Está en la página 1de 4

AUTOEVALUACION PARA CONDUCTORES

Haga una prueba. Pregunte a sus amigos, familiares o conocidos cómo


conducen. O ínstelos directamente a que reconozcan que lo hacen mal.
Lo cierto es que nadie se lo reconocerá y que todo el mundo cree saber
conducir como Fernando Alonso. Así es. Pocos conductores reconocen
que conducen mal, que tienen deficiencias y que deberían apuntarse, por
ejemplo, a algún curso de conducción de los que organiza el RACC.

En este país, donde en cualquier tertulia de bar puede aparecer un


magnífico entrenador de fútbol o un experto en fórmula 1, la modestia no
es lo habitual. Y que no conducimos tan bien como creemos queda
demostrado cada fin de semana en nuestra red de carreteras. Y es que
ponerse al volante de un automóvil requiere actitud, aptitud, paciencia,
ciertos conocimientos técnicos y legales y, sobre todo, grandes dosis de
sentido común.

1. Al volante

Para conducir bien hay que empezar por el principio: sentarse bien al
volante. Pierda un minuto y ganará seguridad. Con la espalda bien
pegada al respaldo, estire completamente un brazo, sin separar el
hombro del respaldo. Coloque el brazo estirado justo por encima del aro
del volante.

La mano debe quedar por detrás del volante y la muñeca justo encima
del aro del volante. Las piernas deben quedar algo flexionadas para
llegar bien a todos los pedales. Regule bien los retrovisores y ya puede
abrocharse el cinturón de seguridad. Y recuerde: la posición correcta de
las manos en el volante es la de las "tres menos cuarto" de las agujas de
un reloj, con los dedos pulgares apoyados sobre los radios del volante.
La mayoría de los volantes tienen ya unas hendiduras diseñadas para
ello.

2. Vista

Hay que educar la vista para mirar a lo lejos y anticiparse a todo lo que
pueda suceder por delante. Esto es importante en autopista, donde la
velocidad es elevada. Por ejemplo, para detectar frenazos o las típicas
retenciones.

También hay que prestar atención a la posible incorporación repentina de


vehículos a la carretera como camiones, tractores o bicicletas. No hay
que fiarse jamás de lo que no se ve con los propios ojos. Y adecuar
siempre la velocidad a lo que se pueda ver y desconfiar de las curvas
con poca o nula visibilidad.

3. Frenar

Todos los coches llevan ya ABS. El principio es muy simple: con las
ruedas bloqueadas el coche no tiene dirección. Por tanto, el ABS impide
que las ruedas delanteras se bloqueen por fuerte que sea la frenada. De
este modo, frenar para aparcar o en un semáforo en ciudad es muy fácil.
Todos sabemos hacerlo. Frenar a 120 km/h para evitar una colisión ya es
otra cosa. Pocos conductores frenan bien en esas circunstancias.

Para detener el coche, en caso de posible colisión, sólo hay que hacer
dos cosas, pero hacerlas bien: frenar muy fuerte, como si tuviéramos que
romper el pedal y dirigir el coche con el volante hacia un sitio seguro. Hay
que olvidarse de todo lo demás (cambio, embrague o acelerador) si
queremos detenernos bien.

4 Distracciones

Este punto requiere la aplicación de mucho sentido común. Los


accidentes más graves a menudo son consecuencia de una distracción.
Por tanto, hay que evitarlas y no manipular en marcha ningún tipo de
dispositivo de entretenimiento de los actuales. Por supuesto, el
navegador hay que programarlo en parado, antes de salir.

Es preferible incluso evitar según que tipo de conversaciones, aunque


sea con el manos libres. Una discusión acalorada por teléfono puede
tener al volante consecuencias nefastas.

5. Distancia

Mantener la distancia de seguridad es vital para evitar colisiones por


alcance y facilitar los adelantamientos de los coches que vienen por
detrás y que van a un ritmo superior. Sobre todo en vías rápidas.
Además, siempre hay que adaptar la velocidad a las condiciones
climáticas.

6. Curvas

En autopista, circulando plácidamente en línea recta, todo es más fácil.


Por algo son vías más seguras y de pago. Por lo menos en Catalunya.
Ahora bien, a la hora de tomar una curva en carretera hay que tener muy
clara la forma de proceder. Antes de entrar en la curva hay que tener el
trabajo hecho. Primero se frena -siempre con el coche recto- y después
se reduce. A continuación, se gira ya con las dos manos en el volante.
En toda curva, una vez la tenemos delante, hay que imaginar un punto
de entrada para iniciar el giro, un punto ideal de contacto en el interior de
la curva y una zona para empezar a acelerar, a la salida, al tiempo que
deshacemos el giro del volante.

7. Neumáticos

Más del 60% de los accidentes que se producen por fallos mecánicos se
deben al mal estado de los neumáticos. Son el único punto de contacto
entre el automóvil y la carretera. A través de ellos se transmite la
potencia del motor y también la potencia de frenado. Además, participan
en la suspensión y dirección del vehículo, liberan calor de los frenos y el
dibujo tiene que ser capaz de evacuar el agua que se acumula entre
neumático y asfalto cuando llueve. Es responsabilidad del conductor
mantenerlos en buen estado.

8. Prestaciones

Aunque se puede conducir un automóvil sin saber dónde tiene el motor,


los conocimientos técnicos ayudan mucho a entender su
comportamiento.

Básicamente, un coche es una mole metálica de unos 1.500 kg de peso


sometida a las leyes de la física. Así, al acelerar el peso se va hacia atrás
y al frenar se concentra en la parte delantera. Eso se llama
desplazamiento de masas. Y su peso genera inercias al abordar una
curva. Por tanto, cuanto más peso, más inercia. Es vital conocer
características como el peso del coche y el tipo de tracción.

9. Ayudas

Gracias a los fabricantes, los automóviles actuales son infinitamente más


seguros que hace tan solo una década. Damos fe de ello cada semana
en este suplemento de motor. Y la seguridad, tanto pasiva como activa,
tiene que ver con las numerosas ayudas a la conducción cada vez más
presentes en el equipamiento de serie.

Por tanto, es fundamental que el conductor sepa cómo funciona el control


de estabilidad, el avisador de vehículos en el ángulo muerto o el
dispositivo que mantiene el vehículo en el carril en caso de despiste del
conductor.

10. Ecología

Gastar menos combustible también es, por supuesto, ser un buen


conductor. Hay que comprobar la presión de los neumáticos
regularmente. Después de arrancar, ponerse en marcha enseguida
suavemente, sin acelerones bruscos.

Hay que procurar utilizar marchas largas, sin sobrepasar el régimen de


par motor. En los semáforos, acelerar gradualmente y subir de marchas
con rapidez. Si el coche lo tiene, hay que utilizar siempre el sistema Start
& Stop de parada y arranque automático. Y mucha moderación con el
aire acondicionado.

También podría gustarte