Está en la página 1de 23

1

El hombre creado a imagen y semejanza de Dios


Gn 1, 26-28 El hombre es la cumbre de la creación de Dios; esta creado a
imagen y semejanza de Dios. Entonces por ser creado a imagen y semejanza
de Dios, el hombere es una persona con entendimiento y voluntad. Esto le
hace capaz de tener relaciones personales, incluso con el mismo Dios. Es
alguien, es el fundamento de su dignidad, el hombre tiene alma inmortal

El hombre contemplando la creación puede descubrir la


existencia de Dios CIC N° 31-35
. El punto de partida es la creación:

TEMA 2
CAPÍTULO PRIMERO
LA REVELACIÓN DE LA ORACIÓN
LA LLAMADA UNIVERSAL A LA ORACIÓN

2566 El hombre busca a Dios. Por la creación Dios llama a


todo ser desde la nada a la existencia. "Coronado de gloria
y esplendor" (Sal 8, 6), el hombre es, después de los
ángeles, capaz de reconocer "¡qué glorioso es el Nombre
del Señor por toda la tierra!" (Sal 8, 2). Incluso después
de haber perdido, por su pecado, su semejanza con Dios, el
2

hombre sigue siendo imagen de su Creador. Conserva el


deseo de Aquél que le llama a la existencia. Todas las
religiones dan testimonio de esta búsqueda esencial de los
hombres (Cf. Hch. 17, 27).
Salmo 8
2. ¡Oh Señor, ¡nuestro Dios, qué grande es tu nombre en toda la tierra! Y tu gloria por
encima de los cielos.
3.Hasta bocas de niños y lactantes recuerdan tu poder a tus contrarios y confunden a
enemigos y rebeldes.
4.Al ver tu cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has fijado,
5. ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él? ¿qué es el hijo de Adán para que
cuides de él?
6.Un poco inferior a un dios lo hiciste, lo coronaste de gloria y esplendor.
7.Le has hecho que domine las obras de tus manos, tú lo has puesto todo bajo sus pies:
8.ovejas y bueyes por doquier, y también los animales silvestres,
9.aves del cielo y peces del mar, y cuantos surcan las sendas del océano.
10. ¡Oh Señor, Dios nuestro, ¡qué grande es tu Nombre en toda la tierra!

2567 Dios es quien primero llama al hombre. Olvida el


hombre a s u Creador o se esconda lejos de su Faz, corra
detrás de sus ídolos o acuse a la divinidad de haberlo
abandonado, el Dios vivo y verdadero llama
incansablemente a cada persona al encuentro misterioso de
la oración. Esta iniciativa de amor del Dios fiel es siempre
lo primero en la oración, el caminar del hombre es siempre
una respuesta. A medida que Dios se revela, y revela al
hombre a sí mismo, la oración aparece como un llamamiento
recíproco, un hondo acontecimiento de Alianza. A través de
palabras y de actos, tiene lugar un trance que compromete
3

el corazón humano. Este se revela a través de toda la


historia de la salvación.
Génesis, 3
1.La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yavé Dios había hecho. Dijo a la
mujer: «¿Es cierto que Dios les ha dicho: ¿No coman de ninguno de los árboles del jardín?»
2.La mujer respondió a la serpiente: «Podemos comer de los frutos de los árboles del jardín, 3. pero no
de ese árbol que está en medio del jardín, pues Dios nos ha dicho: No coman de él ni lo prueban
siquiera, porque si lo hacen morirán.» 4. La serpiente dijo a la mujer: «No es cierto que morirán.
5.Es que Dios sabe muy bien que el día en que coman de él, se les abrirán a ustedes los ojos;
entonces ustedes serán como dioses y conocerán lo que es bueno y lo que no lo es.» 6.A la mujer le
gustó ese árbol que atraía la vista y que era tan excelente para alcanzar el conocimiento. Tomó de su
fruto y se lo comió y le dio también a su marido que andaba con ella, quien también lo comió.
7.Entonces se les abrieron los ojos y ambos se dieron cuenta de que estaban desnudos. Cosieron,
pues, unas hojas de higuera, y se hicieron unos taparrabos.

Artículo 1
EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

2568 La revelación de la oración en el Antiguo Testamento


se inscribe entre la caída y la elevación del hombre, entre
la llamada dolorosa de Dios a sus primeros hijos: "¿Dónde
estás?... ¿Por qué lo has hecho?" (Gn 3, 9. 13) y la
respuesta del Hijo único al entrar en el mundo: "He aquí
que vengo... a hacer, oh Dios, tu voluntad" (Hb 10, 5-7).
Así, la oración está ligada con la historia de los hombres,
es la relación con Dios en los acontecimientos de la
historia.
4
Gn 3, 7-13 7. Entonces se les abrieron los ojos y ambos se dieron cuenta de que estaban desnudos.
Cosieron, pues, unas hojas de higuera, y se hicieron unos taparrabos. 8.Oyeron después la voz de Yavé
Dios que se paseaba por el jardín, a la hora de la brisa de la tarde. El hombre y su mujer se
escondieron entre los árboles del jardín para que Yavé Dios no los viera. 9.Yavé Dios llamó al hombre y
le dijo: «¿Dónde estás?» 10. Este contestó: «He oído tu voz en el jardín, y tuve miedo porque estoy
desnudo; por eso me escondí.» Yavé Dios replicó:11. «¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo?
¿Has comido acaso del árbol que te prohibí?» 12. El hombre respondió: «La mujer que pusiste a mi
lado medio del árbol y comí.» 13. Yavé dijo a la mujer: «¿Qué has hecho?» La mujer respondió: «La
serpiente me engañó y he comido.» 14. Entonces Yavé Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho
esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás
sobre tu vientre y comerás tierra por todos los días de tu vid

Gn 3, 15. 15. Haré que haya enemistad entre ti y la


mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella te pisará la
cabeza mientras tú herirás su talón.»

Hb 10, 5-10 5. Por eso, al entrar Cristo en el mundo dice:


Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, sino que me formaste
un cuerpo. 6.No te agradaron los holocaustos ni los
sacrificios por el pecado, 7. entonces dije: Aquí estoy yo, oh
Dios, como en un capítulo del libro está escrito de mí, para
hacer tu voluntad. 8.Comienza por decir: No quisiste
sacrificios ni ofrendas, ni te agradaron holocaustos o
sacrificios por el pecado. Y sin embargo esto es lo que pedía
la Ley. 9.Entonces sigue: Aquí estoy yo para hacer tu
voluntad. Con esto anula el primer orden de las cosas para
establecer el segundo. 10.Esta voluntad de Dios, de que
habla, es que seamos santificados por la ofrenda única del
cuerpo de Cristo Jesús.

La creación, fuente de la oración

2569 La oración se vive primeramente a partir de las


realidades de la creación. Los nueve primeros capítulos del
Génesis describen esta relación con Dios como ofrenda por
Abel de los primogénitos de su rebaño (Cf. Gn 4, 4), como
invocación del nombre divino por Enós (Cf. Gn 4, 26), como
"marcha con Dios" (Gn 5, 24). La ofrenda de Noé es
"agradable" a Dios que le bendice y, a través de él, bendice
a toda la creación (Cf. Gn 8, 20-9, 17), porque su corazón
5

es justo e íntegro; él también "marcha con Dios" (Gn 6, 9).


Una muchedumbre de hombres pertenecientes a todas las
religiones siempre ha vivido esta característica de la
oración.
En su alianza indefectible con todos los seres vivientes (Cf.
Gn 9, 8-16), Dios llama siempre a los hombres a orar.
Pero, en el Antiguo Testamento, la oración se revela sobre
todo a partir de nuestro padre Abraham.
Gn 4, 1-7 1. El Adán se unió a Eva, su mujer, la cual quedó embarazada y dio a luz a Caín. En esta
oportunidad dijo: «Gracias a Yavé me conseguí un hijo.» 2. Después dio a luz a Abel, el hermano de
Caín. Abel fue pastor de ovejas, mientras que Caín labraba la tierra. 3.Pasado algún tiempo, Caín
presentó a Yavé una ofrenda de los frutos de la tierra. 4.También Abel le hizo una ofrenda,
sacrificando los primeros nacidos de sus rebaños y quemando su grasa. 5.A Yavé le agradó Abel y
su ofrenda, mientras que le desagradó Caín y la suya. Ante esto Caín se enojó mucho y su rostro se
descompuso. 6.Yavé le dijo: «¿Por qué andas enojado y con la cabeza baja? Si obras bien, podrás
levantar tu vista. 7.Pero tú no obras bien y el pecado está agazapado a las puertas de tu casa. Él
te acecha como fiera, pero tú debes dominarlo.»

Gn 8, 20-22. 20.Noé construyó un altar a Yavé, y


tomando de todos los animales puros y de todas las aves
puras, los ofreció en sacrificio sobre el altar. 21.Al
aspirar el agradable aroma, Yavé decidió: «Nunca más
maldeciré la tierra por causa del hombre, pues veo que
sus pensamientos están inclinados al mal ya desde la
infancia. Nunca más volveré a castigar a todo ser
viviente como acabo de hacerlo. 22.Mientras dure la
tierra, habrá siembra y cosecha, pues nunca cesarán ni el
frío ni el calor, ni el verano ni el invierno ni los días ni las
noches.»
6

Gn 9, 8-16 8.Dios dijo a Noé y a sus hijos: 9. «Miren, voy a hacer una
alianza con ustedes y con sus descendientes después de
ustedes;10. y también con todos los seres vivientes que
están con ustedes: aves, animales domésticos, y fieras
salvajes, en una palabra, con todas las bestias de la tierra que
han salido del arca. 11.El compromiso que contraigo con
ustedes es que, en adelante, ningún ser viviente morirá por las
aguas de un diluvio, ni habrá nunca más diluvio que destruya la
tierra.» 12.Y Dios dijo: «Esta es la señal de la alianza que
establezco entre ustedes y yo, y con todo animal viviente
que esté con ustedes, por todas las generaciones que han
de venir: 13.Pongo mi arco en las nubes para que sea una
señal de mi alianza con toda la tierra.14. Cuando yo cubra
de nubes la tierra y aparezca el arco en las nubes,15.me
acordaré de mi alianza con ustedes y con toda criatura que
tiene vida, y nunca más habrá aguas diluviales para acabar con
toda carne.16.Pues el arco estará en las nubes; yo al verlo
me acordaré de la alianza perpetua entre Dios y todo ser
terrestre, con todo ser animado que vive en una carne.»

La Promesa y la oración de la fe

2570 Cuando Dios le llama, Abraham parte "como se lo


había dicho el Señor" (Gn 12, 4): todo su corazón se
somete a la Palabra y obedece. La obediencia del corazón
a Dios que llama es esencial a la oración, las palabras tienen
un valor relativo. Por eso, la oración de Abraham se
expresa primeramente con hechos: hombre de silencio, en
cada etapa construye un altar al Señor. Solamente más
tarde aparece su primera oración con palabras: una
queja velada recordando a Dios sus promesas que no
parecen cumplirse (Cf. Gn 15, 2 - 3). De este modo
surge desde los comienzos uno de los aspectos de la
tensión dramática de la oración: la prueba de la fe en la
fidelidad a Dios.
7
Gn 12, 1- 5 1. Yavé dijo a Abram: «Deja tu país, a los de tu raza y a la familia de tu padre, y anda a la
tierra que yo te mostraré. 2.Haré de ti una gran nación y te bendeciré; voy a engrandecer tu nombre,
y tú serás una bendición. 3.Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. En ti
serán bendecidas todas las razas de la tierra.» 4. Partió Abram, tal como se lo había dicho Yavé, y
Lot se fue también con él. Abram tenía setenta y cinco años de edad cuando salió de Jarán. 5.Abram
tomó a su esposa Saray y a Lot, hijo de su hermano, con toda la fortuna que había acumulado y el
personal que había adquirido en Jarán, y se pusieron en marcha hacia la tierra de Canaán.

Hch 15, 1- 6 1. Después de estos sucesos, Yavé dirigió su palabra a Abram en una visión, y le dijo:
«No temas, Abram, yo soy tu protector. Tu recompensa será muy grande.» 2. Abram respondió: «Señor
Yavé, ¿qué me quieres dar? Soy un hombre sin hijos, y todo lo que poseo pasará a Eliezer de Damasco.
3.Ya que no me diste descendencia, tendré por heredero a uno de mis sirvientes.» 4. Entonces le llegó
una palabra de Yavé: «Tu heredero no será Eliezer, sino un hijo tuyo, nacido de tu propia carne y
sangre.» 5. Yavé lo sacó afuera y le dijo: «Mira al cielo y cuenta las estrellas, si puedes. Así será tu
descendencia.» 6.Y creyó Abram a Yavé, el que lo tuvo en adelante por un hombre justo.

2571 Habiendo creído en Dios (Cf. Gn 15, 6), marchando


en su presencia y en alianza con él (Cf. Gn 17, 2), el
patriarca está dispuesto a acoger en su tienda al Huésped
misterioso: es la admirable hospitalidad de Mambré,
preludio a la anunciación del verdadero Hijo de la promesa
(Cf. Gn 18, 1-15; Lc 1, 26-38). Desde entonces,
habiéndole confiado Dios su plan, el corazón de Abraham
está en consonancia con la compasión de su Señor hacia los
hombres y se atreve a interceder por ellos con una audaz
confianza (Cf. Gn 18, 16-33).

Gn 18, 1-6.9-20.14 15 1. Yavé se presentó a Abrahán junto a los árboles de Mambré mientras estaba
sentado a la entrada de su tienda, a la hora más calurosa del día. 2.Al levantar sus ojos, Abrahán vio a tres
hombres que estaban parados a poca distancia. En cuanto los vio, corrió hacia ellos y se postró en tierra, 3.
diciendo: «Señor mío, si me haces el favor, te ruego que no pases al lado de tu servidor sin detenerte. 4.Les haré
traer un poco de agua para que se laven los pies y descansen bajo estos árboles. 5.Les haré traer un poco de pan
para que recuperen sus fuerzas, antes de proseguir su viaje, pues creo que para esto pasaron ustedes por mi casa.»
8
Ellos respondieron: «Haz como has dicho.» 6. Abrahán fue rápidamente a la tienda, donde estaba Sara, y le dijo:
«¡De prisa, tres medidas de harina! amásala y haz unas tortas.» …9. Entonces le preguntaron: «¿Dónde está Sara,
tu esposa?» Él les respondió: «Está dentro, en la tienda.»10. El otro le dijo: «Dentro de un año volveré por aquí, y
para entonces Sara, tu mujer, tendrá un hijo.» Sara estaba escuchando a la entrada de la tienda, a la espalda del
que hablaba. … 14. ¿Hay acaso algo imposible para Yavé? Pues bien, volveré a visitarte dentro de un año, y para
entonces Sara tendrá un hijo.» 15. Sara trató de defenderse, pues tuvo miedo, y dijo: «Yo no me he reído.» Pero él
contestó: «Cierto que te has reído. “Abrahán intercede por Sodoma

2572 Como última purificación de su fe, se le pide al "que


había recibido las promesas" (Hb 11, 17) que sacrifique al
hijo que Dios le ha dado. Su fe no vacila: "Dios proveerá el
cordero para el holocausto" (Gn 22, 8), "pensaba que
poderoso era Dios aun para resucitar de entre los
muertos" (Hb 11, 19).

La FE es la certeza de lo que
se espera, la convicción de lo que
no se puede ver
Heb 11, 1

Así, el padre de los creyentes se hace semejante al Padre


que no perdonará a su propio Hijo, sino que lo entregará
por todos nosotros (Cf. Rm 8, 32). La oración restablece
al hombre en la semejanza con Dios y le hace participar en
la potencia del amor de Dios que salva a la multitud (Cf. Rm
4, 16-21).
Heb 11. 1-4.7-9.17-18 1. La fe es como aferrarse a lo que se espera, es la certeza de cosas
que no se pueden ver. 2.Esto mismo es lo que recordamos en nuestros antepasados. 3.Por la fe
creemos que las etapas de la creación fueron dispuestas por la palabra de Dios y entendemos que
el mundo visible tiene su origen en lo que no se palpa. 4.Por la fe de Abel, su sacrificio fue mejor
que el de su hermano Caín. Por eso fue considerado justo, como Dios lo dio a entender aprobando sus
ofrendas. Y aun después de muerto, por su fe sigue clamando. 7.Por la fe Noé escuchó el anuncio
de acontecimientos que no se podían anticipar; y construyó el arca en que iba a salvarse con su familia.
La fe de Noé condenaba a sus contemporáneos, y por ella alcanzó la verdadera rectitud, fruto de la
fe. 8.Por la fe Abrahán, llamado por Dios, obedeció la orden de salir para un país que recibiría en
herencia, y partió sin saber adónde iba. 9.La fe hizo que se quedara en la tierra prometida, que todavía
9
no era suya. Allí vivió en tiendas de campaña, lo mismo que Isaac y Jacob, a los que beneficiaba la misma
promesa. 17.Por la fe Abrahán fue a sacrificar a Isaac cuando Dios quiso ponerlo a prueba; estaba
ofreciendo al hijo único que debía heredar la promesa, 18.y Dios le había dicho: Por Isaac tendrás
descendientes que llevarán tu nombre.

2573 Dios renueva su promesa a Jacob, cabeza de las doce


tribus de Israel (Cf. Gn 28, 10- 22). Antes de
enfrentarse con su hermano Esaú, lucha una noche
entera con "alguien" misterioso que rehúsa revelar su
nombre pero que le bendice antes de dejarle, al alba. La
tradición espiritual de la Iglesia ha tomado de este relato
el símbolo de la oración como un combate de la fe y una
victoria de la perseverancia (Cf. Gn 32, 25-31; Lc 18,
1-8).
10

Moisés y la oración del mediador


Gn 32, 25-31 25.Y Jacob se quedó solo. Entonces alguien luchó con él hasta el amanecer. 26.Este,
viendo que no lo podía vencer, tocó a Jacob en la ingle, y se dislocó la cadera de Jacob mientras luchaba
con él. 27.El otro le dijo: «Déjame ir, pues ya está amaneciendo». Y él le contestó: «No te dejaré
marchar hasta que no me des tu bendición.» 28. El otro, pues, le preguntó: «¿Cómo te llamas?» El
respondió: «Jacob.» 29. Y el otro le dijo: «En adelante ya no te llamarás Jacob, sino Israel, o sea
Fuerza de Dios, porque has luchado con Dios y con los hombres y has salido vencedor.» 30.
Entonces Jacob le hizo la pregunta: «Dame a conocer tu nombre» Él le contestó: «¿Mi nombre? ¿Para
qué esta pregunta?» Y allí mismo lo bendijo. 31.Jacob llamó a aquel lugar Panuel, o sea Cara de Dios,
pues dijo: "He visto a Dios cara a cara y aún estoy vivo".

Lc 18, 1-8; 1. Jesús les mostró con un ejemplo que debían orar siempre, sin desanimarse jamás: 2.
«En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaba la gente. 3.En la misma ciudad
había también una viuda que acudía a él para decirle: Hazme justicia contra mi adversario. 4.Durante
bastante tiempo el juez no le hizo caso, pero al final pensó: Es cierto que no temo a Dios y no me
importa la gente, 5. pero esta viuda ya me molesta tanto que le voy a hacer justicia; de lo contrario
acabará rompiéndome la cabeza.» 6.Y el Señor dijo: «¿Se han fijado en las palabras de este juez
malo? 7. ¿Acaso Dios no hará justicia a sus elegidos, si claman a él día y noche, mientras él deja que
esperen? 8.Yo les aseguro que les hará justicia, y lo hará pronto. Pero cuando venga el Hijo del
Hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?».

2574 Cuando comienza a realizarse la promesa (Pascua,


Éxodo, entrega de la Ley y conclusión de la Alianza), la
oración de Moisés es la figura cautivadora de la oración de
intercesión que tiene su cumplimiento en "el único
Mediador entre Dios y los hombres, Cristo-Jesús" (1
Tm 2, 5).
PACTO DE DIOS CON MOIESE
11

2575 También aquí, Dios interviene, el primero. Llama a


Moisés desde la zarza ardiendo (Cf. Ex 3, 1-10). Este
acontecimiento quedará como una de las figuras principales
de la oración en la tradición espiritual judía y cristiana. En
efecto, si "el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob"
llama a su servidor Moisés es que él es el Dios vivo que
quiere la vida de los hombres. Él se revela para
salvarlos, pero no lo hace solo ni contra la voluntad de los
hombres: llama a Moisés para enviarlo, para asociarlo a su
compasión, a su obra de salvación. Hay como una
imploración divina en esta misión, y Moisés, después de
debatirse, acomodará su voluntad a la de Dios salvador.
Pero en este diálogo en el que Dios se confía, Moisés
aprende también a orar: se humilla, objeta, y sobre
todo pide y, en respuesta a su petición, el Señor le
confía su Nombre inefable que se revelará en sus
grandes gestos.
Ex 3, 1-10 1. Moisés cuidaba las ovejas de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián. Una vez llevó las
ovejas muy lejos en el desierto y llegó al cerro de Horeb, esto es, el Cerro de Dios. 2.Entonces fue
cuando el Ángel de Yavé se presentó a él, como una llama ardiente en medio de una zarza. Moisés
estuvo observando: la zarza ardía, pero no se consumía. 3.Y se dijo: «Voy a dar una vuelta para mirar
esta cosa tan extraordinaria: ¿por qué la zarza no se consume?» 4. Yavé vio que Moisés se acercaba
para mirar; Dios lo llamó de en medio de la zarza: «¡Moisés, Moisés!», y él respondió: «Aquí estoy.»
5.Yavé le dijo: «No te acerques más. Sácate tus sandalias porque el lugar que pisas es tierra sagrada.»
6. Luego le dijo: «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de
Jacob.» Al instante Moisés se tapó la cara, porque tuvo miedo de que su mirada se fijara sobre Dios.
7.Yavé dijo: «He visto la humillación de mi pueblo en Egipto, y he escuchado sus gritos cuando lo
maltrataban sus mayordomos. Yo conozco sus sufrimientos, 8.y por esta razón estoy bajando, para
librarlo del poder de los egipcios y para hacerlo subir de aquí a un país grande y fértil, a una tierra que
mana leche y miel, al territorio de los cananeos, de los heteos, de los amorreos, los fereceos, los jeveos
y los jebuseos. 9.El clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí y he visto cómo los egipcios los
oprimen. 10.Ve, pues, yo te envío a Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.»
12

2576 Pues bien, "Dios hablaba con Moisés cara a cara,


como habla un hombre con su amigo" (Ex 33, 11). La
oración de Moisés es típica de la oración contemplativa
gracias a la cual el servidor de Dios es fiel a su misión.
Moisés "habla" con Dios frecuentemente y durante largo
rato, subiendo a la montaña para escucharle e implorarle,
bajando hacia el pueblo para transmitirle las palabras de su
Dios y guiarlo. "Él es de toda confianza en mi casa; boca a
boca hablo con él, abiertamente" (Nm 12, 7-8), porque
"Moisés era un hombre humilde más que hombre alguno
sobre la faz de la tierra" (Nm 12, 3).
Ex 33, 11. Yavé hablaba con Moisés, cara a cara, como habla un hombre con su prójimo. Después Moisés
volvía al campamento, pero su ayudante, el joven Josué, hijo de Nun, no se alejaba de la Tienda.
Nm 12, 3.7-8; 3. Ahora bien, Moisés era un hombre muy humilde. No había nadie más humilde que él en
la faz de la tierra. 7.Pero no ocurre lo mismo con mi servidor Moisés; le he confiado toda mi Casa 8.y le
hablo cara a cara. Es una visión clara, no son enigmas; él contempla la imagen de Yavé. ¿Cómo, pues, no
tienen miedo de hablar en contra de mi servidor, en contra de Moisés?

2577 De esta intimidad con el Dios fiel, tardo a la


cólera y rico en amor (Cf. Ex 34, 6), Moisés ha sacado
la fuerza y la tenacidad de su intercesión. No pide por
él, sino por el pueblo que Dios ha adquirido. Moisés
intercede ya durante el combate con los amalecitas (Cf.
13

Ex 17, 8-13) o para obtener la curación de Myriam (Cf.


Nm 12, 13-14). Pero es sobre todo después de la
apostasía del pueblo cuando "se mantiene en la brecha"
ante Dios (Sal 106, 23) para salvar al pueblo (Cf. Ex 32,
1-34, 9). Los argumentos de su oración (la intercesión es
también un combate misterioso) inspirarán la audacia de
los grandes orantes tanto del pueblo judío como de la
Iglesia. Dios es amor, por tanto, es justo y fiel; no
puede contradecirse, debe acordarse de sus acciones
maravillosas, su Gloria está en juego, no puede abandonar
al pueblo que lleva su Nombre.

David y la oración del rey

2578 La oración del pueblo de Dios se desarrolla a la


sombra de la Morada de Dios, el Arca de la Alianza y más
tarde el Templo. Los guías del pueblo - pastores y profetas
- son los primeros que le enseñan a orar. El niño Samuel
aprendió de su madre Ana cómo "estar ante el Señor" (Cf.
1 S 1, 9-18) y del sacerdote Elí cómo escuchar Su
Palabra: "Habla, Señor, que tu siervo escucha" (Cf. 1 S 3,
9-10). Más tarde, también él conocerá el precio y el
peso de la intercesión: "Por mi parte, lejos de mí pecar
contra el Señor dejando de suplicar por vosotros y de
enseñaros el camino bueno y recto" (1 S 12, 23).
14

2579 David es, por excelencia, el rey "según el corazón


de Dios", el pastor que ruega por su pueblo y en su
nombre, aquél cuya sumisión a la voluntad de Dios, cuya
alabanza y arrepentimiento serán modelo de la oración del
pueblo. Ungido de Dios, su oración es adhesión fiel a la
promesa divina (Cf. 2 S 7, 18-29), confianza amante y
alegre en aquél que es el único Rey y Señor. En los
Salmos, David, inspirado por el Espíritu Santo, es el primer
profeta de la oración judía y cristiana. La oración de
Cristo, verdadero Mesías e hijo de David, revelará y llevará
a su plenitud el sentido de esta oración.

2580 El Templo de Jerusalén, la casa de oración que


David quería construir, será la obra de su hijo,
Salomón. La oración de la Dedicación del Templo (Cf. 1 R
8, 10-61) se apoya en la Promesa de Dios y su Alianza, la
presencia activa de su Nombre entre su Pueblo y el
recuerdo de los grandes hechos del Éxodo. El rey eleva
entonces las manos al cielo y ruega al Señor por él, por
todo el pueblo, por las generaciones futuras, por el
perdón de sus pecados y sus necesidades diarias, para
que todas las naciones sepan que Dios es el único Dios y
que el corazón del pueblo le pertenece por entero a Él.
15

Elías, los profetas y la conversión del corazón

2581 Para el pueblo de Dios, el Templo debía ser el


lugar donde aprender a orar: las peregrinaciones, las
fiestas, los sacrificios, la ofrenda de la tarde, el
incienso, los panes de "la proposición", todos estos signos
de la Santidad y de la Gloria de Dios, Altísimo pero muy
cercano, eran llamadas y caminos de la oración. Sin
embargo, el ritualismo arrastraba al pueblo con frecuencia
hacia un culto demasiado exterior. Era necesaria la
educación de la fe, la conversión del corazón. Esta fue
la misión de los profetas, antes y después del
Destierro.

2582 Elías es el padre de los profetas, "de la raza de los


que buscan a Dios, de los que persiguen su Faz" (Sal 24,
6). Su nombre, "El Señor es mi Dios", anuncia el grito del
16

pueblo en respuesta a su oración sobre el Monte Carmelo


(Cf. 1 R 18, 39). Santiago nos remite a él para incitarnos
a orar: "La oración ferviente del justo tiene mucho
poder" (St 5, 16b-18).

2583 Después de haber aprendido la misericordia en su


retirada al torrente de Kérit, aprende junto a la viuda de
Sarepta la fe en la palabra de Dios, fe que confirma con su
oración insistente: Dios devuelve la vida al hijo de la
viuda (Cf. 1 R 17, 7-24). Lc 7, 11-17

En el sacrificio sobre el Monte Carmelo, prueba decisiva


para la fe del pueblo de Dios, el fuego del Señor es la
respuesta a su súplica de que se consume el holocausto
"a la hora de la ofrenda de la tarde": "¡Respóndeme,
¡Señor, respóndeme!" son las palabras de Elías que repiten
exactamente las liturgias orientales en la Epíclesis
eucarística (Cf. 1 R 18, 20-39).

Finalmente, repitiendo el camino del desierto hacia el lugar


donde el Dios vivo y verdadero se reveló a su pueblo, Elías
17

se recoge como Moisés "en la hendidura de la roca"


hasta que "pasa" la presencia misteriosa de Dios (Cf. 1
R 19, 1-14; Ex 33, 19-23). Pero solamente en el monte
de la Transfiguración se dará a conocer Aquél cuyo
Rostro buscan (Cf. Lc 9, 30- 35): el conocimiento de la
Gloria de Dios está en el rostro de Cristo crucificado y
resucitado (Cf. 2 Co 4, 6).
2584 En el "cara a cara" con Dios, los profetas sacan
luz y fuerza para su misión. Su oración no es una huida
del mundo infiel, sino una escucha de la palabra de
Dios, a veces un litigio o una queja, siempre una intercesión
que espera y prepara la intervención del Dios salvador,
Señor de la historia (Cf. Am 7, 2. 5; Is 6, 5. 8. 11; Jr
1, 6; 15, 15-18; 20, 7-18).

Los Salmos, oración de la Asamblea

2585 Desde David hasta la venida del Mesías, las Sagradas


Escrituras contienen textos de oración que atestiguan el
sentido profundo de la oración para sí mismo y para los
demás (Cf. Esd 9, 6-15; Ne 1, 4-11; Jon 2, 3-10; Tb
3, 11-16; Jdt 9, 2-14). Los salmos fueron reunidos poco
a poco en un conjunto de cinco libros: los Salmos (o
"alabanzas"), son la obra maestra de la oración en el
Antiguo Testamento.
2586 Los Salmos alimentan y expresan la oración del
pueblo de Dios como Asamblea, con ocasión de las
grandes fiestas en Jerusalén y los sábados en las
18

sinagogas. Esta oración es indisociablemente individual y


comunitaria; concierne a los que oran y a todos los
hombres; asciende desde la Tierra santa y desde las
comunidades de la Diáspora, pero abarca a toda la
creación; recuerda los acontecimientos salvadores del
pasado y se extiende hasta la consumación de la historia;
hace memoria de las promesas de Dios ya realizadas y
espera al Mesías que les dará cumplimiento definitivo.
Los Salmos, usados por Cristo en su oración y que en él
encuentran su cumplimiento, continúan siendo esenciales
en la oración de su Iglesia (Cf. IGLH 100-109).

2587 El Salterio es el libro en el que la Palabra de Dios


se convierte en oración del hombre. En los demás libros
del Antiguo Testamento "las palabras proclaman las obras"
(de Dios por los hombres) "y explican su misterio" (DV 2).
En el salterio, las palabras del salmista expresan,
cantándolas para Dios, sus obras de salvación. El mismo
Espíritu inspira la obra de Dios y la respuesta del hombre.
Cristo unirá ambas. En El, los salmos no cesan de
enseñarnos a orar.

salmos de la biblia
2588 Las múltiples expresiones de oración de los Salmos
se encarnan a la vez en la liturgia del templo y en el
19

corazón del hombre. Tanto si se trata de un himno como de


una oración de desamparo o de acción de gracias, de súplica
individual o comunitaria, de canto real o de peregrinación o
de meditación sapiencial, los salmos son el espejo de las
maravillas de Dios en la historia de su pueblo y en las
situaciones humanas vividas por el salmista. Un salmo puede
reflejar un acontecimiento pasado, pero es de una
sobriedad tal que se puede rezar verdaderamente por los
hombres de toda condición y de todo tiempo.

2589 Hay unos rasgos constantes en los Salmos: la


simplicidad y la espontaneidad de la oración, el deseo de
Dios mismo a través de su creación, y con todo lo que
hay de bueno en ella, la situación incómoda del creyente
que, en su amor preferente por el Señor, se enfrenta
con una multitud de enemigos y de tentaciones; y que, en
la espera de lo que hará el Dios fiel, mantiene la
certeza del amor de Dios, y la entrega a la voluntad
divina. La oración de los salmos está siempre orientada
a la alabanza; por lo cual, corresponde bien al conjunto de
los salmos el título de "Las Alabanzas". Reunidos los
Salmos en función del culto de la Asamblea, son invitación a
la oración y respuesta a la misma: "Hallelu -Ya!" (Aleluya),
"¡Alabad al Señor!"
¿Qué hay mejor que un Salmo? Por eso, David dice muy
bien: "¡Alabad al Señor, porque es bueno salmodiar: a
nuestro Dios alabanza dulce y bella!". Y es verdad. Porque
el salmo es bendición pronunciada por el pueblo, alabanza
20

de Dios por la Asamblea, aclamación de todos, palabra


dicha por el universo, voz de la Iglesia, melodiosa profesión
de fe (San Ambrosio, Sal. 1, 9).

RESUMEN

2590 "La oración es la elevación del alma hacia Dios o la


petición a Dios de bienes convenientes" (San Juan
Damasceno, f. o. 3, 24).

2591 Dios llama incansablemente a cada persona al


encuentro misterioso con El. La oración acompaña a toda
la historia de la salvación como una llamada recíproca
entre Dios y el hombre.

2592 La oración de Abraham y de Jacob aparece como


una lucha de fe vivida en la confianza a la fidelidad de
Dios, y en la certeza de la victoria prometida a quienes
perseveran.

2593 La oración de Moisés responde a la iniciativa del


Dios vivo para la salvación de su pueblo. Prefigura la
oración de intercesión del único mediador, Cristo Jesús.

2594 La oración del pueblo de Dios se desarrolla a la


sombra de la Morada de Dios, el arca de la alianza y el
Templo, bajo la guía de los pastores, especialmente el rey
David, y de los profetas.
21

2595 Los profetas llaman a la conversión del corazón y,


buscando siempre el rostro de Dios, como Elías,
interceden por el pueblo.

2596 Los salmos constituyen la obra maestra de la


oración en el Antiguo Testamento. Presentan dos
componentes inseparables: individual y comunitario.
Abarcan todas las dimensiones de la historia,
conmemorando las promesas de Dios ya cumplidas y
esperando la venida del Mesías.

2597 Rezados y cumplidos en Cristo, los Salmos son un


elemento esencial y permanente de la oración de su
Iglesia. Se adaptan a los hombres de toda condición y de
todo tiempo.

¿Qué son los salmos en la Iglesia Católica?


Los “Salmos” son al mismo tiempo poemas religiosos y plegarias. El verbo
“Zimmer”, típico en el lenguaje bíblico de los salmos quiere decir: “tocar
música / tocar un instrumento / cantar”. Los salmos hacen referencia ante
todo una expresión musical.
22

Hebrea. Fuera de ( ) Septuaginta y Vulgata


1-8
1-8
9-10
9
11-113
10-112
114-115
113
116
114-115
117-146
116-145
147
146-147
148-150
148-150
Dentro de ( )
En los Misales se emplea la numeración griega, ya que es la que usa la
Vulgata

Bibliografía:
[1] Contiene el salterio el salterio iuxta Haebreos y el llamado Galicano,
(una versión latina atribuida a San Jerónimo en el año 386 en la que tomó
como base para su traducción la Hezapla de Orígenes; esta versión fue
llevada a las islas británicas por los evangelizadores romanos y adoptada por
la liturgia Irlandesa fue introducida nuevamente en el continente y arrogada
por la reforma carolingia).
23

[2]Cfr. Rubén M. Leikam, “Las oraciones sálmicas de los salmos


imprecatorios”: EO 17 (2000), 9-52.
[3] Rubén M. Leikam, Te alabaré por siempre. Introducción la liturgia de las
Horas, Ciudad de México, 2002, 177-178.

También podría gustarte