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1. INTRODUCCIÓN
LA VEGETACIÓN POTENCIAL
La mayor parte de la vegetación arbolada natural es la que tiene más importancia y
transcendencia, se incluye en Asturias en el apartado de Caducifolias. Estas son plantas
que pierden la hoja, lo que genera un ciclo anual en el que hay importantes cambios
en el paisaje.
Por tanto, una primera característica del paisaje vegetal del mundo atlántico es si
variación natural. Se puede interpretar como un paisaje monótono y siempre verde,
esta monotonía se compensa por el cambio en el ciclo anual de los bosques.
Además de esto, la hoja caída aporta gran cantidad de materia orgánica al suelo
anualmente. Ello, junto con los restos vegetales dan al suelo los componentes
minerales y elementos que necesitan para su fertilidad.
Se puede hablar por tanto de un equilibrio entre formaciones vegetales y suelos que
de otra manera sería más precario ya que las precipitaciones dan lugar a un arrastre y
lavado del suelo y se empobrecería.
Hay un gran proceso de empobrecimiento por lixiviación de los elementos finos y
solubles que se ve compensado por el aporte constante de materia orgánica y
componentes vegetales. El suelo mantiene cierto grado de fertilidad que a su vez
mantiene las especies vegetales. La rotura de este equilibrio da lugar a cambios que
veremos posteriormente.
FACTORES NATURALES
Los principales factores naturales de la vegetación son: relieve y clima. La vegetación
en si distribución espacial se puede explicar con el clima, el escalonamiento altitudinal
y con las características que tiene el sustrato con el que enraíza.
- Clima
En cuanto al clima, la presencia de humedad y precipitaciones abundantes a lo largo
del año son un factor clave. No se debe tener solo en cuenta el factor pluviométrico,
sino la humedad ambiental que hay en el aire (algunas especies del bosque atlántico
necesitan ambientes húmedos y umbríos, no humedad en el suelo)
- Relieve
En cuanto al relieve, en sí mismo introduce matices térmicos con la altitud, cabe
destacar que siendo Asturias un espacio montañoso está estructurado de manera
escalonada.
Así, desde el mar a las cumbres hay una serie de escalones altitudinales o pisos
bioclímaticos:
- Piso basal (0 - 200m): Rasa y valles bajos.
- Piso montano (200/800 – 1.000, depende de orientación): Valles y sierras
prelitorales.
- Piso subalpino (1.000 – 1.700)
- Piso alpino (-1.700)
En cuanto al sustrato, está claramente vinculado al relieve; pero también hay que
distinguir entre:
- Suelos silíceos: Básicos y exclusivos del Occidente (ZAOL)
- Suelos calcáreos: Oriente. También en la región de pliegues y mantos ya
que la existencia de gran variedad o mosaico de sustratos y afloramientos
rocosos en las zonas de montaña, lo que da lugar a gran diversidad
biológica.
2. LA CLISERIE PROPIA DEL MACIZO ASTURIANO. PISOS
BIOCLIMÁTICOS
EL PISO BASAL (0-600m)
El piso basal coincide en gran medida con la rasa costera pero también cabe incluir
algunos valles bajos que penetran hacia el interior; sobre todo en el Occidente.
Llega a las altitudes de 200/300. Por utilizar una denominación para la vegetación, la
consideraríamos termófila ya que es la que busca las temperaturas más suaves de todo
el macizo. Además, tiene un carácter heliófilo ya que requieren más luz, son más
frágiles y tienen un carácter relativamente exótico al aparecer especies de origen
mediterráneo.
Ámbito continental:
Los bosques galerías en caso de corrientes de aguas interiores, y en zonas de alta
montaña la vegetación lacustre.
Se trata en general de vegetación ripícola (de ribera) caducifolia:
Alisos (Alnus glutinosa) que poseen gran porte dando lugar a los bosques de ribera más
extensos, singularizando bastante los entornos fluviales. NO soportan temperaturas
muy bajas, por lo que están en las zonas bajas y medias de los cursos de los ríos.
Sauces o mimbreras (Salix sp.), necesitan humedad y en esta ocasión se pueden
encontrar incluso en zonas de alta montaña. De la misma manera chopos o álamos
(Populus sp)
Estas especies junto con los olmos (Ulmus sp.) y los plátanos (cer pseudoplatanus)
conforman los bosques frescos y suelen encontrarse cercas de los ríos.
También, los bosques de fresno y avellano: el avellano (Corylus avellana) que pudo dar
lugar a grandes masas boscosas que hoy han desaparecido por el roble y el haya.
También se vio favorecido por el aprovechamiento humano de su fruto y madera.
Aparece siempre en zonas húmedas, al igual que el fresno (Fraxinus excelsior) que
también su vio favorecido por el hombre incluso por su hoja, para aprovechamiento
para el ganado.
Por último, el sauco o sabugo (Sambucus nigra) o los tilos (Tilia sp.)
Las cortas
La utilización de la madera en cortas está bastante limitada en Asturias, excepto en el
ámbito del eucalipto, por la industria papelera. En segundo lugar, está el pino, que ha
descendido con el declive de la minería, con el que estaba asociado. Por último, las de
castaño también son pequeñas y poseen menor impacto.
El resto de las especies están protegidas.
6. CONCLUSIONES
El efecto antrópico es principalmente debido a: los prados, cultivos, zonas urbanizadas,
y repoblaciones.
La incidencia en los pisos biogeográficos:
En el piso basal las repoblaciones son mayores y representa el 60% del efecto
antrópico.
En el piso montano, prados, cultivos y suelos urbanizados son el 15%.
En el piso subalpino el efecto antrópico tiene una incidencia de un 10%, y no
tiene otras transformaciones.
Si desglosamos los usos del suelo, el 50% son productivos:
Matorral: 20%
Arbolado: 30%. Dentro del cual, el 17% sería autóctono, mientras que el 13%
sería alóctono y debería considerarse como espacio productivo o cultivos.
Así, el espacio natural es solo del 37%, suma del arbolado autóctono y del matorral. Se
ha de aclarar que parte del matorral fue bosque, pero por actividades antrópicas se ha
degradado. Aún así todo es espacio natural o seminatural, pero no todo esta en
perfecto estado de conservación.