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- ¿Entonces cuando os llega una persona nueva con estas características tenéis que ver
qué tipo de sordo-ceguera tiene?
Efectivamente. Se tiene que empezar desde cero. Cuando una persona viene lo primero
que se hace es reunirnos con ellos para ver que le podemos ofrecer. Hacemos una
valoración médica, funcional y social del caso y a partir de eso hacemos un PAI, que es un
programa de atención individualizada.
- ¿Cuántos monitores hay en cada actividad? ¿Si van a hacer actividades tiene que haber
un mediador por cada discapacitado?
Si. Uno y medio por persona. Un mediador y un soporte compartido entre dos. Como
trabajamos con estudiantes en prácticas y voluntariado llegamos a ser dos por persona, un
mediador y un ayudante.
Y el equipo de coordinadores de la actividad.
- ¿Lo que has dicho de que cada uno necesitaba un lenguaje de signos diferente, entonces
vosotros tenéis que aprender más de un lenguaje de signos?
Bueno, el mediador, se ha de adaptar.
Un mediador esta con una persona, pero se hacer rotación, porque si este mediador un día
se pone enfermo y no puede venir alguien ha de poder atender a esa persona.
Así todos tenemos un conocimiento mínimo. Lo importante es tener empatía, observación
con cómo es la persona, lo que hace, dice, en su estado emocional, su reacción. El tipo de
actitud que tienes con la persona y la sensibilidad.
- ¿Las personas que viene aquí vienen a aprender lenguaje de signos y luego continúan
con su vida? ¿Trabajan o hacen algo?
Uno trabajaba en una peluquería, barriendo… Todos cobran pensión por incapacitación
laboral y por discapacidad. Algunos estuvieron trabajando en la ONCE y tienen pensiones
altas.
Las clases de lengua de signos se la dimos a una mujer mayor que llevaba audífono y
quería aprenderla. Ella era ciega de toda la vida, pero se quedó sorda a raíz de un
tratamiento para el cáncer.
Habitualmente enseñar el lenguaje es un trabajo para toda la vida, y es el mediador con su
trabajo del día a día que le va a enseñando. No son “clases”, es a través de las actividades
del día a día.
Son procesos se intervención que no se acaban.
- ¿Es importante el perfil, que a veces te reconocen por el olor, si cambias de colonia…?
Si te reconocerá igual, pero le pones las cosas más difíciles. Cuanto más sólida le puedas
dar la estructura de cómo es su mundo inmediato, más fácil se lo pones, más le bajas la
ansiedad porque tiene control de la situación. Llevan mal la adaptación a los cambios.
- ¿Si nosotros entráramos en una habitación donde ellos están sabrían que estamos allí?
No lo sé, depende de cada uno. Se alterarían si notan que hay mucha gente, otros tendrían
curiosidad.