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o Satanás, cuestiona la autoridad de Dios y promueve una mentira Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis.
Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que
era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido y él comió con ella. —Génesis 3:4, 6
Nuestro enemigo, Satanás, es un mentiroso;
no debemos escucharlo nunca Él [el diablo] ha sido homicida desde el principio, y no permaneció en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla, porque es mentiro- so y padre de mentira. —Juan 8:44b 3 ADÁN Y EVA DESOBEDECIERON A DIOS Y POR ELLOS ENTRARON AL MUNDO EL PECADO Y LA MUERTE Y llamó Jehová Dios a Adán, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y le dijo Dios: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. —Génesis 3:9-13 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. —Romanos 5:12 Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. —Romanos 3:23 Desde ese día hasta hoy, cada persona nace con la naturaleza del pecado en su corazón, y algún día morirá porque la muerte llegó por el pecado. 5 DIOS ENVIÓ A SU HIJO PARA RESCATARNOS Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. —Juan 3:16 Y aconteció en aquellos días que salió un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese em- padronado. Este empadronamiento primero fue hecho siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José también subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su esposa, desposada con él, la cual estaba a punto de dar a luz. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y le envolvió en pañales, y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. —Lucas 2:1-7 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por Él. —1 Juan 4:9 Porque un niño nos es nacido, un hijo nos es dado; y el principado será sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Prínci- pe de Paz. —Isaías 9:6 Para entrar en la raza humana, el Hijo de Dios tuvo que venir como un bebé humano. 7 PASTORES Y HOMBRES SABIOS CELEBRARON EL NACIMIENTO DE JESÚS Y había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, el ángel del Señor vino sobre ellos, y la gloria del Señor los cercó de resplandor; y tuvieron gran temor. Mas el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Y esto os será por señal; hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente fue con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, que alababan a Dios, y decían: Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres. Y aconteció que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, que el Señor nos ha manifestado. Y vinieron aprisa, y hallaron a María, y a José, y al niño acostado en el pesebre. —Lucas 2:8-16 Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y entrando en la casa, vieron al niño con María su madre, y postrándose lo adoraron; y abriendo sus teso- ros, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra. —Mateo 2:10-11 Jesús también se llama Emmanuel, que significa “Dios con nosotros.” 9 JESUCRISTO ES REALMENTE EL HIJO DE DIOS Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre Él. Y he aquí una voz del cielo que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo contentamiento. —Mateo 3:16-17
Otro nombre para Jesús es el VERBO
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste era en el principio con Dios. Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. —Juan 1:1-4
Y el Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros
(y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. —Juan 1:14
Dios, habiendo hablado muchas veces y en muchas
maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todo, por quien asimismo hizo el universo. —Hebreos 1:1-2
Jesús es Dios—Él vino en forma humana.
11 JESÚS NO CEDIÓ A LA TENTACIÓN DE SATANÁS Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después que hubo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a Él el tentador, y le dijo: Si eres el Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Pero Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, y lo puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres el Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te sostendrán para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. Otra vez el diablo lo llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo, y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a Él sólo servirás. Entonces el diablo le dejó, y he aquí, ángeles vinieron y le servían. —Mateo 4:1-11
Jesús usó la Palabra de Dios para
superar cada tentación. 13 DIOS NOS DIO SU LEY PARA ENSEÑARNOS A VIVIR No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. Te acordarás del día sábado para santificarlo. Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. No matarás. No cometerás adulterio. No hurtarás. No hablarás falso testimonio contra tu prójimo. No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la esposa de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. —Éxodo 20:3-4, 7-8, 12-17 Jesús nos dio dos Grandes Mandamientos Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. —Mateo 22:37-39 Cuando obedecemos la ley de Dios, mostramos amor por Dios y amor por todas las personas. 15 JESÚS ELIGIÓ AYUDANTES— “VEN Y SÍGUEME” Y caminando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar, porque eran pescadores. Y Jesús les dijo: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres. Y dejando al instante sus redes, le siguieron.
Y pasando de allí un poco más adelante, vio a Jaco-
bo, hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, que estaban también en la barca remendando sus redes. Y al instante los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, fueron en pos de Él. —Marcos 1:16-20
Y cuando subió al monte, llamó a sí a los que Él quiso,
y vinieron a Él. Y ordenó a doce, para que estuviesen con Él, y para enviarlos a predicar. —Marcos 3:13-14
Pero Jesús, llamándolos, dijo: Dejad los niños venir
a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. —Lucas 18:16
Hoy también Jesús nos dice:
“Ven y sígueme.” 17 UN PROFUNDO SERMÓN DE JESÚS Bienaventurados los pobres en espíritu; porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran; porque ellos serán consolados. Bienaventurados los man- sos; porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia; porque ellos serán sa- ciados. Bienaventurados los misericordiosos; porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón; porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores; porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia; porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Regocijaos y alegraos; porque vuestro galardón es grande en el cielo; porque así persiguieron a los profe- tas que fueron antes de vosotros. —Mateo 5:3-12 Jesús también nos enseñó a orar Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por siempre. Amén. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros. Mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. —Mateo 6:9-15 19 ALGUNOS MILAGROS QUE JESÚS HIZO MIENTRAS ESTABA EN LA TIERRA Jesús limpió a un leproso Y he aquí vino un leproso y le adoraba, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús exten diendo su mano le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante quedó limpio de su lepra. —Mateo 8:2-3 Jesús calmó la tormenta Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; mas Él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos, que perecemos. Y Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar, y se hizo grande bonanza. —Mateo 8:24-26 Jesús alimentó a la multitud Un muchacho está aquí que tiene cinco panes de ceba- da y dos pececillos; pero ¿qué es esto entre tantos? En- tonces Jesús dijo: Haced recostar los hombres. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron, en número como de cinco mil varones. Y Jesús tomando los panes, habiendo dado gracias, los repartió a los discípulos, y los discípulos a los que estaban recostados; y asimismo de los peces, cuanto querían. Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. —Juan 6:9-12 Cuando los discípulos vieron los milagros que Jesús hizo, creyeron que Él era el Hijo de Dios. 21 JESUCRISTO TIENE PODER PARA LIMPIAR EL PECADO Jesús perdona los pecados de un paralítico y luego lo sana Entonces vinieron a Él unos trayendo a un paralítico, que era cargado por cuatro. Y no pudiendo llegar a Él por causa del gentío, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Y estaban sentados allí unos de los escribas, los cuales pensaban en sus corazones: ¿Por qué habla Éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? Y al instante Jesús, conociendo en su espíritu que pensaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué pensáis estas cosas en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho y vete a tu casa. Y al instante él se levantó, y tomando su lecho, salió delante de todos; de manera que todos estaban asombrados, y glorificaban a Dios, diciendo: ¡Nunca tal hemos visto! —Marcos 2:3-12 23 JESUCRISTO TIENE PODER SOBRE LA MUERTE Jesús resucita a Lázaro Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto: Y Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias te doy que me has oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la gente que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Láza- ro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. —Juan 11:39-44 Jesús levanta de la muerte al hijo de una viuda Y cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual también era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban, se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti digo: Levántate. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. —Lucas 7:12, 14-15 Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida. —Juan 11:25a 25 JESÚS DIO SU VIDA PARA SALVARNOS DE NUESTROS PECADOS Porque la paga del pecado es muerte; mas el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. —Romanos 6:23 Y éste es el testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. —1 Juan 5:11 El cual no hizo pecado; ni fue hallado engaño en su boca: Quien cuando le maldecían no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba a Aquél que juzga justamente: Quien llevó Él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero. —1 Pedro 2:22-24a Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo la pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre. —Juan 10:17-18 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; mas el que es incrédulo al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. —Juan 3:36 Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. —Juan 14:6
La muerte de Jesús en la cruz fue parte del plan de
Dios para darnos vida eterna junto a Él. 27 JESÚS RESUCITÓ Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Y he aquí, fue hecho un gran terremoto; porque el ángel del Señor descendió del cielo y llegando, removió la piedra de la puerta, y se sentó sobre ella. —Mateo 28:1-2 Y respondiendo el ángel, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muer- tos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, he aquí, os lo he dicho. Y ellas, saliendo aprisa del sepulcro, con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a sus discípulos, he aquí, Jesús les sale al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron. Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos para que vayan a Galilea, y allí me verán. —Mateo 28:5-10 Finalmente se apareció a los once, estando ellos sen- tados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. —Marcos 16:14 Jesús dijo, Porque yo vivo, vosotros también viviréis. —Juan 14:19b 29 CÓMO RECIBIR A JESÚS COMO TU SEÑOR Y SALVADOR PERSONAL Lamenta tus pecados con sinceridad (arrepiéntete) Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. —Romanos 3:23 Confiesa tus pecados a Jesús Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. —1 Juan 1:9 Renuncia (abandona) a tus pecados El que encubre sus pecados, no prosperará: Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. —Proverbios 28:13 Cree en Jesucristo como tu Salvador …Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú. —Hechos 16:31a Recibe a Jesús en tu corazón Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. —Juan 1:12 Una Guía de Oración Querido Padre Celestial: Gracias por enviar a Jesús a morir en la cruz para pagar por mis pecados. Lamento todas las cosas inco rrectas que he hecho. Te pido por favor que perdones mis pecados, vengas a mi corazón y vivas en el para siempre. Estoy confiando en ti ahora mismo para que limpies mi corazón. Acepto a Jesucristo como mi Señor y Salvador personal. Gracias por hacerme tu hijo. Hago esta oración en el nombre de Jesús, Amén. 31 QUÉ HACER PARA SEGUIR A JESÚS CON FIDELIDAD CADA DÍA Lee la Palabra de Dios, la Biblia, todos los días Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. —Salmos 119:105 El principio de tus palabras alumbra; hace entender a los simples. —Salmos 119:130 Habla con Dios en oración en cualquier momento del día o de la noche Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré; y Él oirá mi voz. —Salmos 55:17 Confía en el Señor todos los días Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no estribes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas. —Proverbios 3:5-6 Muestra amor a todas las personas Y sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como también Dios en Cristo os perdonó. —Efesios 4:32 Mantente caminando en la luz que Dios te da Mas si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. —1 Juan 1:7 Y otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la luz de la vida. —Juan 8:12 33 HABLANDO CON DIOS EN ORACIÓN Dios hizo una promesa a los que oran Y ésta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. —1 Juan 5:14-15 Debemos orar con fe y creer Por tanto os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. —Marcos 11:24 Cuando oramos, también debemos perdonar Y cuando estuviereis orando, perdonad, si tuviereis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en el cielo os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en el cielo os perdonará vuestras ofensas. —Marcos 11:25-26 Es bueno orar con otros creyentes Otra vez os digo: Que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pi- dieren, les será hecho por mi Padre que está en el cielo. Porque donde están dos o tres congregados en mi nom- bre, allí estoy yo en medio de ellos. —Mateo 18:19-20 La obediencia a Dios trae respuestas a la oración Y cualquier cosa que pidamos, la recibiremos de Él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de Él. —1 Juan 3:22 Orar es conversar sinceramente con Dios y permitir que Dios también hable a nuestros corazones. 35 EL ESPÍRITU DE DIOS NOS DA DONES PARA QUE LOS USEMOS AL SERVIR Ahora bien, hay diversidad de dones; pero el mismo Espíritu es. Y hay diversidad de ministerios; pero el mismo Señor es. —1 Corintios 12:4-5 Y Él mismo dio a unos, apóstoles; y a unos, profetas; y a unos, evangelistas; y a unos, pastores y maestros; a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo. —Efesios 4:11-12 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, mas no todos los miembros tienen la misma función; así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. Teniendo, pues, diversidad de dones según la gracia que nos es dada, si profecía, profeticemos conforme a la medida de la fe; o si ministerio, usémoslo en minis- trar; el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que da, hágalo con sencillez; el que preside, con diligencia; el que hace misericordia, con alegría. —Romanos 12:4-8 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia; porque a Cristo el Señor servís. —Colosenses 3:23-24 No todos los creyentes tienen el mismo don, pero Dios le da un don a cada creyente. 37 EL AMOR ES EL MAYOR REGALO Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. —1 Juan 4:16 El amor de Dios ha sido derramado en nuestros cora- zones por el Espíritu Santo que nos es dado. —Romanos 5:5b Éste es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. —Juan 15:12 Nuestros dones no cuentan para nada si no tenemos amor Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo caridad, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese el don de profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia; y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo cari- dad, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo caridad, de nada me sirve. La cari- dad es sufrida, es benigna; La caridad no tiene envidia, la caridad no es jactanciosa, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal; no se goza en la injusticia, mas se goza en la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. La caridad nunca deja de ser. —1 Corintios 13:1-8a Y ahora permanecen la fe, la esperanza y la caridad, estas tres; pero la mayor de ellas es la caridad. —1 Corintios 13:13 39 ALGUNOS PUEDEN SUFRIR POR SU FE EN CRISTO No tengas ningún temor de las cosas que has de padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros a la cárcel, para que seáis probados. …Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. —Apocalipsis 2:10 Cristo sufrió por nosotros Porque para esto fuisteis llamados; pues que también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que vosotros sigáis sus pisadas: El cual no hizo peca- do; ni fue hallado engaño en su boca: Quien cuando le maldecían no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba a Aquél que juzga justamente: Quien llevó Él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia; por las heri- das del cual habéis sido sanados. —1 Pedro 2:21-24 Memorizar las Escrituras te dará fuerza Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto no temeremos aunque la tierra sea removida; Aunque se traspasen los montes al corazón del mar. —Salmos 46:1-2 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. —Juan 16:33 Ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. —1 Juan 5:4b 41 JESÚS, EL BUEN PASTOR, ESTÁ CON NOSOTROS EN TODO EL CAMINO Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Restaurará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor a su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo; tu vara y tu caya- do me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa de Jehová moraré por largos días. —Salmos 23
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen;
y yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, mayor que todos es, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. —Juan 10:27-29
No te dejaré ni te desampararé. —Hebreos 13:5b
Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta
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