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Nos encontramos ante una cliserie que representa gráficamente las variaciones de la

vegetación en función de la altura sobre un triángulo que esquematiza la montaña, en este


caso, de la Cordillera Cantábrica.
Las variaciones en función de la altura se deben, a que al aumentar la altitud, disminuye la
temperatura y aumentan las precipitaciones. Por tanto, varían las condiciones climáticas y las
formaciones vegetales correspondientes, dado que cada planta exige unas condiciones
térmicas y pluviométricas concretas. Las variaciones en función de la orientación pueden
estar motivadas por la posición a barlovento o a sotavento del viento dominante, que
determinan diferencias en las precipitaciones (las vertientes de barlovento son más húmedas
que las de sotavento); o pueden deberse a la posición en la ladera de la solana o la de umbría
(las solanas son más cálidas y secas que las de umbría).
En el piso basal, con un límite de altitud de unos 520 m aproximadamente (aprox), en la zona
de umbría encontramos el roble, un árbol perteneciente al bosque caducifolio (hojas caducas)
que necesita húmedad y que no tolera el calor ni el frío extremo, además lo entramos en
suelos de carácter silíceo, y su madera se usa para la construcción de muebles y barcos; en
cambio, en la zona de solana hay encinas que, ha diferencia del roble, aguanta la sequía y lo
podemos encontrar en todo tipo de suelos, la madera de este árbol es muy dura y resistente y
se emplea para la elaboración de utensilios, ruedas, etcétera (etc.), además la encina pertenece
al bosque perennifolio (hoja perenne).
En el piso montano, con un límite de altitud que va desde los 520 m hasta los 1.600 m,
tenemos hayas en la zona de umbría, ya que es un árbol que necesita mucha humedad, tolera
bien el frío, pero mal el calor, la haya es más típica de los suelos calizos y su madera es dura
y de muy buena calidad, utilizada para utensilios y muebles; y en la zona de solana, más seca
que la de umbría, encontramos encina, haya y rebollo (este último en mayor cantidad). El
rebollo es un árbol propio del bosque caducifolio, al igual que la haya, pero es más típico del
clima oceánico de transición, una peculiaridad es que sus hojas se secan para mantenerse del
frío, y su fruto, la bellota, se usa para alimentar al ganado.
En el piso subalpino, con una altitud que va desde los 1.600 m hasta los 2.200 m,
encontramos el mismo tipo de matorral en los dos lados (umbría y solana), la landa, más
concretamente brezos, utilizados para alimentar al ganado. Y en el piso alpino, que va desde
los 2.200 m de altitud hasta los 2.600 m, como podemos ver, hay prados y pastizales, una
vegetación herbácea utilizada para la alimentación del ganado.
Todo este tipo de vegetación pertenece al clima oceánico, menos la encina que es más de
clima mediterraneo, y se ha podido ver alterado por la acción humana.

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