencias y formaban ahora un pro- carrera y estaba casado con Cornelia,
letariado sin apenas recursos, concen- hija de Escipión el Africano, el ven-
trado principalmente en la gran urbe cedor de Aníbal. Tiberio Sempronio
en que se había convertido Roma. Graco (162-133 a.e.e.), su hijo mayor,
El primer problema, de carácter se casó con Claudia, hija de Apio
institucional y que influyó sobre todos Claudia Púlquer, por entonces jefe del
los demás aspectos de la vida pública Senado, y fue educado por su madre
romana, aún no había sido identi- Cornelia en la cultura griega (el estoi-
ficado como tal a finales del siglo u co Blosio [·u e su maestro más influ-
a.e.e. Sólo después de las vicisitudes yente). Su hermano menor fue Cayo
acontecidas con Mario y Sila, y sobre Sempronio Graco (154-121 a.e.e.).
todo tras el protagonismo adquirido
por Pompeyo y la dictadura de César,
ese problema encontraría una salida
satisfactoria con Augusto y la instau-
ración de un nuevo régimen político
en el último tercio del siglo I a.e.e.: el
Principado. Pero antes de eso, la dis-
cordia social provocada por la ruina
de un amplio sector de la población,
al que le eran ajenos los beneficios
de la expansión imperialista romana,
había sido debidamente considerada
por Tiberio Graco a través de su plan Templo Rolondll (anl ig11;1111L'll il' lh111 1:1do dl'
\tesla) en el Fol'<l 13<>:irio L' ll Ro111a (li 11:1k·s
de reforma agraria. Y, por último, a d<.:I siglo rr1-pri11L·ipios del siglo 11 ,I.L'.c.) .
las reivindicaciones de los socii italia- Foto: R. G. S.
Los romanos, a medida que sometían con la guerra a las distintas regiones de
Italia, se apoderaban de una parte de su territorio y fundaban en ella ciudades, o
bien reclutaban colonos propios para enviarlos a las ya existentes. Consideraban
estas colonias a modo de fortines, y de la tierra conquistada por ellos en cada oca-
sión, distribuían, al punto, la parte cultivada entre los colonos, o bien la vendían
o arrendaban; en cambio, la parte que estaba sin cultivar por causa de la guerra,
y que precisamente era la más extensa, como no tenían tiempo de distribuirla en
lotes, permitieron mediante un edicto que, entretanto, la cultivase el que quisiera
a cambio del pago de un canon por la cosecha del año, la décima parte de los pro-
ductos de siembra y la quinta parte de los cultivos de plantación. También se fijó
un canon para los ganaderos, tanto para las reses mayores como para las menores.
Estas medidas fueron adoptadas con vistas a multiplicar la raza itálica, considerada
por ellos como la más laboriosa, a fin de tener aliados en la patria. Sin embargo,
ocurrió lo contrario a lo que esperaban. Pues los ricos, acaparando la mayor parte
ele esta tierra no distribuida, aumentaron con el tiempo su confianza en que ya no
se verían desposeídos ele ella y, comprando en parle por métodos persuasivos, en
parte apoderándose por la fuerza de las propiedades vecinas de ell os y de todas
las demás pequeñas pertenecientes a campesinos humildes, cultivaban grandes
latifundios en vez de parcelas pequeñas y empleaban en ellos esclavos como agri-
cultores y pastores en previsión de que los trabajadores libres fueran transferidos
de la agricultura a la milicia. Al mismo tiempo, la posesión de esclavos les reportó
graneles beneficios ciada su abundante descendencia, ya que se incrementaban sin
riesgo alguno al estar exentos del servicio militar. Por estas razones los ricos se
enriquecían al máximo y los esclavos aumentaban muchísimo por la campiña; en
tanto que la escasez y la falta ele población afligían a los pueblos itálicos, diezma-
dos por la pobreza, los tributos y la milicia. Y aun cuando se vieran libres de estas
calamidades, se hallaban en paro forzoso al estar la tierra en manos de los ricos,
que empleaban como agricultores a esclavos en lugar de hombres libres.
APIANO, Hisloria romana, JI. Las guerras civiles (libros 1-11) (trad. A. Sancho
Royo), Gredos (BCG, 83), Madrid, 1985, pp. 21-24.
comportamiento de los Graco mani- del poder; y, por otro, los populares,
fiesta la incomprensión del persistente que representaban sobre todo los inte-
fenómeno del desequilibrio social. Si reses de la ascendente clase ecuestre
bien la política gracana fue esencial- y que, en muchas ocasiones, trataban
mente reformista, su extemporaneidad de conseguir el apoyo del proletaria-
respecto a las instituciones romanas do urbano con el fin de debilitar a la
obligó a Tiberio a asumir iniciativas oligarquía senatorial. Las luchas por
opuestas a la tradición jurídica que, a el poder entre estos dos grupos hete-
ojos de la clase dirigente, representa- rogéneos crearon espacios en los que
ban un peligro «revolucionario» para ciertos personajes, aun sin descender
la República. Además, quedaba pen- de familias ilustres, supieron moverse
diente el grave problema que represen- y aprovechar oportunamente la oca-
taba la reivindicación de la ciudadanía sión para saltar a la escena política:
por parte de los aliados itálicos, cuya los llamados honúnes novi.
falta de solución provocaría en poco La guerra contra Yugurta y el
tiempo una sangrienta «guerra civil ». genio militar de Mario. A la muerte
del rey Masinisa, cuya ayuda había
12.2. LUCHAS D E P ODE R ENTRE
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111 OR ICl ·.N Y lll ·'. SARROLLO DEL PODER ROM ANO 1 339
Tema 12
sa República romana. Hubo muchos gida en Sicilia que había sido encabe-
factores que contribuyeron a su defi- zada por un esclavo sirio, un tal Euno.
nitiva desestabilización: la reorgani- La segunda guerra (103-99 a.e.e.) vol-
zación de los vengativos seguidores vió a estallar en Sicilia. La rebelión,
de Mario, las recurrentes revueltas dirigida en esta ocasión por Trifón y
de esclavos y, sobre todo, el surgi- Atenión, fue sofocada por el cónsul M.
miento de algunas figuras políticas Aquilio. Poco más de veinticinco años
que lograron hacerse con el poder después, en el 73 a.e.e., un gladiador
de forma autónoma gracias a la rela- tracio, Espartaco -hombre de gran
ción «personal» establecida en deter- carisma y capacidad combativa-,
minados momentos con el ejército. fomentó una peligrosa rebelión en la
Entre estos personajes destacaron escuela de adiestramiento de Capua
Pompeyo, Craso y César. Cicerón y reunió, entre fugitivos y esclavos,
actuó como una suerte de engarce a un ejército que, en su momento
-a veces discordante- en este com- cumbre, alcanzó la cifra de 90.000
plejo entramado de poder, creado combatientes. Con él asoló el sur de
paradójicamente para desmantelar el Italia, venció a varias legiones y se
orden constitucional republicano. En abrió camino hacia la Galia Cisalpina,
realidad, el sistema de gobierno de donde esperaba disolver sus tropas.
la ciudad-Estado había dejado de ser Sin embargo, sus seguidores prefi-
idóneo para administrar de forma efi- rieron seguir saqueando los diferen-
caz un imperio mediterráneo del cali- tes territorios de Italia. Entonces,
bre que había alcanzado el de Roma. Espartaco se dirigió hacia el sur con
La nueva realidad sociopolítica del la intención de invadir Sicilia. Esta
mundo romano excedía la capacidad decisión fue su perdición. En el año
de concentración del poder en manos 71 a.e.e. el Senado otorgó poderes
de una oligarquía senatorial sometida especiales a Craso para que se pusiese
a constantes desequilibrios y de la al frente de un enorme ejército for-
irresponsable -y poco representati- mado por diez legiones. Después de
va- plebe romana. vencer a Espartaco en dos sangrientas
Tercera guerra servil. La batallas, dejó a Pompeyo, que regresa-
República tuvo que hacer frente a ba de Hispania, la definitiva aniquila-
varias sublevaciones de esclavos. La ción del resto de sus fuerzas. Miles de
primera guerra (135-132 a.e.e.) fue esclavos supervivientes fueron crucifi-
originada por una rebelión servil sur- cados a lo largo de la via Appia.
Togado Barbcrini (50-40 a.e.e.) . Vist;1del Foro rnrnano dl'sde el 1'olm ln ri11111.
Museo Centr:de Montcrna rtini Foto: R. G. S.
11
(Roma) . Fo to: R. G. S.
En todo caso César, situado gracias a su amistad entre Craso y Pompeyo, como
si fuesen su guardia personal, se presentó como candidato al consulado y obtuvo un
resonante éxito, resultando elegido junto con Calpurnio BíbuJo. Nada más tornar
posesión del cargo propuso leyes más propias de un audacísimo tribuno de la plebe
que de un cónsul, planteando, para agradar a las masas, la fundación de colonias
y el reparto de tierras. La oposición de la gran nobleza senatoria] le proporcionó el
pretexto que buscaba desde hacía mucho tiempo; se puso a gritar y a protestar que
se lo empujaba contra su voluntad a lisonjear a la plebe, obligado por la insolencia
y la dureza del Senado, y dicho esto fue corriendo a presentarse ante la asamblea
popular. Allí, flanqueado de un lado por Craso y del otro por Pompeyo, preguntó
a la plebe si aprobaba sus leyes; como le dijeran que sí, César les invitó a que las
defendieran espada en mano contra aquellos que amenazaban con oponerse a ellas.
Ellos lo prometieron, y Pompeyo llegó a añadir que haría frente a las espadas con la
suya propia y con su escudo. Esto causó gran malestar entre los aristócratas, para
quienes tales palabras eran indignas del respeto que se le tenía, poco con[orrnes
con la consideración debida al Senado y más propias de un jovenzuelo exaltado;
sin embargo, la plebe se mostró complacida.
César tenía la secreta intenci<Ín de adueñarse todavía más de la influencia de
Pompeyo; como tenía una hija, Julia -prometida a Servilio Cepión-, concedió
su mano a Pompeyo y prometió casar con Servilio a la hija de Pompeyo, que a su
vez no estaba libre, sino prometida a Fausto, el hijo de Sila. Poco tiempo después
César desposó a Calpurnia, hija de Pisón , y a éste lo hizo elegir cónsul para el año
siguiente; también entonces Catón gritó y protestó que era intolerable que se pros-
tituyeran los cargos públicos con enlaces matrimonial es y que se repartieran entre
sí provincias, ejércitos y prebendas sirviéndose de sus mujeres. El co lega de César
en el cargo, Bíbulo, viendo que nada conseguía con su opos ición a estas leyes y que
con frecuencia corría el riesgo de ser asesinado en el Foro junto con Catón, se ence-
rró en su casa y allí consumió todo lo que le quedaba de consulado. Y Pompeyo,
inmediatamente después de su boda, ll enó el Foro de hombres armados e hizo
ratificar las leyes por el pueblo y atribuir a César toda la Galia, tanto la Cisalpina
como la Transalpina, añadiendo a ello la Iliria, con cuatro legiones y por es pacio
de cinco años[ ... ].
Síntesis
La cada vez mayor incidencia de los desequilibrios sociopolíticos evidenciados
a lo largo del siglo II a.e.e. exigió de los dirigentes que defendían los intereses del
pueblo una valiente intervención para dislocar, desde la legalidad, los mecanismos
de poder controlados por la oligarquía senatorial. En el 133 a.e.e., el tribuno de la
plebe Tiberio Graco presentó una reforma agraria a través de una serie de propues-
tas legislativas tendentes a impulsar la redistribución entre los pequeños campesi-
nos de las tierras pertenecientes al ager publicus. Para vencer la fuerte resistencia
de la nobilitas, Tiberio se vio obligado a tomar algunas iniciativas contrarias a la
tradición, utilizando de forma partidista a las asambleas populares. En un ambien-
te de violencia extrema provocada por el enfrentamiento entre facciones políticas,
Tiberio fue asesinado. Diez años después, su hermano Cayo, elegido también tri-
buno de la plebe, afrontó el mismo problema, aunque con una estrategia diferente:
buscando en esta ocasión un mayor consenso social, trató de favorecer los intereses
del proletariado urbano. Propuso además extender la ciudadanía romana a los
aliados itálicos. Sin embargo, sus rivales lograron hacer fracasar ambos proyectos
y Cayo no fue reelegido como tribuno de la plebe, siendo una víctima más de la
violencia que desgarraba a la sociedad romana.
La lucha política hizo emerger dos facciones que defendieron intereses
contrapuestos: una correspondía a los optimates , la otra a los populares. Los
primeros representaban sobre todo a la oligarquía senatorial; los segundos, en
cambio, defendíanlos intereses del orden ecuestre, con el apoyo del pueblo.
El enfrentamiento entre ambas favoreció el ascenso de personajes que, sin
pertenecer a familias ilustres, emergieron con fuerza en la escena política: los
llamados h.omines novi. Entre éstos destacó Cayo Mario, elegido cónsul por
primera vez en el 107 a.e.e. con el apoyo de los populares . Sus éxitos militares
le convirtieron en un héroe nacional. En contra de la tradición secular, impul-
só una trascendental reforma militar, permitiendo enrolarse a los ciudadanos
desposeídos, a los itálicos y a los aliados. El control del ejército, convertido ya
en profesional, representó a partir de aquel momento una condición esencial
para acceder al poder.
Concluida la guerra social (de los socii) con la concesión de la ciudadanía a los
itálicos, Roma envió un ejército a Oriente para combatir a Mitrídates VI, rey del
Ponto. El Senado confió el mando a Sila, quien, después de varias victorias, firmó
con él la paz de Dárdano (85 a.e.e.). De regreso en Italia, arremetió contra sus
adversarios, muy vulnerables tras la muerte de Mario, e instauró una dictadura. Sin
embargo, una vez introducidas las medidas que creía necesarias para el buen fun-
cionamiento de las instituciones republicanas -en favor siempre de la oligarquía
senatorial-, decidió retirarse voluntariamente en el año 79 a.e.e.
Verificación
l. Explique qué era el ager publicus y cuáles fueron los factores que favoreci eron
su formación.
2. Detalle las principales med idas legislativas impulsadas por Cayo Graco.
3. La actividad reformista de los Graco fue juzgada como peligrosa y contraria a la
República por la oligarquía en el poder. ¿Qué factores permitieron a la nobilitas
retrasar la aplicación de las reformas hasla provocar prácticamente su anulación?
4. Aclare qué fuerzas sociales representaban y cuáles eran los ideales que sos te-
nían, por un lado, los optimates y, por otro, los populares. ¿Qué se en ti ende por
homines novi?
5. Señale qué aspectos de la constitución si lana tenían el doble objetivo de reforzar
la autoridad del Senado y de disminuir el papel dese mpeñado por los populares
y la plebe.
6. ¿Qué acontecimientos de carácter político y militar permitieron a Pompeyo,
Craso y César adquirir fama y prestigio en la sociedad romana?
Y así, todo el poder del pueblo y del Senado pasó a manos de Augusto y desde
entonces se instauró una monarquía en sentido estricto. Pues debería considerarse
que monarquía era la denominación más acertada, incluso aunque, en algunas
ocasiones, dos o tres personas compartieran el poder al mismo tiempo. Pues tanto
odiaron los romanos el nombre de «monarquía» que no llamaron a sus emperado-
res ni dictadores, ni reyes ni nada semejante. Pero puesto que todo el poder de la
constitución recaía sobre ellos, en cualquier caso estuvieron sometidos al gobierno
de reyes. Las magistraturas previstas por las leyes, incluso hoy en día, se han man-
tenido vigentes, excepto la censura. Pero es tos magistrados actúan y admjnistran
todos los asuntos de su competencia, sencillamente, como decide quien en ese
momento detente el poder. Y para dar la impresión de que tienen este poder no
como consecuencia de un gobierno tiránico, sino como un poder derivado de las
leyes, se apropiaron, bajo sus títulos precisos, de todas las funciones de las magis-
traturas que en la democracia tenían los máximos poderes según el consenso gene-
ral de todos; de todas excepto de la dictadura. Pues con mucha frecue ncia ocupan
el consulado y siempre que están fu era del pomerio se hacen llamar procónsules.
Pero, en lugar del título de rey o dictador, llevan el título de emperador de por
vida, no sólo aquellos que han conseguido alguna victoria sino también todos los
demás, como prueba de su poder absoluto. Y aunque nunca asumen aquellos títu-
los, que de manera radical han sido excluidos de la constitución, se han asegurado
su función bajo el título de emperador. Y gracias a estos títulos han adquirido la
autoridad para proceder a la leva, para recaudar din ero, para emprender guerras y
acordar la paz, para gobernar al ex tranjero y al ciudadano siempre y en cualquier
lugar, sin distinción , de modo que in cluso pueden condenar a mu erte a caballeros
y senadores dentro del pomerio, y para tocias las demás cosas que en otro tiempo
les estuvo permitido hacer a los cónsul es y a los demás magistrados que poseían
un poder independiente [ ... ].
CASIO DION, Historia romana (libros L-LX) (trad. J. M. Cortés Copele), Credos
(BCG, 395), Madrid, 2011, pp. 192-194.
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La ex pansión del l mpe rio rn llla1w 1
Libré el mar de piratas. En esta guerra, hechos prisioneros alrededor de treinta mil
de los esclavos que habían huido de sus dueños y habían cogido las armas contra la
República, los entregué a sus dueños para que recibieran castigo. Toda Italia espon-
táneamente me prestó juramento de lealtad, y me reclamó como general de la guerra
que vencí en Accio; también me prestaron ese juramento las provincias de la Galia,
Hispania, África, Sicilia y Cerdeña. Los que, bajo mis enseñas militares, sirvieron
entonces al ejército fueron más de setecientos senadores, de los cuales, antes o después,
ochenta y tres fueron nombrados cónsules, y alrededor de ciento setenta, sacerdotes,
hasta el día en que se escriben estas cosas. Amplié las [ronteras de todas las provincias
del pueblo romano de las que eran vecinos pueblos que no obedecían a nuestro impe-
rio. Apacigüé las provincias gálicas e hispánicas, así como la germánica, de modo que
el Océano fue el límite desde Cádiz hasta la desembocadura del río Elba. Sin hacer
injustamente la guerra a ningún pueblo, pacifiqué los Alpes, desde aquella región que
está próxima al mar Adriático hasta la Etniria. Mi flota navegó por el Océano, desde
la desembocadura del Rin hasta los territorios de los cimbrios, en la región del sol de
Oriente, adonde ni por tierra ni por mar había llegado antes de ese momento ningún
romano; y los cimbrios y los cárides y los semnones y otros pueblos germanos del
mismo territorio pidieron, por medio de legados, mi amistad y la del pueblo romano
[... ]. Incorporé Egipto a la dominación del pueblo romano [.. .]. EstaSlecí colonias de
soldados en África, Sicilia, Macedonia, ambas Hispanias, Acaya, Asia, Siria, Galia
Narbonense, y Pisidia. Italia tiene veintiocho colonias [undadas por mi autoridad, que,
mientras vivo, han sido muy celebradas y concurridas[ ... ]. Me fueron enviadas con fre-
cuencia embajadas desde la India, no vistas antes de ese momento por ningún general
de los romanos. Buscaron nuestra amistad por medio de legados los reyes de Bastarna,
Escitia y de los sármatas, que están a uno y a otro lado del río Tanais, y el rey de los
albanos y el de los hiberos y el de los medos. [... ] Siendo yo Príncipe, experimentaron
la lealtad del pueblo romano muchísimos otros pueblos, que antes no tenían ninguna
relación de embajadas o de amistad con el pueblo romano.
Arco ele Tito en Ro1m 1. Fot o: R. G. S. ColossL'll. Dibujo de Lihern Patri gnani .
1 1 Ful'ntc: Edi,.i01 1i d'A r lL' I. F. I. , FircllZC (2020)
l . Peristilo
2. Sala de audiencias
3. Basílica
4. Larario
5. Sala de banquetes
(cenatio)
6. Ninfea
7. Entrada de la Do11111s
Augusto
8. Atrio
9. Primer peristilo
1O. Segundo peristilo
11. Tcrc<:r peristilo
12. Estadio
13. Exedra semicircular
(trib11110)
14. Paedagogium
Pl ano del pal:,cio i111pcrial dL' Dorni ciano en el Palatin o ( Roma). fü1 sado L' ll A. 13ern ;wdi e/ olii,
Lo s/nri(I, .f.. Dll l/'!111¡)('/ll mllt{l l/ n (/ C(lr/o M11g110, M ond adori/ DL' Ag:osli 11i , ov:1ra, 2007, p. 'i 1
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F11cn1t:: J.-CI. Go lvin _v C. S,tl lés, J>alacins i111¡1crial<'s de /11 Nn11w 1111/ig11a (trad. J. Ga 1-d;1 C irdi t:I),
Dcspc rl a Ferro, M adrid , 20 16 (ori g. Pari s, 2006), p. tl9
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o tenitorio del Imperio romano a· ·:~ -o
TÁCITO, Anales (libros I-VI) (trad. J. L. Moraleja), Gredos (BCG, 19), Madrid,
1979, pp. 122-123.
en Aelia Capitalina, Jerusalén, y la guo Templo judío (no está claro, sin
consagración de un templo a Júpiter embargo, si esta medida fue la causa o
Capitolino en el mismo lugar en el la consecuencia de la guerra). Una vez
que se hallaban las ruinas del anli- so rocada la revuelta - que causó terri-
111 Ol{ IC l '. N Y l >l '. S1\ RROL LO DEL PODER ROMANO 1 385
Tt·m a 11
L. A. GARCÍA MORENO et alii, Historia del mundo clásico a través de los textos, 2.
Roma, Alianza, Madrid, 1999, p. 242.
B:í 1-h;1rns 1·e11cidos. Arco ¡k• Septimio Severo Retrato ele Ca racal la (rn. 212-2 1S). Museo del
c11 el Fmo rn111a110. Fo to: R. G. S. Louvrc. Foto: R. G. S.
Rc li vw c,¡II l ·sn· I1 a dl' lrab:1jo en una hcrrl'ría (M11sL'11 Arclicologico N;i,.io11:1k- di /\q 11ik• i;1).
fo lo: R. C. S.
Trajano a Plinio.
El problema suscitado por aquellos que, aunque nacidos de condición libre, tras
ser abandonados por sus padres, fueron recogidos por otras familias y educados en
régimen de esclavitud, ha sido tratado con frecuencia . Sin embargo, entre las dis-
posiciones de los Príncipes que me precedieron no se halla ninguna norma que sea
de aplicación en todas las provincias. Existen, en efecto, unas carlas ele Domiciano
a Avidio Nigrino y a Armenio Brocco a las que quizás deberíamos atenernos, pero
entre las provincias ele las que aquél se ocupa en sus rescriptos, no figura Bitinia.
En consecuencia, creo que a aquellos que deseen reivindicar la libertad de cual-
quier persona que se encuentre en semejante situación no debe negárseles ese
derecho, y que no debe exigirse tampoco como precio de la libertad de este tipo de
esclavos el pago de la manutención de los mismos desde su infancia.
PUNJO EL JOVEN , Epistolario (libros I-X). Panegrírico del emperador Ii'c1jano (trad.
J. C. Martín Iglesias), Cátedra, Madrid, 2007, pp. 622-624.
los llevaba a asumir buena parte de los Algunos libertos ricos llegaron
gastos comunitarios como una forma a destacar económicamente a nivel
de evergetismo, lo que terminó por municipal gracias a sus negocios
arruinar a muchos de ellos. - comerciales y artesanales- y, a
La plebe y los libertos. Los estra- pesar de que les estaban vedados
tos urbanos inferiores tenían una com- los cargos públicos, podían ser reco-
posición muy heterogénea: artesanos, nocidos excepcionalmente con los
comerciantes, profesiones liberales, ornamentos del rango decurional.
aunque muchos individuos trabaja- Estos libertos acomodados -sector
ban para otros. Había una separación social afecto al régimen imperial-
clara entre plebe urbana y rústica, constituían una especie de ordo -los
según el nivel cultural, tradiciones, augustales- encargado del culto al
actividad económica y lugar de resi- emperador. Solían promover también
dencia. Los miembros de las clases actos de evergetismo.
bajas urbanas podían asociarse en Los esc1avos. No cabe duda de que
collegia, con fines laborales, religiosos para los esclavos la esperanza era la
o funerarios: tenían su propio teso- manumisión, que los transformaba
ro, magistrados, comidas en común en libertos, posibi lidad más frecuente
y patronos. El pueblo de Roma era durante el Imperio, aunque conve-
especialmente beneficiario de las lar- nientemente regulada porque abría el
guezas imperiales. La plebe rústica, acceso a la ciudadanía romana. Las
que constituía el grueso de la pobla- familias ricas poseían una gran canti-
ción del Imperio, era empleada, junto dad de esclavos, aunque las fuentes ele
con los esclavos -cuyas condiciones suministro cambiaron ligeramente en
de trabajo eran peores-, como mano época imperial, ya que las guerras ele
de obra en los grandes latifundios. El conquista no eran tan habituales como
sistema de colonato o arrendamiento en el pasado. En ese período eran
de tie1Tas a cambio de un canon se fundamentalmente hijos de esclavos
fue imponiendo en época imperial en (vemae), libres voluntariamente con-
muchos lugares. vertidos en esclavos o niños expósitos.
Síntesis
Después de una primera fase de hostilidad, los herederos políticos de César
-Marco Antonio, Emilio Lépido y Cayo Octavio- llegaron en el 43 a.e.e. a una
alianza (segundo triunvirato) que obtuvo un respaldo jurídico al conceder a sus
miembros el cargo de cónsules durante cinco años -prorrogados sucesivamente-
para reformar la República. Los principales asesinos de César fueron perseguidos
y derrotados finalmente en la batalla de Filipos (42 a.e.e.). Sin embargo, Lépido fue
gradualmente relegado a un segundo plano, haciendo surgir así la rivalidad latente
que existía entre los otros dos triunviros, los cuales se enfrentaron en una nueva
guerra civil de la que salió victorioso Octavio: el choque definitivo se produjo en
la batalla naval de Accio en el 31 a.e.e., fecha que señala el fin de la República y el
inicio del Imperio.
A pesar del respeto formal al ordenamiento republicano, el poder absoluto de
Octavio apuntaba hacia la instauración de un régimen de carácter monárquico: el
Principado. Reconocido como el «senador» de más autmidad (princeps), Octavio
recibió en el año 27 a.e.e. el título de augustus, que le confería un halo de sacrali-
dad y le permitía presentarse ante el pueblo como el hombre elegido por los dioses
para ejercer con todas las garantías el poder sobre el Estado romano universal. Las
facultades de Augusto se basaron en un triple fundamento jurídico e ideológico: 1)
el imperium proconsular general, renovado cada diez años; 2) poderes y sacrosanc-
titas tribunicios automáticamente renovados cada año, con el ius edicendi (derecho
a promulgar leyes), reforzado por las facultades consulares y censorias; y 3) la
auctoritas augustal, que lo convertía en primus ínter pares y, por tanto, en prínceps.
Su política exterior fue prudente y estuvo encaminada a reforzar las fronteras y
a consolidar la autoridad romana: centró su atención sobre todo en el completo
sometimiento de Hispania, en el control de los Alpes, en la expansión en el área
danubiana y en la alianza con los partos, con el objetivo de implantar una paz dura-
dera en el mundo romano (pax Augusta) . En el ámbito militar confió especialmente
en los miembros de su círculo más cercano: primero Agripa y después sus hijastros
Tiberio y Druso.
La aceptación de la designación de Tiberio a la sucesión de Augusto no dejaba
dudas sobre el carácter monárquico del Principado. Durante la mayor parte del
siglo re.e. el Imperio fue gobernado por dos dinastías: la Julio-Claudia (14-68) y la
Flavia (69-96). La transición de una a otra fue convulsa: el mundo romano volvió a
sufrir una guerra civil en la que se sucedieron hasta cuatro emperadores -Galba,
Otón, Vitelio y, finalmente, Vespasiano-, todos apoyados, en uno u otro momento,
por el Senado y las legiones. La inestabilidad política y la violencia se explican
por la ausencia de un mecanismo preciso de sucesión y por la lucha entre los
principales focos de poder (el Senado y el ejército) para asegurarse una posición
Verificación
l. Resuma los acontecimientos que indujeron a la creación del segundo triunvira-
to y señale en qué aspectos se diferenciaba del primero.
Después de esto, [Adr iano] se dirigió a la Galia y ayudó a todas las ciudades con
distintas liberalidades. Desde allí se trasladó a Germa nia y, a unque prefería la paz a
la guerra, en trenó a los soldados, como si la guerra fuera inmedia ta, instruyéndoles
con pruebas de resistencia, dá ndoles ejemplo de vida mili tar incluso con su presencia
entre los pelotones y comiendo con placer el ra ncho castrense dela nte de todos, es
decü~ tocino, queso y agua mezclada con vinagre, a imitación de Esc ipió n E rnilia no,
de Metelo y de su protector Traja no, remunerando a muchos con prem ios y a algunos
con ca rgos, para que pudieran soporta r sus órdenes que resulta ba n muy severas. Fue
él efectivamente quien, después de César Octav io, ma ntuvo la disciplina que se estaba
relaja ndo por la despreocupación de los príncipes que le precedieron. Reguló los ser-
vicios y los gastos y no toleró jamás que nadie se a usentara del campa mento sin causa
justificada, no siendo la sim patía de los soldados, s ino la justicia la que determina ba
la recomendació n de los tribunos. Y a nima ba a los demás ta mbién con el ejemplo de
su vir tud , ya que hacía marchas armado por espacio de veinte mil pasos, hacía demo-
ler los suntuosos comedores de los cua rteles, los pórti cos, las grutas a rtificia les y los
jardines, vestía con frecuenc ia una indumenta ria muy sencilla, empuñaba un ta halí
desprovisto de oro, prendía su sayo con una f'íbu la sin piedras preciosas y llevaba
envainada una espada que sólo tenía la empuñ adura de ma rGI ; visila ba a los soldados
enfermos en sus aloja mientos, escogía el lugar para cmpla1.a r el ca mpa mento, no da ba
el bastón de mando de centu rión a nadie que no fu era fu erte y que no tu viera buena
fa ma, ni nombra ba tribunos más que a los que tenía n la barba pobl ada o una edad lal
que, por su prud encia y a ños, pudiera n sobrellevar el peso del tribunado y no permitía
que los tribunos acepta ran ningún presente de los soldados, hacía desa pa recer todo
tipo de refina mientos de tocias las pa rtes y, fina lme nte, repara ba el a rma mento de los
soldados y re nova ba su equipaje. Respecto a la edad de los soldados, él considera ba
ta mbién que nad ie debía servir e n el e jército, contra ria ndo las costumbres a ncestrales,
con menos años de los que el valor milita r exigía, ni con más de los que permit ía la
condició n huma na, y procura ba sie mpre conocer a los soldados y saber su número.
[... ] Con todo, se esforzaba más que ningún otro em perador por no com pra r nunca ni
conservar nada que fuera superíluo. Y así, después de ha ber ca mbiado la act itud de
los soldados comportá ndose corno un rey, se dirigió a Bre taña donde re primió gran
número de a busos, s iendo el primero que construyó un muro de oche nta mil pasos de
longitud, para que ma ntuviera separados a los bárbaros ele los ro ma no!j [ ... ].
Historia Augusta (trad . V. Picón y A. Cascón ), Akal (A kal/Cl ás ica, 16), Mad rid ,
1989, pp. 57-59.
todo el cuerpo cívico, mientras que los mensajero divino, dios protector del
segundos eran düigidos por el pater comercio y los viajeros; Plutón (sobre-
familias -literalmente «padre de la nombre ritual de Hades) y Proserpina
familia», pues el término familias con- (Perséfone) -originariamente, divi-
servó siempre la forma del genitivo nidad agraria que presidía la germi-
arcaico- en el ámbito privado dentro nac10n-, que eran los dioses de los
de la unidad familiar. infiernos, del mundo subterráneo o
La tríada capitolina y el resto de] ctónico.
panteón romano. Muchas divinida- Junto a estas divinidades tradicio-
des romanas equivalían a los dioses nales de origen grec01Tomano, se fue-
griegos con nombres diversos: por ron introduciendo en el mundo religio-
ejemplo, lovis o Júpiter (similar a so otras aportadas por los prisioneros
Zeus) era el padre de los dioses; Juno de guerra o los comerciantes llegados
(Hera) era la diosa de la fecundidad y a Roma desde Oriente. Muchos de
el matrimonio. Estas dos divinidades, esos «nuevos» dioses habían recibi-
junto con Minerva -probablemente do culto y contaban con sus propios
una antigua diosa itálica identificada sacerdocios ya en época helenística.
con la griega Atenea y considerada Ritualismo y tradición. Ciertos
como la protectora de las ciencias y aspectos de la religión romana se
la inteligencia- formaban la llamada mantuvieron siempre fieles a la tra-
tríada capitolina, a la que f-t1e dedicada dición según el principio -sostenido
un templo en la colina del Capitolio en incluso por Cicerón- que defendía
el año 509 a.e.e. Entre las otras divini- la conservación de los ritos de los
dades principales (conocidas como clii antepasados como la forma más ade-
consentes) podemos encontrar a Marte cuada de practicar la religión trans-
(equivalente a Ares), dios de la gue- mitida directamente por los propios
rra; Apolo, dios de la música y de la dioses inmortales (Cicerón, De natura
poesía; Neptuno (Poseidón), dios del cleorum, lll, 5). Así se preservaron
mar; Venus (Afrodita), diosa del amor; intactas plegarias e invocaciones que,
Diana (Artemisa), diosa de los bos- con el paso del tiempo, se convirtieron
ques y la naturaleza, de la fecundidad en incomprensibles pero que no fue-
y las mujeres; Vesta (Hestia), diosa ron modificadas por temor a que per-
del hogar familiar y, por extensión, diesen su eficacia. Por ello, un rasgo
de la res publica; Vulcano (Hefesto), característico de la religión romana
dios del fuego; Mercurio (Hermes), fue su rígido ritualismo: la posibilidad
de que los ruegos fueran atendidos sujeta al capricho de los dioses y, por
dependía de la precisión con la que se tanto, era objeto de una fórmula pre-
realizaban las ceremonias; cualquier cisa de invocación (todas ellas apare-
error, por mínimo o involuntario que cían recogidas en los Indigitamenta, es
fuese, podía comprometer de forma decü~ los rituales que especificaban las
irremediable la validez del ritual. Este prerrogativas de los dioses tutelares y
exagerado formalismo se explicaría a las ceremonias invocatorias propias
partir de la relación existente entre el de cada uno de elJos). La lista de las
hombre y el mundo divino. Al igual divinidades invocadas era intermina-
que sucedía con los griegos, los roma- ble en cuanto que podían ejercer una
nos no contemplaban la posibilidad influencia determinante sobre el espa-
de establecer una relación de simpa- cio, el tiempo o cualquier actividad
tía personal con las divinidades por humana (por ejemplo, todas y cada
las que sentían devoción: consciente una de las diferentes fases del cultivo
de la extraordinaria fuerza de los de la tierra estaban bajo el control de
dioses, el fiel creyente se limitaba a fuerzas divinas muy específicas).
ofrecerles sacrificios y exvotos con Los cultos privados. En el ámbito
el fin de aplacar su ira. Es decir, los privado el culto a los lares y penates
rituales cumplían una función pre- -divinidades tutelares de la casa y la
ventiva por medio de la cual se esta- familia- adquirió gran importancia.
blecía un pacto con la esfera divina. Los lares compitales eran originaria-
En este sentido, debe hacerse notar mente venerados en los campos, y en
que la palabra fides -de la que pro- su honor se levantaban pequeños alta-
cede «fe», que para nosotros denota res en las encrucijadas que delimita-
la creencia en una realidad sobrena- ban las propiedades (después también
tural- para los romanos significaba en los cruces de las calles), donde se
principalmente «lealtad», respeto a la celebraban las fiestas de los compi-
palabra dada. Por medio de los ritos talia (de compitum, «encrucijada»).
y las ofrendas el devoto se aseguraba Los lares fam.iliares, considerados por
la benevolencia divina con la espe- los romanos como las almas de los
ranza de obtener beneficios en la vida difuntos que habían pasado con bien
real: salud física, una buena cosecha, a la otra vida, eran los espíritus benig-
protección ante todo tipo de peligros, nos que protegían a los que vivían en
etc. Cualquier actividad, incluso la la casa. Junto a los penates, con los
que podiia considerarse banal, estaba que a menudo se confunden, recibían
dentro del hogar un culto preferente. sentido en que ensalzaba las cualida-
Ante el lararium -una especie de des más auténticas del civis Romanus
altar doméstico en forma de taberná- ( «ciudadano romano»). No por casua-
culo- los habitantes de la casa rea- lidad, en época imperial se recurrió a
lizaban un pequeño sacrificio diario. la destrucción de este tipo de estaluas
Su protección se invocaba especial- y bustos, junto con sus inscripciones,
mente en los días más señalados para en el caso de los emperadores que
la familia, como los cumpleaños o el fueron juzgados indignos y contrarios
día en que tomaba la toga viril alguno a la tradición romana. Esta forma
de los adolescentes de la casa. Los de remoción del recuerdo colectivo
penates eran dioses domésticos cuya -conocida con el nombre de damna-
misión era preservar la unión familiar. tio o abolitio memoriae- afectó, por
Representaban la santidad del fuego decreto del Senado, a emperadores
doméstico, cuidaban igualmente de como Nerón o Domiciano.
las personas que integraban la familia Los cultos públicos. La atribución
y ejercían sobre ellas un efeclo bené- de la grandeza de Roma a la voluntad
fico que era complementario del que de los dioses explicaría la importancia
correspondía a los genii, lares y manes. concedida a los cuhos públicos, al
Sus pequeñas estatuillas se colocaban servicio de los cuales fueron instilui-
en la sala principal de la casa, guar- dos determinados colegios (collegia)
dadas en un armario junlo al hogar, sacerdotales. En su famoso panegírico
que siempre permanecía encendido. del emperador Trajano, Plinio d Joven
Esta estancia era considerada como afirmaba que cualquier acto de la vida
un recinto sagrado, de tal forma que, de los romanos «debía ir precedido de
si el dueño de la casa se refugiaba en una invocación a Jos dioses, ya que
ella, no podía ser apresado hasta que los hombres nada podían emprender
la abandonara. favorable ni adecuadamenle sin la
Hubo también una profunda ayuda, el consejo y la estima de los
veneración de las imágenes de los dioses inmorlales» (T, 1). La autoridad
antepasados que, en ciertas ocasio- religiosa más imporlanle en la anligua
nes memorables, eran cuidadosamen- Roma era el pontifex nzaximus que,
te expuestas y honradas por toda la entre otras compelencias, debía vigi-
familia. El culto a los antepasados, lar el correcto desarrollo de los ritua-
considerados como modelo de vir- les, distinguir entre días propicios y
tud, adquiría una [-unción social en el funestos (Jasti et nefasti) y sancionar
do. En el segundo caso, el niño era social o económica sin que intervinie-
abandonado a su suerte en un lugar ra ninguna motivación sentimental-,
público y cualquiera podía recogerlo y la mujer pasaba de estar sometida a la
adoptarlo. La pobreza extrema obliga- autoridad paterna a la del marido. El
ba a algunas familias a decantarse por papel que desempeñaba en el núcleo
esta dolorosa opción. familiar viene definido por la propia
El matrimonio. El matrimonio en etimología del vocablo matrimonium,
la antigua Roma tuvo sobre todo una ligado a la palabra «madre », es decir,
función social. De hecho, fue el prin- el de la procreación para perpetuar
cipal medio por el cual las familias la estirpe, única razón por la que
patricias cimentaban sus relaciones la sociedad reconocía oficialmente
y estrechaban sus lazos para acre- la unión estable de dos personas.
centar su prestigio social y su domi- Considerando el carácter patriarcal de
nio económico. Las formas de unión la sociedad romana, se puede deducir
matrimonial eran diferentes según su que las cualidades más estimadas en
modalidad: cuando la ceremonia era una buena esposa eran la fertilidad,
oficiada por el pontifex 1naximus reci- la sumisión y la discreción. En los
bía el nombre de confarreatio porque primeros tiempos de la República, si
concluía con la ofrenda de una torta una mujer no respetaba este modelo
hecha con harina de trigo (farreum); ideal de comportamiento, podía ser
en otras ocasiones se realizaba un acto fácilmente repudiada por el marido
de venta ficticia (coemptio) por parte -en cambio, no se contemplaba el
del padre de la novia; con el paso del procedimiento inverso, es decir, que
tiempo, se llegaba a la unión matri- la iniciativa del divorcio partiese de
monial con la simple cohabitación la mujer-. Sin embargo, con el paso
ininterrumpida durante al menos un de los siglos y la relajación de las
año. A comienzos de la época impe- tradiciones más estrictas, la situación
rial ésta era la forma más habitual de de la mujer fue cambiando, hasta el
matrimonio. punto de llegar a adquirir una mayor
La evolución de la condición dignidad y asumir un papel mucho
femenina. La entrada en una nueva más autónomo dentro de la sociedad.
familia no ponía fin a la condición de Tanto en la vida privada como en la
subordinación de la mujer respecto esfera pública, pudo tomar libremen-
al hombre. De hecho, con el matri- te iniciativas que no habrían sido
monio -decidido por conveniencia permitidas, por ejemplo, a la mujer
ateniense, obligada a pasar toda su III, 16). Es muy posible que esta afir-
vida en el interior del hogar. mación no respondiese a la realidad,
Las iniciativas de Augusto. El pero testimonia, en cualquier caso, el
emperador Augusto impulsó varias cambio radical de la situación de la
leyes para favorecer las uniones matri- mujer en la sociedad romana de época
moniales, estableciendo la edad míni- imperial respecto a la que tenía en
ma para casarse (doce años para las siglos precedentes.
mujeres y catorce para los varones) y Con la afluencia a Roma de ingen-
algunas otras normas restrictivas para tes cantidades de riquezas tras las
quien se negara a contraer matrimo- guerras de conquista en Oriente (a
nio o a tener hijos. Asimismo, decretó partir del siglo u a.e.e.), las mujeres de
una ley concreta por la que se con- las familias más pudientes comenza-
sideraba al adulterio como un delito ron a adoptar costumbres orientales
público y no sólo privado: en caso y a adornarse con joyas de oro muy
de infidelidad de la mujer, el marido refinadas. En repetidas ocasiones el
estaba obligado a divorciarse y ella Senado promulgó leyes contra el lujo
sería condenada al exilio. Pero ade- que, sin embargo, apenas íucron res-
más, incluso la esposa, contando con petadas. El propio Tiberio llegó a reco-
varios testigos que respaldaran sus nocer Ja ineficacia de esas medidas
decisiones, pudo ejercitar su derecho que, en todo caso, demuestran, una
a abandonar al marido y a recuperar vez más, que los comportamientos
su dote. A su vez, a las mujeres con sociales habían cambiado ya radical-
al menos tres hijos se les concedió mente en época imperial.
la posibilidad de dirigir negocios y La educación. Los hijos eran, por
de tomar decisiones económicas de lo general, educados en el seno de
cierta relevancia como, por ejemplo, la familia. Hasta los siete años eran
la adquisición de tierras o la manu- confiados al cuidado ele la madre; los
misión de un esclavo. Algunos autores niños varones pasaban entonces a la
antiguos se lamentaban por el -a su res ponsabilidad del padre, quien ele-
juicio- excesivo número de divor- gía a un pedagogo, normalmente un
cios. El filósofo Séneca escribió que esclavo o liberto de origen griego, ele
ciertas damas ilustres habían tomado forma que su enseñanza fuese bilingüe.
la costumbre «de contar sus años no En cambio, las familias con menos
por el nombre de los cónsules, sino recursos solían enviar a sus hijos a
por el de sus maridos» (De benef¡ciis, las escuelas de pago públicas, en las
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1 ( Lcrn1 ). h,10: R. G. S.
111 ORICI :, Y lll ·'. St\ RROLLO DEL PODER ROMANO 1 425
Te ma 14
Síntesis
Tanto en época republicana como imperial la riqueza era indispensable para
desarrollar una carrera política en la antigua Roma: las campañas electorales eran
muy costosas para los candidatos y, una vez convertidos en magistrados, éstos
debían seguir desembolsando grandes cantidades de dinero para sostener los gas-
tos que conllevaba el ejercicio del «evergetismo», como la organización de juegos
o la construcción de edificios públicos. Durante el Imperio los juegos adquirieron
una importancia cada vez mayor, ya que los emperadores eran conscientes de que
estas formas de espectáculo servían para neutralizar la potencial agresividad de
las masas de desposeídos y desocupados de Roma, para los que regularmente se
realizaban distribuciones gratuitas de grano (panem et circenses ). Esta política asis-
tencial favoreció el fenómeno del parasitismo social sin que se lograra dar solución
al progresivo empobrecimiento de las clases desfavorecidas.
En los tiempos monárquicos, la familia, sometida a la autoridad del pater fami-
lias, tuvo una gran importancia en la primitiva sociedad romana. Con el paso de
los siglos, el sometimiento absoluto de la mujer, primero, a su padre y, después, a
su marido, se relajó considerablemente, hasta el punto de tener la posibilidad de
participar activamente en determinados ámbitos de la vida pública y de ejercer un
papel decisivo en la educación de los hijos (dos logros desconocidos, por ejemplo,
en la Atenas clásica). A partir de los siete años, los hijos de las familias modestas
eran enviados - en el mejor de los casos- a las escuelas públicas, las cuales no
gozaban de buena fama debido a los métodos violentos de instrucción que emplea-
ban; en cambio, las familias pudientes dejaban al principio la educación de sus
hijos en manos de los pedagogos -normalmente de origen griego-; después los
introducían en la vida pública bajo la tutela del padre o de algún prócer que asumía
la responsabilidad de formarlos en el arte de la oratoria y del juego político.
El ejército ciudadano de época republicana fue sustituido en época imperial por
un ejército profesional. Los romanos justificaron siempre sus campañas militares
con el principio del bellum iustum. La benevolencia de los dioses fue considerada
como una condición esencial para obtener la victoria, razón por la que era impres-
cindible celebrar rituales minuciosos -como, por ejemplo, la evocatio- para
atraer el favor divino.
La religión oficial del Estado, que desempeñaba un papel importantísimo en
el ámbito político, era omnipresente en la sociedad romana. Los cultos públicos
estaban a cargo de magistrados sacerdotales, entre los que destacaban los pontí-
fices, augures, arúspices, fetiales, etc. En los cultos privados asomaba la religiosi-
dad íntima de las famílías, muy relacionada con la veneración de los espíritus de
los antepasados y de las divinidades protectoras del hogar (lares y penates). En la
sociedad romana - como en la griega- estaban muy difundidos los cultos orienta-
les y los rituales mistéricos, que ofrecían a sus iniciados la esperanza en una vida
ultra terrena.
Uno de los rasgos más característicos -e impresionantes- de la civilización
romana fue su alto nivel técnico, testimoniado por las imponentes construcciones
de las que aún quedan restos arqueológicos perfectamente visibles (acueduc-
tos, puentes, anfiteatros, circos). Pero estos monumentos supervivientes de la
Antigüedad romana no sólo son el reflejo del desarrollo tecnológico alcanzado, sino
también de la eficacia del sistema político y administrativo diseñado por Roma a lo
largo de su milenaria historia. Aunque intangible, el Derecho romano -recogido,
en su más perfecto desarrollo, en el Corpus luris Civilis- se alza también como
uno de los logros más sobresalientes que el mundo romano ha legado a nuestra
civilización occidental.
Verificación
l. Explique de qué modo el sistema electoral garantizaba una posición de preemi-
nencia a la clase romana dirigente.
2. ¿Por qué se puede afirmar que la riqueza era una condición imprescindible para
desarrollar una carrera política en el mundo romano?
3. ¿Bajo qué formas se entendía que se manifestaba la voluntad divina? ¿Quiénes
estaban facultados para descubrirla y a través de qué medios?
4. Incluso la guerra estaba relacionada con la esfera sagrada que envolvía a la
cultura romana: ¿por qué?
5. El papel desempeñado por la mujer romana dentro de la familia y la sociedad
cambió a lo largo de los siglos. Resuma brevemente esta evolución y compárela
con la condición femenina en otras sociedades antiguas.
6. ¿Cuáles fueron los principales objetivos que las autoridades romanas perse-
guían con la promoción de grandes construcciones públicas? ¿Quiénes y por
qué las costeaban?
7. Señale las diferencias entre el ius civile y el ius gentiwn.
8. Detalle las partes en las que se divide el Corpus luris Civilis.
s~rcúfago l'l"ist iano situado corno al iar l' II el Ora torio ele Sa n Bcn1,mli110 (Sa 11 Franrcsco ,1 1 Prnto)
en PL·rugia (rn. 360). Foto: R. G. S.
Síntesis
Jesús de Nazaret nació en Palestina durante el Principado de Augusto. Con el
telón de fondo del imperialismo romano, hubo dentro del judaísmo de la época
diferentes visiones de la situación política en la que se encontraba Judea. Según
Flavio Josefo, podían distinguirse diferentes facciones o sectas dependiendo del
grado de exigencia en el cumplimiento de los preceptos de la Ley y del nivel de
implicación en la resistencia a la dominación romana (saduceos, fariseos, zelo-
tas, esenios ... ). Estrechamente vinculado al antiguo grupo apocalíptico de Juan el
Bautista, Jesús de Nazaret -un piadoso judío de tendencias mesiánicas- asumió
la predicación acerca de la inminente llegada del «reino de Dios» con inequívocas
implicaciones de carácter religioso -escatológico - y político -nacionalista- a
un mismo tiempo. Juzgado y ejecutado por sedicioso, sus seguidores dieron conti-
nuidad al mensaje del maestro formando pequeñas comunidades judeocristianas.
El triunfo de la corriente universalista impulsada por Pablo de Tarso permitió la
rápida expansión del movimiento religioso cristiano con la incorporación de nue-
vos creyentes de origen gentil.
Con vistas a una total emancipación del judaísmo (aun habiendo heredado su
legado escriturario), los cristianos comenzaron a precisar su doctrina buscando
un equilibrio entre la antigüedad de la tradición hebrea y la novedad del mensaje
cristológico. Aunque hubo apologistas que rechazaron de plano todo contacto con
la cultura politeísta - considerada siempre como idolátrica- , podemos descubrir
en otros autores cristianos (Justino, Clemente, Orígenes) una tendencia claramente
integradora que busca la aproximación al neoplatonismo y al estoicismo. En todo
caso, parece que el cristianismo nunca puso en tela de juicio la estructura sociopo-
lítica del Imperio romano. De hecho, los apologistas no dejaron de manifestar la
completa lealtad de los cristianos al poder imperial.
Si bien es cierto que los círculos intelectuales paganos habían llegado a con-
cebir la idea de una divinidad única definida filosóficamente como una entidad
superior en términos flexibles de racionalidad universal, no aceptaban la expresión
de un monoteísmo exclusivo y excluyente que atentara contra otras creencias que
poseían sus propias teogonías. La concepción cristiana de la divinidad exigía una
actitud intolerante hacia el universo «idolátrico » del paganismo. Estos principios
excluyentes que atacaban la «concordia religiosa» imperante en el mundo romano,
fueron considerados incompatibles con el orden establecido. En consecuencia, las
persecuciones contra los cristianos deben ser entendidas como un procedimiento
extremo encaminado a la defensa de los valores fundamentales en los que se asen-
taba la civilización grecorromana. Para valorar la base jurídica del proceso perse-
cutorio con anterioridad a los decretos generales de mediados del siglo IIl contamos
con los rescriptos imperiales de Trajano y Adriano. De estos textos se puede deducir
Verificación
1. Describa brevemente la situación política de Palestina en época de Jesús y las
posturas defendidas por las diferentes corrientes religiosas judías.
2. Explique por qué la corriente paulina favoreció la expansión de las primeras
comunidades cristianas.
3. Detalle las principales fases históricas de las persecuciones contra los cristianos
en el Imperio romano y sus respectivas bases jurídicas.
4. ¿En qué consistía la acusación por el nomen christianum?
S. ¿Qué factores iníluyeron en la aproximación del monoteísmo cristiano al neo-
platonismo?
6. ¿En qué consistía el episcopado monárquico y a partir de qué época se desa-
rrolló?
7. ¿Quiénes eran los libellatici y los lapsi?
8. ¿En qué basaría la sede episcopal romana sus pretensiones de alcanzar el pri-
mado?
1 459
minaron por penetrar en los territorios imperiales, instalándose en diferentes
regiones occidentales. En ellas se constituyeron nuevos reinos (suevos, visigodos,
vándalos .. .), en los que no tardó en surgir el problema de la convivencia entre
los diferentes grupos de población, aunque el alto grado de «romanización» de
estos pueblos facilitó finalmente su acercamiento. Otro aspecto llamativo de
esta época convulsa fue la pérdida definitiva de la unidad territorial: Oriente
y Occidente se separaron de forma irreversible. Mientras que la nueva capital
imperial, Constantinopla, situada en una importante posición estratégica y bien
defendida, se convirtió en una ciudad floreciente, la antigua capital, Roma,
entraba en una etapa de inexorable decadencia.
ORIENTE OCCIDENTE
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Constancia Cloro •
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de las legiones
Dioc leciano
W2. zonas con comunidades
cristi anas
Evo luc ió n políti ca larcl uirnpcr ial 1
todos imperaba la concordia, que fue acciones, y los dos «césares» concluye-
convenientemente celebrada en las ron con victoria varias campañas mili-
leyendas monetales. Pero, a pesar de tares: en Occidente, Constancia Cloro
todo ello, es evidente que la aucto- restableció la autoridad romana en
ritas del senior augustus se impuso Britania, donde habían surgido algu-
sobre la de sus colegas. Sin duda, este nas rebeliones; y, en Oriente, Galerio
sistema político confería al Estado consiguió frenar el expansionismo sas-
una nueva base ideológica. La figura ánida, reforzando el dominio romano
del emperador había dejado de ser en los territorios situados a lo largo del
prínceps para convertirse en dominus curso del río Tig1is. Durante los veinte
(«señor»). En consecuencia, se intro- años que Diocleciano y Maximiano
dujo un fastuoso ceremonial en la permanecieron como «augustos», la
corte que dificultaba el acercamiento Tetrarquía funcionó tal y como había
al emperador: mediante un complejo sido diseñada. Sin embargo, en el
ritual -en el que se incluían gestos de momento de la sucesión, surgieron
sumisión corno la proskynesis- apa- desavenencias que desestabilizaron el
recía el soberano en el centro de una sistema: las ambiciones personales se
escenografía con la que se pretendía impusieron al interés del Imperio y el
crear una atmósfera sagrada. edificio tetrárquico terminó por des-
Con este sistema, destinado a man- moronarse.
tener una imagen de unidad política, La reforma territorial. Cada una
se deseaba garantizar una sucesión de las cuatro autoridades imperial es
tranquila y eliminar los peligros de tuvo su propio prefecto, quien tenía
las luchas dinásticas y los intentos de competencias en su correspondiente
usurpación . A tal efecto, estaba previs- área de gobierno (cuatro prefectu-
to que, una vez cumplidos los veinte ras). El número de provincias pasó
años de gobierno, los «augustos » abdi- de cincuenta a cien, pues los territo-
caran de todos sus derechos y cedieran rios de menor extensión podían ser
el poder imperial a sus «césares», quie- mejor dirigidos y supervisados por
nes, convertidos entonces en «augus- sus respectivos gobernadores, quie-
tos», nombralian a sus «césares» res- nes sólo tenían funciones civiles, ya
pectivos. Desde el punto de vista mili lar, que los asuntos militares excedían
el ejercicio colegiado del poder obtuvo de su competencia. Las provincias
resultados muy positivos, ya que los h.1eron subdivididas en trece dióce-
dos «augustos» lograron coordinar sus sis, cada una de las cuales estaba
LACTANCIO, Sobre la muerle de los perseguidores (trad. R. Teja), Gredos (BCG, 46),
Madrid, 1982, pp. 132-136.
IV ANTIGÜEDAD TARDÍA 1 47 1
Tema 16
L ACTANC IO, Sobre la muerte de los perseguidores (trad. R. Teja), Gredos (BCG, 46),
Madrid, 1982, pp. 203-206.
Iniciativas a favor de los cristia- das legislativas con las que benefició
nos. Cuando ejerció el poder imperial extraordinariamente a las comunida-
en solitario (a partir del año 324), des cristianas. Autorizó la restitución
Constantino impulsó diversas medi- de las iglesias y de los bienes confis-
.,..
j,: _ ,... ___ _ ·- ~
Por otro lado, en el año decimotercero del reinado de Valente, es decir, poco
tiempo después de que Valente llevara a cabo por todo Oriente persecuciones
con tra las comunidades cristianas y ejecuciones de santos, brotaron al mismo
tiempo abundantes frutos de la famosa raíz de nuestras desgracias. En efecto,
el pueblo de los hunos, apartado durante mucho tiempo en montes inaccesibles
y excitado ahora por una repentina locura, se levantó contra los godos y, tras
acosarlos por todas partes, los expulsaron de sus antiguos lugares. Los godos,
tras pasar en su huida el Danubio, fueron recibidos por Valente sin firmar
ningún tratado ni entregar siquiera -con lo cual se podía haber confiado con
más seguridad en los bárbaros- las armas a los romanos . Poco tiempo des-
pués, empujados por el hambre y las injurias que recibieron de la intolerable
avaricia del general Máximo, se levantaron en armas y, tras derrotar a l ejército
de Valente, se esparcieron por Tracia, turbándolo todo con matanzas, incen-
dios y robos. Valente, saliendo de Antioquía, cuando ya se vio arrastrado por
su último destino en la desgraciada batalla, ordenó, estimu lado por un tardío
arrepentimiento de su enorme pecado, que volvieran de l exilio los obispos y
demás santos.
Así pues, este lamentable combate con los godos en Tracia, que ya entonces
estaban muy bien dotados tanto por haber ejercitado sus fuerzas como por
la abundancia de recursos , lo entabló en el año decimoquinto de su reinado.
En esta batalla los escuadrones de la caballería romana, turbados en seguida
ante el primer ataque de los godos, abandonaron la defensa ele la infante-
ría. A continuación, las legiones de infantes rodeadas por todas partes de la
caballería enemiga, abrumadas en un primer momento por nubes de dardos
y batidas totalmente después, perecieron alcanzadas por las espadas y picas
de sus perseguidores, cuando locas de miedo se vieron obli gadas a esparcirse
fuera de los caminos. El propio emperador, cuando herido por un dardo y dacio
a la huida se escondía, tras haber ll egado allí con dificultades, en la cabaña
de una pequeña granja, fue alcanzado por los enemigos que le perseguían, y
fue quemado al prender aquéllos fuego a la casa; y, para que el recuerdo del
castigo que recibió y de la ira divina sirviese todavía más de ejemplo terrible a
las generaciones futuras , se vio incluso privado ele lo que es común a todos los
hombres , la sepultura.
ÜROSTO, Historias (trad. E. Sánchez Salor), Gredos (BCG, 54), Madrid, 1982, pp.
245-247.
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JERÓNIMO, Epistolario (ed. bilingüe J. Bautista Valero), BAC (n." 530), Madrid,
1993, pp. 603-604.
tiempo se había desligado del ámbito tituyeron a los vicarios en las diócesis
político -cada vez más degradado-. que presentaban problemas mililares.
De ahí que Odoacro no recibiera ningún El control de las tropas estacionadas en
tipo de reconocimiento fom1al, conten- las provincias fronterizas correspondió
tándose con Uevar el título de rey de los a la autoridad militar del dux limitis.
hérulos. El emperador oriental, Zenón Por encima de las diócesis se situaban
(474-491), decidió no intervenir en los las «prefecturas del pretorio» que, a par-
acontecimientos. En ausencia de un tir de mediados del siglo N, fueron tres:
«augusto» en Occidente, se consideró la «prefectura de las Galias», que incluía
depositario único del título imperial. a las diócesis de la Galia, Britania e
Hispania, cada una de ellas con sus
16.4. ADMINISTRACIÓN respectivas provincias; la «prefectura
TARDOIMPETUAL central», que agrupaba a las diócesis
de África, ltalia e Ilírico, divididas cada
Administración territorial. Du- una de ellas en diferentes provincias; y,
rante la Tetrarquía, la mayor parte finalmente, la «prefectura de Oiiente»,
de las provincias -que prácticamen- con autoridad sobre las diversas dióce-
te duplicaron su número- fu eron go- sis orientales, incluida la de Egipto.
bernadas por praesides, generalmente Administración central. A partir
de rango ecuestre (viri perfectissimi). del siglo 1v se incrementó extraordina-
A partir de época constantiniana, se riamente el número de oficiales y sub-
creó un nuevo tipo de gobernador pro- alternos adscritos a la cancillería impe-
vincial, el consularis (consulares, en rial, creándose nuevas figuras como
plural), que desplazó en su función a los agentes in rebus, agentes secretos
los praesides en las provincias más im- encargados de inspeccionar la labor
portantes, aunque a lo largo del siglo de otros funcionarios, generalmente
1v se atestigua también el término co- del ámbito provincial, pero también la
rrector (correctores, en plural) para re- de los altos cargos pertenecientes a Ja
ferirse al mismo cargo. administración central y palatina (offi-
Para un mejor control de las provin- cia palatina). Entre ellos destacaban los
cias, éstas se agruparon en «diócesis», magistri (equitum y peditwn, ya mencio-
unidades administrativas superiores nados) y los comites de la administra-
que englobaban varias de ellas bajo la ción central, cargos ambos instaurados
autoridad de un «vicario». A partir de por Constantino. El magíster officiorum
época constantiniana, los conúles sus- era el jefe de la cancillería imperial,
con autoridad sobre todas las oficinas que se asentaron en Italia (ostrogodos),
o departamentos (scrinia). Entre los Galia (francos y burgundios), Hispania
comites de mayor rango destacaban el (suevos y visigodos) y el norte de
comes sacrarum largitionum o jefe de África (vándalos), habían recibido, tras
las finanzas imperiales, y el comes rei muchas décadas de estrecho contacto
privatae (o comes rerum privatarwn), con el mundo romano, una impronta
encargado del departamento que admi- indeleble de la cultura tardoantigua:
nistraba el patrimonio personal del asumieron como propia la lengua latina,
emperador. Todos estos funcionarios, así como el Derecho romano posclásico;
junto con el quaestor sacri palatii («cues- heredaron sus estructuras administrati-
tor del palacio imperial», una especie vas y las formas institucionales a través
de ministro de justicia), formaban parte de las que se ejercía el poder político;
del consistorium sacrum -en sustitu- adoptaron la religión cristiana y su ico-
ción del anterior consilium principis-, nografía, etc. Además, el propio Impero
reservado exclusivamente a senadores romano sobrevivió en Oriente. Aunque
por Constantino y, más tarde, integrado al principio de una forma preca1ia bajo
sólo por «consulares» que recibían el los débiles gobiernos de Arcadio (395-
nombre de comites consistoriani. En la 408) y de su hijo Teodosio II (408-450),
corte hubo también un comitatus com- el Impe1io comenzó a dar muestras
puesto por jefes militares o civiles que de una tímida recuperación con los
acompañaban al emperador en sus des- subsiguientes emperadores isáuricos.
plazamientos, por lo que fueron tam- A partir del segundo cuarto del siglo VI,
bién llamados genéricamente comites. con Justiniano (527-565), volvelia a sus
Los funcionarios militares formaban las épocas de glo1ia. De hecho, el período
scholae palatinae. Y, en fin, el praepositus justinianeo podlia considerarse como
sacri cubiculi («intendente de la cámara la última fase «romana» del Imperio de
imperial») era el comandante en jefe de Oriente, aunque ya mostrara señales de
la guardia personal del emperador. su gradual «bizantinización».
Restitutio Imperii . Asociado al
16.5. LA VITALIDAD DEL IMPERIO trono poco antes de la muerte de su
ORIENTAL tío Justino I (518-527), Justiniano I
subió asumió el poder imperial con
La civilización romana no desa- la idea fija de reconstruir la unidad
pareció con la caída del Imperio de del antiguo Imperio romano (resti-
Occidente. Los nuevos reinos bárbaros, tutio Imperii). Bajo el pretexto de
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Mar Negro
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Mar Mediterráneo
Síntesis
A pesar de que los desequilibrios socioeconom1cos surgidos en el mundo
romano a lo largo del siglo m no afectaron por igual a todos los territorios -ni a
todos los sectores, ni en los mismos momentos-, lo cierto es que la inestabilidad
política, provocada por los constantes pronunciamientos militares y la sucesión de
emperadores efímeros sustentados por un ejército caprichoso y exigente (anarquía
militar), afectó muy negativamente a la sociedad. La excesiva liberalidad imperial
para satisfacer la avidez de los soldados de los que dependía no sólo el poder del
emperador de turno, sino también la defensa del Imperio frente a los pueblos
bárbaros -exteriores-, obligó a aumentar la presión fiscal y, en determinados
Verificación
l. ¿Cuáles son los principales rasgos que definen la llamada «anarquía militar»?
2. Explique brevemente en qué consistió el sistema político de la Tetrarquía.
3. ¿Cuáles fueron las relaciones de Constantino con la Iglesia?
4. Defina la política religiosa implantada por Juliano «el Apóstata».
5. Trace un cuadro sintético de los diferentes pueblos que penetraron y se instala-
ron en el Imperio romano a lo largo de los siglos 1v-v.
6. Resuma el proceso de división del Imperio romano desde mediados del siglo IV.
7. ¿En qué consistió la llamada restitutio Jmperii?
8. Señale sucintamente las principales reformas emprendidas por Justiniano.
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Mosa ico con una c:scen:1 de caza tk u11 ¡_/Jo11est inr? p rnced e111 c de Sa 11l a 13 ihi;11 w t·11 Rom;,
(p rin cipi os del siglo IV e.e.). M u sco Cc: 11 trait' M onil"m<11t ini ( Ro n1 a). folo : R. G. S.
to que, según afirmaba el legislador, primera vez las que profesaban la reli-
no podía permitirse que los inimici gión judía) tenían prohibido acusar
de la fe cristiana pudiesen hacer uso o denunciar crímenes públicamente,
de su posición contra los cristianos hecho que colocaba en una posición
e incluso contra los mismos sacrae de grave desventaja en el ámbito judi-
religionis antistes ( «sacerdotes de la cial a los judíos, los cuales sólo conta-
sagrada religión»), lo que constituiría ban con la licentia accusandi in causis
un insulto fi.dei nostrae ( «nuestra fe»). propriis («permiso para acusar en sus
Inferioridad jurídica. Esta legisla- propias causas»).
ción imperial que excluía a los judíos Una convivencia sospechosa. Los
de cualquier cargo público, así como estrechos lazos de vecindad y convi-
de las dignidades que los acompaña- vencia que con frecuencia mantuvie-
ban, no sólo les negaba toda posibi- ron cristianos y judíos, y que detectan
lidad de ejercer legítimamente cual- con preocupación las fu entes cris-
quier autoridad sobre la población tianas del momento, provocaron un
cristiana, sino que además les situaba ambiente de recelo y desconfianza en
en una posición de evidente inferiori- la jerarquía eclesiástica. El riesgo de
dad jurídica. A partir de Constantino, judaización provocó en el seno de la
la religión se convirtió en un funda- Iglesia una drás tica reacción en contra
mento legal que podía modificar la de los contactos de los fieles cristianos
situación y la capacidad jurídica de con los judíos, cuyo último objetivo
los ciudadanos. A la prohibición de no era otro que conseguir su total ais-
ejercer cargos públicos o de poseer lamiento y su exclusión de la sociedad
esclavos cristianos, se añadió la inha- cristiana.
bilitación de los judíos para acusar La caracterización como pueblo
(ius accusandi) y para prestar testi- traidor. En la literatura patrística des-
monium contra los cristianos en pro- cubrimos la imagen del judío rebelde
cedimientos judiciales. Dos cánones (rebellantes Iudaei), inhabilitado para
conciliares del norte de África de la ocupar un lugar honorable en la socie-
primera mitad del siglo v (emanadas dad cristiana. Las grandes revueltas
del concilio de Cartago del 419 y del judías de los siglos 1 y n, así como la
de Hipona del 427) disponían que, en posterior en tiempos de Constancia
las causas que debían dirimirse ante Galo (353), habían consolidado su
tribunales eclesiásticos, las personas reputación como pueblo sedicioso e
infames (entre las cuales aparecen por insubordinado. Con la cristianización
njón de piadosos emperadores como con total nitidez en las actitudes que
Teodosio I (C.Th., 111, 7, 2). pretendía imponer a sus fieles en las
Aislamiento social. El verdadero relaciones entre ambas comunidades.
aislamiento al que la Iglesia aspiraba La Iglesia partía de una firme ini-
respecto a los judíos se manifiesta ciativa de insociabilidad cristiana y
estaba decidida a fomentai~ con ello,
la exdusión y marginación social de
los judíos. Puesto que e] pueblo judío
venía siendo considerado como una
entidad extraña y extranjera en la
sociedad cristiana, el populus eccle-
siae no debía incluir a los judíos, a
pesar de la condición de ciudadanos
romanos que éstos ostentaban. Para
Agustín, la Iglesia, civitas Dei, conside-
rada como populus Dei, debía relegar
a los judíos, ya que habrían de ser con-
siderados como aquellos que habían
rechazado a «Cristo» y, por tanto,
debido a su ignominiosa herencia y
a sus creencias religiosas, se habían
apartado de la sociedad cristiana (De
civ. Dei, XVUI).
Expulsión de los judíos de la
sociedad cristiana. En definitiva,
durante los siglos IV y v, la literatura
patrística y los doctores de la Iglesia
condenaron teológicamente a los
judíos, predicando y promoviendo con
insistencia su aislamiento. La identi-
ficación de los intereses de la Iglesia
con los del Imperio no sólo acabó con
M os,1i co c01 1 I¡¡ fi gura de l,1 r!cclesio ex cualquier posibilidad de integración,
cirn 1111,:i.,iu11,:. lg:k s ia (k Sa 11 la Sa bina en el
Avrnli no ( Ro n1,1). Pri mer terc io del ~ig:lo v .
sino que además supuso el punto de
FolP¡!_raría de Ju,1 11 Ca rlos Ga rcía Alía . partida del proceso por el cual se arro-
jaba a los judíos fuera de la sociedad bién el Espíritu Santo- tuvo un prin-
cristiana. Su constante degradación cipio. Al ser una creación del Padre,
jurídica los llevaría en último término el Hijo habría de ser necesariamente
a la segregación. El origen de lo que posterior a su progenito1~ lo que cues-
después se conocerá como el ghetto tionaba al mismo tiempo su propia
medieval se encuentra, por tanto, en el naturaleza divina, ya que su «eterni-
antijudaísmo desarrollado en el cris- dad» resultaba inasumible en tanto
tianismo de los siglos IV y v. que criatura del Padre. Tras acaloradas
El conflicto amano. En un momen- discusiones, el concilio se mostró con-
to determinado, Constantino vio en el trario a esta doctrina y estableció una
c1istianismo una poderosa fuerza de fórmula a partir de la cual se definió la
cohesión que podía conferir unidad ortodoxia: el Hijo era consustancial al
ideológica al Imperio. De ahí que, una Padre, siendo engendrado -no crea-
vez superados los primeros momentos do- y de la misma naturaleza divina.
de inseguridad con su implantación Algunos obispos orientales denuncia-
del principio de tolerancia religiosa, y ron la aparente contradicción de estas
después de su decidido acercamiento afirmaciones y propusieron la alterna-
personal a la doctrina cristiana, el tiva de sustituir la idea de que Padre
emperador considerase oportuno inter- e Hijo fueran de la «misma sustan-
venir en las disputas teológicas que cia» (honwousios) por la de «sustancia
amenazaban a la Iglesia con una rnp- similar» (homoiousios), propuesta que
tura sumamente perniciosa para los suscitaría renovados debates. Los obis-
nuevos intereses del poder imperial. pos que se negaron a firmar las actas
En el año 325 él mismo convocó en conciliares fueron depuestos de sus
la ciudad de Nicea - situada en Asia sedes y desterrados. Uno de ellos fue
Menor- un concilio, al que asistieron Atanasio de Alejandría, quien vivió
cerca de trescientos obispos, para dis- en constante conflicto con los arria-
cutir la doctrina formulada en torno nos, contra los que ditigió la mayor
al año 318 por el presbítero alejandri- parte de sus escritos teológicos. Ahora
no Arrio (256-336), que comprome- bien, el predominio arriano en las
tía gravemente el dogma trinitario al sedes episcopales orientales fue tal, que
negar la naturaleza divina de la perso- Atanasia sufrió cinco veces el exilio y
na de «Cristo». En efecto, el arrianismo otros obispos padecieron una intensa
defendía la unicidad de Dios afirmando persecución cuando, oponiéndose a
que el Hijo - y, en consecuencia, tam- la postura defendida por su padre,
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Foto: R. G. S.
donatistas como herejes, dándose por Córdoba, quien elevó una denuncia
hecho su vinculación con el movi- a Hidacio, obispo metropolitano de
miento «circuncelión». Mérida y responsable de la provincia
El priscilianismo. Puede afirmarse eclesiástica de Lusitania. Al no haber
que en el cristianismo antiguo siem- sido todavía ordenado obispo, Pris-
pre se mantuvo viva, aunque de una ciliano no pudo estar presente en el
forma marginal y minoritaria, una concilio de Caesaraugusta (Zaragoza)
corriente ideológica que defendía a del año 379 - al que asistieron diez
ultranza la pobreza, la continencia y el obispos hispanos y dos galos-, en el
rigorismo de tendencia ascética. Esta que se le encausó bajo las acusaciones
corriente, latente bajo las estructuras de magia, prácticas maléficas y mani-
del poder eclesiástico, aflorará en His- queísmo. Debemos tener presente, en
pania en la segunda mitad del siglo IV este sentido, que el poder imperial
y se extenderá por toda la península había prohibido severamente, desde el
ibérica incluso después de la desapa- decreto de Diocleciano del 297, toda
rición de su principal artífice e impul- manifestación de esta última doctrina.
sor, Prisciliano. Nacido en el seno de Prisciliano fue consagrado obispo de
una acomodada familia a1istocrática Ávila en el 381 y algunas otras sedes
originaria de la Gallaecia, se mostró episcopales hispanas fueron ocupadas
partidario de una doctrina cristiana de por obispos afines a su pensamien-
signo rigorista a la que se adhirieron to, tales como las de Astorga-León y
no sólo numerosos miembros de fami- Córdoba. Temerosos ante la rápida
lias aristocráticas hispanorromanas (y, difusión de las ideas priscilianistas y
en particulat~ algunos representantes su creciente influencia en medios ecle-
destacados de las jerarquías eclesiás- siásticos, sus detractores acudieron al
ticas), sino también una pa1ie consi- emperador Graciano para que inter-
derable del campesinado y del pueblo viniera en el asunto, en tanto que los
llano de reciente cristianización. De seguidores de Prisciliano solicitaron
hecho, podría afirmarse que el prisci- el apoyo del obispo de Roma, que en
lianismo debió de convertirse en una estos momentos era Dámaso, también
fuerza propagadora del cristianismo de origen hispano. No obstante, éste
especialmente en los medios rurales, se negó a recibirles, tal y como había
sobre todo del noroeste hispano. El hecho antes el obispo de Burdigala
primer obispo en advertir el peligro (Burdeos) y el propio Ambrosio de
de este movimiento fue Higinio de Milán. Poco después, Itacio, obispo
ÜROSlü, Historias (Lrad. E. Sánchez Salor), Greclos (BCG, 54), Madrid, 1982, p.
244.
Síntesis
Aunque el debilitamiento del poder imperial y de las estructuras políticas pro-
vinciales tuvo una repercusión negativa en determinados territorios, afectando
tanto a las redes comerciales de larga distancia como a los mercados locales, cuya
diversidad mermó considerablemente, la economía tardoantigua logró evitar su
total desplome gracias a un equilibrio entre la producción agraria del mundo rural
y la redistribución de bienes en el ámbito urbano. Las villae rústicas tendieron a
convertirse en unidades autárquicas y en polos de atracción para una gran mayoría
de la población dispuesta a trabajar dentro del cada vez más extendido sistema del
colonato. Los grandes propietarios o domini se trasladaron a sus residencias rura-
les, muchas de las cuales fueron fortificadas para ofrecer protección a los colonos,
adscritos ya a la tierra, ante cualquier peligro externo. Hubo, sin embargo, peque-
ños y medianos propietarios que residieron en las ciudades. Los usos monetarios
no se perdieron por razones fiscales y probablemente por las necesidades impuestas
en determinados ámbitos comerciales, pero hubo una tendencia cada vez mayor a
los intercambios en especie.
A lo largo de la época tardoantigua el ardo decurionum f1.1e perdiendo pres-
tigio social. Los curiales, obligados a sostener los cargos municipales, trataron
de librarse de sus obligaciones fiscales ingresando en el clero o en la militia. Los
emperadores reaccionaron regulando la función curial para evitar en lo posible la
movilidad social.
La sociedad tardorromana estaba dividida en dos grupos antagónicos: los
honestiores (élite privilegiada de la que formaban parte los ordines tradicionales,
los grandes propietarios rurales y los ricos negotiatores) y los humiliores (plebe
urbana, campesinos independientes, coloni, operarii, fabri, etc.). Como reacción a
los profundos desequilibrios sociales, surgieron ciertos movimientos de protesta,
especialmente en el Imperio occidental: los «circunceliones» en el norte de África
a lo largo del siglo IV, y los «bagaudas» en la Gallia e Hispania en la primera mitad
del siglo v.
Estrechamente adherido al proceso de «cristianización» del Imperio romano,
el fenómeno ideológico del antijudaísmo cristiano ejerció una profunda influencia
sobre el poder imperial, dando lugar a una amplia legislación contra los judíos,
cuyo objetivo no era otro que el de reducirlos a una posición de inferioridad jurí-
dica y, en último término, condenarlos a la marginalidad y total exclusión social.
Pero la controversia religiosa no se limitó únicamente al judaísmo. El arrianismo
supuso, sin duda, el mayor reto al que tuvo que enfrentarse la Iglesia católica tras la
tolerancia religiosa decretada por Constantino en el año 313. La doctrina cristiana
formulada por el presbítero alejandrino Arrio en torno al año 318 comprometía
gravemente el dogma trinitario al afirmar la inferioridad ontológica de la natura-
Verificación
1. Explique en qué consistía el colonato en época tardoantigua.
2. ¿Cuál era la situación de los curiales a partir de finales del siglo m?
3. ¿Cuáles fueron los principales movimientos de protesta social que surgieron en
el Occidente tardorromano?
4. ¿Qué consecuencias tuvo la controversia antijudía durante la época tardoanti-
gua?
5. Indique brevemente en qué consistía la doctrina arriana.
6. ¿Qué tipo de relación, dependiendo de las circunstancias, existía entre la expe-
riencia monacal y el mundo urbano?
7. Comente las principales medidas tomadas por los emperadores cristianos con-
tra el paganismo.
8. ¿Por qué el Altar de la Victoria fue retirado de la Curia del Senado en época del
Imperio cristiano? ¿Qué transcendencia tuvo este gesto?
IV ANTIGÜEDAD TARDÍA 1 52 1
CRONOLOGfA BÁSICA
Años
Principales acontecimientos
a.e.e.
Invención de la escritura y su ap licación buroc,-ática en Babilonia . Primer
ca. 3400
uso del bronce. Aparición de la primera ciudad identificada (Uruk)
ca . 3150-3125 Menes unifica Egipto
3100 Auge del sis tema de ciudades-Estado en Babilonia
ca. 2700-2200 Reino Antiguo egipcio
Djeser extiende los dominios de Egipto hasta la primera catara ta (desde la
ca. 2700
desembocadura del Nilo)
ca. 2500 Primeras inscripciones reales en Babilo nia
ca. 2500-2345 V dinastía egipcia: ex pediciones en Siria y Nubia
2350 Listas léx icas bilingües en Ebla
2335-2279 Sargón I de Akkad
2200-2040 Primer Período Intermedio egipcio
ca. 2150 Derrumbe de la hegemonía de Akkad
2040-1750 Reino Medio egipcio
Llegada a Grecia del pueblo indoeropeo conocido en los poemas ho méri-
ca. 2000
cos como «aqueos»
1875- 1540 Scsostris III anexiona Nubia. Incursiones en Libia.
1800-J 500 Periodo Minoico medi o en Creta
1792-1750 Hammurabi
1 523
Anexos
Años
Principales acontecimientos
a.e.e.
1750-1540 Segundo Período Intermedio egipcio
ca. 1730 Comienza el dominio de los hicsos en Egipto
1595 El rey hitita Mursili I saquea Babilonia
ca. 1550 Expulsión de los hicsos de Egipto por Amosis.
c.b.1500 Primera evidencia del Estado de Mitanni en el norte de Siria
1479-1458 Regencia y gobierno de Hatshepsul
ca. 1450 Presión de los kaska al norte del reino hitita
1452-1336 Amenofis IV (Amenhotep JV)
ca. 1400 Desaparición de la civilización minoica
ca . 1380-1340 Nefertiti
1347 Reforma religiosa de Akenatón
1344-1322 Suppiluliuma I
1336-1327 Tutankamón
1327-1323 Ascensión al trono del anciano visir Ay
1323-1295 Horemheb desmantela la reforma rel igiosa de Alón
1275-1213 Ramsés II
ca. 1274 Batalla de Kadesh en lre el faraón Ramsés TI y el rey hitita Muwatalli U
1259 Tratado de paz firmado por Ramsés Il y Hattusili TIT
ca. 1200 Llegada de los pueblos del mar
11 84-1153 Ramsés ITI. Conspiración de su segunda esposa, Tiy
1069-715 Tercer Período Intermedio egipcio
Smendes separa el poder del faraón (en Tanis) del poder del sumo sacer-
1069-1043
dote de Amón (en Tebas y Karnak)
ca. 1010-971 David , rey de Judá
850 Inscripción de Tell Dan mencionando la «casa de David »
883-859 Asurnasirpal II
858-824 Politica expansiva del rey as irio Salmanasar III
823-745 Período de decadencia del poder asirio
776 Primera Olimpiada
Años
Principales acontecimientos
a.e.e.
754 Fundació n legendaria de Roma
743 Primera Guerra Mesenia
735 Fundación de Siracusa
715-323 Época ta rdía egipcia. Independencia de Nubia
714 Sargón IT saquea Urartu
703 Fundación de Tarento
685 Segunda Guerra Mesenj a
672-525 Dinastía saíta egipcia
672-664 Gobiern o en Egipto de Necao I como rey vasallo de los as irios
668 Fundación de Ta rento
664-663 Assurba nipal invade Egipto
664-610 Psamético, faraón de Egipto
ca. 630 Fundación de Cirene
614 Asures destruida por los medos de Ciaxa res
612 Saqueo medo de Níni ve
Batalla de Karkemish: los ba bilonios de Nabucodon osor II venccieron a
605
los egipcios. El poder asirio desapa rece
ca . 600 Fundación de Massalia
ca. 594 Reform as de Solón en Atenas
587 Nabucodonosor II saquea Jerusa lén
559-331 [mperi o persa
ca.. 550 Creación de la Liga del Peloponeso en cabezada por Es pa rta
546-528 Tiranía de Pisísh·ato en Atenas
540 Batalla naval de Alalia
539 Ciro el Grande termina con la independencia de Ba bilonia
ca. 538 Polícrates, tirano de Samos
525 El rey persa Cambises conquista Egipto
522 Darío usur pa el tron o persa
514 Muerte de Hipa rco por los tiranicidas Harmodio y Aristogitón
1 525
Anexos
Años
Principales acontecimientos
a.e.e.
511 Supuesta expulsión de Tarquinio de Roma
510 Final de los pisistrátidas
499-494 Revuelta jonia contra los persas
494 Naufragio de la flota persa frente al monte Atos
490 Batalla de Maratón
485-464 Jerjes, rey de los persas
484 Je1jes aplasta las revueltas babilonias
480 Je1jes invade Grecia. Batalla de Salamina
479 Batallas de Platea y Mícale
477 Formación de la Liga de Delos
467 Batalla de Eurimedonte
461 Condena al ostracismo a Cimón en Atenas. Asesinato de Efialtes
454 Traslado a Atenas del tesoro de la Liga de Delos
451 Ley de Pericles limitando la ciudadanía ateniense
451-450 Ley de las Doce Tablas en Roma
449 Paz de Calias establecida entre Atenas y Persia
ca. 440 Heródoto floruil
431-404 Guerra del Peloponeso
431-421 Fase arquidámica de la Guerra del Peloponeso
ca. 429 Muerte de Pericles víctima de la peste
415-413 Expedición ateniense a Siracusa
411 Boulé de los Cuatrocientos en Atenas
404-403 Régimen de los Treinta tiranos en Atenas
401 A1tajerj es JI vence en la batalla de Cunaxa
ca . 390 Los galos ocupan Roma
386 La paz del Rey o paz de Antálcidas
380-362 Recuperación de la independencia de Egipto con Nectanebo I
371 Batalla de Leuctra
362 Batalla de Mantinea
Años
Principales acontecimientos
a.e.e.
359-336 Filipo, rey de Macedonia
346 Paz de Filócrates
343 Momentánea reconquista persa de Egipto
338 Batalla de Queronea
336-323 Alejandro Magno, rey macedónico
335 Alejandro pasa a Asia y gana la batalla de Gránico
333 Batalla de Issos
332 Alejandro Magno conquista Egipto
Fundación de Alejandría. Batalla de Gaugamela. Alejandro en tra en
331
Babilonia. Incendio de Persépolis
327 Alejandro invade la India
323 Alejandro Magno muere en Babilonia
312 Seleuco, rey en Babilonia
Los generales y «sucesores» ele Alejandro (diádocos) tornan el título de
306 «rey»
280-272 Guerra de Pirro en Italia y Sicilia
262-242 Primera Guerra Púnica
242 Los romanos se apoderan de Sicilia
218-20 l Segunda Guerra Púnica
217 Batalla del lago Trasimeno
216 Batalla de Cannas
202 Batalla de Zama
189 Los romanos derrotan al rey Antíoco en Magnesia
168 Derrota de Perseo en Piclna por Emi lio Paulo y fin del reino macedonio
146 Destrncción de Cartago y Corinto
135-132 Primera guerra servil
134-133 Tiberio Graco
133 Muerte del último rey ele Pérga mo
1 527
Anexos
Años
Principales acontecimientos
a.e.e.
La /ex Gabinia tabellaría establece el voto secreto en las asambleas roma-
131
nas
87-63 Guerra intermitente contra Mitrídates VI (Eupator Dioniso), rey del Ponto
78 Muerte de Sila
48 BatalJa de Farsalia
44 Asesinato de César
Años
Principales acontecimientos
e.e.
14 Muerte de Augusto
Años
Principales acontecimientos
e.e.
21-31 Dominio de Sejano, prefecto de la guardia preloriana
37-41 Cayo Calígula, emperador
41-54 Claudio, emperador
43 Definitiva conquista de Britania por Aulo Plaulo
ca. 50 Pablo de Tarso en Alenas. Intrigas palaciegas de Agripina
54-68 Nerón, emperador
55 Muerte de Británico (hijo de Claudio)
59 Nerón ordena matar a su madre Agripina
64 Devastador incendio de Roma
68 Muerte de Nerón
69 Año de los cuatro emperadores
69-79 Vespasiano, emperador
70 Destrucción del Templo ele Jernsalén
8 1-96 Domiciano, emperador
96-98 Nerva, emperador
98-IJ 7 Trajano, emperador
101-107 Guerras dacias
112 Plinio el Joven, procónsul en Bitinia
J 14 Armenia, provincia romana
117-138 Adriano, emperador
120 Construcción del muro de Aclriano en Britania
138-161 Antonino Pío, emperador
132-1.35 Rebelión judía encabezada por Simón Bar Kojba
161 - 180 Marco Aurelio, emperador
165 Brote de una epidem ia que afectó a tocio el Imperio cluranle quince años
l92 Asesinato de Cómodo
Guerra civil por la sucesión en el Imperi o en tre Septimio Severo y
194
Pescenio Níger, venc ido en Asia
2.11 Muerte de Sepl in1 io SL' VLTO en Eboracum (York)
1 'i29
~nexos
Años
Principales acontecimientos
e .e.
Caracalla asesina a su hermano Geta. Promulgación de la Constitutio
212
Antoniniana
217 Asesinato de Caracalla
Desaparición del reino parto y comienzo del lmperio sasánida en Persia,
226
con capita l en Ctesifonte
249 Persecución de Decio con tra los cristianos
257 Persecución de Valeriana con tra los cristianos
258 Rebelión de Póstumo en las Galias
261-268 Galieno, emperador en solitario
268 Tétrito, emperador en las Galias
284-305 Diocleciano, emperador
292 Establecimiento de la Tetrarquía imperia l
303-305 La gran persecución contra los cristiano
305 Abdicación simultá nea de Diocleciano y Maximiano
306 Muerte de Constancia Cloro
Acuerdos de Milán por los que proclamó la libertad religiosa en todo el
313
Imperio
315 Arco de Constantino en Ro ma
324 Mue1te de Licinio
325 Concilio de Nicea
330 Fundación de Constantinopla
337 Muerte de Constantino
340 Muerte de Constantino Il en Aquileya
350 Asesinato del emeprador Constante.
350-353 Usurpación de Magncncio Magno .
360-363 Juliano, emperador pagano
364 Muerte del emperador Joviano
375 Muerte de Valentiniano I: le sucedieron Graciano y Valentiniano II
378 Valente es ve ncido y muerto en la batalla de Adrianópolis
380 Edicto de Tesalónica
Años
Principales acontecimientos
e.e.
384 Teodosio prohíbe los sacrificios paganos
382-388 Usurpación de Magno Máximo
388 Teodosio l. derrota y manda ejecutar a Magno Máximo en Aquileya
394 Muerte del usurpador Eugenio Flavio
Muerte de Teodosio I. División definitiva del Imperio: le suceden sus hijos
395
Honorio, en Occidente, y Arcadio, en Oriente. Agustín, obispo de Hipona
396 Los godos al mando de Alari co invaden Tracia, Macedonia y Tesalia
408 Muerte de Arcadio: le sucede Teodosio lI
410-411 Saqueo de Roma por Alarico
423 Muerte de Honorio: le sucede Valentini a no IJJ
433 Atila, rey de los hunos
438 Código Theodosia no
450 Muerte de Teodosio L1 en Constantinopla
453 Muerte de Atila
454 Valentiniano Ill ases ina al ge neral Aec io
455 Muerte de Valentiniano Jll. Avito go bierna Italia
Derroca miento de Rómulo Augústulo por Odoacro. Fin del Imperio roma-
476
no occidenta l
527-565 Justiniano, emperador romano de Oriente
1 53 1
Anexos
EJEMPLO RESUE L:rO DE COMENTA RIO BREVE DE TEXTO III STÓR ICO
A fines del mismo verano, los atenienses enviaron veinte naves a Sicilia al
mando de los estrategos Laques, hijo de Melanopo, y Caréades, hijo de Eufüeto.
La razón era que los siracusanos y los leontinas habían entrado en guerra unos
1 533
Anexos
contra otros_[ ... ] Así las cosas, los leontinos y sus aliados enviaron una embajada a
Atenas para persuadir a los atenienses, en virtud de su antigua alianza, y dado que
eran jonios, a enviarles naves, pues estaban bloqueados por mar y por tierra por los
siracusanos. Los atenienses se las enviaron con el pretexto de su parentesco, pero
en realidad porque querían impedir que llegara al Peloponeso el trigo de aquellas
tierras y porque así harían un primer ensayo para ver si tenían posibilidades de
hacerse dueños de la situación en Sicilia [ ... ] En el invierno siguiente, la epidemia
azotó a Atenas por segunda vez; aunque en realidad nunca había cesado completa-
mente, había tenido, sin embargo, algún período de respiro[ ...] así no hubo ningu-
na desgracia que abrumara a los atenienses con más violencia que ésta ni nada que
debilitara tan gravemente su poderío. Murieron, en efecto, no menos de cuatro mil
cuatrocientos hombres en las filas de los hoplitas y no menos de trescientos entre
los de cabalJería, así como un número imposible de determinar entre el resto de la
población [ .. .].
1 535
t\ nexos
Tras varios años de confusión, éste preparó una nueva expedición a Sicilia, pero
fue acusado de sacrilegio y huyó a Esparta en busca de la protección del rey Agis,
a quien aconsejaría en las acciones bélicas contra su antigua pat1ia. Al final, Nicias
se encargaría de aquella dificil empresa, a la que él mismo se había opuesto. El
ejército ateniense sería totalmente derrotado en el 413. A partir de este momento
se abrió un período en el que se produjeron diversos levantamientos y la demo-
cracia fue temporalmente derrocada, imponiéndose el régimen moderado de la
Boulé de los Cuatrocientos (411). La alianza de Esparta con los persas precipitó la
total derrota ateniense y la pérdida de su Imperio en abril de 404 a.e.e. Atenas fue
absorbida entonces (como un miembro más) por la Liga del Peloponeso.
No obstante, debe advertirse que las nefastas consecuencias, tanto sociales
como económicas y culturales, de la Guerra del Peloponeso no fueron sufridas
sólo por Atenas, sino que abarcaron a todo el mundo heleno: los Estados griegos
contrajeron deudas impagables con Persia; al extinguirse el control ejercido por la
flota ateniense, apareció la lacra de la piratería en el Egeo; hubo una caída gene-
ralizada del comercio y de la economía; debido a las enormes pérdidas de vidas
humanas durante el largo conflicto, la población griega quedó seriamente dañada,
a la que sobrevino, además, una profunda crisis moral, ideológica y religiosa de
difícil y larga recuperación.
1 c-.,37
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1 © Raúl Gonzá lez Sa li ncrn
1 539
\nexos
entera. Según la tradición, los misterios habían sido revelados directamente por
Deméter con ocasión de una parada de descanso en Eleusis durante la infatiga-
ble búsqueda de nueve días -en cuyas noches llevaba en sus manos antorchas
encendidas- de su hija Perséfone, que había sido raptada por Hades, el dios de
los Infiernos. Apiadándose de ambas, este último permitió a Perséfone regresar
con su madre cada año durante un período determinado, momento en que la
tierra fructificaba. Durante el resto del año, justo cuando ella debía regresar a los
Infiernos, la tierra, maldecida por Deméter -diosa de los cereales- se mostraba
improductiva. Se puede considera1~ por tanto, que el origen del culto eleusino era
fundamentalmente agrario. Su principal sacerdote era el hierofante -hierophán-
tes, literalmente, «el que muestra los objetos sagrados», es decir, los hierá-, que
se encargaba de la parte más importante de la celebración: la «visión». Le acom-
pañaba el daduco -dadouchos-, el «portador de la antorcha», en la apertura de
los misterios. Éste iluminaba el camino hacia el «verdadero conocimiento». Al
final de la procesión sagrada -que acontecía siempre en noche de luna llena-
el Telesterion se abría con la espectacular aparición del hierofante en la puerta,
dando la bienvenida a los iniciados, quienes -con la cabeza descubierta- entra-
ban al espacio interior profusamente iluminado por las «antorchas eleusinas»
que portaban los iniciados ya veteranos (el edificio contaba con una abertura en
el techo para permitir la salida del humo de las antorchas). Por medio de estos
misteriosos rituales -que no podían desvelarse a los profanos-, de profundo
carácter soteriológico, se consideraba que se entraba en contacto con el más allá:
los iniciados confiaban así en tener garantizado un lugar privilegiado en la vida
después de la muerte.
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1 547
A aedo(s): 123 Ala lia {batalla): 28 1
A: vid. a.ntiquo Aelia Capi!Olina (Jerusa lé n): 383 alamano(s): 48 1
Abidos: 74(1), 185 aequilas: 426 a lano(s): 485, 488(t)
abogacía: 502 a.era.rium (fisco): 47 1 y vid. erario Alarico: 485, 539
aboli1io 1nen1oriae: 413 públi co Alba Longa: 282-283
Abra hán: 93 Árrica, al'ricano(s): 129, 269, 3 16, Alban ia: 308
acadio(s): 88(1), 82-84 327, 333, 366(1), 309(1), 325(s), Albanos (montes) : 282
Acamia: 221 336, 359(1), 366(1), 387, 388(1), a lbanos (pue blo): 366(1)
Acarnania: 360 39 1, 448(1), 461, 478, 48 1, 487 , Alcib íacb: 223, 223(1), 224, 236(s),
Acaya: 120(1), 366(1) 489,49 1, 500, 507, 515(s). 5 l 6(s) 536
Accio (bata ll a): 358(1), 360, 365, Alrodita: 159, 208, 368(1), 4 11 Alcmeón de Crolona: 274
400(s) Agamcnón: 120(1), 124( 1), 16 1 Alcmeónidas: 143
aceit e de oli va: 146- 147 , 149,203, 11geutes i11 rebus: 489 a ldea (concepto): 4 1-42, 45 , 48,
251 (s), 255, 39 1, 393 ager publicus: 295, 329-330, 330(1), 5l(s), 13 1
acrofonía: 50 334, 35 1, 354(s) Alejand ría: 234( 1), 263(s), 244,
acrópo lis de Ate nas: 143, 145(1) , Agesilao: 227 250(1), 254, 260-26 1, 263(s), 360,
149, 187, 198(1), 199-20 1, 2 14(s) Ágidas: 187(1) 394-395, 447, 448(1), 5 l 5(s)
Acta nrn r/yrum: 443 Ag is (rey espa rtano): 537 Alejandro Magno: 53, 67, 100(1),
Aclium: vid. Accio (batalla) agogé («educac ión»): 140 102 , 162(1), 239, 242-246, 246(1),
acueduclo(s): 278, 406, 429(s), 423 agonisli: 50 1 248-250, 252(1), 253, 257-259 ,
11daeratio («aderación» ): 464, 499 ágora (agorá.): 255, 256(1), 273( 1) 262(s), 3 17, 368
Ad herba l: 333 agoranomo: 368(1) Alejandro Severo, M11rc11s Aureli11s
adivinacuón e trusca: 280, 28 1(t) agricu ltura egipcia: 69-70 Severus Alexa11der (emperador):
Ad riano, Publius Aelius Hadria.nus Agrigenlo: 272, 312(1) 388
(emperador): 166( 1), 376, 378, Agripa , Marco Vipsanio: 360, 365, a lemán (le ngua) : 85
401 (s), 407(t), 450(s) 370, 400(s) Aleman ia : 509
Adrianópoli s: 473, 480(1) , 48 1 Agripa I: 373 Alepo: 83(1)
Adriático (mar): 308, 3 14, 366(t) Agripina {v iuda de Germá nico): Ales ia: 346, 348
adscriplici: 498 37 1(1) alf'abclo l'onél ico: 98
adversus ludacos: vid. anlijudaís- Agripina, la Menor: 374 alislam icnlo: vid. rccl ulami e nlo
mo Agustín de Hipo na: 500-50 1, 504, 111i li 1ar
Aecio, Flavio: 487 5 10 Allia {riac hu elo): 306
aedilis cunt!is (aediles cundes): Ahura-Mazda: 104(1), 105 Alpes: 3 15, 366(1)
vid. ed il(cs) Akenalón: 60, 62, 66(1) Alpes Ju lianos: 488(1)
aeclilis mun icipa l (aecliles mun ici- Aka (rey m ítico sumcrio): 8 1(1) Allar de la Victoria: 5 12-5 13,
pa les): 405 Akkad: 83 5 14(1)
• Las lclTas entre pa réntes is q ue acompañan a a lg unos núm e.-os de pág ina co rresponde n a los
tex tos ele íue ntes (l), a las le ngüetas (1) y a las sínll's is (s).
1 549
Índice analítico
a!terum non laedere: 424 lio): 384 apostasía, apóstala(s): 439, 443,
Alto Egipto: 53-55, 57-58, 65(1), Annales (escuela historiográfica): 479,507
74(t), 76(s) 27(1) Apóstata: vid. Juliano (empera-
Amarillo (río): 43 annona civil: 470, 499, 500 dor)
Amazonomaquia: 256(1) annona ludorwn: 299 apóstol(es): 445, 447
Ambrosio de Milán: 502, 504, annona militar: 464, 470, 499 Apuleyo Saturnino, Lucio: 334-
508,513 Anopea: 187 335, 335(1), 346
Amenemhet I: .'í6 Anquises: 283 Apulia: 315
Amenhotep I: vid. Amenofis I Antálcidas: 227, 228(t) Aqua Appia: 295(1)
Amenholep JI: vid. Amenofis II An tef VII: 58 Aquae Sextiae: 335(1)
Amenholep III: vid. Amenofis III Antela: 166, 187(1) Aquea: 142
Amenholep IV: vid. Amenofis IV Antigónidas: 262(s) Aquemenes (rey persa): 98
Amenofis I (faraón): 58 Anlígono I: 252 aqueo(s): 119, 120(1), 122-.123,
Amenofü II (J"araón): 60, 68 Antígono II Gónatas: 252, 261 126, 167
Amenofís III (faraón): 60 antijudaísmo: 436, 501-502, 504- Aquileia: 317, 478, 482
Amenofis IV (faraón): 60, 66(1), 505, 515(s) Aquiles: l 20(t)
73, 96(1) Antíoco I Soter: 250, 256(t) Aquileya: vid. Aquileia
Amílcar Barca: 272, 315 Anlíoco ll: 251 (t), 257 Aquilio, Marco: 340
Amón (dios-sol egipcio): 60-62, Antíoco III el Grande: 251 (t), Arabia, árabe(s): 104, 281 (t), 463,
63(1), 64, 73-74, 245, 246(1) 317-318, 321 488(1)
Amón-Ra (dios egipcio): 60, 73 Antioquía: 261, 263(s), 317, Aram: 88(1)
amorreos: 41, 83 390(1), 395, 480(t), 482, 488(t), Aram Harshmalki: 88(1)
Amose (hermana de Amenofis I): 510 arameo, arameos: 88(1), 94
58 anlipaganismo, antipagano(s): arbitraje: 300(t)
Amosis (faraón): 58 482, 511-512, 516(s) «arca de la alianza»: 95
Amulio: 283 Antípalro (macedonio): 244, 259 a rea des: 488( t)
amurru: 41 antiquo («lodo queda como Arcadia: 229
anachóresis: 510 antes», «rechazo»): 306 Arcadio, Flavius Arcadius Augus-
anacronismo: 31 Antonia (hija de Marco Antonio tu s (emeprador): 482-483 ,
analística romana: 306 y madre de Germánico): 371 (1), 494(s), 502
anarquía militar: 463, 465, 493(s) 372 arché: 171
Anatolia: 39, 44, 81, 86, 88, Antonino Pío, Aelius Hadrianus arcontado, arconle(s): 142 ,
92(1), 101, 106(s), 250,274, 390 Antoninus Augustus Pius 145(1), 146, 150, 152, J54(s),
Anaxándridas: 187(1) (emperador): 376, 378, 384, 161
Anaximandro: 172 401 (s) Areópago: 142, 144, 19.'í, 19.'í(I),
Anaxímenes: 172 Antoninos (dinastía imperial): 213(s), 435
Anbucala: 315 371, 378, 384-385, 401 (s), 441 Ares: 142, 159,411
Aneo Marcio: 277(t), 286 Antonio, Marco: vid Marco Anto- Argentoratwn (batalla): 478
Andrónico: 323 nio argentus, argenli: 472
Anfictión (rey mítico): 167 Antonio Saturnino: 377 Arginusas:225
anfictionía(s): l 67 Apella: 133, 142, l 54(s) Argólida: 119, 167, 187
Anfictionía de Argos: 167 Apenino(s): 307, 335 Argos: 24, 135, 142, 167, 194,
Anfictionía de Beocia: 167 Aper: 466 217-218, 227
Anfictionía de Calauria: 167 Apio Claudia, el Ciego: 295(1), Ariminio: 507
Anfictionía Délfica:167 296 Aristarco de Samos: 260
Anfictionía Délica: 167 Apis (figura mitológica egipcia): Arístides (apologista cristiano):
Anfictionía del Istmo: 167 73 442
Anfípolis: 222, 240(1), 24 l(t), 534 apocalíptica, apocalíptico: 450(s) Arístides (aristócrata ateniense):
anfiLeatro(s): 429(s), 420 apoikíai (colonias): 129, 131 194
Anfiteatro Flavio: vid. Coliseo Apolo: 164, 166(1), 167, l 76(s), Aristól"anes: 29, 21 O
ángeles: 436 193, 234(1), 411, 536 Aristogitón: 149
anglo(s): 485 Apolo Licio: 259 Aristóteles: 31, 139(1), .158, 169-
Aníbal Barca: 315-316, 318, Apolo Pitio: 167 170, 231 (1), 243, 259, 426, 437
325(s), 328, 333, 408 apologética cristiana, apologis- aritmética: 208, 261
Anibaliano: 478 la(s): 438, 441-442, 446, 4SO(s) armada ateniense: 225, 236(s)
Anio Vero (futuro Marco Aure- Apopi I (rey hicso): 58 Armenia: 378, 385
1 55 1
Índice analítico
217,222,240 Calígula, Caius Ju/ius Caesar 282, 289(s), 294, 308, 309(t),
Besso: 246 Augustus Germanicus (empera- 311-312, 312(1), 314-316,
Bestia, Lucio Calpurnio: 333 dor): 371-373, 376, 396 316(1), 320(t), 321-322, 324(s),
Biblia hebrea: 24, 39, 42, 94, Calixto (liberto de Claudio): 373 325(s), 373(t), 448(1), 449, 507
432,436 Calpurnia (hija de Pisón): 347(t) «casa de David »: 95
biblioteca(s): 419(1) Calpurnio Bíbulo: 347(L) Casca, Servilio: 352(1.)
Biblos: 57 Calpurnio Pisón, Cayo: 374 Casia: 244
Bierzo, El: 421 calzada(s): 406, 421, 423 Casio, Cayo: 353, 355(s), 359
Bitinia: 258, 391(1), 388(L), 398(t), Cambises I (rey persa): 66, 100, Casio Dion: 462
463 191 (s) Casio Longino: 352(t)
Bizancio, bizanlino(s): 427, 474, Cambises II (rey persa): 1O1, casta(s) sacerdotal(es): 56, 60,
487(1), 491 106(s) 77(s), 80, l05 (s), 162, 170, 173-
Bloch, Marc: 27(1) camino real persa: 102, 104 174, 234, 244-245
Blosio: 328 Campamentos militares: 390- Castel Gandolro: 282
Boco: 339 391, 406, 407(L) catacumba(s): 448, 448(1)
Bolonia: vid Bononia Campania: 274, 278-279, 282, Catania: 131
Bolsa de Londres: 465(1) 307,339,405 Catilina , Lucio Sergio: 341(1),
Bolsena (lago): 279 ca mpañas electorales: 404 342(1), 343, 345(1)
Bona Dea : 344 Campus Cataláunicos (batalla): catoli cis mo, cató li co(s): 493,
Bononia: 317, 358(1), 359(1) 487 494(s)
Bós[oro: 373 campos de urnas: 274 Calón, Marco Porcio: 321-322,
Boulé (Consejo de los Quinien- Campos Raudios: 335(1) 347(t)
tos): 151-152, 154(s), 195,537 Cwnulodunwn (Clochesler): 373 catos: 377, 388(1)
Brásidas: 221-222 Canaán, cananeos: 64, 93-94, Cáucaso: 119, 488(t)
Breno: 307 210(1) Cayo (nielo de augusto): 370
Bríndisi: 336, 359(1), 360 canales, canalización: 170, 278, Cecilia, gens: 333(1)
Britania: 254, 373-374, 388(1), 421 Cecilia Metela: 333(1)
377, 390(1), 391 (1), 393-394, Cannas (batalla): 315, 325(s), 408 Cele<lonia: 221
407(t), 444, 461, 473, 469, 478, Canuleyo, Gayo: 296 Celio: 284
481, 485, 489 caos: 159 Celso (jurista): 424-425
Británico (hijo de Claudio): 374 Capadocia: 385 Celso (intelectual pagano): 436
Britannia: vid Britania capilatio animaliurn: 470 celtíbcro(s): 311
Bruto, Décimo: 352(t) capilatio humana: 470 ce menterio(s): 443
Bruto, Marco Junio: 352(L), 353, Capitolio de Roma, capitolinu: censo romano: 404, 432
355(s), 359 234(1), 294, 287, 306, 411 censor, censores: 299, 300(t), 303,
Bubaslis: 64 Capri: 371 (1), 372 324(s), 333(1), 341 (1), 360
bucchero: 279 Capua:340 censura: vid. censor, censores
Buen Pastor: 448(1) Caracalla, Marcus Aurelius centuria, centuriones: 406
Burdeos: vid. Burdigala Severus Anloninus Augustus Centuripc: 312(1)
Burdigala (Burdeos): 508-509 (emperador): 387, 389(t), 426 Cerdeña: 281,314, 366(t)
burocracia: 47 carava nas, rutas caravaneras: 58 , César; Julio: 19, 270, 303, 328,
burocracia egipcia: 68-69 79, 86, 105(s), 250, 254, 463 340, 341 (1), 342-343, 343(1),
Bulo: 54 Carbón, Gayo: 329, 337(1) 344-345, 345(1), 346, 347(1),
carbono 14: 25 348-351 , 352(t), 353, 355(s),
e Caréades: 533( t), 535 357-358, 358(1), 359(1), 360,
caballería romana: 303 Caria: 200 367, 368(t), 369, 400(s), 403,
Cabo Verde: 254 Cariátides: 200 408
Cádiz: vid Gades cárides: 366( t) ccsaropapismo: 493, 495(s)
Caere: 279, 281, 286 Carino, Marcus Aurelius Carinus Charek (rey hicso): 58
Calauria: 167 (emperador): 466 Chechi (rey hicso): 58
Calcidia: 185, 222, 240 carisma, carismático: 446-447 China: 104
calendario gregoriano: 25 Carnéades de Atenas: 323 Chipre: 44, 11 5, 121, 21 O(t)
calendario griego: 162(1) Carondas: 131 Chrestos («Cristo»): 433-440
calendario juliano: 25 Carras (batalla): 34 l (1) Ciaxares (rey medo): 89
Calias: 217, 236(s) Cartago, cartagineses: 98, 210(t), Cibelers: 165, J 66(1)
Calícrates: 198(t), 200 254, 258, 269, 271-272, 280- Cicerón, Marco Tulio: 19, 20(L),
324, 340-342, 342(1), 345(1), Cleómenes I: 14S(t) , 149 , 187(1) comilia lribula: 297, 304
347(1), 349, 3SS(s), 358, 358(1), Cleón: 221 , 222 Cómodo, Marcus Aurelius Com-
359,405,411 , 414 Cleopatra: 349, 358(1), 360 modu s (e mperador): 386,
Cicerón, Quinto Tulio: 405 Cleopatra (esposa de Filipo II): 390(1), 391 (1) , 401 (s)
Cícico (batalla): 536 242 compilalia: 412
Cícladas (islas), cicládico: l 13 , Cleostato de Ténedos: 162(1) concilio(s): 448
115, 121, 153(s), 193 clero cristiano: 442, 499, 501 Concilio de Calcedonia (451 ):
Cilicia, cilicios: 244, 281 (t), 390(1) «clero» pagano: 479 510-511
Cilón : 136, .143-J 44, 145 (t) Cleruquías, cleucos: 199 Concilio de Cartago (419): 503
cimbrio(s): 334, 335(1), 366(t) cli entela, clienteli s mo: 288, Concilio de Constantinopla (381 ):
Cimón: 194-195, 195(1), 213(s), 288(t), 289, 290(s), 298, 305, 507
534 405 Concilio de Elvira (ca. 304): 504
cinismo, cínicos: 445 Clístenes (Alcmeónida): 150-153, Concilio de Hipona (417)): 503
Cinna: 336 154(s), 196,207, 223(1), 293 Concilio de Nicea (325): 506-507
Cinoscéfalos: 318 Clístenes (Ortagórida): 135 Concilio de Zarago7.a (379): 508
Cipriano de Cartago: 443, 449, Cloaca Maxima: 287 concilium plebi:;: 345
462 Clodio Albino, Décimo, Decil-nus concordia: 469
Cípselo: 135-136 (t) Clodius Ceionius Septimius concordia ordinwn : 341
Circes: 359 Albinus (emperador): 388(1), con/úreatio: 416
circo(s): 420, 423, 429(s) 390{1), 391 (1) coníli cto patricio-plebeyo: 269,
Circo Máximo: 420 Clodio, Publio: 344 295-298, 424
circulación monetaria: 254, 498 Clusió: 277(t) Con:;ejo de los Quinientos: vid.
circunceliones: 500, 508, 51 S(s) Cnossos: 115-116 Boulé
Ciro I (rey persa): 98, 190, 191 (s) Codex lustinianus: 427, 427(1) consensus universon11n: 367
Ciro II (rey persa): 100, 106(s) Codex Theodosianus: 426, 427(1), consiliw'II principis: 384, 404
Ciro el Grande: vid. Ciro II 501 consistoriw11 sacm1'11: 490
cirugía egipcia: 72 Código de Hammurabi: 84, 85(1), Constanciu Cloro, Flavius Vale-
Cispio: 284 88, 233 rius Co11sta111im (emperador):
Cítera: 21 0(t) Código de Justiniano: vid. Codex 444, 469, 472-473
ciudad (concepto): 45, 48, 51 (s), luslinuanus Constan cio ll, Fla vi11s !11/i11s
131 Código de Teodosio: vid. Codex Consta11/i11s A11g11stm (empera-
cuidadanía latina: 377 Theodosianus dor) : 478-479, 511-512, 514(1)
ciudadanía romana: 327, 331 , cognitio extra orclinem: 439, Constancio Jll , Fla vi11s Co11st1111-
335-336, 354(s), 363 , 388, 451 (s) tius (emperador): 487(1)
389(t), 350, 353, 399,408, 426 colegialidad: 403, 469 Consla ncio Galo, Fla vi11s C/011-
ciudades jonias: vid. Jonia , _jonios colegio de pontífices: 294 clius Cons/1111/ius Callus (rn e-
civili7.aciones nuviales: 43 Coliseo: 234(1), 377, 420 sar): 478, 503
civis Romanus (ciudadano roma- collegium, collegia: 399,413 Constante, Flavius lulius Cons-
no): 413 collegium fetialium: 409 lans (emperador): 478
civilas, civitates: 297 colonato, colono(s): 330, 392 , Constantino 1 el Grande , Fla vius
civitas Dei: 504 399, 498, 500, Sto, SlS(s) Valerius Co11sta11ti11us (empera-
Champollion, J ean Franc;:ois: Colonia: 393 dor): 427, 439, 444, 459, 472-
67(1) colonias jonias: 225, 236 475, 475(1), 476, 477(1), 478,
Claudia: 328 colonización griega: 114 589, 494(s) , 498-499, 502-503,
Claudia (familia): 344 comed ia(s): 170, 21 O 506, 507, 5 11-512, SIS(s)
Claudio, Tiberius Claudius Nero comes, comiles: 489-490 Constantino 11 , Fla vius Clawlius
Gennanicus (emperador): 373, carnes Af,-icae: 501 Constanti1111S (emperador): 478
401(s), 433,440,448 comes rei privatae: 490 Consta ntinopla: 460, 474, 478 ,
Claudio Marcelo, Marco: 370 comes sacra ri.1111 largitio,111111: 490 487(1), 488(1), 502
Claudio Nerón, Tiberio (primer comitatense:;: 470, 474 Constilulio Antoninia11a (212):
esposo de Livia): 370 comitatus: 490 388, 389(1)
Claudio Pompeyano: 385 cornites co11sistoria11i : 490 consul (consules): vid. c<insul(cs)
Cl ement e de Alej a ndría: 437, con'litia ce11t11ri11111 : ., 04, .162(1). cónsul(es): 277(1), 295(1), 299,
4S0(s) 404 300(1), 303, 305, 324(s), 33 1,
Clemente de Roma: 438 comitia rnri11111 : 2X7, 294, .104, 333, 333(1), 334-336, 337(1) ,
clementia: 367 362(1) 340, 342-343, 343(1), 345 ,
1 SS3
nclicc analítico
347(t), 349, 358(1), 359(1), 482, 503-504, 506, 508,512 Dámaso (obispo de Roma): 508
366(1), 37 1(1), 403,408,417 «cris tianizac ión»: SO 1, 508, dwnnalio ad beslias: 396, 439
consu lado(s): 334, 335(1), 341 (1), 51 S(s) damnalio menwriae: 413
342, 342(1), 345, 357-358, 363, Critias: 225-226 Danubio (río), danubiano: 122,
388(1) Croacia: 3 l 4 376, 378, 388(1), 480(t), 485
consularis, consulares: 489 Cromado de Aqui lcya: 504 Dardanelos: 240
Corbulón, Gneo Domicio: 374 Crono (divinidad griega): 120(1), Dardania: 488(1)
Córcega: 281, 314 159, 165(1) Dárdano: 336
Corcira: 219, 224, 535 cronología: 22-25 Darío 1 (rey persa): 66, 101-102,
Córdoba: 508 cronología absoluta: 25 106(s)
Coré: vid. Pcrséfone cronología relativa: 25 Darío II (rey persa): 1O1
Corebo: l 98(t) Crotona: 308 Darío lll Codomano (rey persa):
corego(s): 213 crucifixión: 396, 435, 438 1O1, 244-245
coreutas: 211 Ctesi fon te: 385 David: 94-96
Corfinium: 355 clóni co: 411 de seplem orbis núraculis: vid.
Corfú: vid. Corcira cuado(s): 385, 488(t) s iete maravillas del mundo
Corinto: 11 9, 131 , 136(1), 135, «Cuarta Fi losofía»: 432 dea Roma et Auguslus: 369
167,193,208, 2l0(t), 2 18-2 19, cuarta Guerra Sagrada: 239 deca pitación : 439
224,227,242,277(0, 318,535 cuatrirremes: 273(1) Dccébalo: 378
Cornelia: 328 cuatro emperadores (año de los): decem.viri: 296
Cornelia (hija de Cinna): 344 375 Decio, Gaius Messius Quinlus
«cornclios» (procritos): 339 Cuatrocientos: 537 7raianus Decius (emperador):
coro teatral: 211-212 cuestor(cs): 295(1), 300(L), 299, 440,442
corona bla nca: vid. hedyel 305, 324(s), 344, 388(1) decuriones: 395,397,405
corona roja: vid. desheret cueslor(es) mililar(es): 296 delatores: 226
corporaciones: 471 cu lto dionisíaco: 157- 158 Delfino de Burdeos: 509
Corpus Hipocraticwn : 235 cu lto imperia l: 369, 397,399,439 Delfos: 13 1, l 36(t), l 4S(t), 164,
Corpus luris Civilis: 423, 426, cu lto órfico: 165, 166(1) 166(1), 167, 234(1), 240, 536,
429(s), 491 , 49S(s) cu lto solar: 436,437, 465 539
corrector, corree/ores: 489 cultos misléricos: 157, 164-165, Delos: 115, 164, 167, l76(s), 197,
corriente paulina: vid. paulinis- 258, 414-415, 428(s), 535 l 98(t), 254
mo cultos orientales: 428(s) Delta del Nilo: 62-63, 66, 67(1),
corrupción: 1O1, 240(1), 322 , cultos romanos: 30 1 73,244
342(1), 534 cu ltura clásica: 437 Demarato: 277(1)
co rle persa: 194 cu ltura vi llanoviana: 271 Deméler: 165-166, 258, 539-540
con1i: 312 Cumas: 282, 339(1) Demiurgo: 436-437
cosmogo nía: 159 Cu naxa (batalla): 101 democracia: 3 1-32, 139(1), 142,
Cotis: 373 cuneiforme: 49 152-153, 146(1), 194, 195(1),
Craso, Marco Licinio: 333(1), 340, cura urbis: 299 196-197, 203-205, 2l3(s),
34 1(1), 342(1), 343, 343(1), 344- curalor acquarum: 421 214(s}, 2 17-2.19, 221-222-223,
346, 347(t), 348, 3SS(s), 367, Curia Julia: 5 12 223(1), 225-226, 233, 236(s),
383(t), 383(1) Curia romana: 512, 516(s) 241 (1), 361 (t), 534-535, 537
Craso Muc iano, Licinio: 329 curia(s) municipal(es): 397,405 demografía: 23
Cremona: 3 14 curia(s) lardoanligua(s): 499 demonios: 367(1)
Creso de Lidia: 146(]) curial(es): 486(1), 499, Sl S(s) Demóstenes: 239-240, 240(1), 536
Creta, cretenses: 57, 113, l 15, cursus honorum: 298, 343-344, demótico: 67(1)
11 8, 121-122, 124(1), l53(s) , 388(0,405,408,4 19 denarius, denarii: 471-472
186 dendrocro nología: 25
crisis coyuntural: 462 D derecho consuetud inario: 294
crisis del siglo III e.e. : 461 Dacia, dacios: 378, 488(t) derecho de as il o: 160, 256(1)
Crisópolis: 473 daduco:540 derecho de los pretores: 425
Crispo: 478 daemones: 436, 438 derecho hitita: 88
cristianismo, cristianos: 24, 96(1), Dalmacia, dálmata(s): 3 14, derecho honorario: vid. ius hono-
162, 415, 426, 433-440, 442, 465(1), 488(l) rarium
444-445 , 448(1), 4SO(s), 451 (s), Dalmacio: 478 Derecho romano: 423-427, 429(s)
459, 473, 475-477, 479, 480(1), Damasco: 88(1) Derecho romano clásico: 425
Derecho romano posclásico: 426 divinidades etruscas: 280 eclictum, edicta.: 425
Derecho romano vu lgar (o vulga- divinidades grecorromanas: 388, Ediclum de Praeliis: vid. Edicto
rizado): 426 389(t), 411-415, 444 de Prec ios (30 1)
desherel: 54 d ivinidades ol ímpicas: 159- 160, ed il(es): 295(1), 299, 305, 324(s)
desierto si rio: 83 l 76(s), 200, 383 ed ucac ión: 208-209, 211, 214(s),
Destino: vid. Hado divorcio: 416-417 231, 417-148, 428(s)
determinantes (ligüística): 49 divus Iulius: 369 Eet ión : 136 (t)
devaluación monetaria: 461, 464- Djeser: 54-55 Éíeso: 234(1)
465, 494(s) doctrina teológica: 162 Efia ltes: 195, 195 (1) , 196, 226
diácono(s): 443, 447 dodecápolis etrusca: 279 éíoros espa rta nos: 141 -142,
diacronía: 32-33 Dodona: 164 l 54(s), 368(1)
diádocos (sucesores): 249, 253, dogma trinitario: 506, 5 l 5(s) Egeo: 88, 113, 11 5, 11 8, 122- 123,
258, 262(s), 308, 317, 446 Domiciano, Tifus Flavius Domi- 129, l 53(s), 190, l 92(s), 193,
diakon.ía («servicio»), diákonos: lianus (emperador): 376-377, 197, 213(s), 2 14(s), 2 17-2 19,
446 39 1, 396, 398(t), 401 (s), 413 222, 224, 227, 236(s), 240, 244,
dialéctica: 231, 231 (1), 232 clominus, domini: 497,500, 5 15(s) 276,394,537
Diana (diosa romana): 41 J dominus imperi al: 469 Egina: 218, 221
diarquía espartana: 140, 154(s) donatismo, donatistas: 501 , 507- Egip to, egipcios: 34(1), 163-164,
Diasias: 145(1) 508, 5 l 6(s) 162(1), 170, 173- 174, 185, 2 18,
diáspora judía: 384 Donato (presbítero): 507 233, 234(1), 244-245, 249, 250,
dictador, dictadura: 295(1), 30 1, Dórida: 127 252, 252(1), 262, 269, 343(1),
324(s), 339, 344, 349-350, 357, dorio(s): 122-1 23, 127-128, 140, 349, 366(1), 372, 394, 463,
36 l(t) 153(s), J54(s), 189(!), 224, 536 488(1), 489, 509(1), 51 O
dictalor: vid. dictador Doroleo de Tesalónica: 448 Eg ipto faraón ico: 39, 45, 50, 63,
Didi o Juliano, Marco, Marcus Dórpfdd, Wilhelm: 124(1) 93-94, 97, 101 , 115, 12 1
Didius Ju/ia nus (emperador): do te: 207,417 Egipto ptolemaico: 254-255, 258,
388(1) dracma, dracmas: 147 260, 262(s), 3 17-3 18
Digesto (Digesta): 427 Dracón: 144, 296 Egospóta mos:
e/ignitas: 426, 499 Drusila (herma na de Ca lígu la): ejérci to as iri o: 89
dii consentes: 411 372 ejérci to egipcio: 69
Diluvio, diluvios: 43, 8 1(t) Druso (padre del emperado r ejérci to hitita: 88
dinastía IlI de Ur: 4 1, 83 Tiberio): 365, 370, 371 (1), 372, ejército persa: 102
diócesb tardoimperiales: 469, 400(s) ejército romano: 340, 342, 360-
489 Druso Césa r: 368(!) 36 1, 363, 366(!), 374, 385, 388,
Dioclec ia no, C. Aurelius Va le- Druso el Joven (hijo de Agripina): 400(s), 404, 406-409, 428(s).
rius Dioclelianus (emperador): 37 1(1) 445, 459, 463-466, 470, 393(s),
419(1), 443-444, 451 (s), 459, duu111 viri: 405 499
463, 466-467, 470-472, 474, dux limitis: 489 í:kklesía: 133, 142, 15 1- 152, 195,
476, 494(s), 498, 508 207
Di onisíacas: 2 ll-212 E Ekklesía cristiana: 446
Dionisio de Hali ca rnaso: 274 Eanna (ciudad sume ri a): 81 (1) El Esco1pión: vid. Esco1pión
Dionisio de Siracusa: 273(t), 274 Ebla: 39, 81-82, 83(1), 105(s) El Fayum: vid. Fayu m
Di oniso (d ios gri ego), dion is is- Ebro (río): 3 14 E l Gaba l: 388
mo: 96(1), 165, 166(1), 258 Ecbatana: 246 Elam : 80
dioses del Olimpo: vid . divinida- «economía natural »: 499, 5 15(s) E I-Amarna: 60
des olímpicas ecueslre(s) : vid . orden ecuestre Ela tea: 187
dioses grecorroma nos: vid. divi- Edad del Bronce: 94, 126-1 27 , Elba (río): 278, 366(1)
nidades grecorroma nas 284 Elea: 274
diplomacia, diplomático: 20, 2 18, Edad Media: 396(1), 427 el ecc iones romanas: 404, 420,
242,257,303, 311,318,367 y Ed icto de Milán (supuesto): 440, 428(s)
vid. embajadas 445, 459, 473, 475(1), 476, electro: 128
disciplina apolínea: 158 494(s) ele l"anles de guerra: 25 1(1), 308
disciplina et ru sca: 280 Edicto de Precios (301): 471-472, Eleían tina: 65(1)
disciplina militar: 406, 407(1) 494(s) Elena (primera esposa de Co ns-
divi filius: 359-360 Edicto de Tesa ló ni ca (380) : tancio Clo ro): 466
divinidades egipcias: 72-73, 77(s) 494(s), 507, 5 l 6(s) E leusis: 165, l 98(t), 226, 539-540
1 55
ndicc anaütico
Elegía de Salamina: 146(1) Escitia, esc ila(s): 100(1), 36(t), éihnos: 276
Élide: 221 488(1) éih.us: 122
EI-Lisht: 57 esclavis mo, esclavitud, esclavos: ética: 158, 163, 21 O, 230, 232-233,
El-Rashid (Rosetta): vid. piedra 18, 27, 204, 206, 224, 2S l (t), 295(1). 386, 437
de Rosetta 256, 259, 261 , 309(1), 311, éti ca crist iana: 436, 442
Elvio Cinna, Gayo: vid. Cinna 316(1). 317, 323-324, 329, 330(t), etimología: 33
embajadas, embajadores: 300(t), 331, 339-340, 350, 366(t), 399, Etiopía, etíopes: 69 .
366(1), 534(1), 535 392, 395, 398(t). 415,417,438, Etolia: 360
Emesa: 388 444,498, 501-503, 539 Elruria, etruscos: 269, 271,
Emilio Paulo, Lucio: 315 esclavi tud por deudas: 144-146, 274, 277(t), 275-276, 278-271,
Empíreo: ] 59 154(s), 297, 324(s), 32S(s) 281 (t) , 282, 284, 286-287,
Encolpio: 396(1) Escorpión (rey egipcio): 54 289(s), 290(s), 293, 306-307,
Endaranna (rey mítico sumerio): escriba(s): 123, 127 322, 366(1), 421
81 (1) escribas egipcios: 69, 72, 77(s) etrusco (lengua): vid. lengua
Eneas: 283 escribas judíos: 432 etrusca
Enmenunna (rey mítico su me- escritura: 48-51, 208 Eubea(islagriega): 127, 193,197,
rio): 81(t) escritura minoica: 116 217, 316(1)
Énoe: 256(1) escuela aleálica: 274 eucaristía: 447
Eólida, eolio(s): 127, 193 Escuela de Anales: vid. Arma/es Euclides: 261
Epaminondas: 229, 237(s) escu ltura, escu ltores griegos: 167, Eufi lelo: 533(1)
épica: vid. poesía épica 174,260 Éu frates (río): 43, 48, 79, 88(1),
Epicteto: 386 esenio(s): 432-433, 4SO(s) 100(1), 105(s), 234(1), 252(1),
Epidauro: 193 Esfacteria: 256(1) 488(1)
epidemia(s): 206, 221, 223, 385, Esfero: 139(1) Eugenio, Flavius Eugenius
534(t), 535 es lavo (lengua): 85 (emperador-usurpador): 482,
ep ilepsia: 235 elefantes de guerra: 315 5 13
Epino: 308 Esparta, espartanos: 19, 138, 140, ewnonia (buen gobierno): 138,
Epiro: 163-164, 357, 488(t) 145(s), 149, 184, 186, 187(1), 139 (1), 153
episcopado, ep iscopal: 443, 446- 190, 191 (s), 193-194, 195(1), Eu no (esclavo siri o): 340
448, 451 (s), 5 lO 197, 2l3(s). 217-222, 223(1), Eupator Dioniso (Mitrídates VI):
episcopado monárqui co: 447- 224-229, 236(s), 237(s), 256(1), 336
448, 45l(s) 535-537 Eupátridas: 148
epískopos: vid. obispo(s) Espartaco: 340, 341 (1), 355(s) Euricles, Cayo Julio: 368(1)
Época Tardía egipcia: 53, 64-67, esparlialas: 140, 141 , 142, 154(s), Eurimedonte (río): 194
73 , 75, 76(s) 195 , 227 Europa: 44, 85, 273(1), 306, 391
eques, equites (caballero, caba- Espítiru Santo: 506 Europóntidas: 141
lleros): 287,345 (1), 346, 372, Esquilino: 284 Eusebio de Cesarea: 25
396-397 Esquilo: 212,274 evangel ios cristianos: 431-433,
erario militar: 410 Es lacio Prisco: 385 446,449
erario público: 404, 464 estadística: 23 Evémero, cvemerismo: 324
Erasístrato: 261 Estado (concepto): 48 everge ti smo, evérgeta(s): 205,
Eratóstenes: 260 Estatilio Tauro, Sisenna: 383(1) 260, 397, 399, 420, 428(s),
Erecteón: 200 Esteban I (obispo): 449 429(s), 497
Erice: 21 O(t) estela de Kaminia: 275 evucaliu: 409, 428(s)
erística: 231 (1) Eslilicón: 482, 485 exarca imperial: 491
Eri trea: SS estilo geométrico: 174 exclusivismo religioso: 438-439,
escepticismo: 231 est ilo orientalizante: 174 450(s)
Escévola: 306 Esloa: 254(1) exi lio: 417
Escipión, Publio Comelio: 315- Esto i (Algarve): 509 exi lio babilonio de los judíos: 96
316 estoicismo, esto icos: 256, 256(1), exsecralio: 41 O
Escipión el AfTicano: 328, 323 386, 426, 436-437, 450(s)
Escipi ón Em ili ano, Publio Crn~ Eslrasburgo: vid. Argenturatum F
nelio: 317, 321, 32S(s), 333, 410 estratigrafía: 22, 26 Fagutal: 284
Escipión Nasica, Publio: 329 Eta (monte): 187(1) falange: 137,239, 242
Escipiones (círculo intelectua l): Elana (pastor y rey mítico sume- faraón (figura y concepto): 55,
323,378 rio): 8 l(t) 67-69, 73-74, 76(s), 77(s), 255
fariseo(s): 432, 450(s) Flavio Severo, Flavius Valeriu s Ga lia, ga lo(s): 269, 237 , 306,
Farnabazo: 223(1) Severus (emperador): 472 309(t), 3 14, 3 17, 366{t), 3 15,
Farsalia (bata ll a): 343(1), 349, Flavio Sulpiciano: 388(1) 325{s), 346, 347{t), 348, 357-
355(s) Flavios (dinastía imperi al): 37 1, 358, 346, 39 1, 39 1(1), 407(t),
fasti clies: 298, 413 376-378, 400(s) 390, 393, 444, 46 1, 478, 481-
fau nos: 160 Floro: 30{t) 482, 485, 489, 494(s), 50 1,
Fausta (segunda esposa de Cons- fl o ta a teni ense: 181, 184- 186, 5 15(s)
tantino): 478 188, 190, 191{s), 199,204, 206, Ga li a Cisalpina: 307, 317, 340,
Faustina: 384 214(s), 2 17, 224-225, 236{s), 346, 347(t)
Fausto (hijo de Si la) : 347(t) 536-537 Galia Lu gdunense: 375
Fayum: 57, 73 fl ola cartaginesa: 236(s}, 3 11 Gal ia Na rbonense: 366(t)
Febvre, Lucien: 27(1) fl ota egipcia: 65 Gali a Transalpina: 346, 347(t),
Federico (godo): 501 fl ota etrusca: 278 359
Félix de Apto nga: 507 Ilota fenic ia: 179, 188 Gal icno, l'ublius Lici11iw; Egna-
Fen icia, l"cn icios: 39, 97-98, flota minoica: 118 tius Gallienus (emperador): 443
106(s), l 27, 188, 2 10(1), 244, fl ota persa: 181, 186, 190, 197, Ga li lea: 93, 373
3 11 ,42 1, 488(t) 526 Gallaecia: 508
Fénix (río): 166 Il ota ro ma na: 308, 312, 360, Gallia: vid. Ga lia, galo(s)
Festivales Dion isíacos: vid. Dio- 366(1) ga1has: 104(1)
nisíacas flota siracusa na: 272, 282 Ga uga mela (batalla): 245-246,
Festos: 11 6 flu ctuaciones: 46 1-462 262(s)
fetia les (sacerdotes): 409, 428(s) Fócide, [acenses: 164, 217, 240, Gayo (ju ri sta): 426-427, 427(1)
fieles: 289, 4 1l 280 Gayo Canuleyo: vid. Canuleyo,
Fidias: 198(t), 199, 2 l 4(s), 234(1), fuedus Cassianu11 1: 306 Gayo
256(1) fo néti ca: 50 Gebelein : 58
Fidón: 135 Foro Boario: 287 Gela: 272, 536
Fiésole: 342(1) Foro romano (Forurn ): 30, 34 1, Geló n de S iracusa: 272
f¡lii augustorum: 467 296, 346, 347(1), 41 8 ge11ii: 41 3
Filipo II, 239-240, 240(1), 24 1(1), Fo rtuna (div inidad): 287, 368( t) gen ius imperatoris: 369, 4 1O
242, 246(t), 259, 262{s) Fraatcs: 383(1) ge11 né!111i («cla nes»): 143
Filipo V: 3 17-3 18 fracaso mes iánico: 445 ¡;énos: 137
F ilipos (bata ll a): 358(1), 359, fra nco(s}: 478, 485, 493 ge11s, gentes: 286, 288, 290(s), 305
359(1 ), 400{s) ji-ates im peria les: 467 gens Cecilia: 333(1 )
fili steos: 94 Fregell es: 33 1 Genscri co (rey vú nda lo): 487
Fil ócra tes: 239 Frigia, lri gios: 244, 28 1(t) geomet ría: 170, 26 1
Filón de Aleja ndría: 437 rronteras romanas: 470, 472 , 474, Gcrmal: 284
Fil ón de Biza ncio: 234(1) 483 Germa ní a, germ anos: 372, 375,
Fil ón de Heraclea: 234(1) Fronlin o: 42 1 377, 388, 393, 407(1), 385, 459 ,
fi losofía, fil ósc>i"os: 157-158, 167, Frontón: 436 470,478, 487, 494(s)
171-173, l 76(s), l 77(s), 209, fu ego domés l ico: 4 13 Germán ico (herman o del empe-
230, 232-233, 236, 237(s), 259, fu ente Q : 43 3 rador Tiberio): 370, 372
246{t), 274, 323-324, 341, 385- lul gural es: 280 geronles esparlanos: 139(1), 141 -
386, 4 17 , 424-426, 436-437, fimdu s, fiindi : 498 142, l 54(s)
450{s) Gero11sía: vid. Gcrusía espa rlana
Filotas: 248 G Gerusía es partana: 141 , l 54(s)
Firmo (usurpador): 481,50 1 Gabinio, Aulo: vid . Au lo Gabinio ghello: 505
física: 209 Gadcs (Cád iz): 366( t}, 393 Gibra ltar: 98
Flaco, Fulvio: 329, 331 Ga la Placidia: 487, 487(1) Giges (tirano): 135
f/agil ia: 439 Ga lacia, gá latas: 250, 258 Gildo (rebelde): 50 1
{lamen, fla.111i11 es: 369 Ga lba, Setvio Sulpicio, Se,vius gim nasio: 209,23 1,259, 273{1)
Flam inino, Tito Quinctio: 3 18 Sulpicius Galba (emperador): Gil ón: 396(1)
Fla minio, Cayo: 3 15 375, 400(s) Giza: 234(1)
Fla mini o, Tito Quinlio: 368(1) Galerio, Ga ius Galerius Valerius gladiador(es) , gladiatorio: 352(1),
Flavio, Gneo: vid. Gneo Flav io Maxinúnianu s (empe rador): 420
Flav io Constancio: 487(1) 444-445, 466-467, 469, 47 1(t), Glaucia, Se1v ilio Cayo: vid. Scrvi-
Flavio Josefo: 54(1), 432, 450(s) 472-473 li o Gla ucia
1dice analítico
Gneo Flavio Uurisla): 295(1), 341, Halis (río): 48(l) 136, 146(1), 159, 234(1), 274, 534
344, 345(1) Hammurabi (rey babilonio): héroe(s): 160, 173, 200
godo(s): 480(t), 488(t), 539 83-84, 85(1), 105(s), 233 Herófilo: 260
Golfo Pérsico: 82, 105(s), 250, Hannón: 309(l) hérulo(s): 489
252(1), 254 Harakhte (dios egipcio): 72 Hesíodo: 159
Golfo Sarónico: 539 Harmodio: 149 Hestia (divinidad romana): 411
Gorgias (sofista): 231 , 231(1), 535 haruspex etrusco: 280 hetaírcL5: 208, 210(1)
Gorgo: 187(1) haruspices: 414, 428(s) Hetaireías: 149(1)
Graciano, Flavius Gratianus haruspicina, haruspicini: 280,511 heta.íresis: 208
Augustus (emperador): 481- hasidim: 432 hetairotrópos: vid. proxeneta(s)
483, 502, 508-509, 513, 516(s) Hathor (diosa egipcia): 72-73 hiberos: 366(1)
Graco, Cayo Sempronio: 328, Hatshepsut: 59-60, 63(1) hicsos: 57
331 , 354(s) Hatti: 6 1 Hidacio de Chaves: 501
Graco, Tiberio Scmpronio: 328- hedyet : 54 Hidacio de Mérida: 508
329, 331 -332, 354(s) hecatombe: 161 Hidarnes: 187
grammalistés: 127 Hechos de los Apósloles: 434, 440, Hidaspes (batalla): 243
Gran Esfinge: 60 449 Hieracómpolis: 54
Gránico (batalla): 102, 244 Hefertum (figura mitológica Hierocles: 312(1)
«gran mayordomo»: 69 eg ipcia): 74 hierocracia: 162
«gran persecución»: 443-444, 478 Hefesto (dios griego): 72,411 hieródulia: 208, 210(1)
Gran Rethra: 138 Hélade, helenos: 127 , 138, 167- hierofante: 540
Gran Rey: 227, 228(t), 244 168, 217,227, 236(s), 242,259 Hierón ele Siracusa: 312(1)
Grecia, griegos: 72, 1O1, 113- Helena de Troya: 126 hieros gámos (mat1imonio sagra-
114, 127, 306, 318, 327, 343(1), Helénico de Mitilene: 24 do): 210(1)
345(1), 415, 488(t) helenismo romano: 322-324 Higinio de Córdoba: 508
Grecia arcaica: 34(t) Helcsponto: 126, 185, 193, 225, «hijo de Zeus» : 246(t)
G regorio Xll[ (papa): 351 243 hijos de esclavos: vid. vemae
Gresham, Thomas: 465(1) Heliogábalo, Ma.rcus Aurelius Himno homérico a Deméter: 539
gricgo (lengua): 67(1), 85, 323, Anloninus Augus/us (empera- Hiparco: 149
352(t), 418, 539 dor): 388 Hiperbereteo (mes): 251(t)
guardia pretoriana: 372-373 , Heliópolis: 60, 68, 72, 74(l) Ripias de Atenas: 142, 149
388(1), 390(1), 474 henotcísmo: 96(1) Hipias de Eli s: 24
«guardianes de la cosecha»: 255 hektémoroi ( «los de la sexta parle Hipócrates, hipocrático(s): 234,
Guerra Arquidám ica: 221, 535 de las cosechas»): 144, 148 234(1), 235, 260
Guerra de Yugurta: 332-333, Heliéa. («tribuna l de justicia»): hippefs («caballeros»): 143
339(1) 146, 195 Hircano II: 343
guerra legítima: 409 hcliocenlrismo: 260 Hirtio, Aulio: 358
guerra siria: 318 Hélios: 437 Hispania.: 3 15, 400(s)325(s), 327,
guerra social: 335-336 Helmantikó: 315 340, 343-345, 348-349, 377-378,
guerras cántabras: 365 Hera: 411 391, 392-393, 461, 478, 481,
Guerras del Peloponeso: 194, Heraclea: 308 485,489,491,50 1,508, 515(s),
217-226, 230, 236(s), 272, 535, Heracles: 169(1), 277(t) 516(s)
537 Heraclio, Flavius Heracliu s Hispa.nía Citerior: 317, 359(1),
Guerras Médicas: 179, 190-191, Augus/us (emperador bizanti- 366(l)
194, 200, 213(s), 535 no): 493 Hispa.nía Ta.m1conensis: 375
Guerras Púnicas: 33, 258, 269, Herculano: 22 Hispania Ul!erior: 317,344, 366(t)
30~ 311,312(1),321,327 Herculeus: 467 Hissarlik: 124(1)
guerras samnitas: 307 herejía, herejes: 162, 504, 507- historiografía: 27-28, 32
guerras serviles: 340 509 historiografía latina: 307
Gytheion (inscripción de): 368(l) Hermas: 256(1) hitita(s): 62-63, 76(s), 83(1), 84,
Hermes (divinidad griega): 411 86-89, 106(s), 128
H Hermócrates: 536 hitita (lengua): 85
Hades: 320(1), 540 Hermópolis: 72 holocausto: 161
Hado(s): 159-160, 165, 176(s) Herodes Antipas: 373 Homero, poemas homéricos:
Hadrumentum: 391(1), 448(1) Herodes el Grande: 373, 431 119, 122-127, 149, 159,161
Halicarnaso: 234(1) Heródoto: 20(t), 24, 30(t), 123, homines novi: vid. homo novus
Libón, Lu cio: 383 ludus lillerarius: 41 8 Mar Negro: 85, 129, 148, 179,
Libro de los Mue rtos: 75 Lugdunum (Lyon): 373, 391 (1), 18 1, 222
libros ritual es e truscos: 280 393 Mar Rojo: 57, 254
licencia accusandi: 503 Lusitania: 375, 508 Marató n: 256(1)
Liceo: 259 Marcelo: 4 1O
Liciniae-Sextiae (/eges): vid. leges M Marco Anton io: 345(1), 357-358,
liciniae Sextiae maal: 54, 76 358(1), 359-360, 383(L), 408
Lic inio, Flaviu s Galerius Valerius macabeo(s): 343, 432 Marco Aure li o, Marcus Aure-
Licinianus (empe rador): 445, Macedon ia , macedo ni os: 167, lius Anlonin.us (e mperador):
473, 476, 494(s) 239-240, 240(1), 242-243, 248- 23, 376, 378, 384-385, 39 1(1),
Li cinio Estoló n, Cayo: 297 250, 252-2 53, 255, 258-259, 400(s)401 (s)
licita religio: 459 26 1, 262(s), 269, 317-31 8, marcomano(s): 385, 387, 488(L)
Licurgo: 138, 139( L) 325(s), 366(1), 488(!) Marcos (eva ngel io): 433
Lidia : 100, 128, 135, 128, 135, maestros itinerantes: 23 1 Marduk (d ios babilonio): 100,
146(1) magia (acusació n de): 508-509 246
Liga de Delos: 193- 194, 197, 199, magia egipcia : 71-72 , 76 Margo (valle): 466
2 13(s), 2 14(s)2 17-2 19, 222, magister equitum: 358(1 ), 474,489 Mari: 8 1-82, 105(s)
224, 535,539 magíster rnilitw11: 478 Ma ri o, Cayo: 328, 333-335,
Li ga del Pelo po neso: 142 , 217- magíster otficion1111 : 489 335(1), 336, 339(1), 340, 343,
219, 225,227, 535 ,537 magíster pedit11m: 474,489 344, 354(s), 367, 408
Li ga La tina: 306 nwgister populi : 294 Ma ri s: 280
Lígdami s de Naxos: 136, 148 magistraturas gri egas: 13 1, 148 , Márma ra: 193
ligur(e)s: 3 17 150, 152, 154(s), 197, 203, Mars Vltor: 369
Li guria, li gures: 309(!) 214(s) Ma rsel la : vid. Marsilia
li111itanei: 470, 474 magistra turas ron1 a nas: 270, Marsilia : 280
lineal A (escritura mino ica): 11 6, 279, 289, 294, 295(1), 297-299, marsos: 335, 335(1)
12 1 301 , 320(L), 324(s), 327, 359(1), Mart e: 280, 283, 411
lineal B (esc ritura mi cé nica): 121 361(1), 388(1), 397, 401 (s) , 403- martiri o, mártires: 442-444, 449
lino: 394 405 , 408, 419-420, 428(s) masagetas (pueb lo): 1O1
Lisa ndro: 225, 228 Magna Grec ia (Megále Hellás): Mas hda (re_v míti co s um c rio):
«Lis ta Real» sumeria: 8 1(!) 114, 129, l 53(s), 2 19, 269, 27 1, 8 1(L)
litera tura egipcia: 70 274, 289(s), 308, 3 1O, 3 12, 314, Mas ini sa: 3 16, 3 16(1), 32 1,332
lite ratura pa lrías li ca: 501, 503, 325(s) mat emát icas: 171 , 175,209,26 1,
505 Magnes ia (ba ta ll a): 32 1 35 1
Litorio: 501 Magno Magnc nc io, Fla vius Mag- Ma teo (evangeli o): 433
litugia(s) : 204-205 11us Magne11ti11s (usurpa do r): matrim o ni o patrici o- ple beyo:
Li via (Julia Augus ta): 368(L) , 370 478 324(s)
Livila (niela del e mperador Tibe- Magno Máx im o, Magnus Clemeus malri mo n io roma no: 41 6-4 18
rio): 371 (1) Maximus (e mperado r): 482 matrimonio tardorrornano: 504
Li vio: vid. Tilo Li vio Magunc ia: 377 /'1/{IU ri : 3 11
Livio Andrónico: vid. Andrón ico nrniestas illlminuta : 438 Ma uritania: 373
Lócride : 187(1), 217, 22 1 Maje nc io , Marcus Aure li us mauri slas: 25
Locros: 13 1, 308 Va le riu s Maxenlius (cmpe ra- rll{/ 1/rll S, 1/Wllri: 48 1
locupletes: 332 do r0usu rpador) : 445, 472 -473 Maximi ano, Marcus Aureliu s
lagos : 157, 386 mal a ria : 248, 262(s) Va le riu s Max iminus (empera-
Lo ngino, Cas io: 352(L) Ma leve11twn: 308 dor): 466-467, 469,472
lucano(s): 335 Malia: 11 6 Maxirnino Daya, Ga lerius Va le-
Lucas (eva ngeli o): 433 Maliaco (goll"o): 187(1) rius Maximi1111s (e mperado r):
Luce res: 287 mamerlino(s): 3 12(1) 444-445 , 472
lu cha gri ega: 209 Manetón: 53-54, 58 Máx im o (cmperadoHrs urpador) :
Luc io (nielo de Augusto) : 370 manique ís mo: 508-509 vid. Magno Má ximo
Lucio Corncl io Sil a: vid. Sila Manl io Torcua lo : vid. Torc ualo mayéuli ca: 232
Luc io Vero, Lucius Aurelius Verus Mantinea: 193, 229 mazde ís mo , mazdcís ta : 96(1),
Antoninus (emperador): 385 manumisió n: 204 104(1), 105
Lucum ó n, lu cumo nes: 277( 1), Mar Casp io: 85, 254 Mea ndro: 136
279, 290(s) Mar Mue rte: 433 Mece nas: 367
ndice analítico
Pana teneas: 149, 200 Pausanias (macedon io): 242 197, 199, 201, 213(s), 214(s),
pancracio: 169(1) Pausanias (rey espartano): 226 218, 223(1), 224, 242-246, 248,
Pandec tas (Pandee/lle): 427 Pax Augusta: 367, 369, 400(s) 253, 259, 262(s), 336, 479,
Pa necio de Rodas: 323 pax. deorum : 369, 439 495(s), 513, 537
panem el circenses: 419-420, paz de Antálcidas: 227, 236(s) Pertinax, Pu/Jlius Helvius Perli-
428(s) paz de Ca li as: 101 , 217-21 8, nax (emperador): 388(1), 390(1),
Pan eno (hermano de Fidias): 236(s) 39 1(1).
256(1) paz de Filócratcs: 239 Perugia: 279
Pan filia: 194, 2 l 3(s) paz de Nicias: 222, 236(s), 536 Pescenio Ni ge1; Cayo, Caius Pes-
Pangeo: 239, 256 paz del Rey: 227, 236(s) cennius Niger (emperado r):
panhelenismo: 166- 168, 176(s), 539 pedagogo(s) griego(s): 323, 395, 388(1), 390(1), 39 1(1)
Panonia: 391 (1), 461 , 488( L) 417, 428(s) pes te: 206, 22 1, 223, 227, 228(t),
panoplia: 137 pediakoí: 148 236(s). 385, 401 (s), 535-536
Pansa, Vibio: 358 Pedio, Quinto: 358 Petronio: 395
panteísmo egipcio: 75 Pedro: 448-449 phratríai (hermandades): 128
panteón egipcio: vid. divinidades Pella: 242, 261 phylaí (tribus): 128, 143
egipcias pe/ese/: vid. filisteos Piacenza: 3 14
panteó n etrusco: vid. divinidades Pelópidas: 229, 237(s) pictograma(s): 48-50, 98
etruscas Peloponeso: 119, 127, 140, 142, Pidna: 240(1), 24 1(t)
panteón grecorromano: vid. divi- 145(1), 164, 167-168, 169(1), Pidna (ba ta ll a): 31 8
nidades grecorromanas 186-187, 190, 193, 195, 213(s), piedra de Rosetla: 67(1)
panteón olímpico: vid. divinida- 217-21 8, 222, 223(1), 22 8, pietas: 369
des olímpicas 534(1), 536 Pilato: vid. Ponci o Pila to
papiro de Turín: 58 penales (dioses). 412, 428(s) Pilos: 119,193
pardlioi: 148 pensa mi ento paulino: vid. pau- Píndaro: 274
pa ras itismo social a teniense: 205 linismo pirámide(s): 71 , 170, 173, 234(1)
parasitismo social romano: 420, penlacosiomédimnoi: 146 piratas, piratería: 197, 204, 218,
428(s) Pentateuco: 92 277(1), 279, 314, 343-344,
paren/es noslri: 467 pen latlón: 169(1) 366(1), 486(t). 537
Paris (hjjo del rey troya no): 126 Pen tecontecia: 193, 535 Pirco: 184, 194, 199, 204, 206,
Parma: 317 Penlilidas: 135 225, 226-227
Parménides: 274 Pepi I (l'araón): 55 Pirro: 295(1). 308, 325(s)
Parmenión: 248 Pepi II (faraó n): 55 Pisidia, pisidios: 28 1(t) , 366(t)
parrhesía ( «audac ia de palabra»): per-aa («casa del rey»): 67, 76(s) Pis íslralo: 136, 146(1), 148,
445 peregrinación , peregrinos: 163, 154(s), 212 , 539
Parte nón : l 98(t), 200, 2 14(s), 539 166, 176(s) Pisón, Lucia no: 375
Parlia, partos: 252, 252(1), 34 1(1), peregrinus, peregrini (extranjero, Pistoria: 342(1)
353, 367,374,378, 383(0, 385 extranjeros): 298, 389(l) Pitágo ras, pitagorismo: 274
Pascua: 449 Pérgamo: 258, 26 1, 263(s), 329 Pitia: 139 (t), 164, 166(1), l 76(s)
pastoreo: 84, 86 Periandro: 135-136 (l) Pítico: 135
palerfamilias: 296,411,414,425, Pericles: 31-32, 195, 195(1), l 96- Platea: 188, 189(1), 190, 19l(s),
428(s) 197, 198(t), 199-201 , 205-208, 22 1, 535
pater patratus: 409 212, 213(s), 214(s), 21 8-219, Platón, pla tonismo: 139 (t), 140,
paires: 285, 287, 290(s), 362 221-223, 223(1), 226, 230, 232- 231 (1 ), 232-233, 237(s), 274,
patriarcas bíblicos: 93 233, 236(s), 534-536, 539 324, 436-437
patriciado, patricios: 287-288, perieco(s): 140 Plaulo: 29, 324
288(l), 290(s), 294-295, 295(1), períuikoi: vid. perieco(s) plebe: 294, 296, 396, 399, 404
296-298, 303, 305, 324(s), 336, peripatéticos: 259 plebe rústi ca: 399
344,403,4 14,4 16,424 persecuciones ant icristianas: pl ebe urbana: 399, 500-50 1,
patrimonio eclesiástico: 511 438-445, 450(s), 459, 476, 5 1O 515(s)
patronus , patroni: 288-289, Perséfon e (diosa gri ega): 411 , plebeyos: 287-288, 288(t). 290(s).
290(s), 298,392, 497, 500 539-540 294-295, 295(1), 296-298, 305,
paulinismo: 435-436, 445-446 Perseo (rey lágida): 318 324(s), 372, 403, 424-425
Paulo (jurista): 425, 427(1) Persépolis: 102, 246 ple/Jiscila: 4 25
pauper, pauperes: 501 Persia, persas: 66, 97-105, J06(s), ple/Jiscilum Oviniwn : 303
Pausanias (escritor griego): 256(1) J 14, 136, 190, 19 1(s), 193-194, ple/Js: vid. plebe
Plinio el Joven: 398(t), 413, 441 Ponto-Bitinia: 441 Prim era Guerra Púnica: 3 l 1,
Plistianax: 218 Ponlo Eux ino: vid. Mar Negro 32S(s)
Plotina: 378 Popea (esposa de Nerón): 374- prime ra gue rra servi 1: 340
Plotino: 436 375 prímipíli : 406
Plutarco: 308 populares: 332,334, 336, 341-342, prínceps: 270, 360, 362, 366(L),
Plutón (dios romano): 411 354(s) 367, 369-370, 374, 378, 400(s),
Po (río): 279, 307, 314-315 Populonia: 278-279 408,469
pobreza, pobre(s): 30-31, 42, populus Dei: 504 Principado: 328, 360, 367, 368(L),
105(s), 127, 139(L), 161 , 196, populus ecclesíae : 504 369, 37 1, 375, 400(s), 401 (s),
203, 206, 212, 222, 253, 282 , Porfirio : 436 450(s)
289(s), 298, 329, 330(1), 416, pórnai : 208 Prisciliano, priscili anismo, pris-
428(s) , 445 , 464, 471(l), 508, Porsena: 306 cilianistas: 508-51 O, 5 16(s)
510, 534 Porsinas: 277(1) Pritileya: 188
poesía épica: 34(1), 122-124, 231 pórtico de Pompeyo: 352(1) procedimi ento _jurídico romano:
poetas: 167 Poseidón: 167, 200 439
póleís: vid. pólis possessor, possessores : 329, 332, procó ns ul , proconsulado, pro-
polemarco: 142, 151 350,500,500 co nsular: 362, 34 1(1), 398(1),
polé mica anlijudía: vid. anli_ju- Póstumo, Agripa (n ieto de Augus- 404
daísmo to): 370 Proculeya: 422(1)
Polibio (historiador): 300(L), Póstumo, Marco Cas iano Lati- procuradores romanos de Judea:
309(1), 3 l 6(L), 318, 320(t) ni o: 463 373,43 1
Polibio (liberto de Claudio): 373 polestas: 362 prol"ela(s) apocalíptico(s): 434
Polícrates: 136 Potidea: 13 l, 240(1) profe ta(s) carismálico(s) : 447
Polignoto de Tasos: 256(1) praeposi/11s sacri cubiculi : 490 proísltfrnenoí: 446
poliorcética: 420 praeses , pmesides: 489 prókrítoi («prel"eridos»): 152
pólis (c iudad-Estado), póleís : 114- praelor, praetores : vid. pretor(es) prol e tariado, prole tari os: 328,
115, 131- 134, 138, 142, 147- praelor Etruríae: 279 332,334,4 19
149, 152, 153, 153(s), 154(s), prae1or peregrínus : 425 propaga nda asiria: 9 1
157- 158, 160-16 1, 164, 166(1), praelor urbanus: 425 Propil cos de la acrópolis atenien-
167- 169, 173, l 76(s), 179-181 , predicación itine rante: 445 se: 149, 200
185- 186, 188, 190-191, 191(s), prcíecto del pretorio: 37 1(1), 372 , Propóntide: 193
192(s), 193- 194, 196- 197, 375,387,466, 469, 491 prorog11tío í111períí : 404
199, 20 l, 203, 205-206, 209- prefectura del pretorio de las proscripción de Antonio: 359
211, 2l3(s), 214(s), 217-219, Galias: 509 prosc ripc iones de Sila: 337(1),
222-225, 226-230, 233, 236M, prefectura del pretorio de Orien- 34 1(1), 342(1), 344, 367
237(s), 240, 242-243, 248, 252, te: 489 proselitism o, prosélito(s): 436,
255, 257 , 262(s), 272, 289(s), pre l"ecturas del pretorio tardoim - 445
3 1O, 318, 535-536 peria les: 469-470, 489 Proserpina (diosa romana): 411
politeísmo: 158, 436 presb ít ero(s): 443 , 446-447, prosk_)ínesis: 248, 469
pomerio: 361 (t), 362(t) 488(1) prostituc ión: 208, 201 (1)
Pompeya (ciudad): 30 Pretex talo (senador): 5 13 prostituc ión sagrada : 208, 210(1)
Pompeya (segu nda esposa de pretor(es): 299, 324(s), 34 1, 344, Protúgoras: 231, 23 1(1)
César): 344, 405 404 prot ecc ión divina: 406, 409, 415,
Pompeyo, Sexto: 359(1) pre torianos: vid. guard ia preto- 465
Pompeyo Magno, Gneo: 328, 340, riana provinc ias romanas: 303, 3 17 ,
341 (1), 342-343, 343(1), 344- Príamo (rey troyano): 126 327, 343, 346, 347(l), 350-35 1,
345, 345(1), 346, 347(1), 348- primado romano: 449 353, 359(1), 360-363, 366( 1),
349, 352(1), 353, 355(s), 408, Primer Período Intermedio egip- 372, 377-378, 382, 383( l), 392-
431 cio: 53, 55-57, 70, 74(1), 75-76, 397, 398(1), 40l(s), 404, 414,
Poncio Pilato: 431 , 433 77(s) 426, 431, 439 , 441 , 461-463,
pontífice(s), pont.ife.x, pontífices: Prime r Triunvirato: 34 1(1) , 343(1), 466,469, 471(1), 478,48 1,485,
344,349,424 344-347, 347(1), 348-349, 400(s) 488(1), 489, 491, 494(s), 497,
ponlífex max imus: 33, 344, 351, Prim era Gul' IT:1 dd Pdoponcso: 50 1, 506, 509(l), 51 O, 5 l 5(s)
359,368(0,413,416,482 218 provocatío 11d pop11h1111: 297
pontífices roma nos: 294, 428(s) Prinwra C11l'rr:i .ludía : 376 proxen eta(s): 2 10(1)
Ponto: 336, 343(1), 373, 388(t) PrimL·ra C11l'rr:1 M,·s,·11ia : 138 Psamé tico (tirano): 135
1 56'
[ndice analítico
Psamélico II (faraón): 65(1) rebellantes Iudaei: 503 Roma, romanos: 19, 258, 261,
Psamélico III (faraón): 65 reclutamiento militar: 296, 262(s}, 269, 277(1), 282-286,
Plah (dios egipcio): 72-75 300(t}, 303, 334, 363, 41 O, 474 28 8, 290(s), 293, 295(1), 296 ,
Ptolomeo (hijo de Yuba I): 373 reformas agrarias de los Graco: 300, 306-308, 310-312, 312(1),
Ptolomeo I Soler: 250, 252(1), 257 329-332 314-316, 316(1), 317-318 ,
Plolomeo V Epifanes: 67(1) Regia: 287 320(1), 321-322, 324, 324(s),
Plolomeo XIV: 343(1), 349, 355(s) Regio: 219, 308 325(s) , 327, 330, 333, 335,
Ptolomeos: 250, 250(1), 254-255, Reino Antiguo egipcio: 53-55, 70, 335(1), 336, 339, 339(1), 340-
260, 263(s) 75, 76(s), 77(s) 341, 342(1), 343(1), 344-346,
publicani: 346, 351 «reino de Dios »: 434 348-350, 353, 358, 358(1),
«pueblos del mar»: 88, 94, 122- Reino Medio asirio: 88(1) 360, 363, 365, 367, 369, 371,
123 Reino Medio egipcio: 53, 57, 73 , 371 (1), 372, 374-377, 383(t),
puente Milvio (batalla): 445, 473, 76(s), 116-118 385, 387, 388(1), 390(1),
476 Reino Nuevo egipcio: 67, 68(1) 391 (1) , 395,399, 405 , 409-411,
pugila to: 169(1) reinos clientes: 373 414-4 18, 421 , 423-426, 428(s),
Púlquer; Apio Claudia: 328-329 Rekrnire (visir): 68 429(s), 431-433, 440-441 , 447-
púni co(s): 271 , 311 religión egipcia: 72-76 448, 448( 1), 449, 460, 463 ,
Punl: 55 religión griega: 158-166, 173-174 472 , 474, 480(0. 483, 485,
púrpura: 394, 422(1), 464, 487 religión persa: 105 486(1), 494(s), 501, 508, 510,
religión romana: 41 O 512, 5 14(1)
Q religión zoomórfica egipcia: 158 Roma arcaica: 323
Qades h (deidad): 73 Re mo: 283 Roma moná rqui ca: 271
quaestor (quaestores ): vid . cues- República romana: 256, 269- «romani zacio n»: 350, 391, 460
Lor(es) 270293-324, 324(s), 325(s), romanización de las provincias:
quaeslor sacri palatii : 490 327-353, 354(s), 355(s), 357- 350
quaestores parridici: 299 362, 366(t) , 400 (s), 401 (s), 405- Rómulo: 283, 286, 288(1)
quema de libros: 444 406, 408, 414, 416, 428(s) Ró mulo Augúslulo: 489
Querconeso: 190 res publica: 298, 311, 323, 411 Rosella: vid . pi edra de Rosella
Queronea: 239-240, 242, 339(1) Reshef (deidad): 73 Roxana: 248
quietismo: 432 reslilUtio hnperii: 490, 495(s) Rubi cón: 348
quinquerremes: 273(t) restitulor sacrorwn: 442 Rubrio: 352(1)
Quintiliano: 419 resurrección de la ca rne: 435 ruina montium: 421
Quinto Metelo: 333 Rethra : 138 ruslici: 497
Quirinal: 284 retórica: 323, 231, 231 (1), 41 8
Qumrán: 433 revelación di vina: 162 , 170, s
176(s), 279,435 Sabino, Nifidio: 375
R sab inos: 283-284
revolución urbana: 43, 47
Ra: 54, 72, 76 sacerdocio, sacerdotes: 46, 48,
revuel tas de esclavos: 340, 41 O
Ra-Horakhty (dios-sol Alón): 60 424, 539
revu eltas soc ia les: 500-501, 51 O
Rahotep: 58 sace rdocio egipcio: 63, 69, 75,
rex: 285, 287, 293, 298
Ramnes: 287 77(s)
rex sacrorurn: 294
Ramsés I Menpehlyre (faraón): sacerdocio griego: 161 , l 76(s)
Reyes (libros bíblicos): 92
62 sace rdocio judío: 432-433
reyes es parta nos: l 39(t}, 149,
Ramsés II (faraón): 62-63, 76(s), sacerdocio romano: 410-41 l, 424
l54(s)
87 sacerdocio su merio: 80
reyes romanos: 361 (t)
Ramsés III: 63 sacra.e religionis anlistes: 503
reyes-sacerdotes minoicos: 116,
Ramsés IV: 63 sacrificio(s) reli gioso(s): 160 ,
118
Ramsés XI (faraón): 64 5 11-512
Rezon (arameo): 88(1)
«rasenna» : 274 sacril egio, sacríl ego: 142, 145(t),
Rhea Silvia: 283
«rasna» : 274 169,537,539
rigor historiográfi co: 36
Rávena: 485, 487(1), 491 sacrosanctita s tribuni cia: 360,
Rímini: 314
razón, razonamiento, racionali- 400(s)
Rin (río): 366(1), 377, 390, 485
dad : 157-158, 171 , 177(s), 231, saduceo(~): 432, 450(s)
Rodas: l 15, 234(1), 244, 254, 260-
233,235,425,437 saepta: 404
261 , 263(s), 341 , 370
Re: 65(1) Sagradas Escriluras: 486(t), 510
rogalores : 405
Reato: 377 Sagunlo: 314-315, 325(s)
Rollin, Charles: 30(1)
1 56'.
ndice analítico
63-64, 68(1), 80-81, 86, 88(1), Tarco: 277(t) teolog ía: 162
92(1), 97, JOO, JOO(I), 105(s), Ta rento: 307-308, 31 O, 325(s), 359 Teopompo: 138
249-2SO, 2S2 , 257-258, 262(s), Tarqui.nia: 277(t), 286 Terámenes: 225-226
317-318, 325(s), 343, 366(t), Tarquinii: 279, 286 Tercera Guerra Púnica: 321-322
385, 388(1), 390(1), 391(1), 394, Tarquinio el Soberbio: 277(t), Tercera Guerra Sagrada: 239-240
431 , 463 286, 290(s), 293 tercera guerra samnita: 307
Sinnium: 466-467 Tarquinio Prisco: 277(1), 286, tercera guerra servil : 340
siropaleslino(s): 115 290(s) Tercer Período Intermedio egip-
s is te ma fonético: vid. fonética tarquinio(s): 293 cio: 53, 64-67, 73, 75, 76(s)
Sitio, Cayo: 374 Tarraconense: 501 Termaico: 239
Smendes: 64 Tates: 172 termas: 419(1)
Smenkare: 61, 66(1) Teágenes: 135, 143, 145(1) Te rmas ele Diocleciano: 419(1)
Sobck (dios egipcio): 73 teatro: 170, 210-213, 2 l 4(s), lerminus a quo: 26
socii («aliados»): 327-328, 33º, 262(s), 368(t) tennin.us ad quem.: 26
330(1), 332, 335-336, 354(s), Tebas (ciudad egipcia) , tebanos: lenninus ante quern: 26
Sócrates: 198(1), 226, 232, 237(s) 61-62, 63(1), 64, 68, 73-74, 83(1) lerminus post quem: 26
sofística, sofistas: 230-231 , 231 (1), Tebas (ciudad griega), teba nos: lermoluminiscencia: 25
232, 237(s), 437 119, 190, 2l7, 226-227, 228(t), Termópilas: 166
Sófocles: 212 229, 237(s), 239, 221, 240, 242- Tersites: 120(1)
Sol Invictus: 388 243, 535 Tertuliano (apologista c ri st iano):
so/idus, solidi: 498 Teispes (rey persa): 98 437,442
Solón: 144, 146, 146(1). 147, 152, Telamón: 314 Tesalia: 127, 148, 159, 217, 229,
l 54(s), 207, 297 Teles/erion: 539 349, 488(t)
Sopatro: 256(1) Telipinu (rey hitita): 86 Tesalónica (Salónica): 467, 473,
sophrosyne: 163 Tell Basta: vid. Bubastis 482
Sóter («salvador»): 257 Tell Dan (inscripción ele): 95 Tesino (río): 315
Stoá. Poikíle: 256(1) Tell el-Amarna: vid. EI-Amarna tesoro militar: 365
slralegós, slrategoí (estratega, Temístocles: 191 (s), 194, 195(1 ), Tespis (poeta): 212
estrategas): 151, 536 213(s) Tetrarquía (sistema po líti co):
Subura: 284 te mplarios: 20(t) 426, 443, 4S9, 466-472, 479,
Sudán: 63(1) te mplo, te mplos (concepto): 489, 494(s)
Suetonio: 30(1), 433 46-47, IOS(s) Tetrarquía de Galilea: 373
suevo(s): 460, 485 Templo ele Jerusalén: 96-97, Tetraquía de Filipo: 373
Sulpicio Rufo, Paulus: 336 234(1), 251 (t), 383 Teutoburgo: 366, 372
Súmer, sumerios: 50, 79-83, templos egipc ios: 56, 60, 69-71 teutones: 334, 335(1), 372
105(s), 163, 170 templos gri egos: l60 , 171, 173- Texlos de las Pirámides: 75-76
sumo sacerdote judío: 432 174, 189(t), 273(1) Textos de los Sarcófágos: 75
superstitio : 439 templos paganos: 511-513 1henwi (leyes orales aristocráti-
Suppiluliuma I (rey hitita): 62, 86 templos romanos: 301 cas): 127, 144
Surena (parto): 341(1) templos sumerios: 80 Théos («dios»): 257
Susa: 80, 102, 246, 391(1) tenuior, tenuiorcs: 500-501 Thera (Santorini): 11 8
suum cuique lribuere: 424 teocracia: 270 1hetes («trabajadores»): 144, 146
synédrion: 167, 193,431 teod icea: 436 11wrms: 280
synkrelismós: 324 Teoclora (segunda es posa de Tibatón (rebelde): 501
syssílion: 140 Conslancio Cloro): 466 Tíber: 278, 282-283, 290(s), 293
Teodorico el Grande: 491, 501 Tiberio, Tiberius I ulius Caesar
T Teodosio .T el Grande, Flavius Auguslus (emperador): 365,
Taa I el Viejo (faraón): 58 Theodosius Auguslus (empera- 368(1), 370, 371, 371 (1). 372,
Taa II el Valeroso (faraón): 58 dor): 166(1), 168, 169(1), 459, 376, 400(s), 417
Taciano (apologista cristiano): 481-483, 487(1), 494(s), 499, Tiglal-Pileser III (rey asirio): 89,
437 502, 504, 507, SJO, 512-513, 91 (t)
Tácito: 433 5 l 6(s), 539 Ti gris (río): 43, 79, 1OS(s), 245,
talasocracia: 27 l , 279 Teodosio TI, Flavius Theoclosius 252(1) , 378, 469
Tanais (río): 366(1) (emperador): 427(1), 502 timocrac ia: 146, 244, 324(s)
Tanis: 64 teofánía: 162 Timoteo: 256(1)
Tapso (batalla): 349 lcogonía(s): 159, 450(s) Tinia: 280
Via sacra de la acrópolis atenien- visir; visi res: 57, 68, 76(s) Zama (ba ta ll a): 316, 316(1), 325(s)
se: 200 Viteli o, Aulus Vitelius Genna.- zelota(s): 432, 450(s)
vía sacra olímpica: 169 nicus (empe rador) : 375-376, Zenobia : 463
vía Salaria: 283, 290(s) 400(s) Zenobia de Palmira: 494(s)
vicario(s): 489 Volsinii: 279 Zenón (emperador bizantino): 489
Victoria (d ivinidad): 368( t), 5 12- Volle1m: 279 Zenón (estoico): 256(1)
513, 5 14(t), 516(s) Vullumna : 279 zeugflai («pequeños propietarios»):
victoria «pírri ca» : 308 Vonones: 383(t) 143, 146
vid, viticultu ra: 206, 22 1, 278, Vulcano (di os romano): 280, 41 1 zeugitas: vid. zeugftai
39 1-392 Vulci: 279 Zeus: 120( t), 145(t), 159, 165( t),
vida de ul tra tum ba egipc ia : 167, 169(1), 189(t), 234(1 ),
75-76, 77(s) w 246(t), 300(t), 411
villae: 395, 497-498, 5 1O, 5 15{s) Wa ltari, Mika Toim i: 68(1 ) Zeus Amón: 164
vill a novia nos, vill anoviana: 27 J, wardu («esclavos» ): 83 Zeus Miliqu io: 14S( t)
274, 289(s) y zil/ah (pretores etruscos): 279
Vi mi na l: 284 ziqqurat: 80, 92( 1), .160, 170,
Ya hvé: 93, 95
Víndex G. Juli o: 375 Yasna : 104(1) 173
vin o: 146, 172(1), 203, 25 1(t), 255,
Yatrudos; 256(t) zóon poli! ikón: 169
278, 392-393 , 512 zoroas trismo, Zoroaslro: 96(1 ),
Yuba l. 373
Virgili o: 367 104(1)
Yugurta: 333-334, 335(1), 336
Vishtaspa: 104(1) Zós imo (obispo): 449
viri pe1fectissi111i: 489 z Zuqaq ip (rey mítico sumcrio):
vis igodo(s): 460, 479, 485, 487, Zaleuco: 131 81 (1)
491,493,501
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