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El gaucho argentino es un hombre de campo, que trabajaba en las tierras en las afueras de la
ciudad. Un jinete a caballo, un hombre rural independiente, y nómade. Los primeros gauchos
aparecieron en la zona del Litoral a principios del siglo XVII y, en las desiertas llanuras
pampeanas, había gran cantidad de vacas y caballos salvajes, sin dueños, denominados
“cimarrones”. Se dedicaba a la caza de ganado silvestre para su alimento. Así comenzó a
configurarse la imagen del gaucho.
El gaucho, en su tiempo libre, tomaba mate amargo, comía asado, empanadas, locro, guisos,
pastelitos de membrillo o dulce de batata. El gaucho también dedicaba su tiempo a tocar la
guitarra, realizar payadas, y bailar danzas típicas argentinas.
Para obtener más conocimientos del gaucho, solamente hay que leer el Martin Fierro, escrito
por José Hernández, un clásico de la literatura gauchesca. Es un relato en forma de verso que
relata la vida de un gaucho, su estilo de vida, sus costumbres, su lengua, su sabiduría y código
de honor. Desde nuestro punto de vista si lo tuviéramos que definir al gaucho con tres
características serian: orgullo, lealtad y valentía. El gaucho era un hombre de palabra y
respeto, reconocido por su solidaridad.
Desde nuestro punto de vista el gaucho marcó tan fuertes sus rasgos que los argentinos de hoy
en día siguen manteniendo sus costumbres. Por ejemplo: los argentinos que poseen campo
siguen con su vestimenta típica de gaucho, sus tradiciones y sus costumbres. También los
argentinos llevan en sangre juntarse todos los domingos en familia a comer asado,
empanadas, locro, guisos. Otra característica que se destaca sobre encima de las otras, es tomar
mate sin importar la hora. Se suele compartir en la facultad, en el trabajo, con amigos o con
familia.