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HISTORIA DE ESCOCIA

1444-2020

Capítulo 1: la Edad Moderna y la Casa de Estuardo


Reinado de Jacobo II el Conquistador (21 de febrero de 1437 – 6 de abril de 1480)

El rey Jacobo II comenzó la conquista de Irlanda.


Durante sus muchas guerras contra los pequeños reinos
de la Isla Esmeralda, Jacobo II sufrió una herida de
batalla que le impidió seguir luchando hasta el día de su
muerte. Amigo de los franceses, Jacobo II evitó
involucrarse en la Guerra de las Rosas en el vecino
Reino de Inglaterra y apoyó la cultura irlandesa en los
territorios conquistados, invitando a nobles y consejeros
irlandeses a su corte. A su muerte, la mayor parte de
Irlanda estaba ya bajo el control de Escocia, así como
las islas Hébridas (las cuales incorporó totalmente a su
reino) y la isla de Man, que fue entregada por los
franceses a Escocia tras la guerra con Inglaterra.

Reinado de Jacobo III el Piadoso (6 de abril de 1480 – 20 de junio de 1519)

Jacobo III acabó el trabajo de su padre tomando el último


reino irlandés, aunque la rival Inglaterra mantuvo una
pequeña parte del territorio de la isla vecina en el área de
Dublín. Durante su reinado, Jacobo III apoyó leyes de
estabilidad religiosa y persiguió a herejes y blasfemos.
Además, defendió a Escocia de una invasión danesa.
Reinado de Jacobo IV el Navegante (20 de junio de 1519 – 25 de noviembre de
1529)

Durante el breve reinado de Jacobo IV, los escoceses


llegaron por primera vez a América, donde fundaron la
primera colonia de lo que en un futuro sería Nueva
Escocia, en territorio de los indígenas beothuk.

Regencia de María de Escocia (25 de noviembre de


1529 – 3 de julio de 1534)

La esposa de Jacobo IV
tuvo que hacerse cargo
del trono mientras su
hijo no alcanzaba la
mayoría de edad. El Reino de Escocia se involucró en
una guerra junto a Francia contra Provenza y sus aliados,
entre los que se encontraba Inglaterra. La expansión por
América continuó.

Reinado de Roberto IV (3 de julio de 1534 – 7 de


junio de 1545)

La guerra entre Francia y Provenza llegó a su fin tras


años de status quo, y Roberto IV prosiguió con la
expansión por América. Además, adoptó la
Contrarreforma y comenzó una campaña a favor de la
cultura de las Tierras Altas para diferenciarse de
Inglaterra, el reino rival.

Reinado de Roberto V el Nórdico (7 de junio de 1545


– 5 de noviembre de 1597)

Durante su largo reinado,


además de seguir lo
hecho por su padre,
Roberto V inició una guerra contra el recientemente
independiente Reino de Noruega, en la que tomó las
islas cercanas a Escocia, las Feroe, Islandia y
Groenlandia, e impidió la campaña colonial noruega en
América. Acudió a la cruzada convocada por la
Mancomunidad Polaco-Lituana, un aliado fiel del Reino
de Escocia, contra el Imperio Otomano. En el contexto
de la expansión por América, Roberto V fundó el
señorío de Nueva Escocia, siendo éste el nacimiento de
la autoridad colonial escocesa en América.
Regencia de Margarita de Dinamarca e interregno (5 de noviembre de 1597 – 12
de junio de 1601)

La reina consorte Margarita tuvo que ponerse al frente


del país durante dos años hasta que su nieto tuviese edad
suficiente para gobernar, dado que perdió a su hijo en un
accidente de caza. Al morir la reina el 14 de septiembre
de 1599, un consejo de regencia mantuvo la tarea de
colonizar América hasta que Jacobo V obtuvo la
mayoría de edad.

Reinado de Jacobo V (12 de junio de 1601 – 19 de


marzo de 1628)

Jacobo V siguió con la expansión por América, y


además modernizó al ejército proporcionando armas de
fuego. Murió prematuramente por una enfermedad.

Regencia de Isabel de Escocia (19 de marzo de 1628


– 5 de agosto de 1638)

La tercera regencia de
esta época de Escocia
fue la más duradera.
Isabel siguió las tareas
de su marido en
América hasta que su hijo llegó a la edad para gobernar.

Reinado de Jacobo VI el Americano (5 de agosto de


1638 – 10 de marzo de 1686)

Jacobo VI no sólo hizo avanzar a los colonos escoceses


por América, sino que llevó a cabo las primeras guerras
contra tribus organizadas, siendo la más importante la
de los dakota. Jacobo VI llevó a cabo una labor
evangelizadora entre la población nativa americana y
permitió que sus culturas coexistieran junto con la
escocesa en Nueva Escocia.
Reinado de Roberto VI el Africano (10 de marzo de 1686 – 2 de agosto de 1698)

Roberto VI siguió la expansión por América y las


guerras contra los nativos, no sólo para incorporarlos al
territorio neoescocés, también ayudando al Reino de
Francia con sus campañas contra los indígenas. Además,
fundó las colonias escocesas en el Golfo de Guinea y el
sur de África.

Regencia de María de Escocia (2 de agosto de 1698 –


19 de julio de 1701)

Los casi 3 años de


regencia de María se
dedicaron a evangelizar los nuevos territorios de África y a
ayudar a Francia en su guerra contra los cheroquis.

Reinado de Jacobo VII (19 de julio de 1701 – 28 de


marzo de 1746)

Jacobo VII supuso un antes


y un después en el
alineamiento de Escocia en
la política europea. Si bien
participó junto al Imperio Franco-Español contra Austria
en una guerra que tuvo a toda Europa en llamas, más
tarde la alianza Franco-Escocesa llegó a su fin, y Jacobo
VII miró hacia Inglaterra como nuevo aliado. Escocia e
Inglaterra lucharon juntas en África contra los reinos de
la cuenca del Níger. Además, Jacobo VII fundó las
primeras colonias en Asia y fundó la Compañía
Escocesa de las Indias Orientales.

Reinado de Roberto VII (28 de marzo de 1746 – 8 de enero de 1781)

Roberto VII siguió las guerras contra nativos


americanos, africanos y asiáticos tanto en solitario como
junto a los ingleses. Durante su reinado, las Indias
Orientales se expandieron por Sajalín y el este de
Siberia.
Reinado de Jacobo VIII (8 de enero de 1781 – 7 de agosto de 1816)

Tras aplastar al kanato de Nivkh y convertirlo en un


tributario de la Corona, Jacobo VIII siguió la expansión
por Siberia hasta limitar con Rusia, que se expandía
desde el oeste.

Reinado de María I (7 de agosto de 1816 – 21 de


febrero de 1836)

María I llegó al
trono al carecer su
padre de hijos
varones. Sufrió un levantamiento por parte de
nobles irlandeses que buscaban poner a un irlandés
en el trono. Se casó con Enrique Carandini, un
aristócrata inglés emparentado con los Pico, familia
gobernante en Inglaterra y Ferrara, haciendo de ella
la última gobernante Estuardo de Escocia.

El reinado de María I coincidió con el auge del


liberalismo, el parlamentarismo y el nacionalismo
en Europa. Para mostrarse como una monarca
fuerte, declaró la guerra al Kanato Mongol y,
después de la unificación de Ferrara y Génova en el
Reino de Italia, apoyó al nuevo país en sus guerras
de unificación. Sin embargo, la cesión ante los
rebeldes afroescoceses y la formación de Liberia como reino dentro de la Corona
Escocesa, el descontento que había en Irlanda por el aplastamiento de su pretendiente al
trono y la ruptura de la alianza con Inglaterra supuso una serie de revoluciones
nacionalistas en Irlanda y también panbritánicas en la propia Escocia.

La única revolución exitosa fue la Revolución Liberal de 1834, la cual supuso el inicio
del parlamentarismo en Escocia, convirtiéndose en el primer país del mundo en aprobar
el sufragio universal, además de la independencia de Nivkh, la República de Terranova
y el Reino de Liberia. María I quiso mejorar las relaciones con las potencias europeas,
como Rusia o la recién formada Alemania, aunque sus esfuerzos quedaron en papel
mojado tras su prematura muerte, ocurrida unos pocos días después de dar a luz a su
único hijo y heredero por dificultades durante el parto.
Regencia de Enrique de Inglaterra (21 de febrero de 1836 – 22 de mayo de 1852)

El príncipe regente Enrique se vio en una situación


peliaguda a la muerte de su esposa. Colaboró con el
parlamento para hacer frente al descontrol nacionalista.
Algunas de sus medidas fueron la abolición de la
esclavitud y la reconciliación con Francia, imperio con
el que formó una alianza.

La alianza con Francia hizo a Escocia perder buena


parte de sus fuerzas en guerras contra Alemania y
Portugal. Enrique recuperó también las tierras perdidas
en África, y convirtió a Groenlandia en reino bajo
pedida del Partido Liberal.

Capítulo 2: el siglo XIX y la Casa de Cardini


Reinado de Alejandro IV el Rey Amado (22 de mayo de 1852 – 27 de diciembre de
1894)

Alejandro IV volvió a cambiar su política de alianzas


europea y se alejó de Francia. En su lugar, Alejandro
buscó nuevos aliados, como Borgoña, Holanda y Suiza,
y se acercó de nuevo a Inglaterra, además de poner punto
final a las frías relaciones que Escocia y Portugal habían
tenido durante siglos.

La primera parte de su reinado estuvo marcada por un


continuo gobierno del Partido Liberal, una lenta
industrialización y una mala gestión militar, así como de
un rápido avance social. Los pannacionalistas británicos
se levantaban con menos frecuencia, pero Escocia se estaba convirtiendo en un país de
tercera categoría en Europa.
El punto de inflexión llegó con la crisis del Partido
Liberal en los años 1860, cuando el Partido Laborista y
el Partido Conservador hicieron pinza para acabar con la
hegemonía del liberalismo. Los conservadores formaron
gobiernos ininterrumpidamente durante el resto del
reinado de Alejandro IV, con los laboristas como
segunda fuerza. Los conservadores recuperaron la
economía y el ejército, llevaron el ferrocarril a las
Tierras Bajas e Irlanda y recuperaron parte de lo perdido
en América. Los siguientes pasos del Reino durante la
época alejandrina fueron la conquista de Somalia, las
Maldivas y Ceilán, controlando así buena parte del
Índico. Por desgracia, para cuando Escocia se recuperó
como potencia en Europa, los otros imperios ya habían
repartido el resto de África, y el Reino de Groenlandia consiguió su independencia.

Diplomáticamente, Alejandro IV entró en conflicto con Francia en una guerra de apoyo


a Borgoña, y se alejó de Polonia-Lituania definitivamente tras la revolución comunista
que acabó con el gobierno amigo.

Reinado de Roberto VIII (27 de diciembre de 1894 – 3 de enero de 1937)

Tras la muerte de su padre, Roberto VIII sacó a la luz un


caso de corrupción del Partido Conservador que
involucraba a miembros de la Familia Real. La sociedad
entera se transformó de golpe, y por primera vez se
formó un gobierno laborista. Los primeros años del
gobierno y del nuevo monarca estuvieron marcados por
una guerra contra Francia, Rusia y el Imperio Otomano
junto a los aliados ingleses y borgoñones. Las tropas
rusas tomaron rápidamente Escocia mientras el ejército
escocés invadía la Península Ibérica, y Roberto VIII
concedió la Guinea Escocesa a Francia con tal de firmar
la paz.

Los siguientes años estuvieron repletos de revoluciones comunistas. En el marco de las


Guerras Africanas, Roberto VIII evitó una guerra con los independentistas
afroescoceses mediante la creación del Dominio de Costa de Marfil. Aún así, la
presencia de grupos nacionalistas en los territorios africanos siguió creciendo, así como
las papeletas comunistas en las urnas, aunque no tanto como para que fuera
especialmente preocupante.

Los comunistas llegaron a participar en los gobiernos laboristas, que continuaron


durante el resto del reinado de Roberto VIII. Eso, sin embargo, no hizo que los
levantamientos revolucionarios cesaran, movidos especialmente por el descontento
generado por las continuadas guerras con Francia. Por temor a una revolución mayor,
Roberto VIII decidió mantenerse neutral en la Gran Guerra de 1934. Para mayor
seguridad, se alineó poco a poco con el Partido Nacionalista, una formación
ultraderechista liderada por Magnus Houston. El descontento fue todavía mayor, y el 3
de enero de 1937 el Partido Laborista, mayoritario en el parlamento, hizo una moción
especial para acabar con la monarquía.

Capítulo 3: la República Escocesa y la Gran Guerra


Presidencia de Rorie Matheson (3 de enero de 1937 – 22 de julio de 1942)

Al derrocar a la monarquía, Rorie Matheson se convirtió


en el nuevo jefe del Estado interino de la República
Escocesa mientras se aprobaba la nueva constitución.
Sus primeras intenciones eran claras: apoyar a los
aliados contra las tiranías americanas. Si bien buena
parte del Partido Laborista (y del Comunista) estaban de
acuerdo, algunos que avogaban por la neutralidad y
tenían un carácter más nacionalista y proteccionista
fundaron el Partido Fascista Escocés, liderados por Finn
Dunlop, un antiguo comunista y militar que se opuso al
gobierno interino de Matheson.

Escocia entró en la Gran Guerra para ayudar a sus


aliados Borgoña, Inglaterra y Suiza, así como a otras
potencias amigas como Italia o Turquía, contra las pretensiones imperialistas de los
Estados Unidos de América, que habían comenzado a desmantelar México en Estados
títere. El ejército escocés se puso entonces bajo el mando de Borgoña.

Para finales de 1937, el Partido Nacionalista estaba ganando mucho poder. El militar
Magnus Houston prometía devolver la monarquía a Escocia y acabar con la guerra. La
nueva constitución republicana de enero de 1938 dio el pistoletazo de salida para la
campaña electoral del siguiente julio, la primera de la República Escocesa y la más
decisiva del nuevo gobierno. El primer ministro Diarmad Campbell fue el encargado de
dirigir la exitosa campaña por el Partido Laborista, pero el Partido Nacionalista ya había
conseguido formar una fuerza paramilitar que comenzó a desestabilizar al país. El
miedo que el gobierno tenía por el Partido Nacionalista y sus grupos paramilitares llevó
a que se hiciese la guerra sucia contra ellos. Finalmente,
el gobierno logró estabilizar la situación y, con más
fuerzas, asumió el control directo de las tropas escocesas
en América en julio de 1940.

El Ejército Escocés se sumó, bajo el liderazgo del general


Jock Munro, a la ofensiva que los aliados lanzaban sobre
América Central, el único frente abierto en 2 años y que
parecía no avanzar. El mariscal Amhlaidh Mackenzie se
reunió con Munro lo más pronto posible para organizar la
ofensiva conjunta en suelo guatemalteco. Mackezie fue la
principal línea de contacto entre los oficiales en América
y el gobierno escocés.

La guerra estaba siendo costosa, y las huelgas generales se sucedían. Las fuerzas
paramilitares del Partido Nacionalista no estaban del todo controladas, y para colmo el
general Munro no tardó en enfermar de un virus tropical, el que contra todo pronóstico
pudo superar. Al verlo de nuevo las tropas en el campo, los soldados le preguntaron por
su milagrosa recuperación. “Soy escocés, con un whisky al día podría sobrevivir hasta a
un obús de los gringos directo a la pechera.”

Tras un año de ofensiva, el frente seguía inmóvil. Los aliados pensaron entonces en
realizar una invasión por mar, y el ejército escocés le dio la misión de preparar el
desembarco al general Neil Lyon. Lyon empezó a trabajar en la preparación de un
cuerpo de marines escoceses. En 1942, además, el gobierno financió la creación de
Scotland Yard, una agencia de inteligencia que permitiera hacer las tareas de las fuerzas
armadas más fáciles. El 9 de julio de 1942, Lyon partió desde Saint Thomas a Georgia.

Presidencia de Jock Trask (22 de julio de 1942 – 26 de julio de 1943)

En las elecciones de 1942, el Partido Laborista volvió a


arrasar, pero el nuevo programa era más militarista y
buscaba acabar rápidamente con los grupos
paramilitares de ultraderecha. Matheson se retiró, y Jock
Trask, antiguo miembro del Partido Comunista y
exmilitar, se presentó candidato y ganó, convirtiéndose
en el segundo presidente de la República Escocesa.

El gobierno de Trask no empezó bien: el desembarco en


Georgia no salió como se esperaba y la mayor parte de
los marines de Lyon murieron en el intento. Sin
embargo, el general no estaba dispuesto a claudicar y
presentó un nuevo plan. Esta vez sería una invasión
ártica desde las islas de Baffin a través de la bahía de Hudson. Por desgracia, el plan era
impracticable por la imposibilidad de enviar apoyo naval a la zona.
Munro, sin embargo, insistió en la necesidad de luchar mejor en Centroamérica, y pidió
la producción y despliegue de carros de combate en el frente. A Trask le convenció el
hecho de que Saint Joseph estuviera de vuelta bajo control de los aliados. A Lyon, sin
embargo, se le encargó invadir las últimas islas controladas por la República del Caribe.
El ataque fue esta vez interceptado por la armada estadounidense y luego detenido por
el ejército caribeño, y Saint Joseph cayó otra vez bajo las manos del Pacto Americano.
En abril de 1943, los primeros tanques escoceses partieron hacia Centroamérica.

Durante este crucial periodo de la guerra, Colombia sufrió un levantamiento


monárquico que se puso del bando norteamericano. Por suerte el levantamiento se pudo
contener a tiempo, y las fuerzas aliadas recuperaron Saint Joseph una vez más. En junio,
los marines escoceses desembarcaron en Yucatán, de nuevo con un desastroso resultado.
Lyon era cada vez más despreciado tanto por el mando militar como por el gobierno, y
finalmente se le retiró del mando. El nuevo general de los Marines Escoceses sería
Donald MacNeil, quien realizaría la primera invasión exitosa a los Estados Unidos en
Florida el 13 de junio.

Con lo que parecía ser el principio del fin de la guerra, Trask se propuso acabar con el
Partido Nacionalista de una vez por todas. Persiguió y encarceló a los militantes y
posibles militantes, hasta que unos paramilitares entraron por la fuerza en su casa y lo
asesinaron el 26 de julio de 1943.

Presidencia de Angus Graham (26 de julio de 1943 – 14 de junio de 1950)

El sucesor de Trask fue su vicepresidente, Angus


Graham, un hombre más preocupado por la diplomacia
que por las acciones represivas contra los enemigos del
Estado. Graham consiguió que se desbandasen las
actividades paramilitares del Partido Nacionalista
mediante la incorporación de un discurso nacionalista en
el propio Partido Laborista. Sin embargo, el discurso era
una pura fachada para convencer poco a poco al Partido
Nacionalista de que abandonasen la lucha armada. Así,
Graham puso todos sus esfuerzos en acabar la guerra
contra los norteamericanos.

Graham consiguió que Terranova se pusiese del lado de


Escocia en la guerra cuando las tropas de la Alianza ya habían liberado México, y lanzó
un ataque desde el norte conjunto al del sur. En muchos países, se considera que
Graham es el artífice de la rápida rendición de los Estados Unidos, que se produjo el 30
de abril de 1944. Antes de la rendición, Graham se sentó junto con los más importantes
líderes de la Alianza, el presidente borgoñón Matthieu Gamelin, el primer ministro
italiano Luigi Caravaggio y el emperador otomano Murad IV para decidir sobre qué
pasaría con los territorios del norte de los Estados Unidos. No asistió, sin embargo, a la
conferencia que concernía a Sudamérica y los territorios del sur de Norteamérica.
Escocia acordó que Terranova recuperase el Dominio de Nunavut, así como buena parte
del norte de los Estados Unidos y Luisiana.

Para las siguientes elecciones, en 1946, Graham


consiguió una nueva legislatura con mucho apoyo. Era
una figura popular gracias a sus contribuciones en la
guerra. Sin embargo, en su segunda legislatura llegó la
Segunda Revolución Africana. Graham dio la libertad a
los territorios africanos siguiendo lo acordado en la
Carta de África propuesta por el gobierno de Borgoña.
La única potencia que no cumplió el acuerdo de
descolonización fue Francia, y por ello se impusieron
sanciones sobre el país galo.

Con el auge del comunismo en América y Asia, Graham


perdió las últimas colonias escocesas: una revolución en Sri Lanka inició el principio
del fin de las Indias Orientales Escocesas, y Papúa siguió. El gobierno colonial
siberiano tuvo que enfrentarse a las fuerzas revolucionarias del Ejército Popular de
Liberación Nacional de Yakutia, una costosa guerra que acabó con las vidas de miles de
escoceses, aún recuperándose de la Gran Guerra. La popularidad de Graham cayó en
picado. El Partido Laborista decidió dejarlo de lado para las siguientes elecciones, pero
el daño ya estaba hecho: los laboristas perdieron ante el Partido Demócrata, un partido
nuevo fundado por políticos de centro derecha que buscaban acercarse más a los
modelos de Borgoña e Italia, y acabar con la guerra en Siberia.

Presidencia de Arthur Campbell (14 de junio de 1950 – 23 de enero de 1956)

Campbell fue el primer presidente de la República


Escocesa de un partido diferente al laborista. Sus
medidas liberales impulsaron la economía de Escocia
dentro del mercado mundial, principalmente gracias a
poner fin a la Guerra de Siberia y a invertir en las
excolonias de Escocia.

Se opuso firmemente al comunismo de América, aunque


llamó a la guerra ideológica y no a una guerra directa
que devastaría el mundo. Durante su gobierno se
hicieron las primeras armas nucleares escocesas gracias
a la ayuda de científicos borgoñones. A su vez, se formó
el Ejército Revolucionario Irlandés, o IRA, que buscaba
la liberación de toda Irlanda y actuaba tanto en la Irlanda escocesa como en el Dublín
inglés. Campbell acordó con el primer ministro inglés, James Durham, luchar con todos
los medios contra lo que él llamó “el primer impulso del comunismo americano para
acabar con la democracia europea.”
Las buenas relaciones entre Borgoña, Inglaterra y Escocia llevaron a la formación de la
Comunidad Europea, un acuerdo económico entre los tres países para medrar con
prosperidad. A dicha Comunidad Europea se unieron más tarde Alemania, Italia, Suiza
y Portugal, aunque no se permitió a Francia entrar hasta que no concediese la
independencia a sus territorios africanos. Campbell acabó asesinado el 23 de enero de
1956. Se atribuye el asesinato a miembros del IRA.

Presidencia de Andrew MacDonald (23 de enero de 1956 – 14 de marzo de 1968)

MacDonald sucedió a Campbell y continuó su trabajo, y


ganó dos elecciones más. Su gobierno tuvo numerosas
intervenciones militares en países de América, África y
Asia con el fin de impedir el avance de la “amenaza
roja.” También durante su época, Francia, Bohemia y
Rusia ingresaron en la Comunidad Europea.

El mayor de los frentes abiertos por MacDonald fue el


de Irlanda. Junto con el gobierno inglés, Escocia luchó
como pudo contra el IRA hasta que en 1967, debido al
imparable avance de las tropas revolucionarias hacia las
principales ciudades de la isla, Escocia e Inglaterra
tuvieron que reconocer la independencia de Irlanda. Al
contrario de lo que la propaganda del Partido Demócrata decía, el IRA no era comunista,
y el nuevo Estado irlandés intentó tener buenas relaciones con sus antiguos
colonizadores. La credibilidad de MacDonald y del Partido Demócrata en general se
perdió junto a Irlanda, y los laboristas tomaron de nuevo el poder en las elecciones de
1968.

Presidencia de Arnold Stuart (14 de marzo de 1968 – 20 de abril de 1976)

Tras arrebatarle la presidencia a MacDonald, Stuart llevó


a cabo una política de reconciliación y neutralidad de
cara al exterior. Aunque no retiró a Escocia de la
Comunidad Europea, no quiso que el país entrase en la
nueva iniciativa militar de Borgoña, la OTA, un acuerdo
que permitiría a los países europeos y a los americanos
que no estaban bajo gobiernos comunistas a lanzar
ataques más organizados a los revolucionarios del mundo.

Stuart también se puso del lado de algunos líderes


independentistas del tercer mundo y mejoró las
relaciones con la joven República de Irlanda. Muchos
movimientos religiosos se legalizaron durante la época
de Stuart, el Estado dio más ayudas a los desamparados,
las políticas de inmigración se hicieron más permisivas y, en general, supuso una época
de grandes avances sociales para Escocia. Al poco de ganar sus terceras elecciones,
Stuart fue asesinado, supuestamente por agentes de los servicios de inteligencia ingleses.

Presidencia de Anne MacKenzie (20 de abril de 1976 – 3 de marzo de 1988)

MacKenzie fue la primera mujer jefa de Estado en ser


elegida democráticamente en Escocia, aunque eso sería
después de su primera legislatura, dado que sus
primeros cuatro años estuvo sustituyendo al difunto
presidente Stuart. MacKenzie siguió las políticas de
Stuart y Escocia siguió avanzando socialmente,
convirtiéndose en 1986 en el primer país de Europa en
legalizar el matrimonio homosexual.

Debido a las investigaciones realizadas alrededor del


asesinato del presidente Stuart, las relaciones entre
Escocia e Inglaterra se enfriaron durante los gobiernos
de MacKenzie, llegando al punto de que Borgoña
tuviese que mediar para evitar una guerra. Muchos escoceses residentes en Inglaterra
volvieron a Escocia durante esta época, no sólo por las tensiones entre los dos países,
también por las mejores oportunidades que su país ofrecía.

Presidencia de Robert MacGregor (3 de marzo de 1988 – 10 de marzo de 1996)

MacGregor pertenecía al ala derecha del Partido


Laborista, y produjo durante su gobierno una escisión
importante debido a la participación en la Guerra
Polaco-Lituana de 1991. Sus esfuerzos por la
reconciliación con Inglaterra también generaron
descontento entre los miembros del Partido Laborista
más fieles a la memoria de Arnold Stuart. Consiguió su
segundo gobierno gracias a un pacto con el Partido
Liberal, uno de los partidos que sucedieron al Partido
Demócrata en la derecha.

En 1996, sin embargo, no tuvo tanta suerte, ya que en


Escocia la población estaba cada vez más harta de los
artífices de la Guerra Polaco-Lituana, y viendo que la
OTA se preparaba para nuevas guerras en Oriente Medio, y cómo MacGregor acercaba
a Escocia a la alianza militar, el Partido Laborista Independiente, la escisión de
izquierda del Partido Laborista, ganó las siguientes elecciones.
Presidencia de William Fraser (10 de marzo de 1996 – 5 de abril de 2008)

El primer gobierno del Partido Laborista Independiente


se comprometió con la neutralidad y siguió fomentando
el bienestar en la república. Escocia estuvo durante 12
años creciendo económicamente gracias a las políticas
de Fraser, y el país se convirtió en un ejemplo del
“socialismo de rostro humano” tras la caída del Bloque
Occidental en 1999.

Escocia se propuso también el envío de ayuda


humanitaria a los antiguos países del Imperio Otomano,
que se encontraban en una serie de guerras civiles e
invasiones por parte tanto de la OTA como del Reino de
Turquía. Por desgracia, la crisis financiera de 2007
acabó con el paraíso socialdemócrata de Fraser y, en
2008, perdió la presidencia en favor del candidato conservador.

Presidencia de Edmund MacPherson (5 de abril de 2008 – 3 de mayo de 2016)

Los ocho años del gobierno conservador de MacPherson


supusieron una recuperación económica lenta, pero que
ayudaron a las empresas a mantenerse en pie. La
privatización de empresas estatales supuso una
inyección de dinero para la burguesía escocesa, aunque
los trabajadores eran los que más sufrían tanto la crisis
como el remedio.

La inclusión de Escocia en la Guerra de Gujarat


apoyando a la OTA puso punto final a MacPherson:
estaba claro ya desde hace décadas que Escocia no
quería guerras. En este caso, la decisión supuso una gran
subida de partidos de izquierda e incluso la
radicalización de los mismos. El Partido Comunista de Escocia consiguió en las
elecciones de 2016 un máximo histórico, y sirvió para darle de nuevo el gobierno al
Partido Laborista Independiente.
Presidencia de Molly Graham (3 de mayo de 2016 - actualidad)

La presidencia de Graham es, hasta el momento, la más


izquierdista de la historia de Escocia. Graham abandonó
la Comunidad Europea y fomentó las relaciones con
Irlanda, Terranova y Groenlandia. Durante su mandato
también se realizó el referendum independentista de
Islandia de 2017 que culminó con la independencia de la
isla, un fenómeno que sus predecesores llevaban tiempo
evitando.

Escocia es una de las excepciones a la subida del


populismo de extrema derecha en Europa. El
realineamiento en un eje transatlántico del norte en lugar
de uno europeo sirvió de propaganda para muchos de estos movimientos en otros países,
acusando a la izquierda de romper los compromisos europeos que tanto tiempo se
tardaron en forjar. Graham fue reelegida en 2020, en plena pandemia del COVID-19.
Actualmente, su gabinete trabaja por erradicar la enfermedad, trabajo realizado con
relativa efectividad.

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