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Golpe 1976 Arg
Golpe 1976 Arg
Artículo
Minuto a minuto: cómo fue el golpe del 24 de marzo de 1976 y por qué se conmemora el
Día de la Memoria
El 24 de marzo de 1976 comenzó la última dictadura militar de la Argentina. Duró casi ocho
años completos en los que desapareció a 30.000 personas y se apropió de 500 niños.
Paralelamente, devastó económica y simbólicamente al país.
Cómo fue el derrotero que hizo posible el desenlace brutal que llevaron adelante las
Fuerzas Armadas en el país.
Héctor J. Cámpora
Héctor J. Cámpora
Como su nombre estaba proscripto en 1973, cuando se realizaron las elecciones, se llevó a
cabo una campaña que decía “Cámpora al gobierno, Perón al poder”, que significaba que la
lista la encabezaría Héctor “el tío” Cámpora, pero quien llevaría las riendas del país sería
Perón. La elección fue un triunfo para los que abrazaban las esperanzas de que de la mano
del “El General” hubiera una transformación del país, sin embargo, no esperaban la
transformación que efectivamente ocurrió.
Masacre de Ezeiza
Acto en Ezeiza
Posteriormente, el presidente Cámpora renunció y se convocaron nuevas elecciones sin
proscripciones. Perón se presentó junto a su esposa Isabel Martínez como candidatos a
presidente y vicepresidenta, respectivamente, en septiembre de ese año. Su lista logró un
amplio triunfo y Perón asumió el Gobierno en octubre de ese mismo año. Falleció a
mediados de 1974, dejando la presidencia en manos de la vicepresidenta.
Masacre de Ezeiza
Acto en Ezeiza
Golpes de Estado en Latinoamérica
En 1976, Argentina era el único país del Cono Sur que tenía un Presidente elegido en
elecciones. Bolivia, Brasil, Chile, Perú, Paraguay, Ecuador y Uruguay estaban gobernados
por golpes militares.
En la terminal aérea porteña, la mandataria era esperada por el general José Villarreal, el
almirante Pedro Santamaría y el brigadier Basilio Lami Dozo, que la detuvieron y avisaron a
las Fuerzas Armadas que ya podían tomar por asalto la Casa Rosada.
El 24 de marzo, se perpetró el golpe de Estado en Argentina que depuso los tres poderes
constitucionales e instauró una dictadura cívico-militar que se autodenominó Proceso de
Reorganización Nacional y se caracterizó por implementar un plan sistemático de terrorismo
de Estado, que permaneció en el poder hasta diciembre de 1983.
Fue uno de los genocidios más sangrientos, ya que implementó tortura, desapariciones,
violaciones, secuestro de niños, entre otras atrocidades. Se trató de una dictadura que duró
casi ocho años completos, desapareció a 30.000 personas, se apropió de alrededor de 500
niños y, paralelamente, devastó económica y simbólicamente al país.
Qué fue el Juicio a las Juntas Militares: presiones, fragilidad democrática y la primera
condena al terrorismo de Estado
La causa fue llevada adelante por el fiscal Julio César Strassera y su adjunto, Luis Moreno
Ocampo, quienes debieron enfrentarse a la fuerte influencia que aún mantenían los
generales en el poder en medio de un frágil sistema democrático.
La Ley de Obediencia Debida (23.521), que también fue dictada por Alfonsín el 4 de junio
de 1987, le quitaba responsabilidad a los integrantes de las Fuerzas Armadas que
estuvieran cumpliendo órdenes de sus superiores.
La fecha fue establecida en el año 2002 por Ley de la Nación 25.633, cuyo artículo 1º
establece: “Institúyase el 24 de marzo como Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la
Justicia en conmemoración de quienes resultaron víctimas del proceso iniciado en esa
fecha del año 1976".
Wikipedia
Reseña histórica
Aunque los golpes de Estado venían siendo sistemáticamente utilizados contra los
gobiernos constitucionales radicales y peronistas desde 1930 y las técnicas de la llamada
«guerra sucia» venían siendo aplicadas desde el bombardeo de Plaza de Mayo de 1955, el
golpe de 1976 tuvo su antecedente inmediato en el Operativo Independencia realizado en
Tucumán y en la matanza de cientos de personas acusadas de «zurdos» (izquierdistas) por
parte del grupo parapolicial anticomunista Triple A.
El golpe de 1976 fue el último golpe exitoso en Argentina, pero no el último intento. Los
presidentes democráticos Raúl Alfonsín (1983-1989) y Carlos Menem (1989-1999) debieron
enfrentar sublevaciones militares entre 1987 y 1990, lideradas por militares denominados
"carapintadas", que pretendían impedir que las instituciones democráticas enjuiciaran las
violaciones de derechos humanos cometidos durante la última dictadura. El último
levantamiento militar en Argentina fue realizado el 3 de diciembre de 1990.
Preludios
El 1 de julio de 1974, el presidente Juan Domingo Perón falleció a los 78 años. Su muerte
causó un gran vacío político en la sociedad argentina que venía de casi dos décadas de
gobiernos civiles de baja legitimidad y dictaduras cívico-militares que habían criminalizado al
peronismo y a los movimientos de izquierda, en el marco de la Guerra Fría y la Doctrina de
la Seguridad Nacional de Estados Unidos, que promovió la generalización de dictaduras
anticomunistas en todo el continente. La falta de democracia en Argentina y la influencia de
la Revolución Cubana de 1959, fue el marco que impulsó el surgimiento durante la última
dictadura –que se había anunciado como permanente– de puebladas insurreccionales en
todo el país, con alta participación de la juventud y la ciudadanía, y también de grupos
guerrilleros que se agruparon en dos líneas principales: FAR-Montoneros (peronistas
revolucionarios) y ERP (marxistas).
En octubre, el país fue dividido en cinco zonas militares, y a cada comandante se le dio
carta blanca para desatar una cuidadosamente planificada ola de represión. El 28 de
noviembre de 1975 todos los países del Cono Sur (Argentina, Chile, Brasil, Paraguay y
Uruguay), en Santiago de Chile, firmaron un documento que explica que «… se dan por
iniciados a partir de esta fecha los contactos bilaterales o multilaterales a voluntad de los
respectivos países aquí participantes para el intercambio de información subversiva,
abriendo propios o nuevos carteles de antecedentes de los respectivos servicios».[20]
Hacia los primeros meses de 1976, el destino de Argentina estaba sellado. El frente
guerrillero en Tucumán estaba prácticamente diezmado y los refuerzos de Montoneros
enviados también habían sido derrotados. Por su parte, las Fuerzas Armadas —que
gozaban del total apoyo por parte de EE. UU. y de la élite local— esperaban el momento
oportuno para derrocar al gobierno. En febrero, el entonces general Roberto Eduardo Viola
elaboró el plan de operaciones del golpe, que contemplaba la necesidad de «encubrir»
como «acciones antisubversivas» la detención clandestina de militantes y opositores, desde
la noche misma del golpe.
24 de Marzo
Las Fuerzas Armadas se han hecho cargo del poder político y usted ha sido destituida.
A las 03:10 fueron ocupadas todas las estaciones de televisión y radio. Se cortó la
programación regular y se emitió el primer comunicado a través del locutor Juan Vicente
Mentesana:
Posterioridad
Dos días después del golpe, el Secretario para América Latina, William P. Rogers, declaró
Esta junta está probando la afirmación de que Argentina no es gobernable [...] Creo que eso
es claramente una opción probable. [...] Creo que debemos esperar bastante represión,
probablemente una buena ración de sangre en Argentina antes de que pase mucho tiempo.
Creo que van a tener que buscar bien, no sólo a los terroristas sino a los disidentes de los
sindicatos y sus propios partidos». El secretario de Estado Henry Kissinger estableció que
«cualquier oportunidad que tengan, necesitarán un poco de apoyo. [...] Porque quiero
apoyarlos. No quiero darles la sensación de que son acosados por los Estados Unidos.
El 29 de marzo, Videla asumió como presidente, y las universidades fueron intervenidas al
día siguiente. El 2 de abril, el nuevo Ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz,
anunció el «Programa de recuperación, saneamiento y expansión de la economía
argentina»,[39] de corte neoliberal, las primeras medidas del gobierno militar serán el
congelamiento de los salarios por tres meses, la eliminación de los controles de precios, y
una fuerte devaluación del tipo de cambio.
El establishment, el país, gran parte de la clase media, yo diría la clase trabajadora también,
apoyó el golpe. Claro que había una enorme parte de la población que estaba
comprometida políticamente que no lo hizo.
Jorge Fontevecchia escribiría:
En 1976 no se podía saber que la última dictadura sería infinitamente más cruel y macabra
que las anteriores y, aunque duela reconocerlo, una parte muy numerosa de la sociedad
apoyó el derrocamiento del gobierno democrático de Isabel Perón.
En junio, cuando las violaciones a los derechos humanos por la junta fueron criticadas en
Estados Unidos, Kissinger reiteró su apoyo a la dictadura, dirigiéndose directamente al
Ministro de Asuntos Exteriores argentino César Augusto Guzzetti en una reunión en
Santiago de Chile.